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INTRODUCCION
Como ha sostenido la Excma Corte Suprema “La Ley N° 20.084 viene a consagrar una
categoría más sofisticada que un mero cúmulo de preceptos reunidos en un mismo texto y
que aborda una materia común, sino que se eleva como un nuevo conjunto de reglas y
principios estructurados y enlazados entre sí por valores, fines y una lógica inspiradora
sustancialmente diversa a la que informa el sistema penal de adultos…el Código Penal y
las demás leyes penales especiales, tienen únicamente un carácter “supletorio” respecto
del sistema de responsabilidad penal consagrado en la Ley N° 20.084, es decir, cumplen
o integran lo que falta en esta ley, o remedian sus carencias… para lo cual
necesariamente el precepto extraño en el que se busca auxilio, deberá reforzar, servir y
vitalizar el sistema de responsabilidad penal adolescente creado por dicho cuerpo
normativo, descartando naturalmente toda norma que contraríe no sólo su texto, sino
también, conforme al inciso 2° del artículo 2° de La Ley N° 20.084, los derechos y
garantías que les son reconocidos a los adolescentes infractores, en la Constitución, en
las leyes, en la Convención sobre los Derechos del Niño y en los demás instrumentos
internacionales ratificados por Chile que se encuentren vigentes. De esa manera, será un
desacierto recurrir mecánica e irreflexivamente a todas las instituciones regladas en el
1
Referencias bibliográficas: Bustos Ramírez, Derecho Penal del Niño-Adolescente. (Estudio de la Ley de
Responsabilidad Penal del Adolescente).Ediciones Jurídicas de Santiago, 2007. Cillero Miguel,
Adolescentes y sistema penal: proposiciones desde la Convención sobre Derechos del Niño. Justicia y
Derechos del Niño Nº 2. Cillero Miguel, La responsabilidad penal de adolescentes y el interés superior
del niño. Justicia y Derecho del Niño N° 7. Couso Jaime, La especialidad del derecho penal de
adolescente. Fundamentos empíricos y normativos y consecuencias para una aplicación diferenciada
del derecho penal sustantivo. Rev. de Derecho PUC de Valparaíso 2012 1er semestre. Hernández B
Héctor, El nuevo derecho penal de adolescentes y la consecuente necesaria revisión de su “teoría del
delito”. Documento de Trabajo N° 8 UDPJ 2007. Horvitz María Inés, Determinación de las sanciones en la
ley de responsabilidad penal juvenil y procedimiento aplicable, Documento de Trabajo Nº 1 UDPJ, Marzo
2006. Pacheco Q. Jaime, La pluralidad de infracciones en los sistemas que regulan la responsabilidad
penal del menor en España y Chile”, Revista Actualidad Jurídica N° 21, 2010.
Código Penal y demás leyes especiales, que la Ley N° 20.084 no trata expresamente o
cuya aplicación no descarte de manera explícita, pues el intérprete, más aún el judicial,
debe también verificar si la materia regulada por el precepto dubitado va a colmar o
complementar un área que requiere integración a la luz de los principios y postulados que
rigen el sistema de responsabilidad penal adolescente”. (CS Rol N° 4419/13)
a) Ningún Adolescente puede ser juzgado como un adulto (1, 40 CDN), lo que debe
traducirse en garantías y procedimientos especiales, o bien, en un estándar más exigente
en el cumplimiento de ciertas garantías procesales, pues las características del
adolescente, que lo hacen más vulnerable desde el punto de vista de estas garantías,
hacen necesarias mayores restricciones a la intervención penal del estado en materia de
derecho a la defensa, al juicio pronto, etc. (40.3 CDN, 2.3, 12, 22 Beijing, 81 RPMPL, 5.2
Riad). Esto es recogido de manera, lamentablemente, muy tímida por la Ley N° 20.084 en
sus Art.29 y ss.
c) Ningún niño puede ser juzgado y sancionado como adolescente (40.3.a CDN, 4
Beijing): La CDN obliga a establecer una edad mínima antes de la cual se presumirá que
los niños no tienen capacidad para infringir las leyes penales, lo que necesariamente debe
entenderse en el sentido de que por debajo de esa edad no se impondrá ninguna sanción
-especial o no-.
d) Reconocimiento del adolescente como un sujeto que tiene todos los derechos CDN (2 y
3 CDN, 10.3 Beijing, 1, 13 RPMPL), especialmente respecto del joven sometido a
privación de libertad, lo que es consecuencia del principio de no discriminación en el
ejercicio de los derechos y del principio del interés superior del adolescente, en relación a
todos los derechos que se le reconocen en la CDN.
Esto que parece tan claro, presenta un problema a dilucidar cuando leemos el inc.2 del
mencionado Art.3 LRPA, que señala: “En el caso que el delito tenga su inicio entre los
catorce y los dieciocho años del imputado y su consumación se prolongue en el tiempo
más allá de los dieciocho años de edad, la legislación aplicable será la que rija para los
imputados mayores de edad”. La única interpretación razonable del texto citado, es que el
legislador se refiere a los llamados delitos permanentes.
La edad de los adolescentes es determinante para saber cuáles son las conductas típicas
por las que pueden ser sancionados. La LRPA, en su artículo 1 hace un mínimo esfuerzo
de descriminalización primaria respecto de la mayoría de las faltas, lo que implica los
adolescentes que tienen menos de 16 años, no son responsables por las faltas que
cometan y los mayores de esa edad sólo pueden serlo por las faltas que expresamente se
mencionan en el inc.3 del Art.1 LRPA.
Conductas típicas
De acuerdo al Art.1, inc.1 LRPA, los adolescentes son responsables por los delitos que
cometan, con la excepción de las faltas, pues en este caso, según el inc.3 de este
artículo, sólo son responsables los adolescentes mayores de 16 años y exclusivamente
de aquellas expresamente enumeradas en este inciso. Estas faltas son: desórdenes en
espectáculos públicos (Art.494 Nº 1 CP), amenazas (Art.494 Nº 4 CP), lesiones leves
(Art.494 Nº 5 CP), incendio (Art.494 Nº 19 en relación con el 477, CP), hurto (Art.494 bis
CP), daños (Art.495 Nº 21 CP), ocultamiento de nombre y apellido a la autoridad o dar
domicilio falso (Art.496 Nº 5 CP), tirar piedras u otros objetos arrojadizos (Art.496 Nº 26
CP) y las faltas tipificadas en la Ley Nº 20.000. Según el inc.2 de este Art.1 LRPA, en lo
no previsto por esta ley serán aplicables, supletoriamente, las disposiciones contenidas en
el CP y en las leyes penales especiales.
Una posición sostiene que la LRPA no da una definición expresa de lo que delito significa,
por lo que se debe estar a lo dispuesto al respecto en el Código Penal. Pues bien, para el
Código Penal, “delito” y “cuasidelito” son dos cosas distintas, lo que se advierte al
constatar que el Art 1 CP define delito, después el Art.2 CP define a los cuasidelitos, a
continuación, el Art.3 CP señala cómo se dividen los delitos de acuerdo a su gravedad y,
el Art.4 CP, señala que esta división es aplicable también a los cuasidelitos. En virtud de
lo anterior, sólo cabría concluir que la LRPA sólo sanciona delitos y no cuasidelitos.
Por otro lado se ha sostenido que la única división que la LRPA sólo se preocupa de una
división en cuanto a la gravedad de los delitos y siempre que ella sea relevante para los
fines que está regulando. Así, el Art.1 sólo se refiere a los delitos en general y a las faltas
en particular pues requiere descriminalizar algunas. De la misma manera el Art.5 necesita
referirse expresamente a los crímenes y a las faltas para precisar su tiempo de
prescripción. Lo mismo sucedía con el Art.6 original que dividía a las penas en penas de
delitos y penas de faltas, aunque este artículo fue modificado precisamente en este punto.
De lo anterior se desprendería que en realidad cuando la LRPA utiliza la voz delito, se
está refiriendo tanto a los dolosos como a los culposos (cuasidelitos) siguiendo, por lo
demás, la opción ya elegida por el Código Procesal Penal, cuerpo normativo que marcaría
un cambio en le nomenclatura que habitualmente se ha dado a los cuasidelitos.
Prescripción
De acuerdo al Art.5 LRPA, la “prescripción de la acción penal y de la pena será de dos
años, con excepción de las conductas constitutivas de crímenes, respecto de las cuales
será de cinco años, y de las faltas, en que será de seis meses”. Algunos aspectos que
parece necesario revisar son los siguientes:
Con respecto a la “media prescripción”, es necesario tener presente que éstas “no son
prescripciones de corto tiempo” a las que se refiere el inc.2 del Art.103 CP, puesto que
son las reglas generales de prescripción dirigidas a todos los adolescentes, según la ley
especial que regula su posición frente el ius puniendi, por lo tanto, sí será procedente, en
su caso, aplicar la “media prescripción” del Art.103, inc.1 CP.
Parece plausible sostener, además, que las reglas de prescripción del Art.5 LRPA
también modifican lo establecido en el Art.104 CP, respecto de las circunstancias
agravantes de los números 15 y 16 del Art.12 CP (reincidencia genérica y específica,
respectivamente). De esta manera, estas circunstancias agravantes, en el caso de los
adolescentes, no deberían tomarse en cuenta tratándose de crímenes, después de cinco
años, a contar de la fecha en que tuvo lugar el hecho, ni después de dos, en el caso de
los simples delitos. Si bien, el Art.5 LRPA sólo se refiere a la prescripción de la acción
penal y la pena, no es menos cierto que se trata de una dispisición general, contenida en
el Título Preliminar de la LRPA, estableciendo un principio que reconoce la especificidad
del sujeto adolescente, que puede ser extendido para el caso del Art.104 CP por analogía
in bonam partem.
En este sentido en ciertos casos, el significado que en la interacción juvenil tienen ciertos
hechos, determina que no se produce la lesión o puesta en peligro del bien jurídico que
fundamenta la punibilidad de la conducta o su castigo bajo un determinado tipo penal
agravado. A continuación se exponen algunos de los casos más relevantes:
El Art. 4º de la LRPA dispone que, respecto de tales atentados sexuales impropios “no
podrá procederse penalmente” a menos que entre autor y víctima exista una diferencia de
edad de a lo menos dos años, para el caso de la violación impropia, o de tres años, en los
demás casos (típicamente, los abusos sexuales impropios, del Art. 366 bis CP).
Otra alternativa es ver en ella la consagración de una excusa legal absolutoria, por
razones político-criminales, vinculadas con la dificultad o inconveniencia de prevenir las
relaciones sexuales entre preadolescentes (menores de 14 años) y adolescentes jóvenes
(es decir, sin la diferencia de edad exigida) por medio del derecho penal.
Una tercera alternativa es interpretar la regla del Art. 4º de la LRPA como una presunción
de falta de afectación del bien jurídico (es decir, falta de antijuridicidad material), por
inexistencia de asimetría en la relación, esto es, por ausencia de abuso. Esta concepción
entendería, que la sexualidad de los preadolescentes no es perjudicial para ellos siempre
que se dé en el contexto de relaciones entre pares, es decir, simétricas, no abusivas.
Consecuencia de esta concepción es la redefinición del bien jurídico protegido en los
delitos sexuales “impropios”, que no consistiría en una supuesta “intangibilidad sexual”,
sino en la libertad de autodeterminación sexual, que se puede ver afectada por relaciones
asimétricas, o, si se quiere, en la “indemnidad sexual”, en el sentido de la protección de
los preadolescentes de los potenciales daños en su desarrollo y salud mental que podrían
derivar de relaciones sexuales asimétricas o abusivas. Así, la lesión al bien jurídico no se
produce por el “contacto sexual” sino por el contacto sexual que se da en relaciones
asimétricas.
El Art.6 de la LRPA establece una escala general de sanciones, “en sustitución de las
penas contempladas en el Código Penal y en las leyes complementarias”. A continuación
se consignan las penas indicando el artículo que las define o regula.
Privativas de libertad
No privativas de libertad
A estas penas es necesario agregar las sanciones mixtas a que se refiere el Art.19
LRPA, en cuya virtud, en los casos en que fuere procedente una pena privativa de
libertad, el tribunal podrá imponer complementariamente una sanción de libertad asistida
en cualquiera de sus formas, por un máximo que no supere el tiempo de la condena
principal. La libertad asistida se puede imponer:
a) Con posterioridad a la ejecución de la pena privativa de libertad, siempre y
cuando en total no se supere la duración máxima de ésta, o
b) En forma previa a su ejecución, quedando, la pena principal, en suspenso y
en carácter condicional, para ejecutarse en caso de incumplimiento de la libertad asistida.
Esta forma de sanción mixta sólo procede en el caso de las penas que se extienden hasta
540 días.
No obstante hay que tener presente, de acuerdo al inciso primero del Art.19, que
en el caso del numeral 1 del artículo 23, el tribunal sólo podrá imponer
complementariamente la sanción de internación en régimen semicerrado, después
del segundo año del tiempo de la condena.
Primer límite: Si la sanción calculada en la forma señalada supera los límites máximos
establecidos para las penas privativas de libertad en el Art.18 LRPA, su extensión
definitiva debe ajustarse a dichos límites (Art.22). Es decir, la extensión de la sanción
privativa de libertad no puede exceder de cinco años para los adolescentes de 14 y 15
años ni de diez años en el caso de los adolescentes mayores de 16. A los adolescentes
de 14 y 15 años nunca les será aplicable la regla primera del Art.23, puesto que la
extensión de su pena siempre debe ajustarse al máximo establecido en el Art.18, esto es,
5 años.
Como señala Horvitz, basta la mera lectura del “Art.23 LRPA, para observar que existen
sanciones que, por su naturaleza, no son susceptibles de adaptarse a los tiempos de
duración que la ley les asigna”. De la misma manera hay sanciones que tienen otros
límites específicos que deben considerarse por el juez. Desde ya debe tenerse en cuenta
lo dispuesto en el inc. final del Art.23.
3.- Individualización la pena El Art.24 LRPA establece los criterios a los que el tribunal
debe atender, dejando constancia en su fallo, para “elegir” la concreta sanción que se va
a imponer a un adolescente. Estos criterios son:
Las únicas dos excepciones la constituyen la edad del infractor (Art.24 letra d) LRPA) –
salvo que ya se haya considerado en atención a lo dispuesto en el artículo 18 LRPA que
exige limitar la duración máxima de la privación de libertad para los adolescentes menores
de 16 años- y la idoneidad, que pasarían a ser los elementos fundamentales de la última
fase de individualización judicial de la sanción.
En todo caso, la “edad del adolescente sólo podría ser interpretada en un sentido
favorable al mismo, esto es, mientras más joven debe optarse por las penas menos
aflictivas y menos desocializadoras, pues está demostrado criminológicamente que
mientras más precoces son los contactos diferenciales con fuentes criminógenas más
pronto, rápido y definitivo será el inicio y consolidación de la carrera criminal”.
Respecto de aquellas sanciones que no son divisibles o no lo son en los términos del
Art.23 LRPA, es decir, la amonestación, la multa, la reparación del daño y los trabajos en
beneficio de la comunidad, Horvitz señala que “son aplicables sin restricciones los
criterios establecidos en el artículo 24 LRPA, no sólo respecto de su naturaleza sino
también con relación a su cuantía específica… si se determinara una pena concreta de
540 días, ¿qué extensión cabría atribuirle a la multa o la reparación del daño? Por ello
resultan relevantes los criterios del artículo 24 LRPA, disposición que es expresamente
invocada por el artículo 9 LRPA para la determinación del monto o cuantía de la multa, lo
que ratifica el planteamiento de que tales criterios sirven no sólo para seleccionar la
naturaleza de la sanción aplicable, sino también para la determinación de la cuantía de la
misma cuando nos encontramos frente a esta clase de sanciones”, es decir, “sólo en el
caso de estas penas no existirá una doble valoración prohibida, esto es, en un sentido
desfavorable al imputado”
En cuanto al criterio de la idoneidad se trata de un criterio “de evidente connotación
resocializadora. Siguiendo lo planteado por el profesor Cillero, el punto de partida de la
“idoneidad” debe entenderse como la entiende la CDN y las Reglas internacionales: un
límite a la privación de libertad (art. 37 b CDN) y como una exigencia de tener “medidas
distintas a la privación de libertad para asegurar un trato apropiado para su bienestar” (art.
40.4 CDN), señalando expresamente que se autoriza la aplicación de la sanción privativa
de libertad: “siempre que no haya otra respuesta adecuada” (regla 17.1.c de las Reglas de
Beijing). No es conveniente entender, en cambio, “la idoneidad” como un criterio relativo a
la idoneidad del condenado para beneficiarse de la sanción, esto es, de su aptitud para
ser rehabilitado o reinserto socialmente, puesto que la carga del cambio se traspasa en
este caso desde quien administra la medida a quien la recibe, y el fundamento último de
la sanción termina siempre siendo la “peligrosidad”
Tercer límite (reglas específicas): El inciso final del Art.23 establece que la duración de
las sanciones de libertad asistida, libertad asistida especial y prestación de servicios a la
comunidad, se regirá por lo dispuesto en los artículos 11, 13 y 14 de la presente ley.
Además la propia ley establece otras consideraciones que deben ser atendidas por el
tribunal.
Imposición conjunta de más de una pena: La ley autoriza, en las situaciones regladas
en los números 3 y 4 del Art.23, la imposición conjunta de dos de las penas referidas en
dichas reglas, siempre que su naturaleza permita el cumplimiento simultáneo de ellas.
Obviamente ello se justifica en la medida que favorezca el mejor cumplimiento de la
finalidades expresadas en el Art. 20, debiendo el tribunal consignarlo
circunstanciadamente en resolución fundada (Art.25).
DE LA EJECUCIÓN DE SANCIONES
Una de las mayores novedades de la Ley de Responsabilidad de los Adolescentes por
Infracciones a la Ley Penal se encuentra en la ejecución de las sanciones. En especial, el
someter dicha ejecución a una ley. En coherencia con lo anterior, la LRPA entrega
nuevas atribuciones a los jueces para intervenir durante la ejecución de las sanciones.
Así, siguiendo lo hecho por el Código Procesal Penal (Art. 466 y SS.), entrega al Juez de
Garantía competencia en la ejecución de las penas; pero, a diferencia de dicho cuerpo
legal, le concede posibilidades de actuaciones mayores, manteniendo, además, las ya
existentes. En este sentido, la ejecución no solamente se ha “legalizado” sino también ha
sido “judicializada”. Para entender en qué consiste esta judicialización es necesario
examinar las competencias que se entregan al Juez de Garantía como Juez de Ejecución.
El Art.14 del Código Orgánico de Tribunales modificado, en su nueva letra g) señala que
corresponde al Juez de Garantía “conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que
la ley de responsabilidad penal juvenil les encomienden”. Respecto de la ejecución de la
sanción, esas “cuestiones y asuntos” se encuentran en los Art.50 y SS. LRPA.
Existen dos grandes ámbitos en la competencia material del juez de Garantía como Juez
de Ejecución: el control de la ejecución de las sanciones y la determinación de la pena en
la ejecución:
1) Control de la Ejecución de las Sanciones: El juez habrá de conocer y resolver “los
conflictos de derecho que se susciten durante la ejecución de alguna de las sanciones
que contempla” la LRPA (Art. 50 LRPA). Esto permite que se discutan y resuelvan todas
las cuestiones vinculadas con los derechos fundamentales de los adolescentes, es decir,
que en esa perspectiva se examine el cumplimiento de las obligaciones de respetar y
garantizar que el Estado asumió al ratificar la Convención sobre Derechos del Niño y los
demás tratados internacionales de derechos humanos.
La sustitución de la condena se puede producir de dos formas: una que podemos llamar
sustitución simple (Art.53) y otra que podemos denominar sustitución condicional (Art.54).
Ambas operan de la misma manera, pero en la segunda se refuerza el control de la
sanción al imponerse la nueva pena condicionada a su cumplimiento. Con ello se permite
que en caso de incumplimiento se siga ejecutando la primera, evitándose con ello el uso
de las normas sobe quebrantamiento. La relevancia de esto se puede ver con un ejemplo:
si se sustituyere una sanción de internación en régimen cerrado por la de libertad asistida,
en caso de quebrantamiento de esta última, si se usara el Art.52 LRPA, en el peor de los
casos la sanción a imponer sería de internación en régimen semicerrado (Art.52 Nos. 4 y
5 LRPA); en cambio, si la sustitución fuere condicional, se volvería a la internación en
régimen cerrado.
Requisitos de Procedencia
El art. 53 LRPA establece tres condiciones para que se produzca la sustitución:
Requisitos de Procedencia
a). Inicio de la ejecución. Este requisito recoge exigencias ligadas con fines preventivos
generales o vinculados al merecimiento de la sanción. En la remisión se estableció, con
base en ellos, una restricción para iniciar la discusión de determinación de pena. En
efecto, el Art.55 LRPA permite la remisión “del saldo de condena” y, en esa medida, exige
que se haya iniciado el cumplimiento de la sanción que se pretende remitir.
Más aún, el Art.55 inc.3 establece una norma más exigente respecto de las sanciones
privativas de libertad: en ellas es necesario que se haya cumplido “más de la mitad del
tiempo de duración de la sanción originalmente impuesta”. Esto, no solamente impone un
tiempo mínimo de cumplimiento, sino que además lo ancla en la pena contenida en la
sentencia condenatoria dictada tras el juicio oral. Por lo tanto, aunque haya operado una
sustitución de la sanción, el cálculo para que pueda decretarse la remisión debe hacerse
en base al tiempo de la sanción privativa de libertad original.
c).Gravedad. Lo primero es hacer notar que el proyecto de ley enviado por el Presidente
de la República al Congreso requería incumplimientos graves, reiterados e injustificados,
debiendo el juez ponderar según la gravedad del caso. No obstante, en el Senado “se
eliminó la exigencia de que el incumplimiento sea “grave, reiterado e injustificado”,
entregándose al juez la facultad de ponderar dicho incumplimiento”. De lo anterior no es
posible desprender que cualquier incumplimiento baste para declarar el quebrantamiento
pues, tal como quedó dicho en la discusión parlamentaria y, finalmente en el texto del
Art.52 LRPA, se quiso que el juez ponderara “según la gravedad del incumplimiento”.
Cuando se regulan tiempos máximos se indica el límite superior de un marco penal que
no tiene un mínimo. Por lo tanto, en estos casos el juez está facultado a imponer la
sanción reemplazante dentro de ese marco y podría, por ejemplo, imponerla por un
tiempo menor. En la situación de lo que se ha llamado “tiempos máximos” se encuentran:
el quebrantamiento de la multa, la reparación del daño, la prestación de servicios en
beneficio de la comunidad, la libertad asistida (sin incumplimiento reiterado), la internación
en régimen semicerrado si hay incumplimiento reiterado.