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Tucídides PDF
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Fernando García Romero y Felipe Hernández Muñoz - Tucídides
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Fernando García Romero y Felipe Hernández Muñoz - Tucídides
TUCÍDIDES
ISBN-978-84-9714-009-6
1. DATOS BIOGRÁFICOS
2. SINOPSIS DE LA OBRA
3. LA CUESTIÓN TUCIDIDEA
4. METODOLOGÍA HISTÓRICA
5. LENGUA Y ESTILO
6. PERVIVENCIA
BIBLIOGRAFíA
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1. DATOS BIOGRÁFICOS
La vida de Tucídides comprende la segunda mitad del siglo V a.C., una época
en la que Atenas conoció un florecimiento cultural pocas veces igualado a lo largo de
la historia de la humanidad. Especialmente en los años que precedieron al estallido de
la contienda que narra nuestro historiador, en 431 a.C., Atenas es el centro
económico, intelectual y político del mundo griego, una ciudad cosmopolita a la que,
en el polo opuesto de Esparta, acuden en masa los extranjeros para realizar
operaciones comerciales, misiones diplomáticas o integrarse en un ambiente cultural
abierto y dinámico, cuyo motor principal es el círculo intelectual creado en torno a
Pericles y su segunda mujer Aspasia de Mileto, en el cual se integran filósofos como
Anaxágoras y el sofista Protágoras, literatos como el poeta trágico Sófocles y el
historiador Heródoto, artistas como el escultor Fidias y el arquitecto Hipodamo de
Mileto, etc. La figura de Pericles y los intelectuales de su círculo, así como todo el
ambiente cultural de la Atenas de la época, ejercen una influencia muy notable sobre
el pensamiento de Tucídides.
2. SINOPSIS DE LA OBRA
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Resto del libro V (5.25-116). Se ocupa del período de paz fallida (421-415
a.C.), con la reanudación de la guerra tras la paz de Nicias, el episodio de Melos y el
"diálogo de los melios", que defienden, sin conseguirlo, su neutralidad ante los
atenienses (5.85-116).
Libros VI y VII. Contienen la expedición a Sicilia (415-412 a.C.). Debemos
destacar: la "segunda Arqueología" o introducción sobre el poderío de Sicilia,
especialmente de Siracusa (6.1-59); el debate en Atenas sobre la expedición a Sicilia
(6.8-26); el episodio de la "mutilación de los hermes" (6.27-29); la espectacular salida
de la flota desde el Pireo (6.30-32); la llamada de Alcibíades a Atenas (6.53-62); la
petición de ayuda de los siracusanos a Esparta (6.88-91), y la derrota y retirada de los
atenienses (7.60-85).
El libro VIII narra los primeros años de la guerra en Decelia y Jonia, hasta la
campaña estival del 411 a. C., con la desmoralización ateniense (8.1), la guerra
centrada en el Egeo (8.13-44), el regreso de Alcibíades al bando ateniense (8.45-66),
la caída, primero, de la democracia en Atenas (la "revolución de los Cuatrocientos":
8.63-72) y de la oligarquía, después (8.89-98).
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3. LA CUESTIÓN TUCIDIDEA
A partir del libro de Schwartz, las teorías analíticas conocen una evolución que
las va aproximando poco a poco a posiciones más cercanas a las que defienden los
unitarios. Poco después de que vieran la luz las tesis de Schwartz, Max Pohlenz
(1919-1920) las modificó en el sentido de que no concebía un cambio brusco en las
ideas de Tucídides coincidiendo con el final de la guerra, sino una evolución paulatina
y gradual, de manera que resulta imposible marcar dos períodos diferenciados
claramente por las causas a las que el historiador atribuía el estallido del conflicto. Las
teorías de Schwartz y Pohlenz, no obstante unidas a una visión muy personal de la
obra de Tucídides, se tratan de compaginar en el libro de W. Schadewaldt (1929),
quien parte, al igual que en sus estudios homéricos, del análisis individual de
determinadas partes de la Historia tucididea, en concreto los libros VI-VII (la
expedición a Sicilia) y el pasaje en el que el historiador expone su método histórico
(1.20-23). Sostiene Schadewaldt que es posible delimitar una evolución en el
pensamiento de Tucídides, que habría compuesto la primera parte de su obra con el
objetivo de exponer los hechos de la manera menos subjetiva posible, pero
paulatinamente, y de modo especial después de 404, la exposición objetiva de los
acontecimientos deja paso al deseo de interpretarlos e intentar hallar las pautas del
comportamiento humano que permitan establecer las leyes universales que rigen la
historia: "el investigador de lo cierto se habría transformado en investigador de lo
verdadero" . Schadewaldt sostiene, pues, que hay que contar, digámoslo así, con "dos
Tucídides", pero el segundo Tucídides no excluye al primero, sino que lo complementa
y lo profundiza.
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Unos pocos años antes de la publicación del libro de Ullrich, Roscher había
sostenido ya que la redacción completa de la Historia fue realizada por Tucídides a su
regreso a Atenas tras la finalización del conflicto. Casi cien años más tarde, Patzer
(1937) vuelve a defender una tesis semejante en un libro que supone, junto a los
trabajos de J.H. Finley, el inicio de la demostración de que la obra de Tucídides no
carece en absoluto de unidad formal, sino que ha sido elaborada de acuerdo con una
estricta planificación previa, la cual implica necesariamente un período de composición
unitario que sólo puede datarse tras 404, cuando el historiador pudo abarcar con su
mirada la totalidad de la guerra, sus causas, sucesos y consecuencias. En los
aspectos formales ha insistido más recientemente Rawlings (1981), quien ha tratado
de demostrar, con notable acierto en general, que Tucídides articuló la estructura de
su obra a partir de la idea de que la guerra comprendió dos períodos bélicos de diez
años cada uno separados por una tregua de siete años, y que el historiador compuso
la descripción de cada uno de esos dos períodos bélicos teniendo siempre presentes
los sucesos del otro, lo cual sería indicio de que la obra fue redactada unitariamente o
bien sufrió una profunda reelaboración que le dio unidad, siempre en un momento
posterior a la finalización de la guerra .
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4. METODOLOGÍA HISTÓRICA
los atenienses, asentado sobre el comercio marítimo, los había convertido en líderes
de uno de los bandos, con el recelo del otro. Nunca hasta entonces los recursos
materiales y los preparartivos (paraskeué) habían sido tan importantes y nunca
tampoco se había concentrado tanto poder. La "Arqueología" se configura así como
una reflexión preliminar sobre el concepto de poder político (dýnamis) y la "ambición
de poder" (pleonexía) del ser humano y de los Estados.
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Para nuestro historiador la verdad es algo que sólo se halla "con mucho
esfuerzo" (epipónos), afirmación que recoge "en anillo" lo dicho por él en 1.20 a
propósito de "lo carente de molestias" (atalaíporos) que es para la mayoría esta
"búsqueda de la verdad" . Por eso la obra de Tucídides quiere ser un ktêma es aieí,
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3.81 equiparará la violación de los recintos sagrados con el asesinato. Por eso,
tampoco se puede ver en Tucídides a un escritor amoral, como pretendiera A.G.
Woodhead (1970), a un pragmático defensor de la Machtpolitik, de la "política del más
fuerte" o del criterio de conveniencia (tò xymphéron) por encima del de justicia (tò
díkaion). Con Hornblower (1987: p.72) y Calonge (1990: pp.76-7 y 82-3), parece
razonable no atribuir a Tucídides todas las ideas que en su Historia, sobre todo en los
"diálogos" y discursos, aparecen en boca de los distintos personajes, a veces
contradictorias entre sí, sino las que el propio autor emite sin atribuirlas a otros. La
más repetida es, precisamente, la queja por la quiebra de valores morales que trae
consigo toda guerra, especialmente si es civil (stásis) , como podemos leer en 2.52-3,
al final del pasaje sobre la "peste", y 3.81ss., a propósito de las luchas intestinas.
5. LENGUA Y ESTILO
Los arcaísmos pueden explicarse por su larga ausencia (casi veinte años de
destierro) de Atenas, que contribuyeron a que mantuviera giros arcaicos o que
comenzaban a serlo cuando redactó definitivamente su obra, mientras que los rasgos
jónicos responden más bien a la influencia que una prosa ya desarrollada ejercería
sobre la naciente prosa ática. Para Rosenkranz, la mayor parte de los llamados
"jonismos" tucidideos son en realidad rasgos compartidos con el ático arcaico, más
tarde eliminados en el cialecto ático.
pero si completamente / eres ignorante de las Musas, deja lo que no entiendes, / pues
no soy accesible a todos: pocos son los que aprecian / a Tucídides, hijo de Éloro,
ateniense de linaje."
Cabe considerar como otro rasgo que acerca la prosa a la poesía el intenso
dramatismo de algunos pasajes tucidideos en los que el autor logra mantener al lector
en tensión, como ocurre en el relato de la campaña en Sicilia. El procedimiento
empleado -ya utilizado en la épica homérica- consiste en anticipar, primero, y retrasar,
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Entre todos ellos debemos destacar la antítesis. Como señala Rusten (1989:
pp.23-5), a Tucídides no le bastaba la tradicional oposición de conceptos mediante las
partículas mén / dé, por lo que utilizará también las contraposiciones te / kaí, te / te e
incluso contraposiciones tripartitas del tipo oute / te / te (2.39.2), te / te / te (2.40.1) y
oute / oute / te (2.47.4). Otro tipo de contraste es el llamado "esquema kat' ársin kaì
thésin" o afirmación negativa-positiva (enfatizar una idea expresándola primero de
forma negativa y luego de forma positiva), empleando los esquemas medén / allá, ou /
dé, o la partícula comparativa mâllon: ou / allá mâllon ("no esto, sino más bien esto
otro": 2.43.1) y ou...mâllon / allá ("no esto mejor, sino esto otro": 2.43.2). En estos
casos de contraposiciones en forma comparativa no hay propiamente una
comparación o preferencia, sino una aceptación enfática de uno de los términos y un
completo rechazo del otro, por ejemplo: 2.40.1 (mâllon / é) y 2.41.2 (ou...mâllon / é).
6. PERVIVENCIA
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lugar, habría de ser ignorada por la posteridad y relegada al silencio y al olvido" (Carta
a Pompeyo 3). Como compensación, la obra de Tucídides recibió los elogios de
críticos no menos influyentes como Plutarco (Sobre la gloria de los atenienses 347a) y
Pseudo-Longino (Sobre lo sublime 22.3), además naturalmente de los vertidos por su
biógrafo Marcelino, y, en definitiva, en el único tratado sobre teoría historiográfica que
de la Antigüedad ha sobrevivido, Cómo debe escribirse la historia de Luciano de
Samosata, del s.II p.C., es Tucídides y no Heródoto quien aparece, en el cap.42, como
"legislador" del género historiográfico.
que ya Boccaccio, uno de los primeros hombres occidentales que pudo aprender
griego, siquiera rudimentariamente, tuvo quizá in mente la descripción tucididea de la
peste cuando se refiere, al comienzo del Decamerón, a la epidemia que arrasó Europa
mediado el siglo XIV. Pero la primera versión de Tucídides en Occidente tras los siglos
oscuros fue la traducción al aragonés realizada hacia 1385 bajo el mecenazgo de Juan
Fernández de Heredia, Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén y
destacado personaje del ambiente cultural de la corte papal de Aviñón, y conservada
en el manuscrito 10801 de la Biblioteca Nacional de Madrid, procedente de la
biblioteca del Marqués de Santillana. Para la traducción, que contiene únicamente los
discursos acompañados por una breve introducción, se siguió un complejo proceso,
explicable por el hecho de que el griego clásico era apenas conocido en Occidente: el
texto original fue vertido por el erudito bizantino Demetrio Calodiqui al griego de la
época, de donde a su vez fue traducido al aragonés probablemente por el dominico
Nicolás, obispo de la ciudad etolia de Drenípolis.
estudio de los clásicos griegos, y llegó a ser obra introducida por la "peligrosidad" de
sus ideas en el Indice de libros prohibidos que en 1583 realizó el inquisidor Cardenal
Quiroga.
quien se repite a menudo que es quizá en muchos aspectos su más fiel discípulo;
también seguramente en Nietzsche y su teoría del Wille zur Macht; e incluso se ha
sugerido que la descripción del desarrollo político y económico del mundo griego que
Tucídides realiza al comienzo de su Historia presenta perspectivas que lo relacionan
con los postulados marxistas.
Por lo que a nuestro siglo respecta, han sido muchos los autores que, tratando
de demostrar lo que Woodhead ha llamado "la perpetua contemporaneidad de los
estudios tucidideos", se han preocupado por señalar paralelismos entre los hechos
historiados por Tucídides y los acontecimientos que nuestro siglo ha vivido (cf. Alsina,
1975), llegando incluso a extremos quizá exagerados quienes como Lord, en un libro
en el que se establecen similitudes entre la Guerra del Peloponeso y la Segunda
Guerra Mundial, llegan a afirmar que Tucídides está más cerca del siglo XX que del
siglo V a.C. En todo caso, no por utópica es en absoluto descabellada la recordada
frase de uno de los más destacados estudiosos de la obra de Tucídides en nuestro
siglo, el profesor Gomme: "a veces pienso que nadie debería ocuparse de política
internacional sin haber leído antes a Tucídides". Eso es lo que hace al menos el viejo
político de la novela de Isabel Colegate Estatuas en un jardín, ambientada en la
Inglaterra de 1914: "Después de todo, no me siento sentimental esta noche, como creí
por un momento. No. Contento simplemente. Alegaré que tengo que trabajar,
escaparé pronto, me acostaré y leeré a Tucídides".
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BIBLIOGRAFíA
EDICIONES:
G.B. Alberti, Roma 1972-1992 (libros I-V).
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