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RESUMEN CUENTO "LA CAMA MAGICA DE

BARTOLO"

Resumen cuento "La Cama Mágica de Bartolo", lo puedes utilizar para niños del
primer ciclo de educación, tercero o cuarto básico:

Autor: Mauricio Paredes.

El cuento trata de un niño llamado Bartolo, que tenía una cama, la cual de pronto
comenzó a volar. Bartolo nunca imaginó que su cama lo llevaría hasta la cordillera
de Los Andes, hacia una ciudad secreta y maravillosa donde conoció a algunos
amigos: Oliverio, el zorro; quien hablaba graciosamente; a Pascual, el conejo;
Valentín el Puma y una niña llamada Sofía.

Bartolo era un niño como todos, iba a la escuela, jugaba, subía en las ramas de
los árboles para cazar lagartijas, corría, etc., volvía a su casa cansado, muy sucio
y aunque a su mamá le molestaba, a él no le importaba porque decía que si un día
llegara limpio a casa a su mamá le podía dar un ataque y eso no le gustaba
porque quería verla saludable.

Una de las noches en que Bartolo se fue a acostar muy agotado, miraba el techo
de su habitación y pensaba mucho en las tantas cosas que le gustaría realizar,
pero decía que para poder lograrlas tendría que vivir miles de años, imaginaba
también sus proyectos, lo malo, acotaba, es que de esa manera no sacaría nada,
mejor se puso a mirar fijamente el techo sin pensar ni parpadear por alrededor de
algunos minutos, hasta que sus ojos se irritaron. De repente, su cama comenzó a
moverse, a ascender lentamente y en el cielo de la pieza aparecía un agujero, al
comienzo Bartolo se asustó al ver todo esto, pero después se puso muy feliz y se
divertía mirando la intemperie, hasta que pudo salir por ahí con su cama, volando
como un cohete alejándose cada vez más de su casa.

Bartolo se fue volando en su cama que lo llevó por las montañas, hasta aterrizar
en la nieve, no podía creer lo que estaba viviendo, estaba en la misma cordillera
de Los Andes!!Bartolo tenía tanto frío que no quiso bajar de la cama en ese
momento, por lo que prefirió cobijarse y esperar un rato, hasta que se quedó
dormido. Más tarde, Bartolo despertó de un gran ruido, aún medio dormido pensó
que había soñado. Cuando bajó de la cama se dio cuenta que no fue un sueño,
muy sorprendido no lo podía creer, era verdad!! -dijo-, estaba feliz, bailaba y
cantaba , todo era hermoso, más de lo que imaginó. Cuando sintió hambre,
decidió ir a buscar comida y subir a un cerro para observar. Grande fue su
sorpresa cuando vio que al otro lado de la colina había una ciudad fantástica,
cesped, ríos y lagos; autos de colores, árboles con distintos frutos a la vez, las
casas con forma de reloj de arena y los habitantes eran conejos y zorros.

Bartolo bajó inmediatamente a la ciudad que lo dejó


maravillado, en busca de comida. Paseaba por allí, cuando
de pronto, se le atravesó un zorro en motocicleta, tan rápido
que lo pasó a llevar, dándose una vuelta de carnero. El zorro
le pidió disculpas por haberlo "trompetillado" con su
"motosilueta" , así hablaba el zorro de una manera extraña
pero a la vez divertida, se presentó como el gran
"Mermeladuque Roelzo", pero en realidad se llamaba Oliverio.
Fue así que mientras hablaba con Bartolo, el zorro lo tomó
raudamente de un brazo y lo llevó en su motocicleta,
advirtiéndole que se sujetara muy bien. Siguieron
conversando, hasta llegar a una de las casas con forma de
reloj de arena que además, eran transparentes, lo que le
llamó mucho la atención. En la casa vivían muchos conejitos:
mamá coneja; papá conejo e hijos conejos, los que recibieron
muy amables a Bartolo. Fue allí que conoció al conejo
Pascual (papá conejo) y contó lo que le había sucedido.
Posteriormente, Pascual recordó a Oliverio que debían salir
rápido e invitó también a Bartolo, quien en un comienzo no
quería ir porque estaba preocupado por volver a casa y por
su cama que ya no volaba, al parecer, decía, estaba agotada,
pero Pascual insistió diciendo que donde iban había una niña
humana como él. Pascual estaba intranquilo, le contó a
Bartolo que tenían un gran problema y era que el sol ya no
saldría al día siguiente y nunca más, por eso necesitaban
ayuda también de la niña llamada Sofía.

La aventura comienza primeramente, cuando van los tres,


Pascual, Oliverio y Bartolo, apresuradamente en la
motocicleta, hasta llegar a un lago. Posteriormente el conejo
Pascual pregunta a Bartolo si sabe hacer surf, quien
respondió que no, pero le hizo empeño, se dio cuenta que las
olas no llegaban a la playa, sino que iban al revés. Partieron
rumbo al cometido, cada uno en una tabla de surf, al
comienzo fue difícil para Bartolo, pero luego se divirtió mucho,
hasta que llegaron a una ciudad parecida a la que recién
había conocido. Llegaron a una casa, llamaron a la puerta
pero no salió nadie. Justo cuando Bartolo se había
desilusionado un poco, sale una niña a saludar a Pascual y a
Oliverio, entonces, todos se presentaron, ella se llamaba
Sofía, quien les dio a cada uno, leche y galletas para que se
recuperaran del viaje. Enseguida, Pascual explicó a Sofía que
necesitaban de su ayuda, porque así como estaban las
cosas, el sol no saldría a la mañana siguiente, lo que a ella le
pareció horrible y la dejaba muy nerviosa, pero decidida en
resolver el problema, les dijo que primero debían pedir ayuda
a Valentín (el puma) y fueron en busca de él al fondo
del Lagosinfondo. Mientras iban nadando, Bartolo preguntaba
a Sofía, cómo había llegado hasta ese lugar, le contestó que
en avión, el cual se cayó y no recuerda mucho, sólo que vio a
su mamá abrazarla y luego despertó en la casa de Pascual,
así, Sofía fue contando su historia y Bartolo la escuchaba
atentamente mientras se dirigían al fondo del lago.

Dejaron de nadar porque ya se aproximaban, todos debían


zambullirse, Bartolo tenía miedo porque pensaba que se iba a
ahogar, Sofía le pidió que confiara en ellos, que respirara
profundo y se sumergiera, que el oxígeno no era necesario
allí y que no le pasaría nada. Fue así que, efectivamente
Bartolo quedó sorprendido al comprobar que sí podía respirar
y pronto llegaron a la ciudad, era como las otras que habían
visto, pero solamente la habitaban pumas, Bartolo no dejaba
de asombrarse al mirar todo a su alrededor. Más tarde,
Pascual les dijo que debían buscar a Valentín y lo
encontraron sentado en la Plaza principal de ese lugar,
conversando muy contento con otros pumas, al verlos los
saludó muy gustoso, se fijó también en Bartolo, pero Sofía se
lo presentó diciendo que era su amigo, el puma contestó que
si era amigo de ella también lo era de él. Sofía explicó al
puma todo lo que estaba pasando, le contó que la cosa
andaba mal, porque el sol no saldría el día de mañana y pidió
su ayuda, ya que él era muy vigoroso y de gran carácter,
Valentín le respondió que como se iba a negar ante un ángel
como ella, Bartolo se quedó pensando en lo que había dicho
el puma y estaba muy de acuerdo en que Sofía parecía un
ángel. Mientras conversaban, el zorro comía y comía junto a
otros pumas, de tanto comer no se podía su cuerpo, tuvieron
que amarrarle globos para que subiera a la superficie, así, se
fueron todos nadando, mientras Valentín ayudaba
remolcando a Oliverio.

El momento de cumplir la misión se acercaba. También, se


aproximaba la ocasión en que Bartolo sabría por qué el sol no
saldría mañana y debían salvar al planeta de quedarse sin
este astro para siempre. Se prepararon, Sofía, Valentín,
Oliverio, Pascual y por supuesto Bartolo, todos vestidos con
equipos de montaña, llevaban morrales, linternas, zapatos
especiales, etc. y comenzaron su caminata por los cerros.
Cuando llegaron a la cima de colina, Bartolo se sorprendió al
ver que han llegado al lugar exacto por donde sale el sol
todas las mañanas y justo allí había un cráter gigantezco, se
quedó mirando boquiabierto el tremendo orificio donde había
caído el meteorito. Así, enterándose del problema, Valentín
los instó a resolver el dilema, fue entonces que todos se
propusieron empujar y tratar de sacar al meteoro que estaba
entorpeciendo la salida del sol. Comenzaron a empujar y
empujar por todos lados, opinaban cómo podrían hacerlo,
empujaron hasta quedar muy agotados, pero la gran roca no
se movía por nada. Pascual estaba muy preocupado y
pensaba, cuando de pronto, se le ocurrió que debían mover el
meteorito desde el otro lado de la tierra, ya que el cráter era
la salida de un inmenso túnel que pasa por el centro del
planeta y debían ir hasta allá para sacar al meteorito, pero la
cosa estaba muy difícil, una de las razones era que no
alcanzarían a llegar antes que saliera el sol, a no ser que
fueran volando, en ese momento, a Bartolo se le ocurrió que
podrían ir en su cama mágica, fue así que todos contentos
estuvieron de acuerdo en que era una excelente idea.

Ocurrido lo anterior, todos los amigos se dirigieron al lugar en


donde había aterrizado la cama mágica de Bartolo y subieron,
Pascual el conejo; Valentín el puma; Sofía, la niña y el mismo
Bartolo, pero Oliverio, el zorro, no quería subir sin su casco y
corrió a buscarlo, esto puso muy nerviosos a todos, al punto
en que pensaron dejarlo abajo si no se apresuraba. Bartolo
intentaba concentrado hacer volar su cama, pero no
resultaba, sólo luego de rogar un buen rato y con eso dar
tiempo para que llegara Oliverio de vuelta, quien justamente
llegó corriendo con la lengua afuera y de un gran salto subió
a la cama. Bartolo volvió a concentrarse junto a los demás
amigos que también imploraban para que la famosa cama se
moviera. Bartolo con la angustia se preguntaba, ¿Qué
pasaría si el sol no saliera jamás?, ¿Dormiríamos toda la
vida?. Aburrido de rogar tanto a su cama para que partiera,
es que decidió hablarle bien fuerte, hasta que al fin salió
volando raudamente como un cohete. Todos se agarraron
firmemente a la cama, miraban y miraban hacia todos lados
desde arriba, la ciudad y el mar. Valentín, el puma, observaba
con mucha atención el horizonte en busca del agujero en el
océano, porque ya era tarde y el sol estaba a punto de
ocultarse, de pronto advirtió, ¡¡Ahí está!!,
¡apurémonos!, luego, bajaron de piquero hacia la entrada del
túnel que era un inmenso remolino en el centro del mar, por
suerte alcanzaron a entrar antes que el sol se pusiera, pero a
medida que avanzaban, se tornaba más oscuro el túnel y
tuvieron que usar sus linternas, hasta llegar al otro lado
donde estaba trabado el meteorito. Aterrizaron suavemente,
debían actuar rápido antes que fuera tarde para salvar al
mundo, entonces fue Valentín quien les dijo a todos que
debían ponerse a trabajar para sacar al meteorito, empujaron
mucho pero ni siquiera se movió el bólido, después Oliverio
les dijo que tenía una "mermelomática idea", quiso decir, una
gran idea!!, pero Pascual replicó, -ahora no-. Todos pensaban
y daban ideas, Bartolo propuso utilizar estalactitas (columnas
con formas de conos, formados por residuos o soluciones
químicas del meteorito) para empujar, buena idea dijo
Valentín y todos empujaron e hicieron palanca con las
estalactitas para tratar de sacar o correr al meteoro atascado,
sin embargo nada pasó, sólo se quebraban las columnas,
viendo esto, Oliverio insistió con su idea diciendo que lo podía
sacar en un santiamén. Nuevamente no le hicieron caso al
zorro y el puma, muy enojado le dijo, -no ves que estamos
ocupados-, hasta Sofía un poco nerviosa le pidió que no
interrumpiera porque estaban apurados.

El sol otra vez estaba entrando por el túnel y el calor se hacía


más cada vez. Sólo les quedaban diez minutos para lograrlo
antes que amaneciera. Así, con la desesperación, todos
comenzaron a empujar nuevamente, cansados y acalorados,
cayeron rendidos. Bartolo estaba decepcionado y nunca
pensó que todo sería así, hasta quiso darle un abrazo a
Sofía, pero no se atrevió. Luego, Oliverio como suplicando,
insistió en que escucharan su idea. Valentín y Pascual
miraron un poco resignados y finalmente accedieron a la idea
de Oliverio. El zorro emocionado se acercó al conejo y al oído
le contó su plan, lo encontró un poco disparatado, pero había
que intentarlo, era la única esperanza que tenían, de lo
contrario, morirían derretidos y quemados por el sol en pocos
minutos. La idea era tomar la cola del puma y estirarla al
máximo a una columna, de tal forma que pareciera un
elástico. Posteriormente, Oliverio se puso su casco y Sofía,
Pascual y Bartolo, lo tomaron y pusieron como si Valentín
fuera una onda con elástico y Oliverio, una piedra o una gran
bola, lo tiraron con toda la fuerza hacia atrás para luego
soltarlo, salió disparado directo al meteorito, el impacto fue
estruendoso, tanto que finalmente se despejó la salida del
sol.

Todos corrieron a ver al pobre zorro que quedó enterrado en


el meteorito. Luego de ayudar a Olivierio que se repusiera del
golpe, Bartolo inmediatamente lo felicitó por haber salvado al
mundo, Sofía le dio un gran abrazo, que lo hizo sonrojar,
Pascual y Valentín también lo felicitaron. La niña Sofía
contenta le dijo a Bartolo que él también era un héroe y le dio
un beso en la mejilla que lo dejó helado y pálido, no pudo
decir nada.

De esta manera, estos amiguitos volvieron a la ciudad en


donde los habitantes se enteraron de la tremenda hazaña y
con gran emoción los esperaron con los brazos abiertos,
especialmente se lanzaron sobre Oliverio para felicitarlo,
realizaron una linda fiesta en honor a los cinco aventureros
héroes, había orquesta, postres, de todo a lo largo del pueblo
para el festejo; Pascual y Valentín contaban los detalles del
viaje, los escuchaban con mucha atención. Todo era alegría,
hasta que llegó la hora en que Bartolo debía irse a su casa
porque ya llevaba dos días fuera de ésta. Aunque sus amigos
le pidieron que se quedara, Bartolo no pudo hacerlo, luego se
despidieron, Sofía le dio una canasta con comida para el
viaje, Bartolo la miró y le pidió que se fuera con él, pero ella le
respondió que no porque su familia era Oliverio, Pascual,
Valentín y el resto de las personas que allí vivían. Entonces,
con mucha pena se despidió de sus amigos con un gran
abrazo, subió a su cama y emprendió viaje.

Bartolo abrió los ojos y ya estaba en casa, escuchó a su


mamá, quien se acercó dándole un fuerte abrazo como solo
una madre lo puede dar, pero luego le dice que ya es hora de
ir a la escuela y debía vestirse para ir a clases, a la vuelta,
ambos tendrían una larga conversación, entonces, partió
corriendo al colegio, pensando en su gran aventura, pero a la
vez, sentía furia de pensar que nadie le creería. Al llegar a la
escuela, se dio cuenta que con tanto apuro, se le habían
quedado los cuadernos en la casa, por lo que buscó y buscó
en su pupitre para ver si encontraba algo, pero no halló nada,
estaba centrado en eso, cuando escuchó a su maestra decir
que había llegado una nueva compañera y se integraría a
clases a partir de ese mismo día. Bartolo levantó lentamente
la cabeza y antes de que la profesora dijese su nombre,
Bartolo exclama, -¡¡Sofía!!, casi se le sale el corazón al verla.
sí era ella, pensaba y se preguntaba, pero cómo, por qué y
cuándo...pero eso ya era otro cuento....Colorín colorado..

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