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“AL QUE VENCIERE… ASÍ COMO

YO HE VENCIDO”
Por el élder Neal A. Maxwell

El élder Neal A. Maxwell, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó: Además de
lo que sangró por los azotes, ¡de qué modo había sangrado ya en Getsemaní!
Recordemos que sufrió "tanto en el cuerpo como en el espíritu" (D.yC. 19:18). El
rey Benjamín dijo que Cristo sufriría "aun más de lo que el hombre puede sufrir,
sin morir; pues he aquí, la sangre le brotará de cada poro, tan gran- de será su
angustia" (Mosíah 3:7). “Habiendo sangrado por cada poro, ¡cuán roja debe de
haber quedado su vestimenta, cuán enrojecido su manto! “Nada tiene de extraño
que cuando Cristo venga con poder y gloria, venga vestido de rojo (véase D. y C.
133:48), lo cual no sólo significará el lagar de su ira, sino que también nos hará
recordar de qué manera padeció por cada uno de nosotros, ¡tanto en Getsemaní
como en el Calvario!” Habiendo sangrado por cada poro, ¡cuán roja debe de haber
quedado su vestimenta, cuan enrojecido su manto! Nada tiene de extraño que
cuan- do Cristo venga con poder y gloria, venga vestido de rojo (véase D.yC.
133:48), lo cual no sólo significará el lagar de su ira, sino que también nos hará
recordar de qué manera padeció por cada uno de nosotros, ¡tanto en Getsemaní
como en el Calvario! En los últimos años, al entonar los himnos de la Expiación, lo
he hecho con el corazón rebosante y con toda mi alma cuando he podido dominar
mi emoción al cantar, por ejemplo: "¡Qué grande eres!", "Me domina la emoción"
(Hymns, 1985, núm. 86), "Sorpresa me da que quisiera... mi alma rescatar",
"Asombro me da" y "¡Cuan asombroso es!" (Himnos de Sión, núm. 46.) Pero,
hermanos, no sólo demos gracias a Jesús porque por su Expiación viviremos otra
vez, ya que rompió "las ligaduras de la muerte" (Alma 11:40-41), sino ¡alcancemos
la otra dádiva que nos ofrece, la de la vida eterna! Al fin, terminaremos escogiendo
ya sea ¡la forma de vivir de Cristo o la forma en que padeció! Se trata de "padecer
así como yo" (D.yC. 19:17) o de vencer "como El ha vencido" (Apocalipsis 3:21).
Su mandato a nosotros es que lleguemos a ser "aun com o yo soy" (3 Nefi 27:27).
Los espiritualmente firmes aceptan esa invitación, y "por medio de la sangre
expiatoria de Cristo" (Mosíah 3:18-19), ¡vencerán y llegarán a ser como el Señor
es! En este mundo inestable, establezcamos firmemente en nuestros corazones
esa determinación, ruego en el santo nombre de Jesucristo. Amén. (“Al que
venciere… así como yo he vencido”, Liahona, julio de 1987, pág. 72).

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