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Los genitales internos están formados por la vagina, el útero, las trompas de Falopio y los ovarios.
El himen, una membrana mucosa, se encuentra al comienzo del tracto genital, justo dentro de la abertura
de la vagina. En las mujeres vírgenes, el himen suele rodear el orificio como un anillo ajustado, y en
ocasiones puede llegar a cubrirlo por completo. El himen contribuye a proteger el tracto genital, pero no
es necesario para la salud. Puede desgarrarse en el primer intento de relaciones sexuales o también ser
tan blando y flexible que no llegue a producirse desgarro alguno. El himen también puede rasgarse con
algún esfuerzo o por la inserción de un tampón o un diafragma. Por lo general, el desgarro causa un leve
sangrado. En las mujeres que han tenido relaciones sexuales, el himen puede pasar desapercibido o
reducirse a unos pequeños residuos de tejido alrededor del introito vaginal.
Vagina
Por lo general, las paredes de la vagina se encuentran en contacto permanente, sin espacio entre ellas,
excepto cuando se distienden para abrirse, por ejemplo, durante las exploraciones ginecológicas, las
relaciones sexuales o el parto. El tercio inferior de la vagina está rodeado de músculos elásticos que
controlan el diámetro de su abertura. Estos músculos se contraen de manera rítmica e involuntaria
durante el orgasmo.
La vagina está revestida por una membrana mucosa que se mantiene húmeda gracias a los líquidos
producidos por las células que la recubren y a las secreciones de las glándulas localizadas en el cuello
uterino (parte inferior del útero). Una pequeña parte de estos líquidos puede salir al exterior en forma de
secreción o flujo vaginal transparente o de color blanco lechoso, que es normal. Durante los años de
fertilidad, el revestimiento mucoso de la vagina tiene pliegues y arrugas, pero antes de la pubertad y
después de la menopausia el revestimiento es liso. Útero y cuello uterino
El útero es un órgano muscular grueso con forma de pera localizado en el centro de la pelvis, detrás de la
vejiga y delante del recto. Se encuentra sujeto por varios ligamentos que lo mantienen en su posición. La
principal función del útero consiste en contener el feto en desarrollo.
El cuello uterino, parte inferior del útero, sobresale por el extremo superior de la vagina y puede verse
en una exploración ginecológica. Al igual que la vagina, el cuello uterino está revestido por una
membrana mucosa, pero lisa.
El canal del cuello uterino está revestido por glándulas que segregan mucosidad. Esta mucosidad es
espesa y los espermatozoides no pueden atravesarla hasta justo antes de la ovulación. Al ovular, la
consistencia de la mucosidad cambia para que los espermatozoides puedan atravesarla y fertilizar el
óvulo. En ese momento, las glándulas secretoras de mucosidad, localizadas en el cuello uterino, pueden
almacenar espermatozoides vivos hasta unos 5 días, y a veces más tiempo. Más tarde, estos
espermatozoides podrán ascender, cruzar el cuerpo uterino y entrar en las trompas de Falopio para
fertilizar el óvulo. Casi todos los embarazos resultan de un coito realizado durante los 3 días anteriores a
la ovulación. Sin embargo, a veces los embarazos se deben a un coito que se ha realizado hasta 6 días
antes de la ovulación o durante los 3 días siguientes a la ovulación. En algunas mujeres, el tiempo entre
el periodo menstrual y la ovulación varía de un mes a otro. Por lo tanto, el embarazo puede producirse en
diferentes momentos del ciclo menstrual.
El cuerpo del útero, que es muy muscular, se estira para acomodar al feto en desarrollo. Sus paredes
musculares se contraen durante el parto para empujar al niño a través del cuello uterino y la vagina.
Durante los años de fertilidad, el cuerpo uterino dobla en longitud al cuello uterino. Después de la
menopausia, sucede lo contrario.
Como parte del ciclo reproductivo de la mujer (que normalmente dura alrededor de 1 mes), el
revestimiento interno del cuerpo uterino (endometrio) aumenta de espesor. Si no se produce un
embarazo durante ese ciclo, la mayor parte del endometrio se desprende y tiene lugar una hemorragia,
que constituye el periodo menstrual.
El útero es un órgano muscular grueso con forma de pera localizado en el centro de la pelvis, detrás de la
vejiga y delante del recto. Se encuentra sujeto por varios ligamentos que lo mantienen en su posición. La
principal función del útero consiste en contener el feto en desarrollo.
El cuello uterino, parte inferior del útero, sobresale por el extremo superior de la vagina y puede verse
en una exploración ginecológica. Al igual que la vagina, el cuello uterino está revestido por una
membrana mucosa, pero lisa.
El canal del cuello uterino está revestido por glándulas que segregan mucosidad. Esta mucosidad es
espesa y los espermatozoides no pueden atravesarla hasta justo antes de la ovulación. Al ovular, la
consistencia de la mucosidad cambia para que los espermatozoides puedan atravesarla y fertilizar el
óvulo. En ese momento, las glándulas secretoras de mucosidad, localizadas en el cuello uterino, pueden
almacenar espermatozoides vivos hasta unos 5 días, y a veces más tiempo. Más tarde, estos
espermatozoides podrán ascender, cruzar el cuerpo uterino y entrar en las trompas de Falopio para
fertilizar el óvulo. Casi todos los embarazos resultan de un coito realizado durante los 3 días anteriores a
la ovulación. Sin embargo, a veces los embarazos se deben a un coito que se ha realizado hasta 6 días
antes de la ovulación o durante los 3 días siguientes a la ovulación. En algunas mujeres, el tiempo entre
el periodo menstrual y la ovulación varía de un mes a otro. Por lo tanto, el embarazo puede producirse en
diferentes momentos del ciclo menstrual.
El cuerpo del útero, que es muy muscular, se estira para acomodar al feto en desarrollo. Sus paredes
musculares se contraen durante el parto para empujar al niño a través del cuello uterino y la vagina.
Durante los años de fertilidad, el cuerpo uterino dobla en longitud al cuello uterino. Después de la
menopausia, sucede lo contrario.
Como parte del ciclo reproductivo de la mujer (que normalmente dura alrededor de 1 mes), el
revestimiento interno del cuerpo uterino (endometrio) aumenta de espesor. Si no se produce un
embarazo durante ese ciclo, la mayor parte del endometrio se desprende y tiene lugar una hemorragia,
que constituye el periodo menstrual.
Trompas de Falopio
Las dos trompas uterinas (trompas de Falopio), que tienen una longitud aproximada de 10 a 13 cm, se
extienden desde los bordes superiores del útero hasta los ovarios. Las trompas no están directamente
conectadas a los ovarios, sino que el extremo de cada trompa está ensanchado y adopta una forma de
embudo con prolongaciones digitiformes (fimbrias). Cuando un óvulo se libera del ovario, las fimbrias
lo guían hacia el orificio, relativamente grande, de la trompa correspondiente.
El interior de las trompas uterinas está revestido por unas pequeñas proyecciones similares a pelos
(cilios). Los cilios y los músculos de la pared de la trompa impulsan al óvulo en sentido descendente
hacia el útero. La trompa de Falopio es el lugar habitual de fertilización del óvulo por el espermatozoide.
Ovarios
Los ovarios generalmente son de color perlado, forma oblonga y del tamaño de una nuez. Están unidos
al útero mediante ligamentos. Además de producir hormonas sexuales femeninas
( estrógenos y progesterona) y masculinas, los ovarios producen y liberan óvulos. Los oocitos en
desarrollo se hallan en unas cavidades llenas de líquido (folículos) en la pared de los ovarios. Cada
folículo contiene un oocito.
¿Sabías que...?
Las niñas nacen con más de un millón de óvulos, pero solo se liberan unos 400 en los ciclos
menstruales a lo largo de la vida.
¿Cuántos óvulos?
Las niñas nacen con óvulos (oocitos) en sus ovarios. Entre las semanas 16 y 20 del embarazo, los
ovarios de un feto femenino contienen de 6 a 7 millones de oocitos. La mayoría de estos oocitos
desaparecen, y en el momento del nacimiento quedan entre 1 y 2 millones. Después ya no se forman
más oocitos. En la pubertad solo quedan alrededor de 300 000 oocitos, más de los necesarios para toda
la vida fértil.
Solo un pequeño porcentaje de ellos se convierten en óvulos. Los miles de oocitos que no maduran,
degeneran. La degeneración avanza más rápido en los 10 a 15 años previos a la menopausia, y todos
han desaparecido al sobrevenir la menopausia.
Solo se liberan alrededor de 400 oocitos durante la vida reproductiva de la mujer, por lo general uno
en cada ciclo menstrual. Hasta su liberación, cada óvulo permanece inactivo en su folículo, en
suspenso en medio de una división celular. De este modo, el óvulo es una de las células del organismo
con una vida más larga.
Como el óvulo inactivo no puede repararse como hacen normalmente las células, la posibilidad de que
surjan problemas aumenta a medida que la mujer envejece. En consecuencia, es más probable que
ocurra una anomalía cromosómica o genética cuando la mujer concibe a una edad avanzada.
Enfermedades de transmisión sexual (ETS)
Algunas infecciones se extienden a otras partes del cuerpo, lo que, en ocasiones, tiene
consecuencias graves.
Las relaciones sexuales proporcionan una clara oportunidad para que estos organismos se
transmitan de una persona a otra, ya que suponen un contacto íntimo en que se intercambian
fluidos genitales y corporales.
Actividad sexual sin protección con múltiples compañeros (que pueden ser desconocidos y
por lo tanto pueden ser difíciles de localizar)
Reluctancia a hablar sobre cuestiones sexuales con un profesional de la salud
Necesidad de mayores inversiones para identificar y tratar a tantas personas infectadas
como sea posible y para desarrollar mejores pruebas diagnósticas y tratamientos para las
enfermedades de transmisión sexual (ETS)
Necesidad de tratar simultáneamente a ambos miembros de las parejas sexuales si uno de
ellos está infectado
Tratamiento incompleto, que puede conducir al desarrollo de microorganismos que son
resistentes a los fármacos
Viajes internacionales, que
permiten que las enfermedades de
transmisión sexual se difundan rápidamente
por todo el mundo
Causas