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LLAMADOS A SEGUIR

INTRODUCCIÓN

Estamos empezando una nueva serie de estudios en nuestros Grupo de Conexión. Pero antes de
empezar, acuérdate:

 Ora mucho antes de los encuentros del Grupo de Conexión. Ora con fe, cree en que el Espíritu
Santo te está dirigiendo y que todo va a salir bien; ten confianza en la unción del Espíritu
Santo. Prepara con cuidado cada parte de la reunión e involucra siempre a otras personas en
las diversas partes de la reunión. Esto da dinamismo y oportunidad de preparo (para trabajar
con el Grupo de Conexión).
 Pide y deja que el Espíritu Santo te conduzca. Tú puedes liderar la alabanza como sientas que
debes hacerlo. Puedes liderar un buen momento de oración, incluyendo por sanidad y
restauración, y debes procurar entender bien el estudio para ser capaz de compartirlo sin leer
todo su contenido mecánicamente, sino compartiendo lo que más te haya hablado Dios al
corazón. Fluye en el Espíritu. Da esta lección a tu manera. Confiamos plenamente en ti y
sabemos que eres capaz y estás capacitado por la gracia de Dios.
 Recibe a todos con mucha alegría y ánimo, como ese alguien lleno de Jesús que realmente
eres. Promueve los testimonios, conversaciones y preguntas interesantes. Sé sensible a las
necesidades y que oréis los unos por los otros.

DESARROLLO

Lectura Bíblica: Marcos 3.13-15


Subió Jesús a una montaña y llamó a los que quiso, los cuales se reunieron con él. Designó a doce, a quienes
nombró apósteles, para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar y ejercer autoridad para expulsar
demonios.

Esto ocurre al principio del Evangelio de Marcos, cuando Jesús estaba iniciando su ministerio publico.
Un poco antes, en los capítulos 1 y 2, Marcos nos cuenta cómo Jesús fue llamando a sus primeros
discípulos, diciéndoles únicamente: "vengan, síganme, y los haré pescadores de hombres" (Marcos
1.17). O, como en el caso de Mateo, diciendo solamente "¡sígueme!" (Marcos 2.14).

Pero al completar el grupo inicial de doce seguidores, Jesús subió a un monte con ellos y les presentó
claramente la propuesta del tipo de discipulado que estaba ofreciendo. Al desafiar a aquellos hombres
a seguirlo, Jesús los estaba llamando para "que estuviesen con Él" y para que "los enviase a predicar
y tuviesen autoridad para expulsar demonios". Dos cosas estaban bien claras en el "contrato": el
proceso y el propósito, y nadie es un verdadero discípulo de Jesús si no entiende estos conceptos.

En primer lugar, como proceso de discipulado, estaba explícito que el llamado era para una relación
personal con Jesús. La idea no era que ellos frecuentasen una clase de estudio bíblicos, sino que
estuviesen juntos, conviviendo con el Maestro, compartiendo Su intimidad por todo el tiempo
necesario.

En segundo lugar, se les hizo entender, desde el principio, que el discipulado tenía un objetivo final:
que todos fuesen enviados a realizar la obra de Dios. Seguir a Cristo no significaba formar un grupo de
amigos andando juntos simplemente para que disfruten los unos de los otros. Tenían que dar frutos.
Cuando tres años más tarde Jesús les dice: "Vosotros no me escogisteis, sino que yo os elegí para ir y
dar fruto, fruto que permanezca", eso no fue ninguna sorpresa para ellos, pues la idea ya estaba clara
desde el principio del llamado. Ninguno de ellos reaccionó, se extrañó o se negó a trabajar por los
frutos, porque entendía que eso era parte del discipulado.

Hoy, al tomar la decisión de recibir a Cristo como Señor y Salvador, nosotros nos convertimos en
seguidores y discípulos de Jesús tanto cuanto aquellos doce primeros. Y el llamado es el mismo:

1. Como discípulos, somos llamados a estar con Él.


Esto se trata de desarrollar una relación personal con Cristo, de conocerlo íntimamente,
descubrir su voluntad y obedecer sus mandamientos y Su dirección. Cristianismo no es
religión, es relación con Dios por medio de Jesús. Por eso, el estudio de la Palabra de Dios, la
práctica de la oración constante, la alabanza, y la comunión con el Espíritu Santo son tan
importantes. La mayoría de los ministerios que desarrollamos en la iglesia son ministerios de
proceso, que nos ayudan a crecer en la relación y conocimiento de Dios. Es la intensidad de
nuestra relación con Dios y con los otros discípulos lo que genera transformación y madurez
espiritual. Es la relación de dependencia y obediencia a Jesús lo que genera calidad de vida
cristiana.
2. Como discípulos, somos llamados a predicar el Evangelio.
Muchos quieren limitar la vida cristiana a la relación con Cristo y su iglesia, despreciando el
propósito final que es dar frutos. Eso es imposible. No podemos estar en el proceso toda la
vida. Aquel que no hace otros discípulos está siendo infiel al llamado de Cristo. Él nos dio una
gran comisión, que es un mandamiento universal:

"Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: - se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por
tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo. Enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que
estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo" (Mateo 28: 28-20).

Es unánime en toda la iglesia mundial que la tarea encerrada en estas palabras pertenece a
todo cristiano. Predicar el evangelio, hacer discípulos, no está encargado exclusivamente a
una clase de pastores, misioneros o a quien le guste este desafío. ¡Es para todos los que
abrazan la fe cristiana! Somos llamados por Jesús a impactar el mundo, hacer la mayor
cosecha de la historia y visualizar el regreso de Jesús. Todos los ministerios de proceso deben
cooperar para que la iglesia esté preparada y movilizada para fructificar. Por eso nuestros
Grupos de Conexión son Grupos de relaciones (o procesos) y de evangelismo (o propósito), y
los dos andan juntos. Mientras Jesús se relacionaba y entrenaba a sus discípulos Él ya los
enviaba a predicar, pues proceso y propósito andan juntos a lo largo de toda la vida de un
discípulo.
3. Como discípulos, somos llamados a expulsar demonios. Está muy claro también que Él nos
dio autoridad para, literalmente, expulsar demonios de las personas a quienes estamos
predicando el Evangelio y esto es un privilegio. Pero también significa, en un sentido más
grande, que cuando predicamos el Evangelio y más y más personas reciben a Cristo estamos
destruyendo las obras del diablo y expulsando y reduciendo su maligna influencia de la
sociedad. Es así que podemos decir que el Reino de Dios está siendo implantado y que
estamos trabajando para que "Venga Tu Reino" a la tierra.

CONCLUSIÓN

 Seguir a Cristo es un proceso y un propósito. El proceso es de transformación de nuestra vida


a través de una relación con Él. El propósito es convertirnos en los discípulos fructíferos que
Él desea, para cumplir la gran comisión que Él dio a todos nosotros y, a través de la
evangelización, transformar el mundo.
 A no ser que nos multipliquemos, alcanzando y reproduciendo en muchas otras personas
nuestra fe y nuestra vida cristiana, nunca podremos llegar un día delante del Padre y decir
como Jesús dice en Juan 17.4: "Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que
me encomendaste ". Que este sea nuestro objetivo.

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