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Un texto es una composición de signos codificados en un sistema de escritura que forma una
unidad de sentido.
También es una composición de caracteres imprimibles (con grafema) generados por un algoritmo
de cifrado que, aunque no tienen sentido para cualquier persona, sí puede ser descifrado por su
destinatario original. En otras palabras, un texto es un entramado de signos con una intención
comunicativa que adquiere sentido en determinado contexto.
Las ideas esenciales que comunica un texto están contenidas en lo que se suele denominar
«macroproposiciones», unidades estructurales de nivel superior o global, que otorgan coherencia
al texto constituyendo su hilo central, el esqueleto estructural que cohesiona elementos
lingüísticos formales de alto nivel, como los títulos y subtítulos, la secuencia de párrafos, etc. En
contraste, las «microproposiciones» son los elementos coadyuvantes de la cohesión de un texto,
pero a nivel más particular o local. Esta distinción fue realizada por Teun van Dijk en 1980.1
El nivel microestructural o local está asociado con el concepto de cohesión. Se refiere a uno de los
fenómenos propios de la coherencia, el de las relaciones particulares y locales que se dan entre
elementos lingüísticos, tanto los que remiten unos a otros como los que tienen la función de
conectar y organizar. También es un conjunto de oraciones agrupadas en párrafos que habla de un
tema determinado.
Por tanto, existen diferentes tipos de texto. Pero ¿qué diferencias existen entre ellos? ¿Qué los
caracteriza? En las siguientes líneas puedes encontrar una clasificación con los diferentes tipos de
texto.
1. Texto narrativo
El texto narrativo es aquel que relata eventos, historias, cuentos, hechos o mitos, por lo que puede
ser ficticio o no ficticio. Se caracteriza por una secuencia de eventos expresados por verbos
dinámicos y adverbios y conectores espaciales como: "y luego", "primero", "segundo", "tercero"...
Por ejemplo: “Primero llenamos nuestras maletas y luego subimos en un taxi y fuimos camino al
aeropuerto. Después de eso…”.
La forma verbal más utilizada en este tipo de textos es el pasado. Habitualmente pretérito
perfecto pero también se emplean otros: levantó el salero, vivía en ese hogar, había andado,
estaba despejado, dijo lo que pensaba, etc. No obstante, cuando se reproducen diálogos son de
forma directa, es decir, transcribiendo lo que dicen los personajes al pie de la letra, la forma verbal
más usual suele ser el presente: -¡Vete de aquí! ¡Déjame seguir con mi camino! -dijo el hombre.
2. Texto descriptivo
Este tipo de texto, llamado texto descriptivo, tiene como finalidad definición de algo, ya sea un
objeto, una persona, un animal, una situación o una descripción de otro tipo de texto. También se
emplea para expresar sentimientos. El texto suele girar en torno a los atributos de una cosa y
suele emplear las formas del pronombre de la tercera persona.
Texto descriptivo técnico: se caracteriza por poner énfasis en la exactitud de los datos
Texto descriptivo literario: las descripciones son más personales y es el autor el que le otorga la
intencionalidad.
3. Texto expositivo
El objetivo de este tipo de texto es explicar. El texto expositivo se orienta a exponer tema pero en
que el autor no da su opinión personal, es decir, suele proporcionar hechos y cifras relevantes,
pero no incluye sus opiniones. Estos tipos de texto suelen encontrarse en muchos libros de texto
como los de una asignatura de la escuela o la universidad. Suelen incluir definiciones,
explicaciones, etc.
La estructura de estos textos suele ser muy clara, en la que se inicia con una introducción para dar
a conocer el tema; el desarrollo, en el que destaca el análisis objetivo, los ejemplos o los datos; y la
conclusión, en la que se resumen los aspectos más importantes del tema que se trata. Su finalidad
es informar.
4. Texto argumentativo
Los textos argumentativos parten de un supuesto, en el que se emplea un estilo de redacción que
pretende persuadir al lector, pues se exponen las razones a favor o en contra de determinada
"posición" o "tesis".
Para lograr esto, suele iniciarse el texto con una exposición que ayude a entender los argumentos
que se proponen. Es decir, es necesario poner al lector en contexto antes de pasar a exponer los
beneficios o las características del tema que se trata. Para añadir credibilidad, este tipo de texto
puede contener referencias bibliográfica que permiten demostrar su validez, pero también
razonamientos de causa efecto, de autoridad (es decir, expertos en el tema) o de popularidad (por
ejemplo, todos lo hacen), entre otros.
5. Texto directivo
El texto directivo incita al lector a que haga alguna cosa, por lo que es un texto instructivo en el
que se explica cómo desarrollar una actividad o llevar a cabo un objetivo. En este tipo de textos, el
orden es muy importante, así como el orden lógico, con relaciones causa-efecto, y el orden de más
a menos importancia. Un ejemplo de este tipo de textos serían un manual de instrucciones.
6. Textos científicos
Si eres de esas personas que ha estudiado en la universidad seguro que alguna vez has leído un
texto científico, que es un tipo de texto que tiene la finalidad de mostrar avances de
investigaciones. En él destaca la escritura formal, en el que se emplea un lenguaje técnico. La
estructura es coherente, y la información siempre debe ser referenciada.
7. Textos jurídicos
Son textos empleados en el ámbito judicial, que contienen numerosos tecnicismos, términos
antiguos (por ejemplo, del griego o el latín) y un lenguaje formal y conservador. Se caracterizan
por la ordenación lógica y progresiva de los contenidos, y su contenido destaca por su objetividad,
lo que pretende evitar interpretaciones erróneas o ambiguas.
Las oraciones son en tercer tercera persona del singular, impersonales y pasivas reflejas. En
comparación con otros tipos de texto, es habitual la repetición de palabras y, de hecho, los
conceptos claves en el documento suelen repetirse una y otra vez para evitar la ambigüedad.
8. Textos administrativos
Los textos administrativos son similares a los jurídicos. De hecho, suelen denominarse textos
jurídicos-administrativos. No obstante, suelen ser menos rígidos que los jurídicos. Los certificados
son un ejemplo de ello.
9. Textos literarios
Son textos con una gran estética literaria, por lo que se consideran obras de arte. Destaca el
lenguaje metafórico, rico en expresividad y emotividad. Las poesías, cuentos, relatos y algunos
ensayos son ejemplos de textos literarios.
Los textos humanísticos son aquellos que versan sobre la temática de las relaciones humanas (por
ejemplo, la filosofía o la sociología), pero que no es formal, como ocurre con los textos científicos.
Como su nombre indica, el contenido de estos textos es publicitario, y pretende persuadir al lector
para que contrate un servicio o realice una compra de un producto. Los copys y los slogans son
ejemplos de este tipo de textos.
Los textos periodísticos son aquellos que pretender informar, aunque también pueden aportar
opinión. Su objetivo es la comunicación periodística, y pueden encontrarse tanto en diarios de
papel como en páginas web.
Las nuevas tecnologías han permitido que nuestra manera de relacionarnos y comunicarnos haya
cambiado. Este cambio también ha afectado a los textos, que tienen mucho poder en el mundo
digital.
Este tipo de texto, por ejemplo, es el que podemos encontrar en los blogs o en las revistas
digitales. La inmediatez de la información que caracteriza a este medio y la facilidad de acceso al
contenido que es posible encontrar, hace que el lector no lea muchos de estos textos en su
totalidad, sino que suele escanearlos para ir directamente a la información que le interesa.
Referencias bibliográficas:
van Dijk, T.A. (1980). Macrostructures. Hillsdale: N.J. Erlbaum, citado en: Marinkovich Ravena,
Juana, Una propuesta de evaluación de la competencia textual narrativa. Signos 1999.
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También es una composición de caracteres imprimibles (con grafema) generados por un algoritmo
de cifrado que, aunque no tienen sentido para cualquier persona, sí puede ser descifrado por su
destinatario original. En otras palabras, un texto es un entramado de signos con una intención
comunicativa que adquiere sentido en determinado contexto.
Las ideas esenciales que comunica un texto están contenidas en lo que se suele denominar
«macroproposiciones», unidades estructurales de nivel superior o global, que otorgan coherencia
al texto constituyendo su hilo central, el esqueleto estructural que cohesiona elementos
lingüísticos formales de alto nivel, como los títulos y subtítulos, la secuencia de párrafos, etc. En
contraste, las «microproposiciones» son los elementos coadyuvantes de la cohesión de un texto,
pero a nivel más particular o local. Esta distinción fue realizada por Teun van Dijk en 1980.1
El nivel microestructural o local está asociado con el concepto de cohesión. Se refiere a uno de los
fenómenos propios de la coherencia, el de las relaciones particulares y locales que se dan entre
elementos lingüísticos, tanto los que remiten unos a otros como los que tienen la función de
conectar y organizar. También es un conjunto de oraciones agrupadas en párrafos que habla de un
tema determinado.
Índice
1 Texto lingüístico
2 Características
3 Tipos de texto
4 Referencias
5 Véase también
Texto lingüístico
De acuerdo a Greimas, es un enunciado ya sea gráfico o fónico que nos permite visualizar las
palabras que escuchamos y que es utilizado para manifestar el proceso lingüístico. Mientras
Hjelmslev usa ese término para designar el todo de una cadena lingüística ilimitada (§1).
Otra noción importante es que los textos (y discursos) no son sólo "monologales". En lingüística, el
término texto sirve tanto para producciones en que sólo hay un emisor (situaciones
monogestionadas o monocontroladas) como en las que varios intercambian sus papeles
(situaciones poligestionadas o policontroladas) como las conversaciones. El texto contiene
conectores y signos, etc.
Ejemplos :
Monologales
Dialogales
Características
Este texto o conjunto de signos extraídos de un discurso debe reunir condiciones de textualidad.
Las principales son:
Cohesión.
Coherencia.
Significado.
Progresividad.
Intencionalidad.
Adecuación.
Según los lingüistas Beaugrande y Dressler, todo texto bien elaborado ha de presentar siete
características:
Ha de ser coherente, es decir, centrarse en un solo tema, de forma que las diversas ideas vertidas
en él han de contribuir a la creación de una idea global.
Ha de tener cohesión, lo que quiere decir que las diversas secuencias que lo construyen han de
estar relacionadas entre sí.
Ha de contar con adecuación al destinatario, de forma que utilice un lenguaje comprensible para
su lector ideal, pero no necesariamente para todos los lectores (caso de los volcados de núcleo
mencionados más arriba) y de forma que, además, ofrezca toda la información necesaria (y el
mínimo de información innecesaria) para su lector ideal o destinatario.
Ha de contar con una intención comunicativa, es decir, debe querer decir algo a alguien y por
tanto hacer uso de estrategias pertinentes para alcanzar eficacia y eficiencia comunicativa.
Ha de estar enmarcado en una situación comunicativa, es decir, debe ser enunciado desde un aquí
y ahora concreto, lo que permite configurar un horizonte de expectativas y un contexto para su
comprensión.
Ha de entrar en relación con otros textos o géneros para alcanzar sentido y poder ser interpretado
conforme a una serie de competencias, presupuestos, marcos de referencia, tipos y géneros, pues
ningún texto existe aisladamente de la red de referencias que le sirve para dotarse de significado.
Ha de poseer información en grado suficiente para resultar novedoso e interesante pero no exigir
tanta que colapse su sentido evitando que el destinatario sea capaz de interpretarlo (por ejemplo
por una demanda excesiva de conocimientos previos).
Así pues, un texto ha de ser coherente, cohesionado, comprensible para su lector ideal,
intencionado, enmarcado en una situación comunicativa e inmerso en otros textos o géneros para
alcanzar sentido; igualmente ha de poseer información en grado suficiente para resultar novedoso
e interesante.
Tipos de texto
A fin de agrupar y clasificar la enorme diversidad de textos, se han propuesto tipologías textuales.
Estas se basan en distintos criterios como la función que cumple el texto en relación con los
interlocutores o la estructura global interna que presenta.
La clasificación más simple de los textos, en función de las características que predominan en cada
uno (se considera que no hay texto puro, es decir, no hay texto que tenga rasgos correspondientes
únicamente a cada categoría, todo texto es híbrido), es como sigue:
textos narrativos
textos descriptivos
textos argumentativos
textos conmutativos
textos explicativos
textos expositivos
textos conclusivos
textos informativos
textos predictivos
texto formal
texto instructivo
Un texto esta formado por párrafos y los párrafos están formados por oraciones. Para que un
conjunto de anunciados puedan ser considerados como un texto es necesario una serie de
relaciones semánticas y gramaticales entre sus elementos de manera que el destinario pueda
interpretarlo como una unidad.
Tipos de narrador
Una de las principales dudas que surgen a la hora de escribir un libro o un relato, con el fin de
publicar un libro, es qué tipos de narrador resultan más apropiados para nuestra historia. A través
del narrador conocemos datos, personajes, escenarios, opiniones, emociones… Pero siempre
desde un punto de vista, una perspectiva y un tono en concreto. Por ello, debemos tener en
cuenta lo que queremos contar, cómo nos gustaría hacerlo y cuál es nuestro objetivo. Es decir, el
efecto que queremos generar en el lector.
Aunque no haya una respuesta única y definitiva, seleccionar un tipo de narrador u otro es vital
para dotar a la historia de verosimilitud. Así también lograremos que el lector se enganche página
tras página. Enfocados en la misión de cómo editar un libro, la elección y determinación de la vos
que nos acompañará a lo largo de todo el libro será vital. Veamos, por tanto, qué tipos de narrador
existen y cuándo usarlos.
El narrador protagonista se encuentra a menudo en el género noir, pero también es común en los
diarios, las biografías o el monólogo interior. Editar un libro con este tiempo es complejo. En
novela, algunos ejemplos son Los juegos del hambre, de Suzanne Collins; El largo adiós, de
Raymond Chandler; El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger.
Este narrador quizá sea el más difícil de construir, puesto que, si no se hace con extremo cuidado,
puede confundir al lector. Pero si consideras que tu relato necesita de una voz tan concreta como
esta, no dudes en elegirlo. Ejemplos: El gran Gatsby, de Scott Fitzgerald; Aura, de Carlos Fuentes;
Querido John, Nicholas Sparks.
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País *
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3. Narrador testigo
Como su nombre indica, el que cuenta la historia es un testigo que nos narra los hechos en
primera o tercera persona. No se trata del protagonista, sino de un personaje que ha presenciado
lo ocurrido y nos lo relata desde un punto de vista concreto, limitado, con pocas o ninguna
referencia a sí mismo. Como máximo, puede facilitarnos su punto de vista, pero no hace juicios de
valor. Es un narrador-observador que puede integrarse en la acción u presenciarla desde fuera
para contar los hechos de una manera más o menos objetiva, atendiendo a lo que el presenció. De
esta forma, debemos otorgarle un lenguaje personalizado según sus características, no hacer que
su narración sea un mero informe. Según la forma en que nos presente la información, podemos
dividirle en tres categorías.
Testigo impersonal. Su mirada se asemeja a una cámara de cine, es decir, se limita a narrar lo que
está sucediendo. Por esta razón, lo habitual es que aparezca en tiempo presente.
Testigo presencial. Sirve para contar un acontecimiento o vivencia que se presenció en el pasado.
Ejemplos del narrador testigo son: La colmena, de Camilo José Cela; las novelas de Sherlock
Holmes, en las que Watson nos narra las peripecias del inmortal detective; o El capitán Alatriste,
de Arturo Pérez Reverte.
4. Narrador equisciente
Con frecuencia, este narrador se confunde con el omnisciente, pero su punto de vista es distinto.
El narrador equisciente sigue los pensamientos y motivaciones de un único personaje de la
historia, exponiendo y revelando lo que le ocurre de una manera objetiva. Está atado su visión. Por
lo tanto, su mirada está limitada y no puede saber qué opinan los demás, solo hacer apreciaciones
subjetivas y suposiciones sobre los mismos.
Este narrador nos proporciona múltiples perspectivas sin perder verosimilitud y credibilidad, ya
que, aunque no es un actor de la historia, las opiniones y reflexiones se identifican con los del
personaje al que sigue. Y este hecho, a su vez, acerca al lector haciéndole empatizar. Es perfecto
para introducir el elemento sorpresa en nuestro relato.
Un claro ejemplo de este tipo de narrador lo encontramos en los relatos detectivescos, como los
de Agatha Christie.
5. Narrador omnisciente
El narrador omnisciente es aquel que sabe y conoce toda la información sobre los personajes y las
tramas. Tiene el poder de anticiparse a los acontecimientos, de suponer, de juzgar y de revelarnos
cómo se sienten los personajes. Construido en tercera persona, no se trata de un personaje del
relato, si no de alguien externo a la historia. De esta forma, conseguimos posicionar al lector por
encima de los personajes, pues tiene mayor información que ellos. Como principal desventaja,
puede decirse que, al no unir al lector con un punto de vista único como el del protagonista, su
proximidad con el relato se reduce, dejándole menos margen para fantasear y hacer sus propias
conjeturas. A veces, la limitada y subjetiva visión de un narrador testigo o en primera persona, nos
permite generar espacios de «silencio» o «desinformación» donde el lector debe conjeturar y de
esa forma participar del relato. La excesiva información por parte de un narrador-Dios no siempre
está bien empleada.
En cualquier caso, si te has decantado por un narrador omnisciente, asegúrate de que has
seleccionado la información oportuna. Es frecuente cometer el error de mostrar todos los datos de
golpe y no excluir aquello que es irrelevante. Recuerda siempre dosificar la información, escoger lo
que el narrador cuenta y lo que omite, y decidir cuándo mostrarlo. Estas decisiones son vitales, ya
que la tensión, el suspense y grado de interés en la historia dependen de ello.
Después de este repaso por la tipología de los narradores, ya puedes empezar a armar y organizar
tu novela. Pero antes, unos últimos consejos:
Sopesa las diferentes opciones de narrador, pues, dependiendo de cuál elijas, tendrás que utilizar
un tiempo u otro. Por ejemplo, si vas a narrar tu historia en primera persona, siempre es mejor
escribir en pasado. El uso del presente puede resultar antinatural, forzado, por lo que podríamos
confundir al lector.
Decide si te conviene atar la visión del lector a la de un único personaje o si tu historia necesita ser
contada de manera más objetiva.
La elección de una u otra voz es esencial para que una obra consiga funcionar o no logre despegar.
Los cursos y tutoriales son una herramienta perfecta con la que apenderás a tomar la decisión más
adecuada para tu novela y mejorar tus habilidades como escritor. No dudes en acudir a ellos,
lánzate a explorar tu imaginación.
Existen distintos tipos de narración, los cuales han sido clasificados tomando en cuenta los
elementos distintivos de cada uno. Por ejemplo, de acuerdo con la extensión del texto se pueden
encontrar novelas (que son relativamente largas), novelas cortas (de menor extensión), cuentos
(cortos) y microcuentos (muy cortos), entre otros.
De acuerdo con la veracidad de los hechos, se pueden tener narraciones de ficción y narraciones
basadas en hechos reales. Estas pueden dividirse en distintas categorías o géneros.
Entre las narraciones de ficción, destacan el thriller psicológico, el drama, la comedia y la ciencia-
ficción. Por su parte, entre las narraciones basadas en hechos reales se encuentran la
autobiografía, la biografía, la crónica, entre otros.
Otros tipos de narración son la epopeya, la fábula, el mito, la leyenda, las cartas, las memorias, los
diarios, la parábola y las noticias.
Lista de los tipos principales de narración
Narración de ficción
La narración de ficción es un tipo de texto que cuenta eventos originados por la imaginación del
autor. En este tipo de narración, el autor puede basarse en elementos de la realidad, los cuales
son mezclados con elementos ficticios para crear la obra final.
Narración no ficticia
La narración no ficticia cuenta eventos que pasaron realmente. Los eventos pueden ser
“adornados” empleando recursos literarios. Sin embargo, los hechos narrados no pueden ser
alterados, de lo contrario, dejaría de ser una narración no ficticia.
Cuento
El cuento es uno de los tipos de narración más conocidos. Se trata de una narración breve en la
que se presentan eventos que no son muy complejos.
Algunos ejemplos de estos son “Las ratas del cementerio” de Henry Kuttner, “El vampiro” de John
William Polidori, “La ciudad sin nombre” y “En la cripta” ambos de H. P. Lovecraft,
Microcuento
El microcuento es una narración muy corta. Generalmente, no tienen más que un párrafo. Incluso
hay microcuentos que son sólo una oración.
Un ejemplo de este tipo de narración es “El corpus y el canon” de José María Medina:
Perseguido por el Canon, el Corpus llegó a un callejón sin salida. “¿Por qué me acosas?” preguntó
el Corpus al Canon, “no me gustas” añadió. “El gusto es mío” replicó el Canon amenazante.
Leyenda
La leyenda es un relato corto que suele basarse en hechos reales, los cuales son exagerados hasta
el punto en el que dejan de ser creíbles.
La mayoría de las leyendas se centran en un personaje histórico como el Rey Arturo o Juana de
Arco. Sin embargo, también hay leyendas que se basan en lugares particulares, existentes o
imaginarios. Tal es el caso de las leyendas sobre el Triángulo de las Bermudas, Atlantis y Ávalon.
Mito
El mito es un relato corto en el que se narran eventos sobrenaturales. Suelen incluirse personajes
de la mitología griega y romana, tales como los dioses del Olimpo.
Uno de los mitos más conocidos es el del Rey Midas, quien era capaz de transformar en oro todo
lo que sus manos tocasen.
Fábula
Las fábulas son relatos cortos que se caracterizan por el hecho de presentar animales como
protagonistas. En estas narraciones, los animales son humanizados, lo que quiere decir que se les
atribuyen capacidades humanas, tales como hablar.
Otro elemento que define a este tipo de relatos es la presencia de una moraleja, que es la
enseñanza que se extrae de la fábula.
Las fábulas más famosas son las del filósofo griego Esopo, quien es considerado como el padre de
este tipo de narración.
Parábola
La parábola es una historia narrada en prosa o en verso que se basa en analogías para explicar un
principio. Al igual que las fábulas, este tipo de narración deja una enseñanza.
Epopeya
La epopeya es una narración de gran extensión, que suele ser contada en verso. El personaje
principal de este tipo de narración es un héroe, cuyas cualidades vienen aumentadas.
Suele incluir elementos imaginarios, como la magia y los dioses. Algunos ejemplos de la epopeya
son “La Ilíada” y “La Odisea”, atribuidas a Homero.
Diario
Los diarios son textos en los que se narran los eventos ocurridos diariamente o cada cierto período
de tiempo. Estos textos pueden ser ficticios (como “El Falke”) o reales (como El diario de Ana
Frank).
Novela
La novela es una narración de gran extensión, por lo general escrita en prosa. Los eventos que se
incluyen, la forma de presentarlos y los personajes son mucho más complejos que los del cuento.
“Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez y “El nombre de la rosa” de Umberto Eco son
algunos ejemplos de novelas.
Novela corta
La novela corta es uno de los tipos de narración más difíciles de clasificar, ya que puede ser
confundida con un cuento, puesto que la extensión de ambas es similar.
Sin embargo, la extensión no es el único elemento que hay que tomar en cuenta para determinar
qué es una novela corta. También hay que tener presente la complejidad de las acciones. Si los
elementos narrados son complejos, entonces se tratará de una novela corta y no un cuento.
Algunos ejemplos de novelas cortas son “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry y “Los platos
del diablo” de Eduardo Liendo.
Noticias
Las noticias son textos narrativos e informativos, que pueden ser presentados de forma escrita en
periódicos, revistas y medios electrónicos o de forma oral en televisión, radio y otros medios
audiovisuales.
Cartas
Las cartas son textos narrativos que tienen como propósito garantizar la comunicación entre dos
partes.
Cantar de gesta
El cantar de gesta es un tipo de narración típico de la Edad Media, en el que se narran las
aventuras de un personaje heroico. Los cantares suelen presentarse en versos. Un ejemplo de
estos son el “Poema de Mío Cid” y “La canción de Rolando”.
Biografía
La biografía es una de las narraciones no ficticias más comunes. Esta consiste en contar la vida de
una persona, sin alterar ni modificar los hechos ocurridos.
Autobiografía
La autobiografía es un tipo de narración en donde la persona que escribe narra su propia vida.
La narración dentro del género literario narrativo, se comprende como narrar o relatar una
historia real o imaginaria. Se denomina narración a la manera de contar una secuencia o una serie
de acciones, realizadas por unos personajes, en un lugar determinado a lo largo de un intervalo de
tiempo determinado, es decir, se refiere lingüística o visualmente a una sucesión de hechos.
Tanto las acciones, como los personajes y el lugar, pueden ser reales o imaginarios. Esto no afecta
al carácter de la narración, porque el objetivo del autor de la narración es que el lector se imagine
los sucesos que se cuentan.
Mientras que desde la perspectiva semiológica la narración se puede realizar con cualquier clase
de signos, la lingüística considera que un texto narrativo responde a una clasificación basada en la
estructura interna donde predominan secuencias narrativas. Estas secuencias se construyen
mediante el signo lingüístico, lo que deja fuera el carácter narrativo que pudiera presentar un
cuadro o imágenes.
Índice
1 Características de la narración literaria
2 Elementos de la narración
2.1 Personajes
2.5 Narrador
3 Texto narrativo
4 Estructura de la narración
6 Subgéneros narrativos
7 Referencias
8 Bibliografía
9 Enlaces externos
Dado que el fluir temporal es un aspecto básico y caracterizador de una narración, las formas
verbales desempeñan un papel fundamental. Los tiempos verbales más usados para narrar son los
de aspecto perfectivo, esto es, aquellos que presentan la acción como acabada. Esto es así porque
son los que permiten ir encadenando las distintas acciones una después de las otras a medida que
van concluyendo. El tiempo verbal más habitual es el pretérito perfecto simple o indefinido,
además de los distintos tiempos compuestos que también son perfectivos.
Elementos de la narración
Tiempo: Las acciones que realizan los personajes transcurren en un periodo de tiempo largo o
corto, no suceden todas a la misma vez.
Espacio: Los hechos ocurren en algún lugar. Los personajes pueden desplazarse a distintos sitios,
por lo que el espacio cambia.
Narrador: El narrador contempla y cuenta los hechos que suceden de una manera ordenada, y en
ocasiones juzga lo que sucede. En otras ocasiones se desconoce quién es el narrador, pero se
conoce su existencia.
Personajes
Los acontecimientos que suceden son acciones realizadas por personajes. Un personaje es
cualquier entidad que lleva a cabo acciones gracias a las cuales el argumento de la narración
puede progresar. Un personaje puede ser tanto una persona como un animal o un objeto. Estas
tres entidades hacen que la narración pase de una situación inicial a una situación final.
Un ejemplo claro de una narración en la que no intervenga ningún ser vivo es La lluvia amarilla, de
Julio Llamazares.
Tipos de personajes
El protagonista es el personaje en el que recae la acción narrativa, por ende, el interés del
narrador se centra en lo que hace y lo que le sucede. En la mayoría de las narraciones el
protagonista pretende resolver problemas que se le presentan. En esos casos aparece el papel de
antagonista, es decir, el personaje que se opone al protagonista y a sus acciones, e intenta que no
resuelva dicho problema. Los personajes restantes que intervienen en la historia son los
denominados personajes secundarios.
Caracterización de personajes
Aunque en ocasiones el personaje esté basado en una persona real, el escritor lo describe, por lo
que gracias a él se puede descubrir quién y cómo es y qué rasgos lo caracterizan. Según esto, un
personaje también se puede definir como una "creación del autor". Siguiendo este proceso,
existen varios recursos para la caracterización de un personaje:
Descripción: El autor describe tanto física como psicológicamente al personaje para poder
retratarlo y representarlo. Puede ir tanto al comienzo del texto o cuando la acción ya ha
comenzado y el relato avanza.
Acción: Según el comportamiento y las reacciones del personaje, se puede dar una idea de cómo
es.
Diálogo: Según la conversación del personaje, se puede tener una noción de las ideas de éste y de
sus intenciones, es decir, los rasgos característicos de cada personaje viene definido por sus
palabras.
Acción narrativa
La estructura de los capítulos se presentan dependiendo del orden que les dé el autor siguiendo el
sentido del texto. Siempre se distingue una situación inicial y una situación final, y los sucesos que
le ocurren a los personajes es la causa de pasar de una situación a otra. A este esquema le
corresponde la estructura planteamiento-nudo-desenlace.
Planteamiento: Se cuenta quiénes son los personajes, dónde y cuándo transcurre la historia y cuál
es el problema que les afecta.
Nudo: Se desarrolla el problema que afecta a los personajes, narrando todas las acciones que
realizan los protagonistas para resolver dicho problema. En los relatos largos es la parte más
extensa, y está formado por múltiples capítulos.
Desenlace: Se narra el resultado final, en otras palabras, si el personaje resuelve finalmente dicho
problema.
No todos los textos narrativos se ajustan a esta estructura, sino que en algunos casos no existe tal
presentación de personajes, y el relato, en ese caso, comienza directamente en la mitad de la
trama, lo que se denomina in medias res. En otros casos comienza directamente por la situación
final, para contar después qué es lo que ha llevado a ese desenlace, lo que se denomina in
extrema res. El autor también puede preferir por no contar el desenlace de la trama, lo que se
denomina final abierto, cuando causa al lector una imaginación de cómo terminaría el asunto.
Tiempo narrativo
Las acciones que realizan los personajes suceden una detrás de otra, y forman así una sucesión.
Para analizar el tiempo narrativo hay que tener presente el tiempo de la historia y el tiempo del
discurso o tiempo de la narración.
Tiempo de la historia
Con frecuencia el narrador indica la época concreta, pero en otros casos no la indica, y el lector
puede deducirle por la apariencia de los personajes, por ejemplo. También el narrador puede no
indicar ninguna referencia hacia la época, para que el relato tenga una validez universal. El tiempo
de la historia también comprende la cronología de los acontecimientos.
Tiempo del discurso
Según el orden de la narración, existe una narración lineal, la cual se cuenta en el orden en el que
sucedieron los acontecimientos.
Mediante distintas técnicas el narrador puede alternar dicho orden, como sucede con in media
res, cuando la historia comienza por la mitad, y con in extrema res, cuando empieza por el final. En
otros casos se inserta la retrospección o flashback, cuando se cuentan hechos que sucedieron en
el pasado, la anticipación, que es el mismo caso solo que los hechos suceden más tarde, y la
simultaneidad, cuando ocurren al mismo tiempo.
Mediante otras técnicas el narrador hace uso del ritmo. El ritmo se diferencia en un ritmo rápido,
cuando los acontecimientos transcurren en un espacio corto de tiempo, y el narrador puede incluir
saltos en el tiempo o deja de explicar los hechos ya que no los considera importantes, y en un
ritmo lento, cuando los acontecimientos, que tienen una duración corta, el narrador alarga el
espacio de tiempo y hace uso entonces de detalles tanto en las descripciones como en las
reflexiones y explicaciones.
Se refiere a la relación entre el tiempo de la historia y el tiempo del relato. Esta relación puede ser
de igualdad o no. El tiempo de la historia (TH) hace referencia a lo que se cuenta y el tiempo del
relato (TR) al cómo se cuenta. Analizando el ámbito literario, Genette establece la siguiente
clasificación:
Escena: relación de igualdad. Coloquialmente se llama "tiempo real". Existe una sincronía perfecta
entre ambos tiempos. TH=TR.
Elipsis: se da cuando hay una parte del relato que no se cuenta y suele coincidir con un cambio de
escena. Para un tiempo de la historia x, el tiempo del relato es 0. TH=TR=0.
Sumario: se trata de una aceleración del relato, una compresión de los acontecimientos de la
historia en el nivel del relato. Esto produce que el tiempo de la historia sea mayor que el tiempo
del relato. A menudo se plantea como una transición entre secuencias. TH<TR.
Pausa: para un tiempo de la historia 0, el tiempo del relato es x. No hay nada que contar de la
historia pero sí del relato. A menudo se emplea para hacer descripciones. TR<TH.
Espacio narrativo
El espacio está constituido por las referencias que hace el narrador al lugar donde transcurren los
hechos de la historia. Hay que tener en cuenta que existen muchos relatos donde la acción
transcurre en un espacio único y, en otros relatos, la acción transcurre en lugares diferentes.
También algunos de los espacios pueden estar definidos por escasas descripciones, solamente
aparecen nombrados y, en otras ocasiones, pueden aparecer bien definidos, dotados con
descripciones, como sucede en la obra Industrias y andanzas de Alfanhuí, de Rafael Sánchez
Ferlosio. En estos casos cuando el espacio está descrito aparece el término de ambiente.
Narrador
El emisor de un texto narrativo recibe, de acuerdo con la función que realiza, una denominación
especial: la de narrador. No obstante, la razón de la misma estriba en la necesidad de prever que
en algunos textos narrativos el emisor y el narrador no coinciden, o dicho con otras palabras, no
son la misma persona. Tal situación se da, como es evidente, en los textos narrativos literarios. Lo
que ocurre en las novelas y en los cuentos es que la historia que se cuenta ha sido inventada (o,
por lo menos, así se presenta); dado que esto es así, no es posible que el emisor (el autor real)
haya podido ser testigo de la misma. Por lo tanto, se entiende que quien narra no es él, sino un
narrador indeterminado también inventado por ese autor. Partiendo de esta consideración, que
nos lleva a utilizar siempre esa denominación de narrador, hay que analizar otro factor que
también depende del narrador: la perspectiva o punto de vista que adopta para contar la historia.
Un narrador es la persona que escribe cuentos, novelas, etc., en otras palabras, un narrador es un
"escritor de relatos". Definiéndolo de otra manera, un narrador es el elemento estructural de la
narración, que contempla los hechos narrados.
Autor y narrador no es lo mismo. Es el autor quien decide quién va a ser el narrador, y qué
características va a tener. Dichas características constituyen el denominado punto de vista de la
narración.
Sin haber participado en los hechos, el narrador puede conocerlos, y puede ser también uno de los
personajes que intervienen en la historia. El personaje que funciona como narrador se denomina
narrador interno, y el autor construye el relato fingiendo que la historia la cuenta uno de los
personajes.
En la mayoría de las ocasiones el narrador interno coincide con el protagonista. En este caso
predominan las formas verbales y los pronombres en primera persona. Los relatos de este tipo se
denominan narración en primera persona. Con menos frecuencia el narrador no coincide con el
protagonista, sino con un personaje secundario, lo que se denomina como narrador testigo.
Por otro lado, un narrador externo conoce los hechos que suceden y los personajes que
intervienen, pero no participa en la historia, sino que la cuenta "desde fuera". Por esta razón no se
referencia a sí mismo. Los relatos de este tipo se denominan narración en tercera persona.
Narrador omnisciente: Conoce los aspectos y detalles de los personajes, de sus pensamientos, sus
intenciones, su historia, etc. Normalmente se compara con una serie de divinidad que sabe todo y
que se desplaza por su propia voluntad en tiempo y lugar.
Narrador objetivista: Conoce lo que los personajes hacen y dicen, y no conoce sus pensamientos,
sus sentimientos ni el porqué de sus actuaciones.
Lo más habitual es que el narrador cuente historias que han sucedido en el pasado, a éstas se
llaman narraciones en pasado. Cuando los acontecimientos están sucediendo en ese preciso
instante en el que el narrador narra los hechos, recibe el nombre de narraciones en presente. Lo
menos habitual son las narraciones en futuro, cuando el narrador narra los hechos que aún no han
acontecido.
Cuando el narrador decide si las acciones que realizan los personajes son buenas o malas, el
narrador es objetivo. Cuando el narrador interviene en el relato y valora los hechos que realizan
los personajes, dando una opinión, el narrador es subjetivo. Gracias a la subjetividad consigue
dirigir la interpretación del lector en un sentido.
Texto narrativo
Es un tipo de texto que narra o cuenta una serie de hechos reales o producto de la imaginación. Se
caracteriza por recrear la forma de pensar y sentir de los personajes, describir lugares o espacios
donde ocurren las acciones centrales del relato, y construir una trama o argumento que enlaza los
hechos que van ocurriendo. En los textos narrativos se puede reconocer una organización de los
acontecimientos a partir de un inicio, un nudo o conflicto y un final o desenlace de la historia.
Estructura de la narración
Una narración presenta siempre, como mínimo, lo que se denomina un actor o personaje, que es
aquel elemento que experimenta los sucesos o hechos referidos en ella. En el estudio de las
narraciones se ha aplicado el término actante, que amplía la noción de personaje. Este personaje
puede o no, ser también narrador de la historia.
Narrar implica que los hechos referidos estén relacionados, encadenados, y que se vayan
sucediendo de forma más o menos lógica. Lo fundamental es que la sucesión de los hechos venga
determinada por un principio de causalidad, esto es, que todo lo narrado tenga un antes del que
provenga y un después al que se dirija.
Aparte de narrar los sucesos que constituyen la historia, en una narración puede ser necesario la
reproducción de las palabras o pensamientos de aquellos seres (normalmente, personas) que los
protagonizan. El narrador, a tal efecto, dispone de dos maneras o estilos de reproducir la voz de
los personajes de la historia: el estilo directo y el estilo indirecto.
El estilo directo es el que se manifiesta cuando la voz de los personajes se reproduce de forma
literal, esto es, cuando sus palabras o pensamientos se reproducen tal cual fueron dichas o
pensadas, sin cambiar, añadir o quitar nada. Lingüísticamente, estos fragmentos aparecen
dominados por la primera persona. Gráficamente, el estilo directo aparece señalado por el uso de
un guion que introduce la voz del personaje o por la acotación entre comillas de esta.
El estilo indirecto, por su parte, es el que utiliza el narrador cuando con sus propias palabras nos
reproducen la voz de los personajes, esto es, cuando, de una manera u otra, nos resume sus
palabras o pensamientos. El estilo indirecto implica siempre, por un lado, la existencia de una
selección de la información por parte del narrador (sólo reproducirá lo que a él le parezca
conveniente) y, por otro, la falta de los matices emocionales y expresivos del personaje.
Lingüísticamente, estos fragmentos estarán dominados por la tercera persona, en tanto que no
son otra cosa sino narraciones de lo que piensan o dicen los personajes. El estilo indirecto admite
gradaciones en cuanto al grado de fidelidad respecto de la voz del personaje; en este sentido, se
suele distinguir entre el estilo indirecto propiamente dicho y el llamado estilo indirecto libre, que
es una forma intermedia entre el directo y el indirecto. En esta variante, por un lado, es el
narrador quien lleva con sus propias palabras la reproducción de la voz del personaje, pero, por
otro, lo hace introduciendo por el medio expresiones (exclamaciones, interrogaciones, léxico
particular...) que se supone reproducen directamente lo dicho o pensado por el personaje;
obviamente, el estilo indirecto libre resulta más fiel al personaje que el estilo indirecto a secas.
Personajes planos: Son creados a partir de una idea, cualidad o defecto, no evolucionan a lo largo
de la narración, es decir, no cambian o varían a lo largo de la historia. Son seres simples y típicos.
El lector ya los conoce y sabe cómo actuarán. No pueden sorprenderlo.
Personajes redondos: Son aquellos que no encarnan una cualidad o un defecto. Se definen por su
profundidad psicológica y porque muestran en el transcurso de la narración las múltiples caras de
su ser. El lector no los conoce de antemano, por lo que no sabe cómo actuarán. Evolucionan,
cambian; pudiendo sorprender al lector con su comportamiento. Tienen como las personas
cualidades y defectos.
El narrador, entre sus funciones, tiene también la de decidir en qué orden y con qué ritmo va a
narrar la historia.
Orden de la historia
Lo primero que se puede constatar es que el discurso narrativo está repleto de anacronías, esto
es, discordancias entre el orden de sucesión en la historia y orden de sucesión en el relato. Toda
narración ofrece una anacronía de orden general, puesto que la linealidad del lenguaje obliga a un
orden sucesivo para hechos que quizá son simultáneos. Pero toda narración ofrece, a su vez,
multitud de anacronías particulares o de detalle.
Ritmo de la historia
Subgéneros narrativos
Algunos de los subgéneros de la narrativa, ordenados de más breves a más extensos son el
microrrelato, el cuento y relato, la nouvelle o novela corta y la novela.
Esta enumeración es muy general y con un objetivo meramente informativo. Hay muchos textos
narrativos e incluso poéticos, escritos en las zonas grises entre estos géneros.
Muchos autores, por ejemplo, no consideran a la nouvelle como un género, sino como un caso
especial de novela. Es importante aclarar que la longitud no es lo único que determina las
características de los subgéneros de la narrativa. El microrrelato, por su característica de síntesis
extrema, en muchos casos bordea el límite con la prosa poética