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Rescate urbano, ecológico y cultural de Avenida Chapultepec

¿Será que luego de varios intentos controvertidos, a avenida Chapultepec le toca su turno
de remozamiento, para crear lo que el secretario de Cultura del gobierno de la Ciudad de
México, Alfonso Suárez del Real, llama “Calzada de Vida”?

Presentada como una propuesta con más dimensión humana, comparada con lo que fuera
el proyecto no realizado del “corredor Chapultepec”; la propuesta contaría con un paseo
peatonal que se incrementará de 5 a 10 mil metros cuadrados, reforestación con 368
árboles y 97 mil 393 plantas para crear un área verde de 11 mil 407 metros cuadrados, más
ciclovías, esta iniciativa nada tiene que ver con aquel megaproyecto.
El propósito es renovar pavimentos, mejorar el alumbrado con 282 luminarias y la
infraestructura de drenaje con 3190 metros de longitud y de agua potable con 2076 metros
lineales, además de crear 12 cruces seguros: 106 peatonales y 112 mixtos, según un tríptico
del propio gobierno. Y sin segundos pisos para vendedores ambulantes como en el anterior
proyecto, ya que según el secretario de cultura no se concesionará ni un centímetro de la
obra pública a ningún particular.
Se trata de una inversión total del gobierno de la ciudad, con recurso de los contribuyentes,
dicha obra va desde la calle de Lieja hasta la de Balderas.

Por la cancelación del corredor Chapultepec se pretendía que la ciudad pagara cerca de
900 millones de pesos, pero a mucho menor monto se invierte el dinero en beneficio de la
gente, para cambiar el drenaje, la red de agua potable y eléctrica, además de que los
trabajos se aprovecharán para meter todo el cablerío en redes subterráneas.

Y acerca del proyecto del Centro de Transferencia Multimodal (Cetram), donde se


construiría una mega torre y que, ponía en riesgo la estabilidad del edificio de la Secretaría
de Salud, ubicado en la calle de Lieja y declarado patrimonio artístico en 1993 por el INBAL,
aún no hay una solución, pero la secretaria de salud no cambia su rechazo al proyecto de
la torre.

Recuperación histórica
La secretaria de cultura quiere enfatizar en que sin esta “Calzada de Vida” no habría
subsistido México-Tenochtitlan, ni la Ciudad de México capital de la Nueva España.
Entonces se pretende transmitir lo fundamental de la calzada para la ciudad, de cara a los
500 años de la conquista y a la propia traza de Alonso García Bravo, quien contempló el
acueducto en su derrotero desde Chapultepec, para surtir de agua hasta lo que después
conocimos como el Salto del Agua. Se estará divulgando la historia de la calzada de manera
tal que se pueda recuperar su orgullo y que deje de sentirse como el traspatio de Paseo de
la Reforma, el traspatio de la Juárez, de la Roma o la peor avenida de la Ciudad, se quiere
que se reposicione. Avenida Chapultepec maravilló con su acueducto a los españoles, unca
se imaginaron que se pudiera construir sobre el lecho de un lago de agua salada para
transportar el agua dulce.

Sin gentrificación
Desde hace 52 años que se terminó de hacer el cajón del Metro de la línea 1 y los pasos a
desnivel sobre la avenida, no se había renovado la infraestructura. En la colonia Roma a
sus casas se les quitó el jardín frontal para crear un carril más y tener la banqueta, se
cambió el drenaje y la red de agua potable, pero desde entonces hay un desgaste, los
materiales ya no son recomendables y las propias condiciones de la Ciudad de México
obligan a una renovación. Asimismo, se hizo una evaluación del sistema vial, confinada a
los pasos a desnivel, que vuelve inhóspita la avenida para los peatones, ya que no se puede
cruzar de esquina a esquina.

Es por ello por lo que se pretende tener como una avenida de desahogo a Durango y quitar
las vueltas a la izquierda, así darle al peatón el doble de espacio y se crearán ciclovías,
pero no en el centro de la avenida sino en los extremos, para ir en el mismo sentido que la
circulación vehicular, como en Reforma.
Por su parte las jardineras permitirán la infiltración de agua al subsuelo para revertir la
desertificación de la zona y mantener los edificios en sus niveles freáticos previstos. La
misma función se dará al piso. Los terminados serán como en Reforma, color amarillo
Oaxaca, pero tendrán a la vez un sello característico, una greca hecha de cilindros en tonos
ocres, grises y negros que, al filtrar el agua, evitarán encharcamientos.
La escultura Encuentro de dos mundos, será restaurada y el INAH se encargará de la
intervención de los arcos del acueducto que se conservan.

Un aspecto es que se garantizará la no “gentrificación”. Primero, porque la avenida seguirá


siendo esencialmente habitacional, y en etapas posteriores se permitirá la construcción de
edificios de departamentos que respeten las alturas de la zona para repoblar y lograr que
la gente se quede y adquiera viviendas de interés social.

Para finalizar se estima que la primera etapa esté lista para el 11 de enero del 2020
Así expulsan lo popular del corazón del Centro Histórico
La cantina El Jarrito, edificio de aspecto ruinoso que daba cabida a este y otros locales, así
como alojamiento a varias familias, se convirtió en una sucursal de Be Mate, dedicado al
alquiler de departamentos de diseño para turistas de corta estancia. Algo así como un
pequeño hotel, este edificio, catalogado con valor histórico, artístico y patrimonial no
solamente fue expulsado, también las familias que habitaban la planta alta, un local de
impresión digital, uno de compraventa de oro y otros dos de comida. Ahora hay 25
departamentos de diseño que van de los 25 a los 60 metros cuadrados, cuyo alquiler supera
los mil pesos por noche. Ahora en la planta baja podemos encontrar una sucursal de Pastes
Kikos y otra de Nescafé, pero hay más cortinas cerradas esperando a dar a luz a nuevos
giros comerciales. Y como El Jarrito muchos otros establecimientos históricos están siendo
desplazados.
En la época colonial y antes de ella lo que hoy llamamos el Centro Histórico era la propia
Ciudad de México, es por eso por lo que este patrimonio de la humanidad desde 1987, es
el origen de la ciudad, del país, de nosotros y por ello prevalece la sensación de que nos
pertenece a todos.
Es nuestra memoria, en sus calles han ocurrido infinidad de eventos históricos y personales.
Pero algo está ocurriendo en sus calles, mercantilización del patrimonio, elitización,
blanqueamiento, gentrificación, llegada de capitales extranjeros a lucrar con el Centro
histórico.
En apariencia, esto no tiene nada de malo, pero para el vecino, el urbanista, el cronista,
para el afectado, estos son problemas graves porque negocios históricos están cerrando y
en su lugar están abriendo sucursales de grandes corporaciones.
¿Cómo afecta este desplazamiento en el tejido social? Muchísimo, se está empezando a
despoblar el Centro.
Blanquear al Centro
Ejemplo de lo que está sucediendo los tenemos en Donceles 32 en donde ya existe una
expulsión de habitantes y comercios populares para dar paso a habitaciones de diseño
destinadas a turistas, o en Colón 1 donde inquilinos se resisten los embates de una
inmobiliaria que pretende convertir el emblemático edificio Trevi en un espacio de oficinas
compartidas y de habitaciones para renta de corta estancia.
En el centro histórico ahora se explota el patrimonio, se explota la memoria en beneficio de
empresas extranjeras, el turismo nos arrebata espacios sobre todo patrimoniales, y el
gobierno va con grandes élites apropiándose de la ciudad con fines globales.
Otro claro ejemplo de esto es la calle de Madero, ya que desde que se volvió peatonal
podemos ver como se ha convertido en una pasarela de marcas. Estas marcas lo que hacen
es demoler por dentro los edificios patrimoniales y solo dejar las fachadas por
requerimiento, entrar a estos lugares ya nada tiene que ver con el patrimonio histórico.
Uno de los efectos de esta mercantilización del patrimonio del Centro Histórico es el
incremento en el precio de las viviendas en renta, los habitantes son cada vez menos y
quienes pueden pagar más ya que un lugar digno cuesta de 15 a 20 mil pesos, y hay
espacios hasta de 30 y 40 mil pesos. Están vendiendo la plusvalía de la historia, de la
memoria, de la arquitectura.
El centro histórico está siendo blanqueado, se sustituye a la población mexicana por una
élite que viene de ciertas zonas, evidentemente blancas, que llegan a consumir la ciudad
como turistas, y desplazan a las clases populares y medias y sus usos y costumbres, sus
bailes, su comercio informal, sus fiestas patronales. Todo esto lo ven como signo de
deterioro y de retroceso.
Se desvanece lo popular
Vicente Moctezuma vecino de la zona, comenta que lo que está ocurriendo en el corazón
de la Ciudad de México es un proceso de revalorización del suelo que se inscribe dentro de
dinámicas globales de transformación de las ciudades, bajo un modelo de desarrollo actual
que se centra en la producción del espacio orientado hacia los negocios, plantea que el
Centro Histórico es un lugar con fronteras, se trata de dos ciudades en sí mismas
heterogéneas, atravesadas y constituidas por relaciones de poder, pobladas de
contradicciones, conflictos y disputas. Por una parte, está la ciudad popular, la de calles
envejecidas, la de calles mercado, banquetas mercado, plazas mercado, edificios cuyos
zaguanes huelen a humedad y sus puertas desvencijadas miran al patio en ruinas y los
muros relatan sus historias indescifrables, y por otra parte, está la ciudad que con ínfula se
pretende global y se ensueña en una diversidad cosmopolita aunque se construya en
espacios insulares.
Y lo que hace el proceso de gentrificación en el Centro Histórico es ir expandiendo la
frontera urbana de la acumulación, para los sectores beneficiados se expande su ámbito
de territorialización y los sectores populares son desplazados. Es un riesgo que está ahí y
habría que ver si se toman medidas para retener a la población popular”.
Perder pedazos de historia
Jorge Pedro Uribe Llamas cronista de la ciudad, nos dice que es imposible no darse cuenta
de ciertos fenómenos que está propagándose en el Centro, uno de ellos es Airbnb y que
exista en sí mismo no tiene nada de malo, lo que es preocupante es que no se estén
regulando, otros de ellos es la gentrificación, y aburguesamiento, estos fenómenos van de
la mano y no son excluyentes entre sí.
La llegada de más turistas a la Ciudad de México que en particular quieren conocer su
Centro Histórico es aprovechado por grandes corporaciones para hacer negocios a costa
del patrimonio histórico de esta parte de la capital y provoca indirectamente que edificios
que antes eran de vivienda media se estén convirtiendo en pisos de alquiler de corta
estancia para turistas.
También nos menciona que el gobierno debería atender este problema que, hay que estar
muy ciego para no verlo o hay que ser muy cínico para voltear al otro lado. Son fenómenos
que no nos estamos inventando, están pasando, son globales, pero la Ciudad de México
no está sabiendo atender y están afectando de manera directa el tejido social y dentro de
unos años, si esto no se atiende de manera pertinente, lo vamos a lamentar, ya que si cierra
un negocio popular, histórico, tradicional se está perdiendo un pedazo de historia, y cuando
menos nos demos cuenta ya habremos perdido un carácter intangible simbólico importante
patrimonial del Centro, y es algo que está pasando.
Arte y olvido del terremoto

Después de los sismos del 19 de septiembre del 2017 muchos edificios que son parte del
patrimonio cultural de México sufrieron severas afectaciones, y los edificios y objetos dentro
de ellos deben ser recuperados.

La magnitud del desastre


19 de septiembre 1985 la ciudad fue sacudida por el terremoto más devastador de su
historia y con consecuencias inabarcables, se hablaba de 15 a 20 mil muertos y miles de
edificios dañados, pero tuvieron que pasar 2 años hasta que el gobierno dio cifras exactas
de tal desastre, 4541 cadáveres, 12 mil inmuebles afectados. 310 vías afectadas y 53687
m2 de carpeta asfáltica dañada.
Cuando sucedió tal desastre se creó una amnesia y solo se tenía la impresión de que el
sismo fue importante solo en el momento en que ocurrió, pero se logró que la solidaridad
sobresaliera ante el desastre y la gente se organizó ante el vacío de autoridad que existía,
se tuvo un gobierno inepto pero una sociedad eficiente y el desastre catalizo el florecimiento
de gestos positivos.
Las televisoras minimizaron el desastre y ponderaron la eficacia de las autoridades, pero la
realidad es que en las calles la gente salvaba a quien podía y como podía.
Los edificios se han ido recuperando poco a poco, aun no todos, pero el INAH y el INBAL
trabajan día con día para que nuestro patrimonio no se pierda.

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