Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1
Esta pretensión de Macedonio de situar en el mismo nivel a la imagen y a la sensación puede
comprenderse (además de la comprensión que emana de sus bien logrados argumentos) teniendo en
cuenta la muerte de su esposa, pues ya no puede tener la sensación de su presencia, pero sí su imagen,
por ello postula la inmortalidad de la sensibilidad nemónica junto a la continuidad incesante de la
Sensibilidad.
de la noche no es el retorno de la muerte o de la ausencia del sol, el retorno de la noche
es el retorno de la confusión, el retorno de la vigilia, la noche es la vigilia. El cuento
representa cómo vigilia y ensueño se entrecruzan, cómo no puede considerarse más real
una que otro, pero además hay algunos detalles que me gustarían destacar: cuando el
protagonista se levanta, no encuentra su cara en el espejo, su cuerpo yace separado de su
conciencia, el ayoísmo se presenta desde el inicio hasta el final del cuento.
Tanto El retorno de la noche como la tesis de Macedonio sobre el ensueño,
presentan una concepción del Ser como una plenitud que es irreductible a eso que
llamamos “yo”, e incluso la propia corporalidad, concebida espacio-temporalmente, no
es más que un pedazo del ser del mundo que de alguna manera está atada a la limitante
y reductiva ley de causalidad. Esta ley de causalidad es parte de la misma exigencia
externa de suponer una sustancialidad, una auto-existencia del mundo externo, con
independencia de que sea o no sentido por mi conciencia. Pero, como ya sabemos, para
Macedonio, nada hay más allá de lo sentido, por lo tanto, no hay causalidad, más bien,
como sucede en el ensueño, lo que es se relaciona mediante una ley de asociación, en la
que las imágenes se suceden e interrelacionan mediante una fuerza inherente al alma
misma. En este sentido, el ensueño, además de manifestarse como un momento donde
lo sentido se presenta en su plenitud, puede interpretarse como un momento liberador,
en cuanto rompe con las reglas de una realidad impuesta desde afuera, que intentan
limitar y reducir la propia existencia a reglas que no le son propias. Esta concepción del
Ser como ensueño pone de manifiesto la contingencia de las reglas según las cuales
articulamos nuestra forma de ver el mundo, la pretensión de que hay una forma ya
determinada o dada en la que se comporta la realidad en sí, no es más que una exigencia
impuesta y casual, la construcción del mundo está en constante transformación, y
podemos participar de dicha transformación abriendo las posibilidades de ser del existir
más allá de los límites de esas imposiciones. Pero dejaremos esta cuestión para el final,
confieso que tengo un gusto especial por dejar los bocados más exquisitos para el final
del banquete, el trago más extático para el final de la bacanal, la canción más sublime
para el final del recreo, a veces conjeturo que mis días acaban bajo el negro telar de la
noche por puro capricho de mi ser: mi voluntad, harta de la obvia luz, se somete de a
poco al profundo goce de contemplar la mansedumbre de los fulgores; éstos,
desposeídos entonces de su usual pompa, emprenden su lenta y despavorida fuga sin
consumarla del todo, para que el mundo pueda verla a ella, detrás de las estrellas,
delante, arriba, abajo, la negra infinitud de la noche. ¡Quién resiste a su tenebroso
hechizo sin perder la cordura, sin perder la vigilia! ¿Será el ensueño la apoteosis de la
noche, el orgasmo del Ser ante la noche?
2
En este mito Platón postula como una forma naturalmente originaria las relaciones sexuales entre
personas del mismo sexo, la heteronomía no existía entonces; es curioso que ni siquiera la usual
veneración que se ha prestado siempre a la cultura griega haya sido suficiente para que nuestra
tradición se plantease la posibilidad de que la heteronomía no respondiera necesariamente a exigencias
de la naturaleza misma.
Las heroínas tras los ocasos
Así como la unidad del almismo macedoniano, según mi interpretación, contradice y
limita su ayoísmo, hay otra parte de la obra de Macedonio que considero que lo
potencia. Me refiero a su concepción de la Pasión como madre de toda certeza y al
altruismo como momento de comunicación con los otros, presente tanto en No todo es
vigilia la de los ojos abiertos como en su cuento Tantalia; a estos conceptos se articula
con espléndida coherencia su concepto del ser como libre de toda ley. Creo que aquí
está la clave para escapar de la tiranía de la unidad y del yo. Cuando Macedonio sitúa a
la pasión por encima de todo, lo que hace es situarla por encima del arbitrio de las leyes
restrictivas de una realidad externa, y por encima del limitado ámbito del yo, por ello
postula su altruística, en ella tiende un puente hacia el otro en cuanto igual. Donde más
claro me resulta este puente hacia otros sujetos es en Tantalia, allí su Pasión es puesta a
prueba por él mismo, él no es capaz de verla por sí mismo, no logra hacerlo sino hasta
que su salvadora se la muestra, aquí se manifiesta en la obra de Macedonio Fernández
una ponderación de la intersubjetividad, con las exquisitas y genuinas peculiaridades
que se observan por doquier en su obra.
Para finalizar, de la mención que hace Macedonio en No todo es vigilia la de los ojos
abiertos sobre su concepción de la música como verbalidad, me surgió meditar acerca
de la experiencia de la creación artística. En la idea de la posibilidad de que hacer
música sea discurrir verbalmente se manifiesta que la creación artística expresa esa
apertura que buscamos, la pasión se conduce entonces de una manera que rompe con los
límites de la realidad restrictiva de la vigilia. Considero que la emancipación comienza
con el arte, el arte abre todas las posibilidades, desde el arte es posible sustraernos de la
tiranía del Uno y del Yo, todo es posible en el arte. Figúrese quien lea este ensayo el
siguiente momento de producción literaria. La mano del escritor comienza a escribir una
historia ficticia, inicialmente lo hace porque le parece apasionante e importante darle
una eternidad escrita a ciertas ideas y pasiones que lo atraviesan; el texto está bajo su
control, los personajes y las escenas se suceden y relacionan bajo su exclusivo arbitrio;
de a poco, comienza a sentir que aquellas pretensiones que lo movieron a emprender
dicha escritura comienzan a desaparecer; mas la obra continúa, y no
desapasionadamente, por el contrario, se encuentra su mano misma en el dilema de
retomar sus pretensiones originales o continuar los sinuosos y cautivadores caminos que
comienzan a abigarrarse en el texto; la obra comienza a adquirir vida propia, sus
personajes triunfan, mueren, o sufren a pesar de la mano que los escribe, todo se sale de
control; de repente, ese personaje, esa heroína de heroínas que admira con cierta
sospecha, esa que viene trastocándole todos los designios con seductoras insolencias,
esa defensora de la patria del otro, esa negra e iluminada bestia que sigila entre las
estrellas como la sombra de su mano que no puede dejar de escribirla, esa urdidora de
todos los ardides que no es más que una ternura que no resiste su mano que en la hoja la
escribe y la escribe, esa heroína maldita, en complicidad con las otras, le dirige la negra
y abstrusa mirada, trascendiendo el abismo entre la hoja y el mundo, proyectando con
sus bravos ojos un ebrio puente de estupefacción entre su ser y el del estúpido cuya
mano la sigue escribiendo, se aproxima, con el sigilo y el arrojo que su mano le sigue y
le sigue escribiendo, y, casi atravesando el hipnótico puente, cuyo paisaje circundante
(el cual puede apenas ver de reojo) se convierte en la habitación en la que la mano la ha
estado escribiendo todo este eterno rato, pero el sujeto de ojos y manos divisa (siempre
apenas de reojo) que su habitación se ha poblado de repente, de pronto alguien le da a la
disoluta que se ha soltado de la tinta de su pluma como sangre que mana a chorradas de
su aorta, una aguzada guadaña de obsidiana engarzada con diminutos zafiros y mango
de cristal, que sus morenos brazos levantan sobre el perdido todo cuya mano se
adormece y escribe y escribe. ¡Y …
Bibliografía
CORTÁZAR, Julio (2013). El retorno de la noche, en Cuentos completos, volumen 1.
Buenos Aires: Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S.A. pp. 67-76.
FERNÁNDEZ, Macedonio (2001). No todo es vigilia la de los ojos abiertos. En Obras
completas, volumen VIII. Buenos Aires: Ediciones Corregidor.
FERNÁNDEZ, Macedonio (1987). Obras completas. Volumen VII. Relatos, cuentos,
poemas y misceláneas. Buenos Aires: Ediciones Corregidor.
PLATÓN (1982). Banquete. Madrid: Gredos.
Matías Vera
N° 21612