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Europeos
ISBN: 90-804140-4-2
PARTE PRIMERA
PARTE SEGUNDA
PARTE TERCERA
*
Katholische Universität Eichstätt.
1
Obras que evalúan el nacionalismo como una manifestación patológica son
W.SULZBACH, Imperialismus und Nationalbewusstsein. B.C. SHAFER, Nationalism.
Myth and Reality, New York, 1955. Respecto a Alemania véase Karl O. Frh. v.ARETIN,
“Über die Notwendigkeit kritischer Distanzierung vom Nationbegriff in Deutschland
8 Hans-Joachim KÖNIG
nach 1945”, en H.BOLEWSKI (ed.), Nation und Nationalismus, Stuttgart 1967, pp.
26-45. Acerca del nacionalismo extremo véase M. Rainer LEPSIUS, Extremer
Nationalismus. Strukturbedingungen der Nationalsozialistischen Machtergreifung.
Stuttgart 1966. Véase también Christian Graf v. KROCKOW, Nationalismus als
deutsches Problem, München 1970.
2
David HELD, Democracy and the Global Order: from the Modern State to
Cosmopolitan Governance, Cambridge 1995. Yasemin SOYSAL, The Limits of
Citizenship, Chicago 1994. Jean L. COHEN, “Changing Paradigms of Citizenship and
the Exclusiveness of the Demos”, en International Sociology 14, 3 (1999), pp. 245-268.
La temática de la ciudadania como elemento de la “nación cívica” en Iberoamérica se
discutirá a lo largo de este artículo.
3
Homi BHABHA, The Location of Culture, London and New York 1994.
4
Véase p.e. Robert J. KAISER, The Geography of Nationalism in Russia and the USSR.
Princeton 1994. David D. LAITIN, “Identity in Formation: The Russian-Speaking
Nationality in the Post-Soviet Diaspora”, en Archives Européennes de Sociologie 36
(1995), pp. 281-316. Rogers BRUBAKER, Nationalism Reframed: Nationhood and the
National Question in the New Europe, Cambridge 1996.
NACIONALISMO Y NACIÓN 9
Por otro lado el proceso mismo de unificación que quiere crear una
“Europa de patrias democráticas” plantea la cuestión si
valores/identidades culturales regionales deben ser conservados y si
estructuras democráticas o la observancia de los derechos humanos
deben ser el requisito para el ingreso en la Union Europea.5 Los
acontecimientos en Europa causaron nuevos estudios sobre nación y
nacionalismo.
Respecto de América Latina los estudios se han ocupado
preferentemente con la temática del nacionalismo; conocemos sólo
pocos trabajos sobre el concepto de nación como se puede deducir del
Balance de la Historiografía sobre Iberoamérica (1945-1988).6
Recién en las últimas decadas podemos notar que debido tanto a los
problemas socioeconómicos que sufren los estados de América Latina
como a nuevos conceptos de espacio y de integración supraregional se
intensificaron los estudios sobre el objeto y resultado del
nacionalismo, la nación. Por eso estraña mucho que los nuevos
trabajos de caracter general no contienen ni reflexiones teóricas ni
estudios especiales referidos a América Latina.7 Esta ausencia, ¿está
relacionada con la peculiaridad del fenómeno nación y nacionalismo
en el proceso histórico de este continente? Pues a diferencia de Europa
donde el proceso de integración supranacional está en plena marcha,
en América Latina el proceso mismo de formación o construcción de
Estados nacionales, empezado con la Independencia, todavía no está
acabado como lo insinuan algunos trabajos pertinentes: En la
introducción al volumen La unidad nacional en América Latina. Del
5
Véase Albert OOSTERHOFF, “El difícil camino de integración europea desde el carbón
y el acero hasta la Unión Europea”, en Raymond BUVE y Marianne WIESEBRON
(comp.), Procesos de integración en América Latina Perspectivas y experiencias
latinoamericanas y europeas, Amsterdam 1999, pp. 17-33, cf. Gerardo JACOBS,
“Conclusión: los retos de la globalización” en BUVE y WIESEBRON (comp.), Procesos
de integración, pp. 178-184. Anne-Marie LE GLOANNEC (ed.), Entre Union et Nations:
L’État en Europe, Paris 1998.
6
V. VAZQUEZ DE PRADA y Ignacio OLABARRI (eds.), Balance de la Historiografía
sobre Iberoamérica, 1945-1988, Pamplona 1989. En este balance no hay un capítulo
especial dedicado a la temática del nacionalismo y la nación. Sólo François-Xavier
Guerra menciona la temática en su artículo “El olvidado siglo XIX”, ibid. pp. 593-631.
7
Eric J. HOBSBAWM, Nations and Nationalism since 1780. Programme, myth, reality.
Cambridge 1990. John HUTCHINSON, & Anthony D. SMITH (eds.), Nationalism, Oxford
1994. Anthony D. SMITH, Nationalism and Modernism. A critical survey of recent
theories of nations and nationalism, London and New York 1998.
10 Hans-Joachim KÖNIG
8
Marco PALACIOS (comp.), La unidad nacional en América Latina. Del regionalismo a
la nacionalidad. México 1983, p. 19.
9
Hans-Joachim KÖNIG, Auf dem Wege zur Nation. Nationalismus im Prozess der
Staats- und Nationbildung Neu-Granadas 1750 bis 1856, Stuttgart/Wiesbaden 1988;
hay una traducción en castellano: En el camino hacia la nación. Nacionalismo en el
proceso de formación del Estado y de la Nación de la Nueva-Granada, 1750-1856.
Bogotá 1994.
10
Antonio ANNINO, Luis CASTRO LEIVA y François-Xavier GUERRA (eds.), De los
Imperios a las Naciones: Iberoamérica, Zaragoza 1994, p. 11, p. 615.
NACIONALISMO Y NACIÓN 11
a) Nacionalismo
Dedicarse a investigar la cuestíón del nacionalismo y de la nación
puede parecer problemático, pues se trata de conceptos controvertidos
y desacreditados precisamente de la historia europea. De hecho, en las
ciencias políticas hay pocos conceptos que hayan sido objeto de
definiciones y evaluaciones tan diversas como el nacionalismo.11 Con
él es posible asociar la libertad y la represión, el progreso y la
reacción, el mantenimiento y la reducción de privilegios y
prerrogativas. Estos juicios reflejan las distintas formas que adoptó el
nacionalismo, desde su surgimiento en el proceso de formación de los
estados nacionales europeos en correspondencia con el naciente
proceso de modernización, iniciado con la Revolución Industrial en
Inglaterra y con la Revolución Francesa, la “doble revolución de la
sociedad burguesa de la Europa occidental”.12 Al comienzo la
evaluación del nacionalismo resultó preponderantemente positiva,
porque se vinculaba su orígen con la Revolución Francesa y su meta
con la realización de los Derechos del Hombre y del Ciudadano por
ella proclamados. Aparecía entonces como un elemento estructural
progresivo en la organización social política interna de la sociedad
humana. El nacionalismo pasó a ser un factor destructivo sólo al
disolverse el vínculo entre las ideas de democracia y nación, tras la
11
Véase la extensa bibliografía de Karl W. DEUTSCH y Richard L. MERRITT (eds.),
Nationalism and National Development. An Interdisciplinary Bibliography, Cambridge,
Mass. 1970. Véase también mas recientes bibliografías en Eric J., HOBSBAWM, Nations
and Nationalism since 1780. John HUTCHINSON, & Anthony D. SMITH (eds.),
Nationalism.. Anthony D. SMITH, Nationalism and Modernism.
12
Véase al respecto Hans KOHN, The Idea of Nationalism. A Study in its Origins and
Background, New York 1944; Id., Nationalism. Its Meaning and History, Princeton
1955. Kohn remonta los orígenes del nacionalismo moderno a la segunda mitad del
siglo XVIII y considera a la Revolución Francesa como su primera gran manifestación.
Cf. A. KENNILÄINEN, Nationalism. Problems concerning the Word. The Concept and
Classification, Jyväskylä 1964. En cuanto a la relación entre doble revolución y
problema nacional, véase Reinhard BENDIX, Nation-Building and Citizenship. Berkeley
1974. Entre los ensayos de investigación histórica sobre la modernización cabe
mencionar R. BENDIX, Nation-Building; S.N EISENSTADT y Stein ROKKAN (eds.),
Building States and Nations. Models and Data Resources, Beverly Hills and London
1973, 3 vols. Sobre la investigación de la modernización en general véase Peter FLORA,
Modernisierungsforschung. Zur empirischen Analyse der gesellschaftlichen
Entwicklung, Opladen 1974.
12 Hans-Joachim KÖNIG
13
Véase por ejemplo H. KOHN, Nationalism. Its Meaning…, , E. J. HOBSBAWM,
Nations and Nationalism., Carlton J.H HAYES, The Historical Evolution of Modern
Nationalism, New York 1931. Cf. también Walter SULZBACH, Imperialismus und
Nationalbewusstsein, Frankfurt 1959.
14
C. J.H HAYES, The Historical Evolution of Modern Nationalism, H KOHN, The Idea
of Nationalism.
15
John PLAMENATZ, “Two types of Nationalism“, en Eugene KAMENKA (ed.),
Nationalism: The nature and evolution of an idea.. London 1966, pp. 22-36. Rogers
BRUBAKER, Citizenship and Nationhood in France and Germany, Cambridge, Mass.
1992, emplea esta distinción para su análisis.
NACIONALISMO Y NACIÓN 13
16
Gerhard MASUR, Nationalism in Latin America. Diversity and Unity. New York,
London 1966, p. 5. Cf. tambien J.J. KENNEDY, Catholicism, Nationalism and
Democracy in Argentina, Notre Dame, Ind. 1958. Herbert S. KLEIN, Orígenes de la
revolución nacional boliviana, La Paz 1968. Helio de MATTOS JAGUARIBE, O
nacionalismo na atualidade brasileira, Rio de Janeiro 1958, Id., “The Dynamics of
Brasilian Nationalism”, en Claudio VELIZ (ed.), Obstacles to change in Latin America.
London, New York 1965, pp. 162-187. Bradford E BURNS, Nationalism in Brasil: a
historical survey, New York 1968. Ernest HALPERIN, Nationalism and Communism in
Chile, Cambridge, Mass. 1965. Frederick C TURNER, The Dynamic of Mexican
Nationalism, Chapel Hill 1968. Arthur P. Whitaker, The Nationalism in Latin America,
Gainesville 1962.
17
John JOHNSON, “The New Latin American Nationalism”, en Peter G. SNOW (ed.),
Government and Politics in Latin America. A Reader, New York, London 1961, pp.
451-465.
14 Hans-Joachim KÖNIG
18
Arthur P WHITAKER,. y David C. JORDAN, Nationalism in Contemporary Latin
America, New York 1966.
19
Kalman H SILVERT, “Nationalism in Latin America”, en: P. G. SNOW (ed.),
Government, pp. 440-450. Cf. también SILVERT (ed.), Expectant Peoples. Nationalism
and Development, New York 1963; véase allí “Introduction. The Strategy of the Study
of Nationalism”, pp. 3-38.
NACIONALISMO Y NACIÓN 15
20
Hans-Jürgen PUHLE, “Nationalismus in Lateinamerika”, en Wolf GRABENDORFF
(ed.), Lateinamerika—Kontinent in der Krise, Hamburg 1973, pp. 48-77; reelaborado y
aumentado en: Heinrich August WINKLER (ed.), Nationalismus, 2., erw. Auflage
Königstein 1985, pp. 265-286; cf. una variante del texto “Política de desarrollo y
nacionalismo en América Latina en el siglo XX” en Michael RIEKENBERG (comp.),
Latinoamérica: Enseñanza de la historia, libros de textos y conciencia histórica,
Buenos Aires 1991, pp. 18 –35.
21
Marcos KAPLAN, Formación del Estado nacional en América Latina, Santiago de
Chile 1969.
22
David A BRADING, “Nationalism and State-Building in Latin America History“, en
Ibero-Amerikanisches Archiv 20.1/2 (1994), pp. 83-108, aqui p. 88; tambien publicado
en Eduardo POSADA-CARBO (ed.), Wars, Parties and Nationalism: Essays on the
Politics and Society of Nineteenth-Century Latin America, London 1995, pp. 89-107.
Cf. su estudio anterior David A. BRADING, Los orígenes del nacionalismo mexicano,
México 1973.
16 Hans-Joachim KÖNIG
b) Un enfoque nuevo
¿Por qué no resultan satisfactorias las afirmaciones de gran parte de
los estudiosos del nacionalismo? Sin lugar a dudas, porque se ocupan
más de analizar las manifestaciones del nacionalismo y sus
contenidos, es decir, de los criterios básicos de la nacionalidad como
el idioma, la cultura, la raza, el destino histórico compartido, la
historia común, o de un sistema de ideas etc., que de analizar las
condiciones de formación y las distintas funciones que fue teniendo el
nacionalismo según la situación histórica.
Las dificultades que suscita la ambigüedad del concepto de
nacionalismo han llevado, en estudios más recientes, a definirlo no
tanto por sus contenidos, sino antes bien por su carácter funcional-
23
Véase por ejemplo Thomas A. VASCONI y Mario Aurelio GARCÍA DE ALMEIDA, “Die
Entwicklung der in Lateinamerika vorherrschenden Ideologien”, en W. GRABENDORFF
(ed.), Lateinamerika, pp. 16-47. Victor ALBA, Nationalists without Nations. The
Oligarchy versus the People in Latin America, New York 1968.
24
Rupert EMERSON, From Empire to Nation. The Rise of Self-Assertion of Asian and
African People, Boston 1964, p. 206; H. KOHN, The Idea of Nationalism, p. 22. Cf.
también el resumen de sus investigaciones en el XII Congreso Internacional de
Historiadores que tuvo lugar en Viena, H. KOHN, “Nationalism and Internationalism in
the nineteenth and twentieth Centuries”, Rapport I Grands Thèmes, Nationalisme et
internationalisme aux XIX et XXe siècles, Vienne 1965, pp. 191-240, especialmente pp.
220-226.
NACIONALISMO Y NACIÓN 17
25
Véase el capítulo introductorio de H. A. WINKLER, “Der Nationalismus und seine
Funktionen“, en Id. (ed.), Nationalismus, pp. 5-46; la definición vuelve sobre
reflexiones de Christian Graf von KROCKOW, Nationalismus als deutsches Problem,
München 1970, en especial pp. 18 y 31., cf. tambien HOBSBAWM, Nations and
Nationalism.
26
Cf. John BREUILLY, Nationalism and the State, Manchester 1982, pp. 186-191, 221-
249.
27
Cf. KÖNIG, Auf dem Wege, p. 13; (En el camino, p.25 s.); cf. las definiciones muy
parecidas de Gellner, quien dice que nacionalismo es “primarily a principle which holds
that the political and national unit should be congruent”, Ernest GELLNER, Nations and
Nationalism, Oxford 1983, p. 1; y de Hobsbawm, quien utilize el termino nacionalismo
en el sentido “that this principle also implies that the political duty of Ruritanians (es un
pueblo inventado, un pueblo de fantasía) to the polity which encompasses and
represents the Ruritanian nation, overrides all other public obligations, and in extreme
case (such as wars) all other obligations of whatever kind”, HOBSBAWM, Nations and
Nationalism, p. 9.
28
Brian HAMNETT, “Las rebelliones y revoluciones iberoamericanas en la época de la
Independencia. Una tentativa de tipología”, en François-Xavier GUERRA (ed.), Las
Revoluciones Hispánicas: Independencias Americanas y Liberalismo Español, Madrid
1995, pp. 47-70., esp. 59.
18 Hans-Joachim KÖNIG
29
TURNER: The Dynamic, p. 8, p. 308.
30
Véase la compilación de ensayos, a veces críticos pero en su mayoría afirmativos
sobre el enfoque de Gellner en John A. HALL (ed.), The State of the Nation. Ernest
Gellner and the Theory of Nationalism, Cambridge 1998; este libre ofrece tambien una
bibliografia de todos los estudios de Gellner, pp. 307-310. Unas concepciones más
críticas ofrece el libro de Anthony D. SMITH, Nationalism and Modernism.
NACIONALISMO Y NACIÓN 19
31
Con respecto a la relación entre modernización, nacionalismo y superación del atraso
véase entre otros Ernest GELLNER, Thought and Change, London 1964, en especial pp.
147-148; Id., Nations and Nationalism, passim. Anthony D. SMITH, Theories of
Nationalism, London 1971. R. BENDIX, Nation-Building and Citizenship. Bert F.
HOSELITZ, “Nationalism, Economic Development and Democracy”, en The Annals of
the American Academy of Political and Social Science 305 (1956), pp. 1-11. Alexander
GERSCHENKRON, “Economic Backwardness in Historical Perspective”, en Bert F.
HOSELITZ (ed.), The Progress of Underdeveloped Areas, Chicago and London 1971, pp.
3-29.
32
Helio de MATTOS JAGUARIBE, “The Dynamic of Brazilian Nationalism”, VELIZ (ed.),
Obstacles, p. 186. Cf. Ronald H CHILCOTE,.“Development and Nationalism in Brazil
20 Hans-Joachim KÖNIG
35
En ocho estudios fundamentales del Committee on Comparative Politics, Gabriel A.
Almond, James S. Coleman, Joseph La Palombara, Lucian W. Pye, Dankwart A.
Rustow, Sidney Verba, Robert E. Ward, Myron Weiner y Charles Tilly elaboraron el
modelo del desarrollo político. El volumen séptimo resume las tesis esenciales
Leonhard BINDER y otros (eds.), Crisis and Sequences in Political Development,
Princeton 1971. Véase también las exposiciones sumarias de esta concepción en Stein
ROKKAN, “Die vergleichende Analyse der Staaten- und Nationbildung. Modelle und
Methoden”, en Wolfgang ZAPF (ed.), Theorien des sozialen Wandels, Köln, Berlin
1971, pp. 228-252; Charles TILLY, “Western State-Making and Theories of Political
Transformation”, en Id. (ed.), The Formation of National States in Western Europe,
Princeton 1975, pp. 601-638, en especial pp. 608-611;.
36
FLORA, Modernisierungsforschung, p. 89.
22 Hans-Joachim KÖNIG
37
Cf. por ejemplo las reflexiones al respecto de Lucian W. PYE, citado en Stein
ROKKAN, Die vergleichende Analyse, pp. 234 s.
38
ROKKAN, Die vergleichende Analyse, p. 233s.
39
En distintos estudios alemanes sobre América Latina, este marco teórico ya ha sido
utilizado con provecho, por ejemplo Peter WALDMANN, Der Peronismus, 1943-1955,
Hamburg 1974. Id., “Stagnation als Ergebnis einer ‘Stückwerkrevolution’.
Entwicklungshemmnisse und -versäumnisse im peronistischen Argentinien”, en
Geschichte und Gesellschaft II, 2 (1976), pp. 160-187. Manfred MOLS und Hans
Werner TOBLER, Mexiko. Die institutionalisierte Revolution, Köln, Wien 1976. Véase
NACIONALISMO Y NACIÓN 23
también Otto DANN (ed.), Nationalismus und sozialer Wandel, Hamburg 1978, este
libro contiene algunos ensayos sobre importantes movimientos nacionales europeos y
sobre el nacionalismo en el Tercer Mundo; analizan la relación entre nacionalismo y
proceso de modernización. Cf. mis reflexiones acerca de la utilización de este enfoque
para estudios sobre nacionalismo en América Latina, Hans-Joachim KÖNIG,
“Theoretische und methodische Überlegungen zur Erforschung von Nationalismus in
Lateinamerika”, en Canadian Review of Studies in Nationalism. Vol. VI, 1 (1979), pp.
13-32. He utilizado el enfoque en mi trabajo H.-J KÖNIG, Auf dem Wege, (En el
camino).
40
HOBSBAWM, Nations and Nationalism, p. 10s.
41
Ver abajo.
24 Hans-Joachim KÖNIG
c) Nación
En este contexto resulta indispensable aclarar qué se entiende por
nación. Aquí surge un problema de definición semejante al que causa
el concepto de nacionalismo. La extensa y variada literatura dedicada
al concepto de nación ofrece definiciones para dos tipos básicos de
nación que se han derivado de la formación de las naciones y los
estados nacionales europeos. Friedrich Meinecke distingue entre
“naciones estatales” y “naciones culturales”,42 mientras que Hans
Kohn hace la distinción entre nación constituida subjetiva y
políticamente, y nación determinada objetiva y culturalmente.43 Esta
tipología se refiere, por una lado, a la formación del Estado nacional
en Francia, donde, tras la Revolución de 1789, cada individuo decidía
si quería ser francés o no; esto lo formularía Renan en 1882 con las
palabras frecuentemente citadas: “L'existence d'une nation est un
plébiscite de tous les jours.”44 La tipología se refiere, por el otro lado,
a la formación de los Estados nacionales en Europa central y oriental,
un proceso que Friedrich Meinecke caracteriza de esta manera:
“El auténtico Estado nacional ... es y llega a ser (nacional) ... no
por voluntad de los gobernantes o de la nación, sino tal como son o llegan a
ser nacionales el lenguaje, los hábitos o las creencias por el silencioso
influjo del espíritu del pueblo [Volksgeist] ... Aquí no se dice: Nación es lo
que quiere ser nación, sino al revés. Una nación existe, quieran los
individuos que la constituyen pertenecer a ella o no. Una nación no se basa
en la libre elección, sino en la determinación”.45
42
Friedrich MEINECKE, Weltbürgertum und Nationalstaat. Studien zur Genesis des
deutschen Nationalstaates, Séptima edición revisada, München y Berlin 1928.
43
H KOHN, The Idea of Nationalism, passim.
44
Ernest RENAN, Qu'est-ce qu'une nation? Paris 1882, p. 27.
45
F. MEINECKE, Weltbürgertum, pp. 5, 14, 290 s.
NACIONALISMO Y NACIÓN 25
46
GELLNER, Nations and Nationalism, p. 1. p 48s, HOBSBAWM, Nations and
Nationalism, p. 9 s., SMITH, Nationalism and Modernism.
47
HOBSBAWM, Nations and Nationalism, p. 10.
48
SMITH, Nationalism and Modernism, p. 6.
49
Ya Max Weber señaló que el concepto no se deja definir unívocamente “por las
cualidades empíricas comunes de los nacionales”, Max WEBER, Wirtschaft und
26 Hans-Joachim KÖNIG
Francés de Estudios Andinos XIII, No. 3-4 (1984), pp. 1-20, en especial pp. 12 ss; Tulio
HALPERIN DONGHI, Proyecto y construcción de una nación (Argentina 1846-1880),
Caracas 1980. Brian R. HAMNETT, “Liberalism Divided: Regional Politics and the
National Project during the Mexican Restored Republic, 1867-1876”, en Hispanic
American Historical Review 76,4 (1996), pp. 659-689.
54
Mónica QUIJADA, “¿Que Nación? Dinámicas y dicotomías de la nación en el
imaginario hispanoamericano del siglo XIX”, en François-Xavier GUERRA y Mónica
QUIJADA (eds.), Imaginar la Nación, en Cuadernos de Historia Latinoamericana, 2,
1994, pp. 15-51. Id., “La nación reformulada. México, Perú, Argentina (1900-1930)”,
en A. ANNINO et al. (eds.), De los Imperios a las Naciones, pp. 567-590.
55
Cf. la argumentación parecida de Mark T. BERGER, “Spectors of Colonialism:
Building Postcolonial States and Making Modern Nations in the Americas”, en Latin
American Research Review 35, 1 (2000), pp. 151-171. Tambien trabajos recientes
continuan con el enfoque político-constitucional tal como Manuel FERRER MUÑOZ, La
formación de un Estado nacional en México, (El Imperio y la República federal: 1821-
1835), México 1995.
NACIONALISMO Y NACIÓN 29
Esta definición implica que no todos los estados eran o son al mismo
tiempo naciones, lo cual no significa que los dirigentes políticos no
valoren a sus Estados como naciones. Sin embargo, implica también
que un Estado puede llegar a convertirse en Nación, tal vez en virtud
de una política coherente de integración o participación política y
social, y con una creciente lealtad, identificación, sentimiento nacional
del conjunto de sus habitantes, originada en esa política. Esta
definición es muy parecida no sólo al concepto sociológico-
comunicativo de Deutsch o al modelo de crisis del desarrollo político,
sino también a las reflexiones y las propuestas de sistematización
referidas a la formación de los estados y de la nación (state formation,
state- and nation-building) como las ha formulado, por ejemplo, Stein
Rokkan.57
Estas concepciones coinciden en sostener que las sociedades
organizadas en Estados sólo pueden ser consideradas naciones cuando
en el curso de su desarrollo han alcanzado determinadas
características: un sistema de valores estandardizado, una creciente
movilidad y un incremento en la participación política de la población
con clara tendencia a la igualación económica. Este proceso,
transcurre, según Stein Rokkan, por cuatro fases: fundación del Estado
y fijación territorial por una élite, incorporación de amplios estratos de
la población al sistema político, aumento de la participación activa,
56
E. FRANCIS, Wissenschaftliche Grundlagen, p. 117. Cf. la definición muy parecida de
David HELD, “The development of the modern state”, en S. HALL and B. GIEBEN (eds.),
Formation of Modernity, London 1992, p. 87, cf. D. HELD, Democracy and the Global
Order, cap. 3. En esta definición se le quitó importancia al aspecto cultural que
solamente sirve para fomentar la loyalidad frente al Estado; indudablemente, el
concepto moderno de Nación subraya el contenido político.
57
Stein ROKKAN, “Dimensions of State Formation and Nation-Building. A Possible
Paradigm for Research on Variations within Europe”, en Ch. TILLY (ed.), The
Formation, pp. 562-600. Cf. también los trabajos más recientes de E. GELLNER,
Naciones y nacionalismo, y de E. HOBSBAWM: Nations and nationalism.
30 Hans-Joachim KÖNIG
61
Cf. los ensayos en I. BUISSON et al. (eds.), El problema de la formación del estado y
de la nacion, H.-J. KÖNIG, Auf dem Wege, (En el camino); F.-X. GUERRA, Modernidad
e independencias. Ensayos sobre las revoluciones hispánicas, Madrid 1992, México
1993. F.-X. GUERRA y M. QUIJADA (eds.), Imaginar la Nación.
62
Para el caso de Argentina, ver el trabajo de OSZLACK, La formación del Estado
Argentino, Buenos Aires 1995; para el caso de Colombia, ver H.-J. KÖNIG, Auf dem
Wege (En el camino); para México, ver ANNINO et al. (eds.), De los Imperios a las
Naciones.
63
Vial Gonzalo CORREA, “La formación de las nacionalidades hispanoamericanas como
causa de la independencia”, en Boletín de la Academia Chilena de Historia, Año
XXXIII, No.75 (1966), pp. 110-144.
32 Hans-Joachim KÖNIG
64
Cf. el caso de México, Gloria GRAJALES, Nacionalismo incipiente en los
historiadores coloniales, Estudio historiográfico, México 1961, D. BRADING,.Orígenes
del nacionalismo, el caso de Colombia: H.-J. KÖNIG, Auf dem Wege (En el camino), el
caso de Chile Simón COLLIER, Ideas and Politics of Chilean Independence 1808-1833,
Cambridge 1967.
65
Véanse mis reflexiones acerca de esta instrumentalización Hans-Joachim KÖNIG, “El
indigenismo criollo.¿Proyectos vital y político realizables, o instrumento político?”, en
Historia Mexicana XLVI, 4 (1996), pp. 745-767.
66
F.-X. GUERRA, Modernidad e independencias, esp. cap. IX. Id., “La desintegración
de la Monarquía hispánica: revolución e independencias.”, en A. ANNINO, L. CASTRO
LEIVA y F.-X. GUERRA (eds.), De los Imperios a las Naciones, pp. 195-227. Id.,
“Identidades e independencia: La excepción americana”, en F.-X GUERRA M. QUIJADA
(eds.), Imaginar la Nación, pp. 93-134. Cf. en cuanto a la situación en la Nueva
Granada la opinión parecida de Anthony MCFARLANE, “The Politics of Rebellion in
New Granada, 1780-1810”, en KÖNIG, WIESEBRON (eds.), Nationbuilding, pp. 201-217,
212.
NACIONALISMO Y NACIÓN 33
67
Véase en cuanto a la terminología Charles MINGUET, “El concepto de nación, pueblo
estado y patria en las generaciones de la Independencia.” en Recherches sur le monde
Hispanique au dix-neuvième siècle, Lille 1973, pp. 57-71. Cf. Demetrio RAMOS PÉREZ,
“Nación, Supernación y Nación Local en Hispanoamérica en la Epoca Bolivariana”, en
I. BUISSON et al. (eds.), El Problema de la Formación, pp. 173-195. Cf. GUERRA,
Modernidad e independencias; KÖNIG, Auf dem Wege (En el Camino).
34 Hans-Joachim KÖNIG
68
Alexander VON HUMBOLDT Ensayo Político sobre el Reino de la Nueva España, 4
Vols., México 1941, T. II, p. 118. Cf. KÖNIG, En el camino.
69
Véase, por ejemplo, Felipe HERRERA Nacionalismo Latinoamericano, Santiago de
Chile 1967. Id., “La Tarea Inconclusa. América Latina Integrada”, en Id. (ed.),: América
Latina, Experiencias y Desafíos, Buenos Aires 1974. Este autor acuñó la fórmula de la
reintegración, del “reencuentro”, de la “reidentificación” de Latinoamérica.
NACIONALISMO Y NACIÓN 35
70
GUERRA, Modernidad, cap. IX. Id., “Identidades e Independencia”, pp. 114ss.
71
GUERRA, “Identidades e Independencia”.
72
En cuanto a la formación de identidades vease COLLIER, Ideas and Politics.
BRADING, Orígenes del nacionalismo mexicano. Id.; The First America. The Spanish
Monarchy. Creole Patriots and the Liberal State, 1492-1867, Cambrdige 1991. Jacques
LAFAYE, Quetzalcóatl and Guadalupe: La formación de la conciencia nacional en
México, 1531-1813, México 1977. Bernard LAVALLÉ, Recherches sur l’apparition de la
conscience créole dans la Vice-Royauté du Pérou. L’antagonisme hispanocréole dans
les ordres religieux (XVIe-XVIIe siècles), 2 Vols., Lille 1982. Id., Las promesas
ambiguas. Ensayos sobre el criollismo colonial en los Andes, Lima 1993. Marie
Danielle DEMELAS, L’invention politique. Bolivie, Equateur, Pérou au XIXe siècle,
Paris 1992.
73
BRADING, Orígenes del nacionalismo mexicano, Xavier TAVERA ALFARA, El
nacionalismo en la prensa mexicana del siglo XVIII, México 1963, COLLIER, Ideas y
Politics; Ricardo KREBS, ”Orígenes de la conciencia nacional chilena”, en I. BUISSON et
al. (eds.), Problemas de la formación, pp. 107-125, KÖNIG, Auf dem Wege (En el
camino).
36 Hans-Joachim KÖNIG
74
BRADING, Orígenes del nacionalismo méxicano, Ricardo KREBS, “Nationale
Staatenbildung und Wandlungen des nationalen Bewusstseins in Lateinamerika”, en
Theodor SCHIEDER (ed.), Staatsgründungen und Nationalitätsprinzip, München, Wien
1974, pp. 161-182, p.176, parecidamente Brian HAMNETT, “Las rebelliones y
revoluciones iberoamericanas”, p. 59.
75
Emplea ese término deliberadamente Jochen MEIßNER, Eine Elite im Umbruch. Der
Stadtrat von Mexiko zwischen kolonialer Ordnung und unabhängigem Staat, Stuttgart
1993, esp. cap. IV.
76
L. MONGUIO, “Palabras e ideas: ‘Patria’ y ‘Nación’ en el Virreinato del Perú”, en
Revista Iberoamericana 104-105 (1978), pp. 451-470, cf. KÖNIG, Auf dem Wege (En el
camino).
NACIONALISMO Y NACIÓN 37
77
Cf. Josef OPATRNÝ, Antecedentes históricos de la formación de la nación cubana,
Praga 1986.
78
Benedict Anderson, Imagined Communities. Reflections on the Origin and Spread of
Nationalism, revised ed. London 1991, pp. 47-60.
38 Hans-Joachim KÖNIG
Unidos como en América Latina; véase por ejemplo Theodor SCHIEDER, Zum Problem
des Staatenpluralismus in der modernen Welt, Köln 1969. Cf. Ulrich SCHEUNER,
“Nationalstaatenprinzip und Staatenordnung seit dem Beginn des 19. Jahrhunderts”, en
Theodor SCHIEDER (ed.), Staatsgründungen und Nationalitätsprinzip, pp. 9-37.
40 Hans-Joachim KÖNIG
83
Las relaciones entre símbolos histórico-politícos y formación de nación analizó ya
Josefina VÀZQUEZ DE KNAUTH, Nacionalismo y educación en México, México 1970.
Cf. Hans-Joachim KÖNIG, “Símbolos nacionales y retórica política en la Independencia:
el caso de la Nueva Granada”, en I. BUISSON et al. (eds.), Problemas de la formación
del estado, pp. 389-407, Id., “Metáforas y símbolos de legitimidad e identidad nacional
en la Nueva Granada (1810-1830)”, en A. ANNINO et al.( eds.), América Latina Dallo
Stato Coloniale allo Stato Nazionale, Vol.II, pp. 773-788, KÖNIG, Auf dem Wege (En el
camino). Gonzalo HERNÁNDEZ DE ALBA, Los árboles de la libertad. Ecos de Francia
en la Nueva Granada, Bogotá 1989, Georges LOMNÉ, “Revolutión Française et rites
bolivariens: examen d’une transposición de la symbolique républicaine”, en Cahiers des
Amériques Latines 10 (1990), pp. 159-176, Id., “Les villes de Nouvelle-Grenade:
théatres et objets des jeux conflictuels de la mémoire politique (1810-1830”, en
Mémoires en devenir. L’Amérique latine. XVIe—XXe siècles, Bordeaux 1994. D.
RÍPODAS ARDANAZ, “Pasado incaico y pensamiento político rioplatense”, en Jahrbuch
für Geschichte von Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamerikas 30 (1993), pp.
227-258.
NACIONALISMO Y NACIÓN 41
84
Sobre el árbol de la libertad como símbolo de la revolución en Francia véase Jacques
GODECHOT, Les institutions de la France sous la Révolution et l’Empire, Paris 1968,
esp. pp. 268 y 533.
85
Cf. Benedict ANDERSON, Imagined Communities, p. 191.
42 Hans-Joachim KÖNIG
86
BRADING, “Nationalism and State-Building”; Id., “Ideology and Power in Nineteenth
Century Mexico”, en KÖNIG/WIESEBRON (eds.), Nationbuilding in Nineteenth Century
Latin America, pp. 219-232, esp. 222. HAMNETT, “ Las rebeliones y revoluciones
iberoamericanas”, pp. 58ss. Chiaramonte estudia en sus trabajos la situación especial de
la región del Rio de La Plata, donde en la época colonial no había civilizaciones altas
indígenas como nucleo de identidad sino ciudades con derechos soberanos que
fomentaban la territorializacón de la soberanía, José Carlos CHIARAMONTE, “La
cuestión regional en el proceso de gestación del Estado Nacional Argentino. Algunos
problemas de interpretación”, en Marco PALACIOS (comp.), La unidad nacional en
América Latina, pp. 51-85, Id., “El federalismo argentino durante la primera mitad del
siglo XIX”, en Marcello CARMAGNANI (ed.), Federalismos latinoamericanos: México,
Brasil, Argentina, México 1993, pp. 81-132, Id., Ciudades, Provincias, Estados:
Orígenes de la Nación Argentina, 1800-1846, Buenos Aires 1997.
87
Parecidamente argumentan Alfonso MÚNERA, El Fracaso de la Nación. Región, clase
y raza en el Caribe colombiano (1717-1810), Bogotá 1998, p. 21, Ulrich MÜCKE, “La
desunión imaginada. Indios y nación en el Perú decimonónico”, en Jahrbuch für
Geschichte Lateinamerikas 36 (1999), pp. 219-232, esp. 220 s.
NACIONALISMO Y NACIÓN 43
La construcción de naciones
Hay muchos estudios sobre el proceso de construir naciones o de crear
identidades nacionales, es decir de transformar las construcciones
políticas en naciones o las naciones ficticias en naciones reales. Tratan
sobre todo el imaginario nacional o los criterios elegidos para expresar
lo característico de la nación respectiva y analizan la función que se le
atribuye a la Historia para la formación de una identidad nacional o
histórica.90 Es casi lógico que la mayoría de los estudios se dedica a
las ideas de las élites políticas que lograron realizar su proyecto
nacional y construyeron las imágenes de la nación según sus visiónes
89
Fernando ESCALANTE GONZALBO, Ciudadanos Imaginarios. Memorial de los afanes
y desventuras de la virtud y apología del vicio triunfante en la Republica Mexicana,
México 1992.
90
Vease entre otros los artículos en las colecciónes editadas por F.-X. GUERRA y M.
QUIJADA, Imaginar la Nación, por R. BLANCARTE (comp.), Cultura e identidad
nacional, por Michael RIEKENBERG (comp.), Latinoamérica: Enseñanza de la historia,
Cf. J. VÁZQUEZ DE KNAUTH, Nacionalismo y Educación en México, Germán
COLMENARES, Las convenciones contra la cultura, Bogotá 1987, Nikita HARWICH
VALLENILLA, “La génesis de un imaginario colectivo: la enseñanza de la historia de
Venezuela en el siglo XIX”, en Structures et cultures des societés ibero-américaines,
Paris 1990, pp. 203-241, Id., “La Historia Patria”, en A. ANNINO et al. (eds.), De los
Imperios, pp. 427-437. Josef OPATRNY, “El papel de la historia en la formación de la
conciencia de una identidad particular en la comunidad criollo en Cuba” en Ibero-
Americana Pragensia en ‘Identidad Nacional y Cultural en las Antillas
hispanoparlantes’, Supplementum 5, Praga 1991, pp. 51-61, Michael RIEKENBERG,
Nationbildung. Sozialer Wandel und Geschichtsbewußtsein am Rio de la Plata (1810-
1916), Frankfurt a. M. 1995.
NACIONALISMO Y NACIÓN 45
91
Cf. José MURILLO DE CARVALHO, “Brasil. Naciones marginadas” en A, ANNINO et
al., De los Imperios a las Naciones, pp. 401-423.
92
Véase M QUIJADA,.“La nación reformulada”.
93
Un ejemplo de este enfoque centrado en la élite liberal modernizadora es el libro de
David BUSHNELL and Neill MACAULY, The Emergence of Latin America in the
Nineteenth Century, Second edition, New York 1994, a pesar de que discuten la
temática del nacionalismo sólo de paso.
94
Cf. el estudio de Richard GRAHAM, “Mecanismos de integración en el Brasil del siglo
XIX” en A. ANNINO et al., De los Imperios a las Naciones, pp. 525-544.
95
Annick LEMPÉRIÈRE, ”¿Nación moderna o república barroca? México, 1823-1857” en
F.-X. GUERRA y M. QUIJADA (eds.), Imaginar la nación, pp. 135-177. Antonio
ANNINO, “Otras naciones: Sincretismo político en el Mexico decimonónico” en
GUERRA y QUIJADA (eds.), Imaginar la Nación, pp 215-255. Peter F. GUARDINO,
Peasants, Politics, and the Formation of Mexico’s National State, 1800-1857, Stanford
Press 1996. Cf. el artículo de Raymond BUVE, “Political Patronage and Politics at the
Village Level in Central Mexico: Continuity and Change in Patterns from the Colonial
Period to the End of the French Intervention (1867)” en Bulletin of Latin American
Research, vol. 11, 1992, pp. 1-28. Cf. tambien varios de los artículos en H.-J. KÖNIG y
M. WIESEBRON (eds.), Nationbuilding in Nineteenth Century Latin America.
96
Florencia E. MALLON, Peasant and Nation. The Making of Postcolonial Mexico and
Peru, Berkeley 1995, cf. Id., “The Promise and Dilemma of Subaltern Studies:
Perspectives from Latin American History” en American Historical Review 99, 5, 1994,
46 Hans-Joachim KÖNIG
A manera de conclusión
El Nacionalismo y la Formación del Estado y de la Nación en
América Latina siguen siendo temas de investigación relevantes que
no han perdido nada de su palpitante interés y actualidad. No existen
pp. 1491-1515. David NUGENT, Modernity at the Edge of Empire: State, Individual, and
Nation in the Northern Peruvian Andes, 1885-1935, Stanford 1997.
97
Aline HELG, Our Rightful Share. The Afro-Cuban Struggle for Equality, 1886-1912,
Chapel Hill 1995.
98
Cf. Mark BERGER, “Specters of Colonialism: Building Postcolonial States and
Making Modern Nations in the Americas” en Latin American Research Review 35, 1,
2000, pp. 151-171.
99
J. OPATRNY, Antecedentes históricos de la formación de la nación cubana. Cf. p.ej. el
articulo de Hans-Joachim KÖNIG, “Artesanos y soldados contra el proyecto
modernizador liberal en Nueva Granada: El movimiento revolucionario del 17 de abril
de 1854”, en prensa.
100
Malcolm DEAS, “La presencia de la política nacional en la vida provinciana,
pueblerina y rural de Colombia en el primer siglo de la República” en M. PALACIOS
(comp.), La unidad nacional en América Latina, pp. 149-173.
NACIONALISMO Y NACIÓN 47
El campo problemático
La ruptura del orden colonial en Iberoamérica trajo consigo la
fragmentación del antiguo reino y su disgregación en múltiples
espacios, ellos mismos atravesados por guerras y revoluciones. Se
inició entonces la conflictiva historia de la conformación de nuevas
comunidades políticas, la redefinición de soberanías, la constitución
de poderes y regímenes políticos nuevos. Se trató de procesos
sociales complejos que a lo largo del siglo XIX fueron desembocando
en la constitución de los estados-nación modernos. Ese resultado no
1
Practicamente en todos los países de la región se encuentran interpretaciones de la
historia política escritas según ese modelo, que por cierto también se usó profusamente
en los casos de los países de Europa Occidental. La formulación más elaborada y clara
de este modelo se encuentra en el clásico trabajo de Thomas H. MARSHALL de 1949,
Class, Citizenship, and social development. Westport, Conn. 1973.
2
Ver Antonio ANNINO (coord.), Historia de las elecciones en Iberoamérica, siglo XIX.
De la formación del espacio político nacional, Buenos Aires 1995. Hilda SABATO
(coord.), Ciudadanía política y formación de las naciones. Perspectivas históricas de
América Latina, México 1999.
Hilda SABATO 52
3
Pierre ROSANVALLON, Le sacré du citoyen, Paris 1992, p.14.
4
Esta concepción se entronca con las ideas del liberalismo que, en distintas variantes,
arraigó entre sectores importantes de las élites iberoamericanas. Motivos provenientes
de otras familias ideológicas compitieron, se superpusieron y combinaron con los que
venían del tronco liberal, por lo que la noción de ciudadanía tuvo diferentes
tonalidades, según épocas, lugares y protagonistas. Cf. Tulio HALPERIN DONGHI,
Reforma y disolución de los imperios ibéricos, 1750-1850, Madrid 1985, Frank
SAFFORD, “Politics, Ideology and Society” en Leslie BETHELL (comp.), Spanish
America after Independence c. 1820-c.1870, Londres 1987.
LA CIUDADANÍA EN EL SIGLO XIX 53
5
Ver entre otros Eduardo POSADA CARBÓ (ed.), Elections Before Democracy. The
History of Elections in Europe and Latin America, Houndmills and London 1996;
Marie-Danielle DEMÉLAS-BOHY y François-Xavier GUERRA, “The Hispanic
Revolutions: The Adoption of Modern Forms of Representation in Spain and America,
1808-1810” en E. POSADA CARBÓ (ed.), Elections Before Democracy; François-Xavier
GUERRA, Modernidad e independencias, Madrid 1992; Id., “Las metamorfosis de la
representación en el siglo XIX” en Georges COUFFIGNAL (comp.), Democracias
Hilda SABATO 54
posibles. El desafío latinoamericano, Buenos Aires 1993; Id., “El soberano y su reino.
Reflexiones sobre la génesis del ciudadano en América Latina”, en H. SABATO
(coord.), Ciudadanía política y formación de las naciones.
6
MARSHALL, Class, citizenship, and social development.
LA CIUDADANÍA EN EL SIGLO XIX 55
en Quaderni Storici, nuova serie, 69, 1988; Id., “Andes o Nación: la reforma electoral
de 1896 en Perú” en A. ANNINO (coord.), Historia de las elecciones en Iberoamérica;
Sinesio LÓPEZ JIMÉNEZ, Ciudadanos reales e imaginarios. Concepciones, desarrollo y
mapas de la ciudadanía en el Perú, Lima 1997; Carmen MCEVOY, La utopía
republicana. Ideales y realidades en la formación de la cultura política peruana
(1871-1919), Lima 1997; Vincent PELOSO, “Liberals, Electoral Reform, and the
Popular Vote in Mid-nineteenth century Peru” en Vincent PELOSO and Barbara
TENENBAUM (eds.), Liberals, Politics, and Power: State Formation in
Nineteenth.Century Latin America, Athens 1996.
10
Para Brasil ver. José MURILO DE CARVALHO, Desenvolvimiento de la ciudadanía en
Brasil, México 1995; Id., “Dimensiones de la ciudadanía en el Brasil del siglo XIX” en
H. SABATO (coord.), Ciudadanía política y formación de las naciones; Richard
GRAHAM, Patronage and Politics in Nineteenth-Century Brazil. Stanford 1990;
Herbert S. KLEIN, “Participación política en Brasil en el siglo XIX: los votantes de San
Pablo en 1880” en A. ANNINO (coord.), Historia de las elecciones en Iberoamérica.
11
Para México ver Antonio ANNINO y Raffaele ROMANELLI, “Premesa”, Quaderni
Storici, nuova serie, 69. 1988; Antonio ANNINO, “Cádiz y la revolución territorial de
los pueblos mexicanos, 1812-1821”, en A. ANNINO (coord.), Historia de las elecciones
en Iberoamérica, siglo XIX; Id., “Ciudadanía versus gobernabilidad republicana en
México. Los orígenes de un dilema”, en H. SABATO (coord.), Ciudadanía política y
formación de las naciones; Marcelo CARMAGNANI y Alicia HERNÁNDEZ-CHÁVEZ, “La
ciudadanía orgánica mexicana, 18501910” en H. SABATO (coord.), Ciudadanía política
y formación de las naciones; Fernando ESCALANTE, Ciudadanos imaginarios. México
1992; Alicia HERNÁNDEZ-CHÁVEZ, La tradición republicana del buen gobierno.
Mexico 1993.
LA CIUDADANÍA EN EL SIGLO XIX 57
12
Cf. Natalio BOTANA, El orden conservador, Buenos Aires 1977; Gerardo CAETANO,
“Ciudadanía política e integración social en el Uruguay (1900-1933)” en H. SABATO
(coord.), Ciudadanía política y formación de las naciones; Malcolm DEAS, “The Role
of the Church, the Army and the Police in Colombian Elections, c. 1850-1930”, en E.
POSADA CARBÓ (ed.), Elections Before Democracy; Marie-Danielle DEMÉLAS-BOHY,
“Modalidades y significación de elecciones generales en los pueblos andinos, 1813-
14”, en A. ANNINO (coord.), Historia de las elecciones en Iberoamérica, siglo XIX;
Marta IRUROZQUI, “Ebrios, vagos y analfabetos. El sufragio restringido en Bolivia,
1826-1952”, Revista de Indias. LVI, 208, 1996; Juan MAIGUASHCA, “The Electoral
Reform of 1861 in Ecuador and the Rise of a New Political Order”, en E. POSADA
CARBÓ (ed.), Elections Before Democracy; Carlos MALAMUD (comp.), Partidos
políticos y elecciones en América Latina y la Península Ibérica, 1830-1930, Madrid
1995; Orlando TOVAR, “Las instituciones electorales en Venezuela”, en AA.VV.,
Sistemas electorales y representación política en Latinoamérica. Madrid 1986.
Hilda SABATO 58
13
ANNINO y ROMANELLI, “Premesa”, p. 683.
14
Ver Paula ALONSO, “Voting in Buenos Aires, Argentina, before 1912” en E. POSADA
CARBÓ (ed.), Elections before Democracy; A. ANNINO, “Cádiz y la revolución
territorial”; Id., “Ciudadanía versus gobernabilidad republicana”; Marco BELLINGERI,
“Dal voto alle baionette: esperienze elettorali nello Yucatan costituzionale ed
indipendente” en Quaderni Storici, nuova serie, 69, 1988; Id., “Las ambigüedades del
voto en Yucatán. Representación y gobierno en una formación interétnica, 1812-1829”
en A. ANNINO (coord.): Historia de las elecciones en Iberoamérica, siglo XIX. Marta
BONAUDO, “De representantes y representados. Santa Fe finisecular (1883-1893)” en
H. SABATO (coord.), Ciudadanía política y formación de las naciones; Id.,“Society and
Politics. From Social Mobilization to Civic Participation (Santa Fe, 1890-1909)” en
James BRENNAN and Ofelia PIANETTO (eds.): Region in Nation. The Provinces and
Argentina in the Twentieth Century. Washington 1999. N. BOTANA, El orden
conservador. G. CAETANO, “Ciudadanía política”; M. CARMAGNANI y A.
HERNÁNDEZ-CHÁVEZ, “La ciudadanía orgánica mexicana”; Ema CIBOTTI, “Sufragio,
prensa y opinión pública: las elecciones municipales de 1883 en Buenos Aires” en A.
ANNINO (coord.), Historia de las elecciones en Iberoamérica, siglo XIX; Sarah C.
CHAMBERS, From Subjects to Citizens; G. CHIARAMONTI, “Riforma Elettorale”; Id.,
“Andes o Nación”; J. M. de CARVALHO, Desenvolvimiento; Id., “Dimensiones de la
ciudadanía en el Brasil del siglo XIX”.
LA CIUDADANÍA EN EL SIGLO XIX 59
16
F.-X. GUERRA, Modernidad, p. 91.
Hilda SABATO 64
Más allá de esta diferenciación quizá algo forzada, todos los autores
se internan en la historia concreta de las nuevas instituciones pero
también de la persistencia de antiguas formas de sociabilidad, de la
superposición entre unas y otras y de los cambios que ocurren en ese
plano en momentos y lugares determinados. Se destaca, en ese
sentido, que no se trata de procesos lineales de expansión de lo nuevo
en detrimento de lo viejo, sino de una historia de vaivenes en el
tiempo y de desfasajes en el espacio que hacen muy difícil cualquier
generalización. Lo que sigue es, por lo tanto, tan solo indicativo de
algunas tendencias presentes en la historiografía.19
17
H. SABATO, “Citizenship”; Id., La política en las calles.
18
Ver, por ejemplo, Carlos FORMENT, “La sociedad civil en el Perú del siglo XIX:
¿democrática o disciplinaria?” en H. SABATO (coord.), Ciudadanía política y
formación de las naciones.
19
Ver Maurice AGULHON, Bernardino BRAVO LIRA et al., Formas de sociabilidad en
Chile, 1840-1940, Santiago de Chile 1992; Samuel BAILY, “Las sociedades de ayuda
mutua y el desarrollo de una comunidad italiana en Buenos Aires, 1858-1916” en
Desarrollo Económico, XXI, 84, 1982; M. BONAUDO, “Society and Politics”; Ema
CIBOTTI, “Periodismo político y política periodística. La construcción pública de una
opinión italiana en Buenos Aires finisecular” en Entrepasados, IV, 7, 1994; Id.,
“Sufragio, prensa y opinión pública”; S.C. CHAMBERS, From Subjects to Citizens; José
MURILO DE CARVALHO, Os bestializados. O Rio de Janeiro e a República que nao foi,
Sao Paulo 1987; Id., A formaçao das almas. O imaginário da república no Brasil. Sao
LA CIUDADANÍA EN EL SIGLO XIX 65
Paulo 1990; Alicia DEL AGUILA, Callejones y mansiones: espacios de opinión pública
y redes sociales en la Lima del 900. Lima 1997; Fernando DEVOTO, “Las sociedades
italianas de ayuda mutua en Buenos Aires y Santa Fe: Ideas y problemas” en Studi
Emigrazione, XXI, 84, 1984; Fernando DEVOTO y Alejandro FERNÁNDEZ,
“Asociacionismo, liderazgo y participación de dos grupos étnicos en áreas urbanas de
la Argentina finisecular. Un enfoque comparado” en Fernando DEVOTO y Gianfausto
ROSOLI (eds.), L’Italia nella societa argentina. Roma 1988; Tim DUNCAN, “La prensa
política: ‘Sud-américa’, 1884-1892” en Gustavo FERRARI y Ezequiel GALLO (comps.),
La Argentina del ochenta al centenario. Buenos Aires, Sudamericana 1980; F.
ESCALANTE, Ciudadanos imaginarios; C. FORMENT, “La sociedad civil en el Perú del
siglo XIX”; Cristián GAZMURI, El "48" chileno. Igualitarios, reformistas, radicales,
masones y bomberos. Santiago de Chile 1992; P. GONZÁLEZ BERNALDO, Civilité et
politique; F.-X. GUERRA, Modernidad; Francois Xavier GUERRA, Annick LEMPÉRIERE
et al., Los espacios públicos en Iberoamérica. Ambiguedades y problemas. Siglos
XVIII-XIX. México 1998; Francisco GUTIÉRREZ, Curso y discurso del movimiento
plebeyo, 1849/1854, Bogotá 1995; T. HALPERIN DONGHI, Proyecto y construcción de
una nación; Alberto LETTIERI, “Formación y disciplinamiento de la opinión pública en
Buenos Aires, 1862-1868” en Entrepasados, No. 6, 1994; Id., La República de la
Opinión; Claudio LOMNITZ, “Ritual, Rumor and Corruption in the Constitution of
Polity in Modern Mexico” en Journal of Latin American Anthropology, 1,1, 1995;
Francine MASIELLO, (comp.), La mujer y el espacio público. El periodismo femenino
en la Argentina del siglo XIX, Buenos Aires 1994; C. MCEVOY, La utopía
republicana; Id., “La experiencia republicana”; Jorge MYERS, Orden y virtud. El
discurso republicano en el régimen rosista, Bernal 1995; Id., Languages of Politics: A
Study of Republican Discourse in Argentina from 1820 to 1852, Tesis de doctorado
inédita, Universidad de Stanford 1997; Marco PAMPLONA, Riots, Republicanism and
Citizenship. New York City and Rio de Janeiro City During the Consolidation of
theRepublican Order, New York and London 1996. Luis-Alberto ROMERO, ¿Qué
hacer con los pobres? Elite y sectores populares en Santiago de Chile, 1840-1895,
Buenos Aires 1997; Hilda SABATO y Ema CIBOTTI, “Hacer política en Buenos Aires.
Los italianos en la escena política porteña, 1860-1880” en Boletín del Instituto de
Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, 3a. serie, 2, 1er. Semestre
1990; H. SABATO, “Citizenship”; Id., La política en las calles; Id., “La vida pública en
Buenos Aires” en Marta BONAUDO (directora), Nueva historia argentina. Liberalismo,
estado y orden burgués (1852-1880). Buenos Aires 1999; Ch.F. WALKER, Smoldering
Ashes.
Hilda SABATO 66
20
Jürgen HABERMAS, Strukturwandel der Öffentlichkeit, Darmstadt y Neuwied 1962;
Id., Historia y crítica de la opinión pública, México 1986.
Hilda SABATO 68
Una agenda
La problemática de la ciudadanía política reconoce otras facetas
además de estas dos que la literatura reciente ha privilegiado en sus
análisis. Hay una serie de dimensiones parciales importantes que sin
embargo han merecido escasa atención por parte de los historiadores.
Entre ellas, el papel de las milicias y del ciudadano armado; la
relación entre tributación y ciudadanía, y las formas de la justicia, en
particular el servicio de jury, han sido destacadas en varios trabajos.21
21
Ver, entre otros, J.M. de CARVALHO, Desenvolvimiento de la ciudadanía en Brasil;
Id., “Dimensiones de la ciudadanía en el Brasil del siglo XIX”; F. ESCALANTE,
Ciudadanos imaginarios; F. GUTIÉRREZ, Curso y discurso del movimiento plebeyo; A.
HERNÁNDEZ-CHÁVEZ, La tradición republicana del buen gobierno; M IRUROZQUI,
“Las paradojas de la tributación”; A. LETTIERI, La República de la Opinión; V.
PERALTA RUIZ, “El mito del ciudadano armado; Mónica QUIJADA, “La
LA CIUDADANÍA EN EL SIGLO XIX 69
Consideraciones preliminares
En el año 1985, Evans, Rueschemeyer y Skocpol publicaron el hoy en
día famoso libro “Bringing the State Back in”. En él no trataron la
estructura jurídica ni la ideología del Estado, sino que abarcaron las
estrategias de poder y las dimensiones sociales del Estado desde una
perspectiva weberiana. Frente a las clásicas teorías sobre el Estado, el
libro de Evans y otros empezó a reconsiderar los procesos de
formación y el papel del Estado. Esto tuvo también repercusión para
Latinoamérica. El Estado en Latinoamérica fue hasta finales de los
años 70 casi exclusivamente objeto de una positivista historia del
derecho y de las instituciones. Esto considera al Estado como un
conjunto sólido de instituciones y reglas, es decir como objeto
concreto y claramente delimitado. Como resultado, una gran parte de
los trabajos que había sobre el tema en el fondo se ocupaban sólo de lo
que podemos llamar la superficie del Estado. Trataban el derecho
público, las constituciones o la organización de la administración.
Alguna literatura, y no me gusta tener que decir esto, recordaba al
lector a una guía sobre las vías administrativas y no a un tratado sobre
*
Universidad de Leipzig.
72 Michael RIEKENBERG
1
Es de mencionar el trabajo de Horst Pietschmann sobre el Estado en América Latina.
Véase p.ej. Horst PIETSCHMANN, Die staatliche Organisation des kolonialen
Iberoamerika, Stuttgart 1980.
2
Véase sobre el estado y el concepto de la “anomía” Peter WALDMANN, “Einleitung”,
en Ibero-Amerikansches Archiv 3. 4 (1997), pp. 317s.
3
P. ALVARENGA, Cultura y ética de la violencia: El Salvador 1880-1932, San José
1996, p. 142.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LITERATURA RECIENTE 73
4
Me refiero aqui a H. TYRELL, “Physische Gewalt, gewaltsamer Konflikt und der
Staat”, en Berliner Journal für Soziologie 2 (1999), pp. 269-28, pp. 269s.
5
Creo que fue el primer intento de aplicar la teoría de Elias en un pais no europeo.
Véase Michael RIEKENBERG, Zum Wandel von Herrschaft und Mentalität in
Guatemala, Köln, Wien 1990. Sobre la imparcial crítica acerca de este libro véanse las
revistas “Mesoamérica” 25 (1993), pp. 134-144, o bien “Quetzal” cuaderno 10 (pp. 1-4)
y cuaderno 11 (1995), pp. 1-3.
74 Michael RIEKENBERG
Estado/Cultura
Empecemos con el Estado. En el libro de Evans y otros autores,
Charles Tilly se ocupa de la relación entre Estado y violencia. Tilly
definió la formación del Estado como un violento racketeering. Si se
abarca con exactitud, uno de los primeros en introducir el término
6
Quisiera agradecer a Natalie Clemente por su ayuda con la traducción del texto.
7
M. DEAS, “Reflections on Political Violence in Colombia”, en D.E. APTER (ed.), The
Legitimization of Violence, New York 1997, pp. 350-404, pp. 353s.
8
Véase sobre una comparación de la violencia en Latinoamérica y en los Balcanes W.
HÖPKEN, M. RIEKENBERG (eds.), Politische und ethnische Gewalt in Südosteuropa und
Lateinamerika, Köln, Wien, Weimar 2000.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LITERATURA RECIENTE 75
9
Max HORKHEIMER, “Vernunft und Selbsterhaltung”, en Obras Completas. Vol. 5:
Dialektik der Aufklärung und Schriften 1940-1950, Frankfurt M. 1987, pp. 320-350; M
HORKHEIMER, “Die Rackets und der Geist”, en Obras Completas, Vol. 12:
Nachgelassene Schriften 1931-1949. Frankfurt M. 1985, pp. 287-291. Para más detalle:
W. Pohrt, Brothers in Crime, Berlin 1997, pp. 28ff. Véase también el artículo de S.
BREUER, en Kriminologisches Journal 6, Suplemento 1997, pp. 20s. Véase también
Charles TILLY, “War Making and State Making as organized Crime”, en P.B. EVANS,
D. RUESCHEMEYER, T. SKOCPOL (eds.), Bringing the State Back in, Cambridge 1985,
pp. 169-191; R. HOLDEN, “Constructing the Limits of State Violence in Central
America: Towards a New Research Agenda”, en JLAS 28 (1996), pp. 435-459, p. 439;
W. STANLEY, The Protection Racket State. Elite Politics, Military Extortion, and Civil
War in El Salvador, Tempe 1996, pp. 56fs.
76 Michael RIEKENBERG
13
Véase entre otros J. GLEDHILL, “Legacies of Empire: Political Centralization and
Class Formation in the Hispanic American World”, en GLEDHILL, J. & B. BENDER
(eds.), State and Society. The Emergence and Development of Social Hierarchy and
Political Centralization, Boston 1988, pp. 302-319; C.A. SMITH (ed.), Guatemalan
Indians and the State, 1540 to 1988, Austin 1990; G URBAN & J. SHERZER (eds.),
Nation-States and Indians in Latin America, Austin 1991; V.G. PELOSO & B.A.
TENENBAUM (eds.), Liberals, Politics and Power. State Formation in Nineteenth-
Century Latin America, Athens and London 1996. Veáse además M.B. SZUCHMAN, &
J.C. BROWN (eds.), Revolution and Restoration. The Rearrangements of Power in
Argentina 1776-1860. Lincoln, London 1995; J.A AVILA BEJARANO,.Colombia:
Inseguridad, violencia y desempeño económico en las áreas rurales, Bogotá 1997, p.
250s.; D. POOLE, & G. RÉNIQUE, Peru. Time of Fear, London 1992, pp. 185f.; P.A.
STERN, An Annotated Bibliography of the Shining Path Guerilla Movement, 1980-1993,
Austin 1995.
78 Michael RIEKENBERG
14
König, H.-J., Auf dem Wege zur Nation. Nationalismus im Prozeß der Staats- und
Nationbildung Neu-Granadas 1750-1856, Stuttgart 1988.
15
G.M. JOSEPH & D. NUGENT (eds.), Everyday Forms of State Formation. Revolution
and the Negotiation of Rule in Modern Mexico, Durham, London 1994, p.12. Véase
también el excelente trabajo de F. MALLON, Peasant and Nation. The Making of
Postcolonial Mexico and Peru, Berkeley 1995; F. MALLON, “Indian Communities,
Political Cultures and the State in Latin America, 1780-1990”, en JLAS 24 (1992), pp.
35-53; P.GUARDINO, Peasants, Politics and the Formation of Mexicos´s National State:
Guerrero 1810-1857, Stanford 1996. D. NUGENT, Modernity at the Edge of Empire:
State, Individual and Nation in the Northern Peruvian Andes, 1885-1935, Stanford
1997. W. BEEZLY et al (eds.), Rituals of Rule, Rituals of Resistance. Public
Celebrations and Popular Culture in Mexico, Wilmington 1994.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LITERATURA RECIENTE 79
16
P. SCHÖTTLER, “Die historische ‘Westforschung’ zwischen ‘Abwehrkampf’ und
territorialer Offensive”, en P. SCHÖTTLER (ed.), Geschichtsschreibung als
Legitimationswissenschaft 1918-1945, Frankfurt M. 1997, pp. 204-261, p. 224.
17
Introduction in G. STEINMETZ (ed), State/ Culture. State-Formation after the Cultural
Turn, Ithaca, London 1999, pp. 1-49.
18
Véase J. BEASLEY-MURRAY, & A. MOREIRAS, “After Hegemony. Culture and the
State in Latin America”, en JLACS 8 (1999), pp. 17-20. Véase también W. ADAMSON,
Hegemony and Revolution. A Study of Antonio Gramsci´s Political and Cultural
Theory, Berkeley 1980; D. HARRIS, From Class Struggle to the Politics of Pleasure: the
Effects of Gramscianism in Cultural Studies, London 1992; K.H. HÖRNING & R.
WINTER (eds.), Widerspenstige Kulturen. Cultural Studies als Herausforderung,
Frankfurt a. M. 1999.
80 Michael RIEKENBERG
19
Véase también D. CARTER, “The Art of the State: Difference and other Abstractions”,
en Journal of Historical Sociology 7 (1994), pp. 73-102; P. ABRAMS, “Notes on the
Difficulty of Studying the State”, en Journal of Historical Sociology 1 (1988), pp. 58-
89. Como ejemplo véase S. RADCLIFFE & S. WESTWOOD, Remaking the Nation. Place,
Identity and Politics in Latin America, London, New York 1996.
20
M.J. SCHROEDER, “Political Gang Violence and the State in Western Segovias,
Nicaragua, in the Time of Sandino”, en JLAS 28 (1996), pp. 383-434, pp. 410s.
21
HAHR 79 (1999), p. 211.
22
Véase W. SCHIFFAUER, “Die Angst vor der Differenz”, en Zs. für Volkskunde 92
(1996), pp. 20-31, p. 21.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LITERATURA RECIENTE 81
El cuadro de la violencia
En la literatura actual sobre la violencia en Latinoamérica diferencio
tres grupos. Los primeros llamo los “contextualistas”. Estos se centran
sobre todo en las causas y circunstancias de la violencia y buscan los
links entre la violencia y la “sociedad”. El Estado juega, por lo
general, un papel muy importante en sus reflexiones. Prefieren los
macroestudios. “I will try to link violence to broader considerations
about Mexican politics and society in the revolutionary period”,26 es
una frase típica de un contextualista. En la mayoría de los casos se
trata de historiadores sociales. Pero naturalmente también
antropólogos, teóricos culturales, etc. pueden ser “contextualistas”. En
estos casos sólo cambiaría respectivamente el “contexto” desde el que
se sitúan. Ya que he hablado un poco de los contextualistas como
ejemplo de la historia social no seguiré tratando más el tema.
El segundo grupo busca en sus fuentes la sensualidad de la
violencia. La mayor parte de las veces es la unión de la violencia
física al cuerpo humano su punto de partida. De manera metódica este
grupo tiende al microanálisis. Ellos intentan aclarar al lector de
manera plástica la corporeidad de la violencia. El dolor o el transcurso
del tiempo en la violencia (cómo se diferencian la rápida cacería, el
23
Stuart HALL, citado en S. ALVAREZ y otros (eds.), Cultures of Politics, Politics of
Cultures. Re-visioning Latin American Social Movements, Boulder 1998, p.4.
24
S. DEAN-SMITH, “Culture, Power and Society in Colonial Mexico”, en LARR 33, 1
(1998), pp. 257-277, p. 259.
25
Véase “Introduction”, en D.CRANE (ed.), The Sociology of Culture. Oxford 1994, p.
18.
26
A.KNIGHT, “Habitus and Homicide: Political Culture in Revolutionary Mexico”, en
W. PANSTERS (ed.), Citizens of the Pyramid. Essays on Mexican Polical Culture,
Amsterdam 1997, p.107.
82 Michael RIEKENBERG
27
Véase W. SOFSKY, “Zivilisation, Organisation, Gewalt”, en Mittelweg 36, 3 (1994),
pp. 57-67, y el ensayo de W. SOFSKY en TROTHA, Soziologie (nota 44).
28
Véase A. ALVES, Brutality and Benevolence. Human Ethology, Culture, and the Birth
of Mexico, Westport 1996, que trata las relaciones de jerarquía y reciprocidad (p. 236)
durante la creación de la sociedad colonial.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LITERATURA RECIENTE 83
29
Véase N. SCHEPER-HUGHES, Death without Weeping. The Violence of Everyday Life
in Brazil, Berkeley 1992, pp. 227s.; M.K HUGGINS.& M. HARITOS-FATOUROS,
“Bureaucratizing Masculinities among Brazilian Torturers and Murderers”, en L.H.
BOWKER (ed.), Masculinities and Violence, Thousand Oaks 1998, pp. 29-54; H.E.
CHEHABI, J.J. LInz, “A Theory of Sultanism”, en H.E. CHEHABI & J.J. LINZ (eds.),
Sultanistic Regimes, Baltimore 1998, pp. 3-25.
30
L.H. KEELEY, War before Civilization, New York, Oxford 1996, p. 3.
31
Véase J. SHAY, Achill in Vietnam. Kampftrauma und Persönlichkeitsverlust,
Hamburg 1997. Véase también G.B. PALERMO, “The Berserk Syndrome”, en Aggresion
and Violent Behavior. A Review Journal 2 (1997), pp. 1-8.
32
Véase N. WHITEHEAD, “The Snake Warriors Sons of the Tiger´s Teeth: a descriptive
analysis of Carib warfare”, en J. HAAS, (ed.), The Anthropology of War, Cambridge
1990, pp. 146-170, p. 167; P. WALDMANN, Rachegewalt. Vergleichende Beobachtungen
zur Renaissance eines für überholt gehaltenen Gewaltmotivs in Albanien und
Kolumbien (manuscrito 1998). Acerca de la “contingentación” (Bewirtschaftung) del
84 Michael RIEKENBERG
miedo como una de las “causas más significativas del poder” véase N. ELIAS, Über die
Einsamkeit der Sterbenden in unseren Tagen, Frankfurt a. M. 1982, pp.52s.
33
Véase P. BEATTIE, “Conflicting Penil Codes. Modern Masculinity and Sodomy in the
Brazilian Military”, en D. BALDERSTON & D.J. GUY (eds.), Sex and Sexuality in Latin
America, New York, London 1997, pp. 65-85, pp. 66s.
34
Véase R. PEÑARANDA, “Surveying the Literature o the Violence”, en C. BERGQUIST y
otros (eds.), Violence in Colombia. The Contemporary Crisis in Historical Perspective,
Wilmigton 1992, pp. 293-314, p. 312. Para el caso de Perú este concepto es discutido
por D. POOLE, (ed.), Unruly Order. Violence, Power, and Cultural Identity in the High
Provinces of Southern Peru, Boulder 1994; F. MAC GREGOR (ed.), Violence in the
Andean Region, Van Gorcum 1994.
35
Véase p.e. A. PANFICHI, “Ritual und Gewalt in peruanischen Fußballstadien”, en
Lateinamerika. Analysen und Berichte 19 (1995), pp. 42-65.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LITERATURA RECIENTE 85
36
Véase K. GELDER, y S. THORNTON (eds.), The Subcultures Reader, Vol. 1. London,
New York 1997; F. SACK, y R. KÖNIG (eds.), Kriminalsoziologie, Frankfurt M. 1968.
37
G. SÁNCHEZ, y D. MEERTENS, Bandoleros, gamonales y campesinos. El caso de la
violencia en Colombia, Bogotá 1983, p. 29.
38
Véase B. HAPPE, y J. SPERBERG, “Gewalt und Kriminalität in den städtischen
Marginalsiedlungen von Santiago de Chile und Rio de Janeiro”, en Lateinamerika.
Analysen, Daten, Dokumentation 15 (1998), pp. 59-73.
86 Michael RIEKENBERG
De-culturalización de la violencia
Para el caso de África tituló hace poco la revista Jeune Afrique que la
época de los “Cyber-Rebels” ha comenzado.40 En particulares países
de África, la organización de la violencia se ejerce en la actualidad por
warlords, cárteles de violencia o empresas privadas que trabajan con
mercenarios y que salvaguardan el Estado frente a sus enemigos. Estos
actores no poseen ningún interés en la organización estatal de la
violencia. Sin embargo, por este motivo tampoco aparecen actuantes
“culturales” de la misma. Es decir que no se someten (más) a la
dicotomía entre “Estado” y “cultura” en la que tanto antes como
después, se centra el discurso sobre la violencia en Latinoamérica.41
La creciente comercialización de la violencia en
Latinoamérica es algo que llama progresivamente la atención de las
investigaciones. Este interés no se centra sólo en las drug wars, en los
desarrollos de criminalidad organizada o de violencia similar a la de la
mafia. La debilidad del Estado en el control de la violencia produce
39
Véase S. AMOS, “Die US-amerikanische Ghettoforschung”, en Sozialwissen-
schaftliche Literatur Rundschau 2 (1999), pp. 5-24, pp. 18s.; I. CASTRO, “Gewalt und
Hoffnung in El Salvador”, en Der Überblick 1 (1998), pp. 127-129.
40
Edición No. 1985, 01.02.1999.
41
Véase H. HOWE, “Private Security Forces and African Stability. The Case of
Executive Outcomes”, en Journal of Modern African Studies 36,2 (1998), pp. 307-331;
véase tambien el destacado artículo de D. CRUISE O´BRIAN, “A lost generation? Youth
identity and state decay in Westafrica”, en R. WERBNER y T. RANGER (eds.),
Postcolonial Identities in Africa, London, New Jersey 1996, pp. 55-74; K. PETERS y P.
RICHARDS, “Why we fight: Voices of Youth Combatants in Sierra Leone”, en Africa 68
(1998), pp. 183-210; P. RICHARDS, Fighting for the Rain Forest. War, Youth and
Resources in Sierra Leone, Oxford 1996.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LITERATURA RECIENTE 87
42
Véase M. VELLINGA (ed.), The Changing Role of the State in Latin America, Boulder
1998; L. GERARDO GABALDÓN “Tendencias y perspectivas del control social en
Venezuela en la década de los noventa”, en Ensayos en homenaje a Héctor Febres
Cordero, Mérida 1996, pp. 15-35.
43
Véase F. JEAN y J.C. RUFIN (eds), Economie des guerres civiles, Paris 1996.
44
Véase G. ELWERT, “Gewaltmärkte. Beobachtungen zur Zweckrationalität der
Gewalt”, en T.v. TROTHA (ed.), Soziologie der Gewalt, Opladen 1997, pp. 86-101.
88 Michael RIEKENBERG
45
Para más información sobre el tema véase M. RIEKENBERG, “Gewaltmarkt, Staat und
Kreolisation des Staates in der Provinz Buenos Aires, 1770-1830”, en W. REINHARD
(ed.), Verstaatlichung (nota 10), pp. 19-36; N. RICHANI, “The Polical Economy of
Violence: The War System in Colombia”, en Journal of Interamerican Studies and
World Affairs 39 (1997), pp. 37-81.
46
Véase M.A. Centeno, “War in Latin America: The Peaceful Continent?”, en J. LÓPEZ-
ARIAS, y G. VARONA-LACEY (eds.), Latin America. An Interdisciplinary Approach,
New York 1999, pp. 121-136.
47
Véase Josefina VÁZQUEZ, “A cientocincuenta años de una guerra costosa”, en
Historia Mexicana 186 (1997), pp. 257-259.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LITERATURA RECIENTE 89
48
Véase M. RIEKENBERG, “ ‘Aniquilar hasta su exterminio a estos indios...’ Un ensayo
para repensar la frontera bonaerense 1770-1830”, en Ibero-Americana Pragensia 30
(1996), pp. 61-75; D. WEBER “Borbones y bárbaros”, en Anuario IEHS Tandil 13
(1998), pp. 147-171.
49
Véase por ejemplo M. IRUROZQUI, “Ciudadanía y política estatal indígena en Bolivia,
1825-1900”, en Rev. de Indias 217 (1999), pp. 705-740; Rodolfo STAVENHAGEN, The
Ethnic Question, Hongkong 1990, p. 47.
50
R. KOSELLECK, Das Zeitalter der europäischen Revolutionen 1780-1848, Frankfurt a.
M. 1969, p. 202.
90 Michael RIEKENBERG
51
D. Courtwright, Violent Land. Single Men and Social Disorder from the Frontier to
the Inner City, Cambridge, Mass. 1996. Véase también J. ARCHER, (ed.), Male
Violence, London 1994; T. NEWBURN y E. STANKO (eds.), Just Boys doing Business?
Men, Masculinities and Crime, London, New York 1994.
52
Véase D. BETANCOURT, y M.L. GARCÍA, Matones y cuadrilleros. Orígen y evolución
de la violencia en el occidente colombiano, Bogotá 1991, p. 120. Sobre actantes
juveniles de la violencia hoy, véase A. SALAZAR, Born to die in Medellin, London 1992.
53
A. FLORES GALINDO, La tradición autoritaria. Violencia y democratización en el
Perú, Lima 1999, p. 43.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LITERATURA RECIENTE 91
los estados del sur, fue relativamente fácil reducir el nivel de violencia
de los single young men pertenecientes al estatus de “subculturas”
durante el período de desarrollo de la organización estatal a principios
del siglo XX, en Latinoamérica fue por el contrario mucho más difícil
para el Estado imponerse sobre una organización de la violencia
basada en bandas familiares y estructuras de poder local.
Aparentemente esto fue también el caso por que la integración de los
actores de violencia en redes familiares formó solo una variante de
una probada estrategia de supervivencia.
La violencia unida a la familia convierte en Latinoamérica al
Estado, entendido como instancia de la disciplina social, en cierta
manera en una superflua autoridad competente. Los cambios en la
sociedad y sobre todo en la urbanización destruyen, no obstante,
antiguas formas de control de la violencia no estatales.54 Sobre todo en
los centros urbanos que se desarrollaron rápidamente en los grandes
países de Latinoamérica a partir de 1880, el Estado tuvo que
encargarse mucho más que antes de establecer un control social. Pero
para ello estaba mal preparado. Como débil actante que disponía de
pocos recursos, el Estado recurrió a la violencia física pública para
poder establecer el control sobre la sociedad. Esto explica también la
comparativamente alta tendencia a la violencia que tiene el Estado en
su política interior en Latinoamérica. Los estudios sobre el Estado y su
papel en la civilización de la sociedad en Latinoamérica han
aumentado en los últimos años. Los trabajos de Foucault según los
cuales se produce por un lado, una pacificación de la sociedad
mediante un rutinario control policial y por otro, una internalización
de la disciplina, tuvieron una gran influencia en muchos casos. Los
estudios de Elias tuvieron poca aceptación en Latinoamérica (sí han
sido muy discutidos en las investigaciones sobre la temprana edad
moderna en Europa). El interés de estas investigaciones abarca la
mayoría de los sectores de la sociedad. Son de mencionar, en este
punto, las clásicas instituciones públicas como la policía, el sistema
presidiario, la sanidad, etc. Muchos de estos estudios muestran qué
límites tiene la influencia de las organizaciones estatales en partes de
Latinoamérica. Especialmente extremo se muestra esto en los casos en
54
Véase la introductión, en S.M. ARROM y S. ORTELL (eds.), Riots in the Cities.
Popular Politics and the Urban Poor in Latin Amerca, 1765-1910, Wilmington 1996,
p. 7.
92 Michael RIEKENBERG
Epilogue
Aparentemente una causa del aumento del interés por parte de las
ciencias sociales en las últimas dos décadas sobre el Estado y la
violencia es, que la fase de expansión “del” modelo de Estado europeo
está evidentemente rebasada. Formas estatales de la organización de la
violencia se descomponen (nuevamente) en varias partes del mundo.
El aumento del warlordism en África y partes de Asia o de las non-
governmental areas en zonas urbanas lo parecen señalar.56
Ante el trasfondo de estos procesos y según los criterios del
monopolio de la violencia y de los impuestos, entendidos como
componentes imprescindibles de la soberanía estatal, se considera al
Estado latinoamericano más bien débil.57 En lo que respecta al control
de la violencia, el Estado latinoamericano esta confrontado a menudo
con estructuras de organización autónoma de la violencia. Antes se
trataba de poderes locales clientelistas, pueblos y comunidades,
colectividades (Gemeinschaften) étnicas, movimientos milenarios, etc.
Hoy día son grupos paramilitares, cárteles, subculturas, “mercados de
55
Véase p. e. Fundación Regional de Asesora en Derechos Humanos (ed.), La violencia
intracarcelaria en el Centro de Detención Provisional de Quito, Quito 1997; J.L. PÉREZ
GUADERLUPE, Una etnografia del penal de Lurigancho, Lima 1994, pp. 35f.; Human
Rights Watch (ed.), Prison Conditions in Venezuela, New York 1997; P. ANDRADE
ROA, Carceles de Venezuela. Campos de exterminio, Caracas 1996. Sobre culturas
“duales” véase N. ALVAREZ LICONA, “Las Islas Marías y la subcultura carcelaria”, en
Boletin Mexicano de Derecho Comparado 91 (1998), pp. 13-29. Como orientación
véase R.D. SALVATORE y C. AGUIRRE (eds.), The Birth of the Penitentiary in Latin
America: Essays on Criminology, Prison Reform and Social Control, 1830-1940,
Austin 1996).
56
Véase M. RIEKENBERG, “Warlords”, en Comparativ 6 (1999), pp. 187-205.
57
Hasta ahora, las comparaciones acerca del Estado en Latinoamérica estuvieron la
mayorá de las veces orientadas de una forma funcional y para conseguir sus cometidos
se cuestionaban cómo de “fuerte” o “débil” era el Estado latinoamericano y de qué
recursos disponía. Véase E. Huber, “Assessments of State Strength”, en Latin America
in Comparative Perspectives. New Approaches to Methods and Analysis, Boulder 1995,
pp. 163-193, p. 165; , M.S. GRINDLE, Challenging the State. Crisis and Innovation in
Latin America and Africa, Cambridge 1996; J. LINZ y A. STEPAN (eds.), Problems of
Democratic Transition and Consolidation: Southern Europe, South America and Post-
Communist Europe, Baltimore 1996.
ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE LITERATURA RECIENTE 93
58
Véase sobre esto en comparación con África J.F. BAYART et al. (eds.), The
Criminalization of the State in Africa, Oxford 1998, p. 11. Véase también la excelente
comparación entre la violencia mafiosa en Italia y Colombia de C. KRAUTHAUSEN,
Moderne Gewalten. Organisierte Kriminalität in Kolumbien und Italien, Frankfurt, New
York 1997.
59
I.W. ZARTMAN (ed.), Collapsed States. The Desintegration and Restoration of
Legitimate Authority, Boulder 1995, p. 5.
PARTE SEGUNDA
*
FLASCO, Ecuador.
**
Universidad de St. Andrews.
96 Andrés GUERRERO/Tristan PLATT
2
Taller de Historia Oral Andina (THOA), Ayllu: pasado y futuro de los pueblos
originarios, La Paz 1995.
3
Victoria CASTRO, Carlos ALDUNATE y Jorge HIDALGO, (eds.) Nispa Ninchis/Decimos
Diciendo: Conversaciones con John Murra, Lima 2000.
4
John V. MURRA, Formaciones Económicas y Políticas del Munda Andino, Lima 1975.
5
Ver, recientemente, Sabine MACCORMACK, “Ethnography in South America: the First
Two Hundred Years”, in Frank SALOMON & Stuart SCHWARTZ (eds.), Cambridge
History of Native American Peoples, t.3 “South America” (Pt.1), Cambridge 1999.
6
Sobre este punto, el artículo pionero fue el de Enrique MAYER, “Censos insensatos”,
en Iñigo ORTIZ DE ZUÑIGA, Visita de la Provincia de León de Huánuco en 1562, t.2,
Edición a cargo de John V. Murra. Huánuco 1972.
98 Andrés GUERRERO/Tristan PLATT
7
Los trabajos pioneros fueron los de César FONSECA MARTEL, Sistemas Económicos
Andinos, Biblioteca Andina, Lima 1973. G. ALBERTI & Enrique MAYER (comp.),
Reciprocidad e intercambio en los Andes peruanos, Lima 1974. Una visión dinámica de
esta relación fluctuante fue propuesta por los historiadores Enrique TANDETER y Nathan
WACHTEL en Precios y producción agraria. Potosí y Charcas en el siglo XVIII, Buenos
Aires 1983. Ver también los estudios recogidos en Olivia HARRIS, Brooke LARSON y
Enrique TANDETER (comps.), Participación indígena en los mercados sur–andinos,
Cochabamba 1987.
8
Sobre el acceso a la tierra, ver John V. MURRA, “Derechos a las tierras en el
Tawantinsuyu”, in Margarita MENEGUS (comp.), Dos décadas de investigación en
historia económica comparada en América Latina. Homenaje a Carlos Sempat
Assadourian, Mexico 1999.
PROYECTO ANTIGUO, NUEVAS PREGUNTAS 99
14
David LEHMANN (comp.), Ecology and Exchange in the Andes, Cambridge 1982.
Tristan PLATT, Estado tributario y librecambio: mercado interno, proteccionismo y
lucha de ideologías monetarias, La Paz 1986.
15
Olivia HARRIS, “Phaxsima y qullqi. Los poderes y significados del dinero en el Norte
de Potosí”, en O. HARRIS, B. LARSON & E. TANDETER, La Participación indígena.
16
En esta tradición se enmarca, recientemente, Sabine DEDENBACH-SALAZAR SÁENZ &
Lindsey CRICKMAY (comps.), La lengua de la cristianización en Latinoamérica:
Catequización e instrucción en lenguas amerindias, Bonn 1999.
17
Felipe GUAMAN POMA DE AYALA, Nueva Corónica y Buen Gobierno. Edición a
cargo de John V. Murra y Rolena Adorno, Mexico 1980. Gerald TAYLOR, Ritos y
tradiciones de Huarochiri: Manuscrito Quechua de comienzos del siglo XVII, Lima
1987 (incluye un estudio por Antonio Acosta sobre Francisco de Ávila). Frank
SALOMON and George URIOSTE, The Huarochiri Manuscript. A Testament of Ancient
and Colonial Andean Religion, Austin 1991.
PROYECTO ANTIGUO, NUEVAS PREGUNTAS 101
18
Verónica CERECEDA, “La sémiologie des tissus andins”, Annales E.S.C., Paris 1978.
También Denise ARNOLD, Domingo JIMENEZ & Juan DE DIOS YAPITA, Hacia un Orden
Andino de las Cosas, La Paz 1992. Una colección de estudios de los quipos está pronta
a publicarse en Jeffrey QUILTER & Gary URTON (comps.), Narrative Threads. Studies
of narrativity in Andean Quipos, Texas University Press (en prensa).
19
Ver, por ejemplo, Tristan PLATT, “Writing, Shamanism and Identity: Voices from
Abya Yala”, in History Workshop Journal 34, London 1992. Rosaleen HOWARD–
MALVERDE (comp.), Creating Context in Andean Culture, Oxford 1997. Frank
SALOMON, “Testimonies”, in Cambridge History of Native American Peoples, t.3
(Pt.1), Cambridge 1999. Para un trabajo pionero sobre la aritmética andina, a partir de
las relaciones numéricas detectadas en la etnografía de una comunidad chuquisaqueña,
ver Gary URTON, The Social Life of Numbers. Texas 1997.
20
Joan DE SANTA CRUZ PACHACUTI YAMQUI SALCAMAYGUA, Relación de
Antigüedades deste Reyno del Pirú (eds. Pierre Duviols y César Itier, Cusco-Lima 1993.
21
Ver la discusión entre DUVIOLS y ZUIDEMA en Thérèse BOUYSSE-CASSAYNE
(comp.), Saberes y Memorias en los Andes. In memoriam Thierry Saignes, Lima 1997.
También el artículo de BOUYSSE-CASSAYNE en la misma coleccion, “De Empédocles a
Tunupa: Evangelización, Hagiografía y Mitos”.
22
Una colección de trabajos por R.T. ZUIDEMA fue publicada en Reyes y Guerreros:
Ensayos de cultura andina, Lima 1989. Para un procedimiento inverso, donde se
detectan las circunstancias históricas que rodean la formación de un mito de origen, ver
Gary URTON, The History of a Myth, Austin 1990.
102 Andrés GUERRERO/Tristan PLATT
23
Thomas ABERCROMBIE, Pathways of memory and Power, Madison 1998. También
Thierry SAIGNES (comp.), Borrachera y memoria: la experiencia de lo sagrado en los
Andes, La Paz 1993. Aurore BECQUELIN y Antoinette MOLINIÉ, Mémoire de la
Tradition, Nanterre 1993.
24
Rodolfo CERRÓN-PALOMINO, “Unidad y Diferenciación Linguística en el Mundo
Andino”, en Segundo MORENO & Frank SALOMON (comps.), Reproducción y
Transformación de las Sociedades Andinas, siglos XVI–XX, Quito 1991.
PROYECTO ANTIGUO, NUEVAS PREGUNTAS 103
25
Frank SALOMON & Stuart SCHWARTZ, “New People and New Kinds of People:
Adaptation, Readjustment and Ethnogenesis in South American Indigenous Societies
(Colonial Era)”, in Cambridge History of Native American peoples, t.3 (Pt.2).
26
M CRESPI, The Patrons and Peones of Pesillo. Tésis de Ph.D. University Microfilms,
Ann Arbor 1968. Andrés GUERRERO, “Unité doméstique et réproduction sociale: la
communuaté huasipungo”, Annales E.S.C. année 41, no. 3 (mai–juin), Paris 1986.
27
Manuel BURGA, Nacimiento de una utopía andina. Muerte y resurrección de los
incas, Lima 1988.
104 Andrés GUERRERO/Tristan PLATT
28
Emma CERVONE, “Festival Time, Long Live the Festival. Ethnic Conflict and Ritual
in the Andes”, Anthropos 93, 1998, (pp.101–113).
29
Ver José Carlos CHIARAMONTE, “Vieja y Nueva Representación: los procesos
electorales en Buenos Aires, 1810–1820”, en Antonio ANNINO (comp.), Historia de las
elecciones en Iberoamérica, siglo XIX, Mexico 1995.
30
Sobre este problema, ver Sinclair THOMSON, Colonial crisis, community and self–
rule: Aymara politics in the age of insurgency. Tésis doctoral inédita, University of
Wisconsin, Madison 1996. Sergio SERULNIKOV, “Customs and rules: Bourbon
rationalizing projects and social conflicts in Northern Potosí during the 1770s”,
Colonial Latin American Review, vol. 8, no. 2, 1999.
PROYECTO ANTIGUO, NUEVAS PREGUNTAS 105
31
Silvia RIVERA y Rossana BARRAGÁN, Debates Post Coloniales. Una introducción a
los estudios de la subalternidad, La Paz 1997, pp.33-72. También Mark THURNER,
From Two Republics to One Divided. Contradictions of Postcolonial Nationmaking in
Andean Peru, Durham 1997.
32
Marie-Danièlle DEMELAS, L’invention politique. Bolivie, Equateur, Pérou au XIXe
siècle, Paris 1992.
33
Florencia MALLON, “Reflections on the Ruins: Everyday Forms of State Formation in
Nineteenth Century Mexico”, in Gilbert M. JOSEPH & Daniel NUGENT (eds.), Everyday
Forms of State Formation, Durham 1994, pp. 70-71.
106 Andrés GUERRERO/Tristan PLATT
34
Ver, últimamente, los ensayos de Olivia HARRIS recogidos en To Make the Earth
Bear Fruit, London 2000.
PROYECTO ANTIGUO, NUEVAS PREGUNTAS 107
35
Ver, para la formación colonial de la frontera andino-amazónica, Thierry SAIGNES,
France-Marie RÉNARD-CASEWITZ, Anne-Christine TAYLOR, l’Inca, L’Espagnol, et les
Sauvages, Paris 1986.
36
Carlo GINZBURG, The cheese and the worms: the cosmos of a sixteenth-century
miller, London 1980.
37
David WARREN SABEAN, Power in the blood: popular culture and village discourse
in early modern Germany, Cambridge University Press, 1984.
38
Ver Nelson MANRIQUE, Vinieron los Sarracenos ... El Universo Mental de la
Conquista de America, Lima 1993. Berta ARÉS y Serge GRUZINSKI, Entre Dos Mundos,
Sevilla 1997.
39
Richard BURGER, Chavín: Origins of Andean Civilization, London, New York 1992.
PROYECTO ANTIGUO, NUEVAS PREGUNTAS 109
41
Andrés GUERRERO, “El proceso de identificación: sentido común ciudadano,
ventriloquismo y transescritura”, en Andrés GUERRERO (comp.), Identificaciones
étnicas. Antología de ciencias sociales en el Ecuador, Quito 2000.
LA ‘CIUDADANÍA’ Y EL SISTEMA DE GOBIERNO EN
LOS PUEBLOS DE CUENCA (ECUADOR)
SILVIA PALOMEQUE*
*
CIFFYH-UNC y CONICET. Argentina. Una primera versión de este texto fue
presentada como ponencia al 49° Congreso Internacional de Americanistas. Simposio
“Elites and Native Society in the Audiencia of Quito”, Quito, julio de 1997.
1
Andrés GUERRERO, “Curagas y tenientes políticos: la ley de la costumbre y la ley del
estado (Otavalo 1830-1875)”, Revista Andina, año 7, nº2, dic. 1989 (pp.321-366).
116 Silvia PALOMEQUE
2
Los resultados de la investigación sobre el sistema colonial de gobierno de los indios
reducidos a pueblos en la zona rural de Cuenca fueron presentados como ponencia al
Coloquio Internacional “Dos décadas de investigación en América Latina. Homenaje a
C.S.Assadourian”, El Colegio de México, Instituto Mora, UNAM, CIESAS, México,
1996. (PALOMEQUE, 1997, 1999)
LA 'CIUDADANÍA' Y EL SISTEMA DE GOBIERNO 117
3
De la revisión de las distintas disposiciones entendemos que este proyecto está
excluyendo de los distintos derechos a las personas de origen africano.
4
Respecto a este punto, en la investigación anterior (PALOMEQUE, 1997: 39)
planteamos que, en términos comparativos, existen indicios que permiten pensar que el
poder de los antiguos señores de Cuenca era mayor que el que conservaban los señores
de Nueva España y menor que el de los señores de Andes de puna.
LA 'CIUDADANÍA' Y EL SISTEMA DE GOBIERNO 119
5
Cuenca, zona habitada por cerca de 80.000 personas, no tiene Corregidores de Indios
ni Jueces de Desagravios como los que existen en el norte de la Audiencia; sólo hay un
“Corregidor de españoles” -cuyo sueldo es pagado por la Real Hacienda- y un Teniente
como auxiliar.
6
En esta Gobernación Intendencia es muy importante la presencia—persistente por
largos años—del Gobernador Vallejo cuyas características personales imprimen un sello
particular a las reformas en esta jurisdicción. Con sus políticas no sólo interferirá y
LA 'CIUDADANÍA' Y EL SISTEMA DE GOBIERNO 125
8
El título de gobernador que expide la Audiencia en noviembre del año 1812 conserva
todas las atribuciones criminales y civiles de menor cuantía, habituales en el siglo
XVIII.
"... mandando se les premie.... con el empleo de gobernador de naturales del pueblo de
Sidcay... libro el presente titulo... para que lo use y exersa por el tiempo que fuera
voluntad de este gobierno, y ‘trayendo bara alta de justicia lo administrara a los indios
naturales de dicho pueblo... causas civiles y criminales hasta en cantidad de 3 pesos,
breve y sumariamente, y en las de muertes, robos, amancebamientos y otros delitos de
gravedad, dara cuenta al gobierno o a los alcaldes ordinarios de la ciudad…’ ” (que
proteja a pobres, que indios paguen tributo a administrador de tributos, etc.) " ‘...
ordeno al Administrador Principal de Tributos, sus cobradores, casiques y principales
mandones, no le pongan.. impedimento... y hagan con el las cartas cuentas de los
tributos...’.” (ANH/Q, Cac.,C.1, Exp. 17, f.6).
9
Esto lo expresa el Administrador de Tributos durante el juicio; en su concepto, es
suficiente que ambos sean capaces en términos administrativos. En la documentación se
constata que ambos contendientes escriben correctamente en español.
10
El expediente judicial sólo nos permite conocer que hasta fines de 1814 la disputa de
poderes continúa planteada, y que la misma no se soluciona ni con el fallecimiento de
Don F.Quinde en tanto el Cabildo designa a su heredero.
128 Silvia PALOMEQUE
11
En 1837 hacen la cuenta de cuántos Códigos Penales hacen falta en la provincia e
informan que en ella hay 3 cantones y 33 parroquias, que las capitales tienen sus
alcaldes municipales, y que en ellas y en las parroquias hay también tenientes pedáneos.
(1837, setiembre 27, ANH/Q, Com.).
130 Silvia PALOMEQUE
Cuadro 1
Cuadro 2
Categorías de Indígenas Tributarios. Cuenca, 1790
Parroquias “Gruesa” “Provincias” Sintesis
Origina-
Forasteros
Originarios Forasteros Originarios Forasteros rios de 1 Total
“Gruesa”
# % # % # %
15 Pcia
Baños 67 94 11 Rbba. 67 35 122 65 189 100
2 Rbba
11 Rbba.
Cumbe 118 123 118 46 136 54 254 100
2 Siccho
10 Rbba.
Giron 98 198 33 Rbba. 98 29 242 71 340 100
1 Siccho
Cañaribamba 51 91 1 Rbba. 51 36 92 64 143 100
Pucara 30 73 30 29 73 71 103 100
Oña 88 101 9 Rbba 2 Rbba. 88 44 112 56 200 100
Nabon 69 111 15 Pcia 22 Rbba. 69 32 148 68 217 100
5 Pcia
4 Pcia
S.Bartolome 243 423 1 Rbba. 243 35 447 65 690 100
13 Rbba.
1 S.Andres
Paccha 113 246 1 Rbba. 113 31 247 69 360 100
1 Rbba.
Jadan 35 256 2 S.Andres 35 12 261 88 296 100
2 Sicchos
Sigsig 64 109 3 Rbba. 64 36 112 64 176 100
16 Pcia 53 Rbba.
Gualaceo 163 489 10 Rbba. 5 Lata- 163 22 579 78 742 100
6 Chimbo cunga
Guachapala 57 74 4 Rbba. 7 Rbba. 57 40 85 60 142 100
4 Pcia 10 Rbba.
80 248 80 23 77 350 100
1 Rbba. 7 Sicchos.
29 Pcia 55 Rbba.
251 1129 17 Rbba. 214 Pcia. 251 14 86 1759 100
31Suñamaca 33 Sicchos.
75 Pcia. 39 Pcia
31 Rbba. 87 Lictos
Cañar 152 411 152 17 733 83 885 100
22 Chimbo 60 Rbba
5 Suñamaca 3 Sicchos.
1
Aquí hemos agrupado a todos aquellos que no son originarios de Cuenca, es decir a los forasteros de
“Gruesa” y a los originarios y forasteros “otra provincia”.
134 Silvia PALOMEQUE
Cont.
2
Aquí hemos agrupado a todos aquellos que no son originarios de Cuenca, es decir a los forasteros de
“Gruesa” y a los originarios y forasteros “otra provincia”.
3
Son: 343 Pcia., 110 Rbba., 3 S.Andres, 28 Chimbo, 36 Suñamaca, 3 Loja, 7 Guano.
4
Son: 363 Pcia., 343 Rbba., 88 Siccho, 5 Latacunga, 87 Lictos y 3 Quito.
1
En la Audiencia de Quito hasta el protector de indígenas Dr. Carrión, en 1745,
sostiene que las tierras de comunidad “... son de naturaleza inalienables...ni aun de
consentimiento de toda la parcialidad entera y la razon es, porque ni tampoco en ella
reside el dominio de dichas tierras sino solo la administracion y usufructo... ‘en
compensacion honerosa de las mitas que han de servir...’ carecen de dominio sobre
ellas el cual reside solamente en V.Real Fisco y para usar de ellas cuando desierten por
el derecho de reversion, conferiendole a la parcialidad y sus descendientes... la
administracion y usufructo con cargo de servir las mitas por atender al util publico”
(ANH/Q, Cac., C1, Exp. 15). Cabe señalar que nos queda pendiente el problema de
porqué el protector de indígenas en la R.A. de Quito relaciona tan directamente la mita
con el acceso a tierras comunales mientras la documentación de la R.A. de Charcas le
LA 'CIUDADANÍA' Y EL SISTEMA DE GOBIERNO 135
Reflexiones finales.
Para hacer un cierre transitorio de los problemas planteados, debemos
partir de las características principales del sistema político de
dominación colonial de las “dos repúblicas” impuesto con éxito a
fines del siglo XVI pero en el cual no se previeron todas las
transformaciones futuras. Durante el período toledano se “reduce” a la
población rural indígena “originaria” en pueblos de indios gobernados
por sus antiguos señores étnicos y el nuevo cabildo indígena
organizado para debilitarlos, bajo la supervisión e injerencia del cura y
del corregidor, como forma de preservar a la sociedad indígena que
138 Silvia PALOMEQUE
Archivos
ANH/Q Archivo Nacional de Historia de Quito
ANH/SA Archivo Nacional de Historia, Sección Azuay,
Cuenca.
AGI Archivo General de Indias
Bibliografía (citada).
ACHIG Lucas, “La estructura administrativa de la Gobernación de
Cuenca en el siglo XIX (1820-22)”, en Revista del IDIS, n.8,
Cuenca, (1980).
ASSADOURIAN, Carlos Sempat, “La producción de la mercancía dinero
en la formación del mercado interno colonial”, en E.
FLORESCANO, Ensayos sobre el desarrollo económico de México
y América Latina (1500-1975), México 1979.
ASSADOURIAN, Carlos Sempat, “Los señores étnicos y los
corregidores de indios en la conformación del Estado colonial”,
Anuario de Estudios Americanos, XLIV, Madrid 1987.
DEMELAS, Marie-Danielle, “Modalidades y significación de
elecciones generales en los pueblos andinos, 1813-1814”, en A.
ANNINO, (coord.), Historia de las elecciones en Iberoamérica,
siglo XIX, Buenos Aires 1995.
ESPINOZA, Leonardo, Lucas ACHIG y Rubén MARTÍNEZ, “La
gobernación colonial de Cuenca. Formación social y producción
mercantil simple”, Ponencia del IDIS al III Encuentro de Historia
y Realidad Económica y Social del Ecuador, Cuenca 1980.
FREILE GRANIZO, Juan, Leyes indigenistas. Compilación Sarance, n°
19, Otavalo 1994.
GUERRERO, Andrés, “Curacas y tenientes políticos: la ley de la
costumbre y la ley del estado (Otavalo, 1830-1875)” Completar
cita, sólo dispongo del original, 1987[1994?].
HEREDIA, Edmundo, Planes españoles para reconquistar
hispanoamérica, 1810-1818, Buenos Aires 1974.
HEREDIA, Edmundo, “La constitución de Cádiz en Salta (1814)”, en
Nuestra Historia, n° 30, Buenos Aires 1982.
LA 'CIUDADANÍA' Y EL SISTEMA DE GOBIERNO 141
*
Docente de la Universidad Mayor de San Andrés y de la Universidad de la Cordillera.
La Paz.
144 Rossana BARRAGÁN
1
A partir de 1886, el tributo sólo representaba el 10% de los ingresos fiscales
(GRIESHABER, 1985: 54).
2
Para una síntesis y análisis sobre la teoría sobre la ciudad ver LEZAMA 1993.
3
Las ordenanzas señalaban que el lugar donde debía fundarse la ciudad debía estar en
un suelo fértil con abundancia de tierras para la agricultura (Cit. por HOBERMAN y
SOCOLOW 1992: 8). Por otra parte, el ideal peninsular y mediterráneo de América
Latina habría sido la ciudad como centro de las regiones rurales y la aristocracia
terrateniente (MAURO 1972: 116).
¿CATEGORÍA FISCAL O CATEGORÍA SOCIAL? 145
4
Estamos desarrollando una idea que la planteamos con Silvia Arze en 1988 (ARZE y
BARRAGÁN 1988 No. 1: 11).
5
Kingman ya había insistido en la necesidad de estudiar a las ciudades no separadas de
su contorno rural (Cit. Por KINGMAN 1991: 26).
146 Rossana BARRAGÁN
6
SAIGNES recordaba (1991:92) que para Fuenzalida la reducción era la comunidad
mientras que él consideraba que las reducciones eran los pueblos de indios. Además de
Fuenzalida, que reexaminó la noción de comunidad, MORENO y SALOMON compilaron
diversos artículos sobre las categorías de análisis utilizadas en el estudio de las
sociedades andinas (1991).
7
Sabine MC. CORMACK (1991: 48) planteó que la comunidad como entidad jurídica fue
un producto del siglo XIX. Esta afirmación no se aplica a Bolivia. El decreto de Bolívar
de 1825 utilizó, cuando ordenó la distribución de tierras, las palabras “repartimiento de
tierras de comunidad”. Por otra parte, la orden del 7 de Febrero de 1834 prohibía a los
indígenas el realizar peticiones a nombre de sus “comunidades, aillos y parcialidades”
(en: BONIFAZ 1953: 4 y 47 respectivamente). Durante todo el siglo XIX, se emplea el
término de comunidades tan frecuentemente como el de terrenos o tierras de
repartimiento (ver el Reglamento de Revisitas de 1831 en BONIFAZ 1953: 29 y 78).
8
Sobre Fray Luis López de Solis, ver GARCÍA QUINTANILLA 1964.
9
La orden del visitador a fines de los 1590s ordenaba que el gobernador, alcaldes y
principales “hagan quipos y memorial ... de todos los yndios ... y los demas sujetos a el
dicho repartimiento de los Yamparaes ... y de las tierras que tienen y ... las ... que los
yndios de cada ayllo tienen” (Archivo Nacional de Bolivia (ANB) EC 1787 No. 59, f.
46).
¿CATEGORÍA FISCAL O CATEGORÍA SOCIAL? 147
10
ANB EC 1787 No. 52.
11
Sobre el sistema de autoridades en el período colonial ver THOMSON 1996.
12
“hasta seis y siete leguas en unas serranías y apachetas … que son las de los Andes
de Yungas...” (A. CAT. T. 44 29-Mayo-1756, p. 21. p. 48). En 1769, el Obispo señaló
que la jurisdicción de San Pedro era muy extensa y que los feligreses vivían “dispersos
y apartados ... unos de otros, en diversas estancias …” (AGI Charcas 531, 1769).
148 Rossana BARRAGÁN
13
En el siglo XVII, los agregados a las haciendas eran los arrenderos, de acuerdo al
propio Duque de La Palata. Ver SÁNCHEZ ALBORNOZ 1978: 54-55.
¿CATEGORÍA FISCAL O CATEGORÍA SOCIAL? 149
14
En el siglo XIX los arrenderos eran, según Dalence, los colonos de las haciendas que
pagaba por su terreno parte en dinero y parte en servicio (Cit. Por ANTEZANA 1992: 82).
150 Rossana BARRAGÁN
15
AGI Charcas, 1690. Esta descripción es sintética: “... ay iglesia mayor cathedral y en
ella la parroquia de los españoles sola, y otras tres parroquias de indios cuyas
vocaciones son San Pedro ... Santa Bárbara ... y San Sebastián” (AGI Charcas 138,
1648).
16
San Pedro fue el primer “curato” y “pueblo” fundado mucho antes incluso de la
propia ciudad, y estuvo en manos de los padres de San Francisco hasta 1686 (Ver A.
CAT. 4-Mayo-1766 p. 277 y 283v. y A. CAT. T. 44, p. 21 y 48).
17
En 1758 todavía se menciona a San Pedro como pueblo (AGN Sala XIII, Leg. 17-4-3,
1758. Leg. 14, Libro 1. Padrones de La Paz. Autos de la Revisita de las tres parroquias
de la ciudad de La Paz con tres informes de la Contaduría de Retasas).
¿CATEGORÍA FISCAL O CATEGORÍA SOCIAL? 151
18
Caso de las tierras de Mecapaca y tierras del ayllu Cupi (ANB T.I. 1758 No. 35).
19
Los linderos de las tierras de Munaypata de San Sebastián, por ejemplo, estaban en
litigio con la hacienda Pura Pura. ALP CSD 1847 Caja 89 Expediente sin título. Los
indígenas, Gerónimo … de San Sebastián dan poder … s/f.
20
Esta redistribución se hizo a soldados como compensación a la reducción del ejército.
Los soldados pertenecían a grupos populares urbanos. Ver. ALP CSD 1845 Caja 80. E.
sin título en cuero. El Ciudadano, José Barrrios, sastre, pide enajenar tres topos de
tierras que ... tiene en la Garita de Lima y en Challapamapa. f. 12 y 13-15.
21
Caso de las tierras “Cacique Oraque” (Uraque=tierra, suelo y mundo inferior.
BERTONIO, 1612-1984 : 378) llamadas también “Ayma del Corregidor”. Ayma remite a
las tierras en las que la mano de obra de las comunidades trabajaba para los caciques
(Rivera, 1978). Otro caso es el de las antiguas aymas y tierras de Chijini Grande. Otros
dos pedazos, Ylacata Guaita y Pasena Oraque estaban dentrás del Panteón. Los
comunarios trataron de recuperarlas para chacras para autoridades, como una especie de
sobresueldo que se asignaba. Ver ALP CSD Caja 88 147. Expediente Civil de Despojo
... por varios terrenos de la comunidad de San Pedro... f. 11, 20 y 29-29v.
152 Rossana BARRAGÁN
22
ARZ. Serie Roja. 1801-1840. Expediente seguido sobre la división de las parroquias
de esta ciudad de La Paz. 1830. f. 1. Los problemas de división de las parroquias
continuaron hasta 1890.
23
Arancel parroquial dictaminado por el Presidente (1855) y el Obispo de La Paz. En
A.CAT.
¿CATEGORÍA FISCAL O CATEGORÍA SOCIAL? 153
El censo de 1881
A diferencia de las categorías fiscales que lograban extraer la
contribución indigenal que alimentó al estado boliviano25 (Sánchez
Albornoz 1978, Griesehaber 1977, Platt 1982), el indio como
categoría social de los censos (como de algunos escritos de
intelectuales y funcionarios de la época) fue una construcción sin
finalidad fiscal. A diferencia de lo que sucedió en otros lugares, los
censos no fueron registros, ni para el cobro de impuestos ni para las
elecciones. Además, habían enormes limitaciones para llevarlos a
24
Se ordenó la delimitación en Potosí y La Paz. En La Paz se nombró al Dr. Juan de la
Cruz Monje, Presidente de la Corte de Justicia. Ver ARZ. Serie Tapa roja. 1801-1840.
Expediente seguido sobre la división de las parroquias de esta ciudad de La Paz, 1830, f.
5-6, 18-18v. Y 26-26v.
25
El tributo representó del 30 al 40% de los ingresos del estado. GRIESEHABER 1977.
154 Rossana BARRAGÁN
26
En 1832, por ejemplo, se realizó un censo considerado “demasiado inexacto”
ordenándose realizar otro, pero esta orden quedó sin cumplir (Orden Circular del 20 de
Febrero de 1841 y Orden Suprema del 2 de Enero de 1840). Pocos años después, se
distribuyeron modelos para que se realizara (Orden del 12 de Septiembre de 1842).
27
Decreto del 27 de Febrero de 1845.
28
En 1868 se creó en el Ministerio de Hacienda una mesa estadística para toda la
república (D.S. del 28 de Febrero de 1868). En 1872, se promulgó una ley para la
formación de una mesa o comisión de estadística nacional a establecerse en la capital de
la República (Ley del 9 de Noviembre de 1872). Uno de sus impulsores fue Ernesto O.
Ruck quien abogó por la “recolección de datos” señalando y recordando su utilidad para
el gobierno y el pueblo porque “conocer es poder”. Una de las primeras medidas fue la
creación de una comisión por Decreto del 12 de Noviembre de 1873. Dos años después,
en 1875, se expidió un reglamento para la formación de estadísticas. Entre los datos que
se definieron estaban el estado físico del territorio, la población, los censos y los
catastros, información que ante la escasez de presupuesto debía ser proporcionado por
funcionarios públicos, por una parte, y por “ciudadanos particulares y distinguidos”, por
otra parte (En RUCK y MEDINACELI 1874: esp. 20 y ss. En ANB 1875, No. 535).
29
Aquí, la especificación de lectura y escritura no constituía un criterio de exclusión
como para las elecciones, sino más bien un criterio para políticas públicas, para
generalizar la instrucción primaria (Orden Circular del 20 de Febrero de 1841).
¿CATEGORÍA FISCAL O CATEGORÍA SOCIAL? 155
30
Ej.: Orden General del 12 de Noviembre de 1857, Flores MONCAYO 1953: 172.
31
Por ejemplo, se debe incluir en padrones y matrículas a “todos los naturales de que
constare la población....sin exceptuar clases ni condiciones....” (Art. 20 del Reglamento
de 28 de Febrero de 1831 sobre el modo de practicarse las revisitas y matrículas de los
indígenas contribuyentes: Flores MONCAYO 1953: 69).
32
Esto no significa que antes no se hablara de razas. El término fue utilizado por los
primeros viajeros como Pentland, pero el Estado y sus representantes lo asumieron más
tarde. Para Pentland existían tres razas: “india o aborígena”, “europea o criolla” y “los
media casta o razas mixtas” denominadas “cholos o mestizos”. Entre los indígenas
menciona a las “tribus” sin religión, los “Indios Chiriguanos” (PENTLAND 1826,1975:
41).
33
Este censo, registrado como “padrón”, se encuentra en 9 libros (de 120 fs. cada uno
aproximadamente) censando a la población casa por casa en las distintas parroquias de
la ciudad. El objetivo era imponer la contribución general a toda la población, como
parte del proyecto de abolición de la contribución indigenal, reconocimiento de la
propiedad individual indígena y venta de las tierras comunitarias. El documento se
encuentra en el Archivo Histórico de la Universidad Mayor de San Andrés. Aunque
sabemos, por el censo de 1909, que hubieron otros censos de la ciudad en el siglo XIX,
no se ha encontrado ninguno. Sabemos también que es incompleto ya que la población
asciende aproximadamente a 20.000 personas cuando en el libro del censo de La Paz de
1909 se consigna para 1886 la cifra de 56.849, para 1902 la de 60.031 y para 1909 la de
78.856 (CRESPO, 1910: 24-25).
156 Rossana BARRAGÁN
La diferenciación de la vestimenta.
Pero otro factor de diferenciación junto con los nombres y términos de
las clasificaciones como las “razas” y las ocupaciones era la
vestimenta y no sólo de la población indígena. En efecto, toda una
legislación referida a los funcionarios de estado “vistió e invistió” al
poder (Barragán 2000). La vestimenta, ese “lenguaje mudo pero
elocuente” de la sociedad, en la tan acertada frase del Aldeano
anónimo de 1830 (Lema 1994), establecía las “clases” y jerarquías,
constituyendo, por ello, uno de los principales medios para instituir las
diferencias. De ahí que no resulte extraño que la diferenciación entre
las mujeres, “de acuerdo a las diferentes clases de la sociedad” fuera
remarcada por el viajero D´Orbigny (1994: 118-119) quien describió
en los 1820s a las mujeres mestizas, asociadas directamente con el uso
de la pollera:
“Las mujeres de sangre indígena mezlada con española, llamada
cholas, usan igualmente grandes polleras de colores y cubiertas de cintas, y
esa parte del vestido existen en todas las clases medias de la sociedad.”
(“Relato sobre La Paz”. En: D'Orbigny, 1994: 58).
34
Para un estudio sobre este pintor ver el artículo de MENDOZA (1991) en Melchor
María MERCADO. Las mujeres mestizas y cholas que retrató pueden no corresponder a
su época ya que fue notablemente influido por D´Orbigny. Estas mujeres se encuentran
en 5 láminas: 1. Chola. Potosí. 2. Mestizos e indios [una mujer mestiza de manera
clara]. Potosí. 3. Cholas y Mestisas [2 claramente]. Cochabamba. 4. Indios y mestisos.
Paz. 2 mujeres, una india, otra mestiza, y un hombre mestizo. 5. Señoras y Cholas. Paz.
[Dos mujeres cholas claramente].
35
Aunque parecen diferenciarse cholas y mestizas, es difícil, por el escaso número de
láminas como por su parecido, establecer en qué radicaba su diferenciación y si había
una variación regional.
160 Rossana BARRAGÁN
36
EL ALDEANO, un crítico acérrimo del lujo asociado al librecambio, escribió en 1830:
“El pueblo obra más por imitación … El pueblo observa … que el esplendor del fausto
deslumbra sus ojos, y le arrebata involuntariamente una consideración a la persona
que usa de él. El pueblo quiere participar en lo posible de esta misma consideración;
hace pues un sacrificio por costear la librea a que ella está anexa” (En LEMA 1994, f.
33).
¿CATEGORÍA FISCAL O CATEGORÍA SOCIAL? 161
Conclusiones.
La apropiación de un territorio y un espacio implica, indudablemente,
rearmarlo, distribuirlo, reocuparlo. El poder reside precisamente en la
capacidad de dividir y reasignar bienes y autoridades. Definir
espacios, y encadenarlos jerárquicamente, fue entonces un proceso
vital, y en este contexto situamos la fundación de ciudades y villas,
pueblos españoles y pueblos de indios, parroquias españolas y
parroquias de indios, así como la política de reducciones y
composiciones. Pero lejos de concebir estos espacios-poderes como
lugares discretos, hemos visto que la unidad debe ser conceptualizada
por la articulación urbano-rural, campo-ciudad. Cada una de las
unidades espaciales comprendía lo urbano con su contorno rural, de la
misma manera que lo rural debía tener su eje y pivote urbano. El
propio censo de la ciudad de La Paz de 1881 dibujó un espacio
urbano-rural que sólo se rompería en el siglo XX.
En estos espacios, lo indio como categoría fiscal, ligado a los
habitantes de las tierras de repartimiento designadas como indígenas,
suponía también el proceso de continuas composiciones y revisitas,
162 Rossana BARRAGÁN
37
Habría que considerar, sin embargo, que campesino, al igual que indio, pudo tener un
contenido cambiante. Estuvo, al parecer, ligado a los trabajadores de hacienda (Ver Art.
9 del D. Del 15 de Mayo de 1945 que suspende los trabajos gratuitos, especialmente de
los colonos). Una Sección Jurídica creada estableció en uno de sus incisos el regular las
condiciones de trabajo de los campesinos en haciendas y establecimientos industriales
así como asesorarlos en sus litigios por deslinde y usurpación de tierras (Art. 4. Del D.
del 10 de Mayo de 1941. En BONIFAZ 1953).
164 Rossana BARRAGÁN
Bibliografía
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el tributo a Dios: Conflictos sociales en torno a los diezmos en
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09), La Paz 1910.
¿CATEGORÍA FISCAL O CATEGORÍA SOCIAL? 165
*
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, Peru.
1
Henri FAVRE, El indigenismo, México 1998, pp. 56, 136.
2
Un panorama de estos estudios puede hallarse en la compilación: Olivia HARRIS,
Brooke LARSON y Enrique TANDETER (comp.), La Participación indígena en los
mercados surandinos: estrategias y reproducción social: siglos XVI a XX, La Paz,
170 Magdalena CHOCANO MENA
Terminología y Conceptos
La palabra “comunidad” es usada en estrecha referencia al
campesinado de los Andes, hasta el punto que se ha generado tal
identificación entre ambos términos que la existencia de campesinos
sin comunidad parecería ser una anomalía. Generalmente se habla de
comunidad indígena, pero en el caso del Perú existe una voluntad
expresa de preferir la denominación comunidad campesina. Aunque
este cambio de nombre puede verse como un simple eufemismo, no
1987. Parte de este volumen fue traducido al inglés en una nueva compilación que
incluía algunos estudios fuera del área surandina: Brooke LARSON y Olivia HARRIS
(eds.) (con la colaboración de Enrique TANDETER), Ethnicity, Markets and Migration in
the Andes, at the Crossroads of History and Anthropology, Durham 1995.
3
Véase, por ejemplo, Rodrigo MONTOYA, Capitalismo y no capitalismo en el Perú: Un
estudio histórico de su articulación en un eje regional, Lima 1980, dedicado al eje
regional Lima-Lomas-Puquio-Andahuaylas.
4
Alberto S. FLORES-GALINDO, “Presentación”, en Comunidades campesinas, cambios y
permanencias, A. FLORES-GALINDO(comp.), (1ª ed. 1987) 2ª ed. Centro de Estudios
Sociales, Chiclayo 1988, p. 8. Sin embargo, el proceso de transformación de los ayllus
prehispánicos en comunidades dista de haberse esclarecido (Marie-Danielle DEMELAS
BOHY, “La desvinculación de las tierras comunales en Bolivia”, Cuadernos de historia
latinoamericana, nº 7 (1999), pp. 129-155 (p. 131).
5
Heraclio BONILLA, “Presentación”, en: Los Andes en la encrucijada: indios,
comunidades y estado en el siglo XIX, H. BONILLA (comp.), Quito 1991, p. 8.
LA COMUNIDAD ENTRE REALIDAD ECONOMICA Y DISCURSO 171
6
Una excepción es Gabriel ESCOBAR, Sicaya, cambios culturales en una comunidad
mestiza andina, Lima 1973.
7
Antoinette FIORAVANTI-MOLINIÉ, “La communauté aujourd' hui”, Annales, vol. 33, nº
4 (1978), pp. 1182-1196.
8
Fernando FUENZALIDA VOLLMAR, “La matriz colonial de la comunidad de indigenas
peruana: una hipótesis de trabajo”, Revista del Museo Nacional (Lima), nº 35,
(1967/1968) pp. 92-113 (p. 102). También con el título de “Estructura de la comunidad
de indígenas tradicional” en J. MATOS MAR (comp.), Hacienda, comunidad y
campesinos, Lima 1976, pp. 219-263.
9
John V. MURRA, Formaciones económicas y políticas del mundo andino, Lima 1975,
pp. 207-211; Tristan PLATT, Estado boliviano y ayllu andino, Lima 1982, pp. 47-51.
172 Magdalena CHOCANO MENA
10
José María ARGUEDAS, Las comunidades de España y el Perú, Lima 1968.
11
José MATOS MAR, “Comunidades indígenas del Área Andina”, en MATOS MAR,
Hacienda, Comunidad, pp. 179-217 (esp. pp. 169, 186-203).
12
G. ESCOBAR, Sicaya, pp. 171-181.
13
Silvia RIVERA, Oprimidos pero no vencidos. Luchas del campesinado aymara y
quechwa, La Paz 1984, p. 22.
LA COMUNIDAD ENTRE REALIDAD ECONOMICA Y DISCURSO 173
14
Deborah A. POOLE, “Qorilazos, abigeos y comunidades campesinas en la provincia de
Chumbivilcas (Cusco)”, en A. FLORES GALINDO, Comunidades campesinas, pp. 257-
295.
15
Xavier IZKO, “Fronteras étnicas en litigio: los ayllus de Sakaka y Kirkyawi, Bolivia,
siglos XVI-XX”, en BONILLA, Los Andes en la encrucijada, pp. 63-131 (p. 67).
16
Carlos CONTRERAS, “Conflictos intercomunales en la Sierra Central, siglos XIX y
XX”, en H. BONILLA, Los Andes en la Encrucijada, pp. 199-219.
17
Alejandro DIEZ HURTADO, “Las comunidades indígenas en el Bajo Piura, Catacaos y
Sechura en el siglo XIX”, en H. BONILLA, Los Andes en la Encrucijada, pp. 169-198.
174 Magdalena CHOCANO MENA
18
Véase Carlos SEMPAT ASSADOURIAN, “La producción de la mercancía dinero en la
formación del mercado interno colonial”, Economía (Lima), vol. 1, nº 2 (1978), pp. 9-
56.
19
Ronald ESCOBEDO MANSILLA, Las comunidades indígenas y la economía colonial
peruana, Bilbao, 1997. Véase un estudio de caso en Rosana BARRAGÁN, “En torno al
modelo comunal mercantil: el caso de Mizque, Cochabamba, en el siglo XVII”,
Chungará (Arica), vol. 15 (1985), pp. 125-141.
LA COMUNIDAD ENTRE REALIDAD ECONOMICA Y DISCURSO 175
22
Efraín GONZÁLEZ DE OLARTE, Economía de la comunidad campesina, Lima 1984,
pp. 18-22. El estudio de Adolfo FIGUEROA, La economía campesina de la sierra del
Perú, Lima 1983, no ha sido comentado aquí porque se centra en la familia campesina,
refiriéndose a la comunidad campesina sólo como adscripción geográfica, sin integrarla
como realidad económica en su análisis.
178 Magdalena CHOCANO MENA
23
Karen APEL, De la hacienda a la comunidad: la sierra de Piura, 1934-1990, Lima
1996, pp. 225-239.
24
Jorge GASCÓN GUTIÉRREZ, “La gestión de un nuevo recurso: el turismo. Conflicto y
lucha por su control en los Andes”, en M.N. CHAMOUX y J. CONTRERAS (comps.), La
gestión comunal de recursos. Economía y poder en las sociedades locales de España y
América Latina, Barcelona 1996, pp. 307- 336.
LA COMUNIDAD ENTRE REALIDAD ECONOMICA Y DISCURSO 179
25
Karen SPALDING, Del indio al campesino: cambios en la estructura social del Perú
colonial, Lima,1975, pp. 77- 85.
26
Silvia RIVERA, “El mallku y la sociedad colonial en el siglo XVII: el caso de la
comunidad de Jesús de Machaca”, Avances, nº 1 (1978), pp. 7-27.
27
Víctor PERALTA RUIZ, “Estructura agraria y vida campesina en el valle de
Lambayeque, siglo XVIII”, en A. FLORES-GALINDO, Comunidades campesinas, pp.
151-176.
28
Scarlett O‘PHELAN, Kurakas sin sucesiones. Del cacique al alcalde de indios, Perú y
Bolivia, 1750-1835, Cuzco 1997.
29
Sinclair THOMSON, “Colonial Crisis, Community, and Andean Self-Rule: Aymara
Politics in the Age of Insurgency (Eighteenth-Century La Paz)”, University of
Wisconsin, tesis doctoral, 1996.
30
Mark THURNER, From two republics to one divided: Contradictions of Postcolonial
Nationmaking in Andean Peru, Durham 1998, pp. 139-140.
180 Magdalena CHOCANO MENA
31
Andrés GUERRERO, “La imagen ventrilocua: El discurso liberal de la ‘desgraciada
raza indígena’ a fines del siglo XIX, en Blanca MURATORIO (comp.), Imágenes e
imagineros: Representaciones de los indígenas ecuatorianos, siglos XIX y XX, Quito
1994, pp. 197-252 (esp. pp. 214-220). Es interesante observar que la categorización de
los indios como “personas miserables” puede ya encontrarse en la obra Política indiana
(1629) del célebre jurista español Juan DE SOLÓRZANO Y PEREYRA (1575-1655).
LA COMUNIDAD ENTRE REALIDAD ECONOMICA Y DISCURSO 181
32
Olinda CELESTINO y Albert MEYERS, Las cofradías en el Perú: región central, Bonn
1981, pp. 126-131, 220-221.
33
Christine HUNEFELDT, “Comunidad, curas y comuneros hacia fines del período
colonial”, HISLA, Revista Latinoamericana de Historia Económica y Social, nº 2
(1983), pp. 3-31.
34
Tristan PLATT, Los Guerreros de Cristo: Cofradías, misa solar y guerra regenerativa
en una doctrina Macha (siglos XVIII-XX), trad. de Luis H. ANTEZANA, La Paz,1996.
35
X. IZKO, “Fronteras étnicas en litigio”, en H. BONILLA, Los Andes en la encrucijada,
p. 67.
182 Magdalena CHOCANO MENA
40
Olivia HARRIS, “Una visión andina del hombre y la mujer”, Allpanchis, nº 25 (1985),
pp. 17-42.
41
Marisol DE LA CADENA, “ ‘Las mujeres son más indias’: Etnicidad y género en una
comunidad del Cusco”, Revista Andina, vol. 9, nº 1 (1991), pp. 7-29 (traducido al inglés
en B. LARSON et al., Ethnicity, pp. 329-348).
184 Magdalena CHOCANO MENA
42
A. DIEZ HURTADO, “Las comunidades indígenas del Bajo Piura”, en H. BONILLA, Los
Andes en la encrucijada, pp. 187-188.
43
K. APEL, De la hacienda a la comunidad, pp. 225-228.
LA COMUNIDAD ENTRE REALIDAD ECONOMICA Y DISCURSO 185
44
Scarlett O'PHELAN, “Las comunidades campesinas en el Sur Andino, siglo XVII”, en
A. FLORES-GALINDO (comp.), Comunidades campesinas, pp. 95-114.
45
Heraclio BONILLA, “Comunidades indígenas y estado nación en el Perú”, en A.
FLORES-GALINDO (comp.), Comunidades campesinas, pp. 13-25 (p. 16). Podemos
relacionar esta perspectiva con la que aparece en algunos ensayos que englobados en la
temática de la reciprocidad como el de Jacques MALENGREAU, “Comuneros y
‘empresarios’ en el intercambio”, en: G. ALBERTI y E. MAYER, Reciprocidad e
intercambio en los Andes peruanos, Lima 1974, pp. 171-205. Allí la reciprocidad es una
cobertura amable de relaciones fuertemente competitivas e instrumentadas por los
notables locales. Desde otra óptica (el ensayo de B.J. ISBELL, “Parentesco andino y
reciprocidad Kuyaq: los que nos aman”, en el mismo volumen, pp. 110-152), una
reciprocidad básicamente benévola abarca todo aspecto de la vida rural y se expande a
los medios urbanos. Estas acusadas diferencias parecen depender de si se observa la
reciprocidad desde el punto de vista de la economía o desde el punto de vista del
parentesco.
186 Magdalena CHOCANO MENA
discurso que fue utilizado de modo diferenciado por los ricos y los
pobres. Esta idea se emparenta con la de “economía moral”,
formulada por E. P. Thompson y retomada analíticamente en algunos
estudios del campesinado andino.46 Para Mallon la persistencia de la
comunidad no se puede identificar siempre con la resistencia política y
económica al capitalismo. En ese sentido, la “defensa de la
comunidad” no refleja una comunidad ideal, sino el uso que de la idea
comunidad hacen los actores que toman su defensa como bandera.47
En cambio, para N. Manrique la comunidad de la sierra central
responde a una imagen más compacta, sólidamente apoyada en una
economía campesina que le permite resistir las ambiciones de los
terratenientes.48
El trabajo de Mark Thurner también explora la vida política
de los pueblos indios en la formación de la república, aunque
ubicándose con más decisión en el campo de la teoría posmoderna y el
marco de la subalternidad. De modo que resalta la paradoja legal en
que se constituye el orden republicano: por una parte la
reinterpretación del régimen comunal de propiedad existente en la
colonia como propiedad privada, y por otra, el interés indio en
mantener la vigencia de las leyes de Indias en un contexto
republicano.49
La comunidad como experiencia vigente, sin embargo, es un
terreno donde los antropólogos han tomado la palabra con más
frecuencia que los historiadores. La perspectiva sobre la información
accesible adquiere allí una dimensión más maleable y hasta cierto
punto más intrincada. En su investigación sobre la comunidad en
Chumbivilcas en el siglo XX, Poole señala que vivir en una
comunidad para un antropólogo es básicamente vivir con una familia,
46
Brooke LARSON, Cochabamba, 1550-1900: Colonialism and Agrarian
Transformation in Bolivia, (1ª ed. 1988) 2ª ed. corregida y aumentada, prólogo de
William ROSEBERRY, Durham 1998, pp. 24-25.
47
Florencia MALLON, The Defense of Community in Peru's Central Highlands. Peasant
Struggle and Capitalist Transition, 1860-1940, Princeton 1983, pp. 339-345. El
discurso tiene un papel central en su estudio comparativo: Florencia MALLON, Peasant
and Nation. The Making of Postcolonial Mexico and Peru, Los Ángeles etc. 1995.
48
Nelson MANRIQUE, “La comunidad campesina en la sierra central”, en A. FLORES-
GALINDO, Comunidades campesinas, pp. 115-132. Véase también su obra:
Campesinado y nación: las guerrillas indígenas en la guerra con Chile, Lima 1981.
49
M. THURNER, From two republics to one divided, pp. 43-44.
LA COMUNIDAD ENTRE REALIDAD ECONOMICA Y DISCURSO 187
50
POOLE, “Qorilazos”, en FLORES-GALINDOComunidades campesinas, p. 283.
51
LENTZ, Migración e identidad, pp. 26-27.
188 Magdalena CHOCANO MENA
52
Penny HARVEY, “Gender, Community and Confrontation: Power Relations in
Drunkenness in Ocongate (Southern Peru)”, en Maryon MCDONALD (ed.,) Gender,
Drink and Drugs, Oxford, Providence,1994, pp. 209-233.
REPENSANDO EL INTERCAMBIO EN LOS ANDES. UN
ESTUDIO DE CASO DESDE LOS ANDES DEL NORTE
EMILIA FERRARO*
*
Escuela de Antropología Aplicada, Universidad Politécnica Salesiana, Quito.
Emilia FERRARO 190
veces resultar difícil y artificial, así como será dificil agotar en este
espacio su análisis.
La visión que se nos presenta es, entonces, de una sociedad
extremadamente creativa y en continuo movimiento, que, pese a los
cambios, a veces violentos, y a las continuas restricciones que sufre
por parte de la sociedad nacional en era de “globalización”, sigue
afirmando su derecho a la “diferencia”, manteniendo una identidad
específica que sobresale del resto de la sociedad nacional.
Trueque y negocios
En las comunidades indígenas del Norte de Ecuador1 hay una larga
tradición de intercambios con comerciantes indígenas de la cercana
provincia de Imbabura, quienes viajan por las comunidades vendiendo
o intercambiando ponchos, chalinas, esteras. Los intercambios se dan
a través de lo que generalmente se define como trueque, o sea, un
intercambio directo de productos que no involucra dinero (cf.
Humphrey 1985, 1992; Humphrey and Hugh-Jones, 1992).
Como toda otra relación económica repetida en el tiempo,
también las relaciones entre los comuneros focus de mi investigación
y estos comerciantes es muy personalizada. El tipo de trueque que se
da en este caso se escapa de las definiciones tradicionales, pues
involucra en igual medida tanto productos y animales como también
dinero. Las dos modalidades de pago no se excluyen mutuamente,
más bien se combinan: se paga en dinero hasta donde alcance y el
resto se cubre con productos y/o animales. Contrariamente a cuanto
afirmado por ciertas corrientes de antropología económica, en este
1
Se trata de las comunidades quichua de la parroquia Olmedo, Cantón Cayambe,
provincia de Pichincha, asentadas en en el valle interandino delimitado por el nevado
del Cayambe (5790 m.s.n.m.), al este y el complejo montañoso del Mojanda al oeste. La
investigación de campo se dio desde 1992 hasta el presente, en 6 comunidades de la
parroquia, que antes conformaban una única hacienda perteneciente a la iglesia católica,
expropiada por el estado en 1908, año en el cual la hacienda fue dividida en 6 haciendas
más pequeñas que pasaron a mano de la Asistencia Social, la institución estatal que las
administraba arrendándolas a privados. Con la Reforma Agraria de 1964 y 1972, siendo
las haciendas estatales, la tierra fue totalmente repartida entre los ex huasipungueros, a
través de cooperativas creadas apositamente para esto. Hoy en día, las cooperativas casi
ya no existen, pues al terminar de pagar la tierra común al estado, los campesinos de las
cooperativas se han repartido la tierra comunal y todos los bienes de la cooperativa,
incluídos animales y maquinária.
REPENSANDO EL INTERCAMBIO EN LOS ANDES 191
El mercado de la leche
El mercado de la leche en P. representa una síntesis privilegiada de las
transacciones económicas y de las relaciones que se establecen entre
los distintos actores que toman parte en él. La comercialización de la
leche, en la zona, estaba tradicionalmente en manos de intermediarios
2
A la luz de los últimos desarrollos de la antropología económica, estos temas estan
siendo re-analizados. Ver por ejemplo M. TAUSSIG (1980), O. HARRIS (1989), M.
SALLNOW (1989), O. HARRIS and B LARSON (1995) entre otros. Estos estudios
proyectan una nueva luz sobre las dinámicas culturales y los procesos de construcción
de identidad, así como sobre nuestra comprensión del dinero, en este sentido, el proceso
de “dolarización” de la economía, que se está llevando adelante en Ecuador desde
Enero de 2000, pone grandes interrogantes y desafíos y abre un nuevo e interesante
campo de análisis todavía vírgen.
3
Investigadores como E. MAYER (1974), por ejemplo, interpretan esta combinación
más específicamente en relación al contexto andino: la combinación de diferentes
formas de intercambio supuestamente substituye la desaparecida posibilidad de acceder
y controlar a los diferentes pisos ecológicos. Sin embargo, hay varios estudios
etnohistóricos y ecológicos que demuestran que en los Andes del Norte la importancia
del modelo del archipiélago vertical era menor con respeto a los Andes centrales y
meridionales (ver D. LEHMAN 1982; F. SALOMON 1986; S. RAMÍREZ 1982, 1995, M.
van BUREN 1996). Si ya antes de la llegada de los españoles este “modelo” tenía una
relevancia relativa para la subsistencia de las poblaciones locales, entonces la
combinación de formas de intercambios “tradicionales” y mercantiles no puede ser
explicada solamente como el producto de la desarticulación de la economía
“tradicional” por efecto de la “invasión” del mercado capitalista.
Emilia FERRARO 192
La rama de gallos
El ritual de la rama consiste en el tomar “prestado” un gallo para ser
devuelto el año siguiente, siempre durante San Juan, en la forma de
una rama de 12 gallos, a través de un complejo ritual que involucra a
toda la comunidad. Mis informantes dicen que el número 12 se refiere
a los meses que pasan entre el “préstamo” y su devolución, pues
cuentan “un gallo por cada mes”, en este sentido, me arriesgo a decir
que se trata de una transacción ritualizada de deuda, en la que lo
prestado será devuelto en una proporción mayor.
El gallo recibido es posteriormente preparado en sopa y
compartido entre los familiares y vecinos. A partir de este momento, y
por todo el año que separa una celebración de la sucesiva, tanto quien
ha tomado el gallo inicial, como quien se lo ha prestado, hará todo lo
posible para reunir recursos de cualquier fuente para cumplir con su
obligación: entregar una rama de 12 gallos y atender al grupo de
amigos, vecinos y parientes que ha apoyado su priostazgo, en el
primer caso; preparar una gran fiesta, con gran cantidad de comida y
bebidas para todo el grupo que “entrega la rama”, en el segundo. Esto
implica abrir un circuito de transacciones recíprocas.
El castillo
El castillo, conocido también con el nombre de aumento, es un pedido
ritualizado de dinero que se da solo y exclusivamente durante la
celebración de San Juan, y que debe ser devuelto al doble durante la
celebración del año siguiente.
Desde un punto de vista estrictamente financiero, el castillo
puede ser definido como un préstamo con el 100% de interés, pero sus
dimensiones socioculturales son mucho más importantes que las
económicas, empezando por el hecho que involucran sumas pequeñas
de dinero que generalmente son inmediatamente “invertidas” en la
fiesta misma, para aumentar sus proporciones. La gente no se queja y
no cuestiona el “interés” que conlleva; por el contrario, expresa la
necesidad de que en cada San Juan haya quien da y reciba castillos,
pues de lo contrario la fiesta no podría darse. Quien presta y recibe de
vuelta el dinero lo hace explícitamente en nombre y en honor de San
Juan, quien es el verdadero “dueño del castillo”. Esta es la razón, la
Emilia FERRARO 196
gente dice, por la cual no hay “morosos” y por la cual todos siempre
pagan puntualmente.
La devolución del préstamo ocasiona una gran fiesta, con la
oferta por parte de los dueños de casa de enormes cantidades de
comida y bebida, proporcional al monto de la deuda: mayor es el
monto cancelado, mayor será la calidad y la cantidad de comida
recibida por el deudor, quien la comparte con todo su grupo de apoyo.
Tanto la rama como el castillo presentan una estructura
similar y responden al mismo objetivo: alabar al Santo.
Efectivamente, San Juan está al tope de un universo indígena
ordenado. Se cree que él es muy poderoso y milagroso: sus fieles le
piden protección y ayuda por todo tipo de problemas, necesidades y
asuntos concernientes a su vida cotidiana, sus negocios, sus animales
y cosechas. Pero se teme sobre medida su cólera. Como los Espíritus
de las Montañas, familiares a los investigadoores de los Andes, el
poder de San Juan tiene también dos caras, una positiva y una
negativa, su comportamiento y actitud dependen en gran medida de
las acciones de sus fieles. Dentro de este contexto, la “devoción” es
una noción esencial en la estructuración de las relaciones con el Santo,
quien responderá positivamente a los pedidos de sus fieles en la
medida en que éstos demuestran materialmente su devoción y fe. Los
rituales que se dan el 24 de Junio son, entonces, expresiones de la
devoción al santo.
Las fiestas para San Juan implican unos gastos fuertes: los
recursos “domésticos”, como animales y cosechas, no son suficientes
para solventarlos, y se necesita una considerable suma de dinero. Para
esto, los priostes reunirán todo lo que pueden de donde puedan. Los
ahorros de la familia serán los primeros en ser gastados; éstos pueden
incluyir también animales como las vacas y parte de las cosechas
destinadas al consumo doméstico, en muchos casos la vaca a venderse
se compra un año antes justamente con este propósito, a través de un
préstamo de uno de los programas de financiamiento rural local; el
suplido de la leche representa en este caso un ingreso de dinero
efectivo esencial; los posibles ahorros de dinero puestos en bancos
serán retirados. Todas las instituciones financieras locales , tanto
formales como informales, registran en esta época un considerable
aumento de pedidos de préstamos, confirmando que la fiesta de San
Juan representa una ocasión de gran gasto y, por ende, de fuerte
REPENSANDO EL INTERCAMBIO EN LOS ANDES 197
Conclusiones
Los intercambios ceremoniales, así como las transacciones de crédito
y de deuda son familiares a los científicos andinos, pues éstos eran
importantes elementos de la organización socio-económica del
imperio incaico, y siguen siendo importantes elementos de las
sociedades andinas modernas ( Cf. Murra 1975; Ramírez 1982, 1995;
Rösing 1994; Gose 1986, 1994; Sallnow 1987, 1989, 1991; Harris
1989, 1995; Lund Skar 1995; Guerrero 1991).
Los debates sobre reciprocidad andina han tradicionalmente
monopolizado la producción etnográfica y han enmarcado el análisis
de todo tipo de intercambio, encubriendo, a mi parecer, la variedad de
relaciones e intercambios que se dan detrás de “la reciprocidad”. Los
datos aquí expuestos nos presentan una serie de transacciones que
tienen características diversas, que involucran categorías como dinero,
trueque, mercado, crédito, deuda: la manera cómo estas categorías se
combinan entre si, el contexto en el cual funcionan, los diferentes
Emilia FERRARO 198
actores que involucran y la forma cómo son utilizadas por ellos, dan
vida a una multiplicidad y riqueza de situaciones y relaciones que
escapan de las definiciones tradicionales, y que necesitan enfoques
analíticos nuevos.
Los indígenas de la zona de investigación articulan de
manera “armoniosa” las distintas transacciones y relaciones de
mercado y tradicionales, combinando entonces muy bien órdenes
económicos distintos que tradicionalmente han sido considerado como
opuestos y mutuamente excluyentes. Sus prácticas demuestran que la
reciprocidad y el mercado no son inconciliables e incopatibles; por el
contrario, la lógica que subyace a los intercambios de bienes y
servicios se extiende en algunos casos a los intercambios de dinero y
viceversa. La misma noción de “utilidad”—esencial en la definición
de la economía de mercado—es cuestionada y problematizada.
Esto desmiente definitivamente las opiniones de muchos
investigadores, según los cuales la introducción del dinero y del
mercado ha destruido el núcleo de las economías tradicionales y de la
configuración sociocultural de las comunidades (Alberti y Mayer,
1974:31. Cf. también Custred 1974; Burchard 1974; Orlove 1974).
Analizar con lentes nuevos la resignificación de estas
transacciones tradicionales, profundizar y sobre todo problematizar las
relaciones y las articulaciones entre éstas y los intercambios de
“mercado” es, a mi parecer, una tarea urgente y todavía pendiente.
REPENSANDO EL INTERCAMBIO EN LOS ANDES 199
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Emilia FERRARO 200
*
Universidad de British Columbia, Vancouver.
1
Dolores Intriago ha sido mi colaboradora desde 1981, cuando comencé mi trabajo en
la Amazonía. Su condición de mujer considerada socialmente “blanca”, pero casada con
Francisco Andi, un indígena Napo Quichua, le ha permitido a Dolores no sólo ser
204 Blanca MURATORIO
como el sine qua non del trabajo antropológico. Este término, como el
otro igualmente inadecuado de “informante”, tienen todavía un legado
de paternalismo y condescendencia que surgieron de un contexto
colonialista de la antropología, y que deben ser repensados en las
cambiantes condiciones históricas de un presente postcolonial. Este es
un presente que nos obliga no sólo a reexaminar nuestra persona
antropológica, sino también a confrontar nuevos sujetos de
investigación y diversas audiencias para nuestros textos etnográficos.
Ganar el consentimiento informado, especialmente para hacer
historias de vida de sujetos subalternos, cuyo acceso a ciertas formas
de conocimiento está conformado por situaciones históricas
específicas de poder, o de aquellos que no tienen porqué compartir
nuestras prioridades intelectuales, es un largo y arduo proceso que
sólo pude lograr después de muchos años de continuos regresos y de
hacer del “campo” mi “casa”.
Se ha señalado repetidamente que en los textos etnográficos,
el “campo” se convierte en una construcción ideológica con sus
propias metáforas de “viajes”, “llegadas” y “salidas” (Clifford 1997;
Pratt 1986), pero en realidad es primero un espacio de práctica social
donde lo dialógico no es una decisión teórica (cómo incluir las voces
de los otros en un texto), sino una necesidad cotidiana de entrar en
relaciones sociales con el Otro para sobrevivir y para obtener los
“datos” de los cuales depende nuestra vida académica y es allí
también donde encontramos al Otro como sujeto situado en el
presente. Como señala Joan Vincent (en Nugent 1999: 538), el trabajo
de campo no es un método sino una presencia compartida por la cual
tratamos de entender cómo otros seres humanos resuelven las
situaciones cotidianas que confrontan. No importa cuáles son nuestras
propias agendas cuando entramos al “campo”, nuestro trabajo es
siempre el resultado de una realidad que debe ser negociada con
sujetos que tienen sus propias teorías e interpretaciones de la cultura
que da coherencia a sus vidas. Por lo tanto, la relación personal e
intelectual entre los dos interlocutores ocupa un lugar central en el
proceso de construir historias de vida. La auto-conciencia del
entrevistador, sus supuestos culturales, y su bagaje intelectual, en
suma su autobiografía, se “encuentran” con la del narrador. Como en
cualquier otra buena con–versación, al hacer historia oral, aprender a
escuchar, incluyendo una detenida atención a los silencios, supone en
206 Blanca MURATORIO
casa porque sus futuros suegros han venido de visita para hacer el
primer pedido formal de su mano en matrimonio. Durante todo el
largo proceso de la negociación matrimonial tradicional, el
sentimiento que domina su narrativa es el de esa pequeña que va a ser
forzada a dejar el mundo acogedor donde nació y el refugio del amor
de su madre para ir a vivir con gente extraña.
“Cuando ven a una niña que le gusta acarrear leña y hacer
chacra, vienen los padres de un hombre y le dicen: “Esta niña es buena, la
quiero para mi hijo”. Así es como me escogieron a mí. La madre de mi
marido me escogió. Dijo que era inteligente, que mi mamá y mi papá eran
de un buen muntun (grupo de parentesco), inteligentes, luchadores y
trabajadores. “Así ha de ser la hija”, dijeron. Se pusieron de acuerdo para
venir a pedirme a mi papá. Fuí pedida cuando tenía los senos muy
pequeñitos. Perdí mi muela del juicio cuando ya estaba con marido. Así es
como vinieron a la casa para la tapuna (pedido) cuando yo era muy niña.
Insistiron que querían una mujer de Pano y dijeron que me iban a cuidar
bien. Trajeron un mono asado y también pescado. Pero mi mamá dijo que yo
todavía era muy jóven y decidieron esperar. Siguieron trayendo comida de
vez en cuando por un año. Cuando yo oía que venían me iba a esconder en
el monte hasta que se iban. Yo miraba hacia la casa desde mi escondite
detrás de un árbol grande, y aún entonces pensaba en escaparme. Yo sabía
que estaban hablando de mí pero no entendía lo que me iba a pasar”.
Es por supuesto un hecho común, y aún esperado, que una niña que es
casada muy pequeña va a llorar o tratar de escaparse a casa de su
madre por lo menos una vez antes de conformarse finalmente a
retornar a la casa de su marido Sin embargo, no he encontrado ningún
otro caso en que esta forma de residencia fuese ocasionada por el
desafío de una niña a los deseos y presiones sociales tanto de sus
padres como de sus suegros. Francisca simplemente los rindió con su
obstinada resistencia a conformarse a una regla cultural que casi
siempre coloca a las mujeres recién casadas, aún si bien
temporalmente, en la posición social mas baja. Por el contrario,
Francisca forzó a su propio marido a asumir esa posición subordinada
en la casa de sus padres, ya que allí tenía muy pocas posibilidades de
competir con éxito por el poder, el respeto, el afecto, o el prestigio
social con el padre de Francisca, quien era un líder reconocido3.
3
Basilio Andi, el padre de Francisca fue un varayuj, un líder que portaba la vara de
mando. Este tipo de autoridad indígena fue creada durante el período colonial. Consistía
en liderar a un grupo de hombres que hacían distintos tipos de trabajo forzado para los
blancos. Para evidencia de la resistencia de Basilio Andi a los abusos y arbitrariedades
de los patrones y autoridades, ver Muratorio (1991, sp. pp. 160-161).
220 Blanca MURATORIO
heredan tierra de esta forma, pero ella pudo hacer uso de la ley
ecuatoriana de herencia bilateral para retener este tan preciado terreno,
donde quiere que la entierren.
Mas significativo para el sentido de identidad de Francisca en
su propia cultura, ella siente que su individualidad reside en su
habilidad de incorporar en sí misma, no sólo todas las valiosas
cualidades de una mujer Napo Quichua ideal que aprendió de su
madre, sino también aquella cualidad especial que da prestigio, status,
y respeto a los hombres: el poder de la palabra racional para luchar
por lo que es justo. Como me dijo al terminar su historia:
“Cuando mi padre me dió su samai me aconsejó que después de
su muerte yo no debería temer a ningún blanco. “Vive como yo—me dijo—
actúa como yo, que toda mi vida luché contra patrones abusivos”. Si sólo
supiera castellano, hubiera sido como él, pero heredé sus pensamientos y tú
vas a poner los míos en papel”.
4
Esta es una queja que he oído de muchas otras mujeres de la generación de Francisca
quienes, por su falta de educación, se sienten disminuidas aún frente a sus propias hijas.
Sin embargo, cuando estas mujeres estaban en edad escolar, otros factores influían en la
actitud de sus padres respecto a la educación de sus hijas, además de las presiones
sociales para casarlas muy jóvenes. Muchos de estos padres temían, con razón, que si
sus hijas eran reclutadas en el internado de monjas, iban a terminar de trabajadoras
domésticas en casa de los blancos locales, o peor aún, enviadas a Quito para el mismo
tipo de trabajo y ser así separadas permanentemente de sus padres.
222 Blanca MURATORIO
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224 Blanca MURATORIO
Introduction
Research methods in economic and social history have experienced a
profound transformation in recent years, the result of the influence of
several distinct approaches to the study of long-run development. The
first makes explicit use of concepts from neo-classical economics and
growth theory. The second, related to the first, emphasises the
importance of institutions in the process of economic growth. The
third draws on methods associated with economic and cultural
anthropology. Notwithstanding changes in approach and method, a
focus on industry has been central to much of the literature.
Industry—both observed and anticipated—has been a subject of
enduring interest and is often assumed as a reference point against
which many other themes are and have been considered. Definitions
of manufacturing have varied markedly, as has the content and
composition of the sector and the construction scholars have attached
to the determinants and impact of sectoral growth. Yet, from
discussion about proto-industrialisation in the colonial period to
*
London School of Economics, England.
**
Universidade de Campinas, SP, Brasil.
228 COLIN M. LEWIS / WILSON SUZIGAN
virtually one and the same). It was argued that Latin American
industrialisation only became feasible after 1929 following a period
of profound economic crisis in the central, industrialised capitalist
economies. The world economic crisis and associated reduction in
international commerce had a profound impact upon the foreign trade
sector of the republics and undermined a peculiar socio-institutional
order committed to economic internationalism. The collapse of the
import-export complex removed an anti-industry bias in Latin
America societies as the political dominance of a landed and
commercial oligarchy was challenged by a rising industrial
bourgeoisie and (in a few cases) an incipient urban industrial
proletariat.
The emphasis on the 1930 watershed seeks to differentiate
between a simple increase in manufacturing activities and
industrialisation per se. Indebted to assessment of the continent’s
post-Second World War economic problems advanced by the then
UN Economic Commission for Latin America (ECLA now ECLAC
[and the Caribbean]), structuralists depicted industrialisation as a
profound secular change involving inter alia the relative decline of
agriculture, rapid urbanisation and the emergence of the industrial
sector as the key to self-sustaining economic expansion. Pointing to
incomplete, regionally and sectorally specific patterns of economic
activity that had emerged during the period of export-led growth,
structuralists argued that industrialisation could only proceed in Latin
America as the result of direct state action designed to overcome
factors—such as an inadequate infrastructure, lack of market
integration, deficient demand, irrational factor allocation and
scarcities—that inhibited manufacturing. Structuralists did not find
co-ordinated, coherent policies designed with the explicit objective of
fostering an industrial transformation before the 1930s. While periods
of remarkable growth in factory output had occurred before the
1930s, such expansion was overshadowed by growth elsewhere in the
economy and hardly constituted macroeconomic realignment.
Moreover, the range of manufacturing activities discernible in Latin
America during phases of export expansion was limited and
geographically confined. Although much has been written, Furtado
(1977) offers the most authoritative statement of the original cepalista
hypothesis. (For subsequent, neo-cepalista assessments of Latin
232 COLIN M. LEWIS / WILSON SUZIGAN
various phases and transitions from one phase to another have a broad
continental aspect, certainly amongst the larger and middle ranking
economies. Several periods can be distinguished:
1. the decades immediately following independence, years of sharp
re-adjustment for various expressions of colonial manufacturing
that also witnessed attempts to establish modern industry;
2. the age of export-led growth from c.l870 to around the First
World War associated with institutional modernisation, the
development of infrastructure and demand expansion that created
a market for consumer and capital goods, in short of export-
driven industrial expansion;
3. the inter-war decades, years of increasing volatility in the foreign
trade sector and, not least in the 1930s, of increasingly
internalised growth that may have signalled autonomous
industrialisation in some countries, a process marked by changes
in both the scale of manufacturing and the composition of
domestic industrial output;
4. the classic phase of import-substituting industrialisation dating
from the 1940s (or possibly the 1930s) until the 1960s when
forced industrialisation became a near continental policy goal;
5. the final third of the twentieth century, decades associated with
both industrial deepening and de-industrialisation within a
context of global re-insertion as contending ideologies of neo-
structuralism and neo-liberalism gave way to the dominant new
model of economic internationalism and state and
macroeconomic re-structuring.
1. The Condition of Manufacturing c.1800-1850
Narrative accounts of industry before 1850 permit some
generalisation, most of which point to crises and contractions in the
volume of domestic production. Another feature of this period is
diversity of modes of production and the survival of various pre-
independence processes and units. Plurality of structures in the
industrial sector was to be an enduring characteristic. Discussion
about an appropriate policy was yet another feature, possibly a legacy
of the Bourbon reform period of the late-colonial period that fostered
the memory of efficacious, pro-active state intervention which may,
indirectly, have benefited manufacturing (McFarlane 1993: 120-9).
INDUSTRY AND INDUSTRIALISATION IN LATIN AMERICA 237
For the early nineteenth century, however, the principal issues are the
impact of, and responses to, the threat of sustained upheaval
consequent upon the struggles for independence. The implications for
national industry of a liberalisation of external trade were also
critical.
Various forms of “manufacturing”, existed at the beginning
of the national period. At one extreme were self-sufficient Indian
communities and large estates like the cane-sugar producers of North-
East Brazil or natural dye complexes of Meso-America. Indian
villages and commodity-producing estates hardly consumed from the
market though they often (notably the latter) produced for it.
Household indian production of textiles and artifacts, as well as staple
foodstuffs) satisfied largely domestic needs. Consumption from the
market, even at the end of the colonial period, tended to be forced.
Namely, the notorious repartos de efectos, a widely-practised
mechanism of dubious legality by which Crown officials “allocated”,
imported goods to be purchased by indian communities in order to
ensure the cultivation of cash crops (Golte 1980: esp. 84-85, Stern
1987). Similarly, although delivering primary commodities to the
international market, plantations supplied most of their own essential
“industrial”, needs from estate-based rudimentary workshops.
Occasionally village-rural industrial units realised a small surplus for
local or regional and occasionally national markets. Nevertheless, for
the continent as a whole, manufacturing was an urban phenomenon,
though one that assumed many forms in provincial and national
capitals. At the apex of the “colonial”, industrial structure was the
obraje (Salvucci 1988, Thompson 1989). The obrajes had a long
history dating from at least the seventeenth century in the principal
countries of Spanish America. Obraje production was both urban and
factory based and was also almost invariably large in scale. Major
concerns employed hundreds of workers who often resided in the
factory complex (Bakewell 1997: 259-61, Thomson 1991: 255,
Salvucci 1988: 139-43, Brown 1979: 216-9, 222-3). They were also
characterised by the use of servile labour, either conscripted in the
countryside or purchased in local slave markets. Yet, in some centres
by the end of the colonial period there was an increasing tendency,
both in the obrajes and small sweat shops, to employ wage labour,
principally drawn from the free coloured population or newly arrived
238 COLIN M. LEWIS / WILSON SUZIGAN
of rural products, from dried or cured meats, to flour and bread, and
to beer, wines and cheap spirits, were everywhere elaborated for
domestic consumption. Tableware and pottery, porcelain and glass,
and building bricks were also fired for home use. In mineral
producing economies, foreign travellers often remarked upon the
degree of production for local needs, pointing to the robust condition
of Mexican metal working during the early national period. By the
middle of the nineteenth century, copper and silver production in
Chile was dominated by local capital and the mining industry served
as a vehicle for the diffusion of primitive refining and working
techniques to other branches of metal manufacture. Here, as in
Mexico, iron foundries attempted to supply regional and limited
national demand (Thomson 1989, Salvucci 1988, Potash 1983,
Ortega 1981, Kirsch 1977).
Yet, in most cases, production for the domestic market was
carried out in small establishments employing a traditional and an
obsolescent technology. Moreover, during the second quarter of the
nineteenth century, the zones served by local industry became
increasingly regional in focus as national markets fragmented,
weakened by civil strife and foreign competition. In coastal regions, a
telling indictment of obraje production was the fact that lower prices
resulting from falling transport costs and technology gains, coupled
with higher quality, meant that competition from imports proved
lethal for many “manufacturers”, almost irrespective of the level at
which tariffs were set (Ferns 1960: 79-80, Ospina Vásquez 1974:
138-40, Gootenberg 1989). A contraction in market horizons
reinforced the primitive features and stagnating prospects of Latin
American industry. This interpretation challenges the once widely-
held view that independence everywhere resulted in the adoption of
policies of free trade that devastated national industry. As the
example of Buenos Aires reveals, circumstances were more complex.
Some coastal regions were flooded with foreign manufactures:
products were dumped in the nearest urban centres capable of cash
purchases when foreign merchants’, exaggerated expectations of
market potential failed to materialise, thereby undermining local
industries. Elsewhere the impact of “free”, trade was much more
limited: “natural”, protection and vested interests could not always be
conquered by ideology and efficiency (Gootenberg 1988: 65-66, 87-
240 COLIN M. LEWIS / WILSON SUZIGAN
8, Love & Jacobsen 1988, Platt 1972: 75-80). Although the struggles
for independence destroyed industrial plant, decimated the workforce,
dislocated production and disrupted traditional trade routes (as did
subsequent civil wars and the drawing of national boundaries across
colonial trade routes), the consequences were not wholly negative.
Cottage industry located in the Argentinian north-west is a case in
point. Previous to independence the area had supplied the burgeoning
littoral market and also the mining zone of Upper Peru. Free trade
brought the loss of the Buenos Aires market and early royalist
victories in Upper Peru and Chile closed markets on the far side of
the loyalist-insurgent frontier. Later Argentinian producers were to be
even more effectively excluded from these markets with the
independence of Bolivia and a rising tide of protectionism in Chile.
Yet the disintegration of the Argentine into a loose confederation of
provinces offered some solace to regional producers as potent forces
of localism were reinforced by the fiscal policies of impecunious
provincial administrations that subject inter-provincial commerce to a
plethora of duties. Geography, reinforced by fiscal policy, also
accorded some Andean and Mexican industries a degree of natural
protection from the ravages of foreign competition until the coming
of the railways in the last quarter of the century. But regional markets
were rarely sufficiently dynamic to sustain let alone revitalise local
industry. Politics, however, also mattered and while artisans remained
a sector courted by aspiring politicians, the full rigour of the market
might be kept at bay for a while by state assistance (Sowell 1996,
Thomson 1991: 133-8, 1991: 282, Safford 1988: 45-6, 49).
Mexico undoubtedly offered the best prospects of an
advance to modern industry from the high base of large-scale, pre-
Independence factory production, especially in cotton textiles. By the
beginning of the nineteenth century, the Mexican economy was not
only relatively large, dynamic and integrated, but export activities no
longer dominated production for the market: agriculture and industry
seemed to offer the possibility of self-sustained growth. The
wealthiest of Spain’s American colonies, Mexico possessed a
relatively large population, several substantial and prosperous urban
centres and had enjoyed something of a boom during the eighteenth
century. While silver mining constituted the most important pillar of
the late-colonial economy, and had revived as the result of efficacious
INDUSTRY AND INDUSTRIALISATION IN LATIN AMERICA 241
Table I shows that for most of the Latin American economies listed,
historically high rates of per capital growth rates were registered
during the latter part of the nineteenth century and early years of the
twentieth. This was based on export performance. For much of the
nineteenth century, the terms of trade favoured primary exporters and
the volume and value of trade in commodities grew faster than total
trade (Foreman-Peck 1995, Glade 1986, W.A. Lewis 1978). Export-
led growth brought welfare gains. Accepting that there were marked
differences in income levels within Latin America, it is
acknowledged that the Argentine and Uruguay enjoyed per capital
incomes on a par with Western Europe by 1900, if not before. Chile
boasted a level of per capital income substantially above that of
Japan. These countries held this position until well into the mid-
twentieth century ( Maddison 1991: 9).
The expansion of the foreign trade sector facilitated state and
market consolidation. Well before the end of the nineteenth century
most Latin American polities had successfully resolved problems
INDUSTRY AND INDUSTRIALISATION IN LATIN AMERICA 253
with, and independent of, Dean, these works directly set out to map
dynamic inter-action between export expansion and industrial growth.
All these works testify to the importance of market growth, touched
upon above. Quantitative and qualitative market expansion induced
changes in the composition of industrial output and the scale and
organisation of production. Earlier diffusionists and recent
institutionalists also emphasise the importance of entrepreneurial
formation, capital market organisation and the stance of the state on
money and fiscal matters.
In Brazil and the River Plate Republics, markets expanded
either as the result of the monetisation of the rural economy or due to
real increases in wages. Before 1914, employment in the export and
public sectors stimulated the growth of home demand in Chile.
European emigration to these republics and the movement of people
across national frontiers and provincial boundaries indicate a
response to differing wage levels and at least a perception that
conditions were better in some areas than others. Qualitative changes
in the composition, as well as the expansion, of aggregate demand
may be observed in the Argentine between the 1890s and 1914 (Díaz
Alejandro 1970: 40-4, Vázquez-Presedo 1971: 135-7, Cortés Conde
1979: 211-40). A breakdown of data on increases in the volume of
consumption of manufactures reveals a rising trend of domestic
supply reflected in the diversification of imports. Changes in the
structure of Argentinian import schedules before the First World War
corroborate the extent of industrial diversification. Imports of basic
consumption goods fell relatively after the 1880s while imports of
capital goods and intermediate products registered a shift towards
industrial machinery (away from transport equipment) and supplies of
fuel and industrial materials. A similar expansion in the absolute and
relative weight of imports of industrial capital goods has been
observed for Brazil and Chile (Suzigan 1986, Kirsch 1977). For
Mexico the evidence is more equivocal.
As elsewhere, in Mexico there was infrastructural
modernisation and while the volume of railway construction was
lower and more regionally concentrated than, for example, in the
Southern Cone, the greater part of the rail network was located (with
the exception of Northern mining districts) in areas of greatest
population density. Like the Argentine, Mexico enjoyed not only a
INDUSTRY AND INDUSTRIALISATION IN LATIN AMERICA 255
and accepting the Dean thesis, this does not imply that world war had
a universally adverse impact on manufacturing (Albert 1988, Wythe
1945: 9, 11-27). There was an import-supply shock coupled, in many
cases, with a demand stimulus. The most obvious immediate impact
of the outbreak of hostilities was dislocation in the foreign trade
sector: shortages of shipping disrupted flows of exports and imports.
However, by 1915/16 most Latin American exports had recovered
and production, especially of strategic raw materials and essential
foodstuffs, was running at levels well above those prevailing in 1914.
Buoyant export incomes produced positive market conditions for
domestic industry while competing imports virtually disappeared.
Import scarcity generated more space for local suppliers with surplus
capacity in home markets. This, coupled with the rising price of
imported consumer goods, additionally encouraged domestic
manufacture. Increased production was to be observed in most lines
of established manufacture, but especially in non-durables and
industrial goods like textile equipment, lathes, boilers, motors and
compressors. Rising indices of secondary production were achieved
as the result of a more effective utilisation of installed capacity,
usually by the introduction of a second or even a third shift.
Occasionally firms that had previously specialised in the repair of
imported machinery and equipment were encouraged to begin
manufacturing—a leap forward that required little extra capital or
expertise. Hence, domestic industrialists captured a larger share of
shrinking markets, tendencies that were particularly pronounced in
Brazil, Chile and Peru (Suzigan 1986, Thorp & Bertram 1978, Kirsch
1977).
Throughout the continent, but especially in Brazil, the First
World War increased industrial entrepreneurs’, perceptions of home
market potential and stimulated new investment. By 1917, many
businessmen were committed to extensive programmes of capital
expenditure. While investment decisions were taken before the end of
the War, rarely could projects be completed before 1918 as the
apparently paradoxical growth in Brazilian manufacturing capacity
during the post-war slump demonstrates. These programmes were
testimony to the high level of profits—from which new investment
was financed—between 1915 and the end of the War and also to the
confidence of industrial investors. That these programmes were
264 COLIN M. LEWIS / WILSON SUZIGAN
3. Autonomous Industrialisation
Definitions of “autonomous”, industrialisation embrace various, often
conflicting, assumptions. Some present a general progression from
export-driven industrial growth to “natural”, industrialisation as the
manufacturing sector achieved critical quantum mass and the rhythm
of industrial activity was no longer dependent on the performance of
the export sector. Thus, manufacturing became the lead-sector,
determining rates of growth and impelling structural change in the
economy at large. This form of autonomous industrialisation differed
from post-1930s import-substituting industrialisation (ISI) in that it
was not propelled by desarrollista state action. How widely observed
was autonomous, “natural”, industrialisation?
As already shown, it is impossible to construct a continental
framework of autonomous industrialisation. In a few cases, the First
World War may have occasioned a shift from industrial growth to
industrialisation. Elsewhere, the early decades of the twentieth
century saw a process of continued if uneven expansion in
manufacturing output with some qualitative developments,
principally the rise of impersonal forms of corporate organisation and
diversification of production. In yet other economies, the pace of
industrial change slackened during the 1910s and 1920s. In Brazil,
the War is sometimes presented as accelerating industrial
transformation and institutional consolidation in favour of
manufacturing. It is also confidently argued that Chile industrialised
between 1914 and 1936, namely, that industry assumed the role of
lead-sector. But there is disagreement as to whether this process
represented a progression to industrialisation per se or was due to
crisis in the export sector occasioned by the collapse of nitrate
exports at the end of the War. The Argentinian experience is usually
presented as one of sustained, if cyclical and sub-sectorally specific,
industrial expansion from the 1890s to the 1920s but not of
industrialisation: the years 1914-33 have been projected as a period of
missed opportunities, an era when the potential for “natural”,
industrialisation existed but not realised (Di Tella & Zymelman
1967). Peru’s manufacturing sector, on the other hand, witnessed
secular decline. Following years of florescent industrial activity
between 1891 and 1908, the next twenty years were ones of relapse.
Sluggish domestic demand, the negative consequences of exchange
266 COLIN M. LEWIS / WILSON SUZIGAN
Yet, growth during the latter part of the 1930s often owed much to
the recovery of external demand. Indeed, this is suggested in Table II
which shows that, in several cases, the relative size of the export
sector in 1938 was not so different from 1928. Nevertheless, the
274 COLIN M. LEWIS / WILSON SUZIGAN
1920 17.4
1930 22.8 11.7 7.9 6.2 14.2
1940 22.7 15.0 11.8 9.1 16.6
1950 23.7 21.2 23.1 13.5 18.3 18.7 24.7
1960 26.5 26.3 24.8 16.7 19.5 21.3 23.5
1970 28.8 28.4 27.2 17.5 22.8 25.1 24.2
1980 25.3 30.2 24.2 18.3 19.1 25.4 24.3
1990 21.6 27.9 21.7 22.1 22.8 23.4
1994 20.1 25.2 17.1 19.6 19.7
Source: Statistical Abstract of Latin America elaborated from ECLA(AC)
data.
beginning with the manufacture of wage goods was only viable for
any length of time in economies, as illustrated in Table III, where the
contribution of manufacturing remained low until the 1940s.
Elsewhere export-led industrial growth or autonomous industrial
expansion had already eroded this option. These gains—and costs—
under-score the importance of institutions and getting institutions
“right”. Industrialisation of the order of magnitude observed during
the period of forced, inward-looking development is inconceivable
without state action. While, in the 1980s and 1990s it becomes
fashionable to criticise the “closed-economy model”, essayed in Latin
America, offering East Asia as a proxy, most comparisons are
ahistoric (Mesquita Moreira 1995, Chang 1994, Jenkins 1991, Wade
1990, Gereffi & Wyman 1990, Naya el al 1989, Mundlak et al 1989).
The domestic and global environments confronting the soon-to-be
applauded NICs of East Asia in the 1950s, 1960s and 1970 were quite
different from those encountered by Latin America. The literature
that devotes considerable attention to the performance and structure
of the industrial sector in East Asia and draws adverse contrasts with
Latin America in the post-Second World War period misses two
critical points: the scale of external assistance (soft aid and
commercial preference) available to some insular and peninsular
Asian economies during the Cold War and the institutional shock
associated with defeat and occupation (or liberation) in the Pacific
War. This does not mean that Latin American countries would not
have benefited from thorough-going agrarian reform, substantial
social and economic investment, particularly in education and
transport), flexibility in policy application (pecially tariff protection
which could have been more selective and contained phase-out
provisions) and greater state efficiency (not least fiscal reform and
cohesion within the state sector).
5. Industry and the Quest for Macroeconomic Stability
Undeniably, the ISI model was running out of steam. Institutional
stress was marked by a lurch towards authoritarianism and a re-
ordering of “executive groups”, in several countries. Arguably, this
was accompanied by a prioritising of macroeconomic stability (or
economic co-ordination) above industrialisation. Rates of growth in
valued added in the industrial sector certainly declined after the early
INDUSTRY AND INDUSTRIALISATION IN LATIN AMERICA 285
the system. Neo-liberal reformers of the 1990s were thus made aware
of the need to strengthen the reserve position in advance of
stabilisation. Substantial reserves facilitated both investment in
productive capacity in the medium-term and an “import cushion”, in
the short-term to dampen the inflationary pressure associated with a
surge in demand. This said, planners in the 1990s found it much
easier to accumulate reserves than their predecessors in the 1980s
when recession weakened commodity prices and international capital
markets were depressed by debt overhang and, manifest, a
pronounced anti-Latin American bias. The second lesson learnt from
the failures of the 1980s by later policy-makers was the need to take
prompt action to resolve the fiscal deficit. Regimes applying
heterodox policies in the 1980s were more concerned with the
political and social deficits than the fiscal position and looked to
expand social and economic investment. Perhaps, by the 1990s,
earlier failures had induced greater realism or tolerance on the part of
electorates. Moreover, the worse of the debt crisis was over by the
1990s and the international financial system had patently not
collapsed. The inter-governmental agencies and private banks
adopted a more relaxed attitude to debt and were anxious become
involved in debt re-structuring and privatisation deals.
In many respects, the debt/loan crisis was the defining
moment in contemporary Latin American economic policy-making,
not least as regards industrial strategy. It also re-shaped the real
economy. Various stages in the evolution of the crisis—and solutions
to it—may be identified. First, with the balance of trade crisis
provoked by the first oil shock in the early 1970s, all Latin American
countries (with the obvious exception of oil exporters) borrowed
extensively to cover import requirements. While re-cycling petro-
dollars to Latin America was essential for the banks, and benefited
also oil-importing developed economies who hoped to cover their
own increased oil bill by exporting to Latin America, increasing
primary product prices, rising on the coattails of a succession of oil
price hikes appeared to strengthen the creditworthiness of Latin
American borrowers. A generalised rise in world commodity prices
was seized upon by those who had questioned ECLA pessimism
about a secular decline in the price of primary exports. Here was
evidence of a cyclical, not a trend, pattern. Banks also convinced
288 COLIN M. LEWIS / WILSON SUZIGAN
Mexican moratorium. For much of the middle third of the decade, the
crisis was internationalised and institutionalised. Private bank lending
virtually dried up and inter-governmental organisation such as the
IMF and the IBRD became virtually the sole providers of new
money, though on condition that all debts were honoured. In the
Chilean case, this meant the “nationalisation”, of private liabilities to
the international banks and, as domestic institutions collapsed, the re-
nationalisation of significant segments of the economy ( E. Silva
1996, Whitehead 1979). In the Argentine, as in Chile, financial and
banking crisis at the beginning of the decade also resulted in the
bankruptcy of swathes of manufacturing firms (Frenkel & Fannelli
1990). However, if the debt shock of the early 1980s provoked
bankruptcy and “re-statisation”, in the manufacturing sectors in the
Argentine and Chile, in Mexico the immediate affect was state retreat
and privatisation, notably in finance and manufacturing, though the
first phase (1983-88) was largely confined to small- and medium-size
public enterprises (Cárdenas 1996, Mexico 1992: 15). For Brazil, the
early 1980s witnessed the virtual abandonment of indicative planning
and “organised”, industrial growth. The Third National Development
Plan ( 1980-85) was never implemented and no industrial policy
guidelines were issued. However, by 1984 manufacturing industry
had been “adjusted”, by the market/crisis (Suzigan & Villela, 1997:
54, 58).
Virtually across the continent, domestic recession
underwrote export growth, much of which derived from productive
capacity expansion in the latter part of the 1970s. In the period 1982-
87 savings rates rose significantly (or were broadly maintained) in
comparison to the years around the turn of the decade but domestic
investment rates contracted sharply in the face of the reduction in
overseas borrowing and the export of savings. With massive balance
of trade surpluses generated by export growth and import constrain
and currency depreciation, inflationary pressure mounted. The policy
rhetoric may have been radical (threats of the declaration of
moratoria, capping debt service and the formation of a debtors’, cartel
and, in some economies, experiment with heterodox stabilisation), the
reality of external economic policy was orthodoxy by default—and
stagflation. But, by the end of the decade, solution was in sight.
International interest rates were beginning to fall. The developed
290 COLIN M. LEWIS / WILSON SUZIGAN
candidate, Mário Vargas Llosa who won on the first round, advocated
a transparently neo-liberal economic strategy, while the candidate
who obtained victory on the run-off, Alberto Fujimori, actually
implemented a programme of “populist-monetarism”. For Brazil, the
passage to neo-liberalism was even slower and more indecisive than
for the Argentine and is associated with the programme lunched in
the 1990s by Fernando Henrique Cardoso, first as Minister of the
Economy and subsequently president (Thorp 1998, ffrench-Davis,
Palma & Muñoz 1994).
What was the impact of domestic and external instability on
industrial activity in Latin America during the 1970s and 1980s.
Some of the affects have already been implied above. Rapid
expansion in the 1970s coupled with contraction in the 1980s
triggered bankruptcy. The results were changes in ownership and
scale. The privatisation of state enterprises in the 1990s has furthered
these processes. This has not always meant de-nationalisation. Many
of the beneficiaries of privatisation have been domestic groups
previously associated with state corporations, often as suppliers or
purchasers. This was particularly the case in the Argentine, Chile and
Mexico. Elsewhere, former public sector firms have been purchased
by consortia with a substantial domestic participation, an arrangement
that signals the return of flight capital. Between 1970 and 1990,
although the share on manufacturing in GDP contracted sharply, the
output of intermediate products grew steadily. Consequently, the
share of intermediate goods in total Argentinian industrial output
grew by around 50 percent. During the same period, the participation
of categories such as machinery and equipment and textiles fell.
Towards the end of the 1980s and at the beginning of the 1990s there
was some recovery in the production on consumer durables and
equipment, particularly agricultural machinery (Kosacoff 1993: 28-
31, 67). Unsurprisingly, there were efficiency gains in areas such as
petro-chemicals and basic metals, driven by investment and scale
changes, while there was little new investment in the motor-
mechanical and textile sub-sectors, Kosacoff & Azpiazu 1989.
Consequently, during the latter part of the 1980s and for much of the
1990s, the structure of Argentinian industrial output has tended to
shift towards basic and intermediate goods production. Across the
sector, large firms—TNCs and domestic holding companies (grandes
INDUSTRY AND INDUSTRIALISATION IN LATIN AMERICA 293
Conclusion
According to any definition, by the beginning of the new millennium
Latin America is largely a continent of industrialised, urban
296 COLIN M. LEWIS / WILSON SUZIGAN
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