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desarrollo de las actividades en las organizaciones, es decir, proveer a estas de información que
les indique cómo está siendo su desempeño y cuál es la dinámica del entorno en la que actúan,
con el propósito de realizar los ajustes que sean necesarios para lograr sus objetivos de manera
óptima
Por otra parte, es importante señalar que, debido a que cada organización tiene planes y procesos
particulares, ello hace que también los indicadores de cada organización sean propios. Los
indicadores de cada organización son particulares y, por lo tanto, son distintos entre sí aunque
sean del mismo sector o actividad económica, ya que los objetivos, estrategias y condiciones son
diferentes de una organización a otra
Si bien existe una gran diversidad de formas de clasificar los indicadores de gestión
del desempeño de las organizaciones, a continuación se presentan las más usuales.
De gestión corporativa
Son indicadores que permiten evaluar el desempeño total o global de las organizaciones; entre
los principales están:
La rentabilidad organizacional
El índice de crecimiento organizacional
La participación en el mercado
La satisfacción de los clientes.
De gestión por unidad estratégica de negocio Son los indicadores que permiten evaluar el desempeño de
las diferentes unidades de negocio en aquellas organizaciones que se estructuran según este
criterio y que su desempeño depende de esas unidades.
De gestión de actividad por áreas funcionales
Son los indicadores diseñados para medir y evaluar el desempeño de las áreas funcionales de la
organización. Entre los principales indicadores de la actividad funcional se suelen mencionar los
siguientes:
Indicadores financieros
De márquetin
De producción y operaciones
De gestión humana
Investigación y desarrollo
De gestión específica
Son los indicadores destinados a evaluar el desempeño de las actividades específicas en el
desempeño de la organización, una dependencia o una tarea.
De gestión de presupuesto
Son los indicadores relacionados con la ejecución del presupuesto en función del
direccionamiento estratégico de las organizaciones para un determinado periodo.
De eficiencia
Son los indicadores para evaluar la optimización de los recursos en un determinado periodo por
parte de la organización.
De productividad
Son los indicadores que evalúan la relación entre los recursos requeridos para realizar una
actividad y los resultados obtenidos por la respectiva actividad.
De competitividad
Son los indicadores que evalúan la capacidad de la organización para mantenerse en el mercado
y ser preferida por el mercado en relación con la competencia y las dinámicas del entorno
De impacto
Son los indicadores que evalúan los factores que determinan o in uyen en otros
indicadores de actividad de la organización.
De actividad
Son los indicadores que permiten medir las diferentes actividades que debe realizar una
organización para el desarrollo de su misión organizacional
Componentes de los indicadores
En la definición y la medición de los indicadores de gestión, cada indicador debe ser
configurado, entre otros, por los siguientes aspectos:
Diferentes estudios empíricos sobre control en las organizaciones indican que los controles tal
como los han utilizado las organizaciones son poco eficientes, ya que se utilizan más bien como
sistema de vigilancia y supervisión por realización de funciones y cumplimento de tareas,
mientras que las nuevas organizaciones vienen creando sistemas de control basados en la
participación de los trabajadores en cuanto a la fijación de los objetivos y las estrategias para
lograrlos, de tal forma que esto incentiva en los propios trabajadores un mayor compromiso en
el alcance de dichos objetivos a partir de indicadores previamente acordados con los directivos
y con el apoyo de éstos para su consecución. En el nuevo ambiente de las organizaciones se está
creando una nueva cultura del autocontrol basada en la participación de los trabajadores en la
fijación de metas, estrategias e indicadores de desempeño, todo ello fundamentado en una
cultura de la confianza, la socialización de la información de la actividad empresarial y el
autocontrol apoyado por una nueva forma de liderazgo de los directivos, soportada en el coaching o
acompañamiento del directivo por parte de sus colaboradores para potenciar las capacidades de
éstos en el desempeño de sus actividades Por otro lado, las organizaciones en el nuevo ambiente
de los negocios están desarrollando la cultura de confiar en que las personas, más que orientarse
a cumplir metas, se dediquen a aprovechar las oportunidades que se vislumbran en el entorno de
las organizaciones, tanto interno como externo; de esa manera, se logra un mejor
aprovechamiento del talento de las personas y se obtiene una mayor competitividad por parte de
las propias organizaciones. En la sociedad actual, las personas cada vez más capacitadas
reclaman mayor autonomía en el desempeño de sus actividades personales y laborales, y las
organizaciones igualmente están cada vez más conscientes de que esta mayor formación de sus
trabajadores les permite una mayor autonomía en su desempeño y un mejor aprovechamiento de
su potencial creativo e innovador, y, por ende, le permite una mejor competitividad al conjunto
de la propia organización.
Control y comportamiento ético
Cada día la sociedad reconoce la necesidad de que las actuaciones de las empresas sean éticas.
Para ello, se requiere que estas cuenten con un sistema de gestión ética. En este sentido, se
supone la existencia en la empresa de códigos de conducta, comités de ética, programas de
formación ética, informes éticos y de responsabilidad social corporativa, entre otros aspectos.
Sin embargo, las empresas realmente
éticas no se deben limitar a los programas de gestión ética, sino que deben ir más allá del
cumplimiento de esas normas y procedimientos de forma eficaz; además, deben incluir, acciones
específicas dirigidas a la formulación de objetivos éticos, la definición de procesos
formalizados, la presencia de la ética en todas las facetas de la gestión de la empresa,
procedimientos claros de auditoría y de revisión, así como el diseño de acciones de mejora
continua. Para Argandoña (2003), un sistema de gestión ética debe incluir un conjunto de
esfuerzos internos en la elaboración de las políticas, la planificación y la implementación de las
mismas, para la consecución de resultados de los que se deriva el mejor cumplimiento de los
deberes éticos de la empresa y la actuación ética de las personas que participan en la misma.
Esto implica que la gestión ética debe ser un proceso, no un resultado, la gestión ética debe estar
en todas las prácticas de gestión. La planeación y demás acciones administrativas deben estar
inspiradas en los valores de la organización y no orientadas exclusivamente a resultados eco-
nómicos. El sistema debe ser también un motivador para que todo colaborador se comporte de
forma ética al percibir beneficios para todos y cada uno de los grupos de interés. En lo referente
a control de gestión, las herramientas orientadas a evitar las actuaciones no éticas son las
auditorías externas e internas: Por esto, las auditorías externas tiende a proteger el interés
general y se han asociado con la detección del fraude. Sin embargo, es la auditoría interna la que
tiene el papel principal en relación con las irregularidades que se pueden generar en la empresa.
A este respecto,es de señalar que más de la mitad de los fraudes realizados en las empresas son
perpetrados por sus directivos (Fernández Sanguino, 2001)