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enero de 2014

Salmos 33:11:
El consejo de Jehová [la Palabra de Dios] permanecerá para siempre;
los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.

Cuando vamos a la Palabra de Dios, encontramos los pensamientos del corazón de


Dios—Su voluntad—para usted y para mí. La Palabra de Dios nos muestra Su
voluntad para nuestra vida. Las Escrituras correctamente divididas son las palabras
de Dios; son Su voluntad para cada hombre, mujer y joven. La Palabra de Dios es la
voluntad de Dios.

A través de la Biblia, los creyentes han declarado su respeto por la verdad de la


Palabra de Dios y su creencia en ella. Consideremos estos ejemplos:

• Job, quien dijo: «...Guardé las palabras de su boca [de Dios] más que mi
comida» (Job 23:12);
• David, quien escribió: «El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu
ley está en medio de mi corazón» (Salmos 40:8);
• Jeremías, quien dijo: «Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu
palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se
invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos» (Jeremías 15:16);
• Jesucristo, quien declaró: «Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad»
(Juan 17:17).

En Mateo 4:4 aprendemos: «...Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios». El hombre no puede sustentarse
solamente con una dieta basada en comida física; necesita que su comida este
complementada por toda palabra que proviene de Dios. El hombre no puede vivir de
palabras que provienen de hombres—de diferentes escritores, filósofos, estrellas de
televisión, teólogos, incluso predicadores—sino de palabras que provienen de Dios.
Es la Palabra de Dios la que revela Su voluntad.
1
II Timoteo 2:15:
Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero
que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

La Palabra de Dios es la Palabra de Verdad. Esta Palabra de Verdad está escrita para
hombres y mujeres que quieren creer en Dios y conocer Su voluntad.

Juan 20:31:
Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo
de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

I Tesalonicenses 2:13:
Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que
cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la
recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la
palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.

Sí se puede creer en la Palabra de Dios, porque es inspirada por Dios.

II Timoteo 3:16:
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia.

Las tres palabras «inspirada por Dios» son traducidas de una sola palabra griega,
theópneustos, la cual significa «exhalada por Dios». ¿No es esa una manera
hermosa de expresar cómo Dios dio Su Palabra? La Palabra de Vida es exhalada por
Dios por medio del espíritu santo.

II Pedro 1:21:
Porque nunca la profecía [la Biblia entera, todo lo que se predijo y se
declaró] fue traída por voluntad humana, sino que los santos
hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.

Los santos hombres escribieron lo que Dios les reveló a ellos. Así fue cómo
obtuvimos la Palabra exhalada por Dios.

Entonces, ¿qué impediría que alguien se nutriera de una dieta saludable de la


Palabra de Dios? Bueno, la Palabra usualmente es abandonada porque no se
entiende. Cuando las personas fallan en entender la Palabra de Dios, sucumben a las
doctrinas y teorías de los hombres y son llevados por doquier por cada filósofo
nuevo o idea nueva.
2
En el ministerio de El Camino, estamos dedicamos a ayudar a las personas a
entender y vivir la Palabra de Dios correctamente dividida. Creemos que las
Escrituras son la verdadera revelación de Dios y acerca de Dios, y nuestra única
regla de creencia y práctica.

Nuestro ministerio es investigación, enseñanza, y comunión bíblicas. Nuestro


ministerio enseña y aplica principios de investigación que nos ayudan a regresar a la
original, que fue exhalada por Dios. Llevamos a cabo nuestro estudio como obreros
de la Palabra de Dios, sabiendo que si la investigación es un dividir correcto (un
corte perfectamente correcto) de la Palabra de Dios, muchos que crean serán
bendecidos. Todos los beneficios de la obra de investigación de El Camino están
diseñados y hechos disponibles para aquellos que desean escuchar—eso es
enseñanza. La comunión se encuentra en la reunión de los creyentes juntos.

El mundo tiene necesidad de la Palabra exhalada por Dios. Nuestro deseo en el


ministerio de El Camino es servir la Palabra de Dios al mundo. A través de nuestras
comuniones de casa, nuestras clases, la revista de The Way Magazine, nuestros
Servicios de enseñanzas del domingo y www.theway.org, presentemos la Palabra de
Dios correctamente dividida para que hombres y mujeres puedan entenderla y
vivirla.

Nuestro objetivo y nuestra visión es tener la profundidad de la Palabra de Dios tan


viva y real en nuestra vida que constantemente manifestemos Su fortaleza y poder y
así ayudar a otros a también llegar al conocimiento de la verdad.

I Timoteo 2:4:
el cual [Dios] quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad.

La Palabra de Dios es la voluntad de Dios.

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3
enero de 2014

Una de las muchas maneras que Dios ha demostrado Su amor hacia nosotros es
por medio de darnos libre albedrío. Cada uno de nosotros tiene la libertad para
decidir cuál camino tomar en la vida. Dios también dio a conocer amorosamente
Su voluntad para que pudiéramos decidir seguir aquellas instrucciones que
conducen a Sus bendiciones y cuidado. Él hizo esto por medio de darnos Su
Palabra, la cual provee un conocimiento de Él y de todas las cosas que pertenecen
a la vida y a la piedad. Esto incluye un entendimiento de Su voluntad en cuanto a
la homosexualidad.

Hoy día en la sociedad, hay una creciente creencia que la homosexualidad es por
genética, que la orientación sexual de una persona es algo con la cual ya se nace y
que no es por su decisión. Esta suposición genera confusión en los corazones de
muchas personas, incluyendo los cristianos, porque la Biblia enseña claramente
que la homosexualidad es pecado, asociándola con comportamientos de lujuria y
de error.

Romanos 1:27:
y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la
mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo
hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí
mismos la retribución debida a su extravío.

Si la homosexualidad fuera por genética y no por la decisión de la persona,


entonces un homosexual estaría destinado por Dios a una vida de error y de
pecado. Hechos 10:34 nos dice que «Dios no hace acepción de personas»; así que
sabemos que Él no le daría a una persona ventaja sobre otra por medio de darle a
una persona libre albedrío y a otra ninguna alternativa.
1
Dios estableció el patrón para la orientación sexual con el primer hombre y la
primera mujer.

Génesis 2:24:
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a
su mujer, y serán una sola carne.

La verdad de Dios es que un hombre debe unirse a su mujer. Dios también quiere
que el hombre viva gozosamente con su mujer.

Eclesiastés 9:9:
Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de
tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu
vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que
te afanas debajo del sol.

Parte de vivir con gozo como esposo y esposa es tener una relación sexual.

Proverbios 5:18,19:
Sea bendito tu manantial,
Y alégrate con la mujer de tu juventud,
Como cierva amada y graciosa gacela.
Sus caricias te satisfagan en todo tiempo,
Y en su amor recréate siempre.

La verdadera satisfacción sexual sólo se encuentra dentro de los límites de la


Palabra de Dios; sin embargo, el Diablo, quien es el padre de mentira
(Juan 8:44), es un parasito. Él se pega de lo bueno que Dios ha establecido para
las verdaderas bendiciones en la vida. Dios hizo al hombre y a la mujer con un
deseo de compañerismo y de sexo. El adversario trata de usar esos deseos para
incitar a las personas a alejarse de Dios y de Su diseño para las relaciones
sexuales.

2
Romanos 1 agrupa a la homosexualidad con la idolatría.

Romanos 1:25-27:
ya que cambiaron [hombres impíos e inmundos] la verdad de Dios
por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que
al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus
mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,
y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la
mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo
hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí
mismos la retribución debida a su extravío.

La expresión «los entregó» en el versículo 26 significa «los transfirió al poder de


otro». Cuando hombres y mujeres deciden cambiarse de la verdad del diseño de
Dios de las relaciones sexuales, llegan a ser atrapados por el Diablo en un estilo
de vida «alternativo» que es contra naturaleza. En ese momento, pueden
comenzar a pensar que no tienen sentido alguno de decisión en cuanto a su
orientación sexual, porque están cautivos por el Diablo a su voluntad. Dios hace
disponible el libre albedrío; el Diablo controla y atrapa.

II Timoteo 2:26:
y escapen [se despierten a la sobriedad] del lazo del diablo, en que
están cautivos a voluntad de él.

Aquellos que han sido cautivos pueden someterse a Dios, y pueden resistir al
Diablo, y él huirá de ellos (Santiago 4:7). Dios nos da a todos la habilidad de
controlar nuestro modo de pensar y vencer pensamientos e influencias negativas.

II Corintios 10:5:
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el
conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo.

Los métodos del Diablo no son nuevos. La ciudad de Corinto del primer siglo fue
notoria por su inmoralidad sexual.

3
I Corintios 6:9,10:
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No
erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los
afeminados, ni los que se echan con varones,
ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes,
ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.

En el versículo 9, el Aramaic-English Interlinear New Testament [Nuevo


Testamento interlineal arameo-inglés] traduce «ni los afeminados, ni los que se
echan con varones» como «ni corruptos ni homosexuales». Estos corintios
habían escogido un estilo de vida de idolatría, lujuria sexual y el error de las
relaciones homosexuales. Sin embargo, como vemos en el versículo 11, algunos
cambiaron de dirección y escogieron el camino de Dios de perdón y santificación.

I Corintios 6:11:
Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido
santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor
Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.

Y estos eran algunos de ellos, pero cambiaron. Fueron limpiados espiritualmente


y cambiaron su modo de pensar a la verdad de la Palabra de Dios en cuanto a su
orientación sexual. Todas las cosas fueron hechas nuevas para estos creyentes de
Corinto.

II Corintios 5:17:
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

La homosexualidad no es por genética; es por la decisión de libre albedrío de la


persona. ¡Dios le da a todos la libertad para decidir cuál dirección tomar y Él
amorosamente mantiene abierto Su camino de abundancia y poder para
transitarlo!

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4
febrero de 2014

¿Alguna vez ha estado alrededor de alguien que siempre está hablando palabras
positivas y amorosas? ¿Recuerda cuán edificado y alentado se sintió después de
pasar tiempo con esa persona? ¿Sabe que puede hacer lo mismo por aquellos
alrededor de usted?

Romanos 14:19:
Así que, sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación.

La Palabra de Dios nos alienta que sigamos, que busquemos con ahinco, aquello que
contribuye a la paz y a la mutua edificación. En este versículo «edificación» significa
alentar; incluye promover el crecimiento de otro en la sabiduría, la santidad y la
alegría que son según Dios. Así que, ¿cómo podemos edificar y promover el
crecimiento unos a otros? Una poderosa manera de hacerlo es con nuestras
palabras. Podemos hablar palabras amorosas que edifican y ministran gracia unos a
otros.

Efesios 4:15:
sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel
que es la cabeza, esto es, Cristo.

Efesios 4:29:
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea
buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

Queremos hablar verdades amorosas y sanadoras que edifican creencia y disipan la


duda, la preocupación y el temor. A medida que compartimos la Palabra de Dios con
las personas, les estaremos dando palabras provechosas que los edificarán y los
fortalecerán.

1
Efesios 4:29 también nos muestra que no hablaremos si estamos hablando palabras
de edificación: «Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca....» No hemos
de permitir que nada malo, podrido o corrompido salga de nuestra boca. Esas
palabras no edifican ni alientan a nadie—solo hacen lo contrario. Lo opuesto a
edificación es destrucción, lo cual es echar abajo o demoler (II Corintios 13:10). Esta
podría ser cualquiera comunicación que es dura o de crítica o que desaliente y
disuada a alguien de pensar la verdad de la Palabra de Dios.

Nuestras palabras son poderosas y tienen un efecto fuerte en las personas.


Proverbios 18:21 dice que «La muerte y la vida están en poder de la lengua....». Un
tipo de comunicación destructiva es el sarcasmo. Por definición, el sarcasmo «está
diseñado para herir o causar dolor», y usualmente está dirigido en contra de
alguien. Algunas veces podemos estar tentados de pensar que ser sarcástico es
cómico, pero a menudo es en detrimento de otra persona. Esto puede ser muy
desalentador y descorazonador no solo para la persona a la cual esta dirigido, sino
también para aquellos que están alrededor escuchando.

Salmos 34:13,14:
Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño.
Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.

Como la gente de Dios, eso es lo que queremos—hacer el bien, buscar la paz, y dar
edificación, no destrucción. Queremos desarrollar un hábito de hablar palabras de
edificación en vez de palabras sarcásticas, duras o criticadoras. Pero hablar palabras
amorosas y llenas de gracia no sale automáticamente. Cada uno de nosotros tiene
que decidir hablarlas, y se requiere de pensamientos y acciones deliberadas. Aquí
hay dos claves sencillas y prácticas para ayudarnos a hablar palabras de edificación.

1. Llenemos nuestros corazones con la Palabra. Léala, estúdiela, escúchela,


ámela. Permitamos que more en nosotros en abundancia: «...porque de la
abundancia del corazón habla la boca» (Mateo 12:34). Aquello que pasamos
tiempo pensando es aquello que pasamos tiempo hablando. Así que, si
queremos edificarnos y alentarnos unos a otros, tenemos que guardar una
abundancia de la Palabra en nuestros corazones.

2
2. Pensemos antes de hablar. Proverbios 13:3 dice: «El que guarda su boca
guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad». Las
palabras «guarda su boca» significan que él es cuidadoso con sus palabras, su
habla y su conversación. Hemos de ser cuidadosos con lo que decimos.
Podemos controlar lo que decimos por medio de pensar antes de abrir
nuestra boca. Entonces guardaremos—protegeremos o cuidaremos—nuestra
vida. Queremos pensar antes de hablar para que así edifiquemos y alentemos
a aquellos alrededor de nosotros, porque lo que decimos tiene poder.

Cada día está lleno de oportunidades para alentar a aquellos alrededor de nosotros.
Decidamos pensar primero y hablar palabras amorosas y llenas de gracia,
provenientes de un corazón lleno de la Palabra de Dios. Nuestras palabras de
edificación tienen el poder para ayudar a otros a llegar a un nivel mayor de
pensamiento en su desarrollo espiritual. Podemos inspirarlos, edificarlos, amarlos y
fortalecerlos con nuestras palabras. ¡Utilicemos poderosas palabras de edificación!

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3
marzo de 2014

De niño, a menudo caminaba por mi casa y la propiedad que la rodeaba. Parecía ser
del tamaño exacto para mí. Tenía suficiente espacio para reír, jugar y disfrutar del
aire libre. Tenía todas mis necesidades suplidas dentro de los límites de aquel
terreno y disfruté mi niñez al máximo. También me sentía seguro, sabiendo que
otros no tenían derecho de cruzar esos límites. Era libre para vivir y a la vez estaba
protegido del mal.

He visto que se consideran los límites de una de dos maneras: para confinar o para
definir. Dios nos ha dado límites específicos dentro de los cuales vivir—no para
confinarnos, sino mas bien para definir cómo vivir una vida verdaderamente
satisfactoria, evitando las trampas del mundo. Un tema que causa confusión en
cuanto a límites es la abstinencia sexual antes del matrimonio. Para muchas
personas, la abstinencia sexual parece ser una regla anticuada que no tiene sentido
en el mundo hoy en día. Para ellos, es un confinamiento innecesario en su relación
de cortejo (o en una salida solos, un soltero con una soltera, en una cita). Otros
dicen que el sexo no debería ser un evento casual, sino uno reservado para el
matrimonio. Así que, ¿cuáles son los límites? ¿A quién hemos de creer?

Dios no nos deja adivinando las respuestas. Él quiere que sepamos cómo estar
satisfechos y disfrutar plenamente la vida, aún en este tema. Vayamos a las
Escrituras para ver qué desea Dios para nuestras vidas.

I Corintios 7:32-34:
...El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al
Señor.
Pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo
agradar a su mujer.

1
Hay asimismo diferencia entre la casada y la doncella. La doncella
tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en cuerpo
como en espíritu; pero la casada tiene cuidado de las cosas del
mundo, de cómo agradar a su marido.

El casado y el soltero no son iguales, y Dios hace una distinción entre los dos.
También nos dice que Él espera una conducta diferente de los que están casados y
de aquellos que son solteros.

I Corintios fue escrito para los creyentes renacidos. El capítulo 7 de I Corintios


provee un marco positivo para la conducta sexual entre hombres y mujeres—ya sean
casados o solteros—estableciendo el estándar que Dios desea para Su gente.

I Corintios 7:1:
En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre
no tocar mujer.

Es bueno o le agrada a Dios que el hombre no toque a la mujer como si ella fuera su
esposa, si no lo es. El cortejo no es el momento para «probar esto». Tocar de una
manera sexual debe ser reservado para el matrimonio. Si continuamos leyendo en
este capítulo, veremos esto aún más claro.

I Corintios 7:2:
Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y
cada una tenga su propio marido.

Si un hombre tiene la necesidad urgente de una relación sexual y es suficientemente


maduro, entonces que se case y tenga relaciones sexuales con su esposa. La misma
regla aplica para la mujer. Esto le permite al hombre y a la mujer evitar las
relaciones sexuales que están fuera de los límites. Esa es la solución de Dios para un
deseo sexual que le distrae—encuentre a alguien que quiera vivir la Palabra y casese.
Nuestro amado Padre celestial establece claramente los límites.

Dios no diseñó el sexo para que fuera algo casual—Él lo diseñó para que fuera parte
de un compromiso de por vida. Si una persona sencillamente sucumbe a los
impulsos debido a sus emociones o sus hormonas, está limitando la plenitud de la
vida que Dios desea que tenga. Surgen muchos tropiezos. Por ejemplo, estar
sexualmente activo fuera del matrimonio puede poner presión en la mujer o en el
hombre de sentirse atado u obligado al otro; mas sin embargo, no existe un
compromiso de matrimonio entre ellos.

2
Los beneficios de la obediencia a Dios en esta categoría sobrepasan grandemente el
placer fugaz de la lujuria. Cuando se mantiene al sexo fuera del ámbito del cortejo,
esto permite a aquellos que se están conociendo a ser libres de vivir su vida de
acuerdo con la Palabra de Dios. Esto edifica un respeto y cuidado mutuo el uno por
el otro. También, donde no hay sexo prematrimonial, uno tiene la seguridad de
evitar el embarazo o la posibilidad de enfermedades trasmitidas sexualmente.
También está la maravillosa libertad de vivir sin culpa de la sospecha y condenación
de otros, y el gozo de ser recto en nuestras acciones ante Dios y los hombres.

I Corintios 7:35 [The Amplified Bible, La Biblia ampliada en inglés]:


Ahora esto lo digo para su propio bienestar y provecho, no para
ponerles [un bozal de] restricción, sino para promover lo que es
correcto y de buen orden y para asegurar su devoción absoluta al
Señor, sin distracción.

Guardar los límites sexuales apropiados durante el cortejo traerá beneficio a cada
persona en la relación y también ayudará a afianzar su determinación de llevar a
cabo la Palabra de Dios. Puede que la cultura nos dicte que las relaciones sexuales
son la prueba del amor el uno por el otro, pero Dios nos dice que la verdadera
prueba de ese amor es amarlo a Él y guardar Sus mandamientos—incluyendo la
abstinencia sexual antes del matrimonio.

I Juan 5:2,3:
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos
a Dios, y guardamos sus mandamientos.
Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son gravosos [opresivos].

Hemos visto que la Biblia no es imprecisa en cuanto al sexo prematrimonial. El


cortejo es un tiempo para disfrutar de la compañía el uno del otro y para llegar a
conocer el corazón y el amor de esa persona por Dios, sin enredarse con deseos
sexuales. Los mandamientos amorosos de Dios no son opresivos, sino seguros. A
medida que nos mantenemos dentro de los límites que Dios define, ¡no estamos
confinados sino libres para llevar a cabo la vida según Dios que Él desea para
nosotros!

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3
abril de 2014

Una compradora pasea por los pasillos de un supermercado, recoge cada marca del
mismo producto y lee los ingredientes en las etiquetas hasta que encuentra la que le
parece ser la mejor. Pero, ¿por qué se molesta en tomar el tiempo para escudriñar cada
producto? ¿No es una botella de aceite de oliva puro igual a la otra? Esta compradora
ha aprendido que no es así. Por experiencia, se ha dado cuenta que usualmente los
artículos que están etiquetados como «puros» incluyen una mezcla de ingredientes, o
el que está etiquetado como «natural» incluye preservativos. Así que, ella chequea
diligentemente las etiquetas, y esto le da paz y confianza que está haciendo lo mejor
para ella y para su familia. ¿Y que hay de cómo saber escoger nuestro estándar para la
doctrina y la práctica?

Colosenses 2:6-8:
Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad
en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así
como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.
Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas,
según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del
mundo, y no según Cristo.

Esa misma diligencia es requerida para saber cuál es una doctrina o una práctica
verdadera y cuál es una filosofía hueca y engañadora. El mundo está lleno de pasillos
con etiquetas erróneas de «verdad». El archienemigo de Dios, el Diablo, toma la
verdad, la ajusta un poco para que su parecido se acerque mucho a lo genuino y la
etiqueta falsamente con la verdad. La palabra «engañe» en el versículo 8 de
Colosenses 2 literalmente significa llevarse como saqueo o botín. Podemos ver que
nuestro adversario quiere engañar a las personas y llevárselos, guiándolos lejos de la
verdad genuina con filosofías mundanas que promueven su versión falsa de «verdad».

1
Así que, ¿cómo puede un creyente reconocer lo verdadero de lo falso? Queremos estar
«arraigados y sobreedificados» en Cristo. Y hacemos esto por medio de aprender la
Palabra de Dios concerniente a lo que Jesucristo logró para nosotros y por medio de
andar en ello.

Podemos estar seguros que el Dios verdadero nunca coloca etiquetas equivocadas. Lo
que Él llama puro es 100% puro. Su Palabra es verdad, y podemos confiar en ella todo
el tiempo.

Salmos 12:6:
Las palabras de Jehová son palabras limpias, Como plata refinada en
horno de tierra, Purificada siete veces.

Proverbios 30:5:
Toda palabra de Dios es limpia; Él es escudo a los que en él esperan.

Jesucristo le enseñó a sus discípulos cómo conocer la verdad.

Juan 8:31,32:
Dijo entonces Jesús a los judíos [judaítas] que habían creído en él: Si
vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis
discípulos;
y conoceréis [por experiencia o esfuerzo] la verdad, y la verdad os hará
libres.

Por medio de permanecer en la Palabra de Dios, por medio de vivirla, llegamos a estar
familiarizados por experiencia con la verdad, y esto resulta en que somos hechos libres.
Somos hechos libres de la esclavitud de cualquier prisión física, mental o espiritual del
adversario cuando conocemos la verdad genuina y la vivimos. Conocer la verdad es
cómo reconocemos una doctrina o una práctica falsa.

II Corintios 2:11 nos dice: «para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros;
pues no ignoramos sus maquinaciones». No seamos ignorantes de las maquinaciones
del adversario. Aquí hay dos preguntas sencillas para hacernos cuando estamos
tratando de determinar si una doctrina o una práctica es genuina o es falsa: ¿Quién se
lleva «la gloria» o la atención? Y, ¿cuál es el provecho? Comparemos dos situaciones en
la Palabra de Dios.

2
Hechos 8:9-11:
Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en
aquella ciudad, y había engañado [confundido] a la gente de Samaria,
haciéndose pasar por algún grande.
A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más
grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios.
Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado
[confundido] mucho tiempo.

Usando magia, Simón confundió a la gente de Samaria, afirmando que ÉL era una
persona extraordinaria. ¿Puede ver cómo los estaba guiando lejos de la verdad?
Entonces las personas le prestaron atención a ÉL, como a alguien provisto de un gran
poder supernatural. ¿Quién se llevó la gloria? Simón. Y, ¿cuál fue el provecho para las
personas? Estaban confundidos con su magia. Y podemos conocer leyendo Gálatas 5
que la hechicería, o la magia, es una obra de la carne. El provecho para las personas no
fue la voluntad de Dios.

Ahora, veamos al ejemplo de Jesucristo.

Mateo 15:30,31:
Y se le acercó [a Jesús] mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos,
mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de
Jesús, y los sanó;
de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a
los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban
al Dios de Israel.

Jesucristo sanó a muchas personas de diversas enfermedades, pero, ¿quién se llevo la


gloria? ¿ A quién glorificaron las personas? Ellos glorificaron a Dios, su Padre. Y, ¿cuál
fue el provecho para las personas? Fueron liberados de su prisión. Sabemos de
Lucas 4:18 que esto era lo que Dios quería que Jesucristo hiciera por Su gente. Una vez
que reconocemos quién se lleva la gloria y cuál es el provecho de una doctrina o una
práctica, entonces podemos comparar eso con la Palabra para determinar qué es
genuino y qué es falso.

3
En el ministerio de El Camino nuestro enfoque es dividir correctamente la Palabra de
Verdad y enseñar la exactitud inherente de la Palabra de Dios. II Timoteo 2:15 nos
exhorta a procurar «con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no
tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad». Enseñamos claves para
entender la Biblia para que podamos absolutamente conocer la verdad, ponerla en
práctica en nuestra vida y ser hechos libres. Esto nos da la paz y la confianza de saber
que estamos haciendo lo mejor para nosotros, para nuestras familias y para nuestros
amigos. A medida que nos mantenemos conocedores de la Palabra de Dios
correctamente dividida, nosotros también podemos aprender a reconocer lo genuino
de lo falso.

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4
mayo de 2014

¿Cómo podemos vivir cada día de la mejor manera, tomando decisiones éticamente
sólidas? De acuerdo con un diccionario, la «ética» es la disciplina que trata con lo que
es bueno y lo que es malo y con la obligación y el deber moral. Quizá usted ha
escuchado el término «brújula moral». Una brújula da dirección y nos ayuda a llegar a
donde queremos ir físicamente; un código de ética nos da dirección para ayudarnos a
saber cómo debemos de comportarnos a medida que andemos en la vida.

Premisas diferentes causan diferentes sistemas de ética. Por lo tanto, reconocer la


premisa de uno es esencial para el entendimiento y la aceptación del sistema de ética
en el cual se basa. Nuestra premisa en el ministerio de El Camino es que la Biblia,
cuando está correctamente dividida, es la Palabra de Dios y la voluntad de Dios. Las
Escrituras son nuestra autoridad final. Lo que es correcto es aquello que la Palabra de
Dios dice que es correcto. Lo que es incorrecto es lo que la Palabra de Dios dice que es
incorrecto; de igual manera con lo bueno y lo malo. Nuestra ética es la ética bíblica. La
meta de un código de ética bíblica es ayudar a las personas a vivir con virtud, moral y
rectitud. Por ejemplo, entender estas verdades nos ayuda a vivir cada día de la mejor
manera:

EL PROPÓSITO DEL HOMBRE ES AMAR A DIOS y guardar Sus mandamientos—


vivir para la gloria de Dios.

Eclesiastés 12:13:
El fin de todo el discurso oído es este: Teme [respete, ame] a Dios, y
guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.

Mateo 22:36-38:
Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento.
1
I Juan 5:3:
Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son gravosos.

Romanos 15:6:
para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro
Señor Jesucristo.

DIOS QUIERE QUE TODOS LOS HOMBRES SEAN SALVOS, renacidos, y que vengan
al conocimiento de la verdad, para que puedan ser testigos efectivos para la gloria de
Dios.

Romanos 10:9,10:
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa
para salvación.

I Timoteo 2:3,4:
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad.

Antes de que un hombre de cuerpo y alma sea renacido, su conducta o manera de vivir
es regida por la corriente de este mundo.

Efesios 2:2,3:
en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este
mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que
ahora opera en los hijos de desobediencia,
entre los cuales también todos nosotros vivimos [anastrofé, nos
condujimos] en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la
voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza
hijos de ira, lo mismo que los demás.

Una vez que una persona es renacida, él o ella llega a ser un ser tripartito de cuerpo,
alma y espíritu. Ellos tienen ahora un lado espiritual, y su comportamiento—su manera
de vivir, su código de ética—puede ser de acuerdo con la Palabra de Dios, dándole a Él
la gloria.

2
II Corintios 4:6,7:
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el
que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del
conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del
poder sea de Dios, y no de nosotros.

Efesios 4:21-32:
si en verdad le habéis oído, y habéis sido por él enseñados, conforme a
la verdad que está en Jesús.
En cuanto a la pasada manera de vivir [anastrofé, conducta], despojaos
del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos,
y renovaos en el espíritu de vuestra mente,
y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad
de la verdad.
Por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su
prójimo; porque somos miembros los unos de los otros.
Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
ni deis lugar al diablo.
El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo
que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece
necesidad.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea
buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados
para el día de la redención.
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y
maledicencia, y toda malicia.
Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos
a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

CADA HOMBRE ES UNA PERSONA INDIVIDUAL en sí mismo—libre para escoger su


estilo de vida y nunca el medio para los propósitos de otro hombre. Cada persona tiene
que decidir por sí misma la manera cómo va a vivir. Pero nadie que está dispuesto a
considerar la verdad puede negar los efectos positivos del nuevo nacimiento y de la
mente renovada. Dios coloca en las manos de los creyentes cristianos la habilidad de
tomar decisiones de acuerdo con la Palabra de Dios. El futuro de cada persona, el
futuro de su progenie y el futuro del mundo en el cual viven será afectado por las
decisiones y elecciones que tome por su libre albedrío.

3
Moisés declaró esta elección vital a los hijos de Israel:

Deuteronomio 30:19:
A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os
he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición;
escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia.

El apóstol Pablo dio guías claras a los creyentes cristianos en cuanto a qué querían que
fuese su estilo de vida.

Filipenses 2:15,16:
para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en
medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual
resplandecéis como luminares en el mundo;
asidos de la palabra de vida....

I Timoteo 4:12:
Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en
palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.

A medida que vivamos de acuerdo con el código de la ética bíblica, nosotros sí


viviremos con virtud, moral y rectitud. ¡Glorifiquemos a Dios, a medida que sigamos la
dirección de Su Palabra e inspiremos a otros a hacer lo mismo!

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4
junio de 2014

El deber, sencillamente dicho, es lo que «hemos» de hacer en una situación dada. En


nuestra sociedad, los niños tienen un deber hacia sus padres y los padres hacia sus
hijos. Aquellos que son militares tienen un deber hacia su país. Los maestros tienen un
deber hacia sus estudiantes. El deber puede ser definido como una conducta, un
servicio o unas funciones obligatorias que surgen de la posición que uno tiene en la
vida. En nuestra posición como creyentes cristianos, ¿hacia quién tenemos un deber y
cuál es ese deber? ¿Qué es lo que hemos de hacer?

EL DEBER HACIA DIOS Y SU CASA

Nuestro primer deber es hacia nuestro Padre celestial.

Eclesiastés 12:13:
El fin de todo el discurso oído es este: Teme [reverencia, ama] a Dios, y
guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.

Hemos de amorosamente reverenciar a Dios y hacer Su Palabra. Este es el todo de cada


hombre y mujer. He aquí cómo Jesucristo describió nuestro deber hacia Dios:

Marcos 12:30:
Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal
mandamiento.

Dentro de nuestro deber hay abundantes oportunidades para dar y crecer. Somos los
más bendecidos al llevar a cabo nuestro deber en amor. ¡Cumplir nuestro deber en
amor no es una carga sino un gran gozo!

1
I Juan 5:3:
Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son gravosos [cargosos].

Cuando amamos a Dios, aprendemos a amar a Sus hijos—nuestros hermanos y


hermanas en Cristo. Nuestro deber hacia la casa de Dios es fielmente amar a Dios y
guardar Sus mandamientos, amarnos unos a otros y servirnos unos a otros en amor.

I Juan 5:1,2:
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo
aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido
engendrado por él.
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a
Dios, y guardamos sus mandamientos.

Romanos 13:8:
No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama
al prójimo, ha cumplido la ley.

Gálatas 5:13,14:
Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que
no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor
los unos a los otros.
Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo.

EL DEBER HACIA UNO MISMO

La Palabra de Dios nos muestra que los creyentes cristianos no solamente tienen
cuerpo y alma, sino que también tienen el don de Dios de espíritu santo. Como hijos e
hijas de Dios, tenemos un deber para con nosotros mismos—hemos de gozosamente
maximizar nuestras vidas física, mental y espiritualmente por medio de acudir a Dios,
amarlo a Él y permitirle que nos bendiga.

2
Tenemos un deber hacia nosotros mismos de creer que somos lo que Dios dice que
somos y de actuar de acuerdo con ello. Él nos dice en Su Palabra que:

• estamos completos en Cristo—«y vosotros estáis completos en él...»


(Colosenses 2:10);
• estamos bendecidos espiritualmente—«...que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo» (Efesios 1:3);
• somos capaces de hacer—«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece»
(Filipenses 4:13);
• somos embajadores en nombre de Cristo—«Así que, somos embajadores en
nombre de Cristo...» (II Corintios 5:20);
• somos más que vencedores—«...somos más que vencedores por medio de aquel
que nos amó» (Romanos 8:37).

Tenemos un deber hacia nosotros mismos de probar nuestra propia obra y llevar a
cabo nuestras propias responsabilidades al permancer firmes en la Palabra.

Gálatas 6:4,5:
Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá
motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro;
porque cada uno llevará su propia carga [responsabilidades].

EL DEBER HACIA OTROS Y HACIA LA SOCIEDAD

Nuestro sencillo deber hacia otros y hacia la sociedad en la cual vivimos es amar a Dios
y guardar Sus mandamientos, hacer el bien a todos y guiar a las personas hacia nuestro
Padre celestial y Su tierno cuidado. Hacemos un esfuerzo especial de hacer bien a la
gente de Dios y siempre estamos listos para bendecir a quien sea cuando tenemos la
oportunidad.

Gálatas 6:10:
Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y
mayormente a los de la familia de la fe.

Damos libremente de lo que tenemos disponible para compartir.

Proverbios 3:27:
No te niegues a hacer el bien a quien es debido,
Cuando tuvieres poder para hacerlo.

3
Mateo 10:8:
...de gracia recibisteis, dad de gracia.

Y andando en las pisadas de Jesucristo, vamos al valle de la necesidad humana para


traer a otros a la bondad, al poder y a la abundancia de Dios.

Lucas 4:18:
El Espíritu del Señor está sobre mí,
Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos.

Para los creyentes renacidos, el deber es una oportunidad llena de gozo de hacer lo que
hemos de hacer para Dios y Su gente, para nosotros y para otros. Cuando cumplimos
amorosamente nuestro deber, somos los más bendecidos a medida que vemos la
bondad, el poder y la abundancia de Dios manifestadas en nuestras vidas y en las vidas
de aquellos a quienes alcanzamos. ¡Cumplamos gozosamente nuestro deber!

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4
julio de 2014

Como estudiante universitario, me di cuenta que parecía haber tanta injusticia y


desigualdad en el mundo, y yo quería formar parte de la solución de estas dolencias en
la sociedad. Sin embargo, mientras más estudiaba, más confundido estaba de cuál
pudiera ser la solución: ¿Viajar por el mundo en un programa de misiones para ayudar
a construir orfanatos en otros países? ¿Unirme a un centro local de acopio de
alimentos y concentrar mis servicios ahí? ¿Involucrarme en alguna campaña política?
¿Trabajar en un programa de obras sociales del gobierno? ¿Pero cómo podría
distribuir tiempo entre cada una de estas causas bienintencionadas y tener un impacto
positivo? ¿No habría una sola cosa que pudiera hacer que tuviera un efecto positivo en
la sociedad y trajera estabilidad a las culturas del mundo?

Menos mal que encontré una cosa que tiene el poder para cambiar vidas y culturas
enteras: la Palabra de Dios.

Hebreos 4:12:
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón.

Después de llegar a ser un creyente renacido, decidí concentrar mis esfuerzos en llevar
la verdad de la Palabra de Dios a todos los que quisieran saber.

Juan 17:17:
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.

Nuestras vidas pueden tener un efecto positivo en aquellos más allá de nuestro círculo
inmediato de familia y amigos. La Palabra que conocemos y vivimos como creyentes
renacidos tiene una influencia positiva en la sociedad en general.

1
Isaías 33:6:
Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de
salvación; el temor [la reverencia, el respeto] de Jehová será su tesoro.

Estas palabras eran ciertas cuando el profeta Isaías las escribió más de dos mil años
atrás, y aún son ciertas hoy en día. El conocimiento y la aplicación práctica de la
Palabra de Dios da estabilidad a las personas y a sociedades enteras.

Durante el ministerio de Jesucristo, él envió a setenta de sus discípulos en pares a una


asignación especial para predicar y enseñar la Palabra en las ciudades y en los lugares a
los cuales él mismo luego iría a predicar. Él les dio instrucciones muy específicas, pero
el corazón era sanar y compartir acerca del Reino de Dios. Cuando los setenta
regresaron, este fue su reporte:

Lucas 10:17,18:
Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos
sujetan en tu nombre.
Y les dijo [Jesús]: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.

Su tiempo de hablar la Palabra tuvo un efecto positivo porque estaban venciendo al


adversario, a Satanás, el Diablo.

En los años después de la muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo, los


discípulos recién renacidos se mudaron fuera del área de Jerusalén para predicar las
buenas nuevas a todos aquellos que escucharan. Uno de esos discípulos, Felipe, fue a
una ciudad de Samaria, la cual había estado en una condición triste. Muchas personas
estaban poseídas con espíritus inmundos; otros estaban paralíticos y cojos. Pero
cuando Felipe les predicó a Cristo, ellos escucharon atentamente lo que él les estaba
hablando y hubieron liberaciones milagrosas, resultando en gran gozo en toda la
ciudad.

Hechos 8:5-8:
Entonces Felipe, descendiendo a la [una] ciudad de Samaria, les
predicaba a Cristo.
Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe,
oyendo y viendo las señales que hacía.
Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando
grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados;
así que había gran gozo en aquella ciudad.

Parte de la razón por los problemas en la ciudad era que un hombre llamado Simón
estaba operando espíritus diabólicos y embrujando a las personas por mucho tiempo.

2
Pero después de que Felipe llegó y predicó, no sólo creyeron las personas y renacieron,
sino que Simón también. La Palabra de Dios predicada y enseñada por un solo hombre
tuvo un efecto positivo en toda la sociedad.

Otro ejemplo lo vemos en Hechos 19. El apóstol Pablo vino a Éfeso y ahí halló a
algunos discípulos a quienes Apolos previamente les había testificado y guiado al
nuevo nacimiento. Pablo los guió a la manifestación del don de espíritu santo, y luego
estos doce hombres y sus casas, junto con Pablo, encabezaron un movimiento de
hablar la Palabra del Señor. Hablaron tan constante y denodadamente que en dos años
y tres meses todos aquellos que habitaban en Asia (conocida hoy en día como Asia
menor) oyeron la Palabra de Dios.

Hechos 19:7-10:
Eran por todos unos doce hombres.
Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres
meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios.
Pero endureciéndose algunos y no creyendo, maldiciendo el Camino
delante de la multitud, se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos,
discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno.
Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que
habitaban en Asia, judíos [judaítas] y griegos, oyeron la palabra del
Señor Jesús.

Sus esfuerzos produjeron un efecto poderoso y positivo en la sociedad.

Hechos 19:11,12,20:
Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo,
de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales
de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos
salían.
Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

La razón principal por la cual tiene un efecto positivo en una sociedad que los
creyentes hablen la Palabra es que la Palabra hablada tiene un efecto en el reino
espiritual. Vence a nuestro adversario, el Diablo, quien es la verdadera causa de todas
las dolencias en la sociedad.

I Juan 4:4:
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el
que está en vosotros, que el que está en el mundo.

3
He aquí otra gran razón por la cual hablar la Palabra tiene un efecto tan positivo: educa
a las personas en cuanto a la verdadera voluntad de Dios, para que así ellos puedan
cambiar su conducta para que esté alineada con la Palabra. Como escribió una vez el
Dr. Victor Paul Wierwille, el Presidente fundador de The Way International:

Para modificar cualquier situación en nuestra sociedad debe haber en


ella un número suficiente de personas que deseen modificarla; que se
interesen lo suficiente por una situación dada como para hacer los
sacrificios necesarios para producir el cambio. El primer paso en todo
cambio social es una opinión pública fuerte, la educación de la mente
pública.

Cuando declaramos la verdad de la Palabra de Dios denodada y constantemente,


estamos educando a la mente pública en cuanto a lo que Dios verdaderamente desea
para Su gente y para la sociedad.

Llevemos el conocimiento y la sabiduría de la Palabra de Dios a nuestras sociedades,


ofreciéndoles la estabilidad que sólo Dios puede proveer.

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4
agosto de 2014

Tómese un momento para reflexionar en el orden, la belleza y la perfección de los


patrones de la creación de Dios aquí en el planeta Tierra—podemos encontrarlos verlo
en todo nuestro entorno. Considera el ritmo y los patrones de las estaciones del año y
las corrientes del océano. ¡Y cuán maravilloso son los movimientos de las estrellas en
los cielos y la belleza y la diversidad del reino animal y vegetal! Somos inspirados y
llenos de asombro por los ciclos de la vida que Dios ha diseñado en el orden de Su
creación.

Sin embargo, quizá aún más maravilloso es un elemento esencial en Su plan divino que
a menudo se pasa por alto e incluso se ignora en medio de las presiones culturales y las
distorsiones del siglo veintiuno. Ese elemento vital y esencial es el patrón maravilloso
que Dios ha establecido para nosotros en Su Palabra acerca de cómo Él define lo que es
el matrimonio—la unión entre un hombre y una mujer como esposo y esposa.
Encontramos que este patrón original, conforme a Dios, para que un hombre y una
mujer sean bendecidos, está basado en la verdad de versículos tales como estos:

Génesis 1:27,28:
Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y
hembra los creó.
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la
tierra....

Dios explica más a fondo ese patrón esencial—la relación complementaria entre el
varón y la hembra—en Génesis 2:18,24:

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda
idónea para él.
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y serán una sola carne.

1
Dios proveyó una ayuda «idónea» o complementaria para el hombre—una compañera
para trabajar junto a él. En el diseño conforme a Dios de hombre y mujer, Dios ha
establecido Su patrón para que el hombre y la mujer sean unidos en matrimonio y sean
«una sola carne» en su andar como esposo y esposa. Esto incluye los aspectos físicos
de hacer el amor y la procreación.

Note que no hay ninguna indicación que el diseño de Dios incluye a hombres unidos
con hombres y mujeres con mujeres. Si miramos estas relaciones lógicamente, no
encajan con el diseño de Dios. Los cuerpos humanos del esposo y la esposa—varón y
hembra—están diseñados perfecta y armoniosamente para tener relaciones sexuales. Y
es inmediatamente obvio que, en los actos sexuales entre un hombre y otro hombre y
entre una mujer y otra mujer, sólo es posible una unión sexual improvisada y la
procreación es imposible. La Palabra de Dios y la creación de Dios nos dicen
claramente que el hombre fue hecho para la mujer y la mujer fue hecha para el
hombre.

Vimos en Génesis 2:18 que Dios le dio al hombre una mujer como compañera, y gran
parte de ese compañerismo involucra el diseño de Dios de su amorosa unión sexual en
una íntima relación sexual.

Proverbios 5:18,19:
Sea bendito tu manantial, Y alégrate con la mujer de tu juventud,
Como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en
todo tiempo, Y en su amor recréate siempre.

Eclesiastés 9:9:
Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu
vanidad [aquello que se desvanece pronto] que te son dados debajo del
sol, todos los días de tu vanidad [aquello que se desvanece pronto];
porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas
debajo del sol.

Este es el patrón de Dios para una relación sexual amorosa y satisfactoria: es entre un
marido y su mujer. Este es el estándar alentador y deleitoso que Él ha establecido para
que el hombre y la mujer lo disfruten como parte de la vida sobreabundante.

Sin embargo, desde la caída del hombre cuando el pecado entró en el mundo, el
Diablo, Satanás, nuestro adversario, ha engañado a personas para que se dediquen a
comportamientos que no son conformes a Dios que incluyen al hombre teniendo
múltiples esposas, el sexo antes del matrimonio, el adulterio, el sexo con niños, el sexo
con animales, así como relaciones sexuales con alguien del mismo género. Cuando
hombres y mujeres escogen tener relaciones con alguien del mismo género, andando
2
fuera de los linderos del comportamiento sexual genuino y conforme a Dios, ellos
deshonran sus cuerpos (Romanos 1:24), y así rompen las leyes naturales establecidas
por Dios para su bienestar y protección.

Romanos 1:27:
y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la
mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos
vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la
retribución debida a su extravío.

Los hombres y las mujeres no necesitan someterse a la tentación de tener este


comportamiento, sino que a cambio pueden escoger basar sus acciones y su
comportamiento en la Palabra de Dios, recibiendo las bendiciones de la vida
sobreabundante que Dios diseñó para Su gente.

Los versículos que acabamos de leer sólo son una muestra de aquellos que revelan el
corazón de Dios de lo que Él desea que los hombres y las mujeres disfruten y que sean
llenos en sus relaciones felices como esposo y esposa. A pesar de lo que las tendencias
culturales tratan de influenciarnos para que creamos, la Palabra de Dios aún define al
matrimonio como la unión de un hombre y una mujer. Esta es una parte vital y
necesaria en la maravillosa creación de Dios: es el maravilloso patrón el cual Dios ha
diseñado para que el hombre y la mujer abunden en ello, como está revelado en Su
Palabra. Este es el matrimonio conforme a Dios.

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3
septiembre de 2014

Cuando se trata de obsequiarle regalos a las personas, me gusta encontrar el regalo


perfecto para cada uno. Considero lo que les gusta o lo que pudieran necesitar, y luego
trato de encontrar algo que realmente «toque su corazón»—algo que supla una
necesidad o toque su corazón de una manera especial. Bueno, también puedo hacer eso
por alguien en la categoría espiritual de la vida—tengo algo para dar que puede suplir
cualquiera necesidad que alguien tenga y traer gozo a su vida. Es la verdad de la
Palabra de Dios. Podemos dar el regalo perfecto por medio de abrir nuestras bocas y
hablar la verdad en amor. Podemos dar a otros la Palabra de Dios que cambiará sus
vidas.

Cada día trae para nosotros oportunidades para relacionarnos con otras personas—en
el colegio, en el trabajo, en el hogar, mientras hacemos las compras. Sin embargo,
comenzar a hablarle a alguien a veces puede parecer difícil. El mundo trata de
disuadirnos de hacer lo que sabemos que es la voluntad de Dios. El profeta Jeremías
tenía la poderosa Palabra de Dios para hablar, pero al principio estaba intimidado por
aquellos que lo rodeaban.

Jeremías 1:6-8:
Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy
niño.
Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe
irás tú, y dirás todo lo que te mande.
No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice
Jehová.

Dios le prometió a Jeremías que le daría palabras para hablar que producirán los
mejores resultados disponibles. ¡Es igual con nosotros! Tenemos la verdad de la
Palabra de Dios en la Biblia—Su Palabra escrita—para declararla denodadamente. Y así
como Dios estuvo con Jeremías, Dios promete estar con nosotros, para que no
tengamos temor alguno.

1
Moisés también tuvo dificultad cuando se trataba de hablar las buenas nuevas que Dios
tenía para Su gente.

Éxodo 4:10-12:
Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de
fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy
tardo en el habla y torpe de lengua.
Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre?...¿No soy yo
Jehová?
Ahora pues, vé, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de
hablar.

Moisés miró sus experiencias pasadas y sintió que no era lo suficientemente bueno
para hablar. Después de que Dios le dijo a Moisés que Él estaría «con su boca» y le
enseñaría qué decir, Moisés resistió con denuedo la fuerza de Egipto y ayudó a liberar
al pueblo de Dios de la servidumbre.

Jesucristo reconoció que aquellos alrededor de él sí tenían «hambre y sed de justicia».


Teniendo gran compasión, él abrió su boca y amorosamente enseñó la verdad de la
Palabra de Dios que suplió la necesidad en sus vidas.

Mateo 5:2,6:
Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo:
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos
serán saciados.

Jesucristo, el Hijo de Dios, no tenía temor alguno cuando se trataba de hablar en


nombre de su Padre. ¿Por qué? Él sabía cuán importante era que la Palabra de Dios
fuera hablada. Y si él no la hablaba, ¿quién entonces? Como hijos de Dios renacidos,
nosotros también podemos «seguir la verdad en amor» (Efesios 4:15). Lo único que
tenemos que hacer es abrir nuestras bocas.

Hechos 8:35:
Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura,
le anunció el evangelio de Jesús.

Hechos 10:34:
Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios
no hace acepción de personas.

2
Tanto Felipe como Pedro abrieron sus bocas. ¡Ellos hablaron la verdad de la Palabra de
Dios con relación a las obras logradas por Jesucristo que pueden traer completa
liberación a cualquiera! El apóstol Pablo también sabía cuán importante era abrir su
boca y hablar la Palabra con denuedo. Él sabía que tenía algo que valía la pena hablar.

Romanos 1:15,16:
Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también
a vosotros que estáis en Roma.
Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree;...

Pablo estaba pronto, tenía celo y estaba deseoso de predicar el evangelio. «Predicar el
evangelio» significa proclamar las buenas nuevas. ¿Cuáles eran estas buenas nuevas de
las cuales él no se avergonzaba? Pablo estaba listo para anunciar las buenas nuevas del
Misterio que estaba revelado, la cual incluye la verdad de «Cristo en vosotros, la
esperanza de gloria».

Efesios 6:19:
y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a
conocer con denuedo el misterio del evangelio.

Colosenses 1:26,27:
el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que
ahora ha sido manifestado a sus santos,
quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este
misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de
gloria.

Nosotros también podemos abrir nuestra boca y hablar las buenas nuevas de la
Palabra de Dios. Justo en medio de tantas cosas negativas que se hablan hoy día,
¡podemos brindar palabras que hacen que las personas estén CONTENTAS! Estas
buenas nuevas es el poder de Dios para salvación para TODO AQUEL que crea.

Romanos 10:9,10,13:
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa
para salvación.
porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.

¿Pero cómo podrán oír y creer si no abrimos nuestra boca primero y predicamos?

3
Romanos 10:14,15:
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo
creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién
les predique?
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán
hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian
buenas nuevas!

Así como Pablo, nosotros estamos «prontos» y «no nos avergonzamos». Dios nos ha
provisto con todo lo que necesitamos para vivir con denuedo, confianza y valentía para
Él. La Palabra que hablamos a otros tiene un impacto eterno para cambiar vidas en
aquellos que creen; tenemos palabras de suma importancia para la gente oír.
Mantengamos esa poderosa Palabra de Dios en nuestro corazón, y busquemos cada día
oportunidades para abrir nuestra boca y hablar las buenas nuevas, ¡porque no nos
avergonzamos del evangelio!

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4
octubre de 2014

Hace como un año atrás, estaba enfrentando una serie de contratiempos. No estaba
obteniendo los resultados que yo sabía que estaban disponibles de la Palabra. A
medida que pasaban los días sin ninguna mejoría, comencé a hablar negativamente
acerca de mi situación. Justo cuando me estaba dando por vencido e iba a aceptar
menos de lo mejor de Dios para mi vida, alguien me amó lo suficiente para
compartirme esta poderosa exhortación: «Determine ahora mismo que usted nunca
más hará una confesión negativa». Me ayudó a ver que lo que yo digo sí importa; es un
factor determinante en lo que obtengo.

Si no estamos obteniendo los resultados que deseamos en la vida, quizá necesitamos


escuchar lo que estamos diciendo. Jesucristo le enseñó a sus discípulos acerca del
poder de sus palabras.

Marcos 11:23:
Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate
y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será
hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.

Hay dos elementos importantes en este versículo—lo que decimos y lo que creemos.
Las palabras que hablamos producen resultados poderosos cuando las unimos a
nuestra creencia. Mover una montaña puede parecer como una proeza que requiere
creencia del tamaño de una montaña, pero Dios está tan deseoso de llevar a cabo Su
Palabra que Él obra incluso con la más mínima cantidad de creencia.

Mateo 17:20:
...porque de cierto os digo [Jesús], que si tuviereis fe [creencia] como un
grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará;
y nada os será imposible.

1
Hablando bíblicamente, «un grano de mostaza» es una expresión proverbial para la
partícula más pequeña. Aún cuando un grano de mostaza es pequeño, crece hasta ser
una planta de tamaño considerable. Aun la partícula más pequeña de fe, o creencia,
produce resultados que podrían mover una montaña. Diga lo que la Palabra dice, crea
lo que la Palabra dice y mire como esa Palabra se vuelve una realidad. «Nada os será
imposible».

En II Reyes 4, el profeta Eliseo dio su palabra a una mujer de Sunem que ella tendría
un hijo. La palabra de Eliseo se cumplió; pero cuando el niño creció, se murió
repentinamente.

II Reyes 4:25,26:
Partió, pues, y vino al varón de Dios [Eliseo], al monte Carmelo. Y
cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la
sunamita.
Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas: ¿Te va bien
a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo: Bien.

El hecho era que las cosas no estaban bien. Su único hijo se había muerto. Pero los
hechos no niegan la habilidad de Dios para cumplir Su Palabra. La mujer no permitió
que este golpe tan devastador fuera el resultado final. Ella buscó ayuda, y estaba tan
confiada en sus expectativas de liberación que en respuesta a las preguntas acerca del
bienestar de ella y de su familia, ella dijo: «Bien». Ella recibió de acuerdo con su
creencia cuando Eliseo levantó a su hijo de los muertos y le dijo: «Toma tu hijo» (II
Reyes 4:36). Lo que sea que una persona cree está directamente reflejado en lo que
confiesa. La confesión positiva de esta madre significó vida para su hijo.

Podemos desarrollar la práctica de decir lo que la Palabra dice para que obtengamos lo
que la Palabra promete. Puede que esto no se de fácilmente al comienzo, pero podemos
tomar pasos pequeños ahora mismo que nos pueden llevar a grandes cambios en
nuestra confesión y por consiguiente en lo que manifestamos.

• LLENE SU MENTE Y CORAZÓN DE CONSTANTES RECORDATORIOS DE LO


QUE DIOS DICE. Ponga Sus palabras continuamente en su mente. Hágalas sus
palabras.
• RODÉESE DE OTROS QUE LO APOYEN EN SU ESFUERZO DE PENSAR,
DECIR Y HACER LA PALABRA. Pase tiempo con aquellos cuyas confesiones y
acciones están basadas en la Palabra e imítelos.
• ESPERE VER RESULTADOS. Esté confiado en sus expectativas de liberación.
• SOLO DIGA LO QUE USTED QUIERE QUE OCURRA. Si no lo quiere, no lo
diga. Si usted quiere algo diferente, diga algo diferente. Si quiere las promesas
de Dios manifestadas en su vida, diga las promesas de Dios.
2
Una confesión positiva sólo está tan lejos como un pensamiento y prepara el camino
para que sigan los resultados positivos. Lo que decimos es un factor determinante en lo
que recibimos. No importa en qué situación nos encontremos, no importa cuán grande
sea la montaña, determinemos nunca más hacer una confesión negativa. Mas bien,
¡digamos lo que la Palabra dice y recibamos lo que la Palabra promete!

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3
noviembre de 2014

Recién graduado de la secundaria, me dieron un trabajo que me gustaba mucho. Era


un trabajo de oficina en el centro de mi ciudad favorita. Pagaba un buen salario, recibí
entrenamiento en el mismo trabajo, mi jefe era amable y justo, y mis compañeros de
trabajo eran un placer. ¡Estaba muy feliz de ir a trabajar cada día! HASTA QUE...un día
me enteré que un trabajador recién contratado recibía un salario mayor que el mío. Mi
actitud feliz desapareció y me enojé. Pensé: «¡La gerencia me debe un aumento! Por lo
menos tengo derecho a lo que ella está ganando. De hecho, merezco un horario con
más tiempo para el almuerzo y más días libres...» Un empleado de mayor edad, más
sabio, escuchó mis quejas y me llevó a un lado para recordarme que me estaban
pagando lo que yo había acordado—¡y que tenía un buen trabajo para un recién
graduado de bachillerato sin ninguna experiencia previa de trabajo! Me dijo: «¿No es
algo por lo cual estar agradecido? Después de todo, realmente no podemos
compararnos con otros en el personal de trabajo». Me gustó su lógica y yo estaba feliz
nuevamente.

Ahora, cuando reflexiono acerca de esos días, me doy cuenta que nada en el trabajo
había cambiado. Seguía siendo un gran trabajo con buena paga y maravillosos
compañeros de trabajo. Nada había cambiado excepto yo. Yo había cambiado mi
actitud de demanda por una actitud de agradecimiento. Las palabras de mi compañero
de trabajo me ayudaron en ese momento y varios años más tarde aprendí algunas de
las sólidas verdades Bíblicas tras sus palabras.

Si no tenemos cuidado de guardar nuestros pensamientos, podemos pensar que «se


nos debe» más de lo que ya tenemos—por parte del gobierno, de otras personas,
¡incluso de Dios! Pero la verdad es, Dios nos colma cada día de beneficios.
Simplemente le podemos agradecer a Él por las bendiciones y los beneficios que Él nos
provee cada día.

1
Salmos 68:19:
Bendito el Señor; cada día nos colma de beneficios.
El Dios de nuestra salvación. Selah.

¡Damos gracias a Dios porque Él nos colma cada día de beneficios! Miremos cuáles son
sólo algunos de estos beneficios.

II Corintios 9:15:
¡Gracias a Dios por su don inefable!

Como creyentes renacidos, podemos estar agradecidos por el don de Cristo en


nosotros, el nuevo nacimiento que Dios hizo disponible, y todo lo que eso conlleva para
nosotros.

I Corintios 15:55,57:
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de
nuestro Señor Jesucristo.

Podemos estar agradecidos por la victoria que tenemos sobre la muerte y el sepulcro
por medio de nuestro Señor Jesucristo.

II Corintios 9:8,11:
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin
de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis
para toda buena obra;
para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual
produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios.

Podemos dar gracias a Dios por hacer que abunde en nosotros toda gracia a fin de que
siempre tengamos en todas las cosas lo suficiente. Y eso nos permite abundar «para
toda buena obra».

Una manera como podemos disfrutar los beneficios que Dios tiene para nosotros en
cualquier categoría de la vida es mantener una actitud de agradecimiento hacia Él.

Salmos 107:21:
Alaben la misericordia de Jehová,
Y sus maravillas para con los hijos de los hombres.

2
Efesios 5:20:
Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de
nuestro Señor Jesucristo.

Hebreos 13:15:
...ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es
decir, fruto de labios que confiesan su nombre.

Y miren que ocurre cuando le oramos a Dios con acción de gracias—podemos hacer
que la paz de Dios guarde nuestros corazones y pensamientos.

Filipenses 4:6,7:
Por nada estéis afanosos [ansiosos], sino sean conocidas vuestras
peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de
gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
[protegerá] vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Mantengamos nuestros corazones y pensamientos agradecidos por las muchas


bendiciones que Dios suple y por los beneficios con los que Él nos colma cada día. A
medida que hacemos esto, estaremos reconociendo a Dios en todos nuestros esfuerzos,
y tendremos nuestros corazones y pensamientos en paz porque estamos viviendo con
acción de gracias.

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3
diciembre de 2014

¿Alguna vez se ha parado detrás de alguien en una fila frente a la caja registradora en
un supermercado o en una gasolinera y ha observado cómo esa persona saca todo su
sencillo, sus monedas, sus billetes pequeños o aun los grandes para pagar por su boleto
de la lotería? Cada persona que compra un boleto da una porción de su sueldo por la
posibilidad de recibir un gran premio monetario, y la probabilidad de ganar es
usualmente una en un millón. Están dispuestos a perder algo por si acaso puedan
ganar.

Algunas personas botan el dinero que han ganado con el sudor de su frente en juegos
del azar, porque no saben o no entienden esta sencilla verdad—¡Dios suple nuestra
necesidad! Sí, Dios es Aquel que suple nuestra necesidad de acuerdo con Su Palabra, a
medida que tomamos acción con creencia. Cuando confiamos en Dios para que supla
nuestra necesidad y tomamos acción con creencia, conforme a Dios, nadie tiene que
perder para que otros ganen. Hacer la Palabra es una situación ganadora para todos.

Filipenses 4:19:
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en
gloria en Cristo Jesús.

Dios, como la Fuente de nuestro suministro, desea que cada hombre y mujer cristiano
prospere.

III Juan 2:
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que
tengas salud, así como prospera tu alma.

Ahora que vemos de Su Palabra que Dios es Aquel que suple nuestra necesidad y que
Él quiere que prosperemos, también tenemos que reconocer que Él nos dice un paso
específico para recibir Su prosperidad en nuestra vida. No tenemos que dejar al azar
nuestra prosperidad.
1
Malaquías 3:10:
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y
probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las
ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde.

La palabra «diezmo» significa una décima parte. Es la décima parte, o el 10 por ciento,
de nuestro ingreso neto. Damos el diezmo para la obra del Señor.

Proverbios 3:9,10:
Honra a Jehová con tus bienes,
Y con las primicias de todos tus frutos.
Y serán llenos tus graneros con abundancia,
Y tus lagares rebosarán de mosto.

Estamos dando las «primicias» de nuestro incremento por medio de dar el 10 por
ciento del tope de nuestro ingreso neto. A medida que estudiamos la Palabra de Dios,
aprendemos que la prosperidad según Dios comienza con el diezmo. A través de la
Biblia, la prosperidad material siempre gira en torno al diezmo. Establecido siglos
atrás como la ley básica de Dios para la prosperidad, el diezmo es una manera práctica
por medio de la cual mostramos nuestra buena voluntad de buscar primeramente a
Dios, de trabajar con Él como nuestro socio, de recibir la prosperidad que nos
corresponde de acuerdo con Su amor y Sus riquezas en gloria. Veamos otro beneficio
de diezmar.

Malaquías 3:10,11:
Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y
probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las
ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde.
Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el
fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de
los ejércitos.

Cuando diezmamos, Dios no sólo nos prospera a nosotros, sino que Él también no
permite que el «devorador» (el adversario, el Diablo) destruya las cosas por las cuales
hemos trabajado. Por nuestro libre albedrío de diezmar, podemos abrir la puerta a la
abundancia y prosperidad de Dios y también a Su seguridad y protección.

Él diseñó los principios del dar y recibir para el beneficio del hombre.
2
Lucas 6:38:
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando
darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís,
os volverán a medir.

II Corintios 9:6,7:
Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también
segará.
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por
necesidad, porque Dios ama al dador alegre.

Dios hace disponible el diezmo como una manera para que las personas agradecidas le
puedan honrar a Él por todo lo que Él ha hecho. Cuando reconocemos a Dios con
nuestras «primicias» y tenemos amor en nuestro corazón y la devoción apropiada en
nuestra alma, abrimos el camino para que la prosperidad financiera y material de Dios
fluya hacia nosotros. El diezmo es la ley mínima absoluta de Dios de la libertad
financiera, la prosperidad y la abundancia. Ir más allá del diezmo es cuando comienza
el compartir abundante. El compartir abundante abre la puerta para que abunden las
riquezas espirituales en la vida del creyente (II Corintios 8 y 9).

A medida que tomamos la acción con creencia de diezmar de buena voluntad y con
corazón alegre, tenemos la garantía de Dios de recibir Sus bendiciones. Dios no quiere
que estemos en una fila esperando para dar nuestro dinero que hemos ganado con el
sudor de nuestra frente a los sistemas del adversario del azar con esperanzas de ganar
el premio de la lotería. A cambio, ¡Él quiere que sepamos, creamos y actuemos en Su
Palabra, porque es verdad! Con Dios, no podemos perder, sólo ganar. ¡Dios suple
nuestra necesidad!

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