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La propiedad intelectual que comprende los derechos. Los contratos que se relacionan
con los derechos autorales como los de edición, representación y ejecución pública, etc.
Fueron tratados en el capítulo décimo noveno de este texto, pues son contratos tipificados
en la ley de derecho de autor. La otra vertiente de la propiedad intelectual, los llamados
derechos de propiedad industrial, también se negocian por de contratos que puede estar
o no tipificado en el ordenamiento jurídico. Por esa razón desarrollaremos en este capítulo
alguno de estos, aunque en el caso de contrato de licencia algo se dijo al tratar el contrato
de franquicia. La doctrina contractual mercantil trata como contratos relacionados con la
propiedad industrial entre otros, los siguientes: transferencia de tecnología, licencia
consultoría, informáticos y de asistencia informativa. Sobre estos contratos aremos una
breve referencia, aunque a nuestro juicio alguno de ellos no tiene relación completa con la
propiedad industrial que comprende, a demás de la patente, los signos distintivos de la
empresa, como las marcas los nombres comerciales. Los avisos comerciales, las señales
de propaganda, etc.
TRANSFERENCIA DE TECNOLOGIA:
CONSULTORIA
Esta más ligado a la propiedad del derecho de autor que al derecho de la propiedad
industrial. Para ofrecer el servicio de consultoría pueden existir empresas organizadas
como consultores de distintas materias como la ingeniería, la economía, el derecho, etc.
El consultor puede ser una forma societaria o bien un profesional liberal que trabaja en
forma individual, regularmente como el grado de universitario y que ejerce como
consultor. En caso de una empresa social organizada para ofrecer consultoría, debe
recordarse que, en última instancia y según lo prevé el Código de comercio, será un
profesional el que de la consultoría por tratarse de un servicio que solo puede prevenir de
una persona individual con grado, conocimiento y crédito científico o técnico.
Mediante este contrato, dice Farina, la consultora (generalmente una organización creada
a ese fin) se obliga a suministrarle a la otra parte (consultante) una información o , más
precisamente, un dictamen sobre alguna cuestión tecnológica, comercial, financiera, legal
o de otro orden que requiera un análisis, evaluación y conclusión fundada en
conocimiento de los científicos o técnicos” En el caso de los abogados por ejemplo
pueden ser consultado para que rindan dictámenes sobre asuntos de naturaleza legal, ya
sea que el consultante sea una dependencia pública o una entidad privada. En todo caso
la consultoría implica que el consultado tenga suficientes conocimientos sobre la materia
cuya opinión científica o técnica se le requiere, en el entendido de que la opinión
expresada en la consulta no le vincula al resultado de la ejecución de los actos expresada
en la consulta no lo vincula al resultado de la ejecución de los actos relacionados con
aspectos requeridos. Sin embargo, el dictamen o estudio que se rinda al consultante,
además de los requisitos de todo informe científico o técnico, debería comprender las
alternativas de solución al problema consultado, a menos que solo fuera una solución, a
efecto de que el consultante tome las decisiones que estime adecuadas según sus
intereses. Debe entenderse que el dictamen, luego de ser emitido, puede ser ampliado
aclarado según las circunstancias del consultante o del mismo consultor.
Un aspecto más importante con respecto al consultor es la confidencialidad de su informe
o dictamen. Debe entenderse que si el consultado es un profesional universitario, está
sujeto a las limitaciones que impone el sujeto profesional, de manera que no pueda hacer
público el dictamen a estudio que emita a requerimiento, sin dejar de incurrir en
responsabilidad, si con ello causa un daño o un perjuicio. En todo caso, esa limitación es
propia de cualquier consultor tenga o no grado universitario. En resumen, el resultado de
la consultoría es propiedad del consultante, pues en el fondo se trata de un bien
producido por encargo.
En cuanto a la forma en que puede darse este contrato ella depende de la clase de
relación negociar entre consultante y consultor. En el caso de los abogados consultores,
por ejemplo, ya se dentro de la administración pública o en la empresa privada se suele
dar, en el primer caso, como una relación de dependencia presupuestada o mediante el
contrato de servicios profesionales; y en el segundo como consecuencia de una relación
de dependencia. Aunque a veces se solicita consultorías asiladas sobre un en especifico.
También funcionan empresas profesionales para dar consultoría en materia económica,
análisis de mercado, ingeniería en sus diversas especialidades, estudios actuariales etc.
La relación individual de trabajo, en caso de los profesionales universitarios dependientes
y que ofrecen consultorías dentro de su responsabilidades laborales, y el contrato de
servicios profesionales, son formas en que se puede dar el servicio de consultoría,
aunque nada impiden que se le llame por su verdadero nombre: contrato de consultoría,
en cuanto al contenido o términos propios de este contrato, Farina tomando como
referencia los contratos internacionales de consultoría, recomienda el contenido siguiente:
a)idioma en que se debe rendirse el dictamen; b) número de ejemplares del dictamen; c)
citas de las fuentes científicas, técnicas o bibliográficas consultadas, d) plazo para rendir
el dictamen; e) honorarios y forma de pago. A lo requerimos por Farina podemos agregar
que la materia sobre la cual se consulta, ya sea en forma genérica o sobre un problema
específico, también debe ser parte de los términos de contratación.
CONTRATOS INFORMATICOS.
ASISTENCIA ADMINISTRATIVA