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PROPIEDAD INTELECTUAL.

La propiedad intelectual que comprende los derechos. Los contratos que se relacionan
con los derechos autorales como los de edición, representación y ejecución pública, etc.
Fueron tratados en el capítulo décimo noveno de este texto, pues son contratos tipificados
en la ley de derecho de autor. La otra vertiente de la propiedad intelectual, los llamados
derechos de propiedad industrial, también se negocian por de contratos que puede estar
o no tipificado en el ordenamiento jurídico. Por esa razón desarrollaremos en este capítulo
alguno de estos, aunque en el caso de contrato de licencia algo se dijo al tratar el contrato
de franquicia. La doctrina contractual mercantil trata como contratos relacionados con la
propiedad industrial entre otros, los siguientes: transferencia de tecnología, licencia
consultoría, informáticos y de asistencia informativa. Sobre estos contratos aremos una
breve referencia, aunque a nuestro juicio alguno de ellos no tiene relación completa con la
propiedad industrial que comprende, a demás de la patente, los signos distintivos de la
empresa, como las marcas los nombres comerciales. Los avisos comerciales, las señales
de propaganda, etc.

TRANSFERENCIA DE TECNOLOGIA:

Entendida la tecnología como el conjunto de conocimientos sobre la técnica, por


trasferencia de tecnología entendemos el negocio aquel en que el titular de una industrial
o una marca, etc. Concede el uso de uno de estos a otra persona, para que lo utilice y
obtenga los resultados para los que dicho bien existen, lo que implica transferir la técnica
existente para el uso del bien y de la tecnología que el mismo contiene. Ello significa que
la persona que recibe la transferencia se va a beneficiar con los recursos tecnológicos
que se le dan en transferencia a cambio de una contraprestación que usualmente se
conoce como regalía y que se pagara en la forma que se convenga. Regularmente estos
contratos se celebran entre personas que pertenecen a lugares de desigual desarrollo
tecnológico. De países desarrollados en el campo científico y tecnológico, a países de
poco desarrollo.

El tratadista argentino Juan M. Farina, afirma que la transferencia de La tecnología puede


presentarse con diferentes nombres, aunque cumplan la misma función. Así, podemos
encontrar que los contratos de licencia de KNOW HOW, de información técnica de
asistencia o de consultoría pueden tener el mismo objetivo que la negociación genérica
conocida como “Transferencia de tecnología a ello debe agregarse que la trasferencia de
tecnología como licencia o como KNOW HOW, también forman parte de contratos más
amplios en su cobertura negocial tal como quedó expuesto a tratar el tema de la
franquicia que comprende la autorización para fabricar un producto o prestar un servicio
sujeto a una parte o a una marca propiedad de un titular originario, autorización que
implica transferir toda la tecnología utilizada para la explotación de la patente o marca así
como los “secretos” industriales que permite la correcta explotación de la patente o de la
marca y que se conoce como KNOW HOW. Lo anterior significa que la trasferencia de
tecnología puede presentarse en forma genérica o como prestación de otro contrato. El
tema de contrato de licencia sobre una patente o sobre una marca, ya fue tratada en el
tomo I, al desarrollar los signos distintivos de la empresa. El lector encontrará ahí, el
concepto sobre esta modalidad de trasferencia de tecnología.

Siendo la trasferencia de tecnología un contrato atípico, es necesario recurrir a la doctrina


a efecto de establecer qué términos deben se usuales en un contrato de transferencia de
tecnología. A ese respecto, Farina aconseja el contenido siguiente: a) Tecnología a
transferir; b) Derechos y Obligaciones de cada una de las partes; c) Plazo durante el cual
se ejecutará la trasferencia, su modalidad, fecha de pago, etc., e) Limitaciones a que
queda sujeto el beneficiado, tanto en lo geográfico como en el tipo de negocios; g) Todo lo
referente a la utilización de la tecnología, la guarda de los secretos industriales propios
de la tecnología transferida, la calidad de los productos o servicios que va a
comercializar, h) La modalidad de extinción del contrato; i) La forma de resolver las
controversias entre las partes; j) Otras cláusulas que devengan de la naturaleza del
negocio y de la autonomía de la voluntad de los contratantes,

CONSULTORIA

Esta más ligado a la propiedad del derecho de autor que al derecho de la propiedad
industrial. Para ofrecer el servicio de consultoría pueden existir empresas organizadas
como consultores de distintas materias como la ingeniería, la economía, el derecho, etc.
El consultor puede ser una forma societaria o bien un profesional liberal que trabaja en
forma individual, regularmente como el grado de universitario y que ejerce como
consultor. En caso de una empresa social organizada para ofrecer consultoría, debe
recordarse que, en última instancia y según lo prevé el Código de comercio, será un
profesional el que de la consultoría por tratarse de un servicio que solo puede prevenir de
una persona individual con grado, conocimiento y crédito científico o técnico.

Mediante este contrato, dice Farina, la consultora (generalmente una organización creada
a ese fin) se obliga a suministrarle a la otra parte (consultante) una información o , más
precisamente, un dictamen sobre alguna cuestión tecnológica, comercial, financiera, legal
o de otro orden que requiera un análisis, evaluación y conclusión fundada en
conocimiento de los científicos o técnicos” En el caso de los abogados por ejemplo
pueden ser consultado para que rindan dictámenes sobre asuntos de naturaleza legal, ya
sea que el consultante sea una dependencia pública o una entidad privada. En todo caso
la consultoría implica que el consultado tenga suficientes conocimientos sobre la materia
cuya opinión científica o técnica se le requiere, en el entendido de que la opinión
expresada en la consulta no le vincula al resultado de la ejecución de los actos expresada
en la consulta no lo vincula al resultado de la ejecución de los actos relacionados con
aspectos requeridos. Sin embargo, el dictamen o estudio que se rinda al consultante,
además de los requisitos de todo informe científico o técnico, debería comprender las
alternativas de solución al problema consultado, a menos que solo fuera una solución, a
efecto de que el consultante tome las decisiones que estime adecuadas según sus
intereses. Debe entenderse que el dictamen, luego de ser emitido, puede ser ampliado
aclarado según las circunstancias del consultante o del mismo consultor.
Un aspecto más importante con respecto al consultor es la confidencialidad de su informe
o dictamen. Debe entenderse que si el consultado es un profesional universitario, está
sujeto a las limitaciones que impone el sujeto profesional, de manera que no pueda hacer
público el dictamen a estudio que emita a requerimiento, sin dejar de incurrir en
responsabilidad, si con ello causa un daño o un perjuicio. En todo caso, esa limitación es
propia de cualquier consultor tenga o no grado universitario. En resumen, el resultado de
la consultoría es propiedad del consultante, pues en el fondo se trata de un bien
producido por encargo.

En cuanto a la forma en que puede darse este contrato ella depende de la clase de
relación negociar entre consultante y consultor. En el caso de los abogados consultores,
por ejemplo, ya se dentro de la administración pública o en la empresa privada se suele
dar, en el primer caso, como una relación de dependencia presupuestada o mediante el
contrato de servicios profesionales; y en el segundo como consecuencia de una relación
de dependencia. Aunque a veces se solicita consultorías asiladas sobre un en especifico.
También funcionan empresas profesionales para dar consultoría en materia económica,
análisis de mercado, ingeniería en sus diversas especialidades, estudios actuariales etc.
La relación individual de trabajo, en caso de los profesionales universitarios dependientes
y que ofrecen consultorías dentro de su responsabilidades laborales, y el contrato de
servicios profesionales, son formas en que se puede dar el servicio de consultoría,
aunque nada impiden que se le llame por su verdadero nombre: contrato de consultoría,
en cuanto al contenido o términos propios de este contrato, Farina tomando como
referencia los contratos internacionales de consultoría, recomienda el contenido siguiente:
a)idioma en que se debe rendirse el dictamen; b) número de ejemplares del dictamen; c)
citas de las fuentes científicas, técnicas o bibliográficas consultadas, d) plazo para rendir
el dictamen; e) honorarios y forma de pago. A lo requerimos por Farina podemos agregar
que la materia sobre la cual se consulta, ya sea en forma genérica o sobre un problema
específico, también debe ser parte de los términos de contratación.

CONTRATOS INFORMATICOS.

En la década de 1960 al promulgarse el código civil de Guatemala en perfección de los


contratos escasamente se normaba la celebración del contrato por teléfono “art. 1524”.
Hoy en el inicio del siglo veintiuno la llamada tecnología de punta ha invadido la vida total
de la sociedad, de tal manera que nada está fuera del mundo de la normativa. Y por
supuesto, del mundo de la contratación los mismo bienes o servicios que genera la
electrónica y su tecnología, son objeto de diversos contratos que se nutren de nuevas
figuras jurídicas que integra el llamado derecho de la informática, del cual forma parte la
regulación jurídica de los contratos de los contratos que son propio. En esa idea los
llamados contratos informáticos dice GHERSI “son aquellos que establece relaciones
jurídicas respecto de prestaciones consistentes en transferir la propiedad o el uso y goce
de bienes (informáticos) o prestar servicios (informáticos)”. En este concepto se recoge
todo lo que puede ser objeto de la adquisición de bienes o servicios que nos permita
utilizar toda la gama de satisfactores tecnológico que existe dentro la tecnología de punta.
Si el objeto de los contratos son los bienes y servicios que da la informática, este puede
presentarse como algo físico o material (maquinas, monitores, pantallas, etc); como algo
inmaterial (los programas hardware, disco duro o software blando); como elemento
humano en la medida en que la intervención del hombre hace posible la interconexión del
sistema; la documentación que permite acceder el conocimiento del funcionamiento y
aprovechamiento del sistema; y la asistencia técnica que suele recibir el adquirente del
bien o del servicio cuales quiera de los que se ha señalado como objeto de un contrato
informáticos, puede negociarse en un todo o en forma individualizada; pero, cualquier
negocio sobre estos objetos con figura un cntrato informático que, en todo caso no agota
el objeto contractual pues cada día el avance de esta tecnología se va extendiendo y ello
amplia el radio de estos contratos.

Si regresamos al estudio general de las obligaciones mercantiles, debemos decir que


estos contratos se concluyen por adhesión. Todas las cláusulas en las que se expresa el
negocio, han sido pre redactado por quien ofrece los bienes o servicios informáticos, con
la particularidad de que por el poco conocimiento que se adquiere tiene sobre la
terminología y el alcance de los términos, su desventaja sobre la otra parte es más grande
que frente a otros contratos comunes que se concluye por adhesión. En ese sentido, las
reglas para la interpretación del contrato informático en caso de conflicto, se vuelve más
escritas en su interpretación. Estimamos también de mucha importancia y alcance legal
señalar dos condicionantes que debe funcionar según Ghersi, en estos contratos,
particularmente como obligación de quien da el bien o el servicio y a favor de quien lo
recibe: a) la compatibilidad, como obligación de proporcionar un bien o servicio que le
permita el usuario utilizar los bienes o servicios que ya tiene si fuere el caso. O sea que lo
que se adquiere como nuevo, sea compatible con lo que ya se tiene, algo que resulta
ilusorio porque la producción moderna pareciera ser de naturaleza desechable. b) la
modularidad, que sería la posibilidad de que lo que se adquiere sea posible ampliarlo en
el servicio que presta mediante adquisiciones futuras según el adelanto de la tecnología
que también nos parece utópico pues común escuchar que una computadora ya ha caído
en desuso por el trascurso del tiempo.

En resumen dentro de los contratos informáticos se puede señalar los siguientes:


Compra, venta o arrendamiento de equipo procesamiento de datos, desarrollo de
programas mantenimiento de sistemas consultoría de sistemas o software etc.

ASISTENCIA ADMINISTRATIVA

El contrato de asistencia administrativa, conocido como “ management” en ingles ¿, es un


contrato que se da, regularmente, entre sociedades mercantiles. Si existe una sociedad
cuyo objeto societorio es administrat a otras sociedades, entonces se negocia el contrato
de asistencia administrativa, pues ello significa gerenciar, administrar o gestionar a una
sociedad que confía en otra la dirección de sus negocios. Si nos trasladaos al campo del
servicio profesional liberal, se puede decir que la sociedad que presta la asitencia
administrativa es equivalente a lo que haría un administrador de empresas o un ingeniero
industrial, profesiones que de alguna manera cumplen funciones similares, aunque no
exactamente iguales.
Si este contrato lo califica la doctrina como propio del funcionamiento de los antes
societarios, estimamos que en Guatemala no existe experiencia practica. Al resolver el
índice de formación de sociedades, no se encuentra alguna cuyo objeto social sea el
administrar a otras sociedades. En tal caso, la fuente de las prestaciones de las partes
habría que encontrarla en las normas que rigen el funcionamiento de las sociedades
mercantiles, y no en las que rigen la contratación privada, pues, confiarle a la
administración de una sociedad a otra sociedad, implica entender bien el tema de la
administración y de la delegación de la función interna y externa de la representación, que
originalmente esta confiada al órgano administrativo, y por delegación a los gerentes, sin
embargo creemos que si el contrato es compatible con el principio de que lo que no está
jurídicamente prohibido, esta jurídicamente permitido, ya dependerá del conocimiento y
asesoría del notario que autorice la formalización del contrato, que pueda negociarse una
relación jurídica de esta naturaleza sin contradecirse con el Código de Comercio en
materia de sociedades.

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