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CODEX CALLIS IANVS

LIBER V
LA LOGIA DE OCCIDENTE

-V-

EL CAMINO
Lugus, dios principal del panteón celta y Ianus, etrusco-latino, compartían
entre sus características la de ser el dios-rey de sus pueblos, la de soportar
el equilibrio del Universo, ser los dioses de las artes, los fundadores de
ciudades capitales y tenían la posibilidad de ver el futuro, además de
compartir las celebraciones equinocciales y solsticiales. Entre estas fechas,
el Lughnasa, la ceremonia principal que se celebraba en la Galia en la
ciudad de Lyon (Lugu-dunum) el día primero de agosto, al concluir las
cosechas, se celebraba el festival de Lugus, el dios-rey. En esta celebración,
la más importante para estos pueblos, se celebraba el hierogamos o
matrimonio sagrado de Lugus con la Tierra.

Octavio Augusto, Pontífice máximo de la religión en el Imperio y


verdadero conocedor, por ello, de los cultos oficiales e indígenas, no tuvo
duda en reconocer a Lugus como una representación más de Ianus. Ambos
dioses pueden ser clasificados como dióscuros, eran dioses gemelos
representantes del pueblo productor. De Augusto dependía en Roma el
culto a Ianus y él conocía perfectamente la trascendencia de su significado
sagrado.

Augusto fundó un nuevo culto en Lyon (Lugudunum "la ciudad de


Lugus"). En el día primero de agosto del año 12 a.C. con la inauguración,
por su hijastro Druso, (caballero que pertenecía a la orden ecuestre) del
santuario federal de las Galias, y ocupando el lugar del dios galo, Lugus, en
el Lughnasa. Ese día le estaba consagrado y las ceremonias religiosas que se
celebraban atraían a multitud de personas, que provenían de todos los
territorios de origen celta, convirtiéndose en asambleas públicas en las que,
el comercio, los asuntos políticos, los juicios y los juegos se repartían la
atención de los congregados.

Augusto estableció así un nuevo culto, en la fiesta celebraba en


Lugudunum, capital de la Galia romana, y dirigió hacía su persona el rito
sagrado, que consagrada al más popular de los dioses galos, con la
intención de recabar hacía sí la fidelidad de sus súbditos. Augusto
usurpaba la figura del dios-rey galo colocándose él al frente.

La ciudad sagrada de Lucus Augusti, fundada en el mismo momento en


que este proceso se producía en la Galia (año 12 a.C.), congregó en su
fundación varios aspectos sagrados de la tradición romana. Su cosmografía
a Ianus, dios del equilibrio del Universo, como puerta a lo celestial,
realizada de acuerdo a las ciudades templum del rito de la Ciencia Sagrada
y su directa dedicación al Emperador, recibiendo el singular nombre en el
Imperio de Lucus Augusti.

Augusto usurpó, en ese momento y de manera simultánea, la simbología


de Lugh, dios indígena principal en la Galia, asumiendo la máxima
posición en la jerarquía sagrada indígena.

Así pues, la fundación de la nueva ciudad de Lucus Augusti en Gallaecia,


tuvo un valor ritual, equiparable al realizado en ese mismo año en la
ciudad de Lugudunum. De esta manera Augusto reforzaba su posición
sagrada frente a los pueblos de todo el Occidente, asegurándose así su
fidelidad y cooperación.
La elección del nombre de la nueva ciudad de Lucus Augusti permite
comprobar la acertada utilización de los símbolos, por parte de Augusto,
identificando su persona con la deidad de Lugh, con similar intención a la
usurpación en el Lughnasa, pero mucho más sutil. La nueva ciudad,
señalada por los augurios de las aves, es fundada por el nuevo dios Lugh y
recibe su nombre. No es difícil imaginar el uso por los nativos como
nombre de la ciudad, el de Lugus Augustus, en lugar del latino original
Lucus Augusti.

Augusto se aseguraba, con la fundación de la nueva ciudad, las garantías


necesarias para el contento de los dioses romanos y el contento de los
hombres galos, aunando la devoción de todos hacía su persona, con lazos
mucho más fuertes que las legiones.

La ciudad fundada en el año 12 a.C. recibe, aún hoy, después de más de


dos milenios, el nombre de Lugo, rey de los dioses.

Octavio Augusto establece el nacimiento del nuevo y monumental "Callis


Ianus", el sendero de Jano, como consecuencia de la existencia previa de
"peregrinaciones" hacia los lugares de culto indígenas en las fiestas
principales, tales como el Lugnhasa del 1º de agosto y por producirse la
fundación de la ciudad sagrada de Augusto, como el nuevo centro de valor
ecuménico, tanto para los pueblos indígenas como para los romanos que
habitasen estas tierras.

Lucus Augusti será, para los representantes de todos los pueblos celtas, el
nuevo lazo efectivo, lazo cuya fuerza residía precisamente en su carácter
esencialmente tradicional.

La nueva celebración del 1º de agosto, en Lucus Augusti, coincide, a partir


de este momento, con varias decisiones tomadas por el propio Octavio
Augusto.

El cambio de nombre del sexto mes del calendario romano antiguo, por el
del propio Augusto, nos permite comprender el carácter sagrado que este
tiempo pasa a representar en el ciclo anual.

La dimensión del nuevo centro del Mundo, fundado por Octavio en el


Occidente, tiene la función de recoger la tradición antigua, que señala a esta
región como el lugar donde la divinidad solar descansa durante la noche, la
verdadera casa de Dios.

Octavio pone en marcha la configuración del sendero de Jano, como


trayecto iniciático hasta el nuevo templo de Occidente, sirviéndose de las
peregrinaciones celtas hasta los lugares del dios indígena Lugh y sin
olvidar, que es el propio dios el dueño del camino, del sendero de estrellas,
de la vía láctea que recibe el título celta de la cadena de Lugh.

Así, desde las diferentes colonias romanas y ciudades indígenas, se


establecen unos recorridos que permitan a los peregrinos la realización de
este camino iniciático, hasta la Ciudad de la Luz. Desde Lugdunum,
Augustudunum, Lutecia, Narbo, Nimes y Burdigala. Estas rutas quedan
dispuestas sobre las nuevas vías romanas y conducen, desde los diferentes
territorios galos, a su paso por los Pirineos y posteriormente se dirigen, por
el Norte de Hispania, hacia Lucus Augusti.

Estas vías se establecieron bajo la protección directa de los Caballeros de la


Orden Ecuestre. Ellos se encargaban directamente del buen estado de las
comunicaciones entre los diferentes enclaves, del correcto
acondicionamiento de los albergues que, para los caminantes, se
establecieron en las rutas, y de salvaguardar de malhechores los recorridos
marcados con la señal de Arkho.

El sendero de Ianus alcanzaba las tierras de la Gallaecia llegando a Astúrica


Augusta. Desde esta ciudad se alcanzaba la zona de la actual zona del
Bierzo, desde donde Bergidium se dirigía hasta la actual villa de Sarria. En
este enclave existía la puerta Sur al territorio sagrado de Arkho, este lugar
era el señalado por la parte alta del bastón del Príncipe, que tiene la misma
forma que la letra rho. Desde el enclave de Sarria se tomaba el sendero que,
siguiendo la dirección del bastón, alcanzaba el enclave de Nadela.
Posteriormente, se llegaba a la Ciudad Sagrada, por su puerta Sur y
directamente desde ella, por el cardo máximo, se alcanzaba el Capitolio y el
lugar donde se encontraba el Ara Augusti, Sacramentum de la Paz.

Existían otros dos caminos de llegada a la ciudad Sagrada de Augusto.


Desde el Este, por la vía que procedía de la cornisa cantábrica, el enclave de
llegada a la tierra santa estaba situado en el actual Castroverde (enclave de
la letra alfa), y desde ahí se alcanzaba la puerta Este de la ciudad y
ascendiendo por el decumanus máximo se llegaba al ara augusti, en el Foro
de la urbe.

Desde el Oeste, una vez alcanzado el enclave de Friol, (enclave de la letra


omega) el camino se dirigía a la puerta Oeste de la ciudad y también, por el
decumanus máximo, se llegaba al lugar sagrado del altar a Augusto y
Roma.
El Callis Ianus, o Sendero de Jano, representaba, en el territorio virgen de la
Gallaecia, la vía iniciática de la tradición primordial. Su cometido era llevar
a los hombres al lugar donde el dios Sol se oculta para pasar la noche; el
lugar donde se encuentran los misterios del Cosmos y a donde debemos
dirigirnos, todos los hombres, para alcanzar la justicia y la paz. Desde
Lucus Augusti esta ruta sagrada tomaba la dirección de salida desde la
puerta Norte. Los tres caminos de llegada, que provenían de los tres
enclaves señalados por las letras-símbolos de la Triada de Arkho y
confluían tomando el trayecto descendente hacia el Norte por el bastón
simbolizado por letra Rho. Así, tras seis días de camino, se llegaba al Ara
Solis, en el Finis Térrea y se cumplía el ritual de devoción frente al lugar
donde el Astro Dios se ocultaba.

ARA SOLIS

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