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Cibernética, cognitivismo y conexionismo: hombres y

máquinas

Dupuy (1996), en su libro "en los origenes de las ciencias


cognitivas", hace un registro y un balance de las famosas Conferencias
Macy, que se realizaron entre 1943 y 1953, reuniendo regularmente un
grupo heterogéneo de investigadores que “tenía como ambición
edificar una ciencia general del funcionamiento de la mente” (p. 9).
Pretendían pensar la mente con herramientas lógicas de modo que los
seres vivos fuesen estudiados como “máquinas naturales”, es decir,
lógicas. Y tambien pretendian viabilizar la construcción de máquinas
lógicas que presentasen características inteligentes. En esas
conferencias, a donde acudian los investigadores de las más diversas
áreas
— matemáticos, físicos, lógicos, fisiologistas, linguistas, psicólogos,
antropólogos, economistas, sociólogos, y un único psicoanalista y
neurologista de formación —, fueron formulados y desarrollados los
conceptos de información, sistema, feedback, y más programación,
automatización, comunicación, simulación, para citar solo algunos.
Dupuy (1996) resume de manera inestimable el alcance de las
contribuiciones de la cibernética a nuestra época:

Su projecto teórico [de la cibernética], ideológico y técnico


moldeó nuestra época como ningún otro. Ella... introdujo la
conceptualización y el formalismo lógico-matemático en las
ciencias del cerebro y del sistema nervioso; concibio la
organización de las máquinas de procesamiento de información
y lanzó los fundamentos de la inteligencia artificial; produjo la
“metaciencia” de los sistemas, la cual dejó su marca en el
conjunto de las ciencias humanas y sociales, de la terapia
familiar a la antropología cultural; inspiró fuertemente
innovaciones conceptuales en la economía, en la investigación
operacional, en la teoría de la decisión y de la elección racional,
en la teoría de juegos, en la sociología, en las ciencias de lo
político y en muchas otras disciplinas; proveyó en el momento
oportuno a varias “revoluciones científicas” del siglo 20
–, muy diversas, pues van de la biología molecular a la relectura
de Freud hecha por Lacan –, las metáforas de que necesitaban
para señalar su ruptura en relación a paradigmas establecidos.
(p. 44)

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La ciencia, que en aquel momento se constituía, se presenta
aún hoy como interdisciplinar, reuniendo diferentes investigadores en
torno de un objetivo aparentemente comun: lo de construir una ciencia
fiscalista de la mente a partir de una nueva concepción de máquina.
Todavia, para construir tal ciencia — dicha nueva — era
necesario utilizar conceptos provenientes del domínio de la
investigación de la mente. Se presentava, en ese momento, una grave
cuestión. Conceptos como percepción, atención, memória, lenguaje,
procesos creativos, etc., eran áreas de la psicologia, desde la
psicología de las facultades wundtianas y habian sido alejados por ser
considerados no científicos por los comportamentalistas. El projecto de
una psicología que incluyera tales preocupaciones permanecía en la
corriente gestaltista — Además, muy presente en el grupo inicial de las
conferencias Macy, de la cual participaron psicólogos gestaltistas
notables como W. Köhler, K. lewin y m. Wertheimer. Aquella época, los
ciberneticistas necesitaban de esas conceptualizaciones a fin de poder
lidiar con la cuestión del conocimiento: ¿como se conoce el mundo?
¿como un ser vivo constituye su capacidad de lidiar con las situaciones
percibidas y memorizadas? Solamente asi sería posible construir algun
artefacto que tuviese alguna característica “humana”.
Tanto Dupuy (1996) como Varela et al. (1991) consideran
fundamental el papel de mcCullogh (neuropsiquiatra) y Pitts
(matemático) en la formulación de una “neurología de la mente”. Su
artículo inicial data de 1943, con el título “A logical Calculus of the
Ideas Immanent in Nervous Activity” (mcCullogh & Pitts, citados en
Dupuy, 1996). Basados en la tesis de Turing, afirmaban ser, la mente,
una máquina lógico-matemática encarnada en el organismo. El modelo
de cerebro propuesto tenía la forma de una red neuronal, o sea, una
red de conexiones entre neuronas tratados como calculadoras
artificiales. Es interesante notar que los autores fueran corrigiendo y
haciendo más complejas sus concepciones. Asi, ya en 1946,
presentaron sus primeras ideas sobre redes aleatorias, capaces de
funcionar con “ruido”, con los conceptos relacionados del papel del
azar y del aprendizaje.
Ya a partir de finales de la década del 50, en opocición al
comportamentalismo que rechazaba el estudio de los estados mentales
internos, comenzaba a adquirir relevancia el cognitivismo. Esa
tendencia abogaba por la complejidad del estudio del comportamiento
humano y el retorno de temas como la intencionalidad de los actos
mentales y la consecuente responsabilidad del individuo frente a ellos.
Turkle (1995) señala que al final de la década del 60, “la presencia del
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computador legitimó el estudio de la memoria y de estados internos en
la psicología. Los ingenieros estaban usando términos mentalistas que
los psicólogos ‘soft’ querían usar, pero habían aprendido que no eran
científicos” (p. 128). Turkle (1995) se estaba referiendo a terminos
como “objetivos”,“pensamientos” e “intenciones” que habian sido
excluidos del léxico psicológico por los comportamentalistas.
A partir de los numerosos desarrollos tecnológicos mencionados
anteriormente, el movimiento cognitivista participó de la articulación de
las nuevas áreas científicas que se proponían a crear artefactos que
pudiesen simular el comportamiento mental racional. Tenemos, asi,
psicología, filosofía de la mente, lógica, cibernética, teoría de la
información, biología, física, química, linguística, buscando la
integración necesaria para el desarrollo de una “máquina inteligente”,
esto es, de computadores cada vez más sofisticados que pudiesen
hacer una simulación del comportamiento humano.
Más genéricamente, la ciencia cognitiva estudia la naturaleza de
la relación mente/cerebro. Sin embargo, diferentemente de la
psicología, ella comienza a desarrollar la concepción de que el modelo
más viable para estudiar la mente/cerebro sería el computador, en la
medida en que este sería capaz de reproducir algunas capacidades y
funciones de la mente humana. Está, por tanto, interesada en utilizar
procesos conputacionales e informacionales para entender los
procesos cognitivos, o mejor, en usar conceptos computacionales para
explicar la mente/cerebro. La fórmula “mente/cerebro” pertenece a las
analogías hechas entre la mente y el computador. Asi, la mente seria
análoga al software y el cerebro, al hardware y tal como el computador
consiste en hardware e software, la persona consistiría en cerebro y
mente (Dennett, 1985; Searle, 1998). Esa seria la Inteligencia Artificial
(IA) fuerte, segun la denominación crítica de Searle (1998), destinado
al fracaso en la medida en que rechaza la materialidad corporal
característica de todo ser vivo.
Si esa habia sido la orientación central de la Ciencia Cognitiva
de los años 50 a los años 70, la década de 80 conoció una nueva
tendencia, el conexionismo, que retomaba algunos conceptos de la
cibernética. Anclado en el exito de investigaciones en el campo ya
entonces denominado de neurociencia, el conexionismo tenía como
una de sus prioridades simular el carácter autoorganizador del cerebro
humano. Los investigadores utilizaron simulaciones en computador de
redes neurales o de procesos biológicos. Crearon simulaciones con
‘neuronas’ artificiales o formas, ‘sinapsis’, etc., como se hacen
simulaciones meteorológicas o de construcciones de edificios,

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utilizandose varias herramientas matemáticas como las lógicas
paraconsistentes o las lógicas nebulosas. En esa nueva tendencia,
llamada de Inteligencia Artificial emergentista, tambien encontraba
lugar el conocimiento más reciente de la neurociencia sobre la
arquitectura neuronal: la existencia de redes neurales, el
procesamiento de la información en paralelo, la influencia de los
neurotransmisores sobre el funcionamiento cerebral.
Turkle (1995) afirma que una analogia diferente con el cerebro
fue fundamental para el conexionismo. Asi, la forma más adequada de
construir una “máquina inteligente” seria simular el modo de
funcionamiento cerebral. El haria las conexiones “bottom-
up”(ascendientes), y en el “top-down” (descendientes): el sistema
aprendería a través de una cantidad inmensa de diferentes conexiones
y, en ese sentido, seria imprevisible y no determinista. El modelo
conexionista no es construído sobre reglas, por ejemplo, para
reconocer rostros humanos, pero “entrena” una red de neuronas
artificiales que es “recompensada” al reconocer correctamente un
rostro. El sistema en el cual ese procedimiento se basa es aquel donde
no existe un único programa que rige todo el sistema. Por el contrario,
se trata de un conjunto de “pequeños programas chamados ‘agentes’,
cada uno con un conjunto pequeño y bien delimitado de reglas a seguir
y un pequeño conjunto de datos en el cual basa sus decisiones” (turkle,
1995, p. 130).
Em resumen, el conexionismo toma como modelo redes de
neuronas formales y busca construir un sistema cognitivo pertiendo de
elementos simples que puedan conectarse entre si a través de
conexiones. Su concepción básica es que el pensamiento humano no
procede por pasos lógicos, y si a través de la interacción entre micro
unidades de información, de la cual emerge la solución de un
problema. En una red conexionista, no se procede a la resolución de
problemas por cálculos en sequências de pasos lógicos. Diversamente,
se opera em paralelo, sin control central, por un efecto de las
interacciones locales. Para el conexionista, la cognición emerge de
estados globales en una red de componentes simples, con reglas
locales que generan las operaciones individuales y reglas de cambio
que generan los vínculos entre los elementos.

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