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Preparación y suministración - las reacciones de nuestro organismo

Ésta es la fórmula definitiva del Aloe Vera del Padre Romano Zago:

INGREDIENTES:
Medio kilo de miel de abeja (miel biológica de acacia)
40-50 ml (unas 6 cucharadas) de destilado (aguardiente, coñac, whisky,
etc.)
350/400 gramos de hojas de Aloe vera /Aloe Arborescens.

¿CÓMO SE PREPARA?

La respuesta nos la da el propio Padre Zago: “Se eliminan las espinas de los
bordes de las hojas y el polvo depositado en ellas, utilizando un trapo seco o
una esponja. Después se cortan a trozos las hojas (sin quitar la corteza) y se
meten en la batidora junto a la miel y al destilado elegido. Se bate bien y el
preparado está listo para su consumo. No hay que filtrarlo, ni cocerlo, sino
sólo conservarlo con cuidado en el frigorífico dentro de un envase oscuro,
bien cerrado”.
Las dosis que aconseja el Padre prevén la ingestión de una cucharada sopera
media hora antes de cada una de las tres comidas principales. Se debe agitar
bien el producto antes del uso. Una vez terminado el primer frasco, se
recomienda someterse a una visita médica para comprobar el estado de la
enfermedad. Según sea el parecer del facultativo, después de una pausa de
varios días, se puede repetir el ciclo del tratamiento, hasta la eliminación del
mal.

Debe utilizarse una planta madura de aloe, es decir de al menos cuatro años,
y es importante que la miel sea también de óptima calidad y sobre todo
natural, precisamente a causa de su carácter de “portadora” de las sustancias
benéficas contenidas en el aloe.

Por lo que se refiere a las reacciones que la suministración del aloe puede
causar, el Padre Romano Zago advierte que no deben asustarnos. En efecto,
suponen la expulsión, la liberación completa de las sustancias impuras por
parte de nuestro organismo, y sobre todo, cuando se producen, tienen una
duración limitada, de uno a tres días como máximo.

Por tanto, la persona que toma la bebida a base de aloe puede experimentar
erupciones cutáneas, o diarrea o en los casos más acentuados, conatos de
vómito: pero, según el Padre Romano, ello indica que se va por el buen
camino, y que los esfuerzos realizados comienzan a dar sus frutos. Todos
pueden emplear este preparado , aunque se desaconseja su uso a las
embarazadas, por su particular condición.
Aloe Arborescens - Conferencia Padre Romano Zago

Conferencia en sevilla con padre romano zago presentando su libro en


español,
"La Aloe no es un medicamento pero cura"

¿Quién es el Padre Romano Zago?

Romano Zago, de ascendencia italiana, nace el 11 de abril del 1932 en Brasil,


en el actual municipio de Progreso. Con sólo once años entra en el seminario
Seráfico "San Francisco" de Taquari donde termina sus estudios. Se hace
novicio en el 1952. Estudia Filosofía en Daltro Filho y Teología en Divinípolis,
en el Mato Grosso. Se ordena como sacerdote en la Orden de los Frailes
Menores y muy pronto recibe el nombramiento como profesor en el seminario
de Taquari donde había iniciado sus estudios. En el 1971 consigue también el
título de licenciado en Letras y enseña Francés, Español, Portugués y Latín en
diversos centros pertenecientes a su Orden. En 1991 es enviado a Israel,
donde continúa su labor de enseñanza a los jóvenes.
Actualmente vive y trabaja en Brasil, a donde regresó al término de su misión
en Tierra Santa.

Una bebida "extraordinaria"

Es en Israel donde el Padre Romano realiza su descubrimiento. El Aloe vera, o


Sábila, muy abundante en la región, es la "materia prima" en la que concentra
su atención en los momentos de ocio. "Ya conocía la planta - declarará
después el religioso - En Brasil, mi madre nos la daba siempre como lenitivo,
cuando de niños nos heríamos mientras jugábamos o para tantos otros
pequeños percances relacionados con daños físicos. Pero entonces no creía
que una planta tan menuda y difundida pudiese tener un poder curativo tan
grande".

Mezclando el jugo que se obtiene al batir las hojas de la planta con simple
miel de abejas y aguardiente, se consigue un compuesto con unas propiedades
curativas extraordinarias. Sus primeros "pacientes", a quienes el Padre
Romano da algunas dosis de la solución, son sus conciudadanos cristianos,
hebreos, y musulmanes, indistintamente.

La investigación del Padre Romano Zago se publica en la conocida revista


"Tierra Santa" y en otras importantes publicaciones especializadas. Así
comienza la notoriedad para el monje franciscano y su elixir de larga vida. A
su regreso a Brasil en 1995, el Padre Romano Zago divulga ulteriormente su
fórmula, y empieza a dedicarse de forma continua a sus experimentaciones y
al cuidado de los enfermos más graves y desesperados. Convencido por las
numerosas curaciones asombrosas, recoge su experiencia en el libro “O cancer
tem cura” (“Di cancro si può guarire” - “Es posible sanar del cáncer”) edición
italiana Adle ediziones, Padua), en el cual el Padre Romano expone con
sencillez y claridad la práctica de la cura de la “enfermedad del siglo” a
través de su bebida extraída del Aloe. “Si algunos se han curado valiéndose de
este método simple y económico, ¿por qué no darles la misma oportunidad a
más personas? Este es mi único objetivo”, explica en su libro el Padre Romano
Zago.

En el volumen, entre otros capítulos dedicados a explicar la fuerza del


preparado, respondiendo también con precisión a algunas de las preguntas
más comunes que pueden surgir frente a las posibilidades revolucionarias del
producto, destaca el capítulo “Internacionalización de la fórmula”. En él se
explica que la bebida a base de Aloe ha recibido poco a poco gran acogida en
muchos países, adquiriendo dignidad de tratamiento completo contra graves
enfermedades, y se recogen numerosísimos testimonios de personas
completamente curadas gracias a la ingestión de este líquido.

En 1998, el Padre Romano Zago autorizó a una industria brasileña a producir


en su nombre el compuesto a base de Aloe. Y fue entonces cuando comenzó la
historia del “Aloe vera del Padre Romano Zago” , bebida elaborada conforme
a la fórmula original, y comercializada en muchos países.
En el mismo año se creó la Fundación "Fray Romano Zago", que además de
ocuparse en tareas humanitarias de ayuda a personas con dificultades y de
solidaridad en general, realiza una intensa actividad de difusión e
investigación de las ventajas y de las propiedades curativas de los productos
naturales, entre los que el Aloe ocupa, obviamente, un lugar de primer plano.

Cómo descubre la fórmula

“Honestamente no pretendo ser considerado como el creador o el inventor del


método, ni mucho menos presentarme como el pionero, o sea, como el
primero que ha aplicado esta fórmula con éxito. Eso no se correspondería con
la realidad. Otros, mucho antes que yo, deberían atribuirse legítimamente ese
derecho”. (“Di cancro si può guarire” - “Es posible sanar del cáncer”
ediciones Adle, Padua, pag. 5).

Con estas palabras, el Padre Romano Zago quiere resaltar el hecho de haber
sido el principal difusor, aunque no el inventor de la fórmula. En realidad, él
la ha recogido de la sabiduría popular, de la gente de las chabolas con quien
él trabajaba y de las enseñanzas de otros padres franciscanos, como el padre
Arno Reckzigel, que fue Padre provincial durante su estancia en Rio Grande do
Sul.
El mérito del Padre Romano Zago, este humilde pero incansable fraile
franciscano, es el de haber perseguido, con gran determinación y constancia,
la divulgación de la solución a base de aloe, que él perfeccionó, primero a
través de la suministración directa a la infinidad de personas que acudían a él
en busca de obtener al menos una esperanza de curación en el momento
difícil de la “enfermedad del siglo”, para ellas mismas o para sus familiares; y
posteriormente con diversas publicaciones que han dado notoriedad a la
fórmula del Aloe vera del Padre Romano Zago incluso en Occidente, entre las
cuales se puede mencionar “O cancer tem cura”, el libro editado en Italia por
Ediciones Adle de Padua con el título “Di cancro si può guarire” (“Es posible
sanar del cáncer”).
La justificación de los ingredientes

El éxito especial de la fórmula se debe a sus tres ingredientes:


principalmente, el aloe, además de la miel y el aguardiente. ¿Por qué se han
elegido la miel y el aguardiente (o coñac, o brandy) para acompañar las
propiedades del aloe? “La explicación es simple” dirá el propio Padre Romano.
Y efectivamente es así. La miel, siempre que se trate de miel de abeja,
natural y no (demasiado) tratada, tiene la propiedad de transportar, de
conducir, las sustancias curativas contenidas en el jugo del aloe hasta los
receptores más remotos de nuestro organismo, consintiéndole ejercitar su
acción benéfica.

Por su parte, el aguardiente efectúa una acción de vasodilatación, es decir,


ensancha los vasos sanguíneos facilitando la depuración general del
organismo. La sangre puede así purificarse, eliminando las sustancias
patógenas. Por lo demás, el organismo humano no podría absorber
íntegramente el líquido viscoso y rico de propiedades, la aloína - que mana de
la planta de aloe cuando se le practica una incisión - sin disolverlo en un
destilado.

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