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Receta
• ½ kilo de miel de abeja pura (sin azúcar ni otras mezclas).
• 2 ó 3 hojas de sábila (penca o Aloe Vera) las que, puestas en fila india, deben medir 1 metro más o
menos.
• 3 ó 4 cucharadas soperas de whisky, coñac, aguardiente, araq.
Preparación
Nota Si la persona es diabética, o es alérgica a la miel, se puede sustituir la miel de abeja por ½ kilo de
batido de fruta (manzana, por ej.), legumbre o verdura para crear el contraste.
Si la persona no puede beber licor (alcoholismo, problemas de páncreas), entonces no se agrega.
La sábila ideal es aquella que tiene manchas blancas y de cuyo centro sale un tallo o asta, cuya
extremidad superior se cubre de flores, generalmente anaranjadas (aunque cualquier variedad es buena).
Cuando la planta tenga flor, NO se debe utilizar para hacer el remedio, ya que el tallo de la flor recoge
todas las propiedades de las hojas.
Se debe evitar recoger las hojas de sábila enseguida después de la lluvia, ya que se llenan de agua.
Se deben cortar las hojas una semana después de la última lluvia. También se deben escoger plantas
que no estén expuestas a contaminantes.
Las hojas se deben cortar muy temprano en la mañana o en la tarde, para evitar los rayos ultravioleta que
penetran en el día. Se cortan las hojas que están más abajo, más cerca de la tierra, que son las más
viejas, pero que estén sanas. Se cortan lo más cerca de la planta.
Es preferible que la planta tenga de 4 a 5 años de sembrada, aunque en caso de necesidad, puede ser
más joven.
Conviene que la persona aquejada de cáncer, durante los días que esté tomando esta poción, evite
alimentarse con carne de cualquier clase, así como derivados de origen animal. También se deben evitar
las bebidas gaseosas. Es bueno comer cereales (granos), frutas, verduras, legumbres.
El batido o remedio de sábila se debe tomar tantas veces como sea necesario hasta alcanzar la cura,
descansando de 5 a 10 días entre cada frasco que se tome. En casos graves, se pueden tomar varios
frascos seguidos.
Si la persona no tiene cáncer, debe tomar este remedio como preventivo, unas 2 veces al año, o cada 3 ó
4 meses.
Posibles reacciones
Si al tomar el remedio, nota cambios como erupciones en el cuerpo, forúnculos, un poco de diarrea, orinar
con más frecuencia, ampollas y cualquier otra reacción, no se preocupe. Esto es muestra de que la
poción está haciendo efecto y está limpiando la sangre. Sin embargo, a otras personas no les causa
reacción alguna, aunque les esté limpiando el organismo.
Esta receta ha sido difundida por Fray Romano Zago, franciscano brasileño, y ha curado a cientos de
personas en diferentes partes del mundo.
http://gatoentexas.blogspot.com/2011/01/testimonio-de-sanacion-de-cancer-con-la.html
Romano Zago, de ascendencia italiana, nace el 11 de abril del 1932 en Brasil, en el actual
municipio de Progreso. Con sólo once años entra en el seminario Seráfico "San Francisco" de
Taquari donde termina sus estudios. Se hace novicio en el 1952. Estudia Filosofía en Daltro
Filho y Teología en Divinípolis, en el Mato Grosso. Se ordena como sacerdote en la Orden de
los Frailes Menores y muy pronto recibe el nombramiento como profesor en el seminario de
Taquari donde había iniciado sus estudios. En el 1971 consigue también el título de licenciado
en Letras y enseña Francés, Español, Portugués y Latín en diversos centros pertenecientes a
su Orden. En 1991 es enviado a Israel, donde continúa su labor de enseñanza a los jóvenes.
Actualmente vive y trabaja en Brasil, a donde regresó al término de su misión en Tierra Santa.
Es en Israel donde el Padre Romano realiza su descubrimiento. El Aloe vera, o Sábila, muy
abundante en la región, es la "materia prima" en la que concentra su atención en los momentos
de ocio. "Ya conocía la planta - declarará después el religioso - En Brasil, mi madre nos la daba
siempre como lenitivo, cuando de niños nos heríamos mientras jugábamos o para tantos otros
pequeños percances relacionados con daños físicos. Pero entonces no creía que una planta
tan menuda y difundida pudiese tener un poder curativo tan grande".
Mezclando el jugo que se obtiene al batir las hojas de la planta con simple miel de abejas y
aguardiente, se consigue un compuesto con unas propiedades curativas extraordinarias. Sus
primeros "pacientes", a quienes el Padre Romano da algunas dosis de la solución, son sus
conciudadanos cristianos, hebreos, y musulmanes, indistintamente. La investigación del Padre
Romano Zago se publica en la conocida revista "Tierra Santa" y en otras importantes
publicaciones especializadas. Así comienza la notoriedad para el monje franciscano y su elixir
de larga vida. A su regreso a Brasil en 1995, el Padre Romano Zago divulga ulteriormente su
fórmula, y empieza a dedicarse de forma continua a sus experimentaciones y al cuidado de los
enfermos más graves y desesperados. Convencido por las numerosas curaciones asombrosas,
recoge su experiencia en el libro “O cancer tem cura” (“Di cancro si può guarire” - “Es posible
sanar del cáncer”) edición italiana Adle ediziones, Padua), en el cual el Padre Romano expone
con sencillez y claridad la práctica de la cura de la “enfermedad del siglo” a través de su bebida
extraída del Aloe. “Si algunos se han curado valiéndose de este método simple y económico,
¿por qué non darles la misma oportunidad a más personas? Este es mi único objetivo”, explica
en su libro el Padre Romano Zago. En el volumen, entre otros capítulos dedicados a explicar la
fuerza del preparado, respondiendo también con precisión a algunas de las preguntas más
comunes que pueden surgir frente a las posibilidades revolucionarias del producto, destaca el
capítulo “Internacionalización de la fórmula”. En él se explica que la bebida a base de Aloe ha
recibido poco a poco gran acogida en muchos países, adquiriendo dignidad de tratamiento
completo contra graves enfermedades, y se recogen numerosísimos testimonios de personas
completamente curadas gracias a la ingestión de este líquido.
En 1998, el Padre Romano Zago autorizó a una industria brasileña a producir en su nombre el
compuesto a base de Aloe. Y fue entonces cuando comenzó la historia del “Aloe vera del
Padre Romano Zago”, bebida elaborada conforme a la fórmula original, y comercializada en
muchos países.
En él mismo año se creó la Fundación "Fray Romano Zago", que además de ocuparse en
tareas humanitarias de ayuda a personas con dificultades y de solidaridad en general, realiza
una intensa actividad de difusión e investigación de las ventajas y de las propiedades curativas
de los productos naturales, entre lo que el Aloe ocupa, obviamente, un lugar de primer plano.
El éxito especial de la fórmula se debe a sus tres ingredientes: principalmente, el aloe, además
de la miel y el aguardiente. ¿Por qué se han elegido la miel y el aguardiente (o coñac, o
brandy) para acompañar las propiedades del aloe? “La explicación es simple” dirá el propio
Padre Romano. Y efectivamente es así. La miel, siempre que se trate de miel de abeja, natural
y no (demasiado) tratada, tiene la propiedad de transportar, de conducir, las sustancias
curativas contenidas en el jugo del aloe hasta los receptores más remotos de nuestro
organismo, consintiéndole ejercitar su acción benéfica.
Por su parte, el aguardiente efectúa una acción de vasodilatación, es decir, ensancha los vasos
sanguíneos facilitando la depuración general del organismo. La sangre puede así purificarse,
eliminando las sustancias patógenas. Por lo demás, el organismo humano no podría absorber
íntegramente el líquido viscoso y rico de propiedades, la aloína - que mana de la planta de aloe
cuando se le practica una incisión - sin disolverlo en un destilado.
Esta es la fórmula definitiva del Aloe vera del Padre Romano Zago.
INGREDIENTES:
¿CÓMO SE PREPARA?
La respuesta nos la da el propio Padre Zago: “Se eliminan las espinas de los bordes de las
hojas y el polvo depositado en ellas, utilizando un trapo seco o una esponja. Después se cortan
a trozos las hojas (sin quitar la corteza) y se meten en la batidora junto a la miel y al destilado
elegido. Se bate bien y el preparado está listo para su consumo. No hay que filtrarlo, ni cocerlo,
sino sólo conservarlo con cuidado en el frigorífico dentro de un envase oscuro, bien cerrado”.
Las dosis que aconseja el Padre prevén la ingestión de una cucharada sopera media hora
antes de cada una de las tres comidas principales. Se debe agitar bien el producto antes del
uso. Una vez terminado el primer frasco, se recomienda someterse a una visita médica para
comprobar el estado de la enfermedad. Según sea el parecer del facultativo, después de una
pausa de varios días, se puede repetir el ciclo del tratamiento, hasta la eliminación del mal.
Debe utilizarse una planta madura de aloe, es decir de al menos cuatro años, y es importante
que la miel sea también de óptima cualidad y sobre todo natural, precisamente a causa de su
carácter de “portadora” de las sustancias benéficas contenidas en el aloe.
Por lo que se refiere a las reacciones que la suministración del aloe puede causar, el Padre
Romano Zago advierte que no deben asustarnos. En efecto, suponen la expulsión, la liberación
completa de las sustancias impuras por parte de nuestro organismo, y sobre todo, cuando se
producen, tienen una duración limitada, de uno a tres días como máximo.
Por tanto, la persona que toma la bebida a base de aloe puede experimentar erupciones
cutáneas, o diarrea o en los casos más acentuados, conatos de vómito: pero, según el Padre
Romano, ello indica que se va por el buen camino, y que los esfuerzos realizados comienzan a
dar sus frutos. Todos pueden emplear este preparado, aunque se desaconseja su uso a las
embarazadas, por su particular condición.