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El hombre de la arena
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de E. T. A. Hoffman:
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una lectura semiótica
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Mireya Férnández Merino
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Resumen Abstract
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greimasiana, así como de los expuestos especially those exposed by Greimas in his
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oposiciones presentes en este texto del the text, allows to analyze the oppositions
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FÉRNÁNDEZ MERINO, Mireya: «El hombre de la arena de E. T. A. Hoffman: una lectura semiótica»
En la pantalla de la subjetividad la
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mirada inscribe una versión del
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mundo; hace de esa pantalla un
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mundo que, en sus vertientes
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perceptiva o creadora, recibe, con
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Kant, el nombre de lo imaginario.
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VÍCTOR BRAVO
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El cuento El hombre de la arena
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creación de sus propios mundos; finali-
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del escritor alemán E. T. A. Hoffmann, dad que trasciende el carácter mimético
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es la representación del espíritu románti- del arte y estatuye su valor óntico. Por
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co que, desde el siglo XVIII, irrumpe y ello, la primacía del sujeto, de lo subjeti-
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miento que reacciona frente a esa otra construye de esta manera a partir de
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cos. El principio romántico representa el mundo del día a día: el sueño, la pesa-
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romanticismo-realismo, idealismo-posi-
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tonces desde los pliegues que el sentido toria de Nataniel, el joven poeta que su-
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esconde, nace de la dualidad para denun- cumbe ante sus terrores y angustias, per-
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nos que transgreden los límites de la ra- romántico por excelencia, el mito del
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zón. Con el romanticismo el arte artista tocado por la divinidad como es-
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En este caso, la poesía no redime al artista introduce el narrador. El primero es na-
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del mundo regido por jerarquías y razo- rrado en primera persona por un narra-
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namientos. Por el contrario, Hoffmann dor homodiegético, el joven Nataniel,
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desarrolla en este cuento la caída del poe- que cuenta las causas de su temor. A
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ta ante una sociedad de argumentos y partir de esta historia, se elabora en el
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estructuras racionales y, simultáneamen- discurso narrativo un segundo plano en
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te, ante el sino de un destino que deter- el que un narrador heterodiegético da
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mina el ser y el hacer del individuo impi- cuenta del proceso de creación del relato
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diendo toda trascendencia, pues el de la historia de Nataniel y reflexiona
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conocimiento supremo se encuentra ve- ○
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acerca del mismo.
dado, fuera del alcance del ser humano,
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bran vida a lo largo de este cuento. El con los hechos del pasado que rodean su
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relato representa al mismo tiempo la his- infancia. Esta parte representa el inicio
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la escritura.
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doble hacer de esta obra literaria a partir dentro de la historia que permite com-
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de la lectura semiótica del texto; cons- prender el origen de los temores del jo-
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truir una nueva mirada, la de la semiótica ven. Esta macrosecuencia se puede divi-
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narrativa, y con ella acceder al sentido de dir en las siguientes secuencias: reunión
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existencia de dos planos dentro del cuen- hombre de la arena, el abogado Coppe-
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Nataniel y otro por las reflexiones que descubierto al ver el experimento que
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FÉRNÁNDEZ MERINO, Mireya: «El hombre de la arena de E. T. A. Hoffman: una lectura semiótica»
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realizan su padre y Coppelius, muerte del gundo plano narrativo. En esta macrose-
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padre. cuencia, el narrador se dirige al lector
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para dar cuenta de la dificultad del pro-
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Una tercera macrosecuencia la
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ceso de creación, de la imposibilidad de
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conforma la carta que Clara le escribe a
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Nataniel, respondiendo a lo contado por comunicar las emociones y los senti-
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éste en su carta a Lotario. Una cuarta mientos, de convertir las imágenes en
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macrosecuencia está representada por la palabras.
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estadía de Nataniel con su familia cuyas Luego de dar cuenta de los grandes
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secuencias están dadas por su inquietud y bloques que estructuran el cuento, pode-
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desazón, la escritura del poema, la pelea ○
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mos comenzar el análisis del relato. Al
y posterior reconciliación con Clara. inicio de la narración, se presenta un
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por Olimpia; el descubrimiento de que fatal se ciernen sobre mí como negros nuba-
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locura. Una sexta macrosecuencia estaría sol [...]» (1991:37)1. Tenemos así a un
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recuperación de Nataniel en casa de la por parte del sujeto de estado, ante una
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madre; la mudanza y visita al campanario situación virtual —el destino que aparece
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tado es provocado por el encuentro de derarse como expansiones figurativas que
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Nataniel con un vendedor de barómetros contribuyen a recrear el ambiente: los
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el cual es descrito como «aquel malvado niños ven al padre sólo durante la cena/
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traficante» (1991: 40). Se dibuja así la la familia se reúne alrededor de la mesa
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figura del oponente dentro del programa donde trabajaba el padre/ el padre fuma-
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narrativo. ba pipa/el niño le prende la pipa cuando
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Este estado del sujeto lo lleva a ésta se apaga/el padre relata historias.
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querer transmitir su angustia. Encontra- Nos encontramos ante un estado
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mos a Nataniel escribiéndole a su amigo inicial de equilibrio. Este estado inicial se
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Lotario su sentir y explicándole los ante- ○
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puede representar como un estado de
cedentes de su vida que pueden explicar conjunción en el que Nataniel y la fami-
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el estado actual de su locura. Así, el per- lia son el sujeto de estado (S1) en unión
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sonaje de Nataniel se vuelve sujeto opera- con el objeto (O1) reunión y armonía
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familia. El paso a ese tiempo anterior se cia, pues sólo «solíamos ver a nuestro padre
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marca con la frase temporal «En aquel más que a las horas de comer [...]» (1991:
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se ve caracterizada por acciones que se niños «como envuelto en una espesa nie-
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mientos dentro del relato, pueden consi- la configuración de «lo otro» bajo el reco-
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FÉRNÁNDEZ MERINO, Mireya: «El hombre de la arena de E. T. A. Hoffman: una lectura semiótica»
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rrido figurativo de «lo desconocido» que quién es el hombre de la arena que visita
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comienza a enriquecerse además con la ciertas noches la habitación de su padre,
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figura del hombre de la arena: unos pasos lleva al sujeto de estado a convertirse en
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pesados, aquel rumor fantástico que lleva un sujeto que busca obtener una compe-
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a nuestro personaje Nataniel-niño a pre- tencia, la del saber. Surge una nueva se-
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guntar: «¿Quién es ese hombre de la arena cuencia en la que Nataniel primero pre-
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que siempre nos obliga a salir de la habita- gunta a la anciana que cuida a su
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ción de papá?» (1991: 41). hermana acerca del misterioso hombre
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La presencia del hombre de la are- de la arena. La respuesta refuerza las fan-
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○ tasías del niño a partir de lo que se cons-
na da paso a un nuevo sujeto que rompe ○
hombre de la arena que produce ese esta- de los niños cuando se niegan a acostarse y
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do de disjunción con el objeto por parte les arroja puñados de arena a los ojos, los
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del sujeto S2 que es Nataniel y su familia. encierra en un saco y se los lleva a la luna
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decir que tenéis sueño y que cerréis los ojos elemento de represión: obligar a los ni-
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como si os hubieran echado arena.» (1991: ños a irse a la cama. La norma busca
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va a desarrollar a lo largo del relato. pues el sujeto ante ese primer intento de
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hombre de la arena» que se carga de figu- riosidad produce la búsqueda de la com-
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ras de contenido negativo: aspecto horri- petencia (querer ver) que adquiere el su-
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ble/terrible aparición/fantasma terrible/ jeto de estado para lograr convertirse en
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odioso espectro/misterio/fabuloso hom- un sujeto del poder hacer; en este caso, el
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bre de la arena; las cuales acompañan las atreverse a enfrentar el miedo y conocer
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sensaciones del personaje que se mani- al hombre de la arena: deslizarse por los
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fiestan en el relato a partir de verbos cuyo pasillos y ante el fracaso de esta tentativa,
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contenido semántico se relaciona con la esconderse finalmente en la habitación
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emoción: me estremecía de espanto/me de su padre.
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atormentaba/me espantaba. La fantasía ○
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Las acciones que conducen a la
ligada a la mente infantil se refuerza en el
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relato:
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co, idea que tan fácilmente germina en puerta del gabinete de mi padre/me ocul-
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daba tanto como oír o leer cuentos de la cortina con precaución. El saber se
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tándolo bajo las figuras más extrañas y La descripción del personaje se cons-
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lo que impulsa a Nataniel a tener valor y calzón del mismo estilo/medias negras/
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en sus visitas nocturnas a la casa. La cu- bata raída. Pero la imagen que se enfatiza
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es la de «sus largos dedos huesudos y vellu- mento que realiza el padre junto a Cop-
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dos [...] hasta el punto que no podíamos pelius lo delata. La figura del padre se
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comer nada de lo que él tocaba» (1991: carga de recorridos que lo asemejan al
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45). Lo desagradable del personaje se ve siniestro personaje de Coppelius. El pa-
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reforzado por su hacer: tocar los pedazos dre tiene una expresión extraña/facciones
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de pastel y acercarse el vasito de vino con crispadas/dolor íntimo/algo diabólico y
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azúcar a los labios, destinados a los niños. odioso. El castigo físico al ser descubierto
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La presencia de Coppelius rompe proviene de Coppelius quien intenta
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el equilibrio de la familia, así como el quemarle los ojos con carbones encendi-
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○ dos y es el padre el que evita, gracias a la
hombre de la arena rompe el disfrute ○
giné que este odioso personaje no po- conocimiento que le permita acceder al
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día ser otro sino el hombre de la arena, saber que trasciende lo visible: en el caso
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niños en un nido en la luna... ¡no! veía ginación, en el caso del padre poseer el
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en él algo satánico e infernal, que debía saber de la vida. Mientras que el progra-
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querer ver, rasgar el velo del misterio, por este caso la curiosidad de Nataniel, el
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que le invade ante la visión del experi- Coppelius que, a su vez, representa la
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realización, el sujeto realizado como suje- de él, que se adquiere la competencia; en
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to del antiprograma del PN1 (Greimas y este caso la competencia es un estado de
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Fontanille, 1994:124). La sanción den- perturbación al producir un sujeto en
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tro del programa narrativo del padre no disjunción con el objeto que es el padre
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queda a nivel virtual en el plano físico y la armonía familiar. El estado inicial no
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como en el programa narrativo del hijo, se recupera, el desequilibrio afecta tanto
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sino que se realiza, pues el padre muere al sujeto S2, Nataniel y su familia, como
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por una explosión cuando estalla el expe- al sujeto S1, Nataniel.
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rimento. La narración continúa con las car-
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Los programas narrativos del pa- ○
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tas de Clara y la segunda carta de Nata-
dre y del hijo se superponen. Se compar- niel, retomando así el estado inicial del
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miento y su búsqueda; por ello se puede sanción tanto de los hechos ocurridos en
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como sujetos operadores de un hacer: la blece a partir de este sujeto es una opera-
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virtualidad; la muerte del padre, en el pues Clara trata de que el sujeto operador
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Padre Hijo
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bre de arena
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ción que Clara realiza sobre las acciones enfocados a la victoria, pero una victoria
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del PN1, su evaluación racional del mie- completa, aceptada y compartida por el
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do de Nataniel, su temor a Coppelius y la ‘vencido’ que se transformará en ‘convenci-
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causa de la muerte del padre. do’.» (1994:142). Sin embargo, la mani-
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pulación no se lleva a cabo. Al igual que
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«Las entrevistas nocturnas de Coppe-
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lius con tu padre no tenían seguramen- en el PN1 en que la madre busca a través
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te más objeto que el de practicar opera- de una comunicación participativa con-
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ciones de alquimia, tu madre se afligía vencer a Nataniel de no tener miedo, así
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porque este trabajo debía ocasionar gas- Clara intenta disipar los temores del jo-
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tos muy grandes sin producir nunca ○
○ ven respecto a las figuras de Coppelius y
nada, y, por otra parte, tu padre, absor- Coppola. La inquietud persiste en uno y
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dir a Nataniel de que sus temores son do Coppelius no son la misma persona y
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vencer» cuyo hacer consistirá en «una se- nuestro personaje. Se establece así una
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rie de pasos, situados en el plano cognitivo, nueva situación inicial, en la que nueva-
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mente la perturbación aparece pues Na- dad la composición del poema y reafir-
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taniel no logra «borrar de mi mente la mará la imposibilidad de Nataniel de
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impresión que hace en mí el maldito rostro poder comunicar sus sentimientos a tra-
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de Coppelius» (1991: 59) y que se refuerza vés de la palabra.
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a medida que avanza la narración. El programa narrativo PN2 se va a
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El sujeto de estado de este nuevo estructurar sobre los mismos actantes del
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programa se va caracterizando por reco- programa narrativo PN1. De nuevo el
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rridos figurativos de «la negatividad»: sujeto de estado S1, Nataniel, quiere ver,
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carácter comenzó a ensombrecerse/furio- sólo que esta vez el objeto no será el
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so al ver que no le comprendían/se ence- ○
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descubrir al hombre de la arena sino a
rraba en su habitación; y de «el temor»: se Olimpia. El objeto 02 se va conforman-
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quejaba de ver sin cesar el rostro de Co- do bajo recorridos figurativos de «la be-
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de que Coppelius destruiría su amor/es- «la frialdad»: ojos fijos como muertos/
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programa narrativo PN1 y anticipa el canta y toca al compás como si fuera una
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desenlace del PN2, pues se repiten las máquina; «la autómata»: hermosa esta-
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mismas imágenes:
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el PN1 que impulsa el querer conocer al Eso permite comprender, entre
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hombre de la arena, así el enamoramien- otras cosas, parafraseando a Greimas y
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to impulsará el encuentro con Olimpia. Fontanille (1994:125), que la pasión
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Una serie de programas narrativos de uso aparezca frecuentemente en el despliegue
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se van dando. El objeto de deseo 02, narrativo como una escapada delante de
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Olimpia, es el mismo en todos ellos; el la performance: una vez manipulado, o
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sujeto S2 buscar ese objeto de deseo a persuadido, o vuelto apto, el sujeto apa-
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partir de un querer ver/querer bailar/ sionado se refugia o se encuentra arras-
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querer estar. trado por su imaginario, antes de renun-
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○ ciar a la acción o precipitarse en ella. En
Tenemos que el relato da cuenta ○
mas y Fontanille, 1994:124). El sujeto es zando las fases que conforman el PN2
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rio/extasiado/deslumbrado/excitado. Se la desesperación.
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de un trayecto existencial. Nataniel sólo sobre dos aspectos: uno, el plano somáti-
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logra ver su propia pasión reflejada en los co, manifestado en el desequilibro men-
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ojos de Olimpia. Por ello, las secuencias tal, el estado de locura de Nataniel al ver
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se construyen sobre el eje del parecer: que su amada es una muñeca, y otro, en
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cuya sanción es la posible pérdida de los de Nataniel y, a partir de ella, el hecho de
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ojos que el padre evita, en el PN2, la la creación. Este sujeto se presenta como
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enfermedad física da paso a la enferme- un sujeto de estado en conjunción con
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dad psicológica y luego a la muerte, pues un objeto, la imaginación. La sensación
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el PN2 se cierra con el regreso de Nata- de lo fantástico es el hacer persuasivo que
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niel a su casa y la pérdida de la cordura al lleva al narrador a querer contar la histo-
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observar a Clara a través del largavista y ria de Nataniel y transmitir al lector la
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contemplar la figura de Coppelius entre misma sensación. El programa narrativo
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la muchedumbre. de escribir, programa operador del escri-
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El programa narrativo PN1, bús- ○
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tor, se convierte paralelamente en un
programa persuasivo de participación
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mancia en que el sujeto S2, que es el riza por la pregunta en voz alta, el diálogo
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mismo sujeto del PN1, no logra poder- con el lector para hacerlo partícipe de lo
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ser. La transformación de ese sujeto de que siente y piensa acerca de los senti-
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inicio hasta el final del relato. El descu- tivos de «el deseo»: querer expresar/de-
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discurso narrativo para evaluar la historia del hacer creativo del artista, específica-
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mente del escritor, se convierten, al final Tenemos entonces que el relato se
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de la macrosecuencia, en sanción acerca construye sobre tres programas narrati-
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de la imposibilidad de hacer que la ima- vos: el programa PN1 de uso, la infancia
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gen interior se condense en la palabra, de Nataniel, que representa la fase de
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«que no hay nada más absurdo y fantástico competencia del programa narrativo
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como creer que el poeta puede reflejar la PN2 juventud de Nataniel que conforma
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verdadera vida en su espejo bruñido, que la performancia. Sobre ambos se estruc-
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sólo da un oscuro reflejo.» (1991: 62) tura el programa narrativo PN3 de la
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Se puede entonces representar este creación el cual a su vez consta de dos
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○ fases: la competencia y performancia del
programa narrativo de la siguiente forma: ○
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La especularidad se presenta en el
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así lo muestran.
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interior del ser humano. Poder-hacer el del PN2, representado por un mismo
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sentir las emociones con palabras. actor, Nataniel. El querer ver al hombre
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te los sentimientos.
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de un sujeto inmanente a un sujeto tras- amado su emoción interior; el ver produ-
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cendente. Sin embargo, la competencia cirá ese rasgar el velo de lo desconocido,
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adquirida no da paso a la performancia, sea penetrar en el misterioso mundo de lo
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pues ésta se mantiene en el plano del no fantástico, sea entrar en el laberinto del
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poder ser. Nataniel, el poeta, no logra amor a través de la mirada, del poema.
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comunicar con palabras sus inquietudes, Por su parte, el narrador busca también
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el poema que escribe no logra reproducir ese querer saber que le permita el poder
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las imágenes interiores que siente y por hacer, intentar dar vida a las palabras,
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ello la frustración y la incomunicación llenarlas del colorido del sentimiento y la
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con el otro. ○
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emoción. Sin embargo, en cada uno de
los programas el secreto se mantiene.
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el programa narrativo PN3 del narrador- de la veridicción, busca pasar del parecer
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refleja los sentimientos internos del per- to y llegar a la verdad. El deseo (querer-
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das por él ante la historia de Nataniel. cia, lo que podríamos denominar las ope-
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Tenemos entonces que el componente raciones del deseo, se despliegan sobre los
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de la competencia (querer saber) para Lo virtual busca pasar del eje del secreto
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lograr poder ser y poder hacer: el sujeto al de la verdad, sin lograrlo, mantenién-
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del PN1 y el PN2, Nataniel, quiere ver lo dose en los ejes de lo ilusorio y la fal-
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dar vida a su deseo de comunicar al ser «El hombre de la arena» desde una pers-
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FÉRNÁNDEZ MERINO, Mireya: «El hombre de la arena de E. T. A. Hoffman: una lectura semiótica»
Nota
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pectiva semiótica ha permitido precisar
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parte de ese principio romántico que se
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1 Todas las citas del cuento de El hombre de
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manifiesta en el texto a partir de las emo- la arena corresponden con la versión pu-
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ciones y sentimientos de ese personaje y blicada por la Editorial Hesperus, 1991.
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de ese narrador artistas que buscan dar
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vida, a través del lenguaje, a sus senti-
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mientos y emociones sin lograrlo. El des-
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tinador es ese ser superior que impulsa el
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objeto, la creación artística. El sujeto es
ese artista que quiere, debe y sabe comu- ○
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de la creación humana.
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Bibliografía Mireya Fernández
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Merino
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GREIMAS, Algirdas y FONTANILLE, J. (1994)
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Semiótica de las pasiones, México: Si- Venezolana. Licenciada en idio-
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glo XXI Editores. mas modernos y candidata a la maestría
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GROUPE D’ENTREVERNES (1979) Analyse sé-
de literatura comparada. Ha publicado
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miotique des textes, Lyon: PU de Lyon.
diversos artículos de crítica literaria y
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HOFFMANN, E. T. A. (1991) El hombre de la
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participado tanto en eventos nacionales
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arena, Barcelona: Editorial Hesperus.
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como internacionales vinculados con el
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Caribe. Es coautora y compiladora, junto
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○ a Aura Marina Boadas, del libro La huella
étnica en la narrativa caribeña, publicado
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zuela.
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