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América
Publicado: 2 abr 2019 15:21 GMT
Algo innegable en este caso es que los que discuten azarosamente, tanto en un
bando como en el otro, salvo que medie algún poder sobrehumano y alguna
actividad paranormal, no vivieron la Conquista de América. Y como bien nos
explican en las novelas negras o en las series policiacas, lo importante son las
pruebas. Las científicas, me refiero. Y aunque Stanley Payne, declarado
filofranquista, o Maria Elvira Roca, han escrito sendos libros pro-nacionales (de lo
español, claro) argumentando poco más o menos que fue un regalo para los
americanos que los españoles llegaran sus tierras (permítanme que omita los
títulos de ambos escritos), lo cierto es que lo que cuenta Bartolomé de las Casas,
fraile que sí estuvo en América, en la conquista, es desgarrador, revelador y
demoledor.
¿Qué ocurrió en la Conquista de América?
Pues tengo que decir que el relato, breve como el título indica (Brevísima relación
de la destrucción de las Indias, 1552), es de una extrema dureza. Antes del mismo
llama la atención que el propio autor asevera que lo escrito es a petición del
entonces Príncipe Felipe y posteriormente Felipe II. Es decir, lejos de ser un libro
negro es un libro ordenado desde la autoridad tras una visita del fraile a la corte
(1540) en la que relata gran parte de lo que después plasmaría en el libro. Ello
otorga a este libro mayor valor todavía, pues además de contar con la licencia del
poder no fue descalificado ni por la crítica ni por los coetáneos. Cabe recordar que
en aquella época había suficientes españoles en América como para que ello no
hubiera ocurrido en caso de ser falso lo plasmado en la obra, pues no olvidemos
que se conservan múltiples escritos de historiadores como Oviedo o Gómara, el
fraile Marcos de Niza, Alvarado o el propio Hernán Cortés —en unas cartas a Carlos
V—. Y todos estos documentos refuerzan y legitiman lo narrado.
Bartolomé de las Casas afirma sobre la conquista de la isla La Española que
"despedazallas, matallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas por las
extrañas y nuevas y varias y nunca otras tales vistas ni leídas ni oídas maneras de
crueldad, de las que habiendo en la isla Española sobre tres cuentos [tres millones]
de ánimas que vimos, no hay hoy de los naturales della doscientas personas (sic)".
Esta parte es muy importante por cuanto relata en primer lugar de forma somera
los crímenes de los españoles y en segundo lugar contabiliza las pérdidas
humanas, aun cuando las cifras no sean ni mucho menos exactas y puedan ser
objeto de crítica.
Después de relatar la despoblación de multitud de islas caribeñas afirma sobre
"Tierra Firme" que los españoles "por sus crueles y nefandas obras, han despoblado
y asolado y que están hoy desiertas… son muertas en los dichos cuarenta años, por
las dichas tiranías e infernales obras de los cristianos, injusta y tiránicamente, más
de doce cuentos [doce millones] de ánimas, hombres, mujeres y niños; y en verdad
que creo, sin pensar engañarme, que son más de quince cuentos [quince
millones]". Poco después desvela el motivo de esta orgía sangrienta: "el oro y
henchirse de riquezas en muy breves días".
Cuanto relata Bartolomé de las Casas bajo el epígrafe de "Tierra Firme" se refiere
a Nicaragua, Costa Rica, Panamá y el norte de Colombia (conocido entonces
como Castilla de Oro). En esta región un capitán del gobernador (Pedrarias Dávila o
Pedro Arias de Ávila) mató a 40.000 personas para robar y extirpar oro y lo hizo
"metiéndolos a espada, quemándolos vivos, y echándolos a perros bravos, y
atormentándolos con diversos tormentos".
"A pesar de la crueldad de lo narrado, los españoles siguen a día de
hoy sin mostrar compasión alguna, aun cuando la Iglesia se ha disculpado por sus
barbaridades y por las de los colonos en América hasta por tres papas
diferentes".Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.
Cuando los habitantes originarios eran requeridos para entregar sus tierras y
riquezas y no cumplían con lo exigido ("injustísimo" según Bartolomé), "al cuarto
del alba, estando los inocentes durmiendo con sus mujeres e hijos, daban en el
pueblo, poniendo fuego en la paja, y quemaban vivos a los hijos y mujeres y
muchos de los demás, antes de acordasen. Mataban a los que querían y a los que
tomaban en vida mataban a tormentos". Una vez perpetrada la masacre "iban
después, acabado o pagado el fuego, a buscar el oro que había en sus casas". Estas
matanzas provocaron que solo entre 1514 y 1521 fueran exterminados, según el
relato, "más de 800.000 ánimas".
Después de que un cacique entregara 9.000 castellanos (moneda castellana de oro
de la época), "no contentos con esto prendieron al dicho señor y átalo a un palo
sentado en el suelo, y entendidos los pies pósenle fuego a ellos porque diese más
oro y él envió a su casa y trajeron otros tres mil castellanos. Tórnanle a dar
tomentos, y él, no dando más oro porque no lo tenía, o porque no lo quería dar,
tuviéronle de aquella manera hasta que los tuétanos le salieron por las plantas y así
murió".
"Otra vez… tomaron setenta u ochenta doncellas y mujeres, muertos muchos que
pudieron matar. Otro día juntáronse muchos indios e iban tras los cristianos
peleando por el ansia de sus mujeres e hijas. Y viéndose los cristianos apretados,
no quisieron soltar la cabalgada, sino meten las espadas por las barrigas de las
muchachas y mujeres, y no dejaron de todas ochenta, una viva".
López Obrador
solicita a España "pedir perdón" por los agravios contra los pueblos indígenas
durante la 'Conquista'