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ZYGMUNT BAUMAN
cultura Libre
Bauman, Zygmunt
Identidad. - l' ed. Buenos Aires: Losada, 2005
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216 p.; 20 x 13 cm. I
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BENEDETTO VECCHI INTRODUCCIÓN
material que me proporcionaba comenzó a que formula un tema se propone antes que
tomar cuerpo, me hice cada vez más cons- nada "revelar" la miríada de conexiones
ciente de que me había metido en un conti- que existen entre el objeto investigado y
nente mucho mayor de lo que cabría esperar otras manifestaciones de la vida en la so-
en un principio y en uno de cuyos mapas ciedad humana. Efectivamente, para este
resultaba casi inútil orientarse. Esto no de- sociólogo de origen polaco es esencial aglu-
bería ser una sorpresa, pues Zygmunt Bau- tinar la "verdad" de cada sentimiento, de
man no es como otros sociólogos o "cien- cada estilo de vida y de cada conducta co-
tíficos sociales". Sus reflexiones constituyen lectiva, cosa que sólo es posible si uno ana-
obras en proceso de desarrollo y nunca está liza el contexto político, social y cultural
satisfecho con definir o "conceptuar" un en el que se desarrolla un fenómeno con-
acontecimiento, sino que más bien se pro- creto, además del fenómeno en sí. De ahí
pone establecer conexiones con fenómenos el carácter itinerante de sus pensamientos
sociales o manifestaciones del ethos públi- a lo largo de sus obras que estudian temas
co (que parecen apartarse mucho del obje- que van desde la crisis del debate público
to inicial de la investigación) y comentar en En busca de lo político (1999), a la fun-
dichos fenómenos y manifestaciones. Las ción mudable de los intelectuales en una
páginas. que vienen a continuación serán sociedad basada en llamar la atención en
más que suficientes para demostrar la na- Legisladores e intérpretes: Sobre la moder-
turaleza itinerante de sus reflexiones, que nidad, la postmodernidad y los intelectuales
impide detectar sus influencias intelectua- (1987). De hecho, su intelecto es inquieto
les o su pertenencia a alguna escuela con- y riguroso; es fiel con el presente, pero cui-
creta de pensamiento. dadoso en reconocer su genealogía, o bas-
Se ha definido a menudo a Zygmunt Bau- tantes genealogías.
man como sociólogo ecléctico, y, desde lue- En esta ocasión, el tema era la identidad,
go, él no se tomaría a mal semejante defi- un tema que, por su propia naturaleza, re-
nición. No obstante, la metodología con la sulta elusivo y ambivalente. Bauman se en-
ro rr
BENEDETTO VECCHI INTRODUCCIÓN
frentó al reto y dio un doble salto mortal: de la herramienta analítica para establecer
hizo una relectura de la sociología moder- una vívida interacción entre ella y la filoso-
na a la luz de la obsesión y la importancia fía, la psicología social y la narrativa. Por
con las que el debate público corriente tra- tanto, no deberíamos extrañarnos si los do-
ta la identidad, y llegó a la conclusión de que cumentos en los que pone a prueba su in-
es mejor no buscar respuestas tranquiliza- clinación por la alta cultura y la cultura de
doras en los "textos establecidos" del pen- masas de "cortocircuito" incluyen artícu-
samiento crítico. Modernidad líquida (2000) los de importantes periódicos, lemas publi-
nos proyecta en un mundo en el que todo citarios y reflexiones filosóficas de Seren
es elusivo, en el que la angustia, el dolor y Kierkegaard sobre Don Juan.
la inseguridad que causa "vivir en sociedad" Aunque no es muy dado a hablar de su
requiere un estudio paciente y continuado de propia vida, hay que decir que Zygmunt
la realidad y de cómo los individuos "se si- Bauman nació en 1925 en Polonia en el seno
túan" en ella. Cualquier intento de aplacar de una familia judía. Habiendo escapado a la
la inconstancia y la precariedad de los planes Unión Soviética al comienzo de la II Guerra
que hombres y mujeres hacen para vivir, ex- Mundial, se unió al ejército polaco aliado
plicando así este sentido de desorientación, al Ejército Rojo para luchar contra el nazis-
haciendo alardes de certidumbres pasadas mo. En su libro Conversaciones con Bauman
y de textos establecidos, sería tan fútil como (2001), nos cuenta que comenzó sus estudios
intentar vaciar el océano con un cubo. y su licenciatura a su regreso a Varsovia y
Estamos ante un intelectual que conside- que sus primeros profesores fueron Stanis-
ra que el principio de responsabilidad es la law Ossowski y Julian Hochfeld, dos inte-
primera manifestación de toda implicación lectuales polacos poco conocidos fuera de
en la vida pública. Esto significa para un Polonia pero fundamentales para su forma-
sociólogo percibir la sociología no como ción intelectual. Sobre todo le proporciona-
una disciplina "aislada" de otros campos ron la capacidad de "mirar el mundo de
de conocimiento, sino como un proveedor frente" sin recurrir a ideologías preconcebí-
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BENEDETTO VECCHI INTRODUCCiÓN
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BENEDETTO VECCH[ INTRODUCCiÓN
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BENEDETTO VECCHI
INTRODUCCIÓN
nifestación más chocante de la profunda an- al pensamiento crítico en un callejón sin sa-
siedad que tipifica la conducta, la toma de lida. Por lo tanto, la suya es una invitación
decisiones y los proyectos de vida de los a ejercitarse un poco en la sabiduría, cosa
hombres y mujeres de Europa occidental. que invitados no requeridos (concretamen-
Como intelectual que ha experimentado en te, esas estrategias de adaptación a la "mo-
carne propia los horrores del siglo xx -la dernidad líquida" que ya vemos en funcio-
guerra, la persecución de los judíos y el exi- namiento en las sociedades capitalistas de
lio de "su" país para permanecer fiel a sí nuevo cuño) trastocarán inevitablemente.
mismo-, Bauman conoce muy bien la dife- Por tanto, el estudio de la identidad es una
rencia existente entre fenómenos a largo convención necesaria socialmente que se
plazo y expresiones de contingencia de esa utiliza con nonchalance (indolencia) extre-
"larga transformación" que claramente es ma para moldear y dar sustancia a biogra-
la globalización. Es esencial comprender fías de confección. Hablamos de identidad
las características distintivas de una "larga debido al desmoronamiento de esas insti-
transición" para identificar las tendencias tuciones que, por usar una de las famosas
sociales, pero es igualmente necesario con- expresiones de Georg Simmel, constituye-
textualizar las manifestaciones de existencia ron durante muchos años las premisas sobre
social dentro de ese largo periodo. Tal vez las que se construyó la sociedad moderna.
por ello se haya burlado sutilmente Bauman En Comunidad, Zygmunt Bauman in-
en varias ocasiones de aquellos que intentan vestigó las nuevas ataduras sociales que la
conceptuar definitivamente la relevancia sociedad capitalista reciente ha provoca-
política de la identidad. En una sociedad do. Pueden suscitar exigencias. Pueden dar
que ha hecho que las identidades sexual, origen a exigencias para proteger y volver a
cultural y social sean inciertas y pasajeras, un mundo restringido y familiar que pone
cualquier intento de consolidar lo que se límites y barreras para mantener a raya al
ha convertido en líquido mediante una po- "intruso", sea quien sea. Al mismo tiem-
lítica de identidad pondría inevitablemente po, empero, la comunidad constituye un re-
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fugio de los efectos de la globalización que definieran esta operación como" optimis-
se extienden a nivel planetario, como pue- mo del pensamiento y pesimismo de la vo-
de apreciarse claramente a partir de la cri- luntad" no andarían muy desencaminados.
sis que la idea del crisol está sufriendo hoy Mediante la quiebra de los vínculos de la
día en Estados Unidos. Tan peligroso es ig- "modernidad sólida" es posible vislumbrar
norarlo como acallarlo. Me parece que un escenario que conduce a la liberación
pasa lo mismo con la política sobre la iden- social.
tidad. Es bien sabido que Bauman nos ha Fiel a su arraigo en la gran tradición de la
hecho reparar a menudo en el dorado cos- sociología europea, Bauman recalca los ries-
mopolitismo y en la seductora movilidad de gos que este tipo de discurso entraña. No
las élites globales, que tanto contrasta con obstante, es un riesgo que hay que correr,
el sufrimiento de quienes no pueden esca- precisamente porque el problema de la iden-
par a su dimensión local. Por tanto, la po- tidad necesita interesarse por sí misma en
lítica sobre la identidad habla el lenguaje de lo que realmente es: una convención nece-
los marginados a causade la globalización. saria socialmente. En caso contrario, es se-
Aunque muchos de los que se han ocupa- guro que la política sobre la identidad do-
do de estudios postcoloniales recalcan que minará la escena mundial, un peligro del
recurrir a la identidad debería considerar- que ya hemos tenido muchas señales de ad-
se un proceso continuo de redefinición de vertencia.
uno mismo y de invención y de re in ven- En última instancia, los diversos funda-
ción de la propia historia. Es ahí donde en- mentalismos religiosos no constituyen otra
contramos la ambivalencia de la identidad: cosa que una transposición de la identidad
nostalgia por el pasado junto a conformi- al campo de la política ejercida por cínicos
dad absoluta con la "modernidad líquida". aprendices de brujo La decepción que hay
Es lo que posibilita anular los efectos pla- detrás de esta transposición sólo se puede
netarios de la globalización y de utilizar- destapar si se reconstruye el paso de la di-
los de una manera positiva. Aquellos que mensión individual, que siempre tiene la
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BENEDETTü VECCHI INTRODUCCIÚN
identidad, a su codificación como conven- que se piensa sobre temas como la ya des-
ción social. Éste es, creo yo, el quid de la enfrenada privatización del ámbito público,
cuestión. y, precisamente, el protagonismo que Bau-
Sea cual sea el campo de investigación man le asigna le convierte en uno de los crí-
en el que se analice la ambivalencia de la ticos más lúcidos y escépticos del Zeitgeist
identidad, siempre es esencial percatarse de predominante durante este periodo de "mo-
los polos gemelos que impone en la exis- dernidad" líquida.
tencia social: opresión y liberación. Es pre-
ciso romper este misterioso círculo. Bauman
está convencido, con toda la razón, de que
sólo se puede formular la verdad en el ágo-
ra, quitando así el velo del oscurantismo
que impide que esta misma ambivalencia
se convierta en el lugar donde se puede ex-
perimentar el principio de la responsabili-
dad que uno tiene. Podría parecer contra-
dictorio que este hombre tan morigerado,
tan proclive a proteger su privacidad, ten-
ga que suplicar sin cesar a todos que digan
lo que piensan. Pero es una invitación que
hay que aceptar, por mucho que el debate
público desencadene amargos desacuerdos.
Es exactamente lo contrario del parloteo
público de esos programas televisivos de en-
trevistas, interminables e inmutables, a los
que tanto nos hemos acostumbrado. El ágo-
ra es el espacio privilegiado pata decir lo
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Identidad
Es una vieja costumbre de la Universidad
Carolina de Praga que se interprete el him-
no nacional de la persona que va a ser nom-
brada doctor honoris causa durante la ce-
remonia de investidura. Cuando me llegó el
turno de recibir tanto honor, me pidieron
que eligiera entre los himnos británico y po-
laco ... Pues bien, no me resultó fácil dar
una respuesta.
Inglaterra fue el país que yo elegí y que
me eligió a mí a través de una oferta de tra-
bajo como profesor universitario, una vez
que ya no podía quedarme en Polonia, el
país en el que nací, porque me habían arre-
batado mi derecho a enseñar. Pero allí, en
Inglaterra, era un inmigrante, un recién lle-
gado y, hasta no hace mucho tiempo, un re-
fugiado procedente de un país extranjero,
un extraño. Desde entonces me he naciona-
lizado ciudadano británico. ¿Pero se puede
dejar de ser un recién llegado una vez que
lo eres? No tenía intención alguna de pasar
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ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
por inglés y ni mis estudiantes ni mis colegas trabaja en Europa, que piensa como euro-
dudaron jamás de que era un extranjero, peo, que siente como europeo, y, lo que es
un polaco para ser exactos. Este acuerdo más, hasta ahora no hay delegación de pa-
tácito "entre caballeros" evitó que nuestras saportes europea con autoridad para expe-
relaciones se agriaran: al contrario, las hizo dir o desestimar un "pasaporte europeo",
sinceras, fluidas y, en general, despejadas y ni, por tanto, para conceder o denegar nues-
cordiales. ¿Así que tal vez deberían haber tro derecho a llamarnos europeos.
interpretado el himno polaco? Pero eso tam- Nuestra decisión de pedir que se inter-
bién habría significado actuar de manera pretara el himno europeo era "inclusiva"
fraudulenta: treinta y tantos años antes de y "exclusiva" al mismo tiempo. Hacía alu-
la ceremonia de Praga me habían arrebatado sión a una entidad que abrazaba los dos
la ciudadanía polaca. Mi exclusión era ofi- puntos de referencia alternativa de mi
cial, iniciada y confirmada por el poder que identidad pero, al mismo tiempo, anula-
tenía autoridad para diferenciar el "dentro" ba, como menos relevantes o irrelevantes,
del "fuera", entre los que eran de allí y los las diferencias existentes entre ellas y, por
que no, así que ya no tenía derecho al him- tanto, también una posible "ruptura de
no nacional polaco... identidad". Eliminaba como prioridad la
Janina, mi compañera de toda la vida y identidad concebida en términos de nacio-
una persona que ha dedicado mucha sus- nalidad: ese tipo de identidad de la que me
tancia gris a las trampas y a las tribulacio- han excluido y que me ha resultado inac-
nes de la definición personal (después de cesible. Fueron de ayuda algunos versos
todo, es autora de un libro que lIeva por tí- conmovedores del himno europeo: al/e
tulo Dream of Belonging), encontró la so- Menschen werden Brüder... La imagen de
lución: ¿y por qué no el himno europeo? la igualdad constituye el paradigma de la
Efectivamente, ¿por qué no? Sin duda, eu- cuadratura del círculo: diferente pero el
ropeo sí que era y nunca lo he dejado de ser: mismo, separado pero inseparable, inde-
nacido en Europa, que vive en Europa, que pendiente pero unido ...
ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
Le cuento esta breve historia porque con- ro cada vez mayor de mis contemporáne-
tiene en pocas palabras la mayoría de los os. Si no se me hubiera denegado, a duras
molestos dilemas y elecciones obsesivas que penas se le ocurriría a usted preguntarme
tienden a convertir a la "identidad" en ma- por mi identidad; y si me lo ha pregunta-
teria de graves preocupaciones y de acalo- do, yo no sabría qué tipo de respuesta es-
radas controversias. Los buscadores de pera usted que yo le dé. La cuestión de la
identidad tienen que enfrentarse indefecti- identidad sólo se suscita con la exposición
blemente a la abrumadora tarea de "cua- a las "comunidades" de la segunda catego-
drar un círculo": esta expresión genérica, ría, y sólo porque existe más de una idea
como es sabido, implica tareas que jamás para invocar y mantener unidas a las "CO-
se pueden completar en "tiempo real", sino munidades soldadas por ideas" a las que
que se supone que podrán llegar a su tér- uno está expuesto en nuestro abigarrado
mino con el tiempo: en el infinito... mundo policultural. Precisamente porque
Se dice normalmente que las "comuni- hay en torno muchas ideas y principios así
dades" (a las que las identidades se refie- que aglutinan "comunidades de creyentes",
ren como a entidades que las definen) son uno tiene que comparar, que elegir (y ha-
de dos tipos. Hay comunidades de vida y cerlo una y otra vez), que revisar las elec-
destino cuyos miembros (según la formula- ciones ya hechas en otra ocasión, que in-
ción de Siegfried Kracauer) "viven juntas en tentar reconciliar exigencias contradictorias
una trabazón indisoluble" y comunidades y, a menudo, incompatibles. Julian Tuwim,
que están "soldadas únicamente por ideas el gran poeta polaco de ancestros judíos, era
o por principios diversos'". De los dos ti- conocido por su comentario de que odiar a
pos, se me ha denegado el primero, igual los antisemitas polacos más que a los anti-
que les ha pasado o les pasará a un núme- semitas de cualquier otro país era la prue-
ba más poderosa de su idiosincrasia pola-
1 Véase Siegfried Kracauer, Ornament der Masse, Suhrkamp, ca. (Supongo que mi idiosincrasia judia
Frankfurt arn Main, 1963. queda confirmada porque las iniquidades
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ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
israelíes me duelen toda vía más que las mento en uno de los cementerios de Varso-
atrocidades cometidas por otros países). via. Pero desde rnaeo de 1968 todos los que
Uno se conciencia de que la "pertenencia" o me rodean han estado esperando (y todavía
la "identidad" no están talladas en la roca, lo siguen haciendo) a que me defina, y se su-
de que no están protegidas con garantía de pone que tengo una opinión ponderada, cui-
por vida, de que son eminentemente nego- dadosamente equilibrada, intensamente ra-
ciables y revocables. Y de que las propias zonada de mi identidad. ¿Por qué? Porque
decisiones de uno, los pasos que uno da, la una vez puesto en movimiento, arrancado de
forma que tiene de actuar (y la determina- lo que podría pasar por mi "hábitat natu-
ción de mantenerse fiel a todo ello) son fac- ral", no había lugar donde se pudiera con-
tores cruciales en ambas. En otras palabras, siderar que yo encajaba, como dicen ellos, en
la gente no se plantearía "tener una identi- un cien por cien. En todos y cada uno de los
dad" si la "pertenencia" siguiera siendo su sitios yo estaba (a veces un poco, otras os-
destino y una condición sin alternativa. Co- tensiblemente) "fuera de lugar".
menzarán a considerar una idea semejante También sucedía que, en ese amasijo de
sólo como tarea que hay que llevar a cabo problemas que llaman "mi identidad", se
sin cesar en lugar de una sola vez. daba una importancia especial a mi nacio-
No recuerdohaber prestado mucha aten- nalidad. Me había tocado el mismo lote
ción al tema de "mi identidad", al menos al que a millones de refugiados e inmigrantes,
componente nacional de la misma, antes de! a quienes nuestro mundo cada vez más glo-
brutal despertar de marzo de 1968, cuando balizadar expulsa a un ritmo cada vez más
se puso en duda públicamente mi idiosin- acelerado. Pero descubrir que la identidad
crasia polaca. Supongo que hasta entonces es un amasijo de problemas en lugar de
esperaba, con toda naturalidad, sin cálculo una sola cuestión es algo que tengo en co-
ni introspección alguna, jubilarme cuando mún con un número mucho mayor, prác-
llegara e! momento de la Universidad de Var- ticamente con todos los hombres y mujeres
sovia, y ser enterrado cuando llegara el mo- de la "moderna era líquida".
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ZYGMUNT BAUMAN
IDENTIDAD
Las peculiaridades de mi biografía sólo bastante profundo este dilema vital, se que-
han puesto de relieve y hecho más drástica jó una vez de que al ser mujer, húngara, ju-
una situación que en nuestros días es bas- día, americana y filósofa, tenía que cargar
tante común y que lleva camino de conver- con demasiadas identidades para una sola
tirse casi en universal. En nuestros moder- persona. Pues bien, podría haber amplia-
nos tiempos líquidos, el mundo que nos do la lista sin mucha dificultad, pero los
rodea está rebanado en fragmentos de es- marcos de referencia que nombró ya eran
casa coordinación y nuestras vidas indivi- suficientes para demostrar la abrumadora
duales están cortadas en una sucesión de complejidad de la tarea.
episodios mal trabados entre sí. Pocos de Estar parcial o totalmente "fuera de lu-
nosotros (en el caso de que haya alguien) gar" en todas partes, no ya estar totalmen-
podemos dejar de pasar por más de una te en cualquier otra parte (es decir, sin re-
"comunidad de ideas y principios" autén- servas ni salvedades, sin esos aspectos que
tica o putativa, bien integrada o efímera. le hacen a uno "sobresalir" y ser visto por
Así que la mayoría de nosotros tenemos los demás con pinta rara) puede ser a veces
problemas parecidos que resolver (por uti- una experiencia ofensiva, molesta. Siempre
lizar las expresiones de Paul Ricoeur, la hay algo que explicar, algo por lo que pedir
cuestión de la mémete, la consistencia y la disculpas, algo que esconder o, por el con-
continuidad de nuestra identidad a través trario, que mostrar ostensiblemente, algo
del tiempo). Pocos de nosotros (en el caso que negociar, algo por lo que pujar o por lo
de que haya alguien) estamos expuestos a que regatear. Existen diferencias que limar
una sola "comunidad de ideas y principios" o que paliar o que, por el contrario, hay que
cada vez, así que la mayoría tenemos pro- agudizar más y hacer más legibles. Aquí las
blemas parecidos con la cuestión de l'ip- "identidades" flotan en el aire, algunas ele-
séite (coherencia de lo que nos distingue gidas por uno pero otras infladas y lanza-
como personas). Mi colega y amiga Agnes das por quienes nos rodean. Es preciso es-
Heller, con la que comparto en un grado tar en constante alerta para defender a las
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ZYGMUNT BAUMAN
IDENTIDAD
primeras de las segundas. Existe una elevada Es célebre la declaración de Ludwig Witt-
probabilidad de malentendidos, y el resul- genstein de que los mejores sitios para re-
tado de la negociación pende de un hilo para solver problemas filosóficos son las esta-
siempre. Cuanto más se practican y domi- ciones de ferrocarril (recordemos que no
nan las difíciles habilidades que se requie- tenía experiencia de primera mano con los
renpara apañárselas en una situación tan aeropuertos ... ). Uno de los más grandes de
claramente ambivalente, menos afiladas e la larga cadena de exquisitos escritores en
hirientes serán las aristas irregulares, me- español, Juan Goytisolo, que anduvo por
nos abrumadores los desafíos y menos irri- París y los Estados Unidos hasta asentarse
tantes los efectos. Uno puede incluso empe- en Marruecos, resume su experiencia vital
zar a sentirse en cualquier parte chez soi, en la observación de que "intimidad y dis-
"en casa", pero hay que pagar el precio de tancia crean una situación privilegiada. Am-
aceptar que no se estará verdadera y total- bas son necesarias". Jacques Derrida, uno
mente en casa en ninguna parte. de los filósofos más grandes de nuestra mo-
A uno pueden molestarle todas estas derna era líquida, en exilio perpetuo desde
incomodidades y (esperar en vano) bus- que el gobierno de Vichy le expulsó de su
car la redención, o al menos un respiro, escuela local francesa cuando era un mu-
en un sueño de pertenencia. Pero también chacho judío de doce años, según la opi-
puede hacer una vocación, una misión, un nión general, construyó su impresionante
destino conscientemente elegido, de un hogar filosófico en "encrucijadas culturales".
sino no elegido, y todavía más si se tienen George Steiner, un agudo crítico cultural y el
en cuenta las ventajas que semejante de- más perspicaz, nombró a Samuel Beckett,
cisión puede aportar a los que la toman y Jorge Luis Borges y Vladimir Nabokov
la llevan a buen término, y por el bien de como los más grandes escritores contem-
las ventajas probables que entonces pue- poráneos. Lo que en, su opinión unía a los
de aportar a otra gente que está a su alre- tres, por otro lado virulentamente diferen-
dedor. ciados, y los hacía descollar sobre los de-
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IDENTIDAD
ZYGMUNT BAUMAN
más era que se movían cómodamente por do, siempre se yergue el individuo huma-
varios universos lingüísticos diferentes. no, "considerado como portador de cultu-
Esta continua transgresión de los límites ra y como ser geistige maduro, que actúa y
les permitió investigar la invención huma- evalúa con absoluto dominio de los pode-
na y la ingenuidad que se esconde tras las res de su alma y unido a sus compañeros
pétreas y solemnes fachadas de credos apa- seres humanos en la acción colectiva y en
rentemente aternporales e inexpugnables, el sentimiento". Si sigue usted pinchándome
proporcionándoles así el valor necesario para que formule mi identidad (es decir, mi
para sumarse a la creación cultural con "ser postulado", el horizonte hacia el que
complicidad, conscientes de los riesgos y me debato y por el que valoro, censuro y co-
escollos que marcan de forma indeleble rrijo mis movimientos), esto es todo lo le-
todas las extensiones ilimitadas. jos que usted puede empujarme a llegar.
De Georg Simmel, de quien he aprendi- Esto es todo lo cerca que yo puedo aproxi-
do más que de cualquier otro sociólogo y marme ...
cuya forma de hacer sociología ha sido para
BENEDETTO VECCHI: En la imaginación socio-
mí (y, supongo, que seguirá siendo hasta el
lógica, la identidad siempre constituye algo
final) el ideal supremo (aunque, por desgra-
muy evasivo y resbaladizo, casi un a priori; es
cia, inalcanzable), Kracauer observó atina- ~ecir, una realidad preexistente. Por ejemplo, en
damente que una de las metas fundamenta- Emile Durkheim, las identidades colectivas
les que guiaron la obra de su vida fue siempre se quedan en segundo plano, pero no
"despojar a todo fenómeno geistige (espiri- cabe duda de que en su libro más famoso, La di-
tual, intelectual) de su falso ser-en-sí-mis- visión del trabajo en la sociedad, la división
mo y mostrar cómo está engastado en un del trabajo es un elemento contradictorio. Por
contexto vital más amplio". Como núcleo un lado, pone en peligro las ataduras sociales
central de la concepción de Simmel, y, -por pero al mismo tiempo actúa como factor esta-
tanto, también de su mundo y de su com- bilizador en la transición hacia la creación de
prensión del lugar que ocupa en dicho mun- un nuevo orden social. No obstante, en este
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ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
marco de análisis, debe considerarse la identi- las tareas de buscar o de construir una iden-
dad como objetivo y no como meta, en lugar tidad. La fragilidad y la condición por siem-
de ser un factor definido de antemano. ¿Qué pre provisional de la identidad ya no se pue-
opina usted? de ocultar. El secreto ya no se lleva. Pero
es una evolución nueva bastante reciente.
Opino lo mismo que usted ... Sí, efectiva- Por tanto, yo me cuestiono si es justo
mente, la "identidad" se nos revela sólo preguntar a los padres espirituales de la so-
como algo que hay que inventar en lugar de ciología, sean Weber o Durkheim, o el pro-
descubrir; como el blanco de un esfuerzo, pio Simmel, quién fue el más clarividente
"un objetivo", como algo que hay que y se adelantó a su tiempo más que los de-
construir desde cero o elegir de ofertas de más, para enseñarnos qué pensar y cómo de
alternativas y luego luchar por ellas para un tema que estalló en nuestra conciencia
protegerlas después con una lucha aún más compartida y se asentó en ella mucho des-
encarnizada ... Aunque, por lo que se re- pués de que ellos murieran. Todos ellos ha-
fiere a la lucha por salir victorioso, la ver- bían entablado una conversación con los
dad de esa precaria y por siempre incom- problemas, las preocupaciones y los intere-
pleta condición de identidad necesita ser, y ses de los hombres y, mujeres de su tiempo
tiende a ser, suprimida y minuciosamente (la profundidad, la seriedad y la dedicación
encubierta. de dicho compromiso fue su verdadera
Hoy en día esta virtud es más difícil de grandeza y su legado más importante para
ocultar de lo que solía serlo al principio de la sociología posterior). La "identidad" no
la era moderna. Los organismos más re- destacaba entre dichos intereses. Supongo
sueltos a ocultarla han perdido interés; se que si hubieran vuelto sus oídos, tan aten-
baten en retirada del campo de batalla y es- tos a los grandes temas de su propio tiem-
tán encantados de dejarnos a nosotros, po, a nuestro tipo de sociedad (que nace-
hombres y mujeres concretos (individual- ría casi un siglo después), habrían percibido
mente y por separado, no colectivamente), la importancia repentina del "problema de
IDENTiDAD
ZYGMU~T BAUMAN
la identidad", tanto en las discusiones aca- Justo antes del estallido de la última gue-
démicas como en la conciencia común , rra mundial se elaboró un padrón de po-
como un rompecabezas sociológico más in- blación en Polonia, mi país natal. Entonces
quietante. Polonia poseía una sociedad multiétnica.
Efectivamente se trata de un rompeca- Una curiosa mezcla de colectivos étnicos, de
bezas y de un desafío para la sociología, si credos religiosos, de costumbres y de len-
se recuerda que sólo hace unas décadas la guas poblaban algunas zonas del país. Vol-
"identidad" no ocupaba ni mucho menos ver a fraguar esta mezcla, mediante una
un lugar destacado en nuestros pensamien- conversión y asimilación forzosas, en una
tos, limitándose a ser objeto de meditación nación uniforme o casi uniforme (según,
filosófica. No obstante, hoy la "identidad" digamos, el modelo francés), tal vez fuera
constituye "la comidilla de la ciudad", el un objetivo que parte de la élite política po-
tema candente que está en la boca y en la laca persiguiera febrilmente, aunque no fue-
mente de todos. Esta repentina fascinación ra en absoluto aceptado universalmente ni
por la identidad, más que la identidad mis- secundado con vehemencia, ni mucho me-
ma, sería lo que llamaría la atención de los nos un proyecto cercano en su conclusión
clásicos de la sociología si hubieran vivido en nmguna parte.
lo suficiente para enfrentarse a ella. Pro- Como se espera de un Estado moderno,
bablemente habrían captado esta indirecta los inspectores del censo estaban, empero,
de Ma'rtin Heidegger (pero ya ni siquiera adiestrados para suponer que tenía que ha-
estaban por aquí cuando dio esta pista): ber una nación para cada ser humano. Se les
uno tiende a reparar en las cosas y a some- informó de que recogieran información so-
terlas a la contemplación y a un cuidadoso bre la nacionalidad que cada súbdito del Es-
examen sólo cuando se desvanecen, se van tado polaco se asignaba a sí mismo (hoy
al traste o comienzan a comportarse de ma- diríamos: la identidad "nacional o étnica"
nera extraña o, si no, cuando le decepcio- de él o de ella). Los inspectores fallaron casi
nan a uno. en un millón de casos: la gente a la que in-
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La identidad sólo podía entrar en el Le- del destino de la nación y como una garan-
benswelt como una tarea, como tarea no tía de su continuación. Por otro lado, una
completada, todavía no culminada, como nación sin Estado se vería abocada a sen-
un toque de trompeta, un deber y una ins- tirse insegura de su pasado, indecisa ante su
tancia a la acción, y el moderno Estado na- presente, ante un futuro incierto, y, por tan-
ciente hizo todo lo que estuvo a su alcance to, condenada a una existencia precaria.
para que este deber fuera obligatorio para Correspondiera o no al poder estatal defi-
toda la gente que vivía dentro de su terri- nir, clasificar, segregar, separar y seleccionar
torio soberano. La identidad nacida como el conjunto de tradiciones locales, dialectos,
ficción requirió de mucha coerción y con- leyes y formas de vida habituales, difícil-
vencimiento para fortalecerse y cuajar en mente podría lograrse en su seno algo pa-
una realidad (más correctamente: en la úni- recido a la unidad postulada y a la cohesión
ca realidad imaginable), y estos dos factores de una comunidad nacional. Si el Estado
sobrevolaron la historia del nacimiento y de fue la culminación del destino de la nación,
la maduración del Estado moderno. también fue una condición necesaria para
La ficción de la "nati vidad del naci- que hubiera una nación que reivindicara
miento" desempeñó un.papel primordial en -en voz alta, con seguridad y eficacia- un
las fórmulas que el naciente Estado moder- destino compartido. La regla cuius regio,
no desplegó para legitimar su petición de eius natio (el que gobierna decide la nacio-
subordinación incondicional de los súbdi- nalidad) impide una cosa y otra ...
tos (que Max Weber pasó curiosamente un La "identidad nacional" era desde el
tanto por alto en su tipología de legitima- principio, y siguió siéndolo durante mucho
ciones). Estado y nación se necesitaban; su tiempo, una noción agonista y un grito de
matrimonio, tiene uno la tentación de decir, guerra. Una comunidad nacional con co-
sonaba a música celestial... El Estado bus- hesión, que coincide con el conjunto de súb-
có la obediencia de sus súbditos configu- ditos del Estado, estaba destinada no sólo
rándose a sí mismo como la culminación a permanecer inconclusa a perpetuidad,
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ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
sino también precaria para siempre. Un pro- gieron lealtad sin ambages y fidelidad ex-
yecto que exige vigilancia continua, un es- clusiva, la identidad nacional no reconoce la
fuerzo gigantesco y la aplicación de mucha competencia, ni mucho menos una oposi-
fuerza para asegurarse de que se escucha y ción. La identidad nacional concienzuda-
obedece el llamamiento (Ernest Renan de- mente construida por el Estado y sus or-
nominó "plebiscito diario" a la nación, a ganismos ("gobiernos en la sombra" o
pesar de que hablaba de la experiencia del "gobiernos en el exilio", en el caso de las as-
Estado francés, conocido, al menos desde pirantes a naciones, "naciones in spe"; que
la época napoleónica, por sus ambiciones sólo piden a gritos un Estado propio) tiene
excepcionalmente centralistas). No se cum- por objetivo el derecho de monopolio para
plirían ninguna de semejantes condiciones si trazar el límite entre el "nosotros" y el
no fuera porque se hizo coincidir el territo- "ellos". Escasos de monopolio, los Estados
rio domiciliario y la indivisa soberanía del lucharon por asegurarse cargos inexpugna-
Estado, que, como sugiere Agamben (si- bles en los tribunales supremos que dictan
guiendo a Carl Schmitt), consiste ante todo sentencias vinculantes y sin apelación posi-
en el poder de exención. Su raison d'étre era ble sobre la reivindicaciones de las identi-
el trazado, refuerzo y vigilancia del límite dades en litigio.
entre el "nosotros" y el "ellos". La "perte- Igual que las leyes estatales abolen cual-
nencia" habría perdido lustre y .poder de quier otra modalidad de justicia habitual,
seducción, además de su poder integra- anulándola e invalidándola en casos de cho-
dor/disciplinante, si la amenaza y la prácti- que, la identidad nacional permitirá y tole-
ca de la exclusión no hubiera sido sistemá- rará sólo otras identidades que no sean sos-
ticamente selectiva ni la hubieran dado pechosas de colisionar (ya sea por principio
cuerpo y revigorizado constantemente. u ocasionalmente) con la prioridad no cua-
La identidad nacional, déjeme añadir, lificada de lealtad nacional. Ser súbdito de
nunca fue como otras identidades. Al con- un Estado era la única característica con-
trario de otras identidades que jamás exi- firmada de forma acreditada en docurnen-
ZYGMUNT BAUMAN
IDENTIDAD
tos de identidad y pasaportes. Se instaba y/o localidades en las que la mayoría de los
obligaba a otras identidades más pequeñas hombres y mujeres se pasaban la vida de la
a buscar respaldo seguido de protección en cuna a la tumba en la era premoderna an-
organismos estatales autorizados y, por tan- terior a la movilidad, la "nación" constitu-
to, a confirmar indirectamente la superio- ía una entidad imaginada que sólo podía en-
ridad de la "identidad nacional", confian- trar en el Lebenswelt por mediación del
do en estatutos reales o republicanos, artificio de un concepto. La apariencia de
diplomas estatales y certificados autoriza- naturalidad, y, por tanto, también la credi-
dos por el Estado. Por mucho que uno pu- bilidad de la pertenencia reivindicada, sólo
diera ser otro o aspirara a convertirse en podían ser producto final de viejas ~ pro-
otro, eran las "autoridades apropiadas" del longadas batallas y sólo podía garantizarse
Estado las que tenían la última palabra. su continuidad mediante batallas todavía
Una identidad sin certificar era un fraude; por verur,
su portador, un falso pretendiente a la mis- En Italia, usted tiene que saberlo dema-
ma: un estafador. siado bien ... Dos siglos después del triunfo
La severidad de las exigencias era reflejo del Risorgimento, Italia apenas constituye
de la endémica e incurable precariedad de un país con una lengua e intereses locales
la tarea de construcción y mantenimiento completamente integrados. No deja de ha-
de la nación. Perrnítame que lo repita: la ber llamamientos para que los intereses lo-
"naturalidad" de suponer que la "perte- cales puedan ignorar los vínculos nacionales
nencia por nacimiento" significaba, auto- (a los que se acusa de artificiales). La prio-
mática e inequívocamente, pertenecer a la ridad de la identidad nacional es todavía,
nación, era una convención meticulosa- como lo era antes de la unificación, una
mente construida; la apariencia de "natu- cuestión abierta y calurosamente contesta-
ralidad" podía ser cualquier cosa menos da. Como dice atinadamente Jonathan Ma-
"natural". A diferencia de las "mini-socie- tthew Schwartz, en lugar de que la totalidad
dades de conocimiento mutuo", aquellas sea mayor que la suma de sus partes (como
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ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
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ZYGMUNT BAUMAN
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ZYGMUNT BAUMAN
te, y mantener una conversación real". Di- Los paseantes de las calles de la ciudad de
chas "comunidades virtuales" tampoco Georg Simmel eran famosos por su actitud
pueden dar sustancia a la ideátidad perso- "blasé ". No obstante, no llevaban auricu-
nal, principal razón por la que nos lanza- lares de teléfonos móviles. Igual que noso-
mos en su busca. Si acaso dificultan que tros ahora, podrían haber sido ávidos es-
asumamos nuestro propio ser más que lo pectadores de dramas callejeros urbanos
contrario. pero visitaban este escenario sin mezclarse
En palabras de Andy Hargreaves, cate- en él. Se distanciaban de lo que veían y ob-
drático de educación y observador excep- servaban. Sin embargo, para ellos no era ta-,
cionalmente perspicaz de la escena cultural rea sencilla distanciarse de la escena en I~
contemporánea: que se desarrollaba el drama: se podía con-
fundir fácilmente proximidad física con
En los aeropuertos y en otros espacios públicos, proximidad espiritual. Erving Goffman in-
la gente va de un lado a otro con auriculares de tentó elaborar un inventario de estratage-
teléfonos móviles, solos y hablando en voz alta, mas de "desinterés cívico"; esa multitud
como esquizofrénicos paranoicos que no se per- de gestos y movimientos corporales que pa-
catan de su entorno inmediato. La introspección san inadvertidos, aunque sean una pizca in-
es un acto que está desapareciendo. Enfrentán- trincados, a los que todos recurrimos pro-
dose a momentos de soledad en sus coches, en saicamente cuando nos encontramos
la calle o en las cajas de los supermercados, cada rodeados de extraños y que señalan nuestra
vez hay más gente que no recupera el dominio intención de seguir distanciados, no invo-
de sí mismo, sino que escudriña en los men-
lucrados, y perrnánécer en nuestra propia
sajes de sus teléfonos móviles en busca de la más
compañía y en silencio. Los paseantes ur-
mínima evidencia de que alguien, en alguna par-
te, puede necesitarles o quererles", banos de Simmel, los [láneurs posteriores
de Baudelaire/Foucault y los practicantes
del arte del desinterés cívico de Goffman,
9 Andy Hargreaves, Teacbing in the Know/edge Society: Educa-
tion in the Age of lnsecurítv. Open Universiry Press, 2003, p. 25.
no caminan por las calles de la ciudad en
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ZYGMUNT BAUMAN lDENTlDAD
busca de una comunidad con la que poder caminamos, ya sin necesidad de ceremonias.
identificarse. Empero la encarnación co- Encendiendo el móvil, apagamos la calle. La
munal de la identidad, esos "alguien" que proximidad física ya no colisiona con la es-
"les necesitan y les quieren" y a quien ellos piritualidad remota.
necesitan y quieren a su vez, les esperaban, Con el mundo yendo a alta velocidad y
de forma sedentaria y más o menos lista acelerando, uno ya no puede confiar en
para servir y lista para usar, cómodamente tales marcos de referencia como exige la
instalados en hogares familiares o lugares utilidad debido a su supuesta durabilidad
de trabajo. (¡por no mencionar su atemporalidad!). Ni
En esto nos diferenciamos nosotros, los uno confía en ellos ni, desde luego, los ne-
moradores del moderno mundo líquido. cesita. Dichos marcos no recogen nuevos
Buscamos, construimos y mantenemos uni- contenidos fácilmente. Enseguida resulta-
das las referencias comunitarias de nues- rán demasiado exiguos y rígidos para al-
tras identidades mientras, yendo de acá bergar todas esas nuevas identidades in-
para allá, nos debatimos por ajustarnos a exploradas y no puestas a prueba que están
colectivos igualmente móviles que evolucio- tentadoramente al alcance de uno y que
nan rápidamente y que buscamos, construi- nos brindan ventajas estimulantes por des-
mos e intentamos mantener con vida, aun- conocidas, prometedoras y poco desacre-
que sea por un instante pero no por mucho ditadas. Al ser pringosos y agarrotados, re-
más., Para hacerlo, no necesitamos estudiar sulta difícil limpiar los marcos de viejos
y dominar el código de Goffman. Los telé- contenidos y sacudírselos de encima una
fonos móviles lo harán. Podemos comprar- vez que sobreviene su "fecha de caduci-
los, listos con todas las aplicaciones que dad". En el fiero y nuevo mundo de las
podamos necesitar para dicho propósito, en oportunidades fugaces y de las segurida-
una tienda de una calle principal. Con un des frágiles, las innegociables y agarrota-
auricular bien colocado en su sitio, lucimos das identidades chapadas a la antigua sim-
nuestro desapego desde la calle por la que plemente no sirven.
62
ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
La sabiduría popular fue rauda en ob- con sentido del humor. ¿Cuál es tu símbo-
servar estos requisitos mudables y se mofó lo? Géminis IJ •
de inmediato de la sabiduría heredada que El cartel berlinés entraña globalización
resultó descaradamente inadecuada para mientras que el cambio en la probable res-
confluir con ellos. En 1994, un cartel con puesta a la pregunta" ¿quién eres tú?" se-
el que se empapeló las calles de Berlín se ñala el desmoronamiento de la jerarquía
reía de las lealtades a marcos ya incapaces (auténtica o postulada) de identidades. Los
de contener las realidades del mundo: dosfenómenos están íntimamente relacio-
"Vuestro Cristo es judío. Vuestro coche es nados.
japonés. Vuestra pizza es italiana. Vuestra Globalización significa que el Estado ya
democracia, griega. Vuestro café, brasile- no tiene peso ni ganas para mantener su
ño. Vuestra fiesta, turca. Vuestros núme- matrimonio sólido e inexpugnable con la
ros, árabes. Vuestras letras, latinas. Sólo nación. Se permiten y fomentan los coque-
vuestro vecino es extranjero" l0. En la épo- teos extraconyugales, e incluso las aventu-
ca de la construcción nacional de Polonia, ras adulterinas son inevitables y permisi-
se solía inculcar a los niños que respon- bles, además de procurarse con afán y
dieran así a las siguientes preguntas sobre entusiasmo (siguiendo las condiciones pre-
la identidad: ¿Quién eres? Un pequeño po- liminares que establece la admisión en el
laco. ¿Cuál es tu símbolo? El águila blanca. "mundo libre" -primero en la Organiza-
Las respuestas de hoy día, sugiere Moni- ción para el Desarrollo y la Cooperación
ka Kostera, una eminente socióloga de la Económica y luego en la Unión Europea-
cultura contemporánea, se formularían de los gobiernos centroeuropeos del Este han
manera bastante diferente: ¿Quién eres? abierto sus bienes nacionales al capital glo-
Un hombre bien parecido en los cuarenta bal y desmantelado todas las barreras con-
ro Cita extraída de Hanna Mamzer, Tozsamosc w podro::y, Poz- II Monika Kostera, Postmodernizm w zarzadzaníu, Varsovia,
nan, 2002, p. 13. 1996, p. 204.
ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
tra la libre circulación de fondos globales). guiado estilo neoliberal de mercado libre,
Una vez cedidas la mayoría de las tareas mientras que se han sustituido uno por uno
que exigen capital y mano de obra intensi- los derechos sociales por la obligación in-
vos a los mercados globales, los estados tie- dividual del cuidado de uno mismo y el arte
nen mucha menos necesidad de suministro de aventajar a los demás.
de fervor patriótico. Incluso se han cedido Así que ambos cónyuges de la nación-es-
los sentimientos patrióticos, e! bien más tado son cada vez menos entusiastas de su
celosamente guardado de los modernos Es- matrimonio, y se arrastran, sin prisa pero
tados-nación, a las fuerzas del mercado sin pausa, hacia el ahord modelo político
para que los redistribuyan, engrosando así de moda, e! de las "parejas medio indepen-
los beneficios de los promotores deporti- dientes" .
vos, de! mundo del espectáculo, de los fes- Libres del control, de la protección, de
tejos de aniversarios y de los bienes indus- la galvanización y de la vigorizació n que
triales de interés. En el otro extremo, los las instituciones que buscan el monopolio
poderes estatales (que ya sólo poseen exi- procuran, y expuestas, en cambio, al libre
guos restos de una soberanía territorial que juego de las fuerzas competitivas, ni se bus-
una vez fue indomeñable e indivisible) can ni se construyen fácilmente jerarquías ni
ofrecen pocas expectativas de confianza, leyes del más fuerte, especialmente si son só-
y mucho menos de garantía infalible, a los lidas y duraderas. Las razones principales
buscadores de identidad. Recordando la fa- para definir de forma inequívoca y clara
mosa tríada de derechos de Thomas Mars- (tanto como la soberanía territorial del Es-
hall: los derechos económicos ya no están tado) las identidades, y para retener la mis-
en manos del Estado, los derechos políti- ma forma reconocible con e! paso del tiem-
cos que los Estados pueden ofrecer se li- po, se han desvanecido, o perdido gran
mitan estrictamente y están circunscritos a parte de lo que una vez constituyera su po-
lo que Pierre Bourdieu bautizó como la der de convicción. Se ha dado plena libertad
pensée unique del meticulosamente desre- a las identidades y ahora son los hombres
66
ZYGMUNT BALlMAN IDENTIDAD
y mujeres concretos quienes tienen que ca- muy a medias tintas que sea, recuerde que es
zarlas al vuelo, usando sus propios medios e probable que esté cerrando la puerta a otras
inteligencia. posibilidades románticas que pueden col-
El anhelo de identidad procede del deseo marle más y ser más satisfactorias". Otro
de seguridad que, en sí mismo, es un senti- consejero tenía un tono aún más brusco:
miento ambiguo. Por muy estimulante que "Las promesas de compromiso no tienen
pueda ser a corto plazo, por muy llena de sentido a largo plazo ... Como otras inver-
promesas y de imprecisas premoniciones siones, están sujetas a altibajos". Así, si us-
sobre una experiencia todavía sin probar, ted desea "relacionarse", "pertenecer" por
flotar sin apoyos en un espacio pobremen- el bien de su propia seguridad, mantenga las
re definido, ubicados machacona y fastidio- distancias. Si usted espera y desea realiza-
samente "entre la espada y la pared", se ción a partir de la convivencia, no se com-
convierte a largo plazo en un enervante es- prometa ni pida compromisos. Mantenga
tado propenso a la ansiedad. Por otro lado, todo el tiempo todas las puertas abiertas.
una posición inamovible entre infinidad de La abundancia de compromisos en ofer-
posibilidades, tampoco es una perspectiva ta, pero aún más la fragilidad evidente de
muy halagüeña. En nuestros modernos todos ellos, no inspira confianza en inver-
tiempos líquidos, donde el héroe popular siones a largo plazo en el campo de las re-
es el individuo sin trabas que flota a su li- laciones íntimas y personales. Tampoco ins-
bre albedrío, "estar fijo", "estar identifica- pira seguridad en el lugar de trabajo, donde
do" inflexiblemente y sin vuelta atrás, tie- la posición social solía definirse y donde la
ne cada vez peor prensa. gente se sigue ganando la vida, así como ad-
En las columnas" de sociedad" de uno de quiriendo o perdiendo el derecho a la dig-
los periódicos ingleses más prestigiosos se nidad personal y al respeto social. En un
podía leer hace unos meses las palabras de artículo reciente, Richard Sennett señala
un "experto en relaciones" informándonos que "un lugar de trabajo flexible tiene pocas
de que "cuando usted se compromete, por posibilidades de convertirse en el sitio en el
68
ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
que uno quiera construir su nido" >2. Al mis- capa que se puede quitar uno en cualquier
mo tiempo, si la duración media de un con- momento. Aquellos emplazamientos en los
trato laboral ("proyecto") en las unidades que se invertía tradicionalmente el sentido
de alta tecnología más avanzadas de lugares de pertenencia (puesto de trabajo, familia,
como el tan admirado Silicon Valley es de vecindario) ni son asequibles (o, si lo son,
unos ocho meses, esa solidaridad de grupo inspiran poca confianza) ni susceptibles de
que solía proporcionar el caldo de cultivo apagar la sed de vinculación ni de aplacar
de la democracia no tiene tiempo de echar el temor a la soledad y al abandono.
raíces ni de madurar. Hay pocos motivos De ahí la creciente demanda de lo que
para esperar reciprocidad en la lealtad que podríamos llamar "comunidades de guar-
uno profesa a un grupo o a una organiza- darropa", que nacen al ser invocadas, aun-
ción. Es poco aconsejable ("irracional") que sólo sea de forma fantasmal, al colgar
brindar semejante lealtad a crédito cuando nuestros problemas individuales, como ha-
es improbable que le paguen a uno con la cen los aficionados al teatro con sus abri-
misma moneda. gos, en una habitación. Cualquier aconte-
Resumiendo: "identificarse con ... " signi- cimiento chocante al que se da bombo y
fica entregar rehenes a un destino descono- platillo puede proporcionar una oportuni-
cido sobre el que no se puede ejercer in- dad para hacerlo: un nuevo enemigo públi-
fluencia, ni mucho menos controlar. Por co que sube al número uno de la lista; un es-
tanto, tal vez sea más acertado vestirse con timulante partido de fútbol; un crimen
identidades como las que proponía Richard inteligente o cruel, especialmente sometido
Baxter, el predicador puritano al que cita a una "sesión fotográfica protocolaria pe-
Max Weber, según el cual había que llevar riodística"; el primer pase de una película
las riquezas terrenales como una liviana recibida con muchas alharacas, o un ma-
trimonio, divorcio o desgracia de un famo-
so que acostumbra a estar en candelero. Las
12. Richard Sennett, "Plexibiliré sur la ville", Maniere de Voir,
66, noviembre-diciembre 2002, pp. 59-62. comunidades de guardarropa se improvisan
71
ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
durante el tiempo que dura el espectáculo pan las habilidades que lo harían (o, al me-
y se vuelven a desmantelar enseguida una nos, podrían hacerlo) funcionar. Si una vez
vez que los espectadores recogen sus abrigos andar de acá para allá constituyó un privi-
de los percheros del guardarropa. Su ven- legio y un logro, entonces ya no resulta una
taja sobre "la cosa real" es precisamente cuestión de elección: ahora se convierte en
su vida útil breve y la mezquindad del com- un "tengo que". Si alguna vez ir a toda
promiso requerido para formar parte (por marcha era una aventura estimulante, aho-
muy fugazmente que sea) y disfrutar de ella, ra se convierte en un faena agotadora. Y
pero se diferencia de la calidez soñada y de lo que es todavía más importante: la desa-
la comunidad solidaria igual que las copias gradable incertidumbre y la humillante
en serie que se venden en unos grandes al- confusión que uno esperaba sacudirse de
macenes de una calle principal se diferen- encima gracias a la velocidad, se niegan a
cian de los originales de haute coúture ... desaparecer. La facilidad de retirada y de
Cuando la calidad te decepciona o no cese-a-petición propia no reduce los ries-
es asequible, uno tiende a redimirse en la gos; sólo los distribuye, junto a las ansie-
cantidad. Si los compromisos (y, por tan- dades que exhalan, de forma diferente.
to, también los compromisos con una iden- En nuestro mundo de "individualiza-
tidad concreta) "no tienen [como procla- ción" rampante, las identidades tienen sus
maba con autoridad el experto citado pros y sus contras. Titubean entre el sueño
anteriormente] sentido", uno se siente in- y la pesadilla y no se dice cuándo lo uno se
clinado a cambiar una identidad, elegida transformará en lo otro. La mayoría de las
una vez y/o todas las veces, por una "red de veces estas dos modernas modalidades lí-
conexiones". Sin embargo, una vez cum- quidas de identidad cohabitan, incluso aun-
plido, meterse en un compromiso y hacer que estén situadas en diferentes niveles de
que sea sólido parece incluso más difícil (y, conciencia. En un moderno y líquido esce-
por tanto, más desalentador, incluso ate- nario vital, las identidades constituyen tal
rrador) que antes. Ahora a uno se le esca- vez las encarnaciones de ambivalencia más
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ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
comunes, más agudas, más profundamen- cionista, que invadió los centros académi-
te sentidas y turbadoras. Argüiría que éste cos de Europa y América hacia finales de la
es el motivo por el que acaparan firme- década de los sesenta. En la década de los se-
mente la atención de los modernos indivi- tenta, como Peter Beilharz ha señalado ati-
duos líquidos y se encaraman al pnmer nada mente, se asistió "probablemente al
puesto de sus prioridades vitales. auge del marxismo intelectual en Occidente,
política, ideología y ciudadanía fueron reem-
Durante los primeros veinte años del siglo xx, plazadas por completo o consideradas efectos
florece el análisis marxista de las clases socia- del motor fundamental de la evolución y el
les. Desde Gyorgy Lukács a Walter Benjamin, desmoronamiento del capitalismo" '3. Esto
muchos de los intelectuales marxistas se plan- no tenía por qué ser así. El propio Marx (por
tean cuestiones sobre la relación entre una reu- citar a Beilharz una vez más) fue, después
nión social y la conciencia social. En este caso, de todo, "primero un liberal, que cambió
se puede decir también que la identidad es una sólo al final su objeto de estudio de la po-
categoría que desde luego no tiene derecho de breza y la imagen que conlleva del ciudada-
ciudadanía en abstracto (in thought). Tal vez
no por el concepto más peliagudo de la ex-
haya una excepción: Lukács. En Historia y con-
ciencia de clase se refiere a menudo a la proli-
plotación, en el que el perfil masculino
feración de formas de vida, formas de ser, como implícito del proletariado sustituye al de ciu-
consecuencia de la sociedad de masas. Pero, sin dadano". Así que la reducción de la teoría
duda, esto se debe a que expresa una falsa con- marxista en auge a peliagudo meollo del de-
ciencia ya que, en la izquierda marxista, la iden- terminismo económico podría no haber sido
tidad comienza a ser un problema por primera inevitable pero en esta época fue yo diría que
vez. ¿Qué piensa usted de esto? "excesivamente enérgica". Una imagen
"multifactorial" más sutil y matizada de la
El "marxismo intelectual" asumió una for-
ma completamente "econornicista " y, en la 13 Petcr Beilharz, "The logic of polarizauon: exclusion and ex-
mayoría de los casos, severamente reduc- ploiration", M. S.
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ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
sociedad no cumpliría con los requisitos de del "mundo vivido" ni de abarcar la totali-
la época. Precisamente la exhaustividad de dad de la experiencia humana. Esta regla
esta explicación unifactorial omniabarcan- general también se aplicó a la versión trun-
te de un sufrimiento, un malestar y una an- cada, encogida y disecada de! marxismo.
siedad tan variados y desconcertantes -que Sin embargo, no fue la única razón de que la
sólo una versión truncada, reduccionista y ascendencia de esta versión no resultara ser
unidimensional del legado de Marx puede otra cosa que un episodio efímero que lle-
dar- fue lo que atrajo a una generación per- gó a un final abrupto ya en la década de
pleja y confusa por oleadas de descontento los ochenta. Todavía más importante fue el
que historias al uso sobre e! desarrollo, el creciente abismo existente entre la visión y
progreso y la evolución progresiva no podí- las realidades rápidamente mudables de la
an predecir ni explicar. Existía una abruma- era Reagan/Tharchcr,
dora sensación de urgencia, una impaciencia El "perfil masculino del proletariado",
que sólo una teoría susceptible de ser de- que supuestamente garantizaba la "inevita-
glutida de golpe y digerida sobre la marcha bilidad de la historia" "económicamente de-
podía, al menos por un tiempo, aplacar-Pro- terminada", buscó en vano un original que
bablemente, ésta no fue la única (ni, desde pudiera encajar. En tiempos de desregula-
luego, suficiente) causa del extendido entu- ción, de "contratación de mano de obra que
siasmo por una versión tan profundamente no pertenece a la empresa", de "subsidiari-
demacrada y simplificada (más bien vulga- dad", de "desvinculación por parte de la
rizada) de la visión de Marx. Pero se podía directiva", de cierre progresivo de las "fá-
considerar como una especie de amplio cau- bricas Ford", de la nueva "flexibilidad" de
ce en e! que numerosas corrientes diferen- las condiciones de empleo y de las rutinas la-
tes, conscientes o inconscientes, podían con- borales, de progresivo pero implacable des-
verger, convirtiéndose en sus afluentes. mantelamiento de los instrumentos de au-
Ningún modelo monofactorial es jamás todefensa y amparo de la mano de bbra, una
susceptible de dar cuenta de la complejidad expectativa de revisión general del orden so-
77
ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
cial conducida por el proletariado y una lim- rutinas y escenarios antes estables, y la re-
pieza de los males sociales de inspiración cién revelada fragilidad, incluso de las em-
proletaria, tuvo que obligar a que la ima- presas grandes y aparentemente más sóli-
ginación se aguzara más allá de lo sopor- das, no favorece una postura unitaria ni
table. La mayoría de las fábricas y de los solidaria y evita que las angustias y proble-
pasillos de oficinas se han convertido en es- mas individuales cristalicen en un conflicto
cenarios de una competencia encarnizada y de clases. Como dicen Boltanski y Chiape-
a brazo partido entre individuos que se de- 110, los empleados se encuentran en una cité
baten por llamar la atención de sus jefes y par projets, donde las perspectivas de em-
arrancarles el visto bueno con un asenti- pleo se ven limitadas únicamente al proyec-
miento de cabeza, en lugar de ser, como en to que esté en marcha en ese momento. Y
el pasado, crisoles de solidaridad proletaria la gente que vive de un proyecto a otro, la
en la lucha por una sociedad mejor. Como gente cuyo sistema de vida está parcelado en
ha averiguado Daniel Cohen, economista de una sucesión de proyectos de breve dura-
la Sorbona, ahora le toca a cada empleado ción, no tiene tiempo para difundir descon-
demostrar, por iniciativa propia, que es me- tentos que cristalicen en una puja por un
jor que cualquier otro de los que le rodean, mundo mejor ... Esta gente deseará un aquí
que produce más beneficios a los accionistas y ahora diferente para cada cual en lugar
de la empresa y que merece seguir contra- de pensar seriamente en un futuro mejor
tado cuando se produzca, como es de rigor, para todos. En el esfuerzo cotidiano sólo di-
la próxima tanda de "racionalizaciónes" rigido a mantenerse a flote, no hay ni tiem-
(léase más despidos). Los reveladores estu- po ni espacio para vislumbrar la "sociedad
dios de Fitoussi y Rosanvallon, de Boltans- buena" .
ki y Chiapello han confirmado gráfica y Con todo, los pasillos y los patios de las
plenamente está conclusión. fábricas ya no parecen valores lo bastante
Pierre Bourdieu y Richard Sennett expli- seguros como para invertir en esperanzas
caron los motivos del desmoronamiento de por un cambio social radical. Las estruc-
79
ZYGMUNT BAUMAN IDENTIDAD
turas de las empresas capitalistas y los há- primieron pancartas. Como la clase social
bitos de contratación de mano de obra, ya no ofrecía un eje seguro para demandas
cada vez más friables e inestables, ya no dispares y difusas, el descontento social se
parecen brindar un marco común en el que disolvió en un número indefinido de reivin-
una abigarrada variedad de privaciones dicaciones de colectivos o categorías, en
sociales e injusticias puedan (ni mucho me- busca todos ellos de un anclaje social por
nos se vean abocadas a) mezclarse, cuajar su cuenta. Los más efectivos y prometedores
y cristalizar en un programa de cambio. parecían ser género, raza y pasados colo-
Ni siquiera son aptos como campos de en- niales compartidos. No obstante, cada uno
trenamiento donde formar y adiestrar tro- libraba una lucha para emular los poderes
pas que se movilicen para una batalla in- integradores de la clase social que una vez
minente. No hay un hogar claro que los pretendió el rango de "meta-identidad" en
descontentos sociales puedan compartir. pie de igualdad con el que la nacionalidad
Con el espectro de una revolución condu- reivindicaba en la época de la construcción
cida por el proletariado que remite y se nacional: con el rango de supra-identidad,
disipa, las reivindicaciones sociales se en- la más general, la más voluminosa y omni-
cuentran huérfanas. Han perdido el terre- vara de las identidades, la identidad que da-
no común en el que negociar objetivos co- ría sentido a todas las demás identidades y
munes e idear estrategias comunes. Ahora las reduciría al rango secundario y depen-
cualquier categoría discapacitada está sola, diente de "casos especiales" o de "ejem-
abandonada a sus propios recursos y a su plos". Comportándose todas ellas como si
propia ingenuidad. estuvieran solas en el campo, tratando a to-
Muchas de dichas categorías discapacita- dos los competidores como a falsos preten-
das respondieron al reto. Los ochenta fue- dientes. Cada una de ellas mostrándose ol-
ron una década de habilidad frenética. Se te- vidadizas, si no recelosas u hostiles sin
jieron y bordaron nuevas banderas, se ambages, con las reivindicaciones de exclu-
elaboraron manifiestos, se diseñaron e irn- sividad similares que las demás expresaban.
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Sospecho que tras esta extraña ceguera bulosa que en nebulosa se quedará en la me-
respecto de lo económico existe la tendencia dida en se rehúya hablar de dinero ...
que Robert Reich describe como "la sece- Sopesando las malogradas profecías de
sión de los triunfadores": la renuncia al de- las pasadas y gloriosas aunque malversadas
ber que los intelectuales que una vez se mos- esperanzas del presente, Rorty hace un lla-
traron críticos con la sociedad creyeron mamiento para que la gente se despeje y des-
haber contraído con el resto de sus contem- pierte a las causas profundas del sufrimien-
poráneos, especialmente con los que eran to humano. "Deberíamos asegurarnos",
menos privilegiados y felices que ellos. Al escribe, de que nuestros hijos "se preocu-
no reconocer ya dicho deber, tal vez enton- pen de que los países que se industrializa-
ces sus descendientes se concentraran en sus ron primero son cien veces más ricos que
propios puntos flacos, débiles y sensibles, aquellos otros que todavía no se han indus-
debatiéndose por elevar el respeto y la adu- trializado. Nuestros hijos necesitan aprender
lación que disfrutan al mismo nivel que el cuanto antes a percibir las desigualdades
alto poder adquisitivo conseguido. Son to- existentes entre sus propias fortunas y las
zudamente egocéntricos y sólo se refieren a de otros niños, no como efecto de la volun-
sí mismos. tad divina ni como el precio necesario que
Por tanto, se ha malversado la guerra por hay que pagar por la eficiencia económica,
la justicia social en una plétora de batallas sino como una tragedia evitable'" 5.
por el reconocimiento. Puede que el "reco- Permítanme observar que la identifica-
nocimiento" sea lo que uno u otro sector ción es también un poderoso factor de la es-
de los triunfadores más haya echado en fal- tratificación: una de sus dimensiones más
ta, lo que parece que brilla más por su au- divisorias y virulentamente diferenciadoras.
sencia en el inventario rápidamente cubierto En un extremo de la jerarquía global erner-
de los factores de la felicidad. Pero para
gran parte (en rápido aumento), de la hu- 15 Richard Rorry, Philosophy and Social Hope, Penguin Bocks,
manidad, el "reconocimiento" es una ne- 1999, p. 203.
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gente están los que pueden componer y des- el miedo. Sabemos, después de todo, que
componer sus identidades más o menos a si nuestros intentos fracasan por escasez
voluntad, tirando del fondo de ofertas ex- de recursos o carencia de determinación,
traordinariamente grande de alcance pla- otra identidad, no req uerida ni deseada,
netario. El otro extremo está abarrotado puede superponerse a la que nosotros he-
por aquellos a los se les ha vedado el acce- mos elegido y ensamblado. Max Frisch,
so a la elección de identidad, gente a la que que escribe desde Suiza -país en el que se
no se da ni voz ni voto para decidir sus pre- supone que las opciones individuales (fle-
ferencias y que, al final, cargan con el las- xibles) se tienen por inválidas (y se tratan
tre de identidades que otros les imponen y como tales) a menos que lleven el marcha-
obligan a acatar; identidades de las que se mo de aprobación popular (inflexible)- de-
resienten pero de las que no se les permite finió la identidad como el rechazo de lo que
despojarse y que no consiguen quitarse de los otros quieren que seas.
encima. Identidades que estereotipan, que Las guerras de reconocimiento, indivi-
humillan, que deshumanizan, que estigma- duales o colectivas, se libran por norma en
tizan ... dos frentes, aunque se intercambien tropas
La mayoría de nosotros estamos desai- y armas entre los dos frentes, dependiendo
radamente en suspenso entre estos dos ex- de las posiciones que se consigan o le ro-
tremos, jamás seguros de cuánto durará fluen a uno en suerte en la jerarquía de po-
nuestra libertad para elegir lo que desea- der. En un frente, se fomenta-la identidad
mos ni para renunciar a lo que nos moles- preferida y elegida en detrimento de las vie-
ta, ni de si seremos capaces de mantener jas identidades abandonadas y molestas,
la situación de la que disfrutamos normal- elegidas o impuestas en el pasado. En el
mente, siempre y cuando consideremos que otro, se contraataca contra las presiones por
es cómoda y deseemos conservarla. La ma- las demás identidades, artificiosas y forza-
yoría de las veces, la dicha de elegir una das (estereotipos, estigmas, etiquetas), arti-
identidad estimulante se ve adulterada por ficiales y asumidas, que las" fuerzas ene-
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mente en todas partes, tarde o temprano, vez más amplia, finalmente universal, sería
del habeas corpus a la habilitación política la garantía de la supervivencia colectiva:
y luego a la social. En el umbral de los "glo- estar a salvo de la pobreza, del azote del
riosos treinta años" de reconstrucción de desempleo, de la incapacidad para ganarse
posguerra y de "pacto social", la solución a duras penas la existencia cotidiana. En
británica al dilema arriba mencionado pa- suma: una vez libre, la gente se interesaría
recía efectivamente inevitable y, tarde o por la política y participaría en ella activa-
temprano, irresistible. Después de todo, la mente y esta gente promovería a su vez ac-
esencia del credo liberal tuvo como conse- tivamente la equidad, la justicia, el cuida-
cuencia que, para convertirse en ciudadano do mutuo, la hermandad ...
de pleno derecho de la república se necesi- No obstante, habría que guardarse de
ta poseer los recursos que liberan tiempo y proclamar que la secuencia histórica sea una
energía de la lucha por la mera superviven- manifestación de las "leyes de hierro de la
cia. La capa más baja de la sociedad los historia" y de la inevitabilidad histórica. Ha-
proletarios, carecían de tales recursos; era bria que guardarse todavía más de dar por
inverosímil que los obtuvieran por sus pro- terminada la "lógica del desarrollo" antes de
pios medios y ahorros, de forma que co- que dicho "desarrollo" haya seguido su cur-
rrespondía a la propia república garantizar so. No se puede decir cuándo ha terminado
la satisfacción de sus necesidades básicas , una secuencia de acontecimientos ni en qué
para que así pudieran integrarse en la asam- momento terminará: la historia humana si-
blea de ciudadanos. gue siendo machaconamente incompleta y la
En otras palabras, se albergaba la espe- condición humana indeterminada. En la
ranza -se creía- que una vez que se lograra época, escribió Marshall, la modalidad bri-
estar a salvo personalmente de la opresión, tánica del "estado del bienestar" (creo que es
la gente se avendría a solucionar sus asuntos mejor llamarlo "Estado social") parecía la
comunes mediante la acción política, y el re- culminación de la lógica moderna: la coro-
sultado de esta participación política cada nación propiamente dicha de un tortuoso
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ca de refugios alternativos. Pero ninguna Uno sólo investiga a fondo el valor de algo
de las alternativas en oferta ha conseguido cuando se desvanece ante nuestros ojos,
hasta ahora igualar la solidez del Estado-na- cuando desaparece o se desmorona.
ción como puerto de acogida. En la situación actual, no hay mucho que
Hubo un tiempo en el que la identidad nos haga albergar esperanzas en las posibi-
humana de una persona estaba determina- lidades del patriotismo constitucional. En
da principalmente por el papel productivo cuanto a la fuerza centrípeta del Estado
que jugaba en la división social del trabajo para anular el empuje centrífugo de intere-
cuando el Estado respondía (si no en la prác- ses y preocupaciones relacionados con co-
tica, sí en sus intenciones y promesas) por la lectivos autoreferenciales, sectoriales, loca-
solidez y durabilidad de dicho papel, y les y otras particularidades, el Estado debe
cuando los súbditos del Estado podían ape- ser capaz de ofrecer algo que no se puede
lar a las autoridades estatales para que sa- obtener con tanta eficacia a niveles inferio-
lieran al paso, en caso de que ellos no pu- res, y atar los cabos de una red de seguri-
dieran seguir cumpliendo sus promesas ni dad que de lo contrario quedarían colgando
estar a la altura de las responsa bilidades sueltos.
asumidas para total satisfacción de sus ciu- El gobierno estatal es una dirección pos-
dadanos. Esta cadena sin fisuras de depen- tal a la que los moradores de una sociedad
dencia y apoyo podía proporcionar la base cada vez más privatizada y desregulada es
de algo parecido al "patriotismo constitu- improbable que envíen sus quejas y estipu-
cional" de Habermas. No obstante, parece laciones. Les han dicho una y otra vez que
que apelar al "patriotismo constitucional" confíen en su propio ingenio, en sus habili-
como remedio efectivo a los problemas ac- dades y diligencia, que no esperen salva-
tuales coincide con los hábitos de las alas de ción desde arriba: si tropiezan o se rompen
la lechuza de Minerva, conocidas desde la las piernas en su camino individual a la fe-
época de Hegel porque eran desplegadas al licidad es culpa suya, consecuencia de su
anochecer, cuando el día ha terminado ... propia indolencia y pereza. Puede que les
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excusen por pensar que los que detentan el certante o inesperado. Heridos por la expe-
poder se han lavado las manos de toda res- riencia del abandono, los hombres y mujeres
ponsabilidad por la suerte que corren (con- de nuestra época sospechan que son las pie-
tando con la excepción posible de encarce- zas del juego de otro. Desprotegidos ante los
lar a los pederastas, de limpiar las calles de movimientos de los grandes jugadores, y fá-
merodeadores, de holgazanes, de mendigos cilmente repudiados y destinados al cubo
y de otros indesc.ibles, y de tender redadas a de la basura cuando éstos deciden que ya
sospechosos de terrorismo antes de que se no les pueden sacar partido. Consciente o
conviertan en terroristas de verdad). Se sien- inconscientemente, el espectro de la exclu-
ten abandonados a sus propios recursos sión ronda a los hombres y mujeres de nues-
-absolutamente inadecuados- y a su pro- tra época. Saben -como nos recuerda Hau-
pia iniciativa gravemente confundida. ke Brunkhorst de forma conmovedora- que
¿y qué soñarán o harán, en el caso de que ya se ha excluido a millones, y que para" los
les den oportunidad, estos abandonados, que quedan fuera del sistema funcional, sea
desocializados y pulverizados individuos so- en la India, en Brasil o en África o incluso,
litarios? Una vez cerrados los grandes puer- como sucede en la actualidad, en muchos
tos o arrancados los rompeolas que les pro- barrios de Nueva York o de París, cualquier
porcionaban seguridad, los desventurados otro sitio pronto resultará inaccesible. Ya no
marinos se inclinarán por crear y cercar sus se oirá su voz, con frecuencia se quedan li-
propios puertitas donde poder anclar y de- teralmente sin habla"I6. Así que tienen mie-
positar sus afligidas y frágiles identidades. do de que les dejen solos sin corazón tierno
Al no confiar ya en la red de navegación ni mano caritativa a la vista, y echan de me-
pública, vigilarán celosamente el acceso a nos terriblemente el calor, la comodidad y la
estos puertos privados de cualquier intru- seguridad de la convivencia.
so. Para las mentes sensatas no hay miste-
rio alguno en el espectacular crecimiento del 16 Hauke Brunkhorst, "Global sociery as the crisis of demo-
fundamentalismo. Es todo menos descon- cracy", en The Transformation of Modernity, p. 233.
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No es de extrañar que para mucha gen- Me temo que su alegoría del rompecabezas
te la promesa fundamentalista de "nacer sólo es esclarecedora a medias. Sí, uno ne-
de nuevo" en un hogar parecido a una fa- cesita recomponer la identidad personal
milia, cálido y seguro, sea una tentación a la (¿las identidades?) igual que se compone
que a duras penas oponen resistencia. Po- un dibujo a partir de las piezas de un rom-
drían haber preferido algo distinto de la te- pecabezas. Pero sólo se puede comparar la
rapia fundamenta lista, un tipo de seguri- biografía con un rompecabezas defectuo-
dad que no exige borrar la identidad ni so, del que se han perdido bastantes piezas
renunciar a la libertad de elegir, pero una se- (y uno nunca sabrá cuántas exactamente).
guridad así no está en oferta. El "patriotis- Un rompecabezas que se compra en una
mo constitucional" no es una elección rea- tienda está todo en una caja, con la imagen
lista pero una comunidad fundamentalista final ya claramente impresa en su tapa, y
se les antoja seductora en su sencillez , así con la garantía de que nos devolverán el di-
que se sumergirán en su calidez de inme- nero si todas las piezas que se requieren
diato, aunque sepan que luego tienen que para reproducir exactamente la imagen no
pagar por el placer. ¿Acaso no se han edu- están dentro y de que no se puedeimprovi-
cado en una sociedad de tarjetas de crédito sar ninguna otra imagen usando esas piezas.
que, después de todo, quita impaciencia a la Así que uno puede consultar la imagen de la
querencia? tapa después de cada paso para asegurarse
de que se va por buen camino (el único co-
Con la globalización, la identidad se convierte rrecto) al destino conocido de antemano y
en un asunto candente. Se borran todos los pun- para comprobar cuánto trabajo falta para
tos de referencia, las biografías se convierten llegar a él.
en rompecabezas cuyas soluciones son difíciles No hay consuelos así a disposición de
y mudables. No obstante, el problema no son uno cuando se elabora lo que será la pro-
las piezas concretas del mosaico, sino cómo en- pia identidad. Claro, hay muchas piececi-
cajan entre sí. ¿Cuál es su opinión? tas sobre la mesa que uno espera colocar
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oportunidades para que surgiera la pregun- sobre la forma de vida que había que lle-
ta "¿quién soy yo?") por las clases, las iden- var para ser, digamos, un burgués, y para
tidades se convirtieron en tareas que los in- ser reconocido como tal. Sobre todo, dicha
dividuos tenían que ejecutar, como usted forma parecía estar diseñada de una vez por
sugería con razón, a partir de sus biografías. todas. Uno podía seguir paso a paso la tra-
Como entonces lo expresó Jean-Paul Sartre, yectoria, adquiriendo sucesivos distintivos
para ser un burgués no es suficiente haber de clase en e! orden "natural" apropiado,
nacido burgués: [se necesita vivir toda una sin preocuparse de que pudieran moverse
vida de burgués! Por lo que se refiere a per- o invertir el sentido de las señalizaciones an-
tenecer a una clase, uno necesita demostrar tes de finalizar e! viaje.
mediante hechos, mediante "toda una vida" Fijar la identidad como tarea y meta de!
(no sólo esgrimiendo un certificado de na- trabajo de toda una vida era, si se com-
cimiento) que pertenece a la clase a la que para con la premoderna adscripción a los
uno proclama que pertenece. Al no lograr Estados, un acto de liberación; una libe-
proporcionar una prueba así de convincen- ración de la inercia de los modos tradicio-
te, se puede perder e! derecho a ser asigna- nales, de las autoridades inmutables, de los
do a una clase, uno puede convertirse en dé- hábitos predestinados y de las verdades in-
classé. cuestionables. Pero como Alain Peyrefitte
Durante la mayor parte de la era moder- ha señalado en su concienzudo estudio his-
na estaba meridianamente claro en qué de- tórico!", esa nueva libertad de autoidenti-
bería consistir semejante prueba. Podemos ficación sin precedentes, que siguió a la des-
decir que estaba encarrilada profesional- composición de! sistema estatal, sobrevino
mente, su trayectoria trazada de forma de- junto a una nueva y sin precedentes con-
finida, señalizada durante todo el recorri- fianza en uno mismo y en los demás, al
do y jalonada con mojones que permitían
a los caminantes controlar su avance. Había 17 Alain Peyrefitte, La société de confiance, Odile [acob, 1998,
pocas dudas, en caso de que las hubiera, pp. 515 Y sigo
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La fuerza y el poder que la sociedad ejer- vertían en manifestación principal del ma-
ce sobre los individuos reside ahora en que lestar básico, de las preocupaciones y an-
es "Iocalizable", en su carácter evasivo en siedades de los seres humanos modernos.
su versatilidad y volatilidad, en que todos Todo ello impulsó a Michel Serres (en "La
sus movimientos son pasmosamente impre- aparición de Hermes" en su Hermes) a
VIS] bies, en la destreza al estilo Houdini con nombrar a don Juan primer héroe de la mo-
la que escapa de la más inexpugnable de dernidad. Haciéndose eco del consejo de
la~ Jaulas, en la habilidad con la que des- Camus (que observó que a un seductor al
afía las expectativas y se desdice de sus pro- estilo donjuanesco no le gusta mirar retra-
mesas, formuladas sin ambages o astuta- tos), Beata Frydryczak, perspicaz filósofa
mente insinuadas. La estrategia adecuada de la cultura, ha observado que como lo
par: tratar con una jugadora tan evasiva y que cuenta para este héroe de la moderni-
erranca es pagarle con la misma moneda ... dad es el "aquí y ahora", el instante fugaz,
Se puede decir que don Juan (tal y como no puede ser un coleccionista. En el caso
lo :etratan Moliere, Mozarr o Kierkegaard) de que coleccionara algo, serían sensacio-
es Inventor y pionero de esta estrategia. Se- nes, emociones, Erlebnisse'», Y las sensa-
gún admite el don Juan de Moliere la de- ciones son por naturaleza tan frágiles y de
licia del amor consiste en el cambio ince- tan corta vida, tan volátiles, como las si-
sante. El secreto de las conquistas del Don tuaciones que las desencadenan. La estra-
Giovanni de Mozart, según opina Kierke- tegia del carpe diem es una respuesta a un
gaard, es el don de terminar de inmediato mundo desprovisto de valores que pretende
y de hacer borrón y cuenta nueva. Don Gio- ser duradero.
vanní se halla en un estado de creación per- De lo que se deduce (creo) que su suge-
petua de sí mismo. Según la opinión de Or- rencia de que el problema es la "forma en
tega y Gasset, Don Juan/Don Giovanni
constituía una auténtica encarnación de la
T9 Beara Frydryczak, Swiat jako koLekcja (EL mundo como co-
espontaneidad de la vida, cosa que le con- lección), Hurnaniora, 2002, pp. 52-55.
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la que" (las diferentes piezas de las que se comienda el recelo casi por unanimidad y
compone la supuesta identidad cohesiva) que hay que evitar escrupulosamente.
"encajan entre sí" es reveladora pero in- Para una inmensa mayoría de los mo-
correcta. Encajar cosas en un conjunto uni- radores del moderno mundo líquido, ac-
tario y coherente llamado "identidad" no titudes como preocuparse por la cohesión,
parece que sea la preocupación principal de respetar las reglas, atenerse a los prece-
nuestros contemporáneos, a los que se ha dentes y permanecer fiel a la lógica de la
metido por la fuerza e irremediablemente continuidad en vez de flotar en la oleada
en una encerrona al estilo donjuanesco, de oportunidades mudables y fugaces no
obligándoles por tanto a adoptar la estra- son opciones prometedoras. Si alguna otra
tegia de don Juan. Tal vez esto no les pre- gente (¡rara vez por voluntad propia, por
ocupe en absoluto. Una identidad unitaria, otra parte!) las adopta, de inmediato se
firmemente fijada y sólidamente construida destacan como síntomas de privación so-
sería un lastre, una coacción, una limita- cial y estigma de vida infructuosa, de de-
ción de la libertad de elegir. Presagiaría in- rrota , de valor menor, de inferioridad. so-
capacidad para desatrancar la puerta cuan- cial. En la conciencia general, terrnman
do la próxima oportunidad llame a ella. siendo asociadas con una vida en prisión o
En suma, sería una receta a favor de la in- con un gueto urbano, adscritos a la detes-
flexibilidad, de una situación que sigue tada y aborrecida "clase inferior", o con el
siendo menospreciada, ridiculizada y con- confinamiento en campos de refugiados
denada hoy en día prácticamente por rodas sin Estado ...
las instancias (por los medios de comunica- Los proyectos a los que uno juraría leal-
ción de masas, por eruditos expertos en tad de por vida una vez elegidos y seleccio-
problemas humanos y por dirigentes polí- nados (sólo hace medio siglo que Jean-Paul
ticos), ya que se opone a la correcta y pru- Sartre recomendaba projets de la vie) tie-
dente actitud vital que promete el éxito, nen mala prensa y han perdido su atracti-
siendo así una situación ante la que se re- vo. Si se presionara a la mayoría de la gen-
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fue" ¿por qué se levantan las almas en aunque desnortado, intento de encontrar
pena?". Es el tipo de preguntas que las pe- protección de los aires globalizadores (a ve-
lículas de vampiros y zombis se siguen ha- ces tan heladores y otras tan abrasadores)
ciendo; una pregunta tan engañosa y fan- que los muros que se derrumban del Estado-
tasiosa como la idea misma de "volver de nación ya no proporcionan. Otra es el re-
entre los muertos" o una milagrosa con- planteamiento del pacto tradicional entre
servación de odios primitivos ,11 el conge- nación y Estado, que sólo se pretende en
lador del inconsciente colectivo. Aunque una época de Estados debilitados que tienen
es fácil de entender por qué se ha utilizado cada vez menos ventajas que ofrecer a cam-
un viejo nombre para denotar fenómenos bio de la lealtad exigida en nombre de la
noveles no del todo comprendidos, recu- solidaridad nacional. Como usted puede
rrir a redes de pesca conceptuales ya pues- ver ambas razones aluden a la erosión de
tas a prueba cuando aparecen extrañas la :oberanía estatal como factor principal.
criaturas marinas insólitas hasta entonces Los movimientos de los que hablamos ex-
es, después de todo, un hábito común con- presan el deseo de reajustar la estrategia re-
sagrado por el tiempo. Pero deberíamos te- cibida de persecución colectiva de mtere-
ner en cuenta la advertencia de Derrida y ses, que intentan crear apuestas y actores
ser conscientes de que sólo podemos utili- nuevos en el juego de poder. Podemos (y
zar viejos conceptos, inevitablemente pre- deberíamos) ver con malos ojos el celo se-
ñados de significados que han caducado, "a paratista de dichos movimientos,. podemos
golpe de tachadura". condenar los odios tribales que SIembran y
Hay dos razones obvias para este nuevo lamentar los amargos frutos de dicha siem-
florecimiento de reivindicaciones de auto- bra, pero a duras penas podemos acusarles
nomía o de independencia, erróneamente de irracionalidad o despacharlos sencilla-
llamadas "resurgimiento del nacionalismo" mente como pataleta atávica. Si lo hacemos,
o resurrección/renacimiento de naciones. nos arriesgamos a confundir lo que necesi-
Una razón es el ferviente y desesperado, ta explicarse por la explicación misma.
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a sus residentes. Así que la tarea que el Es- mió su estudio de las definiciones al uso
tado ha abandonado y tirado está en el en los debates científico-sociales Ypolíticos
suelo, esperando a que alguien la recoja. contemporáneos, contraponiendo los mo-
Cosa que no implica (en contra de una opi- delos/interpretaciones "étnicos y "cívicos"
nión muy extendida) un renacimiento, ni del fenómeno de nacionalidad:
siquiera una venganza póstuma del nacio- "Según el modelo cívico de nacionali-
nalismo, sino una vana aunque desespera- dad la identidad nacional es puramente
da búsqueda de soluciones locales sustitu- política; no es otra cosa que la elecció~ in-
torias a problemas generados globalmente, dividual de pertenecer a una comumdad
en una situación en la que ya no se puede basada en la asociación de individuos con
contar con la ayuda en esta materia de los ideas afines. Por el contrario, la versión ét-
organismos regidos por el Estado. nica sostiene que la identidad nacional es
La distinción entre el artificio republica- puramente cultural. La identid~d se pro-
no de consenso de ciudadanía y la perte- porciona con el nacimiento, se Impone al
nencia/filiación/asociacionismo "natural" individuo">2 .
se remonta tan atrás como a la querelle de La oposición se da, en resumidas cuentas,
los siglos XVIII y XIX entre los filósofos entre pertenecer por asignación primordial
franceses de la Ilustración y los románti- o por elección. En términos prácticos, en-
cos alemanes (Herder, Fitche: teóricos del tre un hecho en bruto que precede a los pen-
Volk y del Volkgeist), que precede e inva- samientos y elecciones de los individuos
lida todas las distinciones e identidades ar- humanos (un hecho que, según el modelo de
tificiales que se pueden legislar en la con- rasgos determinados y genéticamente here-
vivencia humana. Esos dos conceptos de
nacionalidad adquirieron forma canónica
2.2 Geneviéve Zubrzycki, "The classical opposition between civil
en la oposición entre Staatnation y Kul- and erhnic models of narionhood: ideology, empirical realiry and so-
turnation formulada por Friedrich Mei- cial scienrific analysis", Polish Sociological Review, 3, 2002, pp.
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dados del cuerpo humano, se puede des- sin Estado", la Europa central germano-
mentir, armar o, por el contrario, ocultar parlante, se dividió en innumerables y di-
pero que jamás se puede obviar ni "desha- minutas unidades políticas mientras que la
cer" de forma realista), y una asamblea de noción republicana de la Ilustración esta-
la que, como club de asociación volunta- ba concebida en un "Estado sin nación", en
ria, se puede formar parte y a la que se pue- un territorio con una administración di-
de dejar a discreción y cuya forma, carác- nástica cada vez más centralizada que se
ter y procedimiento están constantemente debate por introducir una medida de co-
abiertos a la deliberación y nueva negocia- herencia en un conglomerado de etnias,
ción por parte de sus miembros. dialectos y "culturas locales": costumbres,
Pero permítarne observar que el término creencias, rutinas, mitologías y calendarios.
"cultural" con el que se describe hoy día el Las dos nociones no abogan por dos tipos
primero de los dos modelos es un nombre alternativos de nacionalidad, sino por dos
inapropiado dictado por los valores en boga falsas interpretaciones sucesivas de la na-
de "lo políticamente correcto". Después de turaleza de la convivencia humana en di-
todo, el término "cultura" entró en nues- ferentes etapas de cohabitación, compro-
tro vocabulario hace dos siglos con un sig- miso, matrimonio y divorcio entre nación y
nificado diametralmente opuesto: como an- Estado. Cada interpretación falaz se hace
tónimo de "naturaleza", denotando estos eco de una práctica y de una tarea política
rasgos humanos como productos (en cruda un tanto diferentes. Una atiende mejor las
oposición con los obstinados hechos de la necesidades de la lucha por la estatalidad,
naturaleza), sedimentos o efectos colatera- mientras que la otra atiende el manteni-
les de las elecciones humanas. Hechos por miento de los intentos de "construcción na-
humanos que pueden ser en principio des- cional" del Estado político.
hechos por humanos. Dada la separación en curso y el inminen-
Permítame también observar que el con- te divorcio entre Estado y nación (con el
cepto romántico originado en una "nación abandono por parte del Estado político de
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es desear "engendrar y procrear" y, por tan- riesgo de pago que nuestra sociedad de con-
to, el amante "va buscando de un lado a sumo nos ha acostumbrado a esperar no se
otro la cosa hermosa en la que poder en- dan en el amor. Pero malcriados por los ten-
gendrar". En otras palabras, el amor no deros, que nos han atiborrado de prome-
encuentra su sentido en el ansia por cosas sas, hemos perdido la habilidad requerida
conclusas, terminadas y fabricadas de an- para enfrentarnos a los riesgos y atajarlos
temano, sino en la urgencia por participar nosotros solos. Así que tenemos tendencia a
en y. contribuir a que dichas cosas se hagan aplanar a golpes nuestras relaciones amo-
realidad. El amor es afín a la trascenden- rosas al estilo "consumista", el único en el
cia; sólo es otra denominación del impulso que nos sentimos cómodos y seguros.
creativo y, como tal, está plagado de riesgos, El "estilo consumista" pide que la satis-
como lo están todos los procesos creativos, facción haya de ser, deba ser, es mejor que
que jamás saben dónde van a ir a parar. sea, instantánea, mientras que el valor ex-
Terminamos con una paradoja. La espe- clusivo, el único "uso" de los objetos, es su
ranza de enconrra- una solución guió nues- capacidad para dar satisfacción. Una vez
tro inicio sólo para toparnos con nuevos cesa la satisfacción (debido al desgaste na-
problemas. Buscamos amor para encontrar tural de los objetos, debido a lo conocidos
socorro, confianza, seguridad, pero los acia- y aburridos que nos resultan, o debido a que
gos y tal vez interminables trabajos de amor hay otros sustitutos en oferta, menos co-
gestan a su vez confrontaciones, incerti- nacidos, que no hemos probado (y, por tan-
dumbres e inseguridades. En el amor no hay to, más estimulantes), no hay motivo para
apaños rápidos, soluciones de una vez por atestar la casa de cachivaches tan inútiles.
todas, seguridad alguna de perpetua y to- Uno de los regalos de Navidad siempre
tal satisfacción, no hay garantía de que te favoritos de los niños ingleses es un perro
devuelven el dinero en el caso de que la sa- (normalmente un cachorro). Al hablar de
tisfacción t()tal no sea instantánea y en es- la grave crisis que atraviesa esta costumbre,
tado puro·YTodos esos mecanismos anti- Andrew Marran comentaba recientemente
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en cuanto uno vea que no hay motivo al- guno para pagar, teniendo en cuenta los
guno para quedarse. sustitutos aparentemente más baratos ase-
Giddens considera que este cambio en quibles en el mercado. . ,
la naturaleza de las relaciones es liberador: Tres meses es como mucho el tiempo ma-
ahora los miembros de la pareja son libres ximo que los jóvenes aprendices de la so-
para irse y buscar satisfacción en otra par- ciedad de consumo son capaces de disfru-
te si fracasan al intentar conseguirla o dejan tar primero y luego de tolerar la compañía
de tenerla en la relación que han puesto en de sus mascotas. Es probable que perpetu-
marcha. No obstante, lo que no menciona en esa costumbre tempranamente adquirida
es que, como el comienzo de una relación en su vida posterior, cuando los seres hu-
requiere el consentimiento de dos y para manos sustituyen a los perros como obje-
acabar con ella basta con la decisión de uno tos de su amor. Morton echa la culpa a la re-
solo de sus miembros, toda relación de pa- ducción de! "periodo de atención". No
reja está condenada a ser blanco constante obstante, se podrían buscar las causas en
de la ansiedad: ¿y qué pasa si el otro se otra parte. Si nuestros ancestros fueron for-
aburre antes que yo? Otra consecuencia mados y entrenados, sobre todo, como pro-
que Giddens no advierte es que la disponi- ductores, a nosotros se nos forma y se nos
bilidad de una salida fácil constituye en sí entrena primero como consumidores y lue-
misma un obstáculo formidable para la go como todo lo demás. Los atributos que
consumación del amor. Hace que sea mu- se consideran ventajas en un productor (la
cho menos probable el tipo de esfuerzo a adquisición y la retención de hábitos, leal-
largo plazo que dicha consumación reque- tad a las costumbres establecidas, pronti-
riría, que se sea susceptible de ser abando- tud para demorar la gratificación, estabili-
nado mucho antes de alcanzar una conclu- dad de necesidades) se convierten en los
sión gratificante, rechazado por "no salir vicios más impresionantes de un consumi-
mucho a cuenta", molesto por un precio dor. Por mucho que siguieran existiendo o
que uno considera que no hay motivo al- se convirtieran en normales, serían e! to-
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relaciones de pareja en las que nosotros produce una rabiosa y furibunda búsqueda
contemos para algo, relaciones a las que nos de segundas soluciones, de soluciones a me-
podamos referir para definirnos. Pero de- dias, de soluciones temporales, de paliati-
bido a los compromisos a largo plazo que vos, de placebos. Todo servirá para que se
inspiran de forma notoria o generan inad- puedan dejar de lado las dudas atormenta-
vertidamente, las relaciones de pareja pue- doras y las preguntas sin respuesta, para
den estar, en un moderno entorno líquido, posponer el momento de la verda~ y de sal-
plagadas de peligros. Aun así las necesita- dar cuentas, permitiendo así que sigamos de
mas, las necesitamos fatalmente, y no sólo acá para allá por mucho que el des~ino esté,
por la preocupación moral del bienestar de como mínimo, envuelto en la neblina.
los otros, sino también por nuestro propio .Acaso la cantidad puede traernos la sal-
bien, por el bien de la cohesión y de la ló- vación si no se puede confiar en la calidad?
gica de nuestro propio ser. Cuando hay que Como toda relación es frágil, tal vez el re-
incorporarse y permanecer en relación de curso de multiplicar y amontonar relaciones
pareja, el temor y el deseo se debaten por sa- nos haga sentir que el terreno es menos trai-
car lo mejor el uno del otro. Luchamos afa- cionero. ¡Gracias a Dios se pueden amon-
nosamente por la seguridad que sólo una re- tonar precisamente porque son, todas ellas,
lación comprometida (¡sí, comprometida a quebradizas y de usar y tirar! Así que. bus-
largo plazo!) puede darnos y aun así teme- camos salvación en "redes" cuya ventaja so-
mos una victoria tanto como una derrota. bre vínculos irrevocables es que permiten co-
Nuestra actitud con los vínculos humanos nectar y desconectar con la misma facilidad
tiende a ser dolorosamente ambivalente, y (como explicaba recientemente un hombre
actualmente las probabilidades de resolver de veintiséis años de Bath, prefiere "citas por
dicha ambivalencia son exiguas. internet" que bares de solteros porque si
No hay salida fácil de este atolladero y, algo va mal "basta con apretar la tecIa 'bo-
desde luego, no hay cura radical factible de rrar"'; en un encuentro cara a cara, uno no
los tormentos de la ambivalencia. Así que se se puede librar de una pareja desagradable
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la mera grandiosidad del universo. Pascal días). y así el "miedo cósmico" es también
describió esa sensación y su fuente de forma horror a lo desconocido: el terror de la in-
impecable:
certidumbre.
Es también un terror más profundo ...
Cuando considero el breve lapso de mi vida de impotencia a la que la incertidumbre
ab~orbida en la eternidad que viene antes y des- sólo es un factor que contribuye. La im-
pues..., el pequeño espacio que ocupo y que veo potencia se hace notable en cuanto la irri-
deglutido por una infinita inmensidad de espa- soria y breve vida mortal se mide con la
CIOS de los que no sé nada y que nada saben de
eternidad... y la diminuta parcela que ocu-
mí, me da un escalofrío y me sorprendo de ver-
pa la humanidad se compara con la infi-
me aquí en lugar de allí, ahora en vez de en-
tonces'7. nitud... del universo. Lo sagrado, pode-
mos decir, es reflej o de esa experiencia de
impotencia. Lo sagrado es lo que trascien-
Ese universo escapa a toda comprensión. de nuestros poderes de comprensión, co-
S~s intenciones son desconocidas, sus "pró- municación y acción.
ximos pasos" imprevisibles. Si hay algún Batjín sugiere que todos los sistemas re-
plan preconcebido o lógica en su acción, ligiosos hacen uso del miedo cósmico (repro-
desde luego se hurta a la capacidad de los cesado, reciclado). La imagen de Dios, so-
seres humanos para comprender (como su- berano supremo del universo y de sus
cede con el poder mental de los seres hu- habitantes, está modelada en la emoción
manos para imaginar una situación "ante- conocida de miedo a la vulnerabilidad y en
rior al universo", el "big-bang" no parece el temblor frente a la incertidumbre impe-
más comprensible que la creación en seis netrable e irreparable". Leszek Kolakows-
2.7 Blaise Pascal, Pensées, la cita corresponde a la traducción de 2.8 Permítaseme observar, sin desarrollar el tema, que la vulnera-
~.]. ~railssheimer. Penguin, 1996, p. 48, (véase trad. esp. de Euge-
bilidad (la incertidumbre y la impotencia) también es la cualidad
mo O Ors, Losada, Madrid, 2004).
de la condición humana a partir de la cual se ha modelado el te-
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ral no encuentra sedimento en la experien- pensar con toda razón que sobrevivirán a
cia humana. sus espectadores.
La velocidad de cambio asesta un golpe La norma del "retraso de la gratifica-
mortal a la idea de durabilidad: "viejo" o ción" ya no parece un consejo sensato como
"de larga duración" se convierten en sinó- todavía lo era en tiempos de Max Weber.
nimos de pasados de moda, de anticuados, Las preocupaciones documentadas por Pas-
de cosas que han "durado más tiempo que cal han dado un viraje diferente e inespera-
su utilidad" y que, por tanto, están desti- do. Quienquiera que esté interesado en
nadas a terminar en breve en el cubo de la nuestros días en cosas de larga duración,
basura. será mejor que se dedique a la prolonga-
Si se compara con el tiempo de vida de ción de la vida corporal individual que a
los objetos que sirven a la vida humana y las "causas eternas". Desfilando en las bri-
a las instituciones que las enmarcan, y con gadas móviles del moderno ejército líqui-
el estilo de vida en sí mismo, la existencia do, ya no podemos comprender a los terro-
humana individual (corporalmente) pare- ristas suicidas que sacrifican su vida
ce poseer las expectativas de vida más lar- terrenal, con todos los placeres que puede
gas. De hecho, parece ser la única entidad deparar, por una causa imperecedera o una
con expectativas de vida en alza, en lugar dicha eterna. Dadas su transitoriedad y fra-
de en disminución acelerada. Cada vez hay giidad evidentes, todo lo que no sea la su-
menos cosas a nuestro alrededor (aparte pervivencia individual parece una triste in-
de las que han sido extirpadas del flujo versión. La única utilidad sensata de las
de nuestra vida cotidiana y momificadas cosas es servir para la supervivencia del in-
para el disfrute turístico en tiempos de dividuo. Su delicia y gratificación poten-
ocio) que en épocas precedentes han con- ciales se saborean mejor y se consumen ya
templado el nacimiento del individuo e in- mismo, sobre la marcha, antes de que se
cluso menos que, habiendo hecho su apa- desvanezcan, como seguramente sucederá
rición en escena más tarde, se pueda enseguida.
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Se podría mantener que éste es el reto que los bienes prometen) deben además ser
más grande al que "lo sagrado" se ha en- instantáneas. Las cosas deben estar listas
frentado en su larga historia. No es que para el consumo sobre la marcha; las tare-
ahora nos consideremos autosuficientes y as deben dar resultados antes de que nues-
omnipresentes y ya no nos sintamos inade- tra atención vaya a la deriva en busca de
cuados, inermes, con recursos insuficientes otros afanes; los temas deben dar fruto an-
(no nos hemos desembarazado de los sen- tes de que el entusiasmo de cultivarlos se
timientos que Kolakowski señaló con pre- agote. ¿Inmortalidad? ¿Eternidad? Bueno:
cisión como fuente de los sentimientos re- ¿dónde está el parque temático donde po-
ligiosos). Sucede más bien que nos han der experimentarlas sobre la marcha?
entrenado para dejar de preocuparnos de Hemos aterrizado en un país verdadera
cosas que parecen estar tozudamente más y totalmente extranjero ... En una tierra
allá de nuestro poder (y, por tanto, tam- desconocida, inexplorada y sin mapa: no
bién de cosas que parecen prolongarse más hemos estado aquí antes, no hemos oído ha-
allá de nuestro tiempo vital) y para concen- blar de ello antes. Todas las culturas que co-
trar, en cambio, nuestra energía y atención nocemos, en todas las épocas, intentaron,
en tareas que quedan dentro de nuestra com- con mayor o menor éxito, tender un puen-
petencia, de nuestro alcance (individual) y te para salvar el abismo existente entre la
de nuestra capacidad de consumo. Somos brevedad de la vida mortal y la eternidad
aprendices diligentes e inteligentes, así que del universo. Toda cultura ofrecía una fór-
exigimos que las cosas y los temas deben mula para la proeza del alquimista: una
explicar por qué merecen nuestra atención nueva forja de sustancias básicas, frágiles y
para granjearse nuestro interés, cosa que transitorias, en metales preciosos que resis-
pueden hacer dando pruebas convincentes tieran la erosión, que fueran imperecederos.
de su utilidad. No siendo ya el retraso de Tal vez seamos la primera generación que
la gratificación una opción sensata, entre- entra en la vida y vive sin fórmula seme-
ga y utilidad (al igual que la gratificación jante.
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La cristiandad confería a la estancia irri- El filósofo de origen esloveno Slavoj ZiZek ha es-
soriamente corta en la tierra el tremendo crito páginas apasionadas contra la llamada so-
significado de constituir la única oportu- ciedad occidental. Pero tenemos que observar
nidad para decidir la calidad de la existen- amargamente que las tensiones internacionales
cia espiritual eterna. Para Baudelaire la mi- actuales se están explicando con la tesis del cho-
sión del artista consistía en despojar de la que de civilizaciones. Parece que todos los sig-
cáscara del instante fugaz a la almendra in- nificados diferentes que el uso del término" iden-
mortal. De Séneca a Durkheim, los sabios tidad" lleva aparejados contribuyen a socavar
no han dejado de recordar a todo el que las bases del pensamiento universalista, con el
esmero que requiere mantener ese frágil equili-
quisiera escuchar que la verdadera felici-
brio entre derechos individuales y derechos co-
dad (al contrario que los placeres momen-
lectivos. Una auténtica paradoja, ¿no le parece?
táneos y esquivos) sólo se puede obtener
si se la asocia con las cosas que poseen ma-
yor duración que la vida física de un ser Sí, "identidad" es una idea completamente
humano. Para el lector medio contempo- ambigua y una espada de doble filo. Puede
ráneo, semejantes sugerencias son incom- ser un grito de guerra de individuos o de
prensibles y suenan superfluas. A los puen- comunidades que desean que los primeros
tes que conectan la vida mortal con la las imaginen. Unas veces el filo de la identi-
eternidad, laboriosamente construidos du- dad está dirigido hacia "presiones colecti-
rante milenios, se les ha arrebatado su uti- vas" por individuos resentidos por la con-
lidad. formidad y que aprecian sus propias
Antes vivíamos en un mundo que no es- creencias (que "el colectivo" tachará de pre-
taba privado de puentes. Es demasiado juicios) y sus propias formas de vida (que "el
pronto para decir qué vamos a encontrarnos, colectivo" condenaría como casos de "des-
o en qué situación vamos a encontrarnos vi- viación" o "estupidez", o al menos de anor-
viendo en una tierra semejante. malidad que requiere cura o castigo). Otras
veces es el colectivo quien dirige el filo con-
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adormece y queda en silencio cuando el fra- subiendo de categoría uno de los dos valo-
gor de la batalla se desvanece. Por tanto, no res en detrimento del otro. Pero las "bata-
se puede evitar impedir lo uno y lo otro. Tal llas de identidad que realmente se libran"
vez pueda ser deseada sin parar (y lo es nor- y "las prácticas de identidad realmente lle-
malmente, por filósofos que luchan por ele- vadas a cabo" no van a ninguna parte si se
gancia lógica), pero no puede ser obviada sin ciñen de cerca a la pureza y a las teorías o
parar y todavía menos abolida sin parar en a los programas políticos declarados. Son
la práctica humana. La "identidad" entra- y sólo pueden ser compuestos formados por
ña una lucha simultánea contra la disolución las exigencias "liberales" de libertad para
y la fragmentación; una intención de devo- autodefinirse y autoafirmarse, por un lado,
rar y, al mismo tiempo, una resuelta negati- y por los "llamamientos comunitarios" a
va a ser comido... una "totalidad mayor que la suma de sus
Al menos, en su pura esencia explícita- partes", (al igual que por su prioridad sobre
mente admitida, liberalismo y comunitaris- los impulsos perturbadores de cada una de
mo constituyen dos intentos opuestos de las partes) por el otro.
volver a forjar la espada de la identidad en Los dos postulados casan mal juntos.
un sable de un único filo. Señalan los po- Que aparezcan en compañía parece "tener
los imaginarios de un continuum junto al sentido" cuando se formulan en términos
que se libran todas las batallas por la iden- concretos de conflictos específicos (auténti-
tidad real y se urden todas las prácticas de cos o putativos) -"Usted debe claudicar de
identidad. Cada uno de ellos explota total- sus intereses personales en beneficio de la
mente uno de los dos valores, igualmente solidaridad que su colectivo necesita para
apreciados e indispensables, para el bien de oponer resistencia a un colectivo incluso
una existencia humana decente de pleno de- mayor que intenta llevarse lo que usted
recho: la libertad de elección y la seguridad aprecia y violar sus intereses. Unidos, resis-
que ofrece pertenecer a alguna parte. Y am- timos; divididos, caemos"-, pero no expre-
bas lo hacen, explícita o implícitamente, sados en términos de principios universales
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truir una identidad completa se convirtió tic amente neutral e indiferente a la "coci-
en una labor de "hágalo usted mismo". y na del caserío" de las identidades, y que se
se emprendió y practicó como tal. América abstiene de emitir un veredicto sobre los va-
no sólo es una tierra de muchas denomina- lores relativos de las elecciones culturales
ciones religiosas y étnicas, sino también de y de fomentar un modelo compartido de
experimentación extendida, continua y ob- convivencia, hay pocos valores comunes -si
sesiva con todo tipo de "materias primas" acaso los hubiere- para mantener unida a la
susceptibles de ser usadas para forjar una sociedad. "Nuestra forma de vida ameri-
identidad. Se han probado prácticamente to- cana" a la que se refieren constantemente
das y la que no lo haya sido, lo será ... , y el los políticos se reduce, como último recur-
mercado del consumidor no cabe en sí de so, a la ausencia de toda "forma de vida"
gozo cuando llena las estanterías de alma- consensuada y practicada universalmente,
cenes y tiendas con señas de identidad siem- que no sea la aquiescencia, de buena o mala
pre nuevas, originales y tentadoras, por no gana, de dejar la elección de "forma de
degustadas ni probadas. También se advier- vida" a la iniciativa privada y a los recur-
te otro fenómeno: la rápida reducción de sos a disposición de los ciudadanos indivi-
las expectativas de vida de la mayoría de las duales. En lo que se refiere a las elecciones
identidades asumidas, junto a la velocidad y preferencias culturales, tal vez haya más
en aumento con que se renuevan. Todas las desgarro y antagonismo que unidad. Los
biografías individuales son con demasiada conflictos son numerosos y tienden a ser
frecuencia inventarios de identidades que se amargos y violentos, cosa que constituye
descartan...
una amenaza constante contra la integra-
Si juzgamos los resultados de todo esto ción social y contra las sensaciones de se-
a partir del caso americano, una respuesta guridad individual y de confianza en uno
así a los problemas de identidad no resul- mismo, que, a su vez, provoca un estado
taría ser una bendición absoluta. Con un de máxima y continua ansiedad. Como
Estado político que se muestra programa- asunto individual que se emprende con po-
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que todo lo que es necesita "ser hecho" mutabilidad, de esa "naturaleza" que los hu-
primero y que, una vez hecho, puede cam- manos deben obedecer. Efectivamente sería
biar indefinidamente) se halla en la era extraño que hasta las facetas de la identi-
moderna desde sus inicios. Efectivamen- dad supuestamente más pertinaces, como el
te, el duro meollo de la forma de ser mo- tamaño y la forma del cuerpo o su sexo, si-
derno es el cambio compulsivo y obsesivo guieran siendo durante mucho tiempo una
(llamado indistintamente "moderniza- excepción que se resiste a esa tendencia mo-
ción", "progreso", "mejora", "desarro- derna omniabarcante.
llo", "puesta al día"). Uno deja de ser Se ha tardado unos siglos en elevar a ni-
"moderno" una vez que deja de "moder- vel de credo universal los sueños de Pico
nizarse", una vez que se guarda las ma- della Mirandola (que los seres humanos se-
nos y deja de juguetear con lo que es y con rían como el legendario Proteo, capaces de
lo que el mundo en derredor es. cambiar de forma a cada instante y de sa-
También la historia moderna era (y si- car libremente lo que les apeteciera en cada
gue siendo) un esfuerzo continuo por en- momento del contenedor sin fondo de po-
sanchar a empujones los límites de lo que sibilidades). La mayoría de la gente piensa
los humanos pueden cambiar a voluntad y hoy día que se puede conseguir enseguida
"mejorar" para que se adecúe mejor a sus (o, al menos, que constituye una perspecti-
necesidades o deseos. También era una bús- va realista para un futuro próximo) la li-
queda implacable de herramientas y cono- bertad de cambiar cualquier aspecto y ro-
cimientos que permitieran abolir y borrar paje de la identidad humana.
por completo los límites más remotos. He- Seleccionar los medios requeridos para
mos llegado tan lejos como para albergar lograr una identidad alternativa a la elec-
la esperanza de manipular la composición ción de uno ya no es un problema (siem-
genética de los seres humanos, que hasta pre y cuando tenga el dinero suficiente
hace poco constituía el modelo mismo de in- para comprarse la consabida parafernalia).
Seguro que hay en las tiendas algún con-
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cidos de "identidad sexual", y tal vez in- que las iglesias consideran con aprensión
ventando todavía más sobre la marcha. como la mayor amenaza a su unidad, se
multiplican. y las iglesias son manipula-
Uno de los fenómenos más inquietantes que he- das para que adopten la postura de forra-
mos presenciado ha sido el fundamentalismo re- 1ezasasediadas y/o de "contrarreforma per-
ligioso. Aparte de las disputas teológicas que manente". El canon de la fe requiere ser
han acompañado a la expansión de estos movi- defendido con uñas y dientes y reformulado
mientos, su carácter esencialmente politico me cotidianamente, el despiste es suicida, la
parece manifiesto, se den en la India o en el vigilancia está a la orden del día, la "quin-
mundo árabe o sea la Mayoría Moral de Esta- ta columna" (todo lo que sea poco entu-
dos Unidos. Este fenómeno ha estado acarician- siasta y vacilante dentro de la congrega-
do incluso las costas del estado de Israel. ¿Qué ción) tiene que detectarse a tiempo y ser
piensa usted del fundamentalismo religioso?
atajada de cuajo.
Las tres religiones ma yori tarias -cristianis- Tal vez se pueda hacer un seguimiento de
mo, islamismo y judaísmo- tienen sus fun- otra evolución a partir de las mismas raí-
damentalismos respectivos. Y es posible su- ces (concretamente, a partir de la nueva
poner que el fundamentalismo religioso forma líquida que ha adoptado nuestra
contemporáneo es un efecto combinado de vida moderna). Pero que afecta principal-
dos evoluciones, en parte, relacionadas en- mente a los electores involuntarios/compul-
tre sí y, en parte, independientes. sivos en los que todos nos hemos converti-
Una es la erosión, y la amenaza de una do en nuestro enclave social desregulado,
ma yor erosión, de la "esencia de arraiga- fragmentado, mal definido, de baja reso-
do", del sólido canon que mantiene unida lución, imprevisible, dislocado y amplia-
a la congregación de fieles. Dicho canon po- mente descontrolado. Ya he insistido varias
see unos límites cada vez más desgastados veces en que, junto a todas estas ventajas
y difusos y sus costuras se están deshila- que se codician, las circunstancias vitales de
chando' incluso deshaciéndose. Las sectas, un elector por necesidad también es una ex-
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egoísmos locales, siempre a la greña, que re- No estamos viviendo el final de la his-
gatean por una porción mayor de las mi- toria, ni siquiera el principio del fin. Nos
gajas que caen de la mesa del festín de los encontramos en el umbral de otra gran
barones del atraco global. Todo el que sea transformación: las fuerzas globales andan
partidario de las "identidades locales" co- sueltas y se deben poner bajo control de-
mo antídoto contra las fechorías de los glo- mocrático popular sus ciegos y dañinos
balizadores está en sus manos y haciéndo- efectos; obligándoles a respetar y observar
les el juego. los principios éticos de cohabitación huma-
Ahora la globalización ha alcanzado un na y de justicia social. Es demasiado pron-
punto sin retorno. Cada uno de nosotros to para hacer conjeturas sobre las formas
depende del otro y sólo podemos elegir en- institucionales que dicha transformación
tre garantizarnos mutuamente nuestra vul- producirá: no se puede vaciar de antemano
nerabilidad o garantizarnos mutuamente la historia. No obstante, sí podemos estar
nuestra seguridad compartida. Dicho abrup- razonablemente seguros de que el examen
tamente: entre nadar juntos o hundirnos que dichas formas tendrán que pasar para
juntos. Creo que, por primera vez en la his- cumplir con la función deseada será elevar
toria humana, el interés en uno mismo y los nuestras identidades a rango planetario, al
principios éticos de cuidado y respeto mu- rango de la humanidad.
tuo que todos tenemos, apuntan en la mis- Tarde o temprano tendremos que sacar
ma dirección y exigen la misma estrategia. conclusiones de nuestra dependencia mutua
De ser una maldición, la globalización to- irreversible. Si no lo hacemos, todos los be-
davía puede trocarse en bendición: ¡la "hu- neficios que disfrutan los grandes y los po-
manidad" nunca tuvo mejor oportunidad! derosos en situación de desorden global
Ocurra o no, se atrape o no al vuelo esta (encontrando ofensivo y resistiendo por
oportunidad antes de que se pierda, sigue esta misma razón cualquier intento de crear
siendo, no obstante, una cuestión abierta. instituciones planetarias de control demo-
La respuesta depende de nosotros. crático, de ley y de justicia) se seguirán ob-
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teniendo a un coste enorme para la cali- ble echar la culpa a los aparatos electróni-
dad de vida y la dignidad de un número cos, como a los grupos de chateo de internet
inmenso de seres humanos, y se echará más o a las "redes" de los teléfonos móviles, por
leña al fuego de la inseguridad y la fragili- este estado de cosas. Es más bien al revés:
dad, ya formidables, del mundo que todos precisamente porque nos vemos eternamen-
habitamos. te obligados a dar nuevos giros y a moldear
nuestras identidades, y porque no se nos
Uno de los medios, uno de los instrumentos permite ceñirnos a una identidad por mu-
para jugar con la identidad es internet. De he- cho que lo deseemos, esos instrumentos
cho, nos podemos comunicar en una red de ex- electrónicos nos vienen bien, de ahí que ha-
tensión mundial creando identidades falsas. yan encontrado millones de adeptos entu-
¿No piensa usted que el tema de la identidad,
siastas.
exactamente en el ciberespacio, se desintegra
Usted dice "identidades falsas" ... pero
hasta constituir sólo un pasatiempo?
sólo puede decirlo si supone que existe algo
parecido a una "identidad de verdad" úni-
En nuestro mundo fluido, comprometerse ca. No obstante, este supuesto se le antoja
con una sola identidad para toda la vida, o poco creíble a la gente que va a la zaga de
incluso menos que para toda una vida, modas mudables ... , y siempre sólo modas
aunque sea por un largo tiempo aún por pero siempre obligatorias en la medida en
venir, es arriesgado. La identidades están que sigan de moda ... Así es como Peer
para vestirlas y mostrarlas, no para que- Gynt, el héroe de Henrik Ibsen, obsesiona-
darse con ellas y guardarlas, cosa que más do toda su vida con encontrar su verdade-
o menos se deduce de lo que hemos esta- ra identidad, resume su estrategia vital:
do hablando hasta ahora. Pero si es ésta "¡He intentado que el tiempo se detuviera...
la situación en la que todos nosotros tene- bailando!" .
mos que atender a nuestros asuntos coti- Todo aquel que se sienta desconcertado
dianos, nos guste o no, es poco aconsej a- y angustiado en nuestros días por el carác-
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ter esquivo de la identidad debería leer y "sa ber que ha brá más días", "sa ber que
reflexionar sobre Peer Gynt, la pieza tea- detrás de ti hay siempre un puente, si tienes
tral publicada en 1867. Y esto significa efec- que batirte en retirada". Para que dicha es-
tivamente todo el mundo. Todos los pro- trategia dé fruto, Peer Gynt resolvió (equi-
blemas actuales se prevén y examinan en vocadamente, como se sabe al final de la
ella proféticamente. historia) "cortar los vínculos que te unen
Lo que Peer Gynt temía más que a nin- a cualquier parte a tu hogar y a tus ami-
guna otra cosa era "saber que nunca te gos / hacer saltar en pedazos todos tus
puedes liberar" y "quedarte atascado" en bienes terrenales / decir un cariñoso adiós
una identidad "por el resto de tu vida" 29. a los placeres del amor". Incluso ser em-
"Eso de no tener carril de retirada ... Es una perador de un reino es un asunto dema-
situación ante la que nunca claudicaré". siado arriesgado, cargado con el lastre de
¿Por qué era tan aterradora semejante pers- muchas obligaciones y coacciones. Gynt
pectiva? Porque "quién sabe lo que se en- sólo deseaba ser el "Emperador de la Ex-
cuentra al doblar la esquina". Lo que pa- periencia Humana". Siguió esta estrategia
rece bello, cómodo y digno, una vez que hasta el fondo, sólo para preguntarse al
se dobla la esquina, puede resultar feo, no final de su larga vida, perplejo, triste y con-
apto y vil. Para escapar a una eventuali- fundido, "¿dónde ha estado Peer Gynt to-
dad tan insoportable, Peer Gynt se decidió dos estos años? ... ¿Dónde he estado yo
por lo que sólo se puede denominar "ata- mismo, el hombre de verdad completo?".
que preventivo"; "El arte total de arries- Sólo Solveig, el gran amor de su juventud
garse, / de tener la fuerza mental de actuar, que permaneció fiel a su amor cuando su
/ es éste: conservar tu libertad de elección", amante decidió convertirse en Emperador
de la Experiencia Humana, podía respon-
der a esta pregunta ... , y lo hizo. ¿Dónde
29 Peer Gynt, traducido al castellano de la versión inglesa de estabas tú? "En mi fe, en mi esperanza y en
Chnsropher Fry y de Johan FiIlinger, Oxford Universíry Press, 1970. mi amor".
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Hoy somos, un siglo y medio después, la amistad "escolta social" de la vida mo-
consumidores de una sociedad de consu- derna más recientes". No obstante, la rea-
mo. La sociedad de consumo es la sociedad lidad parece ser menos clara. En esta líqui-
de mercado; todos nosotros estamos en y da vida moderna, "o modalidad moderna
somos del mercado, a la vez clientes y mer- más reciente'; ,"las relaciones constituyen
cancías. No es de extrañar que el uso/con- una materia ambigua y tienden a ser el cen-
sumo de las relaciones humanas (y, por po- tro de la más virulenta y desquiciante de
deres, también de nuestras identidades: nos las ambivalencias: el precio del compañe-
identificamos por referencia a la gente con rismo que todos nosotros deseamos ar-
la que tenemos relación) se equipare rápi- dientemente es, indefectiblemente, una
damente al modelo de consumo del coche claudicación, al menos parcial, de nuestra
usado, imitando el ciclo que comienza con independencia, por mucho que uno desee
la venta y termina con la eliminación de re- que lo primero no tuviera como conse-
siduos. cuencia lo segundo ...
Un número creciente de observadores La ambivalencia continua acarrea la di-
espera razonablemente que sus amigos y sonancia cognitiva, un estado mental tris-
conocidos desempeñen un papel vital en temente degradante, que incapacita y di-
nuestra sociedad completamente individua- ficulta la resistencia. Invita a su vez al
lizada. Con las estructuras de los apoyos repertorio habitual de estratagemas miti-
tradicionales de la cohesión social cayén- gadoras al que se recurre con más frecuen-
dose rápidamente a pedazos, las relaciones cia, como rebajar, quitar importancia y
entretejidas en la amistad podrían conver- menospreciar uno de los dos valores irre-
tirse en nuestros chalecos o botes salvavi- conciliables. Sujetas a presiones contra-
das. Ray Pahl, al señalar que en una épo- dictorias, muchas relaciones, que se su-
ca de elección como la nuestra la amistad
("la relación social arquetípica que se eli-
ge") es nuestra elección natural, llama a 30 Véase Ray Pahl, On Friendship, Poliry, 2000.
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pone que lo son de todos modos "hasta nue- tro del cubo de la basura nos ronda cerca.
vo aviso", se romperán. La ruptura es algo Después de todo, las instalaciones de eli-
que se espera con motivos fundados, al- minación rápida de desechos son asequi-
go sobre lo que se piensa de antemano y a bles para ambas partes. Uno puede terminar
lo que uno se prepara para enfrentarse. en una grave situación como la que describe
Cuando se calculan las elevadas proba- Oliver James: envenenado por un "senti-
bilidades de desecho en el proceso de estre- miento constante de ausencia de los otros en
char los vínculos de una relación, la previ- su vida, con sensación de vacío y soledad
sión y la prudencia aconsejan preocuparse parecidos a la pérdida"!". Uno puede "tener
con mucha antelación del servicio de elimi- un miedo continuo a que le dejen los aman-
nación de desechos. Después de todo, los tes y los amigos".
promotores inmobiliarios sensatos (al me- Todos parecemos tener miedo, suframos
nos en Estados Unidos) no correrían el ries- o no de "depresión dependiente", estemos
go de comenzar un edificio a menos que a plena luz del día o asediados por aluci-
obtuvieran un permiso de demolición. Los naciones nocturnas, al abandono, a la ex-
generales se muestran reacios a enviar sus clusión, a ser rechazados, a que se vote en
tropas al campo de batalla antes de tener contra nuestra, a ser repudiados, abando-
argumentos fundados de éxito. Y los pa- nados, despojados de lo que somos, a que
tronos se quejan en todas partes de que la no se nos permita ser lo que deseamos ser.
generalización del empleo es casi imposible Tenemos miedo a que nos dejen solos, in-
debido a la observancia de los derechos que defensos y abandonados a la desgracia. Te-
se han ganado sus empleados y a las res- nemos miedo a que nos nieguen la compa-
tricciones que se imponen al despido. ñía, a que no haya seres queridos que nos
Las relaciones de pareja en las que se en- amen ni manos que nos ayuden. Tenemos
tra de inmediato, y se consumen y eliminan
rápidamente bajo previa petición, tienen sus }I Véase Oliver James, "Constanr craving", Observer Magazi-
desagradables efectos colaterales. El espec- ne, 19 de enero de 2003, p. 71.
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miedo a que nos tiren al cementerio de au- ha sido rechazada, a la 'que se ha obligado
tomóviles. Lo que más echamos de menos a correr de por vida o a salir renqueante de
es la certidumbre de que todo eso no nos va sus hogares para proporcionarse medios
a pasar a nosotros. Echamos de menos la de subsistencia, a la que se ha robado su
exención de la amenaza de exención ubicua identidad y su autoestima. En la actualidad
y universal... no hay nada de lo que hablemos con más
Los horrores de la exclusión emanan de solemnidad y entusiasmo que de "redes"
dos fuentes, aunque pocas veces tenemos cla- de "conexión" o de "relaciones", sólo por-
ro de qué naturaleza son, ni mucho menos que "lo real" (las redes entretejidas de cer-
nos debatimos por distinguir una de otra. ca, las conexiones sólidas y seguras, las re-
Hay flujos y reflujos caprichosos, azaro- laciones maduras) no han hecho otra cosa
sos y totalmente imprevisibles de lo que, a que desmoronarse. .
falta de un nombre más preciso, llamamos Necesitaba esta larga digresión para en-
"fuerzas de la globalización". Cambian sin frentarme a su pregunta: para explicar que
advertencia previa hasta dejar irreconoci- si hablamos compulsivamente de redes e
bles paisajes urbanos y campestres conoci- intentamos obsesivamente invocarlas (o, al
dos en los que solíamos echar las anclas de menos, sus fantasmas), mediante "contac-
nuestra seguridad duradera y fiable. Remo- tos rápidos" y el arte mágico de los mensa-
delan los pueblos y causan estragos en sus jes enviados por teléfono móvil, es porque
identidades sociales. Pueden transformar- echamos dolorosamente de menos las re-
nos, de un día a otro, en vagabundos sin des de seguridad que los auténticos canales
techo, dirección ni identidades fijas. Pue- de familiares, amigos y compañeros con el
den retirarnos nuestros certificados de iden- mismo destino solían proporcionarnos en la
tidad o invalidar las identidades certifica- práctica, con o sin nuestro esfuerzo. Las
das. Y nos recuerdan cotidianamente que agendas de los teléfonos móviles sustituyen
pueden hacerlo con impunidad: dejando a las comunidades desaparecidas y tenemos
caer en nuestra puerta a esa gente que ya la esperanza de que suplirán las funciones
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de la intimidad perdida. Se espera que apor- mas, más amedrentadora parece la tarea de
ten un cargamento de expectativas que ni construir algo juntos y de mantenerse unido
tienen fuerza para levantar ni mucho menos con los reales.
para mantener. Como siempre, todos los mercados de
Andy Hargreaves, permítaseme citarle consumo se muestran demasiado entusias-
una vez más, habla de "retahílas episódi- tas para ayudarnos a salir de esta encerro-
cas de interacciones minúsculas" que susti- na. Recogiendo la indirecta de Stjepan Mes-
tuyen cada vez más "a las conversaciones troviclJ, Hargreaves sugiere que "de este
y relaciones continuadas del entorno fami- mundo hambriento de tiempo, en donde las
liar"». Expuestos a los "contactos" que la relaciones se reducen, se extraen las emo-
tecnología electrónica "facilita", perdemos ciones para volverlas a invertir en cosas
la capacidad para ponernos en interacción consumibles. La publicidad asocia los co-
espontánea con gente real. De hecho, cada ches con la pasión y el deseo, y los teléfonos
vez nos asustan más los contactos cara a móviles con la inspiración y la lujuria".
cara. Alargamos la mano para agarrar el Pero por mucho que lo intenten los mer-
móvil, pulsar furiosamente las teclas y ama- caderes, el ansia que prometen saciar no
sar mensajes, evitando así convertirnos en desaparecerá. Puede que los seres huma-
rehenes del destino, hurtándonos a relacio- nos se hayan reciclado como bienes de con-
nes complejas, liosas, imprevisibles, difíciles sumo, pero no se puede hacer que los bien-
de interrumpir, y negando la opción de re- es de consumo sean humanos. No en el tipo
lacionarnos con esa "gente real" que está fí- de humanos que inspiran nuestra desespe-
sicamente presente a nuestro alrededor. rada búsqueda de raíces, de parentesco, de
Cuanto más amplia (cuanto más superficial, amistad y de amor. No en esos humanos
incluso) sea nuestra comunidad de fantas- con los que uno se puede identificar.
32 Hargreaves, Teaching in the Knowledge Society, p. 25. 33 Stjepan Mestrovié, Posternotional Society, Sage, 1997.
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Es preciso admitir que los bienes de con- preocuparnos por terminar en el cubo del
sumo sustitutivos tienen una ventaja so- rechazo. ¿ü no podemos?
bre la "cosa real". Prometen exonerar de
las tareas de negociación infinita y com- Desde mi punto de vista, la última pregunta
promiso incómodo, aseguran poner fin a la sobre internet versa sobre el papel de los nuevos
medios en la formación de la opinión pública
vejatoria necesidad de autoinmolación de
y de la identidad colectiva. ¿Qué tengo en men-
hacer concesiones, llegando a un acuerdo
te? En mi opinión, el libro requiere el análisis de
con todos esos lazos íntimos y amorosos otros dos temas: la identidad y los nuevos me-
que tarde o temprano se precisarán. Plan- dios de comunicación, y la "política de identi-
tean la oferta de recuperar las pérdidas de dad" (la crisis del multiculturalismo).
uno, si esas presiones se consideran tan di-
fíciles de soportar. Sus vendedores tam-
bién garantizan la sustitución rápida y fre- Ya hemos hablado antes del "multicultu-
cuente de los bienes en el momento en que ralismo", ese tema tan convulso. Sugiero
uno ya no les encuentre utilidad, o cuan- entonces que lo que a unos les cura a otros
do otros bienes, nuevos, perfeccionados y muchos les mata. La proclamación de la
aún más seductores aparezcan en lonta- "época multicultural" refleja, en mi opi-
nanza. Resumiendo, los bienes de consumo nión, la experiencia vital de la nueva élite
encarnan la revocabilidad y ausencia de global que, cuando viaja (y viaja mucho,
finalidad máximas de las elecciones y el en avión o a través de la red mundial),
mayor margen de eliminación de los obje- encuentra a otros miembros de la misma
tos elegidos. Y lo que es todavía más im- élite global que hablan el mismo idioma
portante, parece que nos ayudan a contro- y se preocupan por las mismas cosas.
larnos. Somos nosotros, los consumidores, Dando conferencias por Europa y más
quienes trazamos la línea entre lo útil y el allá, me ha chocado que las preguntas que
material de desecho. Al tener por pareja mi audiencia me hacía eran iguales en to-
objetos de consumo, podemos dejar de das partes ...
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Peer Gynt, aunque vivir según dicha ilusión to y elección, y el temor a que, una vez ad-
sea una tarea abrumadora y una lucha cues- quirida dicha identidad, podamos descu-
ta arriba, que engendra mucha frustración y brir, como Peer Gynt, que no hay "puente
deja pocos beneficios. Se intercalan mo- si te tienes que batir en retirada" .
mentos de felicidad en largos periodos de y cuidado con optar por no enfrentarse al
preocupación y de tristeza. reto. Recordemos las palabras de Stuart Hall:
Si usted desea que ate los muchos cabos "Como la diversidad cultural es, cada vez
que hemos empezado a devanar pero que más, el destino del mundo moderno, y el ab-
en la mayoría de los casos hemos dejado solutismo étnico un rasgo regresivo de la úl-
sueltos, yo diría que la ambivalencia que tima modernidad, ahora el peligro mayor
la mayoría de nosotros experimentamos la proviene de las formas de identidad cultural
mayor parte del tiempo al intentar respon- y nacional -nuevas y viejas- que intentan
der a la cuestión de nuestra identidad es afianzar esa su identidad adoptando mo-
auténtica. La confusión mental que nos dalidades cerradas de cultura y de comuni-
causa también es auténtica. No hay nin- dad y negándose a comprometerse ... con
guna receta infalible para resolver los pro- los peliagudos problemas que provoca in-
blemas a los que conduce dicha confusión tentar vivir en la diferencia">'.
y no hay apaños rápidos ni formas des- Intentemos, en la medida de lo posible,
provistas de riesgo para tratar con todo esquivar semejante peligro.
ello. Yo diría también que, a pesar de todo
eso, tendremos que enfrentarnos a la ta-
rea de "identificarnos a nosotros mismos"
una y otra vez y que dicha tarea tiene po-
cas probabilidades de ser coronada con
éxito de forma permanentemente satisfac-
toria. Somos susceptibles de estar divididos 35 Stuarr Hall, "Culture, community, nation", Cultural Studies, 3,
entre desear una identidad de nuestro gus- 1993, pp. 349-363.
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