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investigación social
Posted on enero 24th, by Recode in actualidad. 1 Comment
Cuando muere alguien que hemos leído con atención, que hemos estudiado y de quien nos aprendimos y
asimilamos sus teorías y conceptos, es como si se nos fuera alguien cercano, que de algún modo conocemos.
Hemos tenido hace nada esa sensación con el fallecimiento de Zygmunt Bauman, uno de los más importantes
sociólogos que nos dio el siglo XX.
No ha sido una sensación aislada, porque la muerte del pensador se convirtió enseguida en una noticia viral,
toda una curiosidad, sobre todo si se trata de alguien que en una de sus últimas entrevistas afirmó: “Las redes
sociales son una trampa”. Pero más allá de esta nota de color, nos apetecía hablar en esta entrada sobre la
enorme aportación de Zygmunt Bauman a la ciencia social, nuestra ciencia.
Sería imposible recorrer todo el pensamiento de un hombre que ha escrito 57 libros y más de 100 ensayos en
un solo post, pero sí podemos destacar algunas de sus más interesantes teorías y conceptos.
La modernidad líquida
Dijimos que la modernidad como concepto y como etapa de la historia, fue una de las principales
preocupaciones de Bauman. Y de sus reflexiones sobre esta cuestión nació el término modernidad líquida,
uno de los que más trascendencia tuvo dentro de su amplio legado de pensamientos.
La modernidad líquida es una época en la cual todo lo que era sólido se ha licuado, han desaparecido y se
han desintegrado los antiguos valores, como creencias políticas y religiosas, pareja y trabajo para toda la vida.
El capitalismo globalizado acaba con la solidez de la sociedad industrial y “nuestros acuerdos son temporales,
pasajeros, válidos solo hasta nuevo aviso”.
El concepto le sirvió para describir un mundo en el que manda el consumismo, en el que los individuos se
quedan sin raíces y privados de cualquier marco de referencia predecible. “En una vida moderna líquida no
hay vínculos permanentes, y cualquier cosa que ocupemos por un tiempo debe estar ligada libremente para
poder desatarse de nuevo, tan rápido y sin esfuerzo”.
Por ello para Bauman, una vez comprendida la relación entre la sociedad sólida (seguridad, contenidos,
valores) y la sociedad líquida (movilidad, incertidumbre, relatividad de valores), el segundo paso necesario es
modificar la realidad y comprender que la vía del cambio es la única posible y la única necesaria para evitar
los conflictos sociales y mejorar las condiciones de vida de los más necesitados.
Globalización y desigualdad
A propósito de los más pobres, la desigualdad fue otra de las grandes preocupaciones del intelectual, profesor
emérito de la Universidad de Leeds, Inglaterra. Un concepto muy ligado también a otro término al que le
dedicó hojas y hojas de reflexiones, la globalización.
En una de sus más recientes entrevistas en El País manifestó: “La creciente brecha entre los ganadores y los
derrotados, la nacionalización de las ganancias y la individualización de las pérdidas, el encogimiento de los
rangos de los ganadores frente a la multiplicación de los perdedores y una globalización para los ricos que va
aparejada con atar a los pobres al suelo. Y quizá, sobre todo, de la emancipación del poder, esto es, de los
que son capaces de conseguir que las cosas se hagan realmente, del control de la política, que se supone
que es la que debería decidir qué cosas se necesitan y deberían llevarse a cabo…”
Bauman dejó muy claro en ¿La riqueza de unos pocos nos beneficia a todos? el alto precio que se paga hoy por el
neoliberalismo triunfal de los ochenta y que la promesa de que la riqueza de los de arriba se filtraría a los de
abajo ha resultado una gran mentira.
Bauman fue uno de esos grandes maestros que tuvimos aquellos que nos inclinamos por las ciencias
sociales. Con él aprendimos que la curiosidad siempre es amiga de los descubrimientos. Desde aquí, un
pequeño homenaje.