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3.

2 Estrategias a Desarrollar

3.2.1. Comunicativas

¿QUÉ ES LA COMUNICACIÓN?

Entendemos la comunicación, como el proceso mediante el cual dos o más interlocutores realizan
un intercambio de informaciones en un contexto determinado.
Dentro de esta definición, es importante establecer una 1ª diferencia entre lo que es comunicar y
lo que es informar.
En la comunicación, se da la retroalimentación o feedback, o respuesta que el receptor hace al
emisor para hacerle ver que ha entendido su mensaje, cosa imposible en la mera transmisión de
información.
Por ejemplo, si estamos viendo el telediario y no comprendemos algo, no podemos preguntar a la
TV que es lo que ha dicho (información) cosa que sí podemos hacer si un profesor nos está
explicando un tema (comunicación).
Algunos trucos para favorecer la retroalimentación o feedback son:

o Efectuar preguntas para comprobar que se ha entendido lo dicho (¿qué significa….,


qué quieres decir con?...)
o Utilizar palabras que inviten al feedback (ya veo, coméntame algo más sobre esto,
así que lo que quieres decir es…

La función principal de la comunicación es mejorar las relaciones interpersonales. Además de esta


función principal, se dan las conocidas como “las tres c”:

 Captar la atención
 Cautivar al interlocutor.
 Convencer de realizar alguna acción.

Barreras u obstáculos en la comunicación.

Por barreras comunicativas, entendemos el conjunto de elementos o circunstancias que no nos


permiten llevar a buen puerto y desarrollar el proceso de comunicación.
Este tipo de obstáculos generan, tanto en la empresa como en nuestra vida diaria, tensiones
malentendidos y enfados.
Son tres, los tipos de barreras que encontramos en la comunicación y que estudiamos a
continuación

a) Barreras físicas.

Son las producidas por el ambiente en el que se da la comunicación. En este sentido podemos citar
como ejemplos los ruidos pasando por las interferencias que podemos encontrar en la TV o radio,
funcionamiento defectuoso de algún aparato de comunicación (fax, telégrafo, PC…) incluso la
distribución del mobiliario puede ser motivo de interferencia, haciendo que parte o toda la
comunicación se pierda en el camino.
b) Barreras semánticas.

Son las que se producen por el mal uso de las palabras o por la mala interpretación que de las
mismas hacen emisor y receptor. En este sentido podemos poner como ejemplo el vocabulario
típico de una auxiliar de enfermería que no será el mismo que el de una auxiliar de oficina, también
se dice por eso que emisor y receptor deben usar el mismo código y evitar así estas barreras, o que
para solucionar este problema, lo mejor es cuando surge poder dar feedback y explicar las cosas
para evitar malentendidos.
Algunos de los errores más importantes son:

 Deficiencias en el lenguaje: que suponen una mala utilización del lenguaje, lo que
comúnmente entendemos por hablar mal. (ej. El famoso “acho”)
 Innovación: uso de palabras o frases nuevas o inventadas (ej. Los sms con palabras
abreviadas “dnd stas, voy a x ti”).
 Falta de feedback: cuando no nos molestamos en comprobar lo que nos están diciendo
porque nos resulta falto de interés. (ej. El profesor habla y yo estoy haciendo dibujitos).

c) Barreras psicológicas

Se producen por nuestras creencias, nuestros malos hábitos de escucha, nuestros prejuicios,
cabezonería… y son la principal fuente de problemas dentro de los tres tipos de barreras que
acabamos de ver.
Por ejemplo, cuando prejuzgamos a una persona, o mentalmente la etiquetamos…

HERRAMIENTAS PARA POTENCIAR UNA COMUNICACIÓN EFICAZ.


La escucha activa.
Uno de los principios más importantes y difíciles de todo el proceso comunicativo es el saber
escuchar. La falta de comunicación que se sufre hoy día se debe en gran parte a que no se sabe
escuchar a los demás. Se está más tiempo pendiente de las propias emisiones, y en esta necesidad
propia de comunicar se pierde la esencia de la comunicación, es decir, poner en común, compartir
con los demás. Existe la creencia errónea de que se escucha de forma automática, pero no es
así. Escuchar requiere un esfuerzo superior al que se hace al hablar y también del que se ejerce al
escuchar sin interpretar lo que se oye. Pero, ¿qué es realmente la escucha activa?
La escucha activa significa escuchar y entender la comunicación desde el punto de vista del que
habla. ¿Cuál es la diferencia entre el oír y el escuchar? Existen grandes diferencias. El oír es
simplemente percibir vibraciones de sonido. Mientras que escuchar es entender, comprender o dar
sentido a lo que se oye. La escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la
persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que
subyacen a lo que se está diciendo. Para llegar a entender a alguien se precisa asimismo
cierta empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona.
a) Elementos que facilitan la escucha activa:
- Disposición psicológica: prepararse interiormente para escuchar. Observar al otro: identificar el
contenido de lo que dice, los objetivos y los sentimientos.
- Expresar al otro que le escuchas con comunicación verbal (ya veo, umm, uh, etc.) y no verbal
(contacto visual, gestos, inclinación del cuerpo, etc.).
b) Elementos a evitar en la escucha activa:
- No distraernos, porque distraerse es fácil en determinados momentos. La curva de la atención se
inicia en un punto muy alto, disminuye a medida que el mensaje continúa y vuelve a ascender hacia
el final del mensaje, Hay que tratar de combatir esta tendencia haciendo un esfuerzo especial hacia
la mitad del mensaje con objeto de que nuestra atención no decaiga.
- No interrumpir constantemente al que habla.
- No juzgar. Dejando a un lado nuestras impresiones subjetivas sobre lo que nos están contando
- No ofrecer ayuda o soluciones rápidamente. Sin dejar que el interlocutor se explique
- No negar lo que el otro esté sintiendo, por ejemplo: "no te preocupes, eso no es nada".
- No contar "tu vida" cuando el otro necesita hablarte, retomar la conversación con lo que te ha
pasado a tí
- No contra-argumentar. Por ejemplo: el otro dice "me siento mal" y tú respondes "y yo también".
- Evitar el "síndrome del experto": ya tienes las respuestas al problema de la otra persona, antes
incluso de que te haya contado la mitad.
c) Algunos aspectos que mejoran la comunicación:
- Al criticar a otra persona, hablar de lo que hace, no de lo que es. Las etiquetas no ayudan a que
la persona cambie, sino que refuerzan sus defensas. Hablar de lo que es una persona sería: "te has
vuelto a olvidar de sacar la basura. Eres un desastre"; mientras que hablar de lo que hace sería: "te
has vuelto a olvidar de sacar la basura. Últimamente te olvidas mucho de las cosas".
- Discutir los temas de uno en uno, no "aprovechar" que se está discutiendo, por ejemplo sobre la
impuntualidad de la pareja, para reprocharle de paso que es un despistado, un olvidadizo y que no
es cariñoso.
- No ir acumulando emociones negativas sin comunicarlas, ya que producirían un estallido que
conduciría a una hostilidad destructiva.
- No hablar del pasado. Rememorar o sacar a relucir los “trapos sucios” del pasado, no sólo no
aporta nada provechoso, sino que despierta malos sentimientos. El pasado sólo debe sacarse a
colación constructivamente, para utilizarlo de modelo cuando ha sido bueno e intentamos volver a
poner en marcha conductas positivas quizá algo olvidadas. Pero es evidente que el pasado no puede
cambiarse; por tanto hay que dirigir las energías al presente y al futuro.
- Ser específico. Ser específico, concreto, preciso, es una de las normas principales de la
comunicación. Tras una comunicación específica, hay cambios; es una forma concreta de avanzar.
Cuando se es inespecífico, rara vez se moviliza nada. Si por ejemplo, nos sentimos solos/as y
deseamos más tiempo para estar con nuestra pareja, no le diga únicamente algo así: “No me haces
caso”, “Me siento solo/a”, “Siempre estás ocupado/a”. Aunque tal formulación exprese un
sentimiento, si no hacemos una propuesta específica, probablemente las cosas no cambiarán. Sería
apropiado añadir algo más. Por ejemplo: “¿Qué te parece si ambos nos comprometemos a dejar
todo lo que tenemos entre manos a las 9 de la noche, y así podremos cenar juntos y charlar?”.
- Evitar las generalizaciones. Los términos "siempre" y "nunca" raras veces son ciertos y tienden a
formar etiquetas. Es diferente decir: "últimamente te veo algo ausente" que "siempre estás en las
nubes". Para ser justos y honestos, para llegar a acuerdos, para producir cambios, resultan más
efectivas expresiones del tipo: “La mayoría de veces”, “En ocasiones”, “Algunas veces”,
“Frecuentemente”. Son formas de expresión que permiten al otro sentirse correctamente valorado.
- Ser breve. Repetir varias veces lo mismo con distintas palabras, o alargar excesivamente el
planteamiento, no es agradable para quién escucha. Produce la sensación de ser tratado como
alguien de pocas luces o como un niño. En todo caso, corre el peligro de que le rehúyan por pesado
cuando empiece a hablar. Hay que recordar que: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
- Elegir el lugar y el momento adecuados. En ocasiones, un buen estilo comunicativo, un modelo
coherente o un contenido adecuado pueden irse al traste si no hemos elegido el momento adecuado
para transmitirlo o entablar una relación. Es importante cuidar algunos aspectos que se refieren al
momento en el que se quiere establecer la comunicación:

 El ambiente: se refiere al lugar, el ruido que exista, el nivel de intimidad...


 Si vamos a criticar o pedir explicaciones debemos esperar a estar a solas con nuestro
interlocutor.
 Si vamos a elogiarlo, será bueno que esté con su grupo u otras personas significativas.
 Si ha comenzado una discusión y vemos que se nos escapa de las manos o que no es el
momento apropiado utilizaremos frases como: “si no te importa podemos seguir
discutiendo esto en... más tarde”.

Comunicación asertiva.
¿Te observas a ti mismo diciendo "Sí" en situaciones en las que en realidad sentías que debías decir
"No"? ¿Encuentras dificultad para expresar tu descontento a un amigo o compañero, aun si crees
que es justificado? ¿Te cuesta aceptar un elogio?
Si respondiste afirmativamente a cualquiera de las anteriores preguntas podrías no ser tan asertivo
en tu forma de comunicar como desearías serlo.
Es una habilidad social, consistente en poder expresar mis opiniones, ideas y derechos sin agredir ni
faltar a los de los demás.

La asertividad es un estilo de comunicación y de vida que favorece y mejora las relaciones sociales
de quienes lo practican frente a los otros dos estilos de conducta más utilizados. Para desarrollar
una conducta asertiva, es necesario:

 Tener un buen concepto de sí mismo.


 Ser educado y guardar calma (no exaltarnos a la mínima de cambio)
 Trabajar la empatía, ponerme en el lugar del otro.
 Adecuar mi mensaje verbal al no verbal.
 No provocar en los demás cólera o resentimiento arrinconándolos
 Expresar las opiniones propias de forma firme y sin miedos, pero sin avasallar.
 Saber decir No cuando sea necesario
 Aprender a realizar y a aceptar críticas, saber pedir perdón cuando sea necesario
 Saber expresar y aceptar cumplidos.
 Saber iniciar mantener y terminar una conversación.

a) Los mensajes yo, un comienzo para ser asertivos.

1. Describa la conducta: “Cuando estoy hablando contigo y no me pones atención.”


2. Exprese sus sentimientos: “Yo me siento mal.” en vez de "Tu eres", El enfoque aquí se
encuentra en la parte "Yo siento", "Yo quiero" de la exposición. Al expresar rabia es
frecuente tender a acusar a la otra persona, exagerar e involucrarse con las emociones. El
emplear esta técnica nos permite enfocarnos constructivamente en nosotros mismos y
estar claros con respecto a nuestros propios sentimientos.
3. De un motivo por el cual se siente así: “pienso que no te interesa lo que te estoy
comentando.”

b) Técnicas.
Comunicación Asertiva
Haz valer tus derechos. Insiste en ser tratado de manera justa. Sea tan claro y específico como
puedas al expresar lo que quieres, piensas y sientes.
Disentir Pasiva y Activamente
Cuando no estés de acuerdo con alguien, no es recomendable fingir estarlo sólo por "mantener la
calma" sonriendo, asintiendo o prestando atención. Sería más beneficioso a largo plazo cambiar el
tema o expresar nuestro desacuerdo más activamente.
Preguntar Por Qué
Si una persona te solicita hacer algo que te parezca poco razonable o desagradable pregúntale "por
qué" debes hacerlo. Como adultos merecemos una explicación y es nuestro derecho insistir en una
explicación convincente.
Hablar de usted mismo
Si ha hecho algo que considera deseable de compartir hágalo, permita que los demás se enteren.
También permita que los demás conozcan su opinión y sus sentimientos sobre cualquier cosa que
le parezca de interés. Usa por tanto la 1ª persona y no la 3ª (“a mí no me gustan las injusticias”, en
lugar de “a la clase no le gustan las injusticias”.
c) Algunas tácticas de comunicación asertiva.

 Disco rayado. Consiste en repetir una vez lo que se quiere con independencia de lo que nos
diga el interlocutor, sin dar explicaciones, levantar nunca la voz, enojarse o enfadarse.
 Banco de niebla. Parecida a la anterior, pero consiste en dar 1º la razón a la persona que
nos habla y después decirle lo que queremos nosotros. Ej. Tiene razón en que este abrigo
es muy bonito, pero quiero devolverlo.
 Aserción negativa. Para reaccionar ante una crítica justa, reconociendo el error e incluso
realizando una autocrítica. Ej. Es cierto, perdona, no tenía que haberme enfadado.
 Interrogación negativa. Supone preguntar al interlocutor sobre lo que estamos haciendo
mal, para que nos lo aclare. Ej. ¿qué hay de malo en escribir este trabajo a mano?
 Información mutua. Es la típica charla respetando los turnos, consiste en escuchar
atentamente, mirando a los ojos, prestando atención y después, con calma y sin enfadarnos
escuchemos lo que escuchemos, dar nuestra opinión.

d) Tipos de acción asertiva:


Acción Asertiva Básica
Está es una expresión simple y directa de tus creencias, sentimientos u opiniones, de la forma "Yo
quiero" o "Yo siento".
Acción Asertiva por Empatía
Demuestra sensibilidad hacia la otra persona. Usualmente contiene dos partes, un reconocimiento
de la situación de la otra persona o sus sentimientos, seguida de una exposición que hace valer
nuestros derechos.
Ejemplo: "Yo sé que has estado muy ocupado, pero me gustaría sentir que nuestra relación es
importante para ti. Me gustaría que hicieras tiempo para mí y para nosotros."
Acción Asertiva Progresiva
Esto ocurre cuando la otra persona no responde a nuestra aserción básica y continua intentando
violar nuestros derechos. En ese caso gradualmente escalamos en nuestra aserción y nos
mostramos progresivamente firmes. Esto podría incluir el mencionar algún tipo de acción como
consecuencia; realizada sólo después de varias exposiciones asertivas
básicas. Ejemplo:"Si
mañana cuando vuelva mi computadora no está lista me veré forzado a acudir a la oficina de
protección al consumidor."
RECUERDA QUE: Sólo leer estas líneas no te convertirán en una persona más asertiva, pero el poner
en práctica la información que te ofrecen si podría hacerlo. De ser posible ponte de acuerdo con un
amigo o familiar para ayudaros mutuamente.
Al practicar con un amigo o familiar podemos obtener su ayuda y escuchar su opinión sobre como
lo estamos haciendo. A la larga el comunicarnos honestamente puede beneficiar nuestras
relaciones.
Al principio es preferible probar cambiar nuestro comportamiento en las situaciones de menos
riesgo, con la práctica podremos asumir una actitud asertiva como nuestro comportamiento natural.
f) Otros estilos de comunicación:
Frente al estilo de comunicación asertiva, se encuentran aquellos que más utilizamos y que son más
negativos que son:

 La agresividad.

Que es la defensa de los derechos personales, sentimientos, opiniones… de manera impositiva, es


decir por la fuerza y menospreciando y sin respetar la opinión y deseos de los otros.
Elementos comunes de este tipo de personas son el mal humor constante, gritar sin motivo, insultar
para defender el punto de vista, agresiones físicas…

 La pasividad.

Que es la incapacidad de expresar nuestros propios derechos, deseos, opiniones… y si lo hacemos


no son del todo sinceros. Son personas victimistas y derrotistas, que no soportan recibir el rechazo
de los demás y que son capaces de decirte cualquier cosa que quieras oír o de callarse con tal de
agradar.
Elementos comunes a estas personas son el mirar al suelo mientras hablan, no opinar nunca antes
que tú de un tema por si no pensáis igual, evitar siempre las discusiones…

3.2.1.1. Técnicas de persuasión.

El arte de persuadir es primordial para tener éxito en casi todas las facetas de la vida. El objetivo de
la verdadera persuasión sería el crear consenso cuando existe un conflicto o cuando se establece la
indiferencia. Consistiría en tomar una idea o plan de acción y crear un propósito común. Así pues,
el propósito real de la persuasión no es conquistar en sí mismo, sino unir.

Algunas personas tienen un talento innato, relacionado con la asertividad, sobre la capacidad de
hablar y actuar de forma natural para despertar la atención y la positividad en el interlocutor y así
alcanzar sus metas. Una persona asertiva está a medio camino entre los extremos de una afirmación
irreflexiva y un pasivo derrotista.
Al igual que todas las habilidades, el asertividad y el arte de la persuasión se pueden adquirir a través
del conocimiento de las diferentes estrategias, la práctica y la motivación.

Algunas técnicas de persuasión

1. Técnica de la reciprocidad

La primera de estas técnicas de persuasión se basa en el concepto de la reciprocidad. Esto tiene que
ver con en el hecho de que si tú haces algo primero, sin que nadie te lo haya pedido antes, de alguna
forma está en la naturaleza humana que la gente se sienta en deuda contigo.

Este es un factor bastante positivo si nos posicionamos en un entorno de negociación para una
posible compra de un servicio o de un producto. Por ejemplo, cuando ofreces algo a un amigo o
conocido sin que te lo pida. Luego esta persona se sentirá de alguna manera en “deuda” contigo,
aunque tú no se lo reclames nunca. Por eso es posible que en otro momento te devuelva el favor o
te compense de alguna forma.

No se trata de decirle a la persona con la que estás teniendo esta conversación “oye, yo te he dado
esto. Ahora estás en deuda conmigo”. ¡Ni mucho menos! Se trata de que sienta que crece su
sentimiento de admiración y a la vez de deuda contigo.

2. Técnica de la etiqueta

Esta curiosa técnica de persuasión como su nombre indica, se basa en colocarle una etiqueta a la
persona que quieres convencer, simplemente haciéndole una pregunta.

La idea es que busquemos una característica positiva de nuestro interlocutor, que esté en sintonía
con lo que vamos a pedirle a continuación. Lo interesante es que en muchos casos ni siquiera
tenemos que estar seguros de que la persona tiene esa característica, a veces es suficiente con que
se trate de un atributo positivo socialmente. Por ejemplo, podemos preguntarle si se considera
alguien paciente y, cuando te responda afirmativamente, pedirle que nos brinde unos minutos de
su tiempo o que nos haga el favor que necesitamos.

Esta técnica se puso a prueba por primera vez en los años ’60. Los investigadores tocaron a la puerta
de algunos residentes de California para preguntarles si consentirían en colocar un gran cartel en su
patio, para motivar a las personas a conducir con seguridad. Solo el 17% aceptó. En otras casas
cambiaron de estrategia: les mostraron un cartel mucho más pequeño y les preguntaron si lo
colocarían. La mayoría de las personas lo hizo. Unas semanas más tarde, los investigadores
regresaron con los carteles grandes y, asombrosamente, el 76% de las personas también dio su
aprobación para colocarlos. ¿Por qué?

Con esta técnica se apela al concepto que cada cual tiene de sí mismo y al principio de la coherencia
según el cual, una vez que hemos tomado una decisión (sobre todo delante de alguien), nos
forzaremos a ser congruentes y a asumir el compromiso. La clave para usar esta técnica de
persuasión consiste simplemente en encontrar la etiqueta justa para la persona que, a la misma vez,
responda a nuestro objetivo final.

3. Prueba social

Este es un concepto muy interesante, ya que nos guste o no, es innegable que los seres humanos
somos animales sociales, y por tanto, gregarios. En esta línea, uno de los grandes males de este
comportamiento gregario es considerar todo lo que es popular como algo de alta calidad o como
algo bueno. A veces es cierto, pero en muchos otros casos sencillamente no lo es.

Esta es también una de las conclusiones que deja Robert Cialdini en su libro titulado “Influence: The
Psychology of Persuasion”, toda una referencia en persuasión e influencia.

Pero, ¿cómo podemos aprovecharnos nosotros de la prueba social? Muy fácil, incorporando
testimonios de personas (con una foto y una web de contacto) y también insistiendo en el número
de personas que ha seguido un programa de coaching que estás intentando vender.

Es muy importante tratar de rebajar las fricciones que nacen en el proceso de compra (¿debo
comprar este producto sí o no?) incorporando pinceladas de marketing social, por ejemplo,
incluyendo en tu página de venta testimonios reales de personas que han experimentado el servicio
o el producto. De alguna forma estás rebajando el nivel de resistencia para que la gente
termine comprando el producto.

“Demuestras”, por prueba social, que lo que ofreces funciona de verdad.

4. Técnica desorganiza-replantea

Dicen que las relaciones sociales son como un baile de pareja, donde cada persona anticipa los
movimientos del otro y prepara una respuesta. En una discusión, cuando intentamos convencer a
alguien, se aplica el mismo principio. Entonces, ¿qué pasaría si uno de los dos se saliese de ese
“guión” al que estamos acostumbrados?

En 1999 unos psicólogos comprobaron qué sucede cuando intentamos convencer a alguien
saltándonos un poco los convencionalismos. Estos investigadores se dieron a la tarea de vender
tarjetas para un ente de caridad local. Sin embargo, usaron dos estrategias diferentes, con algunas
personas asumieron un enfoque tradicional: les dijeron que les daban 8 tarjetas por 3 dólares.
Lograron que el 40% las compraran.

La segunda estrategia consistía en desorientar a las personas y replantearles la cuestión: les dijeron
que vendían 8 tarjetas por 300 centavos, y acto seguido agregaron: “¡es una ganga!”. Como
resultado, el 80% compraron las tarjetas. ¿Por qué?

Cuando se introduce un elemento disruptor para el que no estábamos preparados, nuestra mente
se ve forzada a cambiar sus patrones de razonamiento. Durante esos instantes se produce una
sobrecarga cognitiva y somos más proclives a aceptar cualquier sugerencia que pueda parecernos
medianamente razonable.

5. Técnica de la autoafirmación
No siempre es fácil conseguir que las personas nos escuchen. Entonces, ¿Cómo podemos convencer
a alguien si no nos da la oportunidad de exponer nuestros argumentos? La respuesta es
sencilla: poniendo nuestros argumentos en su boca, porque las personas normalmente le prestan
más atención a sus argumentos que a los de su interlocutor, sobre todo cuando intentan ganar a
toda costa.

En realidad, no es tan extraño como suena. De hecho, muchas personas aplican esta técnica de
persuasión instintivamente, un ejemplo clásico es cuando la madre no regaña directamente al niño
porque ha hecho algo mal, sino que le pide que sea él mismo quien reflexione sobre su
comportamiento.

En el lejano 1954 un grupo de psicólogos se preguntaron si esta técnica de persuasión realmente


era tan eficaz. Para comprobarlo, idearon un experimento muy sencillo: hicieron grupos de tres
personas y eligieron al azar diferentes temas. Una de las personas del grupo tenía que convencer a
los otros dos dándoles argumentos sobre el tema que debía defender. Al final, se evaluaron las
posiciones de los participantes y, para asombro de los investigadores, aquellos que fungieron como
oyentes no se mostraron muy a favor pero quienes dieron la “charla”, se mostraron mucho más
convencidos.

Este experimento nos sugiere que las razones más convincentes provienen de nosotros mismos,
aunque no estén en sintonía con nuestros puntos de vista. Por tanto, la próxima vez que quieras
convencer a alguien, no te pongas a la defensiva intentando rebatir sus argumentos, deja que sea
él quien haga todo el trabajo, solo tendrás que guiarle.

6. Técnica de la escasez o exclusividad

Está demostrado a nivel de la psicología de la venta que el deseo aumenta si se percibe algo como
exclusivo o escaso. Por ejemplo, en los supermercados y promociones de artículos en general,
suelen ofrecer interesantes descuentos del 20, 30 o incluso 50%, pero con una fecha límite muy
cercana: unos días (una semana o menos) para fomentar que la gente lo adquiera enseguida y no
se lo piense demasiado.

Otra forma de conseguir el mismo resultado es mencionar que las “plazas limitadas”. Funciona de
maravilla para un servicio de consultoría que puedas tener por horas, o un grupo de coaching que
quieras lanzar. Este elemento también es algo que suele influir de manera positiva en la psicología
del comprador.

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