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Síntesis planteamientos
CONFAUCE
Introducción
I. Antecedentes
Proceso de construcción
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a los documentos “Bases Orientadoras para la elaboración de Estándares Pedagógicos y
Disciplinarios para la Formación Inicial Docente” y “Orientaciones metodológicas para
proceso de construcción de Estándares Pedagógicos y Disciplinarios para la Formación
Inicial Docente” provistos por el CPEIP como parte de un dossier de publicaciones que
entregaba los lineamientos generales en base a los que debía desarrollarse el proyecto.
Los informes finales, que recogían todas las observaciones realizadas por CPEIP, fueron
entregados el 23 de marzo de 2017. Con el propósito de trabajar en conjunto las
observaciones que pueda emitir el Consejo Nacional de Educación a partir de su proceso
de evaluación, CPEIP propuso una extensión de los convenios originales, propuesta
aceptada por las instituciones involucradas. Los equipos elaboradores emitieron una
nueva versión de los documentos que recogía los comentarios emanados desde el CNED,
a pesar de la no participación de CPEIP en esta fase. Los informes finales asociados a los
convenios de colaboración fueron entregados y aceptados en su totalidad entre
septiembre y diciembre de 2018.
Los informes de los equipos de trabajo contenían una explicación del diseño
metodológico que guió la elaboración de estándares, los criterios utilizados para su
elaboración, los resultados de las consultas técnicas realizadas a expertos nacionales e
internacionales, y la sistematización de los comentarios recibidos en las consultas
organizadas por el CPEIP a los actores relevantes de la formación inicial docente en Chile.
Los estándares elaborados por cada equipo fueron organizados a través de una visión
sinóptica según saber disciplinario, práctica pedagógica e identidad profesional, y luego
desplegados detalladamente a través de un enunciado, descripción general y una serie
indicadores asociados a cada estándar incluido en el informe.
1. Progresión y complejidad
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Si bien los estándares de Desempeño docente no contaban con formulación previa
y obedecen a un mandato de la ley 20.903, constituye una fortaleza considerar una lógica
de actuaciones que progresan en complejidad, y su intento de articular en esta lógica con
los marcos esperados al término de la FID.
También se releva como un avance el que se consideren distintos contextos a los
que tributarían los estándares: formación inicial, al ejercicio profesional y formación en
servicio, como una forma de tener lineamientos en la nueva política docente.
En los estándares de FID y Desempeño Docente, se observa una progresión lineal
desde el nivel de graduado (final FID) hasta el consolidado, pasando por “principiante” y
“experimentado”. La lógica implícita en esta progresión y, en especial en su nomenclatura,
hace relación con el tiempo de experiencia en el sistema escolar más que con las
diferencias en las competencias presentadas por los profesores, sea en el inicio de su
ejercicio profesional o al final.
Eso es aún más relevante cuando se evidencia que el elemento en el cual se focaliza
la progresión dice relación con el nivel de complejidad del verbo o acción, que se
materializan en competencias muy distintas entre los distintos niveles. Por ejemplo, se
espera que el graduado sea capaz de “manejar formatos y criterios técnicos de
planificación”, mientras que al principiante se espera que “planifique sus clases
considerando los criterios”. Son acciones muy distintas que no se distinguen por su
complejidad, sino más bien por su naturaleza. Además, las dos acciones (por ejemplo,
manejar formatos y planificar) son requeridas para el ejercicio profesional y, por lo tanto,
son parte de lo que se espera domine un graduado FID y no que lo demuestre (o aprenda)
en el ejercicio profesional. No se visualiza en la progresión la consideración de otros
elementos, que no sea el verbo o acción, que pueden demandar un mayor o distinto
desafío, en el cual ciertamente la experiencia profesional aporta mayores habilidades y
domino de diversas situaciones que se presentan en su práctica educativa de docencia en
servicio.
Se debe destacar que en la FID se espera que el/la estudiante desarrolle y
despliegue en sus procesos de práctica, una serie de competencias, que en la mayoría de
los casos corresponde a marcos de actuación que en los estándares de Desempeño
Docente corresponden a lo estipulado en la categoría experimentado o consolidado. Esto
viene a develar un segundo problema, que es la falta de articulación entre las
competencias de egreso que se exigen en los perfiles en las distintas Universidades y los
estándares de la FID declarados en este documento.
Si bien la progresión lineal se articula con el Marco de la Buena Enseñanza no
integra en su secuencia aspectos considerados como fundamentales en la ley 20 903,
como son: Principios de autonomía profesional; Responsabilidad ética profesional;
Desarrollo continuo individual y colectivo; Innovación, investigación, reflexión
pedagógica y desarrollo de la creatividad para mejorar las practicas docentes;
Vinculación con el medio; Acompañamiento al principiante en su primer año de ejercicio
profesional (Mentor); Desarrollar competencias para la inclusión; Estimular el trabajo
colaborativo, Fomentar el trabajo en redes inter establecimientos; Creación de
comunidades de aprendizajes y Compromiso de participación con las comunidades.
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Finalmente, la ausencia de un glosario dificulta la comprensión de la propuesta, lo
que podría implicar diversas interpretaciones de los estándares.
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de evaluación”, constructos que claramente no significan lo mismo, imprecisiones que
podrían generar confusión en el lector y consecuencias en los modos de interpretar las
acciones tendientes a su implementación.
La simplificación, con intención de apuntar a una lectura más comprensiva de los
estándares, es una operación riesgosa si no se cuenta con los marcos teóricos, epistémicos
y las precisiones semánticas necesarias para su comprensión en profundidad. El riesgo
se asocia a una comprensión superficial (de receta) y vacía de las exigencias que
comportan.
3. Pueblos originarios
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En el campo de la formación docente inicial en estos temas, tanto la Universidad
Católica de Temuco como la Universidad de la Frontera, han desarrollado capacidades en
contexto. la Universidad Católica de Temuco, desde su creación (1992) ha buscado
consolidar una línea de formación de profesores que respondan las políticas educativas
en Educación Intercultural Bilingüe (EIB) y a requerimientos y necesidades educativas
propias de alumnos/as que viven en contextos de relaciones interculturales. La UFRO por
su parte, cuenta con seis Carreras de Pedagogía que declaran en su perfil del titulado la
perspectiva intercultural: “El(la) profesor(a) tiene la capacidad de identificar las
características personales y sociales individuales y colectivas de sus estudiantes, con
conciencia crítica, responsabilidad y ética para propiciar una educación pertinente para
los diversos estudiantes con los cuales establece relaciones sociales de aprendizaje; y
reconocer las características de los contextos socio-económicos, educativos, políticos,
culturales y naturales, como hechos históricos y dinámicos con perspectiva inclusiva e
intercultural propia de la realidad local, regional y nacional”.
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de calidad, mediante procesos de autoevaluación y acreditación conducidos por la
Comisión Nacional de Acreditación.
o De este modo, debe existir una política de formación para profesores en esta área, que
articule, acompañe y financie las acciones propuestas de manera sostenibles y
orientadas al mejoramiento permanente de su calidad, pues de lo contrario la
eventualidad de que se generen brechas con las demás profesiones docentes y entre
las mismas especialidades técnicas, arriesgando la posibilidad genuina de mejorar la
FTP y desde luego la posibilidad de concreción de los estándares para la docencia en
Educación TP, será un factor de estancamiento.
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desarrolladas. Más aún, en el escenario actual antes descrito respecto del sistema de
responsabilización con consecuencias en la FID, sino además sumando la posibilidad de
que los criterios de acreditación avancen hacia indicadores de resultado. En efecto, antes
de la puesta en marcha de la ley 20.529, se estableció un sistema de subvención
preferencial (ley SEP) que dotó de recursos financieros a los establecimientos que educan
a estudiantes más vulnerables. La Ley de Carrera Docente, por su parte, establece una
plataforma para que los docentes y directivos del sistema escolar puedan actualizarse y
generar habilidades para establecer procesos educativos de calidad. En la FID esto no ha
sucedido, a pesar de que las consecuencias del aseguramiento de la calidad ya están
siendo puestas en práctica.
III. Propuestas
Progresión y complejidad
Los tres contextos a los que tributan los estándares: formación inicial,
introducción al ejercicio profesional y formación en servicio, y sus respectivos estadios o
etapas, deben ser revisados, ya que su graduación resulta alejada de las exigencias reales
y de parte de la literatura internacional de formación inicial docente.
La progresión de los estándares no debiese focalizarse en función de la graduación
de la complejidad del verbo, sino considerando otros elementos que aporten con claridad
a establecer los marcos de actuación que se esperan en los distintos contextos. Por lo
tanto, debiese incorporase una mirada sistémica que rompa con la lógica lineal
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establecida, articulando de manera más cercana a la realidad, aquellas competencias
establecidas en los perfiles de egreso, estándares FID y aquellos de Desempeño docente.
Pueblos originarios
Explicitar un estándar relativo a la Interculturalidad posibilitaría formar docentes
capaces de dialogar entre grupos diversos, de tal manera que se consideren sus distintas
posiciones y saberes en igualdad de condiciones. Ahora bien, la pertinencia de incorporar
un estándar referido a la interculturalidad permitiría a las Instituciones Formadoras de
Profesores incluir en el perfil del titulado elementos que den cuenta de ello, además de
promover la reflexión crítica acerca de las formas como se adquieren las distintas
relaciones entre miembros de diferentes culturas, para la obtención de una formación
plural y ciudadana, capaz de respetar la diversidad cultural.
Sobre la base de lo propuesto, el riesgo que se corre al no explicitar un estándar
de interculturalidad, es que el docente no disponga de las herramientas necesarias para
comprender los procesos de inserción que se configuran en la sociedad y que se abordan
al interior del aula, invisibilizando la realidad nacional que es diversa tanto por su
variable étnica, geográfica, así como por el contexto migratorio global. Por ende,
solicitamos a la mesa técnica considerar la posibilidad de incorporar un estándar sobre
interculturalidad, con indicadores observables y medibles.
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Pensar en la oportunidad de articulación con el Marco de Cualificación de
ChileValora sería una excelente oportunidad para mejorar el diálogo entre empleadores,
el SENCE y a la EMTP y permitiría mantener actualizado el currículum en esa área. Así
mismo, deben reconocerse e incorporarse las dimensiones que el Marco para la Buena
Enseñanza establece en materia pedagógica, pues es un aspecto esencial de la docencia
en este nivel y que no es reductible.
Además, existe una necesaria exigencia de contar con instituciones capaces de
cumplir con los requerimientos normativos y de calidad en la formación de profesores de
todos los niveles formativos; tal como lo realizan instituciones como Tknika en el País
Vasco (España), que abordan aspectos de formación en las distintas disciplinas
tecnológicas y en la formación de áreas pedagógicas de los docentes de FTP de este
contexto. Por su parte, en Chile la experiencia de Universidades con trayectoria en
Formación de Profesores y en Formación de Técnicos no puede soslayarse para avanzar
en esta materia.
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