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No le he presuntado qué
quiere que le regale, porque ya hace meses que he tomado
la decisión. Este año voy a hacer su fantasía realidad.
Muchas veces me ha soltado indirectas de lo mucho que le
gustaría montárselo con dos chicas a la vez. A veces,
fingiendo haberlo hallado por azar, me ha invitado a ver un
video porno de un trío en acción. Yo admito que me
excitaba ante aquel desbordamiento del marco del deseo
convencional. Nunca he estado con una chica, pero la idea
de compartir a mi hombre con otra me hacía especular con
lo rico que sería aprovechar para acariciar y besarla yo
también, y quién sabe, tal vez algo más. Poco a poco fui
encaprichándome con la idea. Cuando él no estaba en casa,
buscaba vídeos en internet de dos chicas con un chico. Me
fui aficionando cada vez más. Me fascinaba la libertad con
que se intercambiaban besos por todo el cuerpo. La idea de
lamer el falo de mi hombre mientras otra chica me lamía la
conchita me volvía loca. Hasta que tomé la decisión. No iba
a morirme sin participar en un trío, y qué mejor que vivirlo
con tu hombre, eligiendo una misma a la chica, el lugar, el
momento y hasta la ocasión.
- ¡Eh, espera! Quiero ver esa con más calma -chilló Isa,
casi fuera de sí. Yo le pasé el móvil, un poco sorprendida
ante el repentino interés. -Déjame ver esta cosota sabrosa...
Ni corta ni perezosa, mientras con una mano sostenía el
aparato con la otra empezó a acariciarse la conchita por
encima del pantalón. Llevaba unas mallas muy ajustadas y
se le metían para adentro entre los dos labios, de modo que
su dedo podría entrar bastante profundo y acariciarse el
clítoris sin dificultad.
* * *
-No te entiendo...
-Quiero repetir.