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5 EN EL AMOR
CAPITULO I: EL INICIO
Dijo “Jesús” en alguna parte de su vida, “…aquel que esté
libre de pecado, ¡que tire la primera piedra!”, quien no se haya
enamorado, ¡que tire la primera piedra!, quien no se haya
equivocado, ¡que tire la primera piedra!, quien no haya reprobado
en el amor, ¡que tire la primera piedra!… la historia trata de mi
amor colegial y a eso nos dedicaremos en las próximas líneas. No
sabía por dónde empezar este relato, así que me decidí, como
toda historia, hacerla desde el Inicio (¿Por qué no eres normal?,
dirán algunos je je). Sin duda el día que la conocí no fue un día
cualquiera, ni mucho menos un día normal, la tarde asomaba
tranquila pero a la vez inquieta, ya casi de noche la ciudad
empezaba a mostrar sus primera luces y yo cual personaje
importante me dirigía a una reunión de un grupo político, es
increíble como los políticos empiezan a captar adeptos desde muy
temprana edad, y bueno yo era parte de ese montón de niñatos
que se creía un político dominante, ingrese a la sala que estaba
en el segundo piso de aquella rustica casa, nos invitaron a
sentarnos y una chica la cual hacía de dirigente, empezó a hablar
sobre los fines de aquella reunión, mientras esto se iba realizando,
mi mente rondaba las lunas de orión, mis ojos habían quedado
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deslumbrados por la belleza de una tierna señorita que
tímidamente escuchaba todo lo que se decía en aquella sala.
Sabía que tal vez no iba a ver una próxima vez, sabía que
quizá iba a ser la única ocasión que la vería, pero como siempre
no hice nada para prolongar aquel suceso tan hermoso que hasta
hoy quedo grabado en mi mente. Salí con rumbo desconocido,
busque su rastro, trate de seguirla, trate de robarle una mirada,
pero todo fue en vano, aquel ser angelical se había ido y no tenía
ninguna referencia de ella más que la imagen grabada en mi frágil
mente, quizá ella cursaba el último año en alguno de los colegios
de la ciudad, así como lo hacía yo, o quizá estuviese
preparándose en alguna academia o cursando los primeros ciclos
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de la universidad, eran muchas las opciones y poca la información
que tenía sobre ella.
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CAPITULO II: VOLVERLA A VER
¡Llego el día!, había esperado tanto este día, que estando
aún en casa mi cuerpo temblaba por los nervios que me producían
el pensar que la volvería a ver, no tenía ni la más mínima idea de
lo que hacía, sin embargo, tenía la idea clara que debía de hacer
lo posible por tratar de impresionarla o al menos llamar su
atención en esta oportunidad. Recordaba que la fecha anterior no
pude ni siquiera robarle una mirada y eso me había dejado
totalmente triste, había ocasionado que mi mente poco creativa
empiece a planear un sinfín de ideas para poder llamar su
atención y tratar de robarle una sonrisa.
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peinarlo hacia atrás, pero por más que lo intentaba no lograba ni
siquiera el hecho de verme bien. Finalmente, ya resignado decidí
dejarlo a derecha y esperar que con un milagro ella no se fije en
ese detalle.
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dado tantas vueltas, me había quedado mirando durante un largo
tiempo el templo de San Francisco y aun así solo había pasado
un cuarto de hora. Había caído en una profunda desesperación,
la locura de volver a verla me estaba jugando una mala pasada.
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CAPITULO III: ALGO INESPERADO
Tercera, cuarta, quinta reunión, simplemente ella parecía
que nunca iba a volver, mis esperanzas de volver a ver a la “chica
del paraguas”, eran casi nulas, el grupo político que se había
formado terminó con sus reuniones, dijeron que se iban a tomar
unas cortas vacaciones y que después volverían, para mí este era
el final en aquel grupo, un grupo político en la cual no sabía ni
siquiera de que se hablaba, estaba tan distraído y mis intenciones
eran otras, que ni enterado estaba de lo que se trataba en aquel
grupo, con esta decisión era casi imposible que la volviera a ver,
mis esperanzas se habían reducido a un simple e insignificante
“cero”.
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Me encontraba sorprendido por las cosas que hacia el
destino; aquella reunión fue inolvidable, no solo por la motivadora
charla que estábamos teniendo en aquel lugar, sino por la
presencia de la chica que me había robado el sueño en más de
una ocasión, después de casi hora y media de reunión, que para
mí fueron unos cortos minutos, llegó la hora de la despedida, esta
vez no podía arriesgarme a perderla nuevamente, por lo que
había decidido acércame a saludarla, intentaría pedirle su nombre
y quizá su número de celular, y si el valor me alzaba trataría de
invitarla a salir.
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destino; de pronto cuando ya estaba a punto de hablar con ella,
ingreso a la sala un chico, llevaba un esmoquin azul, los jóvenes
que aún quedaban en la sala le demostraban respeto, era alguien
importante para ellos, pero no para mí, seguí mi marcha y cuando
menos lo pensé aquel joven se acercó a ella y se la llevó, muy
angustiado pregunte quien era, los ahí presentes me dijeron que
era “su enamorado”.
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CAPITULO IV: VENCIDO SIN LUCHAR
Salí de aquella sala cabizbajo, no podía entenderlo, el
destino me la había traído de vuelta, sin embargo, el mismo, ahora
se reía de mí, cuando parecía que todo había mejorado, cuando
parecía que todo estaba a mi favor, se presentó esta situación a
la cual no podía hacerle frente, ella tenía un enamorado y ante
ese escenario lo único que hice fue verme vencido antes de haber
emprendido la batalla.
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seque mis lágrimas y me enrumbe a casa, estaba decidido a
olvidar a la “chica del paraguas”.
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CAPITULO V: AIRES DE ESPERANZA
¡Que Hermosa!, cada vez que la miraba, mis ojos no se
querían despegar de su presencia, mi corazón latía rápidamente
y mi mente dejaba de lado al mundo para pensar solo en ella.
Aquel día había faltado al colegio para poder asistir al paseo,
caminábamos con dirección a Sacsamarca, un pequeño pueblo a
las afueras de Huancavelica, no había tenido durante todo el
recorrido valor para poder siquiera decirle ni un simple “Hola”, ella
hablaba con las chicas del grupo, su andar era muy delicado,
como si estuviese pisando las nubes del cielo, sonreía y
conversaba con total naturalidad que daba la impresión de que te
invitaba a charlar con ella.
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dulce ¡Hola!, un saludo que me llevo en menos de 2 segundos al
cielo, fue como escuchar el canto de los Ángeles celestiales. Me
quede perplejo, y tontamente atine a responder ¿Hola?
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había olvidado completamente la existencia del susodicho que
estaba con ella.
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CAPITULO VI: EL REGRESO DEL AYER
Tuve una noche de insomnio, pasaban los minutos y no
podía dejar de pensar en ella, su risa, su voz, su cabello, su
mirada, su inteligencia, su humildad, todo lo que había en ella me
volvía loco, la soñaba despierto, la imaginaba soñando, la amaba
recordando, en mi corazón había una tormenta de emociones…
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CAPITULO VII: ENTRE LA ESPADA Y LA
PARED
Se sentó en mis piernas y empezó a abrazarme
fuertemente, sentía su pecho cálido y oía su corazón palpitante,
su respiración era lenta y sus brazos parecían tenazas que
brindaban una tranquilidad profunda. Sus manos empezaban a
tocar mi rostro húmedo, sus caricias hacían que poco a poco mis
lágrimas dejarán de caer, levantó mi rostro que yacía demacrado,
me hablo suavemente y empezó a besarme con tal pasión que
hacia revivir los momentos vividos con ella, sus labios cálidos,
tenían un sabor muy dulce, hacía que quisieras besarla una, otra
y otra vez, quedaron atrás los días en los cuales nuestras
diferencias nos habían separado, quedaron atrás los días en los
cuales habíamos reñido y por la cual habíamos terminado la
relación que llevábamos, quedaron atrás los disgustos que
habíamos vivido juntos, los celos, las mentiras, todo quedó atrás
y solo vivíamos el momento.
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momento, me sentía confundido, por un lado disfrutaba los besos
y recordaba los sentimientos que alguna vez tuve hacia ella, y por
otro “mi corazón”, “mi mente” no dejaba de pensar en Yesica, “la
chica del paraguas”, todo en mi mundo era confuso en aquel
momento. ¿Qué debía hacer? regresar con mi ex y tratar de que
la relación funcione, o luchar y quizá desfallecer en el intento de
tratar de conquistar a la “chica del paraguas”, no tenía ni 17 años
y ya me encontraba en tal dilema, el colegio había pasado a ser
tema secundario y por ahora mi corazón importaba más que las
matemáticas.
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lo que había pasado le dijo que “…todo estaría bien de hoy en
adelante, que jamás debimos separarnos, que nuestro amor era
más grande que cualquier pelea y otras tantas cosas que hicieron
que “Luna” se sintiera feliz…”, Nos despedimos con un beso
apasionado, me dijo que “pensaría en mí” y yo le dije que “soñaría
con ella”, mi hipocresía había llegado a tal limite que fingía
felicidad y amor cuando claramente en ese momento solo
pensaba en la “chica del paraguas”.
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CAPITULO VIII: ALGO INESPERADO II
Al día siguiente desperté con la clara intención de hacer
bien las cosas, sin embargo, algo no estaba bien, un bullicio fuera
de mi cuarto hizo temblar mis entrañas, mi madre estaba
charlando con alguien, bajé sigilosamente las escaleras para ver
de quien se trataba y grande fue mi sorpresa al ver en la sala de
la casa a mi maestra, seguramente había venido informar a mi
madre sobre mis faltas al colegio, el terror se apoderó de mí,
cuando me disponía a regresar a mi cuarto, tropecé, de un salto
mi madre apareció al lado mío, me tomó por las orejas y me llevo
delante de la maestra, me obligo a pedirle disculpas y a
prometerle que nunca más iba a faltar a una de sus clases, si esto
pasaba nuevamente, mi madre había autorizado a la profesora a
castigarme.
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en otro lugar, contaba los minutos para poder salir y de esta
manera tratar de dar alcance a la chica del paraguas a la salida
de la reunión de jóvenes líderes.
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CAPITULO IX: OJO POR OJO
Al día siguiente había tomado una decisión, busque en mi
directorio el número de “Luna”, mi ex, y la llame, ¡Hola! me dijo
ella, ¿Qué alegría oír tu voz? continuó… y yo aun vacilando le
conteste y pregunte si quería salir conmigo a una reunión y
después salir a pasear. Ella acepto, me dijo que la esperara en la
plaza de armas para luego ir a la reunión del grupo al cual asistía
también la “chica del paraguas”.
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conmigo y la iba a usar como instrumento para que Yesica se fijara
en mí.
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Yesica se pasó toda la reunión preguntándome cosas
mías, había conseguido que ella me prestará la atención, todo
estaba yendo a la perfección, estaba a punto de terminar la
reunión de aquel día, saque a Luna de la reunión y fuera del salón
le dije que no la podía acompañar y que se fuera sola a su casa,
ella que ya se había dado cuenta me dijo que me odiaba y que
jamás me iba a perdonar que la haya usado de esa manera,
estaba muy resentido con ella por todo lo que me había hecho
vivir, por lo que todo lo que dijo me interesó poco o nada, después
de eso volví al salón.
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que no llorara más, que él no merecía ni una sola de sus lágrimas,
le dije que yo la apoyaría y que confiara en mi para todo lo que
necesitase. Ella me agradeció, me abrazó muy fuerte y sin
pensarlo nos besamos.
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CAPITULO X: CORAZONES DOLIDOS
El tiempo se detuvo, no nos importó que en ese momento
pasara un sinfín de gente, no importo que nuestros amigos y otras
personas nos vieran, no importo que talvez su ex enamorado nos
pudiera ver, ahora no importaba nada, vivíamos el momento,
disfrutábamos de aquel beso tan apasionado que adormecía
nuestros labios y redimía a nuestros corazones dolidos. Era
imposible no sentirse emocionado, era imposible no temblar
sabiendo que por fin la chica con la cual había soñado demasiado,
ahora me daba un beso, era imposible no ser feliz.
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Ya cuando nos prestábamos a soltarnos de las manos, ella
giró, y gire también a la misma vez, nuevamente nos abrazamos
y quedamos sumisos en un profundo y apasionado beso que
confirmaba que entre nosotros iba a ver algo más. “Hasta pronto”
me dijo con su dulce voz, “Cuídate Mucho” le dije torpemente, ella
ingresó a su casa, cerró la puerta y yo salte de la emoción que me
embargaba en ese momento. Ahora si lo podía gritar a los cuatro
vientos ¡Estaba Enamorado!
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