Está en la página 1de 6

Motivos de consulta

Vamos a comenzar esta segunda clase haciendo referencia a la clasificación de los


problemas maritales tal como la presentó hace ya varios años James L. Framo, un
terapeuta norteamericano especialista en el tema de parejas.
Dicha clasificación ordena los problemas maritales desde los menos graves hasta los
más graves, y es la siguiente:

1. Parejas que tienen básicamente una relación que puede considerarse


“sana”, con algunas fallas en la comunicación. En general basta con
escucharse mutuamente y aclarar los malos entendidos, para que mejore
la relación y puedan continuar evolucionando como pareja.
2. Parejas que se encuentran en una crisis evolutiva y temen mucho a las
discusiones, a las peleas. Consideran que si se pelean puede romperse la
relación o pueden dejar de ser “felices”. Suelen describirse con la
siguiente frase: “Nos amamos pero no salimos adelante”.
3. Este grupo lo conforman las parejas que se conocen “demasiado” y
entonces ya todo es muy predecible entre ellos. Por esta razón ya casi no
hay estímulos y se tratan como hermanos o buenos y viejos amigos.
4. Parejas que presentan considerables conflictos en diferentes áreas, como
el trato con los hijos, el manejo del dinero, el grado de libertad de cada
uno u otros temas. Suelen plantearse la posibilidad de divorciarse y es
muy frecuente que aparezca la presencia de terceros a modo de
“amantes”.
5. Parejas con un cónyuge sintomático, como por ejemplo un marido
diagnosticado como “depresivo”.
6. Parejas que no han completado la separación de la familia de origen y
presentan un excesivo apego hacia ella, con un grado alto de
interferencia de la misma en los asuntos de la pareja.
7. Pareja de personas que han tenido tratamientos psicológicos durante
mucho tiempo y se transforman en terapeutas de su propio cónyuge.
Suelen tratar de cambiarse mutuamente.
8. Parejas de personas que tienen matrimonios o convivencias importantes
previas, con o sin presencia de hijos de esas uniones. Se las denomina
“familias ensambladas” o “transformadas”.
9. Parejas de personas mayores, de más de 65 o 70 años, que presentan un
fuerte y crónico desgaste de la relación. Se “soportan” mutuamente y
además, en su visión del mundo, no cabe la idea de poder separarse.
10. Parejas en las cuales uno de ambos ya ha decidido separarse, aunque el
otro se opone. Suele haber presencia de terceros a modo de “amantes” en
la relación.
11. Parejas de muchos años de relación, en la que son ambos mutuamente
desdichados. No pueden vivir juntos ni tampoco separados. Están
esperando la muerte para liberarse del otro.
Hay investigaciones en matrimonios de larga duración –promedio 25 años de casados-
sobre los factores que contribuyen al éxito matrimonial. En estas parejas, cuyos
miembros se definen como deseosos y satisfechos de estar juntos, se vio primeramente
una alta concordancia en los motivos que expresaban ambos cónyuges como bases de
su éxito matrimonial. Y esos motivos fueron:

¾ Considerarse y sentirse “amigos”.


¾ Seguir gustándose mutuamente.
¾ Tener un alto consenso en cuanto a valores de la vida.
¾ Lograr habitualmente una congruencia en los roles desempeñados por
cada uno.
¾ Lograr un balance positivo en la resolución de conflictos.
¾ Coincidir altamente en los deseos, las necesidades y las expectativas
individuales.

Los elementos que estas parejas evaluaron como muy importantes para sentirse
satisfechos en la pareja son: el amor, la lealtad, la fidelidad, el respeto mutuo, la
confianza y el apoyo entre ambos.

A continuación veremos el reverso de esta situación, pensando en “por qué las parejas
se encuentran en problemas” o dicho de otra forma, de qué manera podemos pensar
que las parejas construyen sus problemas. Entonces diríamos que las parejas tiene
problemas porque...

1) Tienen significativos desacuerdos en temas básicos: sexo,


dinero, religión, pautas educativas de los hijos, etc.
2) Tienen dificultades para poder negociar sus desacuerdos
en otros temas que no sean tan básicos.
3) No reconocen abiertamente sus diferencias y conflictos.
4) En las discusiones es más importante ganar que lograr un
acuerdo.
5) No logran escucharse o se escuchan muy
tendenciosamente a partir de mutuas creencias negativas.
6) No se ponen en el “lugar del otro”.
7) Hay fuertes desacuerdos relacionales que se confunden
con desacuerdos en los contenidos.
8) Predominan las interacciones emocionales negativas por
sobre las positivas en un porcentaje mayor de 5 a 1.
9) Intentan resolver sus dificultades o problemas con
soluciones fallidas que los profundizan.
10) Se instalaron 4 intercambios que son muy corrosivos de
las relaciones: la crítica, la defensividad, el desdén y el
amurallamiento.
11) Uno o ambos miembros de la pareja está fuertemente
ligado a otra persona, como un familiar o un/a amante.
12) Hicieron una elección muy censurada por la familia de
origen.
13) Ha habido fuertes o bruscos cambios en el contexto de la
pareja, como puede ser por una migración o un cambio en
el nivel económico.
14) Hay problemáticas personales irresueltas previas a la
pareja, como pueden ser fuertes sentimientos de
inferioridad, abandono o desconfianza.
15) Se modificó como consecuencia de cambios evolutivos, el
equilibrio de la familia, como por ejemplo ante la partida
de los hijos del hogar paterno.

La situaciones enumeradas anteriormente, no son excluyentes entre sí y habitualmente


se presentan combinadas.

Veremos a continuación cuáles son los motivos más frecuentes en la consulta en pareja,
aclarando que éstos varían según el contexto, el momento histórico y las
particularidades culturales. Daremos algunos ejemplos, lo más “universales” posible,
de consultas en Buenos Aires, en un contexto de clase media.

Motivos más frecuentes en la consulta de parejas:

o Desajustes en la convivencia frente a una crisis vital.


o Frecuentes discusiones por diversos temas.
Ejemplo:

Terapeuta- Quisiera que me expliquen cuál es el problema que los trae a la consulta...

Esposa- Yo me siento muy desilusionada, muy abatida porque nuestro matrimonio está
muy mal. Yo lo noto a él muy indiferente, poco interesado en mis cosas y en mí.
Cuando le hablo, ni me escucha. Llega tarde a casa y se refugia en el televisor...y
cuando le pregunto qué le pasa, se enoja. Yo no aguanto más sentirme tan sola ...(llora).

Terapeuta- ¿Y cómo reacciona Ud. Cuando sucede esto?


Esposa- Y...yo también me enojo, y comenzamos a discutir.

Esposo- Yo me enojo porque no me deja en paz. Llego a mi casa, quiero estar un rato
tranquilo porque vengo muy cansado del trabajo y ella me acosa a preguntas y
preguntas...y después empiezan las quejas...Si yo no le hago faltar nada, no sé por qué
se queja.

Esposa- Pero eso no es todo. Yo me que jo porque no compartimos nada.

Esposo- ¿Pero vos qué querés? ¿Querés que después de 20 años de matrimonio estemos
juntos todo el día como cuando éramos novios?

Esposa- Y...¿por qué no?, si ahora estamos solitos de nuevo.

o Un miembro de la pareja con alguna enfermedad definida como


psiquiátrica, psicosomática u orgánica.
o Derivación de alguna consulta previa por otro miembro de la
familia, por ej. un hijo.
Ejemplo:

Esposa- Bueno...nosotros estamos acá por Pablito, nuestro hijo de 7 años. Nos pidieron
en la escuela que le hiciéramos un diagnóstico con una psicopedagoga porque está muy
distraído, no termina las tareas...hay días en que trabaja bien y otros en que no hace
nada. Lo llevamos a un psicopedagoga, le hizo todo un estudio y lo que sacó en
conclusión es que Pablito está preocupado por nosotros, por cómo nos llevamos
nosotros y nos pidió que consultáramos y charláramos un poco sobre nuestras cosas.

Esposo- Nos dijo que parte del problema tiene que ver con la forma en que él ve cómo
nos tratamos. Y bueno...nosotros lo estuvimos pensando y en realidad hace un año más
o menos estuvimos a punto de separarnos. Tuvimos una crisis muy grande en nuestra
pareja y justamente era cuando Pablito comenzaba la escuela primaria. Posiblemente
esto lo haya resentido en ese cambio, porque no pudimos estar muy atentos a él en esa
situación. Entonces queremos hacer esta consulta...los dos estuvimos de acuerdo en
hacerla porque no queremos que nuestro hijo sufra por culpa nuestra...

o Dificultad para la toma de una decisión vital.


o Adicción de algún tipo en ambos o uno de los miembros de la
pareja.
Ejemplo:

Esposa- Doctor... nosotros venimos aquí porque yo estoy desesperada. Yo ya le dije a


Roberto que ésta era la última oportunidad que le daba para que siguiéramos juntos...

Esposo- ¡Pero es una exageración! Doctor... ¡ella exagera mucho!

Esposa- Mirá Roberto, hace 10 años que estamos casados y yo ya te he pedido de todas
las maneras posibles que dejes de tomar y...

Esposo- ¡Y yo he dejado varias veces!.


Esposa- Sí, varias veces... ¿pero por cuánto tiempo? Por una semana.

Esposo- No... una vez dejé por un mes.

Esposa- Sí, un mes... pero no es cuestión de que lo dejes por una semana o un mes y en
cuanto me ves tranquila empieces de nuevo.

Esposo- Lo que pasa es que cuando yo dejo de tomar, vos me estás controlando a ver si
dejé o no dejé. ¡Vivís acosándome y controlándome! ¡Vivís exigiéndome!.

Esposa- Y claro que te exijo...Te exijo Roberto, porque no puede ser que nosotros
tengamos que estar siempre tan pendientes de vos...yo y tus hijos siempre pendientes de
vos, de cómo vas a llegar, si vas a llegar bien, si vas a llegar tambaleándote o de mal
humor o violento... ¡Cómo no te voy a controlar!
Y así estamos Doctor, desde hace 10 años y yo no soporto más. Le dije que no quiero
saber más nada con él, que me separo...Esta es la última oportunidad que le doy...y que
me doy. Por eso vinimos acá, para ver si lo podemos solucionar. Si no, yo no tolero más
vivir con él...

o Episodios de violencia doméstica.


o Dificultades ante nuevas organizaciones familiares.
Ejemplo:

Un diálogo telefónico:

Terapeuta- Hola, sí... ¿quién habla?

Consultante- Buenos días Dra. La llamo para pedirle una consulta. Quisiera primero
explicarle cuál es el problema, para saber si tengo que ir yo solo o con mi esposa.

T- Por favor, ¿podría Ud. primero decirme su nombre?

C- Sí, claro... mi nombre es Francisco, Francisco Fernández. Bueno, yo estoy


divorciado...

T- ¿Cuánto hace que está divorciado?, Francisco.

C- Hace 6 años. Tengo 2 hijos, uno de 17 y otro de 14 años, de mi primer matrimonio.


Hace 2 años que estoy viviendo nuevamente en pareja, con Adriana, mi actual esposa.
Adriana era soltera cuando nos unimos; estuvimos dos años de novios y otros dos que
vivimos juntos. Estamos casados. Nosotros nos llevamos bien, nos entendemos muy
bien incluso estamos pensando en tener un hijo nuestro. Pero hay muchas dificultades
cuando mis hijos vienen a casa...

T- Ah... sus hijos no están siempre con ustedes...

C- No... Cuando empezamos nosotros a salir, nos tomamos un tiempo para que mis
hijos y ella se conocieran. Siempre fui muy cuidadoso en esto, no quería hacer las cosas
con apuro. En esa época había algunas observaciones que ella me hacía con respecto a
mis hijos que eran lógicas; incluso algunas me ayudaron para ponerles algunos límites a
los chicos. Pero desde que vivimos juntos esto se acrecentó mucho más y yo estoy en
una situación que me resulta muy incómoda. Me siento como entrampado entre ellos y
mi pareja.

T- Bueno, por lo que Ud. me explica Francisco, me parece que sería más conveniente
que Ud. viniera con Adriana para tratar este tema, porque yo comprendo que nos es fácil
acordar entre Ud. y ella cómo relacionarse con estos dos adolescentes, pues ella no tiene
experiencia previa en la crianza de los hijos. Entonces me gustaría escuchar tanto este
planteo que Ud. me hace, como saber qué le está pasando a Adriana en relación con
ellos.

C- No hay ningún problema Dra., porque yo le dije a ella que iba a hacer la consulta.
Adriana y yo estamos haciendo terapia individual y mi terapeuta me recomendó que
hiciera esta consulta. Y Adriana también está de acuerdo en hacerla.

T- Bueno entonces fijemos la fecha y la hora para tener una primera entrevista.

También podría gustarte