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La Farsa del Holocausto Judío

alexpellejero

En este mundo nos podemos cuestionar muchas cosas interesantes como por ejemplo si
existió Jesucristo, si hay vida en Marte, si existen los extraterrestres o por qué narices la
tostada siempre cae al suelo por el lado de la mermelada. Pero ni se te ocurra cuestionar
el holocausto judío sucedido en la Alemania nazi.

Y el hecho por el que es aconsejable no preguntar mucho sobre este tema es que en más
de 30 países está penado con multas o penas de cárcel de hasta 2 años negar que tal
acontecimiento “histórico sucediese”.

España quiere que negar el Holocausto sea un delito en el Código Penal.


Gallardón lo plantea en el anteproyecto de reforma presentado recientemente.
El ministro de Justicia es “un amigo sincero” del pueblo judío y de Israel
Las asociaciones judías en España se muestran satisfechas, pero piden cautela.

De esta forma, a finales de 2012 España incluía en su código penal la negación del
holocausto judío y le hacía un guiño a la comunidad judía.
Con el simple hecho de observar estas medidas, ya da mucho que pensar.

Pero, ¿Qué sucedió realmente durante la segunda guerra mundial?¿Realmente hubo una
persecución y genocidio sobre el pueblo judío?

Si y no.

La incuestionable teoría oficial nos cuenta que 6.000.000 de judíos fueron aniquilados de
la forma más cruel, pero si nos ponemos a revisar cifras hay algo que no encaja.
Para empezar, jamás hubo seis millones de judíos en el área ocupada por las tropas
alemanas ya que realmente había menos de 4 millones.

Si nos remitimos a las listas de muertos en los campos de concentración, las cifras
cambian radicalmente, pasando a los 370.000 muertos.
Pero atención, estos 370.000 no fueron aniquilados ni exterminados, simplemente
morían, como murieron otros 62 millones de personas durante la guerra, tanto judíos
como aliados, de inanición, tifus o vejez.

Y si murieron más de 60 millones de personas y “sólo” 370.000 judíos, ¿por qué se


califica como una persecución o un plan de exterminio al pueblo judío?
Otra de las fábulas que nos han contado sobre estos “campos de exterminio” es que se
gaseaban a los judíos en cámaras de gas. Bien, como dijo Jack el Destripador; Vayamos
por partes.

Supuestamente el gas que se utilizaba para gasear a los judíos era el “Zyklon B”, pero
este gas se llevaba utilizando desde la primera guerra mundial no sólo por militares sino
también por civiles como un potente pesticida y desinfectante. Y en los campos de
concentración se utilizó para lo que realmente servía, desinfectar algunas zonas.

Es bastante Irónico, ya que mucha gente moría de tifus, una enfermedad que se
contagiaba por la falta de higiene y la acumulación de piojos, y digo que es irónico
porque si realmente los nazis hubiesen utilizado en grandes cantidades el “Zyklon B”
mucha gente no habría muerto de tifus.

Además, a día de hoy, ningún superviviente de los campos de concentración ha podido


afirmar que haya visto a alemanes gasear en ningún campo de concentración. Y nadie,
nunca ha sido arrestado y acusado oficialmente de gasear prisioneros en campos de
concentración.

También se afirma que el personal de los campos de concentración entraba


inmediatamente a las “cámaras de gas”, sin ningún tipo de protección para extraer los
cadáveres.
Incluso se ofreció una recompensa de 50.000 dólares a quien aportase alguna prueba de
que realmente existiesen dichas cámaras de gas. El dinero fue depositado en un banco y
todavía se espera a alguien que pueda aportar algún tipo de prueba creíble.

Quizás haya gente que se remita a los escasos documentos donde militares nazis
afirman que si habían cámaras de gas. Lamento decepcionarles al decirles que estos
pocos documentos fueron o bien falsificados (como por ejemplo el caso Poliakov) o bien
sustraídos y obligados a ser firmados tras largas sesiones de tortura por parte de
salvajes interrogadores judíos.

Si seguimos en línea a los exterminios en las cámaras de gas llegamos al momento


cumbre, ¿Cómo se deshacían de tantísimos cadáveres?

La historia que nos han contado dice que los quemaban, y ya está, ponte el Niño con el
Pijama de Rayas y deja de preguntar.

Pero en cualquier libro de medicina forense se puede constatar que se necesitan


aproximadamente 40 horas para cremar un cuerpo humano usando los medios que había
en aquella época, que era madera o petróleo como combustible. Teniendo en cuenta que
las tropas alemanas no poseían grandes cantidades de combustible, esto significa que
para quemar 6 millones de cuerpos se necesitaban nada menos que 240 millones de
horas de cremación.

Suponiendo que se cremasen simultáneamente tanto como 1000 personas, aún tenemos
que hubieran hecho falta 240.000 horas para cremar 6.000.000 millones de cuerpos.
240.000 horas son, exactamente 10.000 días, o sea: poco más de 27 años. Es decir, si los
alemanes hubiesen cremado 1.000 judíos, simultánea, incesante, eficiente e
ininterrumpidamente a partir de 1940, hubieran terminado de cremar al último de los 6
millones de judíos en 1967.
¡Viva la lógica!

¿Y qué pasa con los restos que quedan después de incinerar los cadáveres?
Las cenizas que quedan luego de cremar un cuerpo humano, pesan entre 2,5 y 4,5 Kg.
Para 6.000.000 de cuerpos esto significa que, en alguna parte, debería haber entre 15 a
27 millones de kilos de cenizas sin calcular los residuos del combustible empleado.

El caso es que no se ha encontrado en ningún lugar un depósito de tales cantidades de


ceniza.

Retornando un poco al tema de las cifras vemos que según el “World Almanac” del
American Jewish Commitee (Almaneque Mundial del Comité Judío Norteamericano)
había, en 1938 unos 15.688.259 judíos en todo el mundo.

Según el New York Times, en un artículo publicado por W. Balswin, en 1948 la población
mundial judía ascendía a 18.700.00 personas.
Si de los 15 millones de 1938 les restamos los supuestos 6 millones del holocuento, uy,
perdón, quise decir holocausto, nos quedan apenas 9 millones. Es absolutamente
imposible que estos 9 millones hayan podido reproducirse para construir los 18 millones
de 1948. Ninguna población en el mundo es capaz de duplicar su número en tres o cuatro
años. Ni siquiera en 10 años sería posible tal crecimiento demográfico.

“Una gran parte de la literatura sobre la Solución Final de Hitler no tiene ningún valor
para un erudito. Ciertamente, los estudios sobre el Holocausto están llenos de
absurdos, si no, de puros fraudes… Viendo las tonterías que se profieren a diario sobre
el Holocausto, lo raro es que existan tan pocos escépticos”.
Dr. Norman Finkelstein, investigador judío y autor de La industria del Holocausto.

Es sabido que, poco después del cese de hostilidades de la II Guerra Mundial, todo judío
que no pudo ser inmediatamente localizado, o que no se registró ante las autoridades
aliadas, fue automáticamente considerado muerto por exterminio. Debido a este
procedimiento absolutamente arbitrario se llegaron a producir casos bastante ridículos.
Uno de ellos es el de Simone Veil, quien fuera Ministra de Salud Pública del gobierno
francés de postguerra y hasta llegó a ser presidenta del Parlamento Europeo. Se puede
ver su nombre en la página 519 de la “Memoria de la Deportación de los Judíos de
Francia”, en dónde esta buena señora figura como persona ejecutada en la cámara de
gas. Su resurrección sigue siendo un misterio.
El pueblo judío siempre ha ido de víctima cuando realmente ha sido al contrario.
Hay que remontarse sólo unos pocos años antes de la segunda guerra mundial ya que en
1932 los judíos, en efecto llevaron a cabo un genocidio de al menos 6.000.000 gentiles
ucranianos en el Holodomor (“matanza a través del hambre”). Otros 30 millones (más o
menos) de gentiles fueron fusilados, colgados, muertos de hambre y/o trabajaron hasta
la muerte en los campos de trabajos forzados del Gulag durante las seis décadas de
reinado judeo-bolchevique en la Unión Soviética.
Y si realmente los judíos sabían que estaban siendo exterminados y sabían que su
destino era la cámara de gas, ¿por qué no lucharon?
Pues por el simple hecho de que no eran capturados para exterminarlos, ya que no
existió tal genocidio, simplemente eran llevados a campos de concentración para usarlos
como simple mano de obra para fábricas de la zona.

De ahí en famoso cartel a la entrada del campo de concentración de Auschwitz en el que


ponía “El trabajo os hará libres”. Si fuesen campos de exterminio, ¿qué pinta ese cartel
ahí?

Estas son unas ínfimas pruebas de la gran farsa del holocausto judío que no han
intentado inculcar desde pequeños en las escuelas y no la inestimable ayuda de películas
basura como El Niño del Pijama de Rayas y demás propaganda de HollyWood, o mejor
dicho, JudiWood.

ATENCIÓN: Para toda esa gente que cuando termine de leer el artículo me va a calificar
de nazi, o simplemente leyendo el título me llamará nazi, sólo quiero decirle que aquí no
hacemos apología de ningún pensamiento y no somos partidarios de ningún bando,
únicamente me limito a exponer las pruebas que corroboran el hecho de que nos la
hayan metido doblada una vez más. Venga, un saludo.

Artículo dedicado a mi buen amigo Roberto Martín Leandro

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