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EL RAMO DE ORTIGAS.

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BIBLIOTECA MADRILEÑA. - 8 Rs. TOMO.

EL

RAMO DE ORTIGAS.
COLECCION
DE

ARTICULOS DE COSTUMBRES
y

POEsíAS SATiR I CAS,


pOn

, ..
D. RAFAEL GARCIA y SANTISTEBAN .

MADRID .
C. MORO. LIBRERO EDI T OR.
l'UI:.R'l'\ l.)EL SO L , 5, 1 y 9.

1861.

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PROSA.

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6 LOS CAFÉS.

la esquina, el autor dramático fumando en el


cuarto dB las actrices, y el estudiante en la para-
da ó mirando los escaparates de las tiendas.
¿Qué alegron no hubieran tenido nuestros abue-
los al descubl'ir este nuevo perdedero de tiempo?
¿Y cuánto no se hubieran chupado y rechupado
los uedos despues de un rico vaso de ponche á la
romana ó de un delicioso biscuit? Verdad es que,
sobradamente cucos, sabian irse á la tardecita á
matar el tiempo á casa de algun amigo, donde,
segun costumbre tradicional, se servia á cada
uno de los presentes un vaso de agua con azuca-
rillo, un pocillo de chocolate con bizcochos y una
tacita de dulce, con gran contento de más de un
gastrónomo, que solia repetir la misma funcion
masticatoria en el cuarto de al lado; pel'o aparte
de ser este un modo sumamenle expuesto á una
bancarota estomacal, carecia del tinte republicano
y anli-ceremonioso de esos focos de animacion y
de chisrnografia que llamamos cafés .
y aquí cúmplenos á fuer de españoles, caballe-
ros como pocos y amantes de faldas cual ninguno,
declarar á son de trompa y de clarín anle la faz
del universo, que las mujeres podrán hacer tiempo
en sabrosa contemplacion delante del espejo, yen-
do á novenas ó misiones, ó espulgando á sus King

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LOS CAFÉS. 7

Charles; pero nunca (salvas raras ex~epciones) lo


matan delante de una botella de cerveza ó de una
mesa de billar.
Los cafés, que más de una niña mandaria de-
moler, han dado el golpe de gracia á las tertulias
de confianza en que se jugaba á la lotería, á la
peregila ó á la mona; han hecho que los hombres,
aproximándose más, encuentren mayor placer en
murmurar, mentir y votar á sus anchas sin mira-
miento de ningun género, que en apurar el dic-
cionario de galanterías y piropos al lado de las
muchachas, ó en sostener una convel'sacion insul-
sa y fastidiosa con las señoras mayores.
«Los hombres se van acanallando», decia la
otra noche en una tertulia una soltera jubilada que
tenia dos duros y medio y algunos céntimos de
edad.
Quizá tenga razon la buena señora. El sexo feo,
egoista como él solo, huyendo de la extremada
finura para con las damas, del quijotismo en una
palabra, suele caer á menudo en un extremo
opuesto, es decir, en la grosería y poca delicadeza.
Un café, sobre todo de noche, es un invernácu-
lo, una estufa donde en medio de una atmósfera
densa y sofocante se ven infinidad de plantas y de
flores; allí están los hombres alcachofas, léase

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8 LOS CAFÉS.

pedantes, muchas palabras y ningun meollo; allí


los hombres enredaderas, mineros, bolsistas,
agentes, etc., etc., que enredan en sus lazos á
los incautos hijos de Eva; allí las fastidiosas or-
tigas, vulgo pollos, que solo sirven para estor-
bar y desgarrar homas ajenas; allí los girasoles
políticos que convergen hacia el sol que más
calienta; y allí, por fin, se encuentran varias
otras flores y plantas desconocidas en la flora ho-
tánica.
Mirad: ¿ veis aquella mesa que rodean un ca-
ballero, una señora, dos niños, una jovenzuela y
una, al parecer, doncella? Pues es la familia en
masa de D. Hipólito, honrado comerciante de la
calle de Postas, que, como dia de fiesta, ha sacado
su gente á paseo, y por vía de merienda les con-
vida á la botillería. ¡QUé fisonomías tan placente-
ras I ¡Qué miradas tan significativas dirigen hácia
el mostrador desde donde debe partir el tren de
leche amerengada y bizcochos que ya los tiene
con la boca hecha agua! Todos se aprestan para
el asalto. La jovencita se descalza los guantes, los
niños se ponen de rodillas sobre sus asientos para
poder maniobrar con mas desembarazo; don Hi-
pólito sacude con el pañuelo y sopla las migas que
á despecho del paño del mozo quedaron sobre la

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LO~ CAFÉS. 9

mesa; su consorte se ocupa en indagar la profun-


didad de sus faltriqueras para llenarlas á su tiem-
po con los restos del festín, y la criada, que sólo
de higos á brevas se encuentra en tales gaudea-
mus, arrima la silla cuanto puede al centro de
las operaciones.
- Ya viene, ya viene, gritan nuestl·os peque-
ños adalides con más fervor y entusiasmo que los
compañeros de Colon al exclamar «tierra, tier-
ra», al divisar en lotananza al mozo portador del
anhelado refresco.
Apenas dejan al mozo que asiente la bandeja
sobre .la mesa; cada cual se apodera del vaso que
tiene más á til'o de mano y ceba en él su ira ca-
nina, cucharilla en mano y bizcocho en ristre.
- Qué bueno está! masculla uno de los chi-
quitines sin dar tregua al trabajo de ariete contra
la mole de leche amerengada que casi toca con
las na,'ices.
-- Muy Lueno, sí, repite el hermanito.
- Sí quc cst.á bueno, cOl'l'oboJ'a D. Hipólito.
- Bueno está, añade su esposa.
- Está muy bueno, concluye la .ióven.
- IAy qué rico! posdata de la criada.
y la obra de destruecion va aumentando por
minutos. Las cucharillas puestas en continuo mo-

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LOS CAFÉS.

vi miento y reforzadas con varios pelotones de biz-


cochos y barquillos, van desmoronando aquellas
gigantescas moles y abriendo ancha brecha en sus
amerengados IllUl'OS; el ardor de los sitiadores no
desmaya un momento, y sólo clespucs de haber
arrasado completamente el interiol' de la plaza, y
dejado sólo el casco y de haber lameteado bien la
cuchara, como si dijéramos, dado lustre á las ar-
mas empañadas y lamidose los labios, se dan los
mús de ellos por complacidos y satisfechos.
- Papá, pregunta uno de los pequeoos Cides,
¿no es verdad que esto no nos quita el cenar?
- No, hijo mio, contesta el padre del gastro-
nomillo, el guisado y la ensalada no se han de
quedar para el gato .
Los cólicos cerrados de Madrid tienen cierta
celebriuad entre los médicos, enterradores y de-
más gente de in extremis, uebida á las calavera-
das estomacales de los que profesan y practican
las doctrinas de D. Hi pólito.
- ¡Mozo! j mozo! grita el pollo Angelito, que
está ell la mesa próxima con otros cuatro ami-
gotes.
- Señorito, ¿ qué manda V.? responde uno de
los gritarlos.
- Pedid vosotros, dice Angelito dirigiéndose

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LOS CAFI:S .

iÍ SUS camaradas. Por supuesto que á la inglesa,


cada uno paga lo suyO.
- Yo no quiero nada; acabo de comer ahora
mismo, anuncia uno de ellos.
- Ni yo: prosigue otro; tengo el estómago
malo.
- Ni yo, he I'efl'escado hace muy poco .
- Señores, yo pienso ir á un baile donde ha-
bl'á amhigú, y quiero reservarme para entonces.
- Supuesto que ninguno tomais nada, no quie-
ro singularizarme, y por lo tanto me contentaré
con un rato de parleta con vosotros. Mozo, conti-
núa Angelito, ya le volverémos á llamar á us-
ted cuando le necesitemos.
¿Cuánto va á que entre los cinco compadres no
reunen el valor ele una peseta?
- Señores, participo á Vels. que he tronado
con Luisa; es muy tonta, muy coquetuela. La
he abandonado, dice uno de los del quinteto.
- Hombre, ¿ de veras? Pues segun malas len-
guas ella es la que te ha dado unas soberanísimas
calabazas.
- Mienten; i pues en gracia de Dios me ha da-
do la niña pocas pruebas dc cariño! si yo fuera á
Contar ...
Probablemente lo más que le habrá dado, si la

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12 I.OS CAFÉS.

muchacha ticne bien puesto su pa bellon yel pollo


se ha desmandado, hahrá sido algun sonoro y
oportuno bofe ton .
- ¿ Quién se viene al teatro? pregunta otro de
los ue la camada:
- ¿Es funcion tuya?
-No.
- ¿ Cuándo se echa tu drama?
- No sé : se lo entregué ú Romea, y supongo
que le habrá gustado.
- Ojalá supongas bien.
- ¿ Cómo se titula?
- Un ángel en el lodo.
- ¿ Comedia de circunstancias?
- Cá, homb¡'e.
-- Digo, hace quince dias que no cesa de 110·
ver, conque en punto á lodos ...
- Si empiezas de budas.
- Retiro la palabra lodos si es que ha mancha·
do tu comedia.
- Me parece que yo voy á ser el que me re-
tire, si continúas con esas chanzonetas.
- No, ángel mio, quédate y esplícanos el ar-
gumento de tu drama.
- Sí, sí, cuéntanoslo, repitieron todos en coro.
- Ha de ser con la condicion de que no

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,
LOS CAF";S. t3

me intcl'l'umpais con impertinentes comentarios.


- Concedido.
- La protagonista de mi dl'ama es una jóven
virtuosa, pero de baja esfera, que anastrada por
su pasion violenta á un grande Je España que la
desprecia, se lanza á la vida Jc los placeres y del
crÍmen para subir· ...
- ¿A qué, al cadalso'?
- Pero, hombre ...
- No es comentario, es pregunta.
- Para subir, repito, á la cumbre de las ri-
quezas. La escena en que CameUa sacrifica su
huen nombre y su reputacion cn aras de su acen-
d¡'udo cariño, va á arrebatar.
- ¿Yen qué acaba? ¿muere tísica como la Da-
ma de las Camelias, ó has inventado algun nuevo
género de muerte, y haces que salga dc este mun-
do tu Camelia con el baile de San Vito, ó con un
ataque de perlesía?
- No, mucre de gozo al ver que puede ya
casarse con el hombre que ama.
- Vamos, muere como cl perro de Ulises cuan-
do vió á su amo de vuelta ele sus viajes.
- ¡ Eso es ya un insulto, y espero que me des
Una satisfaccion!
-- Yo la daré por ese caballel'o, inte\'l'umpió
2

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14 LOS CAFÉS.

un hombre ya entrado en años, que en traje y


maneras demostraba ser una persona de educa-
cion y noble alcurnia, y que acababa de desocu-
par en la mesa inmediata su vaso de café con le-
che. Ya me es imposible contener por más ticmpo
el enojo que en mí ha despertado ese señor poeta
con .Ia relacion del argumento de su comedia.
Si las empresas de los teatros no quicren ver
desiertas las localidades de sus coliseos, abstén-
ganse de poner en escena esos panegíricos inmo-
rales de ángeles pOI' ironía, que son el oprobio df;
su sexo y el cáncer de las sociedades modernas,
y no olviden que aún hay mujeres hOIlradas que
sienten subir el ruhor á su frente al presenciar
sobre las tablas las aventuras de semejantes ])e-
roinas.
-¿Caballero, con qué derecho? ...
-Con el derecho del sentido COffiun y de la
moralidad ofendida, que mandan se cante la car-
tilla á los niños que con la leche en los labios se
quieren subir á mayores. Que V. lo pase Lien.
- Si no fuera porque su edad .. ,
- A otra cosa; al que quiera le presento en
casa de la duquesa del Fresno, dijo cl que, segun
recordal'án mis lectores) se habia reservado para
el ambigú.

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LOS CAF'É~. J5

- ¿ QUé chicas van?


- La Luisa, la Emilia, la Julia; de esta sí que
no podreis decir nada
- ¿ Cómo que nada? Friolera.
- Cuenta, cuenta; ¿con que tambien tiene his-
toria?
-¡Huy!
Este ¡ huy! es de gran efecto; verdad es que
POI' querer decir mucho no dice nada; pero en
cambio es muy elástico y da mate¡'ia para forjar
cuantos embustes se quieran.
¿De qué hablarán aquellos Ires caballeros al
parece l' de edad avanzada, que van poco á poco
desocupando los respectivos pocillos de hirviente
chocolate?
-- Desengáñese V., todo lo del dia es farsa,
música celestial, dice uno de ell(ls engulléndose
Un soberbio remojon.
- Tiene V. razon, amigo mio; ¡ qué tiem pos
aquellos los nuestros, cuando no habia cesan-
tes ni!. ....
Huyamos, huyamos, esos son soltel'oues, ju-
bilados Ó cesantes, ó politicones del antiguo ré-
gimen.
- El pueblo ... la conciencia .. , los principios ...
oigo gritar por un lado.

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j/l LOS CAFÉS.

- Buen filon ... al 5 por tOO ... acciones coti-


zables ... oigo que dicen por otro.
-- Periodistas ... escritores ... literatura .. .
-- Mozo, un arlequin de todas frutas ... dulce
de calabaza ... dos raciones de jamon en dulce ...
¡ QUé algarabía! ¡ qué despropósitos I Y el pia-
nista ejecuta enlre tanto unas variaciones so-
bre el duo «infelice, veneno has bebido» de la
Luc1'ecia.
Entremos en el juego de billar. Los aficiona-
dos á los palos y á las carambolas tienen un res-
petable número de espectadores, algunos de los
cuales, gracias á lo abrigado del sitio y á lo cómo-
do del asiento, suelen acompañar con sus ron-
quidos á las voces de los que juegan y del mozo
que cuenta.
- ¡ Hola, hola! en ese cuarto de la derecha se
tira de la oreja á Jorje; j ah! cuántos al salir á la
calle se tirarán de las suyas de cólera y de rabia
al sentir que ha disminuido el peso especifico del
bolsillo de su chaleco!
- ¡ Calle! esa niña y ese jóven que, an agarra-
dos del Lrazo, se han desorientado por fuerza, y
en vez de entrar en la planta baja del café, han
subido al piso principal.
- ¡ Eh! caballero , señora, el cafr es tú abajo,

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LOS CAI"ÉS. 17

yo lotí guiaré á Vds. si gustan; van Vds. mal por


ahi.
- Bien van , bien van, señorito.
- Pues señor, cuando el mozo lo dice, sus ra-
zones tendrá.
Punto y aparte.
Ya el bullicio va disminuyendo; Jos parroquia-
nos van unos tl'as otros saliendo del café; los mo-
zos van apagando las lámparas, y pronto, al menos
exteriormente, quedará todo en silencio y reposo.
- ¡ Eh! mozo, no cierre V. que aún estoy yo
aquí.
Det.rás de mí salen varios jóvenes hablando en
voz alta.
-Mañana.
-A las diez.
-¿Sitio?
_. Detrás de la Fuente Castellana.
¡Ah! ya comprendo: van á almorzar á la foncla
campestre.
Las doce y media y sereno.
- ¡ Qué horror! para un hijo de familias es Ull
escándalo encontrarse á estas horas fuera del ho-
gar paLel'llo.
'- Bueuas noches , señores , hast.a mañana, si
Dios quiere.

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UNA COMEDIA EN THES ACTOS.

PERSONAJES.
EL, (20 ";'15), EL AGVADOl\ ,
E LL¡\ . (i 5), LA CiliADA,
ELP,'PA, VEC1SOS , SAL"I\GUAUDIAS, 1::1C.
LA i\IAM .\. L I\ CAIIII'A.!\'JLLA (que nO Ilabla
UN Al'IJGO . pero ( IU t: suena).

ACTO PRIMERO.

Pi so pl'incipal de la esca lc,'a úe Ulla casa .

ESCENA PRIMIJ:RA.
EL t'o n la cara pegada al ventanillo de la puerta y El.LA por la p:trLe de :'1l1e n~
L1'O que bablará sin ser "isla .

EL. Es prcciso atropellar por lodo y romper de


una vez el ominoso yugo que sobre tí pesa.
ELLA. Sí, sí, es preciso que lomemos una reso-
lucion pronta y eficaz.

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UNA r;O~lEDIA EN TRES ACTOS. JO
EL. ¿Me amas?
ELLA. ¿Que si te amo? Muchísimo. ¿No te he
dado ya bastante pl'Ucba de mi cariño, an'os-
trando la cólera de mis papás, que se han pro-
puesto cn su ridiculez que me quede para ves-
tir imágcnes segun lo que me vigilan y ser-
monean?
EL. ¿ Hace mucho que salieron?
ELLA. Media hora lo más. (Aparte.) ¿A que no se
le ocurre á este majadero suplicarme que le
abra la puerta?
EL. ¿ Te acuerdas de la noche aquella, de aque-
lla noche de vcntura?
ELLA. ¿ En que polleaste conmigo en la Sílfide?
EL. Justo, vida mia, en la Sílfide; allí te ví por la
primem vez, allí conocí á la sílfide que más
tarde babia de reducirme al lastimoso estado en
que me encuentro . ¡ Oh, bendita sea la polka
y bendito quien la imentó!
ELLA. Mi papá no me deja ya bailar más que ri-
gOdOIl; dice que en la polka van demasiado jun-
titos.
EL. Tu papá, hija mia, tiene trazas de ser un
segundo Atila, un Neron con gaban . ¿ Estás
sola?
ELLA. (Aparte.) Ya le veo venir. Con la criada.

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:10 u:u r.Om:OlA EN TRES ACTOS.

EL. (Aparte.) No va á querer abrirme la puerta;


quizá se enfade conmigo si la. hago tal peti-
cion : probarémos. (A ella.) ¿Si quisieras darm e
una nueva prueba de cariño?
ELLA. Habla, ¡,cuáles?
EL. Me sublimarias al pináculo de la dicha.
ELLA. No te entiendo.
EL. No puedes figurarte el fria que hace en esta
maldita escalera; yo que estoy resfriado voy
á atrapar de seguro una buena pulmonía, si
pel'manezco en este sitio un par de minu-
tos más.
ELLA. ¿ Quieres el barragan de papá?
EL. (Aparte.) Valor y serenidad. (A ella.) (Juieroque
me abras la puerta.
ELLA. Imposible. (Aparte.) Deo gratias.
EL. Así podrémos arreglar más fácilmente y sin
temol' de sel' molestados nLles~ra boda.
ELLA. Sois los hombres tan malos que! ... (Aparle.)
Hay algunos tan torpes! ...
EL. (lué ¿temes que me extralimite, no es ver-
dad? ¡ Oh! desecha vanos temol'CS : yo te juro
por lo mAs sagrado de la tierra. "
ELLA. Gente sube.
EL. Es el aguadol'. (Aparte.) Es Ull ángel bajado
del cielo,

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U)iA COMEDIA EN TRES ACTOS, 21

ELLA. Pl'ométeme que aunque abra la puerta no


entrarás.
EL. Pero si te he dicho que mis intenciones son
las más puras, las más ascéticas.
ELLA. Sino rompernos para siempre.
EL. Bueno , te lo prometo, te lo juro.
ELLA. (Aparte.) Buen tonto será si no entra. Una
cosa es que yo le dé permiso y otra que él se
lo tome.
EL , (Aparte.) Qué recatada es la niña!

ESCENA n.
DICHOS y EL AGUADOII,

AQUADOH. Buenas tardes nos dé Dios.


EL. Muy buenas, amigo.
(Abren la puerta, el AGUADOR se cuela deutro y detrás EL,)

ESCENA III.
Antesala,

EL y ELLA.

ELLA. Véte, pOI' Dios, de un momento á otro de-


ben volver.
EL. (De rodillas y cogiéndola la mano,) Te amo... te
adoro ... te idolatro ...
ELLA. (Profundamente cOlllllovida.) ¿Oc veras <
1 ¿De

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22 UNA CmlEOJA EN TRES ACTOS.

veras? ¡Ah! suelta, suelta, que si vienen ...


EL. (En el mayor grado de exaltacion.) Les diré que
eres mi vida, mi encanto, mi consuelo, que si
se oponen á nuestro enlace, te anancaré de
entre su~ '\l1·azos.

ESCENA IV.
DICHOS, LA CAMPANILLA, Juego EL AGUADOR.

LA CAMPANILLA. Tilin tilín, tilin, tilín.


ELLA . (Asustada.) I Ellos son!
EL. ¡ Maldicion!
(El AGUA00R sale muy despacio con su cuba al lIOIllbro.)
LA CAMPANILLA. Tiriril'iriririn.
ELLA. Huye.
EL. ¿Dónde me escondo?
LA CAMPANILLA. Tintiritintintin.
EL, ¡Qué idea I (Al Aguador.) Dame tu chaqueta ...
tu gorra ...
AGUADOR. Señorito ...
EL. Nada, nada; y la cuba.
LA CAMPANILLA. Tirrintintinrrintin.
LA CRIADA. (Que ale despavorida.) ¿Quién, quién'!

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UNA COMED!.\ EN TIIE ACTOS. 23

ESCENA V.
Ahre .. l. puerta y entron EL PA PÁ Y LA MAMÁ. EL, medio atolondrado, se
precipita h6l'ia la cSC':lJera no sin haber duelo al I ~pfl rO Il la cuh:1 IIn hilen por-
rato en los narices.

EL PAP¡L ¡Ay, ay, ay!


LA MAMÁ. (VienJo al AGUADOIt con gaban y sombrero de co-
pa alta.) Un hombre disfrazado. (Gritando.) La-
dl'ones, ladrones.
ELLA. (Oejánoose caer desmayada sobre una ~iila.) Yo me
muero, ¡ ah, ah, ah!
ACUADOll. Mi cuba , mi chaqueta, que me la
llevan.
(El portero, vecinos, salvaguardias, elc., etc. Gran confusion.
Cuadro.)

ACTO SEGUNDO.

Sala.

E CENA PRIMERA.
EL PAPA, LA h,IA~IÁ y ELLA.

ELLA. O me casan ó me caso.


EL PAPÁ. ¡, Pero tú conoces á ese hombre, sabes
quién es, los medios con que cuenta?
EU.A, Si, papá, todo lo sé.

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24 UNA CO~(EDlA E:-i TRES AC'rO~.

LA MAMA . Los hombres en visita no son lo mismo


que en el interior de su casa; luego sacan sus
geniecillos y el diablo que los suf¡'a.
ELLA. Los dos nos amamos entrañablemente .
EL PAPÁ. Pero no teneis que comer, y es muy
triste cosa esto de vivir con el amor en los la-
bios y el vacío en el estómago.
ELLA. Son ustedes muy dueños de l)l'edicarme
cuanto quieran, en la seguridad de que gastan
inútilmente su tiempo, y en vano pretenden
arrancar de mi pecho la acendrada pasion que
me devora.
LA MAMÁ. Música celestial. ~ Has aprendido ese
trocito en alguna novela de folletin?
ELLA, Tambien es mucha tit'anra no dejarle á
una que se case con el que mejor le parezca.
EL PAPÁ. Tienes razon, hija mia; somos unos
tiranos porque queremos tu bicn, porque nos
oponemos á que contI'aigas un enlace quc
puede costar te muchas lágrimas; pero, en fin,
tú te lo quieres, tú te lo ten; luego no te
quejes, si como suele decirse la torta te cues-
ta un pan.
ELLA, Si viera usted cuánto me ama, cuántas
veces me repite que soy su vida, su encanto,
su luz!

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U\A COMElHA le.; TRES ,ICTOS. 25

LA MAMÁ. Amorcs ue ventaniJlo.


EL PAPA. Y lú creerás que te da gl'andes pruc-
bas de su amor diciéndote todas esas vacicda-
ueo, yendo siemprc detrás de tí á manera de
penito faldero á las tiendas, á misa, á los pa-
seos, y estando apostado todo el san lo dia de
Dios en la esquina, dando que hablar y reir á
toda la vecindad. El hombre que no es un tí-
tere, como tiene trazas de serlo el amante en
cuestion, y quc ama verdaderamente á una jó-
ven, no se degrada hasta el punto de conver-
tirse en guarda-canton de la esquina; se pre-
senta en la casa, habla á los padres, expone
sus pretensiones, se casa ó se larga, y punto
concluido.
LA CAMPANILLA,. (Con estrépito.) Tintirintintintin.
ELLA. Ahí está, ahí está!
LA MAMÁ. ¿Quién?
ELLA. Mi novio, mi amante, que viene á pedir á
ustedes mi mano.

ESCENA n.
EL de toda gala, con frac, pantalon negro, ('orbOla blanca I tiril1::¡s ti la íos/eso ,
bota tIc c1Hll'ol y guante blanco .

EL. Muy buenos dias, señores, vengo ...


EL PAP.L A hacer un disparate, ya lo sabemos.
3

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26 UNA COMEDI A E:"i TfiES ACTOS.

EL. Eso de disparate, caballero ...


EL PAPÁ. Si no es un disparate será una neceo
dad; llámelo usted hache.
LA MAMÁ. ¿Quién es usted, qué oficio tiene, con
qué cuenta para sostener las cargas del matri-
monio? porque ha de saber usted que mi hija
es más pobre que las ratas.
EL. Soy literato, de oficio traductor, y cuento
con mis producciones para sostener las cargas
de que usted me habla.
ELLA. y yo le quiero y él me quiere, y si no me
caso por buenas, me casaré pOl' malas, y si no
me deposita, me deposito yo.
EL PAPÁ, ¡Viva el siglo de las luces! los padres
en el dia somos cero al cociente. Cásate, hija
mía, cuánto antes y allá verémos lo que en-
gordas con las producciones del señor.
ELLA. Al menos seré más libre, tendré una casa
dondc poder mandar solita y hacer lo que se
me antoje sin que nadie me gruña ni sermonee.
LA MAMÁ. Dios quiera que algun día no te arre-
pientas de haber desoido nuestros desinteresa-
dos consejos.
EL PAP,\. (Aparte.) ¡Qué niñas, señor, qué niñas!

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UNA COMEDIA EN TIIES ACTOS. 27

ACTO TERCERO.

Sala en casa de los llovios o

ESCENA PRIMERA.
ELLA y UN AlIIIGO, muy rico.

EL A~IIGo. ¿Con qué es usted desgraciada?


ELLA. Me he echado un dogal al cuello que qui-
zá acabe por ahogarme. Dos años hace que
nos casamos, y le aseguro á usted que han sido
dos años ele prueba y de martirio.
EL AMIGO. Usted que es un ángel, una mujer tan
fascinadora, verse condenada á tan precaria
situacion, sin poder ostentar en los bailes y cn
las reuniones de buen tono esa gracia y ese
encanto ele que tan pródiga fué con usted la
naturaleza ... eso es horrible, desgarrador.
ELLA. ¿Qué quiere usted? Mi marido dice que
no tiene un cuarto, y es preciso creerle y con-
tentarse con una muy mediana medianía. . .
EL A~IlGo. ¡Cuántos hay, cuántos que pOI' una
mirada de esos ojos seductores arrojarian á los
piés de usted toda su pingüe fortuna y touo su
porvenir I

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28 UNA COMEDIA EN TRES ACTOS.

ELLA . (AparLe.) Me quiere y tiene dinero . Se pen-


sará.
EL AaHGo. ¿Va usted esta noche al baile de más-
caras del teatro Real?
ELLA. No señor . (Aparte.) Como tú no me lle -
ves .
EL A~nGo . Segun noticias va á estar brillantísimo,
y cs lástima que pierda usted ocasion tan opor-
tuna de distraerse un rato.
ELLA. Cómo ha de ser, paciencia.
EL ÁanGo . Si usted fuera tan amablc, tan COI\l-
placiente, tan . . .
ELLA. ¿Qué es eso, se corta usted?
EL A~lIGo . Que se dignara aceptar como una dé-
bil muestra ·de mi ... cariño un billete para las
máscaras de esta noche.
ELLA. Pero sabe usted que es un paso muy arries-
gado. (Aparte.) Al fin voy á las máscaras.
EL AMIGO . La careta nos pondrá á cubierto de las
hablillas del vulgo, tanto más, que nada de ex-
traño encuentro en que una senora vaya á un
baile del brazo de un amigo íntimo de la casa, de
una. persona que se aprecia ... se estima. ...
ELLA. Yen muy alto gmdo, caballero . (Aparte.) Ya
le volví medio loco.
EL AMIGO . Voy á Lomar inmediatamente los bille-

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UNA CO~IEDlA EN TRES ACTOS. 29

les y á encargar los dominós. (Aparte.) Me ama,


me ama.
ELLA. Lo pensaré, silencio y hasta luego. (Aparte.)
Le atrapé, le atrapé.
ESCENA n.
EL y ELLA. .

EL. Más te valia estar cosiendo y no con los bra-


zos cruzados sin hacer maldita de Dios la cosa.
(Aparte.) Tengo ganas de tronar de una vez .
.ELLA. Yo no me casé con usted para trabajar.
gL. Amiguita, el que se casa por todo pasa. Yo
soy pobre y pobremente tiene usted que vivir.
ELLA. Aún no ha pagado usted la cuenta de la
modista.
EL. Ni la pagaré.
EL L ¡\. ¡Qué genio tan infernall
EL. Pal'a qué se casó usted conmigo.
ELLA. ¿Tiene usted la bondad de decirme cómo sc
concilia su miseria de usted con el lujo que
desplegó el malhadado dia en que fué usted á
pedirme á mis papás?
.EL. Muy fácilmente, señora; impuse una con11'i-
Lucion directa á mis amigos, y el uno me prestó
las bolas de charol, el otro el frac, y asi sucesi-
Vamente.
3.

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- 30 UNA COMEDIA E:'i TRES ACTOS.

ELLA. Le fuéron á usted aparejando, já, já, qué


risa.
EL. Maldito sea el momento en que pensé en se-
mejante desatino.
ELLA. y maldita la polka que bailé con usted.
EL. Y maldito quien la inventó.
ELLA. Yo á usted nunca le he querido.
EL. Ni yo á usted.
ELLA. Le correspondí por divertirme.
EL. Y yo por matar el tiempo.
ELLA. y me he casado para hacer mi santa \'0-
luntad.
EL. Eso es lo que usted no sabe. A las niñas ale-
gres de cascos como usted se las encierra bajo
llave, y Cristo con todos.
ELLA. ¿Quién le mandó á usted hacer el oso,
cargando con la cuba del aguador?
.EL. Ust.ed que tuvo la impudencia y descoco de
abrir la puerta á un hombre á quien apenas
conocia . Siempre la cabra tira al monte; esta-
ba V. rabiando por novio y apechugó con lo
primero que encontró á mano.
ELLA. Caballero, V. me insulta, esta casa es un
infierno.
EL. Mientras V. esté en ella.
ELLA. Esto es insufrible, insoportable.

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UNA CO~IEDIA EN TRES ACTOS. 31
EL. ¿ Qué se podia esperar de una coquetuela que
sin enterarse del genio ni elc la posicion de su
futuro le da su mano contra viento y marea y
á despecho de sus padres y de toda su familia?
ELLA . Lo quc de un papanatas que est.á horas y
horas en la esquina de una calle con la boca
abierta mirando al balcon de su amada, sir-
viendo de estorbo y de ludibrio, y haciendo mé-
ritos para ser nombrado barrendero de la villa
ó cosa parecida .
EL. Señora, aconsejo á V. que se modere si no
quiere que armemos un escándalo.
ELLA. Lo armarémos.
EL. Vuélvase V. á casa de sus papás y será lo
único bueno que habrá V. hecho en toda su
vida.
ESCENA m.
DICHOS, el PAPÁ, la MA~IÁ, l' luego el AAIIGO.

EL . (Al Papá.) Caballero, puede V. llevarse cuando


guste á su bija .
EL PAPA. ¿Ya empiezan las reyertas?
ELLA. Me he casado con un imbécil.
EL . (Agarrando una silla.) Y yo con una grandísima
coqueta.
LA MAMÁ. Pero hija mia, sosiégate.

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32 UNA CO.ltEDIA EN TRES ACTOS.

EL PAPA. Pero caballero; cálmese V.


ELLA. Merece que la emplumen á la que se casa.
EL. Y gal'1'ote vil el que lo hace con semejantes
maulas.
(Conlinúan los gritos: la silla hiende los aires, derriba el ve-
lador, rompe un espejo y descalabra al amigo que entraba
á todo escape á poner paz entre los dos esposos. Momento
de Jes6rden y de t1esolacion.) Cae el teloD.

EPÍLOGO.
En el portal. -Tr'es días despues.

EL AGUADOR. (A. la criada.) Dime, muchacha, qué


pasa en casa de tus amos que todo anda re-
vuelto y patas arriba.
LA CRIADA. Que salimos de Madl'id con la seño-
rita que se casó, que se ha separado de su ma-
rido.
EL AGUADOIl, Hola, hoja, ¿esas tenemos? ¿No
era su marido el jóven que aquella tarde se es-
capó con mi cuba al hombro, haciéndome cor-
rer detrás de él un gml1 trecho, y que luego
no fué para darme ni un miserable ochavo por
el servicio tan grande que le presté?
LA CilIADA. El mismo. Parece que la olm noche

©Biblioteca Nacional de Colombia


UNA CO)IEDIA EN TItES ACTOS. 33

la sorprendió en un baile de máscaras, del bra-


zo de cierto mocito que ya está en el otro barrio
de resultas de una estoc.ada que á la maña.na
siguiente le dió en un desafío que tuvieron fue-
ra de la puerta de Alcalá. El ha salido para el
extl'anjel'o, y ella se viene con nosotl'os á la
Rioja.
EL AGUADOR. Pues chica, hasta la primera y di-
vertirse.
LA CRIADA. Abur.
EL AGUADOR . Abur.
( IW52.)

©Biblioteca Nacional de Colombia


LAS TIENDAS.

"i·~f ue lJ, ¡¡,urjd !" decia


San Yicenle el de I'e .... er,
.. Cuando lodo seas lIendas
Bn Lu confusa Ha be) .. ,

( DUETON DE I.OS llERItEI\OS .)

No señor, no hay que cansarse; digan lo que


quieran autores respetabilísimos en la materia, el
flaco de las mujeres no es ni la cmiosidad, ni la
aflcion á corLar á toda alma viviente, no digo sa-
yos, sino capas de coro con dos varas de cola, ni
su proverbial é innata volubilidad, ni aún su cons-
tante anhelo dc parecer siempre bonitas y de
que alfombren su camino de llores y piropos: to-
dos eslos flacos son peccata minuta, átomos in-
visibles y globulillos homeopáticos, al lado de
otro flaco, que ya de pmo flaco es un gordo y
gonlísimo defccto, orígen de más de una reyerta
conyugal y de más de un rompimiento complcto,

©Biblioteca Nacional de Colombia


L..lS T1E~DAS. 35
que es el tl'Ueno gordo con que finalizan en el ho-
gar doméstico las funciones de fuegos y luces oe
Bengala, álias palizas, peloteras y demás diver-
siones por el estilo.
Ya habl'eis adivinado que el Oaco á que me re-
fiero es el amor desmedido á los trapos, que son
el anzuelo con que el enemigo malo, que ya sabe
donde le aprieta el zapato, pesca á las incautas
hijas de Eva; las verdaderas redes de Satanás,
conocidas bajo los nombres de zuavas, capotas,
{oulards, etc., etc. , que forman un ejército más
numeroso que el de Jel'jes y más temible para los
papás y maridos que todas las hordas de cosacos
ó de beduinos del mundo.
Si nuestra glotona madre Eva hubiera vivido
en el siglo XiX , apuesto tres contra uno á que
la serpiente, en vez de tratar de seducirla indu-
ciéndola á que comiera una manzana, que por
hermosa y madura que estuviera, al fin y al pos-
tl'e es una fruta de que en los tiempos presentes
podria atracarse á costa de muy poco dinero, hu-
biera desplegado ante sus ojos un magnífico córte
de vestido chiné ó algun paño Ion de chinos de
Manila, segura de conseguir el más satisfactorio
resultado.
i Felices tiempos aquellos en que toda la amo

©Biblioteca Nacional de Colombia


36 LAS TIEXDAS.

bicion de la mujer se cifraba en una manzana!


¡ Feliz mil veces Adan que nunca supo lo que eran
volantes, ni talmas, ni terciopelos I
La tiendomanía, hermana de la dineromania y
tia carnal de la vapm'imanía, polquimanía y de-
más gentecilla menuda que ha venido en el siglo
actual á sustituir á la conventomanía y oscurúna-
nía de nuestros abuelos, es una de las enfermeda-
des que ofrecen sínt.omas más alarmantes para el
porvenir,
Entiéndase que en el presente articulejo sólo
hahlo de las tiendas por excelencia, di primo rJar-
tello, de las tiendas revolucionarias en que se rege-
nera la camisa ó el gorro de dormir; de las tien-
das logogrifos, que para solaz de los aficionados á
las charadas ó al rompecabezas, lucen sobre su
entrada grandes muestras con los letreros de á las
c'inco ppppp ó á las dos rr, tres klek y cuatro xxxx.
Trata un propietario de levantar una casa; pues
lo primero en que piensa es en abril' unas cuan-
t/:lS tiendecitas en la planta baja del edificio, El
portal será un portal en miniatura, largo yestre-
cho como un espánago; la escalera tendrá que
recibir de lo alto algunos rayos de luz para que
el que ascienda no reciba detrimento en la parte
más saliente de su persona; los habitantes del

©Biblioteca Nacional de Colombia


LAs TIENDA. 3'1
CUarto entresuelo gozarán del singularísimo pri-
vilegio de tocar el cielo con la mano; convenido;
pel'o esas son pequeñeces en que no repara el leo-
ni no gl'emio de caseros á trueque de tener por in-
quilino á algun almacenista de bisuterías ó á algun
confeccionador tle novedades para señoras y niños.
La sociedad, la moral, las luces del siglo, la
economía política y doméstica, y hasta el ól'den
público piden á voz en grito que desaparezcan
esos focos dc perdicion y de lujo; que se destl'U-
yan hasta los cimientos, sin que quede ladrillo so-
bre ladl'illo, cuantas tiendas encierra en su recin-
lo la coronada villa; que se pase el arado sobre
sus ruinas; que se siemb¡'e de sal el telTeno que
Ocupaban; que ... pero ¿ adónde voy á parar? ¿Y
qUé iba á ser entonces de nuestras lindas próji-.
mas, de esa mitad del género humano, madrile-
ño sobre todo, que ya miro sublevada contra mí,
y que cifl'a uno de sus mayores goces y venturas
en ir de tiendas?
¡ Ir de tiendas 1 frase mágica que las mujeres
traducen por ir á la gloria, y los papás y maridos
por ir vía recta á San Bernardino.
La mujer va de tiendas con el mismo placer
Con que el estudiante va de vacaciones, el militar
de capitan general á la Habana, el celoso cofrade
4

©Biblioteca Nacional de Colombia


3S
ele porta-estandarte en las procesiones, y el ená-
morado de faccion hácia la casa de su amada.
En cuanto á mí, prefiero que mc emplumen á
ir de tiendas.
Las calles de Espoz y Mina, Cármen, de la Mon-
tera y contiguas son los mares más frecuentados
pOI' las urca s femeninas; mares que, efecto de sus
innumerables bancos, sirtes y remolinos que ha-
cen sudar la gota tan gorda á los desdichados ti-
moneros, tardan á veces en surcar más tiempo
del que necesitó el pobre Cook pam atravesar las
heladas corrientes del polo.
Aqui la quilla tropieza en un aderezo ele b"i-
Hantes; alli el palo mayor se troncha al enfilar el
estI'echo de Cachena; más allá hace agua al do-
blar el cabo de Madame Chavany, ó vara en el
banco de Samper. i Dichoso el barco que arriba
al puerto sin averías gl'Uesas, y más dichoso el
piloto que timon en mano logra que el buque no
dé con él á pique!
Preciso es confesar, no obstante, que la mujer
tiene muy desarrollado lo que lIamaria Gall el ór-
gano de la compmtibilidad, y es como decirnos los
españoles en nuestro castizo idioma una especiali-
dad para el ramo de compras. RecolTe todas las
tiendas, obliga al hortera á revolvel' todo el alma-

©Biblioteca Nacional de Colombia


LAS TlEND,\S. 30
cen, pide de lo más caro aunque no haya de como
prarlo, tiene buen cuidado de llamar manchon al
manguito, pardesús al sobretodo y trousseau al
equipo de novia: regatea hasta el último marave-
dí, Y atraviesa por fin de fiesta la Puerta del Sol
con grandes envoltorios en la mano (las más ve-
ces lienzo casero), con aire triunfal, y más ufana
que un cochero de alta clase en dias de besama-
nos, ó un teniente novato cuando vuelve de la
parada al frente de su mitad.
Entremos, si te place, en esa tienda de modas
en pos de ]a señora que va del brazo de ese ca-
ballero, que á juzgal' por su cara mústia y com-
pungida debe ser el esposo, y prácticamente veré-
mos lo que hay de verdad en mi aserto. Oigamos
la conversacion que se entabla entre el dependien-
te (suena mejol' que hortera), el marido y la se-
ñora.
La Sefiom. ¿Diga V., tielle V. cortes de esos
Vestidos dc moda con dibujos de oro?
El Dependiente. Hará media hora que acaba de
Ilegal' una multitud de ellos de París, y ya no
queda más que uno.
El Marido. (Aparte á la señora.) Pero eso tiene
trazas de ser muy caro. ¿No habria otra tela más
barata?

©Biblioteca Nacional de Colombia


40 LAS l'lENDAS,

Lft Se/i.om. Calla, simple, ¿qué entiendes tu


de telas ni de mouas ?
El Dependiente. La duquesa dcl Lirio IllC ha
tomado dos cortes; la baronesita del Junco tres ...
usted quizá las conozca.
La Seítora. Muchísimo. Saque V. el corte, á
ver si nos arreglamos.
El marido hace un gesto parecido al del infe-
liz á quien van á sacar una muela.
El Dependiente. (Extendiendo la pieza sobre el mostra-
dor.) Esto quita la vista; no hay en todo Madrid
cosa más superiol·.
La Seriora. (Al marido.) j Mil'a qué bonito! ¡Qué
dibujos tan pl'eciosos !
El Alarido. Sí, sí, muy bonito, pero me pa-
rece algo chillon.
El Dependiente. Es la derniere: estoy seguro,
si Vds. no lo llevan~, de despacharlo á Jos cinco
minutos.
La Seííóra. ¿ y el precio?
El Marido. (Aparte.) Aquí es ella.
El Dependiente. Para no anual' en rodeos se
lo daré á V. lo más barato que pueda, lo último,
lo último en cuarcnta duros.
El Marido. (Aparte.) ¡ Fuego!
La Seiíora. j Cuarenta duros! ¿Está V. loco~

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LAS TIENDAS. 41

El Marido. Hombre de Dios, ¿está V. loco?


El Dependiente. (Al marido.) Pero toque V., tie-
ne muchísimo cuerpo, y es una teja riquísima .
La Seriora. Yo conozco á una señora amiga
mia que ha comprado otro idéntico por trcinta
duros.
El Marido. (Dándola un pellizco.) No sueltcs prcmla.
El Dependiente. Francamente, no puedo dar-
lo bajo de los cuarenta.
El 1I1m'ido. (Agarrando del brazo á su señora.) Pues
que V. lo pase bien .
La SeÍtom. (Yéndose.) ¿Quiere V. treinta y uno'!
El Marido. (Aparte.) ¡ Santa Tecla!
El Dependiente. No puede ser.
El Marido. Vamos, vamos á casa, que es ya
l1luy tarde.
La SeÍtont . (Con la !llano en el picuporte de la puerta
vidriera.) A dos onzas es á lo más que subo.
El :M m'ido. (Tratando de sacarla á remolque de la
tienda.) Ya le ha dicho que no puede darla á cse
Pl'ecio: i qué pesadez!
El Dependiente. Siento no poder complacer á
usted.
La Señora. Pues quede V. con Dios.
El Marido. (Con el pié derecho fuera de la tienda.)
Respiro.
4.

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42 LAS TIE1iDAS.

El Dependiente. j Eb señora! á treinta y ocbo


y cuartillo.
El Marido . (Que relrocede dos paSO$ arrastrarlo por su
señora.) Nada, nada; no se canse V.
La Sefiom. Dos onzas, y está bien pagado.
El Mariúo. (Aparte.) i Uf i qué zarandeo!
El Dependiente . Vamos, señora, vuelva V.; no
quiero que su señor esposo pierda esta ocasion de
hacerla tan bonito regalo.
El Marido. (Aparte.) ¡ Ah infame hortera! qué
ganas me dan de calentarle de lo lindo las orejas.
El Dependiente. Porque es el último corte se
lo doy á V. tan barato; no se lo diga V. á lladie.
Excusamos asistir al resto de la escena, el más
sangriento para el marido, pero el menos impor-
tante para nuestro objeto.
Conveniente me parece que tratemos ahora del
orígen de las tiendas, su nomenclatura, é influen-
cia moral y social.
Allá entre los egipcios ... i pero calle! ¿quién es
el atrevido que abl'e la puerta de mi cuarto, y se
cuela de rondoD?
-Señorito, esta esquelita han traido para
usted.
-- Venga acá, muchacha.
diafael, si quieres verme y obtener una res-

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I.AS TIENDAS. 43
»puesta satisfactoria, ven corriendo, y nos acom-
»pañarás á tiendas á mi mamá y á mi.
MARÍA.»

Quedamos en los egipcios. Adios, lector mio,


que me voy de tiendas.
( 18&3.)

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UNA MUDANZA.

CAPITULO PRIMERO.
PllELJi\lli'íARES.

- No hay que darle vueltas, Homobono, es


preciso que antes de ocho días salgamos de esta
casa; la pared de la cocina al menor soplo se vie-
ne á tierra, las goteras, gracias á tan continua- .
dos aguaceros, se van multiplicando prodigiosa-
mente (cosa que á tí que no dejas de tener algu-
nas, efecto de la edad y del trabajo, no puedc
hacerte pizca de provecho); Olimpia se queja de
que su tocador es muy oscuro, y los dos chiqui-
tines no tienen una pieza á propósito donde poder
correr y alborotar á su sabor cuando vuelven de
]a escuela.
-- Pero, Coleta de mi alma, ¿ te has propuesto

©Biblioteca Nacional de Colombia


U:>iA MUDANZA. 4tl

llue hagamos la vida del Judío Errante, siempre


con los trastos al hombro y sin llegar á estable-
cernos definitivamente en ninguna parte? Dos ve-
ces hemos mudado de habitacion en lo que va de
año, y no me encuentro francamente dispuesto á
repetir por tercera vez funcion tan poco diverti-
ua. Si seguimos animados de estc espíritu cosmo-
Polita, será fácil que pronto resolvamos el proble-
ll1a del movimiento continuo, y más fácil aún que
lui pobre bolsillo, que con los dos últimos pelliz-
cos que ha llevado está que da lástima verlo, sc
quede al cuarto más chupado que mofletes de ce-
sante.
- ¿ y t"engo yo la cul pa de que la casa se nos
venga á cuestas? ¿No seria V., D. Homobono,
reo de un asesinato premeditado si por su incali·
ficable apatía fuera causa de que su mujer y sus
hijos perecieran bajo los escombros de esta casa?
~ Mañana mismo vendrá á rcconocerla un ar-
quitecto íntimo amigo mio, y ya verás como el
peligro no es tan grandc, á Dios gracias, como
has llegado á figurártelo .
- Yo no necesito arquitectos ni entremetidos
para saber que desde hace ocho días estoy con el
credo en la boca, tenúendo que de un momento á
otro suceda una catástrofe.

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46 tJNA MUDANZA.

- Mira, Coleta, si encuentras medío de hacer


la mudanza gratis, ahora mismo me lanzo á la
calle en busca de casa.
-- Nada, nada, supuesto que tanto apego has
tomado á este suntuoso palacio, puedes tú solito
permanecer en él todo el tiempo que te plazca, con
la condicion de que no has de quejarte si á con-
secuencia de algun hundimiento te rompes el me-
jor dia la cabeza, y me echo á buscar entonces
quien te cure ó te entierre gratis.
Reñida siguió, segun cuenta la crónica, la con-
tienda entre doña Cqleta y D. Homobono : ella
considerando la cuestion bajo un punto de vista
vital, y él bajo el aspecto financiero (rentístico que
dirían nuestros abuelos). Al fin, por aquello de que
la soga siempre quiebra por lo más delgado, y
atendido á que D. Homobono justificaba plena-
mente el bondadoso nombre que llevaba, doña Co-
leta logró, merced á la poderosa ayuda de las go-
letas Me he empeitado, Yo aquí mando U no hay
escape, entrar al abordaje en la balandra Mari-
do, que mal defendida por el quechemarín ¡Qué
cordero!, cayó en poder de tan formidables ene-
migos.
ResueIta que fué la cuestion en el sentido más
avan:.ado posible con harto gozo de OJímpia, que

©Biblioteca Nacional de Colombia



UNA MUDANZA. 41
se encontraba en el último grado de desespera-
cion, porque efecto de la oscuridad de su tocadOl',
nunca la salian bien las cocas, y que á tal nueva
empezó á abrigar esperanzas de tener otro más
claro, y con no menor alborozo de Arturo y Er-
nesto (los dos pimpollos de la casa), que augura-
ban durante el borrascoso período de la mudanza
una nueva era de novillos y asonadas, comenza-
ron los preliminares de la mudanza, como si di-
jéramos, el prólogo de un dramon de brocha gorda .
Descle el aguador hasta el más encopetado ami-
go de la familia, todos sin distincion de edades ni
condiciones, quedaron encargados de buscar una
casa grande, en sitio céntrico, de buena vecindad,
Con patio para tender la ropa, sin mucha escale-
ra, con portero, con sol de Mediodia, y además
de otras mil zarandajas, que no excediese de la
cantidad de 12 rs. VD .
Era de ver la solicitud con que los amigos de
tI'alo más cotidiano, despues de haber hecho los '
papanatas en grande y pasado revista, no sin pe-
ligro de un torticoli, á todos los balcones de esta
heróica villa en busca del consabido papelito,
acudian en tropel á noticiar á los dos cónyuges cl
resultado de sus investigaciones, y no menos de
admirar era la presteza con que los dos protago-

©Biblioteca Nacional de Colombia


.
48 tiNA MUI),\ NZA.

nistas volaban á los puntos donde segun Jos ex-


ploradores habia cuartos desalquilados, desempe-
drando calles, logrando subir al cabo del dia al·
gunos centenares de escaleras, y trotar desde las
ocbo de la mañana de Oriente [l Occidente y de
Norte á Mediodia.
i Felices vosotros, persas, romanos y demás
venturosos mortales que nunca os mudábais, y
que dueños é inquilinos á un tiempo de vuestros
magníficos palacios, pCl'maneciais estacional'ios to-
da la vida sin tener que habéroslas con caseros,
carreteros, ni con esa raza descendiente sin duda
alguna de Atlante, el que sostenia el cielo con
los hombros, á cuyos individuos apellidamos mo-
zos de cordel, y que desempeñan en el dJ'ama de la
mudanza, cuando no el de sicarios, uno de los pa-
peles de más fuerza y de mayor interés!
Excusado es decir que con tajes andanzas, la
gente de la cáscara amarga de la familia, ó sean
nuestros dos chiquitines, se hallaban en sus glo-
rias anticipándose las vacaciones, llaciendo mil
estropicios, sin duda con la económica idea de que
así hubiera menos trastos que mudar, y jugando
al toro en la sala, ínterin su hermanita Olimpia
jugaba á pares ó nones por el ventanillo de la
puerta con cierto almibarado mocito, que enemi-

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utu MUDANZA. 49
go sin duda de los pares, siempre <lecia 12011es á
las matrimoniales i1;dil'ectas de su amada.
Lo peor <lel caso era que, como muy oportuna-
mente decia D. Homobono, pedir que su mujer
no encontrase peros en cuantas casas veia, era lo
mismo que pedir peras al olmo; y por lo tanto
pasaban dias y más días, y nuestros dos esposos
seguian haciendo una vida de calaveras sin lograr
el objeto de sus ánsias. Donde habia portero, fal-
taba sol: donde las escaleras eran pocas, el al-
quiler era mucho ; y donde el bUITio era bueno,
la vecindad era mala. Por fin, al cabo de un mes
próximamente, y hecha abstraccion de algunos
peros de menor cuantía, resolviéronse á trasla-
dar sus penates á un cuarto segundo con honores
de tercero, situado en una de las calles que des-
embocan en la plaza del Progreso y que se Hama
la calle de la Espada.
D. Homobono logró (que no fué poco lograr)
avistarse despues de algunas idas y venidas con
el dueño ó administrador de la casa, cerrar tra-
to con él despues de las fianzas y pug@ adelanta-
do de costumbre, y decidirle á que tuviera la bon-
dad de hacer algunos blanqueos y reparos en la
finca desalquilada.
La mudanza llegó á hacerse la cucstion palpi-
.,'0

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UNA MUDA:"IZA.

tante) el objeto de las hablillas y de los comenta-


rios de todos, en la mesa, en paseo y en la calle;
y hasta, para que se vea lo que son las cosas, se
convirtió para D. Homobono en asunto de especu-
lacion.
- Ne~esito una capota, decia Olimpia.
- Cuan ~10 estemos en la otra casa te la com-
praré, contestaba Homobono.
- Me hace falta un lavabo, decía doña Coleta.
- En la otra casa hablal'émos, la cont.estaba
su caro esposo.
Por supuesto que en este terreno la otm casa y
un 110 redondo, eran para el buen padre de fami-
lia cosas enteramente sinónimas.
Ya los albañiles han conciuido su tarea; ya do-
ña Coleta empieza á revolver armarios y á mandar
que se bajen baules de la bohardilla para empa-
quetar la ropa; ya Olimpia ha monopolizado dos ó
tres cofres para colocar holgadamente sus trapitos
de cristianar, y ya por fin el director de todo aquel
tinglado ha dado las órdenes convenientes para
que en el improrogable término de tres di as quede
todo instalado en la nueva morada.
¡Cuántas cosas que ya se creian perdidas yie-
ron la luz pública en aquellos dias de expurgo y
de trastorno general! ICl.,lántas prendas relega-

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UNA MUDANZA. 51
das al oscuro rincon de algun armario, víctimas
de las injurias del tiempo ó del capricho de la
moda, salieron á recordar á sus dueños épocas de
placel' y devaneos para solaz de la gentecilla mo-
derna, que se uestemillaba de risa al contemplar
el gorro-paraguas que estrenó su mamá para ir
al Prado el dia de su boda, ó el frac pistan que
lució su papá en la noche de dia tan señalado,
bailando el britano ó el majestuoso minué I
- A las cinco todos cn pié! exclamó Homobono;
buenas noches, y hasta mañana si Dios quiere.

CAPITULO [J.
HORRORES.

A la hora mal'cada todos los miembros de la


familia sacudieron las perezosas plumas del lecho,
y presentes ya los mozos de más influencia, pues
no faltaron sus correspondientes recomendacio-
nes, dióse principio á los horrores de la mudanza.
Doña Coleta y Olimpia vestian de trapíllo, pa-
ñuelo de seda á la cabeza y bata de percal de á
treinta cuartos la vara, sin olvidar los guantes
de color indefinido para preservar las manos del
polvo, del aire y demás gente enemiga. D. lIo-
Inobono vestia de gaban, gracias á su cara mitad

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02 UNA MUDANZA.

que ya le habia empaquetado el traje de casa, y


no cesaba de arengar á los mozos de ('ordel, reco-
mendándoles templanza y moderacion .
Arturo y Ernesto, que para colmo de desgra-
cias no tenian escuela por ser los dias del maes-
tro, se entretenían en formar barricadas con los
muebles disi)ersos y en aumentar el desórden y
la confusion.
Doña Coleta, colocada en el balcon á manera
ele reina de torneo, presenciaba el aglomeramien-
to de siIJas, tablados y armarios en el carro que
destinado al efecto se hallaba colocado en la calle
frente de la puerta.
- j Eh, canetero! no dé usted esos trastazos á
los muebles al tiempo de colocarlos, que me los
va usted á hacer añicos! -¡Qué mulas tan flacas
ha traído usted r se van á quedar á la mitad del
camino! - No me vaya usted por callejones ni
calles estrechas; nada, nada, por lo más ancho,
aunque haya que dar algun rodeo.
El cal'l'eLero hacia oídos de mCl'CadCl' á todas
estas advertencias, y seguia amontonando sin
piedad muebles sobre muebles.
Olimpia entretanto habia logrado catequizar á
uno de los mozos para quc llevase una esquelita
á casa de su novio , dos puertas más abajo, sin

©Biblioteca Nacional de Colombia


UNA MUDANZA , ::;3
calculat' que á la otra puerta estaba la taberna, y
que, como efectivamente sucedió, entl'aria á dar
los buenos días al tabernero.
Los demá8 compañeros, ajustados como él á
jornal, resueltos á trabajar lo menos posible, lia-
han con la mayor cachaza del mundo los tl'astos
que habian de cargar sobre sus hombros. Dirigió-
se al fin Mcía la escalera la cuadrilla, 1Jevando á
lomo, quién algun sofá de la sala, quién el retrato
lle D. Homobono, de miliciano nacional, y quién
una luna de Venecia que, gracias á las moscas y
á ciertas rajaduras que de arriba abajo.la surca-
ban, era una luna próxima á un eclipse total.
Los vecinos, y sobre todo la gente de escoba y
estropajo , murmuró de lo linJo de la poca pulcl'Í-
lud y de lo averiado de los tmsLos que en el car-
ro yacian, escandalizándose por aquello de que
nadie ve su joroba, del desaseo de sus compañe-
ras de oficio, y calificando de muy apretado á
D. Homobono, que no se habia atl'evido á com-
prar otra mesa de cocina más p1"esentable, Ó á
mandar retocar los tablados de las camas.
PrC\::cdic1o del peloton de mozos, á las voces de
«Cuidado con mi retrato, que no se rompa la
luna, que vuelvan Vds. pronto », púsose en mar-
cha el calTo háeia la nueva morada.
5.

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UNA MUDANZA.

i Qué rechinar, cielo santo I ¡ QUé ruidos tan


extraños y tan poco gratos producian los muebles
al chocar unos con otros! i Cuánto hubiera daelo
doña Coleta por haber tenido á mano en aquella
ocasion algun microscopio ó anteojo de larga vis-
ta para poder de este modo seguir con los ojos
desde el baJcon y lo más léjos posible á aquella
turba despreocupada, que creia que las cómodas y
las mesas eran de una materia tan dura como la
suya!
Se me habia olvidado decir que dos de Jos ga-
napanes .iban sumamente ocupados, llevando el
uno con entrambas manos un ramilletito de flo-
res de cera, propiedad de la señorita Olimpia, y
el otro un brioso corcel de carton que Arturo y
Ernesto le entregaron para que se fuera acostum-
brando, segun Jecian, á los aires ele la nueva
casa.
- 1Coleta, Coleta, mis botas I gritaba D. Ho-
mobono.
- Búscalas bien; por ahí deben estar, contes-
taba la interpelada.
- Ya encontré una; ¿y la otra?
- ¡ Ah! ahora recuerdo, va en el carro con
otras baratijas.
_. Bien hecho; y á mi chaleco le habrá suce-

©Biblioteca Nacional de Colombia


UN .~ MUDANZA . 5a
dido tres cuartos de lo mismo. ¡Qué gloria de mu-
danza I Regocíjate, Coletita mia; es una delicia
tenerlo todo patas aniba y que la casa esté con-
vertida en un puerto de arrebata-capas. Supongo
que ya estarás pensando en buscar otra casa para
que la semana que viene repitamos la misma fun-
cion.
Razon tenia D. Homobono para perder los es-
tribos al contemplar aquel campo de batalla sem-
brado de muebles, vestidos y utensilios de coci-
lla, al respirar en vez de aire espesas nubes de
polvo, y al verse obligado á hacer volatines sal-
tando por encima de tantos obstáculos como obs-
truían el paso.
Repitióse varias veces la escena del calTO y de
los mozos. Doña Coleta y OIimpia, seca la gal'-
ganta y empolvada la cara, se iban ya quejando
del dolor de riñones; los dos chiquitines lloraban
á grito pelado porque querian ir con su papá á la
nueva casa, y D. Homobono se guia desesperado
gl'itando: «como no me mude al cementerio, ju-
ro no volver á mudarme en toda la vida ».
En los tres dias que duró la mudanza se vivió,
. se comió y se durmió á medias, ó lo que es lo
mismo, ni se vivió, ni se comió, ni se durmió de
ninguna manera. No me siento con fuerzas para

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56 UC'iA MUOA::-;ZA.

seguir pintando la desolacion, el trastorno y el al-


boroto en que vivieron en aquellos tres dias, tres
siglos para D. Romobono; por lo eual bueno será
que pasemos al siguiente capítulo, despues de de-
jar acostada en la nueva mansion á la asenderea-
da familia, de cuyos miembros no habia uno solo
que no se quejara de dolor de huesos, de calam-
bl'es Ó de cosa parecida.

CAPITULO III.
CONSECUENCIAS.

GASTOS.
Keales.
Mozos y carro. 600
Al mozo que barrió la casa. . 12
Al qGe limpió los cristales. . 10
Al que puso los clavos.. . 8
Al que fregó Jos ~ueJos.. . 6
Carpintero, cerrajero, esterero y vidriero. 800
Desperfectos de la casa antigua. . 20
Propinas y otros gastos menudos. 40
Total. . . . 1.496

ROTURAS Y AVERlAS.

La cama de matrimonio, de caoba (entiéndase


(Iue la cama es la de caoba), perdió tres piés, el
sofá los cuall'o, el espejo de tocador de Olimpia

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UNA MUDANZA,

se hizo añicos, el retrato de D. Homobono adqui-


rió tres agujeros, uno de ellos precisamente en
medio de la cara; la loza sufrió una baja espanto-
sa, el Cupido de yeso de lá sala, dejó de ser Cu-
pido; la araña, alhaja inmemorial en la familia,
pel'eció en medio del arroyo, víctima del descuido
de sus portadores, que dejarou escurrir de sus
homhros el palo en que iba suspendida; varias
cosas de yalor se evaporaron ó al menos no volvió
ya á saberse su paradero, y Arturo y Ernesto llo-
raron la pérdida de varios pertrechos militares, y
de un magnífico tambor, delicias de la vecindad.
Segun doña Coleta hacen falta:
Unas colgaduras nuevas, un farol para la ante-
sala, más sillas, una lámpara solar, un tocador-
~ito de moda para su cuarto, dos stores (traspa-
rentes), dos partieres y otra pOl'cion de cosas con
nombres franceses, que en esto consiste todo su
mérito y su gracia.
D. Homobono pasa todo el dia leyendo á Fray
Luis de Granada en la parte que trata del suicidio,
pam librarse de las malas tentaciones.
ÚLTl3L\S KQTlGlAS.

Sabemos que iL cOllseeuencia de habérsele vc-


Ilido á las mientes al casero ir ú habilar el cuarto

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5S UNA MUDANZA .

segundo de la calle de la Espada, se ha intimado


á sus actuales inquilinos la órden de desocuparlo
en el im prorogable término de cuarenta dias. Nues-
tro buen padre de familia, que ha hecho en dos
meses y medio un sin fin de mejoras y gastos en
la casa, se halla atl'ibuladísimo, y está, segun no-
ticias, decidido á ~olvel' á los tiempos patriarcales
de Jacob y Jafet, levantando una tienda de cam-
paña en el campo de Guardias, adonde;piensa lle-
var velis nolis á toda su familia.
(1853.)

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LA POLRA.

La polk.a con pl és iguales


huella la casa pajiza
y los palacios reales.
( I~IITA C IO:V DE IIORACIO .)

«La pollca ¡ qué horror! ¡ qué espanto, Virgen


Santa!. .. un baile tan desarreglado, el non plus
Ultra de la inmoralidad, el despeñadem de la
inocencia, como si dijéramos la Sierra Morena de
la gente jóven, el nudo gordiano aplicado á las
evoluciones pedestres, el simoun, la fiebre ama-
tilla, el terror de padres y maridos ... »
Hé aquí las exclamaciones que de seguro ba-
brán hecho al leer el titulo de este artículo los
oposicionistas retrógrados, enemigos de la polka,
nacidos la mayor parte en los tiempos de los pol-
vos, del servilismo y del minué. Nada de extraño
tiene semejante avel'sion, consecuencia forzosa de

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60 LA POLKÁ.

de su punible quietismo y dc no marchar en la


locomotora del progreso y de ]a civilizacion, y
efecto natural de no ver en ]a poll a más que la
corteza, dos personas intencionalmente enrcdadas
con el objeto de dar el mayor número de brincos
y saltos posibles. Pero en la época actual en que
lodo lo miramos con el lente filosófico, y hemos
descubierto que todo en este mundo tiene su po-
quito de filosofía, y la pobre señora anda más tm-
IIueteada que un calesin cn dia de toros; época en
que, para colmo de miserias, un amigo mio va á
dar á luz un tomo en fólio sobre la filosofía del ri-
quísimo cocido madrileño, la cuestion varía de
aspecto, y ese grupo saltarin, indiferente para los
profanos, se convierte para cl hombre filósofo en
un poema viviente, en una de las formas típicas
y características del siglo.
El baile, segun cuentan decía David, primer
bailarín de su tiempo, debe estar en armonía con
las costumbres y necesidades de la época, condi-
ciones quc la polka llena cumplidamente. Así co-
mo el minué, por ejemplo, con su pausado com-
pás, sus galan tes cortesías y sus tl'enzados pasos
simbolizaba perfectamente la lentitud con que
nuestros abuelos marcliaban bácia. las luces, la
caballerosidad para con las damas, su severa etj-

©Biblioteca Nacional de Colombia


U POlKA. 6i
queta y su poca sociabilidad, del mismo modo la
polka con su agitado compás, sus rápidas vuel-
tas y su mal interpretada intimidad, retrata nues-
tra carrera acelerada hácia el progreso, la frater-
nidad y la asimilacion universal, nuestra ten-
dencia á acortar todas las distancias, á saltar por
encima de todo, y á mudar en un dos por cuatro
(compás de polka) de gobierno, creencias y opi-
niones.
Bailar en el dja alemanda, minué ó cosa pare-
cida, equivald¡'ia á retrogradar un siglo, á arrin-
conar el fmc y vestir la chupa bordada con espa-
din y peluca, á prender fuego al edificio del Con-
greso y restablecer la Santa Inquisicion.
No hay que reirse, señores mios; la polka, co-
mo el gas, el vapor, el sistema representativo, los
fósforos de trueno y los globulillos homeopáticos.
formarán varios de los rayos de la aureola de glo-
ria del siglo XIX, que si por algunos será apelli-
dado en las venideras edades siglo de egoísmo y
falsedad, es decir, de doublé ó de alpaca, OL1'OS
Con más filosofía le llamarán siglo de la polka, si-
glo en que cada uno se entiende y baila solo.
El pueblo, que segun varios publicistas, ticne
el instinto de lo bueno y de lo recto, ha compren-
dido su actual mision en el terreno de los piés, y
a

©Biblioteca Nacional de Colombia


62 LA POtKÁ.

trabaja, aunque involuntariamente, con afan en la


regeneracion de la ciencia pedestre, y dentro dc
poco habrán desaparecido del todo del templo de
Terpsícore el bolero, las seguidillas y demás anti-
guallas bailables, dejando su puesto á la sudorí-
fica y maliciosa hija del Norte.
¿ Qué baile, decidme, descontentadizos críti-
cos, ha logrado captarse el aura popular tan cn
alto g¡'ado como la danza que á la sazon nos
ocupa?
La polka, eminentemente proudhoniana ó socia-
lista, cuenta entre sus vasallos y sus más ardien-
tes apasionados al estirado Lían, rinconera del
Suizo, planta exótica, ingerto de calabaza y ruda,
lo mismo que al dominguero hortera, prosáico ex-
pendedor de materias comestibles, á la niña fa -
shionable, reina del buen tono y de la moda, lo
mismo que á la desaseada Maritornes, reina cu-
linaria, y cúIera-morbo de la vajilla de Talavera
y de los pucheros de Alcorcon; la polka, delicia
sobl'e todo del bello sexo, con toda su parentela
de schotischs, redowas, varsovianas y habaneras
está destinada á ser la retorta en que se fundan
por la vía pedestre en una sola sustancia todas las
materias químico-hetel'eogéneas que forman el
cuerpo orgánico de la sociedad; la polka, imitan-

©Biblioteca Nacional de Colombia


LA POLKA. 63
do unos versos de Alzaybar en que se refiere al
amor,
... pasea plazas y pensiles
y no escupe los bailes de candiles;

Ó como hubiera dicho Horacio puesto en luga¡' mio


y con tirillas á la inglesa y pantalones de em-
bUdo:
La polka con piés iguales
huella la casa pajiza
y los palacios reales.

« Pero, señor articulista, oigo que me gl'itan


por todas partes, V. se ha constituido en órgano
de la inmoralidad, cn sostenedor de mala causa,
en el protector de los devotos de San Crispin.»
Poco á poco, señores, yo abogo tan sólo por la
polka tranquila, patriarcal, por decirlo así, de
dos palmos y medio de entrepecho y dos milíme-
tros por minuto de velocidad; no estoy por los poI-
kistas que abrazan con demasiado ardor l~ carrera
coreográfica, ni por las sílfides que convierten
en cogin ó en otomana el hombro de su masculina
pareja; en esta parte soy moderado conservador,
y adopto por divisa 10 de úz medio consistít vil'tzts,
que alguna mamá entendida en el latin traduci-
ría por separaditos y con juicio.

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64 LA I'tlLh l.

Si aún dudais que la polka se haya encarnado


en la médula de los huesos jóvenes, contemplad
el) el paseo y en los salones el enjambre de ange-
litos que polkean (al Diccionario con la palabrita)
con la misma fe y galanura con que pudieran ha-
cerlo los de quince en adelante. En prueba de ello,
ahí está Clotilde que apenas cuenta dos lustl'OS y
es ya una notabilidad, una Fuocco en la polka; y
aunque tiene á la costura y al Catecismo la mis-
ma aflcion y cariño que pueden tener el rezagado
contI'ibuyenLe al comisionado de apremio el ce-
l

sante al ministro que no paga, y el cosechero de


aceite á las luces eléctricas y de gas sabe en cam-
l

bio hacer un solo y poner una figura en los lance-


ros, monadas que tienen con ]a baba caida todo el
dia á sus bienaventurados papás'.
Tal vez andando el tiempo se exija como cono-
cimiento indispensable para vivir entre gentes, un
curso polquitécnico con todas las zarandajas de exá-
menes, certificaciones y derechos.
Malos, dignos de filípicas y de un ejemplar cas-
tigo somos los retoños de la moderna cria; pero,
voto va á Herodes (y aquí viene muy á pelo) , que
todos los Cicerones, Alejandros y todas las Semí-
rarnis y Lucrecias en ciernes que nos vienen pisan-
do los talones prometen, segun las trazas , dejar-

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L.~ POLKA. 65
nos cien leguas deh'iÍs y hacernos santos ó poco
menos.
Mamás, que teneis la bondad de pasar ]a vista
por estos desaliñados renglones, sed condescen-
dientes con vuestras hijas, y no las priveis alguna
que otra noche del placer de dar unas cuantas pi-
¡'uetas y de rasgarse su entallado traje, ó de per-
tIer entre un mar de parejas la pein~ta ó el bra-
zalete.
y á propósito, recuerdo un caso ocurrido no há
muchos años, que por venir á cuento voy á tomar-
me la libertad de referiros.
Una señora, rica hacendada de un pueblo de
Corto vecindario, adonde no habia penetrado esa
epidemia coreográfica, viéndose de edad avanzada
y no querieml0 irse al otro mundo sin vel'la córte,
al'l'egló sus bártulos, y en compañía de una hija
Suya trasladó sus penates á Madrid. Repuesta
de las fatigas del viaje, y relacionada con varias
familias de esta heróica villa, se decidió, tanto
para distraer á su hija, CU:lnto por ahorrarse tener
que salir á buscar á la calle la diversíon, á dar bai-
les semanales en su casa, fijando para la hora de
reuníon las nueve de la noche. La sala fuó alhaja-
da convenientemente á la moderna, es decir, COll
Cuantos muebles ~ul'ieron en ella, y todo estuvo
6.

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66 LA POLKA,

preparado para la noche en que, usando de térmi-


nos técnicos, debia abril' sus salones, Un inmenso
gentío, atraido por la esperanza de un opíparo am-
bigú, acudió dos hOTas más tarde al convite de la
señora de la casa, que no sabia la clase de gente
con que iba á habérselas. El pianista preludió una
polka, y tuvo lugar la inauguracion del baile. Inú-
til creo decil'Os que madre é hija estaban radian-
tes de lujo y hermosura, segun la expresion de un
gacetillero que asistió á la fiesta y que tuvo racion
doble en el ambigú, y que el atavío y decorado de
entrambas eran unas de las obras maestras de ma-
dama Cal'olina ó de Ilonorine de Paris. Imposible
es describir el asombro de la buena señora al ver,
cuando los bailarines entraron en calor, aquel
tropel de locos que, poco menos que á escape y
arrollando por delante de sí, ya una silla, ya una
pareja, que poco diestra no supo escaparse por la
tangente, ya á algun descuidado espectador que
sintió en sus espaldas el choque de. aquella masa
en movimiento, parecian poseidos del baile de San
Vito, ó muñecos de resorte de reloj 'de horchatería
ó de organillo que tiene cuerda mientras dura la
música. Atontada, vagando de un lado para otro,
divisó á su hija fluctuando entre un Occéano de pa-
rejas; yal verla con el rodete medio deshecho y se-

©Biblioteca Nacional de Colombia


LA POLKA. 67
mi-identificada con su ardoroso galan, perdió los
estribos y empezó á grandes voces á gritar: «¡aIto,
señores, alto!» Cesó la música, y la encolerizada
mamá, dirlgiéndose al caballerito en cuestion, le
apostrofó de la manera siguiente:
- Caballero, ¿ tiene V. la bondad de decirme
con qué derecho y en mis barbas, como suclc de-
eh'se, se abraza á mi hija como á una tabla de
salvacion? .
- Señora, resp~ndió el interpelado, no hago
más que seguir la costumbre establecida.
- Yo no entiendo de costumbres tan poco edi-
ficantes, ni he convidado á Vds. para que convicr-
tan mi sala en un circo ecuestre.
- . Pero señora, el buen tono ... la elegancia ...
- Ya lo creo; para Vds. es un tono yelegan-
cia magníficas esto de asirse á una muchacha co-
mo á una cucaña, y de traerla como á un trompo
dando volteretas toda la noche.
- No crea V. que he faltado en lo más míni-
mo á la buena edueacion ni á la ...
- Me hago la ilusion de creerlo así; pero sólo
en el caso de que V. se case con ella, le permiti-
ré que la abrace tan descaradamente, y aún eso
tambien con su cuenta y razon.
- i Que ridiculez, que oscurantismo tan pro-

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08 LA P0LKA.

nunciado! murmuraron varios de los concurren-


tes, Laí/arines di primo cartello.
- Señores, prosiguió alzando la voz, yo igno-
raba que el baile moderno fuera tan fraternizadol'
y tan parecido á un gallinero en desórden: por
lo tanto, ó Vds. tienen la bondad de bailar cien
leguas unos ele otros, ó de ]0 contrario, yo que
nunca me ba gustado complicidad de ningun gé-
nero, tendré el sentimiento de suprimir las reunio-
nes semanales.
Nadie se atrevió á pronunciarse contra la dis-
posicion de la autoridau competente, y el modes-
to rigodon hizo el gasto con no poca pena de los
amantes y anexionistas.
Excusado es decir que las dichas reuniones mu-
rieron por inanicion, cosa que el ama de la casa
no sintió mucho, atendido el gasto de sorbetes y
manjares que hicieron la noche de la inaugura-
cion. Ha desechado- dos pretendientes á la mano
de su hija por pertenecer á la seeta de los pol-
kistas, y se propone restablecer las noches de
reunion en su casa resucitando el britano, el paso
inglés y demás bailes más templados segun dice.
No creais, bellísimas lectoras mi as madrileñas,
que al relalar este hecho reciente y vel'ídico ha
'ido mi ánimo ridiculizar la polka; nada de eso:

©Biblioteca Nacional de Colombia


LA POLKA. 89
¿Cómo habia de soñar semejante cosa el que como
yo es uno de sus súbditos más fieles y más apa-
sionados? Por si acaso involuntariamente os he
disgustado con este al'ticulejo, os pido contrito
perdon de mis culpas,. y os invito, en desagravio,
para una polka cada Ulla en el baile Je máscaras
del domingo de Carnaval en el Teatro Real.
y con esto besa vuestros piés el más rendido,
humilde y polkista servidor vuestro.
(l853.)

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LA COLEGIALA.

Decididamente el siglo que atravesamos es el


siglo de más luces, el más rico... en teorías, el
más libre y campechano de cuantos van transcur-
ridos desde el Diluvio acá. Es cosa de chuparse
Jos dedos de gusto cada vez que uno se considera
alistado, aunque forzosamente, en las beneméri-
tas filas de los nunca bien ponderados hijos del si-
glo XIX. Y adviértase que al hablar de hijos, in-
cluyo en tan numerosa prole al género femenino,
y á las campanudas pollitas, de encabalgados que-
vedos, aderezada cabellera, rostro pintado al pas-
tel, microscópico talle y ojos tocando á rebato,
que bullen, saltan y triscan por todas las calles,
plazas y plazuelas de la coronada villa.

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lA COLEtIALA, '7 f
Pasaron ya los tiempos en (IUC casi todas las mu-
chachas tenian prohibicion expresa de sus padres
de coger la pluma en la mano, no fuera el diablo
que cansadas ue palotes y de mayúsculas conclu-
yeran por escribir á sus novios cartitas amorosas:
aquellos tiempos en que el Almacen ele los n'iÍtos,
el Gulliver, y lVanton ó el pa¿s de las monas, eran
los únicos libros que en los dias de fiesta ó en las
lal'gas veladas de invierno, despues de unas cuan-
tas horas de calceta, hacia n las delicias de aque-
llas pobres reclusas, que ocupadas por lo regular
loda la semana en los quehaceres dom6sticos, sólo
salían los domingos á lucir al Prado su escurri-
do traje de jerga, ó el más moderno de alepin de
la reina. .
Ahora la decol'acion ha cambiado por comple-
to: las jóvenes tienen permiso para aprender á
escl'ibil' toda clase de letras y de palotes, inclusas
declaraciones de amor, si es que no se sienten
inspiradas del sacro l1úmen, en cuyo caso truecan
la aguja por la lira, y ·hacen sonetos en vcz de
dobladillos, y pasan y repasan en busca de un
consonante las hojas del R,engi{o, en vez de re-
pasar la ropa del lavado. La autoridad paternal
ha franqueado la entrada en el hogar doméstico,
Con abolicion de toda clase de registros, gabelas y

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LA COLEGIALA.

derechos, á cuantos libros llaman á su puerta, y


han sido declarados aptos para pasearse, leer y
andar de tiendas y visiLas los 565 dias del año.
Hoy reciben todas una educacion completa, es-
meradísima, al nivel del siglo: educacion que las
más ricas van á buscar al extranjero, donde ol-
vidan el idioma y las costumbres de su patria, y
que las menos acaudaladas (casi la inmensa ma-
yoría), saborean en algunos de los infinitos cole-
gios de señoritas que la córte encierra.
Pel'O dejemos á un lado reflexiones filosóficas
y vamos á los hechos. Ahi va la siguiente histo-
rieta que viene muy á pelo para ilustrar la cues-
tion.
- Desengáñate, Policarpa, es preciso tomar
una determinacion, decía D. Eleuterio Espedien-
tes, antiguo empleado de hacienda, á su muy ca-
ra esposa cierta mañana en que ambos cónyuges,
segun inmemOl'ial costumbre, se hallaban suma-
mente alm'eaelos en desocupa¡' los respectivos
enormes pocillos de chocolate que por estatuto
les correspondían: «Anita va á cumplir diez años,
y es necesario que salga de las faldas de su ma-
má, y que su cabecita comience á pensar en co-
sas más sérias que en jugar á las muñecas, poner
cintas y cascabeles al gato, y atrapar á hurtadi-

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LA COLEGí AI.A . 73
lJas algun racimo de uvas ó algun pellazo ue
turron.
- Pero dime, Eleulerio, exclamó doña Poli-
carpa dejando suspendido entre su hoca y la jícara
un soberbio remojon; ¿no seria preferible, puesto
que no es rica y que siempre tendrá que dedicar-
se á las faenas domésticas, que permaneciera á
nuestro lado, y se fuera así acostumbrando al mu-
nejo de la casa y á nuestro modesto género de
vida?
- Nada, nada; tu eres demasiado buena, de-
masiado blanda de genio.
- y huyendo de un escollo "as á caer en 011'0,
repuso doña Policarpa, que al querer Jlevar el
l'e n10jon á la boca, se bailó con que gnlIl parle ele
él se habia desmoronado y caido dentro del anchu-
roso pociJIo.
-- Lo he pensado con madLll'ez, prosiguió don
E1euterio, y estoy decidido á que entre de pupila
entera desde el mes quc vicne en un colegio de
seí'íoritas; y tan decidido, que aquí tengo ya elrc-
glarncn~o que la directora me dió ayer tarde.
y al decir esto sacó de uno de Jos bolsillos de
Su bala y echó sobre la mesa un follctito con
cubierta de color.
- Lee, lec, dijo á su esposa al ver que esta
7

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74 LA COLEGIALA.

alargaba la mano pam cogerlo. La enseñarán


fl'ancés , hai le, dibujo ...
- ¡Once rcales diarios , sin contar hilos, lápi-
ces y otras menudencias! le interrumpió doña Po-
licarpa leyendo.
- Aprenderá á hacer florcs, frulas ...
- Necesita un catre de acero, docena y media
de camisas, ídem de pantalones, idem de enaguas,
idem de peinadores ...
- Poch'á dedicarse al canto, á tocar el arpa,
el piano ...
- ldem de batas, idem de corsés, dos trajcs
completos de calle, azules con cabos blancos .....
¡Yamos, ni el equipo de un regimiento!
- « Se hace y todo cuento concluido. » Y don
Eleuterio sorbióse, al decir esto, el chocolate
restante, lim pióse con su pañuelo la pun la de la
nariz, volviendo á llenar la jícam, á usanza f['ai-
luna, de agua fl'esca del botijo, y se echó á pechos
aquel nuevo líquido, tan á PI'opósito para no da-
ñar la dentadura.
De suponer es que doña Policarpa tl'atase por
todos los medios imaginables de disuadir á su es-
poso de semejante idea; pero inútiles dcbieron ser
sus esfuerzos, cuanllo al cabo se decidió á equi-
par á Anita conforme al reglamento, y fué el pri-

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LA COLEGIALA.

!llero del mes á llevarla al establecimiento de edu-


caeion de señoritas, dirigido por doña Celedonia
Pespuntes,
Era doña Celedonia el prototipo, la vera efigies
Lle la dh'ectora de colegio, Viuda, de edad madu-
ra, gruesa, amabilísima, aduladora y de muchísi-
!Ha trastienda, era la única para cacarear, afee-
laudo modestia, la Duena asistencia y exquisita
edueaeion de su casa, zahiriendo de paso á los
uemás establecimientos de su clase: entendia de
Cuentas lo bastante para no echar en el puchero
ni un garbanzo más de lo extrictamente necesario
para el mantenimiento de sus colegialas: se le-
Vantaba á las diez, y sólo cuando segun su cálcu-
lo debian ir las familias 6 los interesados de las
niñas, se presentaba en la sala de labor para re-
ñir en alta voz á las maestras por su descuido y
negligencia, para premiar á las más aplicadas y
Castigar tí. las revoltosas y, en fin, para aparentar
1ln celo y una actividad en la enseñanza que es-
taba muy léjos de lener, Sabia por supuesto ha-
CCl' distinciones y mostrarse mós afable y cariñosa
con las hijas de personas de suposicion y caLego-
1'[a, que con las dcmás alumnas de un rango infc-
!'i vr ; todo con el loable objeto de que aquellas,
1)1Cl'ccd á sus relaciones, la propol'cionasen nuevas

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7G LA COLEGI!LA.

discípulas y se hiciesen lenguas de su exquisita é


inusitada aptitud para la direccion de señoritas.
Excusado cs decir que doña Celedonia, católica
rancia y cumplicla ciudadana, daba vacaciones por
pascuas, canícula, semana santa y carnaval, y
declaraba djas de saljela, con muy poco gozo de
los papás, todas las fiestas nacionales, aperturas
de CórLes, etc ., etc., amen del día de su cumple-
años, del de su difunto esposo, y de otra infini-
dad de elías y aniversarios que la económica señora
tenia muy buen cuidado de no dejar pasar por alto.
Despues de los lloros, besos y abrazos en se-
mejantes lances acostumbrados, y despucs de las
mil una recomendaciones que uoña Policul'pa hizo
á la directora, dirigidas todas á encargarla el
cuidado más escrupuloso y la amabilidad más ex-
tremada para con su hija, cerráronse las puertas
del colegio y Aníta ingresó en el gl'emio de las
euucandas de doña Celedonia.
Todo el dia 10 pasó gimiendo y 11orando con to-
da la fuerza de sus pulmones: vino el siguiente
dia y ya (lió por algunas horas lrcguas á su do-
101': amaneció el subsiguiente, y ya no se acordó
de llorar hasta el momento de ponerse á hacer
costura, yen fin, antes de! mes ya se lJabia con-
formado con su género de vida. De natural franco

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LA COLEGIALA. 77
y simpático, bien pronto supo ganarse el cariño
y la estimacion de todas sus demás compañeras,
que encontraban siempre en ella una amiga dis-
Puesta á disculpar y encubrir sus travesurillas y á
pl'estal'les sus juguetes y muñecas. Amable y com-
placiente para con todas, simpatizó é intimó más
Su amistad con la traviesa Carolina, diablillo con
faldas, cabeza de todos los motines y pronuncia-
I\tientos que surgian en el interior del coleglo,
oráculo infalible, reina absoluta que ejercia una
Potestad despótica y tribunicia sobre sus demás
compañeras.
Hija de una madre jóven, viudita, que daba su-
ficiente pasto á las murmuraciones del vulgo, y
que se habia desembarazado de ella para vivir con
OJás holgura, dotada de una viveza extraordinaria
y de un espíritu observador que ponia en movi-
miento con felices resultados, por desgracia, cuan-
las veces salia del colegio é iba á pasar las vaca-
ciones á casa de su madre, nada de extraño tenia
que ya á los diez y siete años fuese una maestra
cünsumucla en l)icardías, y que se hallase en el
caso de dar lecciones de mundo, como ella decia,
á las inocentuelas que aún estaban con los ojos
cerrados.
Carolina, c:abe~a sin meollo y coquela con-
7.

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78 LA COLEGIALA.

sumada, justificaba las seguidillas que dicen:


Las muchachas de boy día
Son embelecos,
Que juegan con los hombres
A los mUllecos ;
Como avellanas,
De doce, la docena
Te salen vanas.
- No me gusta ni pizca la tal Carolina, decia
doña Policarpa á su esposo: milagro será que no
nos eche á perder á nuestra hija.
- Eh! déjala, mujer, contestaba D. Eleuterio,
esas son niñerías, amistades de colegio que se ol-
vidan con la misma facilidad con que se contraen.
Carolina iba enLretanto imponiendo poco á poco
en los arcanos de la ciencia estratégico-social á su
crédula é inocente amiga.
- Señorita, se va V. haciendo muy holgazana,
dijo un dia doña Celedonia á Anita, es preciso co-
ser más y charlar menos: de lo contrario me veré
obligada á apelar al remedio del castigo.
Anila rompió á llorar.
- No seas tonta, la dijo Carolina salto voce, no
llores por eso, ten carácter, déjala que chille cuan-
to quiera y haz lo que yo, que por un oído me en-
tra y por otro me sale.
Pocos di as despues Anita fué reprendida por la

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LA COLEGIALA. 79
directora por haber estado riendo con Carolina
durante la misa, pero esta vez tuvo ya carácter, y
se contentó con bajar la cabeza y mirar de reojo
con una sonrisita burlona á su mentora y amiga.

- Que sea enhorabuena, pichona mía.


- I Enhorabuena! ¿ Y por qué, Carolina?
- Aquel jóvcn tan buen mozo y elegante que
estaba la otra noche en tu casa, y á quicn dirigias
abrasadoras miradas ...
- Yo ... no ... ¡ qué cosas tienes! ...
- El susodicho jóven, rcpito, se encuentra
en la actualidad hecho una esLátua frenLe por
frente de los balcones de la saja de labor, aguar-
dando á que te asomes, á que brille en el horizon-
te la luz de su vida, el ángel de sus amores .
- Calla, calla, habla más bajo ... si alguien lo
SUpiera.
- i Toma! ¿ í eso que tendría de particular?
I Vaya! y Le has puesto más colorada que un to-
mate. No parece sino que es aJgun crimen tener
Un muchacho guapo que la quiera á una. ¿Cuan-
do dejarás de ser niña? Crees tú que la Ama-
ha, Enriqueta y Josefina se están con los brazos
cl'uzados sin lener un miserable pollo con quien

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80 L~ COLEGIALA.

jugar al amor? Aquí me tienes á mí, que los pien-


so formar por batallones, y que mantengo cor-
respondencia con cuatro amantes á la vez.
-¿De veras? ¿ Y cómo te las compones para
que doña Celedonia, que tiene tan buen olfato,
no lo note?
- Muy fácilmente, querida mia. Unas veces
me valgo de un hilo conductor, que al anochecer
baja en línea recta desde el balcon á la calle; otras
de la criada que va á la compra, á la que sobor-
no con unas cuantas cintas ó algunos pendientes
mios usados, y en caso de apuro, del cartero, que
es novio de la doncella de mi mamá. Con que á
ello: en cuanto él te escriba, avísamelo, y te dic-
taré la contestacion oportuna, que yo me encargo
de hacer llegar á sus manos.
Cuatro dias despues bajaba en línea reeta, des-
de el baleon á la calle, una esquelita amorosa de
nuestra tímida colegiala, inspirada por Carolina,
en respuesta á otra de su enamorado doncel, re-
cibida aquella misma mañana por conducto de la
fámula. i El picarillo amor propio I ¿ Habían de
tener Amalia, Enriqueta y Carolina su cachito ue
novio, y ella no? ¿ No la decía á todas liOras su
espejo que era muy bonita; tan bonita como cual-
quiera de sus afortunadas condiscípulas? i Pues no

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LA COLEGIALA, 81
fallaba más I

- Mamá no quiere hacerme otra capota, y yo


no quiero Se!' menos que las demás.
- Tienes razon, Anita; tu capota no está ya
de moda; y á mí tampoco me gusta que salgas á
jlaseo hecha una facha.
-Pero mamá se niega ...
- Ridiculeces.
- y la Julia y la Fermina, que siempl'c yan
tan compuestas, se burlarán de lo lindo de mí.
- Pues nada, chica; gritas, pateas, te desma·
yas, y si aún así no consigues nada, recurre á
las caricias, á los mimos, á los besitos al papá,
segura de salir airosa en tu empresa.
- Pero eso es ya demasiado finjir.
- Ándate con esos escrúpulos, y verás que
bien te va en este mundo.
Pocos días despues, lucia nuestra colegiala una
capota elegantísima, salida de manos de Madame
BCl'llós. Un poquito de mimo, y otro poquito de
gimoleo, habian hecho el milagro.
Así continuaron las cosas por espacio de cinco
años, hasta que D. Eleuterio, dando por conclui·

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82 lA COLEGI..II. ,\.

da la cducaeion de su niela, determinó sacarla


del colegio, no bien tuvieran efecto los exámenes
anunciados con gran prosopopeya por doña Cele-
donia.
Acericos, dibujos, zapatillas y labores de todas
clases, obras Ínaestl'as, de las que las colegialas
hahian sido insignificantísimas colaboradoras, fué-
]'on expuestas á la pública especlacion en una de
las salas principales.
:\nila recitó como un papagayo un trozo de his-
toria de España que de antemano babia estudia-
do, tradujo línea y media del Telémaco, cantó al
piano una cancion andaluza, bailó el Jaleo de Je-
rez, con muchísima sal y sandunga, y entre pa-
réntesis, fué lo que mejor hizo; y con esto y con
una cOl'ooita de laurel que doña Policarpa puso
en un cuadro con marco dorado en el lugar pre-
ferente de la sala de su casa, se dió ya por sufi·
cientemente instruida, y colgó, con anuencia de
sus papás, el uniforme de colegiala. Habia borda-
do dos gonos frigios, seis parcs de za patillas,
enaguas, pañoletas y otras mil monerías. ¿Qué
más sc podia pedir ya?
- Anita, vas á bacer unas camisas para tu
papá: díjola su madre un día, al mes de hnber sa-
lido del colegio.

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L~ r.OLEGíILA. 83
--Bueno, pero ...
- Pero qué; ¿ pues no has hecho más de media
docena en la pension de doña Celedonia?
-- Sí, pero antes nos las cortaban las maestras.
- Está bien, aquí lienes una ya cortada, aho-
ra arréglate tú sola.
-Es que ...
- ¿ Otro tropiezo? Pues hemos adelant.ado bas-
tante con los cinco años de pupila.
- Es que las maestras despues de hilvanamos
la costura, nos la empezaban ...
-¿ y no la acababan lambien?
--Cuando había prisas, ó lo haciamos mal, Ó
se lo pediamos encarecidamente, Ó...
- ¡Basta, basta I ¿Y pam eso he estado pa-
gando los once reales diarios? ¡Colegios, colegios!
¡Farsa, farsa!
Doña Policarpa tenia razon ; Aníta sólo sabia lo
que en yez de serIa útil podia perjudicarla. Toca-
ba el arpa y el piano, sabia francés y ID1 poco de
inglés, bailaba á la perfeccíon; pero, como decía
dOña Policarpa, para zurcir ropa blanca Ó para
hacer sábado en la casa, para nada hace falta un
solo de arpa ni de rigodon.
¿Y Carolina? Ayer traian todos los periódicos
de la córte la siguiente gacetilla: «Fuga. El do·

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~ .j.
I.A f.OU:r.r.\ LA.

mingo, á eso de) anochceer, huyó e1c la casa pa-


tel:na en compañía de su amado, una jóven reeien
~aJida de un colegio de señoritas . Se ignora el
parade/'o de ambos amantes. »
¿Cu¡'ll1lo tardará Anita en segui r' sus huellas?
Para dentro de un mes aplazo la rcspuesta.
( 18¡;(¡.)

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NOSOTROS.

Si yo fuera mujer haria una cruz á los hom-


hres.
Ruego á los cajistas que no se equivoquen y
Pongan daTia en vez de har'ia, no sea que el de-
lllócrata de mi barbero, que anda tras una, quiera
Cogerme la .palabra para el mártes de carnaval
que me vestiré de mujer.
Diz que las antiguas amazonas vivian comple-
tamente separadas de todo comercio con el sexo
feo y em tan natural y tan instintivo el ouio y el
rencor que le profesaban, que sólo la visl:a de un
bombl'e les producia súbita é instantáneamente
la muerte.
¡Desventuradas amazonas si hubieran divisado
8

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86 NOSOTROS.

á un pollo con la cabeza partida y enfundado en


un lord Haglan !
La que menos se hubicra mucrto dos veces.
i Pobres hijas de Eva! i Qué. Adanes tan pobl'es
presenta á nuestra considcracion el siglo XIX!
i Qué bien traduce su corteza lo huero dc un
meollo!
Sombrero de copa, alto y estrecho. Marido ce·
loso, estrecho de manga.
Bigote en lancetas. Lengua que pincha, muel"
de y lame .
.+fosca ó perilla. Amor al dinero, vulgo mosca,
que siempre nos viene de pcrilla.
Pela partido á lo angelito. POl' lo de espíritus
puros; esto de }Juros siempre en la boca yeso
chupando.
Barba en sus diferentes espec1·es. Orgullo co-
losal, propension á subirse á las ,barbas de todo
el que no considere á caela quisque como un ca·
cho del rey de la creacion.
Lentes en nariz. Dobles vidrieras en el COl'azon.
Gran lazo de corbata. Poca aficion al lazo con-
yugal.
Gaban ancho. COl'azon de cofradía ancho y es-
pacioso p~ra lada clase de cofrades-hembras.
Levita carla. Cuanto más levita I más temible.

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NOSOTfiO". 87
Chaleco de solapa. Otl'as varias solapas.
Pantalon de embudo . Alma de embudo; yo,
única persona del verbo; yo soy, yo eres, yo
es, etc.
Brodequines de elásticos. Fidelidad á la goma
elástica, etc., cte.
¿No es cierto que la corteza simboliza el fondo?
y sino tended la vista por el Suizo, la iberia y
uemás vh'eros donde, gracias al benéfico riego
del ron, cognac, champagoe' y demás líquidos
excitant.es, brotan, tienden sus brazos y em piezan
ti edwr hoja los verdes ret.oños destinados á ser
1l1ás tarde vuestro arrimo, los olmos que os apo·
Yen, los laureles que os den gloria y estofado (ú
otro guiso cualquiera á gusto de la consumido-
ra), los cardos que os arañen con sus celos, Jos
acebuches que se atrevan á comprar una vara de
ídclO para el interior de su casa y otra porcion
dc plantas y raíces, de poca miga, poca harina,
pOca carne y mucho hueso.
Encantadoras Ferminas, lindas Juanitas, Ma·
tildcs, Marianas, etc., etc., pronunciaos en abicr·
la rebeJion, levantad contra nosotros barricadas
de calabazas y desdenes, juntaos en Constituyen·
tes para declararnos traidores y dignos de ser fu-
silados.

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88 :-.osorROS .

Yo : pido la palabra para una alusion personal.


Tengo fusil y estoy ya en-fusilado.
Dejadnos solos, emigrad á otros países; no so-
mos dignos de vuestro amor; todos los llOmbres
son malos, malísimos, menos yo... que soy el
peor de todos .
( 18:;6.)

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PREGUNTAS SUELTAS.

P . ¿Para qué hizo Dios á la mujer?


Una pollit(t. R. Para hacer la vida de la mona
tan pronto en la reja, tan pronto en la calle.
La mamá. R. Para ser suegra de un yerno.
Una viudita. R. Para otra casaca.
Una casada. R. Para llevar los calzones.
Una santt!rrona. R. Para pasar cuentas.
Una cTiada. R. Para sisar en las cuentas.
Una novicia . R. Para entrar monja.
La doncella de mi casa . R. Para salir de don-
cella.
Coro de hombres altos y bajos, negros y blancos,
tu,·cos y TUSaS. R. Para sacarnos una costilla.
8.

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90 PREGUNTAS SUELTAS.

P. ¿El demonio cómo las tienta?


R. Bajo el disfraz de una capota, de un rnoiré
antique Ó de un pañolon de ocho puntas .
P. ¿Y cómo más?
R. Apretando corsés, almidonando miriñaques
y vendiendo blanquete.
P. ¿ Y nada más?
R. Dándolas nervios, tijeras y lengua.
P. ¿ Y nada más?
R. Soplándolas al oído «tu vecina es más bo-
nita D, «la viudedad del vecino», «en la vecinllad
hay chismes », «vecinito está el paseo», vecinita
al tocador» etc., etc .
P. ¿De veras nada más?
R. Ah, sí; haciéndolas amigas de las veletas,
de las pesetas falsas, de los osos, gatos, falderos y
otros animales.
P. ¿ Cuántas se salvan?
R. Todas menos las dos mitades. Pero se
salvan:
Las que no gastan la pólvora en salvas.
Las que salvan á sus maridos de las penas del
Purgatol'io.
Las salvadoras aunque pierdan á medio mundo.
Las que, salva la parte, siempre se salen con
lo que se las pone en el moño.

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PREGUNTAS SUELTAS. 9f
Las que se lavan con salvado para suavizar el
cutis.
Las que en la iglesia rezan bajito la Salve yen
su easa levantan el ergo.
Las literatas que siempre tienen delante de sí
obleas, tintero, salvadera, y otra porcion de sal-
vedades que salvo de propósito.
P. ¿Quiénes son los paganos?
n. Los buenos cristianos descendientes por li-
nea recta del linfático Job, alistados forzosa ó vo-
luntariamente en las beneméritas fiJas de los pa-
Pás, maridos y demás gente del trueno.
P. ¿Las mujeres como nos tientan?
R. Hablándonos de media naranja, dc á partir
Un pifian ó de hacer buenas migas con el pan de
la boda.
P. ¿Y contra estas tentaciones que remedio?
R. Tentarse la ropa antes de tentar el vado.
P. ¿Cuál es mejor, el hombre ó la mujer?
R. El ensanche de la Puerta de Sol, que no es
11lejor, sino mejora.
(1856.)

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Á CAZA DE GANGAS.

Cazador y pescador,
Hermanos de leche son.
¿En qué se parece un cazador al sastre remen-
don de mi portal?
En que ambos . andan siempre en busca de
piezas.
¿y á una pera?
En que siempre es-pera.
¿y á un jamelgo de un simon?
En que tira tarde y mal.
¿ y á un omnibus que va á los toros?
En que cuando vuelve, vuelve de vacío.
¿ Y? .. Pero basta de semblanzas y alusiones
personales.

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Á CAZA DE GANGAS. 03
¿ Cl'ceis que es lIcito reirse del honrado ciudada-
no, que á impulso de su horror á las fieras, sale
por los feraces y floridos campos que á Madrid cir-
cundan, á ser, escopeta en mano, el Herodes de
las licl}['es ó el Neron de los gorriones? ¿ Crecis en
Conciencia que poLlremos burlarnos de ese Ncm-
1'oll con polainas que en vez de un conejo, caza
Un tabardillo y por saltar un vallado se descon-
cierta una rótula, y pcrsiguiendo una abubilla va
á parar á Leganés, hasta que al fin
Mustio y cansado, á espaldas )a eseopela,
Con e) rnorra) y estómago yacíos
Torna á su hogar, dunue su mente inquieta
Para otra lid le apresta nuevos hrios?

¿Con que cl'eeis que es lícito burlal'se? Pues


Cstais engañados, queridos lectores; para ir de
caza no se necesita llevar atacados botines, mor-
ral á la espalda, ni chambergo de color proble-
mático.
¿ Qué hace la campanuda pollita que baja al
Prado, feriando miradas, entreabriendo celajes y
cimbreando hojarasca sino ir á CCtza de novio'!
¿A qué va el enflautado polluelo tras esa niña
hisoja, diluviando requiebros, granizando amoríos
y amercngando mentiras sino á caza de tm dote?
y el sulfuroso patriota y ma~Hl casamcntera

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94 Á CAZA DE GANGAS .

¿no van el uno á caza de un empleo y la otra de


un buen yerno?
¿No están siempre de caza, el escribano de fir-
mas, el monacillo de aceite, la beata de novenas,
el agiotista de primos, los suscritores de pri-
mas, el literato de cuartos, el comerciante de
cuartas, los filo-rusos de turcos y el polizonte de
turcas'!
Pues entonces, si todos con estos ó aquellos
avíos, en mayor ó menor escala, nos dedicamos
en este mundo á la inocente diversion de la caza
¿ por qué teniendo una viga en el ojo vamos á
criticar la paja en el ageno?
El mundo y del mundo España es un soto cer-
rado, un campo de Agramante en que cada quis-
que va olfateando á manera de inteligente sabue-
so, la rica caza que bajo los nombres de entor-
chados, tíos ricos, primos tontos, sueldos gangas,
pollitas de buena pluma, gatos de viuda, etc. elc .,
saltan, corren, triscan y brincan por calles y
plazuelas, tiendas y paseos.
Pero bueno será que empccemos á mirar la
cuestioll bajo su aspecto filosófico y social.
Entre los chinos ...

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Á CAZA DE GANGAS . 95
--¿Qué me cuentas, querido Luis, con que
mi vecina del cuarto segundo?.
- Chico, es riquísima; tiene dehesas, yegua-
das ... millones.
¡ ¡Maldicion 111 tiro la pluma, me pongo las
botas, me presento á la mamá y ...
Adios, lector mio , que me voy de caza.
(1856.)

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AL AGUA, PATOS.

ARTÍCULO ACUÁ TICO-CA"ílCULA R-HlnROPÁ TICO-BURI.ESCO.

Nada; está visto; Jos empresarios de diligen-


cias, galeras y demás carromatos se han confabu-
lado con los sacristanes, digo sacerdotes de Es-
culapio, para que estos últimos recelen como pa-
nacea universal á todo mortal climatérico una ó
dos tandas de rigodones en las playas francesas ó
cantábricas, ó un centenal' de vasos de agua de
Arechavaleta 6 Panticosa, y esta es la causa de la
horrorosa emigracion por que en estos momentos
eslá pasando la achicharrada villa de Madrid.
~ Entre bobos anda el juego, » dijo Rojas cuan-
do aún no sospechaba los tiempos presentes, ni
la occeanomallía, ni la hidl'oma11'¿a, escursioll¡'¡lIa·

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Al. AGUA, PATOS. 97
nía, etc., etc.; pero en la actualidad pudiera tam-
bien decirse con más razon «en buenas manos es-
tá el pandero» ,
Por supuesto que en el Código penal debe ha-
ber algun artículo en que se marque tremendo
cast.igo contra esta clase de confabulaciones, Pues
no, que no; ¿y la seguridad individual en qué
agujero se ha metido? Si se permite esta asocia-
cion en comandita, consiéntase.
A los zapateros y extirpadores de callos, que
sobornen al contratista del empedrado de esta
córte y se pongan en connivencia con él para que
cada guijarro sea un pico de Himalaya y cada ca-
lle una Sima de Cabra, y le cueste á cada tran-
seunte un ojo .. , de gallo cada tropiezo, y medio
tacon cada paso,
A las patronas de casas de huéspedes, que se
conviertan en emisarias disfrazadas de la vicaria ó
de las nodrizas, obligando por la vía seca á sus hos-
pedados á trocar por el de ellas el sagrado yugo
de Himeneo,
A los serenos de la villa, que se comprometan
con los raLeros nocturnos, por unas cuantas copas,
á no echar aceite á los fm'oles y á cerrar la pestaña
de media noche en adelante, con el loable objeto
de que se ,erifique con toda libe¡'tad la expropia-
9

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98 AL AGUA, PATOS.

ct'on forzosa del bolsillo del pl'6gimo en medio del


arroyo.
y á las literatas que aguijoneen á los invento-
res de máquinas para coser, hacer calceta, barrer
la casa y espumal' el puchero sin necesidad de ma-
no de hembra, para llevar á cabo la emancipacion
completa de la heroina del miriñaque y poder
correrla en grande por las regiones del Pindo y
del Parnaso.
Me parece que estoy contundentemente lógico;
pero como en este mundo cada quisque toma la ló-
gica por donde mejor le sabe, resulta que los em-
presarios de diligencias se están riendo ahora mis-
mo en mis barbas con acompañamiento de coro de
vendedores de maletas, sombreritos de paja y pol-
vos refrescantes, modistas, sastres y demás gente
que chupa de toda mi lógica, y me entonan zarzue-
lescamente las siguientes coplas de ciego:
¡Ja! ¡ ja! sóp!ate ese huevo
¡ ja! i ja! si á bañarte vas,
antes que tornes el agua
ya te la harémos sudar.
Lo que es dentro de algunos años, si la cosa va
en aumento, Madrid quedará cerrado á piedra y
lodo en verano, como el puerto de Nava-cenada en
invierno, por causa de las nieves.

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AL AGU .\ , PATOS. 99
En fin, ello dirá; y puesto que la bañimanía es
un hecho real y efectivo, no hay más remedio que
disculTir sobre 61 con toda la frialdad posible en el
mes de julio y á 56 sobre cero.
Los bañistas y bebedores acuáticos se dividen en
dos familias: la familia de los med'icinados y la de
los modernizados.
La primem familia va á largar á Cien leguas al-
guna de esas mil enfermedades acabadas en itú ó
en orrea, que los médicos llaman con esos motes
para que no metan miedo con su verdadero
nombre.
Subdividida en la familia del chapuzan ódel tra-
go l-impío, ora se friegue exterior é interiormente,
desempeña en la gran escena de la emigracion
veraniega el papel del Héroe por fuerza ó de ca·
mino del presidio.
i Pobres gentes! No saben ellos que llevan á
.cuestas con sus reumas, hepatitis y bronquitis
unas riquísimas minas que otro se encargará de
explotar con gran fruto y contentamiento. ¡Ohl
hasta las enfermedades se explotan!
i Y qué dil'émos de la familia de los moderni;a·
dos, de los que se van de baños por aquello de
- ¿ A dónde vas, Clemente?
- i A donde va la gente!

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iDO AL AG!>I, PA'rOS.

Mamás que llevan á sus hijas al Occéano, para


que pesquen al embate de las olas algun pez de
libras.
Empleados que van á cansarse á fuerza de ex -
cursiones y conerÍas, despues de haber descan-
sado todo el año encima del pupitre.
Marquesas de pega que van á pintarla á Arecha-
valeta ó á Deva y á gastar alegremente lo que su
marido, sastre ó zapatero, arrancó del bolsillo del
parroquiano.
Niños pegotes, amigos gonistas de condes y
duques, que viven á sus expensas, les fuman los
cigarros, les beben la bodega y se mojan con ellos
la laringe ó la region umbilical.
Políticos en vacaciones, que visten traje de ar-
lequin para luchar á brazo partido con las olas, y
que les lamerán como ellos á los gobernantes lo
que, salva la parte, llevan postizo hoy dia la ma-
yor parle de nuestras flamantes polluelas.
Cómicas que se bañan de OWll'is, temiendo el
olfato de algun empresario testarudo que se cm-
peñc en sacarlas á las tablas, cuando ellas han
creido salvarse en ww tabla remojando la voz para
no naufragar en el invierno.
Estiradas provincianas; angelitos que aún no
han acabado de estira¡'; periodistas, á quienes se

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AL AGUA, PATOS. -JOl

les va el oficio y pretenden echarse á buzos; viu-


ditas á quienes se les va el tiempo y quieren pes-
car en alguna mojada; santUl'l'ones y gente non
sancta; casados con primo y bolsistas sin prima;
directores de minas que nadan con el dinero de
los accionistas que se ahogan; directoras de co-
legio que veranean á costa de los pespuntes de
sus dirigidas ... y otra multitud ele entes, perso-
nas é individuos de encontrados instintos y di·
versa é incalificable catadura.
Podria escribirse un poema en ochenta tragos
y sesenta y cinco chapuzones, con sólo referir una
parte muy pequeña de las aventuras mojadas y
en seco que tienen lugar en los establecimientos
de baños minerales, ya á flor de agua, ya á ma-
nera del bacalao en remojo en el seno del mar.
¡ Cuántas declaraciones de amor fogoso yarre-
batador, dando diente con diente, y talon con ta-
Ion, con los ojos llol'audo agua salada y las nari-
ces fluyendo un líquido viscoso! Cuántas calaba-
zas disparadas á moja-ropa por alguna Anfitrite
con gorra de hule en el moño, túnica de lana y
pantalon de lo mismo!
Advertenet'a. Ruego á los que tengan novia no
les dé el capricho de acompañarla á los baños de
mal', porque léjos de bacé¡'seles la boca un agua ,
9.

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i02 AL AGUA, PATOS.

se les aguará la funcion, al verla salir de entre


las olas, más anugada que una pasa y más lacri-
mosa que una Stabat-mater.
¡ y cuántas aventuras entre verde y rojo, lle
rcsultas dc alguna docena de vasos tirados en ayu-
Das al coleto á la salud de alguna linda bebedora,
que haciendo ascos á la bebida, no los hace á las
indirectas del bebedor! Estas indirectas les llevan
vía Tecla á la iglesia á oir juntitos ]a epístola de
San Pablo. i Y cuántas manos de monte y lans-
qucnet, y giras campestres en que hay quien se
pierde y quien se encuentra con Jo que no quisie-
ra, y cazas de codornices en que se caza hambre
y calor!
A propósito de calor ¡cómo sudol
Con el permiso de Vds., voy á coger la sábana
debajo del brazo y me voy á lirar al rio.
y llevo sábana, porque s1no, me costada real
y medio, y así ahorro cuatro cuartos para un chi-
co de cebada esta tarde.
"Al agua; patos.» i Ya que por efecto de los
tiempos sean muy pocos los que se bañen en agua.
rosada, bañémonos al menos en los hoyos del
Manzanaresl
«Al agua, patos.) Ya que los emigrados echan
en Biarritz ó Deva pelillos al mar, no reparemos

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AL AGUA, PATOS. 103
tampoco nosotros en pelillos al tomar pediluvios
en el rio de la córLe.
Mójese el que pueda , y hasta ferias; que ya
vendrán á contarnos verdades con rebozos ele men-
tiras los que hoy reniegan de sus lares.
Que V. se refresque bien, y hasta más fresco.
( IS:;;.)

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CALENDARIOS.

Yo. ¿En qué se parece el calendario que esta-


mos incubando á un paraguas sin tela?
Una va:. ¡, En que está aún en esqueleto '?
Yo. No.
Olra voz. En que puede dar mucho de sí.
(Aquí el editor se sonrie maEciosamenle.)
Yo. Tampoco.
Otra voz. (Y van tres.) En que con sólo abrir-
le, ya hay risa para rato.
ro. ¡Inmodesto!
Todos. Pues entoDces ...
Yo. El susodicho calendario se parece al pre-
citado paraguas en lo flue un bando ele policía á
la carabina de Ambrosio; la hoja de servicios de

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CALENDARtOS. fO~

un cesanla sin favor á un tapabocas en verano, y


un ministro -calabaza á una silla desvencijada, en
lo inútil incongl'Uente, innecesario é inoportuno,
(sensaeion). Y cuenta que no es este el solo que
adolece de vicios tan capitales, sino todos sus
hermanos en prcnsa, liraclos y por tirar, mal
que les pese al observatorio astronómico de San
Fernando, al scñor Yagüe, al aleman del cometa
y á los demás merodeadores de las cosas de tejas
arriba . ¿ No Liene caela prógimo la fábrica e11 ca-
sa'1 Pues entonces ¿ á qué viene esta superfluidad
indefendible?
Sabido es que el inventor del calendario fué ...
Voces _ Osiris ... Confucio ... ZOl'oastro ...
Yo. No, señores; el que confeccionó el primer
calendario fué papá Adan. (Cuchicheos.)
Uno. Pielo la l)alabra para defender á un au-
sente.
O/m . Que se le l'etÍl'e el uso de la lengua.
Yo. Oye tú, el de la lengua; si lo dices por la
de vaca que acaban <le servirnos, desde ahora te
ccelo mi parte, porque no me gusta tragar saliva.
Pero conste (lllC me ratifico y rccalcitro en mi
ascrcion calendariesca sobre Adan, el caballero de
la. hoja de parra, el inquilino ele gorra del Paraíso
yel descostillado consorte de mamá Eva .

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i06 CALENDARIOS.

¿Pues qué, no fuéron calendarios los que am-


bos cónyuges hicieron cuando, de resultas de la
ehismografía de la serpiente, empezaron á pensar
sériamente sobre si debian ó no presentar un voto
de censura contra el Supremo Creador, y sobre si
hacían ó no los primos, absteniéndose de hincar
el diente á las manzanas del árbol de la ciencia?
Carita les salió la funcion; pero eso en nada des-
truye la vel'CJad de 10 que sentado dejo.
¿ y Noé cuando estuvo la cuarentena dentro
del arca, mano á mano con los tigres, osos y leones?
¿Y Sanso n cuando tiraba de la noria de !'esultas
de la peladura, y no de pava, de Dalila, su tra-
pillo, segun dicen?
¿Y David cuando tocaba el a¡'pa al furilJas Saul?
¿Y Wamba cuando se eneont.ró con la suavísima
intcrpelacion de ó nos mandas ó hay pinchazo?
¿y las cien doncellas l/ue el señor Mauregato
enviaba de postre corno si fueran peras á la me-
sa del insaciable morazo?
¿Harian ó no calendarios estos amigos y otros
mil que no cito sobre sus respectivas situaciones,
más ó menos chistosas, más ó menos atentorías á
la vitalidad del individuo? ¡Ah I Los calenuarios,
las ilusiones y los castillos en el aire, como arte-
factos de libre claboracion y en que cada cual se

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f:ALENDARIOS. i67
despacha á su gusto, son, han sido y serán siem-
prc un género de productos tan abundante como
de poco cuerpo .
y si esto pasaba siglos atrás cuando el sol daba
volterctas all'edeelor ue la tierra, y la Inquisicion,
que tenia la sarten por cl mango, convertia en
duro estado de chicharro n al que no hacia bucnas
migas con ella, ¿cuánto mayor fomento no habrá
recibido la composicion de calendarios en la eelad
presente, en que la tierra es ya la que hace la
rueda al sol, y en que tenemos una librcta ó un
palinsexto político en que se consigna la libre
emision del pensamiento? (Risitas, muecas sinté-
ticas.)
Los hay ele color de rosa para uso de los ton-
tos, los enamorados, las recien-casadas y los elec-
tores.
De color de tinta para tormento de los emplea-
uos con mujeres fecundas, de los solterones con
gota, de los cantantes sin contrata y de los ne-
gros de Angola.
De color plateado para abuso de los caballeros
de las uñas largas, posaderos, bandidos, curiales
y agiotistas.
De color verde para aguijon de los pollos con
celo, de los amantes del campo, de los carcama-

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i08 CALENDARIO!.

les, tenorios de bailarinas y de las viuditas que


quieren meterse en otra.
y de color problemático, haciendo aguas, con
forro y sill forro, y de mil variedades y formas
distintas.
Ya veis que cuando tan gran surtido hay en la
plaza, á nada conduce el lanzar á nuestro chiqui-
tin entre ese mar e magnum de calendarios.
Pero sin duela creereis que nuestro almanaque
superará en mérito á los que cada yo se fabrica
pro domo Sl/(t en el mero hecho de marcar los
meses, santos y ferias. I Enor! i Pero qüé craso-!
Caela cual interpreta á su manera las festivida-
des y estaciones del año. Y sino veamos.
DJAS EN QUE SE SACA ANIMA.

Para un casado mártir, lo será el felicísimo en


que el Señor le despene de su verdugo.
Para una soltera que va agusanándose, el dia
en que un desesperado la diga oc por ahí te pu-
dras » y se la lleve del brazo á la vicaría.
Para el hambriento sobrino de un tio rico, el
dia en que este cierre el ojo.
Al leel' «vigilia con abstinencia de carne» ex-
clamarán:
Un tip"le de capilla. Para mí todo el año.

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CALENDARIOS. 100
Un contemporáneo de Cárlos IV, consorte de
una contemporánea de la polka. ¿Pues y para mí?
Ni el suplicio de Tántalo (1).
y el que esto esen·be. i Pues qué diré yo que soy
un viémes con levita y paseo sólo huesos, absLe-
ni6ndome de toda carnosidad I
En punto á eclipses, con solo recordar que
los hay tola les de bolsillos y relojes, pardales de
parejitas de enamorados en las verbenas y en
Capellanes; visibles, de los faroles del Prado; Úl-
visibles, de las inteligencias ministeriales, excusa-
do es pretender contar el número de los que se
darán por aludidos en esta oscura materia.
y no quiero habllk~ de las fiestas movibles, jara-
nas ó bailoteos, ni de las procesiones que andan
por dentro, ni de las témporas en que nada tiene
que ver lo uno con lo otro, ni de la dominica in
albis, festividad que tantos apasionados cuenta,
ni de los Santos Inocentes, gente di prúno carte-
Uo, ni, en fin, de san Comelio, san Lázaro, san
Camilo de Lelis y otros mil de simbólicos nom-
bres; porque entonces mi pel'oracion no acabaría
hasta la semana que viene, y no quiero abu-
(l) Este Tántalo era un aguador condenado á estar eterna-
mente atado con un bozal junto á un pilon, sin poder echarse
un buclle de agua en la boca, ci pe~ar de estar rabiando de sed.
10

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110 CALE!'\OARIOS.

sal' por más tiempo de vuestra falta dc atencion.


Me parece que con )0 expuesto he demostrado
luminosamenle la inutilidad , incongruencia é in-
oportunidad de la publicacion elel almanaque en
ciernes. He dicho. (Bostezos y otras muestras de
aprobacion.) .

Ultima hora. Por lo visto, mi discurso no ha


hecho efecto, pues que el calendario ha salido ya
fresco y rozagante del cláustro materno del cere-
bro de sus redactm'es, y su venida al mundo es ya
un hecho consumado. ¡,Quid faciendU1lt ~ Es decir,
¿y á mí qué? Yo cumplo con saludarle cordial-
mente, oh lector afable, y COI! repetirme tuyo, Ín-
terin quedo haciendo calendarios, sobre si podrá
Ó no ser de tu gusto el presente articulejo.
( 1853.)

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LITERATURAS.

Que cada casa es un Pinelo y un Parnaso ho-


meopático, donde todos los géneros de literatura,
desde la seguidilla de plazuela hasta el poema
heróico tienen sus representantes genuinos y ca-
racterizados, es una vel'dad literaria, tan grande,
pOI' Jo menos, como la de que «para morirse de
hambre, no hay como meteI'se á literato» .
En unas predomina más el elemento meláncoli-
co y sentimental, tl'aducido en endechas, doloras,
elegías y comedias lloronas, por el estilo de El
aíío del hambre, Contigo pan y cebolla, Con amor
y sin dinero, etc., etc. Y este es un género en que
se elevan hasta lo sublime los cesantes, los bellos
literatos (es decir, los que cultivan las bellas Je-

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1I2 LITERATURAS.

tras), los mineralicidados, los abogados sin pleitos,


las viudas de cadetes, las casadas sin más que lo
puesto, las solLeronas que se quedarian de buena
gana sin lo puesto, y oh'os mil pers<imajes de vida
cn extremo fmgal y austera.
En otras, sobresale el elemento zumban y fes-
tivo, y las charadas en verso, los acrósticos, ovi-
llejos y las comedias de Trampa adela,nte, El tio
T'lrarira y El que menos corre vuela, disfrutan allí
de una boga increible é inagotable. Los sectarios
de la Bolsa ... agena, los elegantes de oscurísima
procedencia, las elegantonas de clarísima conduc-
ta, algunos ministros de Hacienda, no pocos de la
compañía del naipe y no pocas de las del reten
del Cuco, se pintan solos para hacet' raya en este
enredoso ramo de la literatura general.
¿ y qué dirémos de los satíricos tercetos conyu·
gales en que ella no rima con él sino con OtTO?
¿ y qué de las anacreónticas político-amatorias
en que la patria es siempre el pié forzado para
los consonantes breva, faja, titulo, cartera ó em-
bajada, y aunque no salga verso sale verdad,
que es lo que hace al caso?
¿ y qué ue las églogas erótico-bucólicas en que
buscando un pollo en ayunas, algo que suene á
dinero, topa con unarcaismo de vieja, que á truc-

©Biblioteca Nacional de Colombia


LITERATURAS. U3
que de que salgan pareados, le da puchero corne-
der.o, dinero para el zapatrJTo y el peluquero?
Pero entremos en consideraciones más altas y
filosóficas sobee la árdua cuestion literaria, que á
la sazon agitamos.
Varias son las literaturas que se conocen en el
terreno práctico de la vida, literatura sueca, litera-
tura de salon, literatura de plazuela, literatura de
bombo, literatura de violin, fúnebre, epitalámica,
periodística, parlamentaria, diplomática y de sa-
ble en mano. Por supuesto que de intento omito
val'ias otras, porque estoy viendo la punta de la
nariz del fiscal de novelas, y no quiero exponer-
me á su desagrado, si apunto algo de la literatura
ministerial, fiscalizante ó electoral.
La literatura sueca, que tiene por lema dame
pan y llámame tonto, abunda en trozos como los
siguientes:
Una novia ele quien se habla á su novio que
no tiene por qué quejarse.
Ella. ¿ Pero cuándo nos casamos?
El. Te amo, te quiero, te idolatro.
Ella. Esto no puede seguir así.
El. Ángel mio, vida mía, lucero mio.
Ella. Mi reputacion, mi buen nombre ...
El. ..\.mame, quiéreme, ó mátame.
i (j .

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114 L1T"I\ATUJ\A~.

Alto el fuego: para trozo basta ya. El niño en


cucstion podrá ser valdemoreño, napolitano ó fili-
pino de nacimiento, pero es sueco y muy sueco
por sus obras.
Un marido de fondos cn baja, y una costilla de
caprichos en alza.
La que pide. Necesito un sombrero, un vesti-
do y un abrigo.
El que no quiere dar. j Cuatro mil reales en mi-
nas, ocho mil en t.rigos, doce mil en papel lle)
Estauo l
La que ... Vamos á Biarritz, Deva ó Arecha-
valeta.
El que ... ¡ Al'l'uinado, perdido, tl'onado I
La que ... Mañana hay ópera nueva, pasado
baile en casa del Duque, y si no voy ...
El que ... Tampoco il'é yo; descuida, no irémos
ninguno.
Aquí, la literatura sueca no suele ser muy
sostenida.
¿ y la literatura de salon, literatura de gracias
y de cortes'las? Cada saludo es un tropo, y cada
palabra un ripio. Los himnos y las canciones flo-
rales forman lo más escogido de sus composicio-

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LITERATVR ÁS.

nes. El diccionario de su rima se reduce á las si-


guientes palabras :
Bondad-amabilidad, radiante-elegante-intere-
san te, servidor-admirador, finUl'a-hermosura y
temperatura, y sobre todo, gracias, gracias y
gracias.

Una vendedora. Miste que Dios; vaya un pen-


don de señora, que ofrece cuatro cuartos por una
libra de uvas.
Oigas té, doña Meriñaque, ¿ me vende V. ese
ruedo que lleva atrás para esterar tambien mi
trastienda?
El ciego (que puede ser Perico), cantando':
Juan se casa con la tuerta,
Coja, fea y sin un cuarto,
Pero él dice que de noche
Todos los galos son pardos.

Esta literatura de plazuela, rebosa en una de


apóstrofes é interjecciones que canta el Credo. Por
supuesto que el Credo no es el que mejor parado
sale de esa metralla de alusiones personales.
/:, y la literatura de bombo, arsenal de esdrú-
julos y de superlativos, de la fuerza de treinta pe-
gasos como magnífico, bíblico, titánico, ossiáni-

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{l6 LITERATURAS.

co, sublime, estupendo, inconmensurable, ecé-


tera, etc.?
En cuanto á la literatma ele violín, me permi-
tirás, sarcástico lector, que pase sobre ella como
wagon sobre rails, porque tengo mis escrúpulos
de que el presente al'tículo va siendo una rnuestl'a
demasiado brillante del susodicho género músico-
literario.
Literatura fítlzebre. «Buen hijo, excelente pa-
dre, pacifico yerno, amabilísimo abuelo, celoso
funcionario, añejo liberal y bravo fusilero, la
muerte acaba de arrebatárnosle de entJ'o los bra-
zos en la flor de su vida. Adios, N. de N'- , adíos,
amigo, lleva al otro mundo el consuelo de que
contigo se fué cuanto de bueno, excelente, pací-
fico, amabilísimo, celoso, añejo y bravo habia so-
bre la tierra. )
Afortunadamente para el buen sentido, esta li-
teJ'atma de tum.ba y hachero se halla prohibida de
real órden, y en este punto me declaro furiosa-
mente ministerial.
Pero esta disertacion se alarga, y es necesario
concluir.
Dejarémos á un lado la liLeratma epitalámica,
la periodística y parlamentaria.
La primera empalaga ya con Himeneo, la an-

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LITERATURAS . !l7
lorcha y el tálamo nupcial, y las últimas exigirian
para su exámen mayor terreno del que yo puedo
lícitamente disponer.
Como en la literatura del sable hay mucho más
de mímica que de declamacion, yeso tiene golpes
soberbios, me creo f1'an co de servicio para pasar
la revista de comisario.
y aquí concluyo y aprovecho, lectol', este mi-
nuto, para reiterarte las segm'idades de la expre-
sion de mis sentimientos , de acend¡-ada y profun-
da consideracion y apr·ecio . Esto, en castellano,
quiere decir «abur, amigo » ; pero la literatura di-
plomática se va siempre por Santa María la más
léjos.
y luego, que al despedirme así, cumplo con
mi deber.
Como dice el refran : «Sépase qu ien es Ca-
Ileja. »
AquÍ Calleja soy yo.
(18;;8 )

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LA LOCOMOTOHA.

No hay que asustarse, Ice Lores mios, por el


epígrafe que va al frente de estos renglones; no
es mi ánimo entrar en la cuestion palpitante del
dia, ni mucho menos hilvanar un artículo cientí-
firo-mecánico de ferro-carriles, que sobre ser al-
tamente superior á mis fuerzas, qucdaria de se-
guro arrinconado en las páginas de este libro, sin
que nadie se tomara la molestia de echar una
compa iva ojeada sobre su contenido. Esa son
cosas demasiado pesadas para nuestros pobres cs-
tómagos, que sólo pueden digerir manjares más
ligeros y de menos sustancia, "iandas muy dora-
das por encima, pero sin miga en el fondo.
-Adios, chico, ¿, adónde bueno? Interpelóme

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LA LOCOM UTOI\A. i t9
ayer noche mi amigo Luis al doblar la esquina de
la calle de la. Montera .
-Al Suizo, le respondí secamente tratando de
continua¡' mi camino.
-¿ Quieres pasar una noche deliciosa, como
de seguro ,no la habrás pasado en toda tu vida?
Me preguntó asiéndome del embozo de mi capa.
-Hombre, hombre, eso será segun y confor·
me, le contesté no sabiendo cómo interpretar tan
inesperada pregunta.
-Vente conmigo á La LocomotDra, llegamos á
principio Je funcion.
-¿Sociedad lírico·dramática? No estoy de hu-
mor de asistir al degüello de La Carcajada ó del
Zapatero y el Rey .
- Ni nadie ha pensado el proporcionarte tan
sangrienta di version.
-Pues entonces, ¿ qué especie de alimaña es •
esa señora que acabas de nombrarme?
- Es una sociedad coreográfica por el estilo
de La Juanita, La Rosita, y demás templos de
Te¡'psícore, que hoy celebra su cuarto baile de
máscaras; sociedad que se ye favorecida por lo
más culto y elegante de la córte, y de la que,
para lo que gustes mandar, soy fundador ~ direc-
tor en jefe,

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-120 lA LÓCOMOl'OnA.

-Te doy la má~ cordial cnhorabuena, y te


Jeseo prosperidades en tu nuevo empleo por los
siglos de los siglos, pero me es imposible aceptar
[u convite, pues ni estoy vestido de sociedad, ni
mc sien to con ánimo bastan te para echar los bofes
al compás Jc una redowa ó de una habanera.
--Vaya, vaya, no me vengas con evasivas;
quiero que admires el buen órden y esquisita de-
licadeza que reinan en dicha sociedad, consecuen-
cia forzosa del sábio reglamento que la rige, fru-
to de mis vigilias y de la ilustrada cooperacion de
la junta de gobiemo;-y el directo!' de La Locomo-
tora, que sin duda en aquel momento me tomaba
por algun wagon, cogiéndome del brazo, y ar-
rastrándome en pos de sí, me hizo mal de mi gra-
Jo adelantar terreno,
- Te advierto que estoy malo, le obsel'vé casi
'1 enfadado, horrorosamente grippé.
-La polka te curará; es un sudorífico admi-
rahle,
- Es una grippe de mala índole, gn'ppe finan-
ciera, grippe de bolsillo, insistí con más fuerza.
-No te aOijas por eso; el ambigú está fabulo-
samente barato, y á cargo de uno de los más
acreditados artistas en el ramo culinario.
Vanas fuéron mis protestas, vanos mis esfuel'-

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LA I.OCO MOTOR A. 121

zas por desasirme del brazo de mi amigo. Llevado


casi á remolque, y sin babel' podido zafarme de
tan apremiante compromiso, pisé al poco tiempo
los umbrales , ó por mejor decir, el entarimado de
madera del salan de baile, cuajado ya á mi en-
trada de beatas in nómine, indios in specie, pro-
blemáticos capuchones , macarenos en parodia, la
flor y nata de los liones de la calle de Postas y de
Toledo, y un inmenso número de hermanas de la
cofradía de la aguja.
Por supuesto, que antes de presentarme delan-
te de gentes, dejé en el guarda-ropa mi capa de
embozos encarnados, prenda que á estas fechas
lucirá en los toros, ó Dios sabe dónde, algun pró-
jimo afortunado de los concurrentes aquella no-
che al cuarto baile de máscaras de La Locomo-
lora.
Lo primero que llamó mi atencion, fué el gra n
cuadro colocado en el testero de la sala, que se-
gun vi despues, era la obra maestra de mi amigo
Luis, La carlct magna que regia los destinos de
aquella pedestre multitud.
-Chico , me dijo el director coreográfico, dis-
pénsame si te abandono por algunos momentos;
voy á mandar al director de orquesta, que dé la
señal de romper el baile.

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·122 LA LOCOMOTORÁ.

-¿ Has pescado alguna crucecila ? Le pregun-


té al ver que llevaba una cinta de color de fuego
prendida en el aja 1 de la casaca.
-Es el distintivo de mi suprema autoridad, y
que aunque de color más bajo, llevan igualmen-
te los individuos de la junta de gobierno . Vaya,
adios, hasta Juego.
y más orgulloso que un pavo, y dándose tono,
desapareció de mi vista entre aquel hervidero de
personas.
Yo, deseoso de ponermc al corriente de las ins-
tiLuciones de imperio tan bailarin, dirigí mi rum-
bo Mcia el sitio donde se hallaba colocado el cua-
dl'O de que antes hiúe mencion, log¡'ando llegar
sano y salvo al tél'lnino de mi viaje, no sin haber
antes tropezado con dos ó tres individuos de la
junta de gobierno, en uno de los cuales reconocí
nada menos que al primogénito uc mi sastt'e, ele-
gantemente equipado á expensas de los parro-
quianos.
Subime sobre una de las banquetas, que arri-
madas á la pared se extendían por toda la sala, y
comencé á leer el siguiente estupendo regla-
mento.

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LA LOCúMII'IORA .

ESTATUTOS
POR LOS QUE HA DE REGIRSE LA SOCIEDAD DE BAILE NOMINADA
LA LOCOMOTORA .

ARTícULO 1. o Para la mejor direccion de la su·


sodicha Sociedad, se nombral'á un presidente·di-
rector, dos vice-presidentes, ocho bastoneros,
cuatro celadores, un secretario, siete escribien·
tes, y una junta de gobierno.
0
ART. 2. Tanto el directol' como los individuos
de la junta, tendl'án oficjalmente el tratamiento
de Usía,
Anr. 5. 0 No se permitirá la entrada en Jos sao
Iones de la Sociedad, sino á las personas de edu-
caeion, y porte distinguido, ó sea á los que en·
tren de frac, gaban ó levita.
Aur. 4. 0 La direccion cuidará de que haya un
tocador abundantemente provisto de todos los ar-
tículos de toilette, en el que hallen las bellas cuan-
to su pulcritud, delicado gusto y fashionable co-
quetería les puede hacer desear.
0
ARr. 5. Las señoritas que fallen á los deberes
sociales, serán expulsadas ignominiosamente del
salon, sin atender á rangos ni categorías.
Aquí llegaba de mi lectura, cuando sentí que
una mano atrevida me tiraba de los faldones del

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LA LOCOMUTORA,

gaban: volví la cabeza, planl6me de un brinco en


el suelo, y me hnllé f¡'ente á frente con una más-
cara de regular estatura, y de ail'e al parecer dis-
tinguido, que envuelta en su negro capuchon,
sólo dejaba vislumbrar por entl'e su careta de
raso, dos ojuelos malignos y vivarachos,
--Adios, hombre, me dijo la desconocida con
el agudo falsete característico de la gente enmas-
carada, ¿Cómo te va desde la vista? Te encuentro
muy tacitul'I1o esta noche,
Yo, que profano á la doble vista anlí-magnéti-
ca, no he podido nunca conocer, ni aún al pa-
riente más próximo, en el momento en que se ha
plantado una cara postiza sobre la que Dios le
dió , creí esta vez iguala!' al lince en perspicacia,
y exclamé lleno dc gozo, y más satisfecho con
mi descubrimiento, que Colon con el de las Amé-
ricas:
- Ya te conozco, eres Matilde; ¿y tus papás
están buenos? proseguí diciéndola y estrechando
su mano entre las mias.
Es de advertir que yo conozco, mejorando lo
pl'esente, á una linda muchacha de este nombre,
con cuya familia, de lo más elegante de la córte,
me ligan antiguas relaciones de amistad.
Respondióme despues de algunos momentos de

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LA LOCOMOTOnA. t _iJ••
~

marcada vacilacion, que sus papás habían venido


con ella al baile, y que habiéndose extraviado en-
tl'C aquel inmenso gentío, los andaba buscando
largo rato hacia.
Ofrecíla mi brazo, que aceptó despues de unas
cuantas monadas, y marchamos á la descubierta,
ella embromándome de lo lindo, y yo cada vez
más ciego, creyendo llevar del brazo á mi que-
rida Matilde, la única muchacha que podia ha-
cerme más llevadera toda una noche de locomo-
tora. •
Grande era la aoimacion que en aquel momen-
to reinaba cn la sala, Músicos y danzantes, exce-
diéndose á si mismos y animados de un ardor y
de un coraje dignos de los hijos de los hunnos y
ostrogodos, desempeñaban sus respectivos pape-
les á las mil mara villas, los unos poblando los ai-
res de esas al'monías tan estrepitosas como incom-
prensibles que han inmortalizado al Tio Vivo y á
sus parientes los maestros de la murga, y los
otros, locomotoras vivientes, trotando á más y
mejor por aqnel campo de sus glorias, íntimamen-
te enlazados con tan vistoso cuanto sabrosísimo
nudo,
Armado de valor y de constancia, recibiendo
aquí un pisoton, más allá un puñetazo en las na-
H.

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126 LA LOCmIOTOR ,\.

rices, regalo de un brazo que sobradamente es-


tirado y á manera de aspa de molino, iba descri-
biendo al compás de la música rápidos círculos en
el aire, y despues de haber saludado á mi amigo
Luis, que estaba expulsando ignominiosamente
de la sala á t,'es seitoritas que por las trazas se
hallaban dispuestas, si es que ya no lo habian he-
cho, á faltm' en un dos por tres á los deberes
sociales, conseguí penetrar con mi pareja en
el departamento del piso bajo destinado para am-
bigú.
Dos ó tres veces 10 recorrimos de un extremo
al otro, sin que por eso adelantáramos nada en
nuestras pesquisas. Cansado de andar ia ceca y la
meca , y deseando dar con nlis huesos sobre al-
guna silla, roguéla tomara asiento en una de las
mesas que á nuestra inmediacion se encontraban,
cosa á que accedió gustosísima , y que á no ha-
berme privado el amor en aquella ocasion del poco
seso que tengo, hubiera debido acabar de abrir-
me los ojos.
- Mozo, la lista, gl'ité COIl voz de trueno, me-
tiendo disimuladamente el dedo índice y pulgar
en el bolsillo izquierdo del chaleco, ansioso de
a\'erigURI' las doblillas que en él se albergaban.
Tres infelices napoleones eran los únicos pel'tre~

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L.\ LOCmIOTOR.\. J27
chos con que contaba para sostener el vivísimo
fuego de la plaza.
Con estos datos pucden figurarse mis lecLores
cuál seria mi zozobra, mi estado febricitantc y
Jos infinitos vuelcos que me daría el corazon al
vcr que mí supuesta Matilde, com;ertida en ge-
neral en jefe de las operacíolles, iba consumiendo
raciones sobre raciones de chuletas, aves y pes-
cados, en cantidad suficicnte para acallar el ham-
bre de todo un batallon de cazadores . Cada nuc-
YO plato que veía aparecer sobre la mesa era un
nucvo flechazo que venia á clavarse en mi tetilla
izquierda, un volapié de muerte para mi pobre
bolsillo.
Sumido en graves meditaciones y tratando de
resolver el difícil problema de pagar, sin tener
con qué, no despegaba mis labios ni aún para ha-
cerla la más pequeña observacion .
Mi gastrónoma pareja proseguía con el antifaz
puesto y sin dejarme que oyera el verdadero tim -
bre de su voz. Ya me disponia á salir de incerti-
dumbres, arrancándola la careta si se obstinaba
cn continuar guardando el incógnito, cuando el
mozo, que se presentó á cobrar el importe de
aquella cena sibarítica, vino á dar un nuevo giro
á la cuestiono

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128 LA LOCmIOTORA.

-Cuánto debo, muchae;ho, le pregunté con la


serenidad y sangre fria que son de suponer en un
hombre que se halla en vísperas de tener que
empeñar la casaca ó las botas de charol.
- Ocho duros, me contestó con impasible cal-
ma el interpelado .
.- ¿Cómo han de ser ocho duros? ¿ estás en tu
juicio? le dije medio balbuciente y más blanco
que la pared.
- La racioo de fricandó cuesta ocho reales, la
de volauvent doce, el rosbif siete, y el chantilly
veinte, y eL ....
- y el demonio que te lleve á tí, al fondista,
y á los tontos que venimos á dejarnos robar tan
descaradamente, exclamé en voz alta dando un
fuerte puñetazo sobre la mesa.
Mi desconocida dió un grito, y la careta, cuyo
nudo sin duda se habia aflojado, se le escurrió
bonitamente de su sitio, quedándose arrollada al
cuello á manera de corbata.
¡ ¡ j Qué horror!!! ¡ no era Matilde! ... era una
cara basta, regordeta y colorada ... era ¡ oh tor-
peza sin igual! la hija de la horchatera que vive
enfrente de mi casa, y que , gracias á la locuaci-
dad de los criados , estaba al coniente de toda mi
vida y milagros.

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LA LOCO~II)TOn . \ ,

Mi exclamacion tuvo eco entre la multitud de


gastrónomos allí reunidos, muchos de los cuales,
víctinlas como yo de alguna sicI'pe femenina, vie-
ron el cielo abierLo no bien notaron síntomas de
l'erolucion y de desórdcn,
- Es una infamia, gritó una de las víctimas;
ni en el monte Torozos se roba con tanto descaro,
- Ni se envenena tan homeopáticamente, pro-
siguió otro compañero de infortunio.
- A mi me han dado costillas de jamelgo de la
Plaza de toros, decia el uno.
-- y á mi sublimado corrosivo en vez de Val-
depeñas, proseguia el otro.
La sublevacion tomó un aspecto imponente.
Las mujeres chillaban, dejándose caer desmaya-
das, en blando, por supuesto, y los albol'otado-
rcs, haciendo aplicacion del refran de á rio re-
vuelto ganancia de pescadores, trataban los unos
de echarlo todo á barato, prorumpiendo en des-
compasados gritos y echando á rodal' mesas, bo-
tellas y sillas, y los otros de escurrir el bulto re-
llenando sus bolsillos con las reliquias del festin.
Aprovechándome de aquel barullo, y saltando
por encima de cuanto se oponía á mi fuga, gané
la puerta, atravesé como perro con maza el sa-
Ion del baile, á donde él manera de chispa eléc-

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130 LA LUCOMOTORA .

trica y á los gritos de «fuego, fuego » se habia


comunicado el mismo terror y alboroto de la pieza
contigua, tomé equivocadamente en el guardaro-
pa en ve'/; de mi capa un barragan del año 2 , Y
me planté en un abrir y cenar de ojos en medio
del arroyo.
Sin hacer caso, ni de la lluvia que caia á tor-
rentes, ni del helado cierzo que soplaba, empre-
llí á escape el camino de mi casa.
A la media hom, transido de frio y procurando
recuperar entre sábanas y con cinco mantas en-
cima de mi cuerpo, el calor perdido, decía para
mis adentros , profundamente cont.rito de mis cul-
pas y pecados: «Que me emplumen si vuelvo otra
vez á semejantes sociedades.»

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, TERSO.

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GUERRA AL l\lIRINAQUE.

Prole gentil y esponjada,


que de sermones te mofas,
ambulantes alcachofas,
todo almidon, miga nada.

Niñas-campanas, oíd,
plegad las hinchadas velas,
revoltosas carabelas,
que el corso haceis por Madrid.

¿ Hasta cuándo ha beis de andar


como niños en pollera?
si os ínllais de esa manera
vamos á veros volar.

Esa, que á la vista salta


de almidon muralla inmensa,
¿es reducto de defensa,
ó es un puff de algo que falta?

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134 POEsíAS,
¿ Es para evitar escollos
cepo, en que andais emlJutidas ;
6 tal vez para-caidas ,
6 mejor espanta-pollos?
Si Eva tanta garipola
pudiera ver, tanlo fárrago,
que á la que es como un espárrago
la trueca en queso de bola,
¿qué diria? ¿Ella, que, fuera
de lo que al pudor alaque,
nunca mó más miriñaque
que una 6 dos hojas de higuera '?
Ea, soltad embelecos,
suprimid tales consumos;
baj:ld un poco los humos,
chafad un tanto esos huecos.
A tierra esas barricadas,
que de amor en las conquistas
to'dos somos progresistas
de ideas muy avanzadas.
Juanas, Matildes, Eustoquias,
si dais en tanto ensanchar,
se van de !ljo á picar
las mangas de las parroquias.

No hay quien la gracia les halle,


nadie que no los den os te;
son en la casa armatoste,
suarda-cantan en la calle,

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POF.sÍlS . 135
Para la criada un ceuso ,
para el papá una pension,
y aún para vosotras son
carga de balumba inmenso.

y hay quien se queda soltero


y deja á su amada prenda
por no tener una tienda
de lienzo fino y vivero.

Fuera pues todo postizo,


y cada cual, vamos claros,
sin ballenas y sin aros
vaya como Dios la hizo.

y aparezcan sin biombo,


sin huecos ni otros excesos,
llaca, la que esté en los huesos,
gorda, la que esté hecha un bombo.

Todos conmigo os lo piden,


no digan gentes babiecas,
que si de abajo esíais huecas
lo que es de arriba estais ídem.

Luzca ya ese nuevo sol,


y las gentes "eniLleras
podrán exclamar de veras:
(e Ya cayó Seba~topol n.

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MUERA EL FRAC.

Basta ya de mojigangas,
basta de burla y chacota;
muera el frac, muera esa cola
con faldellines y mangas.

No haya tregua ni cuarlel,


vaya al diablo ese atavío
y en desastrado trapío
vayan los sastres tras él.

Zurce-sietes badulaque,
malandrin, tijeretero,
que á luz sacaste el primero,
las desnudeces del fraque.

Triple extracto de hodoques,


¿ fu é tu invento mera pulla,
Ó regalo de una grulla
á algun cigucño con foques?

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POEsíAS. t37
¿Fuó pena de algun delito,
ó bien de suegra aguinaldo,
que de su yerno al respaldo
le colgó ese sambenito?
¿ O cálculo de pobrete,
que sin medios y tacaño
por ahorrar algo del paño
se hizo un medio tonelete?
¿No lo sabes? j Ah traidor!
quien te viera de una encina,
i qué lástima de azotina
para tí y el inventor!
¿ Dónde hay traje ni adminículo
tapa ... pues ni bambalina,
como ese estuche-esclavina
tan sin gracia y tan ridiculo?
Funda equívoca, incompleta,
capisayo hermafrodita,
con amagos de levita,
y esperezos de cbllqueta.
Chupetín de Barraliás,
vestidura vergel1zal1te,
es, pabellol1 por delante,
y aventador por detl"ás.
y COIl ínfulas de rey
y facha de vade-retro,
del buen tono asiendo el cetro
da á medio mundo la ley.
12.

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J38 POEsiA~.

y le llevan cien galanes


á entierros, bodas, funcioniJs ;
el cofrade á procesiones,
el hortera á Capellanes.
¿ Quién DO rie al ver tan tiesos
un escuerzo y una polla,
ella nadando en bambolla
y él , todo zanc&s y huesos?
Percha junto á un tenderete,
junto á un atril un cirial,
la flauta con el timbal,
un obús con ún florete.
Si frac hubieran vestido
Páris, el pobre Abelardo ,
y Eneas pío y gallardo
cuando piaba por Did(\,
Ni al piador galancete
le cierra su amada el pico,
ni huye Helena con su \.:lJico,
ni el otro ... canta ell falsete.
Que el hombre-frac, bicho manso,
que del mono tiene mucho,
es nielo del aguilucho
y primo carnal del ganso.

Niñas, no haya caridad,


y dais el gljlpe en seguro,
al que lleve fraque, duro J

calabazas sin piedad.

©Biblioteca Nacional de Colombia


POESÍAS. 130
¿ No temcis que un dominguillo
de tan menguado pelaje
sea tan corto dtl traje
con~o de amor y bolsillo?

y en mart.illo el corazon
y en solapa la conciencia
9S cercene la existencia
de blanquete y almidon ?

Nada, al avío, enterremos


el frac junto al miriñaque;
gordo ó flaco que se ataque
al vicio por sus estremos.

¿ Po\' mudanza tan precisa


quién ha de darnos mat.raca,
no mudamos de casaca
más vece" que de camisa?

P<,r huir de un abrenuncio


hoy el mig va á una hoguera,
la levÍta es mi bandera
y en su favor me pronuncio.

y juro por San Isaac,


que, sin miedo á rey ni á noque,
me cuelgo de lln alcornoqlle
antes que eolgarme el frac.
( 1854.)

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LA POLÍTICA CON FALDAS.

Crepuscular hermosura,
jamona que á rancio va,
y en conserva el mal conjura;
pera que, de harto madura,
presto del árbol caerá;
y ya presintiendo ruinas
se arrebola al tocador
con tintes y bandolinas;
esa está por las doctrinas
del gremio conservador.

Cogollo de humilde esfera,


damisela tenderil,
que ansiosa de hacer carrera
ayer despreció á un hortera
y hoy no quiere á un oJguacil ;
y luego á un fiscal dé imprenta
y más tarde á un periodista
dirá que no; que á la cuenta
va lras un duque, y con renta,
esa niña es progresista.

©Biblioteca Nacional de Colombia


pOEsiAS, HI
Suegra, CJue el diablo confunda,
oidium, tifus y bubon
de la marital coyunda,
que de hembra tiene la funda
y de sierpe el armazon ;
y Bajá con papalina,
destilando despotismo,
muerde, azuza, manda y trina;
en la sala y la cocina
vocifera: absolutismo,
Moza que el barrio celebra,
como de amor fácil blanco,
que ofrece á quien la requiebra
gangas de comercio en quiebra,
ganancias de puerto franco;
y en contínua propaganda,
mientras la bolsa ande lista,
á nadie deja por banda;
esa es pécora vitanda
demócrata- socia lista,
Viuda, que en llanto se inunda,
y al llorar la edad bendita
de su primera coyunda,
clama, pidienJo segunda:
« Bravo, bien, que se repita, »)
y que en su solterifubia
caza hasta tres desdichados
si la rejez no le agobia;
esa 1'cpetida novia
forma entl''l los resellados.

©Biblioteca Nacional de Colombia


POEsíA S,

Pecadora, que cOI1..lritA


va á la iglesia por deleit e;
porque allí reza 6 dormita;
y si honra al pr6gimo quila,
da para el altar aceite,
y ansiando eterna ventura
sube en la esenIa social
ele sobrina á ama de curn;
esa socia es una hechura
del par ¡ido clerical.

Zurce-bodas por manía,


á quien, si apellida fátua
la solteril bandería,
los papás y amas de cria
deben alzar una eslálua ;
que 110 ve en sus sueños de oro
si ella es niña, él cal'camal,
ella cristiana y él moro;
esa moza es un tesoro
para la union liberal.
Niña, á quien la edad injuria,
partiqtrina de cuartel,
que gime al verse en penuria;
porlera, amable ~lercuria
de todo amante doncel;
fámula libre-cambista,
cata-caldos por mayor,
que á Madrid pasó revista;
esas son gremio pancista,
sin bandera ni color,

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BUENO Y MALO.

Letrllla pUblicad" en Febrero de 1857 y dedicada á mi amigo ,


Femando Mal'tinez Pedl'os,

Que Inés provocando á lid


con ojos, talle y boato,
va~a tocando á rebato
por las calles de Madrid;
y linda pieza de saca,
dije de algodoll relleno,
vaya gritando: « Casaca;
«( serIO res , ¿ cuando me e.sLreno ?»
Bueno.

Pero que con nuevo ardor


niña en yugo salte! polque,
y al Prado lleve á remolque
á su paciente editor
y haciéndole mucho mimo,
(yen esto á todas no igualo)
si varas le pone el primo
la prima se crezca al palo,
Malo.

©Biblioteca Nacional de Colombia


¡
iH \>OESlAS.

Que pobrete cleganton,


sin empréstitos ni treses,
más asediado de ingleses,
que hoy el virey de Canton,
busque una rica de aldea,
harta de amasar centeno,
aunque asuste por lo fea,
más que el redoble de un trueno,
Bueno.

Pero que pollo-flautín


á una Fílis pergamiJlo
cante amoroso andantino
por dar á sus onzas fin ;
y con amantes estafas
(que bien sus intentos calo)
diga, comiendo piltrafas,
(pues que chupo, aquí me instalo ,),)
Majo.

Que señora de alta clase,


que algo se lIió al enemigo,
euentas echando consigo
las del rosario repnse,
y de arrumacos prescinda
con Dios ganando terreno,
y espulgue y lave á su Lincla
6 la acurruque en su séno,
Bueno .

©Biblioteca Nacional de Colombia


POESÍAS. 140
.Mas que siR miedo á diatrivas,
pimpollo en tiempo de Wambll,
más antigua que el caramba,
más fea que el voto á cribas:
con cara de uva de cuelga,
de libera nos a malo,
ande triscando y de huelga
urca sin vela ni palo,
Malo.

Que dé un esposo al través,


por llevar su hembra de gala,
en la sirte de Pizzala ,
6 en el banco de Ginés;
y en "Su marital derroche
gaste lo suyo y lo ajeno
hasta que entone una noche
(Las dos, ni un cuarto, y sereno)J,
Bueno.

Pero que marido infiel,


de honestas caricias harto,
busque amor de tres al cuarto,
tarro de catada miel,
y al tonto que no repara,
que ella es de ciento regalo,
cueste un ojo de la cara
y algo más que no señalo,
Malo.
13

©Biblioteca Nacional de Colombia


i46 POESÍAS.

Que, sin ambajes ni excusas


cante por lucirse solo,
el que es compinche de Apolo
y mimito de las musas:
y á la sombra se coloque,
y de sacro fuego lleno
la lira á sus anchas toque
del Pindo en el valle ameno,
Bueno.

Pero que yo, un baladí,


cabo furriel del Parnaso,
quiera en ancas del Pegilso
ser de Helicona un dandy;
y aunque sé que, mal jinete,
pendiente escabrosa escalo,
esta letrilla enjarete
sin temor á un varapalo,
Malo.

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CHUZ y RAYA.

A mi "migo C"uzada , 'illaami\.

EPíSTOLA CASERA.

¿ Con que las nuevas son ciertas?


Cruzada, no te arrebates,
ni á esta cruzada de vates
dejes tan pronto por puertas.
¿ Es porque al té y las estufas
les va pasando su tiempo?
pues, miren qué contratiempo,
dános horchata de chufas.
Las estaciones son varias,
t~ literario no habrá;
pero en cambio, ¿qué mas rlá?
serán chufas literarias.
Ni en el Pindo hay desesteros
ni valen esas excusas;
¿qué les importa á las MLlsas
que haga calor, yendo en cueros?

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148 POEsiAS.

Mas ya caigo; linda idea,


i voto á las greñas de Apolo
que soy el vate más bolo
que en Helicona pasea!
Meses vendrán en que admiren
tu prevision y razones 1
entiendo, en guardia te pones
antes que á fondo te tiren.
Nada, bien hecho, no cejes i
cuando Julio (cel jaranero))
venga, inquisidor severo,
á tostarnos como herejes i
¿ Quién seguirá con su abono,
y ocupará estos escaños?
¿No tenemos que ir á baños
á fuer de gentes de tOBO?

¿Qué dandy no dice abur


á la c.órte, y va, de pico,
á la tierra del zorcico,
Ó al imperio del Monsieur,

Aunque dé una conver~iol1


y se esté luego á la fresca
en algu/l pueblo de pesca
de la Mancha 6 de Aragon ?
Bajen tontos á millares,
sin reparar en pelillos,
á mojarse Jos tobillos
en el seco Manzanares,

©Biblioteca Nacional de Colombia


POEsíAS. li9
Que, charco de lavanderas,
mientras linras no recobre,
corrido al verse tan pobre,
se irá á esconder entre esteras;
Mientras la gente de chic
á viajar se apresta toda.
y va el ¡ion tras la moda:
su oráculo y IIfelternick.
Será un viaje en cien jornadas,
llegará muerlo y mohino
de los vuelcos del camíno,
y el festín de las posadas,
y por techumbre y hogar,
le enjaularán como un loro,
y pagará á peso de oro
el placer de veranear.
Mas vuelve á ferias, y fragua
de aventuras un poema,
lances de sopla, que quema,
amores á flor elel agua;
y habla en tono comm'il faut
ele Bíarritz, Deva ó Cestona,
donde él estuvo en persolJa,
si es que en el mapa los vi6.
¿Y quién remedia este mal?
Nada, será la del humo.
Yo aquÍ, in pectore, presumo
la ruta de caúa cual.
-13.

©Biblioteca Nacional de Colombia


Hí6 POEsíAS .

Tú, Cruzada, el anfitrion


de este meeting de las letras,
verás si en China penetras
á hacer de té provision ;
Diplomático adalid,
Sanz irá á Constantinopla,
por si á sonetos le sopla
la sultana á Abdul- Mefijid;
Anton, despreciando penas,
dará al viento sus canciones,
y alumbrará en procesiones,
ó irá corriendo verbenas;
Aguilera, hecho un pastor,
en la sierra, sin empacho,
se atracará de gaspacho
y de bucólico amor;
Picon, poeta novel,
dado á pólcas y cancanes,
mientras vuelve Capellanes,
galopará en el Ariel.
Si en Junio el trece fatal,
se cumple negro presagio,
exclamará Rubio : «¡¡plagio!! )
ni ver el juicio final.

Dejará Alarcon sus lares


por ver zarzuelescas caras,
y palpar si las lJladgyaras
son mejor que los lIfadgyares.

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POEsíAS. HH
En l ~ Iberia, Rosa y Llano
darán male ... á los sorbetes;
Viedma irá á dar de moquetes
al orgulloso britano;
Villanttem, echando chispas,
y en la siesta acalorado,
cumplidos echando á un lado,
matará moscas y avispas;
y D . Manuel, siempre en vela,
metido ya á cocinero,
en lo que hierve un puchero,
nos guisará una novela.
Heredia, Escalante, Vila,
Palacio, Flores y Cuende
marcharán puertos allende,
á hacer vida más tranquila.
Pedrosa y yo, su obligado,
sin llegar á esos extremos,
juntos á París irémos;
mas será al Paris del Prado.
y quién al Sur, quién al NorLe,
por gusto 6 algun alifafe,
en Bañeras ó Getafe,
se olvidará de la córte.
Con que hasta ferias, Cruztda,
hasta que, en baja el verano,
cada quisque bueno y sano
torne á la sala de Rada.

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J ii2 pOEslAs.

y aunque todos las liemos,


no hahrá ele queja moti ro,
mientras Arce quede vivo,
muertos y todo hablarémos.

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UNA DE TANT AS.

Domingos y lunes,
vigilias y fiestas,
que dé el almanaque
nieves ó tormentas;
que todo ande caro,
excepto las brevas,
el pan por las nubes
y á gatas la hacienda;
que priven las chufas,
el té ó las jaleas;
que al tira y alloja
nos lleven la rienda
la gente del bronce
ó el gremio en conserva;
Anita, inllexible,
constante, impertérrita,
ni muda de vida,
ni cambia de tretas.
y métome en todo,
y siempre de feria,

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104 POEsíAS .

por nada varía


su plan de estrategia.
En Julio y Enero
á las diez despierta;
y, buena cristiana,
da un beso á su perra
y masca una Salve.
Se viste y almuerza;
¿ El Diario da misa?
pues en marcha, y vuela
á oir la de tropa,
que la misa á secas
son muchos latines.
Redoble; ya empieza,
y á Juan hace guiños
Ó á Pedro hace muecas,
al son ele uu bolero
ó de ullas manchegas,
entre nn mea culpa
ó un j'equiem eternam.
Llegó el Deo gratias:
santiguase aprie~a ;
el agua bendita
y á Cása, que es fuerza
más pulcra y cuillada
hacer la toaleta.
Su peinado es obra;
i no dieron más guerra
Alejandro ~lagno,
Pompeyo, ni César!
Lllle\'e bandolina,

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POESÍAS. Oí5

aceite chorrea,
y murto el espejo;
sus gestos remeua.
- « Aquí tengo un claro. jj
- « La raya á la izquierda. j)
- ( j Jesus, qué tirones! j)
- « El moño me aprieta. ))
y pasan las boras,
y sigue la gresca,
y al rauo gruñendo:
( Bien, )) dice, ( á otra tecla jj.
Corsé emballenado,
torniquete en regla
pretende ajustarse
á talle y caderas.
- « Más fuerte j) - «No puedo ... jj
Suda la doncella,
chasca una costilla,
los lla tos arrecian,
los carrillos arden,
la asfixia anda cerca.
Ya está, y en botita
eon tacan de á tercia,
tras veinte tirones
los piés encarcela.
Y luego se ensarta,
amen do pollera,
de enaguas seis pares,
duras como piedras,
terror de espinillas,
tabique de puertas,

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156 POEsíAS.

y encima una funda


de varege ó seda:
j bajá de tres colas
no arrastra más lela!
JIfas ella se entiende,
que gratis se emplea
en ser de la villa
gentil barrendera.
La manga muy ancha
(no sé la conciencia);
cuello, cintas, lazos,
y otras menudencias,
con cien alfileres
su traje completan.
y al fin por remate,
guion ó veleta,
el moño resguarda;
(¿y á qué la cabeza ?)
con un ca pirucbo
que servir debiera
mejor que de gorro
de mata- candelas.
Ya lista, á la calle
se lanza de pesca,
con mamá á la cola.
Si es dia de hacienda,
aunque nada busque
recorre las tiendas;
si no va de compras
va al menos de venta.
Y ve á las amigas,

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POESÍAS. • i 57

vi sí ta, pasea,
y asisle á los grados.
¿La patria está en quiebra,
ó bay quien al ministro
diga cuatro frescas?
Pues corre á las Córtes
á ver si entre aquella
falange de padres
alguno en la iglesia
la vota su esposa,
y es padre de veras .
Pide en jueves santo,
que es alma benéfica;
y al fl n por la Incl usa
se pone en bandeja.
y bulle J' revuelve,
y, en fin, donde quiera
que toquen á danza,
ó moscas se muevan,
en toda su gloria
AHita campea.
A comer: ¿va al teatro?
pues adios comedia;
con sólo mirarla,
¿para qué más fiesta?
Si en casos comunes,
yendo sin vidrieras,
con sólo dos ojos
arma polvareda:
¿qué no hará con cuatro,
do~ de ellos de pega?
i4

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11;8 POESÍAS.

¿Hay baile? repite


la curiosa escena
del corsé y peinado;
se escota y.. . ¡que quema!
si no ando con tiento
me vuelvo pavesa.
jQué escote! sin duda
la intencion es buena;
todos ven á escote,
y nada les cuesta.
Penetra en la sala
y mil se la acercan;
los ojos se afilan,
parecen lancetas.
y ella se relame,
se vuelve grajea
oyendo las flores
de tan to babieca.
En baile: un mocito
la quiere más cerca,
y almohada algo dura
en su hombro le presta.
Cual náufrago triste
que á UD tronco se aferra,
el mozo á la niña
contra el frac estrecha.
y ella descuidada,
si no dice, piensa:
«( Aquí que no peco
durmamos la siesta ¡) ;
y locos se lanzan

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POESÍAS. Hi9
á un mar de parejas.
¡Jesus, qué oleaje!
¡Señor, qué marea!
yunos ven el cielo,
y otros las estrellas;
y quién se va á pique,
y q~¡jén iza velas.
Cansada, rendida,
de brincos y vueltas,
rasgado el veslido
con media peineta,
y un plus de tres novi05,
que guarda en carlera,
la danza acabada,
á su hogar regresa.
Las galas arroja
con desden; se acuesla,
y ... hasta el otro dia
que á las diez despierta.
y vuelta á lo mismo,
igual en Cuaresma
que en Pascua florida,
igual estrategia
que dé el Calendario
bocbornos 6 niebla.
( 1857 .)

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EPÍSTOLA SATÍRICA.

A mi amigo Florenclo ,Ianel'

...Yema :,ua lorle contenttu e¡t .)


El (IUe lIlenos COl'l'C vuela .

¡Infamia! i horror! Del mundo en la merienda


unos comen faisan y otros zurrapas,
siempre el que menos puede paga prenda.
¿ D6nde justicia estás, d6 te agazapas?
todos somos iguales; por lo tanto
todos debemos ser reye~ ó papas.
¿ Ries ? pero, Florencio, por Dios santo!
6 ignoras lo que vale cada quisque
ó tienes corazon de cal y canto.
Nada, aunque añeja grey truene y ventisque,
es preciso arreglar esta Liorna,
que todo lo existente se confisque.
¿y habrémos de mil'ar con tanta sorna
ese hormigueo y malestar contino
que tanta masa cerebral trastorna?

©Biblioteca Nacional de Colombia


POEsíAS. 16!
¿ Quién de mOllas no está con su destino?
¿ Yá quién aunque en su huerto sobren peras
110 da envidia el peral de su vecino?

Nadie sigue contento sus banderas,


nadie está en su papel; gente egoísta
todos queremos ser partes primeras.
y sueña con grandezas la modista,
con la mitra el acólito, y 110 duda
pintarla de ministro el periodista.
Quiere ser un don Juan el pollo en muda,
la doncella en agraz lllorir sin palma,
la casada en mal hora verse viuda.
¿ y el que sacro escozor siente en el alma?
¿ es zurce-dramas? pues te hundiste, Lope ;
¿ cómico de la legua? pues ni Talma.
1Ea, hermanos! la vida va á galope,
I sús! y al ataque; hagámonos justicia,
y cada cual con lo mejor que tope.
Va á ser esto un Eden, una delicia ...
pero burlas á un lado, antes que pierda
ocasion para zurras tan propicia.
Tanta broma á mi ver no es cosa c\ierda;
aquí hace falta hiel, sátira y dura,
que pinche y saje, que tritlu'e y muerda.
Hijo de labrador, que en tu locura
renegaste del campo, y maldecida
sed de empleos ó gloria es tu tortura;
14.

©Biblioteca Nacional de Colombia


i62 POEsíAS.

Atrás! vuelve al lugar, la córte olvida,


labra esa tierra que labr6 tu padre
y fecundó con sávia de su vida.
No busques lauro que mejor te cuadre,
noble es la, empresa del que rinde culto
al alma Céres, de la industria maure.
Atrás, plebeyo ayer, hoy Creso estulto,
que blasones rebuscas altanero :
¿piensas tuorígen mantener oculto?

¿No ves, nieto de hortera ó traginero,


que siempre asomarán tras de tu escudo
la vara de medir 6 del arriero?
Cadete setenton, de dientes viudo,
que sin temor á reuma que te balde,
buscas pimpollo para el santo nudo.
Labriego imbécil, aspirante oí alcalde,
gacetillero, )letternick-lijera,
que este tinglado arreglarás de balde;
Niña criada en tellderil esfera,
que piensas á algun duque echar el gancho,
Maritornes con tufos y pollera.
i Atrás todos, atrás! fuera que mancho,
cese ya este belen , voto á mi abuelo,
y á su hogar cada prójimo, á su rancho.
Basta yo. de gritar, venga 6 no á pelo,
que cada bailarin baile en su corro,
y que en su olivo esté cada mochuelo.

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POESÍAS. ,163
Cese ya de zumbar tanto abejorro,
y supuesto que es ley al hombre impuesta,
lleve en paz cada cual su cruz ó gorro.
El mundo es un concierto á grande orquesta,
y di primo carteJlo Ó partiquinos
todos somos cantantes en la fiesta,
No hay que desafinar con tantos trinos,
que ya tanto trinar es desconcierto
y un pot-pourri de allegros y andantinos.

¿ A qué gritar, con raro desacierto,


siempre en tono de mi, siempre en falsete,
siempre pidiendo arroz y gallo muerto?
Cada cual es preciso, mal que os pete,
que al cantar de la vida el spartito
á compás de batuta se sujete.
Pero, calle) ¿ no oís? ¡alto! repito,
¿no haceis caso? está bien, siga la gresca;
por lo que toca á mí me importa un pito.
Pero si el tiempo vuestro ardor refresca,
si os enseña las uñas suerte ingrata,
y pescados salís yendo de pesca;
Si alguno el pan de la miseria cata
y por subir más alto se descrisma
que el tiro le salió por la culata,
. o arme á los cielos pelotera y cisma;
que no levante el ergo si se escalda
por ir de gallerías á la olisma.

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164 POEsíAS.

Que eche las pesadumbres á la espalda:


y pues él lo buscó, sufra en silencio
la palinodia que le tuude y balda.
¿ Estamos? pues abur, á eso os sentencio,
y corra cada cual á su capricho,
y que ruede la bola. Adios , Florencio;
suelto la pluma y el papel, y be dicho.
( I¡¡;jO.)

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GATO POR LIEBRE.

Gazmoña cari-diabla.
vieja-lagarto
que de mañana reza
laudes y salmos;
y por'la noche
se acuerda de los muertos,
rezando á Jorje;

y primera en embustes,
tercera en líos,
con primor corta sayos
zurce trapillos;
esa preteBde
dar al tonto que caiga
Gato por lieb7'(J,

©Biblioteca Nacional de Colombia


i66 POESÍAS .

Licenciado en belenes,
más rico ... en trampas,
que castillo encantado
fiesta de mágia ;
duque de gorra,
que pintando grandezas
vive de sobras;
y oliendo donde guisan
pone los puntos
á algun millon con faldas,
mina en productos;
ese pretende
dar á su cara novia
Gato por liebre.

Niña, percha de ena~uas,


feria de toldos,
maniquí entre ballenas,
cara en adobo;
toda fachada,
eon ripios en los frentes
y á retaguardia;
Que, abanicando calles,
mintiendo hechizos,
va para hacer su rancho
buscando un primo:
esa nos vende
por seda, percalina,
Gato por liebre.

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POEsíAS. i67
Catilina con fraque,
Caton en ciernes,
que, papá de la patria,
jura y promete
ser en las Córtes
del tirano ministro
tremendo azote;
y Esaú diputado,
no por lentejas,
sino por faja ó sueldo
da sus .creencias :
tal molzavete
vendió á sus eleclores
Gato por liebre.

Maestra, que aprestando


bombo y platillos,
dice, (e mis educandas
» son un prodigio:
lJjvaya unas manos!»
cuando allí ha andado sólo
mano de gato;

y luego aunque no sepan


ni hacer vainica,
salen las niñas doctas
en picardías:
esa pretende
dar á cuenta de cuentas
Gato por liebre.

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168 POEsíAS.

Minero, que á los ton tos,


Iluevos salurnos ,
les hace en vez de carne
tragar pedruscos,
tralante en piedras,
que á diviclenrlo seco
les apedrea;
~lientras los accionistas

quedan sin blanca,


gimiendo y accionando
1)er istam sanctam:
ese pretende
Jarnos en vez de oro
Gato por liebr'e,

Maritornes sisona,
gente de vara,
cofrade que echa pelo,
viejo sin canas;
Bautista-Júdas
que siendo tabernero
se mete á cura;
Panaderos en maRa,
chalan gitano,
fondistas guisa-pencos,
~oncella en baños;
ahora y siempre,
han de dar en el mundo
Gato por liebre,

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SEGUIDILLAS.

EN EL '\LBU~I DE A DEL".

i Ay Adela del alma,


qué compromiso!
¿Con que he de hacerle versos '?
¿Con que es preciso?
¿Que eres hermosa
\1(,) le Jo ban dicho todos

en verso y prosa?

y que es tu alma tan linrla


como tu cara,
y que eres muy modesln,
hoy cosa rara,
por lo que infiero,
que á tí no ha de pescarle
Perlro Botero :
15

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J
!70 POESIAS.

Que es tu amistad sincera


(mas no lo digas)
que ocurren muchos chascos
con las amigas:
son avellanas
que de doce ... las doce
te salen vanas.

Afirman que tu boca


nunca murmura,
y usas sólo tijeras
en la costura.
¡Qué bonachona!
Ya hay ocho maravillas,
tú eres la nona.

Y dices lo que sientes


(por tí lo siento),
que has de dar por minuto
un sentimiento.
Sé una de tantas,
dile al que más te cargue:
«cómo me encantas)).

Déjate de disgustos,
y no lo dudes,
ya en la plaza se gastan
pocas virtudes;
las teologales
las tienes en pulsera
por cuatro reales.

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pOEsiAS. ni
Ya te habrá dicho alguno
como un cumplido,
{( ojalá te anexiones
á un buen marido»).
Y yo le juro
que esto de anexionarse
va estando OSCUIO.

Y hay gente timorata


de valimiento,
que pide la reforma
de un mandamiento:
sant.os varones,
que dicen que ( no hurtes»)
es (!l10 anexiones)).

Por de pronto es negocio


muy delicado,
la buena ley del jóven
anexionado;
que hay pocos buenos,
y novios y pesetas
corren rellenos.

Pues la virtud se premia


C011 plata en mano,
que aguardar basta el cielo
no es lo más sano,
y es muy sabido
que la virtud no sirve
para el cocido.

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112 pOEsiAS.

¿Por qué tambien vosotras


\JO dais un premio
a1 que mejor se porte
de todo el gremio?
~Jas sin jurado,
que está el pobre bastante
desprestigiado.

De esto, Adela, resulla


que llego tarde,
ya l¡Ue todo se ha dicho,
que Dios t.e guarde:
pues 110 lJay asunto;
;\ tus piés y memorias,
y aquí hago ¡JUnto.

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CARTA DE UN MADHILENO

l un amigo suyo residente en Cárdenas lisIa de Cuba l, adonde H


destinada la estAtua de Colon, esculpida por Piquer.

Mi ll1éís estimado amigo,


te supongo bueno y sano:
por lo tanto voy al grano,
y sin más prólogos digo:
¿ en qué pobJacion estás?
¿entre qué gen les habitas?
¿ pero esas almas benditas
viven cien aJIOS atrás?
Es cosa de hacerse cruces.
¿ Quién piensa en tajes locuras?
¿ O quereis vivir á oscuras
en el siglo de las luces?
¿ Quién en su arrogancia fátua
de mostrar erudicion,
va á acordarse hoy tIe Colon
para erigirle una estálua?
Comprendo, y es decoroso,
que si abunda el numerario,
i 5.

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i74 POESÜ~.

ese honrado vecindario


quiera echarla ele rumhoso ;
'1 eu bien de) procomullal,
tomando á ~Iadrirl por normR,
proyecte alguna reforrr:a
en el órdeu material,
y que junt.e cien te,oros,
y á nadie pagar le uuela
para un teatro de zarzuela
6 alguna plaza de toros.
Esa seria una hazaña,
que os colocaba á la al tUl'il
del progreso y la cultura
de la metrópoli España.
Pero turbar (no es euesl ion
de gracejo ni de zumba)
el silencio de la tHmba
en que descansa Colon,
es audacia que podria
suscitar dificultades
con tantas celebridades
cuma pululan hoy di;).
¿Si cada cua 1, con razon,
pide e:;táluél cuandu ILlucru,
dónde ha de haI/a rse calJ lera
para tanta iluslmcioll?
Perdona SI me incolllOdo,
mas con dolor lo contemplo,
aquí en Madrid, por ejemplo,
lo entelldemos de otru mouo.
De tiempOS más ignorantes,

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POESÍAS .

modelo, en bronce vaciado,


en una plaza, hácia el Prado,
tiene una estátua Cerval1te~.
Otro loco, {¡ quien en dote
di6 España misem y llanto!
IY era un héroe de Lepanto !
iY era el que abertó el Quijote!
Nosotros, gelüe sencilla,
hemos dicho: « habrá babiecas,
pero Cervantes á secas
no es ornato de la villa.
Destinémosle á otro fin
más ameno y productivo:
puede servir de motivo
para un pequeño jardin.
Así ganan los terrenos,
y dejándola algo atrás,
el jardin será lo más
y la estátua lo de menes. »
y con un gusto que hechiza
le hemos formado una presa,
con un parterre á la inglesa
y una cabaña á la suiza.
Todo, menos español,
se encuentra en nacion extraña;
sólo sabrá que es España
por el cielo y por el sol.
Calculo que algun fanático,
que en ese Cárdenas viva,
al leer esta misi va,
exclamará en todo en fá tico :

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176 POEsíAS.

(¡(3usta ele insípirla clJUnza,


»que sólo igoorancia encierra;
>Jquien honra al genio en la tierra
»sólo es digno de alabanza .
)¡ y al perpetuar su memoria,
JJque escrita en mármoles queda,
¡¡quien le enaltece, ese hereda
.JJUO reflejo de su gloria.
JJÁmérica hará inmortal
»i.tI marino sio segundo:
JJl\CJuí halló Colon un lDundo
JJ y aquí está su pedestal.
)) y tú, España, á la que ufano
JJ<!ió para mayor valía
»esta regio n que dormia
»en mitad del Oceano;
¡¡tu ingratitud es baldon
JJdel que no hemos lavado,
»y existe un pueblo ignorado,
»que arergüenza á una nacion.
¡¡Si le has de desagraviar,
JJ y ya tu olvido condenas,
JJdeI bierro de sus cadenas
¡¡puedes la efigie labrar.
¡¡Desde esle oscuro rincon,
»si grande en la lid te vemos,
¡¡somos más grandes, di~émos,
¡¡con la eslátua de Colon.)¡
y nos hará un beneficio
quien al fin nos meta en gana;
tal vez se piense ... mañana,

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POEsíAS. 177
que aquí es el dia del juicio.
No es la ven laja menor
tener en la c6rte á mano
al artista valenciano
que ha sido vuestro escullor.
Dió noble cima ,\ su empresa,
hizo un asombro del arte;
pero no quiero qlútarte
el placer de la sorpresa.
Por tus ojos has de ver
que su genio es cosa clara;
si Colon resuci tara
diera un abrazo á Piquer.
Guardad bíen esa escultma
que lleva un Jloema en sí,
mas !JO la hagais como aquí,
cuestion de floricultura.
Con que abur, amigo y dueño,
saluda á los cardencmcs,
y, aunque no escriba, no pienses
que te olvida EL MADR1U:ÑO.
( ISIlO.

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BABILONIA.

A las seiLoritas de Saenz de Sanla Maria y Sidro.

Cortesano de primera,
y vecino de Madrid,
diplomático incipiente
y esperanza del país,
(la modestia es bien mosl,renco
desamortizado al fin
por el sistema que hoy rige
de conmigo y para mí)
yo, pr6fugo .eraniego,
de5carnado Metternick ,
que á buscar salud y fresco
á estas sierras acudí;
hoy, lindísimas rondeñas,
de talle airoso y gentil,
las delicias de mi villa
en verso os quiero decir.

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POEsíAS. 179
Sabed, niñas, que ante todo
de la córte en el tragin
no se vi ve, y no os asombre,
lo que se hace es no vivir;
y no vive el empleado,
empleado el infeliz
en apuntalar su empleo
que codician más de mil:
y no vive el prestamista,
que con alma de Caín
se desvive si no cobra
á real por maravedí;
ni la frondosa polluela
de remilgado perfil ,
que en pintarse y en pintarla
vence á Murillo ó Vandik;
ni su madre si es Licurga
y con júbilo suegril
ve fotografiarse un yerno
en cada amante adalid;
y no viven los bolsistas,
que ven su bolsa en un tris
cuando Pinto se pronuncia
6 estornuda Abdul-Medjidj
ni los cándidos mineros,
que á caza de un Potosí
desempiedran ricas muestras
de guijarro ó adoquin;
ni el obrero del progreso,
de la prensa el albañil ,
que trabaja por las mílsas

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iSO POEsíA;;.

amasando para sí.


Políticos, comediantes,
titiriteros, dand ys,
ex- virtudes y morlistns
)' doncellas de servir;
médicos, scpultur6ros,
cacos, sastres de Paris ,
tluques, chalanes)' gente
de vario tinte y matiz,
hacen del oso en la villa,
cada quisque por su quid,
vida de marchas forzadas,
vida de ferro-carril.
y es aquello un avispero,
es como el contínuo hervír
de moscones )' abejorros
en derredor de un festín.
Nueva Babel, cuyos pisos
se elevan ya hasla el cénit,
es la confusion de lenguas
verdad inconcusa allí;
y á todo prójimo se habla,
si va á casarse, en latín;
si va á dar, en castellano,
y en griego, si va á pedir;
yen pedir nadie anda corto:
pide Anselmo y Juan y Luis,
quién de aguador una plaza,
quién un Gobierno civil,
y hasta el sol que, largos años
sin chistar entró haslR afjuí,

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POEsíAS. lSI
hoy pide puerta más grande
y arruina á medio Madrid;
cada casa es una jaula,
estrecho zaquizamí,
con más gente que el infierno
y más zamora que en el Riff:
y serán, hasta que suene
en Josarat el clarin ,
monumentos, digno espanto
de los siglos por venir,
las CÓ1'tes, Plaza de toros,
catedral de Chambe1'í,
el Prado, san Bemardino,
el Rast1'o, Bolsa y Bolsin.
Hay bailes de Capellanes,
que bailan polka y schotisch
con tímidas cape llanas ,
que se pierden al salir,
y coches que van al paso
á r,emolque de un rocin ,
y aurigas con el sombrero
metido hasta la nariz.
Hay vates de pluma gorda,
que con zarzuelesco fin
hacen letras 6 palotes
para Arrieta ó para Oudrid;
borrascas de pretendientes,
nubes de niños de esprit,
y chaparrones de genio,
y cantantes de candil.
Tomadores con los cinco,
HI

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182 !'OESÍ1S.

y ministros con esplin,


y caseros más tiranos
que el tigre Nana-Saib.
Autores que dan de ajeno,
conciencias que dan de sí,
talentos con telarañas
y honras con polvo y hollin.
Muchos fieles del famoso
santo jugo de la viel
y bea tas ele la sisa
y hermanos de San C1'ispin;
mayordomos de San hlárcos,
gente del quiquiriquí,
que son gallos que ya cantan
por lo bajo y sin mal fin.
Nada os diré ele las ferias,
caprichoso potpotwri
de trastos para el mueblaje,
y trastos pitiminís.
De carne y carton, muñecas,
y pollos con le\'itin,
libros y melocotones,
piezas de ópera y terliz;
nada de la Noche-buena,
de tambores un molin ,
que hacen un santo al Atila
de la caterva infantil.
Ni del carnaval continuo,
en que truecan el vestir,
tanta esposa con calzones,
con corsé tanto dandy.

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rOESÍAs. i83
C,illarlÍ las romerías,
qHC son fiestas de engullir,
y c61icos I no indulgencias,
es lo que se gana allí.
Ya que es peor meneallo
raZ011 será concluir.
¿ Y sil) IJablarnos de modas?
¿ Oel último figurin?
Es verdad, lindas serranas,
con motivo me argüís;
mas pronto enmiendo mí olvido:
seccioLl de modas; oid.
AIlurq lIía en las cabezas
lJue hay con peinados sin fin ,
sin pelo de tontas muchas,
de medio pelo cien mil.
Cuanto en el moño se ponen
á su gusto ha de salir;
y, en punto á lazos, van siempre
tras ell~zo varonil.
Al r(lstro de cal y yeso
dan un ligero barniz,
y así resultan dos caras,
y hay para tí y para mÍ.
El escote está en gran boga,
que es sistema mujeril,
que los novios den á escote
para beber y vivir.
Las pollitas usan trajes
de gasa ténue y sutil,
ligeros como sus cascos,

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184 POEsíAS.
huecos como su magin ,
con la conciencia en las mangas,
de la anchura de un pernil,
con más faldas que el MOllcayo
y más cola que un tilí.
COIl esto, y, en vez de aceite
de violetas 6 jazmin,
un exlraclo de mil gestos
y del qué se me da á mí,
puede ya cualquiera dama
su galanura lucir
entre las flores que adorr.an
el cortesano pensil.
Este es Madrid; ¿ qué os parece?
bien 6 mal, 6 así, así?
Mas sabed que s610 he alzado
una punta del tapiz
y visteis la Babilonia
del farsante y del mal sin ;
mas no la c6rte sensata,
que va por el buen carril.
Yo os diré que por mi parte,
segun mi pobre sentir,
desde Madrid á la gloria,
desde la gloria á Madrid;
que allí tambien nos salvamos,
y si al infierno he de ir,
que el diablo me lleve en coche,
y no á pié, 6 en calesin.
(1858.)

©Biblioteca Nacional de Colombia


A LA SIEMPREVIVA.

Dios te guarde, siempreviva,


la flor de amarillas hojas,
emblema de las congojas
de un alma al vivir cautiva.
Obró con diclámen cuerdo
quien te dió tan lierno nomhre ;
que en tí simboliza el llombre
la santidad del recuerdo.
Tu constante lozanía
semeja con noble int.ento
lo eterno de un pensamiento,
que hierve en la fantasía;
y enigma de llanto encierra,
que es perpétuo tu verdor,
como es perpétuo el dolor
en cuanto cubre la tierra.
t6.

©Biblioteca Nacional de Colombia


186 POESÍAS.

Desyenturada es tu suerte:
tristes son tus atractivos;
sólo te guardan los vivos
para adornarse en la muerte.
Seco tu tallo creció;
brotaste en yerma pradera
de la lágrima primera
que una tumba humedeció.
Mas no siempre eres la prenda
del corazon que suspira;
tambien el dolor-mentira
busca en tí fingida ofrenda;
y allJegar Todos los Santos
lindas guirnaldas apresta,
que va la gente de fiesta ;
á recorrer campo-santos,
Donde bay lances amatorios
y figuritas muy monas,
y exposicion de coronas
y otros objetos mortuorios.
Es fuerza estar expresivos
con tantos curiosos juntos;
y se adula á los difuntos
para enga ñar á los vivos.
No hay quien su pesar comprenda;
ni es el asunto tan sério,
que al salir del cementerio
aguarda ya la merienda.

©Biblioteca Nacional de Colombia


pOEsiAS. f 87
i Rerrenda profanacion !
colmo de indignos agravios;
lIevais la mofa en los lábios,
y hielo en el corazon.
Mas si en horrible impiedad
te compadezco al mirarte,
trocada en objeto de arte
que explota la vanidad;
Cuando eres ofrenda pura
de quien las turbas esquiva,
que encuentra en tí, siempreviva,
lenitivo á su amargura,
Con santo recogimiento
te contemplo sin enojos,
y llorar quieren mis ojos
y á mi voz le falta alieuto.

Que en la bendita efusion


de sus mortales congojas,
rociadas están tus hojas
con llanto del corazon.
y cuando en noche callada
que en su silencio amedrenta,
y toda vida se ausenta
de la postrera morada,
y entre sus arcos desiertos
no suena pisada alguna,
y triste brilla la luna,
opaco sol de los muertos;

©Biblioteca Nacional de Colombia


188 POEsíAS.

Cuando sólo el cierzo zumba


y nublados amontona,
y tú, en trenzada corona,
oscilas sobre una tumba;
Parece que apasionada
la mano que alli te puso,
te impele en deseo iluso
contra su lápida helada,
y que un eco dolorido
llama al que dentro reposa,
diciendo en voz cariñosa;
«(duerme en paz, que no te olvido».
Siempreviva, Dios te guarde.
Tú, que nunca te despojas
de esas amarillas bojas
de que haces preciado alarde;
Si has de cubrir mis cenizas
por lujo ó mundano afan,
plegue á Dios que el huracan
te arroje al suelo heclla trizas.
Mas si eres¡prenda de amor,
haz me eterna compañía,
y preste el sol cada dia
nuevo encanto á tu verdor.

©Biblioteca Nacional de Colombia


EPITAFIOS.

(( ¡Luisa! ¡Luisa! i mi amor, mi vida en lera !


)) Desde que estás en la mansion de~ cielo
) La soledad tan sólo es mi consuelo! ...)
Y era la Soledad una bolera.

R. 1. P. dice el letrero
y hay encima una tijera.
¿Fué sastre, mujer ú hortera?
No señor; gacetillero.

Murió en un baile Inés; rué vida breve.


Que el miriñaque i oh Inés! le sea leve.

((Aquí duerme un sereno.)' Pues no ha muerlo.


Que empiece á amanecer y está despierto .

©Biblioteca Nacional de Colombia


190 POEsíAS.
(eRes tos mortales del dandy Juar.ilo,
que se crió entre sedas y entre estufas.
Murió en un ambigú.» i Malditas trufas!!!

¿Qué veo: (e Damian García.»


¿Tú tambien, mi tierno amigo,
yaces en la tumba fria?
No hay tal; que con toda idea
para los meses de invierno
mandó poner chimenea.

(cAquí yace D. Júdas, buen poela,


buen ministro, buen juez, buen diputada.))
¡Qué horror! Ni aún á los muertos se respeta.
¡Qué vilmente calumnian al finado! !

(( El duque del Manzano, con su galgo.»


¡Qué animal tan hermoso y tan hidalgo!

(eUn varon, de fe tesoro,


yace bajo este alabastro;
dió el bautismo á mucho m6fO. »
-(e ¿Fué misionero?»
-((Lo ignoro.
Tuvo taberna en el Rastr\).»

©Biblioteca Nacional de Colombia


rOE~ iAs. lDl
¡¡Un editor debajo de un poeta!!
La muerte al escritor hizo justicia;
para domar la editorial codicia,
ya sabeis, compafteros, la recela.

cc¡Qllé gloria! El cielo me ayuda.


Mi suegra no me siguió.»
Este pobre falleció
de una suegritis aguda.

{(Cf,sado con familill y meritorio. »)


Ya tiene adelantado el Purgatorio.

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JUICIO DEL AÑO 1861 .

A propósito de juicio,
Dios quiera que tengas mucho
año de mil ochocientos,
item más, sesenta y uno.
Aunque prometes muy poco,
si no mienten los augurios,
y te haces ministerial
del dios que te toca en turno.
¿Qué puede esperar la tierra
más qu~ sablazos y sustos
del docemesino imperio
de tu soberano augusto?
¿ Del capitan general
del Olimpo y sus suburbios,
del espadon de los dioses,
del valenton de intramuros?
¿Del gran Marte, el inventor
del derecho de los puños ,

©Biblioteca Nacional de Colombia


POEstAS. i93
hoy sufragio universal,
proteccíon y otros chanchullos?
¿ Cómo ha de faltar camorra
siendo dios tan corajudo
presidente con cartera
de los destinos del mundo?
La espada tendrá gran boga,
porque es de Marte atributo,
y en el juega de la vida
las espadas serán triunfos.
Gozarán de fama inmensa,
traducida en pesos puros,
todos los buenos espadas,
por ejemplo, el Tato, el Curro,
y otros toreros que aplauden
los duques y los palurdos,
que á los genifJs verdaderos
siempre rendimos tributo.
Nadarán en la abundancia,
con más primor que los buzos,
los espadas, machos y hembras,
sábios, génios y tribunos.
Las eminenc'ias que parlan,
montes de broza y arbustos,
con una cima más mocha
que todos los calvos juntos.
Las grandes capacidades,
tan capnces de exabruptos,
que en ellas no cabe un litro
de sentido ni buen gusto;
y las santas patronímicas,
i7

©Biblioteca Nacional de Colombia


f9 ·~ POEsíAS.

y los santones repúblicas,


y los duelistas de oficio,
para la prensa los únicos;
los artistas en botines,
y los artistas quirúrgicos,
que destrozan á u(crisliano
como el que parte un besugo;
las princesas de la moda,
muñecas de carne y bulto,
reclamo de las modistas,
que así exhiben sus productos.
Los poetas tmviatinos,
los modernos elramalurgos ,
que sacan de la Galera
virtudes para el consumo;
y los primeros actores
quc en sus artísticos humos
cumplen con la ley que dice:
edos primeros son los últimos".
Echarán su cuarto á espadas
disertando á lo Licurgo,
los tiradores de lengua,
que temcn quedarse mudos;
y cada cual hablará
con más peso que un cartujo
de lo que menos enlienda
y así será el peso bruto.
Charlarán los matemáticos,
los de la ene menos uno,
como otra cosa de ene
de coplas y de discursos;

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POESÍAS. t9 ;í
de sinfonías el médico,
y de epidemias el músico,
el libertino de Sl.mtos
y el sacristan de disturbios;
de insomnios más de un sereno
y algun juez meditabundo;
ele recato las doncellas,
y el estudiante de estudios;
de limpieza el concejal,
que tiene el encargo pulcro,
del ramo, fjUe no es de ornato,
sino de ensuciado público.
Discutirá el confitero
sobre leyes y estn tu tos,
mientras habla de turrones
más de un diputado astuto.
Será triunfo el as de espadas
en lodo el imperio cuco,
donde hay tirones de oreja,
tapete verde y taplljos.
Pero las autoridades
perseguirán los tabucos
encarcelando á los vi vos,
que alzan á más de un difunto;
á menos que el alguacil ,
no avise la hora y minuto
en que van á sorprenderles
para evitarlos el susto.
y se pondrá á raya el juego,
casi no en todos los puntos;
porque prenderse á sí mismo

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t06 POEsíAS.

no tiene chiste ninguno;


Los duelos seran á espada,
aunque, como dice el vulgo,
los duelos con pan son menos
si es pan de cubierto á duro
y la comedia política,
que nos den los siete just.os
será de capa y espada,
mucho embozo y sable en puño.
El pez-espada en los mares
tendrá dominio absoluto,
y la espada de Damocles
que fué un general muy tuno,
amagará á los cesantes,
pobres mártires sin número,
y á los socios de la trampa,
que aquí es carrera de lujo.
La espada del buen Bernm'do
será el asador fecundo,
que á los héroes ... de pico
dé pitanza y mucho rumbo.
Mas ¡ay! el sable de Marte
no es s610 de azares nuncio:
su amor á mujeres de otros
ha de dar amargo fruto;
dígalo sino Vulcano
marido cojo y negruzco,
que le cogi6 con su esposa
tomando el sol extramuros.
Por lo tanto honrada clase,
que teneis el usufructo

©Biblioteca Nacional de Colombia


POEsíAS. 197
de una finca mujeril,
finca de trueno seguro,
ojo alerta, que )¡ay rateros,
yesos vi ven del rebusco,
y es de una tierra muy floja
la finca que en suerte os cupo.
Más mí juício se extravía
y este juicio dura mucho
y hasta la tarde del juicio
á mi juicio tengo asunto;
así pues, felicidades,
salud con coche, y por último
posdata. Amable lectora,
has de saber que me mudo
á la calle de la Espada,
que en Enero como en Julio
va á ser la calle modelo
de la metrópoli orgullo.
No tendrá conservadores
para arreglar los pedruscos,
y estará más conservado
su empedrado puntiagudo.
Darán más luz los mecheros
de ese gas modesto y mustio,
que alumbra lo suficiente
para avisar que está oscuro.
No harán las gentes un feo
á las columnas y cubos
mingitoriando la acera,
como es madrileño abuso.
No habrá loros, ni cotorras,
17.

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i98 POEsíAS.

ni olras aves y cuadrúpedos,


como gallegos de esquina
y alona.ras de oficio turbio.
y quedarán prohibidos
los perros y vagaLundos,
las soarés en plena acera
y las córtes en fonduchos.
Voy á vivir en la gloria;
con que abur! ruede el mundo,
que ya saldrémos del año
si no enterrados, contusos.

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MANZANARES Y LOZOYA.

ESCENA BlD'RÁULICA mPROYISADA.

ilI."-XZANARES.

Atrás, serrano, aúa estoy


en disponibilidad;
por juro <le antigüedad,
rio de la córle soy.
LOZOYA,

Deja ese necio estribillo,


calla, rio pseudo-arroyo,
qllP. tienl's que lJacer un hoyo
para mojar un tobillo .
'(AXZANARES.

Quizá yo el \.riunfo reporte,


porque ~ i me melo en aguas ...

©Biblioteca Nacional de Colombia


200 POEsíAS.

LOZOYA.

Sí , te meten las enaguas


de las niñas de la córle.
~lANlJ\NARES.

Quita. allá, calaveron,


yo tus designios atajo,
que quien viene por debajo
no trae muy buena intencion.
LOZOYA.

Aún usa más bajo ardid


quien murmura á las espaldas,
y tú eres el lame-faldas
de la villa de Madrid.
Tu corriente caudalosa
apenas llena dos cubos.
MAJ\ "ZAi\"ARES .

y á tí te meten en tubos
como si fueras ventosa:
fuera, río por acciones.
I.OZOYA _

Miren el rio sin obras,


receptáculo de sobras
de camisas y jubones.

Déjate de esas locnras;

©Biblioteca Nacional de Colombia


POESÍAS, 201
va á ser tu fin muy)margo,
pues como el camino es largo
le vas en escurriduras,
LOZOYA,

Manzanares, á olro avío,


~[ANZAl'iARES,

Vuelve á la sierra, Lozoya,


LOZOYA.

La ley mi derecho apoya.


Vete, progl'ama de rio .
.'lIANZAl\'AUES.

~ Bien; pero te has de obligar


á la val' al vecindario,
que no es muy limpio,
LOZOYA,

Canario.

y has de dejarte azotar.

LOZOYA .

Lo podemos componer
y por muy poco te inquietas;
tú les lavas [las calcetas
y yo les doy de beber ,

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BALTASAfi DEL ALCÁZAR el ).

-«En Jaen donde 1'esido


))vivió Baltas,.!' de Alcázar,
)Hui amigo, el festivo Yate,
))que canló con linda gracia
))Ias delicias de una cena
))con amor, vino y tajadas.
);A fe de Lope de Sosa
))que si en el mundo se hallara
))y por mal de sus pecallos

))contemplase aute sus barbas


))olro zumo y otra cena
)) tan ruin como verbi-gracia,
))iba á en tonur de seguro
)Jsá tiras, que no alllbanzas,
)) coutra el vino y la labemu ,
))la ciudad y la posada.))

'1) /iOIH.1IlCC pdl'a e J Romancero de poetas españoles.

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POEsíAS. 203
-((Ay, señor, y qué mal genio
gasta su mereé.))
-(¿ Te extraña
se irrite así, buena vieja,
quien, como yo, trae andadas
ocbo leguas á buen trote,
y para calmar las ansias
de su estómago, tropieza
con un pollo en momia rancia,
un brebaje del infierno
y un gazpacho ó sopas de agua? ))
-«Pues no sé que haya en Sevilla
ni en el barrio de Triana
quien pudiera disponerle
cena mejor, más barata.
Su merced es el primero
que asunto de quejas halla
en mi mesan, que de antiguo
goza de crédito y fama;
y no por esO imagine
que aquí sólo hacen parada
estudiantes y busconas,
muleteros y jitanas.
Los lindos más remilgados
y las más apuesbl.s damas,
que van de merienda al rio
ó de paseo á las gradas,
vienen á honrar mi pobreza,
porque aquí nadie me iguala
en asar unas morcillas
ó aderezar ensaladas.)

©Biblioteca Nacional de Colombia


pOEsíAS.

-(,Felices ellos.))
-(,El vinQ
que se consume en mi casa,
es todo de la bodega
del Castillo; es afamada:
diez y seis vale el cuartillo,
no tiene clase más baja.)
-«¿ Qué dices'! ¿y esa taberna
está cerca?»
- (Aquí inmediata.)
- «¿No es la de Alcocer?))
- «La misma .
Así su dueño se llama.)
-(Apnrte.) «j La taberna que en sus versos
tanto Baltasar decanta!)
--«Más de un galan de altas prendas
y de encumbrada prosapia
se creyó en el Paraíso
y aún más allá, cuando estaba
la color algo subida,
y algo muertas las miradas,
reclamándome la bota,
que él pedia y yo negaba,
llena del vinillo aloque
que á su mercé desagrada.)
-«¿Esos serán á la cuenla
recuerdos de antigua dala ?»
-«¿Y cómo no? bien lo lloro.
Pasaron aquellas Pascuas
en que fuí Pascua florida
y era aleluya esta cara,

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POEsíA S. 20ti

que boy p:lrece estampa vieja


con grietas y telarañas.
y por cojerla bubo lances,
y duelos, y cuchilladas,
y entrada la nocbe hervian
debajo de mi ventana
rondadores á millares,
á docenas serenatas.
¡Ay qué tiempos !»
(Y esta abuela
bien pudo ser linda estampa;
¡qué diablo! ¿estaré cenando
dónde cenó el buen Alcázar ?)
-«¡Ay qué tiempos! cuando habia
quien se durmiera en mi falda
entre sueños repitiendo
«¡Bella Inés!» «¡Inés hermana!1)
-«¿Te llamas Inés? ¿qué dudo?
Es ella, su prenda amada,
con cien surcos en el rostro
y cien años á la espalda.
En buen hora la fortuna
guió á tu meson mi planta,
para admirar en su ocaso
de ese sol la muerta llama,
refrescando de un amigo
las melDorías harto caras. »
-«¿Se burla usarcé ? le juro
que no adivino .... »
-«Sé franca.
Dime, ¿ no tiene dos puertas
18

©Biblioteca Nacional de Colombia


¡
~06 POESIAS.

este meson ?»
-«Sí.»
-(A la entrada
¿ no tiene un hoyo la una
y la otra un pilO? acaba.»
- ((El hoyo exisle»
-(el y el pito?))
- «No suena ya.»
-(Pero basta
que haya sonado; ¡ah! por eso
compuso aquel epigrama
en que tu apetito increpa
y tu aslucia muestra clara,
pues es fuerza que el que acuua
ya por cena, ya por cama,
entre 6 cayendo ó pitando
á presentar su demanda.))
-a¿Y quién decís que me increpa
que á insultarme se propasa ?»
-(Feliz encuentro; tú eres
la Inés de boca tan magna,
que á las orejas no llega,
mas sólo un dedo le falta;
tú la de gato por liebre,
lÚ , la Inés á quien amaba,
con berengenas y queso,
que eran de su amor la salsa;
lú la infiel que tí su cariño
diste mUi:rle desastrada,
de un saslre oyendo ternezas,
desaslre que vió con calma. »

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POEsíAS. 207
-(( Mas si usarcé no me explica ...
repito que estoy en babia.)
- (e Entre los mil amadores
que has contemplado á tus plantas,
¿. no recuerdas un mancebo
alto, apostura gallarda ... ?)
-{(¡Ay! señor, si fuéron tantos,
y siempre he sido tan flaca ! ... ))
-«No 10 dudo.)
- ( De memoria,
que fuera empresa bien árdua. )
-( Vüío al mundo aquí en Sevilla
Mcia el año, salvo errata,
de mil quinientos y treinta,
ya ves que la fecha es larga.
Fecha de setenta y pico,
quizá por su nombre caigas ...
Baltasar.ll
-«Que era muy diestro
en puntear la guitarra,
y aún para can lo compuso
sabrosísimas tonadas?»
-« Bien pudo ser, porque luego
dando á la aflcion más alas,
puso en acordado tono
su madrigales.)
-((Pintaba,
si mal no recuerdo ...
-Justo;
por él estoy retratada. )
-(e Pintor y amante, no extraño
que en tí el pincel empleara.

©Biblioteca Nacional de Colombia


208 pOEsiAS.

¿Es decir, que haces memoria


de Alcázar?»
-((Aunque atrasada,
conservo de aquella fecha
memorias sobrado amargas.
¡Cuántas noches, muchas fuéron,
de su arrojo haciendo gala,
al hogar me referia
los encuentros y batallas
que ya por mar, ya por tierra,
dieron campo á sus hazañas,
y que tan alto pusieron
el esplendor de las armas
del rey Felipe segundo,
que Dios en su gloria haya.»
-((Valiente fué, y su bravura
tal vez pecó de extremada,
y del francés, prisionero,
con creces pagó su audacia.
Mucho costó rescatarle.»
-(( Mas su prision fué la causa
de que en desdeñoso olvido
nuestra pasion se trocara.
Que ausencia eterna juzgando
lo que era ausencia de España,
muerto le lloré en la guerra,
y muerto 'ya , dí su plaza.))
-« y él á la vuelta veria ,
pasmado de tu falacia,
la desastrosa ocurrencia
que el hilo á su amor cortaba.ll

©Biblioteca Nacional de Colombia


pOEsiAS. 2011
-« Vino á cenar una noche,
noche de mí no esperada,
en que, por miedo á Jos muertos,
éramos dos en la estancia.
Entró, desmayéme al verle,
y él, que viniendo por caza,
halló otra mano en su plato
y otro galan en mi guarda,
paróse, miró con ceño,
y ni ir á estallar de rabia,
sonriy6 , dió media vuelta ,
y fuése sin decir nada.))
-((Harto dijo con marcharse,
que rué decision bien sábia.»
-ce Nunca más ví desde entonces
al Baltasar de mi alma,
ni dél me dieron noticias,
ni yo curé de buscarlas. »
- (cHiciste bien, que, si mozo
cursó aventuras non sanctas,
entrado en años, se abstuvo
de volanderas viandas,
y olvidó tus atractivos,
y de Himeneo en las aras,
de voluntad más segura
su voluntad hizo esrIa va :
y trocando por el hierro
de la justicia la val'il,
á los duques de Alcalá
sirvió hasta edad avanzada.
La villa de los Molares
18.

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210 POEsíAS.

con razon su acierto alaba,


que, alcalde maygr, fué ejemplo
de rectitud y templanza.
Dos años há que en la tumba
en sueño eterno descan!ia ,
tras setenta y seis de vida
de una probidad sin tacha.
La gota finó sus dias.»
- (e ¿ Murió de gota? ))
-(t¿ Te extraña?
-«De su muerte fué profeta.
Bien su tin pronosticaba
cuando á caza de la bota,
y entre bulla y carcajadas,
venga otra gola, decia ,
aunque goteras me salgan,
y aunque á la postre agotado,
tras tantas gotas tragadas,
sin gota tle sangre muera
de gota, de reuma ó asma.)
Se le cumplió su deseo.
- «Dar puedes al cielo gracias
tle baberle en tu red prentlido ,
que él te ba dado huena paga
yen moneda siempre en curso.))
- (e Eso no) usureé se engaña;
nunca le cobré más precio
que el de pichel 'Y la taza;
nunca tratiqué en amores,
ni pertenezco á la casta
de esas garduñas que dicen;

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POEsíAS. 21l
«(Antes del tom3., está el daca.»
-«Mal mi intencíon comprendiste:
hablo de paga más alta.
J3aIt3.sar , festí vo vate
de musa en chistes lozana,
ha hecho célebre lu nombre,
tu jamon y tu inconstancia;
y en fáciles redondillas,
r.fUe en boca de todos andan,
jocOS3. ceua celebra,
más que aplaudida, envidiada.
Que á fe de Lope de Sosa
uebió ser una de tantas
como gozasteis entrambos
cuanclo amor os subyugaba.»
-« Tal vez la primera.»
- ccIguoro
,i rué la primera 6 cuarta.»
- «No son presunciones leves;
que él juró inmortalizarla.»
- «Pues sí tal juró, la duda
en cert.idumbre se cambia.
¿ Más qué aventura 6 qué lance? .. »
- «Pasó la cosa más brava
que en "ida de hombre se cuenta . »
-((¿Cuándo, su visla turbada,
vió eu un candil dos candiles?»
-(<¡Si es la aventura más rara!. .. »
-«¿ Cuándo se durmió á los postres
en mitad de la jornada ?»
- ((Si rué despues de dormido .»

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212 POEsíAS.

-((Pues eso no lo relata.»


-(Ni sé si contarlo deba,
porque á la verdad ... »
-«Ya tardas .»
-ceNo peca de muy conforme
con la doctrina cristiana.»
-ceNunca pequé de pacato
por los pecados eon faldas.)O
-(Ya que tal es su deseo .. . »
- ceYa no es deseo, que es ansia . »
- «Pues oiga el caso.»-
- ( Ya escucho.»
-(Mi delantal por aimohada,
tranquilo Alcázar dormia,
cuando con graciosa maña ...
Las once dan. »-(e¿No prosigues?»
-ceEs tarde, y la luz se apaga;
v6ime á dormir, y la historia
quédese para mañana.»

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EP.ÍGRAMAS.
"

-«¿ Con que te casaste, Juan?


-«(Cojo y todo.))
-«(Lo ignoraba.
))No en vano dice el refran:
))quien mal anda mal acaba.))

Un mozo arrastrando c!\pa


por una fonda pasó;
la pastelera era guapa,
él muy goloso y entró.
Aquella noche de ahilo
cayó malo y con la fiebre
gritaba: «pastel maldito,
me han dado gato por liebre.))

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21 i POEsíAS.

Cogió un toro ayer á Andrés


y hoy le casan con Clemencia.
Él llora y dice: «eso es,
tras de cuernos, penitencia. »

COIl direccion á Simancas


y en una burra trotona
marchaba Juan en persona
llevando á Inés á las ancas.
Mas la bestia dió un traspié
y al cruzar UROS olivos
la hurra á Inés se le rué
y J lIan perdió los estribos.

Naeió en Coria el buen Teodoro ,


y en Espinar se nutrió,
fué médico en Matará
y ahora le casan en Toro,
O sale horóscopo falso,
ó su suerte es muy sencilla;
vivir siempre en Rabadilla
y morir luego en Cadalso.

Dicen que en punto á elegancia


Adela se pinta sola
y es falso, que es la Venancia
quien la pinta y escayola.

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pOE~íAS. 2Hi
-((Me quieres, prenda?))
-«Te qlliero.))
-«¿Cuándo premias mi pasion?»)
-«Pronto; el treinta de Febrero
6 el viérnes de la Ascension.»)

Un reo puesto en ca pilla


la distancia calculó
que hay de Madrid á Serilla ,
y así á su casa escribió:
«Madre, ya he muerto; este albur
lo he corrido sin cero le ,
ayer me dieron garrote
y hoy me enterraron, aIJllr.))

-«Voy á ser periodista; me da grima


ver una oposicion tan sistemática.»
-«¿ Aprenderás primero la gramática?
-«¿ y para qué? ~lás falta hace la esgrima.

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CUENTO.

EN UN ALRUM.

Allá en época remola


de tiniebla y )loche oscura,
en los siglos de ventura
ue la miel y la bellota,
diz que un dia cierta niña
( y niña habia de ser
la primera en promover
la inquietud en la campiña),
no se sabe si por celos,
por envidia 6 por qué cosa
pronuncióse valerosa
poniendo el grite en los cielos .
y en un rapto de demencia,
y del caso 110 te 3som bres ,
declaró c( guerra á los hombres,
libertad é independcllcia)Ji

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POESÍAS. 217

aqui fuéron las quimeras,


aquí las nupciales riñas
y el correr todas las niñas
á alistarse en sus banderas.
Bien pronto, tambor batiente,
marcharon las amazonas
{¡ fundar en otras zonas
un imperio independiente.
y andando días y días,
con marchas y contramarchas,
entre yelos y entre escarchas,
que era el mes de pulmonías,
hicieron alto por fin,
ignoro en cuál hemisferio,
proclamando allí el imperio
las cabezas del motin.
¿ Más cual había de ser
la reina de aquel estado?
Era un trance algo apurado
difícil de resolver.
Quiénes por reina querian
á la más linda y galana,
quiénes á la más anciana,
quiénes viuda la pedian.
Iba ya la turba audaz
á partirse la comarca,
cuando el celeste monarca
bajó á ponerlas en paz.
Dejándose de indirectas
así con su voz de trueno,
Júpiter de rabia lleno,
19

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218 POEsíAS.

arengó á las insurrectas:


« Femenina multitud
) cesa en tu charla importuna;
) reinará la que reuna
) la hermosura á la virtud. )
y es fama que así calmó
la insurrcccion y los grito,;,
que los tales requisitos
en ninguna 105 ha1l6.

Si te hubiera visto allí


aquella deidad suprema,
110 hay duda que la diadema
te la hubiera dado á tí.

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BANDO CALLEJERO.

Honrados madrileños:
yo, vuestro alcalde,
quiero qtle cada quisque
viva en su calle;
y por lo tanto,
al son de seguidillas
ordeno y mando:

Vivirán en la calle
de la Garduña,
todos los individuos
largos de uñas,
cacos, escribas,
niñas del gancho, saslres
y prestamistas.

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220 POEsíAS.

La pla:oa de Afligidos,
y el trecho es ancho,
será albergue de pobres
desconsolados,
como cesantes,
viudas, que piden otro,
genios y vales.

Galancetes de esquina,
monas de reja,
mamás iluminadas,
viejos troneJ'as ,
desde hoy se mudan
á la calle del Oso,
y habrá apreturas .

La plaza de la LeIla
por vecindario,
tendrá á los que discuten
á garrotazos,
y habrá solfeos,
palizas conyugales
y otros excesos.

A los listos de manos,


ingleses puros,
y que suelen jugarla
sólo de puño,
por desahogo
se les marca la calle
de Puñonrost1·0.

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POEsíAS. 22t
Como hoy nacen los niños
siendo Licurgos,
se tabica la calle
de los Estudios,
pero se ensancha
la del BU/'ro, que es recta
y está inmediata.

Llenarán la de Silva
de bote en bote.
los talentos silbados
por batallones;
y los ministros,
que en su alabanza oyeron
coro de pitos.

La calle del Calvario


será el refugio
de las víctimas tristes
del santo nudo;
y aunque se quejen,
queda para las suegras
la de la Sie717e.

Barberos charlatanes,
gacetilleros,
seductores de oLicio,
soldados viejos,
van desde ahora
á elegir por vi vienda
la de la Bola,
i9.

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222 POESÍAS.

Nube imensa de amantes


y pretendientes,
augurando venturas,
soñando haberes,
con algazara,
invadirá la calle
de la Esperanza,'

Por más que á poco tiempo


anden ya mustios
y venturas y haberes
queden en humo.
Para este caso,
tienen libre la calle
del Desengaño.

Poblarán la del Sordo


los de alma estrecha,
avarientos y cucos,
sordos de pega,
que el juego saben,
y al toma todos oyen
y al daca nadie.

Cada c~lle en sus casas


tendrá un museo;
Caza, novias con dote;
Lono, esperpentos;
Candil, fregonas;
Justa, las pocas que haya.
Paz, ni una sola.

©Biblioteca Nacional de Colombia


POESÍAS. 223
Pecadoras, Peligros;
Sal, madrileñas,
y 111 olino de Viento
niñas coquetas
y hombres de fondo,
que en cuestion de principios
comen de todos.

Gato, artistas-verdugos
y aficioJiladas ,
que en conciertes caseros
cantan que rabian;
mientras galantes
los míseros oyentes
rabian que aplauden.

Farmacia, boticarios;
Palma, doncellas;
médicos, la Ventosa
que ellos rece tan,
y les galenos
vivirán así. enfrente
del Matadero.

TU1'CO, gente de chispa;


abuelas, Pasa;
Conchas, madres-lagartos;
8q,ntos , ni un alma;
Tesoro y Minas
tontos que filonean,
pillos que empriman,

©Biblioteca Nacional de Colombia


224 POEsíAS.

Plazuela del Progreso


los nacionales;
del Conde de Barajas
s6cios del naipe;
la de Matute
contrabando de amores
que odian las luces.

Santurronas, Beatas;
Niño Perdido,
esposos que á sus hembras
hacen novillos.
Pe:::" editúres ;
Esg?'ima, periodistas;
Angel, mamones.

Tinte, las que se tiñen


por esconderse,
ocultando la cara
bajo el blanquete,
y de ese modo
no puede la vergüenza
salir al rostro.

Callejon de San Márcos,


Toro, Carnero,
Cru:; y Pasion no rezan
con los solteros,
y han de habitarlas
casados que acrediten ....
lo que baga falta.

©Biblioteca Nacional de Colombia


POEsíAS.

Cuervo, gente de curia


y enterradores;
Belen, la policía
que hay en la córte.
Lazo, sirenas,
y bolsistas que buscan
la bolsa agena.

La Cuesta de los Ciegos


será el albergue
de los matrimoniados
que ver 110 quieren;
clase muy dócil
si el primo de su esposa
los lleva en coche.

Casino, fasltionables,
gente de talla
que siempre están en juego
tomando cartas;
pero tan altos,
que DO pueden las rondas
echarles mano.

E5)Jejo, presumidas;
Sa1'ten, galopos,
que del mango la cogen
y hacen su agosto.
Union, se cierra;
no hay español niHguDo
que viva en ella.

©Biblioteca Nacional de Colombia


226 POEsíAS.

En el Pretil que llaman


de los ConseJos,
los daráu sin pedirlos
sábios y necios.
Pero al tomarlos
todos dirán en coro:
(1 perdone, hermano )J.

Las calles de Quevedo,


Lape de Vega,
Calderon ele la Barca
y otras lumbreras,
son inviolables;
ya que esláluas no licuen
que tengan calle.

El pasaje de MUTga
será el asilo
de todas las cuadrillas
de foragidos ,
que á figle y bombo,
dando tormento al aire,
nos dejan sordos.

Mas mi bando se alarga


y en la certeza,
de que en Madrid los bandos
son letra muerta,
por no cansarme
dejo ... para mañana
las otras calles.

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POEsíAS. 227
y sin . más por ahora
firmo y concluyo:
año mil oehocientos
sesenta y uno;
cinco de Mayo,
Pretil de Santisteban ,
número cuatro.

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DESCARRILAMIENTOS.

¿Con que la bella Juanila


que antes vivió de su aguja,
hoy con la elegancia puja
en faus~o y noble adema n ?
¿Q'.lé zurcidos son los suyos
que tan pronto la hacen ricn?
¿Hace ent1'edos ó vainica?
¿Cose en burdo ó en sedan?
Que sé yo;
pero ó vive de milagro
ó ese t1'en descan'iló,

¿Con que el marqués, cabecilla


de los troneras noveles,
. va á quedar con sus cuarteles
en la calle de cuartel;
y en mundo, demonio y carne
placer busca á todo pasto,
y tras el gusto va el gasto

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POES!AS. 229
y tras el gasto la piel?
Pues tronó,
que está fuera de la vía
y ese tren descar¡·iló.

¿Dice usted que doña Clara


que de vieja se clarea,
porque de algun pié cojea
siempre con uno ha ele andar,
y busca para su brazo
ele entre la pollesca parva
niños que esperan la barba
y el precepto de ayunar?
¿Por qué no?
ya la máquina es muy vieja
y ese tren descarriló.

¿Es don Juan, cántaro viejo,


que de usado se rezuma,
qUIen para curarse el reuma,
tomó doncella en Jerez,
y solteron rezagado
con la sirvienta se emboba
y de esta dama de escoba
hará su esposa tal vez?
Pues se hundió;
que se case ó no se case
ese tren descarl·Uó.

20

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230 POEsíA S.

¿Con que don Luis que rivia


con sus rentas empeñadas,
no bien entró en Estancad~s
desestancó su caudal;
y hoy triunfa y goza, y versado
en la bursátil tramoya
tiene acciones del Lozoya
y es sócio del gran Central?
Que sé yo;
pero el destino da poco
y ese tren descarriló.

Si es verdad que la viudit.a


tertuliana del ministro,
sirve de amable registro
á la empleófila grey;
y aunque asegura ((ue es sólo
pura caridad su influjo,
harto demuestra su lujo
que el corretaje es de ley;
Se acabÓ',
que, ó son falsos testimonios,
ó ese tren descarriló.

¿~e haré la ¡lusion que escribo


por la gloria limpia y pura
cuando hago literatura
como pudiera hacer pan?
y el "'enio á cuartilla~ vendo

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POEsíAS. 231
y si barrunto ganancia
pondré en zarzuela á Numancia
y en gozos al preste Juan?
Eso no;
bien sé, que como otros muclJos,
cola tren descarriló.

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EL TITIRIMUNDI.

Exposicion de cuadros, dedicada:" mi amigo D. Joaquin Sancbez


de Fuentes.

Caballeros y señoras
de esta culta capital,
amas de cria, niñeras,
digtla clase militar
de soldados y sargentos,
que detrás de ellas andais ;
ojo al vidrio, que al instante
la funcion va á comenzar,
y hoy traigo unas vistas nuevas
que valen un dineral.
¿Quién se acerca? ¿Quién las mira?
por dos cuartos se ven ya.
¿Dónde hay cuadros más baratos,
ni de más visualidad?
Sólo en bailes y tertulias
las señoras hacen más;
porque echan el hombro fuera

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POESÍAS. 233
y, como quien dice: ( ahí va »,
enseñan grátis á todos
Jo que á uno soJa es pecar.
Toca el tambor, Periquillo,
vaya una tos que me da;
rampataplan.

Vista del Salan del Prado


con los faroles de gas;
como no los despabilan
por eso alumbran tan mal.
¡Cuánta gente! ¡y qué apreturas!
alguno se alegrará,
que irán cartas á la novia
á espaldas de Jos papás;
vereis pollos empujando,
calaveras en agraz,
solteras que nadie puja,
y se van á apolillar.
Maridos que gastan coche
porque e~ guapa su mitad,
dejando á pié la vergüenza
que estorba para engordar.
¿Veis aquella elegantona
que ni una reina va igual?
pues la sacó de doncella
el duque del Agua-rás.
¿Veis á la izquierda sentada
á una bendita mamá?
pues toma merengues yagua,
20.

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234 POEsíAS.

y para postre un panal,


mientras la niña y el novio-
se aprovechan por detrás ...
Toca el tambor: Periquillo,
vaya una tos que me da;
rampataplan.

Magnífica perspectiva
de un baile de sociedad
de señoras escotadas
y caballeros de frac
en el momento supremo
en que tocan á cenar,
y al ambigú suspirado
se abalanza cada cual.
Se acabaron los cumplidos,
etiquetas no las hay,
que ante el hambre son iguales
el usía y el patan.
Aquí un trozo de ves Lido
detrás de un tacan se va;
allí un codo se da un golpe
y no se hace un cardenal.
Reparad en la alegría
y en el júbilo voraz
de los que ya han cQnseguido
ver de cerca aquel telar.
- « Jaman», grita un caballero,
y echa á una señora atrás.
- « Más pollo)), pide una vieja

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POESÍAS. 235
á otro que á su lado está.
- « Pechuga para una jóven
que tiene necesidad ... l)
Toca el tambor, Periquillo,
vaya una tos que me da;
rampataplan.

La taberna del Pelao


que no está sola jamás,
la noche que se celebra
la verbena de san Juan.
Hay mucha gente de chispa,
pero es estrecbo el local,
y ya de pié quedan pocos,
yesos porque bailan wals.
Jornaleros, que se beben
ocbo dias de jornal,
y darán á sus parientas
palizas en vez de pan.
Vagos de naipe y navaja,
y atravesado mirar,
que ban aprendido en la cárcel
á brillar en sociedad.
y no faltan aguadores,
~apa teros de portal,
la verdulera de enfrente,
la que vive más allá.
Unos juegan á la brisca,
y otros en la mona están,
á la puerta hay dos duquesas,

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236 POEsíAS.

que se quieren arañar.


¡Como gritan! «( perra, infame ,»
El Sí, señora.»- Usted lo es más ...

Toca el tambor, Periquillo,


vaya una tos que me da;
rampa tapIan.

Grandioso baile de máscaras,


último del teatro Real,
con un batallan de locos,
que en toda su furia están.
Se ven cuatro mil parejas
desbocadas á compás
de los diabólicos sones
de la galop infernal.
Todos corren, se atropellan
y se empujan sin piedad,
y unas caen, y las otras
se dan por caidas ya.
Allí un turco besa el suelo
diciendo «( todo es besar» ;
y un moro y una beata
van botando más allá;
no faltan madres que buscan
con la mayor ansiedad
á sus niñas que no encuentran
y se han ido á refrescar.
y maridos que hasta tienen
la cachaza angelical
de dar suelta á sus costillas

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POEsíAS. 237
y dormir en santa paz;
y se pierden muchas cosas
y en los palcos muchas más.
Toca el tambor, Periquillo,
vaya una tes que me da ;
rampataplan.

La plaza Mayor con pavos


y cajas de mazapan,
peñascos y panderetas
la tarde de Navidad.
Mucbos compran, muchos venden,
y es aquello un guirigay
de tambores y chicharras,
que están chillando á rabiar.
- c( Turran duro, señorita,
lo mismo que el pedernal )),
grita un clJUsco á una señora,
con dos dientes nada más.
- «( Al rico capon cebado,
parroquiano, oiga usté acá j))
y pasa un señor que lleva
en cada pierna un quintal:
allí teneis á un cesante,
que, con toda seriedad,
compra un cuarto de piñones,
por no olvidar el mascar.
- «( Qué cargado voy de compras jll
exclama un pobre papá,
que lleva turran, cascajo,

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238 pOEsíAS.

y su costilla ademá .
- ((¿Quiere usted soga ?» le dice
un pillastrill al pasar.
Toca el tambor, Periquillo,
vaya una tos que me da;
rampataplan.

El interior de la Bolsa
donde negociando están
cuadrillas ... de gente honrada
que buscan un capital.
y todos son unos santos,
ni hay un cristiano capaz
de dejar que otros engañen,
si antes él puede engañar.
Van y vienen corredores,
todos preguntan - (c¿ qué hay?»
- «Malas noticias, que España
se anexiona á Portugal. »
- (cA vender. ¿Quién compra deuda?»
((YO» contesta un perilIan
que en punto á pagar aguarda
al valle de Josafat.
- (c Que sube el papel, ¿qué ocurre?
se salvó la sociedad.
- ¿De veras? - A los ingleses
se los ha tragado el mar.»
y hay quien rie al ver de un golpe
triplicado su caudal;
y iJay quien llora al verse in albis

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!>OEsíAS. 239
corno nuestro padre Adan.
«Aquí todos somos primes ;»
dice un tia montaraz,
la Bolsa es Sierra- Morena
y roban sin caridad.
Guarda el tambor, Periquillo,
y da el redoble nnal.
Rampataplan .

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EL TANTO POR CIENTO_

LptJ'/lJtI dpdll'.1d.1 ~ mi buen amigo D. .\delal·do topel dI' Ayala antol ' ' le
la .1plaudid.1 comedia dfO igual titulo.

¿ Qué buscn D. Justo


Cofrade-modelo,
que mete las sillas
y saca los muertos,
que lleva las cuentas
por sobra de celo,
y cuida del culto
del santo del gremio;
y rifa en las fiestas,
que repican recio,
pichones con cintas
y cestas de huevos?
¿ Será amor al santo
ó amor al dinero?
Él era un pobrete
y'va echando pelo.

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pOEslAs. 241

Entonces no hay dUlla,


ni existe misterio:
Don Justo es devoto
del tanto por ciento.

«El g1'ito de España,


¡¡periódico lluevo,
JJen él se defiende
llla causa del pueblo.
l\Pedimos justicia,
llquerernos derechos,
¡¡no pingües ganancins
ll!li viles empleos.»
y no faltan tontos
que acuden al cebo,
y ve el periodista
logrado su intento;
que paga sus deudas
y luego el gobierno
le envia á la Habana
y tiene derechos.
¿ Qué fin se propuso?
Lo acierta el más necio:
defender la causa
del tanto lJOI' cien/o.

Patrona avarienta
de instintos estrechos
que pone en su casa

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242 POESÍAS.

la trata de negros,
y hace á sus pupilos,
aunque eslén hambrientos,
que coman en cifra,
cenando en com pE'ndio,
y tal vez se atreve,
si no es de desecho,
y hay huésped cazable,
ricacho del lJuehlo
á hacerle la rueda
con fines honestos
gastando .... mindas
que tocan oí fuego;
no hay duda que ~iglle
su plan de comercio,
y está por la escuela
del tanto por ciento .

Polluela- repulgos,
melindre del sexo,
que 110 encuenlra noria,
que esté sin defectos,
y al ver que la mirn
con ojos de asedio
el conde del Chopo,
que vive á lo Creso ,
se esponja de gU:ito
y en guiños y gostos
le dice á las claras:
«Atrérete, Pedro.))

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POEsíAS. 243
Es niña-bolsista)
que el alma en los dedos
!la quiere marido
de ayuno perpétuo;
y no se amortiza
con blanco ni negro,
si no la aseguran
el tanto por ciento.

Tralante en poetas,
Virgilios en seco,
que perlas y llores
derrochan en yerso ,
l\Iercurio de libros)
que Neron del genio,
paga .... á lo poeta
y CObr¡l á lo sueco.
y exclama angustiado:
((Las letras murieron,
»la5 obras del númen
»envuelven fideos,»
en tanto que el ligre
va en coche á paseo
que hay letras de cambio
que vienen á verlo;
por más que pregone
su amor al ingenio,
es todo un recluta
del tanto por ciento.

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244 POESÍAS.

Don Judas aspergis


contrata en Enero
la paja y cehada
de todo el ejército
y llora desdichas
diciendo: [(me pierdo,
))el año es muy malo,
))me matan los hielos.))
y pierden tan ,ólo
los pobres jamelgos
que cun él reparten
su escaso alimento;
y medra don Judas
y el trato rompiendo
)lar quita esas pajas
se mete.á banquero.
¿ y dirá que ha sido
legítimo el juego?
Esos son milagros
del tanto por ciento.

Adusta paleta
criada entre cerros
que vino á la córte
sin más que lo puesto;
y entró de doncella,
por poco dinero
con una familia .
de porte modesto,
y al año ya gasta

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POESÍAS . 245
mantillas y huecos,
y el novio de tropa
le feria pañuelos,
por fuerza en la suma
comete algun yerro,
y dice al dar cuenta
de gasto que ha hecho :
«(Verdura seis cuartos
(con una me quedo),»
Que sisa en la compra
su tanto por ciento.

¿ Qué mina ha encontrado


la viuda de Eugenio,
que da t~s danzantes
y bailes espléndidos
cuando era el difunto
en un ministerio
auxiliar octavo,
noveno de sextos?
¿ Se juega de firme?
Pues voy comprendiendo
por qué toma cartas
en estos enredos.
Que bailan las niñas
Virginia y lanceros,
y allojan los padres
el tanto PO?' ciento.

21.

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246 POEsíAS.

Doctor romancista
que vende remedios
y cura de balde
si muta al enfermo,
baratos de tiendas,
que tiran el género,
que nadie compraba
no habiendo letreros.
Algun diputado
que atruena el Congreso
por ver si ad temorem
le dan un gobierno.
Sirenas en busea
de amor pesetero,
que llaman Ad6nis
á un bizco con pesos
y yo que hago coplas
pOI' puro recreo;
aquí todos vamos
al tanto p01' ciento.

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MOTIN DE TEJAS ARRIBA.
PRONUNCIAMIENTO ~IITOL6GICO-ATMOSFÉRICO-BURLESCO.

I
SUDLEVADOS. sunORDINADOS .
La Primavera.- El Estío. El relen de los meses.-La CODl-
El Oloüo.- El Invierno. Ilai,ia del Zodiaco, etc., ctc., etc.
Jet'E DE DlSTR no,
Saturno.

CUADRO PHIMERO.

LA SIESTA DEL JEFE.

En la mansion de los dioses,


y en el barrio del Olimpo
donde tienen su vivienda
tanto tUDO y tanto pillo;
testigo su majestad
Júpiter Capit.olino,
que hizo el oso con Europa
disfrazado de novillo;
durmiendo estaba la siesta,
entre las cuatro y las cinco

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248 POEsíAS.

el bárbaro de Saturno,
el que se almuerza á sus hijos.
Jano, el que tiene dos caras
para vivir prevenido
y que si bajara al mundo
lo menos era ministro,
le estaba .elando el sueño
y ahuyentando los mosquitos,
sin duda con la esperanza
de algun ascenso en su oficio.
De repente y olvidando
la santidad del recinto
entró en el cuarto un portero
convulso y descolorido.
-{(Señor ,n gritó á todo trapo,
-{(Silencio, calla, maldito,))
dijo el del duo de caras
apretándole el galillo.
-(e ¿ Qué ocurre? gruñó Saturno,
dando tregua á sus ronquidos.
-{(Nada, señor, es temprano,
Duerma su alteza tranquilo.))
y mientras la cara zurda
bailaba de regocijo,
la cara de la derecha
amenazal}a pedrisco.
-« Que hay jarana ,)) casi habló
el casi-ahogado individuo.
-{( No es nada, señor, ) repuso
medio cari-acontecido
en la cara á posteriori

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pOEsiAS. 249
el bi-caresco Janículo.
-( y de las buenas. » Los aires
atruenan voces y gritos;
las corridas empezarou
cerca del signo de Virgo.
Todas las tiendas se cierran,
recelando un cataclismo,
y ~farle afila su sable
por si hay que entrar á cuchillo.
-« ¿ Qué dices? voto al infierno»)
gritó Saturno aturdido,
restregándose los ojos,
que eran de color de vidrio.
« ¿ Y quién dirige las masas?
¿ Quién me subleva el distrito?
Será clladron de Mercuria,
ó el trastuelo de Cupido.»)
-ce No señor J los cabeciJJas
son personas de más viso:
la Primavera J el Otoño
el Invierno y el Estío. »)
-(1 ¿ Y qué quieren esos tales?

pUIlS si se ponen á tiro,


voto á las siete Cabrillas)
que he de hincarles el colmillo. »
-(( Llevan al aire un pendon
como su alteza ahora mismo
puede desde eEa ventana
ver ya inmediato á este sitio. »
SaturIlo corrió á asomarse)
y entre triste y pensativo

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250 POEsíAS.

pUSO Jano malas caras


al barruntar el peligro.
De repente como el Tajo
cuando encrespando sus ímpelus,
sale furioso de madre
y se va por esos trigos;
así, en confuso oleaje
por callejones distintos
desembocó anle el palacio
el aluvion de los díscolos.
Pero este canlo se alarga
dejaré pendiente el hilo,
para volyor á anudarlo
en el siguiente capítulo.

11.

QUE SUDAN .

¡ Qué tropel, qué yocerio 1


¿ Quién sus intentos atina?
Era aquello ulJa bolina
de [larire y muy señor mío.
Saturno al "el' el bureo
de aquel pueblo Eober3uo ,
rlijo voll'iéndose á Jano:
-(( E' to se pone 1/luy feo.)}
-" Son cua lro chisgaravís , })
contestó con desparpajo;
pero añadió por lo bajo:

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pOEsiA~. 251
«( Esto se pone muy gl'i~ . )
Salurno que era un furillas
espuman te y cegijunlo,
gritó; -« Jano , baja al punlo
y tráeme á los cabecillas. )
-« No les cayó mala plaga,
lo que es Saturno es tremendo»;
y al bajar iba diciendo;
« No hay remedio; se los traga. )
-« ¿ Pero qué asonada es esta?
se van á acordar de mí;
no hay más que venir así
á quitarle á uno la sicsla?)
¿ Qué hace Júpiter tonante
que los oye tan sereno?
Con dos rayos y un buen trueno
loman soleta al instante.
Con intentos poco castos
se habrá convertido en buey;
hay que buscar otro rey,
porque este es un rey de hasto~.
Yo á esos leones sailUdos
en borregos tornaré,
no ignoran ellos que sé
comerme los niños crudos.
Ola; -ya sube esa gente,
pues nos han de oir los sonlos;
como lleguen tí estar gordos,
bien pronto les hinco el dienle .
y poniendo un rostro estóico,
con ribetes de inr:igesto,

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252 POEsíAS.

al verlos enlrar ... pero e~to


pille un metro m:ís Iieróíco .

JI\.

ADELANTE.

Seguidos por el mozo cari-doble


más l~lrico que pájaro nocl urno ,
con aire altivo pero aspeclo noble,
a unque al mirar su c1'oquis taciturno
hicieron con sus dientes un redoble,
cara á cara se hallaron con Saturno,
la Primavera, moza de trapío,
el Inviel'llo, el Otoño yel Estío.

«Juslicia, libertad, autonomía,»


en cuarteto clamaron los entrantes,
(INo hay que gritar; silencio, pillería,»
rugió su Alteza. Turba de bergantes,
(iY qué gordos están! aquí es la mia :
me 105 ceno esta noche con guisantes)
¿os figurais que aguanto esas manera
porque tengo tan anchas t ragallel'as?

¡Ay del que quiera levantarme el gallo!


¡me lo tomo en tomale como un pollo!
Ea, acabad, que de cor~je estallo,
y os considero gellte de meollo.

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pOEsiAS . 2tí3
Siempre teme á su rey el buen vasallo
y por el coscorron perdona el bollo,
pero vosotros ... me contengo ahora,
vamos á ver, ¿ qué quiere esa señora?

- «¿ Cómo se llama Bslé ?,)


-((La Primavera.»
-((Tanto descaro ya pasa de raya,
va usté á parar al fin en la galera. 11
-«QUi3, no señor, hasta que Vénus vaya,
yeso Dunca será, tiempo hay de espera.
-(e (Fuego, no le ha cortado mala saya.
No se muerde la lengua este arrapiezo):
vamos, al grano, que á enojarme empiezo. )

La moza estornudó, púsose en jarras,


<lió una vuelta en redondo al miriñaque,
todo de estera en desiguales barras,
y diciendo en su gesto y en su empaque
« al que se acerque á mí le echo las garras,)
en altivo ademan de darle jaque ,
aii. buscando pelo lera y gresca,
en presencia del Dios habló muy fresca.

-« Miste, señor de Saturno,


semos las Cuatro Estaciones,
personas muy conocidas
por su honradez y buen porte,

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25i POEsiAS.
yeso de llamAmos pillos,
y otros apodos á voces
es cosa, que yo por mi
no tolero á rey ui á Roque.
Si es cierto que hemos venido
con un poco de des6rden,
haciendo correr de miedo
á todos los polizontes,
eche su alteza la culpa
á toda esa gente indócil,
que se ha empeñado en seguirnos
sin decirla oste ni mosle
Aquí no pedimos gangas,
ni que de bobitis, bobilis
se reparta eutre los cuatro
la propiedad de los dioses.
y aunque al fin habrá que hacerlo,
porque sino es un desórden ,
y todos somos iguales
y yo no quiero ser pobre;
esperaré mas con calma
que vengan tiempos mejores,
y que de tejas abajo
lo ensayen antes los hombres.»
(Murmullos de aprobncion :
((bien dicho: estamos conformes.)))
-«Pues señor, vamos al grano:
si hemos armado este tole
es para pedir justicia
contra nuestros opresores.)
(Agilacion y susurrl)S,

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pOEsiA~. 255
insultos á salto voce.)
-(el Con qué derecho esos locos
que andan en la tierra á tI'omlJis,
aunque se llaman hermanos,
yo presumo que por mote,
han de mandar en nosotros
como absolutos señores
y para bajar al mundo
hemos de aguardar sus órdenes?
i Abajo los Caleudarios!
j Libertad sin restricciones!
j Mueran odiosas cadenas!
i Viva el poder de los dioses!
(Vivas, mueras, confusion,
aplausos, gritos y voces:
Saturno atrapa al Estío
y le muerde en el cogote.
Cunde el terror en las filas
todos á huir se disponen,
mas Jano cierra la puerta
gritando: (( quietos, bribones.
Tengamos la fiesta en paz.»))
-((No hay que echarla de Quijotes»)
dijo el amable Saturno
relamiéndose el bigote.
(( Siga usté, señora mia,
lOas la ad vierto, llar si (arte,
que si no tiene más calma
va á un encierro velis nolis. ))

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256 POEsíAS.

IV.
SUMA Y SIGUE.

- « Mil perdones, conozco


que me he excedido,
eso es lo que tenemos
los genios vivos ,')
cari-risueña
dijo al señor Saturno
la Prima veril..
«¿ Pero á quién no le exalt~n
esos idiotas,
'lue de tejas arriba
no saben jota,
y se han propuesto
tratarnos á los cuatro
como á unos negros?
Aunque gritan los hombres
á son de bombo
«los sábio~ en el mundo
somos nosotros,»
todo eso es falso;
y no doy por su ciencia
ni tres ocha vos.
¿ Pues no dicen á voces,
y es una bola,
que el sol está muy quieto
papando moscas;
mient.ras la tierra

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POEsíAS. 257
por dar gusto á los amos
da volteretas?
¿ De qué sirve que Apolo ,
Dios de las luces,
con su carro se suba
por esas nubes,
y á trote largo
corra de parte á parte
para alumbrarlo"
si en su afan de dar leyes
hasta á los cielos
le dicen esos locos
sin más ni menos
c( eh, mozo fubio ,
ahora vamos nosotros,
pare usté el mulo ?»)
Pero ustedes se aguantan
y ha de pesarles,
porque un dia los dejan
dioses resantes.
Buenos son ellos .....
mas esto no hace al caso,
voy á mi cuento.
Yo, la verdad, soy franca
por más que trino
contra el yugo tirano
de esos inícuos;
brinco de gusto
cU3.ndo en el t.ren-correo
me echan al mundo.
Bailo en Paris cancanes,
22.

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258 POEsíAS .

y luego en L6ndres
tomo mis grandes chispas
como los lores;
y voy á fiestas,
y en Madrid á los toros
y á la zarzuela.
Pero tengo hace siglos
plazo marcado
y vi vo ¡j son de caJ~
del Calendario,
de ese librejo,
que s610 acierta siempre
que anuncia c( truenos».
Ya estoy harla de rosas,
de blandos soplos,
parleros ruiseñores,
tiern'ls palomos,
y otras pamplinas,
que tí los poetas sacan
de sus casillas.
Me carga que me pinten
tan rabi-corta,
dando yerba á un borrego,
mi única escolta;
los que me sirven
son borregos, que tengan
maravedises.
Yo pido la reforma
de esos abLlsos;
que no se me esclavice,
señor Saturno,

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POEsíAS. 259
y que á mi antojo
pueda andar por la tierra
dando corcobos.
Quiero correr patines
cuando haya hielo,
ver los copos de nieve
caer espesos,
con blanco manto
envolviendo cabañas,
montes y llanos;
y al amor tle la lumbre,
que arroja llamas,
cantar alegres coplas
y asar castañas,
al son del viento
que fuera de la choza
silba de récio ;
y allá en el mes de Julio
irme de baños,
6 trillar en las eras
el rubio grano,
y refrescarme
con leche amerengada,
que es lo elegante.
Con que ya !le terminado
mi perorata,
me parece que he sido
bastante clara:
seguir tan bueno,
y que hablen los señores,
que yo me ausento. ))

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260 POEsíAS.

v.
LOS TRES GALANES.

-(e Yo seilOr (dijo el Estío),


no quiero ser segador;
que ya he sudado bastante
desde que á la tierra voy.
Y si por aquellas tierras
sigo metiendo la hoz,
me va á dar un tabardillo
que me abrasa, y se acabó.
Quiero dar diente con diente,
hecho un sorbete de arroz,
y gast3r capa torera
é ir á bailes comm'il (aut.
En Carnaval disfrazarme
de macareno español,
con fraque, sombrero gacho
y una faja de color;
y ver si á fuerza de lluvias
y de mucho chaparron ,
es cierto que el rtlanzanares
la echa de rio de pró.)
-« Pues yo, señor de Sa turno,
(dijo con cascada voz
el pobre Invi~rno, que estaba
daI'do un concierto de tos)
como no soy, por fortuna,

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POESÍAS. 26i
médico ni enterrador,
y detesto los besugos
y me empalaga el turron,
pido bajar á la tierra,
quieran los hombres ó no,
cuando sople blanda brisa
y abra su cáliz la flor,
y trinen los ruiseñores,
y con santa devocion
baya alegres romerías
y frasquetes de licor.
Odio á Diciembre y á Enero
con todo mi corazon ,
y quiero dejarlos frios
c.uando les diga (( no vOy)J.
Cedo mi vez al que guste,
y verá que no es favor,
si le da una pulmonía
y va á contárselo á Dios. »
-« Pues si yo me be presentado
en abierta rebelion
(dijo Otoño algo gangoso,
como el que mucho empinó),
es porque Baco es un trasto,
y haciéndose el remolon ,
cuida tanto de las viñas
como yo de que ande el sol.
y á las pobres les ha entrado,
yo no sé si sarampion:
ello es que el vino no viene,
ó viene mal, que es peor.

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262 POEsíAS.

Luego á torrentes diluvia,


así hay tanta inuudacion ;
y entra el agna en las tabernas
y allí se queda; i qué horror!
Por eso juro y perjuro
que renuncio desde hoy
á refrescarme las fáuces
COIl agua qllc es ne color.
y el vino me debilita
y tan sin fuerzas estoy,
que no puedo andar derecho
sin echar un \ra"o ó dos.
Me ha recetado Esculapio I
que es todo un señor doctor,
los aires de Guadarrama,
que tan benéficos son
cuando á siete bajo cero
se congela hasta la voz,
y abre grietas en la cara
el céfiro jugueton.
Mal que pese al Calendario,
al mundo en Enero voy,
y que vendimie otro jóvcn ,
que harto he vendimiado yo. )

VI.
SENTE="CIA.

-« ¿ Acabaron sus mercedes?


don Saturno preguntó.

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l'O¡';liíJ\S. 2ú3
Está bien; abora entro yo,
y habrán de escucharme ustedes.
Pensé en el primer momento,
al mirarlos tan ariscos,
dar fin con cuatro mordiscos
á todo el pronunciamiento;
que en cuesliones delicadas
no me ando con cucamonas,
y tocante á las persona~
las arreglo á dentella(.las.
Iba á ser funcion completa
y os merendaba por tumo;
mas luego dije: Saturno,
recuerda que eslás Adieta,
y que 01 médico Esculüpjo
te ha dado tres globulillos
por aquel par de chiquillos
que te hicieron mal con Apio.
y Ri bien se considera
por su porte baladí,
tambien los hombres Amí
me van cargando de estera.
Pues aunque con tierno aran
les abrumo á desengaños,
cuanto más pasan los años
más rematados están.
Es cosn ele las wás claras,
que al subirse aqu\ á mayores,
se moten esos señores
en camisa de once varas.
y es inÍcuo y arhitrario ,

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POEsíAS.
que por rancias tradiciones,
estén las cuatro estaciones
á merced del Calendario.
Así pues, no hay más que hablar;
visto que se extralimitan
los ciudadanos que habitan
en el mundo sublunar:
Visto que sin remision,
si alentamos su osadía,
nos vienen el mejor dia
con una Constitucion :
Considerando tambien
que en su afan de bacer carrera,
arman cada pelotera
que está el mundo hecho un belen :
y no les ha de chocar
en medio de aquel trastorno
que haga en Enero bochorno
yen Julio empiece á nevar:
Considerando igualmente
que tendrán ustedes juicio,
y que no piden de vicio
como tanto pretendiente;
Accedo á su peticion,
y pueden desde mañana,
cuando les dé la real gana
irse al globo de rondon.
No venir con otra fiesta,
porque es correr un albur;
Con que, señores, abur,
que voy á seguir mi sie~ta.)

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l>OEsiAS. 26~

VII.

MORALEJA.

Así no extrañarás, lector amado,


que en desórden estén las estaciones;
y si en Julio te saleu sabañones,
culpa á Salmllo, que movió el fregado.

23

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EL DIA DE SAN JOSÉ .

Pues señor, prueba inconcusa,


aquí tengo el Almanaque,
c(San José ,» no cabe excusa,
es preciso que mi musa
fuerzas de flaqueza saque.

:'íada, á cantar, no hay protesta,


á lucir su habilidad,
que hacer coplas poco cuesta,
y este dio es UDa fiesta
de primera calidad.

¿ Qu ién es hoy el pobrecito


de fortuna tan escasa,
que entre un número infinito
no contemple algun Pepito
en el árbol de su casa?

©Biblioteca Nacional de Colombia


pOEsfAS. 267
¿ y Pepitas? A montones.
¿ Qué mortal ha y que no sepa
que abundan en perfecciones?
¿ Quién no tiene por prisioue;
los ojos de alguna Pepa?

Es un dia sin cuidados,


un santo de campanillas.
Por las calles los criados
cruzan, pasan, pcrtreelw.dos
de pasteles y natillas.

¿ y en las casas? Es un dia


de alboroto y confllsion ,
es aquello una anHrquía;
porque el Señor las envia
más plagas que á Faraon.

¿ Sale el sol? Pues ya hay cumplidos,


murgas vienen, murgas van;
sus selváticos sonidos
destrozaran aún oídos
forrados de cordoban.

¡Y mengu3l10 del bolsillo!


i Yen tiempos tan infelices!
y hay visitas á porrillo

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268 pOEsiAS.

con el eterno estribillo


de ce felices, muy felices. 1)

-((Mire usted») -e¡¡Oh, qué monada!»


- (( Es de Anita, un gorro frigio,
y tirantes.ll-e<j Pue" no es nada!))
- (I Y esta pechera bordada
por la niña ... »-e<j Es un prodigio!))

«La m1lyorcita ahora acaba


de traerme este acerico.>!
-((j Se le cae á usted la baba!
- uAy Jesus, l'a lo olvidaba,
y estas coplas de mi chico.»)

Chinela3 bordadas de oro,


planas hasta lo infinito,
y al mirar tanto tesoro
todos exclaman á coro,
(muy bonito, muy bonito.))

Las tres ... jA comer! Ya deben


dejar sola á la familia.
Gran comida ... platos llueven,
trinehan , comen, gritan, beben,
todo el santo lo concilia. '

©Biblioteca Nacional de Colombia


P()~SíA~ . 269
y se brinda á troche y moche
que el bullicio es general,
y luego á paseo en coche,
y á un palquito por la noche
en la Zarzuela 6 el Real.

y se acabó, que al momento


cual humoel dia se va
entre risas y contento,
con notable detrimento
del bolsillo de papá.

23.

©Biblioteca Nacional de Colombia


DELICIAS CAMPESTRES.

!.

- ((Adios, chico.»
-«Adios, querido.»
-((Felices, ¿cómo fe va?))
- a¿ Cómo quieres que me vaya
con calor tan infernal?
estoy frito, acbicharrado
en medio de este volean,
y resuelto á todo trance
por vivir siquiera en paz,
sin mosquitos y sin polvo,
y sin temor á rabiar,
á fugarme de la córte
como medida vital,
y hasta férias por lo menos
en Madrid no me atrapais.)
-((Chico, aprobado; eB sublime,
es magnífico tu plan.
¿ y hácia donde te encaminas?

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POESÍAS. 271
hácia algun puerto de mur
á remojar en las olas
tu reseca humanidad?
¿ O te trasplantas á Francia
y allí te sueltas á hablar
ó te hace ropa de invierno
algun taillew" especial?))
-{(Hombre, la Bolsa ha bajado
con la muerle del Sultan,
y me han cogido un pellizco
que aún escociéndome está.
Por esas y otras razolJes ,
que son largas de contar,
salgo de aquí, pero cerca;
á una legua ó poco más.
Como sabes que me gusta
frescura y comodidad,
compré una casa de campo
con jardin y palOloar,
su huerta que da lechugas,
y más ricas no las llay ,
y unos árboles frutales
de superior calidad.
Mañana mismo me marcho,
vente conmigo y verás
qué paraíso, qué aromas,
qué peritas de SalJ Juan.
De seguro te aficionas
á aquel campo tan feraz,
y sientas allí tus reates
• hasla que empieze á neyar"

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272 POEsíAS.

Luego el aura embalsamada


que olor y frescura da ,
los ruiseñores que trinan
en melodioso cantar,
el murmullo del arroyo,
que despeñándose Ya,
y el susurro de las hojas,
que el viento mueve al pasar,
todo convida al deleite,
prestando grato solaz;
todo allí respira encanto,
placer y felicidad.
Para tí, que eres poeta
va á ser la gloria, no hay má~ :
dos comedias por lo menos,
las enjaretas a\lá.»
- ((¿ y en qué punto está esa Arcadia?
ese encantado Jugar,
esa copia del antiguo
Paraíso terrenal 1»
- «A una legua; en Canillejas. »
- ((¿ De veras? Es singular,
allí no hay árbolllinguno ,
aunque alcornoques sí habrá.
Por fuerza bas exagerado.»
- <18610 he dicho la verdad;
la pintura ha sido exacta ,
tomada del natural.
Convéncete por tus ojos
de que es pura realidad.
Mañana mismo partimos;

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POEsíAS. 273
á las cuatro; ¿eres capaz
de salir tan de mañana?))
-«Yo acostumbro á madrugar,
con que me das (lor el gu~to.))
- ((Pues te espero; sé puntuaL))
- ((DescuiJa; sigues viviendo .... ))
- ((En la calle de Alcalá
número diel , da tres golpes
y repique.)
-- a¿ Y bajarás ?))
- «A la puerta habrá un carruaje
'j al punto echamos á andar.»
- ((Entonces hasta. mañana.)
- ((Va me lo agradecerás.
y aquí lienes, lectol' mío,
relalado pe á pa,
el diÍllogo que tu vieron
frente de la Trinidad
un amigo y el poeta,
que ahora contándolo está.
Resuelto ú probar el fresco
del encantado lugar,
que síll duda era un oasis
en medio de Ull pedregal;
me acosté con las gallinas
á las ocho ó poco más,
y exclamé dando la vuelta:
-((Pues sellor, ello dirá.»
11.

Puntual acudí á la cita

©Biblioteca Nacional de Colombia


2'7é POEsíAS.
más de cuarenta perales;
habrá rosas, aleJíes,
albaricoques, agraces,
camuesas , y....
-«Delicioso,
será una cosa admirable;
pero, chico, yo soy franco,
no lo tomes á desaire,
mientras esto no progrese,
y Dios sólo el cuándo sabe,
mejor que en este desierto
quiero en Madrid abrasarme;
bien está San Petlro en Roma.
créeme, será muy fácil
huyas de Scila á Caribdis
y un tabardillo te mate.))
¿ Qué más diré de aquel dia
que fué por desgracia martes?
que la sopa se pegó
y se agriaron los fiambres;
y al querer dormir la siesta
me dieron música en grande
escuadrones de mosquitos,
que me chuparon la sangre;
y al ir recorriendo el pueblo
á caza de antigüedades
un mastin medio rabioso
me mordió, buscando carne,
y me torcí el pié derecbo,
y me mojé üinda mais,
y me siguieron los chicos

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POtS¡A S. '2.77
gritando: ((fuera el silvante»
En fin, perdí la paciencia,
y le dije :-«Oios le guarde,
goza en paz de estos agrados
de que hay cosecha abund3.nte,
y pues aquí no escasean
ni el calor, ni los percances
de la coronada villa,
salgo huyendo á todo escape.
y en vergonzosa derrota
me retiro á mis hogares
y reniego de este campo,
de su fresco y de sus :¡ircs.))
y á pié me volví á la CÓl'te
medio muerto y jadeante
con cólico, tabardillo
y qué sé yo cuántos males.
La cabeza entrapajada
y macilento el semblanle ,
y fracturada una pierna
para colmo de pesares.

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MI PROGRAMA.

Polluelas de estado honesto,


que á San Antonio pedís
un marido que os despene
y os ofrezca un porvenir.
Yo me presento en subasta
¿ quién me quiere hacer feliz?
Mi programa es muy sencillo;
voy á decíroslo, oid.

Mi esposa ha de ser morena


de un moreno sin barniz,
que del tocador no salga
tirando á blanco de añil.
Por la edad no reñirémos,
de unos veinte ó por ahí,
ojos negros, pelo idem,
no muy larga la nariz.

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POEsíAS. 279
De una estatura mediana
ni muy baja ni un alril ,
no digan al vernos juntos
(cAhí van la ele y la i.)
Ni hecha un bombo ni una oblea,
que no me precise á huir
si al quitarse el miriñaque
se convierte en espadin.

Padres no Jos necesita:


yo soy muy anti-suegriJ,
y para mí una inclusera
vale más que el Potosí.
Si es cojita, bien venida,
ya me pBdré prevenir,
sabré del pié que cojea,
que no es un grano de anís.

Si hace versos, vade retro,


no quiero mujer de esprit
que por andar con Apolo
me dé luego que sentir.
Con saber el catecismo,
y que es la córle Madrid,
aunque sume por los dedos
ya es un genio para mí.

Mi mujer será en mi casa


una esclava, un comodin.
Se levantará á las siete
en Enero y en Abril,

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280 POEsíAS.

me hará el chocolate espeso,


porque á mí me gusta así,
y me barrerá el despacho,
luego me vendrá á vestir.

Me leerá los periódicos


de la c6rte y de Paris ,
y me hará cuatro caricias
si me encuentro con esplín.
La iglesia es el solo punto
á que conmigo ha de ir ;
pero nada de novenas
que suelen tener su quid.

Me bordará zapatillas
de color azul turquÍ,
y sabrá, si hay convidados,
hacer bistec y rosbif.
Tendrá la lengua de adorno,
que es el flaco mujeril,
punto en boca y punto en media,
si se rie el calcetin.

¿ Paseos? que los dé en casa;


¿ trajes? percal de ese gris;
¿bailes? como no ande lista
yo la haré bailar sottisch.
Visitas, ni el aguador;
primos, que vive en Pekin;
amigas, ni por asomo;
amigos, no hay que decir.

©Biblioteca Nacional de Colombia


POESÍAS. 28t
Me aguardará por las noches,
vendré al alba, á lo dandy,
del Casino, de arruinarme
6 de arruinar á cien mil.
Cuando tengamos chiquillos,
que pueden:muy bien venir,
no los dará á que los críen
en Chinchon 6 en Chamartin.

Estará siempre al cuidado


de la caterva infantil,
y hará por mañana y tarde
la papilla al chiquitin.
Con ellos saldrá á paseo,
con ellos se irá á dormir,
ni habrá en cása más niñera,
que una fregona cerril.

Si hay quien acepta el programa,


que venga al instante á mí :
no habrá mujer más dichosa
del uno al otro confin.

24.

©Biblioteca Nacional de Colombia


JUICIO ATRASADO.

Bien vengas, si vienes solo,


sin hambres, sustos ni pestes,
sin tormentas, ni sequías,
sin terremotos, ni muertes.

Año novato, que llegas


la noche de San Silvestre
en el lren mil ochocientos
item más, cincuenta y nueve.

Tren que remolca Saturno.


locomotora excelente,
fabricada por un padre
que se tragaba á sus nenes.

Bien vengas si en tu reinado,


dictl1dor de doce meses,
la cosa pública riges,
cual si cosa tuya fuese.

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POESÍA.S. 283 .
y no permitas que nadie
conculque las sábias leyes
ad initio establecidas
por quien sabe y por quien puede.

La Constitucion reforma,
que es constitucion endeble
la que tenemos los hijos
de este siglo de vaivenes.

Amonesta á Abril si el pollo


muy fresco en agua se mete
y la pobre Primavera
vende sus flores por pieles.

A Julio, mozo de historia,


que se acalora por siete,
ponle á la sombra si trata
de c0111bustionar la gente.

Quila a Marzo mucho viento,


y á la Cuaresma algun viérnes,
y aitade á Carnestolendas
dos noches más de placeres.

Por la paz y economía


suprime el mes de Diciembre,
que no han de faltar por eso
ni turrones ni belenes.

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284 POESÍAS.

Mete en costura al Lozoya,


que se va por la tangente
y para dar puerta al sol
compra el solar Q 6 R.

Pon en carril el camino


que va errado por Tembleque,
y endereza en Capellanes
á las niñas que se tuercen.

Mas ¡ah! por mucha energía,


por gran celo que despliegues
será imposible que cures
todos los males que vieres.

Contemplarás rapazuelos,
que t.ísicos de caletre
quieren jugar á las C6rtes
6 á ser genios-es~ribientes .

y verás bustos de niñas,


pintadas de colorete,
que son de cintura abajo
armazon de tela y muelles.

Casadas, que añaden timbres


de su esposo á los cuarteles,
viudas cansadas de serlo,
y doncellas in cxtremis.

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POEsíAS. 285
Maridos de más de una,
y solterones rebeldes,
que a0abarán por ser presa
de alguna gallega. agreste.

Caseros de almas de tigre,


6 de cipayo insurgente,
políticos de principios
de menestra 6 de bisteque.

Editores á lo Atila,
y lindos á los Holofernes,
y autores de (allá va esO)
y actores de «sal si puedes».

Año nuevo, me das pena,


deploro tu triste suerte,
aunque gobiernes templada
y constitucionalmente.

Tan sólo un medio te queda


de prevenir accidentes:
deja que ruede la bola
y que caiga el que cayere.

Libertad sin restricciones,


mientras el mundo gobiernes,
y te aplaudirán muchachas,
niños, pollos y vejetes.

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286 POEsíAS .

Sigue mi consejo y ponte


junto al sol que más caliente,
y Dios sobre todo, y deja
que llueva, granice y truelle.

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EL PERRITO DE MI MUJER.

Tengo yo en casa
un falde1'ito
que es el mimito
de mi mujer.

Siempre en su falda
hecho una rosca,
ladra y se amosca
si asomo yo.
Sube á la mesa,
bebe en su copa,
y ayer la sopa
nos la volcó.

y hay que reirse;


que el falderito
es elmimito
de m'¡ mujer.

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288 POEsíAS.
Como ella dice
que es muy estrecho,
duerme en el Jecho
sola con él.
y al aeercarme
nocues pasadas,
dos den telladas
sentí en la piel.

Quise pegarle,
y eIJa dió un grito,
que es el mimito
de mi mujer.

Nunca mi esposa
me cose un roto;
yo trino y voto
y ardo en furor.
Que por el perro)
zurce y se afana,
y lo engabana
como á un señor.

¿ y qué remedio,
si el falderito
es el mimito
de mi mujer?

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289

Vamos al Prado
y es un mareo.
-c( Que no le veo,
búscamele. »
y él , como siempre
va ele conquista,
sigue la pi sta
á cuan las ve.

y yo, entre t.anlo,


sudo y me agilo
por el mimitn
de mi mujer.

Como en invierno
soy un ~orbete •
el gabinele
lo hice alfombrar.
y el falderito
se ha figurado
que es algun prado
que hay que abonar.

S0y un Juan Lanas


que lo permito.
j Si es el mimito
de mi mujer!

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290 POEsíAS.

Voy á afeitarme,
grito á mi gente:
((agua C3liente.»
- (,Pronto va á hervir.»
y yo que entiendo
la perrería,
la pido fria
por no reñir.

Que Je mañana
toma un baíiilo
el fulderito
de mi mujer.

Si paso al cuurlo
de mi señora,
ladra llIJ:I. hora
y echo:i correr.
y la otra tarde
que entraba el primo ,
con mucho mimo
le rué :i lamer.

Ni para espía
sirve el maldito.
i y es el mimito
de mi mujer!

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POI'.SíAS. 29 1

Hace tres días


qlle anda algo múslio,
y ~' o me angllstio
de verle aSÍ,
porque si rabia,
50 do rJ ué muero .
¿ Á qué primero
me mucrde á mí?

¿ [\;0 hay estrígnina ,


cielo belldito ,
pa ra el perrito.
ele m i mujer?

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1EL CO~IETA !!

El cometa,
francamentE' ,
me da miedo,
lile estremece.
Si las rirjas,
C{U e son gente
que de brujas
tanto tienen,
no se engañan
6 nos mienten,
trae revueltaR ,
bambres , pestes,
truenos, rayos,
guerras, muertes,
y otras varias
pequeñeces
para merma
de la especie,
que en el mundo
rstá de huéRped.

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POEsíAS. 293
Diz que anuncía
más belenes
que una nube
de insurgentes,
y reparto
de los bienes
para colmo
de placeres .
y los ricos,
que á la plebe
han robado
cuanto tienen,
á los pobres
nos deruelven
sus carruajes
é inlereses.
De este modo
es evidente,
que ellos c¡ueden
in aspcrgis.
Yes 10 mismo
que otras veces,
la tortilla
se nos vuelve,
y los tristes
indigentes
que habrá entonces,
como sielllpre ,
serán todos
ex-marqueses,
ex- banf1ueros,
2.5.

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294 POESÍAS.

Y ex·pudientes,
que mirando
nuestros Irenes ,
nuestras fincas,
y los tI'eses,
en su cam llio
de papeles,
y fmiosos
con su suerte,
sin más dimes
ni di retes ,
de seguro
nos dnn frente
y nos gritau
bechos sierpes;
«eb, ladrones,
detenedsc,
al reparto
que es w"gente,
y nos vemos
in extremisll.
y pasados
pocos meses
chillan otros
que perecen ;
ya conocen
sus mercedes,
que es un gozo
y un deleite,
que nos traigan
y nos lleven

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POESÍAS. 2!J5
que nos quiten
y nos dejen:
ser de oficio
cubiletes,
por lo menos
entretiene.
Otras gangas
nos promete
esa estrella
del Nordeste:
nuestros hijos
serán nenes
tan precoces
de caletre,
que mucbo antes
del destete,
sin que asome
muela ó dien te,
sabrán ciencias,
sabrán leyes:
i cuánto genio!
pero en leche.
Hay quien dice
que á torren tes
cae de fijo
lluvia ardiente
sobre Elíseos,
sobre Arieles,
Capellanes
y belenes,
donde el diablo

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296 POEsíA:;.
coge á redes
muchas truchas,
muchos peces.
y bandadas
de sirl'ientes
y doncellas
algo endebles,
y modistas
harto alpgres
y horterueJas
arcbi-ternes.
y á las niñas,
genle débil,
es ponerlas
en un brete
con las danzas
que las mueven,
como buques
que se mecell.
Terremolos
y vaivenes
que deslruyan
las paredes,
!le manera
que no qncde
ni en memoria
de vivientes,
harán p01vo
los talleres
de mejunjes
y blanquete,

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POEsíAS. 297

con que Íl tarro~


las mujeres
se embadurnan
la epidérmis .
.:
y las salas
con tapete
de la clase
de los verdes
donde corren
corno liebres
los caballo~
y los reyes;
y las casas
con carteles
donde prestan
pesos fuertes
sobre ropas
y pendientes
y cubiertos
y alfilere~,
que allí estrujan
cien aleves
con los rostros
de Holofcrnes
á los pobres
que se atreven
á empeñarles
cuanto Lienen ;
su miseria
les conduele
y por uno

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298 pOEsíAS ,
cobran veinte;
y los lIidos
donde duermen
por dos cuartos
mil pilletes ;
y la s fondas
en que venden
las chuletas
de corceles;
y la Bolsa
con agentes,
tramoyistas
y otros pej es ;
las tabernas
en qlle expenden
agua y palo
de Campeche;
y colegios
para albergue
de muchachas
inocentes,
qlle m:¡licias
sólo aprenden
y primores,
«están verdes»,
Habrá rayos
que amedrenten,
por si en buenos
los convierten,
á empresarios
insolentes

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POESÍAS. 29lJ

comediantes
de sainete,
que se erigen
en Jos jueces
de los genios
incipien tes;
y á los necios
mequetrefes
que charlando
más que siete,
quitan honras,
que escarnecen
con sus lengua!'
de machete;
á las mozas,
que rebeldes
á su sexo
que aborrecen
tiran armas,
montan, bellen,
y hasta fuman
de lo fuerte;
á las hembl'as
6 serpientes,
vendedora;;
de lo terne,
las que arrancan
los rodetes
y ú in vuelta
hay repiquete;
á porteros

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300 POEsíAS.

semi-agrestes,
que conculcan
pretendientes;
á cccheros
y á ginetes
que atropellan
á pedestres;
á los cacos
que hacen suertes
tan preslidi-
gitalmente ;
y á las viejas
cascabeles
que aún persisten
en S us trece,
y á otros ciento
que se pierden
porque no andan
corno deben.
No va á armarse
mal julepe;
nos quedamos
poca gente j
caballeros,
á esconderse,
y dichoso
quien lo cuente .
i Pobre siglo
diez y nueve!
todos tiran
á perderte

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POESÍAS. 301
Yhasta el cielo
se te atreve
y te anuncia
somatenes
con estrellas
refulgentes
de radiante
gallardete.
¿ Será n veras
6 chocheces?
Allá amigos
lo veredes ;
porque ars longa
vita brevis,
y ha de verlo
quien viviere.
Entre opuestos
pareceres
se me ha entrado
por las mientes,
que el cometa
es un cohete,
que va errante
por el Eter ,
yal momento
que reviente,
buenas noches j
sellOr Pepa.
Será al cabo
lo de siempre:
mucho ruido,
26

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302 POESÍAS.

pocas nueces;
y con esto
soy de ustedes
y el romance
dice «requiern)).
(Iullo ISOI. )

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INDICE.
PROSA.
P~g~.

Lo,; cafés.. . . . . ;¡
Una comedia cn U'cs actos. 18
Los tiendas. . ;;~
Uoa mudanza. . ·ií
La Jlolka. . . . 53
La cOlegi"I". . . iO
""osotros. . . . 85
I'I'cgulltas sueltas. 89
.\ caza de gangas. 9-2
Al ~1S'1l3, patos. 96
Calendarios. . '10.1,
Literatur",. . 11"1
La IOeDmotor". 118
YERSO.
(:UCITa al mirilia(lue. 1;).")
Ji uera el frac. 131>
La política con faldas. 1111
Bueno y malo . l~
Cruz y·raya. . . -¡.\.7
loa de tantas. 15.>
Epístola sa tírica. 160
1;3 la por liebre. . 165
Seguidillas. . . . . 169
Carta de un madl'i1eño .. In
Babilonia.. . . " t78
A la iempl'eYiYa. iR')
Epitafios. . . . . 1S!l
Juicio del año -¡86l. 19-2
Manzanares y Lozoya. '1O~
Raltasar del Alcázar. 202
E!Jígramas. 21:;
Cuento. . 216
Rando callejero.. . 219
Descarrilamientos. " 'l'lS
Eltitirilllundi. ~32
Eltnnto por ciento .. '210
Motin de tejas aITiba. 2\i
El día de San José. " 'lGG
Delicias C.1111¡Jcstres. 2iO
~"i progra ma. . 278
.Juicio atrasado. . " . %'2
El pOI"rito de mi mujel· .. 'lRi
i El cometa! !.. . . . '29-2

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