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Conflictos de uso del suelo.

El conflicto del uso del suelo es el resultado de comparar el uso actual con el uso potencial,
los territorios tienen unas potencialidades de acuerdo con zonificaciones realizadas por
entidades como la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria UPRA, estos conflictos se
determinan comparando o superponiendo el mapa de cobertura vegetal y uso actual con el
mapa de uso potencial (aptitud de uso).
Las categorías de conflicto son uso; uso adecuado, uso inadecuado, uso muy inadecuado,
uso subutilizado. Para definir las calificaciones de conflictos, se partió de las unidades de
cobertura vegetal, con la premisa que para la protección del suelo y otros recursos
renovables es aconsejable mantener con la vegetación apropiada las áreas con virtuales
problemas erosivos, las clases y los usos predominantes definidos en el uso de la cobertura
vegetal.

El uso adecuado coincide en las diferentes prácticas de manejo y protección propuestas en


las unidades de manejo con las que en la actualidad los productores realizan para manejar
sus cultivos, esto condicionado a las diferentes aptitudes físico-químicas que presentan las
unidades del suelo.

El 28 por ciento del área del país, 32,7 millones de hectáreas padece de algún conflicto en
la calidad de sus suelos, resultado del uso inadecuado o la falta de prácticas que estimulen
el aprovechamiento de este recurso, ya sea por la sobreutilización o la subutilización. El
principal problema de los suelos de Norte de Santander es la sobreutilización, en donde los
agricultores aprovecharon en exceso la calidad de los suelos para cultivar productos como
arroz, caña de azúcar, café, tabaco y sorgo.

Las principales causas del problema de conflicto de uso de suelo es la demanda de


productos, ligado a la tenencia de las tierras aptas para la explotación de determinados
cultivos o especies pecuarias, la explotación extensiva de la ganadería en general,
promueve el uso de grandes extensiones de tierra, utilizando más de 1,5 has por cabeza de
ganado lo que conlleva a la perdida de cobertura vegetal, aunado a esto se tiene en cuenta
que el tamaño de la propiedad rural tiende a ser latifundista y estos propietarios no están
interesados en darle otro uso a la tierra que no sea la ganadería, según la UPRA tan solo en
el Magdalena existen 20.078 predios de entre 20 y 200 hectáreas y 1328 predios mayores a
201 hectáreas, esto nos da una mirada a la gran compactación de las tierras llevadas a cabo
por el pisoteo del ganado. Otro de los factores asociados al problema son los Planes de
Ordenamiento Territorial POT ya que las autoridades ambientales no han puesto gran parte
de su mirada en los territorios ni se hace un acompañamiento continuo.

Como consecuencia de estas prácticas de uso inadecuado del suelo tenemos la perdida de
cobertura vegetal derivado de la compactación y de la proliferación de incendios en esta
zonas, estancamiento de la economía particularmente de estas zonas donde se desarrolla la
ganadería extensiva.

Los procesos de degradación más relevantes en Colombia son la tierra fértil es arrastrada
por la lluvia, los ríos se sedimentan y los embalses pierden capacidad. Entonces es una
cadena de fenómenos por un mal manejo del suelo. Esto implica que se vaya corriendo la
frontera agrícola, lo que genera un cambio del uso del suelo, y con eso ayudamos a generar
el cambio climático, la erosión, el sellamiento de suelos, la contaminación, la pérdida de la
materia orgánica, la salinización, la compactación y la desertificación; procesos que afectan
en gran medida a las regiones Caribe, Andina y Orinoquia y que comienzan a notarse en la
Amazonia y en el litoral Pacífico.

Entre las causas de la degradación y la gestión insostenible de los suelos en el país se


tienen: la creciente demanda de bienes y servicios de los suelos, el desconocimiento de las
funciones e importancia del suelo y de alternativas para su recuperación, restauración y
rehabilitación, procesos de planeación y de ordenamiento del territorio que no tienen en
cuenta las características de los suelos, debilidad en los procesos de seguimiento a la
calidad de los suelos, desarticulación institucional y carencia de normas e instrumentos para
la gestión sostenible del suelo.

Los principales factores que impiden la solución de esta problemática son la propiedad
rural ya que son precisamente los latifundistas que están llevando a cabo esta práctica
quienes tienen al día la titularidad de sus predios, otro de los factores que impiden la
solución a la problemática son la demanda del producto, ya que existe una demanda
creciente dentro de la población respecto a la carne de res que exige a los productores y
agroempresarios mantener una producción acelerada y a su vez generando mayores
condiciones para en ahondamiento del problema.

Para encontrar factores que ayuden a la solución de esta problemática tenemos que mirar de
cerca el comportamiento a la hora de producir en dichos suelos, y la conclusión es que la
mayoría de explotaciones tienen una tradición extensionista y desconocen las buenas
practicas ganaderas, dentro de las cuales se establecen el buen uso del suelo entre otras, es
así como con la transferencia de nueva tecnologías y un acompañamiento continuo basado
en la extensión agropecuaria, brindando opciones para recuperar los suelos y disminuir los
impactos sobre el mismo, los sistemas silvopastoriles son una excelente opción para
disminuir es estrés calórico de los animales, el suministro de otras fuentes de proteína por
medio de leguminosas que suplan el contenido que ya poseen las gramíneas, son algunos de
los métodos que se requieren para empezar este proceso de cambio cultural en los
productores y dueños de las tierras.

Pero si lo que se quiere es que las tierras puedan tener un uso adecuado respecto de los
estudios entregados por las entidades como la UPRA se deben abrir puertas económicas
que induzcan al agricultor a explotar sus tierras con cultivos que tengan la vocación en
estas zonas, la agroindustria es también una salida a la baja rentabilidad de producir tan
solo en el sector primario y apoyar a la transformación que entrega mayores dividendos al
agro empresario y evita la perdida de producto por la baja demanda o las temporadas donde
su producto no es valorado en el mercado

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