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La Dra.

Rosa María Pérez destaca que existen tres principios en el derecho internacional, los cuales
son la no intervención, la soberanía y la igualdad. Estos últimos están plasmado en la Carta de la
Naciones Unidas. La soberanía implica, en teoría, que cada estado puede ser limitado solo por las
normas por la cuales este acepte regirse. Limites que han sido creados en tratados y en la creación
de organismos internacionales a los cuales cada estado se adhiere voluntariamente. Esto conlleva
a que los Estados puedan sufrir una disminución de su soberanía en las situaciones que sean a
favor de la comunidad internacional; siempre y cuando esta sea llevada a cabo de manera
equitativa por los países miembros de la comunidad internacional.

Además de esto, la licenciada en Estudios Internacionales establece que el derecho internacional


humanitario es el que coloca las normas en los conflictos armados. El derecho internacional
humanitario (DIH) se encuentra contenido en diversas declaraciones y convenios de La Haya, y los
cuatros convenios y dos protocolos adicionales de Ginebra. Pérez señala que se han establecido a
quienes y en donde se puede aplicar el DIH; sin embargo, no hay anda que frene la aplicación del
mismo en otras situaciones. El DIH rige las normas de los conflictos internaciones y a su vez,
basados en estas normas, se sirve para realizar actividades de socorro en conflictos internos.

Por otra parte, Rosa María Pérez describe al objetivo del derecho de injerencia humanitaria como
registrar en el orden jurídico internacional el derecho de socorrer víctimas de catástrofes naturales
o políticas a través de organizaciones no gubernamentales. Es decir, las acciones de las ONG no
deben ser catalogadas como injerencia o como un acto hostil. En la actualidad, el Consejo de
Seguridad de la ONU es el encargado de autorizar estas misiones humanitarias.

El alcance del derecho de injerencia en los asuntos internos de los estados se apunta y limita en el
capítulo VII, artículo 39 de la Carta de las Naciones Unidas. Y queda a potestad del Consejo de
Seguridad de la ONU definir cuando el comportamiento de un Estado atenta contra la paz
internacional, y también las medidas a tomar bien sea económicas, diplomáticas o armadas.

A través de la historia muchos Estados han intentado justificar estas acciones de intervención
unilateral alegando que lo hacen por razones humanitarias. Cuando se trata de una acción
multilateral, la Carta de las Naciones Unidas solo contempla el uso de la fuerza en situaciones que
amenacen la paz y seguridad internacional. Quedando por fuera las situaciones en donde se violen
los derechos humanos.

En el texto se destaca el aspecto de soberanía wetsfaliana, la cual consiste básicamente en la


territorialidad y la inexistencia de agentes externos en la ordenación de autoridad nacional. Esta
soberanía sería la cual se puede transgredir al llevar a cabo actos de de injerencia. Es por ello que
se consideran como un tipo de intervención los medios de presión políticos, económicos, armados
o de cualquier otra naturaleza con el intento de que un estado renuncio a su derecho a ejercer la
soberanía. Las justificaciones para llevar a cabo una intervención pueden darse cuando se violan
sistemáticamente los derechos humanos. De hecho, se supone que un Estado nace gracias a los
derechos individuales, pero cuando el Estado no garantiza estos derechos individuales pierde su
autonomía eterna y puede ser obligado a cumplir con su función.

Las intervenciones humanitarias deben darse bajo casos en donde las violaciones de derechos
humanos sean radicales. En aras de esto, las intervenciones humanitarias tienes que cumplir con
tres requisitos: “necesaria y útil en sus pretensiones e imparcial en su adopción”.

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