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químico en un ecosistema.
Los seres vivos toman el fósforo en forma de fosfatos a partir de las rocas fosfatadas, que
mediante meteorización se descomponen y liberan los fosfatos. Estos pasan a los vegetales por
el suelo y, seguidamente, pasan a los animales. Cuando estos excretan, los descomponedores
actúan volviendo a producir fosfatos.
Una parte de estos fosfatos son arrastrados por las aguas al mar, en el cual lo toman
las algas, peces y aves marinas, las cuales producen guano, el cual se usa como abono en la
agricultura ya que libera grandes cantidades de fosfatos. Los restos de los animales marinos dan
lugar en el fondo del mar a rocas fosfatadas, que afloran por movimientos orogénicos.
De las rocas se libera fósforo y en el suelo, donde es utilizado por las plantas para realizar sus
funciones vitales. Los animales obtienen fósforo al alimentarse de las plantas o de otros animales
que hayan ingerido. En la descomposición bacteriana de los cadáveres, el fósforo se libera en
forma de ortofosfatos (H3PO4) que pueden ser utilizados directamente por los vegetales verdes,
formando fosfato orgánico (biomasa vegetal), la lluvia puede transportar este fosfato a los mantos
acuíferos o a los océanos. El ciclo del fósforo difiere con respecto al del carbono, nitrógeno y
azufre en un aspecto principal. El fósforo no forma compuestos volátiles que le permitan pasar de
los océanos a la atmósfera y desde allí retornar a tierra firme. Una vez en el mar, solo existen dos
mecanismos para el reciclaje del fósforo desde el océano hacia los ecosistemas terrestres. Uno es
mediante las aves marinas que recogen el fósforo que pasa a través de las cadenas alimentarias
marinas y que pueden devolverlo a la tierra firme en sus excrementos. Además de la actividad de
estos animales, hay la posibilidad del levantamiento geológico de los sedimentos del océano hacia
tierra firme, un proceso medido en miles de años.
El hombre también moviliza el fósforo cuando explota rocas que contienen fosfato.
· El potasio se encuentra en forma natural en el suelo, especialmente en los suelos ricos en arcillas, que
contienen hasta un 3%. En los suelos pantanosos y los pobres en arcilla el contenido de compuestos de
potasio es menor y puede ser deficitario, originando problemas en los cultivos.
· Los compuestos de potasio del suelo son lavados (lixiviados) con facilidad en las zonas de altas
precipitaciones y, en consecuencia, deben ser restituidos a los campos por fertilización, añadiendo cloruro de
potasio o sulfato de potasio. Ciertos cultivos (alfalfa, zanahorias, pepinos y coles) son muy exigentes en
potasio y no prosperan en suelos pobres en dicho elemento.
· La deficiencia de potasio en las plantas se detecta porque éstas tienen apariencia decaída o marchita, ya
que la falta de potasio favorece la pérdida de agua en las células.
Micronutrientes. Son los 132 o más elementos requeridos en cantidades pequeñas (hasta trazas):
hierro, cobre, zinc, cloro, yodo, (véase también oligoelementos).
Macroelementos, que se miden en gramos y que son los que el organismo necesita en mayor
cantidad. Aquí se agrupan sodio, potasio, calcio, fósforo, magnesio, cloruro y azufre.
Microelementos, los cuales se requieren en menor cantidad y se calculan en miligramos
(milésimas de gramo). Esta categoría abarca hierro, flúor, yodo, manganeso, cobalto, cobre y zinc.
Oligoelementos, que se evalúan en microgramos (millonésimas de gramo). Incluyen al silicio,
níquel, cromo, litio, molibdeno y selenio.