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Pulido Roa
Jimmy Fernández Lamus
Ángela Pinzón Pinto
Ramiro Rámirez Pizco
Deyanohora Cárdenas Castro
Jorge F. Gallardo Barrera
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Forma de evaluar algunas propiedades químicas de los suelos en el campo, en este caso,
estimación del pH a través del método de colorimetría (Foto: E. Avila, 1999).
344
CONTENIDO
4.1.2.1 pH 356
345
Pag.
346
Pag.
RESUMEN 407
BIBLIOGRAFIA 409
347
PROPIEDADES DE LOS SUELOS
De lo anterior se desprende que para caracterizar las propiedades químicas del suelo, desde
los puntos de vista pedológico, taxonómico, de fertilidad y de otros tópicos edafológicos, es
imprescindible efectuar, con criterios objetivos, una gama de ensayos analíticos intrínsecos al
suelo, para poder definir procesos del medio edáfico y con éstos, tener las bases científicas
para establecer su pedogénesis, la taxonomía y determinar su calidad y aptitud para fines
agropecuarios, silviculturales, ingenieriles, etc.
De otra parte, el conocimiento y explicación de las propiedades químicas del suelo y de sus
reacciones e interacciones es indispensable en otros campos de la ciencia del suelo, tales
como los de la fertilidad, la física, la biología y la misma química, o en otros afines, como los
de la ecología y la ingeniería. Desde el punto de vista de la fertilidad, el estudio de la
propiedades químicas es útil para diagnosticar y proponer soluciones, directas o indirectas, a
problemas prácticos como: disponibilidad de nutrientes, toxicidad de iones, conversión a
formas no disponibles de elementos adicionados en los fertilizantes, necesidades de cal en los
suelos ácidos y de yeso en los sódicos y comprensión y explicación probable de las variaciones
en su fertilidad.
El objetivo del presente capítulo es presentar, por una parte, la distribución geográfica de
propiedades relevantes en la producción de cultivos y crecimiento de las plantas como son: el
grado de acidez o pH , la saturación de aluminio intercambiable, la saturación de las bases de
cambio, el potasio de cambio, el fósforo disponible, la presencia de carbonato de calcio y el
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contenido de carbón orgánico y, por otra, explicar técnicamente los probables orígenes de la
ocurrencia de cada una de estas propiedades y las medidas preventivas mínimas requeridas, si
es del caso, para acondicionarlas a las necesidades de las plantas, en general. Todo esto se
deriva de la compilación y el análisis de la información de los resultados químicos, sobre los
tópicos en mención, de las pruebas realizadas a los suelos descritos y cartografiados en el
departamento de Cundinamarca.
Con la excepción menor de los sistemas hidropónicos, el suelo es esencial para la producción
de cosechas y de plantas, en todo el mundo. Ningún recurso individual es más importante en
el logro de la agricultura sustentable que el suelo, que contiene los nutrientes y almacena el
agua esencial para el crecimiento de las plantas. Consecuentemente, la manera en que los
suelos son manejados tiene un gran impacto en la productividad y sustentabilidad (Scholes,et
al, 1994).
Los suelos, además, difieren entre sí en una serie de propiedades (mineralógicas, físicas,
químicas, biológicas y nutricionales, entre otras ) por lo que es difícil, y a veces imposible,
señalar como cada uno de éstos va a afectar la productividad y sustentabilidad. Scholes y
otros (1994) señalan que la fertilidad del suelo es el centro de la sustentabilidad tanto de
ecosistemas naturales como manejados, por que es el medio a partir del cual emana la
producción terrestre. Greenland, 1975, citado por estos mismos autores, sugiere que existen
cinco principios básicos del manejo del suelo que son esenciales para la sostenibilidad de los
sistemas agropecuarios:
• Los nutrientes químicos removidos por los cultivos deben ser restituidos plenamente.
• La condición física del suelo debe ser mantenida, lo que usualmente significa que
los niveles de humus deben permanecer constantes o incrementarse.
• No debe permitirse la creación de medios que favorezcan el crecimiento de malas
hierbas, pestes y enfermedades.
• No debe permitirse el incremento de la acidez del suelo y de los elementos tóxicos.
• La erosión del suelo debe ser controlada para que sea igual o menor a la rata de
formación del mismo.
Todo lo anterior no es posible si se ignoran las condiciones del suelo, por lo que es indispensable
identificar los factores limitantes y evaluar la disponibilidad de los nutrientes en el medio
edáfico, con el fin de tomar medidas para crear un medio adecuado para el crecimiento de los
cultivos y tener, por lo tanto, una agricultura exitosa. Esto debe conjugar una utilización
adecuada de los fertilizantes y enmiendas teniendo en cuenta las propiedades del suelo y del
cultivo que se desee implantar, cuidando que no se vayan a deteriorar los mismos suelos y el
medio ambiente en el cual se hayan inmersos.
350
4.1.1.1 Reacción del suelo (pH)
La reacción del suelo se refiere a las relaciones de acidez y basicidad del mismo que influyen
tanto en sus características químicas como físicas; tiene, además, considerable impacto sobre
la biota y microbiota edáfica.
La reacción del suelo se evalúa midiendo su pH, el que se define como el logaritmo
negativo de la actividad de los iones hidrógeno en la solución del suelo. La escala de pH
cubre un rango que oscila de 0 a 14 ; el valor medio de 7 es considerado como neutro,
mientras que valores menores son ácidos y mayores básicos. Ortega (1994) define, de
acuerdo con rangos de pH (determinado en relación 1:1), las condiciones de acidez o
basicidad del suelo (Tabla 14).
TABLA 14. Calificación del grado de acidez o basicidad de acuerdo con el pH, en relación 1:1
(Ortega, 1994).
El rango de acidez de un suelo depende de una serie de factores y procesos que giran en torno
al proceso evolutivo del mismo, entre los que se destacan: el clima, el material parental, la
naturaleza de los componentes orgánicos, el tiempo de evolución, el grado de eliminación de
cationes, ya sea por lavado o por extracción continuada por las plantas, como el calcio, el
magnesio y el sodio y el grado de su reemplazo por cationes generadores de acidez, como el
aluminio y el hidrógeno. La acumulación de sales y/o de sodio intercambiable y el mismo
hombre, que a través de la aplicación de fertilizantes y enmiendas puede modificar el pH del
medio edáfico, complementa este aspecto.
De acuerdo con Garavito (1979), el pH del suelo tiene una gran influencia sobre el
comportamiento y disponibilidad de elementos esenciales en la nutrición vegetal; ejemplo de
ellos son:
351
• Boro: La inmovilidad del elemento se realiza a través de mecanismos de adsorción,
precipitación y fijación en ínterláminas de arcillas; este proceso aumenta en intensidad
a medida que asciende el pH por lo que la disponibilidad del elemento para las planta
decrece cuando incrementa el valor de pH .
• Azufre: La elevación del pH aumenta la liberación del radical sulfato adsorbido por
los coloides inorgánicos, al igual que del unido a la materia orgánica.
Los suelos con pH elevado, por otra parte, contienen sales solubles que desarrollan alta presión
osmótica, causando plasmólisis en las células de las raíces y la consecuente muerte de las
plantas, a menos que hayan desarrollado mecanismos fisiológicos de adaptación.
Se ha reconocido ampliamente que uno de los factores principales en el desarrollo de la acidez del
suelo se debe a la presencia de aluminio en la solución del suelo, ya que al reaccionar en el agua se
hidroliza y forma complejos monoméricos y poliméricos hidroxialumínicos que desencadenan una
liberación de protones H+ que induce descensos en el valor del pH (Espinosa, 1994).
Además, como se anotó en el aparte de concentración de iones tóxicos provocada por el pH , el aluminio
afecta directa o indirectamente al crecimiento de las plantas. Cuando su saturación sobrepasa el 60%,
el elemento se encuentra en cantidades que son tóxicas para la mayoría de las plantas, especialmente
para las de cultivo. Se aclara que la saturación se calcula a través de la siguiente ecuación:
S.Al ( % ) = Al+3 meq. 100 g-1 X 100 / CICE meq. 100g-1 ; donde,
CICE: corresponde a la suma de Al +3, H+1, Ca+2, Mg+2, K+1 y Na+1 (meq.100g-1).
352
Ortega (1994) establece la apreciación presente en la Tabla 15, en relación al crecimiento de
los cultivos, de acuerdo con la saturación del aluminio.
Desde el punto de vista de la fertilidad, las clases eutróficas presentan mayor disponibilidad de
bases que las distróficas para el óptimo crecimiento de la vegetación. Al combinar, además, la
saturación de bases con la saturación de aluminio se genera un criterio fundamental para
implementar planes de encalado.
353
Es de señalar que por debajo de pH 5.5 la saturación de las bases de cambio, con pocas
excepciones, es inferior al 50%, mientras que la saturación del aluminio intercambiable por
debajo de este valor de pH comienza a ser importante, e incrementa su valor a medida que el
pH desciende. Por este motivo, en suelos con pH inferior a 5.5 es de trascendental importancia
el aluminio de cambio en la producción de cultivos y en una serie de propiedades edáficas.
Por otra parte, en suelos cuyo pH oscila entre 5.6 y 7.0 es de gran importancia la dinámica
química de las bases de cambio en los procesos edafogénicos y en el crecimiento de las
plantas. En este rango de pH el aluminio de cambio no se encuentra debido a que se ha
precipitado en su totalidad a pH 5.5, como hidróxido de aluminio. A partir de este pH las
bases de cambio controlan el complejo intercambiable y su saturación se va incrementando
paulatinamente, de valores inferiores al 50% (entre pH 5.6 y 6.0, aproximadamente) hasta
cifras cercanas o del 100% (pH alrededor de 7.0), es decir, que saturan en su totalidad el
complejo de cambio considerado a pH 7.0.
Por encima de pH 7.0 las bases entran a enriquecer la solución del suelo y, cuando logran
contenidos que sobrepasan el producto de solubilidad, precipitan como sales de diferente
solubilidad; entre éstas se cuenta como de primera importancia el CaCO3 por sus implicaciones
en las propiedades del suelo, el crecimiento de las plantas y la imposibilidad de eliminarlo y,
por ende, de establecer prácticas agronómicas para su manejo.
De acuerdo con Duchaufour (1984), los restos orgánicos en los suelos son descompuestos
más o menos rápidamente por la actividad biológica. De esta forma a través de la
mineralización o biodegradación se van liberando elementos minerales y gaseosos (NH3,
NO3, H, CO2) y, a su vez, mediante el proceso de humificación se originan complejos
coloidales (complejos húmicos o humus en el sentido estricto) relativamente estables y
resistentes a la acción microbiana.
Es necesario subrayar que si bien el carbono ocurre en los suelos en formas orgánicas e inorgánicas,
la mayor parte, si no la totalidad, se encuentra usualmente en la materia orgánica y en los minerales
carbonatados; sin embargo, mientras el primero ocurre en todos los suelos, el segundo se restringe
a medios edáficos calcáreos. De esta forma, en regiones húmedas sujetas al lavado, el orgánico
es el único integrante del carbón del suelo, mientras que en regiones áridas el que está unido al
carbonato frecuentemente excede al ligado a la materia orgánica (Allison et al, 1965).
Por otra parte, la cantidad de carbón orgánico en los suelos está estrechamente relacionada
con el clima, el relieve, el material parental y la vegetación; también el uso del suelo como la
velocidad de descomposición de los residuos orgánicos, en adición a los factores mencionados,
causan variaciones en el contenido de éste. Estas variaciones se refieren a ganancias producidas
por la incorporación de los residuos vegetales (fuente básica de carbón orgánico) y a pérdidas
del carbono, por efecto de las transformaciones a que han sido sometidos los residuos desde
el momento de su incorporación al suelo. Estas pérdidas pueden producirse por difusión del
carbono en forma de anhídrido carbónico o por su lixiviación como ácido carbónico o como
bicarbonato; en condiciones muy ácidas se producen también pérdidas de compuestos orgánicos
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móviles, que son lavados de la capa superficial y se acumulan en algún horizonte subsuperficial
o migran fuera del perfil.
Al igual que otros elementos químicos, las plantas obtienen fósforo del suelo mediante la
absorción por las raíces y el consiguiente traslado a la parte aérea; por esta razón, la vegetación
depende del suministro adecuado del elemento en la zona de raíces. Esta es una de las
dificultades principales que el agricultor debe enfrentar, puesto que las reacciones del elemento
con el suelo y su disponibilidad para el cultivo son sumamente complejas.
En suelos cuyo grado de acidez varía desde fuerte a extremadamente ácido (pH inferior a
5.6), el fósforo es fijado (paso de formas disponibles a no disponibles para las plantas) por
compuestos del hierro y del aluminio, mientras que en aquellos donde prima la alcalinidad
(pH superior a 7.9) el proceso lo efectúan los carbonatos de calcio, principalmente. Esto
significa que la disponibilidad del elemento se encuentra entre pH 5.6 y 7.9.
El potasio, junto con el nitrógeno, es absorbido en cantidades altas por las plantas y en estas
desempeña papel importante en el metabolismo de carbohidratos y proteínas, en la regulación
de la transpiración y contenido de agua de las células y en la fotosíntesis. La deficiencia del
elemento genera una limitación considerable en el desarrollo de la planta.
Guerrero (1991) indica que frecuentemente el contenido de potasio de los suelos tropicales
tiende a ser bajo, debido a la naturaleza de los materiales parentales, a los procesos avanzados
de meteorización, a la gran solubilidad del elemento y a la alta extracción por las plantas;
355
añade, además, que en Colombia muchos suelos de las zonas cálidas no muestran precisamente
las propiedades de los suelos tropicales típicos, por lo cual los contenidos de potasio varían
fuertemente entre distintas regiones, y más bien tienden a mostrar correlación directa con los
valores del pH.
Los suelos con carbonato de calcio se encuentran principalmente en regiones áridas, semiáridas
o subhúmedas y se han desarrollado a partir de rocas calcáreas o de material parental donde se
han acumulado carbonatos de calcio y/o magnesio, a través del proceso intempérico. Además
del déficit de agua que los caracteriza por su ubicación en áreas secas, presentan problemas
químicos relevantes como toxicidad o deficiencia o antagonismo de elementos y son lo
microelementos los más sensibles a tales efectos. En la actualidad no se dispone de un método
eficaz y económico para recuperarlos y manejarlos.
El problema que plantean los suelos con materiales calizos frente a la producción de cultivos se
centra, entre otros factores, en la inmovilización de elementos menores, en el antagonismo
iónico (Ca, Mg y K) y en la fijación del fósforo ( fosfatos cálcicos). Para subsanar, en parte, tales
problemas, se requiere implementar planes que incluyan: fertilización con elementos menores,
incorporación de abonos orgánicos, selección de plantas tolerantes y riego y drenaje planificados.
4.1.2 Metodología
Los criterios seguidos para establecer las clases cartográficas con respecto a las propiedades
químicas analizadas fueron los siguientes:
4.1.2.1 pH
Medido en relación suelo: agua 1:1; se establecieron 3 clases: 1) pH menor o igual a 5.5; 2)
pH entre 5.6 y 7.0, y 3) pH mayor a 7.0, las que se fijaron teniendo en cuenta las condiciones
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climáticas y su probable efecto en la cuantía del lavado de las bases y, por ende, en el grado de
acidez o basicidad de los suelos.
Aluminio determinado por el método que utiliza KCl 1 N como solución desplazante
(extractora) y calculando el porcentaje en que satura cargas eléctricas negativas de tipo
permanente, a través de la siguiente ecuación:
S.Al ( % ) = Al+3 meq. 100 g-1 X 100 / CICE meq. 100 g-1; donde,
CICE: corresponde a la capacidad de cambio catiónica efectiva y se calcula con el Al+3 extraído
con K Cl 1N ; las bases se obtuvieron mediante extracción con acetato de amonio 1N, pH: 7.0.
De acuerdo con la saturación del elemento se establecieron tres clases: 1) menor a 30%; 2)
entre 30 y 60% y 3) mayor a 60%; la escogencia de estos rangos se definió por la tolerancia al
elemento que presentan, en general, los cultivos comerciales (usuales en el departamento de
Cundinamarca), los que por encima de 30% de saturación de aluminio ven disminuida su
producción, si no son tolerantes.
Calcio, magnesio, potasio y sodio extraídos con acetato de amonio 1 N, pH 7.0 y calculando
el porcentaje en que saturan cargas eléctricas negativas a través de la siguiente ecuación:
S.B.( % ) = (Ca+2 + Mg+1 + K+1 + Na+1 ) meq. 100 g-1 X 100 / CICA meq. 100 g-1 ; donde;
CICA: corresponde a la capacidad de cambio catiónico del suelo determinado con acetato de
amonio 1N, pH: 7.0
De acuerdo con la saturación de bases se establecieron dos clases: 1) menor o igual a 50% y
2) superior a 50%. La escogencia de estos dos rangos se realizó con base en las condiciones
climáticas de humedad, al material parental y especialmente con el pH debido a su gran
influencia en la concentración de las bases de cambio y, por ende, en el porcentaje de saturación
de éstas, que, como se anotó anteriormente, aumenta a medida que incrementa el pH, hasta
alcanzar el 100% de saturación del complejo de cambio en pH cercano o superior a 7.0.
357
ó, 1N) , calificando la intensidad de la reacción así: (-): No presente; (+): Bajo; (++): Medio;
(+++): Alto; (++++): Muy alto.
Para la evaluación de la presencia de carbonatos se tomó como criterio 1 (una) o más cruces y que
se presentara en los primeros 100 cm del suelo, pero primordialmente en los 50 cm superficiales.
Se utilizaron los datos analíticos del elemento, analizado mediante el método Bray 2. Teniendo
en cuenta los niveles propuestos para la mayoría de los cultivos (Microfertiza, s.f.) y su
disponibilidad permanente en el suelo, se establecieron dos clases: 1) contenido igual o inferior
a 40 ppm y 2) contenido superior a 40 ppm; en el primer caso se considera bajo, por lo que se
espera obtener una respuesta alta a la aplicación de fertilizantes fosfatados por la totalidad de
los cultivos comerciales; en el segundo, se estima como alto, con baja respuesta a la fertilización
con el elemento.
Se procesaron los resultados obtenidos por el método usual del acetato de amonio 1N pH :7.0
para extraer las bases intercambiables. Al igual que el fósforo, se consideran dos clases de
acuerdo con la disponibilidad y respuesta de las plantas a la fertilización con potasio: 1)
contenido igual o inferior a 0.4 meq.100g-1 y 2) mayor a 0.4 meq. 100g-1 ; el primero es bajo
y el segundo alto. El nivel crítico de 0.4 meq.100g-1 se escogió de acuerdo con lo estipulado
en el Manual Técnico de Microfertiza (s.f.).
Para la elaboración del mapa se hizo una revisión de los estudios de suelos realizados en el
departamento de Cundinamarca, con el fin de extraer la información correspondiente al
contenido de carbono, al clima, al material parental, a la cobertura vegetal actual, al tipo de
vegetación y al drenaje.
Para los suelos actualmente bajo cobertura de bosque natural y/o artificial, se realizó en el
mapa un achurado para indicar que estos presentan una capa, no mayor de 10 cm de espesor,
de residuos orgánicos en diferentes estados de descomposición y transformación, que se
denomina como “capa de litter”, cuya nomenclatura se señala con la letra O.
358
TABLA 18. Clases por pH , S. Al, S.B. , CaCO3, K y P
Características de la propiedad
Clase pH Saturación Saturación Carbonato Potasio Fósforo
de Aluminio de Bases de Calcio intercambiable (K) Disponible (P)
(S.A.I) % (S.B). % (CaCo3) meq.100g-1 ppm
Cualitativo
1 ≤ 5.5 < 30 - - < 0.4 < 40
2 ≤ 5.5 < 30 - - < 0.4 > 40
3 ≤ 5.5 < 30 - - > 0.4 > 40
4 ≤ 5.5 < 30 - - > 0.4 < 40
5 ≤ 5.5 30-60 - - < 0.4 < 40
6 ≤ 5.5 30-60 - - < 0.4 > 40
7 ≤ 5.5 30-60 - - > 0.4 > 40
8 ≤ 5.5 30-60 - - > 0.4 < 40
9 ≤ 5.5 > 60 - - < 0.4 < 40
10 ≤ 5.5 > 60 - - < 0.4 > 40
11 ≤ 5.5 > 60 - - > 0.4 > 40
12 ≤ 5.5 > 60 - - > 0.4 < 40
13 5.6-7.0 - < 50 - < 0.4 < 40
14 5.6-7.0 - < 50 - < 0.4 > 40
15 5.6-7.0 - < 50 - > 0.4 > 40
16 5.6-7.0 - < 50 - > 0.4 < 40
17 5.6-7.0 - > 50 - < 0.4 < 40
18 5.6-7.0 - > 50 - < 0.4 > 40
19 5.6-7.0 - > 50 - > 0.4 > 40
20 5.6-7.0 - > 50 - > 0.4 < 40
21 > 7.0 - > 50 Si < 0.4 < 40
22 > 7.0 - > 50 Si < 0.4 > 40
23 >7.0 - >50 Si > 0.4 > 40
24 >7.0 - > 50 Si > 0.4 <40
25 >7.0 - >50 No < 0.4 < 40
26 > 7.0 - > 50 No < 0.4 > 40
27 > 7.0 - >50 No > 0.4 > 40
28 > 7.0 - > 50 No > 0.4 < 40
Después de conformadas las 28 clases, se aplicaron a cada suelo integrante de las Unidades
Cartográficas reseñadas en la Leyenda de Suelos del presente estudio, siguiendo los siguientes
criterios:
359
• El carbonato de calcio se consideró cuando en los resultados analíticos su presencia
se denota semicuantitativamente con una o más cruces y se encuentra dentro de los
primeros 100 centímetros del perfil del suelo y, especialmente, en los primeros 50 cm.
• Los criterios escogidos para agrupar las clases aparecen en la Tabla 18. Se observa
que el criterio fundamental para diseñar las clases es el pH del suelo.
Para la realización del mapa del carbono orgánico se utilizaron los datos analíticos reportados
en la tabla 16 del anexo (en el CD), teniendo en cuenta los 25 cm superficiales de cada uno de
los perfiles señalados en la Leyenda de Suelos (Tabla 13). Para la delineación de las clases
cartográficas se siguieron los siguientes criterios:
• El valor obtenido debe ser similar al de la clase designada en al menos el 60% de los
suelos cuando la Unidad Cartográfica agrupe dos o más, como es el caso de la
Asociación, Complejo y Grupo indiferenciado.
• Los criterios escogidos para agrupar las clases se encuentran en la Tabla 19.
C.O% Apreciación
<1 Muy bajo
1.0-1.5 Bajo
1.6-2.5 Medio
2.6-6.0 Alto
> 6.0 Muy alto
Se evaluó, además, la fertilidad de cada uno de los suelos aplicando el procedimiento propuesto
por Ortega (1987) para cuantificar y calificar la fertilidad del suelo desde el punto de vista
químico en los primeros 50 cm. Los resultados se compararon con las clases de la Tabla 20,
para hallar las relaciones en cuanto a la calidad de la fertilidad química determinada por los
dos tipos de evaluación investigados.
360
TABLA 20. Área, porcentaje y calificación de la fertilidad de las clases por pH, S.Al, S.B., CaCO3, K
y P delineadas en el departamento de Cundinamarca.
Características de la propiedad
Saturación Saturación Carbonato Potasio Fósforo
Clase pH de Aluminio de Bases de Calcio intercambiable (K) Disponible (P) % Fertilidad
(S.A.I) % (S.B). % (CaCo3) meq.100g-1 ppm
Cualitativo
Para tener una mayor y mejor integración del conocimiento acerca de la distribución espacial, el
origen y las implicaciones agronómicas en los suelos del departamento de Cundinamarca, la
discusión de las propiedades químicas investigadas y la del carbón orgánico se hará por separado.
361
• Suelo con pH igual o inferior a 5.5.
• Clase 1. Suelos con saturación de aluminio menor a 30%, K inferior a 0.4 meq. 100 g-1 y
P menor a 40 ppm:
Los suelos que se encuentran en esta clase se extienden en un 13.8% del departamento de
Cundinamarca. Se ubican especialmente en áreas húmedas de los pisos frío, medio y cálido;
esporádicamente se encuentran en áreas secas del piso frío. Geográficamente se distribuyen en
los paisajes de montaña, lomerío y piedemonte, ocasionalmente se encuentran en el de planicie.
De esta forma, los suelos presentan limitaciones severas para el crecimiento de muchos cultivos
comerciales, por la combinación de pH muy ácido y déficit de K y P; el contenido de aluminio
de cambio en éstos puede limitar el crecimiento de cultivos susceptibles al elemento. La
fertilidad se califica , por lo tanto, como baja. Como medidas correctivas para la utilización
de los suelos desde el punto de vista de la fertilidad química, se recomienda la aplicación de
enmiendas calcáreas, ojalá cal dolomita, y de fertilizantes altos en fósforo y potasio. Otra
alternativa es la adaptación de especies que toleren alto grado de acidez y saturaciones bajas
de aluminio de cambio.
• Clase 2. Suelos con saturación de aluminio inferior a 30%, K menor a 0.4 meq.100 g-1 y
P superior a 40 ppm:
Abarca un área que equivale al 0.1% de los suelos del departamento. Los suelos de esta clase
se encuentran primordialmente en los vallecitos coluvio aluviales del clima medio húmedo;
se han desarrollado a partir de materiales sedimentarios clásticos de composición mineralógica
deficiente en minerales alterables y en arcillas del tipo 2:1, lo que conjugado con las condiciones
climáticas de humedad y temperatura media, han producido propiedades químicas en las que
se destaca la alta acidez y la deficiencia de potasio.
La fertilidad de los suelos de esta clase se cataloga como baja y requieren para su adecuación
de prácticas agropecuarias o silvoculturales, la aplicación de enmiendas químicas y fertilización
con potasio.
• Clase 3. Suelos con saturación de aluminio inferior a 30%, K superior a 0.4 meq. 100 g-1 y
P superior a 40/pm:
Los suelos de esta clase se ubican en el relieve de lomas localizado en el clima cálido seco, en
el que el material parental predominante corresponde a rocas clásticas arenosas y limoarcillosas
con buena provisión de minerales alterables.
362
El porcentaje de área que abarcan es del 2.4% y se distribuyen principalmente en los sectores
montañosos del occidente del departamento.
La limitación de la clase estriba en la fuerte acidez y en la saturación de aluminio que puede inhibir
el desarrollo normal de cultivos susceptibles al elemento; los contenidos de potasio y fósforo disponible
son altos. Por tal motivo, la fertilidad de los suelos se cataloga como moderada; sólo requiere
enmiendas calcáreas para neutralizar el aluminio de cambio presente e incrementar el pH.
• Clase 4. Suelos con saturación de aluminio inferior a 30%, K mayor a 0.4 meq. 100 g-1 y
P menor a 40 pmm:
Los suelos de esta clase abarcan el 5.7% del área de Cundinamarca, especialmente la del
paisaje montañoso de los pisos muy frío y frío húmedos. Ocasionalmente suelos de los
vallecitos del paisaje de lomerío en el clima cálido húmedo se incluyen dentro de esta
clase.
No obstante que los materiales parentales de los suelos incluidos en esta clase, son variados
en su origen y, por ende, en su composición mineralógica, los eventos pedogéneticos han
ocurrido bajo condiciones de alta humedad, que propician transformaciones intensas de los
minerales y lavado de productos solubles como las bases de cambio, lo que determina que los
suelos sean fuertemente ácidos, con ligeros contenidos de aluminio de cambio y escasez en
muchos nutrientes, entre ellos el fósforo.
Bajo esta circunstancia, la fertilidad de los suelos es baja y requieren, por lo tanto, aplicación
de fertilizantes y enmiendas para lograr rendimientos óptimos en la producción de cultivos,
pastos y especies forestales.
• Clase 5. Suelos con saturación de aluminio entre 30 y 60%, K menor a 4 meq. 100 g-1
y P inferior a 40 ppm:
Los suelos incluidos en esta clase cubren el 5.2% del área del departamento de
Cundinamarca. Se ubican en diferentes relieves, pisos térmicos y materiales parentales,
por lo cual se distribuyen ampliamente en el departamento, especialmente en áreas del
paisaje montañoso. Se presume que la interacción de estos 3 factores en la formación y
desarrollo de los suelos, provoca procesos intensos de transformación y pérdida de los
constituyentes solubles, lo que produce medios edáficos fuertemente ácidos, con alto
contenido de aluminio intercambiable (saturación entre 30 y 60%) y escaso contenido de
bases de cambio y fósforo disponible, que generan limitaciones severas para muchos cultivos
comerciales y aún para plantas nativas.
Por tal circunstancia, la fertilidad se califica como baja, lo que significa que para la utilización
de estos suelos en actividades agropecuarias o forestales es necesario corregir la acidez y
aplicar fertilizantes altos en potasio y fósforo.
• Clase 8. Suelos con saturación de aluminio entre 30 y 60%, K superior a 0.4 meq.100 g-1 y
P menor de 40 ppm:
363
Los suelos incluidos en esta clase se ubican básicamente en el relieve de espinazo localizado
en el piso medio húmedo y abarcan 1.1% del área de suelos del departamento de Cundinamarca;
se localizan especialmente hacia el flanco occidental de la Cordillera Oriental.
• Clase 9. Suelos con saturación de aluminio superior al 60%, K inferior a 0.4 meq. 100 g-1
y P inferior a 40 ppm:
Los suelos incluidos en esta clase son los de mayor ocurrencia y distribución en Cundinamarca
(35.0% del área del departamento), ya que se ubican en amplios sectores de los paisajes de
montaña, lomerío y piedemonte, en los que lo normal es una alta humedad, que propicia
condiciones favorables para la intensa transformación de los productos inorgánicos y la
eliminación casi total de muchos productos solubles, entre ellos las bases intercambiables.
También el fósforo se ve disminuido bajo estas circunstancias, principalmente por efectos de
fijación en los coloides cristalinos y/o amorfos y en los óxidos e hidróxidos de Fe y Al.
Como resultado de lo anterior, los suelos se caracterizan por presentar fuerte acidez, saturación
muy alta de aluminio y déficit de potasio y fósforo biodisponibles. En consecuencia, la fertilidad
se califica como muy baja y solamente plantas nativas adaptadas a tales condiciones químicas
crecen relativamente bien, porque soportan la alta saturación de aluminio, principalmente.
Los suelos de esta clase requieren para ser utilizados en actividades agropecuarias y/o forestales
una aplicación alta de enmiendas calcáreas y fertilizantes potásicos y fosfatados; de lo contrario,
cualquier tipo de utilización económica que se desee hacer de ellos, especialmente del tipo
agropecuario, tenderá al fracaso.
• Clase 10. Suelos con saturación de aluminio superior al 60%, K menor a 0.4 meq. 100 g-1 y
P superior a 40 ppm:
Los suelos considerados dentro de la clase 10 se encuentran en un porcentaje muy bajo, 0.1%,
del departamento y se ubican localmente en algunos vallecitos coluviales del piso frío húmedo
del centro y norte de la Cordillera Oriental.
Respecto a las propiedades químicas consideradas en los suelos calificados como de la clase
10, se presume que son debidas a herencia litológica, más que al proceso genético que los ha
venido afectando. De una u otra forma, la calidad de estas propiedades determina que la
fertilidad química de los suelos sea muy baja, especialmente por los altos valores de la
saturación de aluminio que limita el óptimo desarrollo de muchos, sino todos, los cultivos
comerciales y de un número grande de especies forestales.
364
Por tal motivo, si es imprescindible utilizar los suelos, se requiere antes que emprender cualquier
acción, neutralizar el aluminio de cambio y adecuar un plan posterior de fertilización, del que
se podrá excluir el fósforo, si es pertinente al cultivo o especie forestal que se desee implantar.
• Clase 12. Suelos con saturación de aluminio superior al 60%, K superior a 0.4 meq. 100 g-1
y P inferior a 40 ppm:
Los suelos de esta clase abarcan el 5.9% del departamento de Cundinamarca. Se localizan en
el paisaje montañoso de los sectores sur, centro y occidental de la Cordillera Oriental.
Este contexto de propiedades determina que la fertilidad sea muy baja, especialmente por la
saturación de aluminio que limita el desarrollo de plantas. Bajo esta condición su utilización en
actividades agrícolas y/o forestales requiere de una adecuación de los suelos a base de enmiendas
calcáreas y fertilizantes altos en fósforo y otros elementos disponibles, descontando el potasio.
• Clase 13. Suelos con saturación de bases inferior al 50%, K menor a 0.4 meq. 100 g-1
y P inferior a 40 ppm:
Esta clase incluye suelos que se extienden en 3.7% en los paisajes de montaña y planicie,
situados en los sectores occidental, suroriental y oriental del departamento.
• Clase 16. Suelos con saturación de bases inferior al 50%, K superior a 0.4 meq. 100g-1 y
P inferior a 40 ppm:
0.2% es el porcentaje que presenta esta clase en el mosaico edáfico del departamento; su
ubicación es puntual en el paisaje montañoso.
Al igual que los suelos de la Clase 13, el material parental y el clima han sido los factores
relevantes en su génesis.
365
Presentan fertilidad moderada y se requiere, para optimizar su productividad, aplicar
fertilizantes, en los que el fósforo es el elemento principal a considerar cuando se diseñen los
planes de manejo y de fertilización de estos suelos.
• Clase 17. Saturación de bases superior al 50%, K inferior a 0.4 meq.100 g-1 y P inferior
a 40 ppm:
Los suelos se han desarrollado a partir de una gama variada de materiales parentales, en la
que lo común es la abundancia de minerales de fácil alteración química, los que bajo la acción
de climas relativamente húmedos y secos, se alteran en gran medida y generan bases de
cambio; en estas se destacan el calcio y el magnesio, que saturan en alta proporción el complejo
de cambio; esto propicia condiciones eutróficas en todo el perfil de suelo, pero especialmente
en los horizontes superficiales.
No obstante lo anterior, al calificar la fertilidad de los suelos incluidos en esta clase, resulta
moderada debido al déficit de potasio y fósforo biodisponibles. Esta situación se puede
cambiar aplicando fertilizantes altos en los dos elementos, si es necesario y factible utilizar
los suelos en labores productivas del campo.
• Clase 18: Saturación de bases superior al 50%, K inferior a 0.4 meq. 100 g-1 y P
superior a 40 ppm:
Los suelos de esta clase se localizan en los planos de inundación del paisaje de valle aledaño
al río Magdalena; por ende, el porcentaje de la clase es muy bajo, 0.5, en relación con el área
total del departamento.
Las propiedades químicas de los suelos resultan de un proceso genético que ha venido obrando
en condiciones cálidas húmedas, cuya intensidad intempérica y de pérdida de elementos
solubles se disminuye por las condiciones deficientes del drenaje; de esta forma, los suelos
pierden una escasa cantidad de bases de cambio, por lo que el complejo de cambio está saturado
en gran proporción por éstas, lo que determina, a su vez, que el pH sea ligeramente ácido.
• Clase 19. Saturación de bases superior al 50%, K superior a 0.4 meq.100 g-1 y P superior
a 40 ppm:
Los suelos de esta clase están ampliamente distribuidos en el paisaje montañoso del
departamento; el porcentaje es de 6.1.
366
Al igual que los suelos de la clase 17, la génesis es controlada por el clima y el material
parental, lo que origina suelos con una fertilidad muy alta dado los contenidos óptimos de K
y P disponibles y las altas cantidades de bases de cambio, especialmente Ca y Mg.
Estos suelos sólo requieren un manejo acorde al grado de la pendiente y un plan de fertilización
para mantener la fertilidad que actualmente presentan.
• Clase 20. Saturación de bases superior al 50%, K superior a 0.4 meq.100 g-1 y P inferior
a 40 ppm:
Los suelos de esta clase abarcan el 1.1% del área del departamento. Se localizan básicamente
en el relieve de terraza correspondiente al paisaje de planicie delineado en el piso frío seco.
Las propiedades químicas en discusión se generan por procesos pedogenéticos similares a los
planteados para las clases 17, 18 y 19. De igual forma, la calidad y calificación de estas
propiedades es similar; se diferencian primordialmente en que los suelos son bajos en fósforo
disponible; esto determina que la calificación de la fertilidad desde el punto de vista químico
sea alta.
Los suelos requieren para su utilización agropecuaria y/o forestal aplicación de fertilizantes
con alto contenido de fósforo, principalmente.
• Clase 21. Suelos con presencia de CaCO3, K inferior a 0.4 meq. 100 g-1 y P inferior a 40
ppm:
Los suelos de esta clase abarcan el 2.3% del departamento y se localizan de preferencia en el
paisaje montañoso del flanco de la Cordillera Oriental que colinda con el valle del río
Magdalena.
Los suelos se han desarrollado a partir de materiales calcáreos y/o abundantes en minerales
alterables, bajo la acción de climas cálidos secos. Bajo esta circunstancia el proceso
pedogenético es controlado por la presencia y/o acumulación de carbonato de calcio, lo que
genera pH medianamente alcalino y dominio del complejo de cambio por Ca y Mg. Por tal
motivo, los suelos no son aptos, desde el punto de vista químico, para la producción apropiada
de plantas, dadas las limitaciones nutricionales y los antagonismos y toxicidades de elementos
que se presentan.
Por lo anterior, al calificar la fertilidad esta cae dentro de la categoría baja. De otra parte, la
recuperación de estos suelos para desarrollar una agricultura promisoria es dispendiosa y
onerosa por la dificultad de neutralizar el CaCO3. y eliminar los excesos de Ca soluble que se
generan en el proceso.
• Clase 22. Suelos con presencia de CaCO3, K inferior a 0.4 meq.100 g -1 y P inferior a
40 ppm:
367
Los suelos de esta clase se extienden en 1.0% del área del departamento y se ubican básicamente
en el paisaje de valle correspondiente al piso cálido seco. Geográficamente la Clase 22 se
localiza adyacente a lo largo del valle del río Magdalena.
• Clase 24. Suelos con presencia de CaCO3, K superior a 0.4 meq.100 g-1 y P inferior a 40
ppm:
Los suelos de esta clase se encuentran en el flanco del paisaje montañoso del piso cálido seco
que colinda con el valle del río Magdalena; el porcentaje es de 0.9.
Comentarios en cuanto a génesis, propiedades, fertilidad, aptitud y manejo son similares a los
realizados para las dos clases anteriores.
• Clase 25. Suelos sin presencia de Ca CO3, K inferior a 0.4 meq.100 g-1y P inferior a 40
ppm:
Los suelos de esta clase se ubican en el paisaje de valle delineado en el piso cálido seco en el
valle del río Magdalena; su porcentaje es del 1.2 del área del territorio.
En la génesis de los suelos el clima y el material parental han sido los factores determinantes;
el primero, por las condiciones de poca humedad y alta temperatura, lo que genera un impacto
leve en el proceso de alteración y transformación de las sustancias inorgánicas. El segundo,
por la reducida cantidad de minerales de fácil alteración, que al descomponerse químicamente
liberan cantidades limitadas de bases de cambio, lo que determina que la precipitación de
sales solubles sea mínima en los suelos, entre ellas los carbonatos de calcio.
Al analizar en estos suelos las propiedades en discusión, se encuentra que el pH es, en general,
superior a 7.0 pero inferior a 7.8, que los contenidos de K y P disponibles son bajos, mientras
que las cantidades intercambiables de Ca, Mg y Na son altas.
Bajo las condiciones precedentes, la calificación de la fertilidad cae dentro del rango moderado,
a causa de los contenidos exiguos de K y P, principalmente. De tal forma que, para la utilización
de estos suelos, se requiere corregir la deficiencia de estos dos elementos e implementar un
plan específico de riego y drenaje para evitar procesos de salinización.
Los resultados registrados en la Tabla 21 y en la Figura 149, permiten deducir que los suelos
del departamento de Cundinamarca presentan contenidos de carbón orgánico
predominantemente medios (1.6 - 2.5% ) y altos ( 2.6 - 6.0 % ), ya que entre ambos comprenden
el 67 por ciento de la extensión de los suelos estudiados del departamento. De otra parte, un
16 por ciento de éstos tiene contenidos muy altos (> 6.0 % ) ,14 por ciento contenidos bajos
(1.0 - 1.5% ) y 3 por ciento muy bajos ( < de 1.0 %) de la propiedad.
368
Tabla 21. Distribución del Carbón Orgánico en los suelos de Cundinamarca
Clase Descripción %
1 Suelos con contenido muy bajo de carbón orgánico (< 1.0% ) 3.0
2 Suelos con contenido bajo de carbón orgánico (1.0 - 1.5 %) 14.0
3 Suelos con contenido medio de carbón orgánico (1.6 - 2.5 %) 34.0
4 Suelos con contenido alto de carbón orgánico (2.6 - 6.0%). 33.0
5 Suelos con contenido muy alto de carbón orgánico(>6.0 %). 16.0
FIGURA 149. Distribución del Carbón Orgánico en los suelos del departamento de Cundinamarca.
Los contenidos bajos de carbón orgánico de la zona se encuentran en los suelos asociados al
valle alto y medio del río Magdalena ubicados en el piso térmico cálido; el primero en la
provincia de humedad seca y el segundo, en la húmeda. Estos contenidos de carbono bajos a
muy bajos son debidos, por una parte, a una baja precipitación asociada con alta temperatura
y, por otra, a una abundante precipitación con alta temperatura, condiciones que aceleran la
descomposición de la materia orgánica.
Otros suelos que presentan bajos contenidos de carbono son algunos ubicados en los vallecitos
coluvio-aliviales del paisaje de montaña en el clima cálido seco, como lo son los de los ríos
Patá, Villeta, Sumapaz y Pagüey y en varios del clima medio húmedo: ríos Apulo, Subia y
los Chochos; de igual forma, se encuentran suelos con bajas cantidades del elemento en las
crestas, escarpes de montaña y colinas en el clima cálido seco al norte y occidente del
departamento, como también en algunas colinas y abanicos terrazas del piedemonte en el
clima cálido húmedo entre Medina y Paratebueno, en el suroriente.
369
Los contenidos medios de carbono se presentan, en general, en suelos de los sectores del
noroccidente en la zona comprendida entre Tocancipá, Nemocón y Gachancipá bajo clima
frío seco, y al oriente del departamento en unidades de montaña del clima medio húmedo y
cálido seco y sus alrededores, en áreas con transición climática de húmedo a seco y en los
municipio de Guaní, Gaguaní, Tobia, Útica y Caparrapí, donde la acción de la erosión no
permite la acumulación de la materia orgánica.
En los suelos de la cordillera que se extiende por una franja amplia que recorre el departamento de sur
a norte y cubre todos los pisos térmicos y una variada gama de climas, el factor que ejerce mayor
influencia en el contenido de carbono es la presencia de alofanas. En efecto, en amplias áreas de
Cundinamarca los suelos formados a partir de cenizas volcánicas presentan contenidos altos de materia
orgánica, lo que es especialmente notable en los climas fríos y muy fríos de las provincias húmedas;
esto se debe, en gran parte, a la formación del complejo humus - alofanas que inhibe la mineralización
de la materia orgánica y da lugar, por lo tanto, a su acumulación; también influyen las temperaturas
bajas y la escasez de fósforo necesario para el crecimiento y la actividad de los microorganismos
mineralizadores. Por tal circunstancia, los contenidos del carbono fluctúan de altos a muy altos.
Es de resaltar que en el paisaje de montaña los suelos con mayor contenido de carbón orgánico
se encuentran en climas húmedo, muy húmedo y pluvial de los pisos térmicos medio y
muy frío (área de los Páramo ). En este último los mayores contenidos de carbono se encuentran
en los suelos orgánicos dispersos en los páramos de Sumapaz y en áreas que circundan las
lagunas de Fúquene, Cucunubá, Guatavita y Chingaza.
De otra parte, en algunas áreas muy escarpadas o en climas secos de la Cordillera Oriental
donde no se encuentran cenizas volcánicas o la vegetación es muy escasa, los contenidos de
carbón orgánico fluctúan de bajos a muy bajos; se resaltan en el altiplano cundiboyacense y
en las zonas secas del paisaje montañoso que abarcan diferentes pisos térmicos.
4.1.4 Conclusiones
370
• El 69.3% de los suelos del departamento de Cundinamarca presenta pH igual o inferior
a 5.5 y saturación de aluminio de cambio superior al 60%, lo que limita el crecimiento
de la mayoría, sino en todos, de los cultivos comerciales susceptibles al elemento.
• El 25.3% de los suelos presentan pH entre 5.6 y 7.0 y de éstos el 21.4% tiene saturación
de bases superior al 50%.
• El 5.4% de los suelos tiene pH por encima de 7.0, mientras que el 4.2% de éstos
presenta CaCO3 en los primeros 50 cm, lo que limita grandemente su recuperación
para prácticas agropecuarias y/o forestales.
• El 41.0% de los suelos de Cundinamarca presenta una fertilidad muy baja, el 16.3%
baja, el 21.2% moderada, el 1.6% alta y el 6.1% muy alta.
• Excepto los suelos de la Clase 19 (pH entre 5.6 y 7.0, saturación de bases superior al
50%, K superior a 0.4 meq.100g-1 y P mayor a 40 ppm) los restantes ameritan, en
diferente grado, aplicaciones de fertilizantes y planes de encalado para neutralizar la
acidez intercambiable.
• Los suelos con contenidos bajos y muy bajos en carbono orgánico ocupan un 17%
del área; éstos se asocian con condiciones críticas de humedad, temperaturas que
favorecen su mineralización rápida y problemas de erosión.
El suelo, como medio favorable para el crecimiento de las plantas, debe almacenar y suministrar
agua, nutrientes y estar libre de concentraciones excesivas de productos o elementos tóxicos.
El sistema agua-suelo-planta es más complejo, por cuanto las raíces deben respirar
constantemente y la mayoría de las plantas terrestres no pueden transferir oxígeno de sus
partes aéreas hacia las raíces, a una tasa suficiente. Así, el suelo debe por sí mismo estar
aireado mediante un continuo intercambio de oxígeno y dióxido de carbono a través de sus
poros. Un suelo excesivamente húmedo tiende a asfixiar las raíces; un suelo excesivamente
seco podrá desecarlas. Es este el ámbito en el cual, durante las últimas décadas, se ha movido
la física de suelos, definida como la ciencia que estudia el estado y transporte de todas las
formas de materia y energía en el suelo (Montenegro y Malagón, 1990).
La física de los suelos puede entonces definirse, en términos muy amplios, como el estudio de
las propiedades mecánicas, térmicas, eléctricas, acústicas y ópticas de los suelos, todas las cuales
son susceptibles de medirse con precisión. Al igual que las químicas, involucran cada una de las
fases de formación del suelo y desarrollo del perfil (Ochse et al, 1972), por lo que su estudio es
imprescindible en aspectos edáficos como pedología, taxonomía, fertilidad, riegos, drenajes,
manejo y conservación, entre otros, o en campos afines como los de las ingenierías.
371
De acuerdo con Villota (1978), la mayor parte de las propiedades físicas (espesor de los
horizontes, color, textura, estructura, consistencia, humedad del suelo, porosidad, temperatura
e infiltración) se determina y cualifica, la mayoría de las veces, en el campo; de ahí la
importancia de una descripción cuidadosa de los perfiles y de una definición lo más exacta
posible de las características físicas, para que sean utilizadas con seguridad como elementos
de diagnosis y de clasificación.
• La pedogénesis y la taxonomía.
Las propiedades físicas detalladas en el campo requieren ser precisadas a través de pruebas de
laboratorio, como son la granulometría, el contenido de humedad a diferentes tensiones, las
densidades aparente y real, los valores de la consistencia, el COLE, la superficie específica y
la conductividad hidráulica, principalmente.
El objetivo del presente capítulo es presentar, por una parte, la distribución geográfica de
propiedades físicas de gran significancia en la producción de cultivos, crecimiento de las
plantas y manejo y conservación del mismo, como son: textura o distribución granulométrica,
humedad aprovechable y consistencia y, por otra, explicar concisa y técnicamente los probables
orígenes de la ocurrencia de cada una de estas propiedades y las medidas preventivas más
convenientes, si es del caso, para acondicionarlas o mejorarlas desde el ángulo de la
productividad y sustentabilidad del medio edáfico. Se pretende, además, analizar desde el
mismo ángulo propiedades como la estabilidad de los agregados, la porosidad y la densidad
aparente, que no son objeto de mapificación o distribución espacial.
4.2.1.1 Textura
Esta característica resulta de integrar los porcentajes de las fracciones arena, limo y arcilla. Según
predomine una y otra fracción, el suelo presentará características muy diferentes que influirán en
su aireación, permeabilidad, retención de humedad, volumen explorado por las raíces, etc.
372
y los materiales más finos se intemperizan más rápidamente; por ejemplo, los piroclastos
próximos al volcán del cual se originan, se intemperizan para producir un suelo gravilloso,
mientras que a mayor distancia se forman suelos arenosos, limosos y francos. Los depósitos
sedimentarios reflejan el contenido de la roca madre.
La textura, desde el punto de vista edafológico, presenta grandes implicaciones en los suelos,
ya que influye en la retención de humedad, la porosidad, la aireación, la permeabilidad, la
consistencia, el intercambio catiónico y en la aptitud de uso y manejo, entre otros.
La textura más equilibrada para el buen desempeño agrícola, corresponde a la de los suelos
francos (arcilla entre 7-27% y limo entre 28-50%); éstos presentan una tendencia uniforme a
retener agua, a la vez que permiten la difusión de gases, con lo cual las funciones fisiológicas
de la planta no sufrirán limitaciones.
La textura puede ser interpretada directamente en el campo y sólo, en casos muy especiales,
se necesita la comprobación del laboratorio. Independientemente del dato de laboratorio es
conveniente anotarla ya que en muchos casos, suelos con contenidos elevados de coloides
inorgánicos al ser tratados analíticamente en el laboratorio (secamiento, agua oxigenada,
agentes dispersantes) pueden variar tanto en comportamiento como en mineralogía y, al
determinar las cantidades de arcilla, presentar valores generalmente menores de los que existen
en el campo.
La fracción arcillosa, en oposición a las anteriores, está asociada con minerales secundarios
provenientes de la alteración de minerales primarios, en consecuencia presentará mayor
resistencia a su transformación y menor contenido de elementos nutrientes para las plantas;
no obstante, indicará la parte activa y dinámica del suelo, debido a las características coloidales
que tiene, originadas en su tamaño y en las cargas eléctricas que posee.
Esta fracción retendrá agua y elementos nutrientes a la vez que impartirá sus propiedades
sobre las características físicas asociadas a la estructura. Suelos donde predomina en más del
50% tendrán tendencia a ser difíciles de manejar, encharcables y propensos a causar asfixia
radicular, por lo que deben ser utilizados fundamentalmente con plantas resistentes al exceso
de humedad y especialmente bajo praderas. El uso del suelo y su manejo deberán hacerse
facilitando el drenaje externo mediante la formación de un microrelieve que simule surcos y
caballones, ya que el drenaje interno, como tal, es poco efectivo.
373
De acuerdo con Guillet y Roullier (1982), el objetivo del análisis del tamaño de las partículas
inorgánicas del suelo, es determinar la distribución por tamaño de las mismas y establecer
con ello la clase textural.
La textura se determina con bastante precisión en el campo a través del método organoléptico,
el cual no tiene un procedimiento estandarizado. Cuando se desean cifras de los diferentes
separados granulométricos se procede con métodos de laboratorio, los cuales se aplican de
acuerdo con los objetivos del estudio del suelo; entre estos los dos utilizados por el Laboratorio
de Suelos del IGAC son el del hidrómetro (método de Bouyoucos) y el de la pipeta.
4.2.1.2 Estructura
De acuerdo con Duchaufour (1978), las propiedades físicas del suelo están ligadas a dos
nociones fundamentales: la textura o composición elemental, cuando todos los agregados
han sido destruidos, y la estructura o forma de agruparse estos elementos en agregados. De
estos dos factores depende, en gran parte, el comportamiento del aire y del agua en el suelo,
cuya consecuencia práctica es particularmente importante.
Bonneau y Levy (1982) definen la estructura como “el arreglo espacial de las partículas
minerales y su posible unión por materia orgánica e hidróxidos de hierro y/o aluminio”.
Montenegro y Malagón (1990) la definen como “el arreglo de la fase sólida del suelo y del
espacio poroso localizado entre sus partículas constituyentes; las unidades resultantes son
consecuencia directa de los procesos genéticos y del desarrollo del perfil durante su historia
evolutiva”.
374
• Si los elementos estructurales tienen un tamaño entre 1 y 3 mm se presentarán las
mejores condiciones de aireación, infiltración, retención de humedad y penetración
radicular; tamaños entre 3-6 mm darán la máxima capacidad de aireación.
• En las capas más profundas (entre 0.50 -1 metro) deberá existir también una condición
física tal que se presente un equilibrio entre poros capilares y no capilares, si el clima
es húmedo deben predominar los no capilares, de manera que se asegure un drenaje
efectivo del exceso de humedad y, al mismo tiempo, se tenga suficiente aporte de ella
para las necesidades de la planta.
375
Los procedimientos analíticos precedentes son también de gran utilidad en ciencias aplicadas
del suelo, relacionadas con su manejo y conservación, ya que permiten definir, entre otras, la
resistencia de los agregados al golpeteo de la lluvia y el comportamiento a la operación de
maquinaria; sirven para determinar, además, el grado de deterioro que ha sufrido el medio
edáfico por los impactos mencionados.
4.2.1.3 Consistencia
Para que la planta cumpla normalmente sus funciones fisiológicas es necesario que su sistema
radical explore el mayor volumen posible, función que puede cumplirse si las condiciones
físicas son favorables; en ellas tiene especial importancia la consistencia del suelo.
Esta característica, expresada por el grado y clase de manifestación de las fuerzas de cohesión
-adhesión, determina o no facilidad para la penetración radicular a la vez que interviene en el
manejo a que debe someterse un suelo, debido a su íntima asociación con la estructura y sus
manifestaciones de porosidad.
• Estructura: ya que ésta ,en última instancia, la puede modificar en sus relaciones agrícolas.
De acuerdo con el Soil Survey Manual (Soil Survey Staff, 1993) la consistencia del suelo
comprende los atributos del material edáfico que se expresan en relación con el grado y clase
de cohesión y adhesión o por la resistencia a la deformación o ruptura.
Todo material del suelo tiene una consistencia, independiente de si la masa es grande o pequeña,
si está en condición natural o removida, agregada o sin estructura, húmeda o seca que depende
intrínsecamente de variables tales como el tipo de arcilla, la textura, la materia orgánica y los
aspectos estructurales.
376
o amasa entre los dedos y el grado de adherencia a éstos y a objetos metálicos. Sin embargo,
la persona que describa el perfil debe estar suficientemente entrenada, ya que en el sitio
mismo se podrá correlacionar con propiedades tales como la profundidad efectiva radicular,
presencia de capas compactas, densidades, etc., que ayudan en su estimación y en la apreciación
de su interacción con la planta.
La prueba usual de laboratorio es la de los límites de Atterberg, que señala tres valores: límite
plástico superior o límite líquido (contenido de humedad con el cual un suelo comienza a
fluir, bajo la acción de una fuerza aplicada), límite plástico inferior o plástico (contenido
mínimo de humedad con el cual el suelo puede convertirse, por rodadura, en un rodillo largo
y delgado) y el índice de plasticidad, dado por la diferencia entre los dos anteriores. Los
valores de estos límites están afectados por el contenido de arcilla, la naturaleza de la misma,
los cationes intercambiables y el contenido de materia orgánica (Baver et al, 1972).
La densidad del suelo, definida sobre la base de una relación peso / volumen, indicará, de
acuerdo al volumen total tenido en cuenta o al correspondiente a las partículas, diferentes
aspectos asociados a varias características:
• La densidad aparente está también afectada por el contenido orgánico, a pesar de que los
coloides inorgánicos pueden influir, especialmente en zonas bajo efecto de cenizas volcánicas
donde los materiales alofánicos afectan el grado de desarrollo estructural alcanzado. Los
valores más bajos se obtienen en suelos orgánicos (valores muy inferiores a 1) ya que a
medida que disminuye dicho contenido, se alcanza por lo general un mayor valor.
• Debido a que el concepto de densidad aparente incluye el espacio poroso total puede
establecerse una relación entre esta densidad y la porosidad, así:
377
• Mediante la diferencia entre el valor de la densidad real y la densidad aparente puede
obtenerse la porosidad total. Esta porosidad equivale a la suma de la porosidad no
capilar y de la porosidad capilar, la primera está relacionada con la aireación (intercambio
gaseoso) y la segunda con la retención de humedad; debe tenerse presente que la relación
micro porosidad a porosidad total indicará, de una manera global, si la aireación es
suficiente o deficiente. Sólo el conocimiento de la distribución de poros por tamaño
permite deducir exactamente los diámetros y porcentajes respectivos.
De acuerdo con Blake (1965), la densidad aparente se conoce como la relación de la masa al
volumen real de las partículas de suelo, más los espacios porosos en la muestra; se expresa en g/cc.
En la Soil Taxonomy (Soil Survey Staff, 1998) el valor de la densidad es imprescindible para
el diagnóstico de materiales de suelo con propiedades ándicas y por ende de los Andisoles;
igual sucede con los materiales orgánicos fíbrico, hémico y sáprico. Se aplica, además, para
caracterizar los integrados hacia los Andisoles.
La densidad aparente del suelo afecta, además, la difusión de gases en él, su permeabilidad, el
grado de penetración radical y el régimen térmico.
La capacidad de aire del suelo define el suministro de oxígeno a las raíces, el intercambio
gaseoso con el medio ambiente y favorece, en ciertas condiciones, la formación de un extenso
sistema radical que facilita la absorción de nutrientes y agua por las plantas. La capacidad de
aire está relacionada con los poros de gran tamaño (macro poros > 60 µ), ya que en los de
diámetro pequeño (micro poros < 9 µ) predomina la retención de humedad y los fenómenos
capilares, lo cual constituye parte de la capacidad de almacenamiento de agua (retención de
humedad). A través de los macro poros se realiza el paso de agua a mayor velocidad que en
los micro poros, siendo aquellos los responsables de mayores valores en la velocidad de
infiltración (flujo vertical del agua en las primeras capas del suelo).
Los macro poros son responsables de la capacidad de aire y cualquier proceso que tienda a disminuirlos
influirá en esta característica; uno de los procesos que los afecta negativamente es la degradación
estructural, debido a prácticas deficientes de manejo, efecto que conlleva un aumento en los microporos
y, a la vez, un decrecimiento de los poros encargados de difundir oxígeno a las raíces.
378
El tamaño más apropiado del agregado, asociado con un equilibrio entre macro y micro
poros, está comprendido entre 1 y 3 mm de diámetro; en estas condiciones existirá un adecuado
suministro de aire y de agua, propicio para el desarrollo vegetativo.
El agua del suelo está íntimamente relacionada con un sinnúmero de sus propiedades, entre
las que cabe mencionar: presencia, cantidad y tipo de coloides, cantidad y distribución del
espacio poroso, en especial el microporoso, permeabilidad, escorrentía, nivel freático, drenaje
natural y presencia de capas endurecidas; todas ellas están, de una u otra forma, relacionadas
con la pedogénesis y el manejo de los suelos. Estos aspectos se compendian en los Regímenes
de Humedad del Suelo, que son criterios esenciales desde el nivel categórico del Orden y, en
especial del Suborden.
La humedad del suelo tiene un efecto directo en el desarrollo de las plantas, según lo adecuado
de su abastecimiento y la rapidez con la cual el agua penetra en las raíces. Los efectos indirectos
son numerosos ya que la humedad afecta profundamente casi todas las propiedades del suelo:
propiedades mecánicas, tales como esfuerzo de estabilidad, esfuerzo de deslizamiento,
friabilidad, penetrabilidad, plasticidad y cohesión; cantidad de trabajo, requerida para las
operaciones de labranza; contracción y expansión; difusión gaseosa (aeración); y propiedades
térmicas, tales como conductividad, capacidad, difusividad y también la absorción y emisión
del calor.
La fuerza con la cual el suelo retiene agua se conoce como potencial de humedad. Desde el
punto de vista físico el concepto de potencial está relacionado con el trabajo necesario para
llevar la unidad de masa de un punto de referencia a otro; la aplicación del concepto de
humedad del suelo puede asociarse con el trabajo requerido para llevar una masa de agua
definida de un punto en el sistema a un nivel libre (Baver et al, 1972).
Las fuerzas que retienen el agua en el sistema son la causa de que se requiera una energía
superior para que pueda ser utilizada por la planta; esta energía está definida por el poder de
las raíces para extraer dicho elemento, aunque el mecanismo en sí implica un proceso difusivo,
más que un gasto de energía. Cuando la planta no alcanza a extraer más agua y se marchita,
se llega al llamado Punto de Marchitamiento Permanente (PMP); pero, si por el contrario, el
agua es retenida con poca energía por el suelo, se tiene la Capacidad de Campo (CC). La
diferencia en contenido de agua entre estos dos puntos constituye la Humedad Aprovechable
(HA) por las plantas (Fernández, 1965).
379
El extremo inferior del “ límite del agua aprovechable” es el coeficiente de marchitez
permanente, el cual corresponde a una tensión de humedad del suelo de aproximadamente 15
atm. El porcentaje de marchitez permanente es el contenido de humedad de un suelo al cual
las hojas más inferiores de plantas testigo, generalmente girasoles enanos, se marchitan y no
recuperan turgencia cuando se les expone de nuevo a una atmósfera húmeda durante un tiempo
de 12 a 24 horas.
En el estudio de la capacidad de campo influyen tanto las fracciones texturales (arena valores
bajos, arcilla valores altos ) como la materia orgánica ( a mayores contenidos, valores mayores).
El valor obtenido puede utilizarse en:
380
Como criterio general los valores del punto de marchitamiento deben ser un poco mayores de
la mitad de los de la capacidad de campo. Debido a que en este punto la planta sufre un
desequilibrio fisiológico y bajan los rendimientos, nunca debe ser alcanzado; no obstante, su
determinación sirve como criterio general en:
• Cálculo del rango de la humedad aprovechable por la planta, dado como la diferencia
entre la capacidad de campo y el punto de marchitamiento.
• Ya que los mismos factores que influyen sobre la capacidad de campo lo hacen sobre
el punto de marchitamiento, valores bajos indicarán deficiente cantidad de materia
orgánica o de coloides inorgánicos.
4.2.2 Metodología
Los criterios seguidos para establecer las clases cartográficas, con respecto a las propiedades
físicas analizadas, fueron los siguientes:
381
• Humedad (agua) aprovechable:
De acuerdo con la humedad aprovechable se establecieron tres (3) clases: 1) Baja: inferior a
10%; 2) Media: entre 10 y 25% y 3) Alta: superior a 25%.
• Consistencia:
La consistencia se evaluó con base en los límites establecidos por Atterberg en relación con el
contenido de humedad del suelo y su influencia en el comportamiento del sistema; para tal
efecto se realizaron el límite líquido y el límite plástico. Las clases por consistencia se
establecieron con base en el índice de plasticidad, que resulta de sustraerle al valor del límite
líquido el del plástico, así: 1) Baja: índice de plasticidad (I. P.) inferior a 10; 2) Media: I. P.
entre 10 y 20, y 3) Alta: I.P. superior a 20.
Después de conformadas las clases para las propiedades mencionadas, se aplicaron a suelos
componentes de las unidades cartográficas establecidas en la Leyenda de Suelos del presente
estudio siguiendo los siguientes criterios:
• Para aquellas Unidades Cartográficas en las que no se realizaron análisis físicos a los
suelos, excepto la textura, se extrapolaron las clases apropiadas con base en criterios
pedogenéticos, morfológicos y taxonómicos.
De acuerdo con los criterios precedentes se elaboraron tres (3) mapas que muestran la
distribución espacial de la textura o distribución granulométrica, la consistencia y la humedad
aprovechable en los suelos del departamento de Cundinamarca. Los mapas se trabajaron a
escala 1:500.000 y hacen parte del presente estudio.
382
4.2.3 Resultados y discusión
Para tener una mayor y mejor integración del conocimiento de la distribución espacial, el
origen, las implicaciones agronómicas y el manejo y conservación de las propiedades físicas
analizadas y mapificadas, la discusión de éstas se hará por separado.
4.2.3.1 Textura
Como se indicó previamente, los suelos de esta clase se caracterizan por tener un porcentaje de
arcilla inferior al 18%. Las clases texturales son la Arenosa, Arenosa franca y Franco arenosa.
En el mapa de la distribución de la textura se observa que los suelos de textura gruesa se distribuyen
indistintamente en el departamento de Cundinamarca (ver mapa sobre textura de los suelos del
departamento de Cundinamarca) es decir, que no hay un patrón regular en este sentido.
En el mosaico edáfico del departamento de Cundinamarca los suelos incluidos en esta clase
alcanzan el 19% y se distribuyen por los paisajes de montaña, lomerío y valle; esporádicamente
se encuentran en el piedemonte. Se destaca, además, que se presentan en todos los pisos
climáticos ya sean secos o húmedos; se excluye el piso medio dado que en éste no se presentan
suelos con esta característica textural.
Es de destacar que la textura gruesa en estos suelos está íntimamente relacionada con el
material parental, más que con el proceso pedogénico, ya que éstos se han desarrollado bien
sea a partir de areniscas o de conglomerados arenosos o de depósitos coluviales y aluviales,
abundantes en gravas y arenas o de cenizas volcánicas mezcladas con depósitos clásticos
glaciogénicos; estos últimos son relevantes en la alta montaña andina, en los pisos muy frío y
extremadamente frío.
Características generales de los suelos de textura gruesa son, entre las más relevantes:
• Facilidad para trabajarlos, ya que en esta actividad no hay una dependencia muy
marcada de la humedad que presenten.
• Dependiendo del clima, en especial de la distribución de las lluvias, los suelos tienden
a ser secos, de baja fertilidad natural, con poca retención de agua y nutrientes, ya que
éstos fácilmente se pierden por lavado.
383
Por lo precedente, para el manejo adecuado de estos suelos es necesario conservar al máximo
la materia orgánica e incorporar, si es posible, los residuos de cosechas y realizar las prácticas
de fertilización un poco antes o en la siembra y fraccionando, en lo posible, los fertilizantes.
Se requiere, además, implementar planes de riego y drenaje y tener en cuenta que la densidad
de las plantas debe ser menor que en otros suelos, especialmente en áreas de laderas; de esta
forma se mantiene su productividad y sostenibilidad.
Corresponden a suelos en los que la clase textural puede ser Franca, Franco limosa, Franco
arcilloso, Franco arcillo arenosa, Franco arcillosa y Limosa y que se caracterizan por tener
entre 18 y 35% de fracción arcilla.
Los suelos incluidos en esta clase son los de mayor ocurrencia y distribución en
Cundinamarca (55 % del área del departamento), ya que se ubican en amplios sectores de
todos los tipos de relieve delimitados en los paisajes de montaña, lomerío, piedemonte, planicie
y valle y, por consiguiente, en todos lo pisos climáticos que cubren estos paisajes.
Una característica común a estos suelos es la naturaleza del material parental a partir del cual se
han desarrollado, dado que la totalidad de éstos presentan un contenido relativamente alto de
arcilla (ver capítulo de geología y geomorfología en el tomo 1). Esta particularidad explica el
predominio de suelos con clases texturales Franco arcillosa y Franco arcillo limosa; en proporción
menor se encuentran las clases Franco y Franco limosa. No se encontraron suelos con textura
Limosa. También aclara la estrecha relación que guardan los suelos con el material parental, lo
que pone de presente, además, la gran trascendencia que tiene este factor en su pedogénesis.
Los suelos incluidos en esta clase, al igual que los de la Clase 2, se distribuyen ampliamente
en el departamento de Cundinamarca; su porcentaje es de 26.
Los suelos investigados presentan contenidos de arcilla superiores al 40%, por lo que la clase
textural predominante es la Arcillosa; ocasionalmente se encuentra la clase Arcillo limosa.
384
Suelos de esta clase se encuentran en todos los paisajes delimitados y su presencia está
íntimamente relacionada con materiales parentales en los que la fracción arcilla presenta
contenidos altos. Esta particularidad es heredada por lo suelos durante su formación y
desarrollo; es decir, que el carácter arcilloso de los suelos de textura fina es debido a una
herencia litológica, más que a su proceso genético particular, exceptuando casos particulares.
Las características y el comportamiento general de los suelos de textura fina del departamento
de Cundinamarca se pueden resumir en:
• Fertilidad natural mayor que los suelos de textura gruesa y media; alta retención de humedad,
en general, lo que es favorable en climas secos pero desfavorable en los húmedos, y mayores
contenidos orgánicos por la unión entre las sustancias orgánicas y los coloides arcillosos.
• Manejo que involucra una preparación adecuada con base en la humedad que presenten,
control de terrones y costras superficiales, escogencia de maquinaria agrícola específica
e incorporación de residuos orgánicos.
4.2.3.2 Consistencia
Los suelos agrupados en esta clase se encuentran en 17% del departamento de Cundinamarca,
en sectores localizados de los paisajes de montaña y valle.
Los suelos son poco plásticos debido al contenido de arcilla que no sobrepasa el 25% y
probablemente, por la composición mineralógica de la fracción arcilla, predominante caolinítica.
En razón del bajo índice de plasticidad, los suelos pueden manejarse con facilidad con aperos
agrícolas, pero se debe realizar la práctica en un óptimo contenido de humedad, ya que con
aplicación de bajos volúmenes de agua se puede pasar fácil y rápidamente del límite plástico
al líquido, lo que promoverá su amasamiento y, por ende, su flujo como lodo. Este
comportamiento puede acarrear drásticos procesos erosivos, ya sea del tipo hídrico o de flujo
de masa, este último de más fácil y mayor ocurrencia en zonas de ladera.
Se incluyen en esta clase suelos que son moderadamente plásticos debido a los contenidos
medianos de fracción arcilla y de minerales integrantes de esta fracción, que tienen una
385
moderada plasticidad o que, por el contrario, poseen un valor alto de la propiedad, pero se
encuentran en contenidos bajos en tal fracción del suelo.
En el área de estudio los suelos de esta clase se distribuyen indistinta y ampliamente en los paisajes de
montaña, lomerío, piedemonte, planicie y valle; tienen en común materiales parentales de textura media.
Se destaca que los contenidos de carbón orgánico, en la mayoría de estos medios edáficos, es inferior al
3%, lo que pone de presente que el valor de los límites depende básicamente de la fracción arcilla.
Como estos suelos presentan mayor cohesión y adhesión que aquellos de la Clase 1, requieren
aplicación de mayor volumen de agua para alcanzar los diferentes estados de la consistencia
en relación con la humedad. Sin embargo, es recomendable manejarlos con equipos agrícolas
en el estado friable, donde se presentan las condiciones óptimas; si se sobrepasa este estado se
llega al plástico donde el material se amasa y, con un poco más de agua, puede llegar a fluir
como una masa viscosa, con los consecuentes perjuicios que acarrea: pérdidas por erosión, ya
sea hídrica o mediante remoción de masa.
Los suelos de esta clase abarcan el 46% del área del departamento de Cundinamarca.
En el mapa de distribución de las clases por consistencia se observa que estos suelos se
distribuyen ampliamente por el departamento, lo que está de acuerdo con el análisis de los
resultados consignados en la tabla 22 (Anexo en el CD), que pone de presente que los suelos
de esta clase se encuentran en todos los paisajes delineados, así como en las diferentes
condiciones climáticas de humedad y temperatura que se encuentran en Cundinamarca.
Al cotejar el mapa de las clases texturales con el de la consistencia se encuentra que los suelos
con I.P. alto correlacionan en forma armónica con la clase textural fina, lo que se comprueba
al analizar la distribución granulométrica de los perfiles de estos suelos, la que es básicamente
Arcillosa y Arcillo limosa, esporádicamente Franco arcillosa.
Esto significa que los suelos con índice de plasticidad alto, deben esta característica a la naturaleza
arcillosa de los materiales parentales, la cual se hereda y se mantiene con ligeras modificaciones
en el proceso pedogenético. Se deduce también, que parte de la fracción arcilla, especialmente
en aquellos suelos donde el I.P. alcanza valores relevantes, está integrada por mezclas de minerales
arcillosos de relación 2:1 y/o 1:1 y/o integrados 2:1-2:2 y/o materiales alofánicos.
Se deduce también del análisis de los resultados químicos de estos suelos, que los contenidos
de carbón son inferiores al 3%, con predominio de los menores al 2%; es decir, que la influencia
del componente orgánico en la consistencia de estos suelos es poco relevante.
Debido al I.P. tan alto, superior a 20, los suelos se consideran muy plásticos y requieren, por
lo tanto, volúmenes altos de agua para obtener condiciones óptimas para el manejo mecánico,
386
como es el estado de consistencia friable. Por otra parte, el manejo de estos suelos en
condiciones diferentes de humedad puede inducir la formación de terrones y de partículas
finas (pulverulentas) si se trabajan en estado de menor humedad, o amasamiento y posible
flujo como lodo si se excede el contenido de humedad del límite líquido. En uno u otro caso,
se promueve la pérdida del suelo, bien sea por acción del viento en el primero y por flujo
laminar o remoción de masa, en el segundo.
Todo lo anterior significa que el límite plástico inferior marca la transición entre consistencia
plástica y friable y será, entonces, el contenido máximo de humedad en el cual un suelo pueda
manejarse sin deteriorar sus propiedades físicas.
Con base en la capacidad que presentan los suelos para almacenar agua o humedad aprovechable,
se establecieron tres clases: Baja (< 10% ); Media ( 10-25%), y Alta (> 25%). La distribución
geográfica de éstas, para los suelos de Cundinamarca, aparece en el mapa correspondiente.
Los suelos con humedad aprovechable baja abarcan el 17% de los suelos de Cundinamarca;
se encuentran en áreas localizadas de los paisajes de montaña y lomerío, delineados en los
diferentes pisos térmicos del departamento. Se resalta que la mayoría de los suelos ubicados
en el paisaje de lomerío integran esta clase.
Los suelos que presentan una baja cantidad de humedad aprovechable se caracterizan, en
general, porque el contenido de carbón orgánico es inferior a 1.5%, la densidad aparente
oscila entre 1.2 y 1.7 g/cc y la porosidad total es inferior al 50%; no se encuentra relación
especial con la textura. El bajo contenido de carbón, la alta densidad aparente y el valor de la
porosidad total, permiten explicar, en gran medida, el valor bajo de la humedad aprovechable,
dado que estas propiedades tienen gran influencia en el almacenamiento, cantidad y transporte
del agua en el suelo, como se resalta en el aparte correspondiente al marco teórico.
387
entre 0.9 y 1.3 g/cc y porosidad total entre 50 y 65%. Estos datos, al compararlos con los
suelos de la Clase 1, son diferentes en gran medida, y se acercan a los que favorecen
grandemente una mayor disponibilidad de agua para las plantas.
Al igual que los suelos de la Clase 2, éstos también se distribuyen ampliamente en el territorio de
Cundinamarca; en efecto, el porcentaje de la clase es de 44 y es notoria su ocurrencia en los paisajes
de montaña, lomerío y planicie, delineados en los diferentes pisos térmicos que cubren el departamento.
Del análisis precedente del agua aprovechable en los suelos de Cundinamarca se concluye que en
lo que tiene que ver con el manejo del agua, se requieren volúmenes variables, bajos a altos, del
líquido para alcanzar las dos constantes de humedad; por tal motivo, en áreas secas la desecación
ocurrirá a ratas variables, lo cual significa un riesgo para la producción de cultivos; mientras que
en sectores húmedos, la saturación ocurrirá también a ratas distintas, pero de todas maneras habrá
un volumen variable de agua remanente que el suelo podría evacuar por percolación, si presenta
adecuada permeabilidad, o de lo contrario, se tendrá un riesgo latente de erosión dado que la
eliminación se hará, en su mayor parte, por escorrentía, cuya velocidad dependerá del grado de
inclinación de la ladera, de la cobertura vegetal y del manejo, entre otras.
4.2.3.4 Estructura
El análisis de los resultados pone de presente que, con pocas excepciones, el diámetro ponderado
medio (DPM) de los agregados, obtenido por el método de tamizado en húmedo (método de
Yoder), oscila entre 3.5 y 7 mm. Esto significa que la calificación de la estabilidad de los agregados
varía entre estable ( DPM entre 3.5 – 5 mm ) y muy estable (DPM superior a 5 mm).
Lo precedente pone de presente que los suelos investigados en lo que respecta con la estabilidad
de los agregados, se caracterizan por presentar agregados o unidades estructurales con alta
capacidad para mantener su forma, si se someten a fuerzas de tensión generadas por la
388
humectación, el impacto de las gotas de lluvia y el manejo con maquinaria agrícola; es decir,
que presentan gran resistencia al deterioro y, por ende, son bastante resistentes a los procesos
erosivos que los pueden afectar.
Los resultados de las densidades real y aparente realizadas a suelos representativos de los
paisajes delineados y de los diferentes pisos climáticos del departamento de Cundinamarca,
se encuentran en la tabla 22 del anexo (en el CD).
El análisis de los resultados de la densidad real permite establecer que en el valor de ésta
tienen gran influencia el contenido de la fracción arcilla y la cantidad de carbono orgánico.
Con base en esto, se encuentra que los suelos que presentan contenido alto de carbono
(superior al 5%) y de arcilla inferior al 18%, presentan cifras de la densidad que oscilan
entre 1.8 y 2.2 g/cc. Suelos orgánicos (Histosoles) e Inceptisoles, Mollisoles y Entisoles
con epipedones humíferos son ejemplo de ello en el área del departamento.
Valores de densidad real superiores a 2.2. y cercanos a 2.7 g/cc se encuentran en los suelos
del área que presentan, generalmente, contenidos de arcilla superiores al 18% y de carbón
orgánico inferiores al 3%. Los suelos con esta característica son los más difundidos en el
mosaico edáfico del departamento; ejemplo de ellos son los correspondientes a las órdenes
Inceptisol, Entisol, Ultisol y Andisol con bajo contenido orgánico.
En relación con la densidad aparente, se encuentra que los valores de esta propiedad en los
suelos de Cundinamarca están íntimamente relacionados con la naturaleza del material
parental y con el grado de desarrollo de los perfiles de suelo. En efecto, en los suelos
orgánicos la densidad aparente es inferior a 0.5 g/cc, mientras que en los Andisoles es
superior a esta cifra pero inferior a 0.9 g/cc, el valor en éstos es más bajo, a mayor contenido
del carbón orgánico.
Por su parte, los suelos contaminados con ceniza volcánica y/o con horizontes superficiales
humíferos se caracterizan por densidades aparentes que oscilan entre 0.9 y 1.2 g/cc.
Los demás suelos analizados, que se caracterizan por texturas medias y finas y contenidos
de carbono inferior al 3%, conforman el grupo en el que la densidad aparente oscila entre 1.2
y 1.7 g/cc; los valores más altos, entre 1.5 y 1.7,corresponden, en general, a los suelos de
textura fina, mientras que aquellos entre 1.2 y 1.5 g/cc son típicos de las texturas medianas.
Es de destacar, que los tres (3) grupos de suelo, definidos por rangos de la densidad aparente,
se distribuyen proporcionalmente en el área de Cundinamarca en los diferentes paisajes
delineados, es decir, que no ocurre un predominio marcado de cualesquiera de ellos.
389
4.2.3.6 Porosidad.
El análisis e interpretación de los datos de la porosidad total indican que, sin excepción
alguna, los suelos investigados presentan valores que permiten calificarla como alta (30-
50%) y muy alta (superior a 50%). Estos resultados guardan relación estrecha con el diámetro
ponderado medio (DPM) y estabilidad de las unidades estructurales; permiten, además, deducir
el alto potencial de los suelos para almacenar agua.
4.2.4 Conclusiones
• La estructura de los suelos se caracteriza por su estabilidad, según los métodos seguidos,
y por presentar agregados con un diámetro ponderado medio superior a 3.5 mm.
• La densidad aparente presenta valores que oscilan entre 0.5 y 1.7 g/cc, relacionados
con el contenido de carbón orgánico y la naturaleza del material parental.
• La porosidad de los suelos varía entre alta (30-50%) y muy alta (mayor del 50%) y
guarda una estrecha relación con la estructura, principalmente.
390
• Para el uso y manejo de los suelos es imprescindible tener un conocimiento previo de
las propiedades físicas relevantes en estos aspectos, antes de iniciar cualquier plan de
utilización agropecuaria y de conservación de los mismos.
Los minerales primarios se concentran principalmente en la fracción gruesa del suelo (arena
y limo grueso), provenientes de la descomposición de los materiales parentales (rocas o
cubiertas sedimentarias) y constituyen una reserva potencial de nutrientes, la cual tiene gran
importancia sobre todo en los climas tropicales donde la descomposición de los minerales es
más rápida. Con estos minerales se relaciona el concepto de fertilidad potencial.
Los minerales secundarios se concentran principalmente en la fracción fina del suelo (arcilla
y limo fino), son heredados de los materiales parentales o neoformados en el suelo, estos
minerales, principalmente los arcillosos presentan gran área superficial y cargas eléctricas
superficiales regulando propiedades del suelo, tales como intercambio iónico, interacción
entre partículas, reacciones de adsorción entre otras.
391
alófanas (derivadas de cenizas volcánicas, que afectan la CIC de los suelos, sus propiedades
físicas e interactúan con la materia orgánica del suelo).
Acorde con los anteriores referentes teóricos, el presente capítulo presenta un bosquejo de la
constitución mineralógica de las fracciones arcilla y arena de los suelos de Cundinamarca, su
distribución espacial con base en unidades geomorfológicas y un análisis somero de sus
implicaciones edafológicas.
Con este propósito se presenta una caracterización mineralógica de los suelos por unidades
de paisaje o tipos de relieve, acordes con las establecidas para los suelos y su espacialización
en unidades de composición mineral similar en las fracciones arena y arcilla.
Se pretende, igualmente generar los mapas de distribución geográfica de los minerales como
base para futuras investigaciones en el campo edafológico y como referente práctico para el
uso de las tierras.
4.3.1 METODOLOGÍA
Para la elaboración de los mapas de distribución geográfica de los minerales, se realizó una compilación
de datos sobre el mapa de suelos a escala 1:250.000. Los datos de composición mineralógica se tomaron
de los perfiles representativos de las diferentes unidades cartográficas de suelos y se agruparon, por
composición, teniendo en cuenta la posición geomorfológica, el clima y el material parental.
392
• En cada perfil se estableció para cada mineral un promedio ponderado de abundancia
mayor del 5%, hasta 75 cm de profundidad, o hasta contactos líticos o capas cementantes
por encima de este límite.
• Los resultados ponderados por profundidad, para cada perfil y en los que la especie
mineral superaba el porcentaje establecido, se sumaron y dividieron por el número
total de perfiles de la unidad cartográfica de suelos, para obtener el porcentaje de cada
mineral; este último sólo se aceptó si superaba el 5%.
• Los resultados ponderados para cada perfil, se sumaron y dividieron por el número
total de perfiles de la unidad cartográfica de suelos, el resultado se aproximó al número
más cercano de la escala para obtener la abundancia relativa de cada mineral; esta
última sólo se aceptó si superaba o era igual a 1.
Esta metodología fue tomada con pocas variaciones de la utilizada para la elaboración de los
mapas de distribución geográfica de los minerales de la fracción arcilla y de la fracción arena,
del Atlas de Suelos y Bosques de Colombia (IGAC, 1988).
393
4.3.2 Mineralogía de las arenas
Las cuestas de las montañas (3% del paisaje), predominantemente recubiertas con mantos
de cenizas volcánicas y constituidas por rocas clásticas arenosas y limoarcillosas, presentan
suelos con arenas constituidas por feldespatos, cuarzo, vidrio volcánico y fragmentos líticos
(FQVFL) correspondientes al 97% y, al estar expuestas directamente, forman suelos con
arenas de cuarzo, granos minerales alterados y feldespatos (QALF), que corresponden al
3% restante.
En las lomas (20% del paisaje de montaña) los procesos de alteración son más fuertes sobre
las rocas clásticas y mantos de cenizas volcánicas, generando suelos con arenas constituidas
por cuarzo y feldespatos (QF) que cubren el 41% del área; cuarzo, feldespatos y anfíboles
(QFA) 39% o cuarzo, feldespatos y óxidos (QFO), productos de alteración de minerales
ferromagnesianos, cubriendo el 20% restante de las lomas.
394
Filas y vigas (5% del paisaje montañoso) constituidas por rocas clásticas limoarcillosas y
arenosas, metamórficas, dinamotérmicas de bajo grado y ocasionalmente mantos de ceniza
volcánica presentan 27% de suelos con arenas de cuarzo, feldespatos y fragmentos líticos
(QFFL), 15% de suelos con cuarzo, feldespatos y anfíboles (QFA) y 58% de suelos con
cuarzo, feldespatos, vidrio volcánico y granos minerales alterados (QFVAL).
En los glacís de origen coluvial (6% del paisaje de montaña) los suelos con arenas de óxidos,
granos alterados, micas y cuarzo (OALMQ) representan el 47% y en sectores con cenizas volcánicas
suelos con anfíboles, feldespatos, cuarzo, vidrio volcánico y piroxenos (AFQVP) cubren el 53%.
La descripción anterior contempla las asociaciones mineralógicas de las arenas de los suelos
dando un panorama de las especies minerales dominantes, sin embargo en proporciones
menores del 5% y en trazas se encuentran otras especies minerales accesorias como epidotas,
circón, turmalina, calcita, opacos (principalmente magnetita) y fitolitos de ópalo.
Sin lugar a dudas el mineral predominante en la fracción arena es el cuarzo, ya que este es constituyente
esencial de las rocas clásticas de la región y además el mineral resistente por excelencia entre los
minerales formadores de rocas y por lo tanto presente en todos los tipos de depósitos recientes, ya sean
de origen fluvial, glaciar o gravitacional. Este mineral, inerte en cuanto a la fertilidad del suelo, cobra
gran importancia al constituirse en el formador dominante del esqueleto del suelo.
Por otra parte se presentan, sobre todo en suelos de cenizas volcánicas, anfiboles tipo
hornblenda, principalmente la variedad verde y en algunos casos lamprobolita; igualmente
aparecen piroxenos, tipo hiperstena y en menor proporción el diopsido; estos minerales de
fácil alteración tienden a enriquecer el suelo en Mg, Ca y Fe y a partir de su alteración surgen
en los suelos óxidos e hidróxidos de hierro, residuos caoliníticos o gibsíticos, como productos
finales del proceso.
395
TABLA 23. Composición mineralógica de la fracción arena de los suelos del paisaje de montaña
(frecuencia relativa de abundancia en porcentaje).
CU-156 00-19 80 6 5 1 4 Tr Tr 1 1 1 Tr tr 1
Typic 19-65 53 21 9 4 4 1 2 4 4
Haplocryands 65-93 98 Tr 1 tr tr Tr tr 1 1 Tr
93-150 91 3 5 tr tr tr Tr tr Tr tr 1
AC-15 00-100 78 12 4 tr 1 tr Tr 5
Humic 100-150 74 18 4 2 1 tr tr Tr 1
Dystrustepts
AC-4 00-22 40 15 10 2 6 1 2 7 Tr 13 2
Humic Lithic 22-49 46 10 7 tr 1 1 2 Tr 13 2 11 9
Dystrudepts
AC-20 00-23/30 28 29 4 tr 15 1 1 1 3 1 3 13
Lithic
Ustorthents
CU-149 00-22 77 8 4 4 1 2 Tr 2 1
Humic 22-38 59 16 15 6 1 tr 1 3
Dystrudepts 38-60 92 2 Tr tr Tr 1 1 4
88-150 95 1 Tr tr tr 1 tr 3
AC-1 00-16 27 24 2 3 1 tr 2 11 7 5 14
Typic 16-70 30 19 2 1 1 2 4 24 4 3 9
Udorthents 70-110x 24 9 1 tr tr 4 3 tr 23 4 11 21
AC-30 00-30 51 11 1 tr tr 2 Tr Tr 24 8 3
Typic 30-130 39 9 tr 1 2 35 11 3
Udorthents
AC-28 00-10 75 14 2 1 tr 4 1 1 Tr 1 1
Typic 10-54 66 9 1 1 1 3 2 1 7 7 2
Udorthents 54-91 75 8 2 2 1 5 3 4
91-130x 79 5 7 1 1 7
AC-3 00-23 16 8 12 8 4 4 3 1 26 6 1 3 8
Humic 23-42 11 3 4 1 Tr 16 1 Tr 32 3 Tr 27 2
Dystrudepts 42-54 5 1 1 Tr 9 1 54 28 1
54-91 5 8 1 Tr 49 35 1
Otro de los componentes comunes es el vidrio volcánico, ya sea formando granos independientes
o shards o como revestimientos sobre otros granos minerales como anfíboles o piroxenos, o
como parte de la matriz de fragmentos líticos de origen volcánico. Su presencia evidencia la
procedencia volcánica de los materiales, y sirve también como indicador para la clasificación
genética y taxonómica de estos suelos. De su proceso de alteración y devitrificación se pueden
desarrollar materiales alofánicos, halloisita, caolinita o finalmente gibsita.
396
Entre las micas se presentan la biotita y la muscovita, que pueden constituirse en fuentes de
K, Fe y Mg para los suelos. Otros minerales que aparecen esporádicamente son la turmalina,
el circón y la magnetita, minerales muy resistentes al intemperismo.
En algunos suelos, en los horizontes profundos aparece calcita, mineral heredado de las
interestratificaciones calcáreas de las rocas parentales.
Los granos minerales alterados, frecuentes en algunos de los suelos, se presentan totalmente
transformados a productos arcillosos o arcillosos con óxidos o recubrimientos sesquioxídicos que
no posibilitan su identificación; algunos parecen ser micas completamente isotropizadas y oxidadas.
Los fitolitos de ópalo, también presentes corresponden a estructuras silíceas amorfas producidas
por gramíneas que utilizan la sílice coloidal del suelo para darle consistencia a sus tallos
precipitándola en su parenquima. Son comunes en algunos perfiles en horizontes superficiales.
El paisaje de lomerío ocupa en el departamento 3% del total del área. En este paisaje la
mayor parte de los suelos provienen de rocas clásticas arenosas y limoarcillosas o de depósitos
de origen hidrogravitacional o gravitacional; estos originan en el primer caso colinas, espinazos,
crestas, barras homoclinales, lomas y en el segundo glacís y vallecitos coluvio - aluviales.
En los suelos del lomerío la fracción arena está constituida 74% por feldespatos, cuarzo,
fragmentos líticos y anfíboles (FQFLA), 17% por cuarzo, feldespatos y óxidos (QFO) y el
11% restante por cuarzo (Q).
La descripción anterior contempla las asociaciones mineralógicas de las arenas de los suelos
dando un panorama de las especies minerales dominantes, sin embargo en proporciones
menores del 5% y en trazas se encuentran otras especies minerales accesorias como epidotas,
circón, turmalina, calcita, opacos (principalmente magnetita) y fitolitos de ópalo.
397
TABLA 24. Composición mineralógica de la fracción arena de los suelos del paisaje de lomerío
(frecuencia relativa de abundancia, en porcentaje).
AC- 26 00-04 35 42 10 tr 1 tr tr tr tr 4 2 5
Typic 30-60 30 41 11 tr Tr 2 tr 1 1 1 4 1 7
Ustorthents 60-100X 32 24 12 tr 2 16 tr 1 tr 1 1 10
AC-22 00-23/30 28 29 4 tr 15 1 1 1 3 1 3 13
Typic
Udorthents
AC-21 00-20 21 8 4 1 14 tr 32 tr 10 tr tr 9
Typic 20-40 29 24 5 1 8 3 14 1 5 1 1 7
Endoaquepts 40-50 36 16 4 tr 6 1 tr 11 22 tr tr 3
En la fracción arena de estos suelos predomina el cuarzo (Q) ya sea como constituyente
esencial o acompañado de óxidos o granos oxidados (QFO). Estos se presentan como productos
de alteración de mayor grado, son totalmente inertes y no conllevan fertilidad potencial.
Solamente en algunos casos con clara influencia volcánica las arenas están integradas por de
feldespatos, cuarzo, fragmentos líticos y anfíboles (FQFLA).
Los suelos del lomerío son más evolucionados, de poca fertilidad potencial y con composición
principalmente cuarzosa. Como minerales accesorios se presentan magnetita y circón, muy
resistentes, y algunos secundarios, como óxidos, epidotas, cloritas o micas cloritizadas y en
suelos con clara influencia volcánica vidrio o recubrimientos de este, anfiboles tipo hornblenda,
piroxenos, tipo hiperstena y biotitas, las muscovitas son menos frecuentes. Estas últimas
aumentan localmente la fertilidad potencial de los suelos de lomerío.
Aparecen, además, otros minerales generalmente como trazas, entre los cuales cabe mencionar el circón,
el ópalo o fragmentos líticos diversos. Hasta 98 a 99% de la fracción arenosa esta constituida por cuarzo.
El cuarzo como mineral resistente e inerte, sirve de soporte esqueletal del suelo y es el mineral
más común en la fracción arena de estos suelos. En importancia le siguen los feldespatos,
principalmente plagioclasas, los feldespatos potásicos y los fragmentos líticos de diverso origen.
398
TABLA 25. Composición mineralógica de la fracción arena de los suelos de los paisajes de planicie
y piedemonte (frecuencia relativa de abundancia en porcentaje).
CC-118 00-20 98 tr tr 2
Typic 43-64 94 1 tr tr 5
Dystrudepts
AC-19 10-25 66 20 1 tr 1 4 tr tr 8
Typic 25-50 68 15 2 tr 1 tr 5 tr tr tr tr 9
Endoaquepts 50-150x 72 18 2 tr 1 tr 2 tr tr tr tr 5
AC-14 05-15 51 25 4 tr 2 tr 1 4 13
Aeric 15-37 41 22 2 tr 2 2 26 1 4
Epiaquents 37-120x 29 16 2 tr 1 1 49 tr 2
La planicie representa el 6% del área superficial del departamento. En las planicies conformadas
por terrazas y planos de inundación aluviales y actuales, se generan suelos a partir de depósitos
clásticos hidrogénicos, localmente recubiertos con mantos de cenizas volcánicas o depósitos
de origen orgánico. Las fracciones arenosas presentan una mineralogía de cuarzo, feldespatos
y fragmentos líticos (QFFL) en 44% de los suelos, cuarzo, óxidos y feldespatos (QOF) en 8%
y, en los sitios con influencia de cenizas, anfíboles, feldespatos, cuarzo, vidrio volcánico y
piroxenos (AFQVP), representando el 48% de los suelos.
El valle representa en el departamento 4% del área. En los planos de inundación y terrazas de los
valles de las corrientes actuales, sobre depósitos clásticos hidrogénicos, los suelos presentan fracciones
arenosas constituidas por cuarzo y feldespatos principalmente, combinados con fragmentos líticos
(QFFL), 33% de los suelos, o con granos minerales alterados (QFAL), 67% de los suelos.
399
P piroxenos, V vidrio volcánico, M muscovita, B biotita, E epidota, Cl clorita, O óxidos, OP
ópalo, Z circón, MN magnetita, FT fitolitos de ópalo, FC fragmentos carbonosos orgánicos,
AG aglomerados o granos recubiertos, AL granos minerales alterados, FL fragmentos líticos.
TABLA 26. Composición mineralógica de la fracción arena de los suelos del paisaje de valle,
(frecuencia relativa de abundancia en porcentaje).
AC-23 00-05 26 17 13 2 1 tr 3 5 3 3 3 11 tr 12
Typic 05-25 29 19 11 1 4 tr 3 1 5 1 tr 19 tr 6
Udifluvents 25-50 35 17 11 tr 7 tr 12 2 tr tr tr 3 tr 9
50-80 38 26 2 1 5 tr 8 tr 1 tr tr 6 5 7
80-120x 31 15 2 1 3 tr 3 1 6 1 28 4 4
M-9 00-48 21 18 3 1 tr 1 1 tr tr tr 13 8
Vertic 48-85 52 10 4 1 4 5 tr 1 tr tr 2 19 2
Eutrudepts
CU-44 00-16 27 58 13 tr tr 2
Typic 16-49 17 71 16 tr tr 2 1 tr 3
Haplustepts 49-90 17 50 2 tr tr 4 2 15
En estos suelos predomina el cuarzo y los feldespatos, en especies de tipo plagioclasa, presentan
también en proporciones menores anfíboles tipo hornblenda, piroxenos tipo hiperstena, vidrio
volcánico, como shards o como recubrimientos cuticulares de los granos minerales, micas
tipo biotita y muscovita, epidota y óxidos, producto de alteración de minerales
ferromagnesianos, ópalo, fragmentos carbonosos originados por mineralización de la materia
orgánica, aglomerados arcillo - limosos, granos recubiertos con sesquióxidos y fragmentos
líticos de origen diverso.
En el paisaje de montaña (83% del área departamental) los suelos provenientes de rocas
clásticas y depósitos glaciares e hidrogravigénicos de constitución arenosa, limoarcillosa y
arcillosa recubiertos parcialmente de cenizas volcánicas o con depósitos locales de materia
orgánica representan el 6% del paisaje y presentan arcillas esmectítico – caoliníticas con
cuarzo o cuarzo y micas (SKMQ – SKQ) en el 46% de los suelos; arcillas caolinítico – micáceas
con cuarzo (KMQ) en el 10% o predominantemente amorfas, probablemente alófanicas (A)
en el 44%; están localizados en espinazos, crestas, escarpes mayores, campos morrénicos,
artesas, vallecitos y glacís de acumulación y lomas.
En los espinazos 7% del paisaje de montaña, los suelos provenientes de rocas clásticas arenosas,
limoarcillosas y calcáreas, con depósitos de cenizas volcánicas son de arcillas generalmente
caoliníticas con micas (KM) en 55% y en 45% arcillas esmectito–caoliníticas con micas y
cuarzo (SKMQ).
400
En crestas y escarpes mayores (13% del paisaje de montaña) formados sobre rocas clásticas
arenosas, limoarcillosas y conglomeráticas, los suelos presentan arcillas caolinítico – micáceas
con minerales arcillosos interestratificados e intergrados (KMI) en 54% o con cuarzo (KMQ)
en 17% y, en presencia de recubrimientos de cenizas volcánicas, arcillas caolinítico – micáceas
con materiales amorfos alofánicos (KMA) que representan el 29% restante.
Los crestones (37% del paisaje de montaña) están formados por rocas clásticas arenosas,
limoarcillosas, conglomeráticas, y sectorialmente con presencia de calizas o de recubrimientos
de cenizas volcánicas; presentan suelos con arcillas caolinítico – micáceas con cuarzo o con
materiales alofánicos (KMQ – KMA) en el 30% de los suelos, arcillas predominantemente
constituidas por alófanas (A) en el 16%, o alófanas con caolinita (AK) en el 7% o con caolinita
y esmectitas (AKS) en el 14%, arcillas micáceo – cuarzosas con vermiculita (MQV) en el
24% y arcillas esmectítico – micáceas con cuarzo (SMQ) en el 9% restante.
Las cuestas de las montañas (3% de las montañas), predominantemente recubiertas con mantos
de cenizas volcánicas y constituidas por rocas clásticas arenosas y limoarcillosas, presentan
suelos con arcillas alofánicas (A) en 97% y, al estar expuestas directamente, forman suelos
con arcillas caolinítico – micáceas (KM) en el 3% restante.
En las lomas (20% de la montaña) los procesos de alteración son más fuertes sobre las rocas
clásticas, produciendo 16% de suelos con arcillas caolinítico – micáceas con minerales
interestratificados (KMI) o 14% con materiales alofánicos (KMA) y caolinítico – cuarzosas
con vermiculita (KQV) en el 6%. En presencia de mantos de cenizas volcánicas se generan
suelos con arcillas constituidas por alófana (A) que cubren el 23% de las lomas o alófana,
caolinita y esmectitas (AKS) en el 6% restante.
Las filas y vigas (5% del paisaje de montaña) están constituidas por rocas clásticas,
limoarcillosas y arenosas, metamórficas dinamotérmicas de bajo grado y ocasionalmente
mantos de ceniza volcánica, presentan suelos con arcillas básicamente caolinítico – esmectíticas
con vermiculita (KSV).
En los glacís de origen coluvial (6% del paisaje de montaña) dominan suelos con arcillas caolinítico
– micáceas con cuarzo (KMQ) en 41% y en 6% con interestratificados o intergrados (KMI); el
53% restante corresponde a suelos con arcillas alofánico - caoliníticas con esmectitas (AKS).
La descripción anterior contempla las asociaciones mineralógicas de las arcillas de los suelos
dando un panorama de las especies minerales dominantes, sin embargo en proporciones
menores del 5% y en trazas se encuentran otras especies minerales accesorias como halloisita,
cloritas, interestratificados e intergrados, cristobalita, feldespatos, lepidocrosita, gibsita,
pirofilita y goetita.
401
En la Tabla 27 se presenta la mineralogía total de algunos perfiles representativos del paisaje
de montaña. Los minerales están identificados con letras así: Q cuarzo, M illitas y/o micas, K
caolinita, H halloisita, S esmectitas, V vermiculitas, C cloritas, generalmente secundarias y,
en menor proporción, heredadas, IS interestratificaciones principalmente illito – esmectita o
illito – vermiculita, IG intergrados 2:1 – 2:2 tipo cloritas – vermiculitas, CR cristobalita, A
material alofánico, F feldespatos, L lepidocrosita, G gibsita, P pirofilita, GT goetita.
De acuerdo con los resultados analíticos, la mineralogía arcillosa de los suelos del paisaje de
montaña es esencialmente caolinítica o alofánica y excepcionalmente esmectítica o micácea,
otros minerales frecuentes en la fracción arcillosa son la halloisita, la vermiculita, la clorita y
los minerales arcillosos interestratificados y los intergrados clorito – vermiculíticos; además,
aparecen otros minerales como el cuarzo, la cristobalita, la pirofilita y, secundarios, como
gibsita, goetita y lepidocrosita.
Las micas se presentan comúnmente en suelos derivados de lutitas, lo que indica que
generalmente son heredadas. Las interestratificaciones illiticas son susceptibles de
intemperismo químico y pueden constituir una fuente importante de potasio y estructura base
para formación de nuevos minerales arcillosos (Malagón, 1979).
La cristobalita es un indicador del origen piroclástico de algunos de los suelos del paisaje de
montaña.
Los materiales alofánicos originan en los suelos alta capacidad de intercambio catiónico,
posible retención alta del fósforo, complejación de la materia orgánica y baja densidad aparente.
En los suelos donde se mezclan arcillas caoliníticas y esmectíticas las propiedades son el
resultado de la interacción de ambos minerales.
402
TABLA 27. Composición mineralógica de la fracción arcilla de los suelos del paisaje de montaña.
CU-152 00-14 1 tr 4 3 tr
Typic 14-28 1 tr 4 3 tr
Dystrocryepts 28-70 1 tr 4 2 tr
70-150 1 1 4 2 tr
CU-156 00-19 1 tr tr tr tr 4
Typic 19-65 tr tr tr tr tr 4
Haplocryands 65-93 1 tr tr 4
93-150 2 tr tr tr 4
AC-4 00-22 1 4 1 1 tr tr 1
Humic Lithic 22-49 1 4 1 tr tr tr
Dystrudepts
AC-20 00-23/30 tr tr tr 4 1 2
Lithic
Ustorthents
CU-149 00-22 1 2 2 tr 2
Humic 22-38 1 2 2 tr 2
Dystrudepts 38-60 1 3 2 tr 2
88-150 1 3 2 tr 2
AC-1 00-16 2 3 tr tr tr 2
Typic 16-70 2 4 tr tr tr 2
Udorthents 70-110x 2 3 tr tr tr 2
AC-30 00-30 2 4 1 tr tr tr
Typic 30-130 tr 3 2 tr 1 2 tr
Udorthents
AC-28 00-10 2 tr 4 tr tr tr
Typic 10-54 2 tr 4 tr tr tr
Udorthents 54-91 2 tr 4 tr tr tr 1
91-130x 2 1 4 tr tr
AC-3 00-23 1 3 tr 2 1 tr 2
Humic 23-42 2 3 tr 1 tr tr 1 tr 2
Dystrudepts 42-54 2 3 tr 1 tr 1 2
54-91 2 3 tr 2 tr 1 1 1
* Escala de abundancia: 4 = más del 50%, 3 = 30 – 50%, 2 = 15 – 30%, 1 = 5 – 15%, tr = menos del 5%.
403
4.3.3.2 Mineralogía de las arcillas de los suelos del paisaje de lomerío.
En los suelos del lomerío la fracción arcilla está constituida principalmente por caolinita,
micas y cuarzo (KMQ) en el 88% de los suelos, por esmectitas, cuarzo y caolinita (SQK -
SKQ) en el 9% de los suelos y localmente por caolinitas, esmectitas y vemiculitas (KSV)
correspondientes al 3% restante.
La descripción anterior contempla las asociaciones mineralógicas de las arcillas de los suelos
dando un panorama de las especies minerales dominantes, sin embargo en proporciones
menores del 5% y se encuentran otras especies minerales arcillosas accesorias como halloisitas,
interestratificados e intergrados, cloritas y minerales como feldespatos, cristobalita y goetita.
La mineralogía arcillosa indica un alto grado de alteración de los materiales parentales con
una constitución típica residual de caolinita, cuarzo y micas y localmente presencia de
esmectitas. Las características propias de los suelos con estas constituciones se discutieron al
tratar los suelos del paisaje de montaña.
TABLA 28. Composición mineralógica de la fracción arcilla de los suelos del paisaje de lomerío.
AC-26 00-04 2 1 2 tr 1 Tr 2 1
Typic 30-60 2 tr 3 tr tr 2 2 1
Ustorthents 60-100x 2 tr 2 1 1 2 2 1
AC-22 00-15 1 4 1 tr
Typic
Udorthents
AC-21 00-20 tr 3 3 tr 1
Typic 20-40 tr 3 2 2 tr
Endoaquepts 40-50 1 3 2 1 tr tr
* Escala de abundancia: 4 = más del 50%, 3 = 30 – 50%, 2 = 15 – 30%, 1 = 5 – 15%, tr = menos del 5%.
404
4.3.3.3 Mineralogía de las arcillas de los suelos del paisaje de piedemonte.
En el piedemonte (4% del área superficial del departamento) los suelos se generan a partir de
depósitos aluviales de abanicos y terrazas antiguos a subrecientes y de las planicies de
inundación y vallecitos. Estos depósitos clásticos hidrogravigénicos e hidrogénicos generan
principalmente fracciones arcillosas consistentes de materiales alofánicos con caolinita,
minerales interestratificados e intergrados (AKI) en el 68% de los suelos, o arcillas micáceas
con cuarzo, esmectitas y caolinita (MQSK) en el 32% restante.
En las planicies (6% del área superficial departamental), conformadas por terrazas y planos
de inundación aluviales actuales, se generan suelos a partir de depósitos clásticos hidrogénicos,
localmente recubiertos con mantos de cenizas volcánicas o depósitos de origen orgánico. Las
fracciones arcillosas de estos suelos presentan una mineralogía predominantemente caolinítica
con cuarzo y cloritas (KQC) en el 23% de los suelos, con micas e intergrados (KMI) en el
37% de los suelos, con micas y cuarzo (KMQ) en el 8% y en los sitios con influencia de
cenizas caolinita con esmectitas y vermiculitas (KSV) en el 12% y materiales alofánicos con
caolinita y esmectitas (AKS) en el 20% restante.
La descripción anterior contempla las asociaciones mineralógicas de las arcillas de los suelos,
dando un panorama de las especies minerales dominantes, sin embargo en proporciones menores
del 5% se encuentran otras especies minerales accesorias como cristobalita y feldespatos.
TABLA 29. Composición mineralógica de la fracción arcilla de los suelos del paisaje de planicie.
AC-19 10-25 1 1 4 1 tr
Typic Endoaquepts 25-50 1 1 4 1 tr
50-150x 1 1 4 tr
AC-14 05-15 1 1 4 tr tr tr
Aeric Epiaquents 15-37 2 tr 4 tr tr 1
37-120x 2 tr 4 tr tr 1
* Escala de abundancia: 4 = más del 50%, 3 = 30 – 50%, 2 = 15 – 30%, 1 = 5 – 15%, tr = menos del 5%.
405
4.3.3.5 Mineralogía de las arenas de los suelos del paisaje de valle.
Los valles constituyen el 4% del área departamental. En los planos de inundación y terrazas
de los valles de las corrientes actuales sobre depósitos clásticos hidrogénicos los suelos
presentan fracciones arcillosas constituidas por caolinita y micas con cuarzo (KMQ)
correspondientes al 11%, con materiales alofánicos (KMA) en el 41%, combinados localmente
con arcillas alofano – caoliníticas con esmectitas (AKS), que cubren el 22% de los valles y
esmectítico - caoliníticas con micas y cuarzo (SKMQ) en el 26% restante.
TABLA 30.Composición mineralógica de la fracción arcilla de los suelos del paisaje de valle.
AC-23 00-05 2 1 3 1 1 1 1
Typic Udifluvents 05-25 2 2 3 1 tr 1 tr
25-50 2 1 3 1 tr 1 tr
50-80 2 1 3 tr 1 tr 1
80-120x 2 1 3 1 1 tr 1
M-9 00-48 1 2 2 4 tr
Vertic Eutrudepts
CU-44 00-16 tr 1 1 tr tr tr 3 tr
Typic Haplustepts 16-49 tr 2 1 tr tr tr 3 tr
49-90 tr 1 Tr 1 tr tr 3 tr
* Escala de abundancia: 4 = más del 50%, 3 = 30 – 50%, 2 = 15 – 30%, 1 = 5 – 15%, tr = menos del 5%.
406
RESUMEN
La distribución espacial del pH, la saturación de aluminio de cambio, la saturación de bases,
el carbonato de calcio, el potasio intercambiable, el fósforo disponible y el carbono orgánico
permiten concluir que el 41.0% de los suelos presenta fertilidad muy baja, el 16.3% baja, el
21.2% mediana, el 1.6% alta y el 6.1% muy alta.
De la misma manera, se encuentra que en el 16.0% de los suelos los contenidos de carbono
orgánico son muy altos, altos en el 33.0%, medianos en el 34.0%, bajos en el 14.0% y muy
bajos en el 3.0%.
De otra parte, los suelos con pH igual o inferior a 5.5 se encuentran en el 69.3% del área del
departamento, mientras que aquellos con pH superior a 7.0 se presentan en sólo el 5.4%; el
porcentaje restante corresponde a suelos con pH entre 5.6 y 7.0.
Por último, cerca del 95% de los suelos requiere, de una u otra forma, para su incorporación
a labores agropecuarias y/o forestales, implementar planes de fertilización y de corrección de
la acidez o, en su defecto, neutralizar el carbonato de calcio.
Por otra parte también se presentan suelos feldespático – cuarzosos y anfibólicos – feldespáticos
en asociaciones de feldespatos, cuarzo, vidrio volcánico y fragmentos líticos (FQVFL) y
asociaciones de anfíboles, feldespatos, cuarzo, vidrio volcánico y piroxenos.
407
También se presentan suelos con predominio de óxidos, en asociaciones de óxidos, minerales
alterados, micas y cuarzo (OALMQ), asociaciones de cuarzo, óxidos y feldespatos (QOF) y
asociaciones de cuarzo, óxidos, feldespatos y fragmentos líticos (QOFFL).
Además, se presentan suelos típicamente alofánicos (A) o con alófanas, en asociaciones con
caolinita (AK), caolinita y esmectitas (AKS) y con caolinita y minerales interestratificados
illíticos (AKI). Otros suelos se caracterizan por abundancia de micas en asociación con cuarzo
y vidrio volcánico (MQV) o con cuarzo, esmectitas y caolinita (MQSK).
Predominan los suelos con caolinita, en asociaciones con cuarzo y vidrio volcánico (KQV),
con cuarzo, esmectitas y micas (KQSM), con cuarzo y cloritas (KQC) y con esmectitas y
vermiculita (KSV).
408
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