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ANO 2.004.
UNIVERSIDAD POLfTECNICA DE MADRID (D-15)
Presidente:
Vocali
Vocal:
Vocal:
Secretario:
Suplente: -
Suplente: -
EL SECRETARIO
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en ,^..
las explotaciones piríticas del suroeste español (Huelva y Sevilla)
^ ^
ÍNDICE
1. JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS 1
2.1.1.Métodos antiguos 7
3.1.2.Metalogenia 25
3.1.S.Sulfuros Masivos 25
3.2.2.Mina Poderosa 30
3.2.3.La minaTorerera 32
4. MATERIAL Y MÉTODOS 34
4.1.2.Vegetación actual 35
4.1.3.Selección de especies 35
4.2.1.Necesidad de encalantes 40
ÍNDICE
Estudio e d a f o l ó g i c o d e suelos a f e c t a d o s por procesos d e a c i d i f i c a c i ó n e n z^^^^^--
las e x p l o t a c i o n e s p i r í t i c a s d e l s u r o e s t e e s p a ñ o l ( H u e l v a y S e v i l l a )
5. RESULTADOS Y DISCUSIÓN 67
5.1. Propiedades ácido-base de los suelos de mina 67
ÍNDICE
Estudio e d a f o l ó g i c o de suelos a f e c t a d o s p o r procesos d e a c i d i f i c a c i ó n en y^^^ÁM^^
5.2. Estudio de suelos y su influencia en la vegetación; los metales pesados y el arsénico 115
6. CONCLUSIONES 166
6.2. Estudio de los suelos y su influencia en la vegetación; los metales y el arsénico 176
7. BIBLIOGRAFÍA 190
ANEXO
ÍNDICE
Estudio edafoiógico de suelos afectados por procesos de acidificación en
las explotaciones piríticas del suroeste español (Huelva y Sevilla)
1. JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS
Desde el año 1.989, la Junta de Andalucía inició una serie de estudios encaminados a analizar el
riesgo de contaminación generada por las múltiples explotaciones mineras abandonadas, algunas desde
la época fenicia, de la Faja Plrítica en el entorno de las cuencas de los rios Tinto y Odiel. El resultado de
dichos estudios fue la aplicación de medidas correctoras que paliaran los fenómenos de contaminación y
degradación de suelos, aguas y vegetación existente.
Respecto a las medidas correctoras para la recuperación de suelos y posterior revegetación, éstas
no fueron del todo satisfactorias. Las dosis de encalante calculadas por los métodos tradicionales
resultaban claramente insuficientes, provocando una mortandad casi total de las especies vegetales
implantadas. Ante esta circunstancia, se generó la incertidumbre sobre la causa o causas de tal
ineficacia. Entre otras se barajo la posibilidad de fiaber seleccionado indebidamente las especies con las
que se repobló, que fueron básicamente pinos, o el material encalante, o quizá el método para el cálculo
de la dosis. También se especuló con posibles problemas de fitotoxicidad, pero todo quedaba sumido en
la incertidumbre propia del desconocimiento del proceso contaminante.
Por todo ello, en Noviembre del 1.996, mediante ésta tesis doctoral titulada "Estudio edafoiógico de
suelos afectados por procesos de acidificación en las explotaciones piríticas del suroeste español
(Huelva y Sevilla)", se decidió abordar un trabajo de investigación exhaustivo, sobre la metodología que
debería aplicarse para afrontar con éxito la integración paisajística de estas áreas degradadas por
procesos de acidificación y altos contenidos de metales pesados biodisponibles. Es por tanto objeto de
este estudio caracterizar cuantitativa y cualitativamente el problema, aportando soluciones correctoras en
cuanto a la utilización de las especies vegetales y los tratamientos de suelos más acertados para la
implantación definitiva de una cubierta vegetal estable, y así extrapolar el resultado de esta tesis a
problemas ambientales similares a lo largo y ancho de la Faja plrítica andaluza.
OBJETIVO GENERAL
El objetivo general de esta tesis de investigación, consiste en definir una metodología eficaz y
aplicable, que nos permita afrontar con éxito trabajos de recuperación de suelos afectados por procesos
de acidificación, derivados de la actividad minera característica de la Faja pirítica. La recuperación de los
suelos, deberá permitirnos la implantación de una cubierta vegetal estable.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
> Determinar los niveles de referencia de partida de los suelos de mina. Al igual que en caso
anterior, los niveles de referencia deberán establecerse para elementos traza, pH, nutrientes
esenciales y materia orgánica.
> Determinar la resistencia de las especies vegetales ensayadas a los ambientes mineros.
Propuesta de umbrales de resistencia mínimos alcanzables para cada especie y para el
conjunto de ellas. Los umbrales de resistencia deberán establecerse para elementos traza y pH.
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, Estudio edafoíógico de suelos afectados por procesos de acidificación en ^^j£$ft^
! las explotaciones piríticas del suroeste español (Huelva y Sevilla)
Los residuos mineros de pirita, bien cruda o transformada por lavado o tostación, extendidos a lo
largo y ancho de las antiguas explotaciones mineras de la Faja pirítica, han generado un serio problema
ambiental provocando la afección del medio en tres niveles:
El conocimiento tanto del proceso de oxidación y consecuente generación acida, como de las
medidas de control y de los métodos de predicción es, por tanto, un elemento clave para abordar con
éxito las obras de recuperación en minas abandonadas en la Faja Pirítica.
Consideraciones iniciales:
1. El grado de afectación de los suelos dependerá en gran medida tanto del tipo de explotación
minera, o lo que es lo mismo, del método de beneficiación empleado (cementación natural o
artificial, flotación, etc), como de las técnicas de prevención adoptadas durante la explotación
(construcción de canales perlmetrales, tratamiento de los lixiviados, etc), en el apartado 2.1., se
describen los tipos de explotación minera asociados a la pirita. Conviene señalar la importancia
del tamaño de los residuos piríticos, aspecto que determina su reactividad y posible "pasivado".
2. En la minería de la pirita, además de los sulfures piríticos presentes en los suelos afectados, la
generación de acidez depende básicamente de la concurrencia, en mayor o menor medida, de
otros dos factores: agua y oxidante. En el apartado 2.2., se discutirán los procesos de
oxidación de la pirita. Ver figura 2.1..
3. El vehículo contaminante es siempre el agua, procedente bien del hueco minero o bien de los
materiales residuales acumulados en balsas y escombreras, cargándose de compuestos tales
como el sulfato férrico y el ácido sulfúrico, entre otros, que traen como consecuencia:
4. Respecto al descenso brusco del pH de los suelos, habrá que hacer una caracterización ácido-
base de los suelos, tomando en consecuencia las medidas correctoras pertinentes, en el
apartado 2.3., se realizará una revisión bibliográfica específica de esta materia.
5. Y por último, respecto a la movilización de los metales pesados y del arsénico, al igual que en el
caso anterior, deberemos caracterizar los suelos y medir la traslocación de metales pesados y
arsénico en planta con el fin de poder proponer medidas correctoras al respecto, en el apartado
2.4., se efectúa una revisión bibliográfica específica de esta materia.
iN'rRQiuliEíEiONiirREyísi pégim'm
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en
las explotaciones piríticas del suroeste español (Huelva y Sevilla)
Descenso b r u s c o d e l p H
Aumento de
solubilidad de los
metales pesados
Elevada
contaminación y
mortandad vegetal
+Bacterias catalizadoras
Thiobacilus ferroxidans,..
Contaminación de aguas superficiales y/o
subterráneas.
Un suelo contaminado en este tipo de minería puede ser consecuencia de tres situaciones
diferentes:
a) Suelos que directamente han soportado escombreras de residuos mineros de una u otra
naturaleza, y que posteriormente han sido retirados, bien como consecuencia de una
reutilización del material para su reexplotación o bien por la aplicación de técnicas de
descontaminación consistentes en la remoción y depósito final del residuo en el antiguo
hueco minero. En este último caso, en los suelos pueden haber quedado elevadas
concentraciones de azufre pirítico y otros elementos traza metálicos, así como diferentes
iones adsorbidos que habían sido liberados por procesos de disolución e hidrólisis de los
materiales piríticos preexistentes. Ver figura 2.2..
a) Torerera antes.
b) Torerera después.
Figura 2.2.: Retirada de residuos mineros en La Mina Torerera (a: antes y b: después)
b) Otra posibilidad es que los suelos se vean afectadas por escorrentías superficiales o
subsuperficiales, cargadas con aguas acidas y sólidos en suspensión procedentes de
escombreras mineras, ver figura 2.3.
Figura 2.3,: Escombreras de "morrongo" y pirita lavada de la antigua mina de Castillo de las
Guardas (Sevilla).
Figura 2.4.: Fotografía de socavón de la Mina Poderosa donde aparecen aguas acidas que afloran
del interior de la mina.
a) Cementación artificial.
La cementación artificial fue un proceso seguido durante unos ciento cincuenta años en la región
onubense para la obtención del cobre. Este método de beneficiación, generaba un residuo minero portador
de ciertas concentraciones de metales, que en el siglo pasado se vendieron como mineral siderúrgico, ver
figura 2.5. .
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Figura 2.5.: Fotografía de las "teleras" cargadas de "morrongos", de la Mina Zarza- El Perrunal.
En los primeros tiempos modernos de actividad pirítica, se calcinaban los minerales en pequeños
montones cónicos que, por la semejanza con los hornos para elaborar carbón vegetal, recibían también el
nombre de "hornos".
Los montones a calcinar adoptaban una forma prismática, terminada como un tejado de cuatro
vertientes muy inclinadas, y una vez quemados adquirían formas semejantes a las entonces denominadas
"teleras", nombre que se asignaba al pan de aquella comarca.
A fines del siglo XIX se llamaban "teleras", en general, a cualquier forma de montones en calcinación,
iiaciéndose tanto cónicos como prismáticos, con tonelajes que variaban entre las 100 y 800 toneladas por
unidad, habiendo llegado a alcanzar algunas excepcionaimente de hasta 1.500 tn en Riotinto.
Las teleras se formaban empezando por nivelar el suelo y extendiendo una capita de unos 10
centímetros de pirita fina, cruda o mal calcinada en operaciones anteriores, sobre la que se situaba una capa
de jara, a razón de unos 15 ó 20 kilos por tonelada de pirita. Sobre la leña se colocaba el mineral, formando
antes una pedriza periférica con piedras de 5 a 7 centímetros y se vertían en su interior espuertas de pirita
del mismo tamaño, procurando que en todo caso lo más grueso cayera en el centro. Terminado el acarreo
del mineral, se aterraba la telera, o sea, se cubría con unos centímetros de tierras mal calcinadas, para
mejor conducir la marcha del tiro.
Se encendía la jara por dos o tres puntos a la vez y en días sucesivos se cuidaba que el fuego se
repartiera por igual y que la marcha de la operación fuera lenta, sobre todo al principio, para que la
temperatura no se elevara demasiado; todo esto era conveniente para que la transformación de los
sulfuros de cobre en sulfates fuese lo más completa posible, sin que éste sulfato llegara a
descomponerse, y transformarse en óxido.
En determinadas circunstancias, sobre todo si los trozos de mineral eran grandes y muy cobrizos,
se formaban núcleos en los que se concentraba el cobre en un estado insoluble, con leyes del 6 al 40
por 100 Cu.
La duración del fuego en cada "telera" era entre seis o siete meses, durante cuyo tiempo se arrojaban a
la atmósfera grandes cantidades de SO2, que destruían la vegetación y hacían respirar a los trabajadores
sustancias nocivas y terriblemente molestas, especialmente en días de gran humedad, quizás por formarse
mayor porcentaje de sulfúrico.
Algún azufre quedaba en forma de sulfato o de sulfuro sin tostar y parte se desprendía en estado
elemental, a pesar de la atmósfera oxidante que presidía la testación, y se condensaba cargado de arsénico
en las inmediaciones, en forma de capas blanco-amarillentas.
Cuando la telera estaba casi apagada se abría, separando los nodulos mal calcinados y disgregando
las incipientes aglomeraciones que se hubieran formado.
Las cenizas o residuos de la cementación artificial se bautizaron con el nombre de "Morrongos", los
cuales venían a arrojar un peso equivalente al 76 por 100 del de la pirita.
Estos morrongos se sometían a lixiviación con agua para arrastrar el sulfato de cobre, bien
acarreándolos a unos estanques llamados "pilones disolvedores" o extendiéndolos en forma de parva en el
emplazamiento de la telera y regándola después, si bien era también costumbre formar nuevas teleras sobre
las anteriores y superponer sucesivas capas de morrongos hasta alcanzar alturas de tres a cuatro metros.
Las lejías pasaban a unas balsas de decantación, donde se abandonaban las partículas sólidas en
suspensión y, por último, a unos "pilones cementadores" y "canaleos", donde el cobre era precipitado en
forma de cascara, que alcanzaba leyes del 60 al 90 por 100 de Cu.
El consumo de hierro, para facilitar la precipitación del cobre, variaba de 1,5 a 3 kilogramos por
kilogramo de cobre.
Con las teleras se recuperaba en forma de cascara alrededor del 75 por 100 del cobre contenido en el
mineral cuando la calcinación se realizaba felizmente, lo cual no sucedía en bastantes casos, bien por
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Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en
las explotaciones piríticas del suroeste español (Huelva y Sevilla) m^m
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deficiencias del personal o por influencia de los temporales de lluvia y viento. Se comprobó, además, que
este proceso resultaba inadecuado para piritas que rebasaran el 3 ó 4 por 100 de cobre, más indicadas
entonces para la exportación.
A estos inconvenientes, se unían las fuertes sumas que anualmente tenían que pagar las empresas a
los propietarios de fincas, por los daños progresivos que las lluvias acidas causaban en la vegetación,
convirtiendo a la región en un extenso desierto, desprovisto de arboleda y monte bajo, con lo que quedaba
expuesta a la erosión.
En la actualidad, gran parte de las minas abandonadas a lo largo y ancho de la Faja Pirítica, siguen
soportando en sus laderas este residuo minero, los "morrongos", con el perjuicio que suponen, para suelos,
aguas y el medio natural, los lixiviados ácidos y cargados de elementos metálicos procedentes de dichos
residuos.
b) Cementación natural.
Este método de beneficiación, surgió como alternativa al anterior a consecuencia del perjuicio ambiental
que ocasionaban las elevadas emisiones de SO2 a la atmósfera procedentes de la calcinación al aire libre de las
piritas. El método consistía en situar la pirita en montones adecuados para que mediante el riego con agua
por espacio de varios años, pasara la mayor parte de su cobre a sulfato soluble y precipitarlo con hierro.
Las piritas de cementación solían tener entre el 1 y el1,6 por 100 Cu, siendo la más adecuadas para
este tratamiento las que tenían parte de su cobre en estado de minerales secundarios, pues la calcopirita, el
mineral primario de cobre por excelencia, resultaba rebelde a la oxidación.
Para establecer la cementación en una mina se empezaba eligiendo el sitio en que se habían de situar
las montañas de mineral. Éste debía ser un terreno algo inclinado, impermeable, y que tuviera suficiente
superficie en un nivel más bajo para construir las balsas y canales de precipitación.
Cada montaña solía contener de 80.000 a 100.000 toneladas. Se formaban colocando en la parte baja
una primera capa de pirita gruesa, y luego se iban alternando las de menudo con otras de trozos de 20
centímetros, aproximadamente. Algunas veces se formaban capas verticales de gruesos, que facilitaran la
circulación del aire, y en otras montañas más antiguas se dejaban chimeneas para seguir luego la regulación
de la temperatura cerrándolas o abriéndolas, según convenía. La última capa que se ponía en la montaña
era de pirita menuda, con el fin de que las aguas no se filtraran rápidamente y, también para nivelar mejor la
superficie que se dividía en cuadrados de unos 2 X 2 metros, regándose posteriormente "a manta".
La altura conveniente para las montañas dependía de la naturaleza de mineral; lo más frecuente era
que oscilara entre 5 y 10 metros.
En la última etapa en se practicó este método de beneficiación, se modificó la forma de hacer las
montañas, con vistas a la buena entrada del aire en el seno de las mismas. La modificación consistía en
escoger gruesos pedazos de pirita, que se colocaban en la primera capa, formando líneas que dejaban entre
sí un espacio hueco de unos 20 centímetros.
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Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en
Figura 2.6.: Cementación natural: zona inferior de algunas montañas. Fuente.-1. Pinedo Vara.
Estas línea se cubría con trozos de mineral formando puente. En general, se hacían dos o tres de estos
pisos, con filas de canales que se adentraban en la masa de la pirita.
Terminada la montaña se iniciaban los riesgos, que daban lugar a una serie de reacciones, entre las
que citamos las siguientes como más importantes:
El sulfato ferroso es una sal poco estable que pasa con facilidad a férrico, especialmente a
temperaturas bajas y ambientes oxidantes y ácidos:
El catión férrico Fe^, es el principal atacante de los sulfuros y óxidos de cobre, según las reacciones:
La mayor parte de los metales que acompañan al cobre son también atacados por las sales férricas,
que los pasan a sulfates, algunos de ios cuales, como los de cinc, son solubles, y otros, como los de plomo y
arsénico, insolubles.
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Figura 2.7.: Foto de los riegos por inundación. Fuente: I. Pinedo Vara.
Las reacciones exotérmicas que se producían en las montañas daban lugar a una gran elevación de la
temperatura, especialmente en los ocho primeros días después de aplicar el riego. Se tomaban diariamente
las temperaturas con termómetros de máxima colocados en el interior de tubos de plomo, que profundizaban
en la montaña entre dos y cuatro metros. Debía procurarse que no se elevara mucho la temperatura, pues a
los 82 grados se producía la inflamación de la pirita.
Las aguas para riego se tomaban de grandes embalses y a veces se mezclaban con las que escurrían
de las antiguas montañas, las procedentes de desaguar las minas y, en tiempo de escasez, con las que
salían del canaleo.
Con ciclo de siete días que duraba aproximadamente cien semanas de lavado, se necesitaban unos 10
metros cúbicos de agua por tonelada de mineral tratado.
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Figura 2.9.: Foto cementación natural abandonada en Mina Confesiorario, pedanía de Valdelamusa
(Huelva).
En la figura 2.8., se ve el curso que seguían las leyes del mineral en cobre, cinc y arsénico, durante los
veinticuatro meses de lavado. Puede apreciarse cómo las curvas del cobre y del cinc son parecidas, con
fuerte rendimiento en los ocho primeros meses.
La disolución que escurría de las montañas se llevaba a las balsas y canales de precipitación, donde
era tratada con hierro, que precipitaba al cobre según la reacción:
Las sales férricas y el ácido que llevaban las aguas también consumían mucho hierro para su paso a
sulfates ferrosos al neutralizarse:
{S04)3Fe2 + Fe = 3SO4 Fe
SO4H2 + Fe - S04Fe + H2
Se economizaba mucho hierro reduciendo la mayor parte posible de sulfato férrico a ferrosa, para lo
que se hacían pasar las aguas, antes de entrar en el canaleo, por un filtro de pirita fresca menuda:
Las aguas, preparadas para precipitar el cobre, pasaban a unas balsas y canales de precipitación.
Estos últimos eran de sección variable con el fin de conducir el caudal de agua necesario y, para abreviar
distancias, se construían en zig-zag con tramos de unos 50 metros, ver figura 2.10. La pendiente de los
canales era creciente, pues convenía que en los primeros metros pasara el agua lentamente y deprisa en
los últimos. Se les solía dar dos o tres pendientes distintas, comprendidas entre el 0,33 por 100 para el
primer tramo y 1,80 por 100 para el último.
Las paredes y los fondos de los canales están protegidos con tablones de madera.
Las aguas solían entrar en los canaleos con 1.000 ó 2.000 gramos de cobre por metro cúbico y salían
siempre con alrededor de los 35. El arsénico a la entrada solía oscilar entre 4.000 y 20.000 gramos por
metro cúbico y el férrico entre 1.000 y 2.000, aunque a veces se llegaba a cifras muy distintas a éstas.
Cada ocho o diez días se recogía la cascara y se lavaba en una criba con malla de unos 12
milímetros. Arriba quedaba la "hoja" que era de mejor calidad y lo arrastrado por el agua iba a una
pequeña balsa de sedimentación o a un clasificador.
La calidad de la cascara dependía del tramo del canal en que hubiera precipitado, influyendo
también mucho la clase de chatarra empleada, ya que los lingotes grandes la daban bastante pura;
regular, la chatarra menuda, y mala, la hojalata que precipitaba al cobre rápidamente, pero con mucho
arsénico.
En cuanto al consumo de hierro por kilogramo de cobre precipitado, teóricamente se necesitaban 0,888
kilogramos de Fe, pero la práctica estaba muy lejos de esa cifra, debido, principalmente, al consumo de
chatarra para las reacciones de ion férrico y del sulfúrico libre.
Al igual que en el caso anterior, en la actualidad gran parte de las minas abandonadas a lo largo y
ancho de la Faja Pirítica, siguen soportando en sus laderas este residuo minero, la pirita cruda lavada, con el
perjuicio que suponen, para suelos, aguas y el medio natural, los lixiviados ácidos y cargados de elementos
metálicos procedentes de dichos residuos. Aun siendo la cementación artificial un método de beneficiación
mucho más perjudicial, desde el punto de vista medioambiental, que éste en su ejecución, actualmente los
residuos mineros de la cementación natural suponen un mayor riesgo de contaminación que los citados
"morrogos", provenientes de la testación.
a) Flotación de la pirita.
Este sistema de beneficiación, al ser mucho más moderno que los anteriormente expuestos, no resulta
representativo de la problemática generalizada de la Faja pirítica, donde la mayoría de las minas
abandonadas lo están desde antes del la primera mitad del siglo pasado. No obstante, y dada la repercusión
que tuvo la catástrofe de la Mina de Aznalcollar, creemos pertinente dar al menos una breve pincelada sobre
la explicación de este método de beneficiación.
Frecuentemente para extraer los metales se realiza la flotación, cuyo principio se basa en que las
partículas individuales que contienen mineral, mediante la adicción de reactivos, se adhieren a pequeñas
burbujas de aire y se elevan a la superficie en un tanque agitado. Las espumas que contienen estas
partículas valiosas se retiran de la superficie, siendo a continuación procesadas y secadas para
transformarse en concentrado y enviarse posteriormente a una fundición.
El resto de las partículas sin contenido mineral, o muy bajo, constituyen los residuos mineros que son
almacenados mediante bombeo en los depósitos construidos al efecto. El agua decantada es aprovechada
en circuito cerrado hacia la planta.
Conviene destacar, que el mayor riesgo de contaminación de las minas explotadas por este método de
beneficiación, único actualmente en uso para este tipo de minería, lo entrañan precisamente las balsas
mineras que contienen los residuos que citamos en el apartado anterior. Este riesgo no solo esta motivado
por las posibles filtraciones que puedan registrarse a través de sus muros en dirección a cualquier curso
fluvial, sino que una rotura del muro de contención de la balsa, podría provocar la liberación de ingentes
cantidades de aguas acidas y lodos mineros, con una capacidad de reacción extraordinaria como
consecuencia de la fina molienda a la que se somete el mineral antes de incorporarlo a la cadena de
flotación. Estos residuos pueden tener un tamaño de hasta 8 mieras. A modo ilustrativo consideramos de
interés citar el caso de Aznalcollar, donde la rotura de su balsa minera liberó 2 hectómetros cúbicos de
residuo, de los 18 que contenía, acompañado de 4 hectómetros cúbicos de aguas acidas, anegando cerca
de 5.000 hectáreas de cauce y riberas, ver figura 2.12, donde se puede apreciar el desplazamiento del muro
de la balsa de Aznalcollar).
En los minerales de oro y plata, después de una intensa molienda, el pH de la pulpa se eleva a
alrededor de once añadiendo cal y a continuación con la adicción de cianuro se disuelve el oro y la plata. En
el proceso convencional de cianuración, la solución de cianuro que contiene los metales disueltos se separa
de los residuos a través de una decantación en contracorriente. La solución final se diluye y se descarga
junto con los sólidos de los residuos.
Figura 2.12.: Rotura de la Balsa de Aznalcollar. Abril de 1998. Fuente: Consejería de Medio Ambiente.
La oxidación de la pirita ha sido ampliamente estudiada durante muchos años debido a que es uno
de los procesos naturales más acidificantes que se conocen en la superficie terrestre; sin embargo, la
complejidad del proceso en el que están involucradas diferentes tipos de reacciones ( oxidación-
reducción, hidrólisis, complejación iónica, disolución-precipitación, etc. ), así como la dependencia de
muchos factores, tanto fisico-químico como biológicos, hace que muchos aspectos del proceso no estén
todavía completamente entendidos. Revisiones detalladas sobre los mecanismos y procesos
involucrados en la oxidación de la pirita pueden encontrarse en Lowson (1982), Nordstrom (1982),
Caruccio el al. (1989) y Urrutia el al. (1987), Alpers y Blower "Environmental geochemistry of sulfide
Según esta reacción un mol de pirita completamente oxidado produce 4 moles de acidez como H* y
dos moles de sulfato, suponiendo la hidrólisis completa del hierro y su precipitación como Fe(0H)3. No
obstante, en función de las condiciones ambientales, diferentes reacciones parciales pueden estar
involucradas en el proceso, según el mecanismo dominante de oxidación, y muchos otros minerales de
Fe se pueden formar como productos secundarios, además del hidróxido férrico, por lo que el balance
final de la acidez producida puede ser diferente (van Breemen, 1973; Bruynesteyn y Hackl, 1984).
Clásicamente se distinguen dos mecanismos de oxidación: uno de naturaleza inorgánica y otro con
intervención microbiológica (fundamentalmente bacterias oxidantes del azufre y del hierro). Ambos
mecanismos proceden frecuentemente de forma simultánea (Silverman, 1967) y el predominio de uno u
otro vendrá determinado por las condiciones de Eh-pH del medio y por factores limitantes del crecimiento
bacteriano.
La oxidación Inorgánica puede proceder de diferentes formas según el agente oxidante implicado: el
oxígeno molecular o el ion férrico:
Esta reacción se ve claramente limitada por la disponibilidad de oxígeno que suele ser baja debido a
la dificultad de difusión de este elemento en el medio acuoso. Su cinética depende además de la
velocidad de reducción del oxígeno molecular (Sato, 1960; Norsdtrom, 1982). El hierro ferroso producido
es en último término oxidado a hierro férrico (reacción 3) y, a valores de pH superiores a 4.5, eliminado
de la disolución por precipitación en forma de hidróxido férrico, generando acidez adicional (reacción 4):
2°. Oxidación por medio del hierro férrico producido en la reacción (3):
A valores de pH < 4.5, el ion férrico empieza a ser más soluble y comienza a actuar como agente
oxidante de la pirita según la reacción ( 5) que conlleva una rápida producción de acidez. A pH < 3 y
condiciones oxidantes (Eh > 500mV) el Fe se mantiene en disolución en concentraciones importantes y
será el único agente oxidante, En ambientes extremadamente ácidos (pH < 3) el ion férrico oxida más
rápidamente a la pirita que el oxígeno y también es una reacción más rápida que la oxidación del ion
ferroso por el oxígeno molecular (Nordstrom, 1982). Por tanto el paso Fe^*###Fe^ es el paso limitante
del avance de la oxidación y, en condiciones abióticas el proceso dependerá de nuevo de la
disponibilidad del oxígeno. Sin embargo, muchos investigadores han demostrado que en presencia de
bacterias del género Thiobacillus (principalmente T. ferrooxidans), la oxidación de los sulfures procede
de forma más rápida. Esta bacteria actúa como catalizador de la reacción de oxidación del hierro ferroso
a hierro férrico, multiplicando la velocidad de esta reacción por un factor de 10^ o 10® (Lacey y Lawson,
1979; Singer y Sturnm, 1970; Nordstrom, 1976), lo que desbloquea la limitación de la oxidación de la
pirita. Este sistema tiende a ser un sistema cíclico, en el que el ion ferroso es oxidado catalíticamente a
férrico (3) y éste oxida a la pirita (5) que produce más hierro ferroso y acidez. Esta ruta rápida de
oxidación de la pirita es la responsable de las elevadas cargas acidas observadas en ambientes mineros
(Ferguson y Erickson, 1992) y puede automantenerse hasta el total agotamiento de la pirita, ver figura
2.13.
Fe(0H)2
Tampón Férrico
FeSa + O2
H-FeSa
+O2
(5)
(3) \ ^ \ Fe^ pH < 3
Thiobacillus sp. 1 / / \
1 [Tampón Férrico
\ 7 pH>4,5
Fe(0H)3
La oxidación bacteriana puede ser un mecanismo importante en todo el rango de pH de las aguas
naturales ya que en función de las condiciones físico-químicas, especialmente Eh y pH, parece existir
una sucesión de bacterias oxidantes del hierro y el azufre (Grant y Long, 1985) ver figura 2.14..Las
principales poblaciones microbianas son bacterias quimiolitotrofas acidófilas del género Thiobacillus,
aunque también pueden contribuir otros grupos como Sulfolobus, Metallogenum...(Ralph, 1979).
En estériles ácidos de mina se han aislado tres especies de Thiobacillus (Nordstrom, 1982): T.
ferrooxidans que oxida el hierro ferroso y la pirita, así como el azufre, T. thiooxidans que oxida solo
azufre y pirita, y T. acidophilus que es una bacteria autótrofa facultativa oxidadora del azufre. De ellas, T.
ferrooxidans ha sido implicada como el catalizador esencial de la producción de aguas acidas de mina,
ya que parece controlar los procesos de oxidación en medios ácidos y oxidantes. Esta bacteria puede
tomar parte en el proceso oxidativo actuando directamente sobre la superficie de la pirita a través de la
oxidación enzimática del hierro y el sulfuro (mecanismo de "contacto directo") o, como se ha dicho, como
catalizador de la oxidación del hierro ferroso a férrico (mecanismo de "contacto indirecto").
La cantidad de acidez producida por la oxidación de una muestra de pirita con el tiempo es función,
en parte, de la velocidad del proceso de oxidación. La velocidad de oxidación de la pirita aumenta con el
aumento del área superficial, la temperatura, la concentración de oxígeno, la presión parcial del agua, el
Eh y la presencia de bacterias catalizadoras.
Macías, F.; Calvo de Anta, R. 1992. Procesos de alteración inducidos por actividades humanas en
materiales con sulfures de Galicia.
1. Caracterización de los materiales originales y de los ambientes de alteración. 11! Congreso
Geológico de España y VIII Congreso Latinoamericano de Geología. Tomo 1:253-261.
Calvo de Anta, R.; Macías, F. 1992....
2. Composición de las fases fluidas y tendencias de neoformación universal. ídem. Tomo I:
262-271.
• 1 \ '•^
Pe *\ThiobacilluS'^ "* ^ O2
'Ferrooxidans \ ^«.
0.8 1 V
1 Siilfohbus \ >.
' \ *"•»
^ \ ^^
0.6 ^^ N
^ Metalogeniíim ^ rSaOs
\ \
0.4 ^^ Siderocaspa ^
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^^ Lepíothrix '
0.2- \ gallionella ,
Fe^* ''^ /
0 —
UJ
0.2 —
^v \--f ^^
^x FeCO^, ^v
0.4 — •* * N
^^^ X Fe304^
0.6- H2
>.
>
0.8 —
2 4 6 10 12
pH
Fig. 2.14. Dominancia de las distintas colonias bacterianas relacionadas con el ciclo del S y el Fe
según las condiciones pH-Eh del medio (Granty Long, 1985).
La cantidad de acidez resultante también varía en función de los productos de oxidación, ver figura
2.15, lo que también es función de las condiciones ambientales (Macías y Calvo de Anta, 1992, Calvo de
Anta y Macías, 1992):
o Si el Fe liberado durante la oxidación se mantiene como Fe2+ en solución, cada mol de pirita
oxidada produce 2 moles de H+ (reacción 2), lo que ocurriría en condiciones de Eh < 500 y pH <
=8.
o Si el hierro oxidado precipita como jarosita, ver figura ..., se producen 2.66 moles de H+ por mol
de pirita oxidada según la reacción 6, lo que puede tener lugar en medio ácidos y muy oxidantes
(pH<4yEh>600).
J^^M&
12S2Fe + 4502 + 34H20 ### [{S04)2(OH)6Fe34K] + 16S04+ 32HH (6)
Lo que puede llegar a darse en condiciones de pH<3,0; Eh>500 mvol y presencia de Thiobacillus.
2 4 6 8 10 12 14 16
S 8—
(O
T3
(O
;D
o
Figura 2.15. Producción del ácido durante la oxidación de la pirita (Van Breemen, 1.973).
En condiciones naturales tiene lugar una combinación de todas estas reacciones, aunque la fuerte
tendencia que presenta el Fe a hidrolizar y precipitar favorece los dos últimos procesos, convirtiendo la
oxidación de la pirita en una de las reacciones de meteorización más acidificantes (Stumm y Morgan,
1981 ).
Figura 2.16.: Fotografía tomada tras el vertido de la balsa minera de Aznalcóliar en el Guadiamar en la
que se aprecian los depósitos de jarosita {Rosa Calvo).
Para el cálculo de la dosis de cal necesaria para la neutralización del aluminio de cambio, se han
adoptado en primera instancia las técnicas tradicionales de determinación de los métodos de Cochrane,
Kamprath y Mombiela.
intervención del lampón férrico e liidrólisis de los minerales más lábiles, con lo que se tiene en cuenta la
casi totalidad de los mecanismos de resistencia del suelo frente a los ácidos.
Por otra parte, es necesario tener en cuenta que el exceso de acidez no tiene porque ser la causa de
mortandad de la vegetación. En soluciones nutritivas acidas que no contengan aluminio ni manganeso
en cantidades muy elevadas, estos efectos sobre el crecimiento de las plantas puede ser evitado sin
necesidad de elevar el pH, simplemente corrigiendo la carencia de calcio. Ello evidencia que los iones
H3O* no son la causa del deficiente crecimiento de las plantas en suelos ácidos. Este aspecto fue
desarrollado por (Porta, et al, 1994).
En escenarios iiiperácidos y ácidos como los que se encuentran en las minas objeto de estudio, la
alta concentración de metales pesados y arsénico sumada a pH extremadamente bajos, genera una
movilización de elementos traza en los suelos que provocará, en muchos casos, o bien la migración de
estos elementos a las aguas superficiales o subterráneas, o bien la traslocación de dichos elementos a
los tejidos de las plantas, provocando en algunos casos patologías de fitotoxicidad.
Como primera referencia para diagnosticar el alcance del problema, se debe contar con información
relativa a los contenidos normales de elementos traza en la litosfera y en los suelos. Para ello se utilizan los
datos aportados por autores como Temmerman et al (1.984) y Adriano (1.986). Temmmerman et al. (1.984),
también facilitó datos sobre los umbrales máximos de concentraciones de elementos traza en suelos no
contaminados y realizó una valoración de las concentraciones de elementos traza en suelos agrícolas
tolerables para las plantas. Este trabajo es similar a uno de los objetivos que se pretende en esta tesis
doctoral, pero en nuestro caso en vez de estudiar suelos agrícolas nos hemos centrado en la alternativa
forestal puesto que es la más idónea para un proceso de recuperación de suelos de mina.
Otros autores, Kabata-Pendias y Pendías, (1.984), han profundizado aún más reuniendo datos sobre
concentraciones máximas aceptables (CMA) de metales traza considerados como fitotóxicos en suelos
agrícolas, facilitando datos de CMA aportados por varios países.
Macías, F y Calvo de Anta, R, et al (1998), establecieron niveles de referencia para metales y arsénico
considerando distintos sistemas edafogeoquímicos. Esta información figura en la publicación "Bases
científicas del proyecto de recuperación de suelos contaminados en la cuenca del río Guadiamar", Calvo de
Anta, R, Macías, F.; Sáiz J.L.. et al (2.000). Estos y otros datos han sido considerados en la Orden
18/12/1.998, Junta de Andalucía, por la que se fijan las concentraciones límites en los suelos afectados por
el accidente minero de Aznalcóllar.
La concentración total de metales y arsénico en suelo no es siempre un buen indicador del riesgo que
implica la presencia de los elementos traza en los suelos. Las condiciones físico-químicas de los mismos,
provocan la mayor o menor movilidad de estos elementos, viéndose influenciados básicamente por dos
parámetros; el pH y la presencia de hierro.
La influencia del pH en la movilidad del Cd, As, Pb, Cu, Zn, Al y Fe, ha sido estudiada por Calvo de
iNTjjiiPUtlCiQÑjyilEln^ PágínágZli
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en ^ I S M Í S I
Anta, R, Macías, F.; García Amador, E y Bodenle, R. (2.003), en su publicación "Bases científicas del
proyecto de recuperación de suelos contaminados en la cuenca del río Guadiamar: caracterización y
evolución del procesos contaminante". Asimismo, en el Plan de seguimiento de los suelos de la cuenca del
Guadiamar realizado por Calvo de Anta et al. (2004, Calvo de Anta, R; Macías, F. 2004. Estudio sobre el
estado de los suelos del Corredor Verde del río Guadiamar. Informe Final Consejería Medio Ambiente.
Junta de Andalucía) se establecen nuevos umbrales basados en la relación entre contenidos totales y
concentraciones en disolución que se consideran limitantes. No obstante, las diferencias entre los suelos
agrícolas afectados por la Catástrofe de Aznalcóllar y los suelos mineros de la Faja pirítica, hacen
necesario un estudio específico del tema.
Una de las características de los suelos mineros, es su elevada presencia en hierro. Aún
conociendo el hecho de que la solubilidad del Fe ^*, disminuye 1.000 veces por cada unidad que
aumenta el pH, "Condiciones del suelo y desarrollo de las plantas según Rusell", Alan Wild, (1.963), es
tal la concentración de este elemento y tan elevada la capacidad de adsorción de las formas
recientemente precipitadas y de bajo grado de orden, que es muy posible esperar que tras la
precipitación del Fe * en forma de oxihidróxido, éstos ejerzan un control químico sobre la actividad de
otros iones, mucho más importante de la que cabría esperar en función de sus concentraciones. (Jenne,
E.A. en Trace inorganics in Water, (1.986)). Los oxidróxidos actúan como sumideros, pudiendo quedar
ocluidos en el precipitado de óxido elementos como el Zn , el Pb y el Cu que suelen aparecer asociados
a los óxidos de hierro. Taylor, R.M., y Giles, J.B, J. SoilSci., (1.960) y de también otros aniones de As,
Se, .... Otra forma de remediación del cobre, a parte de la presencia de los oxidróxidos de hierro, es la
adición de materia orgánica, ya que el Cu forma fácilmente complejos orgánicos, siendo estas las formas
más abundantes en la solución del suelo, Lindsay, W.L., Chemical Equilibria in Soils, Wiley, (1.979).
Respecto al arsénico, la retención de éste elemento en el suelo por el Fe(0H)3, concuerda con el uso
bien conocido del Fe(OH)3 como antídoto, de hecho estudios recientes han demostrado que existe una
relación entre el As y la goethita, (Norrish, K. En Trace elements in Soil-Plant-Animal Sistems, (1.975)).
Fue precisamente esta técnica la empleada para la recuperación de los suelos de la ribera del
Guadiamar afectados por arsénico, y planteada en el seminario internacional; 'Técnicas para la
inmovilización del arsénico y de los metales pesados en los suelos afectados por la catástrofe de
Aznalcóllar", Calvo de Anta, R, Macías, Workshop Sevilla (1.999 ) y publicado posteriormente por Calvo de
Anta, R, Macías, F.; García Amador, E y Bodenle, R. (2.003), en su publicación "Bases científicas del
proyecto de recuperación de suelos contaminados en la cuenca del río Guadiamar: caracterización y
evolución del procesos contaminante",
Respecto al aluminio, éste elemento merece una mención especial dada su influencia en los
fenómenos de fitotoxicidad, influyendo notablemente en la asimilación de otros nutriente esenciales por
vía radical; "Condiciones del suelo y desarrollo de las plantas según Rusell", Alan Wild, (1.963). La
especie más dominante a pH < 4,5, como dijimos en el párrafo anterior, es el A l % si bien cuando la
concentración de F" o S04" son elevadas pueden formarse iones . A valores de pH más elevados esta
especie decrece a medida que se va hidrolizando , incrementándose el contenido de AI(OH)2* sobre todo
a pH 5,0, donde , según la constante de hidrólisis, (Al(OH)2'')=25(AI^^), Smith, R.W. y Hem, J.D., US
Geol.Surv. Water Suply, (1.972).
Finalmente, es conveniente tener en cuenta el posible antagonismo entre el Mn y el Fe estudiado
por Somers, 1.1. Y Shive, J. W., Pl. PhysioL, (1.942). Complejos (Al-F o AI-S04)
Las especies vegetales que viven, en un estado fenotípico aceptable, en suelos extremadamente
ácidos (como los que nos encontramos en este estudio), han desarrollado en la mayoría de los casos una
resistencia a las altas concentraciones de metales en sus tejidos, considerándose a muchas de ellas como
especies hiperacumuladoras de determinados elementos.
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Figura 3.1: Mapa Geológico de la Faja Pirítica y localización de las principales explotaciones de
sulfures, de manganeso y depósitos post-hercínicos hidrotermales (modificado de Sáez et al., 1996).
En la actualidad, principios del XXI, el panorama minero de la Faja Pirítica es radicalmente diferente.
La minería de esta región esta sumida en una profunda crisis, motivada fundamentalmente por la fuerte
devaluación de los metales más representativos de la comarca, su escasa riqueza (consecuencia del
agotamiento de las explotaciones más productivas), y por si todo esto no fuera suficiente, la explotación
de pirita más productiva y floreciente de la comarca, la Mina de Aznalcóllar, se vio obligada a cerrar a
consecuencia de la rotura de su balsa de lodos procedentes del concentrador, que ocasionó la mayor
catástrofe ambiental conocida hasta la fecha en la Comunidad Autónoma Andaluza. La desconfianza
hacia la minería metálica a consecuencia de este incidente, frenó en gran medida el proyecto minero
"Mina las Cruces", yacimiento de gran pureza en cobre, cuya explotación, aliviaría considerablemente al
sector y daría cabida a una parte de los cientos de puestos de trabajo que en los últimos años se han
extinguido a consecuencia de la crisis. Confiamos que en el futuro, proyectos como éste salgan adelante
y sean extremadamente respetuosos con el medio ambiente, por que de otra manera la minería metálica
en esta región terminaría por sucumbir después de más de 4.000 años de existencia.
3.1.2. Metalogenia.
La Faja Pirítica constituye uno de ios distritos mineros más antiguos, con más de 3.000 años de
actividad minera. Tradicionalmente se ha centrado su producción en la pirita, como mena primaria de
azufre para la fabricación de ácido sulfúrico, aunque en sus leyes toman parte importante distintos
elementos metálicos en proporciones muy variables. Así, la denominación de sulfuro complejo, pirita
compleja o sulfuro polimetálico se refiere a minerales de matriz pirítica, en la que se encuentran
finamente diseminados sulfures de otros metales no férreos, principalmente de Cu, Pb y Zn.
Comúnmente los minerales presentan pequeñas concentraciones de Ag y Au. Los yacimientos de
manganeso son, en general, de reducidas dimensiones, sin ninguna explotación minera activa en la
actualidad, debido fundamentalmente, entre otros, a problemas mineralúrgicos. El mayor problema
estriba en la íntima unión de los minerales de manganeso con la sílice, lo que no permite lograr
concentrados de alta calidad. Otras mineralizaciones de menor importancia son los yacimientos
filonianos, de origen hidrotermal, de baja temperatura relacionados con fracturas y diques. Son de pirita,
calcopirita, galena, blenda, fluorita, estibina, barita, arsenopirita y wolframita con ganga de cuarzo y/o
calcita.
La distribución de los yacimientos de sulfuros masivos es muy irregular a lo largo de la Faja pirítica,
existen sectores con gran concentración de yacimientos y otros en los que no aparece ningún indicio,
como es el flanco sur del anticlinal de Puebla de Guzmán (Huelva). Existe una cierta diversidad de
situaciones en las que se encuentran los yacimientos. Se reconocen varios niveles estratigráficos
productivos, que siempre están a techo de un episodio volcánico ácido. En los sectores más
meridionales, los yacimientos aparecen asociados preferentemente al primer episodio ácido (Grupo
Tharsis, Sotiel, Grupo Campanario-Cibeles, etc.), aunque también los hay en otras posiciones
(Lagunazo, Herrerías, etc. ), mientras que en otros sectores más septentrionales, se encuentran
asociados al segundo episodio ácido regional (Riotinto, La Zaza, Lomero Poyatos, Aznalcóllar, La Joya,
etc), aunque también hay algunos asociados al primero (Cueva de La Mora, Angelita). Las morfologías
que presentan son las propias de los yacimientos de sulfuros volcanogénicos, o sea: cuerpos lenticulares
o tabulares con o sin "stockworks" a muro. Además es muy frecuente la diseminación de sulfuros
normalmente en relación, lateral o vertical, con cualquiera de las otras dos morfologías. En algunos
casos, también se han descrito "stockworks" aislados. Las masas lenticulares o tabulares son
estratiformes y están en relación de singénesis con las rocas encajantes, que suelen ser piroclásticas
acidas, epiclastitas o pizarras. Los "stockworks" están en relación de epigénesis con sus rocas
encajantes pero de singénesis con las situadas a techo, tienden a una morfología cilindrica con
dimensiones variables y se extienden entre 20 y 250 metros a muro de los sulfuros masivos. Son
interpretados, al igual que en otras provincias de sulfuros volcanogénicos, como los conductos
alimentadores de las soluciones hidrotermales (Williams et al., 1975, García Palomero, 1977, etc). Las
dimensiones de los cuerpos mineralizados son muy variables, estando entre los de más de 20 millones
de toneladas los de Riotinto, Neves Corvo, Aznalcóllar, Sotiel, etc., y siendo originariamente el más
grande, el de Riotinto.
jLQOftLIZACi:QISI^Y;CA.RACTERJST^
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en
ias explotaciones pirítícas del suroeste español (Huelva y Sevilla)
En los últimos años, se han localizado nuevos yacimientos (Migollas en Sotiel, Los Frailes en
Aznalcóllar ,Maca Valverde y Las Cruces). Los principales constituyentes de las menas son, por un lado,
pirita, con mucho el más abundante, y por otro, los Sulfures de los metales base: calcopirita, esfalerita y
galena. A éstos acompaña un gran número de metálicos, que se encuentran en menor proporción y de
los que cabe mencionar como más frecuentes a los cobres grises (tetraedrita y tennantita), arsenopirita,
sulfosales de Bi, Sb, Cr, As y estannita (Pinedo Vara, 1963, Routhier et al., 1980, Strauss, 1970, Mitsuno
et ai 1986, etc. ). También hay que resaltar la presencia local de pirrotina, magnetita y hematites, que
son indicativos de ciertas fluctuaciones en los valores de fugacidad de S y de O, en el medio ambiente
de depósito. Según Mitsuno et al., 1986, lo que caracteriza, desde el punto de vista mineralógico y
geoquímico, a los yacimientos de la Faja Pirítica frente a otros similares, es la presencia, aunque en
pequeña cantidad, de minerales de Bi (bismutina, Bi nativo y sulfosales de Bi), de Sn (estannita-kesterita
y casiterita) y As (arsenopirita). Excepcionalmente los minerales de Sn llegan a constituir mena, como
ocurre en Neves Corvo.
Entre los minerales no metálicos, además de los de las rocas encajantes (cuarzo, feldespatos y
filosilicatos), también hay carbonatos y barita, que a veces se encuentran en proporciones relativamente
altas y en íntima relación con algunas menas.
La génesis de los yacimientos de sulfures masivos del cinturón pirítico ha suscitado desde el siglo
XX discusiones polémicas que dieron lugar a diversas teorías. Las dos principales hipótesis sobre
reemplazamiento hidrotermal y sobre inyección magmática han sido abandonadas y dado paso a la
teoría volcano-sedimentaria (Romer, 1872; KIockmann, 1894; Doetsch, 1957; Kinkel, 1962; Williams,
1962; Febrel, 1966; Rambaud, 1969; Schennerhom, 1970; Strauss, 1970; Soler, 1971). En la actualidad,
está bien establecido el modelo genético general para los yacimientos volcanogénicos de sulfures
masivos. Está ampliamente aceptada la hipótesis de génesis a partir de soluciones hidrotermales
generadas por circulación convectiva de agua del mar, a través de rocas permeables, con participación o
no de fluidos de origen magmático relacionados con el vulcanismo. Estos fluidos hidrotermales dan lugar
a alteraciones en las rocas por las que circulan, con mayor intensidad dónde están más focalizados, y a
precipitación de sulfures en su camino ascendente y sobre el fondo marino, en forma de diseminaciones
0 "stockworks" y de masas estratiformes, respectivamente (Frankiin et al., 1981, Henley yThomley, 1979,
Hutchinson et al-, 1977, etc).
Como muestra de toda la superficie afectada por la minería asociada a la pirita, se han considerado
tres minas representativas de toda la faja pirítica hispano-lusa, que en España cubre parte de las
provincias de Huelva y Sevilla. Así en la provincia de Sevilla se ha seleccionado la mina "El Castillo de
las Guardas" en el Término Municipal de El Castillo de las Guardas y en la provincia de Huelva las minas
"La Poderosa" en el Término Municipal de El Campillo y "Torerera" en el Término Municipal de Calañas.
La localizaclón geográfica de estas minas se muestra en la figura 3.2.
jCerro ¡te
Andévali
Figura 3.2.: Localizaclón de Minas de la Faja Pirítica donde se realizó el estudio de revegetación
sobre suelos contaminados por procesos de acidificación. 1) Mina Poderosa 2) Mina Torerera 3) Mina
Castillo de las Guardas.
En las tres minas seleccionadas, los suelos afectados soportaban residuos mineros de distinta
procedencia, que eran en si mismos los agentes causantes de los lixiviados contaminantes que
afectaban tanto a los suelos como a las aguas superficiales próximas a las escombreras.
Durante los años 1.993 y 1.994, los suelos afectados incluidos en los recintos mineros de Torerera y
Poderosa, fueron sometidas a un tratamiento parcial de descontaminación mediante la técnica de
excavación y depósito final de los residuos en la corta minera, lugar de donde originalmente procedían.
Estos suelos, permanecieron desnudos desde su limpieza hasta que se procedió a su tratamiento, in
situ, en el marco de esta tesis doctoral, en el mes de diciembre de 1.997. Respecto a la mina de Castillo
de las Guardas, el tratamiento de descontaminación parcial de sus suelos, igualmente mediante la
excavación y depósito final de los residuos, tuvo lugar pocos meses antes de la aplicación de los
tratamientos in situ de diciembre de 1.997.
De esta manera, existían con dos situaciones diferentes: Minas que habían permanecido entre tres
y cuatro años sin soportar los residuos mineros, y expuestos a la intemperie con todo lo que conlleva
esta circunstancia ( lavado de los suelos, oxidación de los residuos aun presentes, pasivado de los
residuos presentes, etc), y la mina de Castillo de las Guardas que, al contrario de las anteriores, no
expeñmentaría la situación de intemperie prolongada previa al tratamiento in situ.
^^m."mmi
Las minas del Castillo de las Guardas, conocidas también por el nombre de «Mina Admirable y su
Grupo», se encuentran en el extremo noroeste de la faja pirítica onubense, término municipal de su
nombre, ya dentro de la provincia de Sevilla, en su límite con la de Huelva.
Como cita I.Pinedo Vara en su libro "Piritas de Huelva", es indudable que los criaderos de esta mina
fueron explotados en la Edad Antigua, como casi todos los de pirita que se extienden fiasta Portugal,
siguiendo después de la época romana una parada de varios siglos. Las primeras noticias que se
volvieron a tener sobre estas minas deben corresponder, según documentos que obran en el archivo de
Simancas, a las peticiones de registro solicitadas en El Castillo de las Guardas, los días 25-IX-1571, 21-
1-1606 V 10-X-1617 si bien no se explotaron posteriormente hasta la industrialización.
Es digno de mencionar que fue esta mina la primera de pirita que después de Riotinto empezó a
explotarse en la Edad Contemporánea, sabiendo que hasta 1853 estuvo dirigida por Don IVIanuel Ardois
y explotada por una empresa sevillana que produjo en algunos años hasta unas 20.000 arrobas de
cobre; pararon en 1860 para volver a trabajar entre 1865 y 1888. La explotación se hizo en estos años a
base de cementar las aguas de la mina y las procedentes de regar los morrongos de las teleras o
calcinaciones al aire libre.
En las explotaciones mineras del siglo XIX se llegó hasta una profundidad de 108 metros por el
sistema de huecos y pilares, habiéndose tratado algún mineral por cementación natural entre 1888 y
1900. Algunas de las concesiones mineras de las que forman este grupo pertenecían, en las épocas de
los trabajos antes señalados, a la Sociedad Minas Unidas del Castillo de las Guardas, y, otras, a varios
particulares, si bien la Sociedad citada se hizo cargo de todas ellas en su último período de actividad.
En el año 1900 se constituyó la Sociedad Española de Minas del Castillo de las Guardas que
adquirió por compra la mina para explotar la pirita como mena de azufre. Se construyó entonces el
ramal de ferrocarril desde la mina a la. estación del Ronquillo (Empalme), por el que ya pasaba el
ferrocarril de Cala a San Juan de Aznalfarache. Este ramal tenía 15 kilómetros y la distancia total hasta
el embarcadero desde la mina era de 72 kilómetros. Años después fue prolongado dicho ramal por la
Sociedad The Peña. Copper Ltd. hasta la mina Peña de Hierro, situada ya en la provincia de Huelva. En
el año 1903, terminado el ramal de ferrocarril, y también montados y organizados todos los servicios de
esta mina, comenzó su explotación normal, paralizándose en el año 1916 a causa de la guerra europea.
Trabajó nuevamente desde 1921 hasta principios de septiembre de 1942, en que volvió a quedar
nuevamente parada por las dificultades para exportar los minerales durante la segunda guerra mundial.
En el año 1947 fue disuelta la Sociedad Española de Minas del Castillo de las Guardas, pasando la
mina a la nueva empresa, Minerales Reunidos, 8. A. (MIRESA). A fines del año 1948 fue arrendada la
parte Poniente de la mina o «Masa romana», y luego todo el criadero, a la Sociedad de industrias
Reunidas Minerometalúrgicas (INDUMETAL). Se instaló a tal fin una planta para la flotación de minerales
cobrizos de baja ley en azufre, que posteriormente se amplió, y montándose finalmente un taller de
trituración para preparar las piritas crudas que se destinaron a la exportación.
Los terrenos pertenecientes a esta área minera fueron recientemente adquiridos por otra
compañíaquién destinó su uso al de parque zoológico, otra experiencia parecida podemos encontrar en
El Parque de Cabárceno perteneciente a la Comunidad Cántabra, denominando al paraje "Reserva
Natural Castillo de las Guardas", aspecto que nos obligó a abandonar gran parte de las parcelas de
investigación que inicialmente fueron implantadas gracias al convenio entre los antiguos propietarios de
la mina, NABOARSA, y la entonces Agencia de Medio Ambiente, AMA, perteneciente a la Consejería de
Agricultura de la Junta de Andalucía. Esta circunstancia no supuso más agravio que el de no disponer de
datos de supervivencia de las especies vegetales allí implantadas, conservando la información analítica
de suelos, la cual fue de gran utilidad para la obtención de los resultados finales de este estudio.
Figura 3.3.: Foto de la Mina de Castillo de las Guardas tomada en 1.996, antes de la limpieza de los
residuos mineros y posterior implantación de las parcelas experimentales. En ella se aprecia el residuo
minero procedente de la cementación natural. J.L.Sáiz.
b) Producciones, leyes:
La Sociedad Española Minas del Castillo de las Guardas empezó la explotación de minerales en
1906, habiendo exportado hasta fines de 1928 870.211 toneladas de pirita de hierro y 14.895 de pirita
cobriza. Las leyes de este mineral fueron del 45-46 por 100 S y 0,65-0,75 por 100 Cu para las de hierro,
y 44-46 por 100 S y 1,30 por 100 Cu para las cobrizas. Entre dichos años se exportaron también 2.221
toneladas de cascara de primera clase, ley 75-85 por 100 CU más 141 toneladas de segunda clase, con
el 25-45 por 100 Cu y 64 toneladas de clase especial, con el 86-89 por 100 Cu.
Desde 1929 a 1942 se enviaron con destino a puertos franceses y españoles un total de 390.158
toneladas de pirita, sin que se realizaran embarques posteriores hasta 1950.
A partir de 1950 y hasta 1958, la entidad industrial produjo las siguientes toneladas de mineral: pirita
172.691, mineral para flotación 301.631, concentrados 19.736 y pirita flotada 43.422.
Si sumamos los minerales crudos anteriores con los embarques, y se estima alguna cantidad por
pérdidas en las cementaciones y por las producciones del siglo pasado, llegamos a que de la mina
Castillo se habrán extraído del orden de unas 2.500.000 toneladas en la Edad Contemporánea.
a) Azufrón cobrizo con 28 % S y 1,20% Cu, que una vez triturado, iba al lavadero.
b) Pirita cobriza con 45 % S y 1,10 % Cu, triturada, a 8 mm. que se exportaba a Alemania.
c) Pirita no cobriza con 45 %S y 0,40 % Cu, que triturada a 8 mm. se exportaba a Italia.
Cruda no Cruda
Flotada
cobriza cobriza
Azufre 45,00 44,50 47,70
Hierro 41,20 41,10 43,30
Cobre 0,5-0,6 1,10 0,40
Plomo 0,13 0,06 0,00
Cinc 0,30 0,40 0,06
Arsénico 0,09 0,09 0,09
(Datos en tantos por ciento)
Sobre las piritas de El Castillo de las Guardas hay que resaltar su buena calidad, pues si bien eran
algo bajas en azufre, alcanzaban un elevado valor por sus relativamente bajos contenidos en impurezas,
especialmente arsénico y plomo.
Se encuentra esta mina en el término municipal de El Campillo, en un macizo en el que abundan las
manifestaciones ferruginosas, jaspes y filones de cuarzo. Inmediatas a Poderosa se encuentran las
minas San Eduardo y San Platón, de pirita, y la Cobullos, Buitrera y Dos Amigos, de manganeso.
Algo más separadas, pero próximas, quedan Chaparrita, Peña Hierro, San Platón y Esperanza.
El criadero tiene dirección O. 15° N. y buzamiento aproximado de 70° al Norte, armando entre
pizarras por el Norte y entre pórfidos o pizarras y pórfidos por el Sur.
Esta mina fue conocida y trabajada por los tartesos y romanos, que han dejado en sus proximidades
algunos montones de escorias. Siguieron después varios siglos de inactividad hasta mediados del XIX,
sin más noticias sobre ella que la referente a una solicitud de explotación hecha en época moderna, año
1635.
Al iniciarse la segunda mitad del siglo XIX fue puesta en explotación arrancándose minerales por
huecos y pilares para beneficiarlos por calcinación al aire libre; restos de este período quedaron gran
cantidad de morrongos que fueron extendidos en las inmediaciones a la mina hasta 1.993, año en que la
entonces Agencia de Medio Ambiente los retiró por el perjuicio medioambiental que ocasionaban.
b) Producciones, leyes:
Desde el año 1864 hasta 1924, se produjeron 607.502 toneladas de mineral , sin incluir la cascara
de cobre que, procedentes de la cementación de las aguas de la mina, osciló entre 100 y 150 toneladas.
En el año 1923, al pensar parar definitivamente, se hizo un tapamiento en el nivel 266 con el fin
de inundar la mina hasta la altura del socavón general (nivel 200) y regular la entrada de aguas en el
canateo, para cementar el cobre que llevara. Este canaleo, situado junto al antiguo ferrocarril del Buitrón,
fue explotado por Electrólisis del Cobre, S.A. con resultados satisfactoños.
Los minerales de Poderosa fueron bajos en azufre, pero por ley en cobre pudieron contarse entre
los primeros de la región, ya que contenían gran cantidad de calcopirita diseminada y también, mucha
calcosina y covelina, depositadas como consecuencia de las grandes variaciones y profundidades que
aquí debió alcanzar el nivel hidrostático, con aumento de la zona de enriquecimientos secundarios.
El transporte de minerales se hacía por el ferrocarñl del Buitrón hasta San Juan del Puerto, y con
barcazas o ferrocarril de vía normal desde ese punto a Huelva. Desde la mina salían los minerales por
un ramal de vía muy estrecha, con tracción animal y pendiente favorable en cargado, hasta un plano
inclinado automotor, que los vertía en unas tolvas-cargadero situadas en el kilómetro 67,5 del referido
ferrocarñl del Buitrón.
Está situada en ei término municipal de Calañas, a unos 9 kilómetros de dicha población. Fue
propiedad de la Unión Española de Explosivos, S. A., que la explotó hasta el año 1960. El terreno es
bastante accidentado, pero no resulta tan inhóspito como otros parajes de la zona minera debido a la
intensa repoblación forestal que Inició hace años la empresa explotadora, seguida posteriormente a ritmo
mucho más intenso por convenio con el ICONA.
Sus instalaciones tenían un taller de trituración con una quebrantadura, un molino de discos, otro de
cilindros y varios vibres, que permitirán dar los tamaños 12 a 40 milímetros que requerían sus hornos de
cuba, o el menor de 12 milímetros, adecuado para los hornos mecánicos.
Disponían de un cable aéreo sistema tricable, que iba a la estación de Los Milanos, en el ferrocarril
de Zafra a Huelva. Constaba de dos cables-carriles, de 28 milímetros el de las vagonetas cargadas y de
22 milímetros el de las vacías y de un cable tractor de 18 milímetros. Tenía una longitud de 2.300 metros
e iba apoyado en 23 castilletes de hierro. Llevaba 20 baldes para 500 kilogramos de pirita cada uno,
pudiendo transportar hasta un total de 30 toneladas/hora. Tanto en la estación de carga como en Los
Milanos había un depósito para 2.000 toneladas de Pirita. En este último punto se cargan los vagones
RENFE, que transportaban el mineral hasta el puerto de Huelva, distante 42 kilómetros, o hacia fábricas
del interior.
b) Producciones, leyes:
No contamos con datos exactos sobre tonelaje extraído de la mina desde su puesta en marcha en
1925, pero los obtenidos de documentos oficiales que siguen, nos pueden dar una idea aproximada:
La calidad de sus piritas era sólo mediana por lo que se refiere a su ley en azufre. Ello era debido a
un exceso de sílice y a que parte de su hierro se encontraba en estado de pirrotina y no de pirita.
s Fe Cu Pb Zn As SIO
ÍLOÍS^LIZftClONE!^^ Página 3 3
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en ^ -
4. MATERIAL Y MÉTODOS.
Atendiendo a la clasificación de las series vegetales de Salvador Rivas, las tres zonas objeto de la
experiencia se sitúan dentro del área ocupada por la SERIE MESOIVIEDITERRANEA DE LA ENCINA
(Pyro Bourgaeanae - Querceto rotundifoliae sigmetum).
Los encinares representativos de la etapa madura o climax de esta serie aparecen en masas puras
O en mezcla con alcornoques, quejigos, y acebuches, distribuidos de acuerdo fundamentalmente con
gradientes de humedad, y llevan píes dispersos de piruétano {Pyrus bourgaeana) como elemento
acompañante característico.
En las zonas donde el proceso de degradación continua, y este es por lo general a través del fuego,
la cubierta degenera hacia el jaral, que es la etapa de degradación más extendida en el área. Estos
jarales se asientan sobre suelos pobres, sin horizonte orgánico alguno y con numerosos afloramientos
de la roca madre. En este tipo de cubiertas son la jara pringosa {Cistus ladanifer) y la jara negra {Cistus
monspeliensis) la especies dominantes, con un cortejo fiel y característico a base de Genista hirsuta,
Ulex eríocladus, Lavandula stoechas, Cistus crispus, y pies dispersos de Pyrus bourgaeana. También
son frecuentes Pistacea lentiscus, Rosmarínus officinalis y Retama spiíaerocarpa.
El Cistus monspeliensis domina en los lugares más cálidos y sobre los suelos pesados donde suele
asociarse con la retama, mientras que en las zonas más húmedas es el Cistus populifolius el que entra a
formar parte de los jarales.
La última etapa de la vegetación leñosa en la regresión del encinar está representada por el
cantueso, que ocupa los suelos más pobres en los que llega a hacerse dominante a consecuencia de
laboreos seguidos de pastoreos intensos.
Las especies más características de las etapas de regresión se muestran en el siguiente esquema.
El entorno de las antiguas explotaciones mineras poseen una vegetación que corresponde a la
etapa de los jarales en la que aparecen como especies dominantes Cistus ladanifer, Cistus
monspeliensis y Erica australis, y como especies acompañantes más habituales Lavandula stoechas,
l-lelichrysum stoechas, Jaslone montana ssp. echinata, Thymus mastichina, Ulex eriocladus, Daphne
gnidium. También se ha constatado la presencia de pies dispersos de piruétano {Pyrus bourgaeana) y de
encina.
Este matorral tiene una talla que oscila entre 1 m. y 1,5 m. y presenta una cobertura del suelo
cercana al 100%, si bien existen algunas zonas más pedregosas donde dicho porcentaje disminuye y
aparecen especies colonizadoras de talla más humilde como ñumex bucephaloporus, Phagnalon
saxatile y Rumex induratus.
Como especies arbóreas destacamos, predominantemente, masa puras de especies como el pino
piñonero (Pinus pinea), pino pinaster (Pinus pinaster) y eucalipto rostrata (Eucaliptus camaeldulensis).
a) Criterios de selección:
Los criterios seguidos para la selección de especies se apoyan en los objetivos perseguidos por la
experiencia, que básicamente pretende dar con una combinación de tratamiento del suelo y especies
vegetales que logre establecer con un coste admisible una cubierta estable en las zonas contaminadas
por las explotaciones mineras del tipo estudiado. Con dicha premisa se han establecido como criterios
básicos de selección los siguientes:
- Rapidez de desarrollo para lograr cubiertas importantes en breve plazo, lo cual será
importante cuando la revegetación afecte a zonas pendientes susceptibles de erosión.
b) Especies seleccionadas:
Todas estas especies cumplen los criterios 2, 3, 4, 6 y 7. El quinto criterio, por el contrario, no es
aplicable al Phagnalon saxatile y a la Erica andevalensis, ya que su distribución, bastante irregular,
dificultaría y encarecería la recogida de semilla hasta hacerla ¡nviable salvo a nivel experimental a
pequeña escala.
En cuanto a las ericas, ensayos realizados con carácter previo por este equipo investigador, han
concluido en la suma dificultad de reproducir en campo estas especies por semilla, por lo que
descartamos estas especies al no existir planta disponible en vivero. No obstante sería muy interesante
en posteriores estudios producir este tipo de especies en vivero con el objeto de ensayar su adaptación a
este tipo de suelos. En el caso particular de la Erica andevalensis, aunque no está disponible en casas
comerciales su semilla y su recolección puede resultar dificultosa, su extraordinaria adaptación a los
suelos de las minas aconsejaría su empleo en posteriores proyectos de investigación.
Finalmente comentar que la especie Rumex induratus, aun presentando facilidad germinadora en
este tipo de suelos, no resultaría interesante por la escasa cobertura que ofrece, prácticamente nula
durante gran parte del año por la pérdida total de la parte aérea.
c) Densidad de plantación
Para la simplificación del proceso de toma de datos son preferibles las parcelas regulares y de
pequeño tamaño en las que los registros puedan efectuarse con cierta rapidez. Por otra parte, la
regularidad en la distribución de las plantas también facilita tanto la toma de datos como los trabajos
propios de la ejecución. En estas circunstancias la densidad de plantación se debe de adaptar a la
superficie de las parcelas a fin de obtener un número mínimo de plantas por unidad de experimentación.
Siguiendo los criterios anteriores la plantación se realizará según curvas de nivel con un
distanciamiento de 1,5 m entre las plantas de cada línea e idéntica distancia entre las líneas. En estas
condiciones, si se pretende que cada una de las parcelas tenga 50 plantas, la longitud de cada una de
las parcelas será de 75 mt ocupando una superficie de unos 112,5 m2. La preparación del terreno será
mediante subsolado con rejón a 40 cm de profundidad por curvas de nivel.
ATRIBUTOS DE SEGUIMIENTO
ATRIBUTOS MORFOLÓGICOS
ATRIBUTOS DE RESPUESTA
Supervivencia Número de plantas vivas Conteo %
Cada uno de los atributos analizados proporcionará información valiosa sobre alguna de las
múltiples interacciones morfoflslológicas que determinan la respuesta de la planta en campo. De esta
manera, diferentes estudios ponen de manifiesto que:
Respecto de la altura, se trata de un indicador del grado de desarrollo de la parte aérea, por lo que
presenta fuertes correlaciones con el número de hojas y con la superficie foliar, que determinan los
procesos fotosintéticos y de transpiración, pero ignora la arquitectura del tallo.
Los estudios realizados demuestran que la respuesta con el crecimiento postranspiante es lineal y
creciente con la altura. Por tanto, interesarán grandes valores de este atributo de cara a la obtención de
planta más adecuada para soportar los ataques animales (Hahn et al., 1983; Hoobs, 1984) y la
competencia de la vegetación preexistente (Grossnickie et al., 1991) cuando se lleve a campo. Sin
embargo, no ocurre lo mismo con la respuesta en supervivencia, donde los diferentes ensayos
realizados concluyen que la altura inicial de la planta no se correlaciona, o lo hace negativamente, con
ella (Thompson, 1985).
El diámetro del cuello de la raíz ofrece una relación muy favorable entre su facilidad de medición, su
costo y la capacidad de predicción de la respuesta en campo. Da una aproximación de la sección
transversal de transporte de agua, de la resistencia mecánica (grado de lignificación del tallo), y de la
capacidad relativa para soportar altas temperaturas en la superficie del suelo (Cleary y Greaves, 1977),
también se relaciona con el desarrollo radical (Serrada, 1993). Por todo ello, numerosos autores
consideran que este atributo es uno de los que mejor se relacionan con la supervivencia y el crecimiento
postransplante.
Se han elaborado diferentes experiencias que muestran correlaciones lineales y crecientes entre
este atributo y el desarrollo postransplante, así como correlaciones caracterizadas por un máximo con la
supervivencia.
Los parámetros a determinar en cada especie son: supervivencia, crecimiento en altura y diámetro,
relación parte aérea / parte radicular y diagnóstico de carencias y enfermedades.
- Adición de restos orgánicos que por una parte mejoren la capacidad de conservación del
agua y nutrientes y promueva el desarrollo de la estructura y la actividad microbiológica,
y por otra sirvan de material complejante capaz de inmovilizar elementos nocivos tales
como el As y los metales pesados.
El carácter demostrativo de esta tesis doctoral hacía indispensable la búsqueda de soluciones que
pudieran ser extrapolables a gran escala a situaciones parecidas a lo largo de la Faja Pirítica. Por ello
debíamos encontrar un material encalante y materia orgánica, que cumpliera las siguientes condiciones:
- Facilidad de aplicación.
En principio, la necesidad de cal de un suelo ácido es la cantidad necesaria para subir el pH del
suelo, u Otro parámetro indicativo de la acidez, al nivel deseado, eliminado simultáneamente la posible
presencia de niveles anómalos de elementos tóxicos como Al y metales pesados biodisponibles. La
adición de neutralizantes de la acidez debería conseguir los siguientes objetivos:
- Reducir la disponibilidad de Al y otros metales pesados a niveles que por una parte
minimicen el riesgo de afección a las aguas superficiales y subterráneas y al mismo
tiempo permitan un desarrollo óptimo de la vegetación.
- Crear una reserva de componentes que amortigüen o neutralicen la acidez liberada por
la oxidación de los sulfuros, manteniendo a los suelos en condiciones en que dicha
oxidación no se realice por medio del Fe^.
Un método adecuado de cálculo debe estar basado en un balance ácido-base del suelo calculado a
partir de la acidez potencialmente generable por la oxidación de sulfuros y la acidez de cambio y, por
otra parte, la cantidad de bases cambiables y la presencia de minerales fácilmente alterables
suministradores de basicidad. Si no se tiene en cuenta podrían ser necesarias aplicaciones repetidas de
encalante hasta conseguir las condiciones óptimas de acidez. En áreas forestales, la repetición de las
enmiendas de mejora del suelo no suelen ser posibles por motivos puramente económicos.
De entre los materiales encalantes más destacables se seleccionaron dos: las espumas,ver figura
4.3. (montaña de color claro), procedentes de la fábrica del azúcar de remolacha situada en San José de
la Rinconada, Sevilla, y las cenizas de biomasa.ver figura 4.3. (montaña de color oscuro), procedentes
de la fábrica de pasta de papel de San Juan del Puerto (ENCE), Huelva. Los criterios de selección de
encalantes fueron los siguientes:
- Facilidad de aplicación.
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Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en
las explotaciones piríticas del suroeste español (Huelva y Sevilla)
Figura 4.3.: Materiales encalantes: espumas de azucareras (color claro) y cenizas de ENCE {color
oscuro).
En lo que respecta a su composición, además de aportar calcio y magnesio, necesarios para subir
el pH, se comprobó que a su vez aportaban también contenidos variables en nitrógeno, fósforo y potasio.
También es importante destacar un cierto contenido en materia orgánica, que podría contribuir tanto a la
liberación de nutrientes como a la mejora de la estructura y de la actividad biológica de los suelos.
En la tabla 4.1. se recogen los análisis físico-químicos de los materiales encalantes seleccionados.
Entre otras, podemos destacar las siguientes propiedades para cada uno de ellos;
• * - * • ;
.^..-i.
^^\k
5ig^
m?msm©
DH 8,02
Sequedad (%) 81,02
Humedad (%) 19,98
Cenizas (%) 63,87
Densidad aparente (Kg/m^) 853,00
Conductividad (mS/cm) 5,80
Granulometría inferior 10 mm
97,90
(%)
Nitrógeno (%) 2.60
Carbono (%) 19,72
Materia orgánica total (%) 34,00
Ácidos húmicos (%) 10,01
Materias húmicas totales (%) 29,80
Relación C/N 7,58
Calcio (% CaO) 3,51
Magnesio (% MgO) 0,92
Fósforo total % P2O5 3,72
Potasio % K2O 0,33
Hierro 9.500,00
Manganeso 400,00
Níquel 45,00
Cobre 179,00
i Cromo 168,00
Cadmio 6,00
Zinc 2.200,00
Plomo 1,00
Mercurio < límite detección
Como se verá posteriormente, los suelos de las áreas de actuación de las tres minas son
extremadamente ácidos, presentando deficiencias severas en fósforo, nitrógeno, potasio, calcio y
magnesio disponible y un exceso de aluminio, así como de acidez y metales de cambio. Además, la
ausencia de estructura, escasa profundidad efectiva y la ausencia de materia orgánica, limitan la
capacidad de conservación de la humedad, por lo que el déficit hídrico, natural de la zona, se encuentra
potenciado.
En cualquier caso, la baja fertilidad química de los suelos estudiados se vería mejorada lentamente
con las dos enmiendas mencionadas. La mineralización lenta de la materia orgánica añadida al suelo
condiciona el aporte de ciertas cantidades de nutrientes. Igualmente ocurre con la adición de encalante.
Por otra parte, al subir los valores de pH, desciende el grado de disponibilidad de la mayor parte de los
elementos pesados, los cuales serían lixiviados o precipitarían al ser reemplazados por los demás
cationes (fundamentalmente Ca"^ y Mg*). De esta forma se estima que con esas dos enmiendas (adición
de materia orgánica y encalado) se mejoran, en conjunto, un elevado número de propiedades del suelo.
La red de parcelas de investigación se implantó con el objeto de identificar cual de las enmiendas
correctoras seleccionadas según los criterios del apartado 4.2.3., era la más adecuada y, a su vez,
observar la respuesta, en supervivencia y desarrollo de las tres especies seleccionadas del apartado
4.1.3.. Para ello se establecieron cuatro zonas perfectamente diferenciadas, cada una de las cuales se
identificó como un "bloque de muestreo". Estos cuatro "bloques" se correspondían con tres minas
diferentes, una de las cuales se subdividía en dos; Mina Castillo de las Guardas, Mina Torerera, Mina
Poderosa de arriba y Mina Poderosa de abajo. En total se implantaron 168 parcelas de muestreo, de las
cuales 42, las correspondientes ai "bloque" de Castillo de la Guardas, se descartaron para la última fase
de la tesis, por razones ya comentadas en el apartado 3.2.1. .Por último, comentar que de las 126
parcelas correspondientes a los "bloques" de Poderosa y Torerera, la mitad (63) fueron destinadas a
plantación, y el resto, otras 63, destinadas a siembra de especies tales como la E.andevalensis,
E.australis y el Rumex induratus. De las tres especies sembradas, únicamente el Rumex germinó en una
proporción aceptable, pero fue descartada finalmente por no ofrecer una cobertura adecuada que
permitiera evitar en alguna medida los fenómenos de erosión superficial. En cuanto a las dos primeras, la
germinación resultante en las parcelas experimentales fue prácticamente nula, descartándose ambas
especies para esta tesis doctoral, pero con la pretensión de incluirse en otro donde se propusiera la
producción de la planta y su plantación en parcelas de la red. No obstante, y al igual que se hizo con la
parcelas de la Mina Castillo de las Guardas, los resultados del muestreo de las 63 parcelas fueron
Utilizados para analizar la respuesta de los suelos a los tratamientos.
En resumen podemos decir, que de la red de 168 parcelas implantadas para este estudio, la
totalidad han servido para evaluar la respuesta de los tratamientos correctores de suelos, y 63 de ellas
para identificar la respuesta de las especies vegetales ensayadas.
a) Bloques definidos:
Total 4 bloques.
b) Selección de especies .
- Pino piñonero.
- Pino pinaster.
- Cistus ladanifer.
Total 3 especies.
c) Parcelas
Espuma azucarera.
Cenizas de celulosa.
Compost de EDAR + Espuma azucarera.
Las parcelas situadas sobre suelos afectados por las actividades mineras que
no recibieron ningún tratamiento corrector, las definiremos como parcelas testigo
(T).Estas nos servirán de referencia a lo largo de todo el estudio para su
comparación con los resultados de las parcelas experimentales y de las naturales,
que a continuación pasamos a definir. Las parcelas naturales (N), están situadas
en áreas forestales localizadas en zonas próximas a las áreas, pero que no se han
visto afectadas por la actividad minera.
• Parcela Natural.
• Parcela Testigo.
- Número de parcelas por mina: Torerera y Castillo de las Guardas 42 cada una y
Poderosa 84.
- Numero de parcelas por especie: 21 para cada especie y 63 en total.
- Número de parcelas testigo: 24 en total.
- Número de parcelas naturales: 24 en total.
- Número de parcelas experimentales:
a) Campaña 1997/1998.
- Selección de enmiendas.
La preparación del terreno ha sido idéntica en todas las parcelas. Se optó por un
subsolado cruzado a 40 cm de profundidad según lo permitía el terreno, labor
encaminada a favorecer la meteorización y crear suelo, complementado con un
posterior gradeo por curvas de nivel, una vez aplicadas las enmiendas correctoras
con el objeto de incorporarlas al suelo.
- Plantación.
b) Campaña 1998/1999
c) Campaña 1999/2000
d) Campaña 2000/2001
e) Año 2002.
Se siguió un diseño experimental con 4 bloques (uno por localizaclón-mina) en el que estaban
representados todas las especies y todos los procedimientos de mejora del terreno analizados. El
tamaño de muestra empleado fue de 200 individuos por tratamiento que quedaron distribuidos
aleatoriamente en los 4 bloques a razón de 50 plantas por unidad experimental.
En cuanto al análisis estadístico de los datos se realizaron diversos análisis. Por un lado, los
estudios descriptivos permitieron caracterizar el comportamiento observado en cada uno de los
tratamientos analizados. Por otro, se estudiaron posibles relaciones entre las diferentes variables
analizadas y la respuesta de la planta en campo mediante las correspondientes matrices de correlación.
Se emplearon los coeficientes de correlación de Pearson y Spearman. El nivel de significación utilizado
fue a<0,05.
Todos los análisis estadísticos se han realizado con el paquete SPSS v. 9.0.
El conocimiento de las características ácido -base de los suelos de mina, resulta esencial para la
determinación de las limitaciones reales de estos suelos, así como para la definición de las medidas
correctoras.
El azufre pirítico residual que contienen los suelos objeto de este estudio, tras las labores de
limpieza de los residuos mineros que anteriormente soportaban, es la causa de la acidez actual y
potencial de los mismos.
En estas condiciones, la predicción del potencial de acidificación de estos suelos esta sujeta a una
serie de incertidumbres, que derivan, entre otras, de la variabilidad en el tipo y procesos de oxidación
implicados, la naturaleza de la superficie reactiva, el grado de fiumedad y de la temperatura, etc.
Por otra parte, la necesidad de cal de un suelo ácido es la cantidad necesaria para subir el pH del
suelo, u otro parámetro indicativo de la acidez, al nivel deseado, eliminado simultáneamente la posible
presencia de niveles anómalos de elementos tóxicos como Al y metales pesados biodisponibles. La
adición de neutralizantes de la acidez debería conseguir los siguientes objetivos:
1. Reducir la disponibilidad de Al y otros metales pesados a niveles que por una parte
minimicen el riesgo de afección a las aguas superficiales y subterráneas y al mismo
tiempo permitan un desarrollo óptimo de la vegetación.
Un método adecuado de cálculo debe estar basado en un balance ácido-base del suelo calculado a
partir de la acidez potencialmente generable por la oxidación de sulfures y la acidez de cambio y, por
otra parte, la cantidad de bases cambiables y la presencia de minerales fácilmente alterables
suministradores de basicidad. Si no se tiene en cuenta podrían ser necesarias aplicaciones repetidas de
encalante hasta conseguir las condiciones óptimas de acidez.
1. En primer lugar calcularemos las dosis de cal, a partir de los métodos más habituales en
la corrección de suelos ácidos que, en general, se basan en la cantidad necesaria para
llevar el Al cambiable a niveles tolerables para el crecimiento vegetal. Obviamente, las
diferencias en la sensibilidad de las especies e incluso de las variedades pueden exigir
condiciones finales distintas. Como una primera aproximación se han determinado las
necesidades de cal por 3 métodos.
1. Método de Cochrane.
2. Método de Kamprath.
3. Método de Mombiela.
2. Una vez aplicada la enmienda caliza en las parcelas experimentales (E), con las dosis
calculadas en el primer apartado, se observarán dos aspectos:
Para el cálculo de las dosis de cal necesaria para la neutralización del aluminio de cambio, en los
supuestos Citados anteriormente, se han analizado un total de12 muestras, tomadas aleatoriamente en
las tres minas estudiadas, en las que se determinarán los siguientes parámetros analíticos:
Seguidamente se calcula el %A\ y el % Acidez y se determina la dosis de encalante por los distintos
métodos:
- Método de Cochrane: cálculo de las dosis de cal para una reducción de la acidez de
cambio hasta el 20%.
- Método de Kamprath: cálculo de las dosis de cal para dejar el suelo en condiciones
de acidez para plantas tolerantes.
- Método de Mombiela: cálculo de las dosis de cal para una reducción de la acidez de
cambio hasta el 20%.
Y finalmente, en función de la riqueza en carbonato calcico del material encalante, calcularemos las
enmiendas necesarias para la corrección de la acidez de lo suelos.
Una vez aplicados los tratamientos en las parcelas experimentales (suelos afectados en los que se
ejecutará un tratamiento corrector), tal como se describe en el apartado 4.3., analizaremos la eficacia de
las enmiendas correctoras practicadas en dichas parcelas, comparándolas con las parcelas testigo
(suelos afectados sin tratamiento corrector) y las parcelas naturales (suelos no afectados por los
residuos mineros con cubierta vegetal del 100%).
Por tanto, con objeto de tener una referencia de la situación de partida, se han caracterizado las
parcelas testigo diagnosticando sus propiedades y considerándolas como base de partida para valorar
las posibles mejoras inducidas por los tratamientos correctores en las parcelas experimentales. A su vez,
con el fin de tener una referencia objetivo, se caracterizan las parcelas naturales estableciendo así los
umbrales máximos que se considera deben ser alcanzados. Esto es, el objetivo de vegetación en los
suelos de mina es alcanzar condiciones similares a las de los suelos naturales de la zona con cobertura
del 100% autosostenible.
Así, se considera como pH objetivo máximo alcanzable, la mediana de los datos de pH calculados
para las parcelas naturales, al entender que nuestro objetivo de restauración es reproducir las mismas
condiciones ácido-base que se encuentran en las áreas forestales próximas al entorno minero, teniendo
en cuenta que la cubierta vegetal de estas zonas esta constituida por una cubierta arbórea y arbustiva
próxima al 100% de Fcc.
Una vez determinada la eficacia de las enmiendas correctoras, se analizará cual de los tratamientos
es el más eficaz, con el fin de recomendar dicho material de préstamo para ulteriores proyectos de
recuperación.
Crecimiento del diámetro del cuello de la raíz "DCR", mayor o igual a 7,5 cm.
Crecimiento del diámetro del cuello de la raíz "DCR", inferior a 7,5 cm.
Crecimiento del diámetro del cuello de la raíz "DCR", inferior a 7,5 cm.
Finalmente, a la nomenclatura de las parcelas experimentales (tipo E), parcelas donde se aplicarán
los tratamientos, las pondremos el sufijo A, B y C, resultando EA, EB y EC según los casos. Igualmente
procederemos para las parcelas naturales, resultando los tipos NA y NB, y las testigo, obteniendo las TB
y TC. Como veremos en los apartados 5.1.1. b) y 5.2.1 .a), además de esta tipología, incorporaremos las
muestras de suelo NT, definidas como aquellas correspondientes a suelos incluidos en el entorno
minero, y por tanto afectadas por la actividad minera, pero tomadas del substrato radical de especies
vegetales de estado vegetativo aparentemente muy saludable.
Posteriormente, con los resultados analíticos del muestreo de suelos practicado dos años después
de la aplicación de dichas enmiendas, procederemos de la siguiente manera:
2. Definiremos para cada especie y para el conjunto de las tres especies, los umbrales
mínimos alcanzables, pH objetivo mínimo alcanzable, tomando como referencia las
parcelas del Grupo A. Analizando la respuesta en supervivencia y desarrollo para cada
especie ensayada.
Con estos datos, y considerando los principales mecanismos teóricos de oxidación, se estimará la
variación más probable de producción de protones para diferentes % de S pirítico, tal como veremos a
continuación y por diferencia con los datos de CNA a pH objetivo se calcularán los excesos de acidez
que habrá que neutralizar si queremos que la vegetación se desarrolle correctamente.
Estos sistemas son los más peligrosos. La fuerte acidez causa daños por sí misma sobre
la calidad de aguas, suelos y biota y provoca un fuerte incremento de la solubilidad, y,
portante, de la movilidad y biodisponibilidad de los elementos metálicos.
Para escenarios hiperácidos definidos por un pH:<3.5 y Eh:> 0.6 volt., podemos regirnos
por la recta (a) del gráfico de la figura 4.6., donde a modo de ejemplo, porcentajes de
pirita de 0,2%, pueden generarnos una acidez de 600 mmoles de HVKg de suelo.
• Sistemas ácidos. Estos sistemas son más frecuentes en aquellas áreas en las que la
limpieza de residuos mineros se hizo con mayor rigor, y el paso del tiempo, más de tres
años desde su limpieza, Ina permitido que la pirita existente en los suelos se haya ido
oxidando y lavando progresivamente tras las copiosas precipitaciones registradas en los
años 1995,1996 y 1997, previas a la toma de muestras.
Por otra parte, si comparamos este escenario con el anterior, en condiciones húmedas la
actividad de iones en disolución no es muy diferente de la de los medios anteriores, pero
su evolución por desecación es menos agresiva tanto en el nivel de protones producidos
como de metales disueltos.
La reacción de oxidación más probable que puede darse en estos suelos es la siguiente:
Para escenarios ácidos definidos por un pH comprendido entre los valores de 3.5 y 6.0, y
Eh comprendidos entre 0.3 y 0.5, al igual que en el caso anterior, podemos regirnos por
la recta (b) del gráfico de la figura 3., donde a modo de ejemplo, porcentajes de pirita de
0,2%, pueden generarnos una acidez 125 mmoles de HVKg de suelo.
Con objeto de conocer los mecanismos de amortiguación de la acidificación de los suelos, debe
determinarse la capacidad de neutralización de la acidez de cada suelo (CNA). La CNA establece la
cantidad de acidez que es preciso añadir a un suelo para que alcance un determinado valor de pH, por lo
que tiene en cuenta todos los mecanismos de amortiguación existentes en el intervalo considerado. Los
umbrales de pH que se establecen varían en función del tipo de estudio que se pretende realizar, siendo
los más empleados los de la CNA5 y CNA3, establecidos por Van Bremen el al (1983) con fines de
protección de suelos cultivados y forestales, respectivamente, y el del CNAg.g propuesto por Hartikainen
(1985) para prevenir los daños ecológicos por la liberación de cantidades excesivas de especies tóxicas
de Al a la disolución. En este estudio, se han calculado los valores de la CNAs.a, CNA7.0, CNA5.6, CNA 4.5 y
CNA3.0. Los mecanismos amortiguadores considerados son fundamentalmente debidos a la disolución de
carbonates, liberación de las bases de cambio, adsorción de sulfates por compuestos de Fe, Mn y Al,
solubilización de Al, inicio de la inten/ención del tampón férrico e hidrólisis de los minerales más lábiles,
con lo que se tiene en cuenta prácticamente la totalidad de los mecanismos de resistencia del suelo
frente a los ácidos.
|MÍlE»Oi)MÍiÍyiÉ|0P()S • PágináSS
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en F^^||^Í%^
•m
las explotaciones piríticas del suroeste español (Huelva y Sevilla)
Una vez definidos los requerimientos mínimos de pH para el desarrollo óptimo de la vegetación, se
tomará de referencia el CNA del pH que se considere objetivo, de entre los medidos del intervalo 3.0 -
8.2.
En este caso, el cálculo de la dosis del encalante se establecería conociendo el CNA a pH objetivo,
del material encalante por unidad de peso de éste. Es decir:
Descripción de la estructura del suelo: siguiendo los criterios y definiciones de la Soil Taxonomy
(Soil Survey Staff, 1975).
Distribución del tamaño de partícula y textura: la muestra de suelo se pasa a través de un tamiz de
tamaño de malia de 2 mm y se estima el contenido en fragmentos gruesos. En la fracción tierra fina (<2
mm) se realiza el análisis granulométrico por el Método Internacional (Guitián y Carballas, 1975),
obteniéndose las siguientes fracciones: arena gruesa (0,5-0,5 mm), limo grueso (20-50 mm), limo fino
(20-2 mm) y arcilla (< 2mm). La clasificación textural se ha realizado atendiendo a los criterios
establecidos por la Soil Taxonomy (Soil Survey Staff, 1975).
El objetivo de la predicción de la acidez potencial es clasificar los materiales según los riesgos de
producción de acidez que presentan tras su exposición a condiciones oxidantes y evaluar las
necesidades potenciales de encalantes para su neutralización. Normalmente, la distribución de los
sulfures es muy heterogénea y es necesario el análisis de un gran número de muestras para obtener
resultados representativos y fiables, por lo que los parámetros de predicción deberán de ser sencillos y
de rápida determinación e interpretación.
Sin embargo, factores como el tamaño de partícula, origen, grado de cristalinidad,... de los sulfures.
;;^SftTERIAI•^YjME^IQPOS^^^a^;.^.i:;::,g:::a
^^ÍÉ^^
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en f^^^^'^
naturaleza de los minerales acompañantes y las condiciones del medio de ateración (Eii, pH, tiempo de
contacto...) y la actividad bacteriana pueden originar grandes diferencias en la cinética de oxidación y en
las consecuencias ambientales del proceso, pudiendo llegar a afirmarse que no hay dos procesos de
oxidación natural de sulfures que tengan las mismas características y resultados (Macías et al., 2001). La
posibilidad de cuantificar todas las variables del proceso de oxidación de los sulfures, y consecuente
generación acida, en distintos tipos de material y bajo diferentes condiciones ambientales, a través de un
método de aplicación general, es remota.
A partir de los trabajos sobre la alteración de los materiales con sulfures de Galicia Gil et al. 1990 a
y b 1993; Monterroso y Macías, 1991; Macías y Calvo de Anta, 1991; Urrutia et al. 1987, 1992. se ha
propuesto la utilización de dos parámetros químicos denominados pH de abrasión y pH de oxidación
para estimar el potencial acidificante. El primero se define como el pH que toma una pequeña cantidad
de agua en contacto con un mineral o roca finamente triturada y su valor presenta una buena correlación
con la labilidad de los minerales presentes y su grado de alteración. En el caso de los materiales con
sulfures el pH de abrasión vendrá dado por la relación entre los minerales acidificantes como los sulfuros
(pH de abrasión < 3) y los que generan un alto valor como los ferromagnesianos y plagioclasas (pH > 8).
El pH de abrasión puede representar, entonces, el máximo valor de pH que se podría producir en el agua
en contacto con un material una vez que se alcanzan las condiciones de equilibrio y puede también
indicar, si con el tiempo, el material puede llegar a neutralizar la acidez por sí mismo o requiere la
incorporación de agentes alcalinos externos. En condiciones naturales el proceso de hidrólisis es más
lento que el de oxidación por lo que también es necesario saber si se producirá o no una acidificación a
corto plazo. El pH de oxidación es un buen indicador de este proceso, ya que corresponde al valor del
pH que presenta un material cuando se realiza una oxidación forzada. El pH del sistema en condiciones
naturales se encontrará entre ambos valores, más próximo al pH de oxidación en las fases iniciales de la
exposición a la intemperie del material con sulfures y, con el tiempo se acercará progresivamente hacia
el pH de abrasión. La principal limitación de estos métodos es que no considera los factores que
determinan la velocidad de estos dos tipos de reacción, ni las condiciones ambientales que afectan a la
generación acida. Tales simplificaciones son necesarias para conseguir criterios de decisión en peco
tiempo y de forma simple y económica.
Las medidas del pH de oxidación y abrasión son suficientes para predecir si habrá o no
acidificación, pero son insuficientes para realizar un cálculo de las dosis potenciales de cal. Este cálculo
puede realizarse directamente a partir de la Producción Neta de Acidez (NAP), basada en la oxidación
de la muestra con peróxido de hidrógeno. La muestra es oxidada con H2O2 al 15% y una hora después
de que la reacción concluya se mide el pH y se valora la disolución hasta pH=7.0. el método permite la
medida directa del potencial neto de producción acida, ya que la acidez generada durante la oxidación
de los sulfuros reacciona con los compuestos neutralizantes de la muestra, si bien hay un error debido a
la diferentes cinética de las reacciones de oxidación (muy rápida y exotérmica en condiciones de
oxidación forzada) y las reacciones de hidrólisis de silicatos (más lentas). Por su sencillez, rapidez y
aplicabilidad a gran número de muestras, los métodos de oxidación forzada tienen gran utilidad en todo
el proceso minero: antes de la explotación para anticipar los riesgos potenciales de producción de
drenajes ácidos, durante la explotación come apoyo en el desarrolle de estrategias de gestión de
estériles y después de la explotación para optimizar las tareas de restauración.
o Métodos analíticos:
> Formas de azufre: azufre sulfato, pirítico y orgánico se pueden determinar siguiendo el
método ASTM (D2492-84), basado en el principio de que el HCI diluido disuelve las
formas de azufre sulfate pero no las de azufre pirítico y orgánico. Para ello se realiza
una primera extracción de la muestra molida con HCI 4.8 M en caliente durante 30
minutes, se deja enfriar y posteriormente se filtra y se lava el residuo. En el extracto
> PH de oxidación y producción neta de acidez (Urrutia et al. 1992): oxidación forzada de
la muestra molida con H2O2 al 33%, previo ajuste a pH 5.5, en relación suelo-solución
1:20; la suspención se agita y se mide el pH a diferentes tiempos hasta que la reacción
de oxidación concluye (6 horas), haciendo un seguimiento de la dinámica de liberación
de los H*. Posteriormente se realiza la valoración del extracto de oxidación con NaOH
0.1 N hasta pH=7 (Producción de Acidez Neta=PAN). Los resultados se expresan en Kg
de CaC03t-1 suponiendo una tasa de neutralización de 2 moles de H"^ por mol de
Cacos.
c) Complejo de cambio:
Por otra parte, los métodos más adecuados para la determinación de los cationes de cambio y la
capacidad de intercambio catiónico efectivo en suelos ácidos, en los que es previsible la presencia
de cargas variables, son los basados en la extracción al pH del suelo. El uso de disoluciones salinas sin
tamponar como NH4CI1N o KCI1N es más adecuado para estos suelos que el uso de ACNH4 a pH = 7
normalmente utilizado en los métodos oficiales.
• Método analítico:
Complejo de cambio: la extracción de los cationes de cambio con una disolución salina sin tamponar
como NH4CI o KCI 1N. En el extracto se determinan Ca, Mg, Na, K, Al y Fe espectometría de absorción
atómica y H+ por valoración del estracto con NaOH 0.01 N. la capacidad de intercambio catiónica efectiva
(ClCe) se estima por la suma de las bases y acidez de cambio. En los suelos con presencia de otros
metales como Mn, Co, Ni, etc. También serán determinados y sumados para el cálculo de la CICe.
El término "metales pesados" ha sido frecuentemente utilizado para identificar aquellos elementos
que tienen un peso atómico relativamente alto. Podríamos definir a los metales pesados como "aquellos
elementos que tengan una densidad superior a 5.0 mg/m^, tales como el cadmio, cobalto, cobre, hierro,
plomo, molilDdeno, níquel, y zinc" . Ashworth (1991) define como metales pesados "aquellos elementos
con un peso atómico relativamente alto y efectos similares sobre la salud". En su definición, Ashworth
(1991) también establece que el grupo esta pobremente definido y que debería recoger todos los
elementos a partir de un número atómico mínimo de 24 (Cromo) incluyendo al menos dos no metales, el
arsénico y el setenio.
En la tabla 4.3. relacionamos las propiedades químicas de los 41 elementos traza que identifican
Pais y Benton en su publicación Trace elements. En ella resaltamos en rojo aquellos elementos que
específicamente se van a considerar en este apartado, por encontrarse en mayor abundancia en los
suelos de mina.
IVlifyTEItliftL^y^ Págiilá^SSj
I ^ ''Sí--
Grupo en
Número Peso Radío Electro-
Elemento tabla Iones Carga/Radio
Atómico Atómico Iónico^ negatividad''
periódica
Aluminio (Al) IIIA 13 26.98 Al'^ 0.57 1.6 —
Arsénico (As) VA 33 74.92 As'" 0.58 — —
As^" 0.46 —
Cadmio (Cd) IIB 48 122.40 Cd'" 0.97 1.7 —
Cobre (Cu) IB 29 63.54 Cu" 0.96 1.9 —
Cu^" 0.72 2.0 2.5
Hierro (Fe) VIII 26 55.85 Fe'" 0.82 1.8
Fe^" 0.67 — ....
Plomo (Pb) IVA 82 207.19 Pb'" 1.20 1.8 1.9
Manganeso (Mn) VIIB 25 54.94 Mn'" 0.8 1.5 ....
Mn'" 0.66 — ....
Mn^ 0.6 — 6.5
Mercurio (Hg) IIB 80 200.59 Hg'" 1.10 1.9 —
Zinc (Zn) IIB 30 65.37 Zn'" 0.74 1.7 2.6
El radio iónico es para coordinación-6
'' Los valores de electronegatividad para los elementos: S = 2.5,0 = 3.5,1 = 2.5, Cl = 3.0, F = 4.0
Tabla 4.3. Propiedades químicas de los elementos traza considerados en este estudio
La forma que presenta un elemento traza en el medio natural, puede determinar su grado de
toxicidad, como se muestra en la tabla 4.4.
Por otra parte, F. Macías y R. Calvo et al, definieron para cada escenario de los mencionados en el
apartado 4.6.4. a), a partir de los datos de pH y Eh, las formas dominantes de los principales elementos,
ver tabla 4.5.. Como se puede observar, la mayoría de los elementos presentan formas movilizables, y
por tanto bioasimilables en los escenarios de pH más bajo. Es el caso del Pb y Hg, que sólo permanecen
5Mtí\írE:RIALj!yyME75PfDOS ;::Pagina:5a
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en ^
como iones en los medios Jiiperácldos, o del Cu, que lo hace en los ambientes ácidos e hiperácidos. Por
el contrario, otros elementos como Mn, Zn, Cd y, sobre todo, el As presentan formas iónicas en
prácticamente todos los escenarios. A modo de resumen, podemos afirmar que el Zn y Mn son los
elementos que pueden alcanzar las mayores actividades.
SiSTEMAS
Hfserácidos Ácidos Neutros Calcáreos Salinos
Oxidantes Oxidantes Oxid Red Oxidantes Oxidantes
pH<35 a&6.o &Q-75 7S65 >a5
Eh>0.7 0SO5 05t)5 0.1/02 0305 O.aO.4
2- 2-
s HSO"
4 <
so so
< <
4 4
s"
Fe(OH)^ Fe(a^3 FeS^ Fe(OH)^ Fe(OH)^
Fe
FeCO
3
Mn +2 MnO
^ ^^ ^'' 2 3
MnO MnO
2 3 2
ZnS ZrCO/ZnO
3
Cd +2
Cd^^ Cd^^ Cd^" Cd-" Cd CdOO^
Cu ^Cu
+2 Cuco CuCO
Cu ^2^3 ^2° 2 3 2 3
CuSCuS
Hg +2 Hg Hg Hg Hg
Hg
Hg
Hgs HgO HgO
TI Tl.O
T,^ 2 3 TI '"2°3 •"2°3
^2°3 ^2°3
TÍO
2
"no
2 V \°
2- 2-
As "3^4 HMD" FWSO 1-WsO H/teO
2 4 2 4 4 4 4
2 4
Sb SbO Sb^O^ Sb(Ol^g
*2°4 2 4 2 4 2 4
23
a BO BO BO BO
66 6 6 2 3 2 3 2 3 2 3
BS
23
rabia í-k5. Estabilidad de diferentes €ispéeles metálicas y no metálicas en diferentes escer
geoquímicos.
En el capítulo de resultados, se definen las especies químicas que, con mayor probabilidad,
podremos encontrar en los grupos de parcelas, A, B y C, de los definidos en el apartado 4.6.3. .
Abundancia (maJKa)
Elemento traza Litosfera Suelo
Aluminio (Al) 82,000.0 10,000.0
Arsénico (As) 1.5 5.0
Cadmio(Cd) 0.11 <1.0
Cobre (Cu) 50 5-20
Hierro (Fe) 45,000 50,000
Plomo (Pb) 14.0 2-200
Manganeso (Mn) 950.0 200-3,000
Mercurio (Hg) 0.05 0.03
Zinc (Zn) 75.0 10-300
Las concentraciones de los elementos traza en suelos han sido analizados por un gran número de
autores presentándose en la Tabla 4.3 los aportados por Temmerman et al. (1.984). Adriano (1986) ha
resumido, considerando el trabajo de varios autores, los límites superiores en suelos no contaminados
de los elementos traza según su litología y edad geológica, ver tabla Tabla 4.7. En esta última tabla,
debemos prestar especial atención en la cuarta columna, correspondiente a suelos del paleozoico, por
ser la más representativa de nuestros suelos de estudio.
Cuaternario Paleozoico
Elemento Arena Marga arenosa Margas Margas arcillosas
Arsénico (As) 10 15 20 30
Cadmio (Cd) 1 1 1 1
Cobre (Cu) 15 25 25 30
Plomo (Pb) 50 50 50 50
Manganeso (Mn) 500 800 800 2000
Mercurio (Hg) 0.15 0.15 0.15 0.20
Zinc(Zn) 100 100 150 200
Tabla 4.7. Límites superiores de concentración "normaren suelos no contaminados (en iig/g)
Adriano (1.984)
La presencia de los elementos traza, producida de forma natural o como resultado de la actividad
humana, plantea problemas tanto de deficiencia como de toxicidad. Varios países han especificado unas
concentraciones máximas aceptables (CIVIA) de elementos traza que podrían ser considerados
fitotóxicos para las plantas en suelos agrícolas, ver Tabla 4.8.
ma/kq
Metal traza Austria Canadá Polonia Japón Reino ^ Alemania"
Unido
Arsénico (As) 50 25 30 15 20 40(50)
Cadmio (Cd) 5 8 3 - 1 (3) 2(5)
Cobre (Cu) 100 100 100 125 50(100) 50(500)
Plomo (Pb) 100 200 100 400 50(100) 500(1000)
Mercurio (Hg) 5 0.3 5 — 2 10(50)
Zinc (Zn) 300 400 300 250 150(300) 300(600)
Por otra parte, sabemos que conforme se incrementa el contenido en elementos traza en el suelo,
se incrementa la cantidad disponible para la planta, aunque hay otros factores del suelo como el pH,
nivel de materia orgánica, textura, que determinan que proporción del contenido en elemento traza de un
suelo estará disponible para su absorción por las raíces (De Temmerman et al., 1984). El rango, el nivel
ordinario y la cantidad de elemento traza en suelo tolerable para las plantas están Indicados en la Tabla
4.9. El contenido en elementos traza de suelos agrícolas fue revisado posteriormente por autores como
Logan y Traína (1993) y otros muchos.
ma/ka
Cantidad tolerable
Elemento Rango Nivel ordinario (propuesta)
Tabla 4.9 Cantidad de elementos traza en suelo, tolerable para las plantas
Origen:Temerman (1.984).
Finalmente tras la Catástrofe de Aznalcóllar (1995), se produjo una afección severa de los suelos de
la Ribera del Río Guadiamar, como consecuencia de la rotura de una balsa minera que liberó cerca de 6
Hm^ de aguas acidas y residuos mineros, con elevados porcentajes en pirita y altas concentraciones de
elementos metálicos. Tras las labores de remoción de los lodos piríticos, se procedió a la
caracterización de los suelos, estableciendo las administraciones competentes, niveles de referencia
para los 5 elementos de mayor riesgo de entre los presentes en las casi 5.000 has de suelos afectados.
En resultado de este análisis, ver Tabla 4.10., es la referencia más cercana que tenemos sobre un
estudio de niveles de referencia del contenido total del As, Cu, Pb, Cd y Zn, en suelos afectados por las
actividades de la minería de la pirita.
Tabla 4.10. Orden de 18/12/1998, Junta de Andalucía, por la que se fijan las concentraciones límites
en los suelos afectados por el accidente minero de Aznaicoliar.
Finalmente, a partir de los resultados analíticos de las parcelas del Grupo A para las tres especies
vegetales ensayadas, se propondrán ios niveles de referencia mínimos alcanzables de los elementos
traza, concentración total en suelo, calculando el rango, la media y la mediana, ver apartado 4.6.3...
Entendemos que los datos que aquí se obtengan no son más que un mera referencia, dado que parece
claro, y así lo manifiestan numerosos autores, que no existe una relación directa entre las
concentraciones totales de metales y arsénico en suelo y su biodisponibilidad, dado que parámetros
como el pH, la presencia de hierro, la presencia de materia orgánica o la menor o mayor concentración
de otros elementos químicos, pueden influir notablemente en la movilidad y biodisponibilidad.
Tal como se comentó en el apartado anterior, el contenido total de elementos traza de los suelos
puede no estar relacionado con el efecto que el elemento tendría en el crecimiento y desarrollo de las
plantas, ya que sólo una fracción del contenido total se encuentra "disponible".
La disolución del suelo es el componente que más rápidamente responde a los cambios en los
sistemas edáficos. Su estudio permite establecer los riesgos actuales para el desarrollo de la vegetación
y predecir posibles efectos de movilización de contaminantes que afectan a la calidad de las aguas
superficiales y freáticas.
Estableciendo como base los resultados analíticos de las parcelas del Grupo A para las tres
especies vegetales ensayadas, se propondrán los niveles de referencia mínimos alcanzables de los
elementos traza, concentración en la solución del suelo, calculando el rango, la media y la mediana.
En este apartado, se establecerán las relaciones entre las concentraciones de Cu, Zn, Cd Al, Fe y
As en mg/l, y el pH, con el objeto de determinar los rangos de pH en los que hay mayor movilidad de los
distintos elementos traza.
Se ha observado que hay poca información disponible en cuanto a lo que se consideran niveles de
referencia para los elementos traza en plantas bajo condiciones normales de crecimiento en suelos, que
ni son deficientes, ni tienen un contenido excesivamente alto de elementos traza (Davis et al., 1978;
Markett,1992). No obstante varios investigadores han sugerido, en base a sus propias determinaciones
y/o datos extraídos de la literatura, los contenidos más usuales de elementos traza asimilados por las
plantas, principalmente en las hojas. Por ejemplo, Melsted (1973) publicó su lista de rangos y valores
máximos de elementos traza para hojas de plantas en general, ver Tabla 4.11.
Tabla 4.11. Rango normal y máximo sugerido de concentraciones de elementos traza en hojas para
distintas especies vegetales (
Entendemos, que los datos facilitados en la Tabla 4.11 son concentraciones de elementos traza que
podrían ser consideradas como las esperadas en una planta de crecimiento normal, no influenciada ni
las e x p l o t a c i o n e s p i r í t í c a s d e l s u r o e s t e e s p a ñ o l ( H u e l v a y S e v i l l a )
por concentraciones extremas de elementos traza ni por deficiencias o toxicidad en el entorno de las
raíces. Sin embargo, cuando el nivel de un elemento traza en el entorno de las raíces es o bien
deficiente o bien excesivo, el nivel de concentración en la planta puede, alternativamente, afectar de
forma significativa su crecimiento y desarrollo. Un listado general de rangos de concentración, desde la
deficiencia a la toxicidad, para elementos traza en hojas adultas se indica en la Tabla 4.12.
Tabla 4.12 Concentraciones aproximadas de elementos traza en tejido de hoja adulta generalizado
para varias especies
En este apartado, se establecerán las relaciones entre las concentraciones de Cu, Zn, Cd Hg, Fe y
As en mg/l, y el pH, con el objeto de determinar los rangos de pH en los que hay mayor concentración en
hoja de los distintos elementos traza.
Carbono y Nitrógeno: determinar en la muestra molida hasta tamaño de partículas <100 mm por
detección infrarroja y termoconductivimétrica, respectivamente, tras su combustión a 9500 C con el
equipo LECO-CHN600.
Acidez actual: medida del pH de la suspensión del suelo en agua y en una solución de KCI 0.1 M,
con relación suelo-solución 1:2.5 y con un tiempo de reacción de 10 minutos y 2 horas respectivamente
(Guitían y Carballas, 1975).
Fósforo asimilable: extracción por el método Bray o el método Olsen. La determinación del fósforo
se realiza por colorimetn'a con molibdato amónico y ácido ascórbico tras el desarrollo del color azul del
complejo fosfomolíbdico.
Se determinan por espectrofotometría de absorción atómica de llama y/o cámara de grafito. Las
muestras para análisis total son digeridas por ataque ácido con HNO3 y HF en horno microondas.
Las muestras obtenidas de vegetación se lavan abundantemente con agua destilada y se secan en
estufa de aire forzado a 700 C hasta peso constante; posteriormente se muelen para su análisis.
N, S y C pueden ser determinadas en la muestra molida con autoanalizador LEGO o similar.
Posteriormente se realiza una digestión acida en un horno microondas CEM MDS-81D o similar,
equipado con bombas de PFA herméticamente cerradas y con válvula de seguridad. En la disolución
Obtenida se miden Ca, Mg, K, Al, Fe, Zn, Ni, Co, Cu, Pb y Cd por espectrometría de absorción atómica
y/o por voltametría anódica de pulso diferencial (DPASV) y P por colorimetn'a. El porcentaje de
recuperación de los elementos debe ser comprobado tras la aplicación del método a un patrón
certificado.
;iMATERIAL;f^jM€TQPOS'i::::r-;vlvV;"|:'VJ
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en ^-
5. RESULTADOS Y DISCUSIÓN.
Como se indicó en el Capítulo 2 en referencia a la descripción del problema ambiental, los suelos de
mina objeto de este estudio presentan un problema de acidez extrema, como consecuencia de la
oxidación de los residuos de pirita, que contribuye notablemente a movilización de elementos traza
metálicos, presentes en el propio residuo minero, desencadenando un serio problema medioambiental
de afección a suelos y aguas superficiales. El resultado final de este proceso se traduce en un paisaje
desertificado, totalmente desprovisto de vegetación, donde los cursos de agua son portadores de altas
concentraciones de metales y arsénico a pH extremadamente bajo.
Es objeto por tanto de este estudio, no solo identificar el método de cálculo de las enmiendas
correctoras, sino también ensayar que materiales de préstamo dan mejor resultado, de entre los
descritos en el apartado 4.2.3., y que especies vegetales desarrollan mayor resistencia a este tipo de
ambiente extremófilo, ver apartado 4.1.3.
> Conocer la situación de partida de los suelos de mina, en lo referente a sus propiedades ácido-base..
> Proponer umbrales de resistencia, en referencia a las propiedades ácido-base de los suelos, para las
distintas especies vegetales ensayadas.
> Discutir la modificación de las propiedades ácido-base del suelo afectado ante la aplicación de las
enmiendas correctoras.
> Discusión del riesgo de acidificación posterior a la aplicación de los materiales de préstamo. Aptitud
del porcentaje de azufre pirítico como indicador de la acidez potencial de los suelos.
RESULlftE>QSpipISCUSION Página 67
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en ^^
> Discutir la metodología empleada para el cálculo de la dosis de encalante. Cálculo de los excesos de
acidez por el método de cálculo del Potencial de Acidificación Neto (PAN).
Así, en este apartado se han definido tres niveles de orientación o referencia que se corresponden
con las siguientes situaciones:
• Nivel de referencia máximo alcanzable. Áreas no directamente afectadas por la actividad minera,
"suelos naturales".
• Nivel de referencia mínimo alcanzable. Áreas afectadas por la actividad minera, con vegetación
extremófila de aspecto saludable, en "suelos del entorno minero".
• Nivel de referencia actual o de partida. Áreas afectadas por la actividad minera con suelos
desnudos desprovistos de vegetación, "suelos testigo".
• % Nitrógeno: Presenta una mediana de 0,13%, valor considerado como normal al encontrarse
en el intervalo comprendido entre 0,1 y 0,2, definido por Cobertera, 1993.
• % Carbono: Presenta una mediana de 2,25 %, valor considerado como un nivel medio para
estos suelos según Barreira, 1978.
En relación con los Niveles de referencia máximos alcanzables, puede concluirse que los
requerimientos mínimos que se pretenden tener en los suelos recuperadas no son ni mucho menos
inalcanzables, encontrándose incluso a unos niveles accesibles respecto a la situación de los suelos
afectados. Este hecho es debido a que las propiedades de los suelos naturales son características de
suelos pobres, desde el punto de vista edáfico, pero que soportan una cobertura vegetal del 100%, tanto
con especies arbóreas como arbustivas.
Tabla:5.1. Analítica de suelos para parcelas naturales; pH en agua y de oxidación, azufre pirítico y
nutrientes esenciales. Datos de la red de parcelas de investigación (datos de P Olsen expresados en
ppm).
Por último, se considera conveniente comentar, que la elevada acidez de los "suelos naturales"
puede deberse, en gran medida, a la continuada afección de lluvias acidas que padecieron estos
terrenos durante decenas de años, desde finales del siglo XIX hasta principios del XX, como
consecuencia de la testación de la pirita por el método de cementación artificial, comentado en el
apartado 2.1.1. a).
A modo de resumen se muestran unos cuadros ,tablas 5.2. y 5.3., comparativos entre los valores
observados para los suelos naturales y los valores de referencia que aparecen en la bibliografía:
Tabla 5.2.: Valores de referencia de nutrientes en la bibliografía. Barreira,1978, Cobertera, 1993, Nicolás
1968,
Poderosa
Abajo
4,80 3,05 3,31 OM m J 0,01 ^ H
Poderosa
Arriba
4,35 3,52 1,82 0,14 ^ 3 0,03 ^ H
Torerera 5,20 4,33 2,50 ai4 m 0,04 m i
Tabla 5.3.: Valores observados de pH y nutrientes en suelos naturales. Los colores van en consonancia
con los datos de referencia de la bibliografía de la tabla 5.2.
b) Nivel de referencia mínimo alcanzable. Áreas afectadas por la actividad minera, con
vegetación presente de aspecto saludable en "suelos del entorno minero".
En algunas de las áreas incluidas en los recintos mineros se observa cierta presencia de especies
forestales extremófilas, {Cistus ladanifer, Erica australis y Erica andevalensis), que tímidamente
colonizan los suelos que aun estando afectados por la actividad minera, conservan ciertas propiedades
que favorecen el desarrollo de dichas especies, presentando incluso un aspecto sumamente saludable.
Este aspecto saludable nos indica su aparente resistencia a los ambientes mineros, considerando, por
tanto, necesario profundizar en el conocimiento de la resistencia de estas especies a los suelos
contaminados por la minería pirítica.
Para estos suelos el pH en agua de referencia esta en 3,36 de mediana, estando todos los valores
siempre por encima de 2,8. Al igual que antes, esta situación establece un objetivo mínimo en lo que a
este parámetro se refiere muy asequible, denotándonos con mayor relevancia que en el caso anterior
que las especies forestales que se han ensayado, se desarrollan muy satisfactoriamente incluso en
suelos hiperácidos. Por su parte la mediana del pH de oxidación es de 2,71 y el rango entre 2,55 y 3,09,
lo que a la vista de los niveles existentes de azufre pirítico (%S, 0,92% de mediana y rango 0,36 y 1,57),
puede generar fuerte acidez, únicamente en las parcelas de elevados valores de %Sp y elevada
diferencia entre el pH en agua y el de oxidación (M-6). Conviene destacar la parcela M-5, donde se
observa una elevada regeneración natural de Erica andevalensis en condiciones de pH en agua más
frecuente de 2,81.
% Carbono: la mediana de 0,835% para este tipo de suelos alcanza el nivel bajo en la
clasificación propuesta por Barreira, 1978. Los datos obtenidos para E. australis son bajos, al no
sobrepasar el valor límite de 1%. Al igual que ocurriera para el pH, destacan sobre el resto la
parcela M-1 con valor de 2,58% y sobre todo la M-2 con 6,92%, valor muy por encima de los
encontrados en el resto de muestras.
C/N: la calidad de la materia orgánica según Nicolás, 1968, es mala obteniéndose un valor de 24
como mediana total para el conjunto de muestras analizadas. De forma individual cinco de las 8
muestras analizadas presentaron niveles de calidad medios y fueron la parcela M-2 con 49,43, la
M-3 con 43 y la M-1 con 32,25 las que obtuvieron los peores resultados de calidad.
P Olsen: el nivel de fósforo es muy deficiente según los criterios propuestos por diversos
autores, ya que se obtuvo una mediana de 4,6 para el total de muestras estudiadas. Más de la
mitad de estas muestras presentaron valores por debajo del límite de detección del análisis (<0,2
ppm), mientras el resto no pasaron de un escasísimo nivel de 5,8 ppm.
E.andev. M-5 2,81 2,84 2,55 0,58 0,05 11,6 1,26 <0.2
::Eaustra. •y • .IVl-4 3,36 3,24 2,97 0,68 0,04 17 0,92 <0.2
C. ládanifer : M-1 4,03 3,6 2,71 2,58 0,08 32,25 0,53 5,8
ÍC.Iadanifer ;M-6; 3,9 3,41 3,09 0,97 0,08 12,13 0,36 3,2
•C.'ladánifer : IVI-7. : 3,13 3,04 2,7 0,81 0,08 10,13 0,94 <0.2
'••\':';^'-''' N ^ V . • • „ . • ; • , • • 8 8 8 8 8 8 8 3
', - Desv.típ. 0,58 0,31 0,19 2,18 0,04 15,4 0,4 1,3
Mínimo ' , 2,81 2,84 2,55 0,58 0,02 10,13 0,36 3,2
Máximov .,::" 4,55 3,82 3,09 6,92 0,14 49,43 1,57 5,8
Tabla 5.4. Datos analíticos de suelos del entorno minero, obtenidos en el sustrato radical de tres
especies vegetales; pH en agua y de oxidación, azufre pirítico y nutrientes esenciales (datos de P
expresados en ppm)
Concluyendo, podemos decir que en este tipo de suelos se acentúa la pobreza de propiedades
físico-químicas respecto de los suelos naturales. Su extremada acidez; Mediana pH=3,36 (rango valores
pH 2,8-4,5), da lugar a suelos fuertemente desaturados y con altas concentraciones de diversos metales
disponibles. También se observan déficits en elementos esenciales como el fósforo y en los contenidos
de nitrógeno y carbono. De la inadecuada relación C/N se deriva también una mala calidad de la materia
orgánica presente. Por su parte, el dato de la mediana de azufre pirítico ,0,92%, podría dar lugar, en
algunos casos, a la aparición de procesos oxidativos de la pirita con el consiguiente descenso del pH.
c) Nivel de referencia actual o de partida. Áreas afectadas por la actividad minera con suelos
desnudos desprovistos de vegetación, "suelos testigo".
Tal como se expresa en el apartado 4.3., entendemos por suelos testigo, aquellos suelos afectados
directamente por la actividad minera, a los que nos se les ha sometido a ningún tratamiento corrector de
la acidez, y que, por tanto, están inmersos en unas condiciones de extrema acidez que no permite a la
vegetación instalarse, resultando unos suelos totalmente desnudos y expuestos a la erosión superficial.
Son 23 las parcelas de la red correspondientes a la caracterización de suelos testigos, de las que se
obtuvieron un total de 23 muestras. De acuerdo a los resultados obtenidos y reflejados en la tabla 5.5,
pueden hacerse las siguientes observaciones:
Tabla 5.5. Analítica de suelos para testigo; pH en agua y de oxidación, azufre pirítico y nutrientes
esenciales. Datos de la red de parcelas de investigación (datos P Olsen expresados en ppm)
El pH en agua de referencia en los suelos testigos presenta una mediana de 2,6, estando todos los
valores siempre por encima de 2,1. Por otra parte, señalar la escasa diferencia entre el pH en agua y el
pH de oxidación en todas las minas, aspecto que lleva a las siguientes consideraciones:
1. El efecto tampón del hierro, no permite que el pH descienda de 2,0, por lo que cuando el pH
de oxidación esta por debajo o entorno a 2,5 sería muy aventurado afirmar que la escasa
diferencia entre el pH en agua y el de oxidación es indicativa de que los sulfuros piríticos
presentes en los suelos ya están oxidados. Este es el caso de Castillo y Poderosa de arriba,
donde incluso se han obtenido datos de pH de oxidación superiores al pH en agua.
encontrándose por tanto en gran medida "pasivados" , quizá por precipitados de óxido de
liierro, tras su exposición a la intemperie de seis años desde su limpieza.
• % Nitrógeno: Presenta una mediana de 0,05%, valor considerado como "muy bajo" en la
clasificación propuesta por Cobertera, 1993.
• % Carbono: los niveles de carbono también son bajos (Barreira, 1978) al encontrarse los
valores de la mediana por debajo del 1% en todos los casos.
• C/N: en cuanto a la calidad de la materia orgánica, existe gran variabilidad en los resultados
obtenidos de unas minas a otras. De esta manera, mientras Castillo tiene valores de mediana de
C/N=34, en Torerera los niveles están por debajo de 4,8, siendo esta última mina la única que
presenta una calidad aceptable. Esto indica una elevada heterogeneidad en el tipo de materia
orgánica existente y en las tendencias de humificación.
• P Olsen: Mediana de 4,2, es considerada como muy deficiente en la bibliografía. El máximo
valor se obtiene para Torerera, con 9,2 ppm de mediana, que sigue siendo un nivel de P
disponible muy insuficiente.
k/'
J ^1--^-
Figura 5.3.: Foto de suelos de parcelas testigo.
Como conclusión, puede decirse que tal como cabía esperar, los suelos afectados por la actividad
minera presentan las propiedades más desfavorables de las analizadas hasta el momento. Se trata de
suelos de una acidez extrema, mediana total de 2,6, calificados como sistemas hiperácidos por
diversos autores, presentando a su vez una considerable pobreza en nutrientes esenciales, como
demuestran los resultados obtenidos en porcentaje de carbono, nitrógeno y cantidad de fósforo; todos
ellos en niveles muy deficientes respecto de los valores de referencia consultados en la bibliografía. Por
otra parte, se manifiesta una disparidad elevada en la calidad de la materia orgánica, dada por la relación
C/N, que alcanza valores entre 1,38 y 282. Los contenidos en azufre pirítico, mediana de 1,79% y los
valores de pH de oxidación obtenidos, mediana de 2,55, sugieren la necesidad de tratar los suelos con el
fin de evitar la aparición de procesos de oxidación que liberasen una mayor concentración de H^.
A modo de resumen se muestra un cuadro comparativo {tabla 5.6.) entre los valores observados
para los suelos testigo y los valores de referencia que aparecen en la bibliografía (ver tablas 10 y 11,
apartado 6.1.1. sobre valores observados en suelos naturales).
Castillo
Poderosa
abajo _ .2,50 . • . 0.44 i- 0.Q1 . , 43.5Q i 1.78, ; 2.30
Poderosa
arriba 0,06 8,63 ; 1,
Conocida la situación de partida de los suelos de mina y los objetivos de recuperación, se procedió
a la aplicación de las enmiendas correctoras de entre las seleccionadas en este estudio.
Tal como se expuso en el apartado 4.7., para el cálculo de las necesidades de encalante, se
emplearán en primera instancia métodos tradicionales, con el objeto de comprobar su eficacia. Así, como
puede apreciarse en la tabla 5.7., para el cálculo de la dosis de encalante se tomaron doce muestras
representativas de las tres minas objeto de este estudio, y se analizaron las concentraciones de los
elementos que componen el complejo de cambio de estos suelos, con el fin de calcular el porcentaje de
acidez de los mismos, y determinar las necesidades de encalante de cada muestra.
> Los suelos de actuación presentaban una baja profundidad efectiva (<25 cm en Castillo de las
Guardas y 25-50 cm en Poderosa).
> Los bajísimos valores de pH en agua y KCI, (generalmente hiperácidos, menor de 3) así como los
elevados contenidos de H'^ en el complejo de cambio, indicaban la influencia de procesos
extremadamente acidificantes.
> El pH en FNa indica la ausencia de materiales de elevada reactividad, como compuestos de aluminio
de baja cristalinidad, y refleja la escasa velocidad de alteración de los materiales geológicos
recientemente expuestos que conforman los suelos de las minas.
> El pH de oxidación entre 2 y 3, siempre ligeramente superior al medido en agua, indica que gran
parte de los sulfures o bien están ya oxidados en su totalidad o, lo más probable, que el tampón
férrico está controlando el pH.
> Los bajos valores del pH de abrasión muestran la ausencia o escasez de minerales con potencial
neutralizante, por lo que no es esperable que la acidez de estos materiales pueda neutralizarse por
procesos naturales de alteración mineral.
> La capacidad de intercambio catiónico efectiva (ClCe) es muy baja (generalmente menor de 10
cmclckg-1) y el complejo de cambio, en la mayor parte de los casos, está prácticamente desaturado,
dando lugar a porcentajes de cationes ácidos entre el 33 y el 93%. La acidez de cambio es
generalmente, mayor en los suelos de Poderosa y Castillo de las Guardas que en Torerera. En las
figuras adjuntas (figuras 5.4. y 5.5.) se resaltan los desequilibrios que presentan los cationes del
complejo de cambio en cuyas condiciones podían dar lugar a procesos de fitotoxicidad de aluminio y
de H"^ directamente.
> De los datos analíticos se deriva que predominan aluminio y H"^ como cationes ácidos, pero dadas
las características de estos suelos es muy posible que existan también cantidades significativas de
hierro y otros elementos metálicos. Estos cationes también actuarían como consumidores de bases
por lo que habría que haber tenido en cuenta el cálculo de las dosis de cal.
> Los suelos carecían prácticamente de materia orgánica y, consecuentemente, de una fuente de
suministro de nitrógeno y de un substrato adecuado para el desarrollo microbiológico.
> Los análisis de los suelos revelan una heterogeneidad elevada, dentro de una misma área de
actuación, hecho que debe ser tenido en cuenta a la hora de evaluar los resultados de los ensayos.
En resumen, las limitaciones más importantes detectadas por el análisis de los suelos de actuación
fueron:
Muy bajo pH y elevada actividad de H"^, Ap*, Mn y otros metales pesados en la disolución del
suelo.
pH Ca I Mg I Na K Al
Suelo (agua)
|(P2,J|pHabriipH0x ClCe %AI i! "'"
1' Acidez
emole kg-1
Poderosa
¡PM1 2,49 2,36 2,69 2,76 0,09 0,31 0,18 0,06 2,1 2,56 5,3 39,62 87,92
PM2 2,4 2,21 2,75 2,84 0,08 0,14 0,17 0,04 0,04 1,2 1,67 2,4 74,25
PCI 2,34 2,33 2,89 2,87 0,26 0,45^ 0,17 0,02 4,05 2,6 7,55 53,64 88,08
¡PC2 2,74 2,78 4,42 3,07 0,14 0,5 0,23 0,04 3,28 2,4 6,59 49,77 86,19
!
1 Tórerera '[:•::
TI 2,25 2,16 2,48 2,36 3,29 0,72 0,17 0,02 2,76 3,08 10,04 27,49 58,17
|T2 3,28 3,1 3,54 3,63 3,32 0,32 0,21 0,05 1,14 0,82 5,86 19,45 33,45
T3 2,28 2,16 2,48 2,67 0,98 0,27 0,21 0,1 1,36 3,1 6,02 22,59 74,09
1
1 Castillo de las Guardas
CC4 2,35 2,11 2,21 2,43 1,87 1,82 0,18 0,03 19,65 15,72 39,27 50,04 90,07
CC6 2,07 1,96 2,11 2,48 0,11 0,11 0,22 0,06 1,26 5,84 7,6 16,58 93,42
1
:cc7 2,24 2,01 2,22 2,43 0,31 0,25 i 0,16 0,02 1,38 4,76 6,88 20,06 89,24
ÍCC9 2,22 2,21 4,43 2,7 0,06 ! 0,23 0,21 j 0,18 0,91 2,48 4,07 22,36 83,29
ICC11 2,22 2,11 2,46 2,69 1,62 1,36 0,2 I 0,06 3,23 3,28 9,75 33,13 66,77
1.
Tabla 5.7.: Análisis previos de suelos practicados en las minas de Poderosa, Tórerera y Castillo de las
Guardas.
Dado el bajo riesgo de una mayor acidificación potencial por oxidación de sulfures y la escasez de
minerales potencialmente neutralizadores de la acidez, el cálculo de las dosis de encalante se realizó,
como primera aproximación, teniendo en cuenta los indicadores de la acidez actual del suelo.
Concretamente, se aplicaron métodos basados en la saturación ácido/base del compiejo de cambio,
determinada con disoluciones desplazantes sin tamponar. Para ello se emplearon los métodos más
habituales, que basan los cálculos de las dosis de cal en la neutralización del aluminio de cambio, con
los Siguientes supuestos:
a) Método de Cochrane: cálculo de las dosis de cal para una reducción de ia acidez de cambio hasta
el 20%.
b) Método de Kamprath: cálculo de las dosis de cal para dejar el suelo en condiciones de acidez para
plantas tolerantes.
c) Método de Mombiela: cálculo de las dosis de cal para una reducción del Al de cambio hasta el 20%.
No obstante, como ya se comentó anteriormente era posible que por la no determinación del Fe y
Mn se Infravaloraran las necesidades reales de encalante. Además, la posible presencia de sulfures
residuales originaría una subestimación de los cálculos de encalantes, por lo que este primer ensayo de
encalado tenía únicamente el objeto de comprobar o desestimar la eficacia de los métodos usuales de
determinación de la CICe en suelos de mina en vías de recuperación.
- espuma azucarera.
Los resultados puntuales de las estimaciones en toneladas de encalante por hectárea se presentan
en la tabla 5.8. y en la figura 5.6. Se han representado los resultados para espuma azucarera junto a los
valores de capacidad de intercambio catiónico efectiva (ClCe) y porcentaje de acidez de cada suelo. En
general los valores que se obtuvieron fueron inferiores a 15 toneladas de encalante por hectárea en las
tres minas, con una notable excepción, el suelo CC4 de la mina de Castillo de las Guardas, que
presentaba demandas de hasta 80 toneladas de espuma por hectárea.
Las estimaciones derivadas de los métodos de Cochrane y Kamprath eran totalmente equiparables
en todos los suelos, aunque el primer método parecía más consen/ador, siendo sus resultados
ligeramente superiores. Por el contrario, el método de Mombiela daba resultados bastante diferentes a
los dos anteriores, sobre todo en los suelos con mayor capacidad de cambio (CICe), siendo más
cercanos en los suelos con muy baja capacidad de intercambio catiónico efectiva {CICe<6 cmoc kg-1 ).
Esta desviación es debida a que el abaco construido por Mombiela y Mateo (1984) está basado en
resultados de suelos de Galicia con baja capacidad de intercambio catiónico efectiva y, por tanto, su uso
puede estar restringido a este tipo de suelos. Los resultados obtenidos por los dos primeros métodos
son, en este caso, más fiables que el tercero ya que tienen en cuenta las concentraciones absolutas de
los elementos de cambio, además de su proporción relativa.
Por último hay que señalar que las elevadas dosis de encalantes necesarias para el suelo CC4 de la
mina de Castillo de las Guardas hacía necesario pensar en dividir la dosis en varias aplicaciones, pero
como se verá más adelante, finalmente se optó por eliminar el dato obtenido a partir de esta muestra por
considerarse extremo. En este tipo de suelos se corre el riesgo de provocar una precipitación importante
de óxidos hierro sobre la superficie de los materiales encalantes, lo que impediría que éstos
reaccionaran.
emole/Kg
45
40
35
30 • H
• Al
25 DMg
20 DCa
• K
15 • Na
10
O
£lTEniiJ
PM1 PM2 PCI PC2 TI T2 T3 CC4
11 •fl'
CC6 CC7 CC9 CC11
• Na 31% • Na
• K 33% • K
DCa DCa
iMg DMg
40% • Al • Al
• H • H
27%
Mina Castillo
rO%
• Na
•K
40% GCa
oMg
• Al
50% • H
PC2 9,94 13,2 12,35 8,52 : 11,32 10,59 7,09 9,43 8,82
I^H^ama Q 71 11,57 10,82 8,76 11,64 10,89 4,14 5,5 5,14
^•^H
^ ^ ^ ^ " 7,47 '
2,51
9,92
2,35
9,28
2,94
6,69
3,91
8,89
3,65
8,32
1,44
5,91
1,91
7,85
1,78
7,35
CC4 62,01 82,38 77,07 53,05 70,49 i 65,95 7,52 9,99 9,34
CC6 12,68 16,85 15,76 10,65 14,15 13,24 7,6 10,1 9,45
CC7 1,8 14,35 13,42 9,21 12,24 11,45 7,35 9,76 9,13
CC9 5,97 7,93 7,42 5,09 • 6,76 6,32 6,76 8,98 8,4
CC11 10,38 13,79 ' 12,9 9,77 ' 12,97 12,14 5,15 6,84 6,4
Tabla 5.8.: Cálculo de dosis de encalante para los suelos de minas según distintos métodos.
1= método de Cochrane. 2= método de Kamprath. 3= método de Mombiela. Encalantes: CaC03.
Espuma azucarera. Cenizas de ENCE.
C^spuma azucarera(l/ha)
D Cochrane
50 n Kanprath
D Mombiela
Eliminando los valores extremos (punto CC4 en Castillo de las Guardas), prácticamente todos los
puntos de muestreo requerían 15 tn/ha de espuma de azucarera y cenizas de celulosa para neutralizar la
acidez de cambio hasta el 20%. Teniendo en cuenta que prácticamente todos los valores de pH eran
sensiblemente inferiores a 3, cabía esperar que parte del encalante considerado fuera consumido por
compuestos ligados al hierro (sistema lampón del hierro), compuestos que no se tuvieron en cuenta en el
cálculo inicial, por lo que se optó por incrementar estas dosis mínimas al menos en un 30%, resultando
recomendable una dosis de 20 tn/ha de cualquiera de los enmendantes.
> La acidez en los suelos de la mina Torerera era ligeramente inferior a la de Poderosa y Gastillo por
lo que se recomendó una dosis de 15 Tn/ha
> A efectos prácticos, la dosis aplicada en todos los casos fue de 25 tn/ha, tanto de cenizas
como de espumas.
Las dosis recomendadas se calcularon exclusivamente en función del poder encalante de los
materiales, pudiendo haber estado limitadas por el contenido de metales y de sodio. No se conocían las
concentraciones de los primeros (Ni, Cr, Cd, Pb, Hg) por lo que no se pudo tener en consideración. Sin
embargo, el contenido de sodio era sensiblemente más elevado en las cenizas (1.53%) que en espuma
(0.20 %). Se recomendó, por tanto, su aplicación durante los períodos de lluvia (nunca antes del verano)
y algún tiempo antes de la plantación para favorecer algo su lavado.
%Supervivencia
Coeficiente de correlación 0,47
pH agua Siq. (bilateral) 0,00
N 52,00
Coeficiente de correlación 0,48
pH oxid Sig. (bilateral) 0,00
N 52,00
*' La correlación es significativa al nivel 0,01 (bilateral).
* La correlación es significativa al nivel 0,05 (bilateral).
Tabla 5.9. Datos de correlación entre el pH en agua y el pH de oxidación con la supervivencia.
Tabla 5.10. . Datos de correlación entre el crecimiento del diámetro del cuello de la raíz, CDR, y el
crecimiento en altura, H, y la supervivencia.
NOTA: Para la correcta interpretación de estas tablas debe tenerse en cuenta que una correlación positiva índica una relación
directa entre las dos variables analizadas, mientras que una correlación negativa indica una relación indirecta entre las variables
analizadas. Asimismo, los valores del coeficiente efe correlación siempre se encuentran entre O y 1 de forma que, mientras más
próximos a 1, nos indican una relación de mayor dependencia entre las variables, ocurriendo lo contrario con los valores más
próximos a cero.
valor de regresión bajo, nos hizo analizar en profundidad la relación entre ambos parámetros, siendo el
resultado de dicho ejercicio el reflejado en la figura 5.7.!
Con el objeto de analizar la información contenida en este gráfico, en el que se han incorporado los
datos de pH y supervivencia de todas las parcelas en las que se implantaron las tres especies vegetales
ensayadas, procedimos a su compartimentación de la siguiente manera.
100
e
@
80
a o Q
0
o o
'ü
60
0
>
0
a 40
Z3
CO
@o
o@
20
pH agua
En primer lugar, guiándonos por la nube de puntos del gráfico, establecemos para el pH tres
intervalos. Como era de esperar, por el efecto tampón que ejercen los compuestos de hierro, no hay
datos de pH por debajo de 2,0, definiendo por tanto los Intervalos de pH de la siguiente manera; desde
2,0 a 2,9, desde 3,0 a 3,9 y desde 4,0 en adelante.
En segundo lugar, y también guiándonos por la dispersión de puntos, se establecieron dos intervalos
según la supervivencia de cada uno de los puntos. Dichos intervalos separan los puntos situados por
encima del 60% de supervivencia, de los que estaban por debajo.
2. Entre pH 3,0 y 3,9, encontramos dos cuadrantes uno por encima y otro por debajo del 60% de
supervivencia. En este caso se da la circunstancia de que el número de puntos del cuadrante
de arriba es el mismo que el del cuadrante de abajo, aspecto que nos hace deducir, que en el
intervalo de pH comprendido entre 3,0 y 4,0, mejora notablemente la supervivencia,
pero existe una elevada incertidumbre en cuanto al porcentaje de esta.
3. Finalmente, por encima de 4,0, la supervivencia es, en la gran mayoría de los casos,
superior al 60%. Este aspecto confirma que la definición del pH oÍDJetivo, deberá estar
siempre por encima de 4,0.
Tal como se comentó en el apartado 4.6.3., tras la aplicación de las enmiendas correctoras, y con el
fin de estudiar su influencia en el desarrollo y supervivencia de la vegetación, se establecieron tres
grupos de parcelas en función de la calidad de la vegetación tres años después de la plantación.
Grupo A:
• Crecimiento del diámetro del cuello de la raíz "DCR", mayor o igual a 7,5 cm.
Tipo de Número de
Mina
parcelas parcelas
E 8
Poderosa
N 1
abajo
Total 9
E . 3
Poderosa
N 3
Total 6
arriba
E 8
Total 8
Torerera E 19
Total N 4
Total 23
De las 52 parcelas consideradas, el 44,2% de ellas pertenecen al Grupo A, lo cual significa que en
base a los criterios de clasificación, la mayor parte de las parcelas de estudio han mostrado una
supervivencia y desarrollo óptimo. Por tanto, en los sucesivo debemos considerar los parámetros físico-
químicos de suelo y vegetación, para las parcelas de este Grupo, como adecuados para el correcto
desarrollo de las tres especies ensayadas; Pinus pinaster, Pinus pinea y Cistus ladanifer, estableciendo
con dichos valores lo que hemos denominado como "umbrales más restrictivos". Estos umbrales se
calcularán para cada una de las especies ensayadas, e indicarán las condiciones extremas, en términos
de pH, metales y arsénico, en las que puede vivir la vegetación en este tipo de ambientes extremos,
dando una respuesta fenotípica óptima.
No obstante, y dado que las concentraciones de metales y arsénico en planta son acumulativas en
la mayoría de los casos, se debería hacer un seguimiento durante los próximos 5 años a las parcelas de
este grupo por si manifestaran algún síntoma adverso. Sin embargo, es de prever que la corrección de la
acidez en los suelos limite considerablemente la asimilación por parte de las plantas de dichos
elementos, incrementándose muy levemente las concentraciones en planta que han acumulado hasta el
momento.
Grupo B:
• Crecimiento del diámetro del cuello de la raíz "DCR", inferior a 7,5 om.
Tipóde Número de
Mina
parcelas parcelas
•E 4
Poderosa N 1
abajo T 1
Total 6
E . 3
Torerera N 2
Total 5
E 7
N 3
Total
T 1
Total 11
En este caso, de las 52 parcelas consideradas en esta clasificación, el 21,2% de ellas pertenecen al
Grupo B, lo cual significa que, en base a los criterios de clasificación, las parcelas de este grupo han
mostrado una supervivencia y desarrollo limitado, considerando las características de los suelos donde
se ha implantado la vegetación como mínimas para su desarrollo. Así, al igual que se estableció para las
parcelas del Grupo A, con los parámetros físico-químicos de suelo y vegetación de este Grupo,
estableceremos lo que hemos denominado como "umbrales menos restrictivos". Estos umbrales se
calcularán para cada una de las especies ensayadas, e indicarán las condiciones extremas, en términos
de pH, metales y arsénico, en las que vive la vegetación en este tipo de ambientes dando una respuesta
limitada en supervivencia y escasa en cuanto al desarrollo.
Grupo C:
Parcelas que cumplen las siguientes condiciones;
• Crecimiento del diámetro del cuello de la raíz "DCR", inferior a 7,5 cm.
Número de
Mina Tipo de parcelas
parcelas
E 3
N 1
Poderosa abajo
,^ T .. 2
Total 6
E 2
Poderosa arriba T 2
Total 4
. E. 4
N 1
Torerera
T 3
Total 8
E 9
N 2
Total
T 7
Total 18
Por último, en el grupo C encontramos aquellas parcelas donde la vegetación ha dado una
respuesta claramente negativa a consecuencia de las características de los suelos. Así, el 34, 6% de las
parcelas han mostrado una respuesta negativa, este amplio porcentaje denota ciertas deficiencias en el
tratamiento empleado para la corrección de los suelos. En el siguiente apartado 5.1.4 "Respuesta de los
suelos y la vegetación ante la aplicación de materiales de préstamo", se profundizará en las causas de
esta parcialmente ineficaz medida correctora.
Tal como se comentó en el apartado anterior, a partir de los datos obtenidos en las parcelas de los
grupos A y B, se definen para cada especie, los umbrales de resistencia más y menos restrictivos. Para
ello, incorporamos las tablas 5.15, 5.16. y 5.17., en las que se analizan los rangos de pH y sus
medianas, así como otros parámetros relacionados con la fertilidad de los suelos.
MINA ESPECIE
%
Superv
Cree. Cree. pH
H
pH
DCR agua oxid ':0::^ %N C/N • % s ; ;
pisen
N 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5
Media 69 85 15 3,92 3,51 0,60 0,06 12 1,31 8
C. ladanifer
Mediana íéMSv *85i: ^?t5i 3.80 33ÍG^ ;0í37í Wmi Í 9 l 'MM;#l5l::
Desv. típ. 8 15 3 0,54 0,37 0,67 0,03 9 1,03 9
Mínimo 62 69 11 3,20 3,14 0,14 0,01 2 0,01 2
Máximo 80 110 20 4,70 4,10 1,78 0,10 24 2,47 25
N 8 8 8 8 8 8 8 8 8 8
Media 76 68 22 4,11 3,45 1,04 0,06 23 1,41 36
Mediana 77 69 21 4,10 2,99 0,36 0,03 22 0,97 21
P pinaster
Desv. típ. 9 16 4 0,94 1,14 1,34 0,06 13 1,33 46
Mínimo 60 48 18 2,90 2,48 0,20 0,01 6 0,01 2
Máximo 88 91 28 5,40 5,40 3,65 0,15 48 3,90 141
Total
N 10 10 10 10 10 10 10 10 10 10
iVIedla 82 53 22 5 4 1 0 30 2 26
Mediana 85 46 21 4,70 4,55 0,43 0,06 14 1,39 21
P pinea
Desv. típ. 11 23 6 1,14 1,39 0,57 0,04 35 1,24 21
Mínimo 56 35 15 3,10 2,34 0,18 0,01 2 0,05 1
Máximo 94 109 36 6,10 6,10 1,85 0,13 102 4,70 74
N 23 23 23 23 23 23 23 23 23 23
Media 77 65 21 4,32 3,90 0,79 0,06 24 1,45 25
Total
Mediana •ír78Sv. ^•;-62:g. imx IÍ20S 3,60 0,39 Ói05^ ^m^:lílO: •ÜW'
Desv. típ. 11 22 6 0,99 1,22 0,91 0,05 25 1,18 31
Mínimo 56 35 11 2,90 2,34 0,14 0,01 2 0,01 1
Máximo 94 110 36 6,10 6,10 3,65 0,15 102 4,70 141
% Cree. Cree. pH pH P
MINA ESPECIE
Superv H DCR agua oxid
%c %N C/N %S
Olsen
N 5 5 5 5 5 5 5 5 5 5
Media 56 49 9 4,27 4,16 2,24 0,07 36 1,30 11
Mediana 46 55 10 3,80 4,20 0,62 0,05 41 1,25 9
C. ladanifer
Desv. típ. 20 30 6 1,46 1,14 2,71 0,06 21 1,30 4
Mínimo 40 18 3 2,43 2,80 0,16 0,01 3 0,01 7
Máximo 88 85 17 6,20 5,60 6,37 0,15 62 2,65 16
N 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3
Media 73 25 9 5,30 4,92 0,47 0,05 20 1,53 22
Mediana 74 25 9 5,80 5,40 0,48 0,07 7 1,29 25
P pinaster
Desv. típ. 7 2 1 1,42 1,38 0,06 0,04 24 0,71 8
Mínimo 66 23 8 3,70 3,36 0,41 0,01 5 0,97 13
Máximo 80 27 10 6,40 6,00 0,52 0,08 48 2,32 29
Total
N 3 3 3 3 3 3 3 3 3 3
Media 52 25 6 3,67 3,47 0,89 0,05 23 0,88 9
Mediana 44 22 5 3,10 3,20 0,28 0,01 25 0,87 9
P pinea
Desv. típ. 16 14 3 1,25 0,83 1,09 0,07 6 0,79 7
Mínimo 42 13 3 2,80 2,80 0,25 0,01 17 0,10 1
Máximo 70 40 9 5,10 4,40 2,15 0,13 28 1,68 15
N 11 11 11 11 11 11 11 11 11 11
Media 60 36 8 4,38 4,18 1,39 0,06 28 1,25 13
Mediana 64 25 9 3,80 4,20 0,48 0,05 28 1,25 13
Total
Desv. típ. 17 24 4 1,41 1,17 1,97 0,05 19 0,98 8
Mínimo 40 13 3 2,43 2,80 0,16 0,01 3 0,01 1
Máximo 88 85 17 6,40 6,00 6,37 0,15 62 2,65 29
Tabla 5.16. Resultados analítícos para parcela s d e K Srupo B.
7o Cree. Cree. pH pH P
%c %N C/N %S
Superv H DCR agua oxid Olsen
MINA ESPECIE
N 8 8 8 8 8 8
Media 18 48 3,20 2,82 0,46 0,05 18 2,19 129
Mediana 18 47 ,3,10 2,70 0,39 0,05 11 •1,39 11
Desv. típ. 13 38 0,66 0,57 0,21 0,03 15 1,79 338
IVIínimo 2,50 2,40 0,27 0,01 0,81
C. ladanifer Máximo 34 103 18 4,70 4,20 0,90 0,10 43 5,83 966
N
Media 17 44 14 3,30 2,92 0,80 0,04 43 1,61 11
Mediana ^^ / 1 4 UÍ33 fctsi.i 3,00 ^2,70 '0:50 0,01 - 41 , 1,70
Desv. típ. 11 37 12 0,95 0,61 0,67 0,04 31 1,03
Mínimo 18 2,30 2,40 0,39 0,01 0,01
P pinaster Máximo 34 118 36 4,90 4,00 2,10 0,11 94 3,10 24
N
Media 20 21 4,33 3,14 1,08 0,09 11 1,39 18
Mediana 'ésk*\'2ú]Mi'Qñi:4^6 r4>70 m2 io;o8 mk8 ^^1,-76 Wffo
Desv. típ. 1,34 0,55 1,33 0,04 0,93 20
Mínimo 15 2,40 2,45 0,22 0,05 0,01
P pinea Máximo 28 27 5,50 3,80 3,06 0,13 24 2,03 47
N 18 18 18 18 18 18 18 18 18 18
Media 18 41 3,48 2,93 0,71 0,05 25 1,82 65
Mediana m. SI KS
Desv. típ.
Mínimo
16.
11 34 0,99 0,56
» m.5
0,73 0,04
2,30 2,40 0,22 0,01
116
s
24 1,38
0,01
225
Total Total Máximo 34 118 36 5,50 4,20 3,06 0,13 94 5,83 966
Tabla 5.17. Resultados analíticos para parcelas del Grupo C
RESULTADOS Y D I S C U S I Ó N Pagina 92
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en
Analizando los resultados de las tablas 5.15., 5.16. y 5.17., podemos tener una aproximación sobre
cuáles pueden ser los requerimientos mínimos para el correcto desarrollo y adecuada supervivencia de
las especies ensayadas.
La siguiente tabla, recoge de forma resumida los umbrales de pH más y menos restrictivos para las
tres especies (tabla 5.18.):
UMBRALES
Cistus ladanifer, Pinus pínaster y Pinus pinea
Tabla 5.18.: Resumen de valores umbrales corregidos de pH y metales para las especies ensayadas
Pinus pínaster, Pinus pinea y Cistus ladanifer.
Con carácter general, para el pH se observó una mejora progresiva de las condiciones de acidez,
desde el Grupo C (TC+EC) de mediana 3,15 y 2,8 solo para las parcelas TC , hasta el Grupo A (NA+EA)
que alcanzó el valor 4,2, siendo la mediana para las parcelas naturales "NA" de 4,6.
Así, puede establecerse como umbral mínimo más restrictivo para las tres especies el valor de pH
4,2 (mediana). Este valor debería ser nuestro objetivo de recuperación para la implantación de las tres
especies estudiadas. Además comentar, que para el conjunto de datos de estas tres especies,
encontramos una diferencia escasa pero significativa entre el umbral más restrictivo, Grupo A, y el
menos restrictivo, Grupo B. Esto demuestra una vez más la correlación entre supervivencia y pH.
Finalmente, al igual que analizamos los valores de pH para el conjunto de las tres especies,
podemos hacer el mismo análisis pero para cada una de ellas individualmente. No obstante, debemos
hacer uso de la información resultante con cierta prevención, dado que el número de parcelas para cada
especie no es muy numeroso, pudiendo obtener resultados escasamente significativos.
Analizando los resultados de las parcelas de Pinus pínaster, para el pH se observó una mejora
progresiva de las condiciones de acidez,desde el Grupo C (TC+EC) de mediana 3, O y 2,75 solo para las
parcelas TC , hasta el Grupo A (NA+EA) que alcanzó el valor 4,1, siendo la mediana para las parcelas
naturales "NA" de 4,4.
Así, puede establecerse para el pH como umbral mínimo más restrictivo para Pinus pínaster, el valor
de 4,1 como mediana de pH. Este último valor debería ser nuestro objetivo de recuperación para la
implantación de esta especie, con las reservas ya comentadas. Finalmente debe indicarse, que para el
caso del Pinus pínaster no encontramos al pH como factor limitante entre los grupos A y B, es decir entre
el umbral menos y más restrictivo. Quizá la explicación se encuentre en que para valores de pH entorno
a 4,2 o superior, dato obtenido como umbral más restrictivo del conjunto de las tres especies, no hay
UMBRALES
Pinus pinaster
En Pinus pinea, para el pH no se observó una mejora progresiva de las condiciones de acidez,
desde el Grupo C (TC+EC) de mediana 4,7 y 4,0 solo para las parcelas TC, hasta el Grupo A (NA+EA)
que alcanzó el valor 4,7, siendo la mediana para las parcelas naturales "NA" de 4,5, que es incluso
inferior al de las parcelas experimentales. Para esta especie, se ha dado la circunstancia casual de
haberse implantado en las parcelas menos afectadas, así, en el apartado 5.1.3. d) "Selección de las
especies más destacadas", podremos comprobar que el índice de supervivencia de esta especie
respecto a las otras dos es considerablemente superior; 82% de supervivencia en el Grupo A, frente al
74% y 68% del Pinus pinaster y del Cistus ladanifer respectivamente.
De esta manera, podemos establecer para el pH como umbral mínimo más restrictivo para el Pinus
pinea, el valor de 4,7 como mediana de pH. Este último valor debería ser nuestro objetivo de
recuperación para la implantación de esta especie, con las reservas ya comentadas. En el caso del
Pinus pinea, encontramos una diferencia significativa entre el umbral más restrictivo. Grupo A, y el
menos restrictivo, Grupo B. Esto demuestra una vez más la correlación entre supervivencia y pH, que a
su vez queda patente en la Figura 5.7.
UMBRALES
Pinus pinea
Finalmente, en el caso de Cistus ladanifer, para el pH se observó una mejora progresiva de las
condiciones de acidez,desde el Grupo C (TC+EC) de mediana 3,1 y 2,8 solo para las parcelas TC , hasta
el Grupo A (NA+EA) que alcanzó el valor 3,8, siendo la mediana para las parcelas naturales "NA" de 4,7.
En las parcelas donde se implantó esta especie, al contrario de lo que sucedió para el Pinus pinea, se
han registrado valores de pH cuatro décimas por debajo del valor medio registrado para el conjunto de
las tres especies. Este aspecto se ha hecho notar en la elevada mortandad, comentada en el caso del
Pinus pinea, de esta especie respecto a las otras dos.
En cuanto al umbral mínimo más restrictivo, en lo que a pH se refiere, para el Cistus ladanifer, ha
resultado el valor de 3,8 como mediana de pH, con precaución dado que este valor esta incluido en el
intervalo comprendido entre 3,0 y 4,0, ver apartado 5.1.3.a). Por último debe comentarse, que para el
Cistus ladanifer no se encuentra una diferencia significativa entre la mediana de el umbral más
restrictivo, Grupo A, y el menos restrictivo. Grupo B, pero sí una considerable diferencia entre el valor
mínimo del grupo B respecto al A.
UMBRALES
Cistus ladanifer
Mediana
1
4,7
5
3,8
' V'
3,8 g | 3,1 1
3
2,6 1
100
'ü
c
>
CL
C. ladanifer P pjnaster
ESPECIE
Figura 5.9.: Análisis de la supervivencia por especies y estratos de tipología de parcelas {según
tratamientos).
Sin embargo, la afirmación hecha para las parcelas experimentales del Grupo A en supervivencia,
no la podemos trasladar estrictamente a los aspectos vinculados con el desarrollo. Como se puede
observar en las figuras 5.9. y 5.10., parece haber mayor distanciamiento en cuanto a los crecimientos
registrados en las parcelas naturales, NA, respecto a las experimentales del Grupo A, EA. Ya que
prácticamente se ha alcanzado el nivel de pH en las parcelas experimentales del Grupo A, EA, el único
factor limitante parece que explique las diferencias de crecimiento debe ser bien un menor contenido de
nutrientes bien limitantes del desarrollo como As y/o metales pesados en el suelo. La presencia de
dichos elementos traza entendemos que pueden marcar la diferencia entre los índices de supervivencia
y crecimiento de las parcelas naturales, NA, respecto de las experimentales, EA. Quizá la presencia de
metales y arsénico en los suelos incida en el desarrollo de la vegetación más que en la supervivencia.
120
ESPECIE
Figura 5.10.: Análisis del crecimiento por especies y estratos de tipología de parcelas (según
tratamientos).
ESPECIE
Figura 5.11.: Análisis del crecimiento del cuello de la raíz por especies y estratos de tipología de parcelas
(segijn tratamientos).
La acción de las enmiendas realizadas manifestó su respuesta sobre las especies plantadas en
suelos experimentales, afectando a su supervivencia y desarrollo de forma diferenciada como se
comenta a continuación (Ver figuras de 5.12. a 5.17.).
A la vista de dichas figuras, resumidos los valores en las tablas 5.22. y 5.23., se han observado los
mejores resultados para el Pinus pinea en supervivencia, siendo la más desfavorecida el Cistus
ladanifer. A priori el resultado obtenido en el pino piñonero no debe sorprendernos, a tenor de las
medianas de pH obtenidas para esta especie tanto en el Grupo A como en el C. En ambos casos dicha
mediana era igual a 4,7, valor poco usual en estos suelos, pero que, de forma casual, favoreció a esta
especie. Por tanto, en un principio no debemos pensar que Pinus pinea es mejor o más resistente que
las otras dos especies, de hecho, aun registrando el l^inus pinea una mediana en el Grupo C muy
superior al Pinus pinaster, el patrón de supervivencia y crecimiento en el Grupo C para los dos pinos es
muy similar, ver figuras 5.12 y 5.14., quizá porque los valores mínimos de pH en este Grupo son
igualmente bajos para ambas especies, entorno a 2,5.
Pinus pinea
2%-^
8% 1 -0%
• Muertas
a Vi\as altura de 50 a 80 cm
Pinus pinea
8%
^ ^ ^ ^ 18%
• Muertas
• Vi\as altura 30 a 49 cm
18%
D V¡\as altura de 50 a 80 cm
31%
Pinus pínaster
IVIuertas
Vivas altura 30 a 49 cm
D Vivas altura de 50 a 80 cm
Pínus pinaster
Muertas
V¡\as altura 30 a 49 cm
n Vi\as altura de 50 a 80 cm
15%
Figura 5.15.: Análisis Supervivencia-Crecimiento para el estrato A (respuesta adecuada=supervivencia
superior al 50%) y la especie Pinus pinaster.
Por otra parte, si comparamos los resultados obtenidos entre el Cistus ladanifery el Pinus pinaster,
dentro de las parcelas del Grupo C observaremos que aún teniendo similares rangos y medianas de pH,
la respuesta de ambas en supervivencia es muy parecida, pero no lo es en el crecimiento donde el
Cistus concentra el mayor porcentaje de parcelas con crecimientos superiores a 80 cm, mientras que el
Pinus pinaster tiene el porcentaje más elevado en el intervalo de crecimiento comprendido entre O y 30
cm.
Cistus ladanifer
18% ^ ^ ^
• Muertas
Cistus ladanifer
• Muertas
^ B | ^ ^ 32%
37%/ • Vivas altura < 30 cm
• Vivas altura 30 a 49 cm
D Vivas altura de 50 a 80 cm
En cuanto al resultado de las parcelas del Grupo A para estas dos especies, debe comentarse que
el Pinus pinaster ha obtenido un valor de supervivencia ligeramente superior al del Cistus , 74% frente al
68% de la jara, pero también es cierto que la mediana de las parcelas de jara para este Grupo es de 3,8,
tres décimas menos que en el caso del Pinus pinaster, situándonos en el intervalo comprendido entre 3,0
y 4,0. Respecto al crecimiento, debe destacarse el mismo aspecto señalado para las parcelas del Grupo
C de estas dos especies. El Cistus ladanifer experimenta crecimientos muy superiores a los pinos,
obteniendo un porcentaje del 57% en aquellas parcelas donde los crecimiento superaron los 50 cm,
frente al 46% del Pinus pinaster, ver tablas 5.22. y 5.23.
Pinus Cistus
GRUPO A.- Pinus pinea
pinaster ladanifer
Muertas 18 25 32
altura < 30 cm 18 13 2
altura 30 a 49 cm 32 15 9
Vivas altura de 50 a 80 cm 25 23 20
altura >80 cm 8 23 37
TOTAL VIVAS 82 75 68
Tabla 5.22.: Porcentajes de plantas pertenecientes al estrato A, clasificando los resultados en función del
crecimiento. Diferenciación entre plantas vivas y muertas y entre especies.
P->ac/-5r¿g
Pinus Cistus
GRUPO C- Pinus pinea
pinaster ladanifer
Muertas 72 73 70
altura < 30 cm 18 15 2
altura 30 a 49 cm 8 6 3
Vivas altura de 50 a 80 cm 2 6 7
altura >80 cm - 2 18
TOTAL VIVAS 28 28 30
Tabla 5.23.: Porcentajes de plantas pertenecientes al estrato C, clasificando los resultados en función del
crecimiento. Diferenciación entre plantas vivas y muertas y entre especies.
En conclusión, podríamos afirmar que las tres especies han tenido una respuesta significativamente
satisfactoria ante la aplicación de tratamientos, cuando estos han situado las parcelas en situaciones
propias del Grupo A, ver tabla 5.18. del apartado 5.1.3.C). Analizando especie a especie, nos hemos
encontrado con dos patrones diferentes en cuanto a crecimiento. Las jaras registran crecimientos
considerablemente mayores que los pinos, tanto en situaciones de Grupo A como en situaciones de
Grupo O. En cuanto a supervivencia, si dejamos a un lado al Pinus pinea, especie que como citamos
anteriormente se ha visto favorecida en cuanto a la situación de sus parcelas (recordemos que la
mediana del pH para el pino piñonero en el Grupo C es de 4,7), observamos que el patrón de las dos
especies restantes, aproximadamente coincide para el Grupo A, e incluso para el Grupo C y que dicho
patrón es el mismo para las tres especies, entorno al 30% de supervivencia.
a) Eficacia de los tratamientos desde el punto de vista de las propiedades ácido-base de los
suelos.
Aun siendo satisfactoria la respuesta de la vegetación ante los tratamientos, a juzgar por los índices
de supervivencia registrados, las enmiendas calizas fueron claramente insuficientes pero ayudaron a
comprender los procesos de corrección de la acidez en este tipo de suelos de cara a ulteriores
actuaciones. En este apartado, se ha comprobado que los tratamientos han modificado a las parcelas de
experimentación desde una situación acido-base negativa, definida en el apartado 5.1.1. como situación
actual o de partida, hasta situaciones más favorables semejantes a las definidas como mínimas e incluso
máximas alcanzables.
Así, se han analizado 193 muestras pertenecientes a parcelas experimentales distribuidas por las
distintas zonas de estudio, ver tabla de 5.27.,y de acuerdo a los resultados obtenidos, podemos hacer las
siguientes observaciones:
Tal y como refleja la tabla resumen, tabla 5.24., queda patente que existe cierta heterogeneidad en
los resultados por minas, diferenciando claramente las minas de Castillo y Poderosa de arriba de
Torerera y Poderosa de abajo. En las dos primeras, la respuesta de los tratamientos ha sido casi
inexistente, conservándose los ambientes hiperácidos que encontramos en las parcelas testigo. La
mediana del pH sigue estando próxima a 2,5, valor entorno al cual se hace patente el efecto del tampón
férrico enmascarándose las necesidades reales de encalante. En cuanto a las minas de Torerea y
Poderosa de abajo, la primera ha respondido muy satisfactoriamente a los tratamientos, situándonos
incluso a niveles iguales o superiores a las parcelas naturales. En cuanto a la mina Poderosa de abajo,
observamos que también ha respondido satisfactoriamente a los tratamientos pero no se alcanzó, por
escasas décimas, el objetivo marcado como referencia. No obstante, en esta última mina la mediana
supera suficientemente el valor 3,5 de pH, dato que como explicamos anteriormente, marca la
separación entre los sistemas ácidos e hiperácidos, es decir que el oxidante Fe^"^ pasa a un segundo
plano, dejando de intervenir progresivamente a su vez la acción de la bacteria Thiobacillus ferroxidans.
pH agua
^
Mina Testigo Experimentales Natural^es^ _^_Obseryaciones
Castillo '^^1
2,53 I 3,90 Sistema ácido
Poderosa abajo
4,35 - 5,20
3.06 jistema hiperácidO:
Poderosa arriba
Se alcanzó el
2.97 ' ^ ^ 4,60
Torerera objetivo
Tabla 5.24.: Análisis comparativo del pH en agua entre suelos testigo y suelos experimentales.
Valoración de respuesta de los tratamientos correctores respecto al objetivo máximo/mínimo alcanzable.
En cuanto a los tratamientos, como se puede observar en la figura 5.21, debe destacarse en primer
lugar la evidente diferencia en todas las minas entre las parcelas naturales y las testigo, aspecto que nos
muestra el escalón que deberemos vencer para la recuperación de nuestros suelos. Tomando como
referencia estas dos barras de la figura 5.21, natural y testigo, se observa como destaca en Poderosa de
abajo y Torerera el tratamiento con cenizas de celulosa respecto al resto, quedando las espumas de
azucarera y el tratamiento combinado de compost EDAR más espumas de azucarera, equiparados en
resultado pero siempre por detrás de las cenizas. Destaca también la respuesta obtenida en la mina
Torerera, donde el objetivo recuperador, entorno a 4,0 de pH, ha sido alcanzado en todos los
tratamiento. Respecto a la mina Poderosa de abajo, debe tenerse en cuenta que la dosis empleada para
la recuperación de los suelos no ha sido del todo suficiente, pero siempre superior al de las minas del
Castillo y Poderosa de arriba. La explicación de esta circunstancia puede deberse a que en los cálculos
de las dosis de encalante por métodos tradicionales, ver apartado 5.1.2., no se tuvo en cuenta el efecto
del tampón férrico que sucede a pH entorno a 2,5, que como se indicó en la tabla 5.24., es precisamente
la mediana del pH de partida de esta mina.
Quizá por este mismo efecto comentado para la mina de Poderosa de abajo, los tratamientos en las
minas de Poderosa de arhba y Castillo han resultado claramente insuficientes. En estas dos minas las
espumas de azucarera y las cenizas de celulosa, no han modificado prácticamente las propiedades del
suelo, tan solo el tratamiento combinado de compost de EDAR con espuma de azucarera, ha dado una
respuesta positiva, e incluso muy positiva en el caso de la mina Poderosa de arhba, donde curiosamente
se han cubierto los objetivos de recuperación.
Como conclusión, en base a la información analizada, puede asegurarse que todos los tratamientos
empleados son válidos, aunque las dosis empleadas han sido insuficientes en aquellas minas donde las
condiciones de partida eran muy desfavorables, sobre todo cuando el pH original estaba entorno a 2,5.
Parece observarse que el tratamiento que peor respuesta ha dado, a efectos de modificación del pH, es
la espuma azucarera, siendo el mejor tratamiento las cenizas de celulosa seguido de la combinación
compost de EDAR más espumas de azucarera. No obstante, entendemos que es práctico analizar la
eficacia de los tratamientos en función de la supervivencia de la vegetación, puesto que no hay que
olvidar que nuestro objetivo principal es el de facilitar la implantación de una cubierta vegetal estable en
este tipo de suelos.
100
ESPECIE
Figura 5.18.: Relación entre la supervivencia de la vegetación y los tratamientos del suelo para las
En referencia al crecimiento, figuras 5.19 y 5.20, curiosamente en el Cistus ladanifer todas las
parcelas tratadas con material encalante han superado los índices de crecimiento de las parcelas
naturales. Al igual que en el caso anterior, el tratamiento combinado compost y espuma de azucarera ha
sido el que ha dado mejor resultado, resultando los tratamientos de espumas de azucarera y cenizas
igualmente válidos y con una eficacia similar. En este caso, al igual que citamos para la supervivencia,
se aprecia una notable diferencia entre los resultados de crecimiento de las parcelas testigo y las
parcelas experimentales.
120
100-
X
d
LU
cr
o
Figura 5.19.: Relación entre el crecimiento de la vegetación y los tratamientos del suelo para las
especies ensayadas (Pinus pinaster, Pinus pinea y Cistus ladanifer).
ce
Ü
Q
ó
O)
ESPECIE
Figura 5.20.: Relación entre el crecimiento del cuello de la raíz y los tratamientos del suelo para las
especies ensayadas (Pinus pinaster, Pinus pinea y Cistus ladanifer).
MINA
Figura 5.21.: Influencia de los tratamientos correctores del suelo, para cada mina, en la variable pH agua
las e x p l o t a c i o n e s p i r í t i c a s d e l s u r o e s t e e s p a ñ o l ( H u e l v a y S e v i l l a )
¡¡ESÜL
Parcelas Parcelas Parcelas Parcelas Parcelas Parcelas Parcelas Parcelas Parcelas Parcelas Parcelas Parcelas
MINA Testiqo experim. naturales Testigo experim. naturales Testigo experim. naturales Testiqo experim. naturales
Castillo
Poderosa
abajo
Poderosa Q 5
arriba
Tabla 5.25. Tabla resumen del resultado de los parámetros de fertilidad, por tipo de parcela y mina.
OLSEN
Castillo
Poderosa
abajo
Poderosa : o.5
arriba
Torerera
Tabla 5.26 Tabla resumen del resultado de los parámetros de fertilidad, por tipo tratamiento y mina.
^^^m\
Total
Mediana '>: '3,^40 : ">P2,IÓví>i^0f43 :'-'0',04 18,00 ^»t8f6G
Desv. típ. 1,44 1,40 0,48 0,03 27,41 1,82 34,78
Mínimo 1,90 1,92 0,10 0,01 2,10 0,05 0,60
Máximo 7,50 7,40 4,07 0,20 183,00 16,25 404,00
Tabla 5.27.: Analítica de suelos de la totalidad de las muestras, para diferentes enmiendas; pH en agua y
de oxidación, azufre pirítico y nutrientes esenciales. Datos de la red de parcelas de investigación (datos
de P Olsen expresados en ppm).
Para hacer correctamente una estimación del riesgo de acidificación, debe analizarse el ambiente
físico-químico del sistema considerado. Como puede observarse en la tabla 5.28., en las minas de
Castillo y Poderosa de arriba, con pH inferiores a 3,5, encontramos ambientes propios de sistemas
hiperácidos, siendo más sensibles a la presencia en sus suelos de porcentajes elevados de azufre
pirítico. Mientras que las minas de Torerera y Poderosa de abajo, al presentar pH superiores a 3,5 y
próximas a 4,5, se puede decir que sus suelos se identifican más con sistemas ácidos, que todavía
pueden en principio neutralizar una ciertra acidez producida por el azufre pirítico.
azufre pirítico elevados, deduciendo por tanto que se esperan descensos de pH en sus suelos o bien que
aunque el pH permanezca constante, porque ya ha alcanzado, el propio del tampon férrico hay una
liberación potencial de acidez significativa.
RIESGO ACIDIFICACIÓN
b>
•^^^B
••H
B Castillo Alto
^
Poderosa arriba
Torerera 4,60
IBIH 4,10 1,15
Alto
'ü^ml^^M
J
Tabla 5.28.: Contenido en azufre, azufre pirítico y pH de oxidación por minas. Riesgo de acidificación.
5.1.5. Cálculo de los excesos de acidez por el método de cálculo del Potencial de
Acidificación Neto (PAN).
Una vez analizada la eficacia de los tratamientos correctoras en los apartados 5.1.3. y 5.1.4, se ha
podido constatar que la dosificación de las enmiendas calculada según los métodos tradicionales,
(apartado 5.1.2.), han sido claramente insuficientes en las minas de Castillo y Poderosa de arriba,
parcialmente eficaces en Poderosa de abajo, aunque en este caso los suelos han mostrado síntomas de
recuperación desplazándose desde sistemas hiperácidos a sistemas ácidos y suficientes en la mina
Torerera, con la debida precaución que debemos tener en unos suelos que contienen elevadas
concentraciones de azufre pirítico susceptibles de oxidarse y una baja CNA.
1. Aquellas minas cuyos suelos, con carácter previo a los tratamientos, los considerábamos
como sistemas hiperácidos, y tras el correspondiente tratamiento continúan
aproximadamente en las mismas condiciones. Estas son las minas de Poderosa de arriba y
Castillo.
2. Y aquellas minas cuyos suelos, con carácter previo a los tratamientos, los considerábamos
como sistemas hiperácidos, y tras la aplicación de medidas correctoras, han respondido
positivamente trasladándose desde los sistemas hiperácidos a los sistemas ácidos.
En ambos casos nos encontramos ante suelos con un riesgo de acidificación más o menos
acentuado, ver apartado 5.1.4,b), como consecuencia de la presencia en sus suelos de elevados
porcentajes de azufre pirítico. En la tabla 5.29, se observa lo anteriormente Indicado:
RESULTADOS Y D I S C U S I Ó N Página 1 1 1
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en I
Tabla 5.29. Medianas de los parámetros ácido-base medidos en cada una de las minas
estudiadas.
Como se ha explicado en el apartado 4.6.4., la diferencia entre los sistemas hiperácidos y los ácidos,
viene indicada por el nivel de pH del suelo. Así, a pH inferior a 3,5, sistemas hiperácidos, la generación
de acidez (protón) por cada mol de pirita es 4 veces superior a la de los sistemas ácidos, suelos con pH
por encima de 3,5. Este aspecto se ve ilustrado gráficamente por la figura 4.6 del apartado 4.6.4.,
F.Macías y R.Calvo et al ( 2002), donde se representan dos rectas (a) y (b), que relacionan el porcentaje
de azufre pirítico y la acidez potencial de los suelos, siendo la recta (a) representativa de sistemas
hiperácidos y la recta (b) representativa de sistemas ácidos. De acuerdo a esta figura, deberíamos hacer
uso de la recta (a) para las minas de Castillo y Poderosa de arriba, y de la recta (b) para las minas de
Torerera y Poderosa de abajo en el cálculo de la acidez potencial como estimación más apropiada.
Haciendo uso de la gráfica de la figura 4.6., en sistemas ácidos, ver tabla 5.29., con porcentajes de
azufre pirítico en Torerera y Poderosa de abajo de 1,2 y 1,6 respectivamente, se generará una acidez
potencial de 750 y 1.150 mmoles de H"^ por kilogramo de suelo afectado, ver cuadro resumen tabla 5.30.
Esta acidez generada, únicamente podría neutralizarse por dos vías, o combinación de ambas:
1. Puede suceder que el medio receptor sea capaz de neutralizar la acidez del suelo. En este caso,
no sería necesaria ninguna medida correctora, ya que el suelo tiene suficiente capacidad para
amortiguar la acidez generada. También puede ocurrir que aún cuando el sistema pudiese
amortiguar la acidez liberada de forma teórica no sea eficiente por una cinética excesivamente
lenta de los procesos de amortiguación. Si el pH desciende a valores de 3,5 la liberación de
acidez se incrementa y, en ocasiones ya no sería neutralizable.
2. También puede ocurrir que sea preciso la aplicación de una enmienda correctora, debido a que
el suelo no es capaz por si solo de superar la acidez generada. Es precisamente éste, el
supuesto en el que estamos en todas las áreas de estudio, dada la escasa capacidad de
neutralización de ácido y de las elevadas concentraciones de azufre sulfuro que contienen los
suelos.
Así, en estas dos minas se hace necesario conocer tanto la capacidad de neutralización de ácido de
los suelos, al pH objetivo que hemos supuesto que puede ser de 4,5, CNA 4,5, como la capacidad de
neutralización de las enmiendas correctoras a emplear. En la tabla 5.30., indicamos los datos obtenidos
del CNA 4,5 para cada mina, registrando los valores de 60 y 80 mmoles de H* por kilogramo de suelo
para Poderosa de abajo y Torerera respectivamente. Como puede observarse, ambos valores son
extraordinariamente bajos en comparación con la acidez potencial generada por la presencia de azufre
pirítico en sus suelos.
Finalmente, calculando la diferencia entre la CNA 4,5 y la acidez potencial, suelo a suelo, se obtiene el
Potencial de Acidificación Neto, PAN, valor que no es más que un exceso de acidez de los suelos que
habrá que neutralizar con algún encalante. Habida cuenta del aceptable resultado que han tenido
nuestros tratamientos, se ha seleccionado a uno de ellos, a las espumas de azucarera, y se han
calculado las demandas reales de espumas con el objeto de comparar la cifra resultante con la dosis
empleada en este estudio, que recordemos fue de 25 tn de espuma de azucarera por hectárea. Para
ello, hemos analizado en laboratorio la CNA 5,0 de las espumas de azucarera resultando su capacidad
de neutralización de 13.000 mmoles de H* por kilogramo de espuma. Así, considerando un tratamiento
para 20 cm de suelo, cuya densidad aproximada esté entorno a 1,2, la dosis necesaria para las minas de
Torerera y Poderosa de abajo, según este estudio, es de 124 y 201 toneladas de espuma de azucarera
por hectárea, dato de 5 a 8 veces superior al calculado por los métodos tradicionales, ver tabla 5.30. y
mucho más próximo a las necesidades reales.
En el caso de los suelos hiperácidos la solución a adoptar es diferente. Si los datos obtenidos de
azufre pirítico para las minas de Castillo y Poderosa de arriba son de 3,2% y 2,3% respectivamente, e
introducimos dichos datos en el gráfico de la figura 5.22, observaremos que la acidez potencial generada
en cada una de las minas es tan sumamente elevada que se haría inviable desde el punto de vista
económico la aplicación de una enmienda. Por tanto, en este tipo de sistemas deberemos optar por las
siguientes alternativas:
1. En el caso de que la profundidad del suelo sea elevada, puede precederse a la relímpieza
de los suelos hasta obtener un porcentaje de azufre pirítico por debajo de (1,5%). En este
caso, nunca deberemos permitir que los suelos tengan una profundidad inferior a 40 cm,
siendo ésta la profundidad media en áreas forestales del entorno no afectadas por la
minería. Tras las labores de relimpieza se caracterizarán de nuevo los suelos midiendo
fundamentalmente los parámetros pH y %Spirít¡co. En el caso en que persista el sistema
hiperácjdo, deberá aplicarse un tratamiento de choque con encalante, con el objeto de
que, pasado un tiempo prudencial, esperemos un cambio en el pH que supere el valor de
3,5. En esta situación, se aplicará la metodología propia de sistemas ácidos.
2. En el caso de nuestras minas, la carencia de suelo es manifiesta, razón que nos aleja de
la opción de relimpieza. Como alternativa a la anterior, se hace preciso emplear una
técnica que resulte más económica que la adición de encalante, que respete la
profundidad de suelo actual y que disminuya el nivel de los parámetros que nos
preocupan, %Sp, pH y metales pesados. Así, la única opción alternativa a la anterior, es la
dilución mediante el empleo de materiales de préstamo próximos a la mina, que
carezcan de los elementos químicos que nos perjudican y con un pH, no necesariamente
alcalino, pero si al menos superior a 4,5. Finalmente, al igual que en el caso anterior, tras
la aplicación de materiales de préstamo, deberemos caracterizar de nuevo los suelos
midiendo fundamentalmente pH y %Spirítico. En el caso en que persista el sistema
hiperácido, deberá aplicarse un tratamiento de choque con encalante, con el objeto de que
pasado un tiempo prudencial, esperemos un cambio en el pH que supere el valor de 3,5.
En esta situación, aplicaremos la metodología propia de sistemas ácidos. Como materiales
de préstamo pueden emplearse horizontes superficiales de suelos, saprolitas, sedimentos
y mezclas de determinados subproductos o residuos previamente analizados tanto en su
composición y riesgos potenciales como en su respuesta en las condiciones propias de los
suelos de mina estudiados.
Tn de Tnde
CNA
Acidez Espumas de Espumas de
CNA 4,5 PAN Espumas de
pH agua pH oxid. %Sp potencial azucarera azucarera
mmol H/Kg mmol H/Kg azucarera
mmol H/Kg necesarias/ necesarias/
mmol H/Kg
Tn suelo ha
Tabla 5.30. Definición de las necesidades reales de encalante, para cada una de las minas estudiadas, de acuerdo al cálculo del potencia! de
acidificación neto (PAN) de sus suelos.
> Establecer unos niveles de referencia objetivo máximo y mínimo alcanzable para metales
pesados y arsénico total, en la disolución el suelo y en los tejidos vegetales).
> Conocer la situación de partida de los suelos de mina, en lo referente a concentraciones totales,
en la disolución del suelo y en los tejidos vegetales.
> Influencia del Fe y el pH en la movilidad de los metales y el arsénico en la solución del suelo.
> Definición de umbrales de tolerancia de metales y arsénico en hoja, para cada especie
ensayada.
> Nivel de referencia máxima alcanzable. Áreas no afectadas por la actividad minera,
"Suelos naturales".
Tal como se procedió en la definición de los niveles de referencia en el apartado 5.1.1., para las
propiedades ácido-base de las parcelas naturales, a continuación analizaremos los datos resultantes de
dichas parcelas, ver tabla 5.31,para establecer los niveles de referencia máxima alcanzable para las
concentraciones totales de metales pesados y arsénico. Por otra parte, con el objeto de referenciar
los datos resultantes de la analítica, en la tabla 5.32 indicamos valores de referencia aportados por
algunos autores para el Fe, Mn, Zn, Pb, Cu, As y Hg.
El hierro presenta cierta variabilidad entre zonas, siendo las minas de Poderosa de arriba y abajo
las que tiene la menor concentración con una mediana inferior a 36.400 ppm; mientras Castillo y
Torerera superan por este orden los valores recogidos en dicha mina (Mediana cast¡iio= 93.600 ppm;
Mediana Torerera= 54.700 ppm). En bibliografía, solo hemos encontrado el dato de 50.000 ppm para suelos
naturales, estando únicamente muy por encima de este valor, el entorno forestal de la mina de Castillo.
Los niveles de Zinc de los suelos naturales fueron similares a los de los suelos afectados salvo en
el caso de Poderosa de arriba, donde el valor del suelo natural estuvo muy por debajo, y Torerera, donde
ocurrió lo contrario. Por minas, el comportamiento fue muy similar entre todas ellas, oscilando entre los
89 ppm de mediana para Poderosa de arriba y los 132 ppm de Torerera. En ningún caso se superaron
los límites de intervención definidos en la Orden de 18/12/1998, por la que se fijan las concentraciones
límites en los suelos afectados por el accidente minero de Aznalcóllar.
El plomo presentó un rango de variación considerablemente elevado entre minas. Así, en las minas
de Castillo y Torerera, los valores de las medianas superaron el umbral establecido para zonas
sensibles, definido en la Orden de 18/12/1998, por la que se fijan las concentraciones límites en los
suelos afectados por el accidente minero de Aznalcóllar, mientras que en el resto, los valores obtenidos
fueron considerablemente bajos.
El cobre presentó una baja concentración para Poderosa de arriba, 64 ppm, y elevada para el
Castillo, 408 ppm, siendo esta última, la única mina que supera el umbral definido para zonas sensibles
recogido en la Orden de 18/12/1998, por la que se fijan las concentraciones límites en los suelos
afectados por el accidente minero de Aznalcóllar.
El arsénico, sin duda, es el elemento que se presenta en mayores concentraciones, respecto a los
niveles de referencia establecidos, para todas las minas. En todos los casos se superan las 52 ppm
establecidas para zonas sensibles, según la Orden de 18/12/1998, por la que se fijan las
concentraciones límites en los suelos afectados por el accidente minero de Aznalcóllar, e incluso en
Poderosa de arriba obtenemos para suelos naturales 517 ppm de arsénico, cuando el límite para zonas
menos sensibles es de 100 ppm. Esto significa que muchas zonas de la Faja Pirítica deben ser
controladas por el riesgo elevado de que se produzcan altas concentraciones de As en disolución.
En resumen, tras analizar en las cuatro minas estudiadas los contenidos totales de metales y
arsénico en suelos naturales, podemos concluir diciendo que los elementos que de por sí ya superan los
niveles normales definidos para suelos naturales son; el arsénico en todos los casos, confirmándose a
prior! como el más destacable, el plomo en dos de las minas y el cobre en una de ellas.
:RESULTftDQS;Y:-.DISCUSIQN :::::r;fyM^:::7ym^n^^^^^^^^^^
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en
las explotaciones piríticas del suroeste español (Huelva y Sevilla)
Tabla:5.31. Analítica de suelos para el estrato NA; metales pesados y arsénico (datos en ppm).
Valores de referencia en
bibliografía
Fe (4) Normal 50.000
Zonas menos
1.200
Zn(2) sensibles
MINA Fe Mn 2n Pb Cu As Hg
Con fondo rojo indicamos las concentraciones que superan ampliamente los niveles considerados como tóxicos. Con fondo
amarillo indicamos las situaciones comprendidas entre la tolerancia y la toxicidad. Finalmente, los datos con fondo verde se
corresponden con concentraciones incluidas dentro del intervalo de tolerancia.
> Nivel de referencia mínimo alcanzabíe. Áreas afectadas por la actividad minera, con
vegetación presente de aspecto saludable, en "suelos del entorno minero".
Al igual que comentamos en el apartado b) del 5.1.1., en algunas de las áreas incluidas en los
recintos mineros se observó cierta presencia de especies forestales, (Cistus ladanifer, Erica austraiis y
Erica andevalensis), que tímidamente colonizan los suelos que, aún estando afectados por la actividad
minera, conservan ciertas propiedades que favorecen el desarrollo de diciías especies, presentando
éstas incluso un aspecto sumamente saludable. Este aspecto saludable indica su aparente resistencia a
los ambientes mineros, considerando por tanto necesario profundizar en el conocimiento de la
resistencia de estas especies a los suelos contaminados por la minería pin'tica. Por tanto, se ha
procedido a analizar el contenido de metales y arsénico en raíz, tallo y hojas de la vegetación de estas
zonas, que veremos en el apartado 5.2.3., así como las concentraciones totales de dictios elementos en
el substrato de sus sistemas radicales, que analizaremos en este apartado, para obtener los niveles de
referencia mínimos orientativos por especie vegetal ensayada, que, al igual que en el caso anterior,
resultarán de gran utilidad en el momento de proyectar las enmiendas correctoras de los suelos.
De las ocho muestras de suelo y vegetación (Erica andevalensis. Erica austraiis y Cistus ladanifer)
del entorno minero, de acuerdo a los resultados obtenidos, (tabla 5.34), podemos hacer las siguientes
observaciones:
El hierro presentó una mediana bastante elevada, 124.000 ppm, en comparación con los suelos
naturales. Del mismo modo, se observó cierta heterogeneidad entre las muestras, apreciándose
importantes diferencias entre los suelos colonizados por Erica spp.(Fe>122.000ppm) y los de Cistus
ladanifer (Fe<61 .OOOppm).
En manganeso E. andevalensis presentó la media más baja, 232 ppm, mientras C. ladanifer y E.
austraiis registraron medias más parecidas entre sí: 368 ppm y 302 ppm respectivamente. Por parcelas,
las de jara, M-6 (535 ppm) y iVI-7 (411 ppm), destacaron sobre las demás y alcanzaron las mayores
concentraciones de este elemento. Pero, en ningún caso, se superó el nivel de normalidad.
Para zinc este tipo de suelos presentó una concentración considerablemente mayor que en los suelos
naturales, alcanzando una mediana de 318 ppm. En jara se encontró un contraste importante entre sus
parcelas observándose valores desde 83 ppm (M-7) hasta 433 ppm (M-1). El mayor valor se obtuvo para
la parcela M-4 (503 ppm) de Erica. Al igual que en hierro se apreció una mayor concentración en las
parcelas de Erica spp. respecto de las de Cistus ladanifer Estos niveles no parecen excesivamente
peligrosos en ningún caso.
En el plomo se vuelve a constatar la mayor concentración de este metal en los suelos del entorno
minero en comparación con los naturales. Se alcanzaron valores de 4.000 ppm de mediana para las
ocho muestras. Por especies destaca la heterogeneidad observada en Jara (M-7=700 ppm, M-l =4.600
ppm), así como la diferencia en la concentración de los suelos colonizados por Erica (Media
Ericas>4.575ppm) frente a los de Cistus (Media Cistus=2.183ppm).
El Cobre se comportó, al igual que la mayoría de los metales, con mayores valores en los suelos
del entorno minero, mediana de 775 ppm, y concentraciones más importantes en suelos habitados por
brezos (Media Ericas>766) que por jaras (Media Cistus=412ppm). Del mismo modo, destacó la
importante variabilidad existente entre las diferentes muestras analizadas.
En el caso del mercurio, las diferencias entre suelos del entorno minero y naturales fueron muy
llamativas, mediana 10,67 ppm, alcanzándose valores hasta veinte veces superiores (M-3>20ppm) a los
niveles de los suelos naturales. Las Ericas volvieron a colonizar los suelos con mayores concentraciones
(Media E..andev= 11,67 ppm; Media E.austrai- 14,40 ppm), aunque Cistus ladanifertambién registró niveles
importantes (Mediadstus =6,6ppm). Las parcelas M-1, M-3 y M-4, presentaron grandes contrastes con el
resto, ya que mantuvieron niveles muy elevados.
El arsénico, al igual que el plomo, es el elemento que muestra mayores concentraciones sobre los
niveles de referencia establecidos en la bibliografía. Para este elemento, la mediana obtenida es de 641
ppm. En esta ocasión, a diferencia del resto de elementos fue Cistus !adanifere\ que colonizó los suelos
de mayor concentración de arsénico (Media c. ladanífera 849 ppm), destacando la parcela M-1, que fue la
única que sobrepasó el nivel de 1.000 ppm; Por su parte las Ericas pasaron a un segundo plano,
habitando en suelos con concentraciones algo menos importantes.
Poderosa M-4 E.andev. 126.000 302 503 6 •'i 00 i !\or) 552' 14,40
C.
Poderosa M-1 ladantfer 60.500 158 433 17,77
C.
Torerera M-6 ladanifer 61.000 535 236 170 1,68
C.
Torerera M-7 ladanifer 34.000 411 83 150 0,39
N 8 8 8 8 8 8 8
Mediana
Media
124.000
104.188
302
292
318
321 3,906
•Bfe775
665
1695
10,67
10,11
Tabla:5.34. Analítica de suelos para el estrato NT; metales pesados y arsénico (datos en ppm)
Como avance y primera aproximación a la definición de los umbrales de resistencia a los metales y
ai arsénico de la vegetación, que veremos en el siguiente punto, en la tabla 5.35 mostramos, para la
Erica andevalensis y para el Cistus ladanifer, las concentraciones máximas obtenidas en el análisis del
sustrato radical de ejemplares muestreados de estas especies. Por otra parte, habida cuenta del aspecto
fenotípico de los ejemplares, en los que se ha observado abundante floración, follaje y adecuada
envergadura, entendemos que dichas concentraciones no resultan limitantes para dichas especies.
Valores máximos
observados
Variables
Erica Cistus
andevalensis ladanifer
Zn (ppm) 503 83
Tabla 5.35.: valores máximos observados para Cistus ladanifer y Erica andevalensis.
Como se puede observar, a juzgar por el fondo rojo o verde de la tabla anterior, no parece que los
niveles de referencia definidos como tóxicos en la bibliografía se puedan aplicar en concreto para estas
dos especies. Las plantas examinadas y analizadas en este apartado, germinaron y se desarrollaron de
forma natural en estos terrenos. Incluso conviene destacar la abundante regeneración natural por semilla
de Erica andevalensis observada en la muestra M-5. Esto no significa que no haya efectos pues hay
plantas hiperacumuladoras que pueden sustraer cantidades importantes de tóxicos sin daños aparentes
y también plantas excluidoras que por sus mecanismos protectores pueden vegetar adecuadamente en
suelos con altos niveles de contaminantes sin presentar daños.
> Nivel de referencia actual o de partida. Áreas afectadas por la actividad minera con suelos
desnudos desprovistos de vegetación, "suelos testigo".
Respecto a los suelos testigo, a continuación adjuntamos la tabla 5.36., en la que mostramos para
cada una de las minas de estudio, los rangos, media y mediana de las concentraciones totales en ppm
de arsénico y metales pesados.
MINA Fe Mn Zn Pb Cu As M.
N 8
iMedia 166.400 122 125 368 538 466 1,13
Mediana £l52g50JÍ P31 356!
Castillo
Desv. típ. 48.875
im
60 115 32 566 343
^
0,50
Mínimo 103.400 62 22 330 38 99 0,15
Máximo 238.000 230 386 406 1.668 1.006 1,69
N 11 11 11 11 11 11 11
Media 124.327 87 210 2.870 460 627 5,87
Poderosa Mediana vMHIji''^-?^ BOI 01 ^ M ms^^4 ^m
abajo Desv. típ. 105.951 43 115 3.244 293 326 6,95
Mínimo 37.600 46 102 182 216 144 0,44
Máximo 348.000 184 460 9.700 1.004 1.184 20,14
N 9 9 9 9 9
Media 48.489 64 1.369 5.016 765 569 55,97
Poderosa Mediana
mm E6.35 WMM
arriba Desv. típ. 11.398 26 932 2.757 678 286 22,42
Mínimo 30.600 36 760 2.200 252 186 21,50
Máximo 67.000 116 3.760 10.260 2.480 944 90,25
N 9
Media 56.556 378 75 1.801 98 2.151 3,78
Torerera
Desv. típ. 11.259 181 27 992 28 1.135 1,59
Mínimo 36.800 118 50 542 62 336 0,97
Máximo 71.000 716 130 3.800 134 3.950 5,94
N 37 37 37 36 37 37 37
Media 98.492 160 441 2.653 463 949 16,52
Mediana ^ ^
Total
Desv. típ. 77.027 158 698 2.766 496 915 25,35
Mínimo 30.600 36 22 182 38 99 0,15
Máximo 348.000 716 3.760 10.260 2.480 3.950 90,25
Tabla:5.36. Analítica de suelos para los suelos testigo; metales pesados y arsénico (datos en ppm).
Así, analizando elemento a elemento los resultados de las 37 parcelas testigo, destacamos los
siguientes comentarios:
Respecto al hierro, podemos decir que los suelos testigo por regla general presentan mayores
valores que los suelos naturales. No obstante, esta diferencia se tiace más patente en las minas de
Castillo y Poderosa de abajo, siendo el mayor valor, la mediana de Castillo con 152.000 ppm. Todas las
minas salvo Poderosa de arriba, superan los niveles definidos como normales en la bibliografía, ver
figura 5.23.
350000
300000-
a 250000-
&
u- 200000-
&
150000-
100000- PARCELAS
a
+1
50000- I
--B • Testigo
0-
I
-50000 • Natural
50 7 54 4
MINA
Figura 5.23: Relación entre el contenido en hierro en suelo y el tipo de parcela (natural o testigo).
Media 100-500
Excesiva >1.300.
Según esta clasificación, en todos los casos, salvo en la mina Torerera cuya mediana esta en 336
ppm, tenemos unas concentraciones de Mn en los suelos testigo entre deficientes y medias, es decir
comprendidas entre 58 y 95 ppm de mediana por mina.
2500
2250-
2000-
1750-
1500-
I 1250-
1000-
P. 750- TRATAM
500-
I
250- ^ Testigo
C 0- I
+1
-250 D N
N^ 51 7 52 8 65 8 54 4
MINA
Figura 5.24: Relación entre el contenido en manganeso en suelo y el tipo de parcela (natural o testigo).
Las concentraciones de cinc más elevadas se observaron en Poderosa de arriba, donde se han
obtenido concentraciones de 1.040 de mediana, muy próximas a los 1.200 para zonas menos sensibles,
que establece la Orden de 18/12/1998, por la que se fijan las Concentraciones Límites en los Suelos
Afectados por el Accidente Minero de Aznalcóllar. En el resto de los casos, los suelos naturales
presentan valores muy similares a las parcelas testigo, ver figura 5.25.
1500
1250-
1000-
I
a
750-
&
500-
PARCELAS
250-
Q
+1 • Testigo
T3
I
-250 • Natural
Poderosa Poderosa
arriba abajo
MINA
Figura 5.25.: Relación entre el contenido en cinc en suelo y el tipo de parcela (natural o testigo).
Respecto al plomo, a excepción de la mina Castillo, donde las concentraciones en suelos naturales
son muy similares a las de las parcelas testigo, en el resto de las minas las concentraciones totales de
este elemento son extraordinariamente elevadas, superando en todos los casos, del orden de 4 a 8
veces, los 500 ppm definidos en la Orden de 18/12/1998, como niveles máximos admisible para las
zonas menos sensibles. Así, hemos obtenido desde los 1.636 ppm de Torerera hasta los 4.080 ppm de
Poderosa de arriba, ver figura 5.26.
7000
PARCELAS
O
+1
-1000 Natural
49 6
MINA
Figura 5.26.: Relación entre el contenido en plomo en suelo y el tipo de parcela {natural o testigo).
1200
1000-
800-
I 600-
[]
400-
t PARCELAS
-§
200-
I
u
Q • Testigo
+1 0-
ai
••B I
-200 • Natural
50 7 53 4
Mir^A
Figura 5.27.: Relación entre el contenido en cobre en suelo y el tipo de parceia (natural o testigo).
En el caso del mercurio, en todas las minas, excepto en Poderosa de arriba, observamos
concentraciones de mercurio total en suelos, ligeramente superiores a las naturales pero por debajo de
10 ppm, valor considerado como tolerable, tal como reflejamos en la tabla 5.32. Únicamente en
Poderosa de arriba se supera el umbral de 50 ppm definido en la misma tabla, que es el máximo
admisible encontrado en bibliografía, ver figura 5.28.
I
o
-§•
••o
Q PARCELAS
+1
I
• Testigo
I
• Natural
MINA
Figura 5.28.: Relación entre el contenido en mercurio en suelo y el tipo de parcela (natural o testigo).
El arsénico, al igual que el plomo, son los dos elementos que superan con creces los niveles de
referencia establecidos en todas las minas. En el caso del arsénico, las medianas obtenidas para cada
mina van desde 340 ppm de la mina Castillo, hasta la extraordinariamente elevada concentración de
2.260 ppm obtenida para la mina Torerera. Como referencia, conviene recordar las 100 ppm de As que
figuran en la Orden de 18/12/1998, para zonas menos sensibles, ver figura 5.29.
¿DUU-
2000-
I 1500- . t1
<
tí
1 loooJ
a 11
'O.
[] PARCELAS
P 500-
+1 1 [1 1
1 11
0- Testigo
-500 Natural
50 / 52 í) 64 a 57 4
MINA
Figura 5.29.: Relación entre el contenido en arsénico en suelo y el tipo de parcela (natural o testigo).
El análisis que se ha realizado, elemento a elemento, comparando las parcelas naturales con las
testigo, se sintetiza la tabla 5.37 y 5.38, donde pueden observarse los resultados obtenidos para cada
una de las minas, indicando con fondo verde las concentraciones tolerables, con fondo amarillo las
medianamente tóxicas y en rojo la tóxicas. Esta apreciación se hace en función de ios niveles de
referencia definidos en la tabla 5.32 , lo cual no significa que dichos valores resulten tóxicos para las
especies que hemos implantado en nuestras parcelas de investigación. Así, si comparamos los valores
obtenidos en la tabla 5.35 para la Erica andevalensis y el Cistus iadanifer, con los datos de la tabla 5.37,
comprobaremos que en todos los casos donde señalamos niveles tóxicos según la tabla 5.32, a
excepción de los 2.260 ppm de As en Torerera y los 56,56 ppm de Hg en Poderosa de arriba, las
concentraciones no resultarían tóxicas para estas dos especies. Incluso, ambas especies podrían tolerar
dichas concentraciones.
MINA Fe Mn Zn Pb Cu As Hg
Poderosa
abajo
83.000 60 174 I2-I6O \ 298 K||^ 4,22
Poderosa
49.000 58 1.040 4.080 632 ó3^^ l^OD^OO^H
arriba
Tabla 5.37.: Valores observados de metales pesados en suelos testigo. Comparación con los datos de
referencia de la bibliografía.
Con fondo rojo indicamos las concentraciones que superan ampliamente los niveles considerados como tóxicos. Con fondo
amarillo indicamos las situaciones comprendidas entre la tolerancia y la toxicidad. Finalmente, los datos con fondo verde se
corresponden con concentraciones incluidas dentro del intervalo de tolerancia.
Con los datos de la tabla 5.37, y guiándonos por los comentarios de la publicación "Piritas de
Huelva" de I. Pinedo Vara ( 1.963), donde el autor hace un análisis histórico de la minería en Huelva, se
han corroborado algunos de los comentarios que hace sobre los análisis de los elementos metálicos
contenidos en la diseminación de sulfures polimetálicos incluidos en las matrices de pirita explotadas en
cada una de las minas. Así, cuando el autor hablaba de la mina de Castillo, ver apartado 3.2.1., afirmaba
literalmente que dicha mina "destacaba por los contenidos bajos en impurezas, especialmente As y Pb,
de sus piritas". De hecho es la mina, de entre las estudiadas, con valores más bajos de estos elementos
en los suelos testigo. Esta observación se confirma con los datos que el autor aporta sobre los análisis
realizados a la pirita cobhza y no cobriza de Castillo, ver tablas del apartado 3.2.1., que comparándolos
con los de la tablas del apartado 3.2.3. , referente a la mina Torerera, permite comprobar la diferencia
entre las leyes de arsénico y plomo de Castillo, de 0,09% y (0,06%-0,13%} respectivamente, con las
leyes de (0,42%-0,92%) y (0,34% - 0,55%) para el arsénico y plomo en la mina Torerera, siendo esta
última la que mayores concentraciones de arsénico registra en las minas estudiadas, ver tabla 5.37.
Como último comentario respecto a la revisión históhca de las explotaciones mineras practicadas,
cabe citar el comentario que hace el autor sobre las leyes de cobre de la mina Poderosa. En su
publicación, el autor cita literalmente que "los minerales de Poderosa fueron bajos en azufre, pero por ley
en cobre pudieron contarse entre los primeros de la región, ya que tenían gran cantidad de calcopirita
diseminada y también, mucha calcosina y covelina.". Esto quizá explique las altas concentraciones de
cobre que se han encontrado en los suelos testigo de esta mina, ver tabla 5.37.
Para terminar, se han destacado una serie de observaciones al respecto de este apartado, que a
continuación pasamos a detallar:
1. Se confirma, una vez más, la gran heterogeneidad de los suelos mineros variando
considerablemente los valores de los distintos elementos entre minas. Esto obliga a estudiar
las circunstancias específicas de cada mina, sin la posibilidad de aplicar métodos generales
o "universales".
4. Es muy posible que los niveles de referencia considerados como tóxicos para todos
los autores consultados, no lo sean para las especies ensayadas, habida cuenta de los
resultados arrojados por la tabla 5.35. En este aspecto se volverá a insistir cuado se trate el
siguiente apartado "Umbrales de resistencia para cada especie ensayada".
^RES^LTAPQS;yBISCUSIONV;^^:L:^^•^•::;^:\^;r;v-v•v:^^:^.^^^
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en
las explotaciones piríticas del suroeste español (Huelva y Sevilla)
MINA Fe Mn Zn Pb Cu As Hg
Castillo 93.600 152.500 478 95 124 103 400 356 408 317 77 ••" 340 0,33 1,16
Poderosa ^K^
36.400 83.000 670 60 115 174 101 202 298 72 0,26 4,22
abajo
Poderosa
34.600 49.000 217 58 89 1.040 64 ¡4.080 53 632 85 0,37 56,56
arriba 1^ ^^®
Torerera 54.700 59.400 1.632 336 132 62 425 I ^-^'^^M 139 104
^^^K
^2.260 0,4 3,95
MEDIANA 43.200 66.300 646 98 120 144 120 ^^95 156 266 88 684 ^ 0,3 4,19
N T N T N T N T N T N T N T
Tabla 5.38. Comparación entre las concentraciones de elementos traza de las parcelas naturales y las parcelas testigo.
Una vez caracterizados, en el apartado anterior, los suelos de mina y comparados con los suelos
forestales del entorno minero, de acuerdo a los niveles de referencia consultados en la bibliografía, se ha
observado que la implantación de vegetación podría verse afectada por arsénico y plomo, en mayor
medida, y puntualmente por el cobre y el mercurio. No obstante, también sabemos que las especies
estudiadas en este trabajo son especialmente resistentes a los ambientes ácidos con elevadas
concentraciones de metales y arsénico. Por tanto, el objetivo de este apartado es aportar los datos
obtenidos de concentraciones totales de metales y arsénico para las tres especies vegetales estudiadas,
relacionando diclios valores con el estado fenotípico de la vegetación. Así, la referencia principal serán
los datos obtenidos en las parcelas del Grupo A, ver tabla 5.39, que como se explicó anteriormente son
las que mejores resultados de supervivencia y desarrollo han obtenido. De este Grupo, se extraerá la
mediana y los datos de concentraciones máximas para los elementos mas abundantes, que serán
indicativos del nivel obtenido para situaciones de supervivencia y desarrollo aceptables, ver tabla 5.42.
A continuación, en las tablas 5.39, 5.40 y 5.41, se indican los valores obtenidos para las 52 parcelas
de estudio que tiene implantadas las tres especies vegetales ensayadas, separadas en los grupos A, B y
C, tal como las definimos en la metodología, apartado 4.6.3..
GRUPO A.-
ESPECIE Fe Mn Zn Pb Cu As Hg
N 5 5 5 4 5 5 5
Media 56.690 234 197 833 174 706 3,36
Cistus IVIediana í:^64:^0G:S;:": 190; :^^^:ÍÍÍ22:-;:Í: f 858:^ •;-:"-1'60í-/f: ::--;-524^:^-V': 0,43:
¡adanifer Desv. típ. 18.209 172 174 684 116 734 5,68
IVIínimo 28.200 94 36 178 40 76 0,08
Máximo 73.150 533 440 1.438 346 1.935 13,37
N 7 7 7 7 7 8 8
Media 63.389 227 209 1.026 570 494 2,61
Pinus Mediana : Í53.Í00I íív :i82' ;. :í':;;1B2.::.í:;'': :ÍV'932'^-::^^Í : 3 1 0 - : 498 í 0,92
pinaster Desv. típ. 18.135 199 133 923 777 369 4,36
Mínimo 42.600 34 59 120 78 94 0,04
Máximo 85.400 646 376 2.600 2.280 1.275 12,82
N 10 10 10 10 10 10 10
Media 68.840 229 257 3.010 333 1.219 10,25
Mediana : 59.200Í: 147 ^ :-M2:<:'':^'- : 2.310:H : 166 í 682 :3,95
Pinus pinea
Desv. típ. 33.717 186 253 3.214 423 1.338 13,24
Mínimo 29.800 80 42 50 34 53 0,42
Máximo 136.000 590 720 10.200 1.400 3.734 35,40
N 22 22 22 21 22 23 23
Media 64.344 230 228 1.934 372 856 6,09
Mediana ; 59.200 lU ••^'m'^r'y ..:;-l25ÍV::;: 1:.180;> : mm:M ^r:532•^•:•y 1,6f :
Total
Desv. típ. 25.850 178 198 2.466 524 993 9,88
Mínimo 28.200 34 36 50 34 53 0,04
Máximo 136.000 646 720 10.200 2.280 3.734 35,40
Tabla 5.39. Concentraciones de elementos traza para las tres especies ensayadas en parcelas del
Grupo A.
GRUPO B.-
ESPECIE y : ' ' - ^ • Fe-^-•••':' Mn ••••;'Zn.. -:c •,,•;,• Pb^'-v-^-" Cu y':"-,Ás-••;:••• Hg
N 5 5 5 5 5 5 5
Media 196.440 479 413 3.935 476 699 11,52
Cistus Mediana 94.000 210 148 956 254 296 1,03
ladanifer Desv. típ. 282.936 548 442 7.103 601 886 23,15
Mínimo 33.600 38 60 64 102 45 0,25
Máximo 700.000 1.300 1.060 16.600 1.540 2.232 52,90
N 3 3 3 3 3 3 3
Media 67.467 171 101 2.964 185 1.258 7,10
Pinus Mediana 51.700 195 40 2.500 83 1.128 4,50
pinaster Desv. típ. 32.825 43 130 2.536 190 1.004 7,90
Mínimo 45.500 122 13 691 69 325 0,82
Máximo 105.200 197 250 5.700 404 2.320 15,97
N 3 3 3 2 3 3 3
Media 54.733 856 109 1.137 202 400 1,91
Mediana 52.200 122 108 1.137 192 392 0,66
Pinus pinea
Desv. típ. 27.089 1.338 65 1.447 117 359 2,59
Mínimo 29.000 46 44 114 90 45 0,19
Máximo 83.000 2.400 174 2.160 324 762 4,89
N 11 11 11 10 11 11 11
Media 122.618 498 245 3.084 323 770 7,70
Mediana 52.400 195 110 1.270 192 392 1,03
Total
Desv. típ. 193.399 741 329 5.033 420 810 15,68
Mínimo 29.000 38 13 64 69 45 0,19
Máximo 700.000 2.400 1.060 16.600 1.540 2.320 52,90
Tabla 5.40. Concentraciones de elementos traza para las tres especies ensayadas en parcelas del
Grupo B.
GRUPO C -
ESPECIE Fe Mn Zn Pb Cu As _Ha_
N 8 8 8 8
Media 75.563 190 309 1.992 299 1.048 11,95
Cistus Mediana ^ á 2 ó c : j N ^
ladanifer Desv. típ. 28.628
|tt-152\ Á »-tl-57fl#f Í M 5 5 f
118 309 2.060
msm?.
210 1.201
li ÍMmi^í
18,95
Mínimo 45.000 56 51 336 80 204 0,90
Máximo 132.000 352 900 6.100 660 3.239 48,37
N 6
Media 120 413 311 383 5.161 478 1 096 19,25
Pinus Mediana 59.840] -ZOU-^' ,. -265-.^ Í 5 ¿ 2 3 i ,f^389 ^35; '>f3,04M'
pinaster Desv. típ. 117.729 385 385 4.438 369 1.010 23,99
Míninno 48.000 42 62 50 107 148 0,16
Máximo 348.000 1.060 1.092 10.000 1.004 2.848 63,62
N
Media 52.800 461 278 1.609 276 1.138 7,97
Pinus pinea
Mediana feV5'4f80qg
Desv. típ. 19.662
^55y^& ^
360
9 ^
375
Íf55fe^
1.272
iim
240
i^1.182
^ 11,46
Mínimo 30.600 36 76 122 116 57 0,29
Máximo 71.000 896 840 3.200 632 2.310 25,01
N 18 18 18 18 18 18 18
Media 85.454 290 327 2.963 353 1.084 13,50
Total
Mediana
Desv. típ. ^a
72.184 290 331 3.226 277 1.069 18,98
Mínimo 30.600 36 51 50 80 57 0,16
Máximo 348.000 1.060 1.092 10.000 1.004 3.239 63,62
Tabla 5.41. Concentraciones de elementos traza para las tres especies ensayadas en parcelas del
Grupo C.
Con los resultados obtenidos, se ha elaborado la tabla 5.44., a modo de síntesis de los datos
obtenidos para cada especie.
A juzgar por los datos recogidos en dicha tabla, y a la espera de los resultados de los apartados
5.2.2. y 5.2.3. sobre las concentraciones de los elementos traza en la disolución del suelo y en los tejidos
de la planta, las concentraciones totales encontradas para el hierro, manganeso y cinc, no parece que a
priori influyan en la supervivencia y desarrollo de estas especies. Para estos elementos, en todos los
casos nos encontramos dentro de los intervalos normales definidos en la tabla 5.32 del apartado 5.2.1.
Por otra parte, se han obtenido valores incluidos en intervalos definidos entre tolerables y tóxicos,
ver tabla 5.32., para el plomo y el arsénico, y en menor medida para el mercurio y cobre. Además,
parece claro que las parcelas del Grupo C registran, en la inmensa mayoría de los casos, mayores
concentraciones de estos elementos que en las parcelas de los grupos A y B, lo que puede indicar su
posible influencia en la supervivencia, aspecto que va íntimamente ligado al valor del pH de los suelos,
siempre bajo cuando se trata de parcelas del Grupo C.
Los datos de la tabla 5.42, permiten profundizar algo más sobre los resultados obtenidos para estos
cuatro elementos:
Respecto al plomo, elemento que se considera como tóxico por encima de las 500 ppm, aparecen
en las parcelas del Grupo A valores máximos de 1.438 ppm para el Cistus ladanifer o 10.200 ppm para el
Pinus pinea, ver figura 5.30, con una mediana en este último de 2.310 ppm. No obstante, el valor
máximo citado no podemos considerarlo representativo debido al carácter aislado del dato {representado
con un círculo). Además, a pH>4,0 el Pb es muy poco soluble y, por tanto, no parece que pueda causar
daños en la vegetación existente.
18000
•
16000
14000
12000
• Grupo A¡
.o
10000 • • 0 --
• Grupo B
8000
• • • Grupo C
6000
•
4000 _. •
• •
2000 --- •• * •• • --
0
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0 6,0 7,0
PH
Figura 5.30.: En el gráfico señalamos el valor máximo, para las parcelas de Grupo A, con pH > 4,0.
En cuanto al arsénico, elemento que se considera como tóxico por encima de las 100 ppm, se
encuentran en parcelas del Grupo A valores máximos desde 1.275 ppm para el Pinus pinaster, hasta
3.734 ppm para el Pinus pinea, ver figura 5.31., con una mediana en este último de 682 ppm. Al igual
que en el caso anterior, el valor máximo citado no puede considerarse representativo debido al carácter
aislado del dato, ver punto verde rodeado con círculo.
4000 1
3500
©
•
3000
•
•
2500
• • • Grupo A
•
^ 2000 - • • Grupo B
• • • Grupo C
1500
•
1000 ._••
• • •
500 - 9 m- ^ m 9 --•
• • • ,• • •
0
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0 6,0 70
pH
Figura 5.31.: En el gráfico señalamos el valor máximo, para las parcelas de Grupo A, con pH > 4,0.
El cobre, aun habiendo superado en menor medida ios niveies de referencia establecidos en la
tabla 5.32., es un elemento que se considera como tóxico por encima de las 500 ppm, y tolerable entre
250 ppm y el valor anterior. Sin embargo, en las parcelas del Grupo A se registran valores máximos
desde 346 ppm para el Cistus ladanifen hasta 2.280 ppm encontradas para el Pinus pinaster, ver figura
5.32., con una mediana en este último de 310 ppm. No obstante, como en los casos anteriores, el valor
máximo para pH superior a 4,0, no puede considerarse representativo debido a el carácter aislado del
dato, ver punto verde rodeado con círculo.
•
2000
1500 - - - - • Grupo A
0 • Grupo B
O
1000 • Grupo C
500 - - - - --
• •
0
'^•« ..^'i .%**.* ••
0 ,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0 6,0 7,0
pH
Figura 5.32.: En el gráfico señalamos el valor máximo, para las parcelas de Grupo A, con pH > 4,0.
Por último, el mercurio, bajo unas circunstancias parecidas a las del cobre, es un elemento que se
considera como tóxico por encima de las 50 ppm, y tolerable desde 10 ppm hasta el valor anterior. En las
parcelas del Grupo A se registran valores máximos desde 12,82 ppm para Pinus pinaster, hasta 35,40
ppm encontradas para el Pinus pinea, ver figura 5.33., con una mediana en este último de 3,95 ppm. No
obstante, el valor máximo citado no puede considerarse representativo debido a el carácter aislado del
dato, ver punto verde rodeado con círculo.
•
60,00
•
50,00
•
40,00 « Grupo A
•
O)
X © • Grupo B
• 1
30,00 • Grupo C¡
••
20,00 «—,
•
••
10,00 - __ _
Figura 5.33.: En el gráfico señalamos el valor máximo, para las parcelas de Grupo A, con pH > 4,0.
Curiosamente, el Pinus pinea que es la especie que mejores resultados ha obtenido en este estudio,
ver apartado 5.1.3. d), registra los valores máximos de casi todos los elementos, de entre todas las
especies ensayadas. También cierto que es la especie cuyas parcelas tienen un pH más elevado con
una mediana de pH de 4,7, en el Grupo C ver tabla 5.20. del apartado 5.1.3. c).
ESPECIE Pb Cu As Hg
Tabla 5.42.. Medianas y valores máximos de Pb, Cu, As y Hg, en ppm, obtenidos para las tres especies
estudiadas en parcelas del Grupo A.
Como conclusión de este apartado, puede señalarse que para las tres especies estudiadas pueden
seguirse, a priori, las concentraciones totales en suelo definidas por la bibliografía, tabla 5.32., a
excepción del plomo, el arsénico y puntualmente el cobre y el mercurio. Finalmente, en la tabla 5.43, se
realiza una revisión de los umbrales de tolerancia o resistencia para el conjunto de las tres especies
ensayadas:
Mn (ppm) 2.000(1)
Zn (ppm) 1.200(1)
Cu (ppm) 500(1)
Hg (ppm) 50(1)
Tabla 5.43.Niveles de referencia extraídos de la bibliografía, ver tabla 5.32, revisados según los
resultados de este estudio. (1) Valores extraídos de bibliografía que no se ven superados en nuestro
estudio por las parcelas del Grupo A , (2) datos extraídos de las medianas del Fe, Pb y As, del conjunto
de las tres especies ensayadas incluidas en el Grupo A, que superan ampliamente los valores de
referencia de la bibliografía.
En esta tabla, se pone de manifiesto que los niveles de referencia empleados en este estudio y los
obtenidos de la bibliografía pueden ser aceptables para el manganeso, cinc, cobre y mercurio, pero no
tanto para el plomo y el arsénico. Estos dos elementos, pueden llegar a duplicar sus concentraciones
respecto a los niveles de referencia de bibliografía, como es el caso del plomo, o incluso quintuplicarse,
como en el arsénico, en parcelas donde la vegetación que sustentan permanece en un estado fenotípico
aceptable, (situaciones de Grupo A).
Fe (ppm) 64.400 94.000 68.200 53.100 51.700 59.840 59.200 52.200 54.800 59.200 52.400 63.700
Mn (ppm) 190 210 152 182 195 201 147 122 455 177 195 221
Zn (ppm) 122 148 157 182 40 265 112 108 97 125 110 157
Pb(ppm) ^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^H^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^H
Cu (ppm) 160 254 203 310 83 389 166 192 177 188 192 207
Hg (ppm) 0,43 1,03 2,21 0,92 4,5 13,04 3,95 0,66 3,29 1,61 1,03 2,72
Tabla 5.44.: Resumen de valores umbrales de concentración total de metales y arsénico para las especies ensayadas.
Nota: El "Umbral más restrictivo" coincide con los datos de las parcelas del Grupo A, mientras que el "Umbral menos restrictivo" se refiere a las
parcelas del Grupo B. Las parcelas del Grupo C, indican situaciones de respuesta negativa.
Teniendo presente las conclusiones de este trabajo de investigación, se han estudiado para las 52
parcelas donde están implantadas las tres especies vegetales ensayadas, la relación entre el pH y las
concentraciones de dichos elementos en la disolución del suelo, ver figuras de 5.34 a 5.40. A la vista de
estas figuras, conociendo los resultados del trabajo anterior pueden determinarse las especies químicas
que encontramos disponibles, y, por tanto, fácilmente asimilables por la vegetación.
A continuación, en las tablas 5.45, 5.46 y 5.47, indicamos los valores obtenidos para cada uno de los
Grupos A, B yC:
GRUPO A.
Especie Fe Mn Zn Pb Cu As Al
N 5 5 5 5 5 5 5
Media 0,9 9,8 2,9 0,1 0,7 0,0 17,0
Cistus Mediana é W-^ :0,2 0,3 0,0 0,1 0,0 6,4
ladanifer Desv. típ. 2,0 20,3 5,8 0,1 1,2 0,1 27,1
Mínimo 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Máximo 4,5 46,0 13,3 0,2 2,7 0,2 65,0
N 8 8 8 8 8 8 8
Media 2,3 1,3 3,6 0,1 24,1 0,1 90,5
Mediana ; tv0,9.-í:i:. ••y-mm í:---r,Q;i::;::,^. ^•MQm:-^ '^•i:^^^:-:?-' ^::-ÍQ,0;:-,, ^y,:^:Qm>y>-
Pinus pinaster
Desv. típ. 3,2 1,3 5,6 0,1 59,3 0,1 142,7
Mínimo 0,0 0,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Máximo 8,6 4,3 12,7 0,1 170,1 0,4 329,0
N 10 10 10 10 10 10 10
Media 0,6 2,5 2,6 0,4 0,1 0,1 46,7
Pinus pínea
Mediana :j;::m::!:^ -.>H.,5\,Í:,: 'S^om^y;^: •:Q,o^>::;:: ;;-s:0,0;:>'^: •'V'V''0;1. •::.\' •:<;x2,8>:v:.
Desv. típ. 1,4 2,8 5,8 1,0 0,3 0,1 129,7
Mínimo 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Máximo 4,6 8,0 18,0 3,3 1,1 0,3 415,0
N 23 23 23 23 23 23 23
Media 1,3 3,7 3,0 0,2 8,6 0,1 55,5
Mediana 0,0 0,9 0,1 0,0 0,0 0,1 5,7
Total
Desv. típ. 2,3 9,5 5,5 0,7 35,4 0,1 119,7
Mínimo 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Máximo 8,6 46,0 18,0 3,3 170,1 0,4 415,0
Tabla 5.45. Concentraciones en la disolución del suelo para parcelas del Grupo A.
Los valores más frecuentes son muy bajos para todos los elementos con la excepción del Al. En
cuanto a los máximos se presentan datos elevados en Mn, Zn y Al en Cistus. Al, Cu y Zn en P. pinaster y
Al y Zn en P. pinea.
GRUPO B.-
Especie Fe Mn Zn Pb Cu As Al
N 5 5 5 5 4 5 5
Media 0,8 0,6 0,2 0,4 0,0 0,1 2,1
Cistus Mediana 0,0 0,7 0,1 0,1 0,0 0,1 0,0
ladanifer Desv. típ. 1,8 0,3 0,3 0,7 0,1 0,0 3,8
Mínimo 0,0 0,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Máximo 4,0 0,8 0,6 1.7 0,1 0,1 8,8
N 3 3 3 3 3 3 3
Media 0,0 1,2 0,2 0,6 0,0 0,1 3,3
Mediana 0,0 0,0 0,0 0,1 0,0 0,1 0,0
Pinus pinaster
Desv. típ. 0,0 2,1 0,4 1,0 0,0 0,2 5,8
Mínimo 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Máximo 0,0 3,7 0,7 1,8 0,1 0,3 10,0
N 3 3 3 3 3 3 3
Media 1,7 1,4 1,1 0,0 4,0 0,1 23,6
Mediana 0,5 0,4 0,5 0,0 4,9 0,1 4,1
Pinus pinea
Desv. típ. 2,4 1,7 1,5 0,1 3,6 0,1 34,2
Mínimo 0,1 0,4 0,0 0,0 0,0 0,1 3,7
Máximo 4,5 3,4 2,9 0,1 7,0 0,2 63,0
N 11 11 11 11 10 11 11
Media 0,8 1,0 0,5 0,4 1,2 0,1 8,3
Mediana 0,0 0,5 0,1 0,1 0,0 0,1 1,5
Total
Desv. típ. 1,7 1,3 0,9 0,7 2,5 0,1 18,5
Mínimo 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Máximo 4,5 3,7 2,9 1,8 7,0 0,3 63,0
Tabla 5.46. Concentraciones en la disolución del suelo para parcelas del Grupo B.
En el Grupo B los valores más frecuentes sólo presentan niveles ligeramente altos para Cu y Al
en P. pinea. Los valores máximos son algo elevados para Al en las tres especies y en Cu para P.
pinaster y P. pinea.
No se aprecia un empeoramiento significativo respecto a los niveles del Grupo A por lo que las
diferencias de comportamiento vegetativo entre ambos grupos deben atribuirse a otro factor.
GRUPO C.
Especie Fe Mn Zn Pb Cu As Al
N
Media 2,2 5,5 5,7 0,3 4,9 0,2 146,8
^4fil | 3 T KP?,
Cistus
ladanifer
Mediana
mm4 i2m 2 ^ ^io;o;'»J
fea^»
Desv. típ. 4,2 5,6 5,8 0,4 6,0 0,3 215,4
Mínimo 0,0 0,9 1,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Máximo 12,5 14,0 18,9 1,1 19,0 1,0 640,0
N
Media 51,7 4,6 7,0 0,7 2,1 0,2 70,8
Pinus pinaster
Mediana
Desv. típ.
mñ
122,1
»
5,4 9,6
i^
0,9 2,0
^50^1S2
0,5
63f6Í%i
61,0
Mínimo 0,0 0,3 0,0 0,0 0,1 0,0 3,6
Máximo 301,0 12,0 25,5 2,0 4,8 1,2 146,0
N
Media 75,4 4,0 2,6 0,1 2,4 0,1 38,0
Mediana 11
Pinus pinea
Desv. típ. 147,1 5,3 4,9 0,2 4,8 0,0 73,4
Mínimo 0,0 1,1 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Máximo 296,0 12,0 9,9 0,4 9,5 0,1 148,0
N 18 18 18 18 18 18 18
Medía 35,0 4,9 5,4 0,4 3,4 0,2 97,3
Mediana
Total
Desv. típ. 95,9 5,2 6,9 0¿ 4,7 0,3 m
152,9
Mínimo 0,0 0,3 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
Máximo 301,0 14,0 25,5 2,0 19,0 1,2 640,0
Tabla 5.47. Concentraciones en la disolución del suelo para parcelas de! Grupo C.
Con los resultados de estas tablas, hemos elaborado la tabla 5.48, que no es más que un resumen
de los datos obtenidos para cada especie.
Los valores de la mediana indican niveles muy altos para Al en Cistus y P. pinaster y relativamente
altos para Zn y Cu en las mismas especies. Los valores máximos encontrados ponen de manifiesto
anomalías muy elevadas de Al en las 3 especies y situaciones de altas concentraciones de Zn y Cu.
Tabla 5.48. Resumen de valores umbrales corregidos de concentración de metales y arsénico en dlsoluciónón para las especies ensayadas.
Nota: El "Umbral más restrictivo" coincide con los datos de las parcelas del Grupo A, mientras que el "Umbral menos restrictivo" se refiere a las
parcelas del Grupo B. Las parcelas del Grupo C, indican situaciones de respuesta negativa.
En cuanto al hierro, se observa que prácticamente no existe liierro en la fracción líquida del suelo,
tan solo valores de pH < 3,5, las concentraciones se despegan tímidamente del eje de abcisas,
encontrando de forma aislada dos parcelas que superan incluso los 300 mg/l de Fe, a pH próximo a 2.
Este comportamiento es normal en medios aireados y con ausencia o bajo nivel de complejantes
orgánicos ya que sólo a valores muy bajos de pH se produce un incremento significativo de la solubilidad
de este elemento.
350
300
250
200 • Grupo A
• Grupo B
150 - • Grupo C
100 -
50
En la disolución del suelo de las seis parcelas de la figura 58 con pH < 3,5, propio de ambientes
hiperácidos, se encuentran especies de hierro en forma de Fe ^"^ y Fe "^ , siendo este último catión el
responsable de la oxidación de la pirita por debajo de pH 3,5. Por ello, en las dos parcelas donde se
encuentran producen concentraciones de Fe en la fracción líquida superior a 300 mg/l, debe existir una
intensa actividad oxidativa que afectaría a la vegetación al descender el pH. En el resto de las parcelas,
aquellas cuyo pH supera el valor de 3,5, el hierro lo encontraremos precipitado en forma de oxi-hidróxido
de hierro thvalente.
En cuanto a las concentraciones, la mediana de las parcelas del Grupo C, ver tabla 5.47, es de 2,1 y
2,8 mg/l para el Pinus pinaster y Pinus pinea respectivamente, mientras que las medianas de las
parcelas del Grupo A toman valores desde el cero absoluto de Cistus ladanifer y del Pinus pinea hasta
los 0,92 mg/l del Pinus pinaster, siendo el valor máximo encontrado en las parcelas de este Grupo de 8,6
mg/l para el Pinus pinaster, ver tabla 5.45.
Grupo C.
,2+
Respecto al manganeso, la especie más frecuente que nos podemos encontrar es el Mn , que es
probablemente la forma en la que es absorbido por las raíces de las plantas ("Condiciones del suelo y
desarrollo de las plantas según Rusell", Alan Wiid, 1.963).
50 1
45 •
40
35
30 ® Grupo A
1 25 • Grupo B ,
20 • Grupo C í
15 -
10 - V* • •
ff
5-
• •
0 • .1^ . _•• • „ »_»-a«h————-1
0,00 2,00 4,00 6,00 8,00 10,00
pH
En el caso del manganeso, la mediana de las parcelas del Grupo C, ver tabla 5.47,, varía desde 1,5
para el Pinus pinea, hasta 0,2 mg/l del Cistus ladanifer, mientras que las medianas de las parcelas del
Grupo A toman valores desde 0,2 del Cistus ladanifer hasta 1,5 mg/l del Pinus pinaster, siendo el valor
máximo encontrado en las parcelas de este Grupo de 46 mg/l para el Cistus ladanifer, ver tabla 5.48,
valor que por otra parte consideramos muy singular y poco representativo de la media. Así, descartando
este último valor, en el intervalo de pH objetivo de recuperación de nuestros suelos, comprendido entre
3,5 y 5,0, conviene señalar la disposición de la nube de puntos del Grupo C comprendida entre 10 y 15
mg/l. No obstante, en la práctica totalidad de los casos el pH es inferior a 4,0 por lo que la acidez ya es
suficiente para explicar las diferencias de efectos existentes con el Grupo A.
Aparte de esta última observación, no observamos diferencias significativas entre las medianas de
las concentraciones de los grupos contrapuestos A y C.
En cuanto al cinc, la mediana de las parcelas del Grupo C para el cinc, ver tabla 5.47, varía
desde 0,2 para el Pinus pinea, hasta 4,1 mg/l del Cistus ladanifer, mientras que las medianas de las
parcelas del Grupo A toman valores desde 0,1 del Pinus pinaster hasta 0,3 mg/l del Cistus ladanifer,
siendo el valor máximo encontrado en las parcelas de este Grupo de 18mg/l para el Pinus pinea, ver
tabla 5.48.
En trabajos realizados por F. Macías y R. Calvo (2.003) en la recuperación del rió Guadiamar, tras la
catástrofe de Aznalcollar, se observó una importante movilidad del Zn incluso a valores de pH>7,0,.
Dicho aspecto, no debe sorprendernos, dado que el cinc es de los elementos químicos de mayor
movilidad entre los metales. En nuestro caso, ver figura 5.36., la movilidad del Zn no se hace patente
hasta que el pH desciende de 4,0. Para explicar esta situación, conviene recordar que el Fe ^"^ precipita
en la mayor parte de las ocasiones en forma de oxihidróxido muy poco cristalino, ejerciendo un control
químico sobre la actividad de otros iones metálicos, como el cinc, que puede ser adsorbido cuando el pH
es superior a 4,0. Los oxidróxidos recientemente precipitados actúan como sumideros, pudiendo quedar
30
25
20
15
10
5 -
'• •
0,00 2,00 4,00 6,00 8,00 10,00
pH
Dado que todos los valores anormalmente elevados de Zn aparecen en el campo de pH<4,0 resulta
difícil establecer el efecto metálico de forma separada al de la acidez. En todo caso, entre los Grupos A y
C apenas hay diferencias de comportamiento del nivel de Zn por lo que parece descartable un efecto
tóxico de este elemento en los suelos de la zona.
En cuanto al plomo, la mediana de las parcelas del Grupo C para el plomo, ver tabla 5.47, varía
desde 0,0 para el Pinus pinea, hasta 0,2 mg/l del Pinus pinaster, mientras que las medianas de las
parcelas del Grupo A tienen valores desde el cero absoluto de Cistus ladanifer y del Pinus pinea hasta
los 0,1 mg/l del Pinus pinaster,, siendo el valor máximo encontrado en las parcelas de este Grupo de 3,3
mg/l para el Pinus pinea, ver tabla 5.48.
La especie química más abundante que puede encontrarse a pH inferior a 3,5 es el catión Pb^^ ,
mientras que a valores superiores se vuelve dominante la forma de sulfato PbS04. Por otra parte, tal
como se citó para el Zn, el plomo es retenido a pH > 4,0 especialmente por los oxihidróxidos de Fe
recientemente precipitados.
En cuanto al cobre, la mediana de las parcelas del Grupo C para el cobre, ver tabla 5.47, varía
desde 0,0 para el Pinus pinea, hasta 3,2 mg/l del Cistus ladanifer, mientras que las medianas de las
parcelas del Grupo A toman valores desde el cero absoluto del Pinus pinea hasta los 0,1 mg/l del Pinus
pinaster y Cistus iadanifer, siendo el valor máximo encontrado en las parcelas de este Grupo de 170 mg/l
, valor que no tendremos muy en cuenta dada la singularidad del dato.
•
3
2,5
2 - • Grupo A
a. % • Grupo B
1,5 - •
• Grupo C
•
1 -
0,5
• wS^» •
0
0 00 2,00 4,00 6,00 8,00 10,00
PH
La especie química más abundante que podemos encontrar en prácticamente todo el rango de pH
de este estudio, es el Cu""^. Con valores de pH superiores a 4,0, la mayor parte del cobre en el suelo está
presente en formas adsorbidas u ocluidas en los hidróxidos de hierro, aluminio y manganeso.
Para el arsénico, la mediana de las parcelas del Grupo C, ver tabla 5.47, varía desde 0,0 para el
Cistus ladanifer, hasta 0,1 mg/l del Pinus pinea y el Pinus pinaster, mientras que las medianas de las
parcelas del Grupo A tienen valores desde el cero absoluto para el Pinus pinaster y el Cistus ladanifer
hasta 0,1 mg/l del Pinus pinea, siendo el valor máximo encontrado en las parcelas de este grupo de 0,4
mg/l para Pinus pinaster.
1,400
1,200
1,000 - - -
• Grupo A
0,800
• Grupo B
0,600 • Grupo G
0,400
0,200
PH
Las especies químicas de As más frecuentes que pueden encontrarse en estos suelos se producen
en función del pH. Así con pH < 3,5 (sistemas hiperácidos) encontraremos H3ASO4 y H2ASO4", mientras
que en los sistemas ácidos oxidantes, pH comprendido entre 3,5 y 6,0 aparecen H2ASO4", y finalmente a
pH superior a 6,0, las especies más abundantes son H2ASO4" y H2As04^" (Macías y Calvo de Anta,
2003), siempre que las condiciones sean oxidantes. Sin embargo, una gran cantidad de As puede
presentarse como forma residual, arsenopirita, o como formas adsorbidas que no pasan a la disolución.
El arseniato, especie del arsénico presente en la fracción líquida del suelo en los rangos de pH
definidos en el apartado anterior, tiene un comportamiento comprobado similar al de los fosfatos,
pudiendo estos últimos liberar a los arseniatos tras la aplicación de fertilizantes fosfatados, por ello,
puede resultar difícil el empleo de un tratamiento para reducir la asimilabilidad del As, sin producir una
reacción paralela en la de los fosfatos, Hingston, F.J. et al, (1.968).
La retención de As en el suelo por el Fe(0H)3, concuerda con el uso bien conocido del Fe(OH)3
como antídoto, de hecho estudios recientes han demostrado que existe una relación entre el As y la
goethita, Norrish, K. En Trace elements in Soil-Plant-Animal Sistems, (1.975).. Esta técnica fue empleada
en la recuperación de suelos del Guadiamar (1.998), por (F. Macías y R. Calvo, 1998).
Finalmente, respecto al aluminio, la mediana de las parcelas del Grupo C para este elemento, ver
tabla 5.47, varía desde 1,9 para el Pinus pinea, hasta 85,5 mg/l del Cistus ladanifer, mientras que las
medianas de las parcelas del Grupo A toman valores desde 2,8 del Pinus pinea hasta los 9,0 mg/l del
Pinus pinaster, siendo el valor máximo encontrado en las parcelas de este Grupo de 415 mg/l , para el
Pinus pinea.
700
•
600
500
400 • 1 • Grupo A
< • Grupo B
300 Z • Grupo C
200
100
• ••
0 —á0 m -
0,00 2,00 4,00 6,00 8.00 10,00
PH
Como es bien sabido, los efectos negativos sobre las plantas pueden ser debidos a la toxicidad de
los iones Af^, catión que comienza a aparecer a pH < 5,0 y que se vuelve dominante a pH<4,0 y
Mn^'^ÍFoy, 1.984) presentes en las sedes de intercambio y en ia solución. En soluciones nutritivas acidas
que no contengan aluminio ni manganeso en cantidades muy elevadas, estos efectos sobre el
crecimiento de las plantas puede ser evitados sin necesidad de elevar el pH, simplemente corrigiendo la
carencia de calcio. Ello evidencia que los iones HaO"^ no son la causa del deficiente crecimiento de tas
plantas en suelos ácidos ( Edafología, J.Porta, M.López Acevedo, C.Roquero, (1.994).
Las concentraciones de Al existentes en algunos suelos, tanto del Grupo A como del C son elevadas
{>200 ppb), pero no parecen causar efectos negativos sobre las plantas al no separarse claramente los
Grupos A y C. Sin embargo, debe señalarse que niveles superiores a 50 ppb hacen inadecuadas las
aguas para la bebida según la OMS y que valores tan bajos como 2 ppb pueden causar efectos nocivos
sobre determinados organismos.
La especie dominante a pH < 4,5, como dijimos en el párrafo anterior, es el Af*, pero por encima de
ese pH esta especie decrece a medida que se va hiidrolizando , incrementándose el contenido de
AI{0H)2^ sobre todo a pH 5,0, donde , según la constante de hidrólisis, (AI(OH)2"')=25(Ap^), Smith, R.W. y
Hem, J.D., US Geol.Sun/. Water Suply, {1.972).
En la comparación entre los grupos de parcelas no puede realizarse una conclusión clara ya que con
valores muy altos de Al disuelto hay muestras de ambos grupos.
Como conclusión general de este apartado, podríamos citar la elevada incidencia del Fe en la
solubilidad del resto de los metales, aspecto que se refuerza a partir del pH 4,0, donde el catión Fe^"^,
muy presente en sistemas hiperácidos a pH < 3,5, es controlado por la reacción:
Fe'^ + 30H"«Fe(OH)3
precipitando en forma de Fe(0H)3. Estos oxihidróxidos, más abundantes a medida que se incrementa el
pH, por encima de 4,0 ejercen un claro control sobre el Zn, Cu y Pb, ver gráficos 5.36, 5.37 y 5.38, que
los fiace prácticamente insolubles. De igual manera, debemos destacar el control que sobre los
arseniatos ejercen los oxihidróxidos de hierro.
A partir de los datos bibliográficos sobre los niveles de referencia de concentraciones en hoja de los
elementos químicos objeto de nuestro estudio, ver apartado 4.7.4., se ha construido la tabla 5.52, que
servirá de guía a la hora de establecer comparaciones entre las concentraciones en hoja de las muestras
obtenidas con los niveles de referencia definidos en dicha tabla. No obstante, al igual que se ha
comentado en apartados anteriores, también sabemos que las especies estudiadas en este trabajo son
especialmente resistentes a los ambientes ácidos con elevadas concentraciones de metales y arsénico
y, por tanto, el objetivo de este apartado es aportar los datos obtenidos de concentraciones en hoja, de
metales y arsénico para las tres especies vegetales estudiadas, relacionando dichos valores con el
estado fenotípico de la vegetación. Tal como se viene haciendo a lo largo de este trabajo, la referencia
principal serán los datos obtenidos para las parcelas del Grupo A y su comparación con los existentes en
los Grupos B y C. De este Grupo, extraeremos la mediana y los datos de máximas concentraciones para
los elementos mas abundantes, que serán indicativos del nivel obtenido para situaciones de
supervivencia y desarrollo aceptables, ver tabla 5.53.
GRUPO A.-
Especie Fe-H Mn-H Zn-H Pb-H Cu-H As-H Hg-H
N 5 5 5 5 5 5 5
Media 2.332 2.623 246 53 36 17 0,43
Cistus Mediana i : 1^540 2.880 215 53 36 20 0,48
ladanifer Desv. típ. 1.776 1.841 114 23 10 10 0,14
Mínimo 1.430 305 125 20 26 5 0,22
Máximo 5.500 5.220 382 83 47 31 0,57
N 7 7 7 7 7 7 7
Media 1.542 1.096 120 58 29 19 0,31
Pinus Mediana :Í:540 1.300 121 29 29 Ai -Í;.10-::;-. A V0,28:Í
pinaster Desv. típ. 781 652 44 62 14 21 0,14
IVIínimo 594 355 73 0 12 3 0,15
Máximo 2.530 2.100 178 161 56 60 0,50
N 9 9 9 9 9 9 9
í\/ledia 1.300 391 78 39 45 24 0,30
Pinus pinea
Mediana 1:067 ;.:.''3is;:':v -'^o,m''0'
m::m-m'•trf24M ••:'^--V16-^":.:-- 0,22 :
Desv. típ. 935 177 24 52 41 27 0,19
Mínimo 374 115 37 0 12 4 0,11
Máximo 3.190 670 113 170 120 85 0,55
N 21 21 21 21 21 21 21
Media 1.626 1.157 132 49 37 21 0,33
Mediana V;1,430 550 104 30 29 15 0,36
Total
Desv. típ. 1.157 1.273 90 49 28 21 0,16
Mínimo 374 115 37 0 12 3 0,11
Máximo 5.500 5.220 382 170 120 85 0,57
Tabla 5.49. Concentraciones de elementos traza en Inoja, en las especies vegetales ensayadas,
para parcelas del Grupo A.
RESULTADOS Y D I S C U S I Ó N iPaginaM53|
Estudio edafoiógico de suelos afectados por procesos de acidificación en
!as explotaciones pirítlcas del suroeste español (Hueiva y Sevilla)
GRUPO C -
Total
IVIediana :/#1l80l M 34.
Desv. típ. 11.510 737 99 466 111 86 1,40
lUlínimo 913 35 26 21 0,03
Máximo 39.270 2.950 360 1.400 370 282 4,34
Tabla 5.51. Concentraciones de elementos traza en hoja, en las especies vegetales ensayadas, para
parcelas del Grupo C.
Con los resultados de estas tablas, se ha elaborado la tabla 5.54 que no es más que un resumen de
los datos obtenidos para cada especie.
A juzgar por los datos recogidos en dicha tabla, y considerando los resultados de los apartados
5.2.1. y 5.2.2. sobre las concentraciones de los elementos traza en suelo total y en la solución del suelo,
se observa que las concentraciones en hoja con mayores desviaciones respecto a los niveles de
referencia de la tabla 5.52 las encontramos para el hierro, manganeso y arsénico, y en menor medida
para el plomo, sin embargo, no puede decirse que en el resto de los elementos aparezcan en todos los
casos dentro de los intervalos de referencia considerados como normales en la bibliografía.
De los datos de las tablas anteriores puede deducirse que, al contrario de lo que sucedía en el
apartado 5.2.1. referente a las concentraciones de metales y arsénico totales en suelo, no parece claro
que las medianas de las parcelas del Grupo C sean siempre superiores al del resto de los grupos, lo cual
puede significar que es más patente la influencia del pH en la supervivencia y desarrollo de la
vegetación, que las concentraciones de metales y arsénico en sus tejidos. Por ello, se ha considerado
conveniente profundizar, elemento a elemento, en las relaciones entre; el pH, las concentraciones de
metales y arsénico en hoja y la supervivencia y desarrollo de la vegetación. Para ello, la información de
cada una de las parcelas, se ha representado en un sistema de ejes x - y una nubes de puntos
referenciados por un eje de abcisas, representado por el pH, y un eje de ordenadas, representado por la
concentración en hoja de cada elemento, ver gráficos figuras 5.41 a 5.47. Como puede observarse en
cada gráfico, cada punto tiene el color del grupo al que pertenece, A, B y C, de esta manera podremos
deducir la influencia de la supervivencia y desarrollo de la vegetación con las variables del pH y
concentraciones en hoja.
Normal 20 - 300
Fe(i)
Máximo ^^^^B50
Normal 15-150
Mn(i)
Máximo 1^ 300
Normal 15-150
Zn(i)
Máximo 1 300
Suficiente o
tóxico 5- 10
Pb (2)
Excesivo
Normal 3-40
Cu(i)
Máximo
Suficiente o
tóxico 1-1,7
As (2)
J^^^^^^^^^ñ
Máiximo (1) 0,04
Hg (1 y 2)
^^^^^^^^H
Tabla 5.52. Niveles de referencia encontrados en bibliografía para concentraciones en hoja de los
elementos traza de estudio. Melsted, 1973; Kabata-Pendias y Pendías, 1.984.
Tabla 5.53. Valores máximos y medianas de concentraciones en hoja de elementos traza, para las
tres especies estudiadas.
Tabla 5.54. Resumen de valores umbrales corregidos de concentración de metales y arsénico en hoja para las especies ensayadas.
Nota: El "Umbral más restrictivo" coincide con los datos de las parcelas del Grupo A, mientras que el "Umbral menos restrictivo" se refiere a las
parcelas del Grupo B. Las parcelas del Grupo C, indican situaciones de respuesta negativa.
El hierro, elemento que se considera como tóxico en concentraciones en hoja superiores a 750
ppm, y normal entre 20 y 300 ppm, presenta valores en hoja en las parcelas del Grupo A desde 2.530
ppm para el Pinus pinaster, hasta 5.500 ppm en Cistus ladanifer, con una mediana en este último de
1.540 ppm, siempre notablemente más altos que los valores considerados como tóxicos, lo que induce a
pensar que debería revisarse al alza dicho valor para las tres especies ensayadas . Analizando el gráfico
adjunto, figura 5.41, se observa como en el cuadrante representado por pH < 4,0 y Fe - H > 5.000 ppm ,
aparecen cinco parcelas, siendo todas ellas del Grupo O. Este aspecto destaca una vez más la
necesidad de superar el umbral de pH 4,0, tal como se comentaba en el apartado 5.1.3. figura 5.7, donde
se indicaba un aumento considerable de la supervivencia a pH > 4,0. Por otra parte, es notable la
similitud entre la figura 5.41,y su equivalente para el hierro en disolución. En ambos casos las
concentraciones se incrementan por debajo del pH 3,5.
Finalmente, parece conveniente hacer una observación respecto al posible antagonismo entre el Mn y el
Fe citado por Somers, I. I. Y Shive, J. W., Pl. PhysioL, (1.942) . Comparando las figuras 43 y 44,
correspondientes al Fe y Mn respectivamente, puede intuirse dicho antagonismo.
En conclusión, por encima de pH 4,0, a juzgar por ¡os resultados obtenidos, disminuye el riesgo de
encontrar problemas de fitotoxicidad por el hierro, pudiendo considerar el valor de 5.000 ppm como
umbral mínimo de resistencia para estas plantas puesto que se produce en todos los grupos. En cuanto
a la asimilación del hierro, es probable que en la interfase suelo-raíz se descompongan los complejos
férricos y se reduzca el Fe^^ antes de su adsorción por las plantas, Uren, N.C., J. Pl Nutr,, (1.982),
pudiendo extraerse en esta forma a valores de pH>4,0 donde la solubilidad de la especie más oxidada
es muy baja.
45000
40000 f
35000
30000 - -
' • Grupo A
25000 - - -
• Grupo B
20000 - -
! • Grupo C
15000 -
10000
5000 f Si •• _ _ _
O ^^•*
0,00 2,00 4,00 6,00 8,00 10,00
pH
1 •
5000 -
4000
• Grupo A
c 3000
•
• Grupo B
• Grupo C
2000 •
1000 • • ; • ;
i;
0
0 00 2,00 4,00 6,00 8,00 10 00
pH
En cuanto al cinc, elemento que se considera como tóxico en concentraciones en hoja superiores a
300 ppm, y normales entre 15 y 150 ppm, se encuentran en las parcelas del Grupo A registrando valores
máximos desde 113 ppm para el Pinus pinea, hasta 382 ppm en Cistus ladanifer, con una mediana en
este último de 215 ppm, casi siempre por debajo del valor considerado como tóxico.
En conclusión, el cinc parece seguir el patrón del Fe, Cu, Pb y Hg en cuanto al aumento de
concentraciones de Zn-H por debajo de un determinado valor de pH, en este caso pH 4,5. Además, a
juzgar por los resultados obtenidos, el cinc no sigue claramente el patrón del Fe, Pb, Cu, As y Hg, donde
disminuye el riesgo de encontrar problemas de fitotoxicidad por estos elementos a partir de una cierta
concentración en hoja de los mismos. Así, en este caso no parece que haya podido existir fitotoxicidad
por cinc, al estar todos los valores por debajo o muy próximos al valor guía. Esto contrasta con el hecho
de que en cambio el Zn es bastante abundante en la fase líquida y en las formas sólidas y, en cambio,
apenas se acumula en las hojas de estas tres especies que parecen tener respecto a este elemento un
comportamiento de planta excluidora.
500
450
400 f
350
300 •
. • Grupo A
250 • Grupo B
200 • Grupo C
150
• .• • •. . .
100
50
Respecto al plomo, elemento que se considera como tóxico en concentraciones en hoja superiores
a 30 ppm, y tolerable entre 5 y 10 ppm, registranen las parcelas del Grupo A valores máximos desde 83
ppm para el Cistus ladanifer, hasta 170 ppm encontradas para el Pinus pinea, con una mediana en este
último de 24 ppm, en la mayoría de los casos por encima del valor considerado como tóxico. Analizando
la figura 5.44, se observa como en el cuadrante representado por pH < 4,0 y Pb - H > 200 ppm ,
aparecen siete parcelas, cuatro del Grupo C y tres del B. El plomo es por tanto un elemento que se
comporta de forma muy parecida al hierro, cobre, cinc y mercurio, en cuanto al incremento de
concentraciones en hoja a valores de pH < 4,0, y a su vez sigue el mismo patrón que el hierro, cobre,
arsénico y mercurio, donde se observan posibles problemas de fitotoxicidad a partir de una cierta
concentración del elemento en hoja, que en este caso, podría estar entorno a 200 ppm.
En conclusión, el plomo parece seguir el patrón del Fe, Cu, Zn y Hg en cuanto al aumento de
concentraciones de Pb-H por encima de pH 4,0, y además, a juzgar por los resultados obtenidos, es
posible que disminuye el riesgo de encontrar problemas de fitotoxicidad por plomo, a partir de una cierta
concentración en hoja de este elemento, al Igual que el Fe, Cu, As y Hg, apuntando con cierta prudencia
el valor de 200 ppm como umbral de resistencia de la vegetación a pH inferiores a 4,0..
1400-
1200-
1000
Grupo A
800 Grupo B
Grupo C
600
•
400- 1 1
•
200 -•_<__
• ••
0 • 'K--
0,00 2,00 4,00 6,00 8,00 10,00
pH
El cobre, elemento que se considera como tóxico en concentraciones en hoja superiores 150 ppm,
y normal entre 3 y 40 ppm, se encuentra en parcelas del Grupo A con valores máximos desde 47 ppm
para el Cistus ladanifer, hasta 120 ppm en el Pinus pinea, con una mediana en este último de 24 ppm,
valores siempre por debajo del considerado como tóxico. Analizando la figura 5.45, se observa como en
el cuadrante representado por pH < 4,0 y Cu - H > 50 ppm , aparecen 9 parcelas, siendo 6 ellas del
Grupo C, una del Grupo B y dos del Grupo A. Este aspecto destaca una vez más la necesidad de
superar el umbral de pH 4,0, tal como comentábamos en el apartado 5.1.3., donde se indicaba un
aumento considerable de la supervivencia a pH > 4,0.
En conclusión, a juzgar por los resultados obtenidos, por encima de pH 4,0, el cobre se comporta
según el patrón del hierro, disminuyendo el riesgo de encontrar problemas de fitotoxicidad. Finalmente,
como nivel de tolerancia máximo para el Cu-H, podría considerarse 150 ppm a pH inferior a 4,0, el
mismo dato que aparece en el análisis bibliográfico realizado en el apartado 2.4, c), y resumido en la
tabla 5.52.
•
350-
•
300
250
• Grupo A
r
200 - • Grupo B
o
• • Grupo C
150 -
•
100 - •
•
50
•
250 -
200 - ^
• • Grupo A
T
(Ó 150 • Grupo B
• Grupo C
) 100 "
•
1
50- •
# 1
Zí
0 00 2,00 4,00 6,00 8,00 10,00
pH
En conclusión, por encima de pH 4,0, a juzgar por los resultados obtenidos, disminuye el riesgo de
encontrar problemas de fitotoxicidad por mercurio, pudiendo considerar el dato de 1 ppm a pH inferiores
a 4,0 como umbral de resistencia o tolerancia a este elemento en hoja, el mismo dato que se obtuvo en
el análisis bibliográfico hecho en el apartado 2.4. c), y resumido en la tabla 5.52.
5,000
4,500
4,000
3,500
3,000 • Grupo A
2,500 - • Grupo B
2,000 - • Grupo C
1,500 -
1,000
0,500 t*.
0,000
•*^#
JV^V
0,00 2,00 4,00 6,00 8,00 10,00
PH
Como conclusión de este apartado, puede afirmarse la existencia de indicios de fitotoxicidad con
todos los elementos estudiados a excepción del cinc y el manganeso. El riesgo de toxicidad parece
disminuir por encima del pH 4,0, si bien en el caso del arsénico puede incrementarse también a partir de
pH 6,0.
Este aspecto, puede tener relación con lo indicado en el apartado 5,2.2., donde se apuntaba la
incidencia de los precipitados de hierro, oxihidróxidos, los cuales ejercen un control químico sobre la
actividad de otros iones especialmente eficiente en el intervalo 4,0-6,0. Los oxidróxidos actúan como
sumideros, pudiendo quedar ocluidos en el precipitado de óxido-hidróxidos elementos como Zn, As, Pb y
Cu.
Finalmente, a juzgar por los resultados obtenidos, podrían proponerse nuevos umbrales de
tolerancia o resistencia para el conjunto de las tres especies ensayadas. Así, en la Tabla 5.55, se
presenta una tabla alternativa a la tabla 5.52, donde se indican los umbrales de resistencia para el
conjunto de las tres especies;
Tabla 5.55.Niveles de referencia extraídos de la bibliografía, ver tabla 5.52, revisados según los
resultados de este estudio.(l) Al no detectarse problennas de fitotoxicidad para estos dos elementos,
hemos reflejado los máximos valores que hemos encontrado para parcelas del Grupo A.
6. SÍNTESIS Y CONCLUSIONES.
Las Conclusiones se estructuran en dos apartados bien diferenciados. Por una parte, se Indican las
conclusiones obtenidas respecto al análisis de las características ácido-base de los suelos de mina, para
terminar con los aspectos vinculados a toxicidad, por la presencia de altos valores de elementos traza
propios de la minería.
Para el establecimiento del umbral máximo objetivo para la recuperación de suelos afectados por la
minería de la pirita, en cuanto a las características ácido-base de los suelos, se han tomado como
referencia parcelas naturales no afectadas directamente por la explotación minera, pero en el mismo
ámbito geográfico, litológico, edafoíógico y climático.
Como primera observación, habida cuenta de los resultados obtenidos, puede concluirse que los
requerimientos mínimos que deben alcanzarse para la recuperación de este tipo de suelos son
asequibles ya que no hay grandes diferencias en las condiciones respecto a la de los suelos afectados
directamente por la minería. Respecto a la naturaleza este hecho es debido a que las propiedades de los
suelos naturales son características de suelos pobres, desde el punto de vista edáfico, pero que
soportan una cobertura vegetal del 100%, tanto con especies arbóreas como arbustivas. La pobreza de
los suelos, se manifiesta en su elevada acidez, siendo la mediana del pH de 4,7, (dato obtenido a partir
de 24 parcelas naturales de las 167 de la red), indicando una clara desaturación del CIC. Además, existe
un déficit significativo en elementos esenciales, como el fósforo, aun teniendo una riqueza tanto en
nitrógeno como en carbono orgánico más o menos normal. El bajo valor del P disponible es lógico en
suelos ácidos pero conduce a una clara distrofia y restringe las especies vegetales presentes a las
frugales y tolerantes a la acidez y pobreza en fósforo y/o a las que disponen de mecanismos de
adaptación a estos ambientes, tales como la fácil micorrización. En cuanto al contenido en azufre pirítico,
éste registró una mediana del total de las parcelas naturales de 0,01%. Dato muy importante porque
pone de manifiesto que no hay indicios de mineralizaciones de sulfures metálicos ni, por tanto, riesgos
de acidificación potencial intensa.
Por otra parte, de los ensayos realizados en zonas incluidas en el entorno minero donde se ha
observado presencia de vegetación extremófila {Cistus ladanifer, Erica andevalensis y Erica
austraiis) en muy buen estado, puede concluirse que en este tipo de suelos se acentúa la pobreza de
propiedades físico-químicas respecto de los suelos naturales. Su extremada acidez; mediana de pH
3,36, da lugar a suelos fuertemente desaturados y con altas concentraciones de diversos metales. Así,
se observan déficit en elementos esenciales como el fósforo y también en los contenidos de nitrógeno y
carbono. De la inadecuada relación C/N se deriva también una mala calidad de la materia orgánica
presente. Por otra parte, el dato de la mediana de azufre pirítico, 0,92%, podría dar lugar, en algunos
casos, a la aparición de procesos oxidativos de la pirita con el consiguiente descenso del pH. Como
conclusión, haber profundizado en la caracterización de estos suelos nos da una idea de las condiciones
extremas en las que viven de forma natural algunas especies vegetales.
La comparación entre estos 2 tipos de medios permite afirmar que los limitantes a superar en los
procesos de recuperación de los suelos de minas son:
Su mayor acidez actual y, sobre todo, potencial al existir todavía cantidades importantes de S pirítico.
Los efectos de la acidez sobre la solubilidad y biodisponibilidad de elementos potencialmente tóxicos
como As, Al, Zn, Cu, Pb, M n , . . .
La pobreza en P disponible, agudizada en los suelos de mayor acidez con altos niveles de Al y Fe
reactivos incluso en muchos suelos de mina por las altas concentraciones de formas de Fe reactivas y
con alta capacidad de adsorción de fosfatos.
La pobreza en C y N.
Los bajos niveles de K, Ca, Mg cambiables y los posibles problemas de desequilibrios.
En todo caso, una mejora hasta alcanzar las condiciones propias de los suelos naturales debería
permitir el establecimiento de una cobertura vegetal tolerante siempre que se recuperasen también la
estructura del suelo y su actividad biológica.
^ ©
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pH agua
Figura 6.1.: Análisis del pH y la supervivencia de las 52 parcelas estudiadas
2. Entre pH 3,0 y 3,9, se encuentran dos cuadrantes uno por encima y otro por debajo del 60%
de supervivencia. En este caso se da la circunstancia de que el número de puntos del
cuadrante superior es el mismo que el del cuadrante inferior, lo que permite deducir, que en
el intervalo de pH comprendido entre 3,0 y 4,0, se produce una mejora notable de la
supervivencia, pero todavía existe una elevada incertidumbre en cuanto al porcentaje
de esta.
3. Finalmente, por encima de 4,0, la supervivencia es, en la gran mayoría de los casos,
superior al 60%. Este aspecto confirma que la definición de! pH objetivo, deberá estar
siempre por encima de 4,0
• Crecimiento del diámetro de! cuello de la raíz "DCR", mayor o igual a 7,5 cm.
y a partir de la información analítica de las parcelas incluidas en diciio grupo, establecimos unos
umbrales de resistencia para el conjunto de las tres especies ensayadas {Pinus pinea, Pinas pinaster y
Cistus ladanifer), que mostramos a continuación:
UMBRALES
Cistus ladanifer, Pinus pinaster y Pinus pinea
Así, podemos establecer como umbral mínimo más restrictivo para las tres especies el valor de
4,2 como mediana de pH. Este último valor debería ser nuestro objetivo de recuperación para la
implantación de las tres especies. Además, en esta tabla se puede apreciar el camino recorrido desde
las parcelas testigo, 2,8 de pH iiasta las parcelas naturales, con 4,6 de pH,.
Comparando el valor del umbral máximo del punto a), 4,7, con el umbral mínimo más restrictivo de
este punto, 4,2, observamos una orquilla de 0,5 de pH en la que nos debemos mover a efectos de
proyectar la dosis del encalado de nuestros suelos.
Respecto al valor mínimo de 2,9 del Grupo A, tabla 6.1., confirma el aspecto descrito en el punto
anterior donde definíamos un intervalo, entre 3,0 y 4,0, en el que existe una respuesta indefinida con
elevada incertidumbre en cuanto a la supervivencia, encontrando parcelas desde 0% al 90% de
supen/ivencla. Este inten/alo, como es lógico, habrá que evitarlo desplazándonos siempre a pH por
encima de 4,0.
A modo de ejemplo, a continuación mostramos dos figuras, figuras 6.2. y 6.3., que representan la
supervivencia y desarrollo del Cistus ladanifer y del Pinus pinaster en parcelas donde el tratamiento o
bien no ha existido o bien ha sido insuficiente, parcelas del Grupo C;
Cistus ladanifer
18% ^ ^ — • Muertas
Pinus pjnaster
6% 2%
• Muertas
• Vivas altura 30 a 49 cm
D Vivas altura de 50 a 80 cm
en comparación con las figuras 6.4. y 6.5., correspondientes a las mismas especies pero en situaciones
donde el tratamiento ha sido satisfactorio, o bien se trata de parcelas naturales, parcelas del Grupo A;
Cistus ladanífer
• Muertas
^ ^ ^ ^ ^ 32%
37%/ • Vivas altura < 30 cm
• Vi\(as altura 30 a 49 cm
n Vivas altura de 50 a 80 cm
\ Y 2%
• Vivas altura > 8 0 c m
^ ^ ^ 9%
20%
Pinus pínaster
n Vivas altura 30 a 49 cm
D Vivas altura de 50 a 80 cm
\ y 13%
2Cí % \ ^ H Vivas altura >80 cm
15%
Todas las especies ensayadas han demostrado una satisfactoria adaptación a los sistemas
ácidos, suelos con pH superior a -3,5 propios del Grupo A, obteniendo índices de supervivencia
desde 68% del Cistus ladanifer, hasta el 82% para el Pinus pinea, siendo el dato más
representativo en del Pinus pinaster, con un 75% de supervivencia.
f) Modificación de las propiedades ácido-base del suelo afectado ante la aplicación de las
enmiendas correctoras.
En primer lugar, hay que destacar la gran heterogeneidad encontrada en todos los parámetros
analizados. Este aspecto dificultaría la generalización de tratamientos únicos del suelo para grandes
extensiones. La forma adecuada de actuación contemplaría la consideración de unidades de diagnóstico,
en cuanto a tipología de tratamiento y dosificación de la enmienda, de un tamaño operativo.
Sobre la base de la información analizada, podemos decir que el efecto encalante del tratamiento
depende ampliamente de las condiciones de partida, ver figura 6 6 Las dosis empleadas han sido
insuficientes en aquellas minas donde el pH original estaba entorno a 2,5, como consecuencia del efecto
enmascarado de tampón férrico.
Suelos del
^^^^^s^ H H Suelos testigo entorno
minero
Suelos naturales
Castillo
2.36 ^ 2,70
Poderosa
arriba
2.53 2,40
Poderosa
abajo
3.06 3,90
Torerera
2.97 4,60
3.5 4.5
Figura 6.6.: Efecto de los tratamientos encalantes. Mejora de las condiciones ácido-base de las parcelas
experimentales.
Se comprobó que para el conjunto de minas se mejoraron las condiciones ácido-base de partida
establecidas en los suelos testigo.Sin embargo, no se alcanzó el objetivo de neutralización en todos los
casos, estableciéndose dos grupos diferenciados:
En Castillo y Poderosa de arriba, las enmiendas utilizadas para la neutralización de la acidez han
sido claramente insuficientes en la mayor parte de los casos, habiéndose obtenido únicamente ascensos
discretos del pH, siempre inferiores a 4,2 umbral mínimo más restrictivo y muy frecuentemente
inferiores a 3,5, umbral de los sistemas hiperácidos, estando la mediana de ambas minas en 2,36 y 2,53
respectivamente.
Por el contrario, se ha obtenido una respuesta claramente positiva en las minas de Poderosa de
abajo y Torerera ,especialmente en esta última donde se han cubierto los objetivos mínimos de
neutralización en casi todos los tratamientos. Las medianas obtenidas en estas minas fueron de 3,9 y 4,6
respectivamente.
Respecto a las propiedades ácido-base del suelo, tan solo analizando dichas propiedades y sin
profundizar en la respuesta de la vegetación, parece observarse que el tratamiento que peor respuesta
ha dado, es la espuma azucarera, siendo el mejor tratamiento las cenizas de celulosa seguido de la
combinación compost de EDAR más espumas de azucarera, ver figura 6.7.
MINA
Figura 6.7.: Influencia de los tratamientos correctores del suelo, para cada mina, en la variable pH agua
Lo que sí parece evidente en este caso, es la importancia del tratamiento combinado compost y
espuma de azucarera, que ha obtenido en las tres especies el mejor resultado. Consideramos por
tanto muy necesario en la recuperación de estos suelos, no solo incrementar el pH al menos por encima
de 4,0, sino a su vez incrementar el nivel de nutrientes y activar la vida biológica del suelo mediante la
incorporación de materia orgánica en su justa medida. Por último, destacar la eficacia de las espumas de
azucarera y las cenizas de celulosa, obteniendo ambas resultados parecidos. Respecto a las parcelas
testigo, indicar la patente diferencia entre éstas y las parcelas experimentales.
100
<
Ü
z
ili
>
>
ce
LU
CL
3
ESPECIE
Figura 6.8: Relación entre la supervivencia de la vegetación y los tratamientos del suelo para las
especies ensayadas (Pinus pinaster, Pinus pinea y Cistus ladanifer).
Como puede observarse en la tabla 6.2, en las minas de Castillo y Poderosa de arriba, con pH
inferiores a 3,5 , encontramos ambientes propios de sistemas hiperácidos, siendo más sensibles a la
presencia en sus suelos de porcentajes elevados de azufre pirítico. Mientras que las minas de Torerera y
Poderosa de abajo, al presentar pH superiores a 3,5 y próximas a 4,5, se puede decir que sus suelos se
identifican más con sistemas ácidos, mucho menos sensibles que los anteriores a elevados porcentajes
de azufre pirítico.
iipi
SÍNTESIS Y CONCLUSIONES Pagina 1741
Estudio edafológico de suelos afectados por procesos de acidificación en
RIESGO ACIDIFICACIÓN
pH Riesgo
PH agua % S, pirítico
oxidación acidificación
•j
Poderosa
abajo
^^^^^H^^Bss
Poderosa
Alto
arriba
Como se comentó en el apartado 4.6.1. de este trabajo, en primer lugar calculamos las necesidades
de encalante a partir de métodos más tradicionales para estos casos; método de Cochrane, Kamprath y
Mombiela. Una vez aplicada la enmienda caliza en las parcelas experimentales, y habiéndose observado
en algunos casos cierta insuficiencia de las dosis empleadas se procedió al recálculo de los déficit, por el
método de las necesidades de encalante considerando el potencial de acidificación del suelo y su
capacidad de neutralización de ácido GNA, al pH 4,5.
1. En aquellos suelos donde el pH superaba el valor de 3,5, sistemas ácidos, se calculó la acidez
potencial de los suelos para cada una de las minas de estudio, obteniendo un potencial de
acidificación neto (PAN), entre 670 y 1.090 mmoles de H"^ /Kg de suelo, valor que traducido a
material encalante resultó entre 124 y 201 toneladas de espuma de azucarera por hectárea de
suelo minero contaminado. Esto supuso una diferencia de 5 a 8 veces superior al calculado por
métodos tradicionales, que recordemos fue de 25 toneladas de espuma de azucarera por
hectárea.
2. En cuanto a los suelos hiperácidos, los datos de %Sp registrados en las minas son tan elevados,
que la acidez potencial prevista haría inviable cualquier aplicación de material encalante. Por tanto,
las alternativas a seguir en este tipo de situaciones, serían las siguientes:
• La aplicación de materiales de préstamo próximos a las minas con elevada CNA 4,5,
con el objeto de facilitar la dilución y la capacidad de neutralización de ácido del suelo. Y
posteriormente, en el caso de que persista el exceso de acidez, volver a la situación 1.- Este
método, además de ser más costoso, requiere la disponibilidad y proximidad de un área de
préstamo.
• Como última alternativa, deberá aplicarse un tratamiento de choque con encalante, con el
objeto de que pasado un tiempo prudencial, esperemos un cambio en el pH que supere el
Tal como indicamos al comienzo del apartado 5.2., de este trabajo se esperaban unos resultados,
discutidos y analizados en el capítulo anterior, cuyas conclusiones describimos a continuación:
Tras analizar en las cuatro minas estudiadas los contenidos totales de metales y arsénico en suelos
naturales, podemos concluir diciendo que los elementos que de por sí ya superan los niveles normales
definidos para suelos naturales son; el arsénico en todos los casos, confirmándose a priori como el más
destacable, el plomo en dos de las minas y el cobre en una de ellas, ver tabla 6.3.
MINA Fe Mn Zn Pb Cu As Hg
Por otra parte, de los ensayos realizados en zonas incluidas en el entorno minero donde se ha
observado presencia de vegetación extremófila (Cistus ladanifer, Erica andevalensis y Erica
australis) en muy buen estado, podemos destacar la extraordinaria adaptación de las especies
vegetales estudiadas, a las elevadas concentraciones de Fe, Hg, Cu, Pb y As, sobre en el caso de los
tres últimos elementos, donde los suelos superan con creces los niveles de referencia indicados por la
bibliografía como tóxicos.
Como avance y primera aproximación a la definición de los umbrales de resistencia a los metales y
al arsénico de la vegetación, que veremos en el siguiente punto, en la tabla 6.4. mostramos, para la Erica
andevalensis y para el Cistus ladanifer, las concentraciones máximas obtenidas en el análisis del
sustrato radical de ejemplares muestreados de estas especies. Por otra parte apuntar, que habida
cuenta del aspecto fenotípico de los ejemplares, en los que se ha observado abundante floración, follaje
y adecuada envergadura, entendemos que dichas concentraciones resultan tolerantes para dichas
especies.
Valores máximos
observados
Variables
Erica Cistus
andevalensis ladanlfer
Fe (ppm) 168.000 61.000
Zn (ppm) 503 83
Hg(ppm) !>^'^^0.36i^^'í?
Tabla 6.4.: valores máximos observados para Cistus ladanifery Erica andevalensis.
Con fondo rojo indicamos las concentraciones que superan ampliamente los niveles considerados como tóxicos. Con fondo
amarillo indicamos las situaciones comprendidas entre la tolerancia y la toxicidad. Finalmente, los datos con fondo verde se
corresponden con concentraciones incluidas dentro del intervalo de tolerancia.
En referencia a las concentraciones de elementos traza, metales y arsénico, en los suelos de mina,
afirmar una vez más la heterogeneidad de los suelos mineros variando considerablemente los valores
de los distintos elementos entre minas.
Analizados los resultados de las parcelas de la red de investigación, sobre el contenido total de
metales y arsénico de sus suelos, hemos observado que todas las minas presentan elevadas
concentraciones de plomo y arsénico, pasando a ser estos dos elementos el foco principal de nuestra
atención . En el caso del arsénico, las concentraciones son elevadas incluso en los suelos naturales.
Destacamos finalmente, los extraordinariamente elevados valores de arsénico en Torerera, y plomo,
cobre y mercurio en Poderosa de arriba. Esta última mina se destaca como la más afectada en cuanto a
concentraciones de metales pesados.
A continuación presentamos las medianas, por mina y elemento químico, registradas en los suelos
testigo, ver tabla 6.5. Observemos lo indicado en el párrafo anterior referido al As y el Pb.
MINA Fe Mn Zn
Poderosa
83.000 60 174
abajo
Poderosa
49.000 58 1.040
arriba
Tabla 6.5.: Valores observados de metales pesados en suelos testigo. Comparación con los datos de
referencia de la bibliografía.
Con fondo rojo indicamos las concentraciones que superan ampliamente los niveles considerados como tóxicos. Con fondo
amarillo indicamos las situaciones comprendidas entre la tolerancia y la toxicidad. Finalmente, los datos con fondo verde se
corresponden con concentraciones incluidas dentro del intervalo de tolerancia.
Es muy posible que los niveles de referencia considerados como tóxicos para todos los
autores que hemos consultado, no lo sean para las especies ensayadas, teniendo en consideración
los resultados arrojados por la tabla 6.4. En este aspecto redundaremos cuado describamos las
conclusiones del siguiente apartado " Umbrales mínimos de resistencia para cada especie ensayada".
Por último, comentar la posibilidad de que las minas estudiadas, a excepción de la mina
Torerera, puedan presentar ciertas deficiencias en Manganeso, elemento que como sabemos esta
considerado como micronutriente. Según, " The IFA World Fertilizer Use Manual" ( Halliday y Trtenkel,
1992), las concentraciones para el manganeso en ppm, las define de la siguiente manera:
Media 100-500
Excesiva >1.300.
Según esta clasificación, en todos los casos, salvo en la mina Torerera cuya mediana esta en 336
ppm, tenemos unas concentraciones de Mn en los suelos testigo comprendidas entre 58 y 95 ppm de
mediana por mina, es decir entre deficientes y medias.
Como conclusión de este apartado, podemos decir que para las tres especies estudiadas nos
podemos guiar a priori por las concentraciones totales en suelo definidas por la bibliografía, tabla 5.32, a
excepción del plomo, el arsénico y puntualmente el cobre y el mercurio. En la tabla 6.6., podemos
observar los datos de las medianas y valores máximos registrados para parcelas del Grupo A, parcelas
que arrojan los mejores resultados en supervivencia y desarrollo de la vegetación. Estos resultados nos
indican que para las tres especies ensayadas, los niveles de toxicidad definidos para el arsénico, plomo
y cobre son claramente bajos en bibliografía.
ESPECIE Pb Cu As Hg
Tabla 6.6.: Medianas y valores máximos de Pb, Cu, As y Hg, en ppm, obtenidos para las tres especies
estudiadas en parcelas del Grupo A.
Como consecuencia de lo anterior, en la tabla 6.7., hacemos una propuesta de revisión de umbrales
mínimos de resistencia para el conjunto de las tres especies. En esta tabla, indicamos cómo los niveles
de referencia empleados en este estudio, y obtenidos de la bibliografía, pueden ser aceptables para el
manganeso, cinc, cobre y mercurio, pero no tanto para el plomo y el arsénico. Estos dos elementos,
pueden llegar a duplicar sus concentraciones respecto a los niveles de referencia de bibliografía, como
es el caso del plomo, o incluso quintuplicarse, como en el arsénico, en parcelas donde la vegetación que
sustentan permanece en un estado fenotípico aceptable, situaciones de Grupo A.
Mn (ppm) 2.000(1)
Zn (ppm) 1.200(1)
Hg(ppm) 50(1)
Tabla 6.7.:Niveles de referencia extraídos de la bibliografía, ver tabla 5.32, revisados según los
resultados de este estudio. (1) Valores extraídos de bibliografía que no se ven superados en nuestro
estudio por las parcelas del Grupo A , (2) datos extraídos de las medianas del Fe, Pb y As, del conjunto
de las tres especies ensayadas incluidas en el Grupo A, que superan ampliamente los valores de
referencia de la bibliografía.
A priori, en los trabajos previos al inicio de este proyecto de investigación conocíamos la notable
Influencia que el pH podía ejercer en este tipo de suelos, por otra parte, aunque es conocida la
influencia del hierro en sistemas ácidos e hiperácidos, lo cierto es que nos sorprendió la notable
influencia del liierro no solo en los fenómenos vinculados al tampón férrico que ejerce a pH entorno a
2,5, sino a su vez en el control de la movilidad de ciertos metales y del arsénico en determinados rangos
de pH. Como conclusión general de este punto, podríamos citar la elevada incidencia del Fe en la
solubilidad de los metales, aspecto que se refuerza a partir del pH 4,0, donde el catión Fe^*, muy
presente en sistemas hiperácidos a pH < 3,5, es controlado por la reacción:
En trabajos realizados por F. Macías y R. Calvo (2.003) en la recuperación del rió Guadiamar, tras la
catástrofe de Aznalcollar, se observó una movilidad patente del Zn a partir de pH 7,0,. Dicho aspecto, no
debería sorprendernos, dado que el cinc es de los elementos químicos de mayor movilidad entre los
metales. En nuestro caso en particular, ver figura 6.9, la movilidad del Zn no se hace patente hasta que
bajamos de pH 4,0. Para explicar este hecho, conviene recordar que el Fe ^* precipita en la mayor parte
de las ocasiones en forma de oxihidróxido, ejerciendo estos últimos un control químico sobre la actividad
de Otros iones, mucho más importante de la que cabría esperar en función de sus concentraciones. Los
oxidróxidos actúan como sumideros, pudiendo quedar ocluidos en el precipitado de óxido elementos
como el Zn , el Pb y el Cu que suelen aparecer asociados a los óxidos de hierro. Estos óxidos suelen
tener elevadas afinidades de adsorción a medida que se incrementa el pH. Quizás esta puede ser la
causa de que iones como el Zn ^'^ y Cu '^*, especies química que encontramos claramente en rangos de
pH desde los sistemas hiperácidos hasta 6,0, disminuyan notablemente su solubilidad a partir de pH 4,0,
como consecuencia de quedar ocluido en los oxihidróxidos de hierro, ver figuras 6.9 y 6.11.
25 - •
20 -
t • Grupo A
c 15 • Grupo B '
N
• Grupo C
10-
5 -
0
0, 00 2,00 4,00 6.00 8,00 10,00
pH
3.5
»<
3
2,5
2- • Grupo A
.o • Grupo B
%
1,5 • • Grupo C
1-
•
0,5
0, 00
'.•í-
2,00 4,00
a. «,•*»•*
6,00 8,00 10 00
pH
Como puede observarse en las tres figuras, existe un incremento de las concentraciones de Pb,
Cu y Zn en la fracción líquida, a medida que desciende el pH por debajo de 4,0.
Respecto al arsénico, se observa una movilidad patente a pH Inferior a 4,0 y superior a 5,0, que
contrasta con la inmovilidad de este elemento en el intervalo comprendido entre 4,0 y 5,0, aspecto
que potencia aun más la necesidad de marcar un pH objetivo comprendido entre estos dos
valores.
Por otra parte, comentar que el arseniato, especie del arsénico presente en la fracción líquida del
suelo en los rangos de pH definidos en el apartado anterior, tiene un comportamiento comprobado
similar al de los fosfatos, pudiendo estos últimos liberar a los arseniatos tras la aplicación de fertilizantes
fosfatados, por ello, puede resultar difícil el empleo de un tratamiento para reducir la asimilabilidad del
As, sin producir una reacción paralela en la de los fosfatos.
La retención de As en el suelo por el Fe(0H)3, concuerda con el uso bien conocido del Fe(OH)3
como antídoto( "Condiciones del suelo y desarrollo de las plantas según Rusell", Alan Wild, 1.963). Esta
técnica fue empleada en la recuperación de suelos del Guadiamar {1.998), por F. Macías y R. Calvo.
1,400
1,200
"• "
1,000 •
• Grupo A
0,800
• Grupo B "
<
0,600 • Grupo C ,
0,400
0,200
0,000
0, 00 2,00 4,00 6,00 8,00 10,00
pH
En la tabla 6.8., podemos observar los datos de las medianas y valores máximos registrados para
parcelas del Grupo A, parcelas que arrojan los mejores resultados en supervivencia y desarrollo de la
vegetación. Estos resultados nos indican que para las tres especies ensayadas, los niveles de toxicidad
definidos en bibliografía para el arsénico, plomo, manganeso y hierro, son claramente insuficientes.
Tabla 6.8.: Datos de medianas y valores máximos encontrados en parcelas de! Grupo A para las tres
especies vegetales ensayadas.
De la interpretación de la tabla 6.8., y a la vista de las figuras 6.13 a 6.18, a continuación detallamos
elemento a elemento su incidencia en la supervivencia y desarrollo de la vegetación:
Respecto a las concentraciones de hierro en lioja, a juzgar por los resultados obtenidos, por
encima de pH 4,0, disminuye el riesgo de encontrar problemas de fitotoxicidad, pudiendo considerar el
valor de 5.000 ppm como umbral mínimo de resistencia.
40000
35000
30000
• Grupo A
X 25000
• Grupo B
^ 20000
• Grupo C
15000
10000
5000
; • 5 .. . . _••
• •
0
0 00 2,00 4,00 6,00 8,00 10 00
pH
Figura 6.13. Gráfico que relaciona las concentraciones de Fe en hoja con el pH del suelo
Finalmente, creemos conveniente hacer una observación respecto al posible antagonismo entre el
Mn y el Fe citado por Somers, I. I. Y Shive, J. W., Pl. PhysioL, (1.942) . Comparando las figuras 6.13 y
6.14, correspondientes al Fe y Mn respectivamente, podemos intuir dicho antagonismo.
Respecto a las concentraciones de manganeso en lioja, analizando el gráfico adjunto, figura 6.14,
observamos como este elemento se comporta de manera muy diferente al resto de los elementos,
obteniéndose concentraciones en hoja mayores cuanto mayor es el pH. En este caso se observa
claramente que no existen problemas fitotoxicidad, pudiendo suceder en tal caso que existan problemas
de deficiencia de manganeso, que como sabemos es un oligoelemento, al concentrarse todas las
parcelas del Grupo C próximas al eje x por debajo de las 1.000 ppm, tal como se apuntó en el apartado
5.2.1. No obstante, tampoco estamos en condiciones de afirmar este aspecto.
En conclusión, el manganeso es un elemento cuya adsorción aumenta a medida que aumenta el pH,
registrando concentraciones en hoja de hasta 5.520 ppm en condiciones de supen/ivencia y desarrollo
óptimas.
6000
5000
4000
• Grupo A
X
• Grupo B
¿ 3000 f • Grupo C
2000
1000
O
0,00 2,00 ¡,00 ,,00 10,00
pH
Figura 6.14. Gráfico que relaciona las concentraciones de Mn en hoja con el pH del suelo
En cuanto a las concentraciones de cinc en hoja, éste elemento parece seguir el patrón del Fe, Cu,
Pb y Hg en cuanto al aumento de concentraciones de Zn-H por encima de un determinado valor de pH,
en este caso a pH 4,5. Por el contrario, a juzgar por los resultados obtenidos, el cinc no sigue claramente
el patrón del Fe, Pb, Cu, As y Hg, donde disminuye el riesgo de encontrar problemas de fitotoxicidad por
estos elementos a partir de una cierta concentración en hoja de los mismos. Así, en este caso no parece
que podamos haber tenido problemas de fitotoxicidad por cinc, y de forma prudencial podemos
considerar el mismo nivel de referencia establecido en la tabla 5.32.
Respecto a las concentraciones de plomo en hoja, éste elemento parece seguir el patrón del Fe,
Cu, Zn y Hg en cuanto al aumento de concentraciones de Pb-H por encima de pH 4,0, y además, a
juzgar por los resultados obtenidos, es posible que disminuye el riesgo de encontrar problemas de
fitotoxicidad por plomo, a partir de una cierta concentración en hoja de este elemento, al igual que el Fe,
Cu, As y Hg, apuntando con cierta prudencia el valor de 200 ppm como umbral mínimo de resistencia.
1400
1200
1000
• Grupo A
X
800 • Grupo B
a.
• Grupo C
600
•
400
•
200 - -• <
• • . ••
0
0 00 2,00 4,00 6,00 8,00 10,00
pH
Figura 6.15. Gráfico que relaciona las concentraciones de Pb en hoja con el pH del sueio
En cuanto a las concentraciones de cobre en hoja, a juzgar por los resultados obtenidos, por
encima de pH 4,0 el cobre se comporta según el patrón del hierro, disminuyendo el riesgo de encontrar
problemas de fitotoxicidad. Finalmente, como nivel de tolerancia máximo para el Cu-H, podríamos
considerar las 150 ppm, el mismo dato que indicamos en el análisis bibliográfico hecho en el apartado
2.4., y resumido en la tabla 5.32.
400
350
300 -
250 -
200 -
150
100 f
50
• ^ 1
O
0,00 2,00 4,00 6,00 3,00 10,00
pH
Figura 6.16. Gráfico que relaciona las concentraciones de Cu en hoja con el pH del suelo
Respecto a las concentraciones de arsénico en hoja, manteniendo el pH entorno a 4,5, que al fin
de al cabo es aproximadamente nuestro pH objetivo, podremos disminuir notablemente el riesgo de
fitotoxicidad por arsénico, pudiendo considerar el valor de 100 ppm en hoja como umbral mínimo de
resistencia de la vegetación.
300
•
200
• • Grupo A
X
cfl 150 • Grupo B
< • Grupo C
(
•
1
50
PH
Figura 6.17. Gráfico que relaciona las concentraciones de As en hoja con el pH del suelo
Finalmente, respecto a las concentraciones de mercurio en hoja, a juzgar por los resultados
obtenidos, a pH por encima de 4,0 disminuye el riesgo de encontrar problemas de fitotoxicidad por
mercurio, pudiendo considerar el dato de 1 ppm como umbral mínimo de resistencia a este elemento en
hoja, el mismo dato que indicamos en el análisis bibliográfico hecho en el apartado 2.4., y resumido en la
tabla 5.32.
4,500 -
•
4,000
•
3,500 -
3,000 . Grupo A !
•
en 2.500 • Grupo B
X
2,000 • Grupo G
•
1,500
• •
1,000
0.500 . V
• .:••,.•.%••.
0,000
0 00 2,00 4,00 6,00 8,00 10 00
pH
Figura 6.18. Gráfico que relaciona las concentraciones de Hg en hoja con el pH del suelo
Como conclusión de este punto, podemos afirmar la existencia de indicios de fitotoxicidad con todos
los elementos estudiados a excepción del cinc y el manganeso. El riesgo de toxicidad parece disminuir
por encima del pH 4,0, y en el caso del arsénico puede incrementarse también a partir de pH 6,0.
Este aspecto, puede tener relación con lo indicado en el apartado 5.2.2., donde apuntábamos la
incidencia de los precipitados de hierro, oxihidróxidos, los cuales ejercen un control químico sobre la
actividad de otros iones, mucho más importante de la que cabría esperar en función de sus
concentraciones. Los oxihidróxidos actúan como sumideros, pudiendo quedar ocluidos en ei precipitado
de óxido elementos como el Zn , el Pb y el Cu que suelen aparecer asociados a los óxidos de hierro.
Estos Óxidos suelen tener elevadas afinidades de adsorción a medida que se incrementa el pH.
Finalmente, proponemos nuevos umbrales de tolerancia o resistencia para el conjunto de las tres
especies ensayadas. Así, en la Tabla 6.9., mostramos una tabla alternativa a la tabla 5.32, donde
indicamos los umbrales mínimos de resistencia para el conjunto de las tres especies ensayadas:
Cu-H 150
Hg-H >1
Tabla 6.9.:Nlveles de referencia extraídos de la bibliografía, ver tabla 5.32, revisados según los
resultados de este estudio.(l) Al no detectarse problemas de fitotoxicidad para estos dos elementos,
hemos reflejado los máximos valores que hemos encontrado para parcelas del Grupo A.
Para terminar, con el resultado de este proyecto de investigación creemos haber aportado ciertas
referencias que nos servirán en un futuro para plantear los trabajos de recuperación en minas de pirita,
con menos incertidumbre de la que teníamos anteriormente a este estudio. Sabemos que para crear
unas condiciones óptimas para la implantación de la vegetación, no es necesario llegar al menos a pH
6,0, como tradicionalmente se ha proyectado en este tipo obras de recuperación. Hemos fijado en 4,2 el
pH objetivo para las tres especies vegetales ensayadas, Cistus ladanifer, Pinus pinea y Pinus pinaster,
que hemos demostrado que tienen desarrolladas suficientes capacidades como para sobrevivir y
desarrollarse correctamente en estos ambientes extremos, al menos durante los cinco años que han
transcurrido desde la plantación. Los índices de supervivencia obtenidos en situaciones donde se ha
alcanzado el objetivo de pH son entorno al 75%.
Los tratamientos empleados para la corrección de suelos son todos igualmente válidos, tan solo será
necesario calcular la CNA a pH 4,5 del material seleccionado para determinar la dosis correcta de
aplicación. Para ello deberemos saber la CNA a 4,5 de pH del medio receptor, los suelos de mina, y su
porcentaje en azufre pirítico, dato con el que calcularemos la acidez potencial de los suelos. La
diferencia entre el CNA 4,5 del medio receptor y la acidez potencial del suelo, nos determinará el
potencial de acidificación neto de los suelo PAN. No recomendamos el cálculo de dosis de encalante por
los métodos tradicionales de Cochrane, Kamprath y Mombiela. La influencia del tampón férrico a pH
entorno a 2,5, disfraza las necesidades reales de material encalante.
Futuros proyectos de investigación, podrían hacer seguimiento a los suelos tratados con objeto
de comprobar posibles alteraciones en la CNA 4,5 de los suelos, y así evitar posibles riesgos de
acidificación.
Hemos observado que en el intervalo de pH comprendido entre 3,0 y 4,0, existe una incertidumbre
elevada respecto a la supervivencia. En este intervalo es posible que uno de los factores limitantes sea
la fitotoxicidad de algún elemento traza, quizá el arsénico, el plomo, el cobre o el mercurio, o
posiblemente una acción combinada de todos o algunos de ellos. En principio, los elementos más
presentes, si utilizamos de referencia los datos bibliográficos, son el arsénico y el plomo.
Lo que si parece evidente es la inmovilización e todos los elementos traza estudiados a partir de pH
4,0. Creemos que la causa de dicha inmovilización es la alta presencia del hierro en los suelos, que
actúa, al precipitar en forma de hidróxidos u oxihidróxidos, como un sumidero de iones cuya acción es
mayor cuanto más aumenta el pH. Cationes como el Zn ^*, Cu^* y Pb ^*, tienes especial afinidad por los
compuestos del hierro. De igual manera, el arseniato es un anión que suele ser muy afín a los
oxihidróxidos. Con este último anión se debe tener precaución a pH > 6,0.
Estableciendo como base los resultados analíticos de los elementos traza para las parcelas de mejor
respuesta, parcelas del Grupo A, hemos propuestos una revisión de concentraciones totales y en hoja
para las tres especies ensayadas. Básicamente, los dos únicos elemento que hemos revisado al alza
son el arsénico y el plomo.
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