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EL REGALO

(ABRAHAM RIVERA SANDOVAL)

Muy bien jovencito... bienvenido a clases,


Por fin encontraste el camino a la escuela,
Con tu hipocresía ahora vas llegando
Abriendo la boca... bribón... sinvergüenza.

En la lista diaria ya te di de baja


Y estoy seguro que el año no apruebas,
Tienes reprobadas todas las asignaturas
Sólo puros ceros van en tus materias.

¿Acaso algún premio de la lotería?


Te tocó y por eso faltas a la escuela
Pues? mira tarugo que sólo por eso,
Yo juro y me encargo que te vas para afuera.

Dónde están los libros? ...¿Dónde las trabajos?


Donde los cuadernos?...¿Dónde la tarea?...
Donde el uniforme?...Donde el distintivo?
Que te da derecho a estar en la escuela.

Mira esos cabellos. Mira esos zapatos,


Esos pantalones rotos de las piernas
Observa tus manos...mirate las uñas,
Ni cierres, ni broches tampoco agujetas.

Mira ese pescuezo...observa tus fachas


Mira tus rodillas...mira esas orejas...
Estas elegante te miras reguapo
Y mira como te agracian tus gestos y muecas

No se como diablos? hoy se te ha ocurrido


Venir dizque a clases...llegar a la escuela escuela.
Que dices?... responde no le hagas al menso
Acaso pensaras...que era dia de fiesta?.

Por que no has venido?...responde precioso


Por que no has venido?...acaso la feria
Tiene mas valores y mas importancia
Que los ejercicios de todas las ciencias?...

Mira no te agaches, levanta la frente


No podras fingir que tienes tristeza,
Yo ya te conozco?...eres algo grande
Y de buena gana te daba tu felpa

No sé que demonios estás escondiendo


Yo no se que cosa en la mano aprietas,
Que quieres pegarme?...o es que te has
Robado alguna cosilla de la casa ajena.

Presenta las manos, enseñalas pronto


Dime lo que escondes con tanta insistencia
No voy a golpearte por ser indeseable
No vaya a ser luego, que yo me arrepienta.

Maestro... maestro...pido mil perdones


Debe usted escucharme con mucha paciencia
Si usted es maestro, no debe ser malo
Y debe tenerme tantita querencia.

Usted es muy bueno, todo el mundo dice


Que se carga un alma muy noble y muy buena
Y como es humano va a considerarme
Cuando sepa a fondo mi grande tragedia.

Yo me la partía haciendo mandados,


Vendiendo periódicos, haciendo faenas,
Yo necesitaba ganar hartos fierros
Para medicinas de mi madre enferma.

Hace unos diyitas, me dijo mi madre,


Hoy no te me sales, ni vas a la escuela,
Yo me estoy siento un poco mejoradita
Hazme una tizana con menta y canela.

Yo salí corriendo, tenia mucho gusto


De ver aliviada a mi madre enferma,
Y pensando que todo podría subsanarse
Y que muy pronto volvería a la escuela.

Conseguí unos quintos...apresure el paso


Corri yo volaba con rumbo a la tienda
Compre algunos panes, un poco de azúcar
Y unas rajas grandes de buena canela.

Llegando a mi casa iba yo silbando


Una tonadita que aprendí en la iglesia
Y abriendo la puerta, mi madre con ansias
Me llamó y me dijocon mucha tristeza

Mi hijito... mi hijito... yo te quiero mucho


Más es necesario que la verdad sepas;
Tú vas a quedarte sólito en el mundo
Tu vas a quedarte solito en la tierra.

Yo me voy hijito, Dios me esta llamando


Yo miro su cara, yo siento su esencia,
Adios cariño, que Dios te bendiga,
Todos mis consejos no olvides, recuerda.

Me abraze a su cuerpo llorando en silencio


Le grite angustiado... Mama?...Note mueras,
No me dejes solo... Mama?...Mamacita?
Mas ya su carita estaba fria y seria.

Hoy ya estoy solito, no tengo a nadie


Ni casa, ni ropa, ni pan, ni mi viejecita
Y ahora maestro le pido permiso
De vivir un tiempo, aqui en la escuela.

No faltaré a clases, yo se lo prometo


Mi comportamiento será de primera,
Aprendere mucho y a recuperarme
Y a llenar de dieces toda mi boleta.

Pero mire, tome lo que yo escondía


Es una reliquia con una cadena;
Me dijo mi madre que el día del maestro
Yo se la obsequiara que yo se la diera,

Tome usted maestro, esto es su regalo,


Se lo da mi madre que esta bajo tierra
No me la desprecie... porque estos deseos
Fueron de mi madre... son los de una muerta.

Tomé aquel tesoro, abrace a aquél niño,


Sin padre, sin madre, sin nada en la tierra
Y como un regalo del día del maestro
Lo adopté como un hijo lleno de tristeza.
POEMA A LA MADRE

YO FUI MEDIO CONSENTIDO


POR SER EL HIJO MENOR
Y YA MI HERMANO EL MAYOR
ME LLAMABA EL PREFERIDO
RAZONES HABRA TENIDO
QUE CUANDO ME PERSEGUIA
DETRAS DE ELLA ME PONIA
Y YA ESTABA DEFENDIDO

SI MI PADRE ME MANDABA
"A LA CAMA SIN CENAR"
LA VEIA PADECER
HACIENDOSE LA ENOJADA
Y A ESCONDIDAS ME PASABA
LA PARTE MIA EN UN PLATO
"Y LA PROXIMA TE MATO"
ME DECIA Y LAGRIMEABA

AQUEL DELANTAL MOJADO


DE LAVAR EN LA PILETA
QUE RETORCIA TAN INQUIETA
PORQUE ALGUNO HABIA AVISADO
QUE SU HIJO SE HABIA PELEADO
CON OTRO CHICO EN LA ESQUINA
Y AL RATO YO APARECIA
CON UN OJO AMORATADO

ME ACUERDO LO QUE SINTIO


LA VEZ DEL PANTALON LARGO
FUE UN MOMENTO MUY AMARGO
ME MIRABA, ME TOCO
DECIA, COMO CRECIO
SI AYER LO HACIA DORMIR
Y AL QUERERSE SONREIR
EL LLANTO LA TRAICIONO

IGUAL QUE MUCHOS CREI


QUE SABIA DEMASIADO
POR UNOS LABIOS PINTADOS
DE LADO DE ELLA ME FUI
Y AQUEL DIA EN QUE VOLVI
ARRUINADO Y AMARGADO
EN VEZ DE DEJARME A UN LADO
SE PUSO A REZAR POR MI.

COMO CASTIGA LA VIDA


COMO TRAICIONA LA GENTE
COMO SE DOBLA LA FRENTE
POR UN PLATO DE COMIDA
NO HAY UNO QUE NO TE PIDA
SU PARTE POR UN FAVOR
Y SE CALCULA EL VALOR
QUE PUEDA TENER TU HERIDA

SOLO ELLA, ELLA COMPRENDE


EL DOLOR DE TU MIRADA
POR QUE SU VISTA CANSADA
DESDE NIÑOS NOS ENTIENDE
SOLO ELLA TE DEFIENDE
POR QUE ERES SU MISMA SANGRE
Y SOLO TE DA UNA MADRE
LA AMISTAD QUE NO SE VENDE

YO QUERIA HACERLE VERSOS


COMO ELLA LOS MERECIA
LOS EMPECE TANTAS VECES
Y NO SALGO DEL COMIENZO
ES QUE A UNA MADRE
ES QUE A UNA MADRE, YO PIENSO
QUE, QUE SE LE PUEDE ESCRIBIR
SOLO SE PUEDE DECIR
EN LA TERNURA DE UN BESO.

AUTOR: HECTOR GAGLIARDI


ELPUENTE

¡Qué mansa pena me da!


El puente siempre se queda y el agua siempre se va.

I
El río es andar, andar
hacia lo desconocido;
ir entre orillas vencido
y por vencido, llorar.
El río es pasar, pasar
y ver todo de pasada;
nacer en la madrugada
de un manantial transparente
y morirse tristemente
sobre una arena salada.
El puente es como clavar
voluntad y fundamento;
ser piedra en vilo en el viento,
ver pasar y no pasar.

El puente es como
cruzar aguas que van de vencida;
es darle la despedida
a la vida y a la muerte
y quedarse firme y fuerte
sobre la muerte y la vida.
Espejo tienen y hechura
mi espíritu y mi flaqueza,
en este puente, firmeza,
y en este río, amargura.

En esta doble pintura


mírate, corazón mío,
para luego alzar con brío
y llorar amargamente,
esto que tienes de puente
y esto que tienes de río.

II
¡Qué mansa pena me da!
El puente siempre se queda y el agua siempre se va.
Tristemente para los dos, amor mío,
en el amor, uno es puente y otro, río.
Bajo un puente de suspiros agua de nuestro querer; el puente sigue tendido, el agua no
ha de volver.
¿Sabes tú, acaso, amor mío, quién de los dos es el puente, quién, el río?
Si fui yo río, qué pena
de no ser puente, amor mío; si fui yo puente, qué pena de que se me fuera el río.
Agua del desengaño,
puente de olvido;
ya casi ni me acuerdo
que te he querido.
Puente de olvido.
Qué dolor olvidarse
de haber querido.

III
Ruinas de mi claridad,
derrumbado en mi memoria tengo un puente de cristal.
Yo era como un agua clara cantando a todo cantar, y sin que me diera cuenta pasando a
todo pasar.
El puente de mi inocencia se me iba quedando atrás;
un día volví los ojos,
¡qué pena!, y no lo vi más.

IV
Y seguramente,
y seguramente
que no lo sabía;
de haberlo sabido...
no se hubiera roto el puente.
Ay... pero este puente...
¿pero es que no lo sabía...?
¿pero no sabía el puente
que yo te quería... ?
y seguramente que no lo sabía;
de haberlo sabido...
no se hubiera roto el puente.
¡Pero este maldito puente...!
¿Pero es que no lo sabía?
Pero no sabía el puente
que yo lo quise pasar
tan sólo por verte;
y seguramente
que no lo sabía;
de haberlo sabido...
no se hubiera roto el puente.

V
¡Qué miedo me da pensar!
y mientras se van los ríos
qué miedo me da pensar
que hay un gran río que pasa
pero que nunca se va.
Dios lo ve desde su puente
y lo llama: eternidad.
VI
Difícil conformidad:
el puente dice del río:
¡quién se pudiera marchar!
y el río dice del puente:
¡quién se pudiera quedar!

VII
Agua, paso por la vida;
piedra, huella de su paso;
río, terrible fracaso;
puente, esperanza cumplida.
En esta doble partida
procura, corazón mío,
ganarle al agua con brío
esto que tienes de puente,
y que pase buenamente
esto que tienes de río.
y aquí termino el cantar
de los puentes que se quedan,
de las aguas que se van.

Manuel Benítez Carrasco


Como Dios manda.

Yo me casé por la iglesia,


me casé como Dios manda:
un ramito de azar
mustio sabre la solapa
santiguando los pecados
de un hombre que apunta canas.

Ella vestida de blanco


¡pureza certificada!
Un alfombra hasta la puerta,
organo, misa, campanas,
y un anillo de oro
con una fecha grabada.

Pero fué lo que Dios quiso


por esa cosas que pasan
entre hombres y mujeres
que nadie puede explicarlas.

Ella torció su camino


de la noche a la mañana...
no sé si fueron razones
o fué un cariño que abraza;
pero a nadie...a nadie deseo
ese tormento que mata.

La duda entre ceja y ceja


como un cuchillo clavada,
viendo irse de las manos
algo que se nos escapa.

Nunca le hice reproche


ni le dije una palabra,
pero yo lo presentía,
que el corazón nunca engaña;
y un día.....nos separamos
y aquí la historia se acaba.

Y más solo que la una


me quedé solo en mi casa
con un silencio de muerte
y las puertas empestilladas.

Lo que pasé, Dios lo sabe,


hay penas que nunca se acaban.

****************
Un día encontre´a la otra....
¡La otra!... esa palabra
que sin tener filo muerde
y sin ser cuchillo mata.

La otra.....una mujer de la calle


con un corazón de oro
y una vergüenza en la cara....

Un cariño recio y hondo


fuerte como una muralla
trabajadora y sencilla,
alegre, risueña, casta;
leona pa´defenderme
y una hormiga pa´la casa.

¡Y a esa le llaman la otra!


como una espina que daña...
¡y es la que sufre conmigo
y es la que seca mis lágrimas
y se funde en mi alegría
igual que el oro en la fragua!

¡Sí...yo me casé por la Iglesia


me casé como Dios manda...!
Ella vestida de blanco...
"pureza cerfifcada..."

La otra...ni se ha vestido de blanco


ni le han tocado campanas
ni le han prendido azahares
que a ella no le hacen falta
para ser pura y sencilla
como una fuente sellada...

Y aunque la llamen "la otra"


yo sé que es la mía ¡y basta!
Pero que nadie la toque,
nadie diga una palabra
que pueda ofender su nombre;
que nadie intente humillarla,
que me juego de hombre a hombre
y me mato cara a cara
con quien sea y donde sea.

Que si no tiene un anillo


con una fecha grabada,
yo le he regalado uno
con besos limpios, sin mancha,
y la he vestido de novia
con rayos de luna blanca...

Y aunque no es mi SEÑORA
ni le han tocado campanas
ni le han prendido azahares
Me quiere......¡como Dios manda!
Tus cinco toritos negros
Manuel Benítez Carrasco
Contra mis cinco sentidos
tus cinco toritos negros.
Torito negro tus ojos
torito negro tu pelo
torito negro tu boca
torito negro tu beso.
Y el más negro de los cinco,
tu cuerpo, torito negro.

Barreras puse a mis ojos,


tus ojos me las rompieron.
Barreras puse a mis manos,
les hizo sombra tu pelo.
Barreras puse a mi boca,
tu boca les prendió fuego.
Puse mi beso en barreras,
tu beso las hizo leño.
Y puse duras barreras
de zarzamora al recuerdo
y saltó sobre las zarzas
tu cuerpo, torito negro.

Deja, que no quiero verte.


Déjame que no te quiero.

Y luego monté mis ojos


sobre un caballo de miedo.
Tus ojos me perseguían
Como dos toritos negros.
Y luego metí mis manos
bajo un embozo de fuego;
tu pelo se me enredaba
como un torito negro.
Y luego junté mi boca
contra la cal de mi encierro.
Tu boca estaba acechando
igual que un torito negro.
Y luego mordí mi almohada
ara contener mi beso,
tu beso me corneaba
igual que un torito negro.
Y luego arañé mi carne
de tentación y deseo
para que no me gritara
que yo te estaba queriendo.
Y tu cuerpo encandilado
mimbre, luna, bronce y fuego
se me plantó ante los ojos
igual que un torito negro.

Deja, que no quiero verte.


Déjame, que no te quiero

El aire del cuarto estaba


temblando con tu recuerdo.
Cien caballos por mis venas
a galope por mi cuerpo
y yo jinete sin rienda
luchando por contenerlos.
Cien herreros en mi boca
trabajando con mis besos,
y yo queriendo ser fragua
para poder deshacerlos.
Cien voces en mi garganta
gritándome que te quiero,
y yo, mentira infinita,
gritando que no te quiero.

Salí por aire al balcón...


me tropecé con el cielo.
Aquel cielo quieto y hondo,
verde, blanco, azul y negro,
igual que el de aquella noche
de nuestro primer encuentro
en que me hirieron, al paso,
tus cinco toritos negros.

Y me acordé de aquel aire


que jugaba con tu pelo
como un niño a quien le gustan
los caracolillos negros.

Y me acordé de aquel rayo


de luna, fino y torero,
que puso dos banderillas
de luz en tus ojos negros.
Y de aquel dolor de labios
que nos quedó de aquel beso,
y de aquel dolor de brazos
y de aquel dolor de huesos
y de aquella caracola
de amor, que quedó por dentro
como un mar de amor dormido:
... que te quiero... que te quiero...

Y se me escapó la voz;
grité: te quiero, te quiero.
Y ya no junté mi boca
contra la cal de mi encierro
y ya no mordí mi almohada
para contener mi beso,
y ya no metí mis manos
bajo un embozo de fuego.
Junté mi beso a tu boca,
junté mi boca a tu beso,
y otra vez aquel dolor
y aquel temblor de recuerdos
pensando en aquella noche
de nuestro primer encuentro.

Te quise siempre, te quise,


te quiero siempre, te quiero.
Aunque no puedo quererte,
Te quiero.
Aunque no debo quererte,
Te quiero.
Aunque en cunas de tu casa
Se est$aacute; meciendo un almendro,
Te quiero.
Aunque tú tienes dos lirios
Que se te cuelgan del cuello,
Te quiero, te quiero.
Y aunque ponga más barreras
de zarzamora al reduerdo
para que nunca las salten
tus cinco toritos negros,
torito negro tus ojos,
torito negro tu pelo,
torito negro tu boca,
torito negro tu beso,
y el más negro de los cinco,
tu cuerpo, torito negro,
te quise siempre, te quise,
te quiero siempre, te quiero.
EL POEMA DE LA CULPA

Yo la amé, y era de otro, que también la quería.


Perdónala, Señor, porque la culpa es mía.

Después de haber besado sus cabellos de trigo,


nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo


mis labios están dulces por ese amor amargo.

Ella fue como un agua callada que corría...


Si es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

Perdónala Señor, tú que le diste a ella


su frescura de lluvia y esplendor de estrella.

Su alma era transparente como un vaso vacío:


Yo lo llené de amor. Todo el pecado es mío.

Pero, ¿cómo no amarla, si tú hiciste que fuera


turbadora y fragante como la primavera?

¿Cómo no haberla amado, si era como el rocío


sobre la yerba seca y ávida del estío?

Traté de rechazarla, Señor, inútilmente,


como un surco que intenta rechazar la simiente.

Era de otro. Era de otro que no la merecía,


y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

Era de otro, Señor, pero hay cosas sin dueño:


las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.

Y ella me dio su amor como se da una rosa,


como quien lo da todo, dando tan poca cosa...

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:


Ella no fue culpable, Señor... ¡ni yo tampoco!

La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella


y me distes los ojos para mirarla a ella.

Sí. Nuestra culpa es tuya, si es una culpa amar


y si es culpable un río cuando corre hacia el mar.

Es tan bella, Señor, y es tan suave, y tan clara,


que sería pecado mayor si no la amara.
Y por eso, perdóname, Señor, porque es tan bella,
que tú, que hiciste el agua, y la flor, y la estrella,

tú, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,


tú también la amarías, ¡si pudieras ser hombre!

José Ángel Buesa

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