Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Alguna vez te has preguntado: ¿qué aptitudes debe tener una persona para tomar las riendas
de su economía? ¿Has pensado que tal vez en tu naturaleza no está escrito el futuro de un
empleado sino de un jefe? ¿Acaso puede obtenerse una especie de “ADN emprendedor” –
que defina a ciertas personas–, capaz de mostrarte si tu camino es el mismo de Steve Jobs,
Bill Gates o Richard Branson?
Durante el World Collaborative Summit 2011, realizado en México el año pasado, un grupo
multidisciplinario de representantes de empresas nacionales y extranjeras intentó resolver
cuáles eran las características del emprendedor actual. Luis López Panadero, director de
Colaboración Viral y Conexión con Emprendedores de Entrepreneurs Organization, estuvo
a cargo de la dinámica y explicó que “el ejercicio busca hacer un llamado a los
emprendedores e identificar si cuentan con todo esto”.
Los expertos hallaron los siguientes elementos: visión, pasión, confianza, creatividad,
ambición y hacer que las cosas sucedan. Esto empata con las definiciones de dos grandes
economistas: Richard Cantillon y J. B. Say. El primero afirma que el emprendedor es “un
agente económico que compra medios de producción a determinado precio, a fin de
combinarlos y crear un nuevo producto”, y el segundo señala que “se trata de un líder que
atrae a otras personas, con el objetivo de constituir organizaciones productivas”.
Creatividad. La creación del concepto de una empresa no tiene que ser completamente
innovadora, pero la capacidad de imaginar lo que todavía no es patente es una habilidad
altamente valorada. Para Enrique Tamés, director de la Escuela de Humanidades y Ciencias
Sociales del Tecnológico de Monterrey, la creatividad se complementa con un análisis del
contexto, así como con adquirir conocimientos objetivos de las necesidades actuales para
impactar positivamente y trasformar el entorno. Pero cuidado, todo creativo debe seguir una
estructura para “no perder la brújula”, afirma el experto.
Pasión. Las personas que inician o se unen a nuevas empresas lo hacen porque realmente
disfrutan la labor que desempeñan. Presentan su proyecto con tambores, de forma
emocionada, intensa. Trabajar de manera independiente está cargado de una gran
motivación por crear un nuevo estándar, vivir de eso y hacerlo crecer por un propósito, ya
sea personal o individual. Más que un don o virtud, la pasión es el motor para alcanzar las
metas que se trazaron desde el principio.
Trabajo en equipo. Peter F. Drucker, considerado el padre del management, decía que los
líderes que trabajan con mayor eficacia nunca piensan como un “yo”, sino como un
“nosotros”, considerando a todos los miembros de su equipo. Los emprendedores entienden
que su trabajo consiste en funcionar como grupo. Aceptan la responsabilidad que conlleva
ser líder, sin embargo, el equipo se lleva el crédito. Esto redunda en una actitud grupal
donde todos participan para alcanzar los objetivos.
Visión. Beristain reconoce que “para ser empresario es necesario competir en la economía
global de mercado”. Para tener una perspectiva a largo plazo, analizar propiciamente las
necesidades del mercado y concebir un proyecto sustentable a futuro, es imprescindible
contar con visión tanto a corto como a largo plazo. Es decir, tener las aptitudes necesarias
para crear un concepto que funcione y se mantenga en el contexto en el que se gesta.
Hacer que las cosas sucedan. Al final todo se resume en los resultados alcanzados. Hay
que entender cuál es la mejor combinación de las características del ADN en cada momento
de la empresa para poder transformar la realidad en la que opera el empresario. No todos
los casos son iguales y existen experiencias más atípicas de emprendedores que no cumplen
con las características y su trayectoria ha sido poco tradicional; sin embargo, al final
lograron “hacer que las cosas sucedan”, dotando de realidad a proyectos susceptibles de
resultar inconclusos.
Comportamiento y mentalidad
El espíritu emprendedor es un tema recurrente en los últimos tiempos. A menudo la
percepción general de las grandes empresas, dirigidas por empresarios destacados
como Henry Ford, Bill Gates, Walt Disney, Carlos Slim o Lorenzo Servitje, entre otros,
parece dictar características disímiles, inalcanzables para los emprendedores novatos.
Un informe de Ernst & Young, basado en encuestas realizadas a 685 líderes emprendedores
de negocios del mundo, muestra que generalmente tienen una combinación de
comportamientos y actitudes. Una de sus conclusiones fue que el emprendedor se hace,
no nace. Sí: la genética poco o nada tiene que ver con la capacidad de cambiar el futuro de
la economía personal.
El estudio encontró que el líder emprendedor joven y dinámico que inicia un proyecto
recién egresado de la universidad es persistente. Pero eso sí, la experiencia es la clave, ya
que más de la mitad de los encuestados se describieron como emprendedores “cambiados”;
es decir, ya tuvieron un empleo tradicional antes de aventurarse por su cuenta.
Al final, hay que entender que todas las características y rasgos que se describieron
anteriormente se relacionan entre sí. Poseer sólo algunos es un buen comienzo, pero debes
de enfocarte en desarrollar tu máximo potencial. Ten presente que esto también se
construye y modifica al paso del tiempo. No es suficiente para crear las condiciones de
éxito en los negocios. Los factores externos, el momento ideal, la ubicación e incluso la
suerte pueden jugar un rol en el triunfo de una compañía.
La aventura de tu vida
El significado que hoy le damos a “emprendedor” se remonta al descubrimiento de
América. A inicios del siglo XVI se le llamaba así al aventurero que viajaba al Nuevo
Mundo para descubrir riquezas y bienes, como Cristóbal Colón o Hernán Cortés. Y ese ha
sido, a grandes rasgos, el calificativo de aquel que conquista nuevos horizontes, de quien se
atreve a visitar tierras inexploradas y asume el riesgo y la responsabilidad de “embarcarse”
en una gran empresa.
El Guardian Life Small Business Research Institute realizó un estudio donde participaron
más de 1,100 empresas. Más que en la práctica, los resultados se centraron en las
experiencias de los dueños de pequeños negocios. Seis rasgos destacaron:
1. Colaborativos. Saber trabajar en equipo y delegar tareas forja relaciones más fuertes y
crea las oportunidades que motivaron al personal.
3. Enfocados al futuro. Estar al tanto de lo que pasa y planear con antelación son rasgos
cruciales de los propietarios de negocios pequeños.
También se nace
Scott Shane, profesor de Entrepreneurial Studies (estudios emprendedores) en Case
Western Reserve University, Cleveland, Ohio, EE.UU. y escritor sobre temas de
emprendimiento, innovación y administración, entre otros, cree que una de las razones por
las que alguien se vuelve entrepreneur es que sus genes influyen en la decisión de comenzar
un negocio. Y no en sentido figurado, sino científicamente.
“Por más de cinco años he investigado, junto con colegas de King’s College de Londres y
la Universidad de Chipre, cómo los genes afectan el espíritu emprendedor”, explica el
investigador. “A través de ciertos estudios realizados con gemelos, y más recientemente,
gracias a la investigación de laboratorio de genética molecular, descubrimos que los genes
inciden en la decisión de empezar un negocio, ser independiente o tener una empresa
propia”.
“Nuestra investigación muestra que los mismos factores genéticos influyen en la tendencia
a ver oportunidades de negocio, así como prever cuánto dinero genera un profesionista
independiente. Todavía no hemos podido aplicar estos resultados a nivel práctico”,
concluye.