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La Niña Margarita
La Niña Margarita
En esa época esta zona era árida y no existía el valle del Chira. A pesar de
esconderse en lo más profundo de la cerrería, fueron descubiertos por el
ojo avizor de la divinidad y los conminó al arrepentimiento. Pero el amor
de la hermosa capullana y del decidido tallán era tan inmenso que
prefirieron el castigo y la muerte a vivir separados. Fue en ese momento
que se inició una gran tormenta con grandes vientos, lluvias y la tierra se
remeció apareciendo lo que hoy es el hermoso valle del Chira. Al término
de este cambio al que habían sobrevivido los amantes, Mec-Nom
sentenció: -me han ofendido y deben recibir su castigo. Este paraíso era
para ustedes pero sólo podrán mirarlo. Así será eternamente. Volverán a
ser lo que fueron. Tú, refiriéndose a la mujer, serás convertida en una
inmensa loma de arena (loma Mambré). Y tú, señalando al osado tallán,
serás convertido en un cerro de arena (cerro “Teodomiro”) y estarás allá.
Tendrán abundante agua a sus pies, pero no podrán tomarla. Habrá
abundante vegetación, pero jamás podrán tenerla, ni con el agua que yo
les envíe desde el cielo. Ambos estarán frente a frente, mirándose, pero
jamás se tocarán- Así fue como Mec-Nom creó el valle del Turicarami, con
estos dos enormes montículos de arena, míticos, tradicionales, que no
encajan en la geografía. Su origen se pierde en el tiempo, como el amor
que se profesaban. En su entorno se desarrolló una gran ciudad y muchas
generaciones han pasado y ellos, la loma y el cerro siguen allí, vigilantes,
como esperando que alguien termine con el encanto, recuperar su
apariencia humana y volver a reunirse en algún recodo del tiempo para
vivir eternamente su amor, en este paraíso que es el valle del Turicarami.
LEYENDAS DE TAMBOGRANDE