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Cuando se publica una obra como ésta, sería presuntuoso hablar de

una segunda edición Pero al menos es legítimo prever l a posibilidad


de complementos. La principal ventaja que espero obtener de mis inves- Este rey es un gmn mago.
tigaaones, es atraer la atención pública sobre un orden de problemas MONTESPUIEU,c a e s P W M , 1, 2,
que hasta ahora había sido descuidado. Entre las personas que me lee-
rán, muchas, sin duda, descubrirán con sorpresa errores y sobre todo único milagro que ha quedado perpetuamente en
religión de los cristianos y en la m-uia de
omisiones; pero si hubiera querido evitar, no sólo las lagunas impre-
ancia. ..
vistas, sino también las que nos acucian sin que las podamos colmar,
este trabajo no hubiera salido jamás del cajón de mi escritorio. Les . Historio
72.
XI, rey di
quedaré siempre profundamente agradecido a mis lectores si me seña-
lan carencias u olvidos, de la manera que les parezca más conveniente.
Nada sería para m ,adable que ver cómo prosigue de este modo
El 27 - --... J e 1340, eld..-.,.. Franciscu, ur ia orden de los rreai-
cadores, o b i i o de Bisaccia en la provincia de Nápoles, capellán del rey
una colaboración i este libro tanto le debe en su forma actual. Roberto de Anjou y en ese momento embajador del rey de Inglaterra
Eduardo 111, se presentó ante el Dux de Venecia.' Acababa de iniciarse
Marla
la lucha dinástica entre A-ancia e inglaterra, que daría lugar a la Guerra
de los Cien Anos. Las hostilidades habían comenzado ya, pero la cam-
paña diplomática aún proseguía..Los dos reyes rivales buscaban alianzas
Releyend.o las líne nto que :rnteceden,, al corregir las
. ... .p. , -.
. .- .:.B 2..
pruebas de este Iibro, no pueao resignarme a aejarias mcambiadas. Fal-
~
por todas partes en Europa. El hermano Francisco había sido encargado
por su rey de solicitar el apoyo de los venecianos, y su intervención
tan en ellas dos nombres, que una especie de pudor sentimental, quizis amigable ante los genoveses. Hemos conservado un resumen de su dis-
demasiado sombrío, me impidió incluir. Pero hoy no puedo permitirme curso.2 h él encarecía, como era lógico, las disposiciones pacíficas del
pasarlos por alto. Nunca había tenido yo la idea de estas investigaciones soberano inglés. "El serenísimo príncipe Eduardo", deseando ardiente-
sin la es&echa coinunidad intelectual en que he vivido con mi hermano
mente evitar la matanza.de una multitud de cristianos inocentes, le había
desde la1.ga data. 1Médico y apasionado de su arte, él me ayudó a refle- escrito -si hemos de creerl- a "Felipe de Valois. que se dice rey de
xionar S,~ b r eel c,aso de los reyes-médicos. Atraído hacia la etnogra- Francia", para proponerle tres medios. a su elección. de decidir entre
2- -.
iia ~ u r i i p y~ la - ~psimlogia
~ ~ religiosa por un gusto particularmente ellos, sin guerra, la gran disputa. En prime]r término,, el comb:ate en la
vivo - e n el inmenso dominio que recoma, como mofándose de sí su arena, verdadero juicio de Dios, ya en form:a de un diueio entri los dos
infatigable curiosidad, eran estos terrenos predilectos para él-, mi her- pretendientes mismos, ya en un combate más amplio entre doS !3rupos
mano me ayudó a comprender el interés de los grandes problemas que
aquí trato largamente. Por otra parte, debo a mi padre lo mejor de mi 1 A propósito de este personaje se plantea una pequeña dificultad. El documento vme-
formación de historiador; sus lecciones, iniciadas en la infancia y que eiano (citado infm, n. 2) lo llama Ricardo: "fratri Ricardo Dei gratia Bisaciensis epiro-
Pus, incliti PrinUpis domini regis Roherti capellano et f-iliari dwestieo". Pem en
no cesaron jamás, me marcaron con un sello que creo sea imborrable. U40, 61 o h h a de Bisaeúa. que era un predicador, y por consiguiente un "hermana", se
Este libro sólo fue conocido por mi hermano en estado de esbozo y llamaba F r a n W =f. Eubel, Hkmrchia nrtholkz, Z ded., 1913 y Ughelli, Italia sana,
t. VI. en 49, Venecia. 1720. col. 841. Casi no se puede dudar que haya sido este hermano
casi de proyecto. Mi &re llegó a leer el manuscrito, pero no lo podrá Franúsco quien tomó la palabra delante del dux. Quizás el escribiente veneciano m m e
ver impreso. Faltaría a la piedad filial y fraternal si no recordase aquí ti6 e n alguna pazie un ermr de escritura o de lectura (¿falsa interpretación de una ini-
c i d ? ) . Yo crei mnveniente reparar ese ermr.
la memoria de estos dos seres queridos, de los cuales sólo el recuerdo ? Venecia. Archivio di Stato, Commemoridi. vol. iii, p. 171: analizado -.el Colendar
y el ejemplo podrán ahora servirme de guía. of State Papers, V m i e e . 1. núm. 25. L a copia de cita curiosa pieza se la debo a la ex-
*emada amabilidad del profesor Cantarelli. d e la Universidad de Rama. No se hace men-
ción a la enibajada del obispo de Biraccia en E. Deprez, Les préliminoires de la G u m e
de Cent A%. 1902 (Bibl. Alh-S et R o m e ) . El aoáliUs del Colendnr no está exenta de
ermres: *aduce cmitatum de PontVvs in Picnrdinm (el Ponthieu) par the mnties...
quienes entre otros se* que me prestaron, tuviemn a bien, junto con L Febvre. of Pontobe.
ayudarme en la corrección de pruebas.
d e seis a ocho fieles; o bien, una u otra de las dos siguientes pruebas (y ellos consideraron ventajosa para s u comercio. Pero las supuestas pro-
aquí cito textualmente) : "Si Felipe de Valois es, como afirma, el ver- posiciones que se dijeron formuladas por el rev d e Inglaterra a s u rival
dadero rey de Francia, que lo demuestre exponiéndose a leones ham- de Francia, quizás no las encontraron t; símiles como se podía
brientos, ya que es sabido que los leones jamás acometen a un verdadero imaginar. Por cierto que no esperarían lipe de Valois descen-
rey; o bien que realice el milagro de curar enfermos, como acostumbran diendo al foso de los leones;. pero
. la idea a e que
hacerlo los otros reyes verdaderos"; aquí debe entenderse, sin duda, los
otros verdaderos reyes de Francia. "En caso de fracasar, él se reconocerá los leones no puedei1 devorar a un hijo de rey
indigno de la condición real." Siempre según el testimonio del hermano
Francisco, Felipe, "en s u soberbia", rechazó estas pro~osiciones.~ les resultaba familiar , m .,'- .---
. +',a* .-
13 l<+'.,.~.
-
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-.*
,
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,.%, ,,.,.,
,
A- 5

Sabían muy bien que Eduardo 111 no estaba dispuesto a cederle a s u


,,, ,,+ca.
Cabe preguntarse si e n realidad Eduardo 111 las habrá hecho alguna
rival el reino de Francia, incluso si éste hubiera realizado curas milagro-
vez. L a relación de las negociaciones anglo-francesas nos h a llegado en
-
bastante buen estado:, v e n ella no aaarecen rastros de la carta resumida
por el obispo d e Bisacci;3. Es pro1lable que éste, que:riendo dl?slurnbrar
sas. Pero el que todo verdadero rey de Francia - c o m o todo verdadero
rey de Inglaterra- fuera capaz de tales prodigios, era de alguna ma-
a los venecianoS, la hay: L imaginado de p unta a cabo. Pero ir1cluso su- nera un hecho comprobado que ni siquiera los más escépticos en el

más en serio . .
pongarnos que 1h e realm ente envi;sda: en t,al caso n<> habría clue tomar
. ia prueoa a e 3~~ ,--~~- ,~. 1 .,8 .
i a s leones o ia aei miiagío que la mviraciori
siglo XIV se habrían atrevido a poner en duda. En Venecia, como en toda
Italia, se creía en la realidad de este singular poder, y hasta lleeado el
caso se había recurrido a él: un documento, que por azar se salvó
-
al due!lo, desafíi3 clásico <lue en esta época ;ncostumb~ .aban intercambiar-
se los soberanos en el mo mento de entrar en guerra, aunque jamás, a me- de l a destrucción, nos legó el recuerdo de cuatro buenos veriecianos q ue,
moria ae~,~ L.-.% -..
iiuniurr, .L-.
se iiaya visto ningún sob~iaiiu riirrar e n la liza. Eran
A..- en 1307 -treinta y tres años antes de la misión del herm ano Fran<315-
simples fórmul:is diplom:iticas, y en el caso que nos ocupa pare cen habei co- se trasladaron a Francia para lograr su curación por ia mano de
Felipe el Hermoso.'
sido más bien Fialabras 1;inzadas al viento pi3r un dip'lomático riemasiadc>
De esta manera, el discurso de un diplomáticc 3 parlanchín
locuaz.
Sin embargo, "+. .."
lSLI1Oa DCI meditad&=... "" .-S,
ln. viene a recordarnos oportunamente que nuestrus arepasados, en la
Edad Media y a ú n e n plenos tiempos moiiernos, se formaban de la reale-
historiadores, A pesar de s u aparente insignificancia, arrojan muy viva
luz sobre algunas cosas profundas. Comparémoslas mentalmente con lo za una imag:en muy diferente de la n tiestra. E n todos los países, los
que sostendría hoy un plenipotenciario, en parecidas circunstancias. La
diferencia nos revela el abismo que separa dos mentalidades; pues tales cuando m e n b , , --
reyes eran cionsideradi3s por en1:onces personajes S:igrados; y en algunos,
,
1"" .--
tenía por. +-ir.m.,+..
..s.UL, Y-. ni.-
-,ante largos siglos, los
propuestas, formuladas sin duda "para la galería", responden necesaria- reyes de Francia y los de Inglaterra "tocaron las escrófulas", para uti-
lizar una expresión e n s u tiempo clásica; debiendo entenderse por tal
mente a las tendencias de la conciencia colectiva. El hermano Francisco
~ ~.~ a los venecianos: ni las
no convenció . . .
.~ r u e b a sdesoleeadas
~, ante ellos. de1 que ellos pretendían curar a los enfermos afectados por este mal, me-
diante el solo contacto de sus manos. Y la virtud curativa del soberano
espíritu pacífico del auei Eduardo 111, según les dijo, había manifestadr>
era creencia común.
hasta el Último I, ni las Firomesas Inás positivas contenidas m&j
los decidieron a allandonar la neutra lidad, qut? Durante u n período poco menos extenso, s e vio a los reyes de Inglate-
adelaii t e en el
rra distribuir a sus súbditos, y aún más allá -~ de los límites- de sus Esta-
- - ~ ~-

". ..ne tanta strager Christiano- que ex dicto belo orta e t oritur et oriri in P s t - do:i, anillos (los w m p - r i n g s ) que, por h.aber sido consagraclos por ellos,
-m ueditur, ipsi serenissimo principi Eudoarda imputaretur aliquaterius, in principio se pensaba que habían recibidc el poder de devolver la salud a los epi-
dicte guerre suas literas dicto destinavit Philipo. continentes quod ad e v i t a n d y
mala super inocentes ventura eligeret alterum trium: silicet quod de pari ipsi duo 501i lépticos y de calmar los dolore s musculzwes. Estor; hechos r;on perfecta-
duelum inirarent. ve1 eligeret sibi sex ve1 oeto aut quot vele\ et ipre totidem, et si[") mente conocidos por los eruditos y los curiosos, a~ menos en sus grandes
questio terminaretur inter paucos. Altissimo de celo justitiam querenti victariam trl-
buente: aut si verus rex Francie erseCtl. u t asserit. faeeret p r o b a offerendo se leonibus iíneas. Pero debe admitirse que repugnan particularmente a nuestro es-
famelieis qui venun regem nullaetenus lesunt: aut mimeulum de mrandis infimiis, sicul
wilent facere e t e r i reges veri, faeeret (TU: facerent): alias indignum se regrii Fraricie
4 Para la creencia relativa a los leones, véase <=*a, p. 238. Para el viaje de los cuatro
reputaret. Que omnia supradicta, ac plures e t diversos (m: diversi) pacis iractatus
contewrif se in superbiam elevando". venecianos, p. 108.
pfritu, porque casi siempre fueron pasados en silencio. Los historiadores bres, no basta con aclarar hasta el último detalle el mecanismo de la
escribieron ertensos volúmenes sobre las ideas monárquicas sin mencio- organización administrativa, judicial, financiera, que ellas les impusie-
n a r l a jamás. Las páginas que van a leerse tienen como objetivo princi- ron a sus súbditos. Tampoco basta con analizar en abstracto, o tratando
pal colmar este vacío. de deducirlos de algunos grandes teóricos, los conceptos de absolutismo
La idea de estudiar los ritos de curación, y más genéricamente la con- o de derecho divino. Fk preciso también penetrar en las creencias y hasta
cepción de la realeza que en ellos se manifiesta, nació en mí hace algunos en las fábulad que florecían e n torno de las casas reinantes. En muchos
aiios, cuando leí e n el Ceremonial de los Godefroy los documentos rela- aspectos, todo este folklore nos dice más que cualquier tratado doctrina-
cionados con la consagración de los reyes de fiancia. Estaba lejos de rio. Como escribía acertadamente en 1575 Claude d'Albon.. . iurisconsulto
imaginar en ese momento la verdadera extensión de la tarea que em- y poeta "delfinés" en si.L tratado 1>e la nzajestad *al ,"lo que ha Uevadc>
prendía; la amplitud y la complejidad de las investigaciones a que me a los reyes a ser venerzidos de este modo, son p ~ i nipalmente c las virtw
vi llevado, sobrepasaron en mucho mis previsiones. ¿Tuve razón en per- des y poderes divinos de que rueron inves;tidos sóloI ellos, y no los d e
severar, a pesar de todo? Me temo que las personas a las que les confié más hombres".'
mis intenciones, debieron considerame más de una vez víctima de uua Por supuesto, Claude d'Albon no creía que esas "virtudes y poderes
curiosidad algo extravagante, y en definitiva bastante vana. ¿En qué divinos" fuesen la única razón de ser del poder real. Y no es necesario
camino oblicuo me había metido? "This curious by-path of yours", me declarar que yo tampoco lo pienso. Con el pretexto de que los reyes del
decía un amable inglés. Sin embargo, pensé que este canuno torcido pasado, incluidos los más grandes -un San Luis, un Eduardo 1, un
merecia ser seguido y creí advertir, por experiencia, que llevaría bas- Luis XIV-, de manera semejante a los curanderos de nuestros campos,
tante lejos. Consideré que podría hacerse bistoria can lo que hasta en- pretendian curar las enfermedades por simple tacto, nada sería más ri-
tonces no era más que anécdota. Estaría fuera de lugar que e n esta Intro- diculo que no ver en ellos sino unos hechiceros. Fueron jefes de Estado,
ducción justificara en detalle mi proyecto. Un libro debe llevar en sí jueces, comandantes en las guerras. Mediante la institución monárquica,
mismo su apología. Simplemente quería indicar aquí, muy brevemente, las sociedades antiguas satisfacían un cierto número de necesidades eter-
cómo concebí mi trabajo y cuáles fueron las ideas directrices que me
nas, perfectamente concretas y de esencia absolutamente humana, que
orientaron en él.
las sociedades actuales sienten de modo parecido y que siempre procuran
satisfacerlas, generalmente, por otros medios. Pero, después de todo, un
No e=a cosa de estudiar los ritos de curación aisladamente, separados rey era algo muy distinto de un simple alto funcionario a los ojos de sus
de todo ese conjunto de supersticiones y leyendas que constituye lo "ma- p u e b l a fieles. Lo rodeaba una "veneración", que no tenía su origen Úni-
ravilloso" monárquico. Habría sido condenarse de antemano a no ver camente ~- en lm servicios
-- .~~ - ~ -
- ..
. ~-nrestados.
-- ";Cómo
- ~ nodríamos
=~ com~render
- - - este

..
~ ~~~~ - ~-
~~ ~

e n ellos más que una ridícula anomalía, sin vinculación alguna con las sentimiento de lealtad. out.- en ciertas éooeas de la historia alcanzó una
tendencias generales de la conciencia colectiva. Por eso me serví de ellos
como de un hilo conductor que me permitiera estudiar el carácter so-
-
tal fuerza v un acento tan narticular. si nos neeásemos., de uronósito. a - -
ver una aureola sobrenatural alrededor de las testas coronadas?
brenatural que se le atribuyó por largo tiempo al poder real, sobre todo No examinaremos aqiIí esta coincepción ide la realeza "míst ica" en su
en Francia y en Inglaterra, lo que se podría denominar la realeza "místi- origen y en sus comien20s. Sus f uentes se le escap;in al hist oriador de
ca", utilizando un término que los sociólogos han desviado ligeramente la Europa medieval y moaema; s e ie escapan, en rigor, a la bistoria
de su significación primera. a secas. dnicamente la etnografía compara<ia parecería poder arrojar al-
¡La realeza! S u historia domina i e las instituciones guna luz sobre el tema. Las civilizaciones de las que surgió inmediata
europeas. Casi todos los pueblos d :ntal han sido go- mente la nuestra recibieron esta herencia de civilizaciones m: is antigua;S
bernados DOr reyes hasta nuestros alas. E1 desarrollo uolítico de las so- todavía, perdidas en las sombras. ur i1. 1.
A-
-.
reh historia. ¿Quiere c i r u.:....YJ C C I ~
ciedadt:S human;a s en nuestros paí:ses se ha resumido casi únimcamente
8

y dura nte un p rolongado período, en las v icisitudes del poder de laS


,
que sólo encontraremos; aquí, como objet~ de nuer;tro estudio, lo que
suele llamarse un poco desdeñosamente wia "super vivencia"?
~ 1 -
ae -. -
anrariu,
- ~ - A
para explicar sobre todo su
~ ~~ -~.-.
...
vasro. ascenmenre
..---
3. ~ .
grandes dinastías. Mas para comprender lo que fue= )n las monarquíaS
. soore ios .
, nom- 5 Claude #A+...
D i m ~ particuliores
s
-, - ,miesti -a, i&itut-..
m v e r r icelle, Lyon, 1515, p. 29. V.
-.-.-- m i m c e et des foawra
28 INTRODWCCI~N INTRODUCCI~ 29

Más tarde tendremos ocasión de observar aue. mos considerarlas fuera del marco demasiado estrecho de las tradiciw
- , de todas maneras., esta
- . ~

palabra no podría aplicarse legítimamente a los ritos de curación con- nes nacionales.*
siderados e n sí mismos. El tacto de las escrófulas aparece, e n efecto, Pero hay más. Si no temiera hacer más pesado aún un encabezamien-
como una creación de la Francia de los primeros Capeto y de la Inglate- to ya demasiado largo: le habría dado a este libro un segundo subtitulo:
rra normanda. En cuanto a la bendición de los anillos por los soberanos Historia iEe un milagro. La curación d e las escrófulas o de la epilepsia
ingleses, la veremos ocupar s u lugar en el ciclo de la realeza milagrosa por la mano de los reyes fue en efecto, tal como se lo recordó a los
mucho más tarde todavía. Importa, sí, la noción del carácter sagrado y venecianos el obispo de Bisaccia, un "milagro": un gran milagro, en ver-
maravilloso de los reyes, dato psicológico fundamental, del que los ritos dad, que debe contarse sin duda entre los más ilustres, o en todo caso
que van a ocuparnos no fueron más que una manifestación entre varias. entre los más continuados que nos presenta el pasado. Testigos innume-
Más viejo que muchas de las más antiguas dinastías históricas de Francia rables dan fe de ello; s u resplandor sólo se extinguió a l cabo de cerca
o Inglaterra, se puede decir que ese carácter sobrevivió por largo tiempo de siete siglos de una popularidad sostenida y de una gloria casi sin
al medio social, casi ignorado por nosotros, que por otro lado había opacamiento. La historia crítica de semejante manifestación sobrenatu-
condicionado s u nacimiento. Pero si se entiende, como suele hacerse, por ral ¿podría serle indiferente a la psicología religiosa o, por mejor decir,
"supervivencia" una institución o una creencia de la oue toda-.vida ver- a nuestro conocimiento del espíritu humano?
~~ ~ ~ ~

dadera se ha retirado y que no tiene más razón de ser que la de haber


respondido alguna vez a algo, una especie de fósil, testigo tardío de épo- La mayor dificultad que encontré en e l curso de mis investigaciones
cas pasadas, en este sentido la idea que nos ocupa no tuvo nada, e n provino del estado de las fuentes. No es que escaseen los tesiimonios r e
la Edad Media y hasta el siglo m cuando menos, que nos autorice a lativos al poder taumatúrgico de los reyes, que por el contrario son en
caracterizarla con este término. Su longevidad no fue una lenta dege- s u conjunto bastante abundantes, con la reserva anotada sobre los co-
neración. Conservó una vitalidad profunda; siguió dotada de una fuerza mienzos. Pero se encuentran dispersos en extremo, y sobre todo son de
sentimental que operó sin cesar. Se adaptó a condiciones políticas, y iiaturalezas prodigiosamente diferentes. Puede juzgárselo por este solo
sobre todo religiosas, nuevas; se revistió de formas hasta entonces des- ejemplo: nuestra más antigua información sobre el tacto de las escrófu-
conocidas, entre las cuales, precisamente, los propios ritos de curación. las por los reyes de Francia se encuentra en una obrita de polémica re-
No la explicaremos, pues, en sus orígenes, puesto que para hacerlo ten- ligiosa titulada Tratado sobre las reliquias. El mismo rito en Inglaterra
dríamos que saiimos del campo de nuestro estudio; pero la explicare- aparece atestiguado por primera vez, de manera segura, por una carta
mos en su perduración y en su evolución, lo que es también una parte. privada, que no es otra cosa, quizás, que un mero ejercicio de estilo. La
primera referrncia que se tiene de las anillos curadores, consagrados por
y muy importante, de la explicación total. En biología, explicar la exis-
los reyes ingleses, se encontrará e n una ordenanza real. Para seguir la
tencia de un organismo no es sólo investigar su padre y s u madre; es
relación fue necesario recurrir a una multitud de documentos de índoles
también determinar los caracteres del ambiente que le permite vivir, a
la vez que lo obliga a modificarse. Ocurre lo mismo -mutatis mutan- 4 Por otra paN. no quiem o d i a r que m m i investigación no siempre logré alcammr
d i s con los hechos sociales. un equilibrio adeeuado entre los dos p a h s cuyos de* paralelos q u k seguir. Tal
vez se enmnkará a un pro s a d i c a d a Pude estudiar la historia de 1-
En suma, lo que he querido dar aquí es fundamentalmente una con- ritos de curación en m pai.tan mmpletamente. o casi, -o en Ptaneia, rr- no la
tribución a la historia política de Europa eni sentido ;amplio, eii el ver- historia de la realea s m d a m general. La presente situación europea< poco propicia
a los viajes y lar adquiUUoner de libms extranjeros por bibliot- públicas o privad-
dadero significado de esta palabra. hace más dificultosas que nunca ks úivestimciones de historia mmoarada. El remedio
Por la fuerza misma de las cosas, este ensa :oria polít ica debió consisiirh. sin duda, & una buena o&ción de préstamo in&rnacional para los
libros y los manuseribs; =o er sabido que especialmente la Gran Bretaña m ha en-
adoptar la forma de un estudio de historia cumpzaraaa; '-
pues =
~

r'rancia e trado aún por este camino. Mi *bajo no ha sido m i b l e . como Ya lo indim6. sino
Inglaterra por igual contaron con rseyes médiCOS, y en i por la geiierosidad del donador 4 se& de ~ o t h s c h ü d a
. &en el &tihito dé
a realeza l e debe su C m de Londres. Desgraciadamente, sólo pude hacer una estancia de eshidio
-.~~.:
maravillosa y sagrada, ella fue coniiui a tod;a la Eurq
!~~
cunstancia feliz si, como creo, la evoiuiion
?tal: cir-
de las civiiizaciones de las
una Única vez en ingiatem, a1 mmi-o
mwerito Q que los problemas todavia no ap-n
O casi de mis investigaciones: es decir. en un
m n la amplitud y la mmpl+d
que se van descubriendo m i s tarde. De ahi ciertoe ~ c i o sque, a pesar de la bu-
nos herec > se nos presentará más clara el día que sepa- voluntad de mi. amigos londinense%no logré S-re cc,hnar.
muy diferentes: libras de cuentas, piezas administrativas de todas clases, por reyes es bastante rica. En rigor, es doble: hay dos literaturas de orí-
literatura narrativa, escritos políticos o teológicos, tratados médicos, tex- genes diferentes, que van juntas pero casi siempre se ignoran entre sí:
tos litúrgicos, ilustraciones de monumentos, y aún más: el lector verá una incluye trabajos debidos a eruditos de profesión, y la otra -más
desfilar ante sus ojos hasta un juego de cartas. abundante- es obra de médicos. Yo me esforcé por conocer y utilizar
as cuentas reales, tanto francesas como -- inglesas, no podían utilizarse ambas. Se encontrará más adelante una lista bibliográfica que sin duda
sin un previo examen crítico; y,o les dediqué un estudio especial, pero parecerá suficientemente extensa. Pero no querría que algunas obras par-
referirse a él ahora ser,ía recarg:z inútilrn ente esta Introducción; preferí ticularmente destacadas, sobre las que me basé continuamente, queda-
incluirlo al final del vtdumen. E3 materia 1 iconográfico, bastante pobre,
. . ..
era relativamente fácil de inventanar: elaboré una información pormeno-
ran perdidas entre esa multitud de títulos. Por eso quiero nombrar ahora
a las que fueron mis principales guias. Los estudios ya antiguos de Law
rizada sobre él, que si nrá tambi apéndice. Las otras Hussey y de Waterton me prestaron grandes servicios. Entre los autores
fuentes me parecieron
.o numero
3.
erogéneas como para
intentar una enumeracion ue roaas eiias; por eso me conformaré con
todavía vivos, debo más de lo que podría manifestar a Delaborde, al doctor
Crawfurd y a Helen Farquhar.
citarlas y COI nentarlas a medid; i que las utilice. P,or lo demás, en este También he contraído una vasta deuda de reconocimiento con mis pre-
tema ¿qué p(d r í a significar una nomencl;atura de fuentes?; la realidad, decesores de otras épocas. Entre los siglos XVI y xvm se escribió mucho
POCo más qut:una list;1 de prue'bas de sol da. Hay pocos documentos de sobre los ritos de curación En esta literatura del Antiguo Régimen es
1-.
~ u s
-...-se -.
que ..J. ,--:- 3. --A-- .- - - CYII
purua u e w u r ~ I L C U I ~ L I V ,
-,....--certeza,
--- ill~uli< -. si aportarán O interesante buscar el fárrago, pues pueden recogerse en él informacio-
n o una indicación útil sobre la historia del milagro real. Por lo tanto, hay nes curiosas sobre el estado de espíritu de la época; pero fuera de ese
que proceder meoiante tanteos, confiarse en la buena suerte o en el ins- fárrago no se rescata mucho más. El siglo e n particular vio nacer,
tinto y perder mucho tiempo para obtener tan sólo u n magro resultado, junto a obras o panfletos de una rara inepcia, algunos trabajos destaca-
si al menos todas bs recopilaciones de textos estuviesen provistas de ín- bles, como las páginas dedicadas a las escrófulas por Du Peyrat en su
dices: lo que quiero decir, es índices por materias. Pero es de lamentar Historia eclesiástica & la Corte. Y sobre todo debo mencionar encima
que en gran parte carezcan de ellos. Estos indispensables instrumentos de las demás a dos tesis académicas: la de Daniel Georges Morhof y la de
de trabajo se hacen cada v a más raros a medida que se trata de docu- Jean Joachim Zentgraff; pues no encontré en ninguna otra parte tal abun-
mentos de fecha más reciente. S u falta demasiado hecuente constituye dancia de referencias útiles. Siento un placer muy particular al referir
uno de los vicios más perjudiciales de nuestros métodos actuales de pu- aqui todo lo que debo a la segunda de estas dos disertaciones; pues puedo
blicación. Hablo de esto quizás con algún encono, porque esta desdichada saludar e n s u autor a un colega. Jean Joachim Zentgraff era de Estras-
carencia dificultó a menudo mi trabajo. burgo. Nacido en la ciudad libre, pasó a ser súbdito de Luis XIV, pronun-
Por otra parte, aun cuando a veces exisie un índice, ocurre que : ció el elogio de Enrique el Grande e hizo una brillante carrera univer-
autor ha descuidado sistemáticamente incluir en él las referencias re1 sitaria en su ciudad natal, incorporada a Francia. El presente libro apare-
tivas a los ritos de curación, sin duda porque se consideró que est ce entre las Publicaciones de nuestra Facultad de Letras resucitada; y
vanas prácticas no están a la altura de la dignidad dle la histo na. Muchas me es particularmente grato prolongar en él de alguna manera, aunque
veces tuve la sensación de esta1 de u n gr an númer ,o de cofres con un espíritu que refleja la diferencia de épocas, la obra iniciada en
cerrados, algunos d e los cuales i n oro y o<tros piedr;3s sin valor, otro tiempo por un rector de la antigua Universidad de Estrasburgo.
. . .
sin que ninguna inscripción me ayudara a diferenciar los tesoros de la
ganga. O sez 3y muy lejos de p retender haber sido complelto. 7 Ei 17 de mayo de 1591. EL dis-fue impreso: Spenrlum boni pneii>ir in H e n r M
¡Ojalá este lil :a a los investigado]:es a lanzir s e en po,s de nuev0.9 M- F~crncioeef Novorroe rege whibihrm erercitatMte politiea Deo annuentc. in
"elytn Argentomtpnsium Academia.. . Argentomti, LiteN Joh. Frithci Spoor, plaque-
descubrimientos! ia en 40. 54 pp. Esta obrita debe ser muy rara: yo no wnoci okos ejemplares que los
Felizmente, no debí transitar por un terreno erireramente nilevo. Segiín de la Biblioteca Nacional y de la Bibl. Wilhefmitnna en Esirasburga. E n ella se lee.
en la p. 12, un elogio del Edicto de Nantes que. a pesar de su brevedad. pudo parecer
sabía, no existía ninguna obra histórica sobre el tema que me he pr'o- significativo en su época.
puesto, encarada con la amplitud y el carácter critico que y o he procu- Sobre la carrera de Z e i i M ( a d w á s de los s d e u l o s del AlbenMN deutrehe
Biosraphie y de la Fvonce protestante). puede verse 0. Berger-Lorraulf Annales des
rado conferirle a k mía. Pero la "literatura" de las curacibxlsi.,..-.l..-,as wofesseurs des Aeadmiies et Universités olsocienms, Nancy, 1592, p. 262
1. Los PRIMEnOS DE INTER

BAMOS de seguir, hasta aoncle los textos nos la ron, las vi-
udes seculares del milagro r eal. En e:I transcur i investig;a-
tratamos de esclar ecer las r~
'?presenta,ciones col, as ambiciir
n r s individuales- que. mezclándose en una
~ ~ ~ -- ~ ,. -
-:
especie
~ . .,
a e compielo psicoiogico,
~ .
llevaron a los; reyes d~! Francia y de Inglaterra a reivindicar el poder
taumatúrgico y a los piieblos a reconocérselo. Hemos procurado explicar
el milagro en -..- viiacnes
--_I-.
y en s u prolongado éxito. Pero la explicacibn
sigue estando incompleta: aún queda os,curo un 1punto en la historia
del don maravilloso. Las multitu:des que im otro tii?mpo crejreron en 19
reaiidad de las curas efectuadar por meiiio del t aicto o de los anilir)S
.fin;+;.." .,
medicinales, veían e n ellas en de...,,.- m hecho L3-, ,.-An-
llYFll
.C-~S.IIYSII-
tal, "una verdad clara como el sol", según exclamaba Browne.' Si la fe
de estos innumerables fieles no fue más que una ilusión, ¿c.ómo com-
prender que no haya sucumbido ante la experiencia? En otros términos:
jcuraron los reyes? En caso afirmativo, jmediante qué procedimientos?
Si en cambio ia respuesta debe ser negativa, ¿cómo durante tantos años
s e pudo convencer de que curaban?
Por supuesto. la cuestión no se olantearía si admitiésemos la posibl-
EdadI de recur'rir a causas sobreinaturales; pero, coin o ya lo señalamos,
iquijén se atri?vería ho:r a invoc:ar el mil: tgro en u n caso como el que
nos ocupa? A! [as, evidentemente, no bastai tampoco con r e dlazar, bajo
----,* . . - .
orra forma de proceomiento, la m r e ~ r e m c i ó nantigua, que repugna a
~

la razón. Hay que tratar de sustituirla por una interpretación nueva


que la razón pueda aceptar: tarea delicada, que sería cobardía intelec-
tual eludir. De tal modo, la importancia del problema sobrepasa la his-
toria . de las id,eas monáirquicas. EStamos eri presencia de una especie de
expe:riencia cr ucial, donde queda involucr: ida toda 1a psicoloé:ía del mi-
lagro
W-.." efecto, la, .--,, -A..,, an uno de
.L.. .,- --,.nenas pre-
tendidamente mejor conocidos, de los más fáciles de estudiar y, si así
puede decirse, uno de los más seguros que nos ofrece el pasado. Renan
ponía de relieve que ningún milagro tuvo lugar jamás delante de la
1 Chmimna,p. 2: ''i P-e, Mth hopes to offer. that th- is no Oiristian
so void of Reliigon and Devotion. as to denv the Gift of Healing: A h t h an dear
as the Sun, mntinued and maintained by a continua1 Line of Christian Kings aod Go-
vernon, fed and nourished with the same C h r i a n Milk:
PRLMEROS ENSAYOS DE INTERPRETACI~N ~ C I O N A L I S T A 373
Academia de Ciencias; pero a l menos éste fue observado por numerosos metal.s h suma, la pretendida consagración no seria más que una su-
médicos que no carecían, todos, e n alguna medida, del método científico, perchería. Enseguida encontraremos explicaciones del mismo tipo, ahora
En cuanto a las multitudes, creyeron apasionadamente en estos hechos, aplicadas al milagro de las escrófulas. En efecto, la interpretación del
de modo que nos han quedado gran cantidad de testimonios de origen tacto, a diferencia de la de los anillos medicinales, fue frecuentemente
extremadamente variado. Y en particular, ¿qué otra manifestación de discutida.
este géne'ro se pued e citar, que se haya desarrollado con tanta continui. Como ya hemos visto. fue entre los primeros "libertinos" italianos
dad y r egularidad durante cerca de ocho siglos de historia? "El único donde la cuestión se ;igitó antes. Más tarde, algunos teólogos protestan-
milagro I Iue se ha mantenido invariable en la religión de los cristianos
- ,-
y en la monarquia de Francia", escribía ya en 1610 un buen católico y
..
tes de Alemania se aynderaron del tema -Peucer a fines del siglo XVI.
.
Morhof y Zentgraff ai, sigto siguiente- con un espíritu muy semejante,
monárquico, el historiógrafo Pedro Mathieu.? pues aunque no pretendían. como sus antecesores italianos, negar todo
bien, por un azar feliz este milagro, perfectamente notorio y lo sobrenatural, no estaban dispuestos más que ellos a atribuir poderes
u+. aumrable continuidad, es uno de esos hechos en los que hoy nadie milagrosos ni al rey católico de Francia ni a la dinastía anglicana.
cree; de manera que, al estudiarlo a la luz de los métodos críticos, el Parece que el enigma de las curaciones reales se convirtió en el si-
historiador no m r r e el riesgo de molestar a las almas piadosas: raro pri- , glo XVI en materia corriente para estas disertaciones públicas que ani-
1 vilegio que conviene aprovechar. Y cada uno será libre, después, de l maban la vida un tanto monótona de las universidades alemanas. Al
tratar de transportar a otros hechos de esta misma naturaleza las con- 1 m-nos, los opúsculos de Morhof, de Zentgraff, y también, sin duda, de
clusionec a las que puede conducir el estudio de éste. nkhusius - c u y o título no conozc-, nacieron de tesis sostenidas ante
No es de hoy la necesidad de dar a las curaciones atribuidas por mbleas académicas de Rostok, Wittemberg o Jena'
tanto tiempo a los reyes por la mentalidad popular una explicación ba- :omo es comprensible. hasta entonces las discusiones se desarrolla-
sada e n la razón, se ha impuesto a los espíritus que, por el conjunto de ron en primer término fuera de los dos reinos directamente interesados
su filosofía, se inclinaban a 1
rimenta hoy una necesidad
obrenatural. Si el historiador expe-
jcuántos pensadores de épocas an- i
l
por la taumaturgia real. En Francia y e n Inglaterra 106 escépticos se
vieron reducidos a la política del silencio. Sabemos que fue en la Ingla-
terra del siglo xvxn donde ~ r i m e r odeiaron los reyes de hacer s u pre-
teriores, para quienes el milagro real era una especie de experiencia
cotidiana, no deb'ie:ron sentirla aún con mayor vigor?
l
l tendidas curaciones. 5[a mencicmé la po Iémica que sostuvieron a este
A decir verdad, el caso dL e los cramp-rings jamás fue muy discutido; oecto los whigs y 1< 1s iacobik1s. El debate tuvo sólo un interés politi-
en buena parte, zd parecer ,, porque dejaron de fabricarse lo bastante pero el célebre Ensayo sobre el milagrio, publicado en 1749 por Hume,
- ..-.
temprano como para que el pensamiento libre de las épocas modernas ..-..firió al tema dignidau .> * :,-.!e-.
riiosoiico .--.,
o reoiogica. Y no prirque en sus pági-
nu&o tiempo para ocuparse de ellos. Sin embargo, el francés nas, tan intensas y plenas, se encuentre ninguna alusión a los preten-
I r e los mencionó en un pequeño tratado contra los "sortilegios" didos privilegios de la mano real. Hume habla allí como un teórico puro
que escribió e n 1622. Sin duda que en s u medio no se había perdido Y no se demora en el examen crítico de los hechos. S u opinión sobre
todavía el hábifq atestiguado trece anos antes por Du Laurens, de ate- este punto hay que buscarla en su Historia de Inglatewa; como era de
sorarlos mmo tatismanes. El autor no niega la virtud de estos anillos, esperar, y como ya hemos visto, esa opinión suya es resueltamente es-
pero se niega a ver en ella algo milagroso. Y no porque la incredulidad céptica, y presenta ese matiz de desdén que la "superstición" inspiraba
fuese en él una actitud filosófica, sino porque el orgullo nacional le im-
pedía admitir mmo auténtico un milagro inglés. A su manera <le ver,
estos "aros de curación" obtenían su eficacia de algún remedio !secreto
1 a los hombres del siglo xvm. Pero el Ensayo, al dirigir su atención a
t0di> u n orden de problemas, otorga a los milagros en general una es-
peci e de actualidad intelectual, en el que tuvo su parte el viejo rito
y m& o menos mágico -"pied d'élan" o "racine de P ~
. .I por ejem-
~nie",
~ ~ ~ ~
1 ~
moriárquico.
2 -

plo- que los reyes de Inglaterra introducían subrepticiamenw en el l Lincredulité et mesmeonce d u sortilege. p. 164: "que s'il y amit dans sa bague
? CMatihieu], H-e de Louya Xl rw de Fvanee. fol., lGlO. p. 412 La expresión de eerison du pied d'élan. ou de la raeine de Peonie. pourquoy atribuera-ta-on a
"Mlagro fue retornada despub por Du Peyraf Histoire eeclésioslique de Ee miracle. qui peut advenir Par un agent naturel".
b Cow. p. 8% y asimismo por Balthasar de Ria. L'innrmpttroble pieté des tres-chre- ' Para la abras d e Morhof, Zentgraff, Trinkhusiut;. v é a e la Bibliografía; pa-a Peu-
=e=. veme infia, p. 318, n. 19.
tkru mis de Fronce, 9 l6lZ. P. 151.
En 1754, r o anglicano, Juan Douglas, publicó con e l título ¿A qué se debe que hayan adoptado esta posición? ¿No habría sido
l e Criterion, -, - - ~ t a c i ó nal Ensayo de Hume, donde se sitúa resuel-
~~~ ~
más cómodo para ellos afirmar Únicamente la inexistencia del don de
lamente en el terreno histórico. Este pequeño tra tado, Ueno de observa- curar? Su espíritu cívico, todavía aguzado en forma insuficiente, no era
50- juiciosas y finas, merece ocupar un isgar kionorable en la hisr:aria capaz de acometer semejante osadla. La voz pública afirmaba unánime-
a pensarse de mente que gran número de escrofulosos se libraban de su mal por obra
de los métodos críticos, independientemente de lo que pued . .
s conclusiones. No se presenta como una defensa a e toaos los Ienb
3 . .
de los reyes. Se habría requerido una audacia fuera de lo común para
enos calificados sin distincir les. Douglas s e dedica rechazar como irreal un hecho proclamado por mulititud de testimonios
como 10 aclara expresament - a refutar o pretendidos testimonios; una audacia qut? sólo pue?de otorgar, y justi-
.. .
ficar, un conocimiento serio de los resultados 8
oorenidos a través del es-
las preter;isiones ILdte los que quieren, comparar los Poderes milagrosos tudio del testimonio humano. Pero la psicología del testimonio 1

relatad- en el N. uevo Testaniento con los que se dice que han subsistido hoy una ciencia demasiado joven. En los tiempos de Pompor

. .
aifnrpriri~ P,.+~D t
~.v de
testimonio:
.
hasta casi en los 6ltirnos tiernpos; y a mostrar la grande y fundamental
An. .-se5 de milaeras. desde el unto de vista del
..cla
- - allí surge
A . los pru
- que rarse verdade-
cluso de Douglas, se hallaba todavía en el limbo. A pesar de las apa-
riencias, el procedimiento intelectual más simple y quizás más sensato,
era por entonces aceptar el hecho que se consideraba como probado por
ros y los segundos :falsos. la experiencia corriente, sin perjuicio de buscarle causas diferentes de
las que le atribuía la imaginación popular.
En suma, se rraw u>-r iuroii--l..-..
-.--.a --pudiando toda Hoy no podemos damos cuenta de las dificultad'es que exicontraron
vinculación entre eU'os y otra!; manifestaciones más recientes, a las que algunos espíritus, aun cuando estuvieran relativar nente emancipados,
..
definitiva,ente se niegó a pre starles fe la opinión ilustrada de la época.
-- >
.-: >-
Entre esos rasos prouigius ur los tiempos presentes, y junto a las cura-
ante la imposibilidad de rechazar deliberadamente como falsas las afir-
maciones universalmente aceptadas. Por lo menos V.,V v --., r l i f --ando se lc
..,l.

ones que se efectu:aron sobr,e la tumba del diácono Paris, figuran "las presentaban los prodigios cumplidos por presuntos santos que compro-
iras de lai escrófuia median-te el tacto real". Para un hombre del si- metía, a sus ojos, su participación en las riquezas de la Iglesia, podía

- . . ..
o xvm,€:ran los <los ejemx,los más familiares de una acción que el
vuleo ConsideraDa milagrosa. '
. - ~ =
responder atribuyéndoles su origen a los demonios, capaces como se
sabe de imitar las gracias divinas." De igual modo, el jesuita Delrío
Todos es< tos escritc,res, desde los más antiguos pensadores naturalistas insinuaba que el diablo pudo haber intenrenido de alguna manera en
dt? Italia, c*3mo Calcsignini o F'omponaz ci, hasta eb
.. - . ~ -.-:.: z- c-..
1 alemán Zentgraff o el
inglés B u g ~ a s ,aaoptan una misma pusicioii irente al poder taumatúr-
.
las curas efectuadas por la reina Isabel, :si estas curas hubiesen sido
. ..
reales.s Y los protestantes franceses, según el testimonio de Josué Bar-
.I gico de los reyes. PLunque por razones diferentes, todos coinciden en bier, preferían considerar a veces a su rey como un ;agente de:I Maligno,
negarle un origen S(~brenatur al, pero sin descalificarlo e n si mismo. LO antes que reconocerle el don del milagro? :Pero este fue un rr:curso del
único que cuestionari es que 1'os reyes realicen efectivamente curaciones.
. .
"
que no querían abusar los propios teólogos Ireformadc1s y que escapaba
irrevocablemente a los filósofos naturalista S.
Actitud baBtante incómoda para ellos mismos, ya que los obliga a buscar
a estas curaciones ci Lad admiten, a estos "juegos sorprendentes Las primeras explicaciones del tacto que dieron lo res italia-
de las cosas", como cer? unas explicaciones de orden natural, nos del Renacimiento nos parecen hoy muiy singula ra decirlo
claramente, a veces bastante descabelladas. iuos cuesta comprenaer en
-7

o supuestamente tales, que tienen gran dificultad en encontrar.


primer lugar que hayan significado algún con respecto a la
8 Para d titula completo del libro de Daugla. 4 e donde se tomó le cita incluida
explicación mediante el milagro. Es que en1 lombres y nosotros
antes-, "°ase la Bibliografia. p. 453. La obra está dedicada a un escéptico anenima, que 7 De pzw. c 6: Ewlish w k s o f Wyclif... ed. F . D. Matthew. Early English T e l t s ,
no es otro que Adam Smith. L a interpretación del milagmperhaps.
real es p-
rechazada, como en
E U ~ Miri~ the 1880. p. 469; d.B e m r d lani Manning, The People's Foith in the Time af Wyclif, p. 82.
H - ~ . en téminos despreciativos: " ~ h Si O~ ~ U ~ ~ O ~
Age of Polydor Virgil, in that of M. Tooker. or in that or Mr. Wisemnn, but ane who
n s.~.n b m -.
m
8Diaquisitiaum, p. M; cf. arfra, p. 352, n. U.
wauld aceount for them so, at this Time of Day, wouid be exposed. and desemdy o C f . mpra, p. 335.
S , to miver& Ridicule.' (P. 2W). En cuanto a los milagros del diácono Par=! H-e 10 Peueer par- rediazar claramente la hipótesis demoniaca: texto citado ;*fra. p.
.. diide
lm -.-~- también en su Ensayo; y es casi el solo ejemplo concreto que menciona.
Jí8. n. 1'9.
e "Mirifiea eveniuum ludibria"; véase inffa, p. 318. n. 19
PRI~UEROS ENSAYOS DE I N ~ R P R E T A C I ~ N RACIONALISTA 377

,e interponen casi todas las ciencias físicas y naturales. Pero debemos inevitablemente debía acudir al espíritu d!e los hombres de esta época:
e r justos con estos precursores." El progreso consistió, como lo hice k de un poder de curación que se translmitiese por la sangre. ;Había
iotar anteriormente, en hacer entrar en la disciplina de las leyes de por entonces en Europa tantos charlatanes que se decian capaces de
- - - ., r
a naturaleza -unque estuvieran concebidas de manera inexacta- un curar tales o cuales males por vocacion ~

Iamiuar!
'" '

enómeno que hasta entonces estaba considerado como fuera del orden Como ya tuvimos ocasión de señalar, el canonista italiano E ,-
iormal del mundo. La torpeza de estos esfuerzos inseguros era la de dei, muerto en 1503 - q u e con gran escáridalo de 1n o de los
.... 3 ue ,aauser,
,-
os primeros pasos de la infancia; y la propia diversidad de las interpre. guos apologistas de los Valois, Jaime Boiiaua 3~ n se negaba a
taciones que se propusieron, delata las vacilaciones de sus autores. reconocer el privilegio taumatúrgico de los monarcas franceses como
El astrónomo florentino Junctinus, que fue capellán ordinsrio del milagros-, le asignaba como origen "la fuerza de la parentela".'" El
duque De Anjou, cuarto hijo de Catalina de Médicis, buscaba la razón más ilustre representante de la escuela filosófica paduana, Pedro Pom-
de las curaciones reales --según se dice- en no se sabe qué misteriosa ponazzi, se valió de la misma hipótesis pero depurándola definitivamente
nfluencia de los a ~ t r o s . 'Esta
~ fantasía, por extraña que nos pueda pare- de toda explicación maravillosa: ''Así como determinada hierba 4 e -
=r, era muy del gusto de la época; pese a lo cual no parece que haya cía-, o tal piedra o tal animal.. . puede poseer la virtud de curar una
ilcanzado mayor éxito. cierta enfermedad.. . de igual manera algunos hombres, merced a un
Cardan, por s u parte, cree en una especie de impostura: según él, los atributo personal, pueden poseer una virtud de esta clase." En el caso
reyes de Francia se alimentaban con plantas aromáticas provistas de una de los reyes de Francia, este atributo era, a s u manera de ver, el privi-
virtud medicinal que se comunicaba a sus per~onas.'~ Calcagnini supone legio no de un individuo aislado, sino de una estirpe entera; y compara
una su~ercheríade otro orden: dice aue Francisco 1 fue sorprendido en con bastante irreverencia a estos grandes príncipes con los "parientes
.
1Bolonia hiumedecieiido s u pu lgar con saliva; y sería en 1a saliva donde de San Pablo", curanderos italianos que, como se sabe, se hacían pasar
por médicos de las mordeduras venenosas. Y Pomponavi no pone en
.
Ipsidiría e,l poder c urativo d e los Cap~eto,sin duda comc> una cualidad
. a e s u linaje!.14 Vemor; aparecer aquí unai idea que casi
f isiológica propia duda la capacidad de unos y otros, pues en s u sistema tales predisposi-
-'-?S hereditarias son absolutamente naturales, como si se tratara de
1% Sobre la escuela naturalista italiana, se encontrarán iniomaciones Útiles en J. iedades farmacéuticas de las especies minerales o vegetales.la
R Charbonnei, Le -éo italienno a u XVI sieelo et Le emrrant Libmin, 1919; ef. también modo parecido pensaba Julio César Vanini.17 Pero aqiuí aparece
H-i B-n, Les sources ef le développement du RatMidiame dons b Littérohrn
f m n q i s e de b Renoksanee (1533-1601). 1922. pp. 29 as. y 731 ss. -mezclada con la teoría de la herencia que le e> .. cumun
..--
~c con Pom-
iz La opinión de Junctinu. aparece citada por Morhof. P"n- Medi- (DiaMn-
&es Acodemicae). p. M1. Sólo conozco de -te autor: Franeiseus Junctinus, Floren-
tinus. un Speeulum AafroLagiae. 2 vols. en 8 , Lyon. 1581, donde no enmntré nada que
se refiriera al milagro real. ~5rincoke.U. Le nilte des s i n t s anui les MémvingieM, p. 190. uirioi.u?a.los hijos
1 s Pasaje del Contnidicentium nredicorum libri duo, citado en varias oeasioneg es-
séptimos, antes d e tocar. se humedecían los dedos m n saliva: F o l k - h e , 1895, p. 205.
pecialmente por Delria, Dkquisitimum, ed. de 1624, p. 27 (falta la indicación en la Sobre la idea de una impostura real. d. la hipótesis de Delrío sobre las "emplastos"
ed. de 1 m ) ; por Du Peyrat. HGtaire errlénostique de Ln Cuur, p. 797: wr Gas~l>ard secretos de los reres de Inglaterra, uéose airpra. p. 352.
1 5 Texto de Sandei citado ruprn, p. 139, n. 108. Jasques Bonaud de Sauset, obra y
A. Reies, Elygiua j-ndnr~m. p. 215: pera por faltar tablas apropiadas en esta obra
yo no la pude encontrar. Según Delrío, lac. cit., Cardan habria sido "dignum m t i c a Pasaje indicados en la Bibliografía. p. 450. El milagro real francés era considerado tarn-
Ioann. Bmdaei, lib. S mirellan. c. 10". La Unica edición de los Miseellaneontm de bién como efecto de una "virtud hereditaria" por el italiano Leonardo VaLo. que no
Juan Brodeau que posee la Biblioteca Nacional. Basilea, 1555, sólo menta con seis era un racionalisia: L Vairuz. De fascino libti trea. 1583. lib. 1, c. XI, p. 48.
Xbrm. 1s P e t , Pornponatti, Mantuani, ...de noturalium effeetuum eauN. ed. de Basilea
14 Caelio Caleagnini Opera, Bodteo. fol. 1544, E & t o l i c a ~ m quaerfionum, lib. 1, p. 7:
(123). cap. q p. 43: "Secundo modo hoc contingere posset, quoniam quemadrnadum
carta a ni sobrrno. Tomás Calcagriini: '*Quod Bononiae videris Franciseum Gallisrum dictum est in suppositionibuq ricuti contingit aliquan esse berbam, ve1 lapidem. ve1
regem saliva tan* polliee h decussem allita strumis mederi. id quod gentilitium animal. aut aliud. quod progrietatem sanandi aliquam eegritudinem habeat. .. ita mntingit
et peculiare Gallo- regibus praedieant: non est quod mireris. aut ulia te rapiat aliqxem hominem ex proprietate individuali habere talem virtutem" y p. 48, en la enu-
superrtitio. Nam et saliuae humanae. ieiunae praesertim. ad multas maxlmasque semi- meración de ejemplos: "ILeger Gallorum noMe dieunhir rtrumas curasse." Sobre Pom-
tudines remedium inest." Calcagnini 11479-1541) no perieneee a l mirmo grupo que p o n a u i y su actitud m n respecto a lo sobrenatural. véase una pápina penetrante de L.
P o m p ~ n a u i .por ejemplo. o que Cardan. ni tampoco a la misma generación. Pero era Bhndief Companelb, 1922. pp. 208-M9. Es euriom comprobar que Canpanella, queriendo
ciertamente un librepensador: tomó partido por el sistema de Capérnim; Erasno aparentar que defiende los milagros contra los ataques de Pamponarzi -milagros en loa
habló de é l con elogio. Véme sobre 61 a Tiraboschi. Storia dello letteratura itnliann, que él m i m o no parece haber creído en el fond- eligió entre otros ejemplos el milagro
Vn, 3, Modena, 1192. pp. 870 SS. En cuanto a la idea del poder curativo de la saliva. real: De s- renim, IV. e. 4. en 4*, Francfort, 1620. pp. 210-211: cf Blanchet. p. 218.
era una antigua noción popular: ef. C. de Mensignae. Reeherches ethnagmphiques s u r x 7 Julii Caewiris Vanini. . De odmimndis Nnhirae Regime Deoeque Mortalium A,-
b s o l i ~ ee l le m h o t (Eztrait des bulletins de b Soc. a n t h m ~ l o g i q u ede Bmdeaul mnk. Parir, 1616. PP. 433 y 441: por lo demás, el pasaje es bastante oscura. sin duda
r t du Sud-Ouest, aíio 1mO. t. Vi). Burdws, 1892: y Marignan. ttudes nrr ia eivilkation por prudencia. y está entremezclada con elogios a los reyes de Francia.
po&- una explicación de género diferente, que encontraremos M- a esta manifestación del don taumatúrgico, n o está desprovista de vero-
seguida en Beckett y en D ~ u g l a s . 'Según
~ estos autores, las curas serian similitud Se la puede considerar apta . para
. emlicar. si no todos los
x t o de k "imagina ición". El1los no ení;endían piJr tales a cosas imagi- casos, al menos un cierto númerio de elloa8. En efecto, recorclemos que
nas, es dl'cir irreal.es; pensa ban, e n cambio, qule los enfermos, impre- afecciones curriban los aros de orcI o de plaim consagrados el di a de Vier-
*nadaspoi: la solerrmidad de la cerem,onia, por la pompa real y sobre
. d o por la capcL-ua . "S-1- ISCU~SI- T- ",^T..,
151 -UU,
-
.rían
.L una sacudida ner- ..
nes Sianto: la e!pilepsia y el calamlbre, esto r?S,
lares. OrguraiririiLr, -lu 2 1 ..-:, ---:. - -. --
-7 espasmos o do101
L.-..-L~
'es muscu-
.
ia r p i i r p i r a i i r -rii r i giupu uiularire mal deter-
viosa capaz por sí sola de Uevarlos a la curación. En suma, el tacto era minado de los ''dolores''- el reumatismo o la gota, por ejemplo, son
una especie de psicoterapia, y los reyes otros tantos Charcot sin saber1o.l~ pasibles de un tratamiento psiquiátrico. Pero, ¿cómo perder de vista lo
Nadie cree hoy en k influencia fisiológica de los astros, en el poder que era antaño la medicina, incluso la científica? ¿Cómo olvidar lo que
medicinal de la saliva, en la fuerza comunicativa de un alimento aroma. fue en todas las épocas la medicina popular? No se podía esperar ni de
tizado, en las virtudes curativas innatas transmitidas por la descendencia una ni de oira demasiada precisión en las definiciones clínicas, ni tam-
familiar. Pero la explicación psicoterapéutica del milagro real parece poco diagnósticos seguros. En los tiempos en que los reyes de Inglaterra
tener todavía adeptos; no, claro está, con las formas simplistas de aque- bendecían los mmp-rings, se confundían con facilidad bajo el rótulo de
lla época -¿quién podría sostener hoy, como Beckett, que la sangre, epilepsia o de cualquiera de sus sinónimos -mal conitial, mal de San
puesta en movimiento por la imaginación, va a forzar los canales obs- Juan, etcétera- muchas otras alteraciones nerviosas tales como crisis
truidos de las glándulas?-, sino con las vestiduras que le prestan las convulsivas, temblores, coniracturas, etcétera. que son de origen pura-
doctrinas neurológicas más sutiles y de aparienc 'ente. De ahí mente emotivo, o que la neurologi:a moderna incluirí;i dentro de ese gru-
que debamos decir algo al respecto. po dt? fenómenios nacidos de la sirgestión o de la autosugestión que de-
Antes que nada, conviene dejar de 1:rdo aquí a los anillos medicUia-
l e s La hipótesis de Vanini y de Dougla-, -..-....--- --..
" ..e 1s ..-..-
.,--,. -,.
.+lita
signa con el n ombre de "pitiáticos' '. Y son to,dos accidtmtes que un choque
. . P. .. .. ,
psíquico o ia mtiuencia sugestiva de un taiisman pueden perfectamente
hacer d e s a p a r e ~ e r . ~ ~
18 Douglas también incluye d c m de la coincidencia: "¡m those I n s t a n ~when~ Bc
Asimismo, entre los Clolores. lots hay algunos de 1 i neuropá-
nefit was r-ived, the Concurrenee of the Cure with the Tauch might have been quite
accidental. while adequate Causes operated and brought about the Effecf' (p. 202). tica, sobre los cuales Duede ouerar a veces la L'imag~nauon".en el sen-
Entre lcs autores mntemporáneos. Ebstein, Heilkroft d e KGnige, p. 1106. piensa que
el tacto era. en realidad, una especie de masaje, eficaz como tal. No me parece n e e - tido en que lo:s antiguo: ; utilizaban esta pa labra. h itre quienr!S llevar011
sario n i siquiera discutir esta teoria anillos, algunos debieroin s u cura ción, o al menos 1;i atenuaciión de su:9
1s P e u c e ~se inclina a considerar la creencia en d don taumatúrgin, mmo uns
supersticion, pero no se pronuncia entre las diferentes hipótesis que <e presentaron males, muy s implemente a la ro busta fe que hahí:rn deposii:ado en e1
en m época pa" explicar las curas: De ineontotiaibua, en el Comm~ntorivsde proeei- -
puú dioimtionum genetibus, ed. d e 1591. pequeño en S, Zerbst. p. 192: "Regibus Fran-
amuleto real. Yero volvamos a la más antigua, a la mas espectacular
cick alunt familiare ese. rtrumis mederi aut muti illitione..~aut. ahnaue hac., solo con-
~~~~~~ y mejor conoc l e esta clase de m :1 tacto de
tactu. cum pronunciatione paucorum et solerui;um verbo-: quam medieationem ut
f i e r i sine Diabolicis incantatianibus manifestis. faeile arsentior: sic. ve1 ingenita vi las escrófulas.
aliqua. mnstsre, q u e a maioribus propagetur c m seminum natura, ut marbi pm- Los partidarios del carácter sobrenatural de la realeza en el siglo XVII,
paganhir. et similitudines corpcrum ac mor-. ve1 singular¡ munere divina. quod
mns-tione regno ceu dedicatis [siel contingat in eerto communicatum loco. et aberse protestaron en vanas ocasiones contra la idea de que las curaciones que
superstitionis orr~nk han- persuazionem q u a w e chan saneiunt mirifica eventuum se atribuían a la mano sagrada de los reyes, pudiesen ser efecto de la
ludibtia. non faciie uediderim: etsi. de re non satis explarata. nihil temere afiirmo."
En cuanto a las disertaciones de Morhof y de Zentgraff. casi tienen s6la el valor de imaginación. El argumento que daban corrientemente era que con ise-
eompilaeiones: como tales son muy precisas, pero en cuanto a pensamiento, no tienen cuencia se los veía curar a niños muy pequeños, incapaces por tanto de
mucho de original. la actitud de Morhof es muy dificil de precisar: p a r e e considerar
e l poder taumatúrgim de los reyes mma una gracia sobrenatural mncedida por Dios sufrir efectos sugestivos, ya que carecían de la debida comprensión:
<p. 155). pero la mnclusión es de un t o w ligeramente escéptico (p. 151). Zentgraff
se propone simplemente demostrar que es posible una explicación de orden natural.
Entre las que se l e presentan. no se cree obligado a elegir: parece inclinarse por la zo Sobre 10s trastornos de origen emotivo o pitiático. "6-e e-ialmente J. Babins-
idea de una e r p e i e de impostura (los reyes se recubrian lar manar con un bálsamo ki. Démembrement de t.hystitie ~loditio7iell~.Pithuitimze; S m i n o rnédicole, X X X ,
especia», pero sin insistir mucho en ello. Y Ilesa a la conclusión. aunque m n pruden- 1909. no. 3 8s. Es una mnfusi6n dinica del misno tipo que la que explica, se&n Gaidoz,
cia. de que "Ita mristat Pharaanb Magorum sementes. quos Moses miraculose pro- un &e-rto número de las curaciones aparentes de ia rabia. observadas entre los pere-
duxi\ per causas naturales productos esse, etsi de modo produetionis n o n d m rit res grinos de San Huherto. "Les convulsions et les fureurs de la rage ressembleut 2 eelles
plane expedita" (p. Ba, v ) . de diverses maladies nerveuses et mentales" La Taoe et Snint Hubert. p. 103.
una observaeón que no deja de tener s u valor, pues, ¿por que negar & suficiente de la historia de las sociedades humanas como para poder
de niiios de cort;i edad si se admite la de adultos, que no se medir la fuerza de las ilusiones colectivas; pero hoy apreciamos mejor
m de otra manera:) 2,
..
rero e i principal motivo que aeDe impedimos aceptar la interpreta-
su asombroso poder. Se trata una vez más de la vieja historia que Fon-
tenelle relató con tanta gracia. En la boca de un niño de Silesia apareció
ción psíquica del milagro real es de otro orden. Hace alrededor de mos -decía- un diente de oro. Los sabios adujeron mil razones para expli-
cincuenta aiios, tal interpretación habría encontrado pocos contradicto- car este prodigio. Hasta que a alguien se le ocurrió examinar la mandí-
res entre neurólogos y psiquiatras; pues, siguiendo a Charcot y s u es- bula maravillosa y se descubrió una hoja de oro aplicada hábilmente
cuela, se acordaba a ciertos trastornos nerviosos calificados de "hist& sobre un diente absolutamente corriente. Cuidémonos de imitar a estos
ricos", el poder de producir heridas o edemas; y era obvio que las doctores mal advertidos: antes de investigar cómo curaban los reyes, no
lesiones a las que s e atribuía este origen se consideraban, inversamente, dejemos de preguntamos si curaban realmente.
capaces de ceder ante la influencia de otra acción de igual naturaleza. Si echamos una ojeada al informe clínico de las dinastías milagrosas,
Si se acepta esta teoría, ¿qué más simple que suponer que cuando menos no tardará en quedarnos aclarado este punto. Los "príncipes médicos"
una cierta cantidad de los tumores o heridas supuestamente escrofulosas no eran impostores; pero así como el niño silesiano no tenía un diente
de oro, ellos jamás devolvieron a nadie la salud. El verdadero problema
, . presentados al tacto real, tuvieron en rigor un carácter "histérico"? Perg
estas concepciones están hoy casi unánimemente rechazadas. Ciertos es- será, entonces, comprender cómo, puesto que no curaban, se pudo llegar
tudios efectuados con mayor rigor han demostrado que los fenómenos a creer en s u poder taumatúrgico. También en esito nos ilustrará la in-
orgánicos atribuidos en otro tiempo a la acción de la histeria, deben ser formación clínica.23
8 i referidos más bien, en todos los casos que pudieron someterse a obser- Antes que nada, salta a la vista que la eficacia 10 real pasó
vaciones orecisas. ya a la simulación, ya a afecciones uue nada tienen de por eclipses. Sabemos a través de ejemplos nume.~,,, , ,,muchos de
nerviosas :E QU& i por pre;guntarse si la sug,estión p uede ~ producir la los enfermos se hacían tocar en varias ocasiones: prueba evidente
! curación de la eserófula pri>piamente dicha, e:n decir de! la adenitis tu- de que la primera tentativa no habia bastado. Así, bajo los reinados de los
, ... berculosa , o de lari adenitis en general. Desconfiando, ciomo era lógico, últimos Estuardo. un eclesiástico se presentó dos veces ante Car-
J - ~ .~ . <. -.:
i 1
ue mi -propia
~

uicurnprrericia en la materia, crei ae


3
mi deber plantear los 11, tres ante Jacobo II.?* Browne no dudó en reconocerlo: algunas
I ! .I esta pregunta a v a r i a médicos o fisiólogos, y sus respuestas variaron en
m, : personas "recién se curaron al segundo tacto, puesto que no obtuvieron
, 8 -3 la forma, según sus temperamentos individuales, pero en el fondo fueron la primera vez este beneficio".'" En Inglaterra se forjó una superstición
8 semejantes y se resumen con exactitud en una irase de uno de ellos: SOS- según la cual el contacto real no producía efecto si no se repetía; pero
.,.
tener tal tesis sería tanto como defender una "herejía fisiológica". ella sólo pudo nacer porque el primer contacto habia sido inútil.% Igual-
:I mente, en Beauce, en el siglo xxx, los clientes del "marcou" de Vovette,
cuando no encontraban alivio la primera vez, multiplicaban sus visitas
a l rústico médico." O sea que ni los reyes ni los hijos séptimos lograban
En suma,, los pens;adores del Renacimiento y sus sucesores inmediatos éxito en todos los casos.
jamás lograron dar al milagro real una explicación satisfactoria. S u error
., ,.
<V.nlent ,-.
-31 el problema. Poseían un conocimiento demasiado in-
2" Esta facilidad de aceptar mmo real una acción milagrosa. aun cuando este des-
mentida en forma persistente por h experiencia. re eneuenm en todas los "primitivos"
1 1 Por W i a n . Severo11 Chirurpicol Treatkea, 1. p. 396; Heylin. en su Y hasta puede considerarse una de las earaeteri^,tiens fundamentales de la mentalidad
réplica a Fuller que citamos m i s adelante, p. 385. n. 37; Le Brun. Hintoire mitigue llamada justamente "primitiva". Véase, en-= otros. un ejemplo curioso en L. Lévy-
des pratiques s u p d t i e r r s e s . 11. p. 121. Es curioso comprobar que en 1853. monsefior BnUil. La mentolité primitive. 19P. p. 343 (islas Fidji).
?* Craamird, p. 1üS.
Causet. arzobispo de Reims. creyente tardio en el milagro real, penraba que ''de
? J Adenoehoirirdelogia. p. 106: "Others again having been healed u w n ÍIis second
nos jours, d e enfants sont plus fecilement guéris". porque no es posible curarse sin
tener f e (declararacione referidas por e l barón de Damas. Mémoires, iI. p. 306). Toueh, whieh could not remive the -e benefit the first time." EF sabido que en
1 2 Cf. espedalmente Déjerine. SerMialogie du syrteme nenieur. 1W4. PP. 1110 ss.: J.
Inglaterra, dequés de Carlos 1, se exigía a las eniemor u n certificada que p r a k
Babinski, Démembremcnt de I'hystérie hnditionnelle, S e m i n e médicale. 1909; J. Babins- que no habian sido toeadas todavia.
i y J. Froment. Hw-.
k Pithiati- et houbles nerveur d'mdre réflere en neuro- 2' Véare Browne, p. 91. quien. por supuesto, combate esta creencia
2 7 Garene dos hópitouz, lü54, D. 498.
logie de g u e n e . ? d.1918. pp. 73 SS.
Uos.. . Dios no ha otorgado este poder a nuestra real de una
pero hay más. h los buenos tiempos de la fe monárquica, sus creyen.
Lanera tan absoluta como para que lleve las riend; manos y las
& de Francia o de inglaterra no habían admitido jamás a ningún pre delte o las sujete según su capricho.
que sus reyes nunca curaron a nadie; pero la mayoría de ellos nc
tenían dificultad en confesar que los reyes no curaban a todo el mundo, Después de todo, los mismos ;apóstoles recibieron de Cristi3 el don de
ni siquiera tocándolos varias veces. Douglas lo subrayó con acierto: curar las enft:medade: 3 "de tal :iuerte qui2 estuvo :Ziempre a su disposi-
di^ Pretendió jamás que el tacto real fuera benéfico en todos los
casos e n que se recurría a él." 26 Ya e1n 1593, e l jesuita Delrío, para ata-
ción, pero s ó k,,
"-
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u..> ,., .,
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,-11"" 1,. ,3;c.,.--=3c-
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I ,- -1 n* .-"J-..
FI .
1- consideraba

apropiad^".^'
car al milagro inglés, recurrí;a a argurrlentos obtenidos de las confesiones En la actualidad tenemos una idea del r ,masiado intransigen-
de Tooker: "lo q u e é l quería era pqerjudicar las pretensiones de una te. Pareciera que, desde el momento en -.. .ndividuo disfruta de
..-
princesa herética. Para pasa1. A- .,m= .
-.- actitud desaprensiva a una conclu-
,-S

un poder sobrenatural, tiene que ejercerlo todo el tiempo. Pero 'las


sión tan grave, había que estar movido por la pasión religiosa. Por lo époc:as de fe pensaban a este respecto con mayor simplicidad: para que
común, como lo demuestran el ejemplo del propio Tooker, y luego de las manifestaciones de este orden formasen parte del cuadro familiar
Browne, se era más acomodaticio. Eccucbemos la respuesta de Josué de 1a existencia, no reclamaban a los taumaturgos, muertos o vivos,
Barbier a las duda:E de sus t?x correli:gionarios protestad sanros O reye:E, una eficacia constante.

Vosotros decís, pa., .iT"i"r


,-m .
e-...l-- ;obre esta virtud milagrosa, que hay
.nmh*.
P,3r lo deniás, si el enfermo a quien el milagro real había fallado
hub:iese sido tan mal educado como para quejarse, los defensores de
--,--.1.ir habrían respondido sin ninguna dificultad: Dor ejemplo,
muy pocos escmfulosos tocados que curasen.. . Pero aunque se os conceda la rrairia
~úrnerode los curados es más pequeíio que el de los que siguieran se le habría replicado, como dijeron Browne en Inj y el canó-
,S, no se deduce de ello que la curación de los primeros no sea
nigo Regnault en Francia, que esta vez le faltó fc mo, esa fe
,, .,a. y admirable, tal como lo fue la curación del que entró primero
,lberca purificadora de Betsaida, después del movimiento del agua
por el ministerio d e l Aneel aue descendía una vez al aiiio a este efecto.
que, como escribió Regnault, "ha sido siempre una aisposición hacia
las curas milagrosas"." O en todo caso se le diríaI que huEm error de
Y aunque los ap< curaron :r todos los; enfermos;, no dejai-on de diagnóstico. Durante el reinado de Carlos VIII, un 1>obre dial>lo llamado
operar milagrosar 'e los que si se sanaron. Juan 1'Escart se hizo tocar por el soberano en Tolo:ia y no se! curó. Más
tarde, San Francisco de Paula lo liberó de su mal, a~uimr~andole :z. prác-
Siguen otros ejemplos extraídos de los Libros Santos: "Naamán el ticas piadosas y un caldo de hierbas. En el proceso de canonización del
Sirio", el único "limpiado" por Elíseo a pesar de que hubiera, según la
31 Some I m m n t Points of P"mitive Chriainniw Maintained and Defended ;n
frase del propio Jesús, "varios leprosos en Israel"; Lázaro, el único muer- Seueral S - m . . . , Oxford, 1816, p. 136: "And yet they say some of those diseased
to resucil:ado por el Cristo; la hemonragia curaida por sólo haber tocado Perra- return from that sovereign remedy r e infecta. without any m e done "pon
them. .. God hath not given this gift of healing so absolutely to our roya1 line. but
el borde del manto del Salvador, mir:ntras qur? "jcuántos otros lo toca- he still keeps the reinr of it in his a- hand, to let them loose. or rertrian them. as
he pleaseth." Y en la p. l34. la exposici6n sobre San Pablo y los apóstoles que reci-
.
ron sin r,eeibir ningún fruto!"?">
a,. d
sim mismo, en Inglaterra, un teólog, -,
5-.:- ..
.
,-
-.\_.ada ciencia y de perfecta
bieron de Cristo d don de curar, "as not to be at their o- absolute disyiosal. but
to be dispensed by them. as the Giver sould think fit". Véase también lo que dice
Regnault, Dissertatimr hisewique, 1722, p. 3: "Se seay bien que b u s les Malader ne
adhesión a la monarquía, Jorge Bull, escribió-: son1 pas guérin: a-i evoüons nous, que nos Rois n'ont pas plus de pouvoir que le.
Prophetes et les AMtres. qui ne guerisroient pas taus les Malades qui imploraient
leur semurs."
Se dice que algunas personas, después de haber intentado este remedio "2 Ad-choimdelogia, p. llk Thus every unbeliwing Man may res1 satisfied, that
soberano, tuvieron que regresar sin que ninguna curación se operara en without he hring. Faith enough with him. and in him, that His Msjesty hath Virtue
enough in His Touch to Heal hh,his ezpectation M11 not be ansarered.''
as ben- S" Dissertatien, p. 4. Cf. lo expuesta por manreñor Gousset anohispo de Reims.
=a Critaimi, PP. al-a)~: *'it never m p~etendedth
S, en el =gún testimonio del harán de Damas. Mémoires, 11. p. 306: "Ces guérisons doivent
efiUal in every InsBnee when trid". Cf.en la. M- étre mnsidérées eomrne des grñces privilégiées.. . qui dépendent en mDme temps et
t 11 la i n f 0 m a e i 6 ~sobm el tacto, p. 305: 'TI0 todos se de la foi du roi qui buche e t de la foi du malade qui est touché!' la m i m a expli-
re' Di<quMtimium P. 61 f. -p.p. 352): e g ú n Tooker, Cho&, p. 106. Cf. Brow- cación que daban los fieles de Sen Huberto de Ardenes -y que dan todavía hoy-.
ae, Adenoehoiradebh, P. 11L para justificar el que ciertos enfermos. a pesar de su peregrinaje a la tumba del santo.
so L ~ X miraculeul effeets, pp. VI a i3. Citas biblieas: Naamh el Cirio. Luc- IV,8; hubieran sucumbido a la rabia: Gaidoq L mge et Soint Hubert. p. 88.
piscina probática de Bethsnida. JuaR V. 4.
PRIMEROS ENSAYOS Dr, INTERPRF~ACI~N RACION-A 385

santo, se le tomó declaración a Juan; y parece que él mismo aomiti6 dejado de ver, y que se hizo tocar por el monarca: en to mismo
que si había recurrido sin éxito a s u príncipe, ello h e porque no pade- recobró el uso, bastante imperfecto por lo demás, de
1 la enfermedad que éste c ~ r a b a . ~Después
' de todo, el rey Sólo podía En la vida cotidiana no se exigía tal prontitud. Se consideraba satis-
rar el mal reaL factorio que la curación tuviese lugar algún tiempo después de efec-
m sí, la "mano sagi los "príncipes méd siempre daba tuarse el rito, o incluso mucho tiempo después. Es por ello que el histo-
,--:L..
sultado. Es kmentaoie que no podamos establecer ia rriauvii riumé.
- riador i n-~ l é Fulier.
s oartidario muv tibio de la realeza taumatúrgica, sólo
:a entre f +acaso5 y éxitos. Los certificados expedidos después de la veía en el poder curado1 de los soberanos un mil;agro "parcial"; pues
nsagracióio de Luis XVI lo fueron completamente al azar, sin ningún a l e g ;aba- "un i milagro completo opera al instante? Y de modo perfec-
an de con.junto. Después de Carlos X se intentó un esfuerm u n poco to, mit?ntras qut: esta cur,a procede: por lo general :por grados y poco a
- ...- m.-- .,,~. era, como
.-~ : -- ,~ . .
elor coordinado. Las hermanas del Hospicio de San Marculfo, bien --..-,S S:
rero P r.
uuer ~~ ~

uecunos,
~7~
un esceprico a medias. Los ver-
tencionadas pero quizás imprudentes, pensaron en seguir la evolución s fieles no tenían e n esto tantos remilgos. Los ]3eregrinos; de Cor-
:los enfermos y reunir algunas informaciones sobre su marcha poste.
Dr. Había habido alrededor de 120 a 130 personas tocadas. En total, se
registraron ocho casos de curación, pero tres de ellos sólo se conocieron
io dejaban nunca de dirigirle su acción de gracias a San Marculfo
PYIIYYZ se curasen bastante tiempo después de su ''viaje .:.>. . ~ .
losos tocados por el príncipe se consideraban como objeto de un milagrg
. .
u esmofa-
s

por t e s t i m o ~ o smuy poco seguros. La cifra es tan baja que Cuesta creer si tenía lugar alguna vez la curación, sin importar en qué momento.
que responda a la proporción habitual. El error de las religiosas fue sin Bajo el reinado de Luis XV, D'Argenson creyó congraciarse con el mo-
duda haberse apresurado demasiado. Los cinco urimeros casos, los únicos
A narca destacando un resultado que se obtuvo después de tres meses.
seguros, se comprobaron recién a los t r t:S meses 3r medio d,e cumplida la El médico de Isabel, Guillermo Clowes, relató con admiración la histo-
ceremonia. Transcurrido este plazo, part:ce que la investiga,ción no siguió ria de un enfermo que se vio libre de sus males cinco meses después de
adelante. Habría sido indispensable peimever? Seguramente si se hu-
. .
biera seguido observando a estos pacientes toeaaos ei SI de mayo de
3 ~.". haber sido tocado por la reina." Ya leímos a n t a la conmovedora carta
que escribió un señor inglés, lord Pouiett, con el júbilo paterno de ver
1825, habría sido posible registrar máS curacio nes." La paciencia en a s u h ija sana dlespués de haber sido tocada, y, según él creía, curada,
este punto era la muy sabia regla de 1los tiemp,S verdadi'ramente me. por Cairlos 1: "iu : salud - d i c e aludiendo a su pequeña- mejora día n
yentes. " 5> rn- esa salud que le era tan cara no estaba todavía recu-
En efecto, no tenemos que creer que alguna v a se obtuvo iir. éxito
inmediato. Nadie esperaba ve: u bruscan>ente las heridas o des- .a Eduardo e l Confesor , textos citados supro, P. 139. n. 108. Para Carlos 1, frag-
aparecer los tumores al mer
.. ,.
o con la mano maravillosa. Lw
hagiógrafos sólo atribuveron tnumos s u ~ l t o sa Eduardo el Confesor.
le1 diario de Oudert, c:itado por Edward Waiford. OId and New Landon, 111,
~ u i i u i.
c~s.f..
-. . .o. 352.
-
" E n su Chureh Hbtory of Blitoin. aparecida en 1655, Fuller ~e e x p d m n al-
tibieza can respecto al milagro -era en la época de CmmweU-: "Otherr ascribe it to
Y más próximo a n e contaba el caso de Carlos 1, ante quien the power af faney and an exalted imagination" (fol. 145). E n este ponto. como en
compareció una jove o izquierd o, afectado por la escrófula, había Otms. fue violentamente atacado por Peter Heylin, E ~ n m e nHistorieum or a Discovev
ond Emminaiion of the Misiakes.. . in some Modern Histories, pequeño en P. Lon-
dres. 1659. FuUer. en una réplica titulada The A m o 1 of Injured Inmeenee. en 44
AASS. -lis, 1, p. 155. núm. SS. Londres. 1659. respondió en 10s siguientes términos: "though 1 conmive fancy may
34
3%E n acta fechada e l 8 d e octubre de 1825. %eatestiguarsn cinco ~ a y n de -ciOa. .
much mnduee. in Adultb. thereunto. yet 1 believe it panly Miranrlars . . 1 say portly,
El certificado se expidió de dos maneras: p r h e r o . e l testimonio de las religiosas del because a complete Mirade is done vesently and p-fectly, whereas thií n i r e is
Hospicio de San Marculfo; después. e l testimonio de un médim, el dador Noel: Ami generally a d v a n e d by Degree and some Dayes interposed". Ya en 1610. Th. Morton
de la Rsligion. 9 d e noviembre de 1825: reproducido por Cerf. D u toueher des écroucller, -anglicano y buen monárquico, pero de una tendencia que hoy calificariamos de Laui
p. 246. En 1867, una religiosa - q u e recién habia entrado a l hospicio e n 1826- testimonió Chuvch- e n ni obra titulada A Catholike Appeaie for Pmtestanfs. en 4*, Londres,
de o t m s tres de lar que tuvo ~ a r q u i g n ~~ .' a f f a r c h e m m tdu mi P. 428. se negaba a considerar las curaciones reales como propiamente milagrosas:
de Fmnce ~umissait-il des écrareller?. p. 389, n. 1. Las cinco curaciones que re abser- l*. porque no eran instantáneas: F. porque el tacto era seguido con heeuencia por
en 1825 se refierena n%os. pero también es ~ r ~ ~ i que m i se l hayatocado a un tratamiento médico. Según el barón de Damas (Mémoires. 11, p. 306). monseñar
¿NO lar hermanas seguir la evoluluciónpítetior de $us =-S? Seria Gousset. a m b i s p o de Reims. tampoco consideraba las curaciones eumu milagro en sen-
un motivo más para considerar que la estadbtica no refleja la pmporción habitual. tido estricta. pero por una razón diferente: porque en el hecho de que re curasen
En 11853, el barón de Damas, quien sólo conocía cinco casas, escribió: "La m p é r i e m bs euráfu\as n o hay nada d e ''coniraire aux lois générales qui gouvement le monde''.
de P h ~ m i c ecmit qu'il y en a eu un plus grana nombre. mais qu'on a néglige de le El barón d e Damas, informado par el arzobispo. sabia muy bien que "les guérisonr ne
m-ter." YO no sé d e dónde sacó . 1 Aubinwu, Notiee aur M. Demenettes, P. 1% sont iristantanées" (ibid.. la misma p.).
sue 'les o- praniers malades touchés du rai furent guéris". Ja Texto citado Dor Crawfurd, King's E-ir, p. 77.
perada totalmeiite M es1e momento. Vamos a suponer que la niña ter. detectar. Hoy sabemos que el mal al que nuestros padres daban el nom-
minó wr curarse compietamente; aún asi, que es el mejor de los casos, bre de escrófuias, era casi siempre una adenitis tuberculosa, esto es, una
la infl néfica de tacto no se hizo sentir, como lo sub- de las localizaciones posibles de una afección de naturaleza bacilar, que
raya 1
no- umenre ..
io "por g
solo r e u a uii r i c r ;
oco a poco". Esta acción sobrenaturd
retardado,
~ cuando e n verdad ocurria.
puede afectar a diferentes órganos. Hasta puede ocurrir que, una vez
que cedió la adenitis. la tuberculosis resista v adopte otra forma, con
Por otro lado, muchas veces el resultado fue sólo parcial. Parece claro frecuend a más 5:ive. El 27 de enerc se lee en el Compendio
que con frecuencia se aceptó el éxito a medias dándolo por completo, de los A7d e s de La CompañIía de Jes rtugal, publicado en 1726
cuandlo en rigo:r sólo había sido un éxito aparente. Por ejemplo, el 25 de por el parIre Antonio Franco , que mur rnbra el "profesor de teo-
., 2- leen dos médicos de Auray, en Bretaña, expidieron sin pesta- ..., X".~~..
logía Miguri . , a rrancia para obtener la curación de sus
rvrarrin. Lnviaao
Gear Iun certificado de curación de un hombre aquejado de varias úlce- escrófulas mediante el tacto del cristia *y, regresó curado.a Por-
ras escrofulosas y que se había hecho tocar por el rey; e incluso después,
, , ,.
,mayor precaución, fue en peregrinaje a San Nlarculfo d e Corben~.
tugal, pero sucumbió de otro mal, vi
En suma, sólo una parte de los enfernius recooraron la sama -aigunos .. .
una lentzI consunc,iónv'.c'

Toda(; sus úice!ras desaparecieron.. . salvo una.= La - ciencia moderna, - en forma incomple,ta o monientánea- - y l a m ayoría de las curas sólo
ante iun caso así, diría: cedieron algunas n nanifestac iones del mal, perr) tuvieron lugar desp u b de 1ranscurri,do un tiempo apreciable desde el
no el mal misn10, que sigue estando allí, pironto a manifestarse en otro:3 rito de curación. Recordemo:S lo que e!ra este nial, sobre el aue se creia
lugarc-. P= que podían actuar m- , -,..
e. -,.
.,, d e r milag,,,,
-"e,. -
.u= ieyes de Francia e Ingla-
Hubo tambié;n casos d e recaída:S, que tanlpoco par,ecen habe'r sorpren- terra. En la época en que los reyes ejercían este maravilloso talento, los
dido ni escand alizado. 1Cn 1654, iuna muje r llamada Juana Elugain fue médicos no tenían a su disposición ni una terminología rigurosa, ni m&
tocada por Luis XIV al día siguif:nte de si:L consagraición. Tra:s eUo, "re- todos de diagnóstico seguros. Tal como surge con claridad de la lectura
.. .
cibió alivio". Dero aespues
, ,
ia
~ - .3 _.-l-il
enrermeuau reapareciu
1 .
y
. -2,-
ruiu cedió defii de los tratados ~. antiguos, como el de Ricardo Wiseman, solía incluirse
nitivc BS un peregrinaje ;a Corben: tiicado que expidi6 dentro de1 nombre de escrófulas a un número bastante considerable de
el cui ldea atestigua esto' i hechos: ' ira de campaña que lesiones diversas. e!ntre las cuales las había benignas, y algunas de éstas,
... .:--LA
lo reisacro no supuso por uri LU que pudie.,,
. =-,,erse de ello conclu- después de un plazo que podía ser bastante corto, desaparecían natural-
siones irrespetucsas para el monarca. Es que una fe sólida no se contra- mente por sí solas.q
ría tan fácilmente. Antes mencioné a un tal Cristóbal Lovel, de We&, Pero dejemos estas falsas escrófulaS y consideremos sólo las verda-
en Somerset, quien habiendo ido a buscar al Pretendiente Estuardo n deras, de origen tuberculoso , que constituyeror ,", la gran mayoría de los
A Vignon, en 1716, resultó curado por éste, según dijo. Y este hermoso casos presentados al tacto reai. -, h a- escroruia noI es una enfermedad que
triid o despertó gran t:ntusiasmo en los ambientes jacobitas y fue la se cure fácilmente; puede rtlgresar al cabo de mucho tiiempo, a veces
caiisa de las desventui:as del historiador Carte. Sin embargo, parece casi indefinidamente; pero eni cambio rIebe ser 1,a enferme!dad que meior
cornprobado que r-1i --L.p u d e Lovel volvió a caer enfermo y entonces partió
2' Antonius Franeo, Syio~sUi Anmliunr Soeirtatis Jesu in Lusitanio. Augsburgo.
lleno de fe en un segun!do viaje 4que debía conducir!lo hasta s ?;
en 44 1726, p. 319: ". ..Miebael Martirius. scholasticus. a longo morbo probatus est.
pero murió eni el camin1 0 . ~ 1 Ad sanandas rtrumss in Galliam misnis. ut a Rece Christianissirno manu contingeretur.

..* .
xirerenre, ~.
Por último, conviene tomar en cuenta n
que ia - .-.,:-:-- .ur
rriruiciiia a. -irsJ
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nes e n foi
iii-rrii-- i
innrinsir le
aalvus in Lusitaniam rediif sed alio malo lentac tabis mnsumptu~."
*J Crawfurd. PP. ID-123; d. sobre estas confiisiones. Ebstein, Die Heilkrnft, p. 1104,
n. 2. Sobre el abceso dental que se tamó Por un caso de "kinc'r evil.' y confiado con
este e?rácter e los cuidados de ta séptima hija de una Gptima hija. quien naturalmente
fracaso: A. G. Faicher. en The Falk-Lare, W (1896). PP. 235-296. Cabe observar ~ u e
r de Saint-=mi. legaja 223, id .núm. T. el pueblo consideraba que el mal real era bartante dificil de remnoeer: la prueba el
ndos de Saint-Rémi, legajo 221. núm U (29 de abril de curioso procedimiento de diagnóstico indicado por una pequena recopilación de recetas
médicas del sido m, publicada por The Folk-Lore. XWII (1912>,p. 494. Conviene
4 % C . a d m d , p. 15'7. Nuestms informes sobre el final de Iavel pmvienen Únicamente señalar también que en ocasiones podin agregarse otro tratamiento al del tacto. al
de una c a r ~dirigida al Gmerol Eaening Poat el 13 de enem de 1747 por un corres- fue el casa. al menos. de los cinm niños "curados" por Carlos X; el certificado del
ponsal de Bristol que firma Ami- Veritatis íed. Gentleman's M a g M w L i b m w , I a doctor Noel, d e fecha 8 de octubre de 1825,dice asi: "Je eertifie ... qu'il n'a été employé
p. 161); testimonio poco seguro en si mimo; pero lo que parecería demostrar su vera- pour leur guérison que le traitement habituellement en usñge" (Cerf, Du toueher des
cidad es aue no se sabe que haya sido dementido por los Tanes. En el asunta Carte. éermielles, p. 246). En tales condiciones. ¿a quién atribuirle la curación? ¿Al rey? ¿O al
~ U ~ D Sm&,",
P PP. m-3s. "tratamienta habitual"? Cf. también a r p a . p. 385. n. 37. las obcervacioner de Morton.
388 ~ N T S F I P ~ U ~ T A C I ~CRÍRCA
N DEL -CRO REAL PRlMXROS ENSAYOS DE -PRKTACI~N RACIONALI??TA
389
puede producir la ilusión de haberse curado, pues sus manifestaciones uua ventaja en creer en la eficacia del tacto real: que éste no podía ser
-tumores, fistulas, supuraciones- suelen desaparecer de una manera nocivo." ¡Gran superioridad sobre buen número de remedios que la
espontánea, sin perjuicio de reaparecer más tarde e n el misma lugar o antigua famacopea prescribía a los escrofulosos! Pues la posibilidad de
en otro. Y una desaparición transitoria de esta clase, incluso alguna recurrir a este tratamiento maraviiioso, considerado universalmente efi-
verdadera curación (porque ésta no es imposible, aunque sea rara), caz, evitó seguramente que muchos enfermos usaran procedimientos más
bastaron para justificar la creencia en el poder taumatúrgico de lo. peligrosos. Desde este punto de vista puramente negativo, tenemos el
reyes. Los súbditos fieles de los monarcas de Francia y de Inglaterra, derecho a pensar que más de un desdichado debió al príncipe s u curaci&n.
como vimos. no exigían mucho más. Por cierto que nadie habría pensado
en pi '1 milagro si de antemano no se estuviese habituado a es-
pera yes precisamente milagros. Y todo inclinaba a los espíritus
de ac .mpos a esperarlos. La idea de la realeza santa, legado de
edades prlmiuvas, fortalecido por e l rito de la unción y por la gran ex-
pansión de la leyenda monárquica hábilmente explotada por algunas
políticos astutcs -tanto más hábiles en utilizarla cuanto que muchos de
ellos compartían e l prejuicio común- teminó dominando la conciencia
popular, Además, no había santos ni hazaiias milagrosas; ni había perso-
nas o cosas sagradas que no estuviesen dotadas de un poder sobrenatu-
ral. Por otra parte, en el mundo maravilloso donde creían vivir nuestros
antepasados, ¿qué fenómeno no se explicaba por causas que sobrepasa-
ban el orden normal del universo?
Algunos soberanos, en la Francia capeta y en la Inglaterra normanda,
concibieron un día la idea de probarse en el papel de taumaturgos, in-
ducidos acaso por sus consejeros, a fin de fortalecer su prestigio un tanto
frágil. Convencidos como estaban de la santidad que les conferían su
función y s u linaje, probablemente consideraron muy simple rcivindicar
semejante poder. Quizás se advirtió un día que una temida enfermedad
a veces cedía, o parecía hacerlo, después del contacto con sus manos, que
casi unánimemente se consideraban sagradas. ¿Cómo no iban a ver en
ello una relación de causa a efecto, y por ende el prodigio previsto?
La que creó la f e en el milagro fue la idea de que tenía que tratarse
de un milagro. La que le permitió sohrevivir fue también, a medida que
transcurrían los siglos, el testimonio acumulado de sucesivas genera-
ciones que creyeron en tales hechos, en los que no se podía dudar y que
aparecían basados, según se decía, en la experiencia. Y en cuanto a los
casos, que debemos suponer bastante numerosos, en que el mal resistió
al tacto de los augustos dedos, se los olvidaba rápido. Tal es el feliz
optimismo de las almas creyentes.
En suma, es difícil ver en la fe en el milagro real otra cosa que el
resultado de un error colectivo; error más inofensivo que la mayoría
de los que llenan la historia de la humanidad. El médico inglés Carr
comprobaba ya, en tiempos de Guillermo de Orange, que al menos había
* R Cam. E ~ . t o b emdi&a&s, P.. m
-
"Verbo itamie apedinm quod -tia:
regiu. potest e ~ s e (si olim fuit). pmfieu-is; rolet mbinde
h c h ~
u"miam -e =mi-."
Heilkafc, P. 1106.
un-
imtuq nequit
Cf. Qaumud. KiWa Eoil. P. 18; y sobre todo ~ b ~ t e i , D
, ; ~

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