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“Los que tienen miedo estarán con nosotros si nos mantenemos firmes”
(Fac. de Medicina)
“No puede volver a dormir tranquilo aquel que una vez abrió los ojos”
(Nanterre)
“No se encarnicen tanto con los edificios, nuestro objetivo son las institu-
ciones” (Sorbona)
Las características de las protestas conocidas como “el ´68” seguramente deben ser pen-
sadas en el marco de las sociedades y economías de la segunda posguerra, con sus polí-
ticas bienestaristas y el fuerte rol de las organizaciones sindicales de la clase obrera y
del Estado.
El lugar protagónico de las mujeres y de los jóvenes ha sido resaltado por numerosos
historiadores e intelectuales. Del mismo modo, el carácter radical de las revueltas ha
sido asociado, por varios pensadores hasta hacerse casi un sentido común, con el sesgo
juvenil de las protestas y las propuestas de cambio social; como si existieran relaciones
“naturales” entre la pertenencia a cierta franja etaria y los sueños y expectativas de
cambio social, de construcción de una sociedad mejor. Para estas últimas interpretacio-
nes, los sueños revolucionarios de los jóvenes del sesenta y ocho (la generación del se-
senta y ocho, se la llamó) desaparecerían a medida que esos jóvenes se convirtieran en
adultos, estableciendo de este modo un implícito juicio de inmadurez sobre los modos y
los contenidos del movimiento de ´68 que deslegitima sus críticas a la sociedad capita-
lista y de consumo.
Sin embargo, muchas de las críticas que, bajo la influencia del situacionismo, del femi-
nismo y de un marxismo renovado, realizaron les soixante-huitards resultan aun hoy
sumamente pertinentes y actuales.
Otros autores sostienen que si bien la protesta que sacudió a Francia introdujo cambios
fundamentales —pues se reconocieron algunos derechos de las mujeres, se liberaliza-
ción ciertas costumbres, se democratizaron las relaciones sociales y generacionales,
incluyendo la disminución del autoritarismo en la enseñanza— finalmente el movimien-
to se mostró incapaz de “tomar el poder del Estado” y transformar de raíz la sociedad
capitalista. De allí deducen su fracaso.
El filósofo Gilles Deleuze, por el contrario, invirtió los términos: el fracaso, para Deleu-
ze, fue de la sociedad, incapaz de acoger la nueva subjetividad emergente. Y esta cues-
tión de la subjetividad resulta crucial para cualquiera aproximación a las dimensiones de
la revuelta del ‘68.
Les ofrecemos a continuación una serie de fotografías del mayo francés acompañadas
de citas de autores que han pensado la problemática de la fotografía, como un modo de
incitarlos a pensar el mayo francés a través de sus imágenes fotográficas. Las frases han
sido extraídas de:
“…antes de la
invención de la cámara
fotográfica no existía
nada que pudiera hacer
esto, salvo, en los ojos
de la mente, la facultad
de la memoria (…) No
obstante, a diferencia
de la memoria, las fotografías no conservan en sí mismas significado alguno […] solo
lo que es capaz de narrar puede hacernos comprender” John Berger
“Pero la imagen
fotográfica, incluso en
la medida en que es un
rastro (y no una cons-
trucción elaborada con
rastros fotográficos
diversos), no puede ser
la mera transparencia
de lo sucedido. Siempre
es la imagen que eligió
alguien; fotografiar es
encuadrar, y encuadrar
es excluir.” Susan
Sontag
“Las fotografías son reliquias del pasado, huellas de lo que ha sido. Si los vivos asu-
mieran el pasado, si éste se convirtiera en una parte integrante del proceso mediante el
cual las personas van creando su propia historia, todas las fotografías volverían a ad-
quirir entonces un contexto vivo, continuarían existiendo en el tiempo, en lugar de ser
momentos separados. Es posible que la fotografía sea la profecía de una memoria so-
cial y política todavía por alcanzar. Una memoria así acogería cualquier imagen del
pasado, por trágica, por culpable que fuera, en el seno de su propia continuidad.” John
Berger
En el fondo la Fotografía es
subversiva, y no cuando
asusta, trastorna o incluso
estigmatiza, sino cuando es
pensativa” Roland Barthes