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Iaacov Oved - El Anarquismo y El Movimiento Obrero en Argentina PDF
Iaacov Oved - El Anarquismo y El Movimiento Obrero en Argentina PDF
ANARQUISMO
y el
MOVIMIENTO OBRERO
en argentina
iaacov oved
INTRODUCCIÓN
T EST IM O N IO DE GRATITUD
V. LA GRAN C O N F R O N T A C IÓ N Y L A P R O M U L G A C IÓ N DE LALEY
DE RESIDENCIA ( M A Y O DE 1902-D IC IE M B R E DE 1 9 0 2 ) 225
V I. LA R E C U P E R A C IÓ N DEL M O V IM IE N T O A N A R Q U IS T A Y D E LO S
S IN D IC A T O S O B R E R O S (E N E R O DE 1 9 03-M A Y O D E 1 9 0 4 ) 283
A PÉN D IC ES
B IB L IO G R A F ÍA
ÍN D IC E DE NO M BRES
A M I F A M IL IA
A comienzos del siglo XX el anarquismo parecía uno de los fac
tores que entrañaban el mayor peligro para la estabilidad y la
integridad del régimen prevaleciente en Europa y en el continente
americano. Ideologías anarquistas que avivaban esperanzas en el
surgimiento de una nueva sociedad, que se instauraría sobre las
ruinas del régimen viejo —y movimientos anarquistas que expre
saban de manera radical las protestas sociales— agitaban a vastos
círculos de los estratos inferiores de la sociedad, a la vez que des
pertaban temores en los sectores gubernamentales de los países
donde surgían. En esos años, es cierto, disminuyó la ola de actos
de terror individual, cometidos por anarquistas (“la propaganda
por el hecho”), pero no desapareció por completo y, aparte de va
rios atentados contra jefes de Estado, se inició también un proceso
de penetración y consolidación anarquista en los sindicatos obre
ros de varios países europeos y americanos.
En América Latina existían, ya a principios del siglo xx, varios
movimientos anarquistas pequeños en Uruguay, México, Brasil,
Chile, Perú, así como un movimiento relativamente grande en la
Argentina. En este último país el movimiento anarquista echó
raíces vigorosas en las masas trabajadoras locales y en sus organi
zaciones, en el primer decenio del siglo; logró cumplir una activi
dad consecutiva y regular por medio de decenas de grupos anar
quistas en las grandes ciudades de la República, publicó y difundió
cuantiosos libros y folletos de propaganda, en miles de ejemplares;
editó periódicos y hojas de esclarecimiento; a partir de 1904 pudo
imprimir también un cotidiano anarquista, uno de los contados
de su índole en el mundo. Pero lo más notable e impresionante
en el desarrollo del anarquismo argentino, fue su éxito al alcanzar
una posición hegemónica en la federación de sindicatos obreros
más importante, la f o r a , y convertirse de ese modo en un factor de
trascendencia en las luchas sociales del país.
El crecimiento y la fortificación constantes del anarquismo, en
la primera década del siglo xx, pasaron a ser un fenómeno notable
en la vida argentina y sembraron inquietud a la vez que temores en
los círculos gubernamentales. U n informe publicado por la policía
de Buenos Aires, sobre los tumultos sociales en la República, lo
expresa inequívocamente. En lo que concierne al anarquismo, dice:
“Este conglomerado sectario, el más peligroso como representación
doctrinaria, ya ha puesto aquí en juego sus m e d io s... Se exhiben
en el período de 1902 a 1905, en que buscan apoderarse de los
trabajadores para inducirlos a la acción revolucionaria. . ".1
T am bién un observador extranjero —el corresponsal de The
Ti mes londinense en Buenos Aires— com enta el miedo a la ex
pansión del anarquismo, en u n a reseña relativa al año 1910: “Q ui
zás el problem a más serio al que se enfrentan las repúblicas sud
americanas sea la dispersión del anarquism o y su crecimiento en
las nuevas atmósferas libres. A rgentina es el estado más afec
tado.. . ” 2 Pero cabe señalar que 15 años antes no se advertía nin
gún resquem or de esta índole, y ni siquiera el jefe de policía de
Buenos Aires, al analizar las luchas obreras de 1895, consideró ne
cesario destacar el hecho, pues el anarquism o no tenía el m enor asi
dero.3 Es decir: el desarrollo y el fortalecim iento im presionantes del
anarquism o en los sindicatos obreros de la Argentina, se produjo
con mucha rapidez y en un espacio de tiem po breve, entre fines del
siglo xix y comienzos del xx.
¿Por qué creció u n m ovim iento anarquista vigoroso en Argen
tina? ¿Cómo fue posible su desarrollo? ¿Quiénes lo promovieron?
¿Cuáles fueron el trasfondo y los factores que lo fomentaron? El
presente estudio, precisamente, se propone contestar a esos interro
gantes, a la vez que realiza un examen histórico.
La investigación presente no pretende dilucidar en su totalidad
la historia del anarquism o argentino, que com prende u n período
de 50 años consecutivos (de 1880 a 1930), sino que se circunscribe,
por anticipado, a una sola época. Al escoger este capítulo histó
rico, presté atención especial a u n espacio de tiem po de singular
significado en la historia argentina: el período en que el anar
quismo no fue u n elem ento m arginal, sino un factor concreto en
la sociedad, con u n a vasta concatenación de interacciones que in
cluían la sociedad circundante y sus instituciones. Conform e a este
criterio, los albores del siglo x x me parecieron los más adecuados,
pues en su transcurso el anarquism o no sólo logró expandirse
y fortificarse, sino que tam bién se convirtió en u n rival molesto y
peligroso para el régim en existente. Sobre el alcance de la rivalidad
sirve de testimonio, entre otras cosas, la necesidad que sintió el
régim en de prom ulgar leyes especiales destinadas directam ente a
Por últim o, una referencia a las fuentes de que me valí para re
dactar esta investigación. Sin detenerm e en el conjunto de fuentes
variadas de donde extraje m aterial (los porm enores se insertan en
la bibliografía), me perm ito señalar el valioso aporte prestado
p or la colección que guarda el In tern atio n al Institute of Social
History, de Amsterdam. La colección abundante de m aterial anar
quista de la A rgentina —que abarca libros, folletos, diarios, perió
dicos, circulares, documentos y cartas de la época examinada— fue
u n virtual tesoro de m ateria prim a inapreciable para mi trabajo.
Sin exagerar puedo decir que, de no ser por esa colección, la pre
sente investigación no habría sido posible. Por ello me place expre
sar mi reconocim iento a todos los que, d u ran te años, compilaron
el m aterial y lo cuidaron. E ntre ellos descuella la figura de Max
N ettlau, el gran historiador del anarquism o cuyas im ponentes
colecciones privadas constituyen el fundam ento más am plio del
archivo al que recurrí. Me considero m uy privilegiado por haber
podido valerme de esa colección, u n privilegio que entraña tam
bién un deber ineludible y difícil: d ar expresión histórica adecua
d a al m aterial docum ental que fue acumulado, con grandes desve
los, du ran te muchos años.
I. O.
Este libro, escrito originalm ente como una tesis para obtener el
grado de Doctor en Filosofía, que fue presentada a la Universidad
de T el Aviv, aborda el tema: “El anarquism o en los sindicatos
obreros de la A rgentina a comienzos del siglo xx (1897-1905).” El
trabajo se realizó bajo la supervisión de los profesores M. Confino,
de la Universidad de T e l Aviv, Israel, y E. Gallo, director del
Institu to T o rcu ato Di T e lla, de Buenos Aires, Argentina. Expre
so a ambos mi sincera g ratitu d por la excelente orientación que
prestaron, cada cual en la esfera de su especialidad: el profesor
C onfino en las cuestiones relativas al estudio del anarquism o, el
profesor Gallo en los problem as concernientes a la historiografía
argentina.
El presente escrutinio histórico, como sucede con todo trabajo de
investigación, im plica u n desafío para el investigador y sólo sobre
él recae la responsabilidad directa por sus comprobaciones. Pero
si la responsabilidad no puede ser com partida, sí deben compar
tirse los méritos y derechos, pues la labor del historiador-investi
gador no se puede cum plir en la soledad, sino que, en el curso de
sus averiguaciones, recurre a la ayuda de u n considerable núm ero
de estudiosos, colegas, funcionarios de institutos de investigación y
enseñanza, bibliotecarios, archivistas, etc. Su labor, por lo tanto,
adquiere matices de u n a obra colectiva, aunque hilvanada dentro
de una urdim bre personal que no se presta a la separación. Mi
trabajo, es verdad, se cum plió de esa m anera y por ello siento el
agradable deber de expresar el agradecim iento general, en prim er
térm ino, a todas las personas que contribuyeron, cada cual en su
esfera, al progreso de mi investigación desde sus etapas iniciales.
Cada aporte, aun el más modesto, fue muy valioso. Me sería muy
difícil m anifestar mi g ratitud a cada uno por separado; la nóm ina
es larga y la guardo de u n m odo indeleble en mi memoria. Llegue
mi cálido reconocim iento a cada u n a de esas personas.
Pero la contribución de algunas ha sido especial y de singular
im portancia. Les estoy agradecido particularm ente y me encantará
darle expresión ahora, detalladam ente. Antes que nada, quiero
m encionar al profesor Zvi Yavetz, que encabeza el D epartam ento
de H istoria General en la U niversidad de T el Aviv y quien alentó
mi m archa académica desde sus prim eros pasos. Me infundió con
fianza, me hizo creer en la posibilidad de asum ir las tareas de la
investigación y me ayudó a vislum brar los amplios horizontes de
la enseñanza y el escrutinio histórico. U n reconocimiento especial
merece mi supervisor, profesor E. Gallo, por guiarm e abnegada y
fielmente desde las prim eras etapas, cuando me encontraba en el
St. A ntony’s College de Oxford, así como por los estrechos lazos
de cooperación que subsistieron tam bién cuando nos hallábamos
lejos geográficamente. En cada etapa de la investigación, su guía
desempeñó un papel valioso y eficaz.
Asimismo quiero agradecer la hospitalidad y la inapreciable ayu
da académica que me brindaron el personal docente y adm inistra
tivo del St. Antony’s College de O xford; su “w arden”, el profesor
Raym ond Carr, quien se interesó por mi trabajo; y los investiga
dores de su C entro de Estudios Latinoamericanos, cuyas puertas
siempre me fueron abiertas para cualquier dilucidación o análisis.
D urante mi perm anencia en Oxford, en el año lectivo 1971-72,
pude conversar con investigadores y eruditos que revelaron interés
por el estudio que apenas empezaba y me dedicaron un tiem po
considerable en coloquios provechosos. E ntre ellos m encionaré en
particular a Sir Isaiah Berlin, Ch. Abramsky, James Joll, J. Ro-
mero-Maura, A. Lehning y H. Spalding (a quien encontré en Ams
terdam); las charlas con ellos me sirvieron de inspiración im por
tante en las prim eras etapas y les estoy muy agradecido a todos.
Siento tam bién la necesidad de d ar las gracias a mi colega en el
D epartam ento de H istoria G eneral de la U niversidad de T el Aviv,
doctor H. Horwitz, quien accedió gustoso a leer el m anuscrito de
los primeros capítulos; sus palabras de estímulo y sus observaciones
fueron u n gran incentivo para em prender el trabajo.
U na fuente de m ucha im portancia fue el International Insti
tute of Social History, de Am sterdam, en cuya biblioteca y archi
vo encontré la mayor parte de los m ateriales indispensables. La
ayuda y la orientación, merecen u n reconocim iento especial. T am
bién quiero agradecer a la biblioteca “C anning H ouse” de L on
dres, al C entro de Estudios Latinoam ericanos de la U niversidad de
Londres y a la Biblioteca del C entre International de Recherches
sur l’Anarchisme de G inebra, a los que acudí en el transcurso de
mi labor.
En los años que me aboqué a esta investigación me ayudaron
con becas varias fundaciones de investigación, que me posibilita
ron el trabajo desde u n punto de vista m aterial: la Fundación de
Becas de la U niversidad de T el Aviv, la Fundación Zalman A rann
y la Fundación de la Secretaría del Kibutz H am eujad para pro
mover el estudio y el perfeccionamiento. Me complace sobremanera
expresar mi gratitud a los encargados de esas fundaciones. Un
agradecim iento especial le cabe al personal adm inistrativo del D e
partam ento de H istoria, y a la Secretaría de la Escuela de H is
toria de la U niversidad de T e l Aviv, que siempre me allanaron
las dificultades cuando recurrí a sus servicios.
Finalizaré la lista expresando el más sincero reconocim iento a
m i amigo Bar Kójba M álaj, p o r la inapreciable fidelidad y abne
gación con que se esmeró para que el texto tuviera el adecuado
revestim iento en lengua española.
D urante los años en que recorrí los caminos de la investigación,
me sentí como el hom bre de m ar en u n buque que zarpa hacia
costas lejanas, pero que guarda en su alm a el puerto hogareño, al
que regresará indefectiblem ente cuando term ine sus viajes. Ese
puerto ha sido mi casa en el poblado comunal —en el kibutz—,
donde tam bién vive m i familia. Siempre fue el sitio que me in
fundió aliento y fuerza en mi tarea de escrutinio. Ahora, cuando
la tarea ya ha term inado, no puedo menos que elogiar el valioso
apoyo que me prestó el kibutz con su comprensión, así como su
interés en los móviles personales que me im pulsaron a em prender
una investigación histórica y su anuencia a relevarm e de los requi
sitos cotidianos del trabajo y el cum plim iento de funciones que
im pone el quehacer kibutziano, a fin de que pudiera dedicarm e
íntegram ente a la investigación.
Por últim o, debo la más profunda gratitud a m i familia, que se
identificó con la tarea que me im puse y reveló com prensión por
el estilo de vida que me vi obligado a llevar. En prim er térm ino
agradezco a mi m ujer, T ehila, que me alentó y m e prestó su gran
apoyo du ran te el largo trayecto de mi trabajo.
IAACOV OVED
K ib u tz P alm ahim , Israel, ju lio de 1976
Br o t e s
1 José C. Valadés, “D ocum entos p a ra la h isto ria del anarqu ism o e n A m éri
ca”, en C ertam en internacional de “La Protesta", Buenos Aires, 1927, p p . 83-88.
En la p rim e ra carta enviada de M éxico, el 3 de a b ril de 1872, a l secretario
de la sección uru g u ay a de la Asociación In tern a cio n a l de los T rab a ja d o re s, se
señala ex p lícitam ente que se la debe en tre g ar tam bién a A. J., "en donde
se encuentre, M ontevideo o B uenos A ires”. De la prosecución d el intercam bio
epistolar se deduce que A. J. es u n p ro p ag an d ista de la sección uru g u ay a, a c ti
vo en esos días en Buenos Aires.
2 Esta carta fue descubierta p o r el h isto ria d o r a n arq u ista M ax N ettlau , en
el archivo socialdem ócrata de B erlín, y la cita D. A bad de S an tillán en su libro
El m ovim iento anarquista en la A rgentina, p p . 15-16.
3 D. A bad de S antillán, E l m o vim ien to anarquista en la A rgentina, Buenos
Aires, 1930, p. 16.
y sobresalía la fidelidad al consejo general de Londres, principal
m ente por parte de la sección francesa. Pero en las secciones ita
liana y española había adictos al ala de B akunin, cuyo núm ero
iba en aum ento a m edida que llegaban cuantiosos intem acionalis
tas exiliados de España, después de 1874, cuando se produjo la res
tauración de los Borbones.4 El increm ento de los partidarios de
B akunin entre los miembros de las secciones de la Internacional
en Buenos Aires, agravó prim ero las luchas entre ellos y los adictos
a M arx, y luego, desde 1876, sobresalió la hegemonía de los baku-
ninianos. Las noticias sobre tal desarrollo son escasas. José Ingenie
ros, en u n artículo que publicó en 1898 en A lm anaque Socialista
de La Vanguardia, resume las noticias escasas a su disposición
después de 1875, de la siguiente m anera:
L a s d iv is io n e s in te s tin a s a u m e n ta r o n , r e f le ja n d o la s q u e e n E u ro p a se
a c e n tu a b a n e n tr e m a rx ista s y b a k u n in is ta s , h a s ta q u e e n 1876 se fu n d ó
u n C e n tro d e P ro p a g a n d a O b r e r a b a k u n in is ta , c o n el o b je to casi e x c lu
sivo d e c o m b a tir a los m a rx ista s. E n 1879 esa fra c c ió n p u b lic ó u n fo lle to
i n ti t u la d o U n a id ea , e n el c u al, a d e m á s d e e x p o n e r los p r in c ip io s g e n e
ra le s d e la I n t e r n a c io n a l, h a c ía p ú b lic a s sus c u e s tio n e s in te rn a s , in c lu
y e n d o to d o el p a c to d is id e n te firm a d o p o r las F e d e ra c io n e s e s p a ñ o la , i ta
lia n a , e u ra s ia n a , fra n c e sa y a m e ric a n a e n e l c o n g re so c e le b ra d o e n S a in t
I m ie r p o r los b a k u n in is ta s c o n tr a lo s m a rx is ta s .5
A R G E N T IN A DE 1880-1914. P O L ÍT IC A , E C O N O M ÍA , S O C IE D A D
1895 1914
37 Salvo los años 1888, 1891-1898 y 1901-1902, cuando B rasil la superó; véase
V. Vázquez Presedo, Estadísticas históricas argentinas (com paradas) 1875-1914,
B uenos Aires, M acchi, 1971.
38 Vázquez Presedo, E l caso argentino, op. cit., p. 98.
39 Sobre los inm igrantes italianos a la A rgentina, véase R . Foerster, Italian
em igration o f our tim es, A rno Press, N ueva York, 1969, p p . 226-278; S. Baily,
“T h e Italian s a n d organized lab o u r in th e U . S. a n d A rgentine, 1880-1910” ,
en T h e In tern a tio n a l M igration R eview , vol. I, n ú m . 3, 1967; Vázquez Presedo,
E l caso argentino, pp. 95-103.
Vázquez Presedo, E l caso argentino, p p . 104-105; Estadísticas históricas ar
gentinas, p p . 39-47.
ción de inm igrantes de otras latitudes, de m entalidad y lengua dis
tintas. Los inm igrantes de E uropa occidental —Francia, G ran Bre
taña, Bélgica, etc.—, que llegaron en núm ero considerable antes
de las olas inm igratorias masivas, dism inuyeron a p artir de la dé
cada de 1880. U na inm igración masiva adicional afluyó a fines del
siglo x ix y comienzos del xx, de las comarcas del Im perio otomano,
del Im perio austrohúngaro y de E uropa oriental, y entre ellos
había u n porcentaje glande de judíos. Esta inm igración se encauzó
prim ero a las zonas de colonización y levantó poblados agrícolas
en las provincias de Santa Fe, E ntre Ríos y Buenos Aires, pero al
poco tiem po se dirigió a las zonas urbanas.41
La mayor parte de la inm igración en masa a la A rgentina, du
rante la década de 1880, se vio atraída por la imagen de la prospe
rid ad económica y por la creencia de que cualquiera podía intentar
hacer fortuna. Los rum ores sobre la prosperidad se propagaron en
los países de origen y despertaron esperanzas grandes en los secto
res de migración; esas esperanzas eran en general exageradas. El
cuadro que se obtiene de la emigración indica que las grandes co
rrientes inm igratorias coincidieron con los “booms” económicos, y
que la decadencia corresponde a los períodos de crisis. El ejemplo
prom inente es la crisis de 1890-1891, que provocó la contracción
drástica de la inm igración a la A rgentina. Pero apenas asomaron
indicios de recuperación económica, en la década de 1890, volvie
ron a crecer las olas inm igratorias y alcanzaron dimensiones cum
bres en la segunda m itad de la prim era década del siglo xx.42
El arribo masivo de inm igrantes hizo un “im pacto” considera
ble en la estructura social y demográfica argentina. La mayoría
de los extranjeros se concentraron en profesiones y renglones vincu
lados con la expansión económica, prim ero en la agricultura y lue
go en la infraestructura y en ram as industriales, en zonas de las
provincias del litoral y en la ciudad de Buenos Aires, donde tenía
lugar esa expansión. Ello llevó a una concentración m uy grande
de “extranjeros” en los sectores más im portantes desde un punto de
vista económico, en las grandes urbes, y en la población masculina
de edad laboral.43 Eso influyó tam bién en la estructura ocupacio-
41 Vázquez Presedo, E l caso argentino, op. cit., pp. 114-117, 124-133; G. G er
m ani, P olí tica y sociedad, p p . 184-185; J. A. Alsina, op. cit., p. 22. Sobre los
judíos e n la A rgentina véase Ja im Avni, A rgentina, tierra de destino (en hebreo),
Jerusalén, 1973.
42 G. B eyhaut, R . Cortés Conde, H . G orostegui, S. T o rra d o , A rgentina, So
ciedad de masas, p p . 116-118; L. G eller, op. cit., p. 772; Cortés C onde y E. G a
llo, op. cit., p p . 48-50; E. G allo, La R ep ú b lica conservadora, p. 52; R . Cortés
Conde, L a R epú b lica conservadora, p. 165.
43 G. G erm ani, “La m ovilidad social en la A rg e n tin a ”, en L ipset, Benedict,
nal. A unque la m ayoría de los inm igrantes declaraban al llegar
que eran campesinos (60-70 %) —y sin duda pertenecían a los sec
tores pobres de sus países de origen— comprobamos empero un
proceso evidente de fortalecim iento de los sectores medios en la
población argentina en las zonas de absorción principales de los
inm igrantes.44 Los extranjeros evidenciaron ap titu d de m ovilidad
excepcional, más que los lugareños, y por ello, aunque la mayoría
declaró al ingresar al país que pertenecían a la ram a prim aria, el
increm ento ocupacional de extranjeros en la agricultura y ganade
ría entre 1895 y 1914 fue de 67 000 personas, m ientras que las
industrias y artes m anuales registran un aum ento de 218 000 ex
tranjeros, 94 000 en el comercio y 21 000 en transportes. En esos
sectores los extranjeros constituyeron u n factor decisivo en las ca
pas obreras, y su aparición masiva en esos dom inios generó la base
del proletariado argentino, a p a rtir de la década de 1890.45
T am b ién en las propias capas obreras se notaba una “m ovili
d a d ” apreciable, que se expresó en el aum ento del porcentaje de
obreros independientes hasta 1895, y en su declinación posterior.
Este descenso se vincula con la caída de la producción artesanal y
el surgim iento del proletariado industrial, entre 1895 y 1914.46
El proletariado se am plió constantem ente por los aluviones de
inm igrantes que, en parte considerable (sobre todo los italianos y
españoles), fueron atraídos a la A rgentina por el nivel del salario,
muy superior al de sus países de origen.47 U na investigación de
A. Bunge sobre salarios y obreros com parados (en vísperas de la
prim era guerra m undial), en relación con Estados Unidos, Ingla
terra, Francia y Alemania, señala que el salario nom inal prom e
dio de la fam ilia común en la A rgentina, ocupaba el segundo
lugar, después de Estados U nidos de América. Pero en com para
ción con el salario fam iliar real (cotejado con precios de vivienda,
artículos de consumo y alim entación), se com prueba que los salarios
en la A rgentina son inferiores a los de Estados Unidos en 32 %, a
La m ovilidad social, pp. 319-321; G. G erm ani, E structura social, p. 81; Vázquez
Presedo, Estadísticas, op. cit., p. 26; E. G allo, L a R epú b lica conservadora,
p p. 54, 78-80; R. Cortés Conde, H istoria argentina, t. v, p. 170.
44 G. G erm ani, M ovilidad social, pp. 350-351; G. G erm ani, P olítica y socie
dad, p. 189; E. G allo, L a R ep ú b lica conservadora, p. 54; G. B eyhaut y colabo
radores, en A rgentina, sociedad de masas, op. cit., p. 95.
45 L. G eller, op. cit., p. 805; R . Cortés Conde, La R epú b lica conservadora,
pp. 172-173, 215; G. B eyhaut y colaboradores, op. cit., pp. 94-112, 117-120; Váz
quez Presedo, E l caso argentino, op. cit., p . 139; G. G erm ani, E structura social,
pp. 205-209, Política y sociedad, pp. 194-195; A. D orfm an, op. cit., p p . 206-207.
46 R . Cortés C onde, La R epública conservadora, p. 176.
47Vázquez Presedo, E l caso argentino, op. cit., pp. 135-137.
los de Francia en 12 %, a los d e Inglaterra en 9 %, a los de Ale
m ania en 3 % .48 Si se tiene en cuenta que la comparación se hace
con países desarrollados industrialm ente, es indudable que coteja
do con los países de origen principales de los emigrantes, el nivel
de salario relativam ente alto en la A rgentina sirvió de factor de
atracción.49
Cabe señalar que se trata del salario relativo, com parado con
otros países. E n cuanto al salario obrero real en A rgentina, la ten
dencia general es de declinación (con ciertas oscilaciones de ascen
so) desde la década de 1880 hasta 1899.50 (Un análisis más detallado
del salario obrero en la época que media entre 1899 y 1905, se
intercalará en el examen posterior, por lo que nos abstenemos de
hacerlo ahora más m inuciosamente.)
La transform ación en la A rgentina que se estudió hasta ahora,
configura el trasfondo histórico, político, económico y social en
que se gesta la clase obrera argentina y el surgim iento de las
corrientes anarquistas. La interrelación de ambos fenómenos —en
tre 1897 y 1905— es el tema de la investigación y del examen
que insertamos seguidamente, pero consideramos indispensable pre
cederlo con una descripción sucinta del surgim iento de los círculos
anarquistas en la época entre los años 1880 y 1897.
71 D. A bad (le Santillán, "B ibliografía a n arq u ista arg en tin a desde sus orígenes
hasta 1930”, en la revista T im ó n , B arcelona, septiem bre-noviem bre d e 1938,
p. 184.
72 E l Perseguido, 26 de octubre, 25 de noviem bre y 7 de diciem bre de 1890.
73 L ista de grupos confeccionada según noticias y avisos en los núm eros de
El Perseguido, de 1891 a 1895.
GRUPOS ANARQUISTAS Y SUS PUBLICACIONES 45
39 números. M antenía lazos estrechos con ultram ar y la mayoría
de sus artículos se copiaron de la prensa anarquista de Francia.
Respecto a sus tendencias ideológicas, escribió D. Abad de San
tillán:
A N A R C O -C O M U N IS T A S Y A N A R C O -S O C IA L IS T A S A C O M I E N Z O S
DE L A DÉCADA DE 1890
"Vida a n árq u ic a ”, ibid., 15 de diciem bre d e 1892; "L a a n arq u ía triu n fa ", ib id .,
16 de ju n io de 1895.
81 "M anifiesto d el g ru p o Los M ártires de C hicago”, en E l P erseguido, 8 de
marzo d e 1891; "Aviso: la ju v e n tu d com unista a n árq u ica ", ibid., 23 de agosto
de 1891; “C hivilcoy”, ibid., 23 de o c tu b re de 1892.
82 "R eu n io n es d e controversia", en E l P erseguido, 28 de septiem bre d e 1890;
“T eoría re su elta ”, ibid., 29 de noviem bre de 1891.
83 " T rib u n a de los gru p o s”, en El P erseguido, 22 de febrero de 1891.
Si E. Santarelli, op. cit., p. 76.
85 "Sobre el congreso d e C apolago”, e n E l Perseguido, 19 de a b ril d e 1891.
En 1890, sobre el trasfondo de la crisis económico-financiera en
la A rgentina (véase más arriba) se acentuó la polarización social y
tam bién la organización de los trabajadores para su lucha profe
sional y de clase. En 1890 se realizó u n a m anifestación obrera, la
prim era, el 1º de mayo, en Buenos Aires.86 Ese año se dieron los
primeros intentos de crear una federación de sindicatos obreros en
la capital y en el interior. L a creación de la federación se demoró
en 1890, por la revolución de la U nión Cívica Radical, y se con
cretó a comienzos de 1891. En enero de 1891 se fijaron los estatutos
y empezó a publicarse E l Obrero, vocero de los sindicatos de la
federación. En agosto se celebró el I Congreso de la Federación
de T rabajadores de la Región A rgentina, con la participación de
6 sindicatos obreros. Esta prim era intención de crear u n a federa
ción no tuvo éxito, y sólo duró algunos meses; pero la tendencia
prosperó y en los años subsiguientes hubo otros ensayos.87
El despertar de los trabajadores argentinos, el deseo de formar
sindicatos y federaciones, planteó a los círculos anarquistas u n pro
blema: ¿Cómo encarar esas intenciones? ¿Acaso integrarse en ellas,
acaso influir desde su interior? ¿O criticarlas y oponerse a ellas? El
enfoque al respecto, reveló la disparidad entre los círculos anarco-
comunistas y otros grupos. E. G ilim ón describió la controversia:
“La prim era discusión seria fue u n a cuestión de tá c tic a ... Así ve
mos a los anarquistas dividirse en dos grandes núcleos: organiza
dores y antiorganizadores. Los prim eros prestigiaban la asociación
obrera. Las Sociedades de Resistencia eran su campo de acción y
las huelgas su principal m edio de lu c h a .. . .” 88
E l Perseguido reunía a los adversarios de la idea de organización.
De inm ediato se opuso a los anarquistas que querían integrar los
sindicatos obreros, en especial a los partidarios de la creación de
una federación. Por ser el periódico central de los círculos anar
quistas de la época, daba el tono general del anarquism o.89 Cen
suró sin reparos la tendencia de form ar sociedades de resistencia
de los trabajadores, alegando que no son bastante eficaces en la
cam paña por m ejorar la situación del obrero. P or el contrario, son
L O S S O C IA L IS T A S E N LA A R G E N T IN A Y S U S R E L A C IO N E S
C O N L O S A N A R Q U IS T A S
9 9 "F ederación an arq u ista, ideas viejas en tiem pos nuevos”, en E l Perseguido,
21 de m ayo de 1895.
100 G. Zaragoza R u v ira, op. cit., p. 422.
101 “Siem pre a d e la n te ”; “ Lo q u e somos y lo q u e son ellos”, E l Perseguido,
27 de enero de 1895.
grupos conocieron épocas d e exaltación y de decaim iento en la
década de 1880; tam bién ellos fueron parte orgánica de la conso
lidación de las esferas proletarias en la Argentina. A p artir del
comienzo de la década de 1890, al ram ificarse las actividades orga
nizativas e ideológicas de los trabajadores, las relaciones entre
anarquistas y socialistas se volvieron tensas. L a rivalidad para ejer
cer influencia en el campo obrero se intensificó y se ahondaron
las disparidades en lo que concierne al camino que debía seguirse
y a los objetivos. Esa disparidad era muy grande cuando en el
sector anarquista predom inaban los círculos opuestos a la organi
zación.
Los socialistas, desde u n principio, se esm eraban por form ar sin
dicatos obreros, y fueron los prim eros en prom over el estableci
m iento de una federación de trabajadores y tam bién los primeros
en organizar una m anifestación laboral general el 1º de mayo de
1890, acatando el llam ado de la Internacional, en el congreso de Pa
rís de 18 89.102 La m anifestación se realizó en el Prado Español
de Buenos Aires y fue el prim er acto público organizado de la
clase trabajadora argentina. R esaltaba el matiz internacional, y los
discursos se pronunciaron en tres idiomas: español, italiano y fran
cés.103 Los anarquistas participaron en la m anifestación, pero obje
taro n públicam ente sus tendencias así como la resolución aproba
d a de elevar una petición al gobierno sobre la situación de la
clase trabajadora.104
Las divergencias entre anarquistas y socialistas se agudizaron y
aum entaron, pues los segundos siguieron organizando a los traba
jadores en sindicatos y en federaciones, en los primeros años de la
década de 1890 (ya nos hemos referido a las prim eras federaciones).
L a iniciativa era de los socialistas, pero tam bién algunos anar
quistas (de los círculos pro-organización) colaboraron con el fin de
enfrentar la influencia socialdemócrata y consolidarse a través
de u na actividad interna. No todos los anarquistas obraban así: los
anarco-comunistas adictos a E l Perseguido lo censuraban. T am bién
los socialdemócratas se opusieron a la cooperación anarquista-socia
lista en la federación ni bien com probaron la intención anarquista.
E n enero de 1891 se publicó en El Obrero (órgano de la federación
102 D. A bad de Santillán, La F O R A , ideología y trayectoria, Buenos Aires,
Proyección, 1971.
103 J. O ddone, G rem ialism o proletario argentino, Buenos Aires, L a V an
g u ard ia, 1949, p p . 40-57; D. Cúneo, op. cit., p. 57; S. M arotta, op. cit., pp. 80-84;
H . Spalding, op. c it., pp. 125-126.
1 0 4 " A propos d u 1º M ai”, e n E l P erseguido, 18 de m ayo de 1890; " I l 1º
M aggio e l'A narchism o", Ibid., 18 de m ayo de 1890; “P el V orw arts”, ibid.,
18 d e m ayo de 1890; H . Spalding, op. cit., pp. 132-40.
bajo la influencia socialista), u n artículo que atacaba enérgica
m ente al anarquism o: “De ningún m odo pueden los socialistas y
los anarquistas m archar de acuerdo, porque el anarquista conse
cuente, según su teoría fundam ental, no puede adm itir ninguna
organización.” 105 Los com entarios agresivos de El Perseguido con
tra los socialistas políticos y legalistas,106 justificaban por cierto el
enfoque de E l Obrero.
O tra tentativa de realizar u n a m anifestación conjunta de traba
jadores el 19 de mayo de 1891, fracasó por obstrucciones de los
anarquistas; E l Obrero volvió a atacar al anarquism o, lo llamó
“oprobio y vergüenza de la clase trabajadora”.107 Este periódico
dejó de servir a tendencias socialistas en 1893, y lo reemplazó I l
Socialista, que se m antuvo fiel a la tradición de atacar al anar
quismo.108
La prensa anarquista, por supuesto, no escatimaba ataques ni
difamaciones contra los socialistas. En los comienzos de la década
de 1890 daba el tono E l Perseguido, por lo que no asom bra que
fracasaran los intentos de cooperar con los sindicatos obreros y así
se explican los reveses en cuanto a la federación prim era y a la
segunda.109 A esta realidad (al papel negativo de los anarquistas
en los prim eros intentos de crear una federación conjunta d e sin
dicatos obreros) se refirió J. Oddone, el historiador socialista del
movimiento obrero argentino: “Fue el anarquism o la prim era fuer
za enemiga que se cruzó en el camino del m ovim iento socialista
y obrero, obstaculizando y perturbando la obra de las sociedades
gremiales y agrupaciones políticas.” 110
El error de esta valoración de O ddone es que no distingue entre
las corrientes que ya existían en el anarquismo. Si tiene razón en
cuanto a la función operativa de los círculos adictos a E l Perse
guido, no es justo con respecto a los círculos pro-organización que
proliferaron en esos días y quisieron integrarse en los sindicatos.
Si se integraban para d ar u n tono anarquista a los sindicatos, no
cabe reprocharlos: no se diferenciaban de los socialistas, que bus-
I N C L I N A C I O N E S T E R R O R IS T A S E N T R E L O S A N A R Q U IS T A S
114 "A todos los explotado s”, en E l P erseguido, 28 de septiem bre de 1890.
115 "E l e sp íritu revolucionario. L a acción in d iv id u a l”, en E l Perseguido,
7 de diciem bre de 1890; “T ác tic a rev o lu cio n aria”, ibid., 22 de febrero d e 1891;
“T áctica rev olucionaria”, ibid., 20 de m arzo de 1892.
116 “S entim entalism o y d in a m ita ”, e n E l P erseguido, 22 d e m ayo d e 1892.
117 “ A tropellos de la policía", en E l P erseguido, 11 de noviem bre d e 1893.
necesaria la dinam ita, pues la fuerza de ésta contrarresta la fuerza
que em plean nuestros opresores. . . ” La circular finaliza con va
rios llamados de lucha: “Viva la dinam ita. Viva la revolución so
cial. Viva la anarquía.” 118
Los comentarios sobre los actos de terror personal de los anar
quistas en Europa, eran todos aprobatorios. E l Perseguido acogió
con beneplácito las prim eras noticias sobre el terror personal en
E uropa, en 1892;119 en noviem bre de 1893, cuando se supo de la
explosión en el teatro Liceo d e Barcelona, el periódico escribió:
“La dinam ita en acción, la grata noticia.” 120
E n 1893 se publicó en Buenos Aires La Liberté, periódico anarco-
com unista en lengua francesa, de tendencia proterrorista. El 23 de
enero de 1893, en el artículo editorial del prim er núm ero, decía:
“N o hacemos program a, la hora de discutir h a pasado. C uando el
c a p ita l.. . siembra en todas partes la ruina, y cuando la dinam ita,
aquí y allí [en E u ro p a ...] da la prueba de e l l o .. . el p ro g ra m a ...
debe ser de hechos.” 121
E ntre los colaboradores en ese periódico, en sus primeros núm e
ros, se contaba el inm igrante de Francia, A. V aillant, quien, un año
después, se volvería uno de los terroristas más famosos. A. V aillant
emigró a la A rgentina en 1891 y perm aneció en ella dos años. Se
dedicó pacientem ente al trabajo campesino, sufrió los rigores de la
explotación en la zona fronteriza, se rebeló e incitó a sus com pañe
ros, volvió a Buenos Aires y al tiem po se fue del país, lleno de
amargas decepciones. Al volver a Francia se lanzó en seguida al
terrorismo. La bom ba que arrojó a la Asamblea N acional francesa
quiso ser una protesta contra las injusticias del régimen, que él
mismo había sufrido.122 V aillant no fue el único terrorista famoso
que estuvo en la Argentina. Poco antes, en 1890, había estado el
anarquista español P. Pallás, quien en 1893 quiso atentar contra
el general español M artínez Campos, como protesta por las torturas
de que eran objeto los anarquistas españoles presos en M ontjuich.
Al ser ejecutado, Pallás se convirtió en el “m ártir” anarquista en
la Argentina, especialmente en los círculos de El Perseguido. El
periódico pidió una colecta para su fam ilia y se formó el nuevo
G rupo Bomba Pallás.123
118 La c ircular in titu la d a "A los a n arq u istas de Sudam érica”, se encuentra
en el archivo IISG, A m sterdam , colección M ax N e ttla u , legajo A rgentina, 1893-5.
119 "A d elan te ”, en E l P erseguido, 20 de m arzo de 1892.
120 E l Perseguido, 11 de noviem bre de 1893.
121 D. A bad de Santillán, M o vim ien to anarquista, op. cit., p. 51.
122 J . C. L ongoni, F our p atients o f Dr. D eibler, L ondres, ed. L aw rence A.
W ishart, 1970, pp. 85-86.
123 "P au lin o P allás”, en E l P erseguido, 22 de octu b re de 1893.
E n tre los terroristas anarquistas de comienzos de la década de
1890, Ravachol logró la glorificación mayor en el anarquism o ar
gentino (aunque no tenía vínculos con el mismo); en 1892, cuando
se supo que lo habían ejecutado, El Perseguido se identificó, en
un artículo editorial, con lo que había hecho.124 Esta identifica
ción echó raíces en muchos círculos anarquistas, y se m ultipli
caron los artículos aprobatorios en diversos periódicos. La solida
ridad mayor se expresó en 1895 cuando el grupo anarco-comunista
La Expropiación publicó u n folleto especial en su m em oria. En la
introducción se incluyó la siguiente frase, que es de por sí elo
cuente: "N uestro amigo Ravachol ha pagado con su cabeza, su
abnegación por la em ancipación social del proletariado.” Luego se
destaca su personalidad y lo presentan como prototipo:
R a v a c h o l h a c o n o c id o to d a s la s m iseria s, h a b e b id o c o n el c áliz d e a m a r
g o r d e l p u e b lo esclavo; p e r o m ás v a lie n te , m á s r e b e ld e q u e e l c o m ú n
d e lo s m o rta le s q u e s u fr e n e n sile n c io , é l se su b le v a c o n tra la s in ju s ti
cias, d e c la ra so lo la g u e r ra a la b u rg u e s ía sa tisfe c h a (p. 4) . . . R a v a c h o l
e n c a rn a el p r in c ip io d e la r e b e lió n ; p e rs o n ific a d o , sim b o liz a la s ideas
d e l ib e r t a d y d e a c c ió n in d iv id u a l (p . 6 ) .
Q u é im p o r ta e l h a b e r h e c h o c o n tr a b a n d o , v io la d o u n a s e p u ltu r a d e a ris
tó c ra ta , fa ls ific a d o m o n e d a , a liv ia d o d e 30 000 fra n c o s a l e r m ita ñ o d e
C h a m b le s, h a b e r le a v a n z a d o el f in d e la e x is te n c ia e n a lg u n o s m o m e n
tos, d in a m ita d o a lg u n o s m a g i s t r a d o s .. . T o d o esto n o es m á s q u e la
c o n se c u e n c ia d e l e sta d o so c ial a c tu a l. E sta m o s e n c e rra d o s e n u n círc u lo
d e a ce ro , e n el q u e n o n o s es p o s ib le d e b a tirn o s s in r o m p e r a lg u n a
cosa (p. 6 ) .
S e ñ o r [C o n d e d e K im b e rle y ]: L a m e n to in f o r m a r a su s e ñ o ría q u e la
p la g a d e la a n a r q u í a q u e h a b r o ta d o c o n ta l v io le n c ia r e c ie n te m e n te e n
E u r o p a h a a p a re c id o e n ú ltim a s fe ch a s a q u í. E l d ía 25 d e l m es p a sa d o ,
u n g ru p o d e estos m a lh e c h o re s a p o s ta h a b ía a c o rd a d o e l h a c e r e s ta lla r
s im u ltá n e a m e n te b o m b a s e n la C a sa d e G o b ie r n o , la C á m a ra d e R e
p re s e n ta n te s , la B o lsa d e V a lo re s y la casa d e l g e n e r a l R o c a o la c a te
d ra l, d u r a n te u n T e d e u m so le m n e , d e p e n d ie n d o d e l lu g a r e n q u e p r o
d u je r a n efecto s m ás te rrib le s.
A fo r tu n a d a m e n te , la p o lic ía p u d o a t r a p a r a c in c o d e los b rib o n e s e n
e l m ism o m o m e n to d e c a rg a r la s b o m b a s y, p o r in f o r m a c ió n re c ib id a
e n el c u a rte l d e p o lic ía , se e sp e ra q u e a n te s d e m u c h o se lo g re la c a p
tu r a d e la t o ta lid a d d e los a se sin o s.127
—L a p r o p a g a n d a m ás eficaz es la p r o p a g a n d a p o r el h e c h o .
— |A h , si yo tu v ie r a e l c o ra je q u e m e fa lta ! M is deseos m ás g ra n d e s
s e ria n h a c e r algo, p e ro n o m e a c o m p a ñ a e l c o raz ó n .
—Y yo, a ta d o c o n t a n t a f a m i l i a . . . T e n í a ra z ó n B a k u n in . E l re v o lu
c io n a rio d e b e se r solo.
— N o e sto y c o n fo rm e c o n e s o . . . C re o p o r e l c o n tr a r io q u e la fa m ilia
lo h a c e a u n o m ás re b e ld e . V e r a los h ijo s sin p a n , a l a m u je r e n f e r m a . . .
su b le v a a l m ás c o b a rd e .
—A m í, n o es la f a m ilia q u ie n m e a ta . L o p o c o q u e h a g o , lo h a g o m ás
p o r e lla q u e p o r m í m ism o . L o q u e m e f a lta es v a lo r.
—Y lu eg o , esos a d o rm id e ra s d e l so c ialism o , c o n su p r o p a g a n d a le g a li
ta r ia , p a c ífic a , q u e to d o lo v ie n e n a e n to rp e c e r.
126 H . Spalding, op. cit., pp. 180-182. C ita: L a voz de la Iglesia, 26-5-1894,
núm . 3444.
127 La carta se en cu en tra en el archivo del P u b lic R ecord Office, Londres,
I .o 6/436 núm . 24.
—No son sólo ellos. También entre nosotros habrá que expurgar, y
mucho.
—Allí están los organizadores perdiendo el tiempo en formar rebaños,
en organizar sociedades de resistencias. Eso es un socialismo disfrazado. ..
L A O P O S IC IÓ N A L T E R R O R E N T R E L O S A N A R Q U IS T A S
h u e lg a s o b re ra s de 1895-1896
L O S A N A R Q U IS T A S Y L A A G IT A C I Ó N OBRERA DE 1895-1896
137 Véase la circular de esos sindicatos titu la d a “ A todos los trab ajad o res”,
p ub licad a en Buenos Aires el 2 de ju n io de 1896. U na copia se en cu en tra en
el archivo IISG, A m sterdam , colección p riv ad a d e M ax N e ttla u , legajo A rgen
tin a , 1896-97. P a ra inform ación sobre tal re u n ió n , véase E l O prim ido del
7 de ju n io de 1896.
Las circulares adicionales sobre las huelgas d e 1896, se e n cu e n tra n en la m is
m a colección de M ax N ettlau :
a) C ircular d el Sindicato de O breros A lbañiles: “L as huelgas”;
b) O breros M arm oleros y Picapedreros;
c) Confederación de A rtes Gráficas;
d) O breros Panaderos;
e) Zapateros, C ortadores, A paradores.
138 “ M ovim iento social”, en E l O p rim ido, 28 de ju n io de 1896.
139 S. M arotta, op. cit., pp. 99-100; "L a h uelga de los m aquinistas y foguis
tas", en E l O prim ido, 28 de ju n io d e 1896.
140 S. M arotta, op. cit., p. 98; J. O ddone, op. cit., p. 109; "In d u striales p ací
ficos-feroces”, en E l Perseguido, 6 d e septiem bre de 1896.
seguido no cam biaron de posición. El periódico siguió publicando
artículos de censura a la organización y a los sindicatos obreros;
el argum ento era que los sindicatos institucionalizados, con comi
siones y reglamentos, no prom ueven la lucha obrera sino que la
deform an y debilitan el espíritu de combate. ( T am bién criticaba
las huelgas parciales, pues en su opinión m alversaban la energía
de los obreros y los empleadores sabrían recuperar de ellos las pe
queñas ventajas que podían haber conseguido. El único m odo de
m ejorar la situación de los obreros —afirm aba— era la revolución
radical, el derrocam iento del régim en existente.141
Pero en 1895-1896 E l Perseguido ya no era el único vocero anar
quista. Se publicaban tam bién otros periódicos, de línea distinta
(véase pp. 44 s s . ) . Además cabe señalar la integración personal de
obreros con ideas anarquistas en los sindicatos obreros. E n u n en
sayo sobre la historia del anarquism o en la A rgentina, presentado
al Congreso anarquista de París, en 1900, se recalca este fenómeno
en el inform e sobre los sindicatos obreros argentinos a comienzos
de la década de 1890:
E n la s h u e lg a s h a in te r v e n id o e n p e q u e ñ a e scala el a n a rq u is m o . Sea p o r
n o te n e r to d a v ía a m b ie n te e n los g re m io s in d u s tr ia le s d e la c a p ita l, sea
p o r la i n u ti l id a d d e su p r o p a g a n d a e n la cla se n a tiv a d e o b re ro s , el h e
cho es q u e ta le s id ea s a ú n p e r m a n e c e n c irc u n s c rip ta s a in d iv id u o s a isla
L a P ro te sta H u m a n a se rá u n p e rió d ic o p u r a m e n te d o c tr in a l y re v o lu c io
n a r io , q u e tr a ta n d o to d a s a q u e lla s c u e s tio n e s d e a c tu a lid a d a m e d id a q u e
se v a y a n d e s a rro lla n d o , a r re m e te r á d e firm e y sin c o n te m p la c io n e s c o n tra
to d a s las c r a p u le r ía s b u rg u e sa s y a u to r ita r ia s , p r o c u r a n d o v u l g a r i z a r . . .
la b o n d a d d e l I d e a l A n a r q u is ta .3
1) C re em o s q u e p o r el m e ro h e c h o d e se r a n a r q u is ta s som os u n p a rtid o ,
ya q u e p o r ta l se e n tie n d e la c o lig a c ió n d e in d iv id u o s q u e s ig u e n u n a
m ism a o p in ió n , o sea, q u e tie n e n u n id e a l c o m ú n y c o n tr ib u y e n a r e a li
zarlo . U n p a r ti d o p u e d e se r a u to r ita r io o a n tia u to r ita r io , e s ta r o rg a n iz a d o
o n o e sta rlo .
2) C re em o s m u c h o m ás ú t il c o n s titu ir " g ru p o s p o r a fin id a d e s ” , p u e s e n
u n c írc u lo d e o b re ro s d e u n m ism o o ficio p u e d e n h a b e r in d iv id u o s q u e
n o se id e n tif ic a n e n sus e n fo q u e s y q u e , c o n sus re y e rta s in te r n a s , e ste ri
lic e n el e sfu erz o c o m ú n . S in e m b a rg o , la re d a c c ió n re c o n o c e l a im p o r
“ L A PR O T E ST A H U M A N A ” Y LOS P R O B L E M A S O BRERO S
L O S A N A R C O -IN D IV ID U A L IS T A S
42 "D eponed las A n n a s”, en G erm inal, 16 de enero de 1898. Sobre la oposi
ción a la organización, véase G erm inal, 11 de septiem bre de 1898.
43 "R esu ltados d e la organización”, en G erm inal, 5 de ju n io de 1898.
44 G erm inal, 19 de ju n io d e 1898.
45 “ E l altru ism o convirtió al ind iv id u o en u n ren d id o y en u n obediente.
U n ind iv id u o así está p ro n to a c a p itu la r an te la injusticia. El ind iv id u o en
q u ien n o se despertó el egoísmo no p u e d e e n te n d er la vida. Los egoístas ven
den cara su vida y lu ch a n .” "E l yo”, G erm inal, 21 d e agosto de 1898.
46 "C o n testan d o ”, en G erm inal, 21 d e agosto de 1898; "A ntes q u e la socie
En la polémica con los anarco-comunistas, los anarco-individua
listas presentaron una posición que rechazaba por principio que el
trabajo sea u n factor positivo y constructivo en la vida hum ana. En
uno de los artículos de Germinal, el trabajo es definido explícita
m ente como u n fenómeno coercitivo, sin ninguna base positiva. El
individuo debe trabajar para existir, de m odo que la visión anarco-
com unista de una sociedad futura donde cada cual recibirá según
sus necesidades y dará según su posibilidad, carece de asidero. En
tal sociedad todos tratarán de eludir el trabajo y “sólo los necios
trab ajarán ”, por lo que la sociedad no tiene otra perspectiva que la
basada en el individualism o, es decir, u n a sociedad donde los me
dios laborales y sus frutos sean patrim onio del individuo.47
La polémica entre los dos bandos polarizó las posiciones y ahon
dó la disidencia in terna en el anarquism o, suscitó agravios, perjui
cios m utuos en la actividad y esterilizó por entero la actividad de
propaganda. Esta situación hizo que los m iem bros del grupo Li
bertario de Buenos Aires publicaran una circular en agosto de
1898, precaviendo contra el despeñam iento de las relaciones inter
nas en el anarquism o, y acusando a los individualistas por una
cam paña ideológica: “El individualism o, en el sentido de repudiar
cualquier cooperación ajena y dem oler la teoría de la sociabilidad
por autoritaria, el aislam iento com pleto de todos los miembros de
la especie, para su m ayor independencia; el exterm inio de los seres
débiles y homogeneización del género hum ano en una sola raza y
nivel físico e intelectual; el ataque teórico y lleno de saña —algu
nas veces práctico y encarnizado contra quien no adm ita tales p rin
cipios, sea anarquista o no—, todo eso, en fin, constituye un enlo
quecim iento tan pronunciado que en verdad esteriliza cualquier
propósito de educación popular.” 48
El grupo Libertario no era el único en rep u d iar las posiciones y
la conducta de los anarco-individualistas. L a mayoría de los grupos
anarco-comunistas com partían sus reticencias y pareceres. En reali
L A S R E L A C IO N E S E N T R E A N A R Q U IS T A S Y S O C IA L IS T A S
P I E T R O G O R I E N L A A R G E N T IN A
“el rebelde” y su s c ír c u l o s
Acerca de los círculos que siguieron esta línea del periódico, te
nemos noticias por las inform aciones publicadas a p artir del p ri
m er núm ero. Dos grupos anarquistas de Buenos Aires —el grupo
L ibertario (Almagro) y el grupo Luz— insertaron declaraciones de
identificación plena con la línea ideológica de E l R ebelde ya en el
prim er núm ero, y anunciaron que sus miem bros se ponían al servi
cio de cualquier paso necesario para difundirlo. U n mes más tar
de se comunicó la adhesión de u n grupo adicional: Los Ácratas
(Barracas del Norte), que tam bién expresó su adhesión y apoyo a
lo que hiciera.84
E n ese entonces surgió el grupo paralelo a E l R ebelde en la ca
pital vecina, M ontevideo, y publicó un periódico intitulado E l De
recho a la Vida.85
L a Protesta H um ana censuró sin tapujos la aparición de E l R e
83 Actos individuales, nom bre q u e d a b a n los círculos a n arq u istas a los actos
d e t e n o r personal.
84 "A dhesiones”, en E l R eb eld e, 11 de noviem bre de 1898, 11 d e diciem bre
de 1898.
85 L a posición program ática “ a n tio rg an izació n ” de este grupo, se expresó en
el a rtícu lo "O rganización y com unism o”; véase E l Derecho a la Vida, M onte
video, diciem bre de 1898.
belde, y el director, G. Inglán Lafarga polemizó con los conceptos
del prim er núm ero: m encionó contradicciones internas y confusión
ideológica. Su argum ento principal afirm aba que la oposición a
la organización no concuerda con su pretensión de ser fieles a la
concepción anarco-comunista. L a evidencia: los dos grupos que se
declararon identificados con el nuevo periódico, funcionan como
grupos totalm ente organizados. E n su opinión, no hay u n camino
de transición entre el anarco-comunismo y el anarco-individualis
mo: “O se avanza al comunismo con todas sus consecuencias, o se
va al individualism o descarnado y grosero, con su destrucción de
los débiles y el egoísmo b ru tal que los caracteriza.” 86
La reacción de L ’A vvenire fue más m oderada. Saludó la aparición
de El Rebelde, aunque expresó la esperanza de que la experiencia
dem ostraría a E l R ebelde que “la organización libertaria es propi
cia y no perjudica la libertad del individuo”.87 Esta esperanza no
se materializó. E l R ebelde se volvió más inflexible en su posición
anti-organización; la línea anunciada en el prim er núm ero, carac
terizó todos los núm eros siguientes.
El prim er tema que encaró E l R ebelde, fue la negación de las
inclinaciones a la organización. A este tem a se le dedicó m ucho
lugar en artículos teóricos sobre la imagen de la sociedad f u tu r a 88
y en notas polémicas sobre la táctica y para explicar cuestiones de
actualidad. En uno de esos com entarios el autor se refiere a los
adictos a la organización como a “socialistas agazapados” o, en el
m ejor de los casos, como a anarquistas que “no han llegado a estar
suficientem ente saturados del principio que dicen sustentar”. Llega
inclusive a cuestionar el anarquism o de ellos.89
La concepción que justifica la violencia en las luchas sociales y
au n la preconiza, se insinúa en el periódico no sólo en el contenido
sino en el estilo de las colaboraciones sobre todos los temas: tanto
en los que se referían a “los actos individuales”, donde era evidente
el deseo de justificar por entero las operaciones de terrorism o in
dividual,90 como en los que abordaban otros aspectos de la lucha
contra el régim en existente, en especial en las campañas obreras.
Característico en este sentido fue el artículo de Pepita G uerra, en
uno de los primeros números, que exhorta a los trabajadores a des
P A C T O D E A L IA N Z A
Cabe señalar que, de los seis grupos firm antes, cuatro eran relativa
m ente nuevos, y la noticia de su formación se publicó en los ejem
plares de La Protesta H um ana de 1898.99
O tros 12 grupos anarquistas, activos en ese entonces en Buenos
Aires y sus inmediaciones, adictos a L P H (algunos de ellos, grupos
muy veteranos), no firm aron em pero esa declaración de princi
pios.100 T am bién es llam ativa la ausencia de los periódicos que
aprobaban la línea organizativa: L a Protesta H um ana, L ’Avvenire,
Ciencia Social. De esto se deduce que, pese a la im portancia de la
Federación —p o r su m era constitución— no era u n factor repre
sentativo de la mayoría de los anarquistas de Buenos Aires.
E n cuanto al in terior del país, la escasa inform ación dificulta
la determ inación precisa de la conexión con la federación. Cabe
suponer que la gira de conferencias de P. Gori en el interior, en
seguida después de constituirse la Federación en Buenos Aires, te
nía por m eta entablar vínculos con los grupos existentes y estim u
lar la creación de nuevos grupos. Esa gira —definida por La Pro
testa H um ana como “la prim era gira de propaganda en América
L atin a”— contó con vastas descripciones en los ejem plares de ene
ro y febrero de 1899. Sin embargo se deduce, de los comentarios,
q ue se form aron grupos nuevos, los cuales se dieron el nom bre ex
plícito de anarco-socialistas: en B ahía Blanca (15 de enero), M ai
L O S A N A R Q U IS T A S Y L O S S IN D IC A T O S O B R E R O S
116 "M em oria d e l jefe de policía de Buenos Aires, M anuel C am pos” (1895),
citado p o r H . Spalding, La clase trabajadora argentina, op. cit., p. 184.
117 J. O ddone, op. cit., p p . 74-76.
118 G. In g lán L afarga, “ U n a escisión”, La Protesta H u m a n a , 1 d e octubre
de 1897. Sobre el carácter rad ical com bativo de este sindicato y sus logros en
las huelgas, S. M arotta, op. cit., p. 97.
lizar la revolución social, tan pronto como todos los anarquistas
quisiéram os.”
En esa dirección empezó a actuar el grupo anarquista Luz y Pro
greso, formado por el sindicato de obreros panaderos, quien convocó
un a asamblea de trabajadores y los exhortó a organizarse en socie
dades de resistencia. En una crónica referente a la asamblea, se
inform a de muchas molestias causadas por los anarco-individualis
tas que se oponían a esa tendencia.119 Los anarco-individualistas
no eran los únicos en oponerse a esta línea, propugnada por LPH.
No menos enérgica era la oposición de E l R ebelde, cuya gente se
negaba a identificar e in tegrar la lucha anarquista con la lucha
sindical. Esta posición se expresó en el desdén dem ostrativo a
todas las huelgas parciales que estallaron entonces.120 D urante 1899
se suscitaron discusiones acaloradas: por un lado los anarco-indi
vidualistas y los anarco-comunistas de los grupos de E l Rebelde;
por el otro, los grupos anarquistas de Buenos Aires y del interior
que se centraban en torno a L P H y a L ’Avvenire. U na evidencia
contundente de la posición de estos últim os en la polémica, es el
artículo de J. Claro, en el núm ero de L P H del 29 de octubre de
1899. El autor censura a los anarquistas que sólo preconizan la
lucha revolucionaria e ignoran la lucha cotidiana por reformas
pequeñas, las huelgas por reducir la jornada laboral y por aum en
to de salario. Si esta posición fuera adoptada por todos los grupos
anarquistas, “se habrían convertido en los elementos menos perju
diciales a la burguesía”. Para volverse una fuerza combativa, hay
que ayudar a los trabajadores, actuar en su seno y convencerlos de
la justicia de la idea: “Y se principia para el caso provocando huel
gas, viviendo en medio de la masa que sufre, estando en todos los
lugares donde nos sea dable hacer propaganda.”
“Caen en un puritanism o risible los que por u n a ilusión que no
nos explicamos, ven tan cercano el día de la batalla final y desde
ñ an todos los medios de lucha que se presentan a d ia r io ... Por no
m anchar lo inm aculado del ideal, lo encierran en los estrechos m ol
des de una prédica casi mística, sin salir al campo de la acción
E L T E R R O R IN D IV ID U A L D E L O S A N A R Q U IS T A S
E N E U R O P A Y SU S E C O S E N L A A R G E N T IN A
E L P R O Y E C T O DE LE Y DE M . CAN É
SALARIOS DIARIOS
En 1887 En 1899
cuando 1 $ /000 cuando 1 $ /000
valía 7 2 cent. oro vale 44 cent. oro
$ papel $ oro $ papel $ oro
20 "A ctu alid ad - Días trem endos” , en La Prensa, 5 de febrero de 1900; "Las
clases o b reras”, ibid., 9 de febrero de 1900; T h e T im es, L ondres, 18 de a b ril de
1900 y 29 de a b ril d e 1900.
21 T h e T im es, L ondres, 18 de a b ril de 1900 y 29 d e a b ril de 1900.
22 T h e R e v ie w of th e R iv e r P late, 28 de a b ril de 1900.
23 "M anifestación de desocupados”, e n La Protesta H u m a n a , 10 de agosto
de 1900.
24La serie de artículos q u e ap areció bajo el títu lo “ Los obreros y el trab a
jo”, fue salu d ad a con sim p atía p o r La Protesta H u m a n a , haciéndose a u n lado,
p o r supuesto, d e las tendencias interesadas q u e p o d ía ten e r La Prensa para
La investigación de La Prensa perm itió saber que en 1901 vivían
en Buenos Aires 235 000 asalariados de todos los tipos (obreros, em
pleados, servidores públicos, carreteros, etc., con excepción de una
tenue capa de directores que ganaban salarios altos).25 De este nú
realizar u n sondeo de tal n aturaleza (a tra er m ayor núm ero de lectores). "La
vida o b re ra ”, e n L a Protesta H u m a n a , 7 de septiem bre de 1901.
25 Se trascribe seguidam ente la com posición de la población obrera de B ue
nos Aires, según el sondeo realizado p o r cronistas del m atu tin o La Prensa y
q u e se publicara en aquel periódico el 21 de agosto de 1901:
A fines de 1900 la población de Buenos Aires sumaba 825 000 almas. El nú
mero de asalariados, por lo tanto, totalizaba el 28.5 %
De esa población, 53 000 personas estaban expuestos a graves apremios por
la falta de trabajo. Vale decir, un 5.5 % de los habitantes. Véase también La
Protesta Humana, 7 de septiembre de 1901.
8.500 certificados de pobreza fueron repartidos por la policía en 1900-1901.
En un artículo publicado en ABC del socialismo, bajo el título “La miseria
en Buenos Aires”, se informa que a raíz de una contribución de 50 000 pesos
de Camps Sales, se registraron 8 500 pobres, lo que prueba el apremio que
prevalecía en Buenos Aires. La burguesía se desesperaba por ocultar esa miseria.
26 T rascribim os a continuación, los gastos, prom edio, de u n a fam ilia de 4
personas, en artículos de p rim e ra necesidad:
Carne 5 9.00
Leche 3.00
Cereales 3.60
Verduras 4.50
Tabaco 1.50
Aceite, grasa, vinagre, etc. 5.40
Vino 3.60
Pieza 17.50
Luz, etc. 2.50
Fuego 3.00
Varios, ropa, etcétera 3.00
T otal 63.00
l a d is c u s ió n en t r e “ o r g a n iz a d o r e s ” y “ a n t io r g a n iz a d o r e s ”
Y L A C O N T R IB U C IÓ N D E P E L L I C E R P A R A IR E
R E L A C IO N E S E N T R E A N A R Q U IS T A S Y S O C IA L IS T A S
1. A p e rtu ra d el Congreso;
2. Com isión de poderes;
3. Elección de la mesa;
4. R eglam ento de discusión.
Proposiciones:
C o n s id e ra n d o q u e el c o n g reso o b r e ro r e u n id o e n este lo ca l se c o m p o n e
d e so c ie d a d e s d e re siste n c ia , o p o r m e jo r d e c ir, d e c o le c tiv id a d e s o b re ra s
* Al com parar diversos textos de esta resolución, com probé q u e hay d ife
rencias en tre el que se pub licó en el periódico La Organización y en L a P ro
testa H u m a n a , que se trascribe a rrib a . E n el p rim ero el texto insertado dice:
“ la lucha económ ica p a ra el p r e s e n t e ...”
125 “Congreso O brero G rem ial”, L a Protesta H u m a n a , 1 de ju n io de 1901;
"C ongreso O brero G rem ial”, E l O brero, 8 de ju n io de 1901; “El Congreso O bre
r o ”, L a Organización, ju n io de 1901.
Cabe señ alar que los textos de L a Organización y E l Obrero son idénticos,
p ero difieren del texto de La Protesta H um ana.
El texto copiado p o r S. M arotta, es igual al de esos dos textos (véase p. 108).
E l texto copiado p o r D. A bad de S antillán, L a F O R A , p. 68, coincide con el de
La Protesta H um ana.
A las diferencias en los textos nos referim os en el escrito. Son leves y no se
las p u e d e asignar u n significado trascendente.
126 La declaración fue redactada y p resen tad a p o r representantes anarquistas
(T . Ros y L. M agrassi) del Sindicato de A rtes G ráficas. De esto se deduce
q u e la afirm ación del h isto ria d o r J. O ddone (en su libro G rem ialism o prole
tario) en el sentido de que los an arq u istas vin iero n a im p o n er en el nuevo
organism o sus principios, y que "el congreso pud o , debido a l e sp íritu de tra n
sacción que a nim aba a los delegados socialistas, em peñados en llevar a buen
térm in o la obra in iciad a” (p. 83) no tiene m ucho asidero. La anuencia a la
contem porización se puso de relieve en las dos partes.
(socialistas) combaten la federación, apoyándose en el escaso n ú
m ero de obreros asociados y dicen que en vez de la federación debe
formarse u n comité de organización obrera. G. Inglán (anarquista,
director de La Protesta H um ana, Ferrocarrileros de Rosario) de
m uestra la necesidad de la federación, bajo cuyos auspicios fun
cionará el comité de organización. T erm inada la discusión se vota
la propuesta, siendo aprobada por 23 votos contra 3. La federación
toma el nom bre de Federación O brera Argentina. Éste es u n nuevo
ejem plo del espíritu que anim aba los debates, donde los bandos
se dividieron no según la pertenencia a las corrientes ideológicas.
Al respecto deseo señalar el apoyo pleno a la creación de la fede
ración, form ulado por los voceros influyentes del anarquism o, y
las diferencias de opinión entre los delegados socialistas.
Tercera sesión: Se discuten las cláusulas que fijan cómo será
adm inistrada y dirigida la federación. Hay dos propuestas para la
forma en que debe regirse: una de Artes Gráficas, que expone que
se rija por un comité federal, form ado por u n delegado de cada
sección federada, y un comité ejecutivo, nom brado por el congreso.
Esta proposición es apoyada por Cúneo, Cruces (socialistas), F. Ci
m inaghi (anarquista) y otros. La otra consistiría en la formación
de un comité de relaciones, que serviría de interm ediario entre las
relaciones de las secciones federadas. Ros, Inglán y M attei (anar
quistas) lo defienden. Por la prim era, el comité federal resuelve
las cuestiones de la federación, por la segunda, las resuelven las
secciones y el comité se encarga de ejecutarlas. Se suscita u n largo
debate; finalm ente, de las dos mociones se hace una, que es apro
bada por unanim idad: “Para la m archa regular de la federación
se acuerda nom brar un comité federal compuesto por u n dele
gado de cada sección federada, y u n comité adm inistrativo nom bra
do en el seno del congreso.”
T am poco en este caso las diferencias de opinión se dividieron
según la pertenencia a corrientes ideológicas; pero ahora sobresa
lieron divergencias en el bando anarquista (Ciminaghi, contra
otros).
Cuarta sesión: (Preside Cúneo.) Se acuerda que la federación ten
d rá un periódico de propaganda, que se in titu lará La Organiza
ción Obrera, en remplazo del actual La Organización, que dejará
de aparecer cuando comience a publicarse aquél. Se acuerda la fun
dación de la bolsa de trabajo, de la que se encargará cuanto antes
el comité federal. El congreso hace votos para que desaparezca el
sistema de explotación conocido por “T ruck system” (sistema de
vales a los obreros). Se pronuncia a favor de la reducción de la
jornada de trabajo, de la igualdad de sueldos para obreros de am
bos sexos, etc. Luego se entra a tra ta r el tema: arbitraje. Inglán
—relator— inform a en contra, y aconseja al congreso a p ronun
ciarse desfavorablemente. Se abre el debate: De la Osa (Zapateros,
cercano a los anarquistas) se pronuncia a favor; C im inaghi (Pa
naderos de San Nicolás, anarquista) en contra. Se entabla una
calurosa discusión. Barsanti, G arfagnini (anarquistas), Cúneo (so
cialista) y otros, hablan en favor. F. Berri (anarquista), Boeris,
Bernasconi y otros, en contra. P. Gori consume el últim o turno y
se pronuncia a favor, presentando la siguiente moción:
ten ida p o r los anarquistas. E n su lib ro G rem ialism o proletario dice: "L as reso
luciones del congreso no satisfacieron los propósitos sectarios de los a n arq u is
tas, q u e siendo m inoría no p u d iero n im p o n e r to talm en te sus pretensiones”
(p. 83).
Ya S. M arotta, en su lib ro E l m o v im ien to sindical argentino, tom o I, dis
cute con J. O ddone al respecto y dice: “ N o tiene el a u to r de estas páginas
interés en tom ar la defensa de los anarquistas. C onsidera justiciero, no obs
tan te, destacar que si h u b o en delegados socialistas ‘e sp íritu de transacción’ el
m ism o existió en algunos anarquistas. N o parece exacta la afirm ación de que
c o nstituían u n a m inoría. T a n to las resoluciones aprobadas, como la com po
sición del com ité adm inistrativo, con m ayoría an arq u ista, p ro b a ría n lo con
tra rio ” (p. 121).
E n base a las com probaciones de n uestro estudio sobre los debates del con
greso, nos inclinam os a acep tar to talm en te la o p in ió n de Sebastián M arotta
en el tem a respectivo.
128 Este estudio sobre los debates d el Congreso O brero y sus resoluciones se
basa en reseñas p ublicadas en diversas fuentes, a saber:
1) “ Congreso O brero G rem ial”, L a Protesta H u m a n a , 1 de ju n io de 1901;
2) “ Congreso O brero G rem ial”, La Protesta H u m a n a , 8 d e ju n io de 1901;
3) “El Congreso O b re ro ”, La Organización, B uenos Aires, ju n io de 1901
(núm . 6);
4) "C ongreso O brero G rem ial”, E l O brero, Buenos Aires, 8 de ju n io de 1901
(núm . 40);
5) “A cuerdos tom ados en el Congreso O b re ro ”, La Organización Obrera,
Buenos Aires, agosto de 1901 (núm . 1);
6) "P rin cip ales acuerdos, declaraciones y resoluciones de la fora ” (suple
m ento de La Patagonia A rgentina, folleto e ditado p o r la Federación O bre
ra L ocal B onaerense, Buenos Aires, 1922).
T a m b ié n se basa en los siguientes libros:
1) S. M arotta, op. cit., tom o I, pp. 106-114;
2) D. A bad de S antillán, L a F O R A , op. cit., p p . 67-75;
3) D. A bad de S antillán, E l m o vim ien to anarquista, op. cit., pp. 78-80;
4) J. O ddone, G rem ialism o, op. cit., p p . 83-86;
5) M ax N ettlau (m anuscrito), en el IISG, A m sterdam , cap. xv, pp. 28-29.
resoluciones, a fin de: a] D ar una imagen detallada del fenómeno
singular que fue la gran cooperación entre representantes obreros
socialistas y anarquistas, que se reflejó tanto en los enfoques con
juntos de la discusión sobre la estrategia a seguir en las luchas
obreras como en la disposición a contem porizar en la formulación
de las resoluciones y las declaraciones; b] P lantear la línea de in
fluencia a que llegaron m ilitantes anarquistas en los sindicatos
obreros, que se reflejó en el núm ero de delegados anarquistas, en
su participación anim ada en los debates, en los logros que alcan
zaron al im prim ir su sello en la form ulación de resoluciones, las
cuales, en su mayoría, se vieron influidas de un m odo notable por
los enfoques anarquistas.
A nuestro criterio, el Congreso O brero Gremial, del 25 de mayo
de 1901, inició un nuevo capítulo en la historia del anarquism o de
la Argentina. La irrupción de los anarquistas en la palestra de la
vida económico-social recibe una m ención adicional, y el anarquis
m o se convierte, en la A rgentina, en un factor que es imposible
ignorar en el proceso del desarrollo socioeconómico de los años
siguientes.
Exam inam os hasta ahora dos procesos que se forjaron por sepa
rado, aunque paralelam ente, y por fecundación m utua indirecta.
Uno: el despeñam iento de las relaciones laborales en la Argentina,
a fines del siglo xix y comienzos del xx, y el agravam iento de los
conflictos laborales y las huelgas a m edida que se fortalecía la ten
dencia entre los obreros a asociarse en sindicatos obreros (socieda
des de resistencia) en la cam paña contra los empleadores.
El segundo proceso arranca del desarrollo interno en el anarquis
mo. Destacamos la consolidación de la corriente “proorganización”,
su evolución como tendencia que irrum pe hacia la introm isión
creciente en las luchas de los obreros dentro de los sindicatos obre
ros. Este proceso —nutrido por cambios ideológicos en la Argen
tina y fuera del país— se robusteció entre los anarquistas argenti
nos y logró éxitos notables, sobre todo la posición de hegemonía
del anarquism o en el Congreso de la Federación O brera ( f o a ) . L o s
dos procesos se n u trían en el pasado de factores distintos, que sólo
en parte eran comunes. En 1901 los dos procesos se encontraron y
entrelazaron, uno con otro.
D IS C U S IO N E S E N T R E L O S A N A R Q U IS T A S , A R A ÍZ D E L C O N G R E S O D E L A F O A
F O R T A L E C IM IE N T O DE LA P O S IC I Ó N A N A R Q U IS T A
EN L O S S IN D IC A T O S O B R E R O S
LAS G RAN D ES H U E L G A S . L A P R IM E R A V ÍC T IM A
E N T R E L O S T R A B A JA D O R E S
La vasta F ed eración O brera ha sid o organizada desd e esta cap ital bajo
el p r e tex to de favorecer al p r oletariad o y con la in te n c ió n d e parali
zar el trabajo e n un m o m en to dad o, para p od er así im p o n er sus e x i
gen cias al agricultor, al in d u strial, y al com ercio exp ortad or. P ara lograr
este p ro p ó sito , se han con stru id o cen tros d e resisten cia q u e en cada
lo ca lid a d im p id e n , por m e d io de am enazas, q u e se ra d iq u en y trabajen
en e lla los obreros q u e no form an parte de dich os cen tros y aceptar las
c o n d ic io n es q u e le son im p u estas.20
C A M B I O D E A C T IT U D D E L O S S IN D IC A T O S S O C IA L IS T A S H A C I A LA FO A
LA A C T IV ID A D A N A R Q U I S T A E N 1901
cra cia de la E uropa in d u stria l, el anarquism o se com unica fácilm ente e n tre los
italianos y los españoles de la inm igración aldeana de u n a E uropa ag raria y
feudal, y el trab a ja d o r criollo, e n cuyas sangres persisten las nostalgias de la
edad de oro del cam po argentino. El artesano, p rotagonista n a tu ra l del a n a r
quism o, es m ayoría en los cuadros de los oficios argentinos. El p ro letario , tropa
m arxista, es m in o ría. El anarq u ism o vence, num éricam ente, al socialism o en
las agrupaciones de la Federación O b re ra " (pp. 259-260).
Esas notas p a ra explicar u n problem a tan com plejo, son dem asiado simples
a u n q u e e ncierran varios elem entos correctos. La diferenciación e n tre el p ro le
tario in d u stria l y los artesanos no logra ex plicar el éxito de los anarquistas
en ciertos sindicatos, y de los socialistas en otros. La estru ctu ra de los sin d i
catos de la FOA era análoga en ese sentido. U na explicación más p en etran te
del éxito de los an arq u istas e n los sindicatos obreros, la ofrece J. M. Solo
m onoff, Ideologías del m o vim ien to obrero, pp. 200-201.
les gru p os.. . se p e n só q u e en la r e u n ió n p od ría form arse u n o solo con
carácter de v olan te, con la m isió n d e preocu p arse d e la o rgan ización de
reu n io n es de p rop agan d a en la c iu d a d y a lred ed ores.29
S e ñ o r: T e n g o el h o n o r d e in f o r m a r a su s e ñ o ría q u e el b a r ó n W e r th e r n ,
q u ie n e n la a c tu a lid a d tie n e a su c arg o la le g a c ió n a le m a n a a q u í, m e
m o s tró a y er e n la ta r d e u n p a p e l q u e re c ib ió d e l c ó n su l a le m á n e n
R o sa rio .
P a re c ía ser u n a c o p ia d e u n a c ir c u la r m a n ifie s to im p re sa p o r a lg u n a
so c ie d a d a n a r q u is ta y e sc rita e n e s p a ñ o l, p e ro cuyo o rig e n ita lia n o p u e d e
in fe rirs e p o r a lg u n o s d e los té rm in o s e m p le a d o s. E s ta b a e sc rito e n tin ta
r o ja y d a b a u n a lis ta d e los s ig u ie n te s so b e ra n o s : el d if u n to re y H u m
b e r to ; el re y V íc to r M a n u e l; el e m p e r a d o r F ra n c is c o Jo sé; la r e in a V ic
to ria ; el re y L e o p o ld o ; el e m p e r a d o r G u ille rm o ; e l e m p e r a d o r N ico lás
y la r e in a W ilh e lm in a .
A n te c a d a n o m b r e a p a re c ía u n a n o t a b re v e y g ro s e ra m e n te o fen siv a,
y el p a p e l los c o n d e n a b a a m u e r te a to d o s, así c o m o a los c a p ita lis ta s
q u e e n g o rd a n c o n la s a n g re d e l p u e b lo . C o n c lu y e c o n la frase: ]V iva la
a n a r q u ía ! y L a r o p a d e l u to p r o n t o s a ld rá c ara , y se d a b a a e n te n d e r q u e
lo f ir m a b a n “ L o s L ib e r ta d o r e s ” , S ecció n A rg e n tin a . L a fe c h a e ra B u e n o s
A ires, ju lio 30 d e 1900.
53 E l Sol, 16 de noviem bre de 1900. Véase tam bién A. G hiraldo, Los nuevos
caminos, M adrid, 1918, pp. 69-79.
5 4 Sobre el arresto d e F. B asterra en San Nicolás de los Arroyos, véase
"La m azorca”, en La Protesta H u m a n a , 1 de diciem bre de 1900; E l Rebelde,
4 de noviem bre de 1900.
55 “ T odos los días llegan expulsados d e los países vecinos y de E uropa,
ladrones, registrados, a n a r q u is ta s ... La policía arg en tin a no puede m olestarlos
en lo más m ínim o, p o rq u e las leyes de la nación pro teg en a todo el m u n d o . . .
El proyecto de Can é u otro q u e lo sustituya sim plificando las cosas, deben
ser o bra in m ed iata p a ra el Congreso en sus p rim e ras sesiones del próxim o
período.” (E xtracto de E l D iario, citado p o r E l Sol, 1 de febrero de 1901.)
56 "Proyectos lib erticid as”, en La Protesta H u m a n a , 9 de febrero de 1901.
de 1901, se publicó una noticia sensacional referente a un “aten
tado” anarquista internacional, cuyo foco estaba en Rosario, San
ta Fe, de donde partió u n anarquista llam ado Rom agnoli, que
habría de asesinar al em perador G uillerm o de Alemania; los pre
suntos documentos hacían sospechar de la complicidad de P. Gori.
Dos días después se com probó que era una m era patraña,57 pero
aú n así se advirtió el estado de ánim o prevaleciente.
Síntomas de susceptibilidad y el miedo a alguna influencia anar
quista secreta se revelaron pocos meses más tarde, a comienzos de
ju lio de 1901, a raíz de los disturbios en Buenos Aires resultantes
de un proyecto del gobierno de unificación de deudas de las pro
vincias a gobiernos y bancos foráneos. Esos disturbios —encabe
zados p or estudiantes de la U niversidad de Buenos Aires— deri
varon en actos de violencia contra entidades, diarios y estadistas
(Carlos Pellegrini) y provocaron la aplicación del estado de sitio
en Buenos Aires, declarado después de un corto debate en el Con
greso, en una sesión extraordinaria.58
D urante un debate tenso se oyeron juicios que veían en los
disturbios síntomas de una revolución social, provocados por “ele
m entos p ertu rb ad o re s... m al avenidos con el orden social”. T anto
las palabras del Presidente —en su carta al Congreso— como las
palabras de apertura de J. V. González, en nom bre de la Comisión
de Negocios Constitucionales,59 y el resto de los participantes del
debate, todos endilgaron a los "anarquistas” la culpa de ser los
instigadores de los disturbios: “ . ..lo s que venidos del extranjero
se preparan en las sombras de la anarquía para destruir hoy con
piedras y m añana con bom bas.. . ” (palabras de Varela Ortiz).60
Además, el últim o participante en la discusión (doctor Arge
rich), afirm ó que lo propuesto por el gobierno (estado de sitio) no
es suficiente para contrarrestar a los provocadores de disturbios
“anarquistas”, y reclamó la prom ulgación de “leyes especiales”.61
Debe señalarse que en esas presunciones de que los “anarquistas”
eran los agitadores de los disturbios estallados a raíz de la “uni-
57 "E l com plot a n a rq u ista ”, en L a Prensa, 18 y 19 de a b ril de 1901; "De
stentadis cretinopolis policial”, e n La P rotesta H u m a n a , 20 de a b ril de 1901;
"P eriodistas venales y policías crim inales”, en E l R ebelde, 5 de m ayo de 1901;
"E l com plot contra el sentido co m ú n ”, en E l Sol, 24 de a b ril de 1901.
58 D iario de Sesiones, C ám ara de D iputados, Congreso N acional, R epública
A rgentina, 1901, pp. 165-86.
59 Ib id ., p p . 266-67, 270-71. U na acotación sim ilar sobre el ferm ento social,
figura tam bién en el m ensaje del P residente en m ayo de 1902. Véase M.
M abragañ a, op. cit., VI, p. 23.
60 D iario de Sesiones, C ám ara de D iputados, Congreso N acional, R epública
A rgentina, p. 281.
61 Ib id ., p. 286.
ficación de deudas”, participaron tam bién Review of the River
P la te 62 y al parecer otros periódicos. Sin embargo, no hay el me
n or indicio de algo así en La Prensa.63
U n vistazo a la prensa anarquista de esos días, desvirtúa por
com pleto las acusaciones form uladas en el Congreso y en los dia
rios. T odos los periódicos anarquistas, sin excepción, afirm aron
que los anarquistas no tenían ninguna conexión con los disturbios,
estallados sobre u n trasfondo em inentem ente político, extraño por
entero al anarquismo. Tres días después del debate en el Con
greso, La Protesta H um ana reaccionó de la siguiente m anera:
“Ayer, en vista de que continuaban los tum ultos de muchachos
contra eso de la unificación, que a los trabajadores nada nos im
porta, el gobierno ha declarado el estado de sitio por seis meses.” 64
Varios días después El R ebelde insertó u n a respuesta directa a
la acusación sobre la presencia de los anarquistas en los tumultos,
y lo hizo con palabras inequívocas:
L A A C T IT U D A N A R Q U IS T A H A C IA EL TERROR Y L A V IO L E N C IA
E N L A S L U C H A S S O C IA L E S
A raíz del cambio notable que se operó en las relaciones del orden
institucional económico-social (así como de la política gubernam en
tal) para con el anarquismo, entre 1900 y 1901, conviene examinar
F e lip e L a y d a: D íg a m e u s te d su p a r e c e r s o b re los a te n ta d o s q u e a lg u n o s
jó v e n e s v ie n e n h a c ie n d o c o n tr a p e rs o n a je s d e la v id a p o lític a .
J . G ra v e : P u e d o r e s p o n d e r a u ste d , q u e n i los c o n d e n o n i los a p la u d o .
Sé c o m o u s te d d e los c rím e n e s q u e estos p e rs o n a je s c o m e te n e n el e je rcic io
d e l p o d e r; p e ro ta m b ié n sé q u e los a se sin a to s a q u e u s te d se re fie re no
so n a cto s re v o lu c io n a rio s.
F . L a y d a : P e ro si es v e rd a d q u e la R e v o lu c ió n h a d e v e n ir, d e a lg u n a
m a n e r a h a y q u e h a c e r la . . .
J . G ra v e : Sí, p e ro yo creo q u e la Q u ím ic a c o n la E le c tr ic id a d es la
e n c a r g a d a d e h a c e rla . N o sé có m o p e n s a rá la g e n e r a c ió n q u e la re alic e ,
p e ro e n m i c o n c e p to h a b r á u n a c o n s p ira c ió n q u e te n g a p o r o b je to h a c e r
v o la r, e n u n m ism o d ía y a u n a m is m a h o ra , el V a tic a n o c o n c in c o o
seis m il p e re g rin o s d e n tr o , éstos ta n c u lp a b le s d e l m a l co m o el P a p a ,
y seis y o c h o C o n g re so s d e L e g isla d o re s, ta m b ié n c o n ellos a d e n tr o , de
d is tin ta s n a c io n e s . H e c h o lo c u a l, to d o p o lític o y to d o c lé rig o te m b la rá n
y c a m b ia rá n in s ta n tá n e a m e n te d e o f i c i o . . . D e sp u é s d e to d o , la R e v o lu
c ió n así h e c h a se rá m e n o s te rro rífic a q u e las r e v o lu c io n e s p a sa d a s y las
g u e rra s q u e p r e s e n c i a m o s ...
C a llé a n te ta n a tre v id o p ro c e d im ie n to d e h a c e r u n a re v o lu c ió n ; y si
b ie n e n el fo n d o es b a s ta n te m ás ju s to q u e to d o s los p ro c e d im ie n to s u sa
dos p o r los c o n s p ira d o re s p o lític o s , q u e d é c o n la d u d a d e q u e fu e ra p ra c
tic a b le .75
La guerra h a com en zad o por los de arriba, y con los m ism os caracteres
v io le n to s q u e en otros países, d o n d e los trabajadores h a n con testad o a
las provocacion es de fuerza con la m ism a fuerza.
U n obrero h a sid o asesinad o p o r u n fu n cio n a r io p o licia l, y con el
asesino n o se h a n usado p ro ced im ien to s p u estos en práctica con d e lin
cu en tes co m u n e s.. .
E se asesinato in m u n e y esos aplau sos a su autor, d ejan la puerta
abierta a todas las vio len cia s. En lo su cesivo n o tendrá la bu rgu esía por
q u é lam en tarse si los trabajadores, antes de ir a la h u elg a para conseguir
las m ejoras q u e n ad ie, n i hom bres n i in stitu c io n e s q u ier en conced erles,
se provean de b u en os revólveres com o lo h acen los obreros n orteam eri
canos y los m in eros de F rancia, para precaverse de los p osib les asesina
tos de qu e p u d ieran ser víctim as.87
E l País d e h a c e c u a tr o d ía s h a c e n o ta r , y c o n m u c h a ra z ó n p o r cierto,
la f a lta d e re v o lu c io n a rio s d e a c c ió n e n B u e n o s A ires, d e p ro p a g a n d is ta s
d e h e c h o , d e a n a r q u is ta s d ig n o s d e ta l n o m b re , d o ta d o s d e e n e rg ía su fi
c ie n te c o m o p a r a a r r o ja r u n a b o m b a e n el S e n a d o . . . A l m ism o tie m p o
q u e se p e r m ite d ir ig ir a lg u n o s d a rd o s iró n ic o s c o n t r a los jó v e n e s te o ri
z a n te s de la s m ás m o d e rn a s id eas sociológicas, sin d a rse c u e n ta q u e de
e n tr e éstos su rg e H e n r y [E. H e n ry : e l te r r o r is ta fra n c é s ]. A p e s a r d e todo
esto, cree m o s e fe c tiv a m e n te q u e se im p o n e e n tr e n o s o tro s la p r o p a g a n
d a p o r el h e c h o , y es c o n el o b je to d e c o n c u r r ir c o n n u e s tro e s f u e r z o ...
q u e la b ib lio te c a a c a b a d e la n z a r u n a e d ic ió n d e l M a n u a l d e l p e rfe c to
d in a m ite r o (176 p á g in a s ).89
C O N F L IC T O S L A B O R A L E S E N L A P R IM E R A M IT A D DE 1902
J u s ta , a m ás n o p o d e r ser, e n el fo n d o , p u e s to q u e re c la m a b a n d ism i
n u c ió n d e h o ra s d e tr a b a jo y a u m e n to d e su e ld o , te n ie n d o e n ta n ru d o
tr a b a jo la jo r n a d a d e sol a sol, c o n bolsas d e 100 y m ás kilos, y u n j o r
n a l d e 2.50 a 3.00 pesos.
P e ro la fo rm a fu e b r u ta l, d ir ig id a p o r el a n a r q u is m o , q u e im p e ra b a
e n to n c e s e n las clases o b re ra s d e l R o s a rio , co m o ú n ic o s e ñ o r . . . E n tal
h u e lg a hizo su a p a r ic ió n el g a rro te , y n o se e c o n o m izó la a m e n a z a . . . Los
p a tro n e s , p o r su p a r te e s ta b a n re s u e lto s a m a n te n e r sus e x p o lia c io n e s .. .
d e c ía n q u e e sta b a n a m p a ra d o s p o r la ley y c o n ta b a n con la p o l i c í a . . .90
90 J. Bialet-M assé, E l estado de las clases obreras argentinas a com ienzos del
siglo x x , ed. U niversidad N acional de C órdoba, 1968, p. 453.
91 La Prensa, 14 de enero de 1902.
92 La Prensa, 16 de enero de 1902; T h e R eview of the R iv er Plate, 18 de ene
ro d e 1902.
93 E n los días de la h uelga se p ublicó un a rtícu lo extenso en el periódico
a n arq u ista en lengua ita lia n a, dando cuenta de u n a particip ació n intensificada
energía de los huelguistas rindió frutos y los empleadores accedie
ro n a satisfacerlos después del prim er día de paro. Las negociacio
nes entre los huelguistas y la C ám ara Sindical de la Bolsa comen
zaron el 9 de enero y finalizaron al día siguiente, cuando se
aceptaron casi todas las reclamaciones de los obreros: la jornada
de trabajo se reduciría a 9 horas y el salario se elevó a 4.00 pesos.
La única com pañía que no participó en las negociaciones y no ac
cedió a los pedidos obreros fue la M ihanovich.94
Los puertos del país no supieron de sosiego tampoco después de la
prim era ola de huelgas del mes de enero. En febrero de 1902 estalló
una huelga parcial de foguistas y m arineros en el puerto de Buenos
Aires, quienes luchaban por m ejorar sus condiciones laborales antes
de renovar el convenio anual. La m ayoría de los empleadores ac
cedieron a las dem andas obreras (la única sociedad que se opuso
volvió a ser M ihanovich, que no quería reconocer los sindicatos
obreros).95 A comienzos de marzo de 1902 estalló otra huelga en el
puerto de Buenos Aires; esta vez son los obreros de las barracas de
la Boca y del R iachuelo los que protestan por la violación de los
acuerdos (firmados apenas dos meses antes), a raíz de lo cual vol
vieron a trab ajar 10 horas diarias y el sueldo se redujo a 2.50 pesos,
Para presionar sobre los huelguistas no sólo se contrató a trabaja
dores no organizados del interior sino que se utilizó la violencia
policial, en favor, claro está, de los empleadores y rompehuelgas.
El paro duró dos días, y a pesar de los daños causados al comercio,
los patrones se m antuvieron inflexibles, sin que se lograran ven
tajas concretas para los obreros.96
Seguían las huelgas en Buenos Aires, cuando se dislocaron las
relaciones laborales en el puerto m eridional de Bahía Blanca, don
d e los obreros pedían una jornada de 8 horas. Los empleadores
trajeron rom pehuelgas de Entre Ríos y Corrientes, lo que desem
bocó en reyertas y choques violentos. Según La Prensa, la policía
hizo fuego contra los huelguistas cuando gritaron “Viva la anar
q u ía”. T ras tres días de tum ultos, la policía aplacó el paro por la
fuerza y cometió muchos arrestos. Según La Prensa, los culpables
de la huelga eran “cinco personas... agitadores de tendencias anar
quistas”.97 La población de Bahía Blanca se mostró solidaria con
de anarco-socialistas en la huelga. " Aggitazioni e scioperi”, L 'A v ve n ire, 11 de
enero de 1902. Cabe recordar que en 1901 se fundó el Sindicato de O breros del
Pu erto, encabezado p o r el a n arq u ista T . Ros (véase más arriba).
94 La Prensa, 9-10 de febrero de 1902; T h e R eview of the R iv er P la te, 11 de
enero de 1902.
95La Prensa, 18-19 de febrero de 1902.
96 La Prensa, 5-9 de m arzo de 1902.
97 La Prensa, 19-21 de m arzo de 1902; E l Obrero, 23 de m arzo de 1902.
los huelguistas y la conducta de la policía despertó enojos, que se
expresaron en una protesta de los comerciantes de la ciudad.98
El mes de marzo se inició relativam ente calmo, en lo que atañe
a conflictos laborales en Buenos Aires y en el resto de la R epúbli
ca. La Organización Obrera —periódico de la Federación O brera—
lo explica: “En este mes parece que el m ovim iento obrero ha
entrado en un período de calma, luego de la gran agitación que
reinó en los meses anteriores. Pero no vaya a creerse que ésta es
una calma de m uerte... Es un mes que el elem ento obrero se ha
tom ado para prepararse convenientem ente y que en el próxim o
tendrá expresión, a pesar de ser el que verá celebrarse nuestro
Congreso” (el II Congreso de la f o a ).99
A principios de abril, por cierto, empezó u n a ola tempestuosa
de huelgas en Buenos Aires, sobresaliendo la de los cocheros con
tra las ordenanzas de la M unicipalidad, que pretendía obligarlos
a p o rtar “libreta de filiación” en la cual figurara su retrato, y donde
el em pleador pudiera anotar sus observaciones sobre la conducta
del trabajador. Es d ecir, que de una mera “cédula de id en tid ad ” se
convertía en una “libreta de honradez y buena conducta”. El sindi
cato de cocheros proclamó la huelga en el curso de una asamblea
general el 1 de abril en la am plia sala del Skating R ing de Buenos
Aires. En la asamblea disertó el anarquista A. G hiraldo, director
de E l Sol, quien llam ó a rom per las libretas dem ostrativam ente.100
Pero al día siguiente se com probó que no había unidad de ideas
entre los cocheros, y un gran núm ero siguió trabajando. E ntre los
huelguistas eran muy activos varios propagandistas anarquistas fa
mosos, como ser F. Basterra, Orsini, A. M ontesano, quienes habla
ron muchas veces en las asambleas. La sede central del comando
de la huelga se encontraba en el Skating Ring, pero la policía pro
hibió en pocos días las reuniones, alegando que el lugar se había
tornado un centro de propaganda anarquista, no u n lugar donde
se encontraban los huelguistas. Los obreros solicitaron con éxito
que el diario La Prensa les cediera sus locales. Cabe destacar la
posición neutral del diario en sus informes sobre la huelga, así
como su anuencia a publicar la palabra de sus voceros, incluso de
anarquistas famosos como F. Basterra, de quien insertó extractos
del artículo “C ontra violencia, razón”, que se refiere a los suce
sos de la huelga y repudia la brutalidad de la policía. La huelga
E X H O R T A C IÓ N A L A H U E L G A G E N E R A L
Las huelgas de 1902, así como las reacciones que provocaron, tenían
un rasgo distintivo del que habían carecido todos los paros que se
habían producido hasta ese año, esto es, sobresalían por su tenden
cia a las huelgas generales. En casi todos los grandes actos de pro
testas que estallaron desd e los inicios de 1902, la tendencia que
mencionamos no dejaba d e estar presente. Esta inclinación no era
casual, si se piensa en el aum ento de la influencia anarquista en
los sindicatos obreros.106 Desde 1901 los anarquistas de la Argen
tina se dedicaron a exhortar intensam ente a la huelga general. En
la prensa anarquista de todas las corrientes y matices ideológicos,
abundaron en 1901-1902 los artículos teóricos sobre las ventajas ele
la huelga general como medio eficaz en la lucha obrera contra el
régim en económico y político existente, a la vez que instrum ento
104 El a rtícu lo es m encionado en "A propósito de huelgas”, La Protesta H u
m ana, 2 de agosto de 1902.
105 “El hongo de las huelgas en Buenos A ires”, en E l P ueblo, M ar del P la
ta, 16 de m arzo de 1902. T h e R eview of the R iv e r P late del 1 de febrero de
1902, encara la ola de huelgas en ese e sp íritu : " Las cosas a n d an m uy m al en
el m ercado de trab ajo , lo que hizo q u e el Congreso tom ara m edidas que p e r
m itiera n tra b a ja r a quienes quisieran h a c e r lo ... Las huelgas c o n tin ú a n ... los
trabajadores se ven im pedidos p o r las am enazas de los holgazanes y de los a n a r
q u is ta s ... Buenos Aires se ha convertido en el vivero de la hez de E uropa y
la policía se en cu en tra i m p o t e n te ...”
106 “D e la h uelga p a rcial de u n grem io, se pasó a la to ta l de todos los o bre
ros de u n m ism o oficio. Y de aquí empezó a g erm in ar la idea de la huelga
general.”
idóneo para prom over la em ancipación de los obreros y realizar la
revolución social.107
Al pregonar la huelga general como el medio más eficaz en la
lucha obrera, la prensa anarquista se plegaba a la corriente m un
dial de los diarios del anarquism o. La idea de la huelga general
—de raigam bre anarquista antigua, form ulada ya en la época de
la I Internacional— conoció un renacim iento a comienzos del si
glo xx, sobre todo por influencia del m ovimiento obrero francés
en la década de 1890. Las enseñanzas respectivas sirvieron de base
para u na apreciación teórica renovada, a fines del siglo xix; eso
se reflejó en diversos artículos e informes enviados para la discu
sión en el Congreso A narquista Internacional que debía realizarse
en París. Esos artículos destacan la evolución operada en la concep
ción de la huelga general, como fruto de la experiencia, y formulan
varios pensamientos estratégicos generales que luego se difundieron
por medio de la prensa anarquista.108
Además se sabe que en deliberaciones confidenciales celebradas
en París y luego en Londres, con la participación de numerosos
pensadores y m ilitantes anarquistas europeos, se adoptó la reco
m endación de la “huelga general” como u n m edio para la lucha
de los sindicatos obreros sometidos a la influencia anarquista, así
como una m eta revolucionaria de los círculos anarquistas en todas
partes.109 Cabe suponer que la ola de huelgas grandes y generales
que estalló en Europa en aquella época,110 se vio influida en grado
T E N S IO N E S E N L A S R E L A C IO N E S D E S O C ÍA L IS T A S Y A N A R Q U IS T A S E N LOS
S IN D IC A T O S O B R E R O S
E L II C O N G R ESO D E L A F O A
E l c o n g reso d e c la ra q u e las h u e lg a s d e b e n te n e r e l m a y o r c a r á c te r d e
re siste n c ia p o sib le , y r e c o m ie n d a p a r a e l é x ito d e la s m is m a s la o rg a n iz a
c ió n e ilu s tra c ió n d e los tra b a ja d o re s , re c o n o c ie n d o c o m o b a se s u p re m a
d e la lu c h a e c o n ó m ic a la h u e lg a g e n era l.
Sobre “arbitraje” se discutió mucho y se presentaron dos mocio
nes. La prim era: “El congreso, reconociendo pernicioso el arbi
traje, anula las disposiciones tomadas en el anterior y pasa al orden
del día.” La segunda: “El congreso declara dejar am plia autono
m ía a las sociedades federadas, de recurrir o no al arbitraje en caso
de que lo creyeran conveniente.” Esta segunda moción fue apro
bada por 32 votos contra 11. Esta votación atestigua que los ex
tremistas e inflexibles se hallaban en m inoría, en tanto que la ma
yoría se inclinaba más a las concesiones en problem as de disputa.
En la sexta sesión del congreso (20 de abril) estaban presentes
44 delegados de 26 sociedades (algunos ya se habían vuelto a sus
lugares de origen). Se renovó la consideración del boicot y el sa
botaje como medios de lucha sindical, proclamados útiles por el
I Congreso de la Federación O brera A rgentina. Los sindicatos
acum ularon experiencias y chocaron con la resistencia patronal y
estatal, sufriendo un gran núm ero de procesos y arrestos.125 Los
delegados expresaron su adhesión y solidaridad con las víctimas y
reafirm aron:
El tema del cooperativismo fue tratado por prim era vez en este
congreso, pues en el prim ero figuraba en el orden del día (pun
to núm . 26) pero no llegó a tratarse. Las vacilaciones ideológicas
entre los anarquistas eran muy grandes y los ecos no se acallaron
tampoco después del congreso (véase arriba). En esa etapa de las
deliberaciones, se consolidó el texto siguiente: “El congreso consi
dera que las cooperativas de producción sólo deben aceptarse como
m edio accidental de defensa y recom ienda la creación de coopera
tivas de consumo que puedan emanciparse de los interm ediarios,
que nos explotan y envenenan.”
Se discutió después el tema: “A ctitud que deben asumir las so
ciedades gremiales ante la acción deletérea de los centros católi
125 "H e a q u í algunos datos hasta noviem bre de 1902: F ue deten id o G. A.
C artei, secretario de la Sociedad de M aquinistas Bonsak, p o r hab er declarado
el boicot a la cigarrería La P o p u lar; fueron detenidos Francisco B erri y Ju an
Calvo p o r hacer p ro p ag an d a d el boicot a la p a n ad e ría La Princesa, declarado
p o r la Sociedad de P anaderos, siendo ellos secretario y gerente de la misma,
respectivam ente; fu ero n tam bién detenidos Sam uel G aray, A lberto L om bet y
T iz ian o A ldiguieri, p o r h a b e r re p a rtid o m anifiestos aconsejando el boicot a la
m ism a p an ad ería. Así tam bién en Chivilcoy, R osario, B ahía B lanca, Córdoba,
M endoza, etc. Los trabajadores su friero n prisiones p o r in citar al boicot.” D.
A bad de S antillán, L a F O R A , op. cit., p. 87.
cos.” Sobre este tem a se aprobó lo que sigue, tras u n a larga discu
sión: "..Las sociedades católicas de obreros deben ser combatidas
por las sociedades gremiales y por todos los obreros conscientes en
general, pues sus resultados son perniciosos para la clase trabaja
dora.”
E n las últim as sesiones, el 21 de abril, se trataron los temas si
guientes: “Instrucción y educación obrera”, acción m oral de la
misma, crim inalidad. En el curso de la discusión se demostró que
“ . . . e l obrero que pertenece a alguna sociedad em plea su tiempo
disponible para ocuparse en los intereses de la asociación, y no va
a almacenes a embriagarse. Por consiguiente se em ancipa del vicio;
además con el trato continuo entre compañeros se instruye y por
lo tanto está menos expuesto a d e lin q u ir .. . ” Asimismo se exami
naron los tópicos: “Accidentes de trabajo, higiene en los talleres,
trabajo de mujeres y niños.” Sobre el trabajo de la m ujer se
resolvió tam bién que sean adm itidas en las actuales sociedades
obreras, sin pagar cuotas.
Por prim era vez en u n congreso de la federación se encaró el
problem a de la organización de los trabajadores agrícolas. Tras
una discusión prolongada, se resolvió: “El congreso recom ienda al
comité federal que haga una propaganda a fin de que los traba
jadores del campo se organicen en sociedades de resistencia.”
En la séptima sesión (la últim a), el 21 de abril se presentaron
y debatieron “los estatutos de la Federación O brera A rgentina”.126
El contenido conciso de las disposiciones principales dice:
N o p o d r á n fo rm a r p a r te d e la fe d e ra c ió n e n tid a d e s o b re ra s c o n m en o s
d e 25 socios, las q u e d e b e r á n c o n tr i b u i r a la c a ja f e d e ra l c o n u n a c u o ta
m e n s u a l d e 5 c e n ta v o s p o r aso c ia d o , h a s ta 500 socios, y d e 2 c en tav o s
p o r c a d a socio q u e e x c e d a d e e sta c a n tid a d . L a s q u e te n g a n e n tr e 25 y
5 00 socios e s ta rá n re p re s e n ta d a s a n te e l c o m ité fe d e ra l p o r dos d e le g ad o s,
las d e m a y o r n ú m e r o p o r tres. T o d o s los a ñ o s la fe d e ra c ió n r e a liz a rá u n
c o n g reso . P a r a d a r c u m p lim ie n to a las re so lu c io n e s d e l c o m ité fe d e ra l
el c o n g reso e lig e u n a c o m isió n a d m in is tr a tiv a d e 12 m ie m b ro s. E l d e le
g a d o a l co n g reso a n u a l se rá socio y d e b e r á e je rc e r e l o fic io d e lo s a f ilia
dos c u y a a so c ia c ió n re p re s e n ta . E n el caso d e q u e u n a a so c ia c ió n le ja n a
n o p u d ie r a e n v ia r d e le g a d o s a la m ism a , p u e d e e n c a rg a r a in d iv id u o s
socios q u e e je rc e n e l o ficio d e u n a a so c ia c ió n g re m ia l f e d e ra d a d e la
lo c a lid a d d o n d e tie n e l u g a r el co n g reso .
126 Los estatutos fueron elaborados y redactados p o r la com isión adm inis
trativa, conform e a la resolución d el I Congreso. Los p u b lic ó el n ú m ero 1 de
La Organización Obrera y se enviaron a todos los sindicatos p a ra su exam en
y discusión. Luego fueron elevados p a ra su a probación al II Congreso.
Luego fueron elegidos los miembros de la comisión adm inistra
tiva: G arfagnini, 27 votos; Ros, 27; Passerini, 25; Basalo, 24; Oro
mi, 24; Magrassi, 23; Janin, 23; M artí, 22; R ipoll, 20; M attei, 20.
La mayoría de los electos eran conocidos por su actividad o ten
dencia anarquista, y su elección simboliza la etapa concreta del
vuelco evidente de la federación: de entidad general, pasó a ser
de orientación anarquista.127
Este vuelco asomó en la práctica en todo el curso del congreso:
los debates y resoluciones estaban marcados por las concepciones
anarquistas. Su comienzo, como se recuerda, arranca con el inciden
te de la escisión de los 35 delegados socialistas, que representaban a
19 sindicatos. C uando se separaron los socialistas, el congreso no
sólo se reveló como exclusivamente anarquista sino que también
127 El II Congreso finalizó, como era h a b itu a l tam bién en otros congresos,
con varias declaraciones generales. U na de ellas re p u d ia b a el clim a bélico que
creaban los gobiernos de C hile y A rgentina (debe acotarse que, en esos días,
se ex tin g u ía el clim a de guerra) y dirig ía saludos fraternales a los obreros
chilenos. Véanse las reacciones y observaciones con respecto a los estatutos en el
a rtícu lo de Pellico en La Organización O brera, septiem bre-noviem bre de 1901.
P a ra la reseña del curso del II Congreso se re cu rrió a las siguientes fuentes:
130 "A sam blea d el com ité fe d era l”, en L a Organización Obrera, febrero 1902,
m arzo 1902.
los com entarios en La Protesta H um ana que saludaron alborozados
el suceso y lo llam aron “escisión benéfica”.132
A nuestro parecer, el II Congreso fue una tentativa de eludir
una realidad complicada, en medio de un clima de rivalidad por
la hegemonía con fuerzas casi iguales. La escisión, por lo tanto, no
fue u n accidente imprevisto, pero tampoco hay que verla como el
producto de una prem editación alevosa. Fue la consecuencia for
zosa de un proceso inevitable, en el que el incidente T orcelli no
pasó de ser un pretexto, pues en el orden del día del congreso po
dían haberse dado igualm ente otros pretextos.
A C T IV ID A D D E L O S A N A R Q U IS T A S E N LO S S IN D IC A T O S O B R E R O S
D ESPU ÉS D E L II CO N G RESO DE LA F O A
¿Cóm o realizar esta tan decan tad a r ev o lu ció n social, q u e . . . abra paso
a l socialism o anárquico?
A N A R Q U IS T A S A C T IV O S Y C ÍR C U L O S A N A R Q U IS T A S E N 1902
L A A C T IV ID A D D E L A C A S A D E L P U E B L O E N B U E N O S A IR E S
La Casa del Pueblo está abierta para todos los asalariados, sin distinción
de nacionalidad ni de opinión. No se exigen profesiones de fe ... La
Casa del Pueblo no puede ser —y no es— la expresión de un p a rtid o ...
A M P L I A C I Ó N D E L A A C T IV ID A D A N A R Q U IS T A , P R O B L E M A S ,
T E M O R E S Y LOGROS
Los hechos, n o las teorías, tien d e n cada d ía a co n vertir a las socied ades
de resisten cia en agru p acion es revolu cion arias, aptas, n o sólo para m ejo
rar en algo la situ a ció n econ óm ica y m oral de los trabajadores, sin o que
tam b ién para lib erarlos de toda tutela econ óm ica, p o lític a y r e l i g io s a ...
D ifíc ilm e n te p u ed e actu a lm en te el anarqu ista en con trar u n lu gar más
a p to para propagar n u estro id eal. L os h ech os en cá rg a m e de dem ostrar
la b on d ad de n u estro id ea l y de la táctica a él a te n id a .40
O R G A N IZ A C IO N E S A D I C IO N A L E S E N T R E O T R O S C ÍR C U L O S O B R E R O S
LA S L U C H A S DE LO S T R A B A JA D O R E S P A N A D E R O S
54 Inform ación sobre el curso de la huelga, en esp íritu de sim p atía hacia
los huelguistas, se sum inistró en La Prensa todos los días de paro. La Prensa,
26 de ju lio de 1902; 7 de agosto de 1902.
55 La Prensa, 9 de agosto de 1902: L a Organización O brera, agosto, 1902.
S uplem ento “A tropello in au d ito — M anifiesto de p ro testa ”.
56 T h e R eview o f the R iv er Plate, 9 de agosto de 1902. Este periódico acusa
a los huelguistas de p e rp e tra r asesinatos y pide que el gobierno tom e m edidas
enérgicas contra ellos (inclusive penas de m u erte que sirvan de ejem plo).
entre el sindicato y los delincuentes.57 El juez investigador, doc
tor Navarro, en su afán de encontrar pruebas de la confabulación
entre los asesinos y el sindicato que dirigía la huelga, resolvió dar
el insólito paso de violar las oficinas y apoderarse de documentos
y listas. La oportunidad le pareció propicia a la autoridad poli
cial para tom ar tam bién las listas de los otros sindicatos de la f o a ,
como m edida preventiva.
El atropello despertó una tem pestad pública de grandes dim en
siones, no sólo en los círculos de la f o a , directam ente concernien
tes. La Prensa, en u n com entario extenso sobre el allanam iento y
sus móviles, pese a su deseo de perm anecer im parcial y objetivo
en esa lucha entre las fuerzas policiales y los sindicatos, no esca
tim ó críticas al describir la b rutalidad del procedim iento.58 La
protesta y la furia entre los obreros fue general: 42 sindicatos de
orientación ideológica variada y de las dos esferas federativas ex
hortaro n a u n a m anifestación general de los trabajadores de Bue
nos Aires. La dem ostración se realizó el 17 de agosto de 1902, tuvo
proyecciones im presionantes por su alcance y orden ejemplares, así
como p or la coparticipación de anarquistas y socialistas. Usaron
de la palabra P. Guaglianone, M ontesano, Basterra (todos ellos
anarquistas), Dickm an y R epetto (socialistas).59
El enojo y la tem pestad de ánim o dieron lugar a u n a demos
tración de protesta gigantesca, que puso de relieve el poderío de
los trabajadores de Buenos Aires. Pero, fuera de eso, no había n in
gún paso que pudiera significar u n avance directo en la lucha que
libraban los obreros panaderos. L a cam paña se extinguía lenta
aunque constantemente. A p artir del 10 de agosto, el com ité de
huelga empezó a d ar ayuda financiera a los huelguistas. Las con
tribuciones eran nimias: $ 0.20 por día, que no bastaba para aten
der las necesidades m ateriales más elementales. De u n m odo for
mal, la huelga se prolongó hasta el 24 de agosto; dos días antes
de su term inación se produjeron los últim os destellos de lucha y se
anunció el deseo de reanudar la huelga general, pero fue en vano.
8 010 518 118 953 365 3 240 270 2 891 259 8 285 387
P A R A L I Z A C IÓ N DEL PU E R T O D E B U E N O S A IR E S ,
P O S IC IÓ N D E L O S E M P L E A D O R E S Y D E L A S A U T O R ID A D E S ,
H U E L G A S D E S O L ID A R ID A D
E L E S C A L O N A M IE N T O D E L C O N F L IC T O Y LA P R O C L A M A C IÓ N
DE LA H U E L G A G EN ER A L
L A M A R C H A D E L A H U E L G A G E N E R A L . L O S D IA S 20-22 D E N O V IE M B R E
E L D EB A TE E N E L CONGRESO SOBRE E L PR O Y EC T O DE LE Y DE
R E S I D E N C I A Y S U A P R O B A C IÓ N
Esta ley, com o ha d ich o e l señ or sen ad or Pérez, n o h a sid o insp irad a
n i d ictad a con tra las h u e lg a s . . . n osotros n o som os en em ig o s d e las h u e l
gas, n osotros n o p o d em o s ser e n e m ig o s d el trabajador q u e está lab oran
d o nu estras tierras.. .
D e q u ie n som os en em igos, es d e l e n e m ig o d e lo s tr a b a ja d o r e s ... del
q u e v ie n e a in cu lcarles doctrin as d e o d io y a p o n erles e n el corazón el
v e n e n o q u e n o só lo e m p on zoñ a su vid a, sin o ta m b ién la d e su hogar
e n te ro .106
105 Ib id ., p p . 658-666.
106 Ib id ., pp. 662-665.
Estas palabras del senador M. Can é, sobre los objetivos del pre
sente proyecto de ley cuyo texto tiene conexión insinuada con sus
palabras previas, explícitas, contra los anarquistas, señalan clara
m ente el móvil central de la ley que es: luchar contra la influencia
de los anarquistas en los sindicatos obreros, en tanto fom entan la
radicalización de las luchas sociales du ran te las huelgas y m ani
festaciones.
T am bién el m inistro de Interior, J. V. González, que participó
en el debate, recalcó que el propósito no es com batir las huelgas en
general, sino detener la actividad de u n determ inado grupo h u
m ano que causa, a su entender, el despeñam iento de las relacio
nes laborales:
Esta ley n o la d ictam os por m ied os, p orq u e si así fuera, no la dicta
ríam os, pu esto q u e los "an arq uistas” q u e p r o b a b lem e n te son los d irecto
res de la hu elga, nos están am en azan d o, p o r los m ed io s q u e acostum bran
a hacerlo, para im p ed ir q u e los pod eres p ú b lico s tom en m ed id as de
d e fe n sa .108
A G R A V A C IÓ N DE LA HUELGA GENERAL Y A P L IC A C IÓ N
D E L ESTA D O D E S IT IO
116 Sobre los debates de las dos cám aras y la p rom ulgación de la ley, véase
"L a ley de expulsión de e x tra n je ro s”, La Prensa, 23 de noviem bre de 1902,
p. 5.
Los discursos del m in istro d el In te rio r en esos debates, están incluidos en
J. V. González, Obras com pletas, vol. v, p. 177-185.
El deb ate en el Congreso y la p rom ulgación de la ley 4 144, es el tem a de
u n inform e u rg en te del secretario de la representación del F oreign Office:
J. S. Clarck to M. o f Lansdow n, B. Aires, 23 de noviem bre de 1902 ( P . R. O .
L ondres, F . O . 6/474). Al referirse a la u rg e n te prom ulgación señala: “La razón
de esta acción sú b ita y enérgica p o r p a rte d el gobierno es la h uelga en tre toda
clase de trabajadores q u e estalló en B uenos Aires y sus alrededores. La huelga
que se está extendiendo se atribuye a la incitación de los agitadores anarquistas
y socialistas, y p o r tan to se cree p ru d e n te reforzar las facultades de las a u to ri
dades policiales que se e n fre n tan a individuos detestables de nacio n alid ad ex
tra n je ra .”
ab u n d a ro n . L os tem as q u e se d iscu tía n se red u cían a dos: la hu elga g e
n eral y la le y d e e x p u lsio n de extran jeros. Sobre estos p u n to s, los ora
dores h ic ie r o n lo s m ás variad os com en tarios, p ero todos estu vieron u n i
form es e n p rotestar contra la citada ley y e n aconsejar la h u elg a general.
D ir ijo estas p regu n tas p orq u e el m o v im ie n to h u elg u ista y las causas eco
n óm icas q u e los p rod u cen , n o se so lu c io n a n con su sp en sió n d e garantías
c o n stitu c io n a les.. . sin o con so lu c io n e s d e con cord an cia en tre e l obrero
q u e trabaja con u n horario in h u m a n o y la retrib u ció n q u e lo m a n tien e
siem p re e n la m iseria.123
E JE C U C IÓ N DE LA LEY D E R E S ID E N C IA
LAS EN SEÑ A N ZA S DE L A H U E L G A G E N E R A L
Este primer encuentro ha servido para que la burguesía pisoteara las ins
tituciones que dice defender, contribuyendo así a fortalecer las aspira
ciones de los que lucham os por una sociedad de justicia; sirvió para re
velar deficiencias que serán corregidas, y para apreciar la fuerza, el n ú
mero y la calidad del elem ento obrero.
U s te d q u ie r e c o n c ie n c ia s e le v ad a s, yo q u ie r o c o n c ie n c ia s m o ra le s. U s te d
q u ie r e h o m b re s in s tru id o s , yo q u ie r o h o m b re s b u e n o s ; d e los p rim e ro s
h a y pocos, tie n e ra z ó n , d e los s e g u n d o s h a y m u ch o s, te n g o ra z ó n . P a r a
o b te n e r el tr iu n f o c o n los p rim e ro s, es le ja n o ; p a r a o b te n e r lo c o n los
se g u n d o s, e s tá p ró x im o a n o so tro s. E stá e n u s te d e l e le g ir.33
Puesto que los atropellos policiales no cesaron sino que aum en
taro n en septiem bre y octubre, se acentuó la protesta de los círcu
los anarquistas y se llegó a exhortar a la resistencia violenta por
todos los medios posibles, inclusive los medios extremos, que no se
habían tom ado hasta entonces. U na prueba la dio la circular pu
blicada en La Protesta H um ana el 3 de octubre de 1903, donde
se lee:
E l m a le s ta r e c o n ó m ic o c a u s a d o e n g r a n p a r te p o r lo s g ra v á m e n e s q u e so
p o r t a n los p e q u e ñ o s in d u s tria le s , e stá p r o d u c ie n d o sus efec to s e n to d a s las
m a n ife s ta c io n e s d e tr a b a jo .71
H a b ie n d o c o n o c id o a h o r a su fu e rz a e stá n se g u ro s d e h a c e r p ú b lic a s m a
y o res d e m a n d a s e n fe c h a p r ó x i m a . . . H a b ie n d o lo g ra d o e l sin d ic a to , este
74 "M ovim iento o b re ro ”, La Protesta H u m a n a , 6 de ju n io de 1903; S. M a
ro tta , op. cit., p p . 165-66.
75 Ib id ., p. 166; La Prensa, 10, 11, 12 y 19 de ju n io d e 1903.
76 La Prensa, 14, 15, 16 y 17 de ju n io d e 1903; "M ovim iento o b re ro ”, en
La Protesta H u m a n a , 20 de ju n io de 1903.
c u e r p o c o n o c e a h o r a su p o d e r, y los a g ita d o re s e s ta r á n s ie m p re a l acecho
d e a lg u n o s m e d io s d e p o n e r e n m o v im ie n to la h u e l g a . . . L o s a g ita d o re s
tie n e n ta l in f lu e n c ia s o b re los tr a b a ja d o r e s q u e n u n c a n o s v e re m o s m ás
o m e n o s lib re s d e la s h u e lg a s .77
EL I I I CONGRESO DE LA FO A
E l C o n g re so d e la f o a d e c la ra q u e c o n s id e ra efic az la p u b lic a c ió n d e u n a
h o ja d ia r ia e n q u e se d a r á c u e n ta d e ta lla d a a l p u e b lo d e to d o s los h e c h o s
o c u rrid o s d e sd e la p ro m u lg a c ió n d e la L e y d e R e s id e n c ia . . . L a p u b l i
c a c ió n d e e sta h o ja s u b s is tirá h a s ta t a n t o se c o n sig a l a re v o c a c ió n d e la
ley, a b o g a n d o d e c id id a m e n te e n c o n tr a d e la c o r rie n te in m ig r a to r ia .
H a y q u e f o m e n ta r e l e s p ír itu d e s o lid a r id a d y d e a c c ió n , p o r c u a n to de
é sta d e p e n d e r á s ie m p re el é x ito d e to d o s los m o v im ie n to s p a rc ia le s, p r e
c u rso res d e l e s ta llid o g e n e ra l, e n c u y a a c c ió n i n te r v e n d r á n f a ta lm e n te los
m e d io s re v o lu c io n a rio s .
ANARQUISTAS Y SOCIALISTAS
Los hombres se diferencian más por sus ideales que por sus profesiones.
Las clases nacen en el cerebro... en este terreno no concibo que haya
inconvenientes en que se confundan el obrero, el abogado, el poeta, el
pintor y el literato.
D e sp u é s d e la re v o lu c ió n lo s h o m b re s lib re s n o se s o m e te rá n u n d í a m ás
a l a d e g r a d a n te d iv is ió n d e l tr a b a jo q u e h o y e x iste . E l tr a b a jo h u m a n o
se e sta b le c e rá s o b re b ases c o m p le ta m e n te d is tin ta s .97
P o c a d u d a h a y d e q u e e x is te u n g ra n d e s c o n te n to e n tr e to d a s la s clases
tr a b a ja d o r a s d e e ste p aís, e n p r in c ip io d e b id o a l a lto costo d e l a v i d a . . .
los im p u e s to s s o n u n a c a rg a m u y p e s a d a so b re los t r a b a ja d o re s y, a u n q u e
su s a la rio sea m a y o r q u e e l q u e r e c ib ir ía e n E u r o p a p o r u n tr a b a jo si
m ila r, su s g asto s h a n a u m e n ta d o d e ta l m a n e r a q u e e n c u e n tr a las m a
y ores d if ic u lta d e s p a r a p a s a rla c o n lo q u e t i e n e . . . T o c a a l C o n g re so y
al g o b ie rn o to m a r e n sus m a n o s este p ro b le m a la b o r a l y e s tu d ia rlo con
to d o c u id a d o .139
C o n e l a rm a d e l d ia rio , c o n n ú c le o s in te re s a n te s y c ap a ce s d e p r o p a g a n
d istas, e l a n a r q u is m o se c o n v irtió e n el c e n tro d e to d o el m o v im ie n to
o b r e ro d e c a rá c te r so c ia l.151
ANARQUISTAS Y SOCIALISTAS
A l r e it e r a r su o p o s ic ió n a c u a lq u ie r p a r tic ip a c ió n p o lític a , el p u e b lo n o
d e b e p r e o c u p a rs e p o r la e le c c ió n d e n a d ie , p u e s to d o s los c a n d id a to s ,
ig u a l q u e lo s g o b e r n a n te s , so n los m ism o s p e rro s c o n d is tin to s c o lla
re s.. . 157
. . . M e r e fie ro a los a c o n te c im ie n to s lu c tu o so s d e l 1 d e m ay o , d ía n e
fa sto p o r q u e h a c o rrid o s a n g re p r o le ta r ia p o r la s c alles d e la c a p ita l.169
E n la d e la f o a , s e ñ o r P re s id e n te , ib a n p o s ib le m e n te a lg u n o s h o m b re s
e x a lta d o s, cuya p re s e n c ia n o es p o s ib le im p e d ir e n c u a lq u ie r m a n ife s ta
c ió n , m á x im e c u a n d o e lla e stá fo r m a d a p o r 20 0 0 0 -3 0 000 p e rso n a s , p o r
L a s a so c ia cio n e s d e p e n d ie n te s d e la f o a —v isib le y n e ta m e n te a n a r q u is
ta — n ié g a n s e a p a r ti c i p a r a l p o d e r p ú b lic o los e le m e n to s q u e la c o n s
titu y e n , p o r lo ta n to c a re c e n , e n c ie rto m o d o , d e esa p e r s o n e r ía so c ial
p a r a e n te n d e rs e c o n lo s p o d e re s p ú b lic o s y r e g la r su n o r m a d e a c c ió n , d e
a c u e rd o c o n la s l e y e s . . . E stas a so c ia c io n e s a m o r f a s . . . c o n s titu y e n u n
171 Ib id ., p p . 173-91.
172 Ib id ., p p . 175-76.
v e r d a d e ro p e lig ro social p o rq u e , n o a c o m o d á n d o s e a la s leyes fu n d a m e n
ta le s d e l p a ís, se c o n v ie rte n , e n r e a lid a d , e n focos in v is ib le s d e u n a re v o
lu c ió n la t e n te y d e u n a p e r tu r b a c ió n c o n s ta n te d e la p a z p ú b lic a y social
e n la c a p ita l.
C u a n d o las a u to r id a d e s p r o c u r a n e n ta b l a r re la c io n e s c o n e lla s e n la
fo r m a le g a l y c o rre c ta ja m á s se e n c u e n tr a la c ab e z a d i r i g e n t e . . . E s n e
c esario p e n s a r, y e l le g is la d o r d e b e to m a r lo e n c u e n ta , q u e lle g ó el m o
m e n to d e s a n c io n a r u n a le y q u e r e g u l a r i c e . . . lo s d e re c h o s d e estas aso
c ia c io n e s d e n tr o d e n u e s tr o o rd e n c o n s t i t u c i o n a l . . . 173
Los tum ultos de noviem bre de 1902, por cierto, hicieron que los
círculos gubernam entales argentinos prestaran atención m ayor a
los problemas de la clase trabajadora. A raíz de ello se encomendó
a J. A. Alsina, en 1902, y a J. B ialet Massé y P. Storni, en 1904,
la investigación de la situación de los trabajadores en Buenos
Aires y en el interior, y la presentación de u n inform e al gobier
no.176 Esos inform es sirvieron de reseña de trasfondo básica para el
trabajo preparatorio que se cum plió el año últim o, con miras a ela
borar u n código de leyes laborales, bajo la conducción del m inistro
J. V. González. En esos trabajos preparatorios el m inistro recurrió
tam bién a los consejos de personalidades socialistas conocidas, como
ser J. Ingenieros, M. U garte y el abogado E nrique Del Valle Iber
lucea. Los que elevaron el proyecto de ley escogieron presentar un
código, en vez de leyes aisladas, pues consideraron que de ese modo
se podría enfrentar al conjunto de problemas de relaciones labo
rales. Se llevó p o r lo tanto al Congreso u n proyecto conjunto de
466 artículos, que abarcaba todos esos problemas. Fue el prim er
intento de su índole, por su alcance y su texto, que se hizo hasta
entonces en América Latina. N o era una legislación uniform e en
175 Ib id ., 6 de m ayo de 1904, p. 75.
176 El inform e de B ialet Massé se presen tó antes del proyecto d e ley el
30 d e a b ril d e 1904; véase I. B ialet Massé, E l estado de las clases obreras,
op. cit., p. 27.
su naturaleza y eran visibles las influencias muchas veces contra
dictorias: algunas avanzadas y modernas, otras conservadoras y reac
cionarias. E ntre los aspectos positivos y progresistas, cabe señalar
la determ inación de la jornada legal de ocho horas, la responsa
bilidad civil de los patrones por los accidentes de trabajo, el des
canso hebdom adario, la higienización en talleres y fábricas.
Pero en ú ltim a instancia, la fuerza de los cimientos progresistas
(debidos al influjo de personalidades socialistas) era escasa. La
gran mayoría de la legislación era esencialmente lesiva para las
organizaciones obreras y predom inaba en ella, am pliam ente, la
preocupación por prevenir y reprim ir las m anifestaciones directas
de las reivindicaciones obreras. Este enfoque resaltaba sobre todo
en el capítulo XII de Asociaciones Industriales y Obreras.177
El proyecto de ley laboral, que nació a raíz del m alestar obrero,
tenía por fin frenar las agitaciones. El m inistro del In terio r lo
subrayó explícitam ente y dijo que se proponía “evitar las agita
ciones de que viene siendo teatro la R epública desde hace algunos
años, pero m uy particularm ente desde 1902, en que h an asumido
caracteres violentos”.178 El m inistro del In terio r afirm ó que las le
yes del país h an “abierto las puertas generosam ente a las nuevas
asociaciones (los sindicatos), debiendo legislarlas ahora de modo
que la existencia y el desarrollo de estas asociaciones sólo pueda
considerarse norm ales en la m edida que no afectan a los ‘preceptos
constitucionales’, los fines del Estado y los principios d e libertad
y orden público”. La intención del poder público es evidente: des
tru ir la organización de los trabajadores en su carácter indepen
diente y autónom o y, si no lo logra, m odelarla a su imagen y se
m ejanza. El inform e del m inistro refleja esta tendencia. No está
en el ánim o de sus gestores ni am pliar ni garantizar las libertades
sindicales.179 De ahí que, con instinto de clase prim ero y con aná
lisis y razonam iento después, las organizaciones obreras afirmen
que toda legislación que no am plíe sino restrinja su libertad, debe
ser com batida ardiente y enérgicamente.
L a prim era reacción a la Ley N acional del T rabajo, en el seno
de los círculos obreros, se formuló a fines de 1904 en el VI Con
greso del P artido Socialista, que se celebró en Rosario. Esta reac
ción se caracterizó por la diferencia de opiniones: por u n lado los
opositores a la ley, encabezados por G abriela de Coni, quien señaló
los cimientos reaccionarios de la ley, que restringía la libertad de
E l p o d e r e je c u tiv o h a in v o lu c ra d o e n u n a so la d e n o m in a c ió n d e " h o m
b re s p e lig ro so s” a los a n a rq u is ta s , a los so c ialistas d e te m p e ra m e n to a p a
sio n a d o y a los p ro p a g a n d is ta s d e h u e lg a s, la p o lic ía h a h e c h o ta m b ié n
l a m is m a d e s ig n a c ió n p a r a to d o s estos in d iv id u o s a q u e m e h e re fe rid o .
H a c re íd o e n c o n tr a r e n los a n a r q u is ta s a v u lg a re s c rim in a le s , e n los socia
lis ta s re v o lu c io n a rio s casi a n a r q u is ta s , y a los o b re ro s h u e lg u is ta s los h a n
tr a ta d o co m o v iv id o re s d e o fic io (p. 5 4 6 ).
192 I b id ., p. 540.
193 I b id ., p. 650.
T odos los otros participantes en el debate atacaron al anar
quismo, le atribuyeron designios alevosos contra la R epública y
la sociedad. R oldán dijo: “Para los anarquistas, la Constitución
Nacional, como todos los estatutos legales, no tiene valor alguno,
y constituye la negación del derecho y la j u s t ic ia ...” Por ello
—añadía— había que com batirlos con energía y deportarlos: “El
Estado, con el arm a que le da esta ley, le dice a un extranjero que
se ha declarado anarquista: 'Usted no será u n delincuente, no le
discuto su dogma, no le discuto sus ideales, no le discuto su doc
trina, pero usted me incomoda. ¡Váyase!’ ” (p. 553).
P ara ejem plificar sus argumentos, R oldán enum eró los actos per
judiciales de los anarquistas en la A rgentina: “Sepa la H onorable
C ám ara que en poder del señor M inistro del In terio r hay una
nota del Jefe de Policía, en la cual se denuncia la existencia y
funcionam iento en esta capital de escuelas de anarquism o, donde
siniestros sacerdotes del credo, lo enseñan a los niños, en salones
clandestinos cuyas paredes están adornadas de retratos de asesinos
de reyes y p resid en tes.. . ” (p. 557). Y en cuanto a la lucha y a los
designios anarquistas, R oldán leyó citas de u n periódico de sindi
cato obrero:
“Se trata del últim o boletín dirigido a los zapateros, cortadores,
aparadores y m aquinistas, en que se dice: ‘T odos los medios son
buenos para eso, incluso la fuerza’. . . ” De ese periódico R oldán
trajo una cita que habla de un m étodo de poner fuego a fábricas
y sabotear la producción por medio de sabotajes en las m áquinas:
¿ Q u é se p r e te n d e ? ¿ Q u e se a m o s los m u lo s d e c a rg a d e l m o v im ie n to o b re
ro? ¿ Q u e n o te n g a m o s c rite rio , n i o p i n ió n , n i c e re b ro ? ¿ Q u e se a m o s com o
los d e m á s p e rio d is ta s q u e só lo r e s p o n d ía n a u n g r u p o , a la v o lu n ta d de
este g r u p o y n o a lo q u e d ic te la c o n c ie n c ia ?
O h , n o . S o m o s lib e r ta r io s d e c o n v ic c ió n y lib e r ta r io s d e h e c h o .6
EL IV CONGRESO DE L A FOA
Más adelante el artículo replica directam ente a los rum ores pro
pagados en cierto periódico, sobre la presunta participación de los
obreros en la revolución:
A lg ú n d ia r io h a b ló d e e le m e n to s o b re ro s q u e se a d h e r ía n o c o n tr ib u ía n
a l p r e s e n te m o v im ie n to . I n e x a c ta es esa a firm a c ió n . E l e le m e n to o b re ro
se a le ja h o y y c a d a d ía m á s d e esos sim u la c ro s s a n g rie n to s q u e n o ro z a n
86 “D udam os q u e m uchos de nuestros lectores se d ie ra n cu en ta de que la
ciu d ad d e B uenos Aires estuvo a la orilla de u n volcán d u ra n te los recientes
disturbios. Sin em bargo, ta l fue el caso, ya q u e si los am otinados h u b iera n
logrado apoderarse del arsenal, lo q u e los h u b ie ra puesto en posesión de arm a
m ento ilim itad o , todos los anarquistas de la Boca se h a b ría n am otinado p o r
las calles, y hu b iéram o s visto atrocidades tales como las q u e o cu rrie ro n d u ra n te
el gobierno de la C om una de P arís.” T h e R eview o f th e R iv e r P late, 17 de
febrero de 1905, p. 320.
E n u n a edición a n te rio r se inform ó sobre el hallazgo de bom bas en los clu
bes de obreros. R ev ie w o f the R iv e r P late, 10 d e febrero de 1905.
87 U.S.A. F oreign R elations, vol. 1905, A rgentine R ep u b lic. In fo rm e que se
refiere a la época d el 8 al 24 de febrero de 1905.
la superficie de la constitución social, y ellos los valientes productores
están evolucionando en el sentido de la única revolución, la económica,
por ende social.88
cu an to a las injusticias com etidas contra los obreros en la época del estado
de sitio, argüyó q u e se tra ta b a de u n a provocación p o r " u n pesq u isan te acecha
d o r de ascensos, q u e h a sido el d escubridor y tam bién el in v en to r”. Sus palabras
fu e ro n in te rru m p id a s re p etid am en te, pero no las n egaron (D iario de Sesiones
d el Congreso N acional, C ám ara de D iputados, 8 de m ayo de 1905, p. 73).
97"B ajo el estado de sitio ”, en L a Prensa, 14 de febrero de 1905.
98 “ La b a n c a rro ta social en la A rg en tin a”, en L a P rotesta, 14, 16 y 18 de
m ayo de 1905; “ R e p u b liq u e A rgentine”, Les T e m p s N o u v ea u x , Paris, 14 de
a b ril de 1905; D iscurso de A. Palacios d u ra n te el d eb ate sobre el estado de sitio
e l 8 d e m ayo d e 1905 e n D iario de Sesiones, C ám ara d e D ip u tad o s, op. cit.,
1905, p p . 69-77.
del gremio de zapateros; Bautista Fueyo, ex adm inistrador de La
Protesta que al ser detenido no ocupaba ya em pero puesto alguno
en el periódico; D ante Silva, uno de los colaboradores activos de
La Protesta; A ntonio Zacagnini, secretario de la Confederación
Ferrocarrilera; G. F. Corney, m iem bro del consejo federal de la
f o r a y uno de los m ilitantes más activos; Leopoldo Rodríguez,
128 Véase, p o r ejem plo, el articu lo que elogia el sabotaje e n las huelgas del
p u e rto d e M ontevideo: “L a h u elg a revo lu cio n aria”, L a Protesta, 11 d e agosto
de 1905.
Sobre el e sp íritu m ilita n te d e los obreros uruguayos, véase P. H . Alfonso,
Sindicalism o en el U ruguay, op. cit., pp. 42-43.
129 “ Sobre la h u e lg a de los fosforeros”, L a Protesta, 7 d e ju n io d e 1905;
"Sobre la h uelga de los a lb añ iles”, ibid., 29 d e ju lio d e 1905.
130 "O breros y vagos”, en L a P rotesta, 22 de ju lio de 1905.
1 3 1 V éanse los artícu lo s d el m iem bro del P a rtid o R a d ic al A. B lanco, sobre
"E l p au p erism o creciente de nuestras m asas”, p u blicado e n L a protesta entre
el 25 y el 31 d e agosto de 1905.
A este tem a se refiere tam b ién e n u n a serie de artículos A m oldo B erta: “La
esclavitud m o d ern a ”, pub licad o p o r el periódico La U niversidad P opular, oc
tubre, noviem bre, diciem bre d e 1905, d irigido p o r el d o c to r N icanor Sarm iento.
132 FO 6/490, p ro , L ondres. Véase suplem ento a la carta de M r. H a g g ard del
15 de ju n io de 1905.
133 “ In q u ilin o s y p ro p ietario s”, en La P rotesta, 30 de m ayo de 1905.
134 "L iga de in q u ilin o s”, en La Protesta, 7 de ju lio de 1905.
provocaría, dos años más tarde, una de las tempestades sociales
más violentas en la historia de Buenos Aires: la huelga general de
inquilinos. Pero en esa etapa, la lucha se encontraba en sus albores
y la creación de la liga no surtió ningún efecto concreto.
E n líneas generales puede decirse que el m ovim iento obrero en
la A rgentina —en particu lar el sector anarquista— se recuperaba,
en junio-agosto, de las heridas que recibiera en febrero de 1905:
clausura de periódicos, prohibición de celebrar asambleas, depor
tación de m ilitantes activos, persecuciones d u ran te el estado de si
tio, la m anifestación sangrienta del 21 de mayo y finalm ente la
reanudación de las deportaciones al Uruguay. De la lectura de la
prensa anarquista de ese período, se com prueba que esos golpes,
aunque paralizaron la actividad d u ran te algún tiem po, no aplaca
ro n el espíritu m ilitante, sino, por el contrario, agrandaron el odio
al régim en y fortalecieron las tendencias extrem istas y revoluciona
rias en los enfoques sociales.
El prim er núm ero de La Protesta, después de derogarse el estado
de sitio, criticaba la resignación y el acatam iento con que los or
ganismos obreros y anarquistas acogieron las persecuciones, y lan
zaba u n llam ado a no rendirse, a no claudicar sino a seguir defen
diéndose por la fuerza: “H ay que form ar u n a liga de defensa con
tra los atropellos del poder. La Protesta acogerá en sus columnas
el eco de todos los esfuerzos en tal sentido que se realicen, pero
absolutam ente de todos, porque todas las energías pueden aprove
charse.” 135 “El ataque debe ser general, repeliendo la fuerza con
la fuerza, habrem os encontrado el m edio de escarm entar a los eje
cutores del poder, m anteniendo nuestra integridad de hom bres li
bres.. . ¡H ierro a la autoridad!” 136
Los llam ados a crear la liga de defensa para resistir por la fuerza
la violencia de las autoridades, volvieron a formularse en la prensa
anarquista en la A rgentina.137 T am bién los periódicos anarquistas
de U ruguay se abocaban a ese tema, y la libertad de palabra les
perm itió allí expresarse en form a más detallada. En u n a carta de
la A rgentina, insertada en El Obrero (un periódico de M ontevideo)
exclama el autor: “ ¡Cómo es posible, que tanto dolor acum ulado,
tan ta pena en silencio soportada, tanto crim en im punem ente per
petrado, no tenga su respuesta lógica, su audaz vengador!” 138
135 “E l ind iv id u o contra la a u to rid a d ”, e n L a P rotesta, 14 de m ayo de 1905.
136 “ El ind iv id u o c o n tra la a u to rid ad . L iga de defensa”, La P rotesta, 18 de
m ayo de 1905.
137 Véase "L a violencia organizada y la necesidad de c o n tra rresta rla ”, en
La P rotesta, 4 de ju lio d e 1905; "L a defensa”, ibid., 6 de agosto d e 1905.
138 J. Jansa, “Desde la R u sia a rg e n tin a ”, e n E l O brero, M ontevideo, 6 de
m ayo de 1905.
El periódico anarquista E l Libertario, tam bién de M ontevideo,
subraya: “L a violencia de arriba engendra violencia de abajo; con
tra la tiran ía de Q uintana, Can é, Valle debemos oponer esta otra
trilogía, acto individual, acción.” 139 T ales exhortaciones eran lan
zadas al espacio en M ontevideo. Meses después hubo u n anarquista
en la A rgentina que quiso llevarlas a la práctica. Salvador Planas
trató de aten tar contra la vida del presidente M anuel Q uintana.
E l a n a r q u is m o n o f u e d is c u tid o n u n c a d e sd e el p u n t o d e v is ta d e sus
fu n d a m e n to s c ie n tífic o s . E l d e b a te e n to r n o d e él n o p a só d e u n te jid o
d e p e rfid ia s y a c u s a c io n e s . . . Se a se g u ró q u e e l a n a r q u is m o n o e ra m ás
q u e e l a se sin a to d e los q u e in v e s tía n a u to r i d a d y la e x p r o p ia c ió n v io le n ta
d e los p r i v il e g ia d o s ... 145
S u d if e re n c ia c ió n c o n e l so c ialism o re fo rm is ta y r e v o lu c io n a rio , e s tá en
q u e ta n to e n q u e a q u é llo s s o n n ítid a m e n te e sta ta le s, e n su f i n a l i d a d y
e n su a c c ió n d ia r ia , el sin d ic a lis m o e n tie n d e el c o n c e p to d e la a cció n
re v o lu c io n a ria d e l p r o le ta r ia d o e n su v e r d a d e ro sig n ific a d o , q u e es el de
in u tiliz a c ió n d e lo s ó rg a n o s d e d o m in a c ió n b u r g u e s a p o r m e d io d e la
c re a c ió n d e ó rg a n o s p ro p io s y o r i g i n a l e s .. . su rg id o s d e l se n o m is m o de
la cla se t r a b a j a d o r a . . .
Su d iv o rc io c o n e l a n a rq u is m o , re s id e e n c o n sid e ra c io n e s a ú n m á s ele
m e n ta le s . E n t a n t o a q u é l v e e n la o rg a n iz a c ió n u n in s tr u m e n to d e g im
n a s ia r e v o lu c io n a r ia y d e c o n s ta n te c o n flic to e n tr e c a p ita lis ta s y tr a b a ja
d o re s, sin a tr i b u i r le su c o n te n id o v e r d a d e r a m e n te r e v o lu c io n a r io com o
c re a d o ra d e n u e v o s ó rg a n o s d e g e stió n c o le c tiv a y d e c o n c ie n c ia ríg id a
d e c l a s e s .. . e l s in d ic a lis m o c o n s id e ra a l a o rg a n iz a c ió n o b r e r a d e clase
co m o e l e le m e n to p r im o r d ia l y c o n s titu tiv o d e to d a la o b r a re v o lu c io n a
r i a d e l p ro le ta r ia d o , y d e s ig n a sus o r g a n is m o s ... a s u s titu ir d e f in itiv a
m e n te e n e l f u t u r o to d a s la s in s titu c io n e s b u r g u e s a s . . . 155
S ie n to in ic ia r m is c ró n ic a s d e r ru m b a n d o u n a f a m a . . . E sa fa m a , es l a q u e
tie n e R o s a rio , e n B u e n o s A ire s y e n to d a la R e p ú b lic a , d e se r la c iu d a d
a n a r q u is ta p o r e x c e le n c ia e n e l m o v im ie n to o b r e r o . . . ¡R o s a rio a n a r q u is
ta! ¡R o s a rio re v o lu c io n a ria ! ¡Q u é sarcasm o ! A n a r q u is ta u n a c iu d a d e n la
q u e se a se sin ó a B u d e sla v ic h , s in q u e n a d ie lo v e n g a r a . . . L o ú n ic o q u e
h a y a q u í —y es lo q u e h a d a d o im p u ls o a la le y e n d a a n á r q u ic a y b u r
g u e sa r e v o lu c io n a r ia — es u n e s p ír itu a n tis o c ia lis ta e n tr e los o b re ro s , y
a n tig u b e r n a m e n ta l e n tr e los b u rg u e se s. L o s o b re ro s r e s p ir a n e l m ism o
a m b ie n te b u rg u é s : h a n fo rm a d o su e s p ír itu d e clase e n e l m ism o o rd e n
d e id ea s, y so n a n tiso c ia lis ta s, p o r lo q u e e l so c ialism o tie n e d e le g a li
ta rio , d e g u b e r n a m e n ta l. P e ro n o so n a n a r q u i s t a s . . . ¡Q u e lo s e r á n m ás
a d e la n te ! T a l v e z . . . p e ro p a r a e llo h a c e f a lta q u e lo s p o c o s q u e c o n o c e n
e l id e a l a n a r q u is ta d e je n d e d e stro z a rse m u tu a m e n te y se d e d iq u e n d e
lle n o a p r o p a g a r . . . 167
L a d iv is ió n a c tu a l n o tie n e a s id e ro a lg u n o e n q u é s u s te n ta rs e , p u e s m uy
b ie n d e n tr o d e lo s g re m io s c a b e n los so cialistas, los d e la U n ió n G e n e ra l
y lo s d e l a fe d e ra c ió n , sin q u e p o r eso p e r d ie r a n la te n d e n c ia so c io ló g ic a
q u e c a d a u n o tie n e , y h a c ie n d o e n c a m b io m u c h o m á s efic az la lu c h a
e c o n ó m ic a , e n q u e to d o s e s tá n d e a c u e rd o . E n a q u e llo s p u n to s e n q u e
L a c o n ti n u a y a c tiv a lu c h a s o s te n id a p o r los g re m io s d u r a n te e l a ñ o
t r a n s c u r r id o h a p r o p o r c io n a d o ú tile s e n se ñ a n z a s y h a c e n e c e s a ria u n a
re v is a c ió n d e lo s a c u e rd o s d e a n te r io re s c o n g reso s y d e n u e s tr a o rg a n i
z a c ió n y o r ie n ta c ió n . L as p e rse c u c io n e s su frid a s p o r la clase o b r e ra im
p o n e n u n e s tu d io se re n o d e la lu c h a p a r a la a d o p c ió n d e m e d id a s te n
d ie n te s a la d e fe n s a d e los d e re c h o s p ro le ta r io s .177
* * * S u s c rip c io n e s re g u la re s
** S u s c rip c io n e s irre g u la re s
* S u s c rip c io n e s a isla d a s
C o n s id e ra n d o :
E l IV C o n g re so d e l a F e d e ra c ió n O b r e r a A r g e n tin a d e c la ra q u e é s ta d e b e
d ir ig ir sus esfuerzos to d o s a c o n s e g u ir l a c o m p le ta e m a n c ip a c ió n d e l p r o
le ta ria d o , c r e a n d o so c ie d a d e s d e re siste n c ia , fe d e ra c io n e s d e o fic io s a fin e s,
fe d e ra c io n e s lo cales, c o n s o lid a n d o l a n a c io n a l p a r a q u e así, p ro c e d ie n d o
d e lo s im p le a lo c o m p u e sto , a m p lia n d o lo s h o riz o n te s e stre c h o s e n q u e
h a s ta h o y h a n v iv id o lo s p ro d u c to re s , d á n d o le a éstos m á s p a n , m á s p e n
s a m ie n to , m ás v id a , p o d a m o s fo r m a r c o n lo s e x p lo ta d o s d e to d a s las n a
c io n e s la g r a n c o n f e d e ra c ió n d e to d o s lo s p ro d u c to r e s d e la T i e r r a , así
so lid a riz a d o s p o d a m o s m a rc h a r, firm e s y d e c id id o s, a l a c o n q u is ta d e la
e m a n c ip a c ió n e c o n ó m ic a y social.
1) L a o rg a n iz a c ió n d e la clase o b r e ra d e la R e p ú b lic a e n so c ie d a d e s d e
o ficio .
2) C o n s titu ir c o n estas so c ie d a d e s o b re ra s las f e d e ra c io n e s d e o fic io y
o ficio s sim ila res.
3 ) L as lo c a lid a d e s f o r m a r á n fe d e ra c io n e s lo cales; las p ro v in c ia s f e d e r a
c io n e s c o m a rca les; la s n a c io n e s , fe d e ra c io n e s re g io n a le s ; y e l m u n d o
e n te ro , u n a f e d e r a c ió n in te r n a c io n a l, c o n u n c e n tro d e re la c io n e s y
o fic in a p a r a c a d a f e d e r a c ió n m a y o r o m e n o r, d e n tr o d e estas co lec
tiv id a d e s.
4 ) L o m ism o q u e l a o fic in a c e n tra l, q u e se n o m b r e p a r a lo s e fe c to s d e
r e la c ió n y d e lu c h a , q u e los o rg a n is m o s q u e r e p r e s e n ta n la s fe d e r a
c io n e s d e o fic io y o ficio s sim ila re s , a la p a r q u e s e r á n a b s o lu ta m e n te
a u tó n o m o s e n su v id a in te r i o r y d e re la c ió n , sus in d iv id u o s n o e je r
c e rá n a u to r i d a d a lg u n a , y p o d r á n se r s u s titu id a s e n to d o tie m p o p o r
e l v o to d e la m a y o ría d e la s so c ie d a d e s fe d e ra d a s , r e u n id a s e n c o n
g reso, o p o r la v o lu n ta d d e las so c ie d a d e s fe d e ra d a s e x p r e s a d a p o r
m e d io d e sus re sp e c tiv a s fe d e ra c io n e s lo ca les y d e o ficio .
5) E n to d a lo c a lid a d d o n d e h a y a c o n s titu id a s so c ie d a d e s a d h e rid a s a la
F e d e r a c ió n O b r e r a R e g io n a l A rg e n tin a , e lla s e n tr e sí se p o d r á n d e
c la r a r e n lib r e p a c to lo ca l.
6) S e n ta d o s estos p r in c ip io s , b a se f u n d a m e n ta l d e n u e s tr a o rg a n iz a c ió n ,
se p r o c e d e r á a la c o n s titu c ió n d e la s fe d e ra c io n e s lo cales, s o b re las
b ases d e la s y a e x is te n te s .
7) L a o f ic in a d e l a F e d e ra c ió n O b r e r a R e g io n a l A r g e n tin a , o se a el
c o n se jo fe d e ra l, c o n s ta r á d e n u e v e in d iv id u o s , los c u a le s se r e p a r t ir á n
los c arg o s e n la fo rm a q u e te n g a n p o r c o n v e n ie n te . A d e m á s f o rm a
r á n p a r te d e la o fic in a c e n tr a l, o c o n se jo fe d e ra l, u n d e le g a d o p o r
c a d a fe d e ra c ió n lo c a l, los c u a le s te n d r á n e l c a rá c te r d e se c re ta rio s
c o rre sp o n s a le s, c o n voz y v o to , y d e b e r á n e n te n d e rs e d ire c ta m e n te
c o n el c o n se jo fe d e ra l.
8) T o d a s la s so c ie d a d e s q u e c o m p o n e n e sta fe d e ra c ió n se c o m p ro m e te n
a p ra c tic a r, e n tr e sí, la m ás c o m p le ta s o lid a r id a d m o ra l y m a te ria l,
h a c ie n d o to d o s los e sfu erzo s y sa c rificio s q u e la s c irc u n s ta n c ia s e x ija n ,
a f in d e q u e los tr a b a ja d o r e s sa lg a n s ie m p re v ic to rio so s e n la s lu ch a s
q u e p r o v o q u e la b u rg u e s ía y e n la s d e m a n d a s d e l p r o le ta r ia d o .
9) P a r a q u e la s o lid a r id a d se a e fic az e n to d a s la s l u d ia s q u e e m p r e n d a n
la s so c ie d a d e s fe d e ra d a s , s ie m p re q u e sea p o sib le , d e b e n c o n s u lta r a
sus re sp e c tiv a s fe d e ra c io n e s , a f in d e s a b e r c o n e x a c titu d los m ed io s
o re c u rso s c o n q u e c u e n ta n las so c ied a d es q u e la s fo rm a n .
10) L a s o c ie d a d es l ib r e y a u tó n o m a e n el se n o d e la f e d e ra c ió n local:
l ib r e y a u tó n o m a e n el s e n o d e la fe d e ra c ió n d e o ficio s o d e oficios
sím ile s; l ib r e y a u tó n o m a e n el se n o d e la fe d e ra c ió n c o m a rc a l, com o
l ib r e y a u tó n o m a es e n la fe d e ra c ió n re g io n a l.
11) L a s so c ied a d es, la s fe d e ra c io n e s locales, la s fe d e ra c io n e s d e o fic io s o de
o fic io s sím iles, y la s fe d e ra c io n e s c o m a rca les, e n v ir tu d d e su a u to n o
m ía , se a d m in is tr a r á n a la m a n e r a y fo rm a q u e c re a n m ás c o n v e n ie n
te y to m a r á n y p o n d r á n e n p r á c tic a to d o s los a c u e rd o s q u e c o n s id e re n
n e c e sa rio s p a r a c o n s e g u ir el o b je to q u e se p r o p o n g a n .
12) C o m o c a d a so c ie d a d tie n e el d e re c h o d e in ic ia tiv a e n el s e n o d e su
f e d e r a c ió n re sp e c tiv a , to d o s y c a d a u n o d e sus socios tie n e n e l d e b e r
m o ra l d e p r o p o n e r lo q u e c re a n c o n v e n ie n te , lo c u a l u n a v e z a c e p
ta d o p o r su re s p e c tiv a fe d e ra c ió n d e b e rá é sta p o n e r lo e n c o n o c im ie n
to d e l c o n se jo fe d e ra l, p a r a q u e é ste a su vez lo p o n g a e n c o n o c i
m ie n to d e to d a s las so c ie d a d e s y fe d e ra c io n e s a d h e rid a s , y lo lle v e n
a la p rá c tic a to d a s la s q u e lo a c e p te n .
13) L o s c o n g reso s sucesivos s e rá n o rd in a rio s y e x tr a o rd in a r io s . É sto s se
c e le b r a r á n s ie m p re q u e los c o n v o q u e n la m a y o ría d e la s so c ied a d es
p a c ta n te s , r e p re s e n ta d a s p o r sus fe d e ra c io n e s re sp e c tiv a s, la s cuales
fe d e ra c io n e s c o m u n ic a rá n su v o lu n ta d a l c o n se jo fe d e ra l, p a r a los
e fec to s m a te ria le s d e la c o n v o c a to ria .
P a r a lo s p rim e ro s se f i ja r á la fe c h a e n la se sió n d e c a d a co n g reso .
E n c u a n to a l l u g a r d e r e u n ió n , lo f ija r á la m a y o ría d e las so c ied a d es
p a c ta n te s , p a r a lo c u a l s e r á n c o n s u lta d a s p o r el c o n se jo fe d e r a l con
d o s m eses d e a n tic ip a c ió n a la fe c h a a c o r d a d a p o r el a n te r io r c o n
gre so , si se t r a t a d e los o rd in a rio s .
14) L o s d e le g a d o s p o d r á n o s te n ta r e n los c ongresos, to d a s c u a n ta s r e p r e
s e n ta c io n e s les s e a n c o n fe rid a s p o r so c ie d a d e s d e re s is te n c ia c o n sti
tu id a s e n fo rm a , p e ro só lo te n d r á n u n v o to c u a n d o se t r a t e d e a s u n
tos d e c a r á c te r in te r n o d e l c o n g reso .
P a r a los d e c a r á c te r g e n e ra l te n d r á n ta n to s v o to s co m o re p re s e n ta
c io n e s.
15) P a r a se r a d m itid o c o m o d e le g a d o a l c o n g reso , s e rá n e c e sa rio q u e el
r e p r e s e n ta n te a c r e d ite su c o n d ic ió n d e socio e n a lg u n a d e la s socie
d a d e s a d h e r id a s a e ste p a c to , y n o e je rc e r o h a b e r e je rc id o c a rg o a l
g u n o p o lític o , e n te n d ié n d o s e p o r ta le s los d e d ip u ta d o s , c o n ce ja les,
e m p le a d o s su p e rio re s d e la a d m in is tra c ió n , etc.
16) L o s a c u e rd o s d e e ste c o n g re so q u e n o s e a n re v o c a d o s p o r la m a y o ría
d e las so c ied a d es p re se n te s, s e r á n c u m p lid o s p o r to d a s las fe d e ra d a s
a h o ra , y las q u e e n lo sucesiv o se a d h ie r a n .
17) E n c a d a c o n g reso se d e te r m in a r á la lo c a lid a d e n q u e h a d e re s id ir
el c o n se jo fe d e ra l, y la c u o ta q u e d e b e r á n a b o n a r la s so c ie d a d e s
a d h e rid a s , p a r a la p r o p a g a n d a , o rg a n iz a c ió n y e d ic ió n d e l p e rió d ic o
o ficial.
18) E ste p a c to d e s o lid a r id a d es r e fo r m a b le e n to d o tie m p o p o r los c o n
gresos o p o r e l v o to d e la m a y o ría d e la s so c ie d a d e s fe d e ra d a s ; p e ro
la f e d e ra c ió n p a c ta d a es i n d is o lu b le m ie n tr a s e x is ta n d o s so c ie d a d e s
q u e m a n te n g a n e ste p a c to .
O R G A N IZ A C IÓ N
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e) A R C H IV O S
E n e ste a rc h iv o se e n c u e n tr a n re fe re n c ia s a la a c tiv id a d a n a r q u is ta en
la A rg e n tin a , in c lu id o s e n la c o rre s p o n d e n c ia d ip lo m á tic a y c o n su la r
d e l a e m b a ja d a b r itá n ic a e n B u e n o s A ires. P a r a e n c o n tr a r ta le s re fe re n
cias h e re v is a d o los le g a jo s sig u ie n te s: