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Conferencia Nacional sobre Equidad de G én ero .........................

“Rosa Salas”

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Perspectiva Histórica de la Participación Política
de la Mujer en la República Dominicana

F
odríamos afirmar que la lucha política de la mujer en nuestro
país se inicia cuando, en septiembre de 1503, Anacaona,
Cacica de Jaragua, acusada de conspiración contra los
españoles y condenada a muerte, conservando la nobleza de
su gesto señorial, mujer de gran prestancia política y social, respetada,
querida y admirada por su pueblo, subió al patíbulo en presencia de
Nicolás de Ovando, su verdugo y cruel Comendador de Lares.
Anacaona fue la primera mujer que pagó con su vida su participación
como figura femenina principal y determinante políticamente en nuestra
isla, después de la Matanza de Jaragua. Así comienza la historia de la
presencia y de la violencia contra la mujer en los orígenes del pueblo
dominicano.

La llegada de los/as esclavos/as a nuestra isla no sirvió sólo para


aumentar las riquezas del conquistador, sino que impuso además
sobre las espaldas del negro/a esclavo/a una opresión brutal, de la cual
no escaparon las mujeres. El peso del trabajo agobiante yó también
sobre la esclava que fue convertida en objeto de placer para el hombre
blanco quien, debido a la escasez de las mujeres de su raza, utilizaba
las negras como objeto. Esta práctica había sido iniciada con las
indias, haciendo doblemente pesada su opresión y explotación y dando
origen a una población mestiza y mulata cada vez más creciente.

La sociedad dominicana tiene ¿us bases en las instituciones


económicas, políticas y religiosas que implantó España, país
conquistador y colonizador, y nuestra sociedad en todos los
refleja fran parte de m eultura y di sus costumbres. En
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este orden, la mujer era sólo educada para el hogar: Se le enseñaban


buenos modales, quehaceres domésticos, leer y escribir y su principal
ámbito de acción, además del hogar, era la Iglesia. Es decir, que
la educación colonial fue para grupos sociales privilegiados y
esencialmente religiosos, en correspondencia con los cánones
tradicionales impuestos por España. La legislación hispanoindiana no
permitía a la mujer la posibilidad de ejercer derechos, sino que la
obligaba a permanecer bajo tutela: si era soltera, de sus padres,
y al casarse del marido. Sólo las viudas eran libres de ambas
potestades.

También, los actos de la vida jurídica que podía ejercer la mujer


fueron muy pocos: Necesitaba la autorización del marido para
aceptar o repudiar herencias y si comparecía a juicio él tenía que
acompañarla. Incluso, se le tenía prohibido ejercer cargos públicos. En
consecuencia, la mujer no tenía que aprender más que lo señalado
anteriormente, pues ni siquiera salía del hogar y si lo hacía era para
ir a la iglesia o para dar cumplimiento a expresiones de solidaridad por
sucesos de carácter familiar. Esta situación quedó arraigada en
muchos de nosotros y nosotras y su peso se hace sentir aún hasta
nuestros días.

Debemos destacar que a partir de 1509, con la llegada de Diego


Colón, nombrado Gobernador de la Colonia, empezó a llegar a la
Isla un grupo de damas españolas encabezadas por María de
Toledo, algunas de las cuales aportaron en el ámbito de las letras
y mayormente en la poesía. De la época colonial es Leonor de
Ovando, dedicada al magisterio desde muy joven, quien junto a
Elvira de Mendoza pertenece al grupo de las primeras poetas del
Nuevo Mundo.
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Uno de los episodios de nuestra historia que refleja cómo los


sentimientos patrios han motivado la participación de la mujer
dominicana en la actividad política desde antes del período de la
Independencia y la Restauración lo protagonizó Tomasa Cruz,
mujer de pueblo, quien al enterarse de que por medio del Tratado
de Basilea, en 1795, España cedía la colonia española a Francia,
sacudida por la terrible noticia, cayó muerta exclamando ¡Isla mía,
Patria mía!

En los períodos de la Independencia y la Restauración


fue amplia la colaboración incondicional de nuestras
mujeres con estos movimientos patrióticos. Entre
ellas se destaca María Trinidad Sánchez, quien
estuvo presente en El Conde la noche del 27 de
febrero de 1844 y recibió la agresión y la furia de
los sectores más negativos del país, representados María Trinidad
por Pedro Santana, quien la condena a ser fusilada Sánchez■
el 27 de febrero de 1845, primer aniversario de la
Independencia. La heroína, al momento de su muerte, tenía más de
50 años de edad, lo que hizo más dramático y ejemplarizador su
martirio.

No olvidemos jamás los nombres de Manuela Diez y Jiménez, madre


de nuestro patricio Juan Pablo Duarte, ni el de Juana Saltitopa, La
Coronela, ejemplo inmortal en la Batalla 30 de Marzo. Otros nombres
que no podemos olvidar son los de Concepción Bona, Josefa
Antonia Pérez (Chepita Pérez), María de Jesús Pina, María
Baltazara de los Reyes Bustamante, Rosa Duarte y Diez, hermana
del fundador de la Trinitaria y Padre de la Patria, Ana Valverde, Rosa
Montás, Rosa Bastardo de Guillermo, Micaela de Rivera y su hija
Froilana Febles y muchas otras. M ujeres valientes, abnegadas y
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acto de respaldo fraternal bordó junto a sus


discípulos una bandera nicaragüense, que envió
al héroe centroamericano como máxima expresión
de aliento y solidaridad.

El esfuerzo femenino por alcanzar el lugar que


justamente le corresponde en la sociedad, se
expresa no sólo con situaciones nacionales,
sino que la mujer dominicana ha jugado un rol
destacado en momentos coyunturales de orden
Ercilia Pepín. regional y mundial.

En 1938, Minerva Bernardino, embajadora dominicana ante las


Naciones Unidas y defensora de los derechos de la mujer, fue invitada
junto a Doris Steven, presidenta de la Comisión Interamericana de
Mujeres, a visitar el país para que fueran tomadas las medidas
tendentes a reformar la Constitución, a fin de reconocerle a la
mujer sus derechos. Para tales fines, fue celebrada una reunión de
ambas líderes feministas con el Presidente de la República, el
gabinete en pleno y el Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo.

Así mismo, en sesión conjunta de ambas cámaras legislativas, fue


conocido el mensaje presidencial que consideraba necesaria la
creación de una comisión interparlamentaria que estudiara la
reforma de la Constitución, para reconocerle a la mujer sus derechos
políticos.

Siete años antes, en el año 1931, fue dado a la publicidad el


Manifiesto de la Acción Feminista, organización fundada por
Abigail Mejía, la Dra. Gladis de los Santos, Minerva
Bernardino, Delia Weber, Pilar Constanzo Hernández, Andrea
Morató de Egea, Patria Mella Atala Cabral, Alicia Ramón,
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Altagracia D. De Gautreaux, Dra. Sofía Oliva, Enriqueta T. de


Lamarche, Mercedes Laura Aguiar, Isabel Emilia Morel de
Goico, Clementina Henríquez, Lic. Milady Félix, entre otras
mujeres que en su mayoría eran grandes intelectuales, maestras,
abogadas, poetas y escritoras.

El Manifiesto de Acción Femenina condensaba sus anhelos y


esperanzas de que la mujer dominicana ocupara en la sociedad su
justo lugar, ya que si tenía la obligación de cumplir deberes familiares,
debía ejercer sus derechos. Sus principales demandas fueron la
creación de leyes que protegieran el trabajo de las obreras y las
maestras, reivindicaciones de los derechos femeninos y el derecho
al voto.

Ya en un discurso pronunciado por el Presidente de la República


en mayo del año 1932, se empezaba a hablar con palabras elogiosas
sobre las mujeres que formaban parte de la "Acción Feminista
Dominicana", y se planteaba por primera vez: "puede irse considerando
la necesidad de dar ciudadanía a la mujer".

Fue promulgada, a finales del año 1940, la Ley 390 que, aunque
tímidamente, rompió con las disposiciones del Código Civil
Francés de 1804, reconociendo que tanto la mujer soltera mayor
de edad como la casada quedaban capacitadas para contratar y para
ser tutoras y protutoras así como para ejercer una serie de actividades
que les eran negadas hasta entonces. Es también del año 1940 la
Ley No. 391, que crea la cédula personal de identidad para mujeres
mayores de 18 años.

Encontramos en el texto "Constitución Política y Reformas


Constitucionales, 1844 - 1942, Vol. II, de Manuel A. Peña Batlle, en
relación con la reforma constitucional del año 1942, lo siguiente:
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MA) Atribución de la capacidad política de la


mujer: La situación de inferioridad legal de la
mujer, que venía eternizándose en el decurso de
0 nuestra historia, a despecho de los progresos
realizados en el sentido de reconocer, de acuerdo con la más avanzada
ciencia, igual capacidad intelectual y moral a hombres y mujeres,
ya había sido objeto de una diligencia legislativa: el voto de la Ley
No. 390, del 14 de diciembre de 1940, que estatuye como regla la
capacidad civil de la dominicana. Faltaba dar un paso más, y éste
fue dado con la atribución de los derechos políticos de la ciudadanía
a todos los dominicanos de uno u otro sexo mayores de dieciocho
años o que sean o hubiesen sido casados aunque no hayan cumplido
esa edad".

Es a partir de esa reforma


constitucional del año 1942
que la mujer inicia una nueva
etapa como ciudadana, pues
puede elegir y ser elegida. El
16 de mayo de ese mismo año,
por primera vez en nuestra
historia, la mujer dominicana
ejerce el derecho al voto.

Durante la dictadura de Trujillo la mujer jugó un rol protagónico


en la defensa de los sentimientos libertarios del pueblo,
participó en la mayoría de las actividades conspirativas que
tenían como objetivo el establecimiento de las libertades
públicas y la vigencia de los derechos ciudadanos. La
expresión más categórica de ese protagonismo lo constituye
la Dra. Minerva Mirabal de Tavárez, asesinada junto a
Patria, Minerva y María Teresa Mirabal.

sus dos hermanas Patria y María Teresa por su lucha para derrocar
la oprobiosa tiranía de Rafael Leónidas Trujillo. Ese crimen horrendo
consternó al pueblo dominicano e hirió lo más sensible de la dignidad
nacional.

Luego del ajusticiamiento de Trujillo la mujer participa en el proceso


histórico y político que se inicia en la República Dominicana,
enfrentando nuevos retos y abarcando con su presencia todo el
quehacer de la vida nacional. Sus demandas de igualdad, fueron
creciendo junto a las del pueblo que reclamaba libertad. Los
acontecimientos que se sucedieron marcarán profundamente a
todos/as los/as dominicanos/as. Nuevas organizaciones políticas,
obreras, profesionales, feministas, estudiantiles, etc., se fundan,
entre ellas, la Federación de Mujeres Dominicanas, con el objetivo de
luchar por el respeto a los derechos humanos, y levantar el nivel
económico, social y cultural de la mujer y de todo el pueblo.
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La mujer campesina tampoco ha sido ajena a las demandas de


igualdad, como lo demuestra la participación de Florinda Soriano
(Mamá Tingó) en la lucha por el derecho a la tierra de quienes
la trabajan.

Por Resolución No. 30-10 del 18 de diciembre


de 1972, la Asamblea General de las Naciones
Unidas proclamó el 1975 "Año Internacional
de la Mujer", como respuesta a todo un
m ovim iento de denuncias, dem andas y
aspiraciones de mujeres de diferentes partes
del mundo. Esta declaración impulsa la formación
de nuevas organizaciones femeninas y la
preparación de seminarios, talleres, conversatorios,
revisiones de leyes y códigos, que demandarán
Mamá Tingó. igualdad de derechos.

En respuesta a las demandas de las organizaciones feministas, el


Presidente de la República promulga la Ley No. 855, en el año
1978, elaborada por una comisión designada por decreto, formada
por destacados(as) juristas dominicanos(as) y franceses invitados
(as) por el gobierno dominicano para tales fines. Esta ley estableció
consideraciones y derechos en favor de la mujer.

La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de


Discriminación contra la Mujer de la cual nuestro país es signatario,
firm ada por el gobierno dominicano de 1980 y ratificada por el
Congreso Nacional en el 1982, constituye una respuesta positiva de
las Naciones Unidas a las demandas de las organizaciones femeninas.
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Las mujeres organizadas en los años 70 demandaban un organismo


que aglutinara todo lo relativo a la mujer. En el año 1982, el
Presidente de la República decreta la creación de la Dirección
General de Promoción de la Mujer, hoy convertida en Secretaría de
Estado de la Mujer por medio de la ley No. 86-99, promulgada por
el Presidente Leonel Fernández.

Poco tiempo después la mujer también hace realidad


su entrada a las Fuerzas Armadas y a la Policía
Nacional, logrando destacarse y demostrando
plena capacidad para tales funciones.

Durante la década de los años 90, finalmente,


lograron aprobarse una serie de reformas en busca
Dr. Leonel
de eliminar la discriminación contra la mujer, Fernández.
como resultado de muchos años de demandas y
reivindicaciones.

Se revisa y modifica elCódigo Penal; se promulga la Ley No. 24-


97 Contra la Violencia Intrafamiliar; se reforma y modifica el
Código Laboral y la Ley de Reforma Agraria en favor de la mujer;
se modifica la estructura organizativa de la Policía Nacional y se
crea el Departam ento de
Protección de la M ujer
Contra la Violencia; se instala
el primer destacamento de
protección a la m ujer en
Villa Juana. Se modifica la
Ley electoral, otorgándole
cuotas mínima de repre
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mujeres en el Congreso y los Ayuntamientos.

El recuento histórico de la participación de la mujer y el compromiso


asumido por ella desde los inicios mismos de nuestro país, su
infatigable ratificación en todos los acontecimientos históricos
vividos, nos permiten afirmar que nada le ha sido regalado, ha
asumido junto al hombre derechos y deberes y se ha expuesto a
riesgos similares.

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