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La penicilina fue uno de los primeros antibióticos que se inventaron y también uno de
los que más se utilizaron en todo el mundo. Durante años, gracias a los
descubrimientos de su creador Alexander Fleming, los antibióticos a base de penicilina
han salvado la vida de millones de personas, razón por la cual esta invención
constituye una de las más importantes de la historia.
¿Qué es la penicilina?
Comencemos con lo más sencillo, qué es la penicilina , por qué es tan importante y por
qué, entre otras cosas, ha convertido a su inventor en premio Nobel. Las penicilinas
son un determinado conjunto de antibióticos con la capacidad de eliminar las bacterias
que causan infecciones en el cuerpo humano. Estos antibióticos son originados a partir
de una particular especie de hongo conocida como Penicillium y también sirven para
prevenir infecciones bacterianas, especialmente aquellas que son provocadas por las
bacterias positivas de Gram, de las cuales ya hemos hablado en oportunidades
anteriores.
Las penicilinas constituyen uno de los primeros antibióticos utilizados de la historia
para tratar infecciones y otras enfermedades serias, de hecho, todavía se las utilizan
de forma regular en la medicina moderna. Todas las penicilinas son antibióticos β-
lactámicos (beta-lactámicos), es decir, moléculas antibióticas con núcleo β-lactámico y
existen diferentes tipos de penicilinas, cada una de ellas reacciona contra las bacterias
en diferente grado, algunos de los tipos de penicilinas más empleados son:
Ampicilina
Amoxicilina
Flucloxacilina
Fenoximetilpenicilina
¿Cómo se inventó la penicilina?
La penicilina fue el primer antibiótico empleado en medicina y su descubrimiento es
atribuido a Alexander Fleming, quien junto a otros científicos médicos obtuvieron el
premio Nóbel de medicina en 1945, mención más que merecida tras semejante aporte.
El descubrimiento de la penicilina ocurrió de una forma un tanto casual y fue relatada
por el propio Fleming, quien en la mañana del 28 de septiembre de 1928 se
encontraba estudiando cultivos de bacterias en el sótano del laboratorio del Hospital
St. Mary, en Londres.