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Gran parte del ciclo del carbono, que es crucial para la ecología del planeta y el clima, se
produce en la Amazonia, por lo que se la conoce también como “los pulmones de la Tierra”.
Con una longitud de 6.400 km, el Amazonas es el segundo río más largo del mundo y
representa una quinta parte de toda el agua fresca que desemboca en los océanos.
La Cuenca Amazónica también alberga a más de 30 millones de personas, que viven
distribuidas en nueve países: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana,
Guayana Francesa y Surinam.
Dos terceras partes de la población amazónica vive en Brasil y más de la mitad de ellos vive
en centros urbanos.
Es un territorio que siempre ha estado habitado por comunidades muy diversas, y en la que
hoy viven unos 30 millones de personas, cuyas necesidades de desarrollo compiten con la
necesidad de preservar este gran pulmón planetario.
La vegetación tropical alrededor del mundo consigue atrapar cerca de 200 mil millones de
toneladas de carbono. De este total, unas 70 mil millones de toneladas son procesadas por
los árboles amazónicos.
Una deforestación rápida significa que más carbono se convierte en dióxido de carbono y
una vez que los bosques desaparecen, desaparece también la capacidad de absorber el
carbono producido por autos, plantas energéticas y fábricas.
Se calcula que en la actualidad la Amazonia absorbe cerca del 10% de las emisiones globales
de dióxido de carbono de combustibles fósiles.
Se estima también que un 20% de las emisiones anuales de gases invernadero provienen del
despeje de selvas tropicales alrededor del mundo.
Según el informe Stern, sobre cambio climático, la pérdida de selvas naturales es un factor
que contribuye más a las emisiones globales que el sector transporte.
El mismo documento advierte que tan sólo la destrucción de selvas en los próximos cuatro
años, podría liberar en la atmósfera más carbono que todos los vuelos hechos desde el
origen de la aviación hasta 2025.
El mínimo contacto con el personal de las plantas podría matar a estas poblaciones muy
vulnerables a enfermedades “extrañas”.