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INTRODUCCIÓN

A diferencia de las otras dos bellas artes -pintura y escultura-, la arquitectura tiene la
capacidad de poder asimilar el paso del tiempo y los cambios de gusto, reflejándolos en
su decoración exterior e interior y en las repentinas -y perdurables- modificaciones
estructurales, tornándola en un incondicional documento histórico de primer orden. Así,
por ejemplo, las investigaciones arqueológicas realizan una "cuadrícula de análisis" que
permite estudiar diversos niveles estatigráficos a un mismo tiempo, al descubrir un
monumento antiguo, estableciendo etapas de desarrollo al relacionar construcciones de
épocas variadas con los utensilios hallados en ellas y que tienen distinta calidad y técnica.

"..la obra de arquitectura acumula sedimentariamente las experiencias de quienes la


concibieron en su origen y la usaron y transformaron a través del tiempo" (GUTIERREZ,
1990:251)

Velarde considera que, para el planeamiento desarrollo de una arquitectura local, se hace
necesaria la presencia de seis factores relacionados entre sí, ellos son: geográfico,
climatológico geológico, religioso, social e histórico; una buena definición y
planteamiento de estos elementos, hará que la obra arquitectónica adquiera un carácter
definidamente local y original (1978: 11).

A este punto se quiere llegar con la presente investigación. La generación de un arte


propio no es posible -en el específico caso de la arquitectura- por medio de una
implantación de estilo y técnicas constructivas, es todo un proceso, que llevará al
encuentro de los mejores materiales y técnicas para construir en el lugar y en donde se
pueda fusionar los distintos modelos culturales persistentes en la sociedad (en nuestro
caso los aportes hispanos y andinos).

Se cree que la irrupción de la Independencia en el Perú, motivó la adopción del estilo


Neoclásico -ya establecido por bando real en Lima como estilo "oficial" de la Corona-
por su mensaje de libertad y democracia, adoptándolo como modelo de arquitectura
nacional, pero, en la práctica, su uso se confinó exclusivamente a la decoración y
ornamentación de los antiguos solares coloniales, perdiendo su carácter original y
concibiendo una arquitectura localista muy particular.

Debido a este carácter decorativo del Neoclasicismo en Lima, el presente estudio se ha


propuesto hacer una búsqueda de aquellos elementos representativos de este estilo en
algunos solares limeños de principios de la República. Cabe anotar que el calamitoso
estado de algunos impidió una mayor muestra fotográfica para comentar.

El procedimiento del estudio es simple: primero se hará un breve análisis sobre el


término clásico y la idea de clasicismo que se tenía en Europa -debido a que es ahí donde
aparece y desde donde se expandió-, para entender el significado que luego tuvo en el
Perú. Después se hará una revisión de los elementos más comunes utilizados, en base a
impresiones fotográficas tomadas en algunas casas del centro de Lima. Por último, se
relacionarán los comentarios con la teoría para concretar un corpus orgánico explicativo
a modo de conclusión.

DEL CLASICISMO GRIEGO AL


"IDEAL" CLÁSICO

Para comprender, el significado que tiene el término clásico en arte, se debe tener en
cuenta que toda cultura (universal, americana o andina) siempre cumple un proceso -o
"tiempo de vida"- el cual consta de tres etapas: Arcaísmo (periodo de formación, donde
las imágenes y la identidad cultural se van forjando), Clasicismo (etapa de mayor
esplendor, donde la cultura ha sintetizado todo el conocimiento adquirido hasta entonces
y presenta un arte sin influencias de ningún tipo, siendo más bien, ejemplo para otras en
estado de germinación) y Decadencia (como su nombre lo indica, etapa de transición en
la que pierde su presencia y entra en un proceso de fusión con otra cultura o se
desintegra). Esta etapa Clásica e una duración corta (tal vez un siglo) frente a los milenios
que pueden durar las otras dos.

Atendiendo a lo anterior, el clasicismo griego comprende solamente desde los años 450
a 420 a. C., periodo conocido como "Época de Pericles". Tradicionalmente, la historia
considera el periodo Clásico desde el 480 hasta el 330 a.C., pero lo cierto es que, para el
arte, no representa un solo bloque, pues se puede encontrar hasta tres fases evolutivas:
1° el "estilo severo" de carácter austero y realista, 2° el "gran clasicismo" y 3° el
clasicismo del siglo IV a.C., de mayor gusto aristocrático. En este "Gran Clasicismo", la
presencia única de Atenas frente a las demás ciudades-estado egeas tanto en las artes
como en la política, la afirman como el eje directriz. Así se inicia una serie de
construcciones de gran magnitud y fineza "que van a tener una repercusión definitiva en
el destino tanto del arte griego en particular como del de Occidente en general"
(PASQUIER, 1986: 16).

La principal característica de este periodo es la subordinación de las artes a la razón,


logrando alcanzar la madurez y equilibrio -punto culminante en el camino del
perfeccionamiento-, conseguido por la observación de la naturaleza, la abstracción y la
medida dentro de proporciones ideales1. Entre los principales ejemplos de ésta época -
en arquitectura- tenemos: el Templo de Hefastos (Teseión) en Atenas, el Templo de
Poseidón en Cabo Sounion y los grandiosos monumentos de la Acrópolis de Atenas: el
Templo de Atenea Nike, el Erecteion, la columnata o Propileos y el Partenón, síntesis de
la cultura griega, levantado por Iktinos, Kallíkatres y Fidias en honor a la diosa Atenea.

Roma, heredera de la civilización y las artes griegas, mantuvo e incrementó las


características esenciales para la creación de un arte occidental, lamentablemente, Roma
Imperial fue pronto desarticulada por la ineficacia de los césares, así como por la
invasión bárbara, originando el milenio cristiano medieval, el cual "olvidó" los avances
conseguidos por sus predecesores tanto en las artes como en la ciencia.

El inicio de la Edad Moderna Universal corresponde -para la historia del arte- con el
Renacimiento (s.XV-XVI), periodo en el cual se da un vuelco total al conocimiento. El
hombre se interesa por sí, se introspecta (antropocentrismo), observa la naturaleza desde
una perspectiva científica y el arte es el mejor instrumento de observación (Ej. Leonardo
Da Vinci). A partir de es periodo, el hombre occidental, retorna el bagaje cultural greco-
romano y reconstruye su mundo manteniéndose en contacto con ese clasicismo olvidado.

Esa búsqueda incesante de su origen lleva Occidente, al final del siglo XVIII, a idealizar
es etapa -desde entonces denominada como "clásica"- y a revalorar los logros del
Imperio Romano como de las ciudades Griegas en las artes, política y la filosofía. Este
hecho se acentuó más -en arte- con el descubrimiento de las ciudad romanas de Pompeya
y Herculano (a.C.1750), el traslado a Inglaterra de numerosos frisos del Partenón
ateniense y los escritos del historiógrafo alemán J. J. Winckelmann2 acerca de Grecia,
Roma y el clasicismo.

La idealización clásica no sólo se da en el campo del arte, sino que se impregna tanto en
la filosofía (aparece la Ilustración y el positivismo) como en la política (aparece la
democracia como modelo ideal del Estado). Es así que, desde Francia, todo Occidente
se empieza a llenar de obras arquitectónicas, escultóricas y pictóricas con un acentuado
carácter clásico este es el periodo de nominado como "Neoclasicismo", un retomar los
modelos e ideales grecorromanos en su esencia primaria, un volver a los orígenes.
Europa y América se llenan de obras significativas dentro de este estilo artístico: por
ejemplo, en arquitectura el Capitolio de los Estados Unidos y la biblioteca de Munich;
en pintura la obra de J.J. David así como las Academias de Pintura de España y Francia
en las cuales predomina el "correcto dibujo"; y en escultura, el mejor representante de
éste periodo es Cánova.

Por último, no puede obviarse dos aspectos importantes originados por la presencia de
este estilo artístico: primero, el Neoclasicismo surgió como respuesta racional y lógica a
los excesos decorativos y económicos producidos por el Barroco y principalmente el
Rococó (arte cortesano, frívolo y de gusto exquisito). Frente a ellos, el Neoclasicismo se
identificaba con lo moderno, con las ideas de adelanto de cultura y de razón, de lógica
constructiva y austeridad. Segundo, muchos monarcas y estados usaron este estilo para
su "gloria" personal, identificando su gobierno con algunos de los ideales propugnados
(un claro ejemplo fue Napoleón Bonaparte).

¿ARQUITECTURA "NEOCLÁSICA"
CIVIL EN LIMA?

Según García Bryce, la arquitectura peruana del último siglo y medio puede clasificarse
en cuatro periodos: 1. "Arquitectura Republicana" (1800-1870/80), 2. "Periodo
Académico" (1870/ 80-1920/30), 3. "Búsqueda de un arte nacional" (1920/30-1947), 4.
"Arquitectura Moderna" (1947-hoy). El término "Arquitectura Republicana puede ser
tanto la arquitectura que se hacía en 1821 como la de hoy". Él mismo indica que, hacia
1800 el estilo neoclásico apareció en Lima gracias a la presencia del presbítero Matías
Maestro, comerciante con dotes de arquitecto, quien llegó a Lima hacia 1790 y que
pronto vistió los hábitos eclesiásticos.

La arquitectura colonial hasta ese entonces se caracterizó por el decisivo empeño en


demostrar el equilibrio de poderes que ostentaban por un lado la Iglesia y por otro, el
gobierno colonial. Es por esto que las mejores y mayores obras sobrevivientes en Lima
de aquella época, y que se encuentran en el centro de la ciudad, en un radio de 126
manzanas, son las grandes "iglesias conventuales" -el término es del Padre A. San
Cristóbal- entre ellas: San Francisco, San Pedro, Santo Domingo, San Agustín y La
Merced; las iglesias menores o parroquiales como: San Sebastián, Trinitarias,
Monserrate, Jesús María, Nazarenas, Carmen Alto y Cocharcas, y la Catedral, por la
parte eclesiástica; mientras que por lado de la Corona se tiene el antiguo edificio del
Cabildo, la Plaza Mayor, el Tribunal del Santo Oficio, los antiguos Hospitales de Santa
Ana y San Bartolomé y los paseos así como las obro públicas.

La Corona española no necesitaba de transmitir un ideal acerca del gobierno colonial,


esto debido a que como gobierno absolutista, la persona del rey estaba representada en
todos los lugares, gracias a la bien elaborada estructura burocrática. Además, el arte -
tanto en el Perú como en los demás virreinatos- tuvo una función evangelizadora. La
corona española, baluarte del catolicismo, mantuvo los postulados dispuestos por el
Concilio de Trento (s.XIV), la Contrarreforma Católica, y por esto el gobierno se
preocupó por dar apoyo al clero, y el clero como las distintas órdenes religiosas
evangelizaba en nombre de Dios y del Rey de España. Al respecto, se recoge una cita de
Majluf:

"En la época de la colonia., la plaza mayor era el foco social y político de la ciudad,
siendo las fachadas de la alcaldía y de la catedral las que dominaban el espacio urbano.
Símbolos de poder, no significaron sin embargo, símbolos públicos" (1994:9).

Es debido a este comportamiento -y bajo la protección del Arzobispo de Lima Mons.


Gonzáles de la Reguera- que la tarea de Matías Maestro se dirigió a la reconstrucción de
varios altares y retablos en las distintas iglesias de Lima, obras que han llegado hasta la
actualidad; entre ellas se tiene: el Altar Mayor de la Catedral de Lima (180 S), Altar
Mayor de San Francisco y la Capilla del Milagro para los franciscanos'- además realizó
como obras civiles, el antiguo Anfiteatro Anatómico a iniciativa-de Hipólito Unanue y
por último, su obra de mayor envergadura: el Panteón o Cementerio General de Lima
(1808)3.

Pero, ¿cómo fue la adopción de este estilo artístico en la decoración particular ¿qué
motivó tanto a liberales, conservadores y aristócratas a derrumbar sus vicios balcones
mudéjares y portadas barrocas, para levantar otras tantas pero rectilíneas, decoradas
solamente con dentículos, capiteles y cornisas?

La presencia de este estilo en las diversas ciudades hispanoamericanas, se debió a la


ruptura de un proceso, el proceso de conformación de una "cultura americana" (una
cultura en que confluyera los aportes hispanos sobre la base andina). Si bien irrumpió
como una moda "oficial" desde la metrópoli que permitió el derrumbe de valiosas obras
de arte levantadas en todas las principales ciudades -consecuentes con una de las
"cualidades" de este estilo, su antihistoricismo-, la necesidad de "crear" un tipo de
construcción en la cual se percibiera los ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad para
las nacientes repúblicas, motivó pues, la adopción de este estilo artístico, claro que
adaptado solamente a la decoración exterior e interior, pues los planos estructurales y
distributivos de las grandes casas solariegas, mantuvieron su disposición original.

Es así que fueron derruidos balcones, portadas, altares y retablos mudéjares y barrocos,
trayendo al suelo los decorados de pan de oro, la fina ebanistería, los enredados arabescos
de las techumbres y celosías, destrucción realizada sin embarazo alguno pues se tenla la
convicción de que los objetos derrumbados no tenían un valor artístico más allá del
meramente histórico, actitud que ciertamente refleja el carácter austero y hasta radical
del neoclasicismo. Dato curioso es que incluso se llegó a considerar como español la
mayoría de las construcciones del "barroco popular"' (GUTIERREZ, 1990:256)

Por eso, cuando se trata de arquitectura civil limeña neoclásica, se encuentran diversos
escollos por resolver. García Bryce, tomando como ejemplo dos casonas muy
importantes y conservadas como son: el "Palacio" Torre Tagle y la Casa de Oquendo (u
Osambela), las cuales se fechan entre finales del XVIII y comienzos del XIX, explica
que el clasicismo se vio en el diseño de puertas, rejas y balcones donde alcanzan un
mayor grado de pureza al usar formas severas, rectilíneas y de carácter grecorromano
pero que se operaran mayores cambios en la distribución, las dimensiones y las
proporciones de las pieza- (1967:49). Este enunciado se puede comparar con la
transformación sufrida por otro solar de esa época, la Casa Riva Agüero, la cual, a pesar
de su claro sentido colonial, presenta grandes balcones y ventanales con óculos y lunetos
superiores entre los cuales se aprecian pilastras5 con capiteles y una cornisa con
decoración de dentículos en el borde superior.

Existió una intención distinta en el momento de su construcción -se destaca una mayor
luminosidad- si la comparamos con las pequeñas ventanas del primer piso originales en
su disposición (ver Foto N°1). Un balcón contemporáneo al descrito (ver Foto N°2)
presenta las mismas características (¿acaso fue realizado por la mismo carpintería):
ventanas rectangulares con remates de lunetos, pequeñas pilastras pareadas con capitel,
es un bello ejemplar pues presenta las lunas coloreadas muy de moda a comienzos de
siglo. El balcón corrido de la Escuela Nacional de Música (ver Foto N°3), es un ejemplo
claro de neoclasicismo decorativo limeño, este elemento de grandes dimensiones
presenta tunas estrecha: y alargadas, rematadas en lunetos, esbeltas pilastras de capitel
Jónico, recuadros inferiores y una elaborada greca en el entablamento superior rematada
por una comisa con dentículos, este tipo de balconearía es lo que caracteriza al primer
período republicano.

La antigua plazuela de Santo Domingo (hoy Pérez Aranibar) evoca -a pesar de las
remodelaciones y la dejadez- un rincón limeño republicano de otros tiempos, con
balconería corrida de corte más bien rectilíneo y sin mayor decoración (tal vez de épocas
tempranas). El último ejemplo de balcón republicano (ver Foto N°5), muestra 2
ejemplares gemelos que presentan las características mencionadas anteriormente; lo
interesante es el espacio central creado a propósito que ha sido decorado con una pilastra
con basa, capitel dórico y óculo central dispuesta, lateralmente y encima de una
balaustrada (decoración colonial), la cornisa superior lisa, es el elemento que integra
todo el conjunto en uno solo.
Pero no sólo los balcones van a ser los receptores del nuevo estilo, los ideales clásicos
de simetría, orden, línea y pureza se verán reflejados en los patios porticados de los
solares con la presencia de delgadas columnas clásicas, así como grecas, entablamentos
y pilastras hechas todas de madera. Las columnas básicamente fueron delgadas y
alargadas, el capitel preferido fue el jónico, pero también se usó el toscano -de forma
cóncava y poco gruesa-, en un comienzo el fuste (o cuerpo de la columna) fue liso, la
basa y escocia apoyadas sobre un banco cuadrado y dispuestas sobre un pedestal (ver
Foto N°6) que le daba mayor altura -debido a que los solares coloniales eran de doble
altura en su primera planta-, poco a poco fue desapareciendo ese pedestal y engrosando
el fuste, apareciendo el capitel jónico de cuatro aristas (ver Foto N°7) el cual sostenía el
corredor superior de manera directa. Un tercer ejemplo lo encontramos en el patio de la
Sociedad Geográfica de Lima, al parecer casona construida en plena época republicana
debido a que presenta la misma altura la primera con la segunda planta y la disposición
ordenada y simétrica de columnas, ventanas y corredores (ver Foto N°8)- aquí las
columnas vuelven a ser esbeltas, de diámetro menor y aparece el capitel toscano con un
pequeño banco cuadrado que soporta el borde del corredor superior transformada en
entablamento liso con dentículo y cornisa 6 ; éste es un precioso ejemplo de la
arquitectura limeña del siglo pasado. Por último, el cuarto patio republicano escogido
corresponde -a mi parecer-a un ejemplo tardío (1860-1870) pero que guarda el orden y
la distribución original del solar (ver Foto N'9). En este ejemplo, la austeridad y pureza
de formas del neoclásico han sido contrapuestas con el exquisito decorado de la baranda
-hecho en fierro forjado-, las columnas delgadas con capitel toscano y con el fuste
decorado con estrías gruesas superiores y finas en el tercio inferior, soportan el corredor
gracias a una especie de zapata (cuya presencia se da en los solares coloniales) que a la
vez es una viga del techo. El borde del corredor ha sido decorado con comisa, dentículos
y triaglifos (rectángulo con tres incisiciones y relieves dispuestos a una ordenada
distancia) en el entablamento, repitiéndose esta decoración en la parte superior de los
muros, trabajo realizado en una fina y delicada yesería. El arco que decora el zaguán de
ingreso ha sido decorado con una moldura lisa y una enjuta triangular a cada lado
adornada por un óvalo y guirnalda en su interior, todo realizado en yesería.

Un punto a destacar, es el de la disposición simétrica de ventanas con respecto a las


portadas en las fachadas de los diversos solares y tal vez, la distribución axial -es decir
en eje directriz- en las plantas de dichas casas solariegas (aunque la modificación no es
tan notoria, debido a que en el renacimiento se propuso un tipo de axialidad que muchas
casas coloniales aún presentan, por ejemplo la "Casa de Pilatos").

La antigua Plazuela de San Marcelo (hoy Plazuela María Laos de Miró Quesada),
felizmente "rescatada" por la Municipalidad de Lima, presenta el mejor ejemplo de
disposición simétrica al estilo neoclásico, la edificación es de una pureza insuperable en
el orden de sus ventanas superiores con balcones abiertos personales, decorados
únicamente con remates triangulares y semicirculares; las dos pilastras lisas, anchas y
con capitel dórico a los lados del portón de entrada se contraponen a las delgadas, con
estrías y de madera, que decoran la ventana central del conjunto) la cual presenta un
balcón abierto salido con balaustrada; complementa el conjunto neoclásico el remate
triangular superior a modo de tímpano que recuerda al presentado en el Partenón
ateniense (ver Foto N°10). Compárese los balcones personales con los presentados en la
Foto N°11 (que no tiene decoración) y el de la Foto N°12, el cual presenta un delicado
trabajo de guirnaldas y calado en el borde superior del marco, así como una cornisa
individual, además de la balaustrada. En cuanto al interior de los edificios, la mayoría
presentan una distribución amplia, con gran entrada de luminosidad y -en el caso de
segundos pisos- (ver Foto N'13) la presencia de barandales y marcos de puerta en madera
rectilíneos y sin mayor decoración. Cabe destacar en este ejemplo, la presencia de una
torreta abierta en el techo a modo de mirador, especie de cúpula octagonal que permitía
mayor entrada de luz.

Para terminar, se menciona un ejemplo resaltante que no ha sido posible clasificar y una
aclaración. El primero corresponde a un posible frente de fábrica o almacén (ver Foto
N°14), el cual evoca elementos neoclásicos como son la pilastra de fuste estriado y
capitel corintio así como la cornisa superior delgada y con dentículos; pero a la vez, tiene
elementos decorativos "art noveau", el jarrón sobre pedestal que decora la balaustrada
superior, el trabajo de guirnalda y rosetón sobre el portón de entrada y el remate de voluta
con un mascarón antropomorfo sobre la pilastra. Por la presencia de estos últimos
elementos, puede considerarse como un edificio construido en la transición entre el
neoclásico y el "eclecticismo" de finales del siglo pasado, o en todo caso, la adaptación
de la decoración de acuerdo al gusto del siguiente periodo.

En cuanto a la aclaración, ésta corresponde a la actual fachada del edificio que en la


actualidad ocupan la Biblioteca del Congreso y el Museo del Tribunal de la Santa
Inquisición (ver Foto N°15). La fotografía permite apreciar el "adosamiento" de la
fachada a una estructura plenamente colonial. El antiguo edificio presenta una cúpula de
media naranja sobre un cuadrado (denominada "cúpula sobre pechinas") con un remate
a modo de pináculo; la remodelación realizada en este Siglo7 le acondicionó un frente a
modo de temple griego: gigantescas columnas dóricas estriadas, entablamento con
triglifos y remate superior de gran tímpano. Surge así, una tremenda contradicción no
prevista para quienes hicieron la remodelación, es verdad que el edificio funcionó como
Congreso de la República durante todo el siglo pasado, pero antes, fue concebido y
funcionó por casi 300 años como Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición y ese
recuerdo es mucho más fuerte que una fachada democrática y de ideales universales
como es el estilo griego.

CONCLUSIONES

La particularización de los elementos mencionados, y su ubicación dentro de los


ejemplos citados para la presente investigación, afirman la tesis de considerar la
arquitectura neoclásica civil limeña de la primera mitad del siglo XIX, como decorativa
y localista, debido a que mantuvo un "sabor" a la vieja Lima andaluz que construyeron
los conquistadores, esto debido a que se limitó a la decoración exterior mas no a un
cambio estructural y distributivo de los solares, o en todo caso, a la creación de un tipo
de arquitectura especial -como es el caso de Francia y Alemania-, donde villas, palacios
y edificios particulares fueron orientados dentro de un neoclasicismo racional y lógico
que se preocupó tanto por lo exterior como por lo interior. En pocas palabras, surgieron
de mentes donde si hablan calado los ideales y valores clásicos de quienes las
concibieron.

Esta afirmación se sustenta en base a razones que están fuera del ámbito artístico
propiamente dicho. La Independencia del Perú no supuso grandes transformaciones
sociales ni económico-estructurales, al debelarse la propuesta de la ansiada "República
de Indios", que tuvo su máximo exponente en la figura de José Gabriel Condorcanqui -
Túpac Amaru II-, se dio paso a una revolución más intelectual y política8 originada por
el círculo de patriotas criollos y que permitió el ingreso de las fuerzas libertadoras tanto
del Sur (al mando del General José de San Martín) como del Norte (dirigida por el
Libertador Simón Bolivar), que dio origen a la denominada por Macera, "República de
Blancos".

Fueron pues los criollos -aristócratas y burgueses comerciantes- quienes se adueñaron


del poder político y económico manteniendo sus costumbres coloniales hasta muy
avanzado el siglo, ya que recién con la apertura del Perú al mercado europeo -por la
venta del guano a consignatarios y luego por los contratos con firmas europeas-
ingresaron los gustos franceses e ingleses y la ciudad empezó a poblarse de
construcciones que dejaron de lado la típica disposición de casas con zaguán, patio
principal, segundo patio alrededor del cual se ubicaban las habitaciones y salas
principales y corral posterior. Así se levantaron edificios y monumentos concebidos de
manera distinta, con un enfoque más determinado hacia el ideal de "la gran ciudad". Así
aparecen la plaza del Dos de Mayo, el hospital del Dos de Mayo, la Penitenciaria y el
Palacio de la Exposición (1872) dando inicio a una serie de edificios de clara intención
moderna pero dentro de un "eclecticismo" singular, es decir, aceptando influencias de
distintos estilos y materiales que poco a poco se fueron alejando de los nativos como
son: la piedra, el hierro y más tarde el concreto.

Esa gran transformación sufrida por Lima durante el último tercio del siglo pasado,
marca el total distanciamiento de un tipo de arquitectura que, a pesar de la innovación
de elementos, mantenla una misma línea estructural y decorativa. Si bien el
neoclasicismo suponía un adelanto racional y lógico, un uso exclusivo de la línea y la
decoración austera -en donde radica su belleza-, frente a lo exaltado y apasionado del
barroco, en nuestra ciudad se dio con mucha mesura y tratando de adaptarla a un gusto
que tenía en plena Independencia, mucho de colonial y aristócrata.

Tanto el clasicismo como el neoclasicismo concibieron los edificios sustentándolos más


que en muros, sobre columnas (que vendrían a simbolizar a los individuos), es por eso
que este elemento fue el preferido y el más resaltante del conjunto. La creación de
espacios interiores amplios y bastante altos, permitían una mayor concentración de
personas, una mejor acústica y además mejor iluminación de los ambientes.
¿Encontramos algunas de estas características en los ejemplos de edificios civiles
mencionados-, ciertamente que no, pues la mayoría de los edificios que presentan dichos
elementos como decoración fueron viviendas de particulares transformadas nunca un
edificio público concebido y edificado teniendo en cuenta tales intenciones9.
En todo caso -y para el bien de todos-, hablando desde la óptica de la historia del arte,
esta asimilación fue exitosa, pues concibió un tipo de arquitectura singular y muy propia
de Lima que la distinguió entre las demás ciudades del país como del continente;
arquitectura que lamentablemente hoy, tanto la dejadez como el olvido y el desgano, no
sólo de las autoridades como de los vecinos, están desmoronando a grandes pasos.

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