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NECESITAMOS
LA RELIGIÓN
EUGENI O
TRÍ AS
Eugenio Trías (Barcelona, 1942) es uno de los filóso
fos españoles actuales más notables e Interesantes. Pro
fesor de historia de las ideas en la Universidad Pompeu
Fabra, recibió en 1995 el prestigioso premio internacional
Friedrich Nietzsche. Pensador de los limites del mundo, ha
hecho de la búsqueda humana uno de sus caminos para
encontrar respuesta al misterio de la existencia. Sus libros
Lo bello y lo siniestro, premio Nacional de Ensayo en
1982, La edad del espirito, premio Ciudad de Barcelona
en 1995, La lógica del limite y Pensar la religión marcan
el alcance de su permanente interrogación sobre el sen
tido de la existencia. C on el presente libro busca res
ponder a esa incógnita que anida en todos los seres hu
manos.
PORQUÉ NECESITAMOS
LA RELIGIÓN
EUGENIO TRÍAS
UIDeBOLSUlO
En esu colección han colaborado Laura Álvarez,
Berta Bruna, Ginés Jiménez, M* Carmen Nicolau,
Angel Pérez y Elena tim ben
Diseño de la colección: Jaime Fernández y Mana Borrell
Fotografía de la portada: O Pere Virgili
ISBN : 84-8450-02S-X
Depósito legal: B. 10.441 - 2000
Impreso en Rotoplec
Energía, 53
San: Andreu de la Barca (Barcelona)
P.8.Q0Z5X___
Querido lector:
Encontrarás que las páginas de este libro están
subrayadas y marcadas con unos signos al margen.
Esto es lo que se hace cuando se lee a fondo un tex
to que se ama: marcar y subrayar para recordar lo
esencial de lo esencial, lo cual permite otra lectura
(rápida) de estas palabras. Nos hemos anticipado a tu
propio subrayado para facilitarte las cosas aún más
y para no dejar ninguna excusa para la indiferencia
ante palabras sabias como las que aquí encontrarás.
Hay dos clases de subrayado:
mmtmmmtmm retener.
curiosidad, ironía.
0 ¡redondo)
? duda.
P curioso, hábil,
contradictorio.
fijarse en esto.
1 insólito, ocurrente,
incordiante. r párrafo de interés.
* relevante,
apasionante.
¡bingo!
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I n d i c e
r e l i g i o s a ................................................... 39
IV. La c i t a ......................................................... 77
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Lo incomprensible
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Lo incomprensible
Entre la vida
y la muerte
viert^l^2Ü fiÍá¡^¡^lfi2Jl£££S2ÍÍiE2£»2
s u p e r v iv e ^
Quizá esa necesidad perentoria, y hasta
hoy insustituible, explica la persistencia, o la
insistencia, con que la religión nace y renace,
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Por qué necesitamos la religión
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Entre la vida y la muerte
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Por qué necesitamos la religión
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Entre la vida y la muerte
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Entre la vida y ¡a muerte
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En las fuentes
de la experiencia religiosa
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l
En las fuentes de la experiencia religiosa
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En las fuentes de la experiencia religiosa
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En las fuentes de la experiencia religiosa
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En las fuentes de la experiencia religiosa
n e ^ n t o m o ^ m b o lic u s ^ ^ n o d o ^ ^ o n t r a -
poder resistente^u inagotable capacidad sim-
b ó lic a ^ js ig n if^
su magia. La magia es el arte de adquirir do
m inio sobre lo sacro. M a g i^ ig n ific ^ o d e r .
La palabra alemana Machi, tan propia del vo
cabulario de N ietzsche, procede del m ism o
cam po sem ántico que la palabra magia. Lo
mismo Mógen, que significa poder, poder-ser
(un térm ino muy característico del vocabula
rio de Heidegger).
Tam bién procede de la m ism a fuente la
palabra sánscrita M ata; un velo de Maya, o
magia, es lo que Shiva provoca, a través de su
célebre danza, mediante la cual, por efecto de
encantamiento, crea o genera lo que podemos
llamar el mundo. La magia constituye un po-
der creador (de ahí la expresión alem ana
Machen, hacer, crear) que, sin embargo, en-
^ n d r a i^ (apolíneas) en
virtud de un acto de encantam iento.
Se trata, por tanto, de u n j)o d e i^ u ^ > n >
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En las fuentes de la experiencia religiosa
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La creación del mundo
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I
decirse, a «lo ente»). EJaUjr^se vio en la nece
sidad de diferenciar, dentro de ese género
tremendo de la nada descubierto por Parmé
nides, entre dos especies claram ente diferen
tes: l a n a d a a b s o l u t a e i n a g e ^ esa que
Parménides prohibía ni tan siquiera mentar o
m encionar, y una «nada relativa» que podía
tramar relaciones de conveniencia con el pro
pio «ser». El asunto era importante para Pla
tón por m uchos m otivos: uno de ellos, sin
duda, su peculiar modo de relatar este gran
tema religioso y filosófico de la «creación del
La creación del mundo
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d e^ cju jM in erráticcy m n ^
ven ir^ eo p on g a^ ^
losjiarad igm a^ d eales.
Ese concepto de chora es, quizá, un atrac
tivo antecedente del concepto aristotélico de
hylé, esa «materia» que, sin embargo, en grie
go significa «bosque» y «¡¡jadera^deJ^os^ue».
Los estoicos llamaban a esa materia silva, sel-
va^eM adosalvajej^Jiero^ju^odaví^K^ia-
b ía sid c^ a m a n sa í^ ^
gersuasiva^ ^del^jc^ (una
creación que consiste en la ordenación civili
zadora de esa primigenia hylé, o de esa m íti
ca chora del Timeo platónico). Andrés Ortiz
Osés, en un m agnífico análisis de esos con
ceptos, recuerda que en el concepto platóni
co todavía se halla vivo y batiente el imagina
rio m ítico (que en Aristóteles palidece; tanto
más en las especulaciones sobre la «materia»;
y sobre el «no ser», siempre relativo, de Plo-
tino).
En el texto b íblico ese escenario de la
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te ^ j'e n o v a c ió rw le ^ j^
siempre una continua transgresión, o trunca
m iento, s e j^ jo rc ju e jo s ^ ^
antiguo pacto, o porque Dios se arrepiente de
su obra en razón de las infidelidades huma-
n a s j^ ^ o r a m b a s c o s a ^ ^ ^ e z .
Pero toda la gran revelación religioso-sim
bólica gravita en ese encuentro entre la figu
ra sagrada personificada en Yaveh y el testigo
elevado a la condición de profeta, moisés, que
asiste estrem ecido a esa cita en el lugar y el
tiempo señalado, en el M onte Sinaí. La crea
ción del m undo, el escenario de pactos y
alianzas anteriores (las que establecen con
Yaveh la sucesión de patriarcas y profetas,
Noé, Abraham o Jaco b) constituyen el antece
dente narrativo de ese G ran Encuentro de
M oisés con el Dios del pueblo elegido en el
escenario del Sinaí.
Se establece, prim ero, una alianza de la
que se desprende la prom esa de restableci
m iento del orden cósm ico (N oé), tras el omi-
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Por qué necesitamos la religión
La cita
b i s e m e p r e g u n t ^ q u é e s ^ ^ ^ e lig ió n ,
en qué consiste ésta, cuál es su naturaleza y
esencia, deberé decir: es una cita. Una cita en
la que se augura un encuentro. La religión
debe definirse com o la cita del hombre con lo
^agrado. El acto propiamente religioso cons
tituye esa cita entre una presencia sagrada que
sale de su ocultación y el hom bre que, en ca
lidad de testigo, da testim onio de ella (a tra
vés del culto, con todos sus ingredientes de
relato y narración, o de him no y poem a, o
de rito sacrificial o celebración festiva).
T a l^ it^ r e s u g o n ^ u v d e t e r m in a ^
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La cita
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La cita
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La cita
La revelación
del sentido de la vida
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La revelación del sentido de la vida
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Por qué necesitamos la religión
C o n lo q u ^ e s ^ a la b ^ ^
de pronto el estatuto de lo máximamente sa-
grad cn ^ an to . Esa palabra encierra h ja o sib ^
lidad del sentido de todos los m isterios del
m undo. Esa palabra concede al m undo, al
cosmos, su verdadera significación. E l cosmos
ya no es, simplemente, la ordenación (preser
vada por la invocación y el rito) de una ma
teria o matriz preexistente. Comienza a ser un
cosm os que muestra un sentido y una signi
ficación que no puede quedar en la oscuridad.
Frente a la ciega moíra que gobierna los
destinos humanos, o a la Fortuna ciega ( Bha-
ga en la mitología védica), debe indagarse y
hallarse un sentido y una razón, que en la
palabra sagrada revelada se halla contenida, a
la distribución de los destinos, y sobre todo
a la eventual «justicia» e «injusticia» de éstos.
L a jj| e lig ió n d e lj!o g £ £ J£ £ i^ ¡lJ£ £ te ^ £ 2 íí¿ 2 l
resp o n sab l^ d e^ c^
de sentido en relación a dicha distribución de
destinos.
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Filósofos y profetas
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Filósofos y profetas
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Por qué necesitamos ¡a religión
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La crisis
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La crisis
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e jj^ o s in g u la r ^ ^ r a n J ^ C a b s o lu to ^
la n d e p r o n to c o m ^ ^ que
causan, producen y reproducen la férrea ley de
vida, marcada por el dolor, el que deja siempre
com o huella, o com o karma, la eterna repro
ducción de los infinitos karmas que componen
la existencia.
Se propone como vía de salida de esa eter-
na reproducción del dolor un reconocim ien
to de las causas de éste y un método sistemá-
tico de ejercicio que conduzca a que ese
«fuego» del deseo consiga ser extinguido. La
extinción o el «apagón», cuando es completo,
recibe el nombre de Nirvana, que es un térmi
no negativo que asume en esta religión el ca
rácter de lo sagrado y de lo santo, o de lo
máximamente encumbrado y valorado. Es, de
hecho, u n v a c ia d o ^ e n e r a l^ ^
^ue^rovoc^a^hinchazón^dhdegOj^e^ape-
gcM tejíste^a^ su sjteseoj^
ésta de todo sufrim iento.
Ese vaciado actúa e interviene com o doc-
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La crisis
ja jg n o n m r i a ^ c o m ^
Debe disolverse esa ilusión de unidad sustan
cial que el yo provoca en la multiplicidad de
instantáneas, o de átom os de tiempo, que ha
cen y deshacen los factores de existenciación,
a los cuales la doctrina budista llama dharmas;
los cuales dejan siempre una impregnación o
una huella (el karma ) que provoca su repro
du cción. Y ésta es tanto más eficaz cuanto
más consolidada se halla la ilusión de una
Unidad Trascendental (com o la que la afirma
da identidad de brahma y atman sugiere); o la
ilusión de una unidad singularizada en el ego
de cada persona.
Se niega que exista la Identidad afirmada
por los Upanisads. En lugar de esa identidad
afirmativa se postula una instancia sacrosan
ta (N irvana) de la que no vale decir nada, o
de la que no cabe ni siquiera su simple m en
ción afirmativa. Sobre ella no tienen valor re
ligioso alguno las ju stas o la ordalías dialécti
cas en torno a su pretendida existencia o
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El puzzle
de las religiones
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n in g u n a p r o fe s i^ ^
principios de tal o cual religión. Y eso puede
hacerse tanto ¿esd e el más radical y desnudo
agnosticismo com o, también, desd^una^ictí-
tud religiosa que, sin embargo, no quiere asu
mir tal o cual forma particular y positiva de
religión com o aquella en la que dé cauce a su
ethos.
A m í m e i m jw m ^ a jg ^
gundo sentido; y por lo m ismo me interesa
acercarm e a la religión esperando hallar en
ella, en su m últiple modo de m anifestarse,
a q u e lla s e n s e ñ a n z ^
dassii^^esdor^^gor^a^reflexiór^filosóftca.
O que, constituyendo el núcleo de revelación
de cada religión particular, pueden dar pie a
una elaboración propia en el ámbito de la filo
sofía.
Encadagrat^religiói^ilgo^
revela: algo relevante y necesario para el reco
nocim iento de los grandes m isterios que cir
cundan la vida humaba, y que hacen de ésta
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El Dios del tiempo
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El Dios del tiempo
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venidero por principio; eso que la enigmática
figura del Espíritu Santo parece sugerir.
Y quizá Dios pueda concebirse com o la
expresión del m isterio relativo a la reunión
g arad ó jica^ co n trad ^
en los cuales se unifica (en la pura diferencia)
la experiencia que todos hacemos del tiempo,
en el cual tres infinitos (y no dos únicam en
te, como erróneamente creyó Nietzsche en Así
habló Zarathustra) se entrecruzan en el kairós
(« üemgo^ogortuno »).
Lo que confiere plenitud tem poral a ese
«tiempo oportuno» no es el privilegio de cier
ta presencia que se da en un determinado pre
sente. Es más bien la plena convocatoria, en
un determ inado acontecim iento, de las tres
d im e n s io n e s ^ que son com o los
«vestigios trinitarios» del m isterio de las tres
hipóstasis que la religión cristiana establece
en el sím bolo niceano; un .símbolo que a tra
vés de la form ulación dogm ática da exposi
ción, indirecta y analógica, al m isterio que de
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El Dios del tiempo
Barcelona, ju n io de 1999.
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B I B L I O G R A F Í A
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Bibliografía
H enry C o rb in , esp ecialm ente La imaginación crea
dora (tra d u cció n en Ed. D e stin o ).
Y en rela ció n al A n tig u o y N uevo T e sta m e n
to , lo m e jo r es la lectu ra pausada y m editada de la
B ib lia. C o m o ed ició n c a tó lica se puede u sar co n
p ro v e ch o la B ib lia de Je r u s a lé n (E d . D e sclée de
B ro w er).
De m is lib ro s, La edad del espíritu (E d . A n co
ra y D e lfín ), recie n te m e n te reed itad o.
PORQUE
NECESITAMOS
LA RELIGIÓN
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adonde
vamos? Estas preguntas se las han form ulado los
hombres y las mujeres desde que el mundo es mundo
y, como nosotros aquí y ahora, han buscado
respuestas al misterio. Los filósofos, personas que
como nosotros se interrogan, indagaron en todo ello
y descubrieron algunas claves: sus ideas han dado
respuestas que han llegado hasta nosotros, muchas
veces, por la vía de las religiones. ¿Qué es una religión
sino un intento de explicar qué hacemos en este
mundo? Éste es el punto de partida de estas páginas,
un viaje apasionante a las respuestas que los
humanos dan a lo incom prensible de la vida.