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Actividades de relajación

 El niño/a se acuesta en una superficie plana con los ojos cerrados, y le movemos lentamente los
brazos, piernas y cabeza.
 En la misma posición, el niño/a realiza, de un modo suave, ejercicios de contracción – extensión
del cuerpo y de las distintas partes del cuerpo
 Otros ejercicios de relajación son el bostezo, el bostezo con la boca cerrada y la relajación del
cuello y de la cara, intercalando relajaciones breves y largas.
 Arrugar la frente. Sentir la sensación de tensión por encima de las cejas y en el puente de la
nariz. Relajar poco a poco.
 Cerrar fuertemente los ojos. Notar la sensación de tensión por debajo de los párpados y en el
interior y exterior de cada ojo.
 Abrir los ojos lentamente.
 Realizar el mismo ejercicio anterior guiñando un solo ojo, primero el derecho y posteriormente el
izquierdo.
Actividades de respiración
– Respirar concentrándose en que el aire inspirado se dirija a la parte inferior de los pulmones.
– Respirar concentrándose en que el aire inspirado se dirija a la parte inferior y media de los
pulmones.
– Concentrarse para una inspiración completa.
– Realizar una espiración completa y regular.
– El objetivo es generalizar la respiración completa a las condiciones habituales.
Actividades de habla y lectura
– Hablar y leer despacio, pero sin exagerar; emplear frases cortas y sencillas; no interrumpir, hay
que aceptar sus tiempos.
– Realizar ejercicios de evocación de las palabras y ejercicios con frases sencillas. Por ejemplo, se
pueden realizar juegos verbales como: ¿Con qué sonido comienza la palabra gato? ¿Qué letras
forman la palabra gato? ¿Cómo hace el gato?
– El uso de gesto acompañado al habla. El uso de gestos con las manos y brazos al hablar, de una
manera armónica y expresamente exagerada. Este procedimiento modifica la actitud en la rigidez.
– Hablar al compás que se camina.
– Grabarle cuando hable despacio y cuando habla deprisa, para que él se oiga y empiece a ver las
diferencias.
– Cantar con él y de nuevo grabarle para que se escuche y que vea que cuando canta no
tartamudea. Explicarle que esto sucede porque cantando “gestiona” mejor la cantidad de aire a
expulsar.
– Trabajar con el niño la respiración diafragmática (que aprenda a hacer una respiración profunda
en la que el aire llegue al diafragma o a la tripa).
– Hacer ejercicios de soplo, como hinchar globos, soplar velas, soplar con pajitas… de esta forma
conseguiremos fortalecer los órganos fonadores.
– Alargar las vocales al hablar. Esto sobre todo lo podemos hacer mientas el niño lee.
– Trabajar el turno de palabras, como por ejemplo, empezamos una frase, paramos y le pedimos al
niño que él la termine.

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