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INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo presentado como una síntesis monográfica es producto de la investigación


bibliográfica y el análisis acerca de historia económica con especial atención al desarrollo
monetario. No se trata de realizar una simple descripción numismática: el objetivo principal es
analizar someramente de qué manera las diferentes modalidades que adquiere el dinero influyeron
en la sociedad y, en algunos casos, cómo la modificaron en los más diversos aspectos.

El desarrollo del tema, aunque he tratado de evitar, posee matices positivistas, más en su
elaboración están presentes los enfoques Social, Planteo de Problema, Procesual y
fundamentalmente el Globalizante

Carlo Cipolla, un experto en historia monetaria afirma que una de las carencias más evidentes de
nuestra historiografía es precisamente la que se refiere al estudio del dinero. Justifico con ello los
errores, falencias y lagunas que posee la siguiente investigación.
2

DINERO, MONEDAS Y SISTEMAS MONETARIOS


DESDE LA ANTIGÜEDAD AL EURO

CAUDIO MONTIEL (Profesor en Historia y Geografía,


Licenciado en Historia, Magister en Historia Económica y
de las Políticas Económicas)
3

CONSIDERACIONES PRELIMINARES

“El dinero es una conveniencia muy antigua”, expresa John K. Galbraith1en uno de sus
conocidos libros y varios milenios de historia probablemente le den la razón. Es importante
distinguir que cuando nos referimos a dinero no se hace alusión exclusivamente a la
moneda metálica: hubo que esperar mucho tiempo hasta su aparición. Max Weber2
determina distintas fases de evolución desde la más remota antigüedad hasta su tiempo:

 Dinero ornamental: conchas cauri de Africa y territorios de océano Indico,


cuentas de vidrio, ámbar, colmillos de marfil, etc.
 Dinero utilitario aparecen objetos de usos diversos: trigo, ganado, esclavos,
tabaco, aguardiente, sal, armas, etc.
 Dinero indumentario: Pieles, cueros, tejidos, etc. Adam Smith hace
referencia en su clásica obra cuando analiza este tema que en Escocia hasta
“tiempos recientes” (la obra se escribió en 1776) se utilizó el clavo de hierro
como medio de pago3
 Dinero signo: aparece en circunstancias que todavía no tiene la menor
afinidad con el sistema monetario actual, la acción monetaria se asocia a
meros signos que en sí no representan ningún valor. Fichas de juego en
China, trozos de pieles, etc.
 Moneda metálica y papel moneda: Fue una gran evolución y con
posterioridad lo analizo especialmente.

1
GALBRAITH, JHON K. “El Dinero”. Ariel S.A. Buenos Aires. 1994 Cáp. II pág.15
2
WEBER, MAX. “Historia Económica General”. Fondo de Cultura Económica. Madrid.
1974, Cáp.6 Dinero e historia del dinero pág.205 y sig.)
3
SMITH, ADAM. “Sobre la naturaleza y causas de las Riquezas de las naciones” Bosh.
Barcelona. 1983 Lib I Pág. 77
4

Quedaría agregar a los estudios de Weber lo que actualmente aparece como Dinero Virtual
o electrónico: tarjetas de débitos y créditos, etc.

Los sistemas monetarios son construcciones abstractas que tienen por función el facilitar -a
través de la cuantificación- los intercambios de mercaderías concretas y más adelante, con
los instrumentos monetarios, también las documentan. Estas construcciones abstractas
corren paralelamente a las concretas mercaderías, producidas o productoras, existentes;
evolucionan con ellas y se adaptan a ellas. Desde el momento que sustituimos la
construcción abstracta por un objeto concreto y además, escaso -los metales preciosos-,
esta flexibilidad del sistema monetario, esta capacidad de adaptación a la realidad
mercante, se pierde definitivamente. De ello resultan graves distorsiones, tanto de nuestra
visión de la realidad, como del sano funcionamiento de ésta.

DESARROLLO

Los sistemas monetarios de las civilizaciones


nacientes

La arqueología nos ha descubierto en los últimos decenios como nacieron las primeras
civilizaciones en el Asia Sudoccidental, en el valle del Indo, en Egipto, mas tarde en el
Egeo, en el valle del Danubio...

Estas civilizaciones estaban fundamentadas en un utilitarismo neolítico avanzado, de


cultivo extensivo de cereales y con una división del trabajo ya bien establecida. Con ellas
aparece la escritura; pero la escritura no es sino la consecuencia de otra práctica social que
aquí nos interesa mucho, ya que no es otra que la utilización de instrumentos monetarios.
5

Estas sociedades contaban, desde los inicios de su neolitización, probablemente, con


unidades monetarias bien definidas.

En Mesopotamia, en los tiempos iniciales, la unidad monetaria era el centeno y más tarde
también la plata. Esto no significa, que en los intercambios concretos la gente cambiara
mercadería por centeno (o plata), sino únicamente que el centeno y la plata eran los
patrones de valor en relación a los cuales podía expresarse el valor de todas y cada una de
las mercaderías.

Coincidente con el inicio de la Edad del Bronce, durante el milenio IV a.J.C.- las
civilizaciones del Próximo Oriente conocen un desarrollo económico notable: se produce
un aumento drástico de la población en Irán e Irak y aparece la especialización artesana y
los inicios del comercio a gran escala. El comercio se realiza a muy larga distancia. Esta
especie de explosión económica va aparejada a la aparición de unos aparatos muy curiosos,
que recientemente se han estudiados e interpretados. Se trata de las bullae, que son unas
bolsas de arcilla, mas o menos esféricas, llenas de diferentes figurillas de barro y selladas
en el exterior. Estas bullae son herederas de un complejo sistema de contabilidad a base de
fichas -según parece, representativas de diferentes mercaderías y diferentes valores
numéricos- que data de los inicios del Neolítico, hacia el milenio IX a.J.C y que se las
consideran como antecedentes directo de los tipos de dinero monetario

Max Weber4 analiza cómo en Mesopotamia se va difundiendo el uso de metales nobles ya


que son difícilmente oxidables, gozan de una consideración especial por su rareza y
además por que pueden trabajarse y dividirse fácilmente. Menciona el autor que se
utilizaban lingotes de metal noble que los comerciantes proveían con un sello o punzón: el
Chekel.

Durante el reinado de Hammurabi (1760 a. J. C.) está ya plenamente atestiguado en


Babilonia el uso de lingotes de oro, plata o bronce. Pero no solamente la civilización
mesopotámica experimentó este cambio decisivo. Todas las civilizaciones históricas fueron
entrando paulatinamente, en el sistema monetario metalista. En el valle del Indo se
utilizaron barras de cobre oblongas; entre los Hititas, lingotes de hierro; en Micenas, placas

4
Ob.Cit, pág.21 y sig
6

de bronce que imitaban pieles de animales y en China también placas de bronce en forma
de vestidos.

Los primeros instrumentos monetarios metálicos eran, incluso en el interior de cada


civilización y de cada ciudad-imperio, de formas muy diversas y de calidades de metal
muy variables. Por este motivo en cada transacción había de pesarse y probarse el metal
utilizado.

Mas adelante se generalizó el uso de piezas de metal normalizadas, garantizadas por un


peso y calidad determinadas. La garantía era dada por el sello de la persona que acuñaba
las piezas -sello que se grababa en la pieza-: estas piezas son las monedas propiamente
dichas y las primeras de que tenemos noticia documentada se remontan al siglo VII a. J. C.
en el Asia Menor.

Si en un principio cualquier persona, con suficiente autoridad y riqueza, podía acuñar su


propia moneda, con el paso del tiempo esta función fue monopolizada por los poderes
oficiales.

Las fuentes, desde Gungunum de Larsa, dejan conocer algo del sector privado, relacionado
con créditos de plata o grano (cebada). Se aprecian los apuros del hombre corriente,
abrumado por las deudas que pueden llevarle a la ruina, la cárcel, la servidumbre, la venta
de los hijos o la de la propia persona, pues sobre la plata se cobra un interés del 20% y del
33% sobre el grano, que aumenta si se supera el vencimiento (normalmente, la estación de
la cosecha).. Esta amenaza para el equilibrio social mínimo fue percibida por algunos
reyes, que prescribieron amnistías de deudas o alivios forzosos de las mismas.

Se conoce el activo comercio del antiguo Egipto en sus regiones y fronteras destacándose
el traslado de piedras preciosas y semipreciosas. Oro, alabastro, cuarcita, granate, hierro,
jaspe, cristal de rocas sobre todo de la ruta del Mar Rojo; incienso, mirra, obsidiana de
Punt; marfil, ébano, plumas de avestruz, mandriles, oro, en algunas ocasiones también
hubo tráfico de pigmeos, - figuran en los paisajes esteriotipados del Nilo durante la
antigüedad clásica -, de Nubia; lapislázuli. Cedro libanés, cobre, estaño, plata piedras
preciosas, vino, aceite, de Palestina, Oriente Medio y Mesopotamia. Se desconoce lo que
7

los Egipcios pagaban por todas esas mercaderías, con seguridad la práctica del trueque
estaba ya perfeccionada.

La situación descripta se prolonga durante mucho tiempo, desde el Período Dinástico


Temprano al Periodo Tardío, cuando se comenzó a utilizar las monedas metálicas en el
comercio internacional.

Tanto en Mesopotamia como en Egipto se conocían instituciones parecidas a los bancos.


En la antigua Babilonia existían lo que Weber denomina “banqueros profesionales” que
otorgaba pequeños créditos (con garantía prendaría o caución) medidos en Chekel de plata,
se otorgaba tambien commendas, créditos de empresas. En Egipto los bancos se
desarrollan en el templo como caja de depósito, no de crédito, ya que los bienes eran
considerados sagrados, y quien ponía las manos sobre ellos cometía un terrible sacrilegio.
Solo tardíamente, en épocas de los Ptolomeos se desarrollo un monopolio bancario real con
atribuciones de depósito y fiscales.

El flujo y reflujo de bienes que transitaban por el Mediterráneo, desiertos y ríos, aunque
perfeccionado en los procedimientos debió, esperar mucho tiempo hasta que “la
conveniencia” aparezca en forma de monedas metálicas; y otro tanto para que su
aceptación como medio general de pago y de cambio, y como atesoramiento sea
generalmente admitido.

LOS SISTEMAS MONETARIOS EN GRECIA Y ROMA

Mucho tiempo se discutió acerca del origen de la moneda metálica. Se ha dicho que fueron
los Chinos los primeros en utilizarlas en tiempos lejanos; otros afirman que tal privilegio le
corresponde a algunas regiones de la India, Fenicia, Mesopotamia, etc; en la actualidad no
cabe dudas, la moneda metálica con todas las prerrogativas modernas aparece en el mundo
Egeo hacia el siglo VII a J.C.
8

Del análisis que pormenorizadamente realicé de las más antiguas y completas obras que
dejara el genio griego, en sus vivas narraciones no mencionan, hasta las Historias de
Heródoto, la utilización de monedas metálicas aunque sí permanentemente se refieren a
“joyas”, “finos tesoros”, “riquezas” (tampoco la arqueología halló, por el momento,
monedas de una antigüedad superior)

Homero en su monumental obra, la Ilíada,5 hace decir a Hector “...Oid troyanos y


valientes griegos lo que me dice París, que la causa ha sido la guerra. El os propone que
todos los aquivos y troyanos dejen las armas sobre la alma tierra, y que, en medio del
campo que divide los ejércitos, él y Menelao, en muy reñida singular batalla, quién de
Elena y sus tesoros dueño ha de ser al fin, y el que con vida quedase y vencedor, la mujer
tome y todas sus riquezas.

En la odisea se aprecia una gran evolución:6 “ ... él allí a Menéalo regaló dos bañeras de
plata, diez talentos y un par de calderas, con todo ello de oro. Más su esposa también hizo
a helena preciosos regalos...”.

Heródoto7 de Turios es el primer historiador que en el siglo VI a C. menciona


explícitamente sobre el origen de la moneda metálica. “ ...los libios, por otra parte, tienen
costumbres muy similares a los griegos, con la excepción que prostituyen a sus hijas.
Fueron los primeros hombres, que sepamos, que acuñaron y utilizaron monedas de oro
y plata..”.

Para el siglo V a C. Grecia tenía una perfecta organización monetaria. El dracma de plata
constituía la unidad monetaria de los sistemas griegos. Tenía múltiplos y subdivisiones:
una mina equivalía a cien dracmas y un talento a seis mil, mientras que un óbolo era una
sexta parte de la dracma. Lo atestigua así Tucídides: “... y si alguno no estaba dispuesto a
embarcarse enseguida con los otros, pero quería participar en la colonia, podía quedarse
entregando un depósito de cincuenta dracmas corintias”8.

5
La Iliada, Homero, Sopena, Bs. As. 1940 Pág.48
6
Odisea, Homero, Gredos S. A. Madrid 2000 Pág. 50
7
Historia, Heródoto, Gredos S.A Madrid 2000, libro I Pág. 99
8
Tucídides, “Historia de la guerra del Peloponeso” Gredos S.A Madrid 2000 libro I-II Pág 69
9

La acuñación de monedas era sumamente práctica. Pero era también una invitación a
grandes fraudes públicos y pequeños fraudes privados ya que frecuentemente se las
envilecían, limaban o falsificaban. Ya en el año 540 a J. C. Se dice que Polícrates de
Samos estafó a los espartanos con monedas de oro falsas.

Las primeras secas, trabajo de artistas y artesanos, se desarrollan en las colonias del Asia
Menor, posteriormente también en Grecia continental. Las monedas eran esféricas y tenían
solo valor intrínseco. Las más antiguas poseen estampadas figuras de animales como el
toro o la lechuza (representaba a Palas Atenea) Desde Alejandro Magno se estableció la
costumbre de presentar la cabeza del soberano en la moneda. “eso podía ser una espada de
doble filo” afirma Galbraih9. Según Suetonio, después de la muerte de Calígula, se
recogieron o fundieron las monedas con su efigie a fin de que se olvidasen el nombre y las
facciones del tirano.

Capitulo aparte merece la primera teorización acerca de las funciones del dinero. Fue
Aristóteles quien racionalizó su origen y sus funciones. Además de reconocer al dinero
como medio de cambio y patrón de valor, también consideró a la moneda como un
depósito de valor, observando en su Etica a Nicómano “si en la actualidad no necesitamos
nada, la moneda es para nosotros como el garante de que podremos tener lo que
necesitamos, por que el que lleva dinero debe poder adquirir”. El sabio griego aunque
reconocía el uso del intercambio monetario para satisfacer necesidades, no aprobaba el uso
del intercambio como mecanismo para la acumulación de riquezas. Para Aristóteles, el uso
natural del dinero consiste en gastarlo. El atesoramiento o la acumulación por sí misma era
no natural, y por lo tanto condenada. La acumulación es el origen del préstamo por lo tanto
del interés y la usura.

Más allá de otras consideraciones acerca de los alcances, ventajas y privilegios de contar
con una economía monetaria ¿ por qué se origina en el ámbito Egeo? ¿Que cambios
experimentan los pueblos Helenos hacia los siglos VII y VI, cuando aparecen las primeras
monedas? ¿Es un hecho aislado o tiene que ver con el desarrollo paralelo en otras
actividades?

9
J.K Galbraith Ob.Cit. Pág. 16
10

Durante los siglos VII y VI a C. Grecia sufrió una transformación considerable, desde el
punto de vista socioeconómico. Antes era un país principalmente agrícola, pero a partir de
entonces comenzó a desarrollarse cada vez más la industria artesana y el comercio. Se hizo
necesario por lo tanto fundar centros de representación comercial, que surgieron primero
en las colonias Jónicas, sobre todo en Mileto, y más tarde en otras partes. Las ciudades se
convirtieron en centros comerciales florecientes, lo cual provocó un notable aumento de la
población. La nueva clase de comerciantes y artesanos logró paulatinamente una
considerable fuerza económica en expansión transformando las viejas formas aristocráticas
de gobierno. Se gesta, lentamente, la más notable diferencia del griego por encima de
cualquier otro ciudadano del mundo en ésta época: La Libertad. Con ese atributo y en el
marco de la Polis se desarrolla la más maravillosa obra que la cultura humana viera en toda
su historia: Los orígenes del pensamiento filosófico y Científico.

La política monetaria de Roma fue decisiva para los últimos tiempos de la Edad antigua y
para los primeros de la Media hasta los merovingios. En Roma hubo en principio, de modo
efectivo, el patrón paralelo entre el cobre y la plata, intentándose mantener entre ambos la
proporción de 112 = 1. importancia decisiva en la creación de un sistema monetario
relativamente unificado tubo el sestercio de plata en tiempos de la monarquía. El oro fue
acuñado simplemente como moneda comercial, mientras que el cobre quedó reducido
progresivamente a la condición de moneda de crédito para las operaciones de escasa
importancia, con la mera función de moneda signo. A medidas que Roma fue adquiriendo
importancia y expansión, se fue incorporando además de monedas extranjeras, metales
preciosos para su acuñación. Por ello no llama la atención que durante mucho tiempo la
acuñación era levada a cabo sobre todo por los jefes militares, cuyos nombres aparecen
casi siempre en las monedas de plata y oro ya en la época republicana; se hacía a base del
botín y no con vista a las necesidades de la economía, sino para el pago de tropa.

En las postrimerías de la república, con Julio César comenzó la primera regulación


monetaria definitiva César adoptó el patrón oro. Su Aureus valía 100 sestercios de plata
tomando como relación 11,9 = 1. El aureus se mantuvo hasta la época de Constantino. Por
el contrario, la plata, sufrió varias alternativas. Nerón escogió como aleación el Denario,
con lo que aumentó la cotización del aureus. Caracalla explotó sistemáticamente el negocio
11

de envilecer la moneda, y sus sucesores, procedentes de los medios militares siguieron su


ejemplo.

Esta política monetaria arruinó la organización monetaria romana. Fue Constantino el


Grande quien emprendió la tarea de su restauración. Reemplazó el aureus por el famoso
Sueldo de oro, una de las monedas más pesadas de la antigüedad ya que poseía 327 gramos
de oro. Se intentó convertir a esta moneda como patrón monetario de bastas regiones para
el comercio internacional y por mucho tiempo lo logró gracias a su gran valor intrínseco10.

Los autores son contestes en afirmar que, con escasos intervalos, nunca existió un
verdadero sistema monetario en el imperio. Los emperadores las acuñaban más por una
cuestión de prestigio personal que en vistas a la realización de un verdadero ordenamiento
económico. Muchas son las monedas de oro que circularon por el mundo romano y que
por cuestiones de espacio no las puedo analizar (Soldada, denarios, besantes, etc.). Sin
embargo para la mayoría de las operaciones ordinarias nunca desaparecieron las antiguas
monedas de cobre y de plata. Galbraith, en ese sentido realiza una interesante reflexión: “
Siempre se consideró degradante que Judas entregase a Jesús por 30 monedas de plata. El
hecho que fuesen de plata solo indica que fue una transacción comercial normal; si
hubiesen sido de oro, proporción plausible en la antigüedad, el trato habría sido
excepcional”

¿Qué nos dejó el mundo antiguo en materia monetaria?

 La conveniencia de su creación sobre todo en las operaciones comerciales, para


establecer una remuneración estimada de las tropas mercenarias o regulares y el
pago de impuestos y tributos.
 Es el dinero probablemente el creador de la propiedad individual en épocas muy
remotas
 El arraigo de sus funciones más importantes como unidad de valor, medio general
de cambio, medio general de pago y medio de atesoramiento.

10
solamente merced a la disponibilidad de una variada cantidad de minas y su explotación por largo tiempo
lo pudo lograr
12

 La equivocación de creer que cuanto más pesada es la moneda más importante es.
Recién con una revolucionaria moneda pequeña acuñada en 1252 el mundo
entendió que a mayor peso y volumen más se la puede limar, adulterar y envilecer.
 La potestad del estado (o del soberano) de acuñarlas como parte de su soberanía o
imperium.
 Su uso se afianza gracias a la formación de vastos imperios.
 No mencionan los historiadores de la economía que en la abundancia de circulación
se observen modificaciones significativas en materia en los precios (En la
actualidad un aumento en la emisión acarrea inflación).
 Probablemente la mayoría de la población de esos tiempos, las clases populares,
hayan tenido la oportunidad de poseer siquiera algunas monedas importantes.

LAS MONEDAS EN LA EDAD MEDIA

En la actualidad, estamos muy lejos de identificar, como antaño se hacía, el Medioevo con
“los siglos oscuros”. Esa identificación surgió, como es sabido, poco después y fue
elaborada por los humanistas más para resaltar las características de su propio tiempo, que
las del periodo precedente. Hoy más bien se ha insistido, y quizá demasiado, en negar esa
imagen tradicional y en afirmar la positividad de la edad Media.

En ese sentido Henri Pirenne11 repudia la aplicación del término “economía natural” como
tradicionalmente se ha tildado a la Edad Media. Opina el gran historiador belga que luego
del siglo IX los precios en los documentos se expresan exclusivamente en moneda; otros
sin embargo, opinan que la principal característica es el retorno al trueque y a la
desaparición progresiva de las monedas en Europa. Así lo atestigua, por ejemplo, el conde
BalduinoIII (958-962) cuya reglamentación de las ventas hechas sin numerario determina:
“dos gallinas a cambio de un pato, dos patos por un lechón, tres corderos por un carnero,
tres terneras por un buey”. Algo, sin embargo, es cierto: como la circulación monetaria está
relacionada directamente con el comercio, al reducirse éste considerablemente, acarreó la
escasez de la circulación monetaria.

11
Pirene, Henri “Historia Económica y Social de la Edad Media”F. C. E. Bs. As. 1987
13

En mil años evidentemente aparecieron y desaparecieron gran cantidad de monedas. Sus


usos, desarrollo y regresiones se relacionan con períodos bien definidos en la tradicional
división de Temprana, Alta y Baja Edad Media.

La fragmentación del poder político impuso una modificación respecto al mundo antiguo.
En la Edad Media, en general, el ejercicio de la fabricación de moneda fue realizada en
numerosas cecas locales. En principio la corona (rey o emperador) continuó detentando
oficialmente la regalía de la acuñación, pero la fabricación de moneda se hizo por un
sistema cooperativo artesanal, correspondiendo a los distintos señores la renta que arrojaba
tal negocio. Esta práctica constituyó un incentivo para el envilecimiento de la moneda que
alcanza proporciones extraordinarias durante todo el medioevo.

La irrupción Musulmana del siglo VIII provocó una ruptura en el comercio internacional
europeo, que hasta esa época habían conservado, en cada uno de los reinos “bárbaros” que
se habían repartido el Imperio de Occidente, como patrón monetario el Sueldo de oro de
Constantino.

Carlos Magno visualizó la importancia de la moneda en una sociedad en plena regresión


agrícola y sin mercados exteriores realizando una seria reforma: el establecimiento del
sistema monetario monometalista de plata. Aparece la Libra de plata de 491 gramos,
dividida en 240 unidades de metal puro que se designan con el nombre de denarios cada
uno de los cuales pesaba aproximadamente dos gramos. Aparte existen monedas de contar,
simples expresiones numerales, que corresponde a determinada cantidad de denarios, como
por ejemplo el sueldo (solidus) que equivale a 12 denarios. Se determinó severas penas
para las adulteraciones y a los que se negaban a aceptarlo en pago. Además el estado
controlaba permanentemente el peso y la ley de las monedas.

Es importante destacar que por esos tiempos (S. IX) las monedas de oro no habían
desaparecido de Europa, conservándose su uso en el sur de Italia.

El desorden monetario sobrevino a la desintegración de la época carolingia: los príncipes


feudales usurparon el derecho de acuñar moneda, los reyes, por su lado, lo concedieron a
muchas iglesias. Con el tiempo era tanta la circulación de denarios como feudos existían.
Un capitulo aparte merece los comentarios respecto del fraude y las adulteraciones. Como
14

ejemplo simplemente el comentario: tanto se envileció el denario que en vez de ser


blancos como al principio, la mayor parte de los denarios se habían vuelto negros por su
mezcla con el cobre.

En el siglo XI aparecen otras monedas de relativa importancia como el Marco, originario


de Escandinavia, que dio lugar al marco de Colonia de 210 gramos y al de Troyés, de
Champagne de 244 gramos utilizado en toda Francia del Norte. En Castilla aparece como
moneda de cuenta el Maravedí.

El siglo XIII representa una época de grandes cambios en materia monetaria:

 Se dictan ordenanzas que regulaban la circulación de monedas en los reinos y


señoríos, como ejemplo la emanada de San Luis, de Francia en 1262, buscando el
control y la centralización creando los Gros turnois y más tarde el gros parisis
 Por primera vez en la historia se realizan uniones monetarias entre ciudades, donde
se comprometen a poner en circulación especies del mismo tipo y ley, una de las
primeras uniones fue la establecida entre Hamburgo y Lubeck en 1252.
 El comercio internacional se anima con el desarrollo de las grandes ferias como las
de Champagne, lugar de encuentro entre comerciantes meridionales y
septentrionales de las ligas Mediterránea y Hanseática. En estos lugares aparecen
los primeros cambistas, y documentos de créditos como las letras de ferias.
 Aparecen varias e importantes monedas como el Gros veneciano, las Augustales de
oro que Federico II mando acuñar en 1231 en el reino de Sicilia (para muchos una
obra maestra de la numismática medieval), etc.
 En 1252 en Florencia, Italia, aparece la moneda que se convertirá en un verdadero
patrón monetario del comercio internacional desde oriente a occidente: El Florín.
Moneda increíblemente pequeña de 3, 5 gramos de oro, lo que imposibilitaba su
adulteración, limado y envilecimiento. Con el afianzamiento de esta moneda cuyo
dominio de extiende a la llegada de los metales preciosos de América, terminamos
parcialmente el desarrollo monetario de la Edad Media.
15

¿Qué nos deja la Edad Media en materia monetaria?

 La escasez de metales preciosos llevaba a los reyes u otras autoridades


acuñadoras de moneda, a practicar terribles manipulaciones monetarias,
inconfesadas o públicas.
 Como la emisión y el curso legal de la moneda están en manos de las
autoridades del lugar, estas pueden hacer que el valor nominal y legal de las
piezas de moneda no corresponda a su valor real en metal -ya sea acuñando
nueva moneda con el mismo valor nominal, pero que contenga menos
cantidad de metal o bien, sea aumentando oficial y artificialmente el valor
nominal de las piezas en circulación-. Por este procedimiento la autoridad
acuñadora podía realizar sus pagos utilizando una menor cantidad de metal.
 La consecuencia inevitable de las manipulaciones monetarias era el alza de
precios y salarios, alza que agravaba nuevamente la situación monetaria del
Estado, que tenía, así, que proceder a nuevas manipulaciones, iniciando un
ciclo infernal (que no para hasta nuestros días)
 Los más perjudicados eran siempre las clases populares, que no tenían
suficiente poder de compra para hacer frente a las alzas de precios y que
tampoco tenían la capacidad de manipular la moneda que les era impuesta.
 La aparición, gracias a la dinámica comercial en la Baja Edad Media, de
instrumentos financieros que medían en monedas: Letras de ferias,
Cheques, certificado de depósito transferible, etc.
 El final de la Edad Media ha visto un enorme desarrollo de las relaciones
comerciales y por lo tanto, de las necesidades de moneda. Así, los
banqueros de esta época han inventado una nueva práctica para suplir la
escasez de metal: nos referimos a la letra de cambio.
16

SISTEMAS MONETARIOS EN LOS TIEMPOS MODERNOS

Con la modernidad se afianza y expande el comercio internacional y otras transacciones


económicas y consecuentemente también operan tantas monedas que sería imposible
nombrarlas en esta síntesis. Me limito, por tanto, a caracterizar el período a la luz de
consideraciones fundamentalmente monetarias. La bibliografía consultada posee un
encuadre Económico y Social, típico de Annales, además en la consideración del
nacimiento del capitalismo aparecen elementos de la escuela marxista. En general adhieren
al denominado paradigma común del siglo XX.

Es conveniente por razones de interpretación dejarnos llevar por el clásico libro de J. H.


Parry12 que en su parte introductoria pinta el mejor panorama: “Uno de los rasgos más
notables de la historia de los últimos doscientos años ha sido la influencia dominante de los
europeos fuera de Europa...las bases del dominio europeo fueron preparadas en el siglo XV
y firmemente asentadas en los siglos XVI y XVII...descubrieron y sometieron a muy
diversas razas...”.

El pasaje de la historia medieval a la historia moderna está marcado por tres hechos
capitales, que en materia monetaria posee trascendental importancia: el primero se presenta
en el plano económico social y consiste en la evolución del precapitalismo al capitalismo
comercial debido al surgimiento de una nueva técnica financiera y bancaria, y al aporte de
nuevos metales preciosos debido al descubrimiento de América; el segundo más
estrictamente político, es la constitución de conglomerados estatales fuertes sobre la base
del logro de un territorio compacto y de una centralización burocrática (los llamados
Estados Nacionales); el tercero se presenta en el plano espiritual y consiste en la irrupción
de una nueva filosofía, de una nueva concepción de la vida y de una nueva civilización
(humanismo y Renacimiento).

12
PARRY, Jhon. Europa y la expansión del mundo 1415-1715. F. C. E. Bs.As. 1993
17

Desde el siglo XVI la creciente afluencia de metales nobles a Europa proporcionó la base
económica para el establecimiento de relaciones fijas en el régimen monetario. En un
primer momento son los portugueses que introducen el oro recogido en la costa occidental
de Africa; muy pronto se les suman los españoles con el de las Antillas y México, y cuando
en 1545 se descubren las riquísimas minas de plata del Alto Perú, surge una verdadera
revolución económica que modificará profundamente la historia europea y mundial. Se ha
calculado que la cantidad de metal noble extraídas en México y América del Sur se
estiman, para el período que va de 1493 a 1800, en unos 2, 5 millones de Kg. de oro y de
90 millones de Kg. de plata. El panorama se completa al considerarse lógicamente que
estos metales de convirtieron en nuevas monedas (aunque no toda) que comenzaron a
circular por toda Europa con una grave consecuencia: La revolución de los precios. En su
origen se reconocen también factores interno como la explotación de las minas de Titol y
Hungría por los Fugger; el ascenso de los grandes capitales alemanes y flamencos, etc.

La afluencia de metales preciosos había hecho que en la segunda mitad del siglo XVI la
cantidad de oro y de plata existente en Europa fuera 12 veces mayor que en la primera
mitad; un crecimiento tan rápido de la riqueza metálica tenía que conducir fatalmente a una
devaluación de la moneda y de su poder adquisitivo, con el inevitable resultado de un
rápido y general encarecimiento del costo de vida. Así, si el volumen de metales se
multiplicó por 12, el precio del trigo, alimento básico de la población europea, se
multiplicó por más de 16.Las consecuencias: Una ola de miseria extendida por toda Europa
que se abatió especialmente a las clases que vivían de la renta fija dando un golpe mortal a
las viejas estructuras feudales.

La Edad Moderna se presenta por lo tanto como la edad de la burguesía, es decir de la


nueva clase que no está ligada al viejo mundo feudal, sino que tiene la elasticidad necesaria
para aprovechar las nuevas condiciones económicas. Y las aprovecha sin escrúpulos
invirtiendo el capital en la compra de antiguas heredades, explotando a los trabajadores,
campesinos y artesanos pero por sobre todo realizando especulaciones gigantescas gracias
a la profunda revolución monetaria en curso en Europa. Con la especulación del cambio, el
atesoramiento de las monedas más preciadas y la inundación del mercado con la menos
preciadas, junto al capitalismo comercial se asiste al surgimiento y fortalecimiento de un
verdadero capitalismo bancario. Es la época de los Welser, Fugger, etc.
18

En este panorama surge la doctrina Mercantilistas (para algunos autores no constituye una
verdadera doctrina económica como lo serían la Fisiocracia, el Liberalismo y el
Socialismo, sino un conjunto de reglas prácticas para enriqueces al estado o soberano) que
se prolonga durante toda la modernidad y fue adoptada por la mayoría de los estados
europeos. No podemos por razones de espacio desarrollar aquí toda la doctrina pero sí
apuntar cuál es su opinión en cuanto al papel del dinero y el comercio. El dinero y su
acumulación constituyeron los intereses primordiales de las nacientes naciones – estados
de la época mercantilista. Uno de los fines idealizados del comercio y la producción era
aumentar la riqueza por medio de un incremento de la acumulación de lingotes de oro en el
país. El país es rico si tiene mucho dinero acumulado es lo que resume al Bullonismo.

Uno de los grandes aportes que la modernidad ha hecho a la economía y al sistema


monetario fue el desarrollo de bancos e instituciones financieras con perfiles
decididamente actuales, no solamente en sus sistemas contables, sino también en el
perfeccionamiento en sus operaciones como ejemplo se cita el billete de banco.

El billete de banco fue inventado en 1656 por Palmstruch, banquero de Amsterdam.


Consiste únicamente en el hecho de que el banco, en lugar de pagar a sus clientes con
piezas de moneda metálica, lo hace con billetes, pedazos de papel que son una promesa del
Banco de convertirlos en metal en cualquier momento que su tenedor lo solicite. Como
estos billetes no tienen un plazo determinado, pueden circular indefinidamente hasta que
alguien se decida a cambiarlos por metal.

Nos encontramos así con dos circulaciones monetarias permanentes, bien diferenciadas: la
circulación de moneda metálica concreta; y la circulación de billetes de banco, que ya no
tienen valor intrínseco, pero que representan una promesa permanente de conversión en
oro y por tanto, están fundamentados en la confianza en el banco emisor, en su capacidad
de hacer frente a las demandas de conversión. Esta circulación monetaria, no es ya
concreta, pero guarda una relación con la circulación concreta (la de moneda metálica): la
posibilidad permanente de convertirse en ella.
19

Gracias a los billetes de banco, los Bancos tienen la posibilidad de remediar la escasez de
metales preciosos -que, a pesar de los descubrimientos de minas, continúan, ya en plena
industrialización, siendo insuficientes-.

Efectivamente, los bancos privados emiten billetes en cantidades que superan con creces el
contenido en metálico de sus depósitos. Esto pueden hacerlo sin ocasionar problema
alguno, siempre que guarden una proporción prudente entre metálico y billetes. Pero a
través de este mecanismo, crean los instrumentos monetarios de los que el mercado o la
sociedad están necesitados, ya que la cantidad de moneda metálica es insuficiente.

¿qué nos deja la historia moderna con respecto a la moneda?

 El desarrollo de doctrinas económicas con fuerte desarrollo en materia


monetaria, fundamentalmente el mercantilismo.
 La falsa concepción que la riqueza de un país depende de la acumulación de
metales preciosos (la riqueza, se convierte así en “capital ocioso” y no fluye
en el circuito económico)
 El nacimiento del capitalismo, si bien puede considerarse como responsable
de muchos sufrimientos hay que reconocer que ha sido también un
instrumento de actividad intelectual y de emancipación (recordemos Italia y
los Países Bajos en el siglo XVI).
 La formulación de leyes monetarias que en economía jamás fueron
discutidas como la de sir Thomas Gresham en 1558, según la cual la
moneda mala expulsa siempre a la buena.
 La mayoría de los europeos se enteraron del descubrimiento de América por
las consecuencias de la afluencia de metales preciosos y la revolución de los
precios.
 El gran desarrollo bancario como regulador monetario sobre todo el de
Amsterdan y el de Londres. Fomentan y apoyan la creación de compañías
comerciales que se proyectan a todo el mundo.
20

 Las “tres revoluciones” en las postrimerías de la edad dejaron su impronta


en materia monetaria.

SISTEMAS MONETARIOS EN LA HISTORIA CONTEMPORANEA

Para el que examina el panorama histórico los siglos XIX, XX, y principios del XXI, no
puede dejar de asombrarse ante la complejidad, la riqueza de fuerzas autónomas, la
multiplicidad de planos que presenta con respecto a las “edades” anteriores. El fenómeno
de la grandísima e imparable aceleración que se experimenta en el campo de la tecnología
y de las concepciones científicas, se ha presentado también en el campo monetario y de los
complejos sistemas financieros.

En su comienzo (y probablemente hasta hoy, con nuevos matices), el sistema imperante


desde el punto de vista doctrinario es el liberalismo. En el aspecto monetario, mantuvo una
estricta ortodoxia, basada en el patrón metálico. Los economistas liberales consideraron la
moneda como un instrumento cuya misión se agotaba en asegurar el correcto
funcionamiento de los mecanismos económicos (precios, balanza de pagos, etc.) La
escuela clásica fue partidaria, mayoritariamente, de la teoría cuantitativa de la moneda,
siendo David Ricardo su máximo exponente. Este afirmaba que el cuantitativismo afectaba
tanto a la moneda como a los billetes, fueran éstos convertibles o no, y que el incremento
del flujo monetario en un país producía idénticos efectos en el mundo entero,
estrechamente ligado por cambios y transacciones.

Londres se convierte en el centro monetario mundial desplazando a Ámsterdam, adoptando


definitivamente el patrón único en 1816. los demás países europeos continuaron con el
bimetalismo, caracterizado por la libre acuñación de la plata.

La simplificación monetaria se inició en los Estados Unidos, con la adopción del sistema
decimal en lugar del sexagesimal de la libra. La modela oficial, el dólar, contenía 371
gramos de metal fino, acuñados tanto en oro como en plata con una relación establecida
21

por ley de 1 = 15. Francia acogió también el sistema decimal y creó el franco, moneda de
plata de 5 gramos. Más adelante 11 países europeos adoptan el mismo sistema.

En Alemania, el Zollverein produce no solamente la unión aduanera, en 1833, sino también


la unificación monetaria de los estados, estableciendo dos únicas monedas . el Taler de
plata prusiano para los estados del norte y el florín o gulden renano, también de plata, para
los del sur. La unificación monetaria definitiva adopta un sistema bimetalista en 1873

Hasta 1850 la plata de las minas mexicanas corrió abundantemente, en tanto que la
producción aurífera brasileña (Ouro Preto, Minas Gerais), en descenso después de haber
alcanzado su máximo en 1760-1770, hizo escasear el oro. Más adelante el descubrimiento
de los yacimientos auríferos de California (1848) y Nueva Gales del Sur y Victoria en
Australia (1850-1851) modificaron totalmente el panorama de la época anterior. Esto
provocó el aumento de la demanda de plata ocasionando perturbaciones. Para detener la
emigración de especies de plata, en 1865, y a propuesta de Bélgica, se constituyo la Unión
Monetaria Latina, asociación que proveía para todos sus miembros una moneda única, el
Franco Standard.

Se inicia una larga serie de asociaciones o uniones monetarias que con sus avances y
retrocesos constituyen el antecedente directo de la unificación monetaria europea actual.

En el tercer cuarto del siglo XIX, el sistema monetario internacional dependió en gran
medida del dinero y el crédito del mayor comerciante del mundo: Gran Bretaña.

Es importante destacar que la inestabilidad política y los conflictos armados como la


guerra Franco-Prusiana, la de Secesión, etc. influyeron el desarrollo económico y
monetario, provocando épocas de crisis como la que se experimentó en 1873.

En los treinta años anteriores a la primera guerra mundial existió un sistema internacional
de tipos de cambio fijo sin precedente en la historia. Casi todas las monedas se vincularon
al oro, lo que provocó algunos beneficios como la estabilidad, y en algunos casos, la
disminución de los precios.
22

Durante la Primera Guerra Mundial, los enormes gastos originadas por la guerra
provocaron el vaciado casi total de las arcas de los Estados beligerantes -el oro de los
cuales emigró, en gran parte, a los Estados Unidos-. Los billetes se emitieron en grandes
cantidades, pero la convertibilidad hubo de ser, evidentemente, suprimida. Las
perturbaciones monetarias produce en los países beligerantes una inflación monetaria sin
precedentes. El tesoro se convirtió en una especie de banco de depósito a corto plazo, falto
de confianza y sin las reservas correspondientes consumidas por el aumento en el gasto
público. A la depreciación exterior de la divisa correspondió un alza de precios en el
interior, con graves repercusiones sociales. La mentalidad inflacionaria agravó aún más la
situación, ya que se había perdido toda confianza en la posibilidad de una moneda estable.
Entre 1913/14 a 1920 los precios subieron en Gran Bretaña un 313 %; en Francia un 509%,
Italia 624; Estados Unidos un 228% y, lógicamente en la más perjudicada, Alemania con
un 1965 %. Durante la guerra los estados abandonan el patrón oro y plantean la emisión de
billetes (durará poco tiempo) lo que provoca falta de confianza e inestabilidad (comienza
así el perfil monetario actual). Veamos cómo opera el cambio.

Durante el siglo XIX, los Bancos Centrales de los diferentes Estados monopolizan la
emisión de billetes de banco, que llegan a ser, así, de curso legal. Pero, cada vez que a un
Estado se le presentan problemas de tipo político o utilitario (crisis de producción; guerras;
revoluciones...) éste, que ha de hacer frente a mas gastos, emite mas billetes hasta el
momento en que se produce una crisis de confianza, todos quieren convertir sus billetes en
metal y entonces, se decreta el curso forzoso, eso es, la inconvertibilidad de los billetes.
Cuando las cosas vuelven a la normalidad, la convertibilidad puede restablecerse.

A partir de entonces, los sistemas monetarios del mundo civilizado, se han caracterizado
por la inconvertibilidad de los billetes de banco, oficial o real. Después de la guerra,
algunos países intentaron restaurar una cierta convertibilidad parcial, pero la crisis del 29
acabó definitivamente la cuestión.

En efecto la depresión produjo un impacto en el escenario financiero internacional y en el


desarrollo de las actividades comerciales. Las modificaciones que se verifican en los tipos
de cambios a raíz del colapso del patrón oro dificultaron en gran medida los movimientos
23

de capitales, obligando a los países a aplicar severos controles de cambios. El mundo entra
así a una nueva época de políticas intervensionistas.

Una de las consecuencias más importantes, en materia monetaria, de la segunda guerra


mundial fue la creación del Fondo Monetario Internacional tras las negociaciones
realizadas en Bretón Woods. Esto implicó el establecimiento de pautas para la puesta en
vigencia de un sistema monetario basado en paridades fijas y en el respaldo de monedas
fuertes, que no ocasionara las dificultades que generaba el patrón oro.

El mundo presencia así, por primera vez en la historia, el desarrollo de un nuevo sistema
monetario internacional basado en el dólar (billete, papel moneda). Se observa con ello que
los Estados Unidos no sólo salieron militar y políticamente victoriosos de la segunda
guerra, sino que su preeminencia económica se manifestó de manera clara. Durante los
años 50 y principios de los 60 pudo afirmarse sin mayores discusiones que “el dólar era tan
bueno como el oro”, con el tiempo, y hasta la creación del Euro asistimos a considerar que
el dólar es un refugio más seguro que el oro.

De manera que el sistema monetario surgido se basa en el abandono de la moneda metálica


-en el interior de cada Estado, ya que en las relaciones internacionales las cosas son
durante un cierto tiempo (es decir, hasta 1971, cuando Nixon desligó el dolar del oro),
diferentes- y en el predominio del billete de banco inconvertible, que nosotros llamamos
pseudo-billete de banco o papel-moneda. Este papel-moneda ya no tiene nada que ver con
el oro: no representa ninguna cantidad de oro ni puede ser convertido en él. ¿Cuál es pues
su naturaleza? ¿Cuál es su fundamento?

El papel-moneda -el que aún circula en nuestros días-, se basa sencilla y únicamente, en la
necesidad que se tiene de él, en la convención social que ha hecho de él el instrumento
necesario de los actos del mercado y de la sociedad y en la confianza que se le acuerda
como instrumento que cumple su función adecuadamente. Por lo tanto, su naturaleza es ya
radicalmente auxiliar-abstracta: su valor es el de un instrumento que nos ayuda en la
contabilidad e intercambio de las mercaderías concretas existentes en el mercado; es pues
un valor auxiliar y abstracto, no un valor intrínseco o concreto, que solo tienen las
mercaderías concretas, producidas o productoras.
24

El sistema monetario actual.

En esta larga -pero rica en enseñanzas- evolución de la moneda metálica, se ha ido


abriendo una brecha cada vez mas profunda entre el valor concreto-intrínseco de los
metales preciosos y el valor auxiliar-abstracto de los instrumentos monetarios. Con la
llegada del papel-moneda, estas dos realidades han quedado ya definitivamente disociadas:
ya no tienen nada que ver la una con la otra.

Llegados a este punto, el sistema monetario, libre del pesado lastre de los metales, puede
evolucionar hacia formas cada vez más intangibles, mas desmaterializadas, más abstractas,
de acuerdo a su primitiva naturaleza.

Y esto es, efectivamente lo que ha ocurrido y sigue, hoy, todavía ocurriendo bajo nuestros
ojos. Hoy el papel-moneda no es el único tipo de instrumento monetario utilizado. A él se
ha sumado el llamado dinero escritural, que no es mas que el poder de compra inscrito en
una cuenta. El papel-moneda que se lleva al banco, se convierte allí en unidades
monetarias inscritas en una cuenta personal; estas unidades podrán después circular por un
simple juego de anotaciones entre cuentas distintas, sin necesidad de hacer circular papel-
moneda: en esto consiste la compensación bancaria. Dos personas que tengan cuentas
corrientes en el mismo o distintos bancos, pueden efectuar sus pagos mutuos, inscribiendo,
simplemente, las cifras correspondientes en sus respectivas cuentas.

Esta nueva forma de circulación monetaria es la última invención de los banqueros para
hacer frente, en este caso, a la escasez de papel moneda, controlado por el Estado. Con el
procedimiento de las anotaciones en cuenta corriente, se evita el hacer correr papel-
moneda, pero, además, se puede crear nueva circulación monetaria. Este es, como ya
hemos visto, el oficio de banquero: inventar el poder de compra que falta en el mercado,
hacer posible una circulación monetaria suplementaria, cuando la existente no es
suficiente. Y esto se continua haciendo, como antes, a través del crédito. Solo que ahora, el
crédito ya no se hace emitiendo billetes de banco mas o menos garantizados por los
depósitos en metálico, porque esta emisión está monopolizada por el Estado, sino que se
hace abriendo cuentas corrientes de crédito, es decir, a personas que no han realizado
ningún depósito previo en papel-moneda. Y la garantía de este crédito está constituida por
25

todos los depósitos realmente efectuados en el banco. Como antes, lo único que hace falta
para garantizar la solidez de este sistema es el mantener una proporción adecuada entre
estas dos circulaciones monetarias: la circulación a partir de los depósitos efectuados -que
se limita a sustituir la circulación del papel-moneda- y la circulación originada por el
crédito -que se añade a la primera-.

La moneda escritural ha llegado a ser la moneda por excelencia de los países desarrollados,
donde el comercio y la industria concurren a multiplicar los intercambios. En algunos
países industriales, llega a representar el 80% de la masa monetaria total. En nuestros días,
se está convirtiendo rápidamente en moneda electrónica: unos simples impulsos eléctricos
y unas memorias magnéticas son suficientes para realizar los pases de anotaciones. Esta
desmaterialización creciente de la realidad monetaria es la prueba más evidente de su
naturaleza instrumental-abstracta.

Para finalizar la siguiente reflexión: el sistema monetario ha vuelto a sus características


primitivas de abstracción e instrumentalidad: los instrumentos monetarios vigentes no
tienen ningún valor intrínseco, sino que se limitan a hacer de intermediarios en el
intercambio de las mercaderías concretas y de expresar el valor de éstas en términos de
unidades abstractas.

Pero también es evidente que estos instrumentos monetarios actuales -los pseudo-billetes
de banco y el dinero escritural de las cuentas corrientes bancarias- no se parecen en nada al
llamado instrumento monetario.

Efectivamente, el sistema monetario, a pesar de su evolución evidente, conserva aún todos


los vicios inherentes a la moneda metálica concreta: anonimato, uniformidad y
dinamicidad de los instrumentos monetarios.

UCP. CLAUDIO MONTIEL

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