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INTRODUCCIÓN
El desarrollo del tema, aunque he tratado de evitar, posee matices positivistas, más en su
elaboración están presentes los enfoques Social, Planteo de Problema, Procesual y
fundamentalmente el Globalizante
Carlo Cipolla, un experto en historia monetaria afirma que una de las carencias más evidentes de
nuestra historiografía es precisamente la que se refiere al estudio del dinero. Justifico con ello los
errores, falencias y lagunas que posee la siguiente investigación.
2
CONSIDERACIONES PRELIMINARES
“El dinero es una conveniencia muy antigua”, expresa John K. Galbraith1en uno de sus
conocidos libros y varios milenios de historia probablemente le den la razón. Es importante
distinguir que cuando nos referimos a dinero no se hace alusión exclusivamente a la
moneda metálica: hubo que esperar mucho tiempo hasta su aparición. Max Weber2
determina distintas fases de evolución desde la más remota antigüedad hasta su tiempo:
1
GALBRAITH, JHON K. “El Dinero”. Ariel S.A. Buenos Aires. 1994 Cáp. II pág.15
2
WEBER, MAX. “Historia Económica General”. Fondo de Cultura Económica. Madrid.
1974, Cáp.6 Dinero e historia del dinero pág.205 y sig.)
3
SMITH, ADAM. “Sobre la naturaleza y causas de las Riquezas de las naciones” Bosh.
Barcelona. 1983 Lib I Pág. 77
4
Quedaría agregar a los estudios de Weber lo que actualmente aparece como Dinero Virtual
o electrónico: tarjetas de débitos y créditos, etc.
Los sistemas monetarios son construcciones abstractas que tienen por función el facilitar -a
través de la cuantificación- los intercambios de mercaderías concretas y más adelante, con
los instrumentos monetarios, también las documentan. Estas construcciones abstractas
corren paralelamente a las concretas mercaderías, producidas o productoras, existentes;
evolucionan con ellas y se adaptan a ellas. Desde el momento que sustituimos la
construcción abstracta por un objeto concreto y además, escaso -los metales preciosos-,
esta flexibilidad del sistema monetario, esta capacidad de adaptación a la realidad
mercante, se pierde definitivamente. De ello resultan graves distorsiones, tanto de nuestra
visión de la realidad, como del sano funcionamiento de ésta.
DESARROLLO
La arqueología nos ha descubierto en los últimos decenios como nacieron las primeras
civilizaciones en el Asia Sudoccidental, en el valle del Indo, en Egipto, mas tarde en el
Egeo, en el valle del Danubio...
En Mesopotamia, en los tiempos iniciales, la unidad monetaria era el centeno y más tarde
también la plata. Esto no significa, que en los intercambios concretos la gente cambiara
mercadería por centeno (o plata), sino únicamente que el centeno y la plata eran los
patrones de valor en relación a los cuales podía expresarse el valor de todas y cada una de
las mercaderías.
Coincidente con el inicio de la Edad del Bronce, durante el milenio IV a.J.C.- las
civilizaciones del Próximo Oriente conocen un desarrollo económico notable: se produce
un aumento drástico de la población en Irán e Irak y aparece la especialización artesana y
los inicios del comercio a gran escala. El comercio se realiza a muy larga distancia. Esta
especie de explosión económica va aparejada a la aparición de unos aparatos muy curiosos,
que recientemente se han estudiados e interpretados. Se trata de las bullae, que son unas
bolsas de arcilla, mas o menos esféricas, llenas de diferentes figurillas de barro y selladas
en el exterior. Estas bullae son herederas de un complejo sistema de contabilidad a base de
fichas -según parece, representativas de diferentes mercaderías y diferentes valores
numéricos- que data de los inicios del Neolítico, hacia el milenio IX a.J.C y que se las
consideran como antecedentes directo de los tipos de dinero monetario
4
Ob.Cit, pág.21 y sig
6
de bronce que imitaban pieles de animales y en China también placas de bronce en forma
de vestidos.
Las fuentes, desde Gungunum de Larsa, dejan conocer algo del sector privado, relacionado
con créditos de plata o grano (cebada). Se aprecian los apuros del hombre corriente,
abrumado por las deudas que pueden llevarle a la ruina, la cárcel, la servidumbre, la venta
de los hijos o la de la propia persona, pues sobre la plata se cobra un interés del 20% y del
33% sobre el grano, que aumenta si se supera el vencimiento (normalmente, la estación de
la cosecha).. Esta amenaza para el equilibrio social mínimo fue percibida por algunos
reyes, que prescribieron amnistías de deudas o alivios forzosos de las mismas.
Se conoce el activo comercio del antiguo Egipto en sus regiones y fronteras destacándose
el traslado de piedras preciosas y semipreciosas. Oro, alabastro, cuarcita, granate, hierro,
jaspe, cristal de rocas sobre todo de la ruta del Mar Rojo; incienso, mirra, obsidiana de
Punt; marfil, ébano, plumas de avestruz, mandriles, oro, en algunas ocasiones también
hubo tráfico de pigmeos, - figuran en los paisajes esteriotipados del Nilo durante la
antigüedad clásica -, de Nubia; lapislázuli. Cedro libanés, cobre, estaño, plata piedras
preciosas, vino, aceite, de Palestina, Oriente Medio y Mesopotamia. Se desconoce lo que
7
los Egipcios pagaban por todas esas mercaderías, con seguridad la práctica del trueque
estaba ya perfeccionada.
El flujo y reflujo de bienes que transitaban por el Mediterráneo, desiertos y ríos, aunque
perfeccionado en los procedimientos debió, esperar mucho tiempo hasta que “la
conveniencia” aparezca en forma de monedas metálicas; y otro tanto para que su
aceptación como medio general de pago y de cambio, y como atesoramiento sea
generalmente admitido.
Mucho tiempo se discutió acerca del origen de la moneda metálica. Se ha dicho que fueron
los Chinos los primeros en utilizarlas en tiempos lejanos; otros afirman que tal privilegio le
corresponde a algunas regiones de la India, Fenicia, Mesopotamia, etc; en la actualidad no
cabe dudas, la moneda metálica con todas las prerrogativas modernas aparece en el mundo
Egeo hacia el siglo VII a J.C.
8
Del análisis que pormenorizadamente realicé de las más antiguas y completas obras que
dejara el genio griego, en sus vivas narraciones no mencionan, hasta las Historias de
Heródoto, la utilización de monedas metálicas aunque sí permanentemente se refieren a
“joyas”, “finos tesoros”, “riquezas” (tampoco la arqueología halló, por el momento,
monedas de una antigüedad superior)
En la odisea se aprecia una gran evolución:6 “ ... él allí a Menéalo regaló dos bañeras de
plata, diez talentos y un par de calderas, con todo ello de oro. Más su esposa también hizo
a helena preciosos regalos...”.
Para el siglo V a C. Grecia tenía una perfecta organización monetaria. El dracma de plata
constituía la unidad monetaria de los sistemas griegos. Tenía múltiplos y subdivisiones:
una mina equivalía a cien dracmas y un talento a seis mil, mientras que un óbolo era una
sexta parte de la dracma. Lo atestigua así Tucídides: “... y si alguno no estaba dispuesto a
embarcarse enseguida con los otros, pero quería participar en la colonia, podía quedarse
entregando un depósito de cincuenta dracmas corintias”8.
5
La Iliada, Homero, Sopena, Bs. As. 1940 Pág.48
6
Odisea, Homero, Gredos S. A. Madrid 2000 Pág. 50
7
Historia, Heródoto, Gredos S.A Madrid 2000, libro I Pág. 99
8
Tucídides, “Historia de la guerra del Peloponeso” Gredos S.A Madrid 2000 libro I-II Pág 69
9
La acuñación de monedas era sumamente práctica. Pero era también una invitación a
grandes fraudes públicos y pequeños fraudes privados ya que frecuentemente se las
envilecían, limaban o falsificaban. Ya en el año 540 a J. C. Se dice que Polícrates de
Samos estafó a los espartanos con monedas de oro falsas.
Las primeras secas, trabajo de artistas y artesanos, se desarrollan en las colonias del Asia
Menor, posteriormente también en Grecia continental. Las monedas eran esféricas y tenían
solo valor intrínseco. Las más antiguas poseen estampadas figuras de animales como el
toro o la lechuza (representaba a Palas Atenea) Desde Alejandro Magno se estableció la
costumbre de presentar la cabeza del soberano en la moneda. “eso podía ser una espada de
doble filo” afirma Galbraih9. Según Suetonio, después de la muerte de Calígula, se
recogieron o fundieron las monedas con su efigie a fin de que se olvidasen el nombre y las
facciones del tirano.
Capitulo aparte merece la primera teorización acerca de las funciones del dinero. Fue
Aristóteles quien racionalizó su origen y sus funciones. Además de reconocer al dinero
como medio de cambio y patrón de valor, también consideró a la moneda como un
depósito de valor, observando en su Etica a Nicómano “si en la actualidad no necesitamos
nada, la moneda es para nosotros como el garante de que podremos tener lo que
necesitamos, por que el que lleva dinero debe poder adquirir”. El sabio griego aunque
reconocía el uso del intercambio monetario para satisfacer necesidades, no aprobaba el uso
del intercambio como mecanismo para la acumulación de riquezas. Para Aristóteles, el uso
natural del dinero consiste en gastarlo. El atesoramiento o la acumulación por sí misma era
no natural, y por lo tanto condenada. La acumulación es el origen del préstamo por lo tanto
del interés y la usura.
Más allá de otras consideraciones acerca de los alcances, ventajas y privilegios de contar
con una economía monetaria ¿ por qué se origina en el ámbito Egeo? ¿Que cambios
experimentan los pueblos Helenos hacia los siglos VII y VI, cuando aparecen las primeras
monedas? ¿Es un hecho aislado o tiene que ver con el desarrollo paralelo en otras
actividades?
9
J.K Galbraith Ob.Cit. Pág. 16
10
Durante los siglos VII y VI a C. Grecia sufrió una transformación considerable, desde el
punto de vista socioeconómico. Antes era un país principalmente agrícola, pero a partir de
entonces comenzó a desarrollarse cada vez más la industria artesana y el comercio. Se hizo
necesario por lo tanto fundar centros de representación comercial, que surgieron primero
en las colonias Jónicas, sobre todo en Mileto, y más tarde en otras partes. Las ciudades se
convirtieron en centros comerciales florecientes, lo cual provocó un notable aumento de la
población. La nueva clase de comerciantes y artesanos logró paulatinamente una
considerable fuerza económica en expansión transformando las viejas formas aristocráticas
de gobierno. Se gesta, lentamente, la más notable diferencia del griego por encima de
cualquier otro ciudadano del mundo en ésta época: La Libertad. Con ese atributo y en el
marco de la Polis se desarrolla la más maravillosa obra que la cultura humana viera en toda
su historia: Los orígenes del pensamiento filosófico y Científico.
La política monetaria de Roma fue decisiva para los últimos tiempos de la Edad antigua y
para los primeros de la Media hasta los merovingios. En Roma hubo en principio, de modo
efectivo, el patrón paralelo entre el cobre y la plata, intentándose mantener entre ambos la
proporción de 112 = 1. importancia decisiva en la creación de un sistema monetario
relativamente unificado tubo el sestercio de plata en tiempos de la monarquía. El oro fue
acuñado simplemente como moneda comercial, mientras que el cobre quedó reducido
progresivamente a la condición de moneda de crédito para las operaciones de escasa
importancia, con la mera función de moneda signo. A medidas que Roma fue adquiriendo
importancia y expansión, se fue incorporando además de monedas extranjeras, metales
preciosos para su acuñación. Por ello no llama la atención que durante mucho tiempo la
acuñación era levada a cabo sobre todo por los jefes militares, cuyos nombres aparecen
casi siempre en las monedas de plata y oro ya en la época republicana; se hacía a base del
botín y no con vista a las necesidades de la economía, sino para el pago de tropa.
Los autores son contestes en afirmar que, con escasos intervalos, nunca existió un
verdadero sistema monetario en el imperio. Los emperadores las acuñaban más por una
cuestión de prestigio personal que en vistas a la realización de un verdadero ordenamiento
económico. Muchas son las monedas de oro que circularon por el mundo romano y que
por cuestiones de espacio no las puedo analizar (Soldada, denarios, besantes, etc.). Sin
embargo para la mayoría de las operaciones ordinarias nunca desaparecieron las antiguas
monedas de cobre y de plata. Galbraith, en ese sentido realiza una interesante reflexión: “
Siempre se consideró degradante que Judas entregase a Jesús por 30 monedas de plata. El
hecho que fuesen de plata solo indica que fue una transacción comercial normal; si
hubiesen sido de oro, proporción plausible en la antigüedad, el trato habría sido
excepcional”
10
solamente merced a la disponibilidad de una variada cantidad de minas y su explotación por largo tiempo
lo pudo lograr
12
La equivocación de creer que cuanto más pesada es la moneda más importante es.
Recién con una revolucionaria moneda pequeña acuñada en 1252 el mundo
entendió que a mayor peso y volumen más se la puede limar, adulterar y envilecer.
La potestad del estado (o del soberano) de acuñarlas como parte de su soberanía o
imperium.
Su uso se afianza gracias a la formación de vastos imperios.
No mencionan los historiadores de la economía que en la abundancia de circulación
se observen modificaciones significativas en materia en los precios (En la
actualidad un aumento en la emisión acarrea inflación).
Probablemente la mayoría de la población de esos tiempos, las clases populares,
hayan tenido la oportunidad de poseer siquiera algunas monedas importantes.
En la actualidad, estamos muy lejos de identificar, como antaño se hacía, el Medioevo con
“los siglos oscuros”. Esa identificación surgió, como es sabido, poco después y fue
elaborada por los humanistas más para resaltar las características de su propio tiempo, que
las del periodo precedente. Hoy más bien se ha insistido, y quizá demasiado, en negar esa
imagen tradicional y en afirmar la positividad de la edad Media.
En ese sentido Henri Pirenne11 repudia la aplicación del término “economía natural” como
tradicionalmente se ha tildado a la Edad Media. Opina el gran historiador belga que luego
del siglo IX los precios en los documentos se expresan exclusivamente en moneda; otros
sin embargo, opinan que la principal característica es el retorno al trueque y a la
desaparición progresiva de las monedas en Europa. Así lo atestigua, por ejemplo, el conde
BalduinoIII (958-962) cuya reglamentación de las ventas hechas sin numerario determina:
“dos gallinas a cambio de un pato, dos patos por un lechón, tres corderos por un carnero,
tres terneras por un buey”. Algo, sin embargo, es cierto: como la circulación monetaria está
relacionada directamente con el comercio, al reducirse éste considerablemente, acarreó la
escasez de la circulación monetaria.
11
Pirene, Henri “Historia Económica y Social de la Edad Media”F. C. E. Bs. As. 1987
13
La fragmentación del poder político impuso una modificación respecto al mundo antiguo.
En la Edad Media, en general, el ejercicio de la fabricación de moneda fue realizada en
numerosas cecas locales. En principio la corona (rey o emperador) continuó detentando
oficialmente la regalía de la acuñación, pero la fabricación de moneda se hizo por un
sistema cooperativo artesanal, correspondiendo a los distintos señores la renta que arrojaba
tal negocio. Esta práctica constituyó un incentivo para el envilecimiento de la moneda que
alcanza proporciones extraordinarias durante todo el medioevo.
La irrupción Musulmana del siglo VIII provocó una ruptura en el comercio internacional
europeo, que hasta esa época habían conservado, en cada uno de los reinos “bárbaros” que
se habían repartido el Imperio de Occidente, como patrón monetario el Sueldo de oro de
Constantino.
Es importante destacar que por esos tiempos (S. IX) las monedas de oro no habían
desaparecido de Europa, conservándose su uso en el sur de Italia.
El pasaje de la historia medieval a la historia moderna está marcado por tres hechos
capitales, que en materia monetaria posee trascendental importancia: el primero se presenta
en el plano económico social y consiste en la evolución del precapitalismo al capitalismo
comercial debido al surgimiento de una nueva técnica financiera y bancaria, y al aporte de
nuevos metales preciosos debido al descubrimiento de América; el segundo más
estrictamente político, es la constitución de conglomerados estatales fuertes sobre la base
del logro de un territorio compacto y de una centralización burocrática (los llamados
Estados Nacionales); el tercero se presenta en el plano espiritual y consiste en la irrupción
de una nueva filosofía, de una nueva concepción de la vida y de una nueva civilización
(humanismo y Renacimiento).
12
PARRY, Jhon. Europa y la expansión del mundo 1415-1715. F. C. E. Bs.As. 1993
17
Desde el siglo XVI la creciente afluencia de metales nobles a Europa proporcionó la base
económica para el establecimiento de relaciones fijas en el régimen monetario. En un
primer momento son los portugueses que introducen el oro recogido en la costa occidental
de Africa; muy pronto se les suman los españoles con el de las Antillas y México, y cuando
en 1545 se descubren las riquísimas minas de plata del Alto Perú, surge una verdadera
revolución económica que modificará profundamente la historia europea y mundial. Se ha
calculado que la cantidad de metal noble extraídas en México y América del Sur se
estiman, para el período que va de 1493 a 1800, en unos 2, 5 millones de Kg. de oro y de
90 millones de Kg. de plata. El panorama se completa al considerarse lógicamente que
estos metales de convirtieron en nuevas monedas (aunque no toda) que comenzaron a
circular por toda Europa con una grave consecuencia: La revolución de los precios. En su
origen se reconocen también factores interno como la explotación de las minas de Titol y
Hungría por los Fugger; el ascenso de los grandes capitales alemanes y flamencos, etc.
La afluencia de metales preciosos había hecho que en la segunda mitad del siglo XVI la
cantidad de oro y de plata existente en Europa fuera 12 veces mayor que en la primera
mitad; un crecimiento tan rápido de la riqueza metálica tenía que conducir fatalmente a una
devaluación de la moneda y de su poder adquisitivo, con el inevitable resultado de un
rápido y general encarecimiento del costo de vida. Así, si el volumen de metales se
multiplicó por 12, el precio del trigo, alimento básico de la población europea, se
multiplicó por más de 16.Las consecuencias: Una ola de miseria extendida por toda Europa
que se abatió especialmente a las clases que vivían de la renta fija dando un golpe mortal a
las viejas estructuras feudales.
En este panorama surge la doctrina Mercantilistas (para algunos autores no constituye una
verdadera doctrina económica como lo serían la Fisiocracia, el Liberalismo y el
Socialismo, sino un conjunto de reglas prácticas para enriqueces al estado o soberano) que
se prolonga durante toda la modernidad y fue adoptada por la mayoría de los estados
europeos. No podemos por razones de espacio desarrollar aquí toda la doctrina pero sí
apuntar cuál es su opinión en cuanto al papel del dinero y el comercio. El dinero y su
acumulación constituyeron los intereses primordiales de las nacientes naciones – estados
de la época mercantilista. Uno de los fines idealizados del comercio y la producción era
aumentar la riqueza por medio de un incremento de la acumulación de lingotes de oro en el
país. El país es rico si tiene mucho dinero acumulado es lo que resume al Bullonismo.
Nos encontramos así con dos circulaciones monetarias permanentes, bien diferenciadas: la
circulación de moneda metálica concreta; y la circulación de billetes de banco, que ya no
tienen valor intrínseco, pero que representan una promesa permanente de conversión en
oro y por tanto, están fundamentados en la confianza en el banco emisor, en su capacidad
de hacer frente a las demandas de conversión. Esta circulación monetaria, no es ya
concreta, pero guarda una relación con la circulación concreta (la de moneda metálica): la
posibilidad permanente de convertirse en ella.
19
Gracias a los billetes de banco, los Bancos tienen la posibilidad de remediar la escasez de
metales preciosos -que, a pesar de los descubrimientos de minas, continúan, ya en plena
industrialización, siendo insuficientes-.
Efectivamente, los bancos privados emiten billetes en cantidades que superan con creces el
contenido en metálico de sus depósitos. Esto pueden hacerlo sin ocasionar problema
alguno, siempre que guarden una proporción prudente entre metálico y billetes. Pero a
través de este mecanismo, crean los instrumentos monetarios de los que el mercado o la
sociedad están necesitados, ya que la cantidad de moneda metálica es insuficiente.
Para el que examina el panorama histórico los siglos XIX, XX, y principios del XXI, no
puede dejar de asombrarse ante la complejidad, la riqueza de fuerzas autónomas, la
multiplicidad de planos que presenta con respecto a las “edades” anteriores. El fenómeno
de la grandísima e imparable aceleración que se experimenta en el campo de la tecnología
y de las concepciones científicas, se ha presentado también en el campo monetario y de los
complejos sistemas financieros.
La simplificación monetaria se inició en los Estados Unidos, con la adopción del sistema
decimal en lugar del sexagesimal de la libra. La modela oficial, el dólar, contenía 371
gramos de metal fino, acuñados tanto en oro como en plata con una relación establecida
21
por ley de 1 = 15. Francia acogió también el sistema decimal y creó el franco, moneda de
plata de 5 gramos. Más adelante 11 países europeos adoptan el mismo sistema.
Hasta 1850 la plata de las minas mexicanas corrió abundantemente, en tanto que la
producción aurífera brasileña (Ouro Preto, Minas Gerais), en descenso después de haber
alcanzado su máximo en 1760-1770, hizo escasear el oro. Más adelante el descubrimiento
de los yacimientos auríferos de California (1848) y Nueva Gales del Sur y Victoria en
Australia (1850-1851) modificaron totalmente el panorama de la época anterior. Esto
provocó el aumento de la demanda de plata ocasionando perturbaciones. Para detener la
emigración de especies de plata, en 1865, y a propuesta de Bélgica, se constituyo la Unión
Monetaria Latina, asociación que proveía para todos sus miembros una moneda única, el
Franco Standard.
Se inicia una larga serie de asociaciones o uniones monetarias que con sus avances y
retrocesos constituyen el antecedente directo de la unificación monetaria europea actual.
En el tercer cuarto del siglo XIX, el sistema monetario internacional dependió en gran
medida del dinero y el crédito del mayor comerciante del mundo: Gran Bretaña.
En los treinta años anteriores a la primera guerra mundial existió un sistema internacional
de tipos de cambio fijo sin precedente en la historia. Casi todas las monedas se vincularon
al oro, lo que provocó algunos beneficios como la estabilidad, y en algunos casos, la
disminución de los precios.
22
Durante la Primera Guerra Mundial, los enormes gastos originadas por la guerra
provocaron el vaciado casi total de las arcas de los Estados beligerantes -el oro de los
cuales emigró, en gran parte, a los Estados Unidos-. Los billetes se emitieron en grandes
cantidades, pero la convertibilidad hubo de ser, evidentemente, suprimida. Las
perturbaciones monetarias produce en los países beligerantes una inflación monetaria sin
precedentes. El tesoro se convirtió en una especie de banco de depósito a corto plazo, falto
de confianza y sin las reservas correspondientes consumidas por el aumento en el gasto
público. A la depreciación exterior de la divisa correspondió un alza de precios en el
interior, con graves repercusiones sociales. La mentalidad inflacionaria agravó aún más la
situación, ya que se había perdido toda confianza en la posibilidad de una moneda estable.
Entre 1913/14 a 1920 los precios subieron en Gran Bretaña un 313 %; en Francia un 509%,
Italia 624; Estados Unidos un 228% y, lógicamente en la más perjudicada, Alemania con
un 1965 %. Durante la guerra los estados abandonan el patrón oro y plantean la emisión de
billetes (durará poco tiempo) lo que provoca falta de confianza e inestabilidad (comienza
así el perfil monetario actual). Veamos cómo opera el cambio.
Durante el siglo XIX, los Bancos Centrales de los diferentes Estados monopolizan la
emisión de billetes de banco, que llegan a ser, así, de curso legal. Pero, cada vez que a un
Estado se le presentan problemas de tipo político o utilitario (crisis de producción; guerras;
revoluciones...) éste, que ha de hacer frente a mas gastos, emite mas billetes hasta el
momento en que se produce una crisis de confianza, todos quieren convertir sus billetes en
metal y entonces, se decreta el curso forzoso, eso es, la inconvertibilidad de los billetes.
Cuando las cosas vuelven a la normalidad, la convertibilidad puede restablecerse.
A partir de entonces, los sistemas monetarios del mundo civilizado, se han caracterizado
por la inconvertibilidad de los billetes de banco, oficial o real. Después de la guerra,
algunos países intentaron restaurar una cierta convertibilidad parcial, pero la crisis del 29
acabó definitivamente la cuestión.
de capitales, obligando a los países a aplicar severos controles de cambios. El mundo entra
así a una nueva época de políticas intervensionistas.
El mundo presencia así, por primera vez en la historia, el desarrollo de un nuevo sistema
monetario internacional basado en el dólar (billete, papel moneda). Se observa con ello que
los Estados Unidos no sólo salieron militar y políticamente victoriosos de la segunda
guerra, sino que su preeminencia económica se manifestó de manera clara. Durante los
años 50 y principios de los 60 pudo afirmarse sin mayores discusiones que “el dólar era tan
bueno como el oro”, con el tiempo, y hasta la creación del Euro asistimos a considerar que
el dólar es un refugio más seguro que el oro.
El papel-moneda -el que aún circula en nuestros días-, se basa sencilla y únicamente, en la
necesidad que se tiene de él, en la convención social que ha hecho de él el instrumento
necesario de los actos del mercado y de la sociedad y en la confianza que se le acuerda
como instrumento que cumple su función adecuadamente. Por lo tanto, su naturaleza es ya
radicalmente auxiliar-abstracta: su valor es el de un instrumento que nos ayuda en la
contabilidad e intercambio de las mercaderías concretas existentes en el mercado; es pues
un valor auxiliar y abstracto, no un valor intrínseco o concreto, que solo tienen las
mercaderías concretas, producidas o productoras.
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Llegados a este punto, el sistema monetario, libre del pesado lastre de los metales, puede
evolucionar hacia formas cada vez más intangibles, mas desmaterializadas, más abstractas,
de acuerdo a su primitiva naturaleza.
Y esto es, efectivamente lo que ha ocurrido y sigue, hoy, todavía ocurriendo bajo nuestros
ojos. Hoy el papel-moneda no es el único tipo de instrumento monetario utilizado. A él se
ha sumado el llamado dinero escritural, que no es mas que el poder de compra inscrito en
una cuenta. El papel-moneda que se lleva al banco, se convierte allí en unidades
monetarias inscritas en una cuenta personal; estas unidades podrán después circular por un
simple juego de anotaciones entre cuentas distintas, sin necesidad de hacer circular papel-
moneda: en esto consiste la compensación bancaria. Dos personas que tengan cuentas
corrientes en el mismo o distintos bancos, pueden efectuar sus pagos mutuos, inscribiendo,
simplemente, las cifras correspondientes en sus respectivas cuentas.
Esta nueva forma de circulación monetaria es la última invención de los banqueros para
hacer frente, en este caso, a la escasez de papel moneda, controlado por el Estado. Con el
procedimiento de las anotaciones en cuenta corriente, se evita el hacer correr papel-
moneda, pero, además, se puede crear nueva circulación monetaria. Este es, como ya
hemos visto, el oficio de banquero: inventar el poder de compra que falta en el mercado,
hacer posible una circulación monetaria suplementaria, cuando la existente no es
suficiente. Y esto se continua haciendo, como antes, a través del crédito. Solo que ahora, el
crédito ya no se hace emitiendo billetes de banco mas o menos garantizados por los
depósitos en metálico, porque esta emisión está monopolizada por el Estado, sino que se
hace abriendo cuentas corrientes de crédito, es decir, a personas que no han realizado
ningún depósito previo en papel-moneda. Y la garantía de este crédito está constituida por
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todos los depósitos realmente efectuados en el banco. Como antes, lo único que hace falta
para garantizar la solidez de este sistema es el mantener una proporción adecuada entre
estas dos circulaciones monetarias: la circulación a partir de los depósitos efectuados -que
se limita a sustituir la circulación del papel-moneda- y la circulación originada por el
crédito -que se añade a la primera-.
La moneda escritural ha llegado a ser la moneda por excelencia de los países desarrollados,
donde el comercio y la industria concurren a multiplicar los intercambios. En algunos
países industriales, llega a representar el 80% de la masa monetaria total. En nuestros días,
se está convirtiendo rápidamente en moneda electrónica: unos simples impulsos eléctricos
y unas memorias magnéticas son suficientes para realizar los pases de anotaciones. Esta
desmaterialización creciente de la realidad monetaria es la prueba más evidente de su
naturaleza instrumental-abstracta.
Pero también es evidente que estos instrumentos monetarios actuales -los pseudo-billetes
de banco y el dinero escritural de las cuentas corrientes bancarias- no se parecen en nada al
llamado instrumento monetario.
BIBLIOGRAFÍA
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