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Traducido por Sheilita Belikov

Corregido por Simoriah

El año es 1 DCM – Después de la Caída del Muro. Los Fae están libres y
cazándonos. Allí afuera es una zona de guerra, y no hay dos días iguales. Soy
Dani O’Malley, las calles llenas de caos de Dublín son mi hogar, y no hay otro
lugar donde preferiría estar.

Dani “Mega” O’Malley juega de acuerdo a sus propias reglas, y en un mundo


invadido por Faes Oscuros, su regla más importante es: hacer lo necesario para
sobrevivir. Poseyendo talentos raros y la Espada de Luz todopoderosa, Dani está
más que equipada para la tarea. De hecho, es una de los pocos seres humanos
que pueden defenderse de los Unseelie. Pero ahora, en medio del
pandemónium, sus destacados dones se han convertido en serias obligaciones. 2
La ex mejor amiga de Dani, MacKayla Lane, la quiere muerta, los aterradores
príncipes Unseelie le han puesto precio a su cabeza, y el Inspector Jayne, el jefe
de la fuerza policial, está tras su espada y no se detendrá hasta conseguirla.
Además, la gente está siendo misteriosamente congelada hasta la muerte en
toda la ciudad, encerrada al momento en cubos de hielo bajo cero.

Cuando el club nocturno más provocativo es cubierto de escarcha, Dani se


encuentra a merced de Ryodan, el despiadado e inmortal dueño del club. Él
necesita su rápido ingenio y su excepcional habilidad para descubrir qué está
congelando en seco a Faes y humanos hasta la muerte; y Ryodan hará cualquier
cosa para asegurar su conformidad.

Esquivando balas, colmillos y puños, Dani tendrá que hacer tratos


traicioneros y desesperadas alianzas para salvar a su amada Dublín, antes de
que todo y todos en ella sean congelados.
Parte 1 Capítulo 16 Capítulo 32

Prólogo Capítulo 17 Capítulo 33

Capítulo 1 Capítulo 18 Capítulo 34

Capítulo 2 Capítulo 19 Capítulo 35

Capítulo 3 Capítulo 20 Capítulo 36

Capítulo 4 Capítulo 21 Parte 3

Capítulo 5 Capítulo 22 Capítulo 37


3
Capítulo 6 Capítulo 23 Capítulo 38

Capítulo 7 Parte 2 Capítulo 39

Capítulo 8 Capítulo 24 Capítulo 40

Capítulo 9 Capítulo 25 Capítulo 41

Capítulo 10 Capítulo 26 Capítulo 42

Capítulo 11 Capítulo 27 Capítulo 43

Capítulo 12 Capítulo 28 Capítulo 44

Capítulo 13 Capítulo 29 Sobre la Autora

Capítulo 14 Capítulo 30 Agradecimientos

Capítulo 15 Capítulo 31
W
La música es la materia del cosmos. Imagina un mundo sin 4
melodía de ningún tipo. Sin pájaros cantando. Sin grillos
chirriando. Sin desplazamiento de las placas tectónicas. La
realidad es acerca de la señora gorda cantando. Si ella se
detiene...

—El libro de la lluvia


Traducido por Laala STark

Corregido por Simoriah

magina un mundo que no conoce sus propias reglas. Sin celulares. Sin
IInternet. Sin bolsa de valores. Sin dinero. Sin sistema legal. Un tercio de la
población del mundo es eliminada en una noche y el conteo asciende por
millones cada día. La especie humana está en peligro de extinción.

Hace mucho tiempo, los Fae destruyeron su mundo y decidieron tomar el


nuestro. La historia dice que se mudaron con nosotros entre el 6,000 y el 10,000
a.C., pero los historiadores se equivocan mucho. Jericho Barrons dice que han
5
estado aquí desde el inicio de los tiempos. Debería saberlo, porque estoy
bastante segura de que ése también es su caso.

Durante mucho tiempo hubo un muro entre nuestros mundos. A excepción


de unas pocas grietas, era una solida barricada, especialmente la prisión que
contenía a los Unseelie.

Esa barricada ahora desapareció y las paredes de la prisión se han vuelto


polvo.

Todos los Fae son libres: la mortal Corte Oscura y la imperiosa Corte de la
Luz, que son igualmente mortales, solo que más bonitos. Un Fae es un Fae.
Nunca confíes en uno. Estamos siendo cazados por monstruos voraces que son
casi imposibles de matar. ¿Su comida favorita? La gente.

Como si eso no fuera lo suficientemente malo, hay fragmentos de realidad


Faery a la deriva que se tragan cualquier cosa a su paso. Son difíciles de
detectar; puedes conducir directo hacia uno, si no eres cuidadoso. En la noche
en que los muros cayeron, el mismo Faery fue fracturado. Algunos dicen que
incluso el hostil Salón de Todos los Días sufrió cambios, y abrió nuevos portales
hacia nuestro mundo. La deriva es la parte que realmente me afecta. Puedes ir a
1
“You Had Me From Hello”: canción de Kenny Chesney.
dormir en tu propia cama y despertar en una realidad completamente distinta.
Si eres afortunado, el clima no te matará instantáneamente y los habitantes no
te comerán. Si eres realmente, realmente afortunado, encontrarás tu camino de
vuelta a casa. Eventualmente. Si eres súper afortunado, el tiempo pasará a un
ritmo normal mientras no estés. Nadie es tan afortunado. La gente desaparece
todo el tiempo. Simplemente desaparecen y nunca se les vuelve a ver.

Luego están las Sombras amorfas que acechan en la oscuridad y que


consumen cada cosa viviente a su paso, hasta llegar a los nutrientes del suelo.
Cuando han terminado, todo lo que queda es tierra en la que ni una lombriz
podría vivir; no que dejen de esas tampoco. Es un campo minado afuera de esa
puerta. Camina con ligereza. Las reglas de tus padres no sirven. Sí tenle miedo a
la oscuridad. Y si crees que puede haber un monstruo debajo de tu cama o en
tu armario, probablemente sea así. Levántate y revisa.

Bienvenidos al Planeta Tierra.

Éste es nuestro mundo ahora; uno que no conoce sus propias reglas. Y
cuando tienes un mundo que no conoce sus propias reglas, todo aquello oscuro
y desagradable que alguna vez estuvo contenido se desliza por las grietas para
intentar conseguir lo que sea que quiera. Es barra libre para todos. Volvimos a
ser cavernícolas. La fuerza es el derecho. La posesión es lo que cuenta. Cuanto 6
más grande y malo eres, mayores son tus probabilidades de sobrevivir.
Consigue un arma o aprende a correr. Rápido. Preferiblemente ambas cosas.

Bienvenidos a Dublín, DCM (Después de la Caída del Muro), donde todos


peleamos por poseer lo que queda del planeta.

Los Fae no tienen rey ni reina, a nadie a cargo. Dos príncipes Unseelie,
psicóticos e inmortales, pelean por el dominio de ambas razas. Los humanos no
tenemos gobierno. Incluso si lo tuviéramos, dudo que lo escucháramos. Todo es
un completo caos.

Soy Dani “Mega” O'Malley.

Tengo catorce años.

El año acaba de ser oficialmente declarado 1 DCM, y las calles de Dublín son
mi hogar. Es una zona de guerra ahí afuera. No hay dos días iguales.

Y no hay otro lugar en el que preferiría estar.


Traducido por vanehz

Corregido por Simoriah

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—D igo que tomemos la sugerencia de Mac y llenemos la habitación
de concreto —dice Val.

Hago una mueca. El solo oír su nombre hace que me duela el estómago. Mac
y yo solíamos ser dos guisantes en la Mega vaina, tan cercanas como hermanas.
Ahora me mataría sin dudarlo.

Bueno, lo intentaría.

Yo soy más rápida.

—¿Exactamente cómo esperas traer camiones de concreto a las catacumbas


debajo de la abadía? —demanda Kat—. Sin mencionar cuánto haría falta para
sellar esa cámara. ¡Es tres veces más grande que el campo de entrenamiento del
Inspector Jayne, con un techo tan alto como el de cualquier catedral!

Cambio de posición, levantando las rodillas, con cuidado de mantenerme en


silencio. Mis piernas están agarrotadas por estar sentada con ellas cruzadas
debajo de mí. Estoy en la cafetería de la abadía, en lo alto en una viga del techo
donde nadie puede verme, comiendo una barra de Snickers y espiando. Es uno
de mis lugares favoritos para recoger detalles. Soy buena escalando, rápida y
ágil. Como todavía soy solo una niña en la opinión de la mayoría de personas,

2
“Ding-dong! The witch is dead”: canción de la película “El Mago de Oz”.
la gente rara vez me hace partícipe de las novedades. No hay problema. Me
convertí en una profesional en meterme aquí sin permiso años atrás.

—¿Qué sugieres que hagamos, entonces, Kat? —dice Margery—. ¿Dejar al


príncipe Unseelie más poderoso creado alguna vez congelado en un pequeño
cubo de hielo debajo de nuestro hogar? ¡Es una locura! —La cafetería está llena
de sidhe-seers. La mayoría murmurando su acuerdo, pero ellas son así. Quien
sea que esté hablando en voz más alta en ese momento es la persona con la
que están de acuerdo. Ovejas. La mitad del tiempo que estoy espiando, es todo
lo que puedo hacer para no saltar allí abajo, menear el trasero y decir Baaaa, y
ver si alguna de ellas me entiende.

He estado en la abadía la mayor parte de la noche, esperando que la gente


se levante y vague en búsqueda del desayuno, impaciente por que aquellas que
han estado levantadas toda la noche como yo le cuenten las noticias a todas y
comiencen a discutirlo. No necesito tantas horas de sueño como la demás
gente, pero cuando finalmente caigo, es como si estuviera muerta. Es peligroso
perder la conciencia con tanta fuerza como lo hago yo, así que siempre tengo
mucho cuidado de donde duermo; tras un montón de puertas cerradas, con
trampas por todas partes. Sé cómo cuidar de mí misma. He estado sola desde
que tenía ocho años.
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—Difícilmente sea un cubo de hielo —dice Kat—. El mismo Rey Unseelie
encarceló a Cruce. Ustedes vieron las barras que salieron disparadas hacia arriba
desde el suelo a su alrededor.

No tengo familia. Cuando mi mamá fue asesinada, Ro hizo que me mudara a


la abadía con las otras sidhe-seers; aquellas de nosotras que pueden ver a los
Fae, e incluso antes de que los muros cayeran. Algunas de nosotras también
tenemos dones únicos. Solíamos pensar en términos de ellos y nosotras,
humanos y Fae, hasta que supimos que el Rey Unseelie nos manipuló hace
mucho tiempo, mezclando su sangre con aquella de las seis casas irlandesas
más antigua. Algunas dicen que estamos contaminadas, que tenemos al
enemigo en nuestro interior. Yo digo que cualquier cosa que te haga más
fuerte, duh, te hace más fuerte.

—La alarma no está activada —contrataca Margery—. Y ninguna de nosotras


puede averiguar cómo armar la red que evita que la gente entre. Lo que es
peor, ni siquiera podemos hacer que la puerta se cierre. Mac intentó por horas.

No vomito el trozo de chocolate y maní que estoy intentando tragar, pero


estoy cerca. Tengo que superar mi reacción a su nombre. Cada vez que lo oigo,
veo la expresión en su rostro cuando se enteró de la verdad sobre mí.
¡Que se vaya a la mierda! Sabía que eso sucedería si ella descubría que yo
maté a su hermana. No tengo que estar triste por eso. Si sabes lo que viene y
no haces nada para detenerlo, no tienes derecho a actuar toda sorprendida y
enojada cuando la mierda golpea el ventilador. Regla #1 del Universo: la mierda
siempre golpea el ventilador. Es la naturaleza de la mierda. Es un imán para
ventiladores.

—Dijo que no le respondía —dice Margery—. Cree que el rey le hizo algo.
Barrons y sus hombres intentaron cerrarlo con su fuerza, pero sin suerte. Está
atascada abierta.

—Cualquiera puede simplemente entrar ahí —dice Colleen—. Encontramos a


las gemelas Meehan paradas ahí abajo esta mañana, las manos alrededor de las
barras, ¡mirando hacia arriba como si él fuera una especie de ángel!

—¿Y qué estabas haciendo tú allí abajo esta mañana? —le dice Kat a Colleen.
Colleen aparta la mirada.

Sangre contaminada o no, no tengo quejas de ser una sidhe-seer. Tengo el


mejor don de todos. Ninguna de las otras sidhe-seers sabe cómo tratar
conmigo. Soy súper rápida, súper fuerte, tengo súper audición, súper olfato, y
una vista increíblemente aguda. No sé si tengo mejor sentido del sabor o no.
Como no puedo saborear a través de la lengua de otra persona, supongo que
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nunca lo sabré. La parte de la súper velocidad es lo mejor. Puedo atravesar una
habitación rápidamente sin que la gente siquiera me vea. Si sienten la brisa que
dejo al pasar, normalmente le echan la culpa a una ventana abierta. Abro las
ventanas donde sea que vaya. Es mi camuflaje. Si entras a una habitación con
muchas ventanas abiertas, mira atentamente a las brisas que parecen contrarias
a lo que está entrando desde afuera.

—Eso es porque él luce como un ángel —dice Tara.

—Tara Lynn, no pienses en eso ni siquiera por un segundo —dice Kat


bruscamente—. Cruce nos hubiera destruido a todos si hubiera creído que tenía
algo que ganar con eso, y eso fue antes de que leyera el Libro y absorbiera su
poder. Ahora él es el Sinsar Dubh… la magia más oscura y retorcida de la raza
Fae. ¿Has olvidado lo que le hizo a Barb? ¿No recuerdas a cuánta gente masacró
el Libro cuando no tenía un cuerpo? Ahora tiene uno. Y está debajo de nuestra
abadía. ¿Y tú crees que luce como un ángel? ¿Que es bonito? ¿Has perdido la
cabeza?

No estuve debajo de las catacumbas anoche así que no pude ver lo sucedido
con mis propios ojos. Había estado manteniendo distancia de esa persona cuyo
nombre no digo. Sin embargo, oí lo que sucedió. Es de lo que todas hablan.
Amigo, ¡V’lane es Cruce!

Ni siquiera es Seelie. Es el peor de todos los príncipes Unseelie.

Apenas puedo creerlo. ¡Estaba terriblemente enamorada de él! Creía que él


era el que iba a salvarnos a todos, peleando del lado humano de la guerra.
Resulta que él era guerra; literalmente, como el Guerra de Los Cuatro Jinetes del
Apocalipsis, montando junto con sus tres hermanos príncipes Unseelie: Muerte,
Peste y Hambre. Efectivamente, nuestros mitos eran correctos. Cuando
cabalgaron por nuestro mundo una vez más todo se fue directo al infierno.
Nadie siquiera sabía que él estaba vivo. Se suponía que Cruce había sido
asesinado 750,000 años atrás. En su lugar había estado simulando ser V’lane
todo el tiempo, disfrazándose con glamour, infiltrado en la corte Seelie,
manipulando eventos, orquestando la oportunidad perfecta para tomar lo que
quería: el dominio sobre ambas razas.

Los Fae tienen tanta paciencia como las playas tienen arena. Por supuesto,
supongo que es fácil ser paciente cuando vives, como, por condenadamente
siempre.

También oí que fue uno de los cuatro que violó a M, esa persona cuyo
nombre no estoy pensando, ese día en la iglesia cuando el Lord Master le lanzó
a los príncipes encima.
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¡Y yo le había dicho que le daría mi virginidad algún día! ¡Me había traído
chocolates, había sido todo coqueto-coqueto!

V’lane es Cruce. Amigo. Algunas veces eso es todo lo que puedes decir.

Tara sostiene desafiante la mirada de Kat.

—Eso no significa que quiera liberarlo. Solo estoy diciendo que es hermoso.
Nadie puede contradecir eso. Tiene alas como un ángel.

Es hermoso. Y tenemos grandes, grandes problemas. Bajé a las catacumbas


anoche, en el instante en que finalmente todos se fueron. Hice mi camino a
través del laberinto subterráneo hasta que encontré la cámara que una vez
guardó el Sinsar Dubh. Y aún lo guarda; solo que en otra piel.

V’lane ya no luce como V’lane. Está encerrado en el centro de un bloque de


hielo, rodeado por una jaula de barras brillantes. Su cabeza está echada hacia
atrás, sus ojos son fuego iridiscente, está rugiendo, y sus enormes alas de
terciopelo negro están extendidas ampliamente. Brillantes tatuajes serpentean
bajo una piel que brilla como oro en polvo. Y está desnudo. Si no hubiera visto
otros penes en películas, estaría preocupada por perder mi virginidad.
—Alas negras, Tara —dice Kat—. Como magia negra, como “mortal”. Antes
era peligroso. Ahora es mil veces peor. El Rey nunca debería haberle permitido
leer todo el libro. Debería haberlo detenido.

—Mac dijo que el rey no quería dejar el Sinsar Dubh dividido —dice
Colleen—. Le preocupaba que no fuéramos capaces de mantenerlo encerrado
en dos lugares.

Busco en un bolsillo de la mochila que siempre llevo en el hombro (nunca


sabes qué podrás necesitar y cuándo, yo siempre estoy en movimiento) y saco
otra barra de Snickers. Ahí está ese maldito nombre de nuevo. Comer calma la
herida que estoy recibiendo por los repetidos puñetazos en el estómago.

—No pudimos mantenerlo encerrado cuando estaba en un solo lugar —dice


Kat.

—Porque Rowena lo dejó salir —dice Val.

Me enteré de esa parte de la historia más temprano esta mañana,


escuchando a las sidhe-seers hablando en las duchas. Cuando el Sinsar Dubh
tomó posesión de Rowena la noche anterior, esa persona que no nombro la
mató. Pero no antes de que Ro se jactara de cómo había liberado el Sinsar
Dubh. Y aun así, ¡algunas compañeras están hablando sobre tener un servicio 11
para la vieja bruja! Digo que la Gran Maestra de las sidhe-sheeps3 está muerta.
¡Hu-maldición-rra! ¡Saquen el pastel y los sombreros de fiesta!

—Esa cosa debilitó a Rowena —dice Kat.

Rowena nació débil. Bruja hambrienta de poder.

—Quizás Cruce nos debilite —dice Kat.

Pego un suspiro alrededor del mordisco de barra de chocolate y trago. La


nueva líder temporal de la abadía y Gran Maestra interina de las sidhe-seers en
todo el mundo acababa de cometer un gran error. Aprendí una cosa o dos de
esa persona innombrable cuando solíamos andar juntas. Las Sidhe-sheeps
necesitan mano firme. No firme como la de Ro, la cual era intimidante,
denigrante y tiránica, pero firme en una forma que no permita que el ganado
salga corriendo en una estampida. El miedo y la duda son dos grandes causas
de estampidas. Kat debería haber dicho algo como qué bueno era que todas
fueran mucho más fuertes que Rowena. Incluso un niño puede ver lo que está
sucediendo allá abajo. Las sidhe-seers tienen miedo. Rowena está muerta.
Dublín es un desastre arrasado por los disturbios, lleno de monstruos. Uno de
los buenos resultó ser uno de los malos. Sus vidas cambiaron demasiado

3
N. de T.: “sheep” significa “ovejas” en inglés.
rápidamente en demasiadas formas para que ellas lidien con ello. Son blancos
fáciles para ser convencidas por el líder más persuasivo y fuerte, y eso significa
que Kat necesita convertirse en una, y rápido.

Antes de que alguien mucho menos capaz y menos amable lo haga.

Alguien como Margery, quien incluso en este momento mira al grupo a


través de ojos entornados, como si tuviera un termómetro metido en el trasero,
tomando su temperatura. Es un año mayor que Kat, y era parte del círculo
cercano a Ro cuando la vieja bruja estaba viva. No va a estar de acuerdo con un
cambio de guardia que no la incluya. Causará problemas en cada oportunidad
que tenga. Espero que Kat sepa cuán traicionera puede ser. Cualquier persona
que estuviera alguna vez cerca de Ro por más de, como, un segundo, tiene algo
seriamente aterrador. Lo sé. Yo era la más cercana de todas. Políticas sidhe-
sheep. Amigo, las odio. Te enredan como telarañas pegajosas. ¡Amo vivir sola!

Aún así, cada tanto echo de menos la abadía. Especialmente cuando pienso
en ellas haciendo galletas y esas cosas. Oír voces de fondo al quedarse dormida
es agradable. Saber que incluso si eres incomprendida, no estar totalmente sola
en el mundo no es la peor cosa.

Kat tiene razón: el Sinsar Dubh que solíamos tener encerrado y sometido
mágicamente bajo nuestra abadía no es nada comparado con lo que ahora
12
tenemos debajo de nuestro suelo.

El problema es que ya no luce como el Sinsar Dubh.

Toda la magia más oscura y el poder de la raza Fae ya no están atrapados


entre las tapas de un libro. Están en el cuerpo de un príncipe Fae en toda su
gloria desnuda y alada. Y si nunca has visto a un príncipe Fae antes, esa es una
cantidad de gloria que hace que tu mandíbula caiga, se te salten los ojos, y tu
mente se enrede.

Es solo cuestión de tiempo antes de que alguien lo libere.

Kat ni siquiera ha llegado al hecho crítico aún: ahora mucha gente sabe que
él está ahí abajo, abarrotado hasta el tope con hasta la última gota de la mortal
magia de la raza Fae.

Conozco a la gente. He visto todas las formas y tamaños en los que vienen.
Alguien va a ser lo suficientemente estúpido para creer que pueden controlarlo.
Alguien va a encontrar una manera de atravesar el hielo.

Jericho Barrons es solo una de las muchas personas que cazaron el Sinsar
Dubh por miles de años. Ninguno de ellos siquiera sabía dónde estaba. Si lo
hubieran hecho, habrían descendido sobre nuestra abadía en las eras oscuras
cuando una torre circular de piedras rústicamente amontonadas era todo lo que
ocultaba la entrada a nuestra ciudad subterránea. Y la hubieran derribado,
piedra por piedra, hasta reducirla a escombros, hasta que obtuvieran aquello
por lo que habían venido.

Ahora un montón de humanos y Faes saben exactamente dónde está


guardada el arma más poderosa jamás creada.

La gente habla.

Pronto el mundo entero va a saber que está aquí.

Resoplo, imaginando hordas descendiendo sobre nosotras, causando


disturbios, furiosas, blandiendo armas. Las estúpidas sidhe-sheep están
demasiado ocupadas riñendo sobre la mejor manera de contraatacar en caso de
tener la oportunidad de hacerlo. Suspiro.

Kat mira hacia arriba.

Dejo de respirar, llevo mis rodillas con fuerza al pecho y me quedo


perfectamente quieta.

Después de un momento, Kat sacude la cabeza y regresa a la conversación.


13
Suspiro una vez más, pero más suave.

Acaba de cometer su segundo error.

Enfrentada a algo que no pudo explicar, pretendió que no estaba ahí. Amigo,
¿no es demasiado avestruz?

Oh, sí. Solo cuestión de tiempo.

Espero unos pocos minutos a que las cosas se calienten una vez más,
aprovecho la conmoción y congelo el cuadro para salir.

Adoro moverme como lo hago.

No puedo imaginarme vivir de otra manera.

Cuando sea que algo me molesta, todo lo que necesito es atravesar


rápidamente la ciudad, espiar a la gente caminando penosamente en cámara
lenta, e instantáneamente me siento un millón de veces mejor.

Tengo el trabajo más genial del mundo.


Soy una superheroína.

Hasta hace poco, era la única de la que estaba al tanto.

Según mi mamá, no hice la transición normal de cualquier niño de gatear a


caminar. Pasé de estar acostada contando dedos regordetes de los pies y
arrullando felizmente mientras ella me cambiaba los pañales (nunca he visto
una razón para llorar cuando alguien te está quitando la popó de encima), a lo
que inicialmente ella pensó que era teletransportación. En un segundo estaba
en el piso de la sala, al siguiente me había desvanecido. Temió que los Fae me
hubieran llevado, solían hacerle eso a las sidhe-seers si las descubrían, hasta
que me oyó hurgando en la despensa tratando de abrir un tarro de comida para
bebés. Era crema de maíz. Lo recuerdo. Aún adoro la crema de maíz. Sin
embargo, no hay mucho combustible allí. La energía causada por el azúcar se
acaba en poco tiempo.

Nunca pude ir a la escuela.

No quieres saber cómo ella evitaba que dejara la casa. No hay muchas
opciones con una niña que puede moverse más rápido de lo que tú puedes
parpadear. Y ninguna de ellas es PC4.

Ya no soy el único superhéroe en Dublín, lo cual me molesta como la mierda, 14


pero lentamente estoy comenzando a ver que podría ser bueno.

Me estaba poniendo demasiado satisfecha conmigo misma. Y eso se


convierte en descuidada si no prestas atención. También te aburres. No es muy
divertido ser siempre la mejor y la más rápida. Un poco de competencia te
mantiene atenta, y te hace intentar con más fuerzas, vivir más.

Yo creo firmemente en eso: vivir más.

Quiero morir en una llamarada de gloria mientras soy joven. No quiero


romperme pieza por pieza, perder la cabeza y morir vieja y arrugada. Dado el
estado actual de nuestro mundo, no estoy segura de que ninguno de nosotros
tenga que preocuparse por eso ya.

Al tope de mi lista de tipos a vencer están Jericho Barrons y sus hombres.


Igual que yo, son súper rápidos y súper fuertes. Tanto como odio admitirlo…
ellos son más rápidos. Pero estoy trabajando en eso.

Barrons puede agarrarme en el aire (amigo, ¿por qué el aire no es grueso?5


¡Las cosas que dice la gente!) mientras estoy congelando el cuadro, que es

4
PC.: Políticamente correcta.
5
N. de T.: juego de palabras entre “pick me from thin air” (“agarrarme en el aire”) y “thick air”.
“Thin” y “thick” son opuestos: uno significa delgado, y el otro grueso.
como yo llamo a la forma en que me muevo. Comienzo en el punto A, tomo
imágenes mentales de todo lo que me rodea, acelero, y en un parpadeo estoy
en el punto B. Solo tiene un par de desventajas. Una, que estoy constantemente
magullada por chocarme contra cosas a toda velocidad porque algunas de las
que fijo en mi cuadrícula mental no están estáticas, como la gente, los animales
y los Fae. Dos, congelar el cuadro requiere una tonelada de comida como
combustible. Tengo que comer constantemente. Es un dolor en el trasero
recolectar y llevar tanta comida. Si no como lo suficiente, me pongo débil y
tambaleante. Es patético. Soy un tanque de combustible que está lleno o vacío.
No hay mitad del tanque conmigo. ¿Conoces esas películas donde la gente lleva
rondas de municiones en su cuerpo? Yo llevo barras de proteínas y Snickers.

Al menos una vez cada noche corro a Chester’s, el lugar subterráneo más
caliente de Dublín para ir de fiesta y cumplir cualquier fantasía y tener una
oportunidad con la inmortalidad, que pertenece y es operado por Ryodan, la
persona casi de consulta de Barrons, y comienzo a matar a cada Fae que está
afuera. Usualmente les toma a sus hombres cinco segundos completos
aparecer, pero puedo hacer mucho en cinco segundos.

Chester’s es una zona segura. Está prohibido matar Faes allí, sin importar qué
hagan. Y hacen algunas cosas realmente enfermas.
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Matar humanos, sin embargo, no está prohibido en Chester’s. Ese es un gran
tema para mí, así que sigo causándole molestias a Ryodan y no me voy a
detener.

Una de estas noches voy a ser más rápida que él, más rápida que todos ellos.

Entonces voy a matar a todos los Fae en Chester’s.

Segundos en mi lista de competidores están los Fae que cazo. Algunos de


ellos pueden teletransportarse. Lo llaman “tamizarse.” No entiendo la física de
eso. Solo sé que es más rápido que congelar el cuadro. Lo cual me preocuparía
más si no tuviera la Espada de Luz, una de las dos armas que pueden exterminar
sus traseros inmortales, así que me dejan sola la mayor parte del tiempo.
Aquella-que-no-está-siendo-nombrada tiene la otra arma, la Lanza.

Mi estómago duele una vez más. Mientras abro otra barra de proteína,
decido comenzar a pensar en ella como “Esa Persona”, abreviado como EP.
Entonces quizás mi mente pasará por encima de los pensamientos sobre “EP”
sin tirar de mí y patearme en el estómago.

Los últimos son los príncipes Unseelie. Solían ser cuatro. Cruce está fuera de
cuadro por ahora. Dos están generalmente en Dublín, ya no más bajo el
dominio del Lord Master, lo cual los hace más peligrosos de lo que solían ser.
Han comenzado a pelear entre sí y están atacando por separado. Hay un grave
problema con esos dos. No solo pueden tamizarse, sino que el solo mirarlos te
hace llorar sangre. Y si tienes sexo con ellos… bien, ¡no lo hagas! Suficiente. Ya
hay cultos formándose a su alrededor. Las ovejas están siempre buscando un
nuevo pastor cuando el terreno se pone rocoso.

No me pongo a prueba contra los príncipes. Mantengo mi distancia. Duermo


con la espada en la mano. Me baño con ella. Nunca dejo que nadie la toque.
Amo mi espada. Es mi mejor amiga.

Yo maté al otro príncipe Unseelie. Soy la única persona que jamás lo ha


hecho. ¡Dani Mega O’Malley asesinó a un príncipe Unseelie! Tienes que amar
eso. El único problema es que ahora los dos que dejé me tienen un odio
perverso. Espero que estén demasiado ocupados peleando entre ellos para
venir por mí.

Mi vida consiste principalmente en vigilar mi ciudad. Mantener vigilado todo


lo que está cambiando. Amo conocer los detalles, difundir las noticias
importantes. No sé qué haría Dublín sin mí.

Llevo un periódico llamado El Diario de Dani que saco tres veces a la semana.
Algunas veces hago una edición especial si algo grande sucede. Recojo
mensajes en lo que queda de la Oficina General de Correos, de gente que está
16
teniendo problemas con Faes difíciles de matar. ¡Me gusta aparecer de repente
y salvar el día! Tomo mi ritmo en serio, como el Inspector Jayne y los
Guardianes que patrullan las calles de noche. Dublín me necesita. No voy a
decepcionarla.

Acabo de publicar mi primer libro, Dani Hace Dublín: el ABC de DCM. Dancer
me ayuda a imprimirlo y a distribuirlo. Las reseñas han sido geniales. El único
problema es que, cada vez que aprendo cosas nuevas, lo cual es
constantemente, tengo que lanzar una edición revisada. Ya voy por la quinta.

Algunas de las personas que ayudo están completamente locas, temerosas


de su propia sombra. Puedo decir solo con mirarlos que no sobrevivirán mucho
tiempo. Me entristece pero hago todo lo que puedo.

Decido pasar por la Oficina General de Correos ahora, ver si alguien me dejó
notas.

Acabo mi barra de proteínas en dos bocados y guardo la envoltura en el


bolsillo. No sé por qué no me puedo obligar a generar basura, considerando
que las calles están cubiertas de los escombros de los disturbios de la noche en
que Dublín cayó, pero sumarle algo se siente mal.
Entorno los ojos, miro calle abajo tan lejos como puedo, trazando cada
obstáculo en mi cuadrícula mental hasta que todo encaja en su lugar: autos
abandonados con las puertas abiertas esperando para golpearme si me desvío
un centímetro, lámparas callejeras arrancadas del pavimento con trozos de
concreto unidos a la base y tiras de metal sobresaliendo que van a matar a mis
espinillas si no tengo cuidado, mesas arrojadas a través de las ventanas de los
pubs bloqueando las aceras. Te haces una idea.

Respiro profundamente y cedo, libero el lugar sidhe-seer en mi cabeza y me


deslizo a una forma de ser diferente. Ro solía hacerme intentar que se lo
explicara, como si quizás pudiera entender cómo hacerlo si lo intentaba lo
suficiente. Lo mejor que se me ocurre es esto: es como recoger todo tu interior
mentalmente y empujarlo a un lado, hasta que de repente eres… solo algo más.
Paso a los Dani-cambios, supongo. La adrenalina es megaintensa y, bueno… No
puedo imaginar mi vida sin ella porque no hay tal cosa como la vida sin ella.

Lo hago ahora, cambio fuerte y rápido, y entonces estoy completa, libre y


perfecta. ¡El viento en mi cabello! ¡Cuadros congelados! ¡Ni siquiera puedo
sentir mis pies, porque tengo alas en ellos! Arrugo mi rostro con concentración
y empujo con más fuerza, más rápido, cada nanosegundo va a contar si voy a
vencer a…
17
Choco contra una pared.

¿De dónde mierda vino eso?

¿Cómo pude no haberlo notado en mi cuadrícula?

Todo mi rostro está entumecido y no puedo ver. El impacto me saca de un


golpe del cuadro congelado y me envía en un ciego tropiezo. Cuando
finalmente me equilibro, aún no soy capaz de enfocar. Golpeé la pared tan
fuerte que me cegó temporalmente. Mi rostro va a estar amoratado por días, los
ojos hinchados hasta formar hendiduras. ¡Qué vergonzoso! ¡Odio caminar por
ahí con todos mis errores en el rostro, para que todos los vean!

Desperdicio preciosos segundos en intentar recobrarme y todo lo que puedo


pensar es: que bueno que fuera una pared, no un enemigo. Ahora mismo soy
un blanco fácil y es mi culpa. Sé que no debo adelantar la cabeza cuando estoy
en el cuadro congelado. Así puedes matarte. El cuerpo puede tolerar un
impacto mucho más fuerte que el rostro. Te enterrarás la nariz en el cerebro si
no tienes cuidado.

—Descuidada, Mega —murmuro. Todavía no puedo ver. Me seco la nariz


sangrante con la manga y extiendo la mano para sentir qué golpeé.

—Ésa es mi polla —dice Ryodan.


Alejo la mano de golpe.

—¡Gah! —Me ahogo. Puedo sentir mi rostro una vez más… porque se está
incendiando. ¿Qué clase de universo me hace extender la mano a exactamente
ese maldito nivel para tocar lo que creo que es una pared y poner mi mano en
un pene?

Entonces recuerdo que éste es Ryodan y frunzo el ceño.

—¡Lo hiciste a propósito! —Lo acuso—. ¡Viste mi mano extenderse y te


moviste directo hacia ella!

—¿Haría eso por qué, niña?

Ryodan tiene la forma más exasperante de hacer preguntas sin la apropiada


inflexión al final. Su voz no se eleva en lo absoluto. No sé por qué me molesta
tanto. Simplemente lo hace.

—¡Para avergonzarme y hacerme sentir estúpida! Siempre buscando la


ventaja, ¿verdad? —Ryodan me vuelve totalmente loca. ¡No lo soporto!

—Descuidada es quedarse corto —dice Ryodan—. Podría haberte matado.


Estira la cabeza, niña. Mira por dónde vas.
18
Mi visión finalmente está comenzando a aclararse.

—Estaba. Mirando —digo enojada—. Te pusiste en mi camino.

Levanto la mirada hacia él. El tipo es alto. La única lámpara callejera que
funciona está justo detrás de su cabeza, dejando su rostro en sombras, pero ésa
es la forma que él prefiere. Juro que monta cada lugar adonde va para
mantener la luz a su espalda por alguna razón. Tiene esa tenue media sonrisa
que usualmente lleva, como si estuviera perpetuamente divertido por nosotros
los simples mortales.

—No soy una simple mortal —digo irritada.

—No dije que lo fueras. De hecho, es precisamente porque no eres simple


que estás en mi radar.

—Bueno, sácame de él.

—No puedo.

Tengo un mal presentimiento. No hace mucho Ryodan me rastreó hasta


donde estaba pasando el tiempo en lo alto de mi torre de agua favorita y me
dijo que tenía un trabajo para mí. Me negué, por supuesto. Desde entonces me
he estado diciendo a mí misma que él ha llenado cualquier vacante que tuviera
con alguien más.

No quiero caer con Ryodan y sus hombres. Tengo la sensación de que nunca
podré salir. Solo seguiría cayendo.

Por supuesto, eso no evita que husmee alrededor de Chester’s. Tienes que
conocer a la competencia, saber qué trama. El amigo quiere algo de mí, quiero
saber qué. La semana pasada, encontré una entrada trasera a su club que
apuesto que nadie, excepto sus hombres y yo, conocemos. Creo que pensaron
que estaba tan bien escondida que no necesitaban molestarse en protegerla. ¡Si
vi algunas cosas! Mi rostro se calienta otra vez, recordando.

—He estado esperando que te reportaras a trabajar, Dani. Debes haber


encontrado un problema del que no estoy al tanto.

Reportarme a trabajar, jamás. No le respondo a nadie. La forma en que dice


esa última parte lo hace sonar como si estuviera vigilándome y supiera cada
problema que tengo y no tengo.

—Lo diré una vez más. Nunca va a suceder.

—No entiendes. No te estoy dando una elección. 19


—No entiendes. La estoy tomando. No eres mi jefe.

—Mejor espera que lo sea, niña, porque eres un riesgo en mi ciudad. Y solo
hay dos formas en las que lidio con las variables descontroladas. Una de ellas es
ofrecerte un trabajo.

La mirada que me da me deja en claro que no quiero saber cuál es la


segunda opción. Seco más sangre de mi nariz y me hincho un poco.

—Pensé que era la ciudad de Barrons —digo.

Él ignora mi burla.

—Un riesgo que no tomaré. Eres demasiado rápida, demasiado fuerte y


demasiado estúpida.

—No hay nada estúpido en mí. Sin embargo, sí soy rápida y fuerte —me
jacto—. Lo mejor de lo mejor. Dani Mega O’Malley. Así es como me llaman. La
Mega. Nadie me supera.

—Seguro que sí. En sabiduría. En sentido común. La habilidad de diferenciar


entre una batalla que vale la pena pelear y la postura falsa de las hormonas
adolescentes.
¡Gah! ¡Yo no poso! ¡No tengo que hacerlo! ¡Soy lo real, cien porciento
superheroína! Ryodan sabe exactamente cómo meterse bajo mi piel pero no
voy a darle la satisfacción de demostrarlo.

—Las hormonas no interfieren con mis procesos mentales —digo


fríamente—. Y como si mis malditas “hormonas adolescentes” tuvieran alguna
diferencia con las tuyas. Hablando de lo que le dijo la olla a la sartén. —
Después de mi visita clandestina la semana pasada, sé una cosa o dos acerca de
Ryodan.

—Eres humana. Las hormonas te debilitan a cada paso. Y eres demasiado


joven para saber una mierda sobre mí.

—No soy demasiado joven para saber algo. Sé que tú y tus otros amigos son
todo sexo todo el tiempo. Vi a esas mujeres que mantienes… —Cierro la boca
con fuerza.

—Viste.

—Nada. No vi nada. —Las cosas no se me escapan con frecuencia. Al menos


no solían hacerlo. Pero las cosas están raras últimamente. Mi humor cambia
como un camaleón en un caleidoscopio. Me pongo susceptible y termino
diciendo cosas que no debería. Especialmente cuando alguien sigue 20
llamándome “niña” y dándome órdenes. Soy impredecible, incluso para mí
misma. Eso apesta.

—Has estado en el nivel cuatro. —Sus ojos dan miedo. Pero claro, éste es
Ryodan. Sus ojos dan miedo a menudo.

—¿Qué es el nivel cuatro? —digo inocentemente, pero él no lo cree ni por un


minuto. El nivel cuatro es algo salido de una película porno. Lo sé. Estuve
viendo un montón de eso hasta recientemente, hasta que alguien a quien no le
importo en lo más mínimo me leyó la cartilla, como si EP se preocupara. Es
estúpido pensar que solo porque alguien te grita como si se preocupara por
cómo estás creciendo y en quién te estás convirtiendo realmente se preocupa
por ti.

Él sonríe. Odio cuando sonríe.

—Niña, estás coqueteando con la muerte.

—Tendrás que atraparme primero.

Ambos sabemos que es una amenaza vacía. Él puede.

Él fija sus ojos en los míos. Me niego a apartar la mirada incluso a pesar de
que se siente como si estuviera hurgando a través de los registros de mi retina,
revisando todo lo que he visto. Largos segundos pasan. Levanto la barbilla,
meto una mano en el bolsillo de mis jeans e inclino la cadera. Desenvuelta,
frívola, aburrida, dice mi cuerpo. Porque él no entiende el mensaje de la
expresión en mi rostro.

—Sentí una brisa en la parte privada de mi club la semana pasada —dice


finalmente—. Alguien pasando rápido. Pensé que tenía que ser un Fae que no
quería ser visto por alguna razón, pero no lo era. Eras tú. No es genial, Dani.
Para nada genial. Estoy hablando tu idioma lo suficientemente claro para
penetrar en esa cabeza dura como la roca, suicida y adolescente tuya.

Pongo los ojos en blanco.

—Gah, viejo amigo, por favor no me hables así. ¡Mis orejas se caerán! —Le
doy una sonrisa engreída de cien Mega watts—. No es mi culpa que no puedas
enfocarme cuando paso. ¿Y qué hay con toda esta tonterías de adolescente? Sé
qué edad tengo. ¿Tú eres el que necesita que se lo recuerden? ¿Es por eso que
sigues lanzándomelo como una especie de insulto? No lo es, sabes. Los catorce
están en la cima del mundo.

Lo siguiente que sé es que él está en mi espacio, tragándoselo. Apenas


dejándome lugar para existir. No voy a quedarme para eso.
21
Congelo el cuadro a su alrededor.

O lo intento.

Me estrello, de frente con él, golpeando mi frente contra su mentón. No lo


suficientemente fuerte. Lanzarme hacia él congelando el cuadro debería
haberme partido la cabeza una vez más, no hacer cosquillas como un tropezón.

Cambio a Mega-reversa.

Tengo éxito en retroceder un paso débil o dos. Ni siquiera logro salir de su


alcance.

¿Qué mierda?

Estoy tan desconcertada por haber fallado que solo me quedo de pie ahí
como una idiota. Hasta este preciso momento, ni siquiera estaba segura de
saber cómo escribir la palabra con F, mucho menos hacerlo. Fallar, con una gran
y gorda F. Yo.

Él toma mis hombros y comienza a tirar de mí hacia él. No sé qué piensa que
está haciendo pero no voy a acercarme a Ryodan. Exploto en una Dani-granada,
toda puños y dientes, y diez clases de no-quieres-sostenerme-cuando-el-
pasador-salga.
Al menos lo intento.

Lanzo un golpe flojo antes de detenerme para no telegrafiar más


catastróficas noticias a un amigo al que no se le escapa un truco y no dudará en
usar cualquier debilidad contra mí.

¿Qué demonios me sucede?

¿Chocar contra él me hizo algo? ¿Como quebrarme?

Súper velocidad: ida.

Súper fuerza: ida.

Estoy tan débil como una persona cualquiera y… ¡ew! Atrapada en los brazos
de Ryodan. Cerca. Como si estuviéramos a punto de bailar una canción lenta, o
comenzar a besarnos.

—Amigo, ¿te gusto o algo? ¡Aléjate de mí!

Él baja la mirada hacia mí. Puedo ver la mente trabajando detrás de sus ojos.
No me gusta que la mente de Ryodan trabaje cuando me está mirando.

—Pelea, niña.
22
Levanto la nariz en un ángulo desafiante, haciendo sobresalir mi mandíbula
en un sesgo que dice “vete a la mierda”.

—Quizás no me da la gana. Dijiste que no tenía sentido. Sigues diciéndome


cuán grande eres y qué tan a cargo estás.

—Nunca te detuvo antes.

—Quizás no quiero romperme una uña —lanzo toda despreocupada, para


cubrir que acabo de intentar pelear. Y huir. Y por primera vez en, bueno…
nunca… soy norm…

La palabra se pega a la parte trasera de mi garganta como un duro y


puntiagudo erizo. No puedo escupirla. No puedo tragarla.

Está bien. No necesito ser capaz de decirla. No es verdad. Nunca lo será.

Nunca he sido esa palabra. No es parte de mi realidad. Probablemente solo


olvidé comer lo suficiente. Hago un rápido recuento mental de mi consumo de
combustible en las últimas horas: once barras de proteína, tres latas de atún,
cinco latas de habichuelas negras, siete Snickers. De acuerdo, mi menú se está
volviendo un poco ligero, pero no lo suficiente para drenar mi tanque de
combustible. Presiono el pedal de congelar el cuadro una vez más.
Todavía no me muevo. Sin movimiento, esa soy yo. Eso y demasiado
asustada.

Él sostiene mi mano, mirando las uñas cortas que EP pintó de negro la noche
en que descubrió la verdad sobre mí. No sé por qué aún no me la he quitado.
Se desconcha muchísimo en nada de tiempo con todo lo que peleo.

—No tienes uñas que romperte. Intenta de nuevo.

—Suelta mi mano.

—Oblígame.

Antes de que pueda replicar con una concisa y brillante respuesta, mi cabeza
está hacia atrás, mi columna inclinada como un arco, y el rostro de Ryodan en
mi cuello. Me muerde.

¡El maldito me muerde!

¡Justo en el cuello!

Colmillos abren mi yugular. Los siento, afilados y profundos, hundiéndose en


mí. Duele.

¡Ryordan sí tiene colmillos! ¡No imaginé lo que creí ver en la azotea la otra
23
noche cuando me estaba diciendo que tenía un trabajo para mí!

—¿Qué mierda haces? ¿Eres vampiro o algo? ¿Me estás convirtiendo? —Estoy
aterrada. Estoy… intrigada. ¿Cuánto más fuerte podría ser? ¿Los vampiros son
reales? Los fairies lo son. Supongo que eso abre la puerta del armario de par en
par. Ahora todo va a salir. ¿EP sabe de esto? ¿Barrons es un vampiro? ¿Qué está
sucediendo aquí? Amigo, ¡mi mundo acababa de ponerse mucho más
interesante!

De repente estoy tambaleándome y buscando equilibrio, sin resistir nada y


luciendo como un molinillo borracho cuando lo hago. Me molesta que Ryodan
me haga lucir torpe frente a él. Seco una mancha de sangre de mi cuello y la
miro. ¿Cuándo fue la última vez que alguien derramó mi sangre? Como… nunca.
Seguro, me golpeo. Pero nadie más lo hace. Ya no.

¿Sangrar? ¿Torpeza? ¿Lentitud? ¿Quién soy?

—Ahora conozco tu sabor, niña. Conozco tu aroma como conozco el mío.


Nunca serás capaz de pasar junto a mí otra vez sin que sepa que eres tú. Y si
alguna vez te atrapo en los niveles inferiores de Chester’s… o en cualquier parte
de mi club, para ese caso…

Desvío mi mirada feroz de la mano hacia su rostro.


Me sonríe. Hay sangre en sus dientes.

Hecho: simplemente está mal que te sonría alguien que tiene tu sangre en
los dientes. Ofende hasta los huesos. ¿Dónde estaban sus colmillos? ¿Tenía
colmillos? ¿Naturales o implantes cosméticos? Nunca sabes con la gente hoy
en día. No se retrajeron con suave y audible clic como en la TV o lo hubiera
oído. Tengo súper audición. Bueno, a veces. Como cuando también tengo súper
velocidad y súper fuerza. Lo cual solía ser todo el tiempo. Hasta ahora
exactamente.

—… no dejes que te…

Su mirada hace ese parpadeo desconcertante que hace a veces. Creo que es
porque me mira de arriba abajo tan rápido que no puedo enfocarme en sus
ojos cambiando de dirección, solo veo un tipo de temblor ocular. Me pregunto
si yo también puedo hacerlo, llevar una sola parte de mí a súper velocidad,
como quizás golpetear con un dedo súper rápido. Necesito practicar.
Asumiendo que pueda volver a tener súper velocidad en lo absoluto. ¿Qué
mierda sucede conmigo? ¿Me detuve? ¿Cómo pude detenerme? ¡No me
detengo!

—… a menos que estés trabajando para mí y estés ahí por orden mía. Ése es
el trato. —Él es frío. Frío como el hielo. Y sé sin que lo diga cuál es la segunda
24
opción: morir. Trabaja para mí o muere. Me molesta enormemente.

—¿Me estás dando un ultimátum? Porque eso no es para nada genial. —No
transmito desdén. Me convierto en desdén. Le enseño la número diecisiete de
mis treinta y cinco Miradas de Muerte. ¡Adultos! Ven a una adolecente pasando
por un poco más de cosas de las que ellos saben cómo manejar, y tratan de
encerrarla, meterla en una caja, hacerla sentir mal consigo misma solo por ser lo
que es. Como si yo pudiera evitarlo. Dancer está en lo cierto, los adultos tienen
miedo de los niños que están criando.

—Si crecer significa volverme como tú —digo—. Nunca lo haré. Sé quién soy
y me gusta. No voy a cambiar por nadie.

—Un día, niña, estarás dispuesta a hipotecar tu puta alma por alguien.

—No creo que debas decir “puta” a mi alrededor. En caso de que lo hayas
olvidado, solo tengo catorce años. Y, noticias de último minuto, amigo, no
tengo alma. No hay bancos. Y no hay una moneda de cambio. Ergo. Nunca. Va.
A. Suceder.

—No estoy seguro de que puedas estar más pagada de ti misma.

Le doy una mirada presumida.


—Estoy dispuesta a intentarlo.

Ryodan ríe. En el instante en que lo hace, soy transportada de vuelta a lo que


vi en el nivel cuatro la otra noche. También reía en ese momento. La expresión
en el rostro de la mujer y el sonido que estaba haciendo cuando él hizo esa
cosa que estaba haciendo… ¡Gah! ¡Tipo viejo! ¡Asqueroso! ¿Qué me sucede?

Me está mirando duramente.

Me hace querer pestañear hasta dejar de existir.

Ryodan mira a la gente de forma diferente que cualquier otra persona que
conozca. Como si tuviera visión de rayos X o algo así y supiera exactamente lo
que sucede dentro de los cráneos de la gente.

—No hay misterio ahí, niña. Si vives lo suficiente, sí sabes qué están
pensando —dice—. Los humanos son predecibles, cortados por un mismo
patrón. Pocos evolucionan más allá.

¿Uh? Él no acaba de responder a mi pensamiento. De ninguna maldita


manera.

—Conozco tus secretos, Dani.


25
—No tengo secretos.

—A pesar de toda la fanfarronería que haces, no quieres que nadie te vea.


Que realmente te vean. La chica invisible. Eso es lo que quieres ser. Me
pregunto por qué.

Le hago una seña obscena con ambas manos y congelo el cuadro con todo
lo que tengo.

¡Esta vez funciona! ¡Maldición, es bueno ser yo! ¡Viento en mi cabello ¡Mega
en movimiento! ¡Saltar edificios altos de un solo brinco!

Bueno, quizás esa última parte sea una pequeña exageración, pero aún así…

¡Zoooooooom! Congelo el cuadro a través de las calles de Dublín. Cuando


choco con la siguiente pared, me deja inconsciente.
Traducido por Sheilita Belikov, Lost Angel y Simoriah

Corregido por Majo

uesto que duermo como un tronco, caigo con fuerza. No importa si me


P he quedado dormida o he sido noqueada. Siempre estoy taciturna al
principio porque no puedo sacarme el sueño de encima tan rápido como la
mayoría de la gente. Mis sueños se enredan con el mundo real y toma tiempo
que desaparezcan, como carámbanos goteando en las canaletas bajo el sol de
la mañana.

No esta vez.
26
Salgo de la inconsciencia como un cable eléctrico: en un segundo estoy
acostada boca abajo, al siguiente estoy en cuatro patas, luego tengo la espada
en la garganta de Ryodan.

Él la aparta con un golpe. Sale volando de mi mano y se estrella contra la


pared de su oficina.

Me abalanzo tras ella y me estrello contra la pared, pero ¿a quién le importa?


La espada está en mi mano otra vez. Me levanto de espaldas a la pared, la
espada directamente delante de mí, sin apartar jamás los ojos de él, esperando
que intente quitármela una vez más. Va a atravesar su corazón si lo hace.

—Podemos hacer esto todo el día si quieres —dice.

—Me noqueaste —digo con los dientes apretados. Estoy llena de rabia, mi
rostro palpita y me duelen los dientes. Es una maravilla que me quede alguno.

—Corrección. Me puse en tu camino. Te noqueaste sola. Te dije que miraras


por dónde vas.

6
“Ice Ice Baby”: canción de Vanilla Ice.
—Eres más rápido que yo. Eso significa que tienes que ceder el derecho de
paso.

—Como si fuéramos autos. Lindo. No cedo el paso. Nunca. —Engancha un


pie alrededor de una silla y la patea hacia mí—. Siéntate.

—Vete a la mierda.

—Soy más fuerte que tú, más rápido que tú, y carezco de la emoción humana
que te mueve. Eso me convierte en tu peor pesadilla. Siéntate. O haré que te
sientes.

—No puedo pensar en un par peor —murmuro.

—Quieres jugar. No creo que te gusten mis juegos.

Lo pienso. Estoy preocupada por lo que sucedió antes, cuando me estanqué.


¿Qué pasa si sucede de nuevo y él se da cuenta? Estoy doblemente preocupada
porque me noqueó en seco, en medio de la congelación de cuadro. Es obvio
que no puedo escapar si no quiere dejarme ir. Estoy en Chester’s, en su
territorio, con todos sus hombres en los alrededores. Incluso si Barrons está por
ahí, no va a ayudarme. Estoy bastante segura de que EP lo tiene odiándome
ahora. 27
Evalúo la habitación. Nunca antes he estado en su oficina. Pantallas LED
sirven de molduras, que recubren la totalidad del perímetro del techo,
mostrando de una zona a otra. Desde aquí Ryodan lo ve todo. Estoy en las
entrañas de su club.

—¿Cómo llegué aquí? —Hay una respuesta posible. Solo estoy intentando
ganar tiempo para orientarme. Cuidadosamente me toco la nariz, palpo la
punta. Está alarmantemente bulbosa y blanda.

—Te cargué.

Eso me enoja tanto que casi no puedo respirar. Me noqueó, me levantó como
si fuera un costal de papas, me cargó por las calles de Dublín y me llevó por en
medio de toda la gente y fairies repugnantes que pasan el rato en Chester’s,
probablemente con todo el mundo mirándome y sonriendo. No he estado
indefensa en mucho tiempo.

Hecho: podría hacerlo de nuevo si se le da la gana. Una y otra vez. Este tipo
parado frente a mí podría encadenarme peor de lo que mi mamá o Ro lo
hicieron jamás.

Decido que lo más sabio es seguirle la corriente hasta que me deje ir. Luego
comeré todo lo que esté en mis manos, me probaré a mí misma, me aseguraré
de que estoy funcionando bien, me refugiaré en un lugar seguro y me ocultaré
por un tiempo. Pasaré mi tiempo en la clandestinidad, trabajando en hacerme
más rápida y más fuerte, de modo que nunca tenga que soportar un momento
como éste otra vez. Pensé que este tipo de días se habían ido para siempre.

Me siento.

No se ve petulante como yo lo haría. Me da... como una mirada de


aprobación o algo así.

—No necesito tu aprobación —digo irritada—. No necesito la aprobación de


nadie.

—Mantente así.

Le frunzo el ceño. No entiendo en absoluto a Ryodan.

—¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué me trajiste a Chester’s? Ve al grano. Tengo
cosas que hacer. Agenda apretada, ya sabes. Soy muy solicitada.

Miro alrededor. La oficina está hecha de cristal sólido, paredes, techo y piso.
Nadie puede ver el interior, pero se puede ver el exterior. Es extraño caminar
sobre un piso de cristal. Como si la parte inferior de tu mundo se desprendiera
con cada paso que das. Incluso sentado, sientes un poco de vértigo. 28
Miro hacia abajo. Hay acres de pista de baile debajo de mí. El club tiene
múltiples niveles, quizás un centenar de subclubs separados en niveles, cada
uno con su propio tema. Seelie, Unseelie, y humanos conviven y hacen quién
sabe qué tipo de tratos. Aquí en Dublín post-muro, todo puede ser obtenido en
Chester’s, por un precio. Por un instante se me olvida que él está aquí, fascinada
observando todo entre mis tenis de bota. Podría quedarme aquí durante días,
examinando cosas, haciéndome más inteligente. Haciendo una lista de cada
casta de los Fae, corriendo la voz por la ciudad, qué son, cómo pueden ser
derrotados, o al menos cómo escapar de ellos o retenerlos hasta que yo pueda
llegar a matarlos con mi espada. Esa es gran parte de la razón por la que he
estado tan determinada en entrar a Chester’s. ¿Cómo puedo proteger a mi
ciudad si no puedo advertir a todos sobre todos sus peligros? Tengo un trabajo
que hacer. Necesito toda la inteligencia que pueda conseguir.

Hay un hombre Seelie en la pista de baile, rubio y hermoso como V'lane era
antes de que dejara caer su glamour y se revelara como un Unseelie. En el
siguiente subclub hay un Fae oscuro de casta inferior que nunca he visto antes,
brillante, húmedo y segmentado, con… ¡ew! ¡Los muchos segmentos están
separándose y escabulléndose en cien direcciones diferentes como cucarachas!
Odio las cucarachas. Comienzan a desaparecer en las perneras de los
pantalones de la gente. Levanto los pies del suelo y me siento con las piernas
cruzadas sobre la silla.

—Observas todo.

No es una pregunta así que no contesto. Lo miro, cruzo los brazos y espero.

Ahí está esa sonrisa de nuevo.

Hago sobresalir mi labio inferior desafiantemente.

—¿Qué soy? ¿Como un chiste andante para ti? ¿Por qué siempre sonríes
cuando me miras?

—Vas a descubrirlo. —Se mueve hacia su escritorio, abre un cajón, saca una
hoja de papel y me la da—. Llena y firma esto.

La tomo y la examino. Es una solicitud de empleo. Le doy una mirada.

—Amigo. Mundo post-apocalíptico. ¿Quién sigue haciendo solicitudes de


empleo?

—Yo.

Miro la solicitud con ojos entornados, luego a él. 29


—¿Cuánto me vas a pagar? —pregunto.

—Amiga. Mundo post-apocalíptico. Quién sigue haciendo dinero.

Me rio disimuladamente. Primera señal de algún sentido del humor que él ha


mostrado. Entonces recuerdo dónde estoy y por qué. La hago una bola y se la
lanzo. Rebota en su pecho.

—Estás perdiendo el tiempo, niña. Cuanto antes hagas lo que te digo, antes
podrás salir de aquí. —Va a su escritorio, saca otra y me lo da con una pluma.

Me relajo. Piensa dejarme ir. Tal vez incluso pronto.

Le echo una ojeada a la solicitud. Tiene los espacios en blanco habituales:


nombre, dirección, fecha de nacimiento, educación, historia laboral previa,
lugares para la firma y la fecha. Es la solicitud más elegante que he visto, con el
nombre CHESTER’S grabado en un borde ornamentado que enmarca la página.

Todos se aferran a algo cuando el mundo colapsa. Supongo que a Ryodan le


gusta tener los detalles de su negocio completamente organizados, sin
importar el caos en su puerta. No es que me vaya a matar llenar la estúpida
cosa, acceder a lo que sea que quiera, y luego largarme de aquí y esconderme
bien. Suspiro. Esconderme. Yo. Anhelo los días en que era la única superheroína
en la ciudad.

—Si lleno esto, ¿permitirás que me vaya?

Él inclina la cabeza.

—¿Pero tengo que hacer alguna clase de trabajo para ti?

Inclina su cabeza de nuevo.

—Si hago este trabajo, ¿terminamos? ¿Para siempre? Solo un trabajo,


¿verdad? —Tengo que hacer que esto sea convincente o él se dará cuenta de
que planeo desaparecer.

Una vez más, me da ese asentimiento imperial que apenas es un


asentimiento, como si estuviera rebajándose a reconocer mi insignificante
existencia.

No le pregunto cuál es el trabajo, porque no tengo intención de hacerlo


jamás. Nunca voy a ser la solución de nadie a los problemas de la gente otra
vez. Crucé líneas por Ro. Grandes líneas. Profundas. Ella está muerta. Soy libre.
La vida comienza ahora. Lo estudio. Está perfectamente quieto, con la luz detrás
de su rostro como es usual, los rasgos en las sombras. 30
Los gatos se quedan así de quietos. Antes de atacar.

Algo está sucediendo aquí, más grande de lo que estoy viendo.

Mi rostro duele. Mis ojos están hinchados y el izquierdo está intentando


hincharse hasta cerrarse.

—¿Tienes un poco de hielo? —Necesito ganar tiempo para averiguar qué


está sucediendo. Además, si él va a buscar hielo, puedo fisgonear en su oficina.

Él me da una mirada que he visto hacer a los hombres antes, sobre todo a las
mujeres: barbilla baja, mirando hacia arriba desde abajo de sus cejas, con una
sonrisa ligeramente burlona. Hay algo en esa mirada que no entiendo, pero el
desafío es inconfundible.

—Ven aquí —dice—. Te curaré. —Está sentado detrás de su escritorio,


mirándome. Quieto, tan quieto. Es como si ni siquiera respirara.

Lo miro. No sé qué pensar de él. Parte de mí quiere levantarse, rodear ese


escritorio y averiguar de qué está hablando.

—¿Podrías hacer eso? ¿Hacer que mis moretones y cortes se vayan? —


Siempre estoy golpeada y mis músculos están constantemente tensos por
sobreuso. A veces desgasto mis zapatos y me despellejo los pies. Se hacen
viejos.

—Puedo hacerte sentir mejor de lo que te has sentido en tu vida.

—¿Cómo?

—Hay ciertos secretos, Dani O'Malley, que solo puedes aprender


participando.

Considero esto.

—Así que, ¿tienes hielo?

Él ríe y presiona un botón en su escritorio.

—Fade. Hielo. Ahora.

—Entendido, jefe.

Unos minutos después, estoy sentada con un paquete de hielo en la mitad


de mi rostro, bizqueando alrededor de él para llenar la estúpida solicitud de
Ryodan. Casi termino y estoy lista para firmar cuando tengo la más extraña
sensación en mi mano, la que sostiene la hoja.
31
Es mi mano izquierda, la mano de la espada, la que se puso negra hace un
tiempo, la noche en que atravesé el corazón del Cazador y lo maté. O al menos,
la noche en que creí haber matado al Cazador. La verdad es que no estoy
realmente segura de haberlo hecho, pero no voy imprimir una retractación. El
público necesita creer en ciertas cosas. Cuando volví a sacar fotos de él para El
Diario de Dani para mostrárselo a la gente, se había ido, completamente. No
quedaba ni un rastro. Ni una sola gota de sangre negra en ningún lado. Barrons
dice que no pueden ser asesinados. Después del incidente pensé que iba a
perder la mano. Mis venas se volvieron negras y mi mano completa se puso tan
fría como un bloque de hielo. Tuve que usar un guante por días. Le dije a las
sidhe-sheep que había agarrado un zumaque7 venenoso. Es raro en estos
lugares, pero solía haber algunos. No sé si las Sombras se los comieron todos.
Me pregunto si al hacerlo, sintieron comezón en el estómago.

Ahora está toda hormigueante y extraña. La estudio, preguntándome que


podría ser lo siguiente que me suceda. Quizás apuñalar al Cazador me hizo
algo. Quizás sea por eso que me estanqué. Quizás hay cosas peores en el
horizonte.

7
Zumaque: arbusto que produce un aceita llamado urushiol que no es venenoso, pero que al
contacto con la piel genera una reacción alérgica generando un sarpullido que aparece de 24 a
48 horas después del contacto.
¡Esta no soy yo! Yo soy optimismo. Mañana es mi día. ¡Nunca sabes que
grandes aventuras están esperando a la vuelta de la esquina!

—Niña, vas a sentarte ahí todo el día soñando despierta o vas a firmar la
maldita cosa.

Ahí es cuando lo veo. Estoy tan sorprendida que mi boca se abre y cuelga allí,
atrapando moscas por minuto.

¡Casi lo firmo!

Él debe haber estado sentado ahí, reventándose de la risa por dentro,


felicitándose.

Mi cabeza se levanta bruscamente.

—Así que, ¿qué hace el hechizo en el borde de esta cosa exactamente? —


Nunca he visto algo como eso. Y he visto un montón de hechizos. Ro era una
profesional en ellos. Algunos realmente desagradables. Ahora que lo estoy
viendo, no puedo creer que me lo haya perdido. Astutamente metidos en el
adornado borde negro hay formas y símbolos relucientes, deslizándose, en
constante movimiento. Uno de ellos está tratando de arrastrarse fuera de la
página hacia mi regazo. 32
La hago una bola y se la arrojo.

—Buen intento. No.

—Ah, bueno. Era posible que firmaras. Era la solución más simple.

Está completamente sereno. Me pregunto, ¿algo lo agita, lo hace perder la


calma, enojarse por algo, chillar y gritar? No puedo verlo. Creo que Ryodan se
desliza por la vida con el mismo ánimo fríamente divertido todo el tiempo.

—¿Qué me hubiera hecho si lo hubiera firmado? —pregunto. Curiosidad. La


tengo a montones. Mamá juraba que iba a causarme la muerte. Algo tiene que
hacerlo. Hay cosas peores.

—Algunos secretos...

—Sí, sí, bla, bla, participando y todas esas tonterías. Lo tengo.

—Bien.

—No quería saber de todas formas.

—Sí querías. No puedes tolerar no saber las cosas.


—Así que, ¿ahora qué? —Estamos en un punto muerto, él y yo. Sospecho
que su "solicitud" era en realidad un contrato. Un contrato vinculante, de la
clase que ata tu alma y la mete al bolsillo de alguien más. Había oído de ellos
pero nunca creí que fueran reales. Si alguien tenía una manera de atar tu alma
en un contrato comercial, sería Ryodan. Jericho Barrons es un animal. Pura
bestia descontrolada. No tanto Ryodan. El tipo es una máquina.

—Felicitaciones, niña —dice—. Pasaste mi primera prueba. Aún podrías


obtener el trabajo.

Suspiro.

—Este va a ser un largo día ¿no? ¿Sirven almuerzo aquí? Y voy a necesitar
más hielo.

Una puerta que ni siquiera sabía que estaba ahí en la pared de cristal de su
oficina se abre, revelando un elevador de cristal.

Chester’s es mucho más grande de lo que había pensado. Mientras bajamos


en el elevador, estoy fascinada por la vista. 33
Y un poco preocupada.

Que él esté dejándome ver tanto significa que tanto como si firmo su
estúpida aplicación o no, él piensa que me tiene atada.

La oficina de cristal de Ryodan no es el único lugar desde donde él puede


observar las cosas. Es la punta del iceberg, y, amigo, quiero decir iceberg, como
en megatones de cosas escondidas bajo la superficie. El club central parte de
Chester’s, la mitad interior, una docena de niveles que el público ve, es apenas
una décima parte de él. La parte principal donde todo el mundo pasa el rato y
baila y hace tratos con el diablo está construida dentro de una estructura
mucho más grande. Ryodan y sus hombres viven detrás de los muros de ese
club, en lo que está comenzando a lucir como una vasta ciudad subterránea
desde donde me encuentro. Todas las paredes son de cristal de doble sentido.
Ellos pueden ir a cualquier nivel, por el elevador o pasarela, y observar todo lo
que está sucediendo en cualquier momento. Se pensó seriamente el diseño de
este lugar. No hay forma de que ellos hayan construido todo desde que los
muros cayeran el pasado Halloween. Me pregunto cuanto tiempo ha estado
todo aquí, bajo el pulido, ostentoso y glamoroso Chester’s que solía existir, un
punto álgido para estrellas de cine, modelos y multimillonarios. Me pregunto si,
como nuestra abadía, su mundo subterráneo ha estado bajo un exterior
cambiante durante milenios.

No podría estar más impresionada. Es tan brillante que estoy celosa. Esto es
fisgonear llevado a un nivel completamente nuevo de pericia tecno-nerd.

—Te gusta lo que ves, niña.

Toqueteo mis cutículas, fingiendo estar aburrida.

El elevador se detiene y las puertas se abren. Me imagino que debemos estar


a ochocientos metros debajo de Dublín.

Lo primero que me golpea es el frío. Ajusto mi chaqueta pero no sirve de


mucho. Me gusta la apariencia del cuero. Odio su aislamiento.

Lo segundo que me golpea es el silencio. En la mayoría de Chester’s puedes


oír ligeros hilos de algún tipo de música o conversación, 24/7. Al menos algún
tipo de ruido blanco. Este nivel está tan silencioso como la muerte.

Lo tercero es lo oscuro que está.

Ryodan está esperándome fuera del elevador.

—¿Realmente puedes ver aquí afuera? —¿Tiene algún otro superpoder que
34
yo no tenga? Yo veo bien en la oscuridad, pero no cuando ésta es absoluta.

Él asiente.

Odio a Ryodan.

—Bueno, yo no. Así que enciende algunas malditas luces. Además, ¿qué hay
de las Sombras?

—No me molestan.

Las Sombras no lo molestan. Las Sombras comen todo. No discriminan.

—Me alegra tu coraje8. A mí sí. Luces. Pronto9.

—Las luces no funcionan aquí abajo.

Antes de que pueda emitir un comentario, él saca una linterna de su bolsillo


y me la entrega. La más genial que haya visto jamás, con forma de bala. Es

8
N. de T.: La expresión en inglés es “bully for you”, expresión usada sarcásticamente para
referirse al coraje de una persona cuando en realidad éste no se aprecia, sino que se encuentra
inútil.
9
N. de T.: En español en el original.
pequeña, elegante, plateada, y cuando la enciendo ilumina el corredor más allá
del elevador como si el sol hubiera salido.

—Amigo —digo reverentemente—. Tienes los mejores juguetes.

—Sal del elevador, niña. Tenemos trabajo que hacer.

Lo sigo, mi respiración helándose en el aire.

Solía pensar que solo había seis niveles en Chester’s. Ahora sé que hay al
menos veinte; los conté mientras bajaba. El nivel en el que estamos tiene tres
subclubs diferentes. Veo cosas a través de las puertas abiertas del club que
ninguna chica de catorce años debería ver. Pero claro, ésa es la historia de mi
vida.

El frío empeora a medida que bajamos por el corredor, mientras nos


dirigimos hacia un par de puertas altas. Atraviesa mi larga chaqueta, cortando
mi piel. Tiemblo y mis dientes comienzan a castañetear.

Ryodan me echa un vistazo.


35
—Cuánto puedes enfriarte antes de morir.

Directo y al punto. Ése es Ryodan para ti.

—No lo sé. Te lo diré cuando crea que se me esté complicando.

—Pero más frío que la mayoría de los humanos.

Como es usual en él, no es una pregunta, pero igualmente asiento. Puedo


soportar más de todo que la mayoría de los humanos.

Aun así, para cuando nos detenemos fuera del par de puertas cerradas al
final del corredor, todo me duele. He estado golpeando mis pies contra el suelo
a cada paso por los últimos cuarenta y cinco metros. Comienzo a trotar en el
lugar, para evitar que la sangre se congele en mis venas. Mi garganta y mis
pulmones arden con cada inhalación. Puedo sentir el frío presionando al otro
lado de esas puertas como una presencia. Miro a Ryodan. Su rostro está
escarchado. Cuando levanta una ceja, el hielo se quiebra y cae al suelo.

Sacudo la cabeza.

—No puedo. —No hay manera de que entre ahí.

—Creo que puedes.


—Amigo, soy genial. Incluso soy Todo a veces. Pero tengo límites. Creo que
mi corazón está solidificándose.

Lo siguiente que siento es su mano en mi pecho como si estuviera


toqueteándome.

—¡Sal de encima mío! —digo, pero él ha cerrado su otra mano alrededor de


mi muñeca. Sacudo la cabeza y alejo mi rostro como si no pudiera siquiera
soportar mirarlo. No puedo detenerlo. No con palabras o acciones. Bien puedo
permitirle que lo haga, y terminar con esto.

—Eres lo suficientemente fuerte. —Deja caer su mano.

—No lo soy. —Ha sido una mañana difícil. A veces me gusta probarme a mí
misma. Ahora no es una de esas veces. No después de mi anterior tartamudeo.

—Sobrevivirás.

Levanto la vista para mirarlo. Lo raro es que, tanto como me enoja, tan
impredecible como es, le creo. Si Ryodan cree que puedo soportarlo, ¿quién soy
yo para discutir? Como si él fuera infalible o algo así. Supongo que yo pondría
más fe en el diablo que en cualquier dios.

—Pero tendrás que hacerlo a tu máxima velocidad. 36


—¿Hacer qué?

—Ya verás. —Las puertas dobles son altas y están talladas elaboradamente.
Lucen pesadas. Cuando él toca el pomo y abre la puerta, sus dedos son
instantáneamente recubiertos de hielo. Cuando aparta la mano, trozos de piel
congelada quedan en el pomo—. No te detengas una vez que estés allí. Ni
siquiera por un segundo. Tu corazón solo durará el tiempo en que estés
moviéndote. Detente y mueres.

¿Él pudo descifrar todo eso al poner su palma contra mi pecho?

—¿Y yo voy a entrar ahí por qué? —No puedo ver una sola razón para tomar
tal riesgo. Me gusta vivir. Me gusta mucho.

—Niña, Batman necesita a Robin.

Amigo. Me pongo toda suave y derretida por dentro y trago un suspiro


soñador. ¡Robin para su Batman! Compañeros superhéroes. Hay muchas
versiones donde Robin se hace más fuerte. Él me hubiera tenido con un hola si
hubiera dicho eso primero.

—No quieres que trabaje para ti. Quieres una compañera superhéroe. Ésa es
una historia completamente diferente. ¿Por qué no lo dijiste?
Él entra al cuarto y odio admitirlo, pero estoy admirada de que pueda
hacerlo. Yo no podría y lo sé. La ráfaga de frío asesino que sale por la puerta me
hace querer llorar de puro dolor, hace que quiera volverme y huir en la
dirección opuesta tan rápido como pueda, pero él simplemente avanza. No se
mueve fluidamente, como es usual. Es como si estuviera empujándose a sí
mismo a través de concreto, con pura fuerza de voluntad. Me pregunto por qué
no va más rápido, en la forma en que me está diciendo que lo haga.

Que él pueda hacerlo me provoca. ¿Voy a ser una gallina? ¿Permitirme ser
superada? Éste es Ryodan. Si alguna vez voy a ser capaz de vencerlo, tengo que
tomar riesgos.

—¿Qué estoy buscando? —digo a través de dientes que castañetean,


preparándome psicológicamente para congelar el cuadro. Realmente no quiero
entrar ahí.

—Nada y todo. Absorbe todos los detalles. Busca cualquier pista. Necesito
saber quién le hizo esto a los clientes de mi club. Garantizo protección. La
entrego. Si el rumor corre…

No termina la oración. No tiene que hacerlo. El rumor no puede correr.


Chester’s tiene que ser terreno seguro sin excepciones o perderá el negocio. Y
Ryodan no es uno de esos hombres que alguna vez tolerarán perder lo que es
37
suyo, por cualquier razón.

—Quieres que juegue a la detective para ti.

Me mira. Su rostro está cubierto de hielo. Se rompe en las comisuras de sus


labios cuando habla.

—Sí.

No puedo evitar preguntar.

—¿Por qué yo?

—Porque ves todo. No temes hacer lo que sea necesario sin decir una
palabra a nadie sobre ello.

—Hablas como si conocieras una o dos cosas de mí.

—Sé todo de ti.

El escalofrío que esas palabras dichas quedamente me causan es casi peor


que el que viene del club. Conozco a la gente. Ryodan no habla por hablar. No
intenta ganarse la confianza de la gente ni finge. No puede saberlo todo. No
hay una maldita manera de que sepa todo.
—Deja de hablar. Necesito concentrarme si quieres que ponga tanto mi
súper cuerpo como mi súper cerebro a trabajar al mismo tiempo. Eso es un
montón de Mega-nitud10.

Él ríe, creo. El sonido es plano y resuena como hielo en su garganta.

Apunto mi linterna hacia el club oscurecido. Alrededor de cien humanos


están congelados, en mitad de un movimiento, en mitad del sexo, a medio
morir, mezclados con una casta de Unseelie que solo he visto una o dos veces:
la casta que servía como guardia imperial del Lord Master. El cuarto está
decorado en tributo a su rango, todo rojo y negro, con cortinas congeladas de
terciopelo rojo y sillas de terciopelo negro salpicadas de hielo, sofás de cuero
rojo y soportes acolchados y muchas cadenas en cada mueble. Tiras de cuero.
Espadas filosas. Hay charcos de hielo negro en el suelo. Sangre humana.

Tortura. Asesinato. Gente masacrada.

Todo se asienta y simplemente observo por un segundo, intentando


controlar mi temperamento.

—Tú permitiste que esto sucediera. ¡Tú permitiste que la gente fuera
asesinada por esos monstruos!

—Vienen aquí por propia voluntad. La fila para entrar a mi club anoche
38
rodeaba dos cuadras.

—¡Están confundidos! ¡Su mundo acaba de colapsar!

—Suenas como Mac. Esto no es nuevo, niña. Los débiles siempre han sido
comida para los fuertes.

El nombre de ella es una patada en mi estómago.

—Sí, bueno, Mamá me enseño a no jugar con la comida antes de comerla.


Amigo, eres un maldito psicópata.

—Cuidado, Dani. Tienes tu propia casa de cristal.

—No tengo un lugar como Chester’s.

—Es una cita famosa.

—No demasiado famosa si no la conozco.

—La gente que vive en casas de cristal no debería tirar piedras. Quizás
quieras hablar de tu madre.

10
N. de T.: combinación de “Mega”, sobrenombre de Dani, y “magnitud”.
Aparto la mirada. Guardaré mis piedras por un rato más. Al menos hasta que
sepa con certeza qué es exactamente lo que él sabe de mí.

Vuelvo mi atención a la habitación y mi tensión se derrite, reemplazada por


una emoción anticipatoria. Amo los misterios. ¡Qué forma de probar mi mente!
Dancer y yo hacemos rompecabezas de lógica. Él me vence a veces. Dancer es la
única persona que he conocido que creo que puede ser más lista que yo. ¿Qué
es este lugar? ¿Qué sucedió?

—¿Tienes cámaras aquí? —digo.

—Dejaron de funcionar cuando todo estaba todavía normal.

Como si algo alguna vez hubiera sido “normal” en esta cámara de tortura.
Ahora es incluso más raro.

Cada persona y Fae en este cuarto están congelados hasta formar figuras
silenciosas, blancas y heladas. Dos columnas gemelas de cristal como diamantes
de hielo salen de muchas de sus narices; heladas exhalaciones. Al contrario que
Cruce, que está contenido dentro de un sólido bloque de hielo, esta gente luce
como si de alguna forma hubiera sido congelada justo donde estaba. Me
pregunto si, al golpear a uno de los Fae, éste se rompería.

—¿Crees que el Rey Unseelie hizo esto?


39
—No hay razón que pueda ver —dice Ryodan—. No es del tipo que
desperdicie tiempo en cosas pequeñas. Apresúrate, niña. Estar de pie aquí no es
un picnic.

—¿Por qué estás ahí?

—No doy nada por sentado.

Quiere decir que él cree que es posible que uno de ellos no esté
completamente congelado.

—Estás cuidando mi espalda.

—Cuido las espaldas de todos mis empleados.

—Compañera —corrijo, y ni siquiera me gusta eso. Me sentí halagada cuando


él me llamó Robin para su Batman, pero ya lo superé. Éste es quien él es:
alguien que dirige un lugar donde los humanos son asesinados para diversión
de los Fae.

Yo los salvo. Él los condena. Ése es un abismo que ningún puente puede
superar. Miraré esto. Pero no por él. Por los humanos. Hay que tomar bandos.
Yo sé en cual estoy.
Me enfrío por dentro, pensando en cuanta gente en Dublín necesita un poco
de ayuda para sobrevivir, y de esa forma tan simple soy perfecta y estoy en
llamas y libre, y me deslizo de costado a congelar el cuadro como si flotara
dentro de un sueño.

Moverse como yo lo hago hace que sea difícil ver las cosas. Es por eso que
me quedo de pie junto a la puerta, mirando hacia adentro por mucho tiempo,
recolectando observaciones a la distancia.

Incluso congelando el cuadro, el frío causa intenso dolor en cada hueso de


mi cuerpo. Cuando paso rápidamente junto a él digo: —¿Qué temperatura hace
aquí? —Planeando obtener la respuesta cuando vuelva a pasar.

—Ningún termómetro puede soportarlo —dice junto a mi oído, y me doy


cuenta de que él también está congelando el cuadro. Está justo a mi lado—. No
toques nada. Está demasiado frío para arriesgarse.

Rodeo un guardia Fae a máxima velocidad. Una y otra vez, buscando pistas.
Si el Rey Unseelie hizo esto, ¿por qué elegir este lugar? ¿Por qué congelar a sus
propios guardias?

—¿Éste es el único cl-club que f-fue congelado? —tartamudeo por el frío.

—Sí.
40
—¿C-cuándo? —Golpeó mis pies a hipervelocidad, enojada por estar
tartamudeando. No importa que sea por el frío, me hace sonar tonta. Lo
próximo será un ceceo.

—Hace ocho días.

Unos días después de que Ryodan me arrinconara en la torre de agua. Inclino


la cabeza. Acabo de oír un sonido en un cuarto completamente congelado.
Corro de vuelta hacia donde estaba cuando lo oí y avanzo en apretados
círculos, escuchando con fuerza.

Silencio.

—¿O-oíste e-e-eso? —Me las arreglo para escupir. Mi rostro se está


adormeciendo y se me hace más difícil mover los labios. Rodeo una mujer
humana, congelada en medio del coito. No es rocío congelado lo que la volvió
blanca. Está cubierta de dura escarcha que se forma en una fría noche de niebla.
Sobre todo eso hay una capa de hielo transparente de dos centímetros y medio
de espesor.

—Sí. —Ryodan pasa junto a mí. Cautelosamente, rodeamos el cuarto en


lados opuestos, mirando todo con verdadero cuidado.
Es difícil oír bien cuando tienes tanto viento en tus oídos al moverte como lo
hacemos. Ryodan y yo hemos estado prácticamente gritándonos todo el tiempo
que hemos estado hablando.

—Como un quejido a-a-agudo —digo. No voy a ser capaz de estar en este


cuarto por mucho más tiempo. ¡Ahí está de nuevo! ¿De dónde viene? Atravieso
el subclub cada vez más rápido. Ryodan y yo hacemos figuras de ocho entre las
figuras congeladas, intentando aislarlo.

—¿S-sientes eso? —pregunto. Algo está cambiado… siento una vibración,


como si el piso tuviera temblores, como si todo estuviera… cambiando.

—¡Mierda! —explota Ryodan. Entonces sus manos están en mi cintura, y me


está lanzando sobre su hombro como ese estúpido costal de papas una vez
más, y moviéndose más rápido de lo que jamás lo hecho en toda mi vida.

En ese momento es cuando comienzan a estallar, como petardos. Los Fae y


los humanos explotan, llenando el aire con metralla helada y de color carne.

Uno tras otro, explotan violentamente, y con cada nueva explosión, la


siguiente es más fuerte. Los muebles también estallan. Los sofás hacen erupción
en heladas astillas de madera y trozos de relleno duro como piedra. Los
estantes se hacen añicos. Suena a mil metralletas abriendo fuego. 41
Un par de cuchillos pasan rápidamente, seguidos por una docena de púas de
hielo.

Hundo mi nariz en la espalda de Ryodan. Mi rostro ha soportado suficientes


golpes por un día. No estoy de humor para que algo filoso se hunda en él. Algo
me golpea en la parte trasera de la cabeza y envuelvo mi cráneo con los brazos.
Odio estar sobre su hombro pero él es más rápido que yo. Me pongo tensa,
golpeada por trozos, esperando que una de esas espadas de aspecto peligroso
o las púas se hundan en mí.

Estamos a mitad de camino por el corredor, casi en el elevador. Los otros dos
clubs también han comenzado a estallar. Oigo un estruendo profundo y
enorme, y me doy cuenta de que el suelo se está agrietando debajo de
nosotros.

Trozos de techo comienzan a caer.

En el elevador, Ryodan me lanza de su hombro al compartimento en un


movimiento fluido.

Vuelvo a salir como una explosión.

—¡La maldita cosa va a volar y quieres que esté adentro?


—Tardará lo suficiente para sacarte de aquí.

—¡Mierda! ¡Te doy un ciento cincuenta porciento de probabilidades de que


lo lograré!

—Las aceptaré.

Estoy en el aire, sobre su hombro, lanzada de nuevo al elevador. Todo el


techo del corredor está cayendo ahora, molduras, tablas de yeso, vigas de
acero. Él será aplastado. No que me importe.

—¿Qué hay de ti?

Su sonrisa tiene colmillos. Me asusta.

—¿Qué, niña, te importa?

Él cierra las puertas de golpe con sus propias manos y juro que le da a la
cosa un empujón desde abajo.

Soy lanzada hacia el Chester’s.

42
Traducido por vanehz

Corregido por Majo

ajo circunstancias normales, habría husmeado por la oficina de Ryodan,


B pero mi día no había sido normal y estaba molesta.

Tenía dos cosas en mente: alejarme tanto de Ryodan como fuera posible
mientras él estaba ocupado muriendo (con suerte), y matar tantos Fae dentro
de Chester’s como pudiera en mi camino de salida.

El club “apropiado” estaba desprotegido. Hu-maldito-rra. 43


Sus tipos habían zumbado al pasar tan rápidamente junto a mí que mi
cabello voló por el aire por cinco, seis, siete veces, menos Barrons, quien no
deja mucho a EP. Sin duda se dirigían al nivel congelado, a salvar a su jefe.
Evitar que fuera aplastado. Con algo de suerte, todo el club colapsaría en una
pila de escombros y los mataría a todos.

De alguna forma dudaba.

Eran como Barrons. Ni siquiera estaba segura de que pudieran ser


asesinados. Si era así, era probable que fuera con una única arma, oculta en una
caja invisible, en un planeta invisible, con una atmósfera que quemaría cualquier
cosa viviente instantáneamente, como a tropecientos años luz de distancia.

Pero conocía algunas cosas que podían ser asesinadas.

Y la mano en mi espada tenía una comezón permanente.

11
“When the cat’s away”: canción de Kylie Minogue.
Matar Unseelie me genera una adrenalina que es casi tan intensa como
congelar el cuadro. Lo único que falta es EP a mi espalda, pero sé que si alguna
vez vuelvo a tener a EP a mis espaldas, estaría tratando de meter una lanza a
través de mi corazón.

Sobrecargada de adrenalina y rabia, rebano y corto en cubos abriéndome


camino a través del subclub que me molesta más: aquel en el que las meseras
se visten como colegialas, con faldas cortas y tableadas, calcetines blancos y
camisas blancas almidonadas.

Los niños. Son las peores víctimas de la caída. Hay tantos escondiéndose en
las calles, sin idea de cómo sobrevivir.

En Chester’s, mujeres mayores se visten como niñas para intercambiar


favores por trozos de carne Unseelie, la droga más nueva en el mercado. Tiene
épicos poderes curativos, y temporalmente le da a los humanos fuerza y
resistencia extra. Oigo que también hace que el sexo sea realmente intenso. Las
cosas que la gente está dispuesta a hacer por una rápida subida, ¡comer trozos
de la carne de nuestros enemigos! Me hace querer golpear sus cabezas.

Así que lo hago.

También le doy algunos codazos a las meseras. La mitad de ellas son esas 44
estúpidas chicas de Te-Veo-En-Faery que gorjean la estúpida frase cada vez que
se separan, como si ir a Faery fuera algo a lo que aspirar en lugar de algo que
evitar como las diez variaciones de la plaga negra.

Deberían estar en las calles, ayudándonos a pelear y a reconstruir nuestro


mundo. Sin embargo están aquí, confraternizando con el enemigo, vendiéndose
por una oportunidad con la inmortalidad. No compro esa tontería. Creo que los
Unseelie inventaron eso, que si comes suficiente carne Unseelie, eventualmente
también te vuelves inmortal, y puedes andar con ellos en plan social.

Mato hasta el último de los Fae en el subclub de niños, ignorando a las


meseras que me gritan para que me detenga. Algunas personas simplemente
no saben lo que es bueno para ellos.

Hay sangre negra en mis manos, pegote en mi cabello, y mis ojos están tan
hinchados por mis colisiones anteriores que apenas puedo ver, pero no necesito
ver mucho. Tengo un sistema que me guía cuando se trata de los Fae. Siento a
los Unseelie. Los mato.

Siento un malo grande detrás de mí, peor que cualquiera de los que he
matado hasta ahora, que rezuma toda clase de poder. Con la espada hacia
atrás, lista para asestar el golpe mortal, me giro y bajo mi…
¡Y fallo!

El Unseelie se agacha, rueda, y se pone de pie de un salto media docena de


mesas más allá. Él lanza su largo cabello negro por encima de su musculoso y
tatuado hombro y me sisea.

Me lanzo tras él sin siquiera pensar y estoy a punto de chocar contra él


cuando me doy cuenta de qué es.

Cambio de dirección a mitad del salto y retrocedo a tropezones, los pies


pedaleando en el aire. Mierda, mierda, mierda, ¡uno de los príncipes Unseelie
me encontró!

¡Ésta es una batalla para la que no estoy preparada hoy! ¡No esperaba esto
porque nunca oí que alguno de los príncipes Unseelie se paseara por Chester’s!

Choco contra una mesa, caigo hacia atrás, ruedo hasta ponerme de cuatro
patas y me alejo de un salto. Estoy a punto de congelar el cuadro más rápido de
lo que él puede tamizarse. Rasgo la envoltura de una barra de proteínas, meto
la mitad en mi boca y comienzo a pasar los cambios cuando el príncipe
Unseelie dice:

—Muchacha, ¿qué demonios estás haciendo? ¿Has mirado alrededor? 45


Estoy viendo a través de hendiduras por toda la hinchazón en mi rostro, y mi
visión está un poco tenue, pero puedo escanear el lugar rápidamente. Toda la
actividad en el club se ha detenido. Los Fae y los humanos están alineados en
los balcones, mirándome desde todos los niveles.

Sintonizo lo que están diciendo.

—Loca. La niña está loca.

—Alguien necesita matar a esa perra.

—No me acercaré a ella. ¿Viste cómo se mueve? ¿Ves lo que está


sosteniendo?

—La Espada de Luz —dice fríamente un Fae—. Nuestra espada.

—¡Quítensela!

—Mátenla ahora.

—Apuesto que puedo tamizarme más rápido de lo que ella puede matar —
gruñe uno.
Aparto el cabello de mis ojos, en cuatro patas, cada músculo tenso,
esperando. Es seguro como la mierda que lo averiguaremos.

—¿Quién le permitió a esta… esta repugnante… humana… esta cosa entrar


aquí? ¿Dónde está nuestro anfitrión? ¡Éste es territorio neutral!

—Nos hizo un juramento. ¡Nos ha fallado!

No puedo evitar sonreír. Asumiendo que Ryodan sobreviva al colapso, va a


estar seriamente enojado. Acabo de lograr exactamente aquello que él quería
evitar al “contratarme”. Arruiné su reputación. Ahora todo el club sabe que
Ryodan no puede garantizar la seguridad en Chester’s. Estará alrededor de todo
Dublín en menos de una hora. Bien podría imprimir una edición especial de El
Diario de Dani, transmitiéndolo. Bien. Si menos gente viene a Chester’s, menos
gente morirá.

Vuelvo a mirar al tipo que inicialmente creí que era un príncipe Unseelie. En
el momento en que él habló, me relajé. Ahora que estoy en cámara lenta otra
vez, veo las diferencias.

Casi mato a un humano. Bueno, a un humano que está en proceso de


convertirse en otra cosa. Si no hubiera hablado, todavía podría no estar segura
de quién era, pero nunca he oído a un Fae llamar “muchacha” a nadie. No creo 46
que ellos se rebajaran a eso, ni siquiera para engañar a alguien.

Es el escocés que arruinó mi fiesta en la torre de agua la misma noche que lo


hizo Ryodan.

Se enfrentaron, toda hostilidad erizada, dándome tiempo de escapar. Pareció


que él estaba ahí para ayudarme o para molestar a Ryodan. Sea lo que sea, eso
lo hacía bueno para mí.

Este amigo tiene problemas tan grandes como los míos, quizás más grandes.
Lo considero. No le gusta Ryodan. Y es seriamente atractivo. Puedo sentirlo
vibrando en el aire alrededor de él. Podría ser un valioso as en mi escondrijo. Si
se puede confiar en él.

—Eres un MacKeltar, ¿verdad?

—Christian —dice.

—¿No son tus tíos una especie de hechiceros o algo así? Ayudaron a cazar el
Sinsar Dubh.

—Druidas, muchacha. No hechiceros.

—¿Puedes pelear?
Me da una mirada burlona.

—No necesito hacerlo. Puedo sacarte de aquí sin levantar un dedo.

Gran charla. Decido dejarlo intentar.

Me flanquea y nos dirigimos hacia la puerta. Entre su apariencia y mi espada,


cada ocupante del Chester’s retrocede mientras pasamos. No puedo evitar
pavonearme mientras pasamos.

Nos siguen siseos, abucheos y amenazas.

Pero nadie hace ningún movimiento.

Podría acostumbrarme a esto. ¿Quién necesita a EP? Tengo lo que luce como
un príncipe Unseelie junto a mí y nadie, pero nadie, ni siquiera los Unseelie, se
meten con sus príncipes. Oh, sí, este tipo va a ser una gran suma en mi
columna. Le doy una mirada de lado.

Si puedo superar el hecho de que luce como el más terrorífico de todos los
Unseelie.

Más allá de él capto un vistazo de mí misma en el espejo. Entre las


contusiones, los ojos hinchados, los cortes y la sangre de todos los colores, no 47
me veo tan atractiva.

Con la espada en alto, entrecierro los ojos hinchados y memorizo rostros en


el camino de salida.

Afuera en las calles, en el fragor de la batalla, algunas veces tienes que hacer
elecciones duras. Algunas veces no puedes salvar a todos.

Los humanos que vienen a Chester’s nunca van a estar en lo alto de mi lista.
Traducido por Niii

Corregido por Majo

e siento atraído por ella.


M Tiene catorce años. Y me siento atraído por ella.

Soy ocho años mayor que ella. Once si cuentas los tres años que pasé 48
intentando escapar de los Espejos Plateados de los Fae. Ocho u once: ¿cuál es la
diferencia? Me convierte en un Highlander seriamente pervertido.

O lo que demonios sea que soy.

Ella es un desastre sanguinolento, literalmente. Cubierta de tripas y sangre de


la matanza, y su nariz tiene una capa de sangre seca, está amoratada, y va a
tener dos feroces ojos negros antes del anochecer. Es demasiado tarde para que
el hielo reduzca la hinchazón.

Y está en llamas.

Luz brilla desde su delicado y golpeado rostro, resplandece en sus ojos


verdes. Tiene una cabeza de rizado cabello rojo que cae hasta la mitad de su
espalda. Todo en ella es brillante e intenso. Ella está consciente e involucrada en
el mundo en maneras en que la mayoría de los adultos nunca logran estarlo. Lo
sé. Yo también lo estuve una vez. Cuando creí que oír la verdad en las mentiras
de todos era mi mayor problema. Ella hace todo poniendo un ciento diez
porciento, con todo su corazón.

12
“I want a girl with a mind like a diamond”: comienzo de la canción "Short Skirt/Long Jacket"
de Cake.
Eso es lo que me llega.

La atracción no siempre es sobre sexo. Algunas veces es sobre algo mucho


más sutil, y mucho más grande.

La observé pelear.

Y algo que creía muerto se removió dentro de mí.

No mi polla. Eso está funcionando genial. Mejor que nunca. Siempre dura.
Siempre lista.

Lo que se removió fue como una suave lluvia en un cálido día de verano.
Dulce. Tierno. Algo que solía ser. Con mi clan. Con mis sobrinas y sobrinos.

Ella me recuerda a mis Highlands… a las que nunca puedo regresar.

Sé exactamente lo que ella va a ser algún día. Maldito que lo será.

Algo. Que. Vale. La. Pena. Esperar.

Lo malo es que ya no estaré aquí.

Tómala ahora.

—Catorce —gruño. Me he vuelto bueno en discutir con la voz dentro de mi


49
cabeza. Tengo mucho práctica. Un príncipe Unseelie no pensaría dos veces en
su edad. Un príncipe Unseelie solo vería que ella tiene las partes correctas, y
temperamento de sobra. Mientras más grande la pelea, mejor el festín.

—¿Por qué diablos todo el mundo sigue diciendo eso como si fuera algún
tipo de insulto? ¿Como si, me las arreglara para olvidarlo por un minuto? —dice
enojada—. ¡Jesús! ¡Nunca he visto tanta gente obsesionada con mi edad!

Dani enojada es algo digno de verse. Sonrío.

Ella da un precavido paso hacia atrás.

—Amigo, ¿planeas comerme o algo?

Mi sonrisa se desvanece. Desvío la mirada.

Llevo una máscara. Un rostro que no es el mío.

Solía tener lo que las mujeres llamaban una sonrisa asesina.

Ahora tengo la sonrisa de un asesino.

—Porque, Ryodan ya me mordió hoy. No estoy de humor para más dientes


en mí, en ningún lugar.
¿Ryodan la mordió? Una razón más para matarlo. Vuelvo a mirarla, mi rostro
vacío de toda expresión. No tiene sentido intentar lucir tranquilizador. Este
rostro no puede lograrlo.

—Sin morder. Lo prometo.

Ella me entrecierra los ojos con recelo.

—Amigo, ¿qué eres? ¿Unseelie o humano? ¿Qué te sucedió?

—Mac me sucedió. —Ella se encoge cuando lo digo, y me pregunto por qué.


También culpo a Jericho Barrons. Si sobrevivo a lo que me estoy convirtiendo,
los mataré a ambos. Odio se dispara a través de mí, denso, negro y sofocante. Si
no fuera por ellos, todavía sería yo. Aunque, si Mac no hubiera hecho lo que
hizo, yo no estaría aquí en lo absoluto. Pero de nuevo, si Barrons no hubiera
hecho lo que hizo, o más bien si no hubiera fallado en hacerlo, lo que Mac hizo
no me hubiera convertido en esto. Barrons no revisó mis tatuajes antes de que
realizáramos un peligroso ritual Druida, luego me abandonó en los Plateados
para que muriera. Cuando Mac me encontró en los Plateados, me alimentó con
Unseelie para mantenerme vivo. Es imposible decidir a cuál de los dos culpo
más. Así que culpo a ambos y cada día me siento más feliz por eso.

Vi a Mac hace unas pocas noches, al otro lado del club en Chester’s, luciendo 50
rubia, hermosa y feliz. Quiero tomar todo ese rubio feliz y brillante, retorcerlo
en un garrote, y estrangularla con eso. Oírla rogar, y matarla de todas formas,
amar cada minuto.

Más tarde esa noche, me había mirado al espejo durante un largo tiempo.
Brazo doblado detrás de la cabeza, rascando mi espalda con un cuchillo, ahora
pica todo el tiempo, disfrutando el deslizamiento de sangre caliente sobre mi
piel mientras descendía por mi columna hasta mis jeans. Solía odiar la sangre.
Ahora podría bañarme en ella. Leche materna.

—Sí, ella hace eso —accede Dani con un suspiro—. Ella también me ocurrió a
mí.

—¿Qué te hizo a ti?

—Es más lo que me hará si me atrapa —dice—. No quiero hablar de eso.


¿Tú?

—No quiero hablar de ello.

—Hay mejores cosas de las que hablar, de todos modos. Así que, ¿qué
estabas haciendo en Chester’s?
Buena pregunta. No tengo ninguna maldita idea. Creo que el solo número de
Unseelie reunidos llama a algo en mi sangre. Ya no sé por qué voy a la mitad de
los que lugares a los que voy. Algunas veces ni siquiera recuerdo las horas que
llevaron a ello. Solo me vuelvo consciente de que estoy en un lugar nuevo, sin
ningún recuerdo de cuándo decidí ir o cómo llegué allí.

—Quería una cerveza. Ya no quedan demasiadas opciones en Dublín.

—Ni lo digas —coincide—. No solo para la cerveza, para todo. ¿De qué lado
estás? —dice sin rodeos—. ¿Humano o Fae?

Es una buena pregunta. No tengo una buena respuesta.

No puedo decirle que no discrimino. Desprecio a todos. Bueno, casi. Está esta
pelirroja de catorce años con la mente como un diamante.

—Si me estás preguntado si cubro tu espalda, muchacha, lo hago.

Entrecierra los ojos y me mira fijo. Estamos de pie fuera de Chester’s en un


charco de luz. El cielo está tan nublado que luce como al atardecer a las tres de
la tarde. De repente obtengo una imagen de nosotros desde arriba: una
delgada joven de rostro delicado en un largo abrigo de cuero, las manos en las
caderas, mirando a un Higlander-en-proceso-de-convertirse-en-un-príncipe-
Unseelie. La imagen es dolorosa. Debería ser un apuesto estudiante
51
universitario de veintidós años con una sonrisa asesina y un brillante futuro por
delante. Tramaríamos, planearíamos y pelearíamos juntos por el bien. Esa
versión de mí la cuidaría. Se aseguraría de que nadie le hiciera lo que la voz en
mi cabeza me dice que le hará el primer Unseelie que la atrape sin su espada.
Lo que una parte de mí también quiere hacer. La furia me llena. Contra ellos.
Contra mí. Contra todo.

—Nunca alejas esa espada de tu cuerpo, ¿verdad?

Ella retrocede un paso, las manos yendo a sus orejas.

—Amigo, mi audición funciona genial. No necesitas gritar.

No sabía que lo estaba haciendo. Pero muchas cosas salen diferente a la


forma en que quiero ahora.

—Lo siento. Solo estoy diciendo, sí te das cuenta de lo que ocurrirá si alguno
de los Unseelie te atrapa. ¿Verdad?

—Nunca va a suceder —dice ella petulantemente.

—Con esa actitud, sucederá. El miedo es saludable. El miedo es bueno. Te


mantiene atenta.
—¿En serio? Porque yo creo que es una pérdida de tiempo. Apuesto que tú
no le temes a nada —dice con admiración.

Cada vez que miro en el espejo.

—Seguro que sí. De que te volverás descuidada y te distraerás y uno de ellos


te atrapará. De que te elimine.

Ella ladea su cabeza, los ojos entrecerrados sobre mi rostro. Ya no es mucha


la gente que me mira directamente a la cara. No por mucho tiempo, de todos
modos.

—Quizás no seas un príncipe Unseelie completo todavía. Quizás podemos,


como, hacer algún tipo de arreglo.

—¿Qué tienes en mente?

—Quiero cerrar Chester’s. Incendiarlo. Exterminarlo.

—¿Por qué?

Me da una mirada de desprecio e incredulidad.

—¡Tú viste ahí dentro! ¡Son malditos monstruos! Odian a los humanos. Los
usan, los comen y los matan. ¡Y Ryodan y sus hombres se los permiten!
52
—Digamos que cerramos el lugar, digamos que lo quemamos hasta los
cimientos. Simplemente encontrarán otro sitio al que ir.

—No, no lo harán —insiste—. Sacarán sus cabezas de ahí. ¡Olerán el café


filtrándose y verán que los salvamos!

Una ola de emoción, empalagosamente dulce como lirios funerarios, me


inunda, hincha mi lengua con un sabor a la vez familiar y nauseabundo. Ella es
dura, valiente, capaz, una asesina a sangre fría cuando necesita serlo.

Y tan malditamente ingenua.

—Ellos están en Chester’s porque quieren estar en Chester’s. No te


equivoques con eso, muchacha.

—De ninguna. Maldita. Manera.

—Sí, de esa maldita manera.

—¡Están confundidos!

—Saben exactamente lo que están haciendo.


—¡Pensé que eras diferente pero no lo eres! ¡Eres igual que Ryodan! Igual
que todos. Listo para descartarlos. No ves que algunas personas necesitan ser
salvadas.

—Tú no ves que la mayoría de la gente está más allá de la salvación.

—¡Nadie está más allá de la salvación! ¡Nadie! ¡Jamás!

—Dani —digo su nombre tiernamente, saboreando el dolor que ella me hace


sentir.

Me vuelvo y me alejo. No hay nada aquí para mí.

—¿Así que, eso es todo, entonces? —grita tras de mí—. ¿Tú tampoco me
ayudarás a pelear? ¡Gah! ¡Oveja! ¡Ustedes son todos unas malditas ovejas
grandes y gordas moviendo sus traseros grandes y gordos de oveja!

Ella es demasiado joven. Demasiado inocente.

Demasiado humana. Para lo que me estoy convirtiendo.

53
Traducido por magdaa

Corregido por Majo

—¿H ambrienta? —dice Dancer mientras golpeo la puerta y lanzo mi


mochila y mi MacHalo en el sillón.

—Famélica. 54
—Genial. Fui de compras hoy.

Dancer y yo amamos ir de “compras”, alias saquear. Cuando era una niña,


solía soñar que me olvidaban dentro de una gran tienda de departamentos
después de que cerraba sin nadie alrededor, lo cual significaba que podía tener
cualquier cosa que quisiera.

Ése es el mundo ahora. Si eres lo suficientemente fuerte para desafiar las


calles, y tienes las suficientes bolas para entrar en las tiendas oscuras, cualquier
cosa que puedas cargar es tuya. Lo primero que hice cuando los muros cayeron
fue ir a una tienda de artículos deportivos y atestar una bolsa de lona con tenis
de bota. Los quemo rápidamente.

—Encontré algo de fruta enlatada —dice.

—¡Amigo! —Se está volviendo más difícil de encontrar. Hay muchas de esas
cosas asquerosas en los estantes—. ¿Duraznos? —digo con optimismo.

—Esas pequeñas naranjas raras.

—Mandarina. —No es mi favorita pero es mejor que nada.

13
“Our house is a very very very fine house”: parte de la canción “Our house” de Crosby, Still,
Nash & Young.
—También encontré aderezos para helado.

Instantáneamente se me hace agua la boca.

Una de las cosas que más extraño es la leche y todas las cosas que hacía
posibles. Un tiempo atrás, a un par de condados hacia el oeste, unas personas
tenían tres vacas lecheras que las Sombras no habían agarrado, pero luego la
otra gente intentó robarlas y se dispararon entre ellos. Y a las vacas. Nunca
entendí esa parte. ¿Por qué disparar a las vacas? ¡Toda esa leche y manteca y
helado re-mu14-vidos de nuestro mundo para siempre! Me rio disimuladamente,
divertida. Luego veo la mesa y la extensión de comida y me rio aún más.

—¿Estás esperando un ejército?

—De uno. Sé cómo comes.

Y está fascinado con eso. A veces solo se sienta y me observa. Solía


perturbarme pero ahora ya no tanto.

Diezmo el festín, luego nos tiramos en el sillón y vemos películas. Dancer


tiene todo cableado para la electricidad, con el generador más silencioso que
haya visto jamás. Es inteligente. Sobrevivió a la caída sin un solo superpoder, sin
familia y sin amigos. Tiene diecisiete años y está solo en el mundo. Bueno,
técnicamente tiene familia pero toda está en algún lugar de Australia. Con
55
partes de la realidad Faery rebanando todo, sin aviones volando y sin que nadie
esté pensando en sacar un barco, ellos bien podrían estar muertos.

Si no lo están ya.

Cerca de la mitad del mundo lo está. Sé que él piensa que están muertos. No
hablamos de eso. Lo sé por las cosas que no dice.

Dancer estaba en Dublín revisando el Departamento de Física de la Trinity


College, intentando decidir dónde quería ir a la escuela de posgrado cuando los
muros cayeron, dejándolo aislado y solo. Educado en casa por múltiples tutores
y más inteligente que nadie que haya conocido, terminó la universidad hace
seis meses, habla cuatro idiomas con fluidez y puede leer tres o cuatro más. Sus
padres son humanitarios, extremadamente ricos con dinero viejo. Su padre es o
era algún tipo de embajador, su mamá una doctora que pasaba su tiempo
organizando cuidados médicos gratis para países tercermundistas. Dancer
creció por todo el mundo. Me costó comprender su tipo de familia. No puedo
creer lo bien que se adaptó. Él me impresiona.

A veces lo miro cuando él no me mira. Ahora me atrapa.

14
Mu: por el mugido de la vaca.
—¿Pensando cuán apuesto soy, Mega? —se burla.

Pongo los ojos en blanco. No tenemos ese tipo de cosas entre nosotros. Solo
pasamos el rato juntos.

—Hablando de apuesto...

Pongo los ojos en blanco en un gesto más grandioso, porque si finalmente


está por decir algo acerca de cuanto más linda estoy desde que la Mujer Gris se
robó mi aspecto y luego me devolvió un poco más, me voy de aquí. Ha estado
bien hasta ahora en lo de no comentar. Me gusta de esa manera. Dancer es...
bueno, Dancer. Es mi zona segura. No hay presión aquí. Solo somos dos chicos
en un mundo de mierda.

—... prueba con un poco de agua caliente. Mega, eres un desastre. Conseguí
que la ducha vuelva a andar. Ve a tomar una.

—Es solo un poco de sangre...

—Es un balde. Quizás dos.

—... y un par de moretones.

—Luces como si te hubiera golpeado un camión. Y hueles mal. 56


—No huelo mal —digo indignada— Lo sabría. Tengo superolfato.

Me mira con fuerza.

—Mega, creo que tienes tripas en tu cabello.

Levanto la mano, consternada. Pensé que me las había sacado todas mientras
venía para acá. Revuelvo en mis rizos y saco una larga y babosa pieza.

La miro, asqueada, pensando en que quizás debería cortarme el cabello


realmente corto o comenzar a usar una gorra de béisbol todo el tiempo, luego
lo miro y él luce como si estuviera por vomitar, luego de repente comenzamos a
reír.

Nos reímos tanto que no podemos respirar. Estamos en el piso, sujetando


nuestros costados.

Tripas en el cabello. ¿En qué tipo de mundo estoy viviendo? Aun cuando
siempre fui diferente, y veía cosas que otras personas no veían, nunca pensé
que estaría sentada en un sillón, en un virtual refugio contra bombas bajo tierra,
con cámaras de seguridad y trampillas y trampas explosivas alrededor de
nosotros, pasando el rato con un genio de diecisiete años (¡apuesto!) que se
asegura de que coma más que proteínas y barras de chocolate (él dice que no
obtengo las vitaminas y minerales correctas para una adecuada salud ósea) y
que sabe cómo hacer que una ducha funcione en el Dublín post muro.

También juega muy bien al ajedrez.

Él pone la película en pausa cuando me dirijo hacia la ducha. Tomo una


muda de ropa en el camino.

Este es el lugar de Dancer, no el mío. Pero mantiene cosas para mí en caso


de que me pase por allí. Como yo, él también tiene un montón de otros
alojamientos. Tienes que mantenerte en movimiento en esta ciudad para
aumentar tus posibilidades de supervivencia, y dejar las cosas cuidadosamente
cuando te vayas, así sabes si alguien invadió tu territorio cuando no estabas. Es
un mundo sin piedad. La gente se mata por leche.

El agua caliente dura cuatro gloriosos minutos. Lavo mi cabello, lo envuelvo


con una toalla y estudio mi rostro en el espejo empañado. Los moretones son
yo. Conozco la progresión: el negro se vuelve violeta, del violeta se vuelve
verde, luego te ves ictérica por un tiempo. Miro más allá de los moretones. Fijo
mi mirada en mi reflejo y no aparto la vista. El día en que apartas la vista
comienzas a perderte a ti mismo. Nunca me voy a perder. Eres lo que eres. Lidia
con eso o cambia.
57
Tiro la toalla, peino mi cabello con los dedos, me pongo unos jeans, una
camiseta, y observo un par de botas de combate. Dancer las eligió para mí. Dijo
que no iba a gastar las suelas tan rápido. Decido probarlas.

Tomo otro cuenco con insignificantes rodajas de mandarina en mi camino de


vuelta al sillón, abro un tarro de crema de malvaviscos y las cubro con eso,
luego agrego baño de chocolate.

Dancer y yo nos ponemos a trabajar. Él pone la película de nuevo mientras yo


saco el juego de mesa. Me pateó el trasero por horas en el Go Bang15 la última
vez que pasé por aquí, pero esta noche me siento afortunada. Incluso acepto
magnánimamente un segundo movimiento restringido cuando gano la vuelta
para abrir el juego.

Hago algo que no he hecho en mucho tiempo. Bajo la guardia. Estoy


borracha de fruta y crema de malvaviscos y por la emoción de ganar al Go
Bang. Anoche estuve despierta toda la noche, y mi día fue largo y lleno de
incidentes.
15
Go Bang: juego de estrategia similar a las damas, con fichas blancas y negras.
Además, Dancer tiene trampas explosivas alrededor de todo el lugar, casi tan
buenas como las mías.

Alejo mi mochila del medio y me duermo en su sillón, puño debajo de mi


mejilla, espada en la mano.

No sé qué me despierta pero algo lo hace y levanto la cabeza un par de


centímetros, entrecierro los ojos y miro alrededor.

Hombres grandes de aspecto aterrador me rodean.

Pestañeo, tratando de aclarar mi visión. Es algo difícil de hacer cuando mis


ojos están aún más hinchados de lo que estaban cuando me dormí.

Vagamente me doy cuenta de que soy el foco de un círculo de


ametralladoras.

Me siento de un salto y estoy a punto de congelar el cuadro cuando una


mano me golpea de vuelta al sillón tan fuerte que el marco de madera se
rompe detrás de mis omóplatos.

Embisto hacia arriba, y soy empujada de vuelta.

Uno de los hombres ríe. 58


—La niña no sabe cuando quedarse quieta.

—Aprenderá.

—Apuesta tu trasero a que lo hará. Si él la deja vivir.

—Seguro como la mierda que no debería. No después de lo que hizo.

—Dani. Dani. Dani.

Me estremezco. Nunca he oído a nadie decir mi nombre tan delicadamente.


Me asusta en todos los sentidos.

Se impone sobre mí, brazos cruzados sobre el pecho, antebrazos con


cicatrices oscuras contra las mangas enrolladas de una impecable camisa
blanca. Pesados brazaletes de plata destellan en ambas muñecas. La luz está
justo detrás de su cabeza, como de costumbre.

—Realmente no pensaste que te dejaría salirte con la tuya —dice Ryodan.


Traducido por Lost Angel

Corregido por Pimienta

—E l dolor es una cosa divertida —dice Ryodan.

No digo nada. Me está tomando toda mi energía mantenerme


derecha, a pesar de las cadenas que me sujetan. Estoy en algún lugar en
Chester’s, en una habitación con paredes de piedra. Siento el distante golpeteo
59
rítmico del bajo en las plantas de mis pies. Si no tuviera supersentidos, no sería
capaz de sentirlo del todo. Como es tan leve, sé que estoy muy por debajo de la
parte pública del club, probablemente en la base. Eso significa que los niveles
más bajos no deben haber resultado tan dañados en la explosión de ayer como
había esperado.

Me pusieron una bolsa en la cabeza cuando me trajeron aquí. Donde sea que
esté, no quisieron que fuera capaz de encontrar la salida. Una deducción lógica
es que planean dejarme vivir. No le pones una bolsa en la cabeza a alguien que
nunca va a volver a ver nada. Una sola lámpara de baja intensidad ilumina la
habitación detrás de él; o falla en hacerlo. Hay apenas suficiente luz para verlo
parado a tres metros de distancia.

—Algunas personas se desmoronan cuando son heridas —dice él—. Se


revuelcan en la apatía y la desesperación y nunca se recobran. Esperan toda su
vida por alguien que venga y los rescate. —Se mueve en esa manera
extrañamente fluida, no congelando el cuadro, pero no caminando como una
persona cualquiera tampoco; una ondulación de músculos y una cascada de
viento. Luego está de pie frente a mí—. Pero otros... bueno, van del daño al

16
“I will break these chains that bind me”: parte de la canción “Today My Life Begins” de Bruno
Mars.
dolor. Pasan instantáneamente del insulto a la furia. Arrasan todo a la vista, lo
que generalmente termina en que destruyen la misma cosa que los hirió. Como
sea, causa daño colateral.

Inclino la cabeza para que no pueda ver el fuego en mis ojos.

—Amigo. Aburrida. Si alguna vez hubiera estado herida, me importaría. Pero


no ha sido así.

Aparta el cabello de mi rostro con ambas manos, deslizando sus palmas


sobre mis mejillas. Toma todo lo que tengo lograr ocultar un estremecimiento.
Me fuerza a levantar la barbilla. Le doy mi mejor sonrisa de cien Megawatts.

Nuestras miradas se fijan una en la otra. No voy a apartar la mía primero.

—No te dolió cuando tu madre te dejó en una jaula como un perro y se


olvidó de ti por días mientras ella estaba fuera con uno de su interminable
cadena de novios.

—Tienes una imaginación realmente salvaje.

Él toma un puñado de cabello cerca de mi cuero cabelludo y lo usa para


evitar que mire hacia otro lado, como yo había planeado. Cuando él mete la
mano en uno de los bolsillos de mi abrigo y saca una barra de Snickers, mi boca 60
se hace agua. Luché contra él y sus hombres tan duro en casa de Dancer que
estoy agotada. Finjo que mi columna es un palo de escoba así no cuelgo en las
cadenas que me sujetan a la pared. Fingir es un juego en el que soy buena.

Él lo abre con los dientes. Huelo el chocolate y mi estómago duele.

—Cuantas veces te acurrucaste en esa jaula, atada por un collar alrededor de


tu cuello, esperando, preguntándote si ella iba a recordarte esta vez.
Preguntándote qué te mataría primero; si el hambre o la deshidratación. Cuánto
fue… a veces te dejaba por cinco días. Sin comida, sin agua. Dormías en tu
propia...

—Quieres callarte ahora.

—Cuando tenías ocho años, ella murió mientras tú estabas encerrada.


Rowena no te encontró hasta pasada una semana.

Esa es la historia. No digo nada. No hay nada que decir. Las cosas eran
realmente simples en esa jaula. Solo hay dos cosas de las que preocuparse en la
vida: si eres libre o si no lo eres. Si eres libre, no hay nada de lo que
preocuparse. Si no lo eres, vas a patear todo lo que haya a tu alrededor hasta
que lo seas.
—A veces sus novios jugaban contigo.

No de esa forma. Nunca de esa forma. Soy virgen y me lo tomo seriamente.


Voy a perder la virginidad de manera realmente épica algún día, cuando esté
lista. Estoy a favor de reunir algunas experiencias condenadamente fantásticas
para compensar aquellas de mierda que tuve de niña. Por eso es que quería
dársela a V’lane o quizás a Barrons cuando fuera lo suficientemente mayor.
Alguien estelar. Quiero que sea con alguien que haga de esa noche una para
recordar.

—¿Estamos, como, intercambiando filosofías, Ryodan? Porque si es así, aquí


hay una mía. Vete a la mierda. El pasado pasó.

—Te carcome.

—Desaparece. No significa nada —digo.

—Nunca podrás correr más rápido que eso.

—Puedo correr más rápido que el viento.

—La herida que te niegas a vendar es la que nunca sana. La vida se te escapa
a borbotones y nunca sabes siquiera por qué. Te hará débil en los momentos
críticos cuando necesites ser fuerte. 61
—Lo tengo, ¿de acuerdo? Vas a torturarme hasta la muerte hablando.
Mátame ahora. Termina con eso. Pero usa algo rápido y limpio. Como una
motosierra. Quizás una granada.

Él toca mi mejilla.

—Dani.

—¿Es eso lástima, Ryodan? Porque no la necesito. Creí que eres más duro
que eso.

Su pulgar me roza la boca y me da una mirada que no entiendo. Alejo su


mano de un cabezazo.

—¿Piensas que vas a encadenarme a una pared y luego te vas a parar ahí y
vas a decirme por qué está bien ser como soy? ¿Qué debido a toda la mierda
que la gente me hizo pasar cuando era más joven está bien que me haya vuelto
así? Amigo, no tengo problemas con lo que me convertí. Me gusto.

—Rowena te hizo matar a tu primer humano cuando tenías nueve años de


edad.
¿Cómo diablos sabe estas cosas? Ella lo hizo un juego. Me dijo que quería
saber si podía pasar rápidamente y verter un poco de leche extra en el tazón de
cereal de Maggie sin que ella me viera. Por supuesto que podía. Maggie murió,
sentada ahí en la mesa del desayuno. Ro me dijo que fue una coincidencia, que
era vieja y había tenido un paro cardíaco. Cuando tenía once años, descubrí la
verdad. Ro odiaba a Maggie porque ella había estado reuniendo sidhe-seers
para elegir una nueva Gran Maestra. Encontré los diarios de la vieja bruja. Hizo
una crónica de todo lo que hizo, como si pensara que un día sería inmortalizada
y que las personas querrían leer sus memorias privadas. Yo tengo todos esos
diarios ahora, guardados lejos en un lugar seguro. Envenené a Maggie ese día
con la “leche” que había agregado a su tazón. Había hecho muchas otras cosas
también, que no había entendido.

—Palabras relevantes aquí: Rowena me hizo hacerlo. Lo superé hace mucho


tiempo.

—Divertido, tu forma de hablar está cambiando, niña. Se está volviendo toda


adulta.

—Amigo —agrego.

—Vas a ser difícil de romper.


62
—Déjame darte una pista: sustituye la palabra “difícil” por “imposible”.

Él quita la envoltura del Snickers. Me ofrece un bocado.

Alejo mi cabeza. No voy a comer como un animal encadenado.

—Cuando encontremos a tu pequeño novio, cambiarás de opinión.

Mis tripas se desatan y casi me dejo caer en las cadenas por el alivio pero
bloqueo mis rodillas, así que no puedo. Él dijo “cuando” lo encontremos, lo que
significa que no lo han hecho. Yo no telegrafío a menos que se me escape.
Temía que tuvieran a Dancer. Debe haberse ido mientras yo dormía. Él tiene
extraños horarios, a veces se va hasta que siente deseos de volver. No siempre
puedo encontrarlo cuando quiero. A veces no lo veo por días. Es bueno saber
que está a salvo en algún lado. No lo atraparon. Solo me tienen a mí. Puedo
manejar esta clase de cosas. Corté mis dientes con eso17. Dancer... bueno, hasta
que los muros cayeron, tenía una vida segura. No quiero que nunca tenga que
lidiar con estos hombres.

—Él no es mi novio.

—¿Cuánto tiempo me harás tenerte aquí, Dani?

17
Corté mis dientes: expresión que quiere decir ganar experiencia en algo a edad temprana.
—Hasta que te des cuenta que no te va a hacer ningún bien.

Él sonríe débilmente y se aleja. En la puerta, hace una pausa y pone su mano


en el interruptor de la luz como si me estuviera dando una elección. Como si
todo lo que tuviera que hacer es darle una mirada que diga “por favor no me
dejes en la oscuridad” y él no lo hará.

Le hago una gran y notoria seña obscena con el dedo medio con ambas
manos encadenadas sobre mi cabeza.

Él me deja sin mi espada, en la oscuridad.

No me preocupo.

Conozco a Ryodan. Si alguien va a matarme, será él. Eso significa que tiene
este lugar protegido de Sombras y Faes o nunca me hubiera dejado aquí.

Estoy hambrienta y cansada. Cierro los ojos y juego un viejo juego conmigo
misma, uno que aprendí de pequeña.

Finjo que tengo una gigantesca, mullida almohada en el estómago,


llenándolo suavemente, absorbiendo el ácido que arde del hambre extrema.
Pretendo que estoy tendida en una suave y blanda cama en un lugar
perfectamente seguro donde nadie puede herirme. 63
Colgando de las esposas alrededor de mis muñecas, me duermo.

—¿Que creíste que iba a suceder, Dani? —dice Mac.

Abro los ojos apenas y gimo. EP está ahí, parada justo frente a mí.

Hago un chequeo rápido. No veo su lanza, pero sé que la tiene en alguna


parte. No va a ninguna parte sin ella.

—No es justo —digo—. No puedes matarme mientras estoy encadenada.


Amiga, tienes que darme al menos la oportunidad de luchar. Desencadéname.
—No pelearé con ella. Pero correré. Puedo correr más rápido que EP hasta el fin
de los días.

—No entiendo, Dani —dice—. Tenías que saber, cuando mataste a todos
esos Fae frente a miles de testigos que eso te pondría en la lista negra de cada
persona y Fae con poder en esta ciudad, con Ryodan y sus hombres primeros
en la fila. ¿Estabas intentando convertirte en la más buscada de Dublín?

—No es como si tú no lo hubieras sido por un tiempo, y sobreviviste.


—Tenía a Barrons respaldándome. Tú hiciste enojar a tu versión potencial de
Barrons.

Soy deliberadamente obtusa.

—¿Christian MacKeltar? Él no está enojado conmigo.

—Ryodan.

—¡Ryodan no es Barrons y nunca lo será!

—De acuerdo. Pero él podría respaldarte, si lo dejaras. En lugar de eso, no


solo antagonizaste abiertamente con él, sino que lo pusiste en una situación en
la que tiene que castigarte. Lo desafiaste delante de toda la ciudad. Dani, Dani.

—¿De qué maldito lado estás? ¿Y por qué no estás tratando de matarme?

—No necesito hacerlo. Tienes a la ciudad entera haciendo fila esperando


para hacerlo. ¡Dani! ¡Dani!

—Tienen que atraparme primero. ¿Por qué sigues diciendo mi nombre de


esa manera?

—Despierta. Estás atrapada —dice EP—. Sé que no eres estúpida ¿Qué estás
haciendo? ¡Dani! ¡Dani!
64
—Lo mismo que siempre hiciste. Tomando una posición. No dando un paso
atrás. Incluso si no tengo todas las respuestas y no puedo predecir cómo saldré
de ésta, saldré de ésta.

Todavía estoy esperando que una lanza atraviese mis tripas. En lugar de eso
EP sonríe y dice:

—Aférrate a ese pensamiento.

—¡Despierta, Dani!

Mi rostro pica como si alguien me hubiera abofeteado. Abro los ojos cuando
pensé que ya los tenía abiertos.

Jo está parada frente a mí. Mi mejilla pica. La frotaría, pero estoy encadenada.

—¿Adónde fue EP? —digo confundida.

—¿Qué? —dice Jo.

Paso la lengua sobre mis labios, o lo intento. Mi boca está tan seca que mi
lengua no hace ninguna diferencia. Mi labio inferior está partido y con una
costra de sangre seca. La base de mi cráneo duele. Debo haberme dado un
buen golpe al desmayarme, o debo haber recibido un golpe en la parte de atrás
de la cabeza cuando estaba luchando con los hombres de Ryodan.

—Siento haberte golpeado pero temía que estuvieras... ¡Oh, Dani! ¿Qué te
hizo? ¡Te golpeó! ¡Y luego yo también lo hice! —Luce como si pudiera llorar.
Toca mi rostro suavemente y hago una mueca.

—¡Suéltame!

—Voy a matarlo —susurra, y algo en las palabras suavemente dichas me


sorprende. Como si ella se estuviese volviendo toda sedienta de sangre,
convirtiéndose en mí.

Intento determinar si EP fue el sueño o si Jo lo es, o si ambas lo son. A veces


tengo los sueños más extraños. Como si EP realmente se molestaría en tratar de
aconsejarme. Debí haber sabido que era un sueño instantáneamente por el
hecho de que no estaba matándome.

—Me choqué con él —le digo—. Como en una colisión. Dos veces. Por eso
mi rostro está tan golpeado. —Bueno, esa es la mayor parte de la razón.

—¿Estás defendiendo a Ryodan? ¡Mira lo que te ha hecho! Dani, ¿te ha


lavado el cerebro? ¿Estás desarrollando el Síndrome de Estocolmo? 65
—¿Qué mierda tiene que ver Estocolmo con esto? ¿No es una ciudad en
Suecia?

Ella me rodea con sus brazos y se mete en mi espacio. Es incómodo con mis
manos encadenadas sobre la cabeza y mis tobillos con grilletes en el suelo. Ella
me abraza en cierta forma y no puedo sacármela de encima porque estoy
atascada.

—¡Amiga! —Doy un encogimiento de cuerpo completo, intentando


desplazarla. Es tenaz, envuelta alrededor de mí—. ¿Qué estás haciendo?

Cuando se aparta veo que está llorando. Debo verme bastante mal.

—¿Por qué lo hiciste? —Ella sorbe por la nariz y se la limpia con el dorso de
la mano—. Hablamos y hablamos sobre eso, pero no pude imaginarlo. No solo
agitaste una bandera roja frente a un toro. Te paseaste hacia él, le diste un
puñetazo en el rostro y luego intentaste bailar en sus cuernos. Dani, ¿qué
estabas pensando?

Suspiro. La gente hace las preguntas más estúpidas. A veces no piensas. Solo
actúas. Algunos momentos son demasiado dorados para pasarlos por alto.
Juegas; pagas. Siempre he estado de acuerdo con eso.
La observo con sospecha. Jo no puede estar aquí. No en las entrañas del
Chester’s. —Tú no eres real —digo.

Ella palpa mi frente. —Tienes fiebre.

Lo sé. Estoy chorreando sudor y congelándome de frío. Siempre me da fiebre


cuando estoy peligrosamente hambrienta. Es otra jodida debilidad. Tantas
superfuerzas. Tantos límites. No dejo que la gente sepa acerca de ellos. —Debo
tener un resfriado —le digo.

Tengo comida almacenada en cada bolsillo, pero con las manos atadas sobre
mi cabeza no puedo obtener ni un mordisco de ella.

—Saca una barra de proteína de mi bolsillo y aliméntame. —Si esto


realmente está pasando, voy a estar fuerte otra vez y mi temperatura corporal
volverá a la normalidad. Si esto es un sueño, al menos voy a soñar con el sabor
de la comida. No tengo nada que perder y todo que ganar—. ¿Supongo que no
has visto unas llaves para estas esposas tiradas cerca en algún lugar
conveniente? —Lo digo sin esperanzas, Ryodan no es tan descuidado.

Cuatro barras de proteínas más tarde, sé que no estoy soñando. Mi cabeza


aún palpita, pero está comenzando a aclararse. EP no era real.

Pero Jo lo es.
66
Ella me dice que se corrió la voz por todas partes de que había tomado a un
montón de Faes sin ayuda de nadie en Chester’s y luego me había paseado
toda engreída con un príncipe Unseelie. Margery insistió en que el príncipe
Unseelie me había matado, y logró convencer a muchas sidhe-sheep de
descartarme, tomándolo justo donde Rowena lo había dejado, difamando mi
nombre.

Kat había visto las cosas de forma diferente. Ella había hecho algo de
investigación antes de tomar su decisión. De acuerdo con los testigos, el
“príncipe” que caminó conmigo no estaba usando un torque. Los príncipes
Unseelie tienen torques plateados alrededor de sus cuellos que brillan como si
fueran radiactivos. El collar parece ser parte de ellos, inseparable como sus
tatuajes y sus alas. Eso le dijo a Kat todo lo que necesitaba saber: Si el príncipe
no estaba usando un torque, tenía que ser Christian quién me escoltó fuera.

No estoy segura de cómo hizo el siguiente salto deductivo, pero estoy feliz
de que lo hiciera. Ella envió a un grupo de chicas a Chester’s para buscarme,
creyendo que Ryodan había ido tras de mí y me había capturado.

Me sorprende lo rápido que actuó. Tal vez Kat va a hacerlo todo bien con las
sidhe-seer. —¿Cómo se dio cuenta que estaba perdida tan rápido?
—Has estado aquí tres días, Dani.

Estoy sorprendida. ¿He estado encadenada aquí abajo tres días? No es de


extrañar que esté hambrienta.

—¿Cómo diablos me encontraron? Me imaginé que estaba como enterrada


en el calabozo del Chester o algo así.

—Lo estás. Vi a Ryodan salir del elevador escondido en la pared fuera del
retro-club. La puerta no se cerró completamente y me deslicé en él cuando
nadie estaba mirando.

Cierro mis ojos y suspiro.

Hay tres errores en esa oración. (1) Ryodan no es visto si no quiere ser visto.
(2) Las puertas en este lugar no quedan abiertas en lo más mínimo. (3) Nadie se
desliza en ellas sin ser notado.

La única manera en que Jo viera a Ryodan salir del elevador es si él la dejó.

Lo que significa que no habían podido encontrar a mi “pequeño novio” en


los pasados tres días. Pero seguro que él encontró a alguien para usar contra
mí.
67
Dentro de mis párpados veo a Jo encadenada, golpeada.

Ryodan ni siquiera tuvo que dejar su club. Solo se sentó y esperó por
quienquiera que se mostrara primero buscándome.

Abro mis ojos. —Sal de aquí, Jo —digo—. Ahora

—Ninguna de ustedes va a ninguna parte —dice Ryodan mientras da un


paso desde las sombras.
Traducido por Little Rose

Corregido por Simoriah

S oy absurdamente fácil de romper si sabes dónde presionar.

Si has leído alguna tira cómica, sabes que los superhéroes tienen una
vulnerabilidad crítica: la sociedad que protegen.

Jo es parte de mi sociedad. El hecho es que, cualquiera sidhe-sheep


encadenada a mi lado me tendría cantando una nueva canción. Bueno, quizás
no Margery.
68
De hecho, incluso ella también, probablemente.

Lo difícil para mí es saber que puedo soportar más que el resto. Como ese
estúpido conejito que solía aparecer en los comerciales todo el tiempo, me
derrotan y sigo peleando. Y dando puñetazos. Y respirando.

No es verdad para el resto. Mueren tan fácilmente.

Además, no le temo al descanso final. Supongo que es solo otra aventura.

Intento convencer a Ryodan de no encadenar a Jo.

No me escucha.

Jo se vuelve loca cuando él la agarra. Gritando y chillando y pateando. Estoy


algo impresionada por la fuerza con la que lucha.

Creo que ver a Dublín ser destruida en Halloween, ver a nuestra amiga Barb
ser poseída por el Sinsar Dubh y ser montada como una perra que esgrimía una
metralleta para masacrar a tantas de nosotras, además de vivir en un mundo
donde tienes que sacudir los zapatos antes de ponértelos para asegurarte de no

18
“I Fall To Pieces”: de la canción “Fall To Pieces” de Velvet Revolver.
ser comida por una Sombra más rápido de lo que puedes decir “Oh, mierda”
está afectando la mente de Jo.

Ella solía ser como Kat, siempre centrada y cuidadosa con sus decisiones, no
tenía una palabra dura para nadie.

—¡Voy a matarte, bastardo, no te saldrás con la tuya en esto! —está


gritando—. ¡Déjame ir! ¡Sácame las manos de encima, hijo de perra!

Ryodan la encadena junto a mí. Ella lucha un poco pero es como ver una
mosca golpear contra una ventana, intentando salir. Sabes que nunca va a
funcionar.

La miro.

—¿Tienes alguna otra brillante idea, Jo? Intenta traerle unos bebés para que
torture la próxima vez.

Ella le da un violento tirón a las cadenas. Estamos aseguradas a una pared de


piedra.

—Suerte con eso. —Si yo no pude romperlas con mi súper fuerza, ella tiene
las posibilidades de una bola de nieve en el infierno. Creo que él ha encantado
el metal. Creo que ha encantado todo. Quiero saber dónde aprende sus 69
hechizos para poder anotarme para un curso acelerado. Si he estado aquí abajo
por tres días, debería estar, bueno, más desordenada de lo que estoy. ¿Cómo
me mantuvo inconsciente por tres días? ¿Me puso en algún tipo de animación
suspendida? Realmente tengo que orinar.

—Intentaba ayudar —dice ella.

—Deberías haberme golpeado en la cabeza con un bate de béisbol. Me


habrías liberado de mi miseria. —Podría haber soportado estar aquí abajo por
siempre hasta que ella fue y se ofreció a Ryodan como arma.

Ryodan está de pie frente a nosotras, las piernas separadas, y los brazos
cruzados sobre el pecho. Es un tipo grande. Me pregunto si Jo sabe que tiene
colmillos. Me pregunto qué es él. Me pregunto por qué ella lo mira así. Lo odia.

Aplasto mis preguntas sin sentido y me concentro en lo importante. Aplazar


las cosas está en el número tres de mi Lista de Estupideces. Sigues terminando
exactamente donde no querías estar, haciendo exactamente lo que no querías
hacer, con la única diferencia de que perdiste todo el tiempo en el medio,
durante el cual podrías haber estado haciendo algo divertido. Incluso peor,
probablemente estuviste de un humor estresado y desagradable todo el tiempo
que estuviste evitándolo. Si sabes que algo es inevitable, hazlo y termina con
ello. Avanza. La vida es corta.

Si él tortura a Jo, cederé.

Lo sé.

Él lo sabe.

Ergo, torturarla es una gran pérdida de tiempo. El suyo. El mío. El de ella.

—¿Qué quieres de mí, Ryodan? —digo.

—Es momento de decidirte, Dani.

—¿Estás sordo? Dije, ¿qué quieres de mí?

—Me debes una compensación.

—Amigo, ya está todo listo. ¿Por qué sigues insistiendo en ello?

—He vivido mucho tiempo, niña, y nunca he oído a nadie mutilar el idioma
Inglés tanto como tú.

—¿Cuánto tiempo sería? —dice Jo. 70


Suelto un bostezo grande y dramático.

—Sigues perdiendo el tiempo. Y yo soy como un arbusto19. —Sonrío y me


retuerzo como un arbusto.

Él entrecierra los ojos hacia mí como si estuviera pensando. Como si quizás


aún no hubiera decidido qué quiere de mí. Eso me preocupa. Debería ser muy
sencillo: quiere que trabaje para él. Sé que él no es brillante como yo, así que lo
ayudo.

—Revisaré tu pequeño misterio de hielo, Ryodan. Lo pondré en la cima de mi


lista de prioridades. Ya libéranos.

—Ya no es así de simple. Complicaste las cosas como la mierda cuando


decidiste desafiarme públicamente. Nadie hace eso y vive.

—Yo respiro —digo.

—¿Tienes que seguir diciendo “mierda” frente a ella? Apenas tiene trece años
—dice Jo.

19
N. de T.: juego de palabras entre “bush”, arbusto, y “beat around the bush”, que significa
evitar hacer algo, perder el tiempo.
—Catorce —corrijo irritadamente.

—Mis hombres te quieren muerta. Están presionándome por una ejecución


dramática, en el club. Dicen que es la única forma de calmar a los clientes del
Chester’s.

—Siempre quise irme a lo grande —digo—. Quizás podríamos incluir fuegos


artificiales, ¿eh? Creo que quedan algunos en esa antigua estación de servicio
en O’Clare.

—Nadie ejecutará a nadie —dice Jo—. Es una niña.

—No soy una maldita niña. No creo que ni siquiera naciera así.

—Les dije que creo que puedes ser útil —dice Ryodan—. Que puedo
controlarte.

Me erizo y agito las cadenas. Nadie me controla. Ya no.

—Dicen que nunca responderás a nadie. Ni siquiera Barrons está de mi lado.

Sin duda porque EP le dijo a Barrons que le dijera a Ryodan que me matara.
O que le permitiera hacerlo.

—Son ocho contra uno —dice él.


71
—Ocho contra dos —dice Jo—. Si cuentas a sus hermanas sidhe-seers, y más
te vale que lo hagas, son ocho contra miles.

—Sus números se han visto disminuidos severamente —dice Ryodan.

—En el mundo, somos más de veinte mil.

—No sabía eso —le digo a Jo—. ¿Por qué no sabía eso? —A Ryodan, le
digo—. Amigo, mátame o libérame.

—Si la matas —dice Jo—. Provocarás la ira de todas las sidhe-seers en el


mundo. Te cazarán. Dani es una leyenda entre nosotros. No la perderemos.

—Si decido matarla —dice Ryodan—. Nunca nadie sabrá qué les sucedió a
ustedes dos.

Parpadeo, repitiendo en mi mente una y otra vez lo que dijo Jo, pero no
puedo oírlo lo suficiente.

—¿En serio? ¿Soy una leyenda? Como, ¿soy conocida alrededor del mundo?
¡Repítelo! —chillo. No tenía idea. Podría quedar algo de pavoneo en mi cuerpo
después de todo. Inclino la cadera.
—Déjala ir —le dice Jo a Ryodan—. Y me quedaré en su lugar.

—¡A la mierda con quedarte! —exploto.

—Estás ofreciendo quedarte aquí. Encadenada. Conmigo. A cambio de ella.


—Una sonrisa aparece en sus labios.

—Mientras me tengas como un rehén, ella se comportará.

—¡A la mierda con quedarte! —repito dado que nadie reaccionó como
debería, como, obedeciéndome. O prestándome algo de atención en lo
absoluto.

—No he olvidado lo que le hiciste a mi celular, sidhe-seer —dice Ryodan.

—Estabas tomando fotos en nuestra propiedad. Es privada —dice Jo.

—Ustedes están en mi propiedad. Es privada.

—No estoy tomando fotos. Vine a recuperar algo que es nuestro. Algo que
no tenías derecho a llevarte.

—Yo no soy un algo. Ni una niña —digo.

—Ella no tenía derecho a matar a los clientes de mi club. Había sido 72


advertida. Repetidamente.

—Y sabes qué bien escucha. No deberías haberla traído a tu club y dejarla


sola con una espada. ¿Podrías ser tan estúpido?

—¡Hombre, dejen de hablar como si no estuviera aquí!

—Sidhe-seer, camina con cuidado —le dice a Jo, y su voz se vuelve muy
suave. Suave viniendo de Ryodan nunca es bueno.

—Déjame tomar su lugar. Es solo una niña.

—¡No soy una niña! Y ella no va a quedarse aquí. ¡Nadie se queda aquí!
¡Excepto quizás yo!

—Entiendes lo que significaría —le dice a Jo, como si yo ni siquiera estuviera


teniendo una pelea violenta y ruidosa con un muro y cuatro cadenas—. Si ella
da un paso en falso, estás muerta.

Siento la sangre abandonar mi rostro. Yo siempre doy pasos en falso. Mal


paso es mi segundo nombre, justo después de Mega. No puedo no dar un mal
paso. Tengo pies.

—Entiendo.
—¡No lo dice enserio! —grito—. ¡Ni siquiera sabe de qué está hablando! No
tiene idea de cómo son ustedes. Además, ella ni siquiera me importa en lo
absoluto. Puedes matarla. Así que bien podrías dejarla ir.

—Cállate, Dani —dice Jo.

—Tendrás que firmar una solicitud de empleo —le dice Ryodan a Jo.

—¡No lo firmes, Jo! Tiene algún tipo de hechizo.

—¿Estoy siendo mantenida como rehén o estoy solicitando un empleo? —


dice Jo.

—Estoy escaso de meseras. Algunas de ellas se fueron —Ryodan me mira—.


Daño colateral el otro día.

—No maté a ningún humano.

—Dos tenían suficiente Unseelie en ellos que aparentemente no pudiste


diferenciarlos —dice Ryodan.

¿Maté humanos? ¿Cuánto Unseelie habían comido?

—¿Quieres que sea una mesera? —dice Jo, horrorizada, como si fuera un
destino peor que la muerte—. Intenté ser mesera en la preparatoria. No puedo.
73
Dejo caer los platos. Vuelco las bebidas. Soy una investigadora. Una lingüista.
Vivo en mi mente. No sirvo mesas.

—Convenientemente, tengo dos solicitudes a mano. —Ryodan toma un


paquete de papeles doblados de su bolsillo.

—¿Por qué dos? Yo no voy a servir mesas —digo agresivamente.

—¿Tengo que servir a los Fae? ¿Tomar órdenes y llenarlas? ¿Y llevar cosas a
sus mesas? —Jo no parece capaz de entenderlo. Como si prefiriera quedarse
encadenada a la pared que servir mesas.

—Y a mis hombres. Ocasionalmente, supongo, incluso a mí. Con una sonrisa.


—La mira de arriba abajo, en cámara lenta—. Lucirás bien en el uniforme.
Tenemos un trato. —En el estilo típico de Ryodan, su voz no se eleva al final de
la pregunta. Sabe que tienen un trato. Puede leer a Jo como un libro de
portadas transparentes.

Mis cadenas resuenan cuando las pruebo con todo lo que tengo. Él no va a
poner a Jo a trabajar en el subclub de niños. Ella tiene el tipo de rostro que es
tan delicado y bonito que puede llevar el cabello muy corto como lo hace y
lucir totalmente hermosa. Incluso esos estúpidos anteojos que usa al leer le
quedan bien porque hacen que sus huesos luzcan más elegantes. Tiene algo
etéreo. No va a llevar una falda tableada corta, blusa blanca ceñida, calcetas y
zapatos de colegiala de tacón alto. ¡No servirá a Ryodan y a sus hombres!
Chester’s la tragará como a un sabroso bocado y escupirá sangre y cartílagos.

—No, Jo —digo llanamente—. No te atrevas.

—Tenemos un trato —dice Jo.

Él desencadena a Jo, le entrega la “solicitud” y una pluma.

Ella la apoya contra la pared y firma sin siquiera leerla.

Él la dobla y se la devuelve.

—Toma el elevador hacia arriba por donde viniste. Lor te está esperando allí.
Te dará un uniforma. Comienzas esta noche. Tienes una única misión: hacer
felices a mis clientes.

—Lor me está esperando —dice Jo. Pasa una mano por su corto cabello
oscuro y lo mira de una forma que me sorprende, por el coraje que tiene—. Creí
que dijiste que tus hombres esperaban que nos mataras.

—Si no le entregas la solicitud firmada, lo hará. Sugiero que te asegures que


la vea en el momento en que salgas del elevador. 74
—¿Qué hay de Dani?

—Subirá pronto.

—Ella viene conmigo ahora —dice Jo.

—Nunca. Me. Digas. Qué. Hacer. —Ryodan está hablando suavemente de


nuevo, y no sé Jo, pero a mí me da escalofríos cuando habla así.

—¡Sal de aquí, estúpida sidhe-sheep de mierda! —digo—. Estaré bien.


¡Habría estado mejor si tú no hubieras aparecido! —Ahora él es su dueño. La
tiene hechizada de alguna forma. Eso me molesta tanto que tiemblo.

Después de que Jo se va, Ryodan se desliza hacia mí de esa rara forma fluida
suya. No se movió así frente a Jo. Caminaba todo en cámara lenta cuando ella
estaba aquí.

Veo el destello de un cuchillo plateado en su mano.

—Amigo, no hace falta que me cortes. Firmaré la maldita solicitud. Solo


dame una pluma. —Tengo que salir de aquí. Tengo que salvar a Jo. Ella se puso
en peligro por mí. No puedo soportarlo.

—Niña, cuándo aprenderás.


—Te sorprenderían las cosas que sé.

—Puede que puedas salir de una telaraña a fuerza de golpes, pero dar
golpes en la arena movediza no funciona. Mientras más luchas, más te hundes.
Pelear solo hace más rápida la inevitable derrota.

—Nunca he sido derrotada. Nunca lo seré.

—Rowena era una telaraña. —Él toca mi mejilla con la mano que sostiene el
cuchillo. La plata suelta un destello a dos centímetros de mi ojo—. Sabes lo que
soy.

—Una gran molestia en mi trasero.

—Arena movediza. Y estás bailando en ella.

—Amigo, ¿qué hay con el cuchillo?

—Ya no me interesa la tinta. Vas a firmar mi contrato con sangre.

—Creí que dijiste que era una solicitud —digo.

—Lo es, Dani. Para un club muy exclusivo. De lo que es Mío.

—No soy de nadie. 75


—Firma.

—No puedes obligarme.

—O Jo muere. Lenta y dolorosamente.

—Amigo, ¿por qué sigues hablando? Desencadéname y ya dame el maldito


contrato.

Hay una guillotina sobre mi cuello. La oigo susurrar mientras rasga el aire.
Hay un nombre grabado en la brillante hoja: JO. Lo veo en mi periferia con cada
paso que doy. Va a volverme loca.

Después de que firmo su maldito contrato, tengo una toalla de papel en el


puño porque mi palma sigue sangrando donde me cortó, me deja ir. Así de
simple. Desencadena mi otro brazo y las piernas, se ofrece a curarme, ante lo
cual suelto un gran “bésame el trasero”, luego me escolta al elevador y me dice
que me vaya adonde sea que esté mi versión actual del hogar.
Espero que me diga que tengo que mudarme a Chester’s para que pueda
vigilar todos mis movimientos, como Barrons hizo con M… EP.

Espero que se vuelva un maníaco controlador.

No espero que me devuelva la espada y me envíe a casa con un casual


recordatorio de que debo presentarme al “trabajo” mañana a las ocho P.M. Dice
que hay otra cosa que quiere que vea.

Odio esto.

No está cantándome las mil y una reglas de Ryodan como creí que haría.

Está dándome todo tipo de sogas para que me cuelgue. Yo hago nudos con
la soga. Y me muevo realmente rápido. Es inevitable que de alguna manera me
enrede en tanta soga, con una vuelta o dos alrededor del cuello.

¿Cómo voy a sacar a Jo de esto?

Cuatro de sus tipos enormes llenos de cicatrices me esperan cuando salgo


del elevador. Miro alrededor con cautela en busca de Barrons y EP mientras
sacudo escandalosamente mi contrato ante los hombres de Ryodan para que
no me critiquen antes de que me lo quiten y lo guarden donde sea que Ryodan
planee guardarlo y de donde eventualmente voy a regresar a robarlo. Se me 76
acabaron las barras de proteína y no estoy de humor para una discusión sin fin.
Afortunadamente, EP no está a la vista.

Llego al baño con escolta pesada. ¿Qué creen que haré? ¿Volar el lugar? No
puedo. No tengo mi mochila. Tampoco un Mac-Halo. No lo trajeron cuando me
atraparon en casa de Dancer. Miraría por una ventana pero el club no tiene
ninguna. Mis huesos me dicen que es de noche. No me arriesgo con las
Sombras. Me niego a morir tan estúpidamente.

—Necesito linternas —digo, saliendo del baño.

Uno de los tipos gruñe y se aleja. El resto me escolta a través de los subclubs.
Todos los Fae que pasamos me miran. Hay muerte en sus ojos.

Algo raro me ocurre en la salida.

Congelar el cuadro se siente como si mentalmente me levantara y me


moviera lateralmente hacia una forma de ser diferente, y me gusta.

Ahora, cuando salgo y veo todos los rostros molestos, humanos y Fae, una
parte completamente diferente de mí es levantada y movida hacia un costado
sin que yo siquiera lo intente, de hecho, estoy segura de que me estoy
resistiendo, y no me gusta en lo más mínimo, porque de repente estoy viendo
mi mundo con lo que se sienten como un par de ojos totalmente diferentes.

No me gustan estos ojos. Ven las cosas mal.

Los Fae me odian. También muchos humanos.

Los hombres de Ryodan me quieren muerta y no tengo idea de por qué él


me mantiene con vida.

EP… oh, a la mierda… Mac, la mejor amiga que jamás tuve, Mac… quien me
hizo un pastel de cumpleaños y estuvo conmigo y actuó genial, y vendió una
parte de su alma a la Mujer Gris para salvarme, también me odia. Quiere
matarme porque maté a su hermana bajo las órdenes de Rowena antes de que
siquiera supiera que Mac existía.

La vida de Jo pende de un hilo sostenido por mis manos completamente


poco confiables.

Y se me ocurre una idea que nunca he tenido en mis catorce años de vida (¡Y
he tenido muchas ideas!), y es un poco borrosa (probablemente porque
preferiría no oírla) y dice algo así:

Santo cielo, Dani, ¿qué mierda has hecho? 77


Siempre he sido un bote de velocidad atravesando las crestas de las olas,
alimentándome de sensaciones, el viento en mi cabello, rocío de sal en mi
rostro, divirtiéndome. Jamás mirando hacia atrás. Jamás viendo lo que sucede
alrededor o detrás de mí.

Estos nuevos ojos ven mi estela. Ven lo que dejo atrás cuando paso.

Botes volcados. Gente agitándose en las olas.

Gente que me importa. No estoy hablando de Dublín, mi ciudad que siempre


mantengo tranquila e impersonal sin un rostro real. Esta gente tiene rostros.

Pasamos junto a Jo. Ya está vestida y en su nuevo puesto, junto a otra


mesera, siendo entrenada. Sí se ve bien en el uniforme. Me da una mirada
cuando paso, mitad exasperada, mitad ruego para que me comporte. Su
entrenadora me lanza dagas con la mirada. Me pregunto si las meseras que
maté eran sus amigas.

—No deberían haber comido tanto Unseelie —murmuro en mi defensa.

Intento volver a la forma en que era antes de salir del elevador, volver a la
Dani “la Mega”, a la que nada le importaba.
Nada ocurre.

Intento una vez más.

Todavía siento la brisa de esa guillotina.

Uno de los tipos de Ryodan, Lor, me entrega una linterna.

—Dios —digo—. Gracias. Toda una linterna contra una ciudad de Sombras.

—Se han ido. En su mayoría.

Pongo los ojos en blanco.

—“En su mayoría” puede estar bien para ti porque, como, ellas no comen lo
que sea que ustedes sean. ¿Por qué es eso?

Lor no me responde, pero tampoco esperaba que lo hiciera.

Apenas llegamos a la puerta, congelo el cuadro.

Puedo correr más rápido que cualquier cosa.

Incluso que yo misma.


78
Traducido por Ale..

Corregido por Pimienta

nciendo una linterna, y me dirijo a la tienda más cercana que sé que


E todavía tiene Snickers en los estantes, para así reponer provisiones.
Tengo un estómago insaciable y duele por el hambre. Ésa es una sensación que
me cuido mucho de evitar. Especialmente cuando mi cabeza todavía palpita 79
tanto. Le habría puesto hielo, pero si he estado inconsciente por tres días, es
demasiado tarde. El hielo solo funciona si lo utilizas de inmediato. Busco en mi
cabello, encuentro la zona inflamada y herida en la nuca que me está causando
tanto dolor, y suspiro, preguntándome qué golpeé y cuando. Cierta gente
piensa que, como siempre estoy golpeada, soy masoquista. No lo soy.
Simplemente así mi vida.

Como pensé, es de noche, así que las calles están en su mayoría desiertas. La
gente hace sus “compras” durante el día. Aquellos que sí cazan por la noche,
solo hacen eso… cazar. Salen en manadas, armados hasta los dientes y van tras
cualquier Unseelie que puedan encontrar.

Muchos de los cazadores están dispuestos a tomar cualquier riesgo. No


saben cómo vivir en el mundo de la forma en que es ahora, así que toman
riesgos locos. Termino rescatando vigilantes por todos lados. A veces se
encuentran con Jayne, y antes de que alguien pueda decir “no disparen, somos
humanos”, hay bajas. Todos tienen dedos rápidos cuando se trata del gatillo.

Las cosas seguro que han cambiado desde que los muros cayeron el pasado
octubre. Siete meses atrás las calles eran fáciles. Sal en la noche, mata a algunos
Fae y luego mata algunos más. Los Unseelie eran fáciles de tomar por sorpresa
20
“And I’m hungry like the wolf”: de la canción “Hungry Like The Wolf” de Duran Duran.
porque tenían una pobre opinión sobre los humanos. No nos veían como una
seria amenaza.

Ahora sí.

Ahora están en guardia, son más peligrosos, más difíciles de atrapar e


imposibles de matar a menos que seas Mac, una Sombra, o yo. Las Sombras son
caníbales. La vida es vida. Ellos no discriminan. Tenemos humanos luchando
contra Faes, humanos luchando contra humanos, Faes luchando entre sí, y
todos nosotros intentando deshacernos de las Sombras.

Bajo la velocidad hasta el paso de una persona normal, perdiendo fuerza.


Necesito comida rápido. Ya comí todo lo que tenía metido en los bolsillos. Tres
días de hambre me hacen eso. Girando la espada alrededor de mi muñeca (me
tomo meses perfeccionar ese movimiento… y es ¡geniaaaaal!), me agacho para
entrar a la tienda de comestibles con las ventanas rotas, los estantes caídos, la
caja registradora abierta y derribada. No veo porque alguien se molestaría en
robar dinero. No te consigue nada. La gente finalmente abrió los ojos, el dinero
es tan inútil como siempre lo fue. Solía sorprenderme cuando era pequeña
como la gente intercambiaba pedazos de papel que todos acordaban en fingir
que significaban lo mismo, cuando todos sabían que no significaban nada. Fue
la primera conspiración adulta de la que fui consciente. Me hizo pensar que 80
quizás jamás ningún adulto debía ser mi jefe. Soy la persona más inteligente
que conozco. Quizás con la excepción de Dancer. No es que esté siendo
arrogante. Es un verdadero dolor en el trasero la mayoría del tiempo.

“Comprar” hoy en día opera en algo sólido y real: el sistema de trueque.


Ryodan tiene a los barmans y meseras de Chester’s entrenados para aceptar
ciertos artículos que o bien quiere para sí mismo, o que puede cambiar por algo
más que quiera. Si tienes algo grande en lo que él está interesado, te dará una
línea de crédito. He oído que recibe favores de los Fae a cambio de darles un
lugar donde pueden acechar a los humanos. Aunque odio que Jo trabaje en
Chester’s, en cierta manera estoy agradecida porque ahora obtendré mayor
información desde adentro. Podré descubrir qué motiva a Ryodan, cuáles son
sus debilidades. El tipo tiene que tener algún punto débil en su armadura.
Todos tienen su kryptonita.

Rodeo un montón de ropas y cáscaras (malditas Sombras, ¡las odio!) y me


dirijo hacia el estante de dulces.

Está vacío.

No hay un solo Snickers.

No hay nada, de hecho.


Me dirijo hacia el pasillo de las galletas.

Las estanterías están vacías.

Mi estómago gruñe. Enojado. Mis rodillas no están temblando aún, pero


están cerca.

Giro la linterna para dar un barrido alrededor de la tienda.

El lugar ha sido limpiado.

Dejaría salir un suspiro melodramático pero es un gasto de energía que de


repente no me puedo permitir. Ya no estoy balanceando mi espada o saltando
de un pie al otro, en la forma en que suelo hacer. No estoy moviendo un
cabello que no sea necesario. Mi vida se acaba de hacer más difícil. Cuando eres
un súper auto como yo, o bien necesitas un enorme tanque de gasolina, el que
no tengo con un metro cincuenta y nueve a primera hora en la mañana, o
necesitas vivir en una ciudad con muchas estaciones de gasolina.

Mis estaciones de gasolina se están secando.

Está bien. Lo vi venir. Dancer también. Escondí suministros de comida, agua y


medicinas en muchos rincones escondidos alrededor de Dublín hace meses.
Dancer y yo hemos estado aumentando esas reservas en nuestro tiempo libre 81
durante las últimas semanas. Él no sabe donde están todos mis escondites, y yo
no sé donde él mantiene sus cosas. De esa manera si alguien intenta torturar a
uno de nosotros para que cuente, no podemos delatarnos completamente.
Intenté decirle a las sidhe-sheep que lo hicieran, pero pensaron que estaba loca.
Dijeron que con más de la mitad de la población desaparecida había suficientes
cosas en las tiendas para que duraran un buen rato. Dije que alguien iba a
intentar monopolizar la distribución de la comida. Amigo, sistema de trueque: la
comida y el agua son lo más buscado. Dijeron que todo el mundo estaba
demasiado ocupado tratando de sobrevivir. Yo dije que no durarían mucho, ¿y
no habían leído A Canticle for Leibowitz21, no ven como son las tendencias?
Dijeron, ¿qué tiene que ver A Canticle for Leibowitz con la comida? Y les dije
¿debería comenzar a llamarlas sidhe-simplonas en lugar de sidhe-sheep?
¿Tengo que traducirlo todo? ¿No podemos usar metáforas para algunas cosas?

Odio siempre tener la razón, murmuro en mi cabeza. Hablar requiere respirar


y respirar requiere gasolina que no tengo.

Salgo lentamente de la tienda y casi tengo un maldito ataque al corazón


cuando veo al príncipe Unseelie de pie ahí, medio en las sombras. La mitad de

21
A Canticle for Leibowitz: novela post apocalíptica escrita por Walter M. Miller Jr y publicada en
1960.
él que está fuera está bañada con la luz de la luna, pero la luna no brilla de la
misma manera que solía hacerlo antes de que los Fae vinieran. Raramente es
del mismo color de una noche a otra. Esta noche tiene una luminosidad púrpura
plateada, haciendo de la mitad de él una silueta negra, la otra mitad lavanda
metálica. Está tatuado, es hermoso, misterioso, exótico y hace que mi corazón
palpite de una manera que no tiene nada que ver con el miedo.

Mi espada destella al elevarse. Mi hoja es larga y de alabastro. Trabo el codo


para que mi brazo no tiemble.

—Tranquila, muchacha.

—¡Deja de aparecerte de esa manera! —¿Cómo puedo no oírlo? Él y Ryodan


tienen esa ventaja sobre mí. Me vuelve loca. Tengo súper audición. Mi oído es
tan bueno que puedo oír el aire moviéndose cuando otras personas se mueven,
mierda. Nadie se me aparece furtivamente. Ambos lograron hacerlo esa noche
en la torre de agua, y Christian acababa de hacerlo de nuevo. Se puso a cinco
metros de distancia sin que yo siquiera lo notara.

—La espada. Bájala.

—¿Por qué debería hacerlo? —Él se está volviendo erótico, como los otros
PU22. Mi antiguamente-mejor-amiga Mac los llama Faes muerte-por-sexo 82
porque pueden matar con sexo. Y eso en el mejor de los casos. ¿El peor caso?
Te convierten en Pri-ya como lo hicieron con Mac. Te dejan viva, totalmente
adicta al sexo, insaciable y loca. Los otros PU me acorralaron una vez, me
mantuvieron entre ellos, y me hicieron cosas en las que no me gusta pensar. No
quiero que el sexo sea de esa manera. Como si fueras alguna clase de animal
indefenso. Ya he tenido suficiente de animal indefenso para el resto de mi vida.
Lo que Christian está emitiendo no es una décima parte de lo que los otros PU
tienen, pero es malo.

—Nunca te haré daño, muchacha.

—Lo dice el Príncipe Unseelie. —Pero bajo mi espada, la apoyo contra mi


pierna. No estaba segura de cuánto tiempo sería capaz de sostenerla de todos
modos.

Los músculos en su rostro ondulan, como si estuvieran compitiendo para dar


forma a su expresión, y la rabia parece ser la victoriosa y tengo la sensación que
llamarlo príncipe Unseelie puede haber sido un pequeñísimo error de juicio por
mi parte. He estado cometiendo muchos de ellos últimamente.

—Di mi nombre, muchacha.

22
PU: Príncipes Unseelie.
Cubro mis oídos y lo miro como diciendo, ¿qué mierda? Su voz salió tan
grande como una casa.

—¡Di mi maldito nombre! —Un trueno suena en el cielo. Envuelvo mi cabeza


con los brazos para silenciar su voz. En momentos como éste, odio mi súper
audición. Levanto la mirada. No hay ninguna tormenta avecinándose. Es él.
Influenciando el clima, justo como la realeza Fae. Bajo la mirada. Una capa de
hielo cubre la acera alrededor de él, un brillo de cristales empolva sus botas
negras y congela la parte baja de sus jeans.

—Christian —digo.

Él inhala con fuerza, como si algo le hiriera solo porque yo digo su nombre, y
él cierra los ojos. Su rostro ondula, se suaviza como Silly Putty23 recién salida del
huevo, luego se contrae de nuevo. Me pregunto si al tocarlo, podría darle
forma, quizás estampar algunas caricaturas de la sección de historietas del
periódico en él. ¡Me estoy causando gracia una vez más!

—Dilo de nuevo, muchacha.

Si eso evita que se ponga todo PU conmigo, de acuerdo.

—Christian. Christian. Christian. 83


Sonríe débilmente. Eso creo. Mierda si puedo averiguar lo que está
sucediendo en su rostro. No más de lo que puedo averiguar cómo se las arregla
para aparecerse….

—¡Benditos trozos de harina! —Todo se vuelve claro—. ¡Puedes tamizarte!


Realmente te estás convirtiendo en un completo PU. Como, con todos los
superpoderes. ¡Amigo! ¿Qué más obtienes?

Si eso fue una sonrisa, acababa de desaparecer. No se ve tan feliz como yo lo


estaría si estuviera recibiendo todo ese poder. Puedo apostar que su tanque de
combustible no está sin gasolina.

Estoy tan celosa que podría escupir. Pero eso también requeriría energía.

Se mueve hacia adelante saliendo de las sombras, y veo que está cargando
una caja bajo su brazo.

—Voy a matar a Ryodan —dice él.

Desenvuelvo mis brazos alrededor de mi cabeza. Una vez más estamos en


tonos normales de conversación. Meto la espada debajo de mi abrigo.

23
Silly Putty: masa para modelar.
—Buena suerte con eso. Si averiguas cómo, házmelo saber, ¿de acuerdo?

—Toma esto. —El empuja la caja hacia mí.

La tomo a tientas, torpe por el hambre. Está resbaladiza gracias a una capa
de hielo. La atrapo justo cuando toca el suelo. ¡Torpe! Reconozco el color y la
forma ahora que está en mis manos, y me enciendo como un árbol de navidad.

—¡Christian! —Sonrío. Diré su nombre tantas veces como quiera. Lo gritaré


desde lo alto de las torres de agua. Qué mierda, ¡compondré una alegre
cancioncilla para él y la cantaré mientras corro por Dublín!

¡Acaba de entregarme toda una caja de Snickers! Rasgo una envoltura,


rompo la barra medio congelada por la mitad y la meto en mi boca de costado.

Cuando aparto mi cabello del rostro y levanto la mirada para agradecerle con
la boca llena, él se ha ido.

Tres barras de chocolate más tarde me doy cuenta de lo que acaba de


suceder.

Me siento en la acera, meto las barras de chocolate en mis bolsillos y


mochila, y digo:
84
—Oh, maldición.

Christian sabía cuánto necesitaba comida. Me observa. Me pregunto por qué.


Me pregunto cuán a menudo. Me pregunto si está ahí en este momento,
mirándome desde algún lugar y yo ni siquiera lo sé. Amigo, tengo un príncipe
Unseelie espiándome. Genial.

Con el tanque lleno de nuevo, paso por el castillo de Dublín. Tres días fue
demasiado tiempo para estar fuera. Tengo un trabajo que hacer. Un ritmo para
caminar. El trabajo de un superhéroe nunca termina. Entre patrullar mi ciudad,
imprimir y distribuir el Diario, matar Unseelie, vigilar a Jo y a la otras sidhe-
seers, y ahora trabajar toda la noche para Ryodan, cada noche, ¡no va a haber
suficientes horas en el día!

—¿Dónde demonios has estado? —dice el inspector Jayne en el instante en


que me ve—. Tengo Unseelie hacinados en cada jaula. Acordamos que vendrías
tres veces a la semana y los matarías con la espada… y eso apenas alcanza. ¡No
te he visto en cinco días! ¡Cinco malditos días! Si no te tomas en serio tus
responsabilidades, mis hombres te quitarán esa espada.
Se queda mirando el pliegue de cuero, donde mi espada está guardada
debajo de un largo abrigo que roza los cordones de mis tenis de bota. Es mayo
y hace casi demasiado calor para usar mi abrigo favorito de cuero negro. Pronto
tendré que colgar la espada en mi espalda y lidiar con todo el mundo
mirándola, codiciándola. Por lo menos ahora nadie sabe que la tengo. Pero
claro, mi reputación está comenzando a precederme. ¡Jo dijo que era una
leyenda!

—Solo inténtalo amigo. —Me pavoneo hacia el terreno de entrenamiento,


entre él y sus hombres. Unas pocas docenas de ellos tienen armadura completa,
sudando como cerdos apestosos. A veces, el súper olfato es un dolor en el
trasero. Él ha estado haciéndolos trabajar duro. Me pregunto qué sucede con
eso. Es de noche. Usualmente tiene a sus hombres cazando de noche,
patrullando, manteniendo las calles a salvo.

Nos fulminamos con la mirada.

Él se ablanda. Siempre lo hace. Le cuesta mirarme y permanecer enojado. Ve


a sus propios hijos en mi rostro. Jayne tiene un punto muy débil por los niños.
Él y su esposa han estando adoptando huérfanos por todos lados. No sé como
alimenta a todos. Pero Jayne no es ningún tonto. Sospecho que él también
tiene algunas tiendas escondidas. Hasta esta noche, parecía que la mayoría de 85
nosotros estábamos jugando bajo las mismas reglas. Llévate mucho, pero deja
algo.

Ya no hay reglas. Alguien está limpiando las estanterías. Eso no es civilizado.

—¡Maldita sea, Dani, estaba preocupado por ti!

—Supéralo, Jayne. Me cuido perfectamente bien. Siempre lo he hecho.

En sus ojos aparece esa expresión que siempre me hace sentir incomoda,
como si estuviera a punto de rodearme con un brazo paternal o limpiar una
mancha de sangre de mi mejilla. Me estremezco. La mano de la espada pica y
estoy lista para aliviarla.

—Estoy aquí ahora. Deja de perder tiempo. ¿Qué Unseelie quieres muerto
primero?

—¿Sabes por qué no saldremos a cazar esta noche?

No me gusta que me den pie para hablar, así que solo lo miro.

—No hay espacio en las jaulas. Libéralo todo. Y no te vayas hasta que lo
hayas hecho.
Él vuelve a mirar el pliegue de la espada debajo de mi abrigo, luego hace
algo que hace mucho. Mira a sus hombres, y me vuelve a mirar a mí, todo frío y
especulador. No está viendo una niña cuando lo hace. Está viendo un obstáculo.

Conozco a Jayne muy bien. Él ni siquiera sabe que lo hace.

Se está preguntando si podrían quitarme la espada. Preguntándose si


permitiría que sus hombres me maten para conseguirla. Si se lo dijera, él lo
negaría hasta el final de los días. Cree que realmente se preocupa por mí y, en
cierto nivel, lo hace. Piensa que le gustaría llevarme a casa con su esposa y
hacerme parte de su familia, darme la clase de vida que está seguro que nunca
tuve.

Pero hay un metro veinte de problema de brillante metal entre nosotros, y es


un metro veinte de inmenso poder. Y lo cambia todo. No soy una niña. Soy lo
que se interpone entre él y algo que desea por todas las razones correctas. Y no
está tan seguro de que no hará algo muy malo por todas las razones correctas.

Mi espada y la lanza de Mac son las únicas armas que pueden matar Faes. Eso
las hace sin ninguna duda el boleto más caliente en, no solo Dublín, sino en el
mundo. Una parte de Jayne es como Barrons. Quiere matar Faes, y yo tengo el
arma que necesita para hacerlo. No puede evitarlo. Es un líder. Y uno bueno.
Cada vez que me ve, instantáneamente evaluará si cree que puede quitármela o
86
no. Y algún día puede que haga algún movimiento.

Y no me contendré contra él.

Yo haría lo mismo.

Veo cuando él decide que es un riesgo que no vale la pena tomar porque
aún no está seguro de que no vaya a matar a algunos de sus hombres, quizás
incluso a él. Mantengo esas dudas en mente. La parte subconsciente donde
todo esto tiene lugar.

Me dice algo amable, pero no lo absorbo. Jayne es un buen hombre, tan


bueno como puede ser. No lo hace menos peligroso. Alguna gente cree que
soy un poco psíquica junto con mis otros superpoderes. No lo soy. Solo veo la
forma en que dejan ver sus intenciones. Recojo pequeñas pistas que otros no,
como la forma en que los músculos se tensan en los dedos cuando miran mi
espada como si imaginaran cómo se sentiría sostenerla, o cómo sus miradas se
apartan rápidamente cuando dicen que están felices de que sea mi
responsabilidad y no la suya. Lo que me es gracioso es como su consiente y
subconsciente parecen estar tan divididos, como si no se hablaran en lo
absoluto. Como si sentimientos competitivos no pudieran coexistir dentro de ti.
Amigo, lo hacen todo el tiempo. Soy una pelota emocional de ping pong entre
paletas: un día no puedo esperar para tener sexo, y al siguiente pienso que el
semen es la cosa más asquerosa del mundo. El lunes estoy loca por Dancer, el
martes lo odio porque me importa. Simplemente sigo adelante, enfocándome
en cualquier sentimiento que se manifieste más a menudo e intento mantener
la boca cerrada cuando es el otro. Pero la mayoría de la gente tiene su Ello y su
Yo viviendo en diferentes pisos en la casa de su cabeza, en diferentes
habitaciones, y han cerrado las puertas que los comunicaban, y clavaron hojas
de madera contrachapada sobre eso, porque creen que son, como, enemigos
jurados que no pueden pasar tiempo juntos.

Ro pensaba que todo el asunto del consiente/subconsciente tenía algo que


ver con por qué soy como soy. Dijo que tengo la condición neurológica llamada
Sinestesia24, con todo tipo de regiones cruzadas en mi cerebro hablando entre
sí. La vieja bruja siempre estaba psicoanalizándome, ella era la psicópata y yo la
que estaba siendo analizada. Decía que mi Ello y mi Yo son mejores amigos, no
solo viven en el mismo piso, sino que comparten cama.

Estoy bien con ello. Libera espacio para otras cosas.

Parto, me desconecto, y hago lo que mejor se me da.

Matar.
87

24
Sinestesia: percepción conjunta o interferencia de varios tipos de sensaciones de diferentes
sentidos en un mismo acto perceptivo. Una persona con sinestesia puede oír colores, ver
sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada.
Traducido por akanet, otravaga y hatlish

Corregido por Pimienta

—¿Q ué es este lugar? —le pregunto a Ryodan.

—Tienes un montón de lugares por toda la ciudad, niña.

No digo "sí". Últimamente, todo el mundo parece saber todo acerca de mí de 88


todos modos. Y él no dice: "bueno, yo también." Cuando Ryodan desperdicia
palabras, lo hace de la peor manera posible. Se pone todo filosófico.
Haciéndome bostezar. Hay observaciones de los hechos que te mantienen vivo,
como comprender a Jayne, y está el filosofar. Cosas muy diferentes. Lo primero
es lo que me interesa.

Estamos de pie en un muelle de carga de concreto, fuera de las puertas


comerciales en un almacén industrial en la zona norte de Dublín. Ryodan nos
trajo hasta aquí en un Humvee26 militar. Está estacionado detrás de nosotros,
apenas visible en la noche, negro sobre negro, ruedas y todo, con ventanillas
oscuras. Es algo que yo habría conducido. Si hubiera encontrado uno. Pero no
lo hice. Es puramente rudo. Y yo que pensaba que los autos de Barrons eran
geniales.

Comienzo mi investigación. No hay luces encendidas alrededor del edificio.

—Amigo, ¿tienes protección contra las Sombras?

—No la necesito. No hay nada vivo adentro.


25
“And it all goes boom, chicka boom, boom-boom, chicka boom”: Parte de la canción “Chick-
A-Boom” de Van Morrison.
26
Humvee: Marca de vehículo pseudo-militar, con aspecto de todoterreno, del mismo tipo que
el Hummer.
—¿Qué hay de la gente que va y viene?

—Solo durante el día.

—Amigo. Noche. Estoy aquí.

Él me mira, mira mi cabeza, y sus labios tiemblan como si estuviera tratando


de no estallar en risas.

—No necesitas eso... cualquier mierda que sea.

—No voy a morir por una Sombra. Y es un MacHalo. —Lo primero que hice
esta mañana fue pasar por casa de Dancer y llevarme mis cosas.

El MacHalo es un invento genial. Solo en Dublín ha salvado miles de vidas.


Fue nombrado en honor a la que solía ser mi mejor amiga Mac, la persona que
inventó el casco de bicicleta cubierto con luces LED, delanteras, laterales y
traseras. Añadí un par de soportes al mío para una mejor cobertura en cámara
rápida. (Aunque siempre me he preguntado si podría pasar en cámara rápida a
través de una Sombra sin él.) Es lo más avanzando en protección contra
Sombras. Oí que están extendiéndose agresiva y rápidamente por todo el
mundo. Todos en Dublín tienen uno. Por un tiempo estuve haciéndolos y
entregándolos a sobrevivientes todos los días. Algunas personas dicen que las
Sombras han dejado Dublín. Que se han mudado a pastos más verdes. Pero las
89
Sombras son furtivas y solo se necesita una para matarte instantáneamente. No
voy a correr ningún riesgo.

—¿Qué tiene este lugar en común con tu club? —digo.

Él me da una mirada que dice: "amiga, si lo supiera ¿crees que habría pedido
tu insignificante ayuda?”

Río disimuladamente.

—Algo gracioso aquí.

—Tú. Todo irritado y enojado porque hay algo que no sabes. Tienes que
pedir los megaservicios de la Mega.

—Alguna vez se te ocurrió que te estoy usando por razones que tu cerebro
inferior humano no puede comenzar a entender.

Es otra de sus preguntas que no suena como una pregunta. Es una táctica tan
irritante, desearía que se me hubiera ocurrido a mí. Si empiezo a hacerlo ahora,
me vería como una imitadora. Por supuesto que se me había ocurrido que tenía
segundas intenciones. Todo el mundo las tiene. Ahora soy yo la que se siente
toda irritada y enojada. Entro en modo observación, guardo mi irritación para
tener más probabilidades de ponerme charlatana que de enojarme. El humor es
el mejor amigo de una chica. El mundo es un lugar divertido.

Estimo que las puertas dobles del almacén tienen unos diez metros, con una
entrada casi del doble de ancho si deslizas hacia atrás los cuatro paneles de las
puertas. El metal corrugado está arrojando un frío tan intenso que mi aliento se
congela a unas bocanadas de mi rostro y cuelga en el aire como pequeñas
nubes heladas. Cuando le doy un puñetazo a una, tintinea al golpear el suelo en
una capa de hielo y mi mente adjunta un modelo para un patrón: veo la capa de
hielo en los jeans de Christian. Lo considero por un momento y luego decido
que no hay manera. La realeza Fae puede afectar mínimamente el clima a su
alrededor. La palabra clave aquí es "mínimamente." Esto es algo grande. Y
Christian no es ni siquiera un Fae de pura sangre.

Las puertas están recubiertas de hielo transparente. Busco mi espada.

El pecho de Ryodan está contra mi espalda, y su mano está sobre la mía en la


empuñadura de la espada antes de que siquiera procese que se ha movido. Me
quedo totalmente quieta, ni siquiera respiro. Está tocándome. No pienso
cuando él está tan cerca de mí. Solo subo el volumen de la estática en mi
cabeza realmente fuerte y me concentro en tratar de alejarme lo más rápido
posible. Viajar en un auto con él apesta. Compartimientos cerrados. Lata de 90
sardinas electrificada. Bajar las ventanas no había ayudado ni un poco. Esto es
un millón de veces peor.

—Amigo. —Subo el volumen de mi estación de estática.

—¿Qué estás haciendo, Dani?

Su cara se siente realmente cerca de mi cuello. Si me muerde de nuevo, voy a


patearle el trasero.

—Estaba pensando en hurgar en el hielo, ver qué tan grueso es.

—Casi cinco centímetros.

—Sal de encima de mí.

—Suelta tu espada. O no permitiré que sigas manteniéndola.

El maldito puede quitarme la espada como Jayne nunca podría. Como solo
los PU pueden. Una razón más por la que no puedo soportar a Ryodan.

—No puedo soltar mi espada hasta que tú no quites tu mano de la mía.


¿Mucha presión? —digo con irritación.
Ambos en cierta forma la soltamos al mismo tiempo. Lo fulmino con la
mirada, o a donde creo que está, pero él no está allí. Lo encuentro a seis metros
de distancia, cerca de una pequeña puerta de tamaño normal. La abre. Su rostro
de congela instantáneamente.

—¿Lista? —dice.

—No te mueves de esa manera frente a Jo.

—Lo qué haga con Jo no es de tu incumbencia.

—Será mejor que no hagas nada con Jo. Estoy comportándome como un
buen soldadito. —Y mierda que me molesta. Reportarse a trabajar a las 8:00 PM
Gah. Reportarse. Como si no tuviera mis propios planes. Como si no pasara
horas cazando a Dancer, no tuviera atrasados dos Diarios de Dani y no me
hubiera pasado la mayor parte de mi maldito día trabajando en uno, después
de correr a la abadía para asegurarme de que Jo estuviera bien. Ella tenía
novedades seriamente enfermas para mí acerca del nuevo y segmentado
Unseelie, pero aparte de eso, no había querido hablar mucho. Creo que está
bastante molesta conmigo. Nada nuevo ahí. Si no hubiera ninguna sidhe-sheep
molesta conmigo, no sabría quién soy, o si la Tierra todavía estaba orbitando
alrededor del sol—. Me estoy comportando. Ella está a salvo. Simplemente
déjala en paz.
91
Él sonríe ligeramente.

—¿O qué, niña?

—Sabes una cosa, amigo, si no pones un signo de interrogación al final de


tus preguntas, no las contestaré más. Es de mala educación.

Se ríe. Odio cuando se ríe. Eso intenta ponerme de vuelta en el nivel porno
de Chester’s y eso simplemente me da asco, así que vuelvo a hacer la cosa de la
estática en mi cabeza.

Paso junto a él congelando el cuadro tan rápido que su cabello enseguida


vuela por el aire. Me aseguro de pasar a través de un montón de polvo, y le doy
un pequeño giro adicional a mi talón cuando paso zumbando por ahí de modo
que sale disparado directamente hacia su nariz (¡un truco que perfeccioné en la
abadía!). Él estornuda. Igual que una persona normal. Estoy medio sorprendida
de descubrir que de hecho respira.

El frío me impacta como una pared de ladrillos y por un segundo no puedo


respirar.
Entonces lo siento contra mi espalda, a centímetros de mi metafórica rueda
trasera como si estuviera aprovechando mi congelación de cuadro. Me pone
nerviosa. Calienta mi temperamento y es fácil respirar de nuevo.

Como en el primer escenario que él me mostró, un helado silencio llena el


espacio como esas mañanas con fresca nieve recién caída cuando nadie más
está despierto y el mundo está más calmado aún de lo que nunca pensaste que
podría estar, hasta que das el primer paso que chirría en el cúmulo de nieve.
Siempre quise tener una gran pelea de bolas de nieve con alguien en mañanas
como esas, pero nadie había sido capaz de seguirme el ritmo alguna vez.
Lanzarle bolas de nieve a la gente es como derribar latas de una cerca con una
pistola de aire comprimido.

Atravieso volando el almacén, revisando todo, fascinada a pesar de ser


ordenada y mandada aquí. Me encanta un buen rompecabezas. ¿Qué está
congelando estos lugares y por qué?

Unas cuantas docenas de Unseelies están congelados en la entrada.

Ryodan tiene obreros de castas inferiores trabajando para él. Hay un montón
de Rhino-boys congelados en mitad de la acción. Al igual que el subclub en
Chester’s, el lugar está extremadamente frío. Hace que mi corazón se sienta
embotado y apretado. No dejo de moverme, no me detendré por nada.
92
Los Rhino-boys están congelados cargando y descargando tarimas y cajas, la
piel gris cubierta de blanco, barnizada con una capa transparente de hielo. Lo
que fuera que les sucedió pasó rápido. No tuvieron advertencia. Sus
expresiones congeladas son completamente normales.

Bueno... tan normal como podría lucir un Unseelie alguna vez. Creo.

Paso zumbando alrededor de dos corpulentos, examinando sus rugosos


rostros de rinocerontes, bocas acuchilladas con los colmillos al descubierto,
analizando ese pensamiento.

Se me ocurre que tal vez sus expresiones no son normales. Estoy basando
mis suposiciones en lo que sé de los humanos, en cómo reaccionan nuestros
rostros. Christian es la prueba de que no puedo hacer eso. Ni siquiera puedo
descifrar cuándo Christian está sonriendo.

La lógica exige que elimine la suposición de que los Rhino-boys no tuvieron


advertencia. ¿Un Rhino-boy puede lucir aterrado? No lo sé. Tal vez demuestran
su miedo con algo tan pequeño y extrañamente Fae como un diminuto destello
en tonos del arcoíris en sus pequeños ojos brillantes, y la escarcha blanca está
ocultándolo. Nunca me he dado cuenta cómo lucen sus rostros cuando los
mato. Por lo general estoy demasiado ocupada buscando al siguiente que
planeo apuñalar. Repentinamente estoy ansiosa por encontrar uno esta noche y
llevar a cabo una prueba. Cualquier excusa para matar a un Unseelie es una
excusa formidable.

¿Qué haría algo como esto?

¿Y por qué?

Tiene que ser un Fae porque sencillamente no puedo ver a un humano


arreglándoselas para construir una pistola de rayos congelantes que funcione a
esta escala solo para andar vigilante.

Por otro lado… tampoco puedo eliminar la posibilidad.

Hasta ahora, los dos lugares que he visto congelados son exactamente el tipo
de lugares que yo misma congelaría. Si tuviera un arma tan perversamente
genial.

La mayoría de la gente no creería que alguien que puede moverse como yo,
luchar y oír como yo, podría existir. Ergo, no puedo descartar la posibilidad de
que alguien más pueda ser tan inteligente que descubrió cómo construir una
enorme pistola de rayos congelantes capaz de reducir la temperatura de los
lugares para congelar los objetos en el espacio. Con tiempo suficiente, creo que
Dancer podría arreglárselas. ¡Él es así de inteligente!
93
Maldición. Tengo hechos y ninguna conexión. No puedo deducir nada.
Todavía.

De repente veo más allá de las figuras congeladas.

El almacén está lleno de cajas, cajones y tarimas, amontonados por todas


partes. Hay una pieza de cosas electrónicas congeladas que luce como un
equipo de audio de algún tipo. Supongo que tal vez para el club. Las cajas están
apiladas hasta el techo, y más cosas estaban siendo traídas cuando lo que sea
que sucedió tuvo lugar.

Llego a una conclusión completamente clara: ¡Ryodan es el tipo que está


vaciando las tiendas! Acechando a los humanos justo como los Unseelie.
Robándonos nuestra habilidad de sobrevivir para que él pueda vendérnosla a
cualquiera que sea el costo que decida demandar.

Todo está congelado. Cada parte de ello.

Me pregunto si algunas de las cosas comestibles se pueden descongelar y


salvar. La gente va a morir porque él es un cerdo demasiado codicioso.

Estoy tan furiosa que abro un cajón de un golpe cuando paso zumbando.
—Ups —digo, toda inocente y como si fuera un accidente. Astillas de
madera, de dos por cuatro, salen volando en todas direcciones.

Armas automáticas explotan entre los restos y se deslizan por el piso


congelado, donde chocan contra un Unseelie congelado que se rompe como
pequeños duendes de cristal.

De acuerdo, así que ese cajón tenía armas dentro. Eso solo significa que
pateé la caja equivocada. Estoy tan segura de que él es el imbécil que está
acaparando la comida que pateo otra, sin siquiera fingir que fue por accidente
esta vez. Más armas.

Entro en un frenesí de golpear. Cada vez que destrozo una caja o un cajón
que contiene municiones o armas, me pongo más furiosa. Supongo que él me
ocultaría la comida antes de traerme aquí. Estoy a punto de patear el quinto
cajón cuando Ryodan repentinamente me tiene colgando en mitad del aire por
el cuello de mi abrigo, cargándome como a un costal de papas sobre su
hombro de nuevo, sacándome a toda velocidad por la puerta, me estrella contra
un poste de teléfono y dice:

—¿Qué mierda te sucede? —En el preciso instante en que todo el edificio


estalla.
94

—Amigo, ¿estás armando estos lugares para que exploten? —digo en el


camino de regreso a Chester’s—. ¿Se trata de otra de tus estúpidas pruebas?
¿Tengo que resolver tu pequeño misterio en los tres segundos que tengo para
examinarlo antes de que la escena vuele en mil pedazos? —El edificio entero
había estallado hacia afuera, a lo largo de una cuadra. Apenas habíamos
escapado congelando el cuadro de la zona de metralla.

—Perdí una gran cantidad de propiedad personal en ambas explosiones. No


sacrifico nada que sea mío de lo cual podría obtener beneficios.

—Lo cual se traduce en que, mientras que sea útil, como piensas que soy
tuya, no voy a… —Arrastro un dedo a lo largo de mi cuello.

—Niña, podrías simplemente molestarme hasta que te mate.

—Lo mismo digo, jefe.

Él sonríe y siento que comienzo a sonreír en respuesta y eso me enoja así


que miro por la ventanilla y me concentro en realidad en el paisaje que puedo
distinguir en la rosácea luz de la luna, el cual no es mucho porque las Sombras
se llevaron todo lo que vale la pena mirar aquí afuera. Tengo tres escondites
por este camino y un alijo grande. No sabía que Ryodan también se refugiaba
aquí. Abandonaré este distrito tan pronto como tenga tiempo para reubicarme.

—Observaciones —dice él.

—Cuatro guardias imperiales Unseelie fueron lo único común que fui capaz
de aislar que fuera endémico de las dos escenas. —Habían estado de pie,
armados, en las puertas de embarque, supervisando la entrega.

Él me da una mirada de soslayo.

—Vaya. Eso fue, como, una frase completa. Con sustantivos, verbos y tejido
conjuntivo. Endémico. Palabra elaborada.

—Descuidado, amigo. Deberías haber omitido esa parte del tejido


conjuntivo.

—Nada más.

Le doy una mirada. Odio sus oraciones-preguntas. No las voy a contestar


más.

Se ríe. 95
—¿Nada más? —Su voz se eleva en el “más” una centésima de nota más alta
que en la palabra “nada”, una concesión que solo alguien como yo, con súper
audiencia sería capaz de percibir. Aún así, es una concesión. De Ryodan. Algo
más raro que el agua en el desierto.

—El hielo estaba formado por las mismas capas. Quizás escarcha.
Definitivamente escarcha dura. Hielo transparente por encima de todo. La
escarcha dura es rara. El hielo blanco viene de la congelación de la niebla. ¿Qué
hacía la niebla en el interior de ambos edificios?

—¿Cómo estalló el lugar?

Pienso en lo que sucedió. Todo sucedió muy rápido y estábamos fuera, y él


estaba bloqueando mi visión, y yo estaba más centrada en sacármelo de encima
que en cualquier otra cosa. No me gusta, pero lo reconozco.

—No puedo sacar ninguna conclusión, de acuerdo a las circunstancias.

Él me mira de reojo otra vez.

—Hablando como tú, amigo, pensando que quizás podríamos terminar más
rápido con toda esta mierda. La comunicación es bastante difícil cuando todo el
mundo lo está intentando.
—Eso no es verdad. Dame tu mano.

—No.

—Ahora.

No hay forma que le de la mano.

Él dice algo suave en un idioma que no entiendo. Mi brazo tironea hacia


arriba. Observo con horror mientras mi mano pasa hacia su lado del Humvee,
con la palma hacia arriba.

Él deja caer un Snickers en ella, murmura algo y mi mano es mía una vez más.
Me pregunto cuándo, cómo y por qué mi maldito apetito se convirtió en asunto
de todos.

—Come.

Pienso en tirarle la barra de chocolate a la cara o por la ventanilla. Me niego a


permitir que mis dedos se cierren alrededor de ella.

Pero segura me vendría bien.

Él frena, se detiene en medio de la calle, se vuelve hacia mí, toma el cuello de


mi abrigo, tira de mí hasta que paso por encima de la separación entre nuestros
96
asientos y se inclina hacia adelante. Nuestras miradas se encuentran. Estamos
quizás a unos veinte centímetros de distancia, y creo que la única razón por la
que mi nariz no está en contacto con la suya es porque uno de los soportes de
mi MacHalo está casi tocando su frente. Mi trasero ya no está tocando el
asiento.

Nunca he visto ojos tan claros como los que tiene Ryodan. La mayoría de la
gente está atestada de emociones, con líneas alrededor de ellos como cicatrices
de guerra. Puedo decir al mirar a los adultos si han pasado sus años riendo o
llorando o resentidos con todo el mundo. Oigo a las madres decirles a los hijos
cuando ponen caras raras: “cuidado, tu rostro se quedará así.” Y realmente es
así. A edad madura, la mayoría de la gente lleva escrito en su rostro lo que sea
que hayan sentido más para que todo el mundo lo vea. Amigo, ¡tantos de ellos
deberían estar avergonzados! Por eso me río tanto. Si mi rostro se va a quedar
así, me va a gustar mirarlo.

Mirar a Ryodan es como mirar al diablo a la cara. Es obvio que él ha sentido


mayormente… nada. Despiadado. Un tipo frío.

—No volveré a hacerte daño a menos que tú me obligues, Dani.


—Tú eres el que tiene la oportunidad de decidir qué constituye la definición
de “obligar”. Hay un montón de lugar para maniobrar ahí.

—No necesitas espacio para maniobrar.

—Porque aniquilas.

—Otra de esas palabras bonitas.

—Amigo. ¿Qué acabas de hacerme?

—Te di lo que necesitabas pero fuiste demasiado terca para tomarlo. —Él
cierra mis dedos alrededor de la barra de chocolate con los suyos. No puedo
sacármelo de encima con la suficiente rapidez—. Come, Dani.

Me deja caer de nuevo en mi asiento, pone el Humvee en marcha y arranca.

Mastico la barra de chocolate a pesar del sabor amargo de mi boca,


pensando en cómo solía ser invisible.

—Los superhéroes nunca son invisibles —dice—. Solamente se engañan a sí


mismos.

Volviendo la cabeza hacia los edificios que pasan volando, arrugo el rostro y
saco la lengua.
97
Se ríe.

—Espejo retrovisor, niña. Y cuidado. Tu rostro de quedará así.

Salgo a las calles con cajas de diarios recién impresos (¡amo el olor a tinta
fresca!) en un maltrecho carrito de compras al minuto en que mi tiempo es mío
otra vez. Puedo correr con un carrito y pegar mis periódicos en los postes más
rápido de lo que podría hacerlo en una motocicleta. Mi motocicleta es para el
placer, para el tiempo de pura relajación, cuando no tengo nada más que pese
sobre mí, cuando no estoy, como siempre, salvando al mundo. No tengo
oportunidad de montarla mucho.

El recordatorio de Ryodan de que debo reportarme a trabajar todas las


noches a las 8 P.M. en punto todavía resuena en mis oídos, volviéndome loca.
¿Qué mierda puede tener con lo que poder torturarme todas las noches? ¿Está
congelando estos malditos escenarios él mismo solo como excusa para meterse
conmigo?
Me dirijo al oeste y comienzo mi ruta habitual. Es un poco después de la
medianoche. No debería llevarme más de un par de horas; luego volveré a
buscar a Dancer. Estoy un poco preocupada por él. La mayoría de las veces que
se ha ido a otro lugar sin decírmelo, han sido solo unos días. No conozco todos
sus lugares al igual que él no conoce todos los míos, pero seguiré revisando
aquellos que sí conozco.

Tengo algunos puestos, postes y bancos que la gente visita con frecuencia,
como puestos de diarios habituales, esperando mis últimas informaciones. La
gente probablemente haya estado un poco preocupada porque mi diario está
atrasado y todo. Tengo información importante que compartir esta noche.

Miro mi diario, orgullosa de él. La tinta es fresca y limpia, y luce realmente


profesional.

El Diario de Dani
98
21 de mayo, 1 DCM

¡Nueva Casta de Unseelie!

¡Actualicen su Manual DDD!

¡TRAÍDO HASTA USTED EXCLUSIVAMENTE POR EDD27, SU ÚNICA FUENTE


PARA LAS ÚLTIMAS NOTICIAS DENTRO Y ALREDEDOR DE DUBLÍN!

¡Amigos, descubrí un nuevo tipo de Unseelie en Chester’s!

A éste lo llamo Papa Roach28, ¡y no me refiero a la banda! Tomen nota: tiene


entre noventa centímetros y un metro veinte de altura, con un cuerpo
segmentado color marrón-violáceo brillante, seis brazos, dos piernas y la
27
EDD: El Diario de Dani.
28
Papa Roach: literalmente, Papa Cucaracha, pero también refiere a grupo americano con un
video muy famoso de su canción “De humanos y de insectos” en el que aparecía un garaje lleno
de cucarachas.
cabeza más pequeña que viste jamás, del tamaño de una nuez, con ojos como
pequeños huevos de pescado. Puede dividirse en segmentos del tamaño de
cucarachas que se arrastran dentro de tu ropa y se meten debajo de tu piel…
¡LITERALMENTE!

Si ves venir a esta cosa, corre como alma que lleva el diablo, porque aún no
he encontrado la manera de acabar con él. Puedes llevar una lata de laca para el
cabello o llenar una botella de spray con gasolina y llevar siempre un montón
de cerillas encima (yo tengo un soplete). De esta forma si te arrinconan, puedes
rociarlas y prenderles fuego. No las mata, pero seguro que las mantiene
ocupadas mientras huyes.

¡Seguiré informando, Dublín!

¡Dani, cambio y fuera!

No les digo que la peor parte es lo que Jo me dijo esta mañana: que algunas
de las meseras en Chester’s animan a los bichos a meterse debajo de su piel. No 99
quiero darles ninguna idea. Este Unseelie tiene una especialidad: se alimenta de
la grasa humana. ¡Abracadabra, cintura pequeña! ¡Hola bicho, adiós celulitis!
¿No te gustan esos muslos con hoyuelos? Usa los bichos. Los muros no llevan
caídos el tiempo suficiente como para que la gente se ponga delgada en forma
disópica, o con la sexualidad amplificada de tanta realeza Fae caminando por
ahí con la promesa de una potencial inmortalidad, el énfasis sobre la moda y la
belleza nunca ha sido más extremo.

Jo me dijo que un par de meseras están muy orgullosas de tener uno. Se está
convirtiendo en un símbolo de estatus o algo así, como las extensiones de
cabello o las operaciones de senos. Jo dijo que las meseras afirman que no
matan a los humanos, solo se comen su grasa y que difícilmente pueden
sentirlos en su piel.

Creo que es mentira. Creo que se enganchan a ellos porque obtienen más de
los humanos que solo grasa. Creo que experimentan todo lo que su “anfitrión”
experimenta: el placer, el dolor, lo que sea. Los Unseelie están llenándonos de
bichos y nosotros se los permitimos. Invaden nuestros cuerpos y reúnen
información desde el interior, luego se reportan con Papa Roach, quien
probablemente informa a los príncipes Unseelie sobre como acecharnos mejor.
¿Qué piensan esas meseras idiotas? ¿Que el bicho eventualmente regresará a su
propio cuerpo y las dejará todas hermosas y delgadas, sin ningún tipo de daño?
¡Amigo, es un Unseelie! Siempre hay una trampa.

Doblo rápidamente una esquina hacia mi primer poste, el carrito de compras


traqueteando.

Cuando veo uno de mis periódicos de la semana pasada todavía colgando,


con un brillo color blanco-rosáceo bajo la luz rosada de la luna, me sorprende.
La gente siempre los quita, se los lleva a casa, donde quiera que eso sea. Muy
pocos se quedan atrás.

A medida que me acerco, me doy cuenta de que no es mi periódico.

¿Qué mierda? ¿Qué hay en mi poste? La gente sabe que debe dejarme las
notas en la Oficina General de Correos.

Entro en modo de cámara rápida, pegando mi nariz a él.

Estoy tan asombrada que mi mandíbula casi golpea el pavimento.

El Diario de Dublín
100
20 de mayo, 1 DCM

¡SU ÚNICA FUENTE DE NOTICIAS CREÍBLES EN Y ALREDEDOR DE LA NUEVA


DUBLÍN TRAÍDO A USTEDES POR WECARE29! ¡LES TRAEMOS TODAS LAS
NOTICIAS QUE IMPORTAN!

¡LOS AYUDAREMOS A SOBREVIVIR!

WECARE

—Gah, amigos, ¿cómo se puede plagiar tanto? —Arranco el panfleto


ofensivo de mi poste y casi dejo caer la cosa, mis ojos están muy asustados—.
¿”El Diario de Dublín” y no “El Diario de Dani”? Como, ¿quizás podrían tener un
pensamiento original? Sagrados monos imitadores, ¡me robaron mi
introducción! ¡Apenas cambiaron alguna maldita palabra!

Lo analizo rápidamente.
29
WeCare: significa “nos importa”.
No se dejen engañar por periódicos de IMITACIÓN. El Diario de Dublín es el
ÚNICO diario que necesitarán siempre. ¡¡¡PODEMOS AYUDARLOS A CONECTAR
LA ELECTRICIDAD Y EL AGUA!!!

¡Únansenos ahora!

A diferencia de los periódicos de IMITACIÓN, WeCARE entrega todas las


noticias importantes directo en tu puerta, sin importar cuán difícil sea llegar a tu
“puerta”.

¡NO se expongan a amenazas terribles en las calles para leer


SOBREDIMENSIONADOS ALARDES JUVENILES que les aconsejan involucrarse
con peligrosos fuegos artificiales y batallas!

WeCARE vendrá a TI.

WeCARE peleará tus batallas POR TI.

WeCARE te mantendrá a salvo y EN LA LUZ.

¿Quién se preocupa por ti? NOSOTROS lo hacemos.

WeCARE.
101

—¡Buh! —Es todo lo que se me ocurre—. ¡Buh! —digo otra vez. Ni siquiera
puedo soportar seguir leyendo. Lo hago una bola y lo machaco hasta formar
una bola dura y pequeña. Finalmente me las arreglo para balbucear—.
¿Imitación? —Estoy tan perturbada que ni siquiera puedo maldecir. Apenas
puedo hablar—. ¿Sobredimensionados? ¿Quién escribe esta tontería?

¡He estado manteniendo a Dublín segura e informada desde el pasado mes


de octubre! Meses de entregar alimentos y suministros a la gente que estaba
demasiado asustada como para salir de sus escondites. Meses de luchar contra
los monstruos, de encontrar y recoger a todos los niños pequeños que
quedaron huérfanos en Halloween cuando sus padres estaban fuera celebrando
y no volvieron a casa porque fueron devorados por Sombras o algún otro
Unseelie. Meses de recoger a la gente y llevarla ante el Inspector Jayne para que
pudieran aprender a pelear.

Nadie más se molestó en dar un paso adelante y ayudar a la gente a


sobrevivir.
¿Y ahora esto?

¿Estoy siendo ofendida por algún periódico que está fingiendo que yo soy la
que finge?

—Voy a patear unos cuantos traseros —murmuro. Tan pronto como


descubra quiénes mierda son los We-jodidos-Care.

Paso las siguientes horas zumbando alrededor de mi ciudad, arrancando las


estúpidas cosas de mis postes y colocando El Diario de Dani.

Usaron mis postes. Ni siquiera pudieron encontrar sus propios lugares para
ponerlos.

Llegaron a MI gente usando MIS postes. Malditos estúpidos imitadores. Estoy


tan furiosa que hecho vapor. Si alguien estuviera mirando desde arriba, todo lo
que vería sería un borrón en movimiento que deja dos columnas de puro enojo
saliendo de mis orejas.

Me imagino que mañana será un día mejor.

Últimamente, parece que todo lo que me imagino es erróneo.

102
Traducido por Susanauribe

Corregido por Simoriah

C uatro noches él ha venido a mí, murmurando mi nombre.

Kat, dice y hace de esa sola sílaba una exquisita melodía con la que ni
siquiera un coro de orquesta divino de todos los ángeles del cielo podría
competir.

Él repica mi nombre en el idioma de los Unseelie y hace que mis orejas


zumben hasta que mi mente está vacía de todo pensamiento, hasta que mis 103
ojos son incapaces de contemplar cualquier visión excepto él. Es tan hermoso
que el solo mirarlo me hace llorar, y cuando me limpio las lágrimas de las
mejillas, mis manos salen teñidas de rojo por la sangre.

Me despierta pero no me despierta.

Me lleva a un lugar que es tan perfecto, sereno y libre de preocupaciones que


quiero quedarme allí por siempre.

Kat, dice, mi nombre es Cruce. No V’lane. Estaba tan cansado de usar su


brillante rostro dorado. Él nunca fue la mitad de Fae que yo soy. Te tengo en El
Sueño, ¿no es hermoso? ¿No te sientes divina aquí conmigo? No necesitas
temerme. No soy lo que parezco.

Estoy en peligro.

Terrible peligro.

Y no puedo contárselo a un alma porque todas me miran para que las guíe,
para ser fuerte y que les muestre el camino.

30
“Cat Scratch Fever”: canción de Ted Nugent. La expresión “cat scratch fever” hace referencia al
sexo.
Soy su esperanza.

Me temo que “su esperanza” pronto estará más allá de toda esperanza

¡Juzgaron tan duramente a Rowena! No tienen idea de a qué se enfrentó.


¡Dios sabe cuántos años resistió tormentos similares antes de sucumbir! Quién
sabe qué calibre de persona era antes de que el Sinsar Dubh manipulara su
mente. ¿Le sucedió cada noche como me sucede a mí? ¿La oscuridad debajo de
nuestra fortaleza de piedra fue directo hacia su cabeza, su corazón, su cama, en
el momento que se acostaba e intentaba renunciar por unas pocas horas
robadas al pesado manto del mandato?

No puedo evitar preguntarme si esto no ha estado sucedido por miles de


años. Si el Rey Unseelie sabía cuando enterró a su mortal alter ego debajo de
nuestro suelo sagrado y nos encargó cuidarlo, luego infundió nuestra sangre
con la suya para hacernos más fuerte, ¿o es el verdadero beso del mal en
nuestras venas lo que nos hace débiles?, cuánto infierno iba a causar en la
tierra. Las vidas de cuántas arruinaría. Cuántos humanos morirían un día.

Me pregunto si miles de veces antes que yo una mujer estuvo en la posición


que ocupo, asumió el liderazgo de nuestra Orden, y fue inmediatamente
sometida a la prueba de voluntad más fuerte jamás imaginada: ser asediada por
la insidiosa seducción del Sinsar Dubh.
104
Tómame, libérame, sé invencible, salva al mundo.

Oh, el canto de sirena del poder. Incluso yo, a quien no le importa nada el
poder, no soy inmune.

No creo que alguna vez haya estado en silencio allí abajo. ¡Ni por un
momento!

No creo que ninguna Gran Maestra alguna vez fuera liberada.

¡Increíble que lo mantuviéramos oculto por tanto tiempo!

Vino a mí esa primera noche que el Rey Unseelie lo aprisionó debajo de


nuestro hogar. Yo dormía, y mientras estaba vulnerable, vino a mí en mis
sueños. Ha venido a mí cada noche desde entonces.

Intenté con píldoras para dormir. Solo me drogaban, volviéndome más


vulnerable a los placeres de la tentación.

Se muestra ante mí, en toda su gloria. Me muestra cuán hermoso es Cruce y


que siempre lo fue. V’lane era una pálida imitación de lo verdadero. Cruce es
negro y blanco, brillante y duro, fuerte y perfecto. Envuelve alas de terciopelo
alrededor de mí y me hace sentir cosas que nunca he imaginado.
Estoy de acuerdo con Margery.

Quiero esa cámara llena de concreto, acero o plomo, o cualquier cosa que
pueda bloquear el camino entre él y yo.

No sé una décima parte de los hechizos que Rowena sabía. Y aun así falló.

¡Ni siquiera puedo cerrar la puerta!

La noche en que El Libro fue puesto a descansar, dejé la cámara en


celebración, con el corazón sintiéndose más ligero de lo que se había sentido
en mucho tiempo. Finalmente el Sinsar Dubh estaba fuera de las calles, y
aunque el método de confinamiento no era del todo lo que esperaba, había
imaginado un indulto. Un tiempo para descansar y reconstruirse, tiempo
precioso y necesario para entender los muchos cambios en nuestras vidas, la
infinita matanza, hora de estar de duelo por la pérdida de nuestras muchas
hermanas.

No fue así.

Viene a mí con sus promesas y sus mentiras, con su belleza y deseos


desencadenados, y dice que soy todo lo que necesita. Dice que yo y solo yo
puedo gobernar a su lado y que mi don especial de empatía emocional me
hace una mujer capaz de comprenderlo verdaderamente en un grado profundo;
105
en ese raro e intransigente nivel de vínculo emocional que un Príncipe Unseelie
debe tener, o sin el cual se volverá loco. Dice que soy su única pareja posible y
que ha esperado una eternidad para tenerme.

Afirma que está siendo acusado equivocadamente, y que todos estamos


siendo engañados. Dice que no es el Sinsar Dubh. Alega que en el momento en
que fue apresado en su bloque de hielo, el Rey lo tomó todo de nuevo.

Dice que estamos siendo engañados por un inteligente, astuto y loco


gobernante al que no le importan sus hijos, al que nunca le han importado, que
solo ama a su concubina y que una vez que volvió a tenerla en sus brazos,
también reclamó el poder del Sinsar Dubh. Dice que la concubina todavía no es
completamente Fae, y que el Rey recuperó sus hechizos para poder reanudar su
trabajo, que todo fue un juego de manos en la cámara esa noche.

Me dice que lo hizo aparecer como el villano una vez más para que no
tuviéramos que buscar demasiado en el Rey Unseelie, para que en cambio nos
preocupáramos por contener al único príncipe capaz de detenerlo cuando
decida que nuestro mundo es prescindible, lo cual Cruce me asegura que el rey
hará algún día… y no muy lejos en el futuro.
Me dice que debo ser la salvadora de la humanidad. Cuando esté lista, él me
mostrará el camino para liberarlo. Me dice que solo yo soy lo suficientemente
fuerte, lo suficientemente sensata, para ver la verdad cuando ésta esté frente a
mí, lo suficientemente sabia para tomar las decisiones difíciles.

¡Él habla con lengua bífida31 y lo sé!

Y aun así estoy perdiendo la batalla.

En la mañana despierto oliendo a él. Saboreándolo en mi boca, sintiendo su


lengua en mi piel. Llena de él, como ningún otro hombre me ha llenado jamás:
cuerpo, mente y alma. Me hace el amor y me resisto pero de alguna manera no
me resisto. En mis sueños digo que no pero lo hago de todos modos y amo
cada momento exquisito y que carboniza almas. Me despierto viniéndome una
y otra vez por mi amante invisible. Estremeciéndome de calor.

Y necesidad.

Y vergüenza.

Mis hermanas cuentan conmigo. Soy su líder.

¿Cómo sobreviviré a esto? ¿Cómo evito que venga a mí? ¡Debe haber
hechizos para bloquearlo, conjuros, runas para ubicar alrededor de mi cama! 106
Quizás debería dejar la abadía ahora, antes de que sea demasiado tarde.
¿Puedo dejar a mis hermanas? ¿Me atrevo a dejar a mis hermanas? Si no me voy
ahora mismo, ¿alguna vez volveré a tener la fuerza de voluntad para irme, o me
encontraré allá abajo una noche, las manos temblorosas en las barras, dispuesta
a hacer lo que sea para liberar a Cruce?

¿Cuántos murieron la noche en que Rowena dejo salir el Sinsar Dubh,


cuántos asesinatos pesaron en su conciencia? ¿Tenía siquiera una conciencia
para ese momento o había sido corrompida completamente?

¿Quién gobernará si yo me voy?

No hay garantías de que la próxima mujer será más fuerte que yo, o más
capaz de resistir su seducción. ¿Cuánto duraría Margery, frente a tal tentación?
¿Cuán cruel podría volverse con el poder del Sinsar Dubh ennegreciendo su
corazón?

Que Dios me ayude, debo quedarme.

Debo ganar esta guerra silenciosa e invisible, sin que nadie se entere.

31
Lengua bífida: en inglés “forked tongue”, significa hacer falsas promesas o hablar
deshonestamente.
Que Dios me ayude.

107
Traducido por Simoriah

Corregido por Mari NC

—A quí estás —dice Jo mientras paso arrogantemente por el


subclub de niños—. Son casi las ocho treinta. Creí que se
suponía que debías estar aquí a las ocho. —Lleva maquillaje. Nunca lleva
maquillaje. E hizo algo brilloso con sus párpados y entre sus pechos. Me enoja. 108
No sé por qué cambió. Estaba bien justo como era.

Las palabras “se suponía que debías estar aquí” me irritan hasta
despellejarme. Son insultos amontonados sobre la injuria. Tuve un día
asqueroso. Ya me está tomando todo mi autocontrol esconder cuánto me mata
ver a Jo atendiendo mesas, vistiendo una corta falda kaki, sirviendo a los Fae.
Pero lo contengo porque si permito que una onza de eso se vea, ¿quién sabe
qué podría hacer Ryodan? El tipo es tan impredecible como un Agujero Fae
Interdimensional, esas piezas de la fracturada realidad Faery que flotan por ahí
en los que nunca sabes que estás dentro hasta que estás hundida hasta el
trasero en caimanes.

—Mac te está buscando —dice.

Curioseo alrededor salvajemente, intentando buscar en cada subclub de


Chester’s a la vez.

—¿Está aquí?

32
“Trouble ahead, trouble behind”: parte de la canción “Casey Jones” de The Grateful Dead.
—¿Qué? —Jo me mira en blanco, y me doy cuenta de que debo haber
hablado a alta velocidad. Eso sucede a veces cuando me agito. Comienzo a
vibrar, y creo que toda la gente oye el quejido agudo de un mosquito.

—¿Está aquí? —Bajo la velocidad por un segundo para hablar y luego acelero
el curioseo.

—No. Se fue con Barrons hace media hora. Te vas a ocasionar un


traumatismo cervical si no bajas la velocidad de los movimientos de tu cabeza,
Dani. Es escalofriante cuando haces eso. No se vieron por poco. Si hubieras
llegado a tiempo, no hubiera sido así. ¿Qué sucede? Te pusiste blanca como
una sábana.

Si hubiera llegado a tiempo.

¿Mac vino aquí a buscarme? ¿Me estaba cazando? ¿Sabe que se supone que
debo llegar a “trabajar” a las ocho?

Me siento mareada. Necesito hacer que la sangre vuelva a mi cabeza. A veces


creo que mi corazón y mis venas se aceleran sin el resto de mí, y se alejan de mi
rostro. Es lo único que explica cuán estúpida me pongo cuando me enojo o me
preocupo. Pero claro, los hombres funcionan de la misma manera con sus
penes, y no pueden acelerarse, así que quizás sea un error de diseño de los 109
humanos.

¿Sensación intensa? ¡Ja! Muerte cerebral instantánea.

—¿Dónde mierda está mi trago, perra? ¿Quieres algo de mí o qué? —gruñe


un Unseelie en una mesa cercana. Quiere decir eso, literalmente.

—Dime que no estás comiendo Unseelie —digo.

—¡Ew! ¡Nunca! —dice Jo como si no pudiera creer que lo preguntara.

—¿Te hiciste reflejos en el cabello?

Lo toca, con una sonrisa tímida.

—Unos pocos.

—Nunca tuviste reflejos. Y no usas maquillaje.

—A veces sí.

—Como, ni una vez en todo el tiempo en que te he conocido. Y nunca te he


visto con cosas brillosas en los senos.

Ella comienza a decir algo luego sacude la cabeza.


—¿Te estás arreglando para estos raros?

—Perra, dije, ¿dónde está mi trago?

Miro al Unseelie. Mira a Jo de arriba abajo, lamiendo sus labios finos y


desagradables como si ella fuera su siguiente comida. Demasiado personal.

Un Unseelie acaba de llamar perra a Jo. La presión aumenta en mi esternón.


Mi mano va a la empuñadora de la espada. Antes de que pueda cerrar un dedo
alrededor de ella, soy arrinconada por una cadena montañosa de hombres con
actitudes tan grandes como avalanchas. Estar en el medio de cuatro de los tipos
de Ryodan es como estar de pie en un glaciar mientras estás siendo
electrocutada. Nunca sentí algo así, excepto por el amigo mismo, y Barrons.

—Ese Unseelie llamó perra a Jo —digo. Claramente, el Unseelie merece


morir.

—El jefe dice que si matas un Fae en su área protegida, la mesera muere
frente a ti, muy lentamente —dice Lor—. Luego te matamos. Nunca volveremos
a recordártelo. Nunca volveremos a intervenir. Está sobre tu cabeza, niña.
Controla tu temperamento o la matarás. Tú. Nosotros somos meramente el
arma por la cual ella morirá. Y somos inventivos como la mierda cuando se trata
de muertes lentas. 110
Los ojos de Jo están enormes. Ella ve sus rostros. Sabe cuan temperamental
soy.

Suspiro y suelto la espada.

—Wow, amigo, nunca te he oído formar tantas oraciones completas, como,


nunca. Estás realmente locuaz esta noche. —La fuerza bruta es la forma normal
de Lor para lidiar con las cosas. Su idea de seducción es capturar y secuestrar.
No quieres atraer la atención del amigo. Terminas en su cama lo quieras o no.
Le doy una mirada siniestra. Me está diciendo que me controle, y la única forma
que veo de hacer eso dentro de Chester’s es quizás matarme a golpes con un
bastón de disturbios un par de veces y noquearme.

—Perra, dije, ¿dónde mierda está mi trago?

La furia casi hace estallar mi cráneo. Mi cerebro se vacía. La mano de la


espada se hincha, llena de sangre e impaciencia.

Jo me mira y se aleja.

Luego se va a jugar a atrapar y entregar con un Unseelie. Que no la está


respetando. Nunca voy a sobrevivir a esto.
Pero ella tiene que hacerlo. Yo también.

Me alejo, me abro paso entre los amigos con los hombros, asegurándome de
darle un buen codazo a Lor cuando paso.

Gruñe.

Agito mis pestañas hacia él.

Dice:

—Niña, necesitas que tu trasero crezca pronto.

—Qué divertido. Creo que todos los demás necesitan que sus traseros dejen
de crecer.

—Como a un caballo, cariño, alguien te va a domar.

—Nunca. Va. A. Suceder.

Estoy tan aburrida que me voy a volver loca, sentada en la oficina de Ryodan.
Pensé que íbamos a salir a investigar, a buscar pistas sobre lo que está
111
congelando estos lugares. Hasta ahora lo único que veo en común es Ryodan.
Los dos lugares que fueron congelados eran suyos, como si alguien lo tuviera a
él en la mira y a la escoria de la que yo protejo a la sociedad: Faes y humanos
que aman a los Fae. Se me ocurre que si suficientes de sus lugares son
congelados, y se corre el rumor, la gente comenzará a evitar Chester’s. El club
podría morir por falta de clientes.

—Uno solo puede esperar —digo enojadamente. Ryodan ni siquiera


reconoce que he hablado. Me muevo en la silla y le doy una mirada feroz a la
parte superior de su cabeza.

Está haciendo papeleo.

Ha estado haciendo papeleo por más de una hora. ¿Qué tipo de papeleo
puede ser necesario en este mundo alterado?

No dijo nada cuando entré, así que yo no dije nada.

Hemos estado sentados aquí en un silencio total por una hora, siete minutos,
y treinta y dos segundos.

Golpeteo una pluma contra el borde de su escritorio.


No voy a ser la que diga la primera palabra.

—Así que, ¿por qué mierda estoy aquí una vez más? —digo.

—Porque te lo dije —dice, sin levantar la cabeza de cualquier cosa estúpida


en la que esté trabajando.

—¿Vas a hacerme archivar después? ¿Soy Robin para tu Batman, o una


estúpida asistente temporal aquí para ayudar a sacarle punta a tus lápices? ¿No
tenemos mejores cosas que hacer, como resolver un misterio? ¿Quieres que
más de tus lugares sean congelados? ¿Solo estamos esperando que suceda?

—Robin y una estúpida asistente hubieran llegado a tiempo.

Me enderezo para salir de mi posición decaída, golpeteando más rápido.

—¿De eso se trata todo? ¿Me estás castigando porque llegué tarde?

—Chica inteligente. Deja de golpetear esa pluma. Me estás volviendo loco.

Golpeteo más rápido. Él también me está volviendo loca.

—¿Así que, si la próxima vez estoy, como, a tiempo, no tendré que sentarme
aquí y mirarte hacer cosas estúpidas que no puedo creer que siquiera hagas?
112
La mitad de la pluma, la parte que no está en mi puño, de repente es polvo
plástico. Pestañeo mirándolo.

No lo vi moverse, de tan rápido que aplastó la pluma. Ahora veo pequeñas


migas de plástico azul en el filo de su mano, tinta manchando el papel en el que
está trabajando. Me siento aun más derecha. Tengo mucho con que competir si
alguna vez voy a ser tan rápida como él.

—Hago lo que hago, Dani, porque lo mundano hace que el mundo de


vueltas. Quien controla el funcionamiento diario controla la realidad de todos
los demás.

—¿Es por eso que estás robando toda la comida?

—Ah, por eso te dio ese ataque de romper cajas. No. Acumulo armas.
Alguien más está acumulando comida. Eso es demasiado mundano incluso para
mí. Yo armo a la multitud, alimento la codicia. Alguien más se está preparando
para hacerlos pasar hambre.

Le doy una mirada de admiración a pesar de todo.

—¿Sabes lo que ha estado sucediendo? —Lo ha sabido por más tiempo que
yo.
—Alguien comenzó a vaciar las tiendas hace un tiempo. ¿Dónde has estado?

—Como, encadenada en el calabozo de alguien, amigo, ¿podemos por favor


ir a hacer algo antes de que me muera de aburrimiento? ¡Tenemos un misterio
que resolver!

Me mira. ¿Cómo pude alguna vez pensar que su rostro era imperturbable?
Éste dice oraciones completas.

Pongo los ojos en blanco.

—Tienes que estar bromeando.

Inclina la cabeza, esperando.

—¿En serio vas a hacer que lo diga?

Él cruza los brazos sobre su pecho.

Casi me ahogo con la lengua al intentar hacerlo salir. Pero haré lo que sea
para no tener que sentarme en su oficina toda la noche. Observar a los Unseelie
desde mis tenis se está poniendo viejo. He tomado notas mentales como loca.
Mi joven cuerpo necesita un poco de acción. Hay un cable eléctrico dentro de
mí, ardiendo bajo mi piel. Si no descargo, moriré. ¡Traigan la noche! ¡Hay cosas 113
sucediendo allí afuera y yo estoy atrapada aquí!

—Llegaré. A. Tiempo. La. Próxima. Vez.

—Bien. La próxima vez no tendrás que sentarte en mi oficina toda la noche.

Siete horas después se me ocurre que Lor podría tener razón. Yo podría
romperme. Siete horas de aburrimiento y soy un charco de buena disposición,
lista para hacer virtualmente cualquier cosa que garantice un cambio de
escenario. Puedo lidiar con las cadenas. Con el aburrimiento, para nada. Mi
cerebro se adelanta a mis pies y no me gusta pensar adónde estoy yendo. Solo
voy.

A las seis de la mañana en punto Ryodan levanta la vista y dice:

—Esta noche a las ocho, Dani.

Le doy una mirada feroz y me dirijo hacia la puerta. No se abre. La fulmino


con la mirada. Toda una noche desperdiciada. Más segundos pasan mientras
espero que mi carcelero me libere.
No hay muchos crímenes en mi libro. Tampoco muchos pecados.

Pero en la cima de esas dos listas está el matar el tiempo. Diviértete con él,
haz algo genial, juega video juegos, trabaja duro si quieres, pero haz algo. El
tiempo matado es un aborto, vida que nunca llega a ser vivida, ida, solo ida.
Una jaula y un collar mataron muchísimo tiempo.

Justo cuando estoy a punto de estallar, él hace algo y la puerta se retrae


dentro del liso muro de cristal.

Cuando salgo rápidamente le oigo decir:

—Desperdiciaste mi tiempo, Dani. Yo desperdicié el tuyo.

Me vuelvo como un rayo, los puños en la cintura.

—¡Eso es una mierda! ¡Ni siquiera fue proporcional!

—Rara vez lo será.

—¿Treinta malditos minutos me costaron nueve horas y media?

—La forma en que me tratas es la forma en que yo te trataré. Como soy más
grande y mayor, imagino que siempre será peor.
114
—Oh, ahora te pones todo proporcionado. Si vas a ser un imbécil tal como
eres de grande y viejo, amigo, eso es una seria imbecilidad. No es justo. No
puedes ser completamente desproporcionado un minuto y ser todo quid pro
quo33 al siguiente.

—Puedo ser cualquier cosa que quiera.

—Oh, ¿de quién es este maldito comic? —exploto—. Ésa es mi línea.

Él ríe y su rostro cambia. De repente no luce tan viejo. Luce feliz. Libre.
Totalmente diferente. Veo líneas alrededor de sus ojos de reír que nunca noté
antes. Mi mente retrocede directamente al nivel cuatro y lo veo detrás de esa
mujer una vez más y él gime como lo hizo esa noche, luego ríe, y casi me siento
descompuesta recordando. No sé qué me sucede. ¡Desearía nunca haber bajado
al nivel cuatro! Me quedo parada allí y lo miro boquiabierta.

La puerta se cierra en mi rostro.

33
Quid pro quo: expresión latina que significa “esto por aquello”.
—Llegas temprano.

Le doy una mirada rebelde. Por supuesto que cree que llego temprano por él.
No es así. Mac estaba en Chester’s anoche a las ocho. Creo que está cazándome.
Como no puedo llegar tarde para evitarla, tengo que llegar temprano.

—Se me rompió el reloj. Creí que estaba a tiempo.

—No usas reloj.

—¿Ves? Sabía que tenía un problema. Solo saldré a buscar uno. Volveré
mañana. A tiempo. —Las joyas se atascan con cosas en batalla. La única
concesión que hago es el brazalete que Dancer me dio que llevo ajustado al
brazo. Además, sin él por ahí, dando órdenes, quizás podría progresar con la
investigación.

—Ni siquiera lo pienses.

Me dejo caer en una silla en su oficina, cuelgo una pierna de un lado.

—¿Qué vamos a hacer esta noche? —lo digo justo como él. Sin inflexión al
final.

—Ah, Dani, si tan solo tomaras la instrucción tan bien en todas las cosas. 115
—Te aburrirías.

—También tú. Hay otros tres lugares congelados en Dublín.

—¡Tres! —Me enderezo en la silla—. ¿Todos son tuyos?

—Lugares locales. Sin ninguna relación conmigo.

Mierda, ahí va mi teoría sobre que él sea el blanco, junto con mi esperanza
de que Chester’s pueda tener una muerte lenta.

—¿Bajas?

—Alrededor de cincuenta entre los tres.

—¿Humanos o Fae?

—Humanos.

—¿Todos humanos?

Asiente.

Dejo salir un silbido. Cincuenta personas más muertas. La raza humana sigue
recibiendo golpe tras golpe.
—¿Entonces por qué te importa? No sucedió en tu territorio. Nada tuyo fue
dañado o destruido.

—Tengo otras razones para desear detenerlo.

—¿Como qué? Te mueves rápido como yo. Puedes superar cualquier cosa.
Puedes robar más cosas para reemplazar lo que fue congelado. Así que, ¿cuál es
el problema? —¿Qué motivos tiene un tipo como él?

—Los muros entre nuestros reinos fueron destruidos en Halloween. Desde


entonces las cosas han cambiado. Las leyes humanas de la física ya no son
leyes, son ilusiones. Es posible que partes de Faery se estén manifestando
espontáneamente, sangrando hacia nuestra realidad. Es posible que esté
sucediendo aleatoriamente, instantáneamente, y sin advertencia. No vi sorpresa
en el rostro de nadie en ninguna de mis propiedades. Arma una imagen más
grande, incluso para la gente que no puede moverse como tú o como yo.

Me enderezo en completa atención, ambos pies en el suelo, sin que esto me


guste en lo absoluto.

—Quieres decir que si sucediera en el lugar en que yo estuviera de pie,


estaría viva un segundo, muerta al siguiente. Ni siquiera lo sabría. ¡Solo me
moriría! —Mis manos forman puños. Estoy tan espantada que necesito pelear 116
contra algo ahora mismo.

—Exactamente. Muerte instantánea. Sin advertencia. Sin conciencia. No sé


qué hay de ti, pero eso me ofende como la mierda.

¡Sin llamarada de gloria, sin batalla épica! Tendría una muerte


completamente sin significado. Peor, ni siquiera lograría experimentarla.
¿Cuánto apestaría, pasar toda mi vida queriendo morir, y ni siquiera saber que
sucedió? Creo que la Muerte es como el último nivel de un video juego. Y si lo
que Ryodan está diciendo es verdad, y me congelo, nunca llegaré al último
nivel. Seré eliminada de la existencia en el penúltimo nivel. Quiero jugar ese
último nivel cuando sea el momento. Quiero saborearlo todo, incluso la muerte.

De repente estoy un ciento diez porciento dedicada a resolver este misterio.


Cincuenta personas más muertas junto a la posibilidad de una muerte
desprovista completamente de significado son una poderosa motivación. No
figuras en los libros de historia a menos que mueras de manera espectacular.
Aplasto pensamientos y los regurgito.

—Bueno, primero que nada, los humanos en tu subclub estaban un poquito


ensimismados con cosas como ser torturados y morir, así que es comprensible
que no notaran que estaban a punto de morir de otra manera sorprendente e
inesperada, y segundo, no puedo decir con certeza cómo luce la sorpresa en el
rostro de un Unseelie pero tengo una idea genial: iré abajo y mataré unos
pocos ahora mismo y recolectaremos un poco de datos empíricos.

No me molesto en mencionar que ya cacé y maté a media docena de


diferentes tipos esta mañana después de irme pero que todavía no pude decidir
qué significaban sus expresiones. Sus rostros simplemente no funcionan como
los nuestros.

Cuando él no se molesta en honrarme con una respuesta, digo:

—¿Tres nuevos lugares? —¿Qué hay si el “sangrado” comienza a acelerarse?


Podría haber una docena de lugares congelados pronto. Asumiendo que eso es
lo que está sucediendo, ¿cómo mierda vamos a detenerlo?

—Todos congelados anoche con pocas horas de diferencia. Dos de ellos ya


han explotado.

Me pongo de pie de un salto.

—¡Amigo, tenemos que ir al tercero, antes de que también explote!

117
Traducido por Sheilita Belikov

Corregido por Marina012

ruzo el puente Halfpenny a cámara lenta como una persona cualquiera.


C No aprendimos nada nuevo en la última escultura de hielo. Al igual que
las otras, explotó poco después de que llegamos. Congelé el cuadro para salir
de allí a través de la metralla de color carne pretendiendo que no eran partes
118
de dedos y rostros que había fallado en salvar.

Los nuevos lugares que fueron congelados no tienen nada en común que yo
pueda ver. Había dos que eran de esos pequeños pubs subterráneos que han
estado surgiendo por toda la ciudad, y un gimnasio donde tres personas fueron
congeladas haciendo yoga en medio de un montón de cuencos de cristal. ¿Qué
tan extraño es eso? ¡Gente haciendo yoga en tiempos como estos!

Hasta el momento he tenido un club subterráneo en Chester’s, un almacén


en las afueras de la ciudad, dos pequeños pubs en el centro de la ciudad y un
gimnasio. Humanos, Unseelie y guardias Imperiales en algunos lugares pero no
en otros, así que lo que sea que está sucediendo no parece estar apuntando a
una determinada persona como Ryodan o a un grupo de víctimas. Con cada
escena que veo parece más un evento aleatorio y espontáneo.

Estoy caminando penosamente, lo que no suelo hacer, porque estoy


pensando mucho y cuando pienso mucho además de congelar el cuadro choco
con un montón de cosas. Mis moretones se están desvaneciendo y a veces
intento tener mi color normal como por un día entero. Estoy demasiado

34
“Life is a highway, I wanna ride it all night long”: Parte del coro de la canción “Life Is A
Highway” de Rascal Flatts.
hiperactiva para dormir. Me pongo así algunas veces y no puedo hacer nada al
respecto salvo soportarlo. Necesito algo que hacer o me volveré loca.

Encuentro a Dancer en su penthouse favorito en una esquina en el lado sur


del río Liffey. Las dos paredes exteriores son ventanas sólidas de piso a techo
que dan a la calle. Cuando llego allí, está tendido en una alfombra bajo la luz
del sol sin camisa, con los ojos cerrados y los lentes en el suelo junto a él.

Dancer va a ser un hombre grande algún día, si alguna vez gana peso. La
última vez que nos medimos, era treinta y cinco centímetros más alto que yo,
larguirucho y delgado. Se olvida de comer. Su cabello es oscuro con un poco de
ondulación y nunca se lo corta hasta que le estorba, entonces me pide que lo
recorte. Es suave. Me gusta que le llegue a la barbilla como ahora, alejado de su
cara. Cuando usa sus lentes, que es prácticamente cada minuto que está
despierto porque es muy corto de vista (los odia y antes de que los muros
cayeran iba a hacerse el Lasik35), luce como un geek atractivo. ¡Nunca le diría
eso! Me gustan sus manos. ¡Sus pies son gigantescos! Sus ojos no son verdes ni
azules, son aguamarina, como si hubieran sido pintados por los Fae. Tiene
mejores pestañas que yo.

Cuando lo veo no le digo: “Amigo, dónde has estado, estaba comenzando a


preocuparme”, porque Dancer y yo no nos hacemos eso. Él sobrevivió a la caída 119
de los muros por su propia cuenta. Así como yo. Y no le digo: “¿Qué sucedió la
noche que Ryodan apareció y me llevó, adónde desapareciste?” No importa.
Estamos aquí ahora. Es como si de alguna manera supiéramos en nuestras
entrañas que nunca será demasiado tiempo, que el otro siempre va atravesar la
puerta un día, eventualmente.

Él se apoya en un codo cuando la puerta se cierra. Sabe que soy yo porque


tuve que desarmar diez trampas caza bobos antes de llegar a la puerta. Nadie
más podría atravesar una de sus ratoneras sin tropezar con alguna alarma.
Bueno, excepto por Ryodan, que parece ser la excepción a cada maldita regla.

Se me oprime un poco el corazón cuando lo veo. Nunca tuve hermanos, pero


creo que él es como un hermano para mí. Nunca puedo esperar para verlo de
nuevo, para contarle todas las ideas en que he estado pensando, las cosas que
he visto, y recibir su opinión acerca de todo. A veces, cuando nos vemos no
podemos dejar de hablar por horas y horas y nos emocionamos tanto que
comenzamos a trastabillar con nuestras palabras tratando de decirlo todo muy
rápido. Considero hablarle sobre las escenas congeladas y el misterio que estoy
investigando, pero no quiero que Dancer sea más grande en el radar de Ryodan
de lo que ya es. Que Ryodan siquiera sepa que existe me vuelve loca. Quiero a

35
LASIK (acrónimo de Laser-Assisted in Situ Keratomileusis): es una cirugía láser para corregir la
vista.
Dancer a salvo. Y lo conozco. Si tuviera la más mínima pista de un misterio tan
grande como éste, comenzaría a fisgonear en todo tipo de lugares que podrían
resultar en su muerte. No importa cuán súper impresionada esté con lo
inteligente que es. Ryodan es peor que la caída de los muros o el colapso del
mundo. No sobrevives si él no quiere que lo hagas.

—Mega, he estado pensando…

—¡Detengan las imprentas! ¿Necesito sacar una edición especial de El Diario


de Dani?

—Es posible.

Él sonríe y le sonrío de vuelta. Los pensamientos de Dancer tienen resultados


estelares. No creerías las bombas que puede construir. A veces hacemos estallar
cosas simplemente por diversión. Ya sabes, cosas que necesitan ser voladas de
todos modos, como lugares donde un montón de Sombras solían esconderse y
a los que tal vez regresarían algún día como pájaros en una ruta de migración,
si aún estuvieran allí.

—Me hiciste reflexionar acerca de los bebés de Papa Roach —dice.

—¿Sí? —Me acuesto bajo el sol junto a él, también apoyada en un codo,
frente a él. Me encanta ser capaz de ver sus ojos sin lentes de por medio. Es un
120
gusto raro.

—¿Sabes cuánto tiempo pueden permanecer separados de un cuerpo, ya sea


Papa o humano?

—No sé. Dancer, finalmente encontré Scream 4. ¿Quieres verla esta noche?

—La vi anoche —dice distraídamente, pasándose una mano por el cabello,


haciéndolo pararse de forma chistosa y totalmente sexy, y puedo decir por la
manera en que sus ojos están fuera de foco que está perdido en sus
pensamientos y no es consciente de las cosas a su alrededor. Se pone así
mucho.

—¿La viste sin mí? —Me siento lastimada. A Dancer y a mí nos encantan las
películas de terror. Nos atiborramos de ellas porque nos hacen reír. Tienen una
manera de poner el mundo en perspectiva. Habíamos estado buscando Scream
4 durante un tiempo, planeando verla. Dancer no suele ver películas solo, al
menos no que yo sepa.

—Pero la veré de nuevo. Estuvo buena.

—Genial. —Todavía me siento lastimada, a pesar de que no hay razón para


ello. La verá conmigo esta noche. ¿Y qué si la vio anoche, también? ¿Y qué si la
vio con otra persona? No me importan esas cosas. Lo que sucede cuando no
estoy cerca no tiene nada que ver conmigo—. ¿Qué hay con Papa Roach?

—Hacerlos estallar no funciona. Prenderlos fuego tampoco es bueno. Pero,


¿qué pasa si les impedimos regresar a un cuerpo? Cualquier cuerpo. Humano o
de los suyos. ¿Eso no resolvería el problema? Nuestro objetivo es evitar que
entren en más personas. Son inmortales, y tu tiempo es demasiado importante
como para perderlo corriendo detrás de miles de ellos con tu espada. Así que,
comencé a pensar, ¿qué hay de un plástico resistente en spray del cual sea
imposible escapar? Revestirlos e impedirles ser capaces de volver a unirse a
nada. He estado trabajando en una fórmula. Una vez esté terminada, podemos
llenar esos pequeños tanques de fertilización que robamos de la ferretería y
probarlo. Ya he arreglado un par de pulverizadores que se adapten.

Así que, ahí es donde él había estado. Y cuando terminó de trabajar anoche
vio una película para relajarse. No es gran cosa.

—Tengo algo que se endurece en seis milímetros de espesor. Todavía estoy


tratando de lograr que se gelifique en el perfecto grado de solidez. Creo que he
encontrado una manera de añadir hierro a la mezcla sin volverla demasiado
rígida. ¿Cómo se unen los segmentos a Papa? ¿Tentáculos? ¿Ventosas? ¿Cómo
se meten bajo la piel humana? ¿Puedes atraparme un par para probarlo en 121
ellos?

—Eres el Mejor, lo sabes —le digo.

—No, tú eres la Mejor —dice y sonríe, y lo decimos de ida y vuelta un par de


veces. Él cree que soy la Mejor porque de hecho puedo atraparlos. Yo nací con
mis dones. Dancer siempre está pensando, intentando encontrar maneras de
hacer mejor las cosas. Sobrevivir a la caída sin poderes especiales y sin amigos
me asombra un montón.

Nos relajamos en el suelo porque el sol en Dublín es poco común, y


hablamos de todo excepto cosas como dónde estuve cuando él estaba
dondequiera que haya estado. No le digo que estuve en un calabozo durante
casi cuatro días y él no pregunta. Eso me gusta de él. Los amigos no construyen
jaulas entre sí.

Vemos al sol moverse a través del cielo, y a veces él se levanta para traerme
cosas para comer. Me dice que ha estado revisando tiendas y que casi todas
han sido vaciadas. Tengo que detenerme tres veces de casi soltar la lengua
sobre las cosas congeladas que he estado viendo.

Cuando se están acercando las siete, comienzo a ponerme ansiosa y eso me


hace enojar porque no quiero tener que irme, pero alguien más está tirando de
mis hilos y tengo que ir. Tengo que ir a Chester’s lo suficientemente temprano
como para evitar a Mac pero no tan temprano como para que Ryodan se ponga
todo arrogante al respecto.

Suspiro.

—¿Algo te preocupa, Mega? —dice Dancer.

—Solo tengo que ir a hacerme cargo de algunas cosas.

—Pensé que íbamos a ver una película. Encontré una caja entera de Skittles36
en el aeropuerto. Y jerky37. Es lo más.

Me golpeo en la frente. Skittles, jerky y una película. Qué estaba pensando,


diciendo oye, veamos una película esta noche. Mis noches ya no me pertenecen.
Alguien más las posee. Ése no es solo un trago amargo. Para alguien como yo
es un suicidio. Es irrelevante que quiera ir a trabajar en el misterio del hielo y
evitar que más gente inocente muera. No puedo soportar que Ryodan dicte
cuándo, cómo y dónde lo hago. Casi hace que no quiera trabajar en ello en lo
absoluto. Odio ser controlada.

No puedo no ir a Chester’s porque no sé lo que Ryodan le hará a Jo si no me


presento, y no hay manera de que corra el riesgo de averiguarlo. No sé si me
vendría a buscar aquí, destrozaría el televisor y el reproductor de DVD, y se
122
llevaría a Dancer y lo metería en su calabozo. Nunca sé lo que ese amigo hará la
próxima vez.

Pero tengo muy claro una cosa que está haciendo.

Arruinando mi vida.

Entro de golpe a la oficina de Ryodan.

—He estado en suficientes jaulas en mi vida —digo. Me alteré de camino a


aquí, hablando conmigo misma en mi cabeza sobre la injusticia de todo.

Él levanta la vista de su papeleo.

—¡Papeleo! ¡Santas resmas duplicativas! ¿Eso es todo lo que haces? No es de


extrañar que quieras que venga tanto. A animar tu aburrida vida con el súper-
entusiasmo de la Mega. —Estoy tan enojada que estoy temblando, y los papeles

36
Skittles: Marca de caramelos masticables de fruta.
37
Jerky: Carne cortada en tiras sin tocino marinadas en una salsa picante, salada o dulce y
secadas a baja temperatura o a veces saladas y secadas al sol.
de su escritorio se agitan con la brisa. Cuando me pongo muy enojada, causo
una especie de desplazamiento de aire que hace a pequeña escala lo que los
Fae hacen a gran escala, excepto que no puedo afectar la temperatura. Lo hago
a veces para asustar a la gente, desestabilizarla. Eso solía molestar mucho a Ro.

Él atrapa un papel antes de que se vuele del escritorio.

—Sucede algo.

¿Cómo hace eso? ¿Hacer preguntas sin que suenen como preguntas en
absoluto? He estado practicando y no es fácil. Las cuerdas vocales quieren subir
al final de una interrogación. He estado tratando de reprogramarme. No porque
tenga la intención de comenzar a actuar como él (al menos no a su alrededor),
sino porque creo que es bueno ponerse a prueba, superar la compulsión.
Aprender más autocontrol.

Mi cabello está volando alrededor de mi cabeza en una nube, estorbando mis


ojos. Lo empujo hacia atrás con ambas manos, deseando que Dancer y yo
pudiéramos estar comiendo jerky y pasándola genial.

—¡Sí! ¡Como que, yo podría tener una vida! ¡Como que podría tener planes
para cosas que entran en conflicto con tu estúpida regla de presentarse-a-
trabajar-cada-noche-a-las-ocho! ¡Nadie más tiene que trabajar todas las 123
noches! Tal vez podría tener un par de noches libres para hacer algo que yo
quiera hacer. ¿Es eso malditamente mucho pedir?

—Tienes una cita.

Otra no pregunta, pero la palabra “cita” en el mismo pensamiento que


Dancer me hace decir:

—¿Eh?

Ryodan se pone de pie y me empequeñece. Vivo en un mundo de gente que


es más alta que yo, pero Jo dice que cree que voy a crecer más. Me mido
mucho. No quiero quedarme estancada en un metro cincuenta y nueve para
siempre.

—Mencionaste planes. No dijiste cuáles eran.

—No es tu maldito asunto.

—Todo es asunto mío.

—No mi vida personal. Es por eso que la llaman personal.

—Se trata de tu pequeño novio.


—No hables de él. Ni siquiera pienses en él. Y no es pequeño. Deja de
llamarlo pequeño. Un día va a ser más grande que tú. Solo espera y verás.

—Éste no es momento de jugar a la casita y ponerse torpe con un niño que


no sabe qué hacer con su propia polla.

Me hace pensar en el pene de Dancer. El pensamiento es tan incómodo que


empiezo a saltar de un pie a otro.

—¿Quién dijo algo acerca de penes? ¡Solo quiero ver una película esta
noche!

—Cuál.

—¿Cómo podría eso importar?

Él me da una mirada.

—Scream 4. ¿Feliz?

—No era muy buena.

—Dancer dijo que lo era —digo enojada. ¿Todos la han visto excepto yo?

—Demuestra lo que sabe. 124


—¿Tienes algún problema con Dancer?

—Sí. Él es la razón por la que tienes un humor de mierda esta noche y yo


tengo que soportarlo. Así que arregla el humor de mierda o yo arreglaré a
Dancer.

Mi mano va a la empuñadura de mi espada.

—Ni siquiera pienses en tratar de quitarme algo que es mío.

—No me hagas hacerlo.

Sus colmillos se deslizan hacia afuera. Sacudo la cabeza y silbo.

—Amigo, ¿qué eres?

Él me mira larga y fijamente y veo algo en sus ojos que casi entiendo pero no
lo hago. Es una mirada que siento como que debiera conocer pero simplemente
no puedo entender. Hay más de una brisa en la pequeña y cerrada oficina de lo
que generalmente me las arreglo para generar, y me doy cuenta que él también
está vibrando… y que también genera viento. Estoy más que irritada. ¿Hay algo
que yo pueda hacer que él no? Cuando miro hacia abajo a través del suelo de
cristal, veo que todo el mundo debajo de nosotros se mueve en cámara lenta.
Los dos estamos congelando el cuadro. No me di cuenta que había subido la
velocidad al máximo.

Él regresa a cámara lenta primero.

Me toma un segundo más controlar mi temperamento. Cuando me las


arreglo para reducir la marcha, me dejo caer en una silla y cuelgo una pierna en
un lado. Expreso belicosidad en todos los idiomas conocidos por el hombre. El
lenguaje de los signos es mi lengua nativa.

Ryodan es como el océano. Es lo que es. Y no va a cambiar. No tiene sentido


luchar contra la marea. Baja. Fluye. Te dejas llevar por ella. Él me tiene agarrada
y no está dispuesto a soltarme.

—Entonces, ¿qué vamos a hacer esta noche? Jefe. —Pongo toda mi irritación
en la última palabra.

Ahí está esa mirada de nuevo. Misterio para mí. A veces puedo leerlo como a
un libro, otras veces lo único que veo en su rostro son dos ojos, una nariz y una
boca.

Pongo los ojos en blanco.

—¿Qué? 125
—Ha surgido algo. Iba a decírtelo. —Él vuelve a su papeleo,
despachándome—. Puedes irte.

Me enderezo.

—¿En serio? ¿Lo dices en serio?

—Sal de mi oficina, niña. Ve a ver tu película.

No puedo llegar a la puerta lo suficientemente rápido. La abro de un tirón.

—Pero ten cuidado con los lugares congelados. Oí que son mortales.

Hago una pausa en el umbral, enojándome de nuevo. Tuve un sentimiento


de felicidad por todo un apestoso segundo antes de que él viniera y lo
aplastara.

—Tenías que decir eso. No puedes evitarlo, ¿verdad? Crees que lo único que
se puede hacer con un desfile es hacer que llueva sobre él38. Algunas personas
saben disfrutar el desfile porque, amigo, la lluvia siempre vuelve.

38
N. de T.: refiere a la expresión inglesa “rain on my parade”, utilizada para hablar de una
situación en la que alguien arruina los planes de otra persona.
—El hombre sabio asegura su supervivencia antes de disfrutarla. El necio
muere disfrutándola.

Los Skittle, el jerky y Dancer están llamándome. Abro una barra de chocolate,
saltando de un pie a otro.

—Pero, ¿qué sucede si el hombre sabio nunca llega a la parte de disfrutar? —


Tengo un montón de experiencias no vividas esperándome. A veces solo quiero
ser lo que soy. De catorce años y libre.

—Tal vez el hombre sabio sabe que estar vivo es la parte a disfrutar.

—¿Han sido congelados más lugares desde anoche? —Debería haber


mantenido la boca cerrada. No debería haber preguntado. La responsabilidad
añade peso y años a mis hombros cuando él asiente.

Él frota sal en la herida.

—Pero quizás tengas suerte, verás una película con tu pequeño novio, y nada
sucederá. El lado positivo de esto es que, si algo sucede, nunca lo sabrás.

Porque estaría como, muerta al instante. Lado positivo, mi trasero. Ryodan


sabe exactamente cómo provocarme.
126
Pongo los ojos en blanco, cierro la puerta y me vuelvo a sentar. Tendré
catorce años después. Como probablemente el año que viene. Cuando tenga
quince.

Sin levantar la mirada, dice:

—Dije que salieras de aquí, niña.

—Cancela tus planes, amigo. La gente está muriendo. Tenemos trabajo que
hacer.

Éste es el colmo, en la salida al lado sur de Dublín, donde las cosas son
rurales.

Detrás de una choza que apenas logra mantenerse en pie, con un porche y
un techo inclinados que lucen como la boca de un anciano sin dentadura, un
hombre, una mujer y un niño pequeño están congelados, lavando la ropa a la
antigua usanza en la que Ro solía lavar sus túnicas de Gran Maestra. Decía que
eso la mantenía humilde. No había ni un hueso humilde en el cuerpo rechoncho
de la vieja bruja, ni siquiera un pelo bueno en alguna parte.
Las manos del hombre están congeladas en un lavadero antiguo y tiene
alguna especie rara de metal congelado sobre los hombros como parte de una
estructura que te sostiene la cabeza si te rompes el cuello. El niño está
congelado, golpeando una cuchara contra el fondo de una olla abollada. No me
permito mirar al niño por mucho tiempo. Me mata cuando mueren. Él ni
siquiera llegó a tener una vida. La mujer fue congelada mientras levantaba una
camisa de un balde de agua jabonosa. Estoy a la orilla del césped, temblando,
absorbiendo tantos detalles como pueda desde la distancia, preparándome
para entrar congelando el cuadro. Si esta escena se comporta en algo como las
demás, va a estallar pronto.

—¿Cómo te enteraste siquiera de ésta? —Entiendo los pubs, incluso el


gimnasio porque estaba en Dublín y Ryodan sabe todo lo que sucede en la
ciudad. Pero estos son granjeros lavando ropa en el campo.

—Me entero de todo.

—Sí, pero, ¿cómo?

—Se suponía que eso terminaría con tu línea de interrogatorio.

—Amigo, noticia de última hora. “Se suponía que” nunca funciona conmigo.

—Observaciones.
127
—Sabían que venía, lo que eso fuera. —Lo cual me hace sentir mucho mejor.
Puedo dejar de preocuparme por morir sin previo aviso. Aunque el niño estaba
mirando la olla que tenía en la mano, las bocas de los adultos estaban abiertas,
sus rostros crispados—. Lo vieron y gritaron. Pero, ¿por qué no huyeron? ¿Por
qué ella no dejó caer la camisa que estaba lavando? No tiene sentido. ¿Los
congela levemente antes de congelarlos por completo? ¿Podrían tener una
pequeña reacción pero no ser capaces de moverse completamente? ¿Se acercó
sigilosamente a la otra gente en las otras escenas por detrás?

—Necesito respuestas, niña, no preguntas.

Dejo salir el aliento. Se vuelve nebuloso, pero no se congela.

—No está tan fría como las otras escenas.

—Es más vieja. Está descongelándose.

—¿Cómo sabes eso?

—Hay una gota de condensación en la punta de la nariz del hombre que está
a punto de caer.

Entrecierro los ojos.


—No veo ninguna gota apestosa. No puedes ver eso de tan lejos con tanta
claridad. —Tengo súper ojos y no puedo verlo.

—Celosa, niña. —Deja que la última palabra se eleve la centésima parte de


una nota como algunas veces hace cuando me sigue la corriente. Hay una
sonrisa en su voz. Eso me molesta más.

—¡No hay una maldita forma de que puedas ver una gota de agua desde
aquí!

—Hay otra deslizándose entre los pechos de la mujer. Justo encima del lunar
en el izquierdo.

—¡Amigo, no me puedes superar tanto en la vista!

—Puedo superarte en todo. —Me da una mirada que normalmente veo en el


espejo.

De repente estoy completamente enojada.

—Entonces supongo que no me necesitas, y estoy perdiendo el tiempo. —Me


doy la vuelta y regreso dando fuertes pisotones al Humvee. Pero antes de que
dé cinco pasos, él está en mi camino, cerniéndose sobre mí, con los brazos
cruzados, mirándome raro—. No estoy de humor, Ryodan. ¡Fuera de mi camino! 128
—Ser necesario es tóxico.

—Ser necesario es bueno. Significa que eres importante.

—Significa que hay un desequilibrio de poder. No había escasez de


chupadores de vida antes de que los muros cayeran. No eres responsable del
mundo solo porque eres más capaz.

—Por supuesto que lo soy. Eso es lo que la gente más capaz hace.

—Podrías pedirme que te enseñe.

—¿Eh? —Esta noche se está volviendo rápidamente rara—. ¿Enseñarme


como si estuvieras dando una clase o algo así? ¿Cómo vas a llamarla: “Tú
También Puedes Ser un Sociópata 101”?

—Sería más bien una clase de posgrado.

Comienzo a reír. Su sentido del humor te toma por sorpresa. Entonces


recuerdo quién está hablando y me contengo.

—Quieres ser más rápida, más fuerte, más inteligente. Pídeme que te enseñe.
—No te voy a pedir nada. Y puedes ser más rápido y más fuerte. Por ahora.
De ninguna manera eres más inteligente.

—Es tu elección. Pero date la vuelta porque no te irás. Es de noche, y sabes lo


que eso significa.

—¿Como que está oscuro?

—Estás conmigo hasta el amanecer.

—¿Por qué el amanecer? ¿Eres un vampiro o un zombie o algo que no puede


soportar la luz?

Él se aleja congelando el cuadro, se acerca a la escena.

—Me gusta el sexo para el desayuno, niña. Como temprano y con frecuencia.

Aquí estoy yo teniendo pensamientos normales sobre gente congelada y lo


mucho que él me molesta, entonces me golpea en los globos oculares con
cosas de sexo para el desayuno, y en un abrir y cerrar de ojos mis hormonas
hacen esa cosa loca que hacen a veces, donde comienzan a lanzar imágenes por
todo el interior de mi cabeza, y cada una es más vergonzosa que la anterior. Y
no puedo cerrar mis ojos internos porque en realidad no existen y las hormonas
son más tercas e impredecibles que incluso yo. 129
Ojalá nunca hubiera visto películas pornográficas o a Ryodan “desayunando”
porque entonces las imágenes no serían tan gráficas y difíciles de olvidar.

Pero ahí está él, en detalle gráfico porque sé exactamente cómo luce
desnudo, lo vi. Sé cómo se mueve su cuerpo. Tiene un montón de músculo.
Cicatrices, también. Sé que cuando tiene sexo ríe como si el mundo fuera un
lugar perfecto. Y cuando hizo eso, mis manos se cerraron en puños porque
pensé en tocar su rostro como si tal vez pudiera atrapar la alegría en mis manos
y retenerla. Tuve todo tipo de malditos pensamientos extraños y estúpidos
estando allí en el nivel cuatro. Podría darme una paliza a mí misma por haber
visto. No entiendo a las hormonas. No entiendo por qué los bichitos cachondos
notarían siquiera a un viejo como él.

—¿Vienes?

Me sacudo mentalmente, acelero y me muevo lateralmente.

No ocurre nada.

—Tienes que estar bromeando —murmuro.

—Niña, ¿por qué todavía sigues ahí? —Él está congelando el cuadro
alrededor del trío congelado—. Podría estallar en cualquier momento.
No me muevo, pensando en lo mucho que espero que así sea, así él no
descubrirá que una vez más he perdido mis superpoderes.

—Tengo que, uh, usar el, uh… —Hago un ademán hacia el bosque detrás de
mí—. Necesito un poco de intimidad. Vuelvo enseguida.

Justo como esperé, mientras estoy en los arbustos, pretendiendo orinar, las
personas lavando estallan.

El viaje de regreso a Dublín es largo y silencioso.

130
Traducido por hatlish

Corregido por Angeles Rangel

stoy en el techo de un edificio, al otro lado de la calle de la pila de


E concreto, metal retorcido y vidrios rotos que alguna vez fue Chester’s. El
club está bien bajo tierra ahora. Por lo general hay una fila de cuadras de largo,
pero son las cuatro de la mañana y todo el que quería entrar lo hizo hace una
hora. Supongo que eso significa que suficientes personas murieron para ofrecer
espacio adicional porque no vi salir a nadie.

Un Humvee negro se detiene.


131
Es lo que he estado esperando.

Solía odiar las alturas, lo cual es irónico, teniendo en cuenta que soy un
Highlander. O lo era.

Me estoy acostumbrando a las alturas. La vista es mejor. Ves más y bien


podrías ser invisible. La gente no mira mucho hacia arriba, ni siquiera en
tiempos como estos, cuando deberían ya que nunca sabes qué hay en el cielo
sobre ti, preparándose para alimentarse de ti, quizás un Cazador o una Sombra.
O yo.

La veo salir del Humvee. Salta de un pie al otro mientras camina, moviéndose
hacia los lados y hacia adelante al mismo tiempo, comiendo una barra de
chocolate. Nunca he visto a nadie con tanta energía. Su cabello es fuego color
castaño rojizo en la luz de la luna. Su piel es luminosa. Tiene dulces curvas
jóvenes y piernas largas. Sus rasgos son de porcelana fina y las expresiones se
muestran apresuradas sobre su piel como mis nuevos tatuajes Unseelie lo hacen
bajo la mía.

Pero es el corazón de la chica lo que me tiene.

39
“The very worst part of you is me”: Parte de la canción “Lying From You” de Linkin Park.
Ryodan es grande y se eleva sobre ella. Rostro duro. Cuerpo duro. Duro
caminar. Lucen tan mal juntos. Están hablando. Ella sigue mirándolo como si él
la volviese loca. Bien. Su mano se cierne cerca de la empuñadura de su espada y
sé lo que está pensando. Ella desprecia Chester’s. Apenas puede soportar estar
en el mismo lugar que un Fae sin matarlo. Los odia. A todos ellos.

Es una categoría que pronto me incluirá a mí.

El propietario de Chester’s mira hacia arriba.

Estoy camuflado en las sombras del techo, lanzando un ligero hechizo de


glamour, un nuevo poder que he estado probando, tratando de hacer que mi
rostro sea más aceptable para ella.

Me concentro en proyectar un tupido velo de noche y vacío para que él no


pueda verme.

Su mirada se detiene justo donde estoy y hay una expresión petulante en su


rostro, pero esa es su expresión la mayor parte del tiempo. Casi he decidido
que, si bien él podría percibir una perturbación en la noche aquí arriba,
realmente no puede verme cuando inclina la cabeza de esa manera arrogante,
imperial, tan característica del imbécil.

La ira se apodera de mí, espesa, intensa y sofocante, y por unos pocos


132
segundos floto a la deriva en un lugar donde todo está congelado, muerto,
malvado y me gusta. Me alegro de saber que voy a ser un Príncipe Unseelie.
Digo traigan el poder.

Y digo que se haga la guerra.

Dejo caer mi cabeza hacia atrás y deslizo mi melena de cabello sobre los
hombros. Cortarlo no hace una maldita cosa. Duermo, despierto, está ahí de
nuevo. Vuelvo mi rostro hacia la luna y aspiro con avidez. Quiero dejarme caer
en cuatro patas y aullar como una cosa salvaje hambrienta y fuerte, una bestia
que podría follar durante días sin cesar si pudiera encontrar algo que pudiera
tomarlo con tanta fuerza y durante tanto tiempo como yo puedo darle. Quiero
repicarle a la luna en Unseelie, y oírla repicar en respuesta. Puedo oler la muerte
en la ciudad, por todas partes, y es embriagadora. Puedo oler el sexo y la
necesidad, el hambre y es tan condenadamente suave… ¡humanidad madura
para la cosecha, para comer y jugar! Muevo la polla en mis jeans. Está
dolorosamente dura. Y la Tierra es redonda.

Vuelvo a mirar hacia abajo, los ojos entrecerrados. Mis botas están cubiertas
con una costra de hielo. En el techo se ha puesto blanco con un círculo blanco
de nieve y hielo brillante, en un radio de cinco metros alrededor de mí. Camino
a grandes zancadas por el borde del techo, haciendo crujir la nieve,
siguiéndolos mientras ellos van hacia la parte trasera. Esto va a ser mucho más
fácil cuando no tenga que usar mis pies.

Él no es lo que está fingiendo ser con ella.

Le observo todo el tiempo. Voy a estar allí cuando deje de fingir. Voy a ser el
chaleco antibalas de ella, su escudo, su maldito ángel caído tanto si ella lo
quiere como si no. Él finge ser casi humano. No es más humano que yo. Finge
ser amable, como si fuera seguro estar con él, como si no tuviera colmillos por
una razón. Finge que el término "Efecto Martillo" no fue acuñado para él, que
estás seguro con él. Justo hasta que dejas de estarlo.

Justo hasta que estás muerto.

El diablo en un traje de negocios, él espera el momento correcto, reúne


información, la procesa y cuando toma una decisión, el martillo cae y todos los
que lo molestaron, lo ofendieron o simplemente respiraron de manera
equivocada, mueren.

A ella no se le será entregado un aplazamiento en la ejecución. Nadie


consigue uno. Las únicas cosas que le importan a él son los otros de su especie.

Ella piensa que él no es un animal como Barrons. Que es más civilizado. Tiene
razón, es más pulido. Pero eso solo lo hace más peligroso. Con Barrons esperas
133
estar realmente jodido. Con Ryodan no lo ves venir.

Él la trata como si ella tuviera catorce años y él fuera un adulto normal,


actuando como si la hubiera tomado bajo su ala. Como si necesitara sus
habilidades de detección, lo mismo que Barrons hizo con Mac, y ella se lo está
creyendo, como Mac. Él está alineando sus fichas, para que caigan más
fácilmente cuando él quiera empujarlas, conservando energía así no tendrá que
perseguirla cuando esté listo para matarla.

Un bastardo como él solo tiene un uso para las mujeres. Y ella no es lo


suficientemente mayor. Todavía. No puedo decidir qué sería peor, que él la
mate antes de que tenga la edad suficiente o que espere y la convierta en una
más de su interminable cadena de mujeres.

Ella no es ese tipo de chica, el tipo de eslabón de una cadena sin fin. Tienes
una oportunidad con alguien como ella una vez en la vida. Y si metes la pata
hay un lugar especial en el infierno para ti.

Ella se separa de él de repente y se aleja con pasos fueres. Está molesta.


Sonrío.
Saco mi cuchillo, retuerzo el brazo por encima de mi hombro y me rasco la
espalda con él. Sangre gotea. Suspiro de alivio, pero no dura mucho. Dormir es
una verdadera mierda. Me pica la espalda todo el tiempo y los medicamentos
humanos no funcionan en mí. Me giro para rascarme mejor.

Mi cuchillo golpea el hueso con un ruido sordo. Lo toco con la punta serrada
de la hoja, pero no puedo obtener el ángulo correcto. Yo no tengo ningún
amigo que se alegre de verme, nadie me va a echar una mano. Intenté hacer
que papá me las cortara de la espalda. Dijo que están unidas a mi columna
vertebral y que me mataría. No lo creo. Nada me mata. Pican. Quiero que se
vayan casi tanto como estoy empezando a quererlas.

Alas de mierda.

Es curioso cómo se dieron las cosas. Dani mató a un príncipe Unseelie para
salvar a Mac, y yo termino convirtiéndome en el sustituto del príncipe que Dani
mató. Pero no es culpa de la muchacha. Es de Mac. Por necesitar ser salvada.
Después, por obligarme a comer algo que nunca habría comido si hubiera
estado en mis cabales.

Me pregunto si mis alas serán tan grandes como las de Cruce. Me pregunto
cómo se sentirá volar en el cielo nocturno con él y los otros dos. A veces tengo
una visión en mi cabeza de nosotros cuatro, descendiendo sobre la ciudad, alas
134
negras batiendo en el aire, llenando el cielo, siendo dueños del mundo. Puedo
oír el sonido que hacemos mientras los cuatro repiqueteamos desde lo
profundo de nuestros cuerpos. Hay una canción especial, espeluznante, que los
príncipes Unseelie cantan; a veces se reproduce en mi cabeza mientras duermo.
La llamada a la Caza Salvaje arde en mi sangre.

Retrocedo hasta la esquina de un pequeño edificio de ladrillos en el techo


que alberga las salidas de calor, me apoyo contra ella y restriego la espalda de
lado a lado por el borde, rascándome, observándolos a medida que avanzan
hacia una puerta de metal situada en el suelo.

Él la alcanza y caminan juntos de nuevo.

Ella se desliza a través de la noche. Él la perfora, un guante de boxeo con


cuchillas de afeitar en los nudillos. Cuando ella pasa, el mundo es un lugar
mejor. Él deja huellas sangrientas sobre un cementerio de huesos.

Él levanta la puerta, la luz resplandece desde el agujero del suelo y ella


desciende, mi ángel en un infierno sórdido.

Él se pone en cuclillas en el borde y la observa descender y, por un instante,


veo una expresión no controlada en su rostro.
Congela incluso a una criatura tan fría como yo.

Conozco esa mirada. La he visto en mi propio rostro.

Luego el hijo de puta me mira y, esta vez, no me cabe duda alguna de que
me ve. Me mira directamente a los ojos e inclina la cabeza con una sonrisa
burlona. La devuelvo con frialdad. Mi asentimiento dice: "sí, sí, yo también te
veo. Ten mucho cuidado”.

No puedo decidir si lo que acaba de dejarme ver fue real… u otro de sus
juegos. No le llaman el maestro de la manipulación por nada. Barrons rompe
cabezas. Ryodan las da vuelta. Barrons te jode. Ryodan hace que te jodas a ti
mismo. Presiona botones y reordena las cosas de acuerdo a su propio y frío
plan de sociópata.

Me gustaba más cuando pensaba que iba a matarla.

Dejo de rascarme.

Quiero esas alas. Harán que la lucha que se avecina sea más fácil.

Él es un hombre muerto andante.

Si él no se tomara en serio lo que acaba de mostrarme, y estuviera jugando 135


conmigo, jugó con el príncipe Unseelie equivocado. Lo mataré mucho antes de
que llegue a matarla. Sé cómo trabajan los hombres como él. Me estoy
convirtiendo en uno.

Si él era serio respecto a lo que me mostró, se lo mostró al príncipe Unseelie


incorrecto. Porque lo que me enseñó es que él ve en ella las mismas cosas que
yo.

Sabe que ella vale la espera.

Y cuando llegue el momento, tiene la intención de ser el primero. Por eso la


mantiene cerca. Para aquellos de nosotros que vivimos para siempre, unos años
no son mucho tiempo de espera.

No por algo por lo que vale la pena esperar. No por una chica de las de una
vez en la vida.

Unos años son un mero parpadeo para hombres como nosotros, para
quienes las mujeres se arrugan dulcemente como calabazas podridas después
de Halloween. El sexo ya no es fácil para mí. Siempre me estoy conteniendo. Las
mujeres humanas son frágiles.

Ésta no.
Él la ve como yo: a los diecisiete años, a los veinte, a los treinta. Superpuesto
sobre la niña de catorce años, ve a la mujer en la que se convertirá.

Y está marcando el terreno.

Sobre mi. Maldito. Cadáver.

Y yo no puedo morir.

Pero sé de uno de su especie que recientemente lo hizo, y sé cómo. He oído


que hay un Cazador allá arriba, en el cielo nocturno, al que le gusta la realeza
Unseelie.

Pronto tendré las alas para poder encontrarlo.

Mis superpoderes regresan a tres cuadras de Chester’s. Lo sé porque he


estado tratando de golpetear en hipervelocidad un dedo contra mi muslo todo
el camino de vuelta. Finalmente lo hice. Todavía no he conseguido hacer que
solo se muevan mis ojos como los de Ryodan, pero he estado practicando y he
conseguido que ciertas partes de mi cuerpo se aceleren por cortos períodos de
tiempo. El único problema es que el lugar donde esa parte se conecta a mi
136
cuerpo resulta un poco dolorida, como si hubiera tensionado los músculos
donde la cámara rápida y la cámara lenta están teniendo un tipo de batalla del
estilo qué-demonios-estamos-haciendo-aquí.

Pero no es como si pudiera sentarme en el Humvee con el amigo, a quien le


encantaría saber que a veces estoy indefensa, y practicar eso de tratar de
congelar el cuadro con todo mi cuerpo. Si él se detuviera repentinamente,
podría salir disparada directamente a través del parabrisas y luego estaría toda
cortada durante días, además de mis golpes habituales.

Lo miro, irritada.

—¿Por qué tú nunca estás lastimado? —¿Qué es él? ¿Como una excepción a
todo? Y si es así, ¿dónde puedo solicitarlo?

—Participando y otras tonterías —dice. En otras palabras, no consigo saberlo


porque no estoy en el círculo más cercano a él. Bien. No quiero estar allí de
todos modos.

—¿Tienes algún tipo de ungüento mágico, amigo? Porque sería justo que
compartieras ese tipo de cosas.
Él se detiene en la acera frente a Chester’s. Salto del Humvee en el segundo
en el que se detiene y de inmediato empiezo a saltar de un pie a otro, de lado a
lado, entre pasos hacia adelante, para asegurarme de que estoy funcionando
bien una vez más. De ninguna manera voy a entrar a Chester’s sin superpoderes.
Saco rápidamente una barra de chocolate, la devoro, luego como otras tres en
rápida sucesión, almacenando energía.

—¿No hemos terminado por esta noche? ¿Qué más tienes para que yo haga?
—Acabo de pasar una hora en una lata de sardinas electrificada con Ryodan,
después de perder mis poderes. Él satura los espacios pequeños, como si
tuviera las cosas de diez personas contenidas en su cuerpo. Está enojado
conmigo por no inspeccionar la escena antes de que estallara. Yo también estoy
enojada conmigo misma, pero no fue como si hubiera tenido otra opción. Sin
superpoderes, no voy a ir a ninguna parte cerca de ninguna de esas escenas.
Fue un viaje apestoso. Quiero un poco de tiempo a solas, o tiempo con Dancer.
Él me recarga. Estar con él es simple y casi perfecto.

Él no me contesta y lo miro. Está mirando hacia el techo de un edificio al otro


lado de la calle y tiene una expresión divertida y satisfecha en su rostro. Busco
en las sombras de la línea del techo, pero no puedo averiguar qué es lo que
está mirando. No hay nada allí.
137
—Amigo, ¿me estás oyendo? ¿Hola? ¿Siquiera sabes que estoy aquí?

Él sigue mirando al techo como si estuviera viendo algo que yo no puedo


ver. Como esa estúpida gota de condensación que todavía no estoy muy segura
de creer que estuviera allí.

—Siempre sé que estás ahí, Dani. He probado tu sangre. Te siento todo el


tiempo.

De acuerdo. Eso es preocupante.

—¿Te refieres a cuando estoy cerca? —aclaro por él.

—¿Cómo crees que te encontré en la casa de tu pequeño novio?

—Tendrás que prestarle más atención si crees que es pequeño.

—Y tan frágil.

—Deja de hablar de él. No es de tu incumbencia. Simplemente, ¿qué estás


diciendo? ¿Que tú podrías encontrarme, como, en cualquier lugar, en cualquier
momento? —Hay una respuesta correcta y otra incorrecta a esta pregunta.

—Sí.
Ésa es la respuesta incorrecta. Me enojo tanto que me quedo sin aliento.

—Mierda. Mentiroso.

Se ríe y me mira.

—¿Quieres jugar a las escondidas, niñita? —ronronea con una voz que nunca
le he oído usar antes, y de hecho la transforma en una pregunta.

Sus colmillos están fuera.

—Amigo, eres un extraño... lo que seas. —Estoy casi sin palabras.

Él ríe de nuevo y no puedo siquiera soportar mirarlo, así que marcho hacia la
puerta en el suelo que es la nueva entrada de Chester’s.

Él sostiene la puerta para mí. Suspiro de manera ostensible mientras


desciendo por la escalera. Odio a Ryodan.

Así que estoy atravesando la pista de baile, haciendo una línea recta,
directamente hacia las escaleras que se dirigen a la oficina de Ryodan para 138
hacer lo que sea que él quiere que haga, cuando la veo.

Se está moviendo a través de la pista de baile principal con Jericho Barrons


detrás de ella, y parece que se dirigen a uno de los subclubs, aunque no puedo
imaginar el por qué. A Mac no le gusta estar aquí más que a mí.

Me congelo.

Odio verla. Odio no saber qué está sucediendo en su vida. Odio lo que he
hecho. Sin embargo, no puedo cambiarlo, así que no tiene sentido sentirlo.

Ryodan choca contra mi espalda, lanzándome hacia delante entre la multitud.

—¿Paseando? —digo con irritación mientras me aparto de un corpulento


Rhino-boy que rechina sus colmillos amarillentos hacia mí.

Como de costumbre, no se le escapa un detalle. Su mirada hace esa especie


de temblor ocular sobre todo mi rostro.

—Pensé que Mac y tú eran amigas.

—Lo somos —miento.

—Pues ve a saludar.
Mierda, cuánto odio todo lo que nota.

—Puede que hayamos tenido una pequeña pelea.

—Pequeña, mi culo.

—Deja de husmear en mis asuntos.

—Aprende a no llevarlos escritos en el rostro, niña. Excepto en privado,


conmigo y con nadie más. Necesitas un serio entrenamiento. Telegrafiando así,
es solo cuestión de tiempo antes de que alguien te ice de tus propias entrañas.

—Amigo, ¿quién utiliza palabras como entrañas? ¿O izar?

—Dime qué sucedió.

Mis manos forman puños en mi cintura.

—No es asunto tuyo, y ése es el principio y el final del tema. En algunas


cosas puedes entrometerte. En otras no. Mantén tu mierda fuera de esto.

Él me mira raro.

—Dijiste mierda. No porquería40.

—¿Eso es todo lo que te quedo de lo que acabo de decir?


139
—Quieres privacidad en esto. Te la daré. Ves lo fácil que fue eso. Si quieres
algo, pídemelo. Verás que puedo ser un hombre generoso. Cuando me tratan
bien. Si alguna vez averiguas lo que es eso.

Él pasa junto a mí y se dirige a su oficina.

No puedo evitarlo, vuelvo la mirada hacia Mac. Sonrío y me pateo


interiormente por hacerlo, pero hubo un momento en el que me encantaba
despertarme todos los días en Dublín, a diferencia de ahora, porque sabía que
ella estaba allí, en Barrons Libros y Curiosidades y que íbamos a hacer algo
genial ese día, y luego ella me hizo un pastel de cumpleaños y me hizo regalos,
y vimos películas y luchamos espalda contra espalda; y yo nunca había tenido
algo así antes y, a veces, me siento como un perro sin hogar bajo la lluvia y los
truenos, y estoy embarrada y fría, y estoy mirando por la ventana a un bonito
Collie, durmiendo en una cama para perros cerca del fuego, y hay un nombre
escrito en el tazón que está a su lado, y me pregunto cómo sería…

40
N. de T.: juego de palabras. En el original, Dani siempre usa la palabra “feck”, una forma
desvirtuada y más callejera de “fuck”, que es la que usa ahora. En la traducción se diferencian de
esta manera.
—¡Gah! Supéralo, gallina. —Tengo dientes de perro grande, muerdo como
un perro grande y conozco las reglas: si te quedas dentro, acabas con collar y
esterilizado. Me levanto y comienzo a congelar el cuadro tras Ryodan cuando
una conmoción en la dirección general de Mac hace que me detenga,
permanecer en cámara lenta y mirar hacia atrás.

Hay un nuevo tipo de Unseelie esta noche en Chester’s y parecen salidos de


una película de terror. Lucen como fantasmas anoréxicos que podrían vagar en
torno a los cementerios, rompiendo y abriendo ataúdes y alimentándose de
cadáveres en descomposición. Están envueltos en capas negras con capuchas
para que no puedas ver sus rostros, y no caminan, sino que están a cierta
distancia del suelo y se deslizan sobre él. Vislumbro un destello de hueso en las
mangas. En el interior de sus capuchas recojo un vistazo rápido de piel pálida,
exangüe y algo negra. Hay alrededor de veinte en el subclub en el que Mac y
Barrons acaban de entrar. Me hacen pensar en los cuervos negros, esos que
sienten la llegada de una tormenta y se posan en la parte alta de los árboles por
todas partes, esperando que la destrucción comience para poder abatirse sobre
los moribundos y arrancar la carne del hueso con sus picos afilados De repente
estoy segura de que no tienen bocas normales. E igualmente segura de que
preferiría nunca ver qué tienen.

Se vuelven hacia Mac como si fueran una sola unidad o algo así, lo cual es 140
totalmente espeluznante, y comienzan a emitir un chillido que pone a todos
nerviosos y pone tenso mi cuerpo. No hay serpientes en Irlanda. No porque San
Patricio las desterrase como a la gente le gusta decir, sino porque es una isla y
por otras cuestiones climáticas. Cuando era niña me fascinaban las serpientes
porque nunca había visto una. Tomé unas vacaciones después de que Mamá
murió y Ro me liberó, antes de que ella también comenzara a controlarme, y fui
a un montón de museos y zoológicos. Vi una serpiente de cascabel. El
movimiento de su cola tuvo el mismo efecto sobre mí que tienen estos Unseelie
encapuchados cuando chillan. Ese ruido seco y polvoriento provoca algún tipo
de respuesta atávica41 en mí y me hace pensar que tal vez la memoria genética
realmente existe y que ciertos sonidos simplemente hacen que quieras huir.

¿Qué son? ¿Cómo es que nunca los he visto antes? ¿Cuál es su presa
favorita? ¿Cómo se alimentan? ¿Cómo pueden ser eliminados? Mejor aún, ¿por
qué están todos alejándose de Mac como si ella tuviese la versión Unseelie de la
peste bubónica?

Hay demasiada gente en las pistas de baile entre nosotras. No puedo ver
bien. Me deslizo lateralmente en cámara rápida, paso corriendo junto a Lor y
Fade que están custodiando la parte inferior de las escaleras, asegurándome de

41
Atávico: se refiere a una cualidad hereditaria que procede de antepasados lejanos.
darle a Lor un buen codazo y río cuando gruñe, luego me detengo en la parte
superior de las escaleras y miro hacia abajo. La vista desde aquí es mucho
mejor.

Los fantasmas están chillando aún más fuerte, alejándose de Mac y Barrons,
pero es hacia Mac a quien todas esas capuchas oscuras se vuelven.

—Interesante —dice Ryodan cerca de mi oído—. Hay que preguntarse por


qué parece que no pueden apartarse de su camino lo suficientemente rápido.
Nunca los he visto hacer eso antes. —A Ryodan no le gusta Mac. Nunca le ha
gustado. Ella se interpuso entre él y su mejor amigo.

Le lanzo una mirada.

—Te diré un secreto, Ryodan. Si te metes con ella, Barrons te matará. —


Deslizo un dedo por mi garganta—. Así de fácil. No eres tan importante.
Barrons te destrozara, sin esfuerzo.

Él sonríe débilmente.

—Que me condenen. Estás loca por Barrons.

—No estoy loca por...


141
—Sí lo estás. Está en tu rostro. Cualquiera puede verlo.

—A veces, jefe, te equivocas.

—Nunca me equivoco. Bien podrías tener una valla publicitaria. “Dani


O'Malley cree que Jericho Barrons es sexy”. Mi oferta de enseñarte todavía sigue
en pie. Ahórrate vergüenzas futuras. Si yo puedo verlo en tu rostro, él también.

—Él nunca lo descubrió antes —me quejo, luego me doy cuenta de que
acabo de admitirlo. Ryodan tiene una manera muy tramposa de decir las cosas
que hace que digas cosas que nunca tuviste la intención de decir—. Quizás le
pida a Barrons que me enseñe —murmuro, y me alejo de las escaleras, en
dirección a su oficina. Me choco con su pecho—. Amigo, muévete. Estoy
intentando llegar a un lugar.

—Nunca nadie excepto yo te va a enseñar, Dani.

Me toca antes de que lo vea venir, tiene su mano debajo de mi barbilla,


volviendo mi rostro hacia arriba. El escalofrío es instantáneo e incontrolable.

—Eso es innegociable. Firmaste un contrato conmigo que garantiza


exclusividad. No te gustará si intentas romperlo.
Lo fulmino con la mirada, preguntándome qué diablos he firmado realmente.
En cierta forma espero no averiguarlo nunca.

—¿Qué estamos haciendo aquí? ¿Charla de mariquitas o trabajando? ¿Tienes


algo más para que haga o no? —Echo un vistazo por encima de mi hombro una
vez más mientras paso junto a él con un empujón. Barrons está de pie frente a
Mac como un escudo, y me permito una rápida sonrisa. Ryodan tiene razón,
tengo que aprender a ocultar lo que siento. Ella está a salvo. Siempre estará a
salvo con Barrons allí. Nunca tengo que preocuparme por Mac. Solo por aquello
que ella podría hacerme algún día. Prefiero tener que preocuparme por eso que
por Mac, así que esencialmente todo está bien en mi mundo.

142
Traducido por Liseth Johanna

Corregido por Lizzie

esulta que Ryodan no tenía absolutamente nada para que yo hiciera.


R No había otras escenas congeladas así que me hizo quedarme en su
oficina con él.

Quería volver a salir y examinar los escombros de la escena del depósito que
143
explotó la otra noche, buscar pistas más cuidadosamente (pensando en que
podía mover mis escondites al mismo tiempo), pero él me dijo que estudiara a
toda la gente y los Fae a través del piso de cristal y viera si creía que alguno de
ellos podría ser responsable por lo que estaba sucediendo.

Dije, amigo, dijiste que crees que está sucediendo espontáneamente, como si
alguna parte de Faery estuviera filtrándose. Ahora quieres que revise individuos
como si pudieran estar haciéndolo. ¿Cuál de las dos es?

Él dijo que ambas y volvió a su papeleo. No creo que sienta el mismo sentido
de urgencia que yo, ya que solo humanos han sido congelados últimamente y
ninguno de ellos en su territorio. Si no comienza a mostrarme algo de acción
investigativa, me veré forzada a trabajar en ello en mi propio tiempo, y no sé
cómo hacerle un hueco a todo, además de dormir cada tantos días más o algo
así.

Mac se fue bastante rápido. Pareció ponerse realmente nerviosa por lo que
estaba sucediendo con los ZCF. Ésa es la abreviatura de Zombies Come
Fantasmas, porque así es como lucen. Tenían mugre y telarañas en sus capas,
pistas de en dónde se refugiaban. Me relajé una vez que ella se fue. Luego me

42
“Knock, knock, knockin’ on heaven’s door”: canción de Bob Dylan.
puse tensa de nuevo al tener que observar a Jo ahí en el subclub de niños,
mostrando mucha pierna a los Unseelie, y no hay duda de que a ellos les estaba
gustando. Me gustaría tener piernas como las de Jo algún día, todas curvilíneas,
suaves y bonitas.

¡Sin moretones!

Ella se mantenía mirando hacia arriba a la oficina de Ryodan con una rara
expresión en el rostro, toda anhelante, como si debiera haber sabido que yo
estaba ahí arriba. ¡No sabía que me extrañaba tanto! Me hizo sentir mal por no
pasar más tiempo con ella. A veces miraba las escaleras con mucha fuerza,
como si quizás esperara que yo bajara.

Observé, con la mano de la espada picando todo el tiempo, porque había


tantas cosas en el club acechando humanos que necesitaban ser asesinadas.
Para el amanecer yo era un nudo hirviente de pensamientos sidhe-seer
reprimidos y homicidas, y ni un poquito más sabia con respecto a quién o qué
estaba detrás de los congelamientos.

Dos cosas buenas resultaron de las horas que me senté ahí hasta que él
finalmente me dejó ir. Aprendí acerca de cuatro nuevas clases de Unseelie y
compuse mi próximo Diario de Dani. Planeo limpiarlo un poco visualmente,
hacerlo incluso más profesional antes de imprimirlo.
144
Ahora, sentada en mi lugar favorito en la torre de agua, leo mi copia escrita a
mano una vez más, revisándola antes de ir a imprimirla.

El Diario de Dani

Mayo 24, 1 DCM

Traído a ustedes exclusivamente por

DANI MEGA O’MALLEY mejor conocida como

Sí Me Importa

y, a diferencia de los recién llegados

IMITADORES,

siempre he sido
¡SU ÚNICA FUENTE CONFIABLE PARA LAS ÚLTIMAS NOTICIAS EN Y
ALREDEDOR DE DUBLÍN!

¿Quién ha estado trayéndoles los hechos de lo que ha estado sucediendo


desde que los muros cayeron? Yo.

¿Quién los buscó y les dio comida y noticias en sus escondites cuando tenían
demasiado miedo para dejarlos? Yo. ¿Quién llevó mensajes, buscó miembros
perdidos de la familia, y los trajo a casa con ustedes si estaban vivos? Dani
Mega O’Malley.

¿Quién hurgó en los escombros en busca de billeteras e identificaciones, y


les devolvió sus cosas para que pudieran estar de duelo? No fue una
organización irresponsable quien consiguió la mayor parte de sus primeras
“noticias” al ser mordaz con respecto a mí. Esas no son noticias. Eso es
calumnia. Yo les doy hechos que pueden utilizar.

¿Quién ha estado matando a sus enemigos y enseñándoles cómo luchar en


los últimos siete meses? ¿Quién reunió a los niños y los llevó a un lugar seguro?
No olviden lo que saben que es verdad solo porque alguien más aparece, 145
imitando MI periódico, clamando locuras retorcidas. Aún no he visto energía o
agua corriente que no sea accionada por generador, y, amigos, yo puedo
conectar eso por ustedes.

Me Importa
Siempre será así, Dublín.
¡Dani fuera!

No hago refutaciones y no tengo cartas de amor dentro de mí, así que esto
tendrá que servir. Una vez que lo imprima y lo pegue, voy a esconderme y a
dormir como los muertos por diez horas. Ya he estado despierta por dos o tres
días. Siempre lo olvido hasta que estoy a punto de caer en redondo.

He estado sentada en mi torre de agua, mirando a la ciudad, observando la


salida del sol. El aire está limpio como nunca lo estuvo antes de que los muros
cayeran. Está neblinoso pero no cubierto de smog como solía estar. Adoro vivir
en una ciudad puerto. Una vez, cuando tenía nueve años, viajé de polizona en
un bote pescador. No pudieron deshacerse de mí hasta el final del día porque
necesitaban la pesca del día. Finalmente terminaron permitiéndome navegar al
frente, con el viento en el cabello, el rocío salado en mi cara. Los muelles
siempre me han fascinado con sus grandes barcos yendo y viniendo a lugares,
¡cuentos de aventuras y emoción atrapados en sus cascos como percebes!
Ahora solo están ahí, muertos en el agua como mucho más. Tengo un buen
escondite en uno de ellos. Decido que no he estado ahí en un tiempo y que
dormiré un poco ahí más tarde.

El cielo es de color platino, el mar color pizarra y el río Liffey se desliza a


través de la ciudad, metálico. La niebla derrama encaje plateado sobre todo.
¡Me quita el maldito aliento!

Podría admirarlo por horas pero tengo un trabajo que hacer.

La gente tiene poca memoria. Se enceguecen por el miedo y se deslumbran


fácilmente. Especialmente en tiempos de guerra cuando el mundo comienza a
lucir tan oscuro y más crudo que las cosas brillantes comienzan a lucir más
brillantes. Tengo que seguir recordándoles las cosas que saben que son verdad.

Dublín y yo, somos guisantes en la Mega vaina. Esta es mi ciudad y mi


periódico, y no quiero renunciar a nada de lo que es mío sin luchar.

Nunca he perdido una pelea aún. 146


Bueno, solo con ese maldito Ryodan. Y no hay manera de que él esté detrás
de WeCare. Él es como, la antítesis de WeCare. Es, como, No-Nos-Importas-
Una-Mierda también envuelto en un Te-Comeremos-En-El-Almuerzo.

Ahí se va mi humor de nuevo. Eso es todo lo que se necesita. Un pequeño


pensamiento acerca de él. Tengo que “trabajar” de nuevo esta noche como un
maldito tipo cualquiera en cámara lenta, caminando con dificultad entre las
masas y, la injusticia de todo ello es que, ahora que el mundo ha colapsado,
nadie tiene que trabajar más. Excepto yo.

Me erizo, dándome cuenta de que no puedo dormir como los muertos una
vez que publique el periódico porque tengo que poner una alarma. Yo. ¡Tengo
que levantarme a una hora precisa!

Jamás le he prestado atención alguna al tiempo. Dancer dice que he


disfrutado de un lujo que la mayoría de las personas jamás han tenido. Él odia
los relojes y las alarmas y todo lo que tenga que ver con el tiempo. Dice que la
gente ya tiene demasiados días perdidos y que la mayor parte de ellos viven en
el pasado o en el futuro, pero nunca en el presente, siempre diciendo cosas
como “no soy feliz porque ‘x’ cosa me sucedió ayer, o estaré feliz de nuevo
cuando ‘y’ me suceda mañana”. Él dice que el tiempo es el villano más grande.
En realidad no entiendo eso, pero eso es probablemente porque hasta este
maldito momento nunca tuve que mirar un reloj para nada. Me levantaba
cuando sentía ganas de hacerlo. Iba a dormir cuando sentía ganas de hacerlo.

Si tengo suerte, seré capaz de tener cinco horas de sueño antes de que tenga
que regresar a “trabajar”.

Estoy aterrada por lo horrible de todo eso. Las manecillas del reloj están
marcando los minutos de mi vida según las instrucciones de alguien más.

Eso está tan mal.

Despierto de forma lenta y cuidadosamente, ni siquiera me estiro. Me quedo


quieta, sintiendo el bote mecerse gentilmente en las olas. Amo dormir en mi
barco. Lo llené de trampas hasta la saciedad. Yo fui atrapada por una de ellas
hoy, ¡son tan buenas! No abro los ojos porque me lleva un rato comenzar a
moverme. Algunas veces puede tomarme media hora. Es por eso que puse la
alarma a las siete en lugar de a las siete y media.

Mi alarma.

¿Fue eso lo que acaba de despertarme?


147
No recuerdo haberla apagado.

Busco mi celular a tientas. La señal puede estar muerta, pero todavía


reproduce música y juegos. Y tiene una estúpida alarma.

Encuentro un obstáculo entre mi celular y yo que se siente como…

—¡Aiy-eeeeeeee! —Hago un sonido que no sabía que podía hacer, parte


jadeo, parte chillido, y me levanto de un salto de la cama, mis ojos abriéndose
de inmediato. Lo que acaba de salir de mi boca es tan femenino que me hace
encogerme, así que tomo mi espada y la balanceo.

Él me la quita de un golpe y ésta hace un estruendo al caer al piso.

Ni siquiera puedo decir nada por un sexo. Digo, un segundo43.

¡Ésta es como mi peor pesadilla en todo el mundo! ¡Esto es peor que los
ZCFs persiguiéndome, además del diablo y los príncipes Unseelie!

¡Ryodan está en la cama junto a mí!

43
N. de T.: juego de palabras entre “sex”, “sexo” y “sec”, abreviatura de “second”, “segundo” en
inglés.
Sentado ahí, ¡tan bien como se le place! ¡Estamos juntos en la cama! Él me
está dando esa ligera sonrisa y la mirada burlona. Supongo que estaba
viéndome dormir. ¿Ronqué? ¿Estaba desparramada de espaldas con la boca
abierta? ¡No tengo idea de cuánto tiempo ha estado aquí! ¿Cómo entró?
¿Cómo demonios pasó todas mis trampas? ¡Obviamente van a tener que
ocurrírseme unas nuevas!

Intento sacarlo de la cama de un empujón. Es como intentar mover una


montaña. Lo golpeo. Como una niña. Ni siquiera usando mis superpoderes.
Asumiendo que los tenga en este momento, esos malditos inconstantes. ¿De
qué sirve ser una superheroína si solo lo eres una parte del tiempo y nunca
sabes cuándo?

Él atrapa mi puño y lo sostiene.

No puedo sacar el puño de su mano.

—Amigo, ¡dame algo de espacio aquí! ¡Necesito espacio cuando despierto!


¡No puedo respirar! ¡Muévete!

Él ríe y yo quiero arrastrarme debajo de las sábanas, enterrarme profundo y


esconderme y pretender que esto es solo una mala pesadilla y que terminará
pronto. 148
—¡Fuera de mi cama!

Cuando me suelta y se pone de pie, el colchón se eleva diez centímetros en


su lado. No puedo creer que no lo sentí sentarse. Sí, puedo creerlo. Duermo
profundo.

—Estás retrasada para el trabajo, niña.

—¿Qué hora es? —Miro salvajemente alrededor en busca de mi celular. Estoy


tan desorientada por el sueño que apenas puedo funcionar. Lo diviso en el otro
extremo de la mesa junto a la cama. Está hecho trizas.

—¡Rompiste mi celular!

—Estaba destrozado cuando llegué aquí. Debes haberlo hecho tú cuando la


alarma sonó.

—No es como si fuera mi culpa —digo airadamente, apartándome el cabello


del rostro con ambas manos—. Nunca tuve que usar una alarma antes.

—Te estoy dando mierda.

—¡Estás como, aquí!


—Eso es porque estás llegando tarde al trabajo, niña. Vístete.

La ropa me golpea en el pecho.

Me doy cuenta de que llevo mi pijama favorita. Es de franela y tiene patos.


Quizá él no lo notó. No puedo soportarlo. Este es mi lugar. Se supone que sea
privado.

—La cabina del capitán. Bastante lujoso. Muévete. Tenemos cosas que hacer.
—Sale por la puerta y se dirige a la cubierta—. Bonita pijama, niña.

Me lleva a una iglesia.

Las iglesias me causan gracia. Son como el dinero, una conspiración de la fe.
Como si todos estuvieran de acuerdo en creer que no solo hay un Dios, sino
también que él baja y ve cómo está la gente, siempre y cuando pasen el tiempo
en ciertos lugares, construyan altares, quemen muchas velas e incienso, y
jueguen al siéntese-párese-arrodíllese y otros extravagantes rituales que harían
que un aquelarre de brujas no luciera como si tuviera un TOC44. Luego, para
complicarlo más, algunas personas hacen rituales, subconjunto A, y otras 149
personas hacen rituales, subconjunto B, C o D, y así sucesivamente hasta una
infinidad de denominaciones, y se llaman a sí mismos cosas diferentes, luego
niegan el derecho de todos los demás al cielo si no realizan los mismos rituales.
Amigo. Raro. Me imagino que si hay un Dios, él o ella no está prestándole
atención a lo que construimos o si seguimos algunas reglas elaboradas, sino
que se sienta en nuestros hombros, viendo qué hacemos cada día. Viendo si
nos tomamos esta gran aventura llamada vida y si hicimos algo interesante con
ella. Me imagino que la gente que es más interesante es la que consigue ir al
cielo. Quiero decir, si yo fuera Dios, querría a esa gente conmigo. También me
imagino que ser eternamente feliz sería eternamente aburrido, así que intento
no ser demasiado interesante, aunque me sea difícil. Preferiría ser una
superheroína en el infierno, pateando el trasero de toda clase de demonios, que
un ángel en el cielo, flotando por ahí con una beatífica sonrisa en mi rostro,
tocando un arpa mariquita todo el día. Amigo, ¡denme tambores y grandes
platillos! Me gusta el golpeteo y el estrépito.

Así que Ryodan me lleva a una iglesia y me quedo afuera mirando,


estancada.

44
TOC: Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Mentalmente reviso los lugares que he visto congelados hasta ahora: el
subclub de Chester’s, un almacén en las afueras de la ciudad, dos pequeños
pubs subterráneos, un gimnasio, una familia rural lavando, y ahora, una
pequeña congregación en una iglesia.

Me quedo un rato ante la alta entrada de puertas dobles, absorbiendo


detalles porque no tengo ningún apuro en entrar. El frío que emana del interior
es brutal, peor que en cualquier escena hasta ahora. Mi aliento quema hasta los
pulmones, incluso con unos cuarenta y cinco metros entre el frente de la iglesia
y yo, donde la gente está reunida en el altar en una congelada escena de
natividad. Hay ocho hombres, tres mujeres, un sacerdote, un perro de pie ahí, y
un anciano sentado en el órgano. He oído que sobrevivieron más hombres que
mujeres a Halloween, y en muchos sitios rurales las mujeres se han vuelto una
tentadora mercancía, con los hombres tropezándose unos con otros para
conseguir una. Los tubos del órgano detrás del altar están cubiertos con
carámbanos, y del techo chorrean enormes estalactitas. Hay una niebla
congelada colgando alrededor de todo el interior. El sacerdote está de pie
detrás del altar, mirando a los otros, sus brazos levantados, como si estuviera en
medio de un sermón.

—Está más frío que el resto, lo que sugiere que sucedió más recientemente,
la temperatura ambiente y todo lo demás incluido —digo, y cuando hablo, mi 150
aliento se cristaliza en pequeñas nubes que cuelgan en el aire. Me estremezco
con una repentina e incontrolable sacudida—. ¡Demonios, hace frío!

—Demasiado frío para ti.

Lo miro. Casi hubo un signo de interrogación al final de esa.

—Amigo, ¿estás preocupado por mí? Soy indestructible. ¿Cuándo te


enteraste de esta?

—Fade la encontró hace cerca de cuarenta minutos. Había pasado por la


iglesia diez minutos antes, y no estaba congelada. Cuando iba de regreso, ya lo
estaba.

—Así que sí es la más fresca que hemos visto hasta ahora. —Me doy cuenta
de que él no está entrando en la iglesia en cámara lenta como lo ha hecho en
escenas anteriores. Supongo que es un poco fría incluso para él.

Inhalo y exhalo, rápido y duro, bramando mis pulmones, preparando mi


surtido de adrenalina.

—Hagámoslo.

Mentalmente me recojo, cambio de velocidad y entro congelando el cuadro.


Existe el frío y luego existe algo peor. Este frío me clava puñales y los
retuerce, atrapando cartílago y hueso. Atraviesa músculos y tendones, cortando
mis nervios como una navaja. Pero esta escena es la más fresca de todas, y si
hay algún lugar donde voy a encontrar pruebas, es aquí, antes de que la
temperatura comience a elevarse y las cosas cambien. Si lo hacen. No sé lo
suficiente.

Rodeo la pequeña reunión, temblando. He tartamudeado de frío en otras


escenas pero nunca he temblado mientras congelaba el cuadro. Creo que
temblar es genial porque es la forma del cuerpo de congelar el cuadro a un
nivel molecular. Tus células sienten que la temperatura está demasiado fría para
ti, y tu cerebro te hace vibrar a cada minuto para generar calor. Así que, estoy
como, congelando el cuadro dos veces ahora mismo, a un nivel celular y sobre
mis pies. El cuerpo es una cosa brillante.

Primero miro sus rostros.

Están congelados con las bocas abiertas, los rostros contraídos, gritando, al
igual que la gente lavando al aire libre. Estas personas también lo vieron venir.
Todos excepto el sacerdote, que luce sorprendido por las personas ahí, lo que
me dice que lo que fuera que fuese, vino desde detrás del sacerdote, y vino
rápido porque su cabeza ni siquiera está girando. Debía haber estado 151
reaccionando a las expresiones en sus rostros. Debe haber aparecido y debe
haberlos congelado simultáneamente, o él habría tenido el tiempo de comenzar
a mirar detrás de sí.

Me siento un poco mejor sobre lo que sea que esté sucediendo porque,
ahora, dos veces, la gente lo vio venir. Eso significa que tengo una oportunidad
de salir de su camino si viene hacia mí.

—Guarda tus. Observaciones y respira —dice Ryodan en mi oído—. Reúne.


Información y. Sal.

Lo miro por la forma en que acaba de hablar. Tan pronto como lo hago,
entiendo por qué él seguía deteniéndose y arrancando. Su rostro es hielo
sólido. Se agrieta cuando añade.

—Apresúrate. Maldición.

Mi rostro no está congelado. ¿Por qué el suyo sí? Extiendo la mano sin
pensarlo, como si fuera a tocarlo o algo así, y él la aparta de un golpe.

—No. Toques. Una Mierda. Ni siquiera. A mí. —El hielo se hace añicos y se
reforma en su cara cuatro veces antes de que él termine la oración.
Avergonzada, me alejo rápidamente, aclaro mi mente y me concentro en los
detalles. No tengo idea de por qué casi lo toco. No hay explicación para mi
comportamiento. Creo que él me hechizó de alguna manera con su solicitud.

¿Qué está sucediendo en estos lugares congelados? ¿Por qué está


sucediendo? ¿Acaso alguna parte inhumanamente fría de Faery realmente está
filtrándose? Entiendo por qué Ryodan piensa que es así. En cada escena, nada
parece haber sido robado. No veo denominadores comunes. Nada fue comido.
Nadie fue lastimado. Entonces, ¿por qué sucedió? Considero cada una de estas
escenas congeladas como un crimen. La gente está muerta. Los crímenes
requieren un motivo. Zumbo de un lado a otro, intento discernir algún indicio
de un motivo, una pista de una mente consciente detrás de esto. Mirando de
cerca, buscando pequeñas heridas, algo así como de dientes delgados como
una aguja. ¿Fueron drenados de fluidos corporales que ciertos Fae consideran
sabrosos? La idea me hace pensar en unos cuantos Fae que debí haber matado.
De haberlo hecho, todo estaría bien entre Mac y yo. Ella jamás lo habría sabido.
Aún no sé por qué no lo hice. No era como que quería ser atrapada.

No veo señales de daño de ningún tipo.

Luego la veo y es un instantáneo golpe al corazón.

—¡Oh, mierda! —digo.


152
No me importa mucho cuando los adultos son asesinados porque sé que
tuvieron una vida. Vivieron. Tuvieron su oportunidad. Y, con esperanza,
murieron luchando. Pero los niños… bueno, los niños simplemente me matan.
¡Ni siquiera llegaron a conocer que lugar loco, maravilloso y sorprendente es el
mundo! Ni siquiera lograron tener aventuras.

Ésta no tuvo aventuras en lo absoluto. Ni siquiera pasó la etapa de “Dios, me


alegra que haya leche”.

Una de las mujeres está sosteniendo una bebé con un halo de rizado cabello
rojo justo como el mío, acurrucada en la curva de su brazo. Tiene un pequeño
puño envuelvo alrededor del dedo su madre y está congelada mirando a su
mamá como si fuera el ángel más hermoso y mágico en el mundo, que es
exactamente como me sentía con respecto a la mía antes de que todo se
pusiera tan… sí, bueno. Tan.

Y algo loco me sucede que no entiendo en lo absoluto, pero voy a comenzar


a hacer lo que el resto del mundo hace y culpar a mis hormonas de todo
porque solía ser la más genial de los geniales hasta que comencé a tener
periodos.
Me pongo toda sentimental por dentro como alguna clase de tonta que se
cree todos esos comerciales de tarjetas de felicitaciones, y pienso en mamá, en
que aunque ella me hizo cosas que otras personas creerían horribles, entiendo
por qué me mantuvo en una jaula. No había muchas opciones y ella no tenía
mucho dinero y no siempre fue mala conmigo. Lo hacía para mantenerme a
salvo. Jamás la culpé por mantenerme en una jaula con un collar.

Solo deseaba que dejara de olvidarse de mí.

Como si ella no quisiera recordarme.

O quizá deseaba nunca haberme tenido.

Pero no siempre fue así con nosotras. Recuerdo sentirme locamente querida.
Recuerdo cuando era diferente. Solo que nunca pude recuperarlo.

Y de repente está esta estúpida cosa tan fría en la comisura de mis ojos por
dentro como si intentara llorar o algo, y yo no lloro, y aquello se congeló en el
segundo en que comenzó y mi cabeza duele y extiendo la mano y toco el
pequeño puño envuelto alrededor del dedo de su mami y mi corazón se aprieta
y luego tengo esta horrible presión en mis oídos y luego algo dentro de mis
venas emite un suave sonido de chapoteo, y de repente no puedo respirar y
tengo tanto frío que supongo que debe ser como ser dejada desnuda en el 153
espacio.

El frío me corta, me arranca la piel, me asesina, me convierte en un glaciar.

El frío toma nuevos significados y justo cuando creo que lo entiendo, como si
fuera algún complejo estado del ser dentro del cual podría existir, da volteretas
alrededor, y ardo en todas partes y estoy caliente, y estoy caliente, ¡estoy tan
maldita e increíblemente caliente que comienzo a arrancarme la ropa y no
puedo hacerlo lo suficientemente rápido porque me siento pesada, lenta y
estúpida y me doy cuenta que de alguna manera he vuelto a cámara lenta!

¿Fue cuando la toqué? ¿Fue por eso que él me dijo que no tocara nada?
¿Tocar algo tan frío podría bajarte de la alta velocidad? ¿Cómo sabe eso, si es
verdad? ¿Lo debilitó alguna vez en alguna parte y es así como lo sabe?
Entonces, ¿por qué no lo mató?

Está demasiado frío en cámara lenta, en serio como el espacio exterior.

Intento congelar el cuadro nuevamente.

Caigo de rodillas. Debo haber esperado demasiado. Quizás el instante en que


bajé la velocidad fue demasiado largo.
¡Dios, el piso está frío! ¡Duele, duele, duele! Acabo de pensar “Dios.” No uso
esa palabra. ¿Creo? ¿He encontrado la fe aquí, de rodillas, ahora, al final? Eso
me parece un poco hipócrita de mi parte. No voy a morir como una hipócrita.
Comienzo a reír. No estoy temblando. Tengo calor. Tengo tanto calor.

Incluso ahora intento absorber más detalles. Curiosidad. El gato muriéndose.


Puede que eso pase. Es como un vacío aquí. Algo está mal, algo falta que no
pude sentir en cámara rápida, pero no entiendo qué. Las cosas alrededor de mí,
la gente y todo se siente… de alguna manera planos, desprovistos de un
ingrediente esencial que les daría multidimensionalidad.

—Ry… —No consigo decir su nombre.

Lo oigo gritar, pero no puedo entender las palabras y suena raro. Como si
estuviera hablando contra una almohada.

Intento quitarme los pantalones. Necesito quitármelos. Están fríos, tan fríos.
Tengo que quitarme todo. Están tan fríos que arden en mi piel. Él está luchando
contra mí, intentando mantenerlos en mí. Sal de mi camino, intento decir pero
nada sale. Necesito quitármelos. Si puedo quitármelos puede que esté bien.

Y todo en lo que puedo pensar es…

¡Ayúdame! Grito dentro de mi cabeza.


154
Mi corazón se está yendo. Reúne toda la energía para un último y violento
latido que dice “vete a la mierda” pero solo logra un sonido blando.

No puedo morir así. Tengo cosas que hacer. Mi aventura apenas ha


comenzado. Todo se pone negro. Veo la Muerte. No es tan fascinante. Es una
almádena45.

Aw, mierda. Sé lo que es la rigidez cadavérica. Sé que mi rostro se va a


quedar fijo. Estoy escogiendo cómo.

Busco una risa desde lo profundo, en donde siempre estoy medio riendo de
todas maneras porque, estar viva, ¡amigo!, es la mayor aventura en el mundo.
Qué paseo ha sido. Corto pero estupendo. Nadie puede decir que Dani Mega
O’Malley no vivió mientras estuvo aquí.

¡Sin arrepentimientos!

Dani fuera.

45
N. de T.: una maza.
Traducido por Liseth Johanna

Corregido por V!an*

es pierdo el rastro por un minuto, distraído por una mujer Unseelie en


L las calles que tiene lo que el Highlander en mí considera partes
repugnantes, pero que el príncipe en mí cree que son las adecuadas. El sexo se
ha vuelto condenadamente raro. Increíble. Pero raro. Ella está a unas pocas
cuadras al sur de la iglesia, y está desprendiendo feromonas que hacen que mi
polla se ponga plana contra mi estómago, y para cuando me doy cuenta de lo
que le ha sucedido a Dani, tengo una razón más para odiar a Ryodan y a todo el 155
maldito mundo, como si necesitara una.

—¡No! —rujo mientras me apresuro hacia el borde del techo. Eso es lo malo
de ser mestizo. El Highlander en mí quiere tomar las escaleras. El Unseelie en mí
quiere usar alas.

Lo malo es que no las tengo todavía.

Mi corazón toma la decisión sin mí e intenta llegar a ella de la manera más


rápida posible.

Salto.

Maldigo mientras caigo en picada cuatro pisos y me preparo para el impacto.


Contrario a lo que ella piensa, no puedo tamizar todavía, así que no puedo
cortar esta caída. ¿Qué clase de idiota se rompe todos los huesos en el preciso
momento que su damisela en problemas lo necesita más? Hasta ahora he
estado feliz de todavía no poder tamizar. Creo que ese es el punto sin retorno.
El día en que pueda desaparecer de la existencia en un parpadeo y regresar con
un mero pensamiento, ya no seré humano.

Giro en el aire, intento caer sobre mis pies.

46
“Hot Child In The City”: Canción de Nick Gilder.
Estoy sorprendido cuando funciona. Descubro nuevas cosas sobre mí mismo
todos los días, la mayoría de las cuales me disgusta, pero este es un cambio
bienvenido. Mi centro de equilibrio ha cambiado. Pivoteo y me realineo
impecablemente. Mis huesos parecen haber desarrollado una increíble
resistencia gomosa. Mis rodillas se doblan ligeramente, doblándose de una
forma distintivamente inhumana para absorber el impacto. Aterrizo como un
elegante gato. Me miro los pies, los cuales están intactos y funcionando
perfectamente, y todo en lo que puedo pensar es, maldición, acabo de caer
cuatro…

—¡Tráela aquí AFUERA! ¡AHORA, estúpido idiota!

Mi cabeza se levanta.

Un adolescente que lleva lentes está de pie fuera de la iglesia, mirando hacia
adentro, gritándole a Ryodan. No tengo idea de quién es o de dónde vino. Pero
acaba de decir mi línea, aunque lo habría hecho sin la parte de estúpido y con
muchos más “hijo de puta”.

Las manos del chico están hechas puños y está pegado contra la jamba de la
puerta de la iglesia. Su rostro y cabello están escarchados y tiembla
violentamente.
156
Lo empujo para pasar, apartándolo con el hombro.

—Ella no te necesita. Inútil humano. Piérdete.

Me gruñe.

Me río. Para mirarme a la cara y gruñirme se necesitan grandes bolas.

—Felicidades para ti, niño. Ahora vete a otra parte y muere antes de que
decida meterte esas grandes bolas que crees que tienes por la garganta. —
Entro a la iglesia, así puedo rescatar a Dani y matar a Ryodan por llevar a una
flor de invernadero a una zona ártica.

El frío me golpea como una pared de ladrillo y me detiene en seco. Una


sólida capa de hielo se forma en mi piel. Cuando flexiono los músculos, el hielo
se rompe y cae al piso con un tintinear de cristales. Doy otro paso y me
congelo, a medio paso esta vez, mientras todavía me estoy moviendo.

Pasé una pequeña eternidad en la prisión Unseelie y nunca tuve este


problema, y estaba inhumanamente frío ahí. Soy mitad príncipe Unseelie. No
creí que hubiera algún lugar demasiado frío para mí. ¿Cómo puede ese hijo de
puta de Ryodan tolerarlo, si yo no puedo?
Doy otro paso, me congelo de nuevo, lo rompo y retrocedo. No me hará
ningún bien congelarme como el hombre lata y volverme inútil para ella. No
entiendo cómo es que esto está sucediendo. El frío en el reino del Rey Unseelie
congeló mi alma y me hizo odiar el estar vivo. Esto es peor. No hubiera creído
que había algo peor. Hay algo familiar en este lugar, esta escena, este frío. Déjà
vu. Desprecio este frío. Me hace sentir mal en el centro de mis huesos. Vacío,
hueco, de alguna manera… imperfecto. Entrecierro los ojos, mirando alrededor.

¡Dani!

Ella está en el piso y no es el frío el que me quita el aliento. Sus jeans están
enredados alrededor de sus rodillas. Lleva un sostén y bragas de color negro
con pequeña calaveras y tibias cruzadas. Está sacudiendo los brazos y las
piernas y gritando incoherentemente.

Y yo no puedo llegar a ella. ¡Mi chica está medio desnuda y muriendo y no


puedo llegar a ella!

Empujo hacia adelante.

Me congelo.

Rompo el huelo y retrocedo. 157


¡Mierda!

Ella está intentando quitarse el resto de los jeans y él está luchando contra
ella, intentando mantenerlos puestos. Necesita sacarla de aquí. ¿Por qué está
desperdiciando tiempo intentando mantenerle la ropa puesta?

—¡Tráela a mí! —demando.

—¡No congeles el cuadro con ella! —brama el chico en las escaleras. Tiene
buenos pulmones—. ¡Si te mueves rápido, la matarás!

—Qué mierda sabes tú —dice Ryodan.

—¡Todo lo que hay que saber sobre la hipotermia! Y estoy dispuesto a


apostar que ninguno de ustedes puede darle calor. ¡Tráela conmigo si quieres
que viva! Deja de intentar ponerle la ropa. ¡No va ayudar!

—Vete a la mierda, niño —dice Ryodan, pero deja de intentar vestirla y la


toma en brazos. Sus pantalones caen al piso. Está casi desnuda en sus brazos.
No puedo ver más allá de la rabia roja en mis ojos.

—¡No la muevas más de lo que tienes que hacerlo! ¡Eso forzará la sangre fría
a su corazón y tendrá una nueva caída de temperatura corporal! —grita el chico.
Ryodan camina con ella realmente lento.

Ella ha dejado de sacudirse.

Tampoco está haciendo algún sonido. Se ha quedado floja. Sus brazos y


piernas caen pesadamente como una muñeca de trapo con cada paso que él
da. Si la mató voy a golpearlo hasta que sangre y a comerlo pedazo por pedazo,
con salsa para carne.

Es todo lo que puedo hacer para mantener mis pies fijos donde están y no
atacarlo cuando pasa. Gloriosas, hermosas escenas de muerte y destrucción,
campos de batalla y cámaras de tortura, llenan mi mente, tentadoras, sexuales,
incitándome a golpear, atropellar y arrasar con todo en mi camino, sin importar
las consecuencias, porque no hay consecuencias para lo que me estoy
convirtiendo.

Cuando él pasa junto a mí, mis puños chorrean sangre. Pero no peleo por
ella. Si lo hago, podría matarla. Eso me convertiría en algo peor que un príncipe
Unseelie.

—¡Tú! —El chico me clava un dedo—. Necesito bolsas de dormir, una manta
de aluminio, y compresas calientes. Tienda de actividades al aire libre en la
Novena y Central. Consígueme azúcar, gelatina y agua, si puedes encontrarla. 158
No pierdas tiempo si no la encuentras. Lo mismo para un generador. ¡Ahora!

—¡No hago mandados para los humanos!

Pero arrancaría la maldita luna del cielo por ella.

Cuando regreso con las mantas y las compresas calientes, ella está en la
acera en el lado opuesto de la calle de la iglesia.

El niño con lentes está en ropa interior. Aparentemente el hijo de puta no


usa.

La rabia me ahoga. Lucho para controlarme. La parte humana de mi cerebro


sabe exactamente por qué se quitaron la ropa. Para poder acomodarla entre
ella. Ella necesitaba todo lo que ellos tenían. Está enroscada en posición fetal,
envuelta en los pantalones de ellos, sus camisas y chaquetas. La parte Unseelie
de mi cerebro no comprende nada excepto que dos pollas están demasiado
cerca de algo que es mío.
El chico está encima de ella, sobre sus manos y rodillas, con su rostro
rozando el de ella como si estuviera besándola.

Ryodan luce como si estuviera a punto de arrancarle la cabeza. Mientras me


acerco, veo que el chico está respirando sobre su nariz y boca, dejando que su
respiración suba por las fosas nasales de ella. Estoy sacudiéndome de rabia. Mis
manos están hechas puños de nuevo, sangrando por apretarlas tan fuerte.

—Sigue enroscándose —dice Ryodan.

—Instinto de madriguera. Las personas que están congelándose lo hacen


cuando están a punto de morir.

—La dejas morir —le digo al chico—. Y te mataré de todas las maneras en
que un humano puede ser asesinado, te traeré de vuelta y lo haré todo de
nuevo.

—¿Conseguiste lo que necesito? —El niño extiende una mano detrás de sí,
ignorando mi amenaza—. Manta de aluminio. Ahora. Y cuidado cuando la
muevan —dice sobre su hombro, como si ni siquiera supiera que dos maníacos
homicidas están observando cada uno de sus movimientos y lo quieren muerto
solo por estar tan cerca de ella—. Nada abrupto.

—¿Por qué aluminio? —Quiero saber exactamente qué está haciendo para
159
poder hacerlo yo mismo cuando haya una próxima vez. Diría que no va a haber
una pero, desde que los muros cayeron siempre hay una próxima vez.

—Súper aislamiento. Atrapa el calor. Mantiene fuera todo lo demás.

Ryodan y yo la ubicamos delicadamente sobre la manta, luego el chico se


estira sobre ella de nuevo. Ella está inmóvil. Ni siquiera puedo ver su pecho
subir y bajar. Está pálida y quieta como un cadáver. Me excita de una manera
perturbadora. Nunca he visto a una princesa Unseelie pero sospecho que son
así: blancas, frías y hermosas.

—¿Está respirando?

—Apenas. Su cuerpo está usando todo lo que tiene para mantener su


cerebro y órganos funcionando. Necesita orinar.

—No puedes saber eso, maldita sea —dice Ryodan.

El chico no gira su cabeza ni lo mira, solo sigue hablando por encima de la


nariz de ella.

—Ella come y bebe constantemente. Su vejiga siempre está, por lo menos,


parcialmente llena. Su cuerpo está gastando preciosa energía intentando evitar
que la orina en su vejiga se congele. Necesitamos que esa energía esté dirigida
a su corazón. Por lo tanto, necesita orinar. Entre más pronto, mejor.
Necesitamos que esté consciente para poder hacerlo, a menos que tengan un
catéter a mano.

—Despiértala —gruñe Ryodan.

—No vas a ponerle un catéter —gruño.

—Haré lo que sea que tenga que hacer para salvarle la vida. Ustedes.
Malditos. Idiotas —dice el chico.

Abre un paquete de compresas calientes y las mete en sus axilas e ingle.


Luego se estira junto a ella.

—Envuélvannos en bolsas de dormir.

Miro a Ryodan y él me mira y, por un segundo, creo que es posible que


ambos matemos al chico. Ryodan tiene una expresión más pétrea de lo
habitual, si eso es posible sin volverse de concreto, y sus colmillos están afuera.
Bajo la mirada. La polla de Ryodan está tan grande como la mía.

—¿Por qué demonios no usas ropa interior? —Para un príncipe Unseelie, una
polla expuesta es un llamado de batalla. 160
—Irrita. Demasiado pequeña y confinante.

—Vete a la mierda —digo.

—Amigos. Supérenlo —dice el chico—. Envuélvannos. ¿Quieren que muera?

—Jamás debiste haberla llevado ahí. Voy a matarte por eso —le digo a
Ryodan mientras ayudo a enrollar a un chico casi desnudo con mi chica.

—Le dije que no tocara nada —dice Ryodan—. Sabía que la haría perder su
velocidad. Se lo recordé en cada escena a la que fuimos. Y hazlo, Highlander.
Cuando quiera que creas que estás listo.

—Y todos sabemos lo bien que presta atención —dice el chico secamente.

Ryodan le da una mirada que haría que hombres adultos, armados y


psicópatas se callaran.

—No había razón para que ella tocara nada.

—Obviamente pensó lo contrario —dice el chico, completamente impávido.

—Yo estaba allí con ella. Imaginé que podría sacarla.


—Te imaginaste mal, hijo de puta —digo.

—No pensé que la afectaría tan rápido si lo hacía. No me hizo nada cuando
yo lo intenté.

—Ella no es como tú. Y cállense, ambos —dice el chico, y pone su rostro


sobre el de ella de nuevo, respirando, ahuecando sus manos alrededor de sus
rostros para mantener el aire cálido ahí.

—¿Por qué estás haciendo eso? —digo.

—Aire cálido. Hipotálamo. Regula la temperatura interna y le ayudará a


volver a la consciencia. Necesito que esté consciente para que pueda orinar.

—Yo la habría frotado para calentarla. Restaurar su circulación.

—Brillante. La habrías matado. Su sangre está demasiado fría. Eso habría


detenido su corazón.

—No entiendo por qué se desvistió —dice Ryodan. Lo miro. Está haciendo lo
mismo que yo. Aprendiendo qué hacer por si sucede de nuevo. Ambos
habríamos salido corriendo con ella, intentando llevarla a un lugar cálido. Y,
según este chico, ambos la hubiéramos matado.
161
—Los vasos sanguíneos se ensanchan. Ella pensó que tenía calor. Los
excursionistas son encontrados muertos todo el tiempo en las montañas,
desnudos con su ropa doblada en las cercanías. Se confunden. El cerebro
intenta ordenarse en medio del caos.

—¿Cómo sabes todo esto? —Odio que él lo sepa y yo no. Lo hace un mejor
hombre para ella en esta situación. Quiero ser el mejor hombre para ella en
todas las situaciones.

—Mamá era doctora. Casi morí de hipotermia en los Andes una vez.

—Yo casi te maté —dice Ryodan.

—No puede oírte —dice el chico.

—No estaba hablando con ella.

—Dame más compresas calientes —dice el chico—. ¡Rayos, está fría!

—Hace unas pocas semanas. Casi te maté.

El chico le da una mirada. Pienso, ¿qué mierda le da a un chico así de joven


las bolas que se necesitan para gruñirme y para darle al hijo de puta una mirada
como esa?
Ryodan dice:

—Estaba en las sombras de un callejón por el que caminabas. No me


hubieras visto venir. Ella habría muerto esta noche si te hubiera matado.

—¿Es eso, como, una disculpa? —me mofo.

—¿Ella jadea de horror cada vez que te ve, Highlander?

Desenrosco unas alas que aún no están ahí y siseo.

—Ambos hablan demasiado —dice el chico—. Cállense. No me hagan decirlo


de nuevo.

Nos callamos, lo que encuentro histéricamente gracioso.

De repente nos veo desde arriba. Hago eso todo el tiempo ahora. Creo que
es porque estoy perdiendo mi humanidad y es mi manera de marcar mi
descenso al infierno. Observo que hay solo un hombre humano en esta escena
y no soy yo.

Veo a una radiante niña-mujer que tiene más curvas bajo su ropa de lo que
supuse, y por la manera en que Ryodan la está mirando, él tampoco se lo
imaginó. Le falta la sangre, está azulada, enroscada con fuerza en los brazos de 162
un adolescente semidesnudo que podría haber sido, debió haber sido, yo.
Manteniendo vigilia sobre ella hay dos monstruos de razas muy diferentes, pero
monstruos de todas formas.

La Muerte a su izquierda.

El Diablo a su derecha.

El chico luce como yo cuando tenía su edad, excepto por los lentes y unos
cuantos centímetros más de altura. Cabello oscuro, gran sonrisa, amplios
hombros, el chico va a ser apuesto.

Si sobrevive a la próxima semana.

En este momento apostaría con fuerza contra ello.

Está en una bolsa de dormir con ella, sosteniéndola. Ella tiene calaveras y
tibias cruzadas en su ropa interior. Eso me encanta más allá de la razón.

Como yo lo veo, si no es Ryodan en ese próximo callejón oscuro, seré yo.


Traducido por Lost Angel y magdaa

Corregido por Simoriah

ago un nuevo descubrimiento que apesta completamente. 163


H Morir es la parte fácil.

Volver a la vida es lo que apesta.

En un segundo me he ido. Ni siquiera existo.

Al siguiente, ardo de dolor.

Oigo voces hablando pero siento como si alguien hubiera apilado pesas
sobre mis ojos y ni siquiera intento abrirlos. Duele tanto que quiero perder la
conciencia una vez más. Gimo, miserable.

—Dijiste que podíamos moverla, así que hagámoslo. Ahora. La llevaremos a


mi casa.

Es Christian. Me pregunto qué está haciendo aquí.

—Ella no va a ningún lado contigo. Vendrá conmigo. Si te equivocas y no es


seguro ahora, niño, estás muerto.

47
“I fight authority and authority always wins probably always will”: Fragmento de la canción
“Authority Song” de John Mellencamp.
Ése es Ryodan. Pero, ¿a quién llamó niño? La única persona que conozco a la
que llama “niña” es a mí.

—No corro riesgos con ella. Es seguro.

—¿D-D-D-Dancer? —parloteo.

—Tranquila, Mega. Casi mueres. —Cierra su mano en torno a la mía y yo la


aferro. Me gusta su mano. Es grande y aprieta en forma suave pero segura. Es el
tipo de asidero que dice: te tengo si me quieres, pero te dejaré ir si quieres
correr por un tiempo—. Ella no se irá con ninguno de ustedes. Viene conmigo
—dice él.

—¡La mierda que lo hará! —explota Christian, y veo luces destellando detrás
de mis párpados por la inmensidad de su voz y el dolor en el que me
encuentro.

Ryodan dice:

—Está débil y no tienes lo que se necesita para protegerla.

—N-no estoy débil —murmuro—. N-nunca estoy débil. —Abro los ojos
apenas y la ligera luz de la calle casi parte mi cabeza. Los vuelvo a cerrar.
Mierda, estoy débil. 164
—Demonios que lo haré.

—Yo entré como quise a tu casa y te la quité.

—No estaba ahí en ese momento. O no lo hubieras hecho.

Ryodan ríe.

—Insignificante humano.

—Ella viene conmigo —dice Christian.

—A-amigos, me siento realmente enferma —digo—. ¿Cuál está más cerca?

—Mi casa —dice Christian.

—Demonios que lo está —dice Ryodan.

—Ni siquiera sabes dónde está —dice Christian.

—Lo sé todo.

Dancer dice:

—Chester’s.
A él le digo:

—Llévame ahí. Y a-apresúrate. Me muero de hambre y me estoy c-c-


congelando.

Cuando entramos a Chester’s, el ruido casi me parte el cráneo de sien a sien.


Estoy tan enferma que me tambaleo. Ryodan le dice a Lor que consiga mantas
calentadas y que las lleve a una habitación en algún lugar arriba. Espero que sea
a prueba de ruido. Conociendo a Ryodan, lo es. Como Batman, tiene todos los
mejores juguetes. No me importa dónde voy ahora. Solo necesito recostarme.
Quiero que dejen de hacerme caminar pero insistí en que me dejaran hacerlo,
porque odio ser cargada así que estoy fingiendo. Cada músculo que tengo está
ardiendo y acalambrado. No puedo pensar claramente.

—Saquen al niño de aquí —le dice Ryodan a otro de sus hombres.

Dos hombres se acercan, cierran sus manos alrededor de sus brazos.

—¡Dejen a Dancer en paz! —digo.

—Está bien, Mega. Tengo cosas que hacer de todas maneras. Cuídate, ¿me
165
oyes? —Él me mira con fuerza y por un segundo quiero que todo el mundo se
vaya y me deje sola con él. La vida es tan fácil con Dancer. Quiero preguntarle
cómo terminó en la calle conmigo. Quiero saber qué sucedió. Alguien me salvó
la vida esta noche. Quiero saber quién fue y todos los detalles.

Pero no lo quiero aquí. No en Chester’s. No quiero su mancha en él.

—¿Te veo esta noche? —digo.

Él sonríe.

—Eso espero, Mega. Tenemos una película que ver.

—Sáquenlo de aquí. Ahora —ladra Ryodan.

Dancer me impresiona muchísimo cuando se libera de sus manos con una


sacudida y dice realmente calmado:

—Puedo salir solo. —No se saca la testosterona de la piel como un perro


mojado se sacude para sacarse el agua. No se convierte en un toro estúpido,
lanzando sus cuernos alrededor. Solo se ocupa de sí mismo.
Lo observo irse pero Ryodan me hace girar repentinamente, manejándome
como si fuera un go-cart. Bruscamente ordena agua caliente y gelatina y le dice
a Christian que se vaya a la mierda de su club.

Christian ríe y se instala en un taburete en el subclub más cercano a las


escaleras.

Mientras cojeo por las escaleras, veo algo extraño. Ryodan se detiene por un
segundo y yo miro hacia atrás. Está mirando la pista de baile, al subclub de
niños, y como si ella pudiera sentirlo o algo, Jo levanta la mirada, directamente
hacia él. Casi como si hubiera estado esperando ese momento. Como si hubiera
una especie de banda elástica entre ellos y pudiera sentirlo si él tirara de ella.
Creo que sus reflejos son aún más dramáticos de lo que eran unos días atrás,
dorados sobre su cabello oscuro. Una vez más tiene brillo entre los pechos (no
lo hubiera notado, ¡excepto que el brillo te hace mirar allí!) y lleva bonitas
pulseras en sus brazos. Ella nunca usa joyas. Incluso sintiéndome tan enferma
como me siento, pienso que Jo luce bien. Ryodan le da un imperceptible
asentimiento y ella se queda realmente quieta y se seca las manos en la falda y
traga tan fuerte que puedo ver su garganta moverse desde aquí. Se miran y
ninguno aparta la mirada.

Después de un largo momento, Jo le devuelve el asentimiento. 166


Y yo pienso, ¿qué mierda? ¿Es empática como Kat? ¿Cómo supo ella lo que él
estaba diciendo? ¿Y qué estaba diciendo, de todos modos? ¿Y por qué ella le
está entregando su bandeja a alguien más?

Entonces mis piernas se doblan debajo de mí porque fingí tanto tiempo


como pude, y él me atrapa antes de que golpee el piso, cargándome, y yo ni
siquiera lucho porque me siento demasiado miserable.

Me llevan a una habitación a unas pocas puertas de distancia de la oficina de


Ryodan y me ponen en una cama. Me entierro profundamente en el suave
colchón. Suspiro con alivio y me desvanezco. Ryodan me enfurece lo que no
pueden ser tres minutos después al volver a despertarme y forzándome a beber
agua tibia de gelatina.

Al principio no la quiero, pero sabe como el cielo.

—¿Qué sucedió? —digo—. ¿Acaso, como que, morí y volví? —¡Qué aventura!
Me pregunto si eso será puesto en mi leyenda cuando sí muera. Me pregunto
cuántas veces podré patear el trasero de la Muerte en mi vida. ¿Qué tan genial
es eso?

—Bebe.
—¿De dónde salió Dancer? —Mi estómago se acalambra—. Ah, está dañando
mi estómago.

—Deja de tragar. Toma pequeños sorbos.

Veo otra cosa extraña cuando él vierte un segundo vaso de tibia gelatina
líquida.

—Amigo, ¿tiemblas mucho?

—Me enfrié demasiado.

Lor se ríe y le da una mirada.

—O te calentaste demasiado. Sal de aquí. Yo me hago cargo.

Ryodan mira mi vaso vacío. Ya he vaciado mi jarra y quiero más.

—Yo lo traeré —dice Lor—. Ve a hacer lo que necesitas, jefe.

Me pregunto qué necesita hacer, por qué está temblando. Si ésta es su


debilidad, quiero saber todo al respecto. Qué pena que esté a punto de
desmayarme otra vez.

Ryodan se pone de pie. 167


—Cuídala. —Sale.

Lor dice:

—Duerme, niña. Volveré antes de que te enteres. Con barras de chocolate.

Me desplomo sobre las almohadas, me hago un ovillo y suspiro. Barras de


chocolate. La vida es dulce. Todo lo que tengo que hacer es yacer aquí, donde
está cálido y acogedor y esperarlas. Calentaron mantas para mí. Alguien está
trayéndome barras de chocolate a la cama.

Voy a dormir por días.

Me pregunto qué sucedió. Me muero por hablar con Dancer. Pero eso tendrá
que esperar.

Estoy a la deriva, justo a punto de desfallecer de nuevo cuando de repente


me enervo, golpeada por una certeza que me molesta en todas las formas.

¡Ya sé por qué Ryodan le dio esa mirada a Jo!

¡Porque están en su oficina ahora mismo, hablando de mí! Conspirando, con


Jo toda preocupada por mí porque casi me muero.
Y están intentando descifrar qué hacer conmigo porque no sigo las reglas y
estuve a punto de matarme esta noche. ¡Odio cuando los adultos tienen sus
estúpidas reuniones sobre mí! Siempre terminan con que yo reciba la
reprimenda y con que se me entregue una lista completa de nuevas reglas que
nadie en su sano juicio podría posiblemente obedecer, la mayoría de las cuales
no son ni siquiera lógicas o inteligentes.

¿Cómo mierda se supone que supiera que si tocaba una pequeñísima cosa,
me sacaría del cuadro congelado? ¿Por qué él simplemente no podía
decírmelo? ¡Nunca lo hubiera hecho!

Pensando en cómo casi no hice que me mataran esta noche, realmente él lo


hizo, comienzo a humear desde dentro y me entibio enseguida por la pura furia.
Me arrastro para salir de mi montón de mantas, tomo mi espada, avanzo a
tropezones hacia la puerta y me tambaleo hacia el pasillo. Miro hacia un lado y
hacia el otro, pero no veo a nadie. Porque probablemente todo el mundo ya
esté en su oficina, faltándome el respeto.

Avanzo inclinada por el pasillo, tropezándome de pared a pared, usándolas


para estabilizarme hasta que llego a su puerta, entonces estampo mi palma
donde siempre lo veo estampar la suya y la puerta se abre. Ni siquiera espero a
que termine de abrirse antes de comenzar a ventilar mis quejas. 168
—No es mi culpa que casi haya muerto, amigo. Es tu culpa y así es co…
mmmmoooo… ¡Ew! —Sacudo la cabeza, horrorizada y... y... y...

Horrorizada.

Mi boca está abierta, sin que nada salga de ella.

Ryodan me mira sobre su hombro.

Tiene a Jo ahí pero no están hablando. Ella está inclinada sobre su escritorio
con la falda levantada. Y él está haciendo esa cosa que desearía nunca haberlo
visto haciendo. ¡Santo agente de viajes! ¿Como que, pasé por un túnel del
tiempo o algo? ¿Cuánto tiempo me llevó llegar hasta aquí? ¿No hacen los
adultos otras cosas antes de llegar a este punto? ¿Como tal vez abrazarse,
besarse, tocarse por un rato? Me muevo rápido y todo, pero, ¡amigo! En cierta
forma pensarías que algunas cosas serían agradables un poco lentas, ¡como
quizás dándote la oportunidad de estar lista para lo que está sucediendo!

Jo jadea y se vuelve de un rojo brillante.

—¡Oh! ¡Dani! ¡Sal de aquí!

Estoy viendo más de Jo de lo que jamás quise.


No están hablando de mí.

Ni siquiera estaban pensando en mí.

¡Como si yo ni siquiera estuviera yaciendo a unas pocas puertas de distancia


en mi lecho de muerte, sin que nadie obviamente se preocupara por mí en lo
absoluto!

—¡Eres una traidora! ¡Durmiendo con el enemigo! ¿Qué sucede contigo?


¡Esto es demasiado asqueroso para mis ojos!

—Vuelve a la cama, Dani —dice Ryodan, mirándome de forma extraña.

Lo odio y la odio y odio esta estúpida puerta retráctil.

Ni siquiera puedo cerrarla de golpe al salir.

Despierto sintiéndome increíble. Usualmente despierto confundida y


enfadada. Pienso que quizás debería estar a punto de morir más seguido. No
tengo ni idea de por qué me siento tan bien pero me encanta así que me estiro,
exprimiéndolo por todo lo que puedo conseguir. Mis músculos están 169
totalmente lisos y felices y relajados, y no siento ninguna contusión en ningún
lugar, lo cual es imposible. Mis músculos siempre están tensos en alguna parte.
Yo soy contusiones. ¡Esto se siente como un cuerpo completamente nuevo! Me
imagino que debo estar en algún tipo de estado previo a despertar en el que
nunca he estado antes, donde el cerebro se ha encendido pero el cuerpo sigue
adormecido. Siento barras de chocolate en la cama conmigo, derretidas en mi
cálido nido. Una está aplastada entre mi mejilla y la almohada, y siento otra
pegada a mi trasero. Despego las dos, abro una y la como sin abrir los ojos,
completamente feliz. Podría acostumbrarme a esto. Sin dolor por variados
golpes y contusiones, desayuno en la cama.

Entonces recuerdo donde estoy.

Chester’s.

Y recuerdo lo que vi antes de dormirme.

Ryodan haciéndolo con Jo.

En su escritorio.

¡Gah!
¡Nunca voy a poder mirar ese escritorio otra vez! ¿Cómo se supone que me
siente en su oficina ahora?

Estoy tan enojada que me siento de golpe en la cama y trago la última mitad
de mi barra de chocolate tan rápido que se atora en mi garganta.

Comienzo a asfixiarme y de pronto un puño golpea mi espalda. Mi boca se


abre y la mitad de una destrozada barra de chocolate va a dar contra la pared
de cristal con un plaf de chocolate. Es demasiado desagradable para mí tan
temprano en la mañana. Mi estómago comienza a hacer arcadas y me doblo
intentando mantenerlo controlado.

Si, así es más como despierto. Toda jodida y confundida. Cuando vivía en la
abadía, Ro me dijo que tenía dolores de crecimiento, y que los superhéroes los
tienen peor que el resto de la gente. Dijo que por eso necesitaba dormir tan
fuerte y tan profundo, y despertar tan lento, porque mi cuerpo tiene que hacer
más trabajo para repararme a nivel celular. Tiene sentido científicamente.

—Ayudaría, niña —dice Lor detrás de mí—. Si masticaras más de una vez
antes de tragar.

—Nunca mastico más de una vez. No sería capaz de comer lo


suficientemente rápido si lo hiciera. Tendría que pasar todo el día masticando. 170
Tendría los músculos de mi mandíbula del tamaño de los bíceps de Popeye.

—Eres demasiado joven para saber quién es Popeye.

Cuando pasas la mayor parte de tu niñez en una jaula frente a un televisor,


sabes quienes son todos. Puedo cantar las canciones de Green Acres y Gilligan's
Island. Incluso sé quien era That Girl48. Aprendí todo lo que sé del mundo
mirando televisión. Hay un montón de psicología ahí si prestas atención, y yo
era un público cautivo. Ro decía que obtuve todo mi melodrama al crecer de
esa manera. Que pienso que la gente debe ser impresionante como lo son en
los programas. Amigo, ¡claro que lo hago! Pero no necesité que la televisión me
lo dijera. La vida es una elección: puedes vivir en blanco y negro, o puedes vivir
en color. ¡Yo tomaré cada tono del arco iris y los tropecientos en el medio! Me
levanto de la cama, tomo mi espada y me encamino hacia la puerta.

Lor está frente a ella, los brazos cruzados sobre el pecho.

—El jefe no dijo que podías irte.

—Yo no dije que tu jefe podía acostarse con Jo —digo de una manera
realmente calmada, pero por dentro estoy hirviendo. No se por qué me siento

48
Green Acres, Gilligan’s Island y That Girl: series norteamericanas de los años 60s.
tan traicionada. ¿Por qué me importa? Son adultos. Los adultos nunca tienen
sentido. A Jo ni siquiera le gusta él. Y sé que a él ella no le importa una mierda.

—Cariño, el jefe no le pregunta a nadie a quién follar.

—Bueno, no va a volver a hacerlo con Jo. Sal de mi camino. Muévete. —Le


voy a decir a ella que no le voy a hablar nunca más si vuelve a tener sexo con él.
Le haré elegir, y me elegirá a mí.

—¿Para que puedas comenzar algún problema?

—Sí. —Ni siquiera intento negarlo. Estoy lista para golpear cabezas y no me
voy a sentir mejor hasta que haga a alguien sentirse tan miserable como yo.

Él me mira. Inclino mi mandíbula en un ángulo más desenfadado, y puedo


decir que está intentando no reír.

—¿Qué? ¿Piensas que soy divertida? —Estoy tan cansada de que la gente me
sonría así. Mi mano va hacía la empuñadura de mi espada. Se cierra sobre su
mano. Todos ellos son más rápidos que yo—. No soy divertida. Soy peligrosa.
Solo espera y verás. No crecí del todo todavía, pero cuando lo haga, voy a
patear tu trasero de una punta de Chester’s hasta la otra. Solo espera y verás.

Él deja ir mi espada y sale de mi camino, riendo. 171


—Ve, niña. Crea problemas. Ha estado aburrido por aquí últimamente.

En mi camino hacía la puerta decido que quizás me podría agradar Lor. Él


también vive en color.

Cuando paso volando junto a la oficina de Ryodan, creo que siento una brisa
y me giro realmente rápido, lista para pelear con él si es necesario, pero no hay
nadie allí. Sacudo la cabeza y salto por las escaleras, congelando el cuadro hacia
los costados entre los escalones porque tengo mucha energía esta mañana,
revisando la pista de baile mientras me muevo. Está llena y el lugar está en su
apogeo. Parece que o bien no dormí mucho o dormí el día entero hasta la
noche siguiente, porque ahí está Jo, atendiendo mesas en el subclub de niños,
luciendo toda piernas largas y... ¡Dios! Entrecierro los ojos sobre la barandilla
hacía ella. Feliz. ¡Está, como, brillando! ¿Qué piensa? ¿Qué está viviendo alguna
especie de cuento de hadas? No lo es. Estas hadas mutilan y matan, y el tipo
con el que está teniendo sexo se los permite. ¿Cómo puede brillar por eso? Ni
siquiera había romance ni nada. Solo... ¡Gah! Ni siquiera quiero pensar en eso.
¡No puedo arrancarme ese recuerdo de mi cráneo lo suficientemente rápido!
Congelo el cuadro a través del club, hiperrápido, sacando personas de mi
camino a derecha e izquierda. Oír gruñidos alrededor hace que me sienta mejor
acerca de las cosas.

Cuando me detengo frente a ella, luce sobresaltada y luego furiosa. ¿Qué


razón tiene para estar enojada conmigo?

Ella saca el último trago de su bandeja, lo apoya sobre una servilleta frente a
un Rhino-boy, luego sostiene la bandeja contra su pecho, los brazos alrededor
de ella como si fuera un escudo o algo.

—Traidora.

—Dani, no hagas esto. No aquí. No ahora.

—Tú hiciste eso ahí arriba —digo, moviendo mi brazo hacia la oficina de
Ryodan—. Sin preocuparte ni un pequeño segundo sobre mi aquí y ahora. Todo
el tiempo en el que estuve prácticamente muriendo, tú estabas teniendo sexo a
dos puertas de distancia con el tipo del que viniste a rescatarme. De
su calabozo. Como, donde él me tenía prisionera. ¿Recuerdas?

—No es así.

—¿Qué? ¿Yo no estaba en el calabozo? ¿O tú no viniste a rescatarme de él? 172


No me digas que no estaban teniendo sexo. Vi lo que vi.

—No creí que él fuera a lastimarte y no lo hizo. No nos lastimó a ninguna de


las dos.

—¡Nos tiene trabajando aquí para él como perros! ¡Tú estás sirviendo a los
Fae, y yo corro por ahí con su maldita correa! Él alimenta a los Fae con
personas, Jo. ¡Las mata!

—No lo hace. Maneja un club. No es su culpa si la gente quiere morir. ¿Qué


se supone que haga? ¿Convencerlos para que no lo hagan? ¿Empezar un
servicio de asesoramiento en Chester’s? ¿Qué esperas de él, Dani?

La miro con incredulidad.

—¡Tienes que estar bromeando! ¿Vas a defenderlo? ¿Síndrome de Estocolmo,


Jo? —me burlo.

Ella se mueve a una mesa vacía y comienza a limpiarla, apilando platos sucios
en su bandeja. Me pone más furiosa que ella esté limpiando lo que estos
monstruos ensucian. Doblemente furiosa porque se vea tan bien haciéndolo. Jo
está haciéndose más bonita. No lo entiendo. Ella solía estar perfectamente feliz
vistiendo jeans y una camiseta y nada de maquillaje y solo pasando el rato con
las chicas. Teníamos pijamadas y veíamos películas. Ahora es una Jo toda
superglamorosa. Lo odio.

—Pensé que no sabías lo que era eso.

—Lo busqué y, amiga, tienes un caso serio. Estás permitiendo que él te joda
en todas las maneras. ¿Cuánto crees que va a durar? ¿Piensas que va a traerte
flores? ¿Piensas que vas a estar, como, estable con el dueño de Chester’s?

Ella apila una pequeña torre de vasos en su bandeja y me da una mirada


exasperada.

—¿Podemos simplemente no hacer esto justo ahora?

—Seguro. Si me dices que nunca más tendrás sexo con él, me iré. Justo
ahora. Fin de la conversación.

Su boca se tensa. Mientras seca la mesa con un trapo húmedo, levanta la


mirada hacia la oficina de él. Me enoja lo suave que se pone su rostro cuando
mira hacia arriba. La tensión se desvanece y se ve como una mujer enamorada.
Odio eso. Lo odio a él.

Me mira.
173
—No, Dani. No lo haré. Y mantente fuera de esto. No es asunto tuyo. Estas
son cosas de adultos entre adultos. —Se vuelve y se dirige hacia el bar con la
bandeja atestada. A la distancia oigo a Faes haciendo pedidos, intentando
llamar su atención, pero no me importa. Yo quiero su atención.

Congelo el cuadro detrás de ella con fuerza, generando una fuerte brisa en el
subclub y casi derribando la bandeja de sus manos. Tiene que esforzarse para
atraparla. Casi no lo logra. Ryodan no es el único que puede joder a las
personas y a las cosas.

—No me dejes hablando sola. No terminé todavía.

—Sí, lo hiciste.

Siseo en su oído.

—¿No lo entiendes? El tipo nunca te va a amar. No está hecho de esa


manera. Solo está usándote y te va a desechar, y luego vas a ser como una
pieza de papel higiénico sucia que él ya no desea.

Inhala con fuerza y me da una mirada sobre su hombro que me mata.

Me ahogo en un instantáneo odio hacía mí misma por decir lo que acabo de


decir. Y lo odio a él porque sé que es verdad. Jo nunca será capaz de mantener
el interés de Ryodan. Es demasiado buena. Limpia y agradable por dentro. No
tiene una onza de malicia o engaño o sentimientos crueles o nada malo en ella.
No es lo suficientemente complicada para él. Él es así de retorcido. Elegí a la
persona equivocada para regañar. Debí haberlo elegido a él. Va a lastimarla y
nunca voy a perdonárselo. Así que, aquí estoy, lastimándola a ella primero.
Amigo, ¿demasiado estúpida?

—¿En serio crees que no lo sé? —Si no estuviéramos en Chester’s, estoy


bastante segura de que la humedad en sus ojos comenzaría a deslizarse por sus
mejillas.

De repente me siento miserable por haberle dicho algo sobre eso. Quiero
abrazarla. Quiero huir. No quiero herir a Jo. Debería haber mantenido la boca
cerrada. No puedo mantener la boca cerrada. Los adultos son tan extraños.
¡Pero no entiendo!

—Entonces, ¿por qué? ¿Por qué harías algo que sabes que va a terminar mal?
¿Por qué alguien haría algo que sabe que va a herirlos?

—Eres demasiado joven para estar hablando de este tipo de cosas.

—Aw, vamos, Jo, soy yo. Nunca fui joven. La vida no sucedió de esa manera
en mi mundo. Dime. 174
—Es complicado.

—Como si todo lo demás no lo fuera. Intenta.

No dice nada así que simplemente me quedo parada y espero. Un largo


silencio usualmente hace que la gente lo llene con algo.

Éste se extiende. Finalmente aparta la mirada como si estuviera avergonzada


y, tan suave que es casi como si estuviera hablando para sí misma, no para mí,
dice:

—Cada mañana él viene a lo más alto de las escaleras y mira hacía abajo al
club y se queda ahí, tan grande y poderoso y hermoso y... —Traga con fuerza
como si su boca acabara de secarse completamente—. Sexy. Dios, tan
increíblemente sexy. —Sus ojos cobran una expresión rara e intensa, como si
estuviera recordando algo, luego hace un sonido suave y no dice nada por un
segundo—. Y es gracioso. ¿Sabes que es gracioso? Debes saberlo. Pasas mucho
tiempo con él.

Mis manos forman puños. Seguro que sí. No sabía que ella lo supiera. ¿Qué
es lo que hacen? ¿Se hacen bromas como Dancer y yo?

Su expresión es lejana, viendo un recuerdo.


—Cada mañana cuando termina el turno de la noche, elige a una mujer de la
multitud y le asiente. Ella sube y cuando eventualmente aparece en el club luce
como... —Tiembla como si tuviera piel de gallina—. Y te preguntas qué hizo él
que la hizo lucir así. La ves caminando por ahí, sonriendo, moviéndose de forma
diferente a como se movía antes de que fuera con él, y sabes que algo sucedió
allá arriba que la hizo sentir más viva que nunca, que ella fue de la manera en la
que esperas ser con un hombre, incluso si es una sola vez en tu vida. Un
hombre tiene que ver a las mujeres de cierta manera para que sea así. Intentas
no pensar en él, pero no funciona. Juré que si alguna vez me daba ese
asentimiento, no iría.

—Amiga, llamada para despertarse. Fuiste.

—Lo sé.

Está brillando otra vez como si hubiera ganado algún tipo de premio en vez
de haber sido elegida por un sociópata de clase A para ser su lubricante
desechable.

—¿Por qué él? —No lo entiendo y quiero hacerlo. No quiero sentir que Jo es
una traidora. Perdí a Mac. No quiero perder a Jo también—. ¡Sabes cómo es él!

—No es un mal hombre, Dani. 175


—Eso es mierda.

—No todo es blanco y negro como tú quieres que sea.

Algunas cosas lo son, y Ryodan es más negro que negro. Es uno de los tipos
malos, punto, fin del tema. Estoy enojada. Ella necesita despertar y oler el café
quemándose antes de que toda la maldita cafetera se incendie.

—¿Y cuando él venga a estas escaleras mañana y elija a alguien más? —


digo—. Es solo cuestión de tiempo, Jo. Sabes que lo hará. Estarás aquí luciendo
toda soñadora como lo haces justo ahora y será la mesera junto a ti a la que él
elija y nunca volverás a ir arriba porque un tipo así no presiona el botón de
repetición. Cuando termina, termina. ¿Cómo te vas a sentir en ese momento?

Se aleja.

La sigo, tomo su codo, la hago detenerse.

—¿Bien? ¿Qué piensas, Jo? ¿Qué eres especial? ¿Que serás la que lo cambie?
¡Dame un maldito respiro! ¿Piensas que él y tú van a ir a elegir diseños de
porcelana juntos? ¿Registrarse para recibir cubertería?
Inhala como si se hubiera olvidado de respirar, y luego cuando lo recordó no
pudiera obtener el aire lo suficientemente rápido.

—Sé lo que estoy haciendo, Dani.

—¡Bien, entonces puedes explicármelo! ¡Porque seguro luce como una


completa estupidez desde donde estoy parada!

Ella está distante otra vez, hablando suavemente, como si yo ni siquiera


estuviera aquí. Incluso con mi súper audición me inclino para oírla.

—Hay hombres con los que construyes un futuro, Dani. Y luego hay hombres
con los que sabes, al entrar, que solo estás creando un recuerdo. Conozco la
diferencia.

No luce así para mí.

—Algunos recuerdos valen la pena. Lidiaré con eso.

Pero no lo hará. Sé que no lo hará. Conozco a Jo. Es brillante y amable y tiene


el corazón de una guerrera pero no tiene hielo y navajas donde se supone que
está tu alma. Ella ama. Y no sabe cómo dejar de hacerlo cuando tiene que
hacerlo, porque hay veces que es tan seguro como la mierda que tienes que
hacerlo. Tienes que tomarlo con ambas manos y tirar de ello antes de que 176
alguien lo convierta en cuchillos y lo use para cortarte en pedazos. No va a ser
capaz de lidiar con eso nada bien. Y yo voy a tener que limpiar el desastre que
él hizo, y matarlo. Inhalo con fuerza.

—Eres demasiado estúpida para vivir y no te voy a hablar más. Necesitas


sacar tu cabeza49.

—Tienes que dejar de juzgar a todos.

—No sabes una mierda sobre mí. Y prefiero juzgar a la gente antes que ser
una estúpida que no puede decidirse sobre nadie o nada y es absorbida en
toda clase de mierdas estúpidas.

—Dani, por favor no…

—Mis oídos están llenos. ¡No puedo oír nada más! —Me vuelvo y comienzo a
congelar el cuadro. No tengo idea de qué es lo que me hace levantar la mirada.
Es algo como una sensación de banda elástica, como si estuviera fusionada en
mis entrañas, y como si en la parte alta de las escaleras algo estuviera tirando
del lado opuesto.

49
N. de T.: se refiere a sacar la cabeza de su trasero
Ryodan está parado en la parta alta de las escaleras mirándome. Y pienso en
lo que Jo dijo acerca de que él es grande, poderoso y hermoso.

Nuestras miradas se fijan en la del otro.

La mía dice: "nunca vuelvas a elegirla. Déjala en paz."

La suya dice algo que no entiendo en lo absoluto. Luego hace esa cosa del
temblor ocular sobre mí y recibo un claro: "vete a casa, niña."

Él mira más allá de mí hacía Jo.

Y asiente.

177
Traducido por hatlish

Corregido por Majo

ú y yo, no somos tan diferentes, dice Cruce mientras se mueve dentro


T de mí. Ambos nacimos para liderar.

Trato desesperadamente de despertarme. Estoy en El Sueño y él me tiene en


sus alas. Él estuvo allí en el momento en que me quedé dormida, esperándome
178
al final de un camino de mármol blanco en un jardín de exquisitas rosas de
color sangre. Me recuesta sobre ellas, aplastando los pétalos de terciopelo. Me
preparo para las espinas.

No debes lamentarlo, Kat. El sol no lo hace cuando se levanta.

Él entra profundo, llenándome completamente, haciendo que cada


terminación nerviosa de mi cuerpo vibre con éxtasis erótico. Arqueo la espalda
y siseo de placer.

Gobernaremos el mundo y ellos nos amarán. Los salvaremos.

—¿Soñando conmigo, mi dulce Kat?

Como una bola de nieve51 caída, mi mundo de ensueño se rompe y recuerdo


por qué le pedí a Sean que pasara la noche conmigo en la abadía. Por qué lo
hice entrar a mis habitaciones por la parte trasera. Para salvarme de Cruce. Para
mantenerme conectada al mundo que conozco y amo.

50
“These girls fall like dominoes”: canción de Nicki Minaj
51
N. de T.: esferas llenas de agua con efecto de nieve adentro.
Ruedo en los brazos de Sean y me presiono contra él, temblando con un
miedo que finjo es deseo. Hacemos el amor rápido, fuerte y duro. Nunca sabe
que estoy tratando de borrar a alguien más.

Alguien que hace que acabe con más fuerza. Mejor. Más.

Sean, mi amor, mi amigo de la infancia, mi amor adolescente, mi compañero


del alma. Nunca he conocido la vida sin él. Compartimos un corralito y fuimos a
nuestro primer día de escuela juntos. Nos dio el sarampión la misma semana,
pasamos nuestra primera gripe acurrucados bajo las mismas mantas frente a la
televisión. Tuvimos espinillas y nos deshicimos de ellas. Él estaba allí la noche
en que tuve mi primer período, y yo estaba allí el día en que su voz comenzó a
cambiar. Sabemos todo el uno del otro. Nuestra historia es rica y extensa. Amo
sus ojos oscuros, su cabello negro y su clara piel irlandesa. Amo la forma en que
lleva un suéter de pescador52 con jeans gastados y siempre tiene una sonrisa
rápida. Amo cuan fuertes son sus brazos después de años de tirar de las redes
de pesca y la forma en que mueve su cuerpo de largos miembros, cómo luce
cuando está perdido en un buen libro, la forma en que se siente cuando se
mueve dentro de mí.

—¿Estás bien, cariño? —Aparta una maraña de cabello de mi rostro.

Apoyo mi cabeza en su pecho y oigo el latido de su corazón, sólido y seguro.


179
A veces creo que él tiene un cierto toque de mi don sidhe-seer, porque me lee
tan bien. Él ha sabido de mi empatía emocional desde que éramos niños. Nada
de mí le molesta, un raro don en aquellos que entienden completamente lo que
hago. Pocos pueden mentirme. Percibo sus conflictos internos, a menos que no
sientan culpa ni escrúpulos ante nada, y he tenido la suerte de encontrarme
solo con un puñado de esos en mi vida… últimamente, todos ellos en o cerca de
Chester’s. No sé la verdad, solo que hay una mentira. Se necesita un hombre
escrupulosamente honesto para que me ame. Ése es mi Sean. Aprendimos a
confiar en el otro completamente antes de tener la edad suficiente para haber
aprendido a sospechar.

—¿Qué hay si no puedo hacerlo? —le digo. No entro en detalles. Con Sean
no son necesarias muchas palabras. Hemos estado terminando las frases del
otro desde que éramos jóvenes. Éramos vírgenes cuando hicimos el amor por
primera vez. Nunca ha habido nadie más para ninguno de los dos.

Ahora tengo un amante invisible que viola todo lo que aprecio. Haciendo
que lo desee a él y no a mi Sean.

Se ríe.
52
Suéter de pescador: suéter típicamente irlandés, generalmente de color blanco y con diseños
de ochos en el tejido.
—Kat, cariño, puedes hacer cualquier cosa.

Mi corazón se siente como una piedra en mi pecho. Ardo de vergüenza y


engaño. He hecho el amor en mis sueños con exquisito detalle con otro hombre
y lo he hecho todas las noches durante una semana. Lo he tomado en mi boca,
lo he sentido en la entrada de mi útero, lugares que son solo de Sean.

—Pero, ¿qué pasa si no puedo? ¿Qué pasa si cometo errores que cuesten
vidas?

Él rueda sobre su costado y me atrae hacia él, acoplándose como una


cuchara. Presiono contra él. Encajamos perfectamente. Como si estuviéramos
tallados en la misma pieza de madera, procedente del mismo árbol.

—Silencio, mi dulce Kat. Estoy aquí. Siempre lo estaré. Juntos podemos hacer
lo que sea. Lo sabes. Recuerda nuestros votos.

Tiro de sus brazos con más fuerza alrededor de mí. Éramos jóvenes, tan
jóvenes. Todo era sencillo entonces. Teníamos quince años, éramos delirantes y
locamente enamorados, encantados con nuestros cuerpos en desarrollo,
creciendo juntos al unísono. Nos escapamos a Paradise Point junto al faro,
vestidos como si fuera nuestro día de boda y nos tomamos mutuamente los
votos. Veníamos de familias rotas, familias temperamentales, y aprendimos solo 180
de verlos. Demasiada pasión quema. La ternura se funde. Sabíamos qué hacía
falta para permanecer juntos. No era nada excepcional. Sentido común, de
hecho.

Si tú te debilitas, yo seré fuerte. Si tú te pierdes, yo seré tu camino a casa. Si


desesperas, te traeré alegría. Te amaré hasta el fin de los tiempos.

—Te amo, Sean O'Bannion. Nunca me abandones.

—Caballos salvajes, Kat. No podrían alejarme ni un centímetro. Tú eres la


única para mí. Siempre. —Hay una sonrisa en su voz.

Hacemos el amor una vez más, y esta vez, cuando las alas oscuras tratan de
ensombrecerme, fracasan. No hay nadie más en la cama conmigo, solo mi Sean.

Lo observo vestirse mientras el amanecer pinta rectángulos blancos


alrededor de las pesadas cortinas. Tengo pupilas jóvenes en la abadía y no
estamos casados. Habíamos comenzado a hacer planes para casarnos antes de
que los muros cayeran, pero nuestras familias interfirieron. Los O'Bannions
intentaron detenerlo. Cuando se dieron cuenta de que Sean no les haría caso,
intentaron hacerse cargo y convertirlo en el espectáculo de la década.

¡Un O'Bannion se casa con una McLaughlin!

Hubiera sido un gran paso para mi familia. Éramos criminales de poca monta.
Su familia controlaba casi todo el bajo mundo de la mafia de Dublín. Yo crecí
con Sean porque mi madre era su niñera.

Habíamos estado luchando duramente contra nuestros padres durante


meses antes de que los muros cayeran y billones murieran.

Incluyendo nuestras familias. ¿Dónde más hubieran estado sino en los


disturbios, observando el caos, intentando sacar provecho de la anarquía?

No puedo fingir que lamento sus muertes, y no me sentiré avergonzada de


admitir que no es así. Las únicas muertes que lamento son las de mis dos medio
hermanos que sobrevivieron a la caída, solo para ser asesinados por Sombras.
Rowena no nos enseñó a comer carne Unseelie a tiempo para que pudiera
salvarlos. Mis padres y otros hermanos estaban corruptos hasta la médula. A
veces la gente nace en la familia equivocada. Sean y yo les habíamos dado la
espalda hace años. Pero nuestras familias nunca dejaron de presionarnos y
nunca aceptaron dejarnos ir. Solía preocuparme tanto por lo que le harían a 181
Sean, cómo podrían intentar obligarlo a entrar en los negocios de la familia,
pero ahora esas preocupaciones son cosa del pasado.

¡Es hoy y somos libres!

Tan pronto como consigamos un momento de tranquilidad, y un sacerdote,


planeamos casarnos. Algunas de las chicas esperan que decidamos celebrar una
preciosa ceremonia aquí en la abadía. Una boda en tiempos como estos puede
ser algo inspirador, pero no convertiré mi boda en algo para otros. Es entre
Sean, Dios y yo.

Cuando él sostiene mi rostro entre sus manos y me besa, siento su corazón,


tanto con mi pecho como con mi don. Él es feliz. Es todo lo que necesito.

Me pregunta si lo recibiré de nuevo esta noche y le sonrío y lo beso.

—Sí, y todas las noches después de ésta y lo sabes muy bien. Si estás
pescando cumplidos, mi querido Sean, tengo miles para ti.

Pero cuando se va, mi risa muere y miro la cama.

Debería decirle lo que está sucediendo. Desearía eso de él. Lucharía por él en
la noche contra mi enemigo invisible. Permaneceríamos unidos como uno.
Conocería todos los secretos de su atormentadora súcubo, para derrotarla
mejor.

Pero no puedo. Simplemente no puedo. Sucedió antes de que pudiera


detenerlo la primera vez. He tenido un conocimiento carnal e íntimo de otro
hombre. He sentido cosas con Cruce que nunca he sentido con Sean. Y me odio
a mí misma y no puedo decírselo. Simplemente no puedo.

Así que estoy caminando a casa como una persona cualquiera en cámara
lenta, enojada pero teniendo problemas para concentrarme en estar enojada
porque mi cuerpo se siente muy bien. Mi mente está malhumorada, pero mi
cuerpo está diciendo: "¡Hey, amiga, vamos a jugar!"

Pateo una lata por el callejón y la envío volando dentro de una pared, y sí
quiero decir dentro de ella. Se aplasta y queda incrustada entre los ladrillos, y
me río. Algún día alguien va a verla y dirá: “amigo, ¿qué sucedió aquí?” Dejo
pistas sobre mí por toda la ciudad, inclinando esculturas y farolas rotas hasta
formar D’s retorcidas que significan Dani, Amiga y Peligrosa53, dejando mi
tarjeta de presentación para que la gente la vea. Es mi Batiseñal, haciendo saber 182
al mundo que hay alguien ahí fuera, vigilando, preocupándose.

¡Tengo todo un día por delante y casi no puedo creerlo! Se siente como en
los viejos tiempos. Pienso qué hacer conmigo misma. Tan estúpido como suena,
me resisto a trabajar en el misterio del hielo durante el día porque Ryodan está
tomando una gran parte de mi tiempo cada noche. Pero no puedo darme el
lujo de ser estúpida cuando la vida de la gente está en juego. ¡Seguro sería
genial si pudiera usar el supercerebro de Dancer en esto!

El problema es que también debería ir a la abadía para chequear la situación.


Ha pasado un tiempo desde que estuve allí y las sidhe-sheep pueden meterse
en problemas más rápido de lo que yo tardo en menear el trasero y decir baa.
Tengo una sensación preocupante sobre ellas que no he conseguido sacudirme.

Luego está el Inspector Jayne. Estoy bastante segura de que estoy atrasada
para una sesión de limpieza.

Deambulo por Temple Bar, tomándome mi tiempo, absorbiendo mi ciudad,


intentando decidir cómo priorizar mi día. ¡En cierta forma estoy deleitándome
con el simple hecho de que, para variar, la elección es mía! Solía amar esta parte
de la ciudad antes de que los muros cayeran, tantas cosas geniales sucedían

53
N. de T.: en inglés “Dani, Dude and Dangerous”.
aquí cada noche con los turistas y los pubs y Faes nuevos a los cuales espiar y
matar. Descubrí cómo era vivir en estas calles después de que mamá muriera.
Sin collar, sin jaula. Solo una vieja bruja loca a quien aprendí a mantener un
poco asustada de mí todo el tiempo.

Luego llegó Mac y las calles se hicieron aún más geniales. No hay nada como
tener una compañera superheroína con quien andar por ahí. Especialmente una
que era parte hermana, parte madre y enteramente mi mejor amiga.

Ahora, como el resto de mi ciudad, el Temple Bar es un desastre. Autos


abandonados, abollados y despojados, están subidos a las aceras, abriendo un
estrecho pasillo en el medio de la calle para circular. Hay vidrios rotos por todas
partes procedentes de ventanas y farolas rotas; apenas puedes dar un paso sin
que cruja. Periódicos, basura y cáscaras de lo que solía ser gente vuelan por las
calles. En un día gris y lluvioso puede lucir realmente sombrío, si no le
superpones un futuro brillante. La mamá de Mac está al frente de una especie
de Programa de Reforestación, y he oigo que su papá está trabajando en un
Programa de Limpieza, así como ser mediador de conflictos y esas cosas, y un
día Dublín volverá a estar lleno de vida y de craic54 una vez más.

Me paseo frente a la fachada rojo brillante del Temple Bar del distrito y lo
siento antes siquiera de doblar la esquina. Me detengo instantáneamente. 183
Es como una brisa soplando hacia mí desde un glaciar.

Considero no doblar la esquina. No he investigado ninguna de estas escenas


sola. Podría empujar a Ryodan hacia aquí de noche y pretender que acabamos
de encontrarla. No es que haya grandes cambios entre la fase "recientemente
congelado" y "congelado por unos días." Además, si doblo la esquina y
encuentro niños muertos, arruinará mi día completamente.

Mi experiencia cercana a la muerte está fresca en mi mente. Si hubiera estado


sola en la iglesia anoche... Ese es un pensamiento extraño. No puedo
imaginarme muerta. Miro a mi alrededor y hacia arriba. Según lo que puedo ver,
estoy sola. Christian no puede estar espiándome todo el tiempo. Así que, como
que, si me voy, nadie sabrá que no siempre soy una superheroína. Si me quedo
y algo malo me sucede, bueno, mi corazón podría detenerse, y no habría nadie
por aquí para salvarme.

—¡Gallina! ¡Tranquilízate! —Acabo de disgustarme conmigo misma. Nunca


me retiro y no necesito refuerzos. Nunca lo he hecho. Un superhéroe no es algo
a lo que puedes jugar en ocasiones… es algo que eres. A tiempo completo, todo
el tiempo, todos los días.

54
Craic: una expresión irlandesa que se refiere, entre otras cosas, a la diversión.
Empujo mi abrigo largo hacia atrás, disfrutando del sonido de cuero que
hace, saco mi espada y doblo la esquina, lista para la acción. Mi espada se
escarcha hasta ponerse blanca y mis dedos se endurecen con un frío
instantáneo.

En medio de la calle hay uno de esos autos de lujo que a Mac le gustan tanto,
totalmente congelado, brillante como un diamante bajo la luz del sol. Un brazo
congelado se asoma por la ventanilla abierta del lado del conductor. Un tipo
está colgando con medio cuerpo fuera del lado del pasajero, como si hubiera
intentado salir o algo así, la boca abierta en un grito, los ojos cerrados, el puño
en el aire como si estuviera tratando de luchar contra algo. No hay niños. Eso es
un alivio. Parece que solo hay dos bajas esta vez. Ése es otro alivio.

La estudio, absorbiendo los detalles.

Esta escena no está tan fría. Es brutal sí, pero nada comparado con la iglesia
o el subclub de Chester’s. Más como la escena del lavadero. Me imagino que al
estar afuera, las viñetas congeladas se calientan más rápido. ¡Pan comido!

Respiro profundamente un par de veces, fijando todo en mi cuadrícula,


preparándome para congelar el cuadro.

Justo cuando la tengo casi perfecta, exactamente cuando tengo casi todo 184
puesto en su preciso lugar y me estoy preparando para cambiar las velocidades
con facilidad, gente comienza a gritar detrás de mí y armas comienzan a
disparar.

Las balas pueden herirme. No soy tan superheroína. Esto me asusta y hace
que me lance a congelar el cuadro antes de lo esperado. ¡Eso es aún más
peligroso que avanzar con la cabeza por delante!

Estallo en forma salvaje, e intento controlarme a mí misma, pero es difícil


hacerlo una vez que me estoy moviendo tan rápido. Giro vertiginosamente
como demonio de Tasmania borracho y me estrello contra el lateral del auto
congelado.

Eso me saca del cuadro congelado, pero no me toma tan de sorpresa esta
vez o el frío no es tan mortal como lo fue en la iglesia, o un poco de ambas
cosas, porque me las arreglo para lanzarme de nuevo a congelar el cuadro tan
rápidamente como caí. Sin embargo, no puedo controlar mis pies, porque no
empecé bien, y una vez más choco contra el auto y esta vez la gente adentro
explota como granadas sobrecargadas esparciendo millones de astillas de hielo
y resulto rociada por metralla rosa congelada.
Astillas de hielo duras como el diamante atraviesan cada centímetro de mi
piel expuesta. Una gruesa daga de hielo tan grande como un perro caliente
perfora mis jeans y se hunde en mi muslo, y otra empala mi hombro.

Una vez más soy sacada del cuadro congelado y me pongo de pie de nuevo,
y cuando lo hago, las astillas de hielo entran más profundamente en mi cuerpo
por la presión de la rapidez con la que me muevo y duele tanto que me dejo
caer instantáneamente sin pensar. Reflexiva, solamente intentando detener el
dolor.

Comienzo a congelarme hasta la muerte.

Me impulso hacia arriba de nuevo.

¡Ouch! ¡Mierda, mierda, mierda, duele!

Abajo, moriré.

Arriba, solo desearé hacerlo.

Permanezco en el cuadro congelado, vuelvo a tropezarme con el estúpido


auto, reboto, voy a toda velocidad hacia otro auto, y doy todo lo que tengo en
un violento esfuerzo por salir de la zona fría. No puedo sentir mis manos. No
puedo sentir mis pies. ¡Mierda, no puedo creer que haya hecho esto! ¿Quién 185
estaba gritando y por qué estaban disparando?

¡Empujo, empujo, empujo con todas mis fuerzas!

Me derrumbo boca abajo en la calle. Puñales de hielo muerden


profundamente. Pero no me importa. Estoy fuera. He vuelto a doblar la esquina
donde se está lo suficientemente cálido para vivir. Lo conseguí. Al menos los
cientos de astillas que tengo clavados ahora se derretirán. Quizá ya han
comenzado o estoy sangrando mucho, porque algo caliente y húmedo corre
por toda mi piel.

Estoy fuera de peligro de muerte inminente. No me congelaré hasta morir.


Ahora solo tengo que preocuparme por desangrarme.

Me cuesta tres intentos arreglármelas para rodar sobre mi espalda, y para


cuando lo consigo, estoy jadeando peor de lo que lo hago cuando congelo el
cuadro por una hora, y estoy temblando como una hoja. Hay sangre en mis
ojos. Intento parpadear para apartarla. ¡Amigo, eso fue un gran desastre! ¡Qué
vergüenza! ¡Me alegro de que nadie lo haya visto!

Evalúo mi situación sin moverme. Estoy severamente cortada. Mi piel arde


donde puedo sentirla. Las mayores amenazas a mi supervivencia son los
orificios del muslo y del hombro, o lo que serán agujeros cuando el hielo
termine de derretirse. Necesitaré vendarlos rápido. El problema es que no
puedo sentir mis manos. Cierro los ojos, intentando concentrarme en mover los
dedos. No ocurre nada.

—Ah, Dani.

Levanto la vista para ver al Inspector Jayne inclinado sobre mí. Nunca me he
alegrado tanto de verlo en toda mi vida.

—Ahora sí lo has hecho, ¿verdad?

—B-b-barra de c-c-chocolate —me las arreglo para balbucear.

Él sonríe, pero la sonrisa no alcanza sus ojos.

—En m-m-m-i b-bol… —Mi voz se desvanece. Ni siquiera tengo la energía


para decir bolsillo. Le doy una mirada anhelante y hambrienta y sé que él
comprende.

Él mira más allá de mí. Me doy cuenta de que estoy rodeada de Guardianes.
¡Bien, pueden llevarme a Chester’s y ayudar a curarme!

—¿La tienes? —dice Jayne.

—La tengo, Capitán.


186
Me congelo en una forma que no tiene nada que ver con autos o gente
congelada. Intento ponerme de pie pero solo tengo el éxito de agitarme sobre
el pavimento como un pez varado en la playa.

—N-n-no te a-a-a-a-atrevas…

—Han pasado seis días, Dani.

¿Seis días? ¿Cuánto tiempo dormí en Chester’s?

—Deberías haber venido. Si hubieras mantenido tu palabra, podría haber


intentado soportarte. Pero no voy a permitir que el destino de nuestra ciudad
descanse en manos caprichosas. Ahora la espada es nuestra, por el bien de
Dublín. Sacamos a muchos más de ellos de las calles que tú. Con el tiempo
entenderás que siempre debió haber sido así.

—T-t-tú…

—No intentes recuperarla. Tu primera advertencia es la última. No te trataré


como una niña si lo haces.
—¡T-t-te m-mataré! —exploto. Todavía no puedo sentir mis manos o mis
pies, pero siento mi cabeza. Está a punto de explotar. No tiene derecho. ¡Es mi
espada!

—No declares una guerra, Dani. No la ganarás.

Intento decirle que es mejor que me mate aquí mismo porque no hay
manera de que puedan mantener mi espada lejos de mí. La recuperaré en el
segundo en que vuelva a ponerme de pie. ¡No hay lugar en la Tierra, mierda, no
hay ningún lugar en todo el cielo o el infierno donde ellos estarán a salvo de mí
otra vez! Pero estoy demasiado aturdida para hablar. Mareada. Mi visión se está
poniendo rara.

—Está sangrando terriblemente, capitán. ¿Vivirá?

—Es dura —dice Jayne.

—Quizás deberíamos hacer algo.

—No podemos ayudarla, ni siquiera un poco, o ella será capaz de


recuperarla.

Caigo sobre el pavimento, incapaz de hacer algo para detenerlos. Estoy


vulnerable, completamente a su merced. 187
Y él no tiene merced alguna.

No tendré ninguna por él cuando llegue el momento.

Va a dejarme aquí, para vivir o morir por mi cuenta. Nunca lo perdonaré.


Nunca lo olvidaré.

Se marchan. Así como así me dejan en medio de una calle sucia como un
perro atropellado por un auto, sangrando, indefensa y sola. Muerta si otro
vehículo aparece. Recordaré eso también, cuando lo vuelva a ver. Amigo, al
menos podría haberme trasladado a la acera, hacer bola una camisa o algo para
ponerla de almohada debajo de mi cabeza.

Algo muy malo me sucede en ese momento. Peor aún que todo lo que me
ha sucedido en los últimos días.

Me siento mareada y extraña, y de repente es como si estuviera fuera de mi


cuerpo, mirándome. Pero la yo tirada en la calle tiene cabello largo y rubio y
está mirando a la yo pelirroja con lágrimas en los ojos y diciéndome que
todavía no puede morir porque tiene gente a la que proteger. Ella tiene una
hermana llamada Mac en su hogar en Georgia y acaba de dejarle un mensaje, y
si muere, Mac vendrá a cazar a su asesino porque es terca e idealista, y también
morirá. Pero no parezco ser capaz de sentir nada ante lo que está sucediendo, y
nada de esto parece real, así que me alejo como Jayne hizo.

Mi estómago se agita y vomito hasta las tripas justo en medio de la calle. Ni


siquiera puedo ponerme de rodillas para hacerlo. Acostada sobre mi espalda,
me ensucio toda. No la yo rubia que es el fantasma de Alina, sino la verdadera,
la Dani pelirroja que realmente yace en la calle preguntándose si esta vez
morirá. Y si hay algo húmedo en mi rostro que no sea sangre o vómit... Nah. No
lo es.

Eventualmente vuelvo a sentir las manos y los pies. Supongo que se


descongelaron. Busco a tientas una barra de chocolate. Me hago un ovillo en la
calle y como cada barra de chocolate que tengo y planeo mi venganza.

No declares una guerra, dijo él, y no lo haré.

No tengo que hacerlo.

Ya lo hizo él.

188
Traducido por Xhessii

Corregido por Nanis

a encuentro tropezándose por las calles, desangrándose. Si no fuera por


L todo ese cabello, podría no haberla reconocido. Está cubierta de sangre,
sobre su ropa, enmarañando sus rizos, seca en su rostro. Su abrigo largo está
roto y cuelga en jirones de sus hombros. Parece que hubiera pasado por una
cortadora.

No veo su espada por ninguna parte. Miro alrededor, no hay nada brillante
en la calle a excepción de ella.
189
Rujo y ella pone los brazos alrededor de su cabeza y cae de rodillas, y
recuerdo cuánto ruido soy capaz de hacer y me pateo a mí mismo. Dejé sorda a
una mujer humana con la que tuve sexo recientemente. También le rompí el
brazo. No fue mi intención. No puedo acostumbrarme a lo que me está
sucediendo. Intenta vivir toda tu vida de una manera, luego cambiarla
abruptamente. No es fácil recordar lo que eres cada maldito segundo.

Excepto enfurecerte. De eso, estoy consciente todo el tiempo. Nunca


disminuye, nunca se detiene. Los momentos de bloqueo donde pierdo trozos
de tiempo se están haciendo más frecuentes, y duran más tiempo.

Ella se derrumba en la calle. Me lanzo desde el techo, aterrizo en las plantas


de mis pies, y la tomo en mis brazos. ¿Dónde estaba cuando ella me
necesitaba? Follando a otra mujer sin rostro. Tratando de calmar la constante
lujuria.

Ella se siente muy ligera contra mi pecho.

No me sorprende sentir que estoy temblando. Estoy tocando a mi diosa.

55
“I can be your hero, baby”: parte de la canción “Hero” de Enrique Iglesias.
—Oh, muchacha, ¿qué te has hecho ahora? —Alejo el cabello de su rostro.
Hay tanta sangre que no puedo ver lo que la está causando. ¿Cómo puede
siquiera caminar? Me pone loco que esté en esta ciudad, sin un guardián o un
consorte, siempre metiéndose en problemas. Quiero encerrarla en algún lugar
donde pueda mantenerla a salvo para siempre. Algún lugar blanco, brillante y
hermoso, donde nunca nada salga mal.

Su cerebro tiene más músculos que su cuerpo, y menos sentido común. Su


pasión por la vida empuja a sus miembros a ir más allá de lo que deberían ir. Se
va a quemar hasta convertirse en cenizas si no encuentra a alguien o algo que
la lleve a cero y la recargue. Necesita caer con tanta fuerza como vive, o morirá
joven. No puedo soportar el pensamiento de que muera. Si supiera cómo, la
convertiría en Fae para que nunca muriera. No importa que odie serlo yo
mismo, o que ella también lo hiciera. La inmortalidad es la inmortalidad.

Corro con ella, cuidando de moverme gentilmente. La llevo adonde la he


imaginado mil veces pero sabía que no podía llevarla. Todavía lo sé. Lo voy a
hacer de todas maneras.

Solo una vez más antes de que me convierta en el villano de este lugar, solo
una vez antes de que me convierta en el cuarto y último príncipe Unseelie,
quiero ser su Highlander. Y su héroe. 190
Ella lo recordará, cuando no quede nada de mí que valga la pena recordar.

No puedo esperar crecer lo suficiente para dejar de tener dolores de


crecimiento de superhéroe. Despertar confundida y enojada todo el tiempo
apesta. Mi cabello está en mi rostro y me molesta tanto que por un segundo
estoy a punto de arrancarme el cuero cabelludo, intentando sacarlo de mis ojos,
y está enmarañado, entonces mi brazalete se atasca en él y hay algo crujiente…

—Ew —digo con irritación, luego alguien más tiene sus manos en mi cabello,
tratando de desenredar gentilmente mi muñeca de mi cabello.

¿Quién? ¿Qué? ¿Dónde?

Siempre estoy haciendo revisiones mentales cuando despierto, intentando


recordar qué sucedió antes de que me durmiera para poder conectar con
dónde estoy y cómo llegué aquí. La primera vez que huí de la abadía (amigo,
¡como un millón de veces más grande que mi jaula con mamá!),
constantemente me quedaba inconsciente porque no podía superar cuán lejos
y cuán rápido era capaz de correr y el mareo me convertía en un accidente de
trenes en cuadro congelado. Nunca estoy muy segura cuando despierto si me
fui a dormir o si solo me las arreglé para sumirme en la inconsciencia una vez
más. Luego ese maldito Ryodan también me noqueó, y ahora tengo que
agregar eso a mis preocupaciones cuando despierto.

Los recuerdos golpean mi cabeza. Me enojo tanto que arranco el brazalete de


mi cabeza con un buen montón de cabello, y busco frenéticamente mi espada
aun cuando sé que no está en mi cadera o en otro lugar.

Un hombre maldice. Mis tímpanos vibran dolorosamente y mi cabeza se


siente como si pudiera estallar.

Abro los ojos.

—¡Christian, baja el volumen! —Aparto el cabello de mi rostro y levanto la


mirada. Estoy acostada en una cama y él está sentado junto a mí, mirándome.
Algo es diferente. No luce tan escalofriante. Retiro lo dicho. Sí, lo hace, pero o
bien estoy mejorando en leer sus expresiones o él está mejorando al hacerlas,
porque hay como una onza de remordimiento en sus ojos iridiscentes. Amigo.
¡Sus ojos ahora son completamente Fae! No lo eran la última vez que lo vi.

—Lo siento, muchacha. Pero casi había liberado el brazalete. Te arrancaste


algo de cabello. Debiste haber esperado un segundo más. —Él toma el mechón 191
de cabello que arranqué desde la raíz y lo alisa entre sus dedos. Los rizos se
vuelven a formar instantáneamente—. Tercos como la cabeza de la que salieron
—murmura. Entonces hace la cosa más extraña. Los pone en su bolsillo. Quizás
el amigo colecciona cabello. Tengo mayores preocupaciones en mi cabeza.

—¡Él se llevó mi espada! ¡El maldito tomó mi espada! —No puedo creerlo.
No tengo manera de matar a mis enemigos. Podría cazarlos todo el día… y
hacer absolutamente nada cuando los atrape. Me pone tan loca que no puedo
soportarlo. Trato de levantarme de la cama, pero mis piernas no están al cien
porciento.

—¿Quién se llevó tu espada?

—El Inspector Jayne. Lo voy a matar.

—¿ÉL TE HIZO ESTO?

Tengo una migraña instantánea, caigo hacia atrás, cubro mi cabeza con los
brazos y me meto debajo de las almohadas.

Él suspira tan alto que todavía puedo oírlo, incluso con mis oídos cubiertos.

—Lo siento, muchacha. ¿Lo hizo?


No voy a quitar las manos de mis oídos. Pienso en decirle que sí para que
vaya tras Jayne por mí, pero no me gusta mentir a menos que la restitución sea
enorme. Las mentiras son como bichitos cachondos, se multiplican como
conejos y brincan y brincan como locas y luego tienes que intentar contenerlas.

—Me corté yo misma, pero fue su culpa. Me tomó por sorpresa y congelé el
cuadro demasiado pronto. —Hablando de cortes, no me siento tan mal como
me sentía y parece que ya no sangro.

—¿Quieres ayuda para matarlo?

Suena un poco demasiado ansioso. Ansioso como un maniático homicida.

—No necesito ninguna apestosa ayuda —digo enfadada. Mis tímpanos


duelen—. No quiero decir que tu ayuda apeste o algo. Tu ayuda es
completamente genial. Simplemente quiero hacerlo sola.

—¿Saldrías de ahí abajo, muchacha?

—¿Podrías, como, nunca más gritar? Me estás matando. Tengo súper


audición. —Asomo la cabeza—. ¿Dónde estoy? —Estoy en una nube de
almohadas de pluma y edredones, en una cama alta, en la esquina de una
enorme habitación. 192
—Mi casa.

Miro alrededor. Un lugar genial. Se refugió en un almacén industrial


remodelado, uno de esos con una sala de estar gigante sin paredes, excepto
aquellas que tú creas con los muebles y otras cosas. Hay un montón de ladrillos
y pisos de madera y ductos de calefacción expuestos, toneladas de luz
derramándose de las ventanas altas, y una enorme televisión de pantalla plana
de 3D frente a un enorme sofá de aspecto cómodo. Hay una mesa de pool y
algunas viejas máquinas de video juegos y un bar genial, una cocina con
accesorios de acero inoxidable, y no hay estantes o instrumentos de tortura a la
vista. Es el tipo de lugar por el que un universitario moriría… qué mal que él ya
no lo sea, pero oye, todos tenemos cosas que necesitamos para pretender. No
hay colecciones de cuchillos de aspecto amenazantes. No hay rojo ni negro, sus
colores favoritos. El lugar no es para nada el de un príncipe Unseelie.

Un rayo de luz rosada brilla sobre mí y levanto la mirada. La cama está


debajo de una claraboya, el sol se está poniendo y tiene una de esas extrañas y
nuevas tonalidades Fae, un brillante naranja rosado. Podría desparramarme en
esta cama y mirar las estrellas en la noche. Me gusta estar metida en la esquina,
con la pared a la espalda y a la derecha, dejando solo dos lados para defender.
Se siente cómodo. Me hace pensar en reacomodar algunos de mis cuartos.
Estoy fascinada por la manera en que otra gente vive, y amo mirar las casas de
otras personas.

—Aw, hombre, si alguna vez te vas, ¡yo me mudaré aquí!

—¿Te gusta, muchacha? —dice y su voz suena rara. Espesa y extraña.

Lo miro y me sacudo.

—¿Tengo algo en el rostro? —Me está mirando con fuerza, los ojos intensos,
y lo que está buscando con ellos no luce como si perteneciera a este lugar de
ladrillo y madera con luz de sol en lo absoluto. Pertenece a algún lugar en la
oscuridad, con navajas, a punto de hacer algo realmente desagradable.

—No. Tu rostro es adorable, muchacha. La luz del atardecer se ve bien en ti.


—Él estira una mano hacia mi rostro y me quedo realmente quieta.

—Amigo, me estás asustando.

Él me mira, pero es como si no me estuviera viendo en lo absoluto, así que


me siento ahí con su mano a dos centímetros de mi rostro y la miro pensando
en animales salvajes. Sobre cómo ellos atacan si huelen el miedo, no es que lo
sienta, pero cuando estás mirando a un príncipe Unseelie, aun cuando sabes
que comenzó como humano, es algo difícil predecir qué sucederá después. Este 193
no es un escenario que puedo fijar en mi cuadrícula mental y atravesar
congelando el cuadro. Este curso de obstáculos tiene demasiadas variables
desconocidas.

Él deja caer la mano sin tocarme, se levanta de la cama y va hacia la cocina.


Apoya los puños en la isla y se inclina allí con la espalda hacia mí. Está más
grande que cuando lo vi por primera vez en mi torre de agua. La parte trasera
de su camisa está manchada de sangre y su columna presiona de una manera
extraña y nudosa contra ella. Es espeluznante.

Me deslizo hacia el lado de salida de la cama, pensando en que andaré


paseándome por ahí, cuando me doy cuenta de que no llevo puesto lo
suficiente para levantarme. Solo tengo mi sostén y bragas. Me vuelvo a hundir y
levanto mis rodillas. No es que quiera atraer atención a ese hecho, pero mirar
alrededor no arroja resultados.

—¿Dónde está mi ropa?

—Destruida.

¡Él me desvistió! También debe haberme lavado, porque no estoy cubierta


con sangre. ¡Sagrado alambre eléctrico! Un Fae Unseelie muerte-por-sexo que
está teniendo todo tipo de problemas de temperamento me desvistió y me
limpió.

—¿Tienes, como otra ropa que pueda usar?

—No uses ese tono conmigo.

—¿Cuál?

—Ése que piensa que soy alguna clase de monstruo depredador que abusa
de los niños. No soy un monstruo, y tú no eres una niña. Te desvestí, muchacha.
Te limpié. Te curé. Nunca te lastimaré.

—¿Cómo me curaste?

—Te alimenté con mi sangre.

Mi reflejo de arcadas es instantáneo e incontrolable. Éstas son secas y


ruidosas. A diferencia de muchas otras personas que conozco, beber sangre no
me suena para nada genial. Me asquea. Lo mismo con comer carne Unseelie;
nunca lo he hecho y nunca lo haré. Me mantendré virgen de carne Unseelie
toda mi vida. Ni siquiera me tienta la posibilidad de que podría hacerme más
fuerte y más rápida de lo que ya soy. Amigo, tienes que marcar tus límites en la
arena en algún punto y los mantienes. Es especialmente importante cuando la 194
arena sigue cambiando bajo tus pies.

—Es potente. Funciona mejor que la carne Unseelie. Unas cuantas gotas en
tu boca y… —Se vuelve y me sonríe. Creo. Los tatuajes pasan por debajo de la
piel de su rostro, ensombreciendo las planicies y los valles, haciendo difícil
decidir qué significa ese giro de labios—. Solo hay una pregunta: ¿hubieras
preferido morir?

Ésa es fácil para mí. Nunca preferiría eso. Bajo ninguna circunstancia. Tomaré
la supervivencia a cualquier precio. Siempre.

—No. Gracias por la sangre, amigo. Significa mucho. —Odio admitir la


siguiente parte pero estoy bastante segura de que es verdad—. Salvaste mi
vida. No lo olvidaré. —Le devuelvo la sonrisa, luego simplemente me siento ahí
intentando no mirar boquiabierta su reacción. Él cambia totalmente y veo al
Highlander que fue. Sus ojos se vuelven marrones y juguetones, y luce como el
apuesto universitario una vez más; los tatuajes retroceden de su rostro. Incluso
sus músculos cambian, se suavizan, y de repente su cuerpo es más humano.

Él me lanza una barra de chocolate. La atrapo, la abro y la muerdo, y


comienzo a hacer planes para recuperar mi espada. Conozco a Jayne. Sabe que
si sobrevivo iré tras ella, así que la llevará a algún lugar donde crea que no
puedo entrar. No querrá desperdiciar a muchos de sus hombres custodiándola
porque los quiere en las calles, peleando. Desperdicio un par de segundos
intentando descifrar dónde la llevaría, luego me doy cuenta de que no hace
falta. Todo lo que tengo que hacer es espiarlo y seguirlo hasta donde sea que
lleve a los Fae que atrapa para ser sacrificados. ¡No puedo creer que sea tan
estúpido para realmente pensar que será capaz de quedársela!

—Quédate aquí y te conseguiré algo de ropa —dice Christian.

Se va con grandes zancadas, moviéndose fácilmente con sus largos


miembros, no deslizándose en la extraña manera de los príncipes. En el otro
lado de la larga habitación él busca en un armario y saca un par de pantalones
de pijama de franela que se amarran a la cintura y un enorme suéter de
pescador color crema.

Me visto bajo las sábanas, atando la cintura alta y enrollando las piernas y los
brazos unas cien veces. Cuando me lanza un par de calcetines hechos bola y se
dirige hacia la cocina, estoy distraída, todavía pensando en Jayne, y los pierdo.
Los calcetines pasan junto a mí, golpean la pared y caen en la grieta. Me giro y
estiro la mano, buscándolos a tientas.

Me toma un segundo descifrar alrededor de qué cierro la mano.


195
Cabello. Unido a una cabeza. Hay una cabeza en el estrecho espacio entre la
cama y la pared. Me congelo, horrorizada y enormemente asqueada.

Saco la mano de un tirón y simplemente me quedo sentada allí, tragando el


asustado sonido que está intentando abrirse camino por mi garganta, luego lo
miro por encima del hombro. Él está tarareando una extraña canción por lo bajo
que se parece mucho a la música que tocan en Chester’s y desaparece dentro
de una despensa a un lado de la cocina.

Me obligo a bajar la mano y buscar a tientas, sin apartar jamás los ojos de la
puerta de la despensa.

—Tengo hambre, Christian —exclamo. Cuando él contesta, puedo hacer una


buena conjetura respecto a la profundidad de la despensa, es decir, cuán
profundamente ahí adentro está él. ¿Cuánto tiempo tengo para averiguar qué
mierda está sucediendo aquí?

La cabeza tiene un cuello pegado, y efectivamente, también hay un cuerpo.


Está desnudo, es una mujer y humana. Está dura por el rigor de la muerte y
helada.

Apenas me permito respirar. Oigo cajas siendo movidas en estantes.


—Lo siento, muchacha, tendré más para ti en un segundo. Pensé que tenía
unos Snickers aquí pero solo encontré unos Almond Joy.

Saco la mano de la grieta de un tirón y regreso al centro de la cama, y


cuando contesto sueno relajada y juguetona.

—Aw, amigo, sigue buscando. Sabes cuánto amo mis Snickers.

Las cajas dejan de moverse.

—¿Sucede algo, muchacha?

Hay una mujer muerta metida entre la cama de Christian y la pared.


Normalmente diría que suceden muchas cosas y sería muy enfática al respecto,
pero estoy en el apartamento de un asesino, usando sus pijamas sin zapatos y
no tengo la maldita espada que mata Faes porque el maldito de Jayne la tomó,
así que no tengo prisa por hacer eso ahora mismo.

No hay manera de que le haya dado algún indicio. Mi entrega fue perfecta.

—No, nada. ¡Solo que muero de hambre! —Otra mentira perfecta. Puede que
no lo haga a menudo, pero me destaco en mentir como lo hago en la mayoría
de las cosas.
196
Él sale de la despensa y me mira. El Highlander se ha ido. Es un príncipe
Unseelie por completo, con ojos iridiscentes teñidos de carmesí.

—Oh, muchacha, Mac nunca te lo dijo, ¿verdad?

—¿Decirme qué?

—Soy un detector de mentiras andante, Dani, mi querida.

—Nadie lo es.

—Es herencia, como tus dones sidhe-seer.

—Los que voy a usar para patear tu trasero de aquí a la próxima semana.

—Y ésa fue una gran mentira. La hallaste, ¿verdad? Sabía que debía haberla
sacado. Pero estabas aquí, y sangrando tanto, y necesitaba sacarla de la cama.
Salvarte era todo lo que importaba.

—¿Así que la empujaste a un lado de la cama y pensaste que no lo notaría?


¡La metiste en una grieta! —Mis manos son puños. La vergüenza de ello. Muerta
y descartada como un condón usado. Si no se me hubieran escapado los
calcetines nunca lo hubiera sabido. Me habría ido pensando que Christian es
genial por salvarme y no me habría enterado de que había estado en la cama
junto a una mujer muerta, comiendo y vistiéndome sin siquiera verla a sesenta
centímetros de distancia—. Amigo, eres un maldito enfermo.

—Oh, Dani, mi amor —dice, deslizándose hacia la cama—. Realmente no


tienes idea.

197
Traducido por Shadowy

Corregido por Mari NC

e lanzo a congelar el cuadro sin siquiera pensarlo. No fijo ni una cosa


M en mi cuadrícula mental. Espero hacer un montón de daño, romper
todo lo que golpee y solo no noquearme a mí misma, porque tengo la
sensación de que si lo hago, despertaré atada a un perchero con un loco ex-
Highlander a punto de hacerme cosas seriamente jodidas.

Si él puede tamizarse, soy carne muerta.


198
Llego a la puerta pero él está allí frente a mí, brazos extendidos, agachado,
luciendo como si estuviera a punto de arremeter contra mí y tumbarme. Su
rostro está contorsionado por la ira, los tatuajes caleidoscópicos corren bajo su
piel. Sus ojos están completamente negros. Lo único que falta para completar la
imagen de príncipe Unseelie es un torque radioactivo y enormes alas negras
extendiéndose, preparándose para aplastarme en un abrazo mortal. Retrocedo
frenéticamente y él se lanza.

Entonces estoy en el suelo y él está sobre mí, y sé al segundo que me golpea


que Christian es mucho más fuerte que yo, tanto que no tengo ninguna
oportunidad de vencerlo. ¡No puedo creer la fuerza que siento en su cuerpo! Su
parte Unseelie ha entrado en acción con intensidad. No es solo el poder
rezumando de él. Se está convirtiendo en sexo puro al igual que el resto de
ellos. Sacudo mi cabeza, intentando mantenerla clara. Pienso en cosas horribles
como la mujer muerta metida en el espacio entre su cama y la pared, y como no
quiero acabar como ella.

Estoy tendida de espaldas y él tiene mis muñecas y está estirando mis manos
sobre mi cabeza. Maldigo, lucho y pateo pero es como luchar contra un muro

56
“I Stand Alone”: canción de Godsmack.
de concreto. Nada, y amigo, quiero decir nada, parece tener algún impacto en
él. Le doy un cabezazo. Él ríe y deja caer su rostro en mi hombro, ¡y me huele!

Muerdo su oreja, intento arrancársela de la cabeza. La sangre llena mi boca,


haciéndome hacer arcadas, y la suelto.

—Dani, Dani, Dani —dice como si ni siquiera lo sintiera—. No luches contra


mí. No necesitas luchar contra mí. Nunca te haré daño. No a ti. Tú eres mi
resplandeciente estrella más brillante.

¡No soy la nada resplandeciente más brillante de nadie! ¡Él es un lunático


declarado!

—¡Sal de encima de mí! —De cerca su parte de Fae muerte-por-sexo está


haciéndome cosas perversamente malas. Cosas que no me gusta sentir. Mi boca
está seca y estoy viendo esas imágenes gráficas pegadas al interior de mi
cráneo. Christian. Desnudo. Haciendo las cosas que vi hacer a Ryodan. ¡Y quiero
ver y no quiero ver y tengo que salir de aquí ahora!—. ¿Puedes siquiera sentir?
¿O estás tan muerto por dentro como esa mujer? ¿Por qué siquiera te
molestaste en salvarme? ¿Para poder matarme más lento?

—No es así. ¿Te quedarías quieta y me escucharías por un segundo?

—¡No hay nada que puedas decir que importe!


199
—Es difícil hablarte cuando estoy tocándote.

—¡Amigo, deja de olerme! Eso es simplemente grosero. ¡Sal de encima de mí!

—No puedo. Huirás.

—Si realmente no la mataste, me soltarás. Confiaras en mí para que cambie


de opinión. Dame espacio para respirar.

—Si te dejo suelta, ¿te sentarás y me escucharás, muchacha?

Está relajado porque en cierto modo estamos negociando, pero es un


detector de mentiras y sé que no puedo responder a esa última pregunta, así
que tomo mi mejor oportunidad y le doy un rodillazo en las bolas con todo lo
que tengo. No hay tal cosa como una pelea sucia cuando estás luchando para
ganar.

Él ruge tan fuerte que mi cabeza está a punto de partirse. Luego ha salido de
encima de mí y está hecho un ovillo, aullando. Le he dado rodillazos a algunos
tipos antes. Tengo que hacerlo a veces por ahí en las calles. Nunca vi a uno
reaccionar tan mal. Me pregunto si es porque estaba duro como una roca
cuando lo golpeé, así que tuve que retorcerme realmente fuerte para llegar a
sus bolas y llegué a ellas desde abajo y probablemente aplasté su... uh, sí, Mega,
ahora es un buen momento para correr.

Salgo volando por la puerta con tanta fuerza que la despego de las bisagras.

Esta mañana cuando dejé Chester´s después de casi morir y volver a la vida
(creo que fue esta mañana, paso tanto tiempo inconsciente últimamente que
nunca estoy segura de si he estado fuera por un par de horas o un par de días)
estaba intentando decidir qué hacer con la rareza de un día completo de
tiempo libre. Pero luego casi fui asesinada una vez más, esta vez por gente
congelada explotando, luego Jayne tomó mi espada, luego me desmayé por la
pérdida de sangre, fui limpiada por un príncipe Unseelie y bebí su sangre,
encontré una mujer muerta prácticamente en la cama conmigo, ¡y ahora estoy
de nuevo en las calles y maldición si no es hora de que me presente a trabajar
de nuevo!

No puedo decidir cuál de esas cosas es la peor.

Amigo, día apestoso. Tiempo libre, mi trasero. Apenas lo sobreviví.


200
Salto de pie descalzo a pie descalzo, congelando el cuadro con todo lo que
tengo, despellejando mis talones, esperando a que Christian se tamice en el
punto frente a mí. Sabiendo que si lo hace, voy tan rápido que me noquearé
contra él y probablemente despertaré muerta. Sabiendo que no tengo la única
arma que me protegería de él porque Jayne la tomó.

Sin embargo, Mac tiene una.

Apuesto a que puedo quitársela.

De la forma que veo las cosas, tengo tres opciones.

Ir a Chester’s, usar a Ryodan como un escudo contra Christian mientras hago


que me ayude a recuperar mi espada.

Ir directamente tras de Jayne yo misma, sabiendo que Christian me está


siguiendo.

Ir tras Mac y tomar la lanza. Barrons podría estar en el camino. ¿A quién estoy
engañando? Barrons definitivamente estaría en el camino, e incluso si no lo
estuviera y tomara su lanza, él vendría detrás de mí. Entonces tendría a Christian
cazándome, Ryodan enojado conmigo por faltar al trabajo, y a Barrons
respirando en mi cuello.
Un día en mi vida. Las cosas que tengo que aguantar.

Siempre estoy pensando que las cosas son tan malas como puedan ponerse
y se ponen peor. Casi me estrello contra algo en la calle, una de esas malditas
variables que se salen de mi cuadrícula prevista, como las personas, los
animales, y los Fae.

—¡Fuera de mi camino, humana! —sisea.

Quiero salir del cuadro congelado y patear el trasero de este monstruo hasta
la muerte. No la he visto desde la noche que Mac me salvó de ella, y la obligó a
devolverme mi buen aspecto. Casi morí esa noche también. Casi muero mucho.
Los superhéroes lo hacen.

—¡No te metas en el mío, vieja perra fea! —siseo de vuelta a la Mujer Gris.

Luego ella se ha ido por su camino y yo por el mío. Se ha ido a cazar y matar
y yo tengo una comezón que no puedo rascar. Mi mano se cierra sobre nada en
mi cintura.

Necesito mi espada como necesito respirar.

Me desvío hacia una tienda de artículos deportivos, meto mis pies en


zapatos, tomo un enorme jersey de lana para ponerlo por encima de mi suéter 201
porque está condenadamente frío para mayo, y me lanzo de nuevo, rumbo a mi
mejor oportunidad de éxito. Tratar de enfrentarme a Jayne y sus hombres con
Christian tratando de matarme es un tiro débil. No tengo ni idea de adónde ha
llevado mi espada. Hay momentos, como dijo Ryodan, cuando Batman necesita
a Robin. Bueno, yo no necesito a Ryodan, pero seguro que él hará las cosas más
fáciles. Puede cuidar mi espalda como Mac solía hacerlo. No tengo tiempo para
el orgullo. Quiero resultados y sé cómo obtenerlos. Siempre está diciéndome
que pida. Esta noche voy a pedir.

Me siento desnuda sin mi espada.

Me siento expuesta. Está haciéndome perder el equilibrio de tal manera que


yo ni siquiera sé quién soy sin ella.

Cuando entro bruscamente a la oficina de Ryodan, estoy yendo a millones de


kilómetros por minuto, pies y boca. Cada uno de sus tipos me frunce el ceño en
el camino, incluso Lor, y no tengo idea de por qué. Supongo que Ryodan les
dijo que estuvieran enojados conmigo o algo. Nunca sabes qué vendrá después
con él.
Dejo salir lo que sucedió con el auto congelado y Jayne y le digo que
tenemos que ir a recuperar mi espada como ahora mismo, como en este mismo
instante.

—Cálmate, niña —dice sin levantar la cabeza de su estúpido papeleo—. Estás


desordenando mi oficina. —Papeles están volando alrededor de su cabeza.

Bajo del hipermodo y él levanta la mirada. Me está mirando de forma


extraña. Me toma un segundo averiguarlo. Es como si estuviera mirando a un
extraño. Uno que no le gusta y que está pensando en matar. ¿Por qué diablos
está enojado conmigo?

—Apestas a Highlander. Todo el club puede olerlo en ti. Estás usando su


ropa.

No creo que alguna vez lo haya oído hablar tan suavemente.

—Amigo, ¿a quién le importa? ¿No oíste nada de lo que dije? ¡El inspector
Jayne tomó mi espada!

—Explica por qué estás usando su ropa.

Más suave aún. Si no estuviera tan caliente con mi temperamento me hubiera


dado un escalofrío. No lo entiendo. ¿Qué es lo que hace que lo que lleve tenga 202
algo que ver con algo que sea, de hecho, relevante? ¿Cómo podría
posiblemente importar? ¡Ni siquiera entiendo por qué lo registra! Pero puedo
decir por la expresión en su rostro que no va a ceder hasta que lo explique, y si
no recupero mi espada pronto, voy a enloquecer. También sé que si le digo que
Christian mató a una mujer y yo era la siguiente, no pondrá ninguna atención
en el problema de mi espada, irá tras Christian, cuando necesito que vaya tras
Jayne. No estoy segura de que pueda atrapar a Christian. No con lo que se está
convirtiendo. Pero con mi espada, sé que yo puedo.

—La explosión cortó mi ropa. Él me dio algo de la suya.

—Estaban juntos en la explosión.

—Él me encontró después.

—Y te cambiaste en la calle.

—¿Eh? —Estoy frustrada. Esto no es adonde esperaba que la conversación


fuera en absoluto.

—Aclara dónde te cambiaste.

—¿Qué mierda tiene que ver eso con algo?


—Respóndeme.

—Me metí en una tienda de conveniencia. Es por eso que se llaman así. Para
que puedan ser, como, convenientes.

Su mirada tiembla hacia arriba y abajo de mí.

—Si las astillas de hielo rompieron tu ropa tanto que necesitabas cambiarte,
yo pensaría que tus lesiones serían mayores.

Lo miro con la boca abierta, desconcertada. ¡Alguien tomó mi espada y él


quiere hablar sobre lo que estoy usando y donde me vestí, y que no piensa que
luzco lo suficientemente mal herida!

—Él me curó. Estaba sangrando mucho. Santo huracán apresurado, ¿cómo


llegaste a mi lado tan rápido? —Ryodan ya no está detrás de su escritorio. Está
parado prácticamente sobre los dedos de mis pies. Ni siquiera lo vi moverse. ¡O
sentí una brisa o algo!—. ¡Dame un poco de espacio personal!

Él deja caer la cabeza hacia delante y me huele.

—¿Te curó cómo?

¿Cuál es la cosa con todo el mundo oliéndome? Si Dancer también comienza 203
a hacerlo, estoy tan fuera de aquí.

—Bebí su sangre. ¿Tienes un problema con eso?

—Tres.

—¿Eh?

—Tengo tres problemas con eso.

—Ésa fue una pregunta retórica. Quizás no puedes oírme hablar o algo, así
que lo diré de nuevo: Jayne tiene mi maldita espada. Estoy profundamente
metida en la mierda sin ella y la necesito de vuelta. ¿Vas a hacer algo o no?

Justo así él está de vuelta detrás de su escritorio, la cabeza inclinada sobre su


papeleo, ignorándome.

—No.

Estoy incrédula.

—¿Qué? ¿Por qué? ¡Sabes que iré tras ella yo misma! ¿Es eso lo que quieres?

—Jayne pasó por aquí hace unas horas.


—¡Eso requirió un maldito montón de sangre fría! Me dejó para morir. En la
mitad de una calle. Ni siquiera me dio una maldita barra de chocolate. ¿Te dijo
lo mal que estaba? ¿Por qué no viniste a ayudarme?

—Te ves bien para mí.

—¿De qué lado estás?

—Me dijo por qué tomó la espada, y accedió a no matar ningún Fae dentro
de cinco cuadras de mi club. Eso es más de lo que tú haces.

—¿Por qué accedería a eso? ¡Jayne odia a todos los Fae!

—Él sabía que tú vendrías a mí y me pedirías que te ayudara a recuperarla.

—¿Y estás de su lado? —¡Cómo se atreve Jayne a predecir mis movimientos e


impedirlos mientras estoy ocupada muriendo y luego siendo perseguida por un
maniaco homicida! ¡Todo lo cual era su culpa para empezar!

—La verdad es, niña, te prefiero sin ella.

—¿Por qué?

—No puedes matar a mis clientes. Y ahora tal vez comenzarás a ejercer
precaución. O al menos aprender cómo deletrearla.
204
Fulmino su cabeza inclinada con la mirada.

—Estoy pidiéndote ayuda, jefe. Continuamente me dices que lo haga, y estoy


pidiéndotelo.

—También dije que cómo me trates es cómo yo te trataré.

—¿Qué estoy haciendo mal?

—La respuesta es no.

—¡Tienes que estar bromeando! —Golpeteo el pie hiperrápido, esperando


quizás quebrar su estúpido piso.

No dice nada. Solo sigue trabajando en lo que sea que está trabajando.

—¿Sabes qué, amigo? ¡Si no me ayudas a recuperar mi espada, tú y yo


terminamos! Resuelve el misterio del hielo solo. —Finjo, no voy a renunciar a
ello—. No voy a trabajar para ti. Tú no me ayudas, yo no te ayudo.

—Jo. —Ni siquiera levanta la cabeza. Solo murmura su nombre.

—¡No me importa si sigues tirándotela! ¡Solo regrésame mi espada! ¡Y no


hagas más tratos con la gente sobre mí a mis espaldas!
—Ése no es nuestro acuerdo. Firmaste un contrato. La vida de Jo es solo uno
de muchos precios que deberías redimir. Hay repercusiones por tus acciones.
No puedes alejarte de mí, Dani. No esta noche. Nunca. No eres la que está
tomando las decisiones. Siéntate. —Se está poniendo de pie una vez más, y una
vez más no lo vi moverse. Patea una silla hacia mí—. Ahora.

A veces pienso que todos los demás en el mundo saben algo que yo no sé.
Que todos están en algún tipo de conspiración y que si tan solo supiera esa
única cosa secreta también, las cosas que los adultos hacen que me
desconciertan tendrían perfecto sentido.

Otras veces pienso que yo sé algo más que todo el resto del mundo no sabe
y es por eso que nada de lo que hacen tiene sentido. Porque no lo saben y
todas sus acciones se derivan de la lógica defectuosa. A diferencia de la mía.

Le conté eso a Mac una vez y ella dijo que no era algo que todos los demás
supieran; el ingrediente perdido era que yo todavía no entendía mis propias
emociones. Eran nuevas y estaba conociéndolas por primera vez. Dijo que yo
nunca tomaba en cuenta los sentimientos de las demás personas en las cosas, 205
así que por supuesto que todo lo que los adultos hacían me parecía misterioso
y raro.

Yo dije: amiga, acabas de decir que no los entiendo, entonces ¿cómo puedo
tomarlos en cuenta?

Ella dijo: no se puede, así que solo acepta que los años de adolescencia son
un enorme revoltijo de mierda de inseguridad, confusión y hambre. Intenta
sobrevivirlos sin hacer que te maten.

A-maldito-mén a eso. Excepto por la parte de la inseguridad. Bueno, sin mi


espada, más la parte de la inseguridad.

Tan pronto como me siento, Ryodan dice:

—Sal de aquí.

—¿Muy bipolar?

—Ve a tomar una ducha y cambia tu ropa.

—No huelo tan mal —digo enojada.

Él escribe algo, luego da vuelta a la página en cualquier cosa estúpida que


está leyendo.
—Amigo, ¿dónde quieres que vaya? No puedo ir a ningún lado sin mi
espada. No puedo correr más rápido que los tamizadores. Cada Fae que hay en
tu club tiene una erección por matarme. ¿Me quieres muerta? Solo hazlo tú
mismo y termina con eso.

Él apuñala un botón en su escritorio.

—Lor, ven aquí.

Lor entra volando como si estuviera pegado al otro lado de la puerta.

—Escolta a la niña para que se limpie la mierda y saque ese hedor de ella.

—Seguro, jefe. —Me frunce el ceño.

Le devuelvo el gesto.

Lor apunta a través del suelo de cristal.

—¿Ves a esa rubia allí abajo con las tetas grandes? Estaba a punto de tener
sexo.

—Uno, soy demasiado joven para oír ese tipo de cosas, y dos, no te veo
cargando un garrote con el que golpearle la cabeza, así que ¿cómo ibas a lograr
eso?
206
Detrás de mí, Ryodan ríe.

—Estás arruinando mi noche, niña.

—Lo mismo digo. No es la vida en Chester’s genial.


Traducido por Lizzie

Corregido por Marina012

o soy el Sinsar Dubh, Kat. Él los ha engañado a todos. Me necesitarás


N para salvarte.

Cada noche Cruce me ha llevado dentro de El Sueño, ha hecho la misma


afirmación. Sus mentiras tienen el brillo y la consistencia de la verdad. Si mi
207
empatía emocional funciona con los Fae, una prueba que no he tenido todavía
la oportunidad de realizar de forma satisfactoria, recibo señales tan conflictivas
de él que mi don es en vano.

Ahora, completamente despierta después de otra noche de sueños


diabólicos, atravieso las puertas dobles de más de treinta metros de altura,
varios centímetros de espesor, con insondable tonelaje, pero no las miro dos
veces. Mis ojos son solo para él. No me parece extraño que no podamos cerrar
tales puertas. Lo extraño es que fuimos capaces de abrirlas: diminutos mortales
manipulando los carruajes de los dioses.

Me encuentro en la posición que las gemelas Meehan ocuparon


recientemente, los puños cerrados en las brillantes barras de la jaula de Cruce,
mirando dentro a la visión congelada.

Él es Guerra. División. Brutalidad. Crímenes atroces contra la humanidad.


Como un evento en el campo de batalla, y la personificación de la misma en
una jaula, él es todo eso y más. ¿Cuántos humanos cayeron ante los cascos
asesinos de este astuto jinete del apocalipsis?

57
“I’ve got soul but I’m not a soldier”: canción de The Killers.
Casi la mitad de la población mundial, según el último recuento.

Cruce derribó los muros entre nuestras razas. Si no fuera por él, nunca habría
sucedido. Él organizó a los jugadores, dándoles un empujón donde y cuando
fue necesario, puso el juego en movimiento, luego galopó sobre el tablero en la
apariencia de un ángel vengador, agitando aquí y revolviendo allí, hasta que
comenzó la Tercera Guerra Mundial.

No debería estar aquí con él.

Sin embargo, aquí estoy.

Me dije mentiras piadosas a mí misma mientras hacía mi camino debajo de la


abadía, en lo profundo de nuestra ciudad oculta, moviéndome a través de un
engañoso laberinto de pasillos y criptas e intrincados túneles sin salida. Me dije
a mí misma que debía determinar que la jaula sea segura y que él todavía esté
dentro. Que lo veré y me daré cuenta de que no es más que una pálida
imitación de mis sueños; que lo miraré y me burlaré de la esclavitud en la que
su ser de los sueños me sostiene. Que, de alguna manera, venir a ver cómo
estaba no lo pondría a él, sino a mí, en libertad.

Mis rodillas tiemblan. El deseo me reseca la boca y engrosa mi lengua.

No hay libertad para mí aquí.


208
Tan cerca de él, deseo desnudarme donde estoy, bailar salvajemente
alrededor de su jaula y ansiar las notas de una melodía inhumana que ni
siquiera sé cómo conozco. Tan cerca de él debo morderme la lengua para evitar
gemir de necesidad.

Tan cerca de él me siento como un animal.

Miro mis manos en las barras, pálidas y blancas, con delgados dedos
aferrando las resplandecientes columnas, y en mi mente solo puedo verlas
envueltas alrededor de esa parte de Cruce que me ha convertido en una
adúltera. Enroscadas como estaban anoche y la noche anterior y la noche
anterior. Veo la curva de mis labios mientras sonrío. Veo la suave redondez de
mi boca mientras lo tomo dentro de ella.

Encuentro a mis dedos bailando suavemente sobre los botones de perla de


mi blusa y las alejo rápidamente. Veo una vergonzosa visión de mis chicas
descubriendo a su nueva Gran Maestra retozando desnuda alrededor de la jaula
de Cruce. Es erótico. Es horrible.

La libertad te aterroriza porque nunca te permites alguna, dijo Cruce anoche


en mis sueños. Yo no soy el único en una jaula. La vergüenza que sientes no es
por mí, sino porque sabes que tú también estás en una jaula, y es de tu propia
creación. Has sentido las más oscuras emociones de los demás desde que eras
una niña, sabes qué monstruos acechan dentro de ellos, y confundes tus
pasiones con sus monstruos. No son lo mismo, mi querida Kat. No son lo
mismo en absoluto.

Dice que reprimo la pasión. Que yo no me permito sentir nada de eso. Dice
que mi amor por Sean es una mentira. Que busco comodidad y seguridad y que
no sé qué es el amor. Dice que elegí a Sean porque él tampoco siente pasión. Él
dice que no corremos uno hacia el otro en el amor, sino que huimos de las
cosas con miedo. Libérate, dice. Ven a mí. Elígeme.

Dios, ayúdame. Camino en un valle de tinieblas y necesito tu luz para


guiarme.

Abro las manos y retrocedo. Nunca debo volver aquí.

Construiré un bloqueo de trucos mentales en mi cabeza, como hice cuando


era joven y tenía que protegerme de las emociones salvajes e hirientes de mi
familia.

Mientras me vuelvo oigo un ruido tan pequeño que casi lo paso por alto. No
quiero volverme. Me es casi imposible obligarme a salir de este lugar. 209
Sin embargo, me vuelvo. Soy la Gran Maestra aquí. La cavernosa sala,
iluminada por una madeja de antorchas en las paredes, parece vacía. No hay
nada allí excepto una losa de piedra, la jaula de Cruce y yo. Si comparto esta
sala con otros, ellos están ya sea detrás de la losa o en el lado opuesto de la
jaula. Ocultos. Callados. Esperando que me vaya.

Consciente de mi posición en la abadía, aparto la mirada del príncipe de


hielo y tranquilamente camino por la circunferencia de la jaula, la cabeza recta,
los hombros erguidos.

Doy vuelta a la esquina.

—Margery —digo. Está justo frente al lugar donde, hace unos momentos, me
encontraba yo. Si no hubiera hecho ruido, yo me habría ido sin enterarme.

—Kat.

La hostilidad se agita dentro de mí en ondas calientes. Las emociones de los


demás tienen temperatura y color, y cuando son intensas, textura también.

Las emociones de Margery son rojas, febriles y complejamente elaboradas


como un panal de abejas, con cientos de pequeños engaños y enojos y
resentimientos escondidos en cada pequeño rincón. Sé algo sobre el
resentimiento: es un veneno que bebes tú misma, esperando que los demás
mueran.

He estado clasificando las emociones dentro de categorías toda mi vida.


Navegar por los corazones de los que me rodean es un campo minado. Hay
gente junto a la que me paro una sola vez y que eludo para siempre. Las
emociones de Margery son profundamente conflictivas y peligrosas.

Me pregunto si, de poder leer mis propias emociones, ellas también serían
calientes, rojas, un panal de mentiras y resentimientos. ¡Pero yo no quiero
dirigir! grita mi alma.

—Me preguntaba si algo en la red se nos pasó por alto —dice—. Temo que
no esté bien contenido.

—Lo que estaba haciendo yo. Lo que hago.

—Las grandes mentes58. —Ella ofrece una sonrisa tensa. Sus manos se
aferran a las barras, los nudillos blancos.

No agrego la esperada "piensan igual" porque nosotras no lo hacemos. Ella


tiene hambre de poder. Yo anhelo la simplicidad. Habría sido feliz siendo la
esposa de un pescador, en una cabaña junto al mar, con cinco hijos, gatos y
perros. Ella sería un gran Napoleón.
210
Nos evaluamos la una a la otra con recelo.

¿Acaso él la visita?

¿Le hace el amor?

No puedo preguntarle si ella sueña con él y si eso es lo que la ha traído hasta


aquí en esta mañana lluviosa y fría. Si es así o no, afirmará que no es así, luego
le dirá a toda la abadía que yo sí, que estoy siendo corrompida y debo ser
reemplazada.

Ella usará cualquier cosa contra mí para tomar el control de la abadía. En el


centro mismo de mi prima Margery Annabelle Bean-McLaughlin hay una gran,
absorbente necesidad. Estaba allí cuando éramos niñas, cuando jugábamos
juntas y ella rompió las rodillas de mis muñecas y me robó pequeños tesoros.
Nunca lo he entendido. Observo sus nudillos blancos. Aprieta los barrotes de su
jaula como si estuviera exprimiendo la vida de algo.

—¿Tus pensamientos?

58
N. de T.: viene de la expresión inglesa “great minds think alike”, que significa “las grandes
mentes piensan igual”.
Ella humedece su labio inferior, luce como si estuviera a punto de hablar,
luego se detiene. Espero y después de un momento, dice:

—¿Y si el Rey tomó el libro? Quiero decir, que lo haya tomado de Cruce
antes de congelarlo.

—¿Crees que es posible? —digo, como si fuera una pregunta perfectamente


razonable. Como si yo no supiera en este momento que a ambas se nos están
diciendo las mismas mentiras.

Ella mira a Cruce y luego a mí. Sus ojos son vallas publicitarias, anunciando
sus emociones. Observa a Cruce con tierna y privada comunión. Me mira como
si yo no pudiera comenzar a comprender nada de ella, él, o del mundo en el
que vivimos.

—Tú no tienes dones —me siseó cuando teníamos nueve años y oyó a sus
padres alabándome por salvar a la familia de un traidor en los infinitos planes y
traiciones que eran nuestras vidas. Mis padres solían llevarme a reuniones de
"negocios" con lo más sórdido de Dublín, y me observaban con cuidado para
ver quién me ponía más incómoda—. ¡Estás maldita y tienes fallas y nadie
nunca te va a amar!

Todos estos años después veo la misma burla en sus ojos. Oh, sí, él también 211
la está visitando por las noches.

No solo soy una adúltera, soy una barata. Plasmo esa idea en un ladrillo
alrededor de mi corazón y lo cubro con argamasa para que esté lista para el
siguiente ladrillo que pueda usar. Estará en su camino cuando él venga esta
noche. Mi Sean estará en la cama junto a mí.

Ella se encoge de hombros.

—Quizás no sabemos lo que realmente sucedió aquí esa noche. ¿Y si el rey


nos engañó a todos?

—¿Por qué haría eso? —le digo.

—¿Cómo puedo presumir de adivinar sus motivos?

Necesito saber qué tan profundo va su corrupción.

—¿Estás pensando que quizás deberíamos liberar a Cruce?

Una mano flota a su pecho como en alarma.

—¿Crees que deberíamos? —Un destello astuto entra en sus ojos—. ¿Sabes
cómo?
Ella siempre ha sido más débil que yo. Él no es más que una mancha más
negra en su sangre ya corrupta.

—Creo que tenemos que encontrar la manera de conseguir que la red del
Rey Unseelie vuelva a funcionar. Creo que la cámara debería ser llenada con
concreto, la red reactivada, las puertas cerradas, y toda la ciudad por debajo de
nuestra abadía llenada de plomo.

Casi me tambaleo ante la abrumadora furia de su respuesta emocional,


aunque sus labios forman dulcemente la mentira.

—Tienes razón, Katarina. Como siempre, como todo el mundo sabe, tienes
razón.

Le ofrezco mi mano y ella la toma, como lo hacía cuando éramos niñas,


entrelazando nuestros dedos. Cuando saltábamos la cuerda, ella siempre tiraba
corto. Tenía fuertes sentimientos encontrados acerca de mí cuando era joven
que la hacían difícil de leer. Me astillé cuatro dientes antes de dejar de pensar
que la próxima vez sería diferente.

Salimos de la sala de la mano, como fortaleciéndonos la una a la otra con


amor en lugar de mantener cerca al enemigo.
212
Traducido por Susanauribe y lalaemk

Corregido por Angeles Rangel

o le temo a nada. Nunca lo he hecho.


N Pero hay algunas cosas que serían completamente estúpidas de hacer.
Nada que ver con el miedo. Se trata de lógica y practicidad. Miras al mundo,
evalúas tus oportunidades de sobrevivir a la luz de las circunstancias actuales, y
213
escoges el curso que te ofrece la mejor oportunidad de lo que sea que quieras.

Como, digamos, continuar respirando.

Estoy de pie fuera de Chester’s, mirando una farola en la escasa luz del
amanecer. El cielo es un gran banco de nubes de tormentas. Va a ser un día
húmedo y sombrío. Feliz maldito mes de mayo en Dublín. Frío, también. Estoy
comenzando a preguntarme si el verano alguna vez va a llegar.

Colgando de un lado de la farola hay un poster. Primero, cuando salí del


club, pensé que los We-Jodidos-Care habían publicado otro periódico en las
pocas horas que había pasado limpiándome y luego sentada en la oficina de
Ryodan haciendo absolutamente nada más que fulminar con la mirada la parte
superior de su cabeza mientras él trabajaba, intentando no pensar en qué
estúpido propósito había cumplido su estúpido escritorio tan recientemente;
como, ¿lo desinfectó o algo? Todo el tiempo que estuve allí, él ni siquiera me
miró. Ni siquiera cuando finalmente me dijo que me podía ir. Sé que luzco
bizarra en la ropa que Lor me dio después de mi ducha, pero vamos, supéralo
ya. Ni siquiera tenía que ignorarme todo el tiempo y hacerme sentir más
estúpida de lo que ya me siento.

59
“I’m a cowboy, on a steel horse I ride. I’m wanted…”: “Wanted Dead Or Alive” de Bon Jovi.
Volviendo al poster… a pesar de lo que estoy usando y a pesar de que no
tengo mi espada, iba a congelar el cuadro por la ciudad y arrancarlos todos.

Excepto que el WJC60 no publicó este periódico.

Algo peor lo hizo.

El volante pegado a la farola es de calidad de poster. Mirando desde ahí, mi


rostro me devuelve la mirada a color, completamente de posición frontal y de
perfil.

Y pienso: ¿cuándo me tomaron fotos? Lo estudio, tratando de recordar la


última vez que usé esa camisa. Creo que fue cuatro o cinco atrás. No hay forma
de no saber quién es. Cualquiera podría reconocerme en un segundo. O bien
estaban muy cerca de mí o de alguna manera no lo supe, lo cual es
inconcebible, o alguien más tomó fotos por ellos o tenían una lente increíble.
Me veo bastante bien. Bueno, excepto por el ojo morado y el labio partido, pero
apenas veo esa clase de cosas en mi rostro. Estoy acostumbrada al terreno,
¿quién nota los árboles en el bosque? Entrecierro los ojos.

—Maldición. ¿Estás bromeando?

Había tripas en mi cabello cuando fuera que las tomaron. Suspiro. Un día voy
a tener el cabello limpio y no tendré moretones. Y un día, Ryodan se disculpará
214
por ser un completo imbécil conmigo todo el tiempo.

El mensaje es directo y al grano.

BUSCADA

Viva

Si eres humano, inmortalidad

es la recompensa

Si eres Fae, gobernarás

junto a nosotros

Ella ya no tiene la espada

está indefensa

60
WJC: sigla de “We-Jodidos-Care”.
No hay información acerca de dónde llevarme cuando me encuentren.

Los príncipes Unseelie. Los malditos estúpidos han contratado a alguien para
matarme. ¡Siempre quise que todos conocieran mi rostro, pero no de esta
manera!

—Indefensa, mi trasero. —Oh sí, están molestos conmigo. Y no están


demasiado ocupados peleando entre ellos para cazarme. O vigilarme
constantemente.

Miro por la calle.

Un poster se agita en cada farola que queda en pie, tan lejos como puedo
ver. Imagino que empapelaron la ciudad con ellos.

—Aw, mierda.

Luego me ilumino. ¡Amigo, valgo la inmortalidad y el co-gobierno! ¡Pusieron


un precio increíblemente alto a mi cabeza! ¡Porque soy, como, increíblemente
peligrosa!

Quiero estar con Dancer, reclutar su ayuda para recuperar mi espada. Me


tomó casi una hora sacarme a Lor. Ryodan lo tiene siguiéndome, convirtiéndolo
en mi sombra protectora. Si tuviera mi espalda, Lor y yo no tendríamos que 215
soportarnos. Finalmente me las arreglé para distraerlo con lo que más le gusta:
rubias con tetas.

Arranco el poster y lo hago una bola. Si no hubieran estado ahí, yo ya habría


partido corriendo por la mañana, con o sin espada, tomando mis
oportunidades. Esto fue una llamada de atención ruda y no deseada.

Ella ya no tiene la espada.

¡Gah, malditos! Tenían que difundirlo, ¿verdad? Supongo que Jayne ya la está
utilizando, y el rumor le llegó a los príncipes.

Está indefensa.

¿Tenían que subrayar esa palabra, hacerla más grande que el resto y ponerla
en rojo también? Quiero decir, ¿qué parte de indefensa necesita énfasis? ¡La
palabra en sí es suficientemente mala! Toda la maldita ciudad va a estar
buscándome pronto. Cada malvado ahí fuera que alguna vez golpeé, todos a
quienes amenacé o simplemente irrité están a punto de saber que ya no los
puedo matar. Ya saben que yo no puedo correr más rápido que los
tamizadores. Pero tener la espada siempre inclinó la balanza a mi favor. Evitó
que lo intentaran.
Me siento expuesta, parada en la calle. Cualquier cosa podría tamizarse
detrás de mí, agarrarme y la pelea empezaría. ¿Yo ganaría? ¿Qué tal si hay una
docena de ellos? ¿Qué tal si los humanos vienen por mí con un pequeño
ejército? ¿Qué hay si los mismos príncipes vienen?

¡Gah, estoy preguntándome qué sucedería sí! ¡Yo no hago eso! Preguntarse
qué sucedería si es para los adultos. Se preguntan qué sucedería si hasta no
hacer nada, y mueren sin siquiera vivir.

Me doy vuelta y miro hacia Chester’s.

Luego vuelvo a dar la vuelta y miro la calle.

Frente a mí, altas posibilidades de muerte. Detrás de mí, una jaula.

Odio las jaulas. Para la mayoría de personas, son construidas a partir del
miedo y se las hacen a sí mismos. Yo no. La mía fue forjada de impotencia. Las
de la mayoría de los niños están construidas de lo mismo.

Así que se resume a esto: muerte o jaula.

Sonrío. Amigo, soy una superheroína. No hay competencia.

Le hago una señal obscena con los dedos a ambos lados de la calle y me 216
deslizo de costado a congelar el cuadro, arrancando los posters al pasar.

Voy en busca de Dancer y lo encuentro buscándome, como, en nada de


tiempo. Me causa gracia porque, ¿cuáles son las probabilidades de que nos
estemos buscando en la inmensidad que es Dublín y realmente encontrarnos?
Pero siempre nos encontramos. Como imanes.

Cuando lo veo, sonrío. Está caminando por la calle en el gris amanecer,


brillando como una estrella volviéndose una supernova. No puedo mirarlo
directamente. Tengo que echarle rápidos vistazos por el rabillo del ojo. Hay una
burbuja de luz tan brillante alrededor de él que es cegadora. Lleva lentes de sol
sobre sus gafas y luce como una especie de chico Mutante X con un súper
poder propio, como digamos Súper Cerebro.

—¡Amigo! —digo.

—¿Te gusta? Espera, déjame apagarlo. —Juega con algo cerca de su cintura y
la luz disminuye a algo más parecido a lo que mi Mac-Halo lanza.
Lo miro. Su ropa es brillante. Jeans brillantes, camisa brillante, incluso gorra
brillante. La ropa cuelga de su alto y larguirucho cuerpo como algo salido de
esas revistas de moda, perfección informal. Una vez más, su cabello se está
poniendo largo. Va a pedirme que lo corte pronto. Me gustan esos momentos.
Nos cuidamos como dos monos sacándose los piojos. Las personas subestiman
una buena revisada.

—¿Nueva declaración de moda? —bromeo.

—Pensando en tu guardarropa, Mega —dice—. Estaba trabajando en el spray


para Papa Roach cuando de repente tuve esta idea de protección contra las
Sombras. Necesito rociar tu ropa con una base reflectiva, luego diseñé un arnés
de luces que funciona con un sistema de baterías y escucha esto: ¡se auto carga
con el movimiento! —Juguetea con un aparatito en su cintura, con la expresión
atenta de un niño genio jugando con artículos electrónicos. De repente su
cabeza se alza y sonríe y simplemente le devuelvo la sonrisa porque cuando
Dancer sonríe así todas mis preocupaciones desaparecen.

—Por la manera en que te mueves, nunca se apagará. He estado probándolo


y se mantiene cargado con mis movimientos incluso por días. Supongo que un
buen congelamiento de cuadro lo cargará por una semana. Eso significa que
cuando vayas a ciudad Sombra, puedes dormir fácilmente, usándolo. 217
Estoy sin habla. Dancer estuvo pensando en mí, sopesando los pros y los
contras de mi vida, para poder mejorarla. Pasó su tiempo trabajando en algo,
no para salvar a Dublín, como el spray de Papa Roach, sino solo a mí. Jugueteo
con el brazalete en mi mano. Él también me dio eso. Me extrañó cuando lo hizo
porque temía que fuera a ponerse sentimental conmigo pero eso fue cuando
comenzábamos a pasar tiempo juntos, cuando no sabía que Dancer nunca se
pone sentimental. No dejamos que esa clase de estupidez se interponga entre
nosotros. Usar un poco de tu tiempo para mejorar la vida de alguien más es,
como, la cosa más genial que puedes hacer por alguien. Casi no puedo
soportarlo, me hace tan feliz.

—Eres el Mejor —le digo.

Y esta vez él no me lo dice de vuelta, dice:

—¿Eso crees? —Como si quisiera oírlo de nuevo, así que lo digo de nuevo y
su sonrisa se vuelve más grande.

Después de un segundo el nota el montón de posters que olvidé que estaba


sosteniendo.

Hace un sonido de desagrado.


—Mega, he estado arrancando esas cosas por horas. Me tropecé con uno de
los grupos que los colocaban y los seguí, arrancándolos. Tenían a un montón de
Rhino-boys poniéndolos. ¿Es cierto? ¿Alguien tomó tu espada? —Me mira de
arriba a abajo, buscándola. Pestañea como si acabara de notarme por primera
vez y me avergüenzo tanto que es lo único que puedo hacer para no congelar
el cuadro justo ahora. ¡Me siento tan estúpida!

¡Me olvidé de lo que estaba usando!

Mi mandíbula sobresale y digo tensamente:

—Es todo lo que tenían que me sirviera. Ryodan me hizo cambiarme. No tuve
nada que ver con este atuendo. ¡No lo escogería en un millón de años!

Dancer me está mirando como si fuera un alíen del espacio exterior.


Simplemente podría hundirme en la calle, arrancar el concreto y ponerlo por
encima de mi cabeza y esconderme. Pongo los brazos por encima de mi pecho,
cruzo los pies por los tobillos y me giro un poco, tratando de hacerme más
pequeña para que no haya mucho de mí para ver.

—Sé que luzco estúpida, ¿de acuerdo? Ha sido un día realmente malo para
mí y tengo mayores problemas en mi mente que lo que estoy usando así que
deja de mirarme como si fuera una especie de geek que se vistió así para 218
Halloween, porque no tuve opción ya que Christian me dio su estúpida pijama y
Ryodan dijo que olía a…

—¿Christian te dio su pijama y olía? Espera un minuto, ¿Christian usa pijama?

—Solo necesité su pijama porque desperté en su cama con solo mi sostén y


mis bragas y toda mi ropa destruida, de otra manera nunca la hubiera usado —
aclaro cuando me doy cuenta de cuán extraña sonó la primera parte.

—Bueno, eso explica las cosas.

Amo eso de Dancer. Siempre me entiende sin que yo tenga que hablar y
hablar y decirle cómo el punto A llegó al punto B.

—Todo lo que digo es que ésta no es mi declaratoria de moda, así que no lo


uses en mi contra.

—Está bien, Mega. Luces genial.

—Luzco estúpida. —Estoy tan mortificada que podría morir de mortificación.

—Te ves mayor. Dieciséis o diecisiete. Si llevaras maquillaje, probablemente


dieciocho.
Creo que estoy anonadada. Nunca he estado anonadada antes pero conozco
la definición e imagino que así debe ser como se siente. No es desconcertada o
perpleja. Las palabras tienen sutiles matices. Hace un año o dos podría haber
estado atónita. Esta es una clase diferente de bloqueo. Sí. Creo que estoy
anonadada.

—Bueno —digo y aliso mi falda.

¡Gah! ¡Maldición! ¿Qué están haciendo mis manos? ¡Realmente acabo de


alisar mi falda! ¿Me estoy volviendo una clase de sosa? ¡Ni siquiera uso faldas!
Pero cuando Ryodan me hizo cambiarme la única cosa que pudieron encontrar
que me quedara era el atuendo de mesera del subclub de niños y estaba tan
molesta por los posters, luego tan feliz de ver a Dancer, que se me olvidó
completamente que estaba usando una falda corta, blusa ceñida y zapatos de
colegiala con tacones que eran horribles para congelar el cuadro, pero tenía
cosas más importantes que hacer que entrar en una tienda y cambiar de
zapatos, como arrancar mi rostro de cada maldita farola de la ciudad. Los pies
son pies algunas veces; si están funcionando eso es lo suficientemente bueno.

—¿Quién tomó tu espada, Mega? ¿Y cómo alguien siquiera te la quitó?

Mi ánimo se oscurece de inmediato. Me enojo tanto que se me traba la


mandíbula y no puedo hablar por un segundo.
219
—Jayne —saco finalmente por entre los dientes. Froto los músculos de mi
mandíbula y aflojo la boca. La súper fuerza apesta a veces cuando está en cada
uno de los músculos de tu cuerpo. Cuando tienes un calambre muscular, es
algo grave. Puede durar un largo rato—. Ese maldito Jayne la tomó y me dejó
para que muriera. Fui herida por una de esas… —Todo lo que Dancer sabe de
las escenas de congelamiento es lo que vio la otra noche y todavía no había
explotado cuando él me sacó de ahí. Al menos no creo que lo hiciera. Se me
ocurre que no estoy segura. Necesito preguntarle a alguien después—. Resulté
herida y Jayne la tomó mientras no podía hacer nada para detenerlo. Fui a
Ryodan y le dije que necesitábamos recuperar mi espada y él se rehusó. Dijo
que le gustaba más sin ella.

—¡Amigo!

En una sola palabra Dancer acaba de darme toda la justificada indignación y


enojada ofensa que la situación merece.

—Lo sé, ¿cierto?

—¿Qué está pensando? Eres la Mega. ¡No le sacas las garras a Wolverine!

—Lo sé, ¿cierto?


—¡Amigo! —dice de nuevo.

Nos miramos con conmiseración, porque los adultos están muy jodidos y
nunca vamos a resultar como ellos.

Entonces sonríe.

—¿Qué estamos esperando? Vayamos a recuperarla.

Desde que los muros cayeron, Dublín se siente mucho como un set de
película para mí.

Es el silencio. La ciudad es un pueblo fantasma con ocupantes ilegales que se


esconden en los escombros, con rifles amartillados. A veces veo el blanco de los
ojos brillando hacia mí a través de las ventanas tapiadas. Si son humanos,
intento hablar con ellos. No todos ellos son receptivos. Hay algunos verdaderos
locos por ahí, tan espeluznantes como algunos de los Unseelie.

Antes de que los muros cayeran, cuando yo solía pedalear alrededor de los
distritos en mi bicicleta de mensajería, cuando las sidhe-seers se hacían pasar
por un servicio internacional de mensajería dirigido por Ro, la ciudad estaba
220
llena con un constante ruido blanco. Era difícil, incluso con mi súper audición,
distinguir entre la congestión de automóviles y autobuses, tacones folklóricos
en los adoquines y el cemento, los aviones que aterrizaban y despegaban, botes
atracando en la bahía. Los teléfonos celulares me volvían loca. Había días en los
que todo lo que oía era el sonido borroso de alertas de mensajes de texto,
alertas de correos electrónicos, llamadas, canciones, juegos.

Aún así, tan molesto como podía ser, era música para mis oídos, los acordes
complejos de la ciudad que amo. Ahora solo existen las notas planas de los
soldados marchando, los monstruos cazando, y el ocasional trino lastimoso de
algo que muere.

Dancer y yo corremos por las calles, contándonos chistes, riéndonos como


locos. Pasar tiempo con él es el único momento en que puedo olvidarme
totalmente de mí misma.

Rodeamos una esquina y nos encontramos con un contingente de Rhino-


boys.

Cuando nos ven, unos de ellos gruñe en una radio.

—La tengo, jefe, ella está en Dame y Trinity.


Miro sobre el hombro, fijo tomo en mi cuadrícula, tomo a Dancer, me deslizo
de costado y congelo el cuadro para salir de ahí.

Un corto tiempo después estamos merodeando alrededor del exterior del


Castillo de Dublín, sigilosos como dos ratones metiéndose en una cocina en
busca de queso.

Los ojos de Dancer están brillantes de emoción. Nunca había congelado el


cuadro con él antes. Dijo que era la cosa más genial que él había hecho y que
quiere hacerlo otra vez. Esto solía hacer que Mac casi vomitara cuando se lo
hacía a ella.

Después de pasar por una tienda departamental y cambiar mi ropa por un


atuendo más genial de jeans, tenis y un nuevo abrigo de cuero, nos detenemos
en uno de sus refugios que yo ni siquiera sabía que tenía y tomamos algunos
explosivos. Algunos de los mejores planes son los más simples, menos cabida
para los errores. Él va a crearme una distracción haciendo explotar algo
mientras yo entro a buscar mi espada. La tomaré, lo tomaré a él, y nos iremos.
Luego me pavonearé por Chester’s esta noche a las ocho y todo el mundo verá 221
que no puedes meterte con la Mega. Ryodan verá que no lo necesito para nada.

—Tenías razón —dice Dancer—. Las jaulas están repletas de Unseelie


esperando para ser asesinados.

Río.

—Jayne no sabía en lo que se estaba metiendo cuando tomó mi espada. Yo


sabía que él no tenía el tiempo suficiente para matar lo que había capturado en
seis días. La única manera en que yo puedo hacerlo es en híper velocidad.

Camiones cubiertos están estacionados cerca del lugar de entrenamiento.


Los rodeamos por detrás. Cuerpos de Unseelie frescos están apilados en la
parte trasera de uno, todavía goteando. Eso significa que alguien está usando
mi espada en este momento, y está cerca. Mis dedos se curvan, doloridos por
sostenerla. No sé dónde Jayne dispone los cuerpos. Los tiene en camiones en
alguna parte. Conozco su rutina. He sido parte de ella por largo tiempo. Sus
hombres patrullan las calles, capturan a todos los Unseelie a los que pueden
ponerles las manos encima y los encarcelan en celdas de hierro en edificios
detrás del Castillo de Dublín. Las instalaciones están vigiladas, porque varias
veces en el pasado una u otra facción Fae ha contratado a humanos para
intentar liberar a alguien, o a todos.

Cuando fuera que las jaulas comenzaban a llenarse y yo tenía tiempo libre,
pasaba por ahí, rebanaba Unseelie, luego cargaba los cuerpos y los llevaba a los
camiones. Funcionaba rápido y eficiente.

Pero solo porque mato en súper velocidad. Ninguna persona común puede
entrar a una jaula llena de Unseelie en cámara lenta armado solo con un arma,
sea la Espada de Luz o no. Estaría hecho pedazos mientras seguía apuñalando a
su primer Fae.

Ahora, Jayne está obligado a separar a cada Unseelie, sacarlo de la jaula,


matarlo, separar al siguiente, matarlo, y así sucesivamente durante varios días.
Necesitará un contingente de tiempo completo para ejecutarlo. Requerirá
docenas de sus hombres para remplazarme. Y ya estaba escaso.

—Mega, sé dónde está la espada —dice Dancer.

—Yo también.

Cuando mato Unseelie, lo hago tan rápido que no hay tiempo para que los
Unseelie cercanos reaccionen. Mueren rápidamente. La mayoría de ellos incluso
antes de saber qué está sucediendo.
222
Pero por la forma en que Jayne está haciéndolo, tienen que estar ahí,
observando a los otros ser asesinados durante horas, viendo a la Muerte
acercarse.

Odio a los Fae. Pero hay algo en saber que simplemente están ahí,
encerrados, viendo a sus amigos morir a unos pocos metros de distancia, a la
espera de ser asesinados, eso me hace sentir... descompuesta. No es que les
debamos misericordia, ellos no nos mostraron ninguna, pero imagino que si vas
a matar algo debería hacerse de forma rápida y sin dolor, o si no, estás tan
enfermo como lo que sea que estás matando.

No necesito recuperar mi espada solo por mí. Necesito recuperarla porque


soy la mejor persona para hacer este trabajo. Jayne necesita sacar la cabeza de
su trasero y ver eso. Ésta es una maldita masacre prolongada.

Los ojos de Dancer ya no brillan. Luce tan sombrío como yo me siento.


Decido que voy a hacer una demostración de buena fe cuando recupere mi
espada.

Me quedaré y mataré, y sacaré a todo de su miseria de forma rápida y limpia.

Luego Jayne y yo vamos a sentarnos y a tener una seria conversación.


Miro a Dancer y él asiente.

Nos dirigimos hacia los gritos.

Las puertas de acero corrugado están abiertas de par en par en el almacén,


dejando espacio suficiente para que dos semirremolques entren y descarguen si
así lo desean. Mirar dentro del edificio donde Jayne está matando a todos los
Unseelie no es la parte difícil.

No ser visto si alguien se asoma es lo complicado.

El muelle de concreto es de metro y medio de alto, y me he deslizado a lo


largo de él hasta que estoy parada realmente cerca de la entrada, solo con los
ojos y el cabello asomándose por el costado mientras evalúo la escena y
comienzo a construir mi cuadrícula mental. Incluso el más pequeño trozo de mí
mostrándose me hace sentir demasiada expuesta. Tener cabello rojo es como
llevar un letrero de neón a veces. Un rubio oscuro se mezclaría con el fondo, un
castaño ratón se combinaría bien con el amanecer oscuro, pero mi cabello
nunca se desvanece en la oscuridad a menos que tenga como telón de fondo
un cielo carmesí.
223
Dancer está en algún lugar en lo alto, poniendo explosivos. En momentos
como estos desearía tener un clon para poder hacer las cosas geniales que
estoy haciendo y además estar con él. Amo hacer volar cosas. Pero mi parte del
trabajo consiste en entrar corriendo, tomar mi espada y sacarnos rápidamente
de aquí.

Tenía razón en cuanto a que les tomaría un contingente para controlar la


matanza, aunque Jayne probablemente mantendría a muchos alrededor de la
espada en todo momento solo para protegerla de mí.

¡Como si eso fuera suficiente para protegerla de mí!

Jayne tiene dos docenas de hombres con él, portando armas automáticas,
envueltos en municiones. Están de pie en la parte interior de la entrada en
alerta máxima, observando cada movimiento que se hace. Odio las pistolas. Las
armas automáticas pueden arrojar una lluvia de balas que casi me es imposible
evitar.

Eso es por lo que necesito la distracción. Necesito que la mayoría de ellos se


hayan ido antes de que esté dispuesta a entrar congelando el cuadro,
estrellarme contra Jayne y salir haciendo un camino en zigzag, haciendo lo más
difícil posible para que alguien me dispare.
Levanto la mirada, explorando los techos alrededor. No hay francotiradores
allí. Si yo fuera Jayne, habría tenido al menos seis hombres en los techos,
buscándome. Pero es por eso que yo soy la Mega y él no.

Echo un vistazo al interior y veo mi espada. En el pasado, Ro me la quitó a


veces, cuando era más joven. Pero cuando toda la mierda comenzó a golpear el
ventilador con Mac, la tomé de nuevo y nunca dejé que nadie la tocara otra vez.
Una vez, en la batalla, vi a Mac lanzarle su lanza a Kat para que la usara. Amigo,
ella es un hombre más grande que yo. Nunca voy a compartir mi arma. Es mi
segunda piel. No puedo soportar ver que alguien más la toque, sosteniéndola,
usándola. Es mía y él se la llevó y no tenía derecho a hacerlo. No me sentiré
como yo misma hasta que la tenga de vuelta.

Los gritos no son tan malos en este momento porque Jayne no está matando
un Fae. Pero mientras observo, sus hombres traen un Rhino-boy hasta el frente
del almacén cerca del muelle y lo lanzan sobre sus rodillas rechonchas al suelo
delante de él.

Jayne retira su brazo, balancea mi espada y lo decapita prolijamente.

No. Yo suelto una risita.

Como tal vez en sus sueños. Veo lo que va a salir mal incluso antes de que él 224
lo haga.

—Santos pies palmeados, va a agacharse —murmuro.

El Rhino-boy se retuerce y se agacha en el último segundo y mi espada se


aloja en uno de sus colmillos amarillos.

Suspiro. ¿Para qué piensa Jayne que son sus colmillos además de para
bloquear golpes en la cabeza? Bueno, también los usan para empalar, pero
sobre todo para proteger sus cráneos y cuellos.

El Rhino-boy está enfurecido. Chillando y gruñendo, casi se libera. Alguien le


dispara, luego los hombres de Jayne lo ponen de nuevo en el suelo.

Él saca la espada del colmillo y cuando sale se tropieza. En alguna parte un


Unseelie se ríe a carcajadas.

Jayne recupera el equilibrio, levanta su brazo y baja la espada una vez más.

Me estremezco.

Jayne es fuerte. Pero los Unseelie están hechos de tendones y cartílago y una
rara estructura ósea donde menos esperas encontrarla, y cortar sus cabezas no
es tan fácil como parece que debería ser.
Ahora la espada está a mitad de camino de su grueso cuello y del Rhino-boy
está brotando una sustancia viscosa verde, está chillando como un cerdo,
agitando los brazos y las piernas rechonchas, y cientos de Unseelie enjaulados
comienzan a gritar de nuevo.

Jayne serrucha la cosa con la espada y yo casi vomito. Sus hombres no lucen
mucho más felices. El ruido es ensordecedor. Los Rhino-boys están emitiendo
un chillido continuo y agudo, pequeños Fae alados (¡los que hacen que te rías
hasta la muerte!) están repicando de furia y hacen deslumbrantes despliegues
de luz en su intento de escapar de sus jaulas de hierro, Unseelie semejantes a
ciempiés se retuercen entres sus compañeros de jaula, y el sonido que hacen es
como varias toneladas de grava cayendo sobre hojas de metal, siendo
arrastradas por encima. Fantasmas demacrados y delgados entran y salen del
estado sólido, emitiendo un gemido agudo. El sonido es tan grande que siento
su vibración en el suelo del muelle de concreto bajo mis palmas.

Jayne finalmente logra matar al Rhino-boy al que está cortando, y se vuelve


hacia uno de sus hombres para recibir una toalla para limpiar la viscosidad y la
sangre. Mira hacia las jaulas, su expresión sombría. Río sin alegría. ¡Sin duda
tiene una nueva apreciación por los rápidos servicios de moi61! No es fácil
entrar a un almacén lleno de monstruos condenados y matarlos a todos. Pero
cada uno que vuelva a las calles en última instancia matará a decenas, quizás 225
cientos o miles de seres humanos, en su existencia inmortal. Es lo que hacen.
Son ellos o nosotros.

Reviso mi teléfono celular. Mi reloj está en cuenta regresiva. Tengo siete


minutos antes de que Dancer detone las cargas. Hubiera preferido una sola
explosión, pero Dancer quería varios sitios, para dividir mejor a los hombres de
Jayne y aumentar nuestras probabilidades de entrar y salir sin problemas y
fácilmente.

Miro mi espada. Estoy obsesionada. Lo sé. No me importa. Hay cosas peores


con las que estar obsesionada. Como, digamos, Jo con Ryodan. Duh. ¿Qué tan
raro es eso?

Los hombres de Jayne han vaciado una jaula de todo menos los pequeños
Fae muerte-de-risa. Ahora atrapan las pequeñas y brillantes arpías con una red
y lanzan las redes al suelo frente a Jayne. Los Fae delicados y bonitos gritan y
agitan los puños mientras Jayne hace descender la espada una y otra vez.
Haciendo la escena incluso más macabra, los hombres en el área inmediata,
incluyendo el buen inspector, ríen sin poder hacer nada, muchos de ellos
doblados de risa, hasta que el último Fae muere.

61
N. de T.: Esto es dicho en francés, que significa mí o hace referencia a la persona que está
hablando.
Los Unseelie enjaulados rugen y aúllan.

Porque soy una sidhe-seer, puedo sentir a los Fae en mis huesos, en mi
médula, en ese extraño centro frío/caliente de mi cerebro que otras personas
no tienen.

Antes de que los muros cayeran, cuando había menos de ellos en el mundo,
mi percepción era un faro de cristal transparente, advirtiéndome si uno de ellos
se acercaba demasiado a mí mucho antes de que estuviera lo suficientemente
cerca para ser una amenaza. Pero desde que los muros cayeron, hay tantos de
ellos alrededor de mí que mi alarma Fae está sonando constantemente, 24/7.
Como cualquier otra sidhe-seer que quiere permanecer cuerda, o simplemente
dormir un poco, he aprendido a silenciarlo. Si no encuentras la manera de bajar
el volumen, te volverás loco. No es solo una alarma interna diciendo: "Atención,
un Fae está cerca." Se mueve en tándem con un destello de rabia pura, de una
directriz primaria de matar, matar, matar, y hacerlo ahora mismo en este mismo
instante, incluso si tienes que usar tus propias manos para destruirlo. No es algo
que puedas reprimir. Es demasiado fuerte. Las mujeres de más edad en la
abadía dicen que es como tener el peor sofoco más sanguinario imaginable,
una oleada hormonal de pura furia homicida. No quiero vivir el tiempo
suficiente para tener sofocos. La pubertad ya es bastante mala.
226
Mi sensor Fae está completamente apagado ahora. E incluso así, lo siento: un
Unseelie muy poderoso está cerca, demasiado cerca para mi comodidad.

Para que pueda penetrar la barricada de silencio que he construido alrededor


de mí, su poder tiene que ser enorme. Subo el volumen un poco, intentando
determinar quién, qué y dónde. Con tantos Unseelie en el almacén me toma
unos segundos aislar al recién llegado.

¡Ahí está!

Expando mi conciencia, tomando su medida.

Antiguo. Mortal.

Sexo. Hambre. Ira. Hambre. Sexo. Hambre. Ira. Hambre.

Lo siento pero no puedo verlo.

Los vellos en la parte trasera de mi cuello son pequeñas agujas en mi piel.

De repente una sombra se mueve en el amanecer sombrío, húmedo y está


ahí, al otro lado del muelle, el cabello y los ojos apenas visibles. Estamos justo
enfrente uno del otro, no más de diez metros de concreto entre nosotros.
No es Christian esta vez. Es uno de los príncipes Unseelie pura sangre. Por
otra parte, después de encontrar a la mujer desnuda muerta entre su cama y la
pared, no estoy segura de que sea una distinción importante.

Me quedo tan inmóvil como la mujer muerta de Christian.

No me está mirando. Está mirando a Jayne. Parece estar completamente


inconsciente de mí. Considero escabullirme fuera de la vista y encogerme sobre
mis rodillas, concentrarme con fuerza en no ver todas esas imágenes sexuales
gráficas en las paredes internas de mi cráneo como las que estoy viendo ahora.

Hambre. Necesidad. Sexo.

Pero no puedo escabullirme hacia abajo porque no me atrevo a apartar los


ojos de eso. ¡Soy demasiado peligrosa para dejar que el príncipe me capture,
me vuelva Pri-ya y me controle! ¡Ése es el argumento que debería haberle
presentado a Ryodan! Sin mi espada los príncipes pueden tomarme como
rehén, convertirme en una de sus enloquecidas esclavas sexuales y usarme
como un arma contra él. Apuesto a que él hubiera oído si yo le hubiera dicho
eso, pero no lo pensé porque estaba demasiado enojada.

Exploro el borde del muelle pero solo veo un príncipe. ¿Dónde está el otro?
Sosteniendo la cabeza perfectamente inmóvil, entrecerrando los ojos, bajo la 227
mirada hacia mi reloj. Tengo más de cuatro minutos antes de la primera
explosión.

¿Cómo me encontró tan rápido? Bueno, no me ha encontrado, pero al


parecer sabía dónde buscar. ¿Pasamos junto a más Rhino-boys sin darnos
cuenta, y ellos habían llamado para informar de mi paradero?

Miro fijamente, conteniendo la respiración, intentando decidir si debo caer


de rodillas ahora o simplemente tratar de seguir sin respirar o moverme. Lo
miro mientras observa a Jayne, que está matando a otro Unseelie, y de repente
tengo una epifanía total: ¡no vino aquí a buscarme!

Vino por mi espada.

Ahora que ya no soy la guardiana de la espada, los príncipes en realidad


tienen la oportunidad de tomarla y destruirla. No pueden resistir la oportunidad
de eliminar una de las dos únicas armas que pueden matar a los Fae. No pudo
quitármela porque yo soy la Mega, pero cree que puede robársela a Jayne
porque él no tiene ningún poder especial. No es más que un hombre.

Lo peor de todo es que probablemente sea cierto. Probable pueda tamizarse


y tomarla antes de que Jayne siquiera sepa qué sucedió. Es un Unseelie, lo cual
significa que en realidad no será capaz de tocarla porque los Fae Oscuros no
pueden tocar las Reliquias de Luz y viceversa, pero estoy dispuesta a apostar
que tiene algún tipo de plan para eso.

Soy rápida, pero no puedo vencer a un tamizador. Esa es la razón por la que
necesito tanto mi espada. Con todos los tamizadores a los que he hecho enojar,
soy una chica muerta caminando sin ella.

Imagino todos los escenarios posibles, comenzando por el peor. Me gusta


hacerlo de esa manera, así puedo terminar en el pensamiento feliz y apuntar a
eso.

Uno: el príncipe Unseelie se tamiza, y mata a todos. Tiene a una de esas


groupies Pri-ya con él, cuya cabeza no es visible porque está en algún lugar más
abajo haciendo algo totalmente repugnante, y ella toma la espada, y él se
tamiza con ella sosteniendo el botín.

Dos: el príncipe Unseelie me ve, se tamiza y me mata.

Tres: el príncipe Unseelie me ve, se tamiza, me captura y me convierte en Pri-


ya. Me niego a seguir ese pensamiento. En resumen: cualquier otra versión en la
que el príncipe Unseelie me encuentra termina mal.

Cuatro: caigo de rodillas y me escondo. Nunca sabe que estoy aquí. Las
bombas de Dancer explotan en rápida sucesión. Entro congelando el cuadro y
228
tomo mi espada mientras todos están trastornados. Mato al príncipe Unseelie
en un despliegue deslumbrante de destreza y gracia. Sonetos son compuestos
acerca de mí.

Sonrío. Me gusta esa.

Vuelvo mi atención a la situación del momento y me doy cuenta que la


Realidad, la perra impaciente, ha tomado la decisión por mí. Hace eso a
menudo. Estás demasiado ocupado planeando tu vida, entonces ella tiene el
coraje de seguir adelante y sucederte antes de que estés listo. ¡Antes de
siquiera tener la oportunidad de apuntar bien!

Es uno de los escenarios negativos.

El príncipe Unseelie me vio.


Traducido por Niii

Corregido por Angeles Rangel

M ientras más asustada estoy, me siento más viva que nunca.

Debería colapsar en un charco de terror pero la adrenalina mete un


palo de escoba en mi columna. 229
Si el príncipe Unseelie se acerca a unos pocos metros de mí, colapsaré de
cualquier manera, tenga una columna sobrecargada o no. Nadie es inmune a la
realeza Fae. Nadie tiene protección alguna contra ellos. La realeza Seelie
mantiene su letal erotismo mayormente apagado alrededor de los humanos
como cortesía. Los Unseelie se deleitan en utilizarlo sobre nosotros con toda su
fuerza. Los príncipes ya han convertido en Pri-ya a cientos de mujeres. Nadie
sabe qué hacer con ellas. La gente no puede decidir si encerrarlas o matarlas
misericordiosamente. Lo último que oí es que las mantenían encerradas en lo
que solía ser un recinto siquiátrico.

Mis superpoderes son inútiles contra los príncipes. Todo ese sexo, necesidad
y hambre limpian tu mente de todo excepto la lujuria por la que estás dispuesta
a morir. Vi a Mac en su peor momento, cuando era Pri-ya. Ella es la única
persona que se conozca que ha sido recuperada de esa condición mentalmente
destrozada. Una cosa es tener tu cuerpo enjaulado. No puedo pensar en nada
peor que perder la cordura. Miro a Jayne, desesperada por mi espada. En este
momento la está usando para rebanar a muerte a otro Unseelie frente a los
gritos, exclamaciones y rugidos de una audiencia. Sin la distracción de Dancer

62
“Your mind’s in disturbia, it’s like the darkness is light”: de la canción “Disturbia” de Rihanna.
no hay forma de que logre pasar a todos esos Guardianes y sus armas. Miro mi
reloj. ¡Todavía quedan tres minutos y medio!

—Oye, amigo, ¿qué tal? —digo toda indiferente al príncipe Unseelie,


mientras saco el sello de una de las granadas que Dancer alteró, meses atrás,
para causar una explosión cegadora y retardada. Las uso como granadas de
Sombras, metidas en una bola de carne inmortal. Cuando estábamos en uno de
sus refugios antes, llené mis bolsillos con todo tipo de cosas. Meto una barra de
chocolate en mi boca con la otra mano y digo—. Mira esto. Se salió de la
espada antes de que Jayne la tomara. ¿Qué crees que es?

La lanzo alto, directamente sobre el muelle. El príncipe hace exactamente lo


que estaba segura que haría: la atrapa. Un humano reconocería lo que lancé,
pero estoy apostando que él no lo hará. Si lo hace o no, su reacción no es para
nada lo que esperaba. Me imaginé que en el peor escenario, la lanzaría sobre el
hombro.

¡El imbécil la lanza directamente de vuelta hacia mí!

Como una idiota, yo también la atrapo. Creo que hay dos clases de personas
en la vida: aquellas a las que puedes lanzarles algo y que instintivamente se
agacharán y lo alejarán de un golpe, y aquellas que instintivamente lo tomarán.
Siempre he sido de aquellas que toman. Elegiré la ofensiva frente a la defensa
230
cualquier día. Curioseo mientras congelo el cuadro y evalúo mi situación: Jayne
no tiene idea de que estamos aquí porque no puede oírnos por sobre el
estruendo que están haciendo los monstruos enjaulados. La granada en mi
mano va a explotar en cinco, cuatro, tres…

—No, tú tómala —digo, y la lanzo alto, de vuelta hacia el príncipe.

Él la atrapa, cierra la mano alrededor, y veo un destello de luz en su puño.


Luego abre la mano y polvo negro cae al suelo. Si pudiera descifrar su
expresión, bien podría haber acabado de darme una sonrisa de satisfacción
total.

Bueno, mierda. ¿De qué está hecho? ¿Acero galvanizado?

De repente sé dónde está el segundo príncipe porque la temperatura en el


espacio detrás de mí cayó unos cuatro grados o algo así. Los vellos en la parte
posterior de mi cuello se congelan y tiemblo.

Me lanzo a congelar el cuadro en reversa pero él me bloquea y choco contra


su frío y poderoso cuerpo.

¡Mierda, mierda, mierda! Me lanzo hacia delante. Está ahí frente a mí. Giro y
me inclino pero choco contra él de costado. Hacemos esta cosa de
avanzar/bloquear cerca de diez veces más, conmigo atiborrándome la boca con
barras de chocolate. Nos estamos moviendo como en un baile orquestado.
Parece leer los pequeños indicios de mi cuerpo, anticipando mis movimientos.
¡La cosa es endiabladamente rápida! Todo lo que puedo distinguir es una
maraña de largo cabello negro y el brillante destello de tatuajes caleidoscópicos
que corren bajo su piel oscura.

Me tiro al suelo y ruedo alejándome de él, luego me pongo de pie de un


salto, pero me toma desde atrás y me tira hacia él otra vez. No puedo dejar de
temblar. Tengo que alejarme. Hace un sonido contra mi oreja que oí hacer a un
montón de los hombres de Ryodan en el nivel cuatro cuando estaban todos
teniendo sexo, bajo, áspero y tenso. Me oigo a mí misma emitiendo un ruido
que ni siquiera sabía era capaz de hacer.

Me vuelvo una Dani-granada, peleando con todo lo que tengo. ¡No me


ocurrirá de esta forma!

Golpeo, pateo, muerdo. No pelea en respuesta. Envuelve sus brazos a mi


alrededor desde atrás y me mantiene presionada contra su cuerpo con fuerza,
esperando que mi furia se convierta en algo más.

Y lo hace.
231
¡Me estoy perdiendo a mí misma!

¡Puedo sentir mi mente alejándose!

¡Estoy convirtiéndome en algo que no quiero ser y no puedo detenerlo! ¿Es


esto por lo que pasó Mac? ¿Cómo lo soportó? ¡Tres príncipes a la vez, y luego
también Cruce!

¡No quiero esto! ¡No se supone que sea así! Se supone que perderé mi
virginidad de algún modo impresionante, súper espectacular y sensacional. ¡No
así!

Pero todo en mi interior se está poniendo pegajoso como un rico, cálido,


aterciopelado fondue de chocolate que es tan espeso, dulce y delicioso que
quiero nadar en él, dejar que cubra mi cabeza, me lleve a un lugar donde ya no
tenga que pensar y donde simplemente pueda ser sin tener que esforzarme
siempre por mantenerme encima y protegerme y ganar todo el tiempo.

Quiero desnudarme aquí en la calle. Quiero hacerlo en todas las formas, de


pie y recostada, de perrito y montada a la inversa. Largo cabello negro se está
enredando alrededor de mi cuello, deslizándose como seda caliente. Sus brazos
alrededor de mí se sienten como el mejor baile lento que jamás he imaginado,
no es que imagine cosas como bailar lento con Dancer ni nada, pero estoy
teniendo dificultades para respirar bien, mi respiración se está volviendo
superficial y se queda atrapada en mi garganta.

Hace un sonido como oscuras campanas de viento atrapadas en una


tormenta, hermoso y frágil. La inquietante melodía raspa mis terminaciones
nerviosas, convirtiendo a cada una en una pequeña masa de tejido orgásmico.

Estoy perdida. Me presiono contra él. Es duro donde yo soy suave y casi
perfecto en todos los sentidos.

—Oh, Dani, mi querida, no estás dándome una sola razón para esperar a que
crezcas. Me estás dando mil razones para no hacerlo.

¡Es Christian! ¡Estoy tan feliz de que sea él, no uno de los otros príncipes! Me
vuelvo en sus brazos e inclino mi cabeza hacia atrás.

—¡Hola, Christian! —Le sonrío. Es más apuesto que los otros príncipes. Estoy
feliz de que me tocara él. También tomaré a los otros, pero lo quiero a él
primero—. Quiero crecer. Ahora. Apresúrate.

—No. De. Este. Modo.

Estiro la mano y tiro de la cabeza de Christian hacia abajo para besarlo pero
él aleja mi mano de un golpe. Me enoja. Lo agarro de nuevo. Me empuja y me 232
tropiezo.

En ese momento me abofetea. Duro, en el rostro. Mis oídos resuenan por la


violencia de su golpe. Humedezco mis labios y le doy una mirada. El dolor no es
lo que necesito. Lo necesito para calmar mi dolor. Puede que sea virgen pero mi
cuerpo sabe cómo moverse, qué hacer. Es un poco vergonzoso, pero al mismo
tiempo me gusta. El sexo es poderoso. Hace que todas tus células se sientan
súper vivas. ¿Cómo no sabía eso? Quiero explorarlo. Quiero aprenderlo de
adentro hacia afuera como todo lo demás que hago. ¡Me siento increíble! Como
si estuviera a punto de aprender cosas de las que no tengo idea y que van a
cambiarme para siempre. Cuando esto haya acabado, seré una mujer. Ya no
seré una niña. Estoy fascinada por la idea.

¡No estoy lista para ello!

Estoy corriendo hacia ello, no puedo llegar ahí lo suficientemente rápido.

Me abofetea otra vez.

—Deja de mirarme así. Enójate conmigo. Ódiame por lo que te haría. ¡Te
mataré si me sigues mirando así! ¡Te follaré hasta que mueras! —sisea.
Repentinamente el príncipe Unseelie que estaba al otro lado del muelle está
de pie hombro a hombro con él. Comienzan a discutir en Unseelie y no puedo
entender una palabra de lo que están diciendo pero sí entiendo el tono. El otro
príncipe está enojado.

Un tercer príncipe se tamiza. O un segundo, si estás contando a Christian


como un casi-príncipe. Lucen tan similares, que me pregunto si quizás él ya ha
pasado por el cambio final en tan corto tiempo desde la última vez que lo vi.
Ayer, estar tan cerca de él no me afectó de esta forma. ¿Le sucedió algo durante
la noche? ¿Es porque hay más de un príncipe aquí y se potencian los unos a los
otros? ¿Realmente acaba de decir algo extraño sobre esperar por mí? Mi
cerebro es un desastre. Ninguno de mis circuitos está funcionando.

No puedo hacer frente a los príncipes. A pesar de todos mis poderes de


superhéroe, aquí soy nada. Estoy tan débil, indefensa y condenada como
cualquier otra persona. Soy una víctima dispuesta, lista, esperando, ansiosa de
ser destruida. Sé con una parte de mi mente lo horroroso que eso es, pero con
otra parte de mi mente, una mucho más grande, no me importa. Ser una víctima
del placer eterno suena como el estado de existencia más perfecto que jamás
podría imaginar.

Los miro. Mis mejillas están mojadas. Quiero desviar la mirada pero no 233
puedo. Limpio mi rostro y mis manos salen ensangrentadas por mis lágrimas.
Intento retroceder pero hay súper pegamento en la base de mis botas. El
hechizo que Christian había comenzado está tejiéndose alrededor de mí otra
vez y no puedo hacer nada para detenerlo. Estoy de pie a tres metros de
distancia de tres Fae muerte-por-sexo y no veo ningún modo de escapar de
ésta. ¿Podría Christian realmente protegerme de ellos incluso si no quiero que
lo haga? Porque si se acercan siquiera un centímetro, no voy a querer que lo
haga.

—Ponte detrás de mí, niña —gruñe Lor desde algún lugar detrás de mí.
Parece que los meros pensamientos sobre Ryodan conjuraron a sus hombres. Si
pudiera moverme, me aflojaría de alivio. No puedo. Me quedo ahí.

Lor me agarra y me empuja detrás de él. Tiene a media docena de sus tipos
flanqueándolo y me rodean.

Se enfrentan a los príncipes, y justo cuando todo el infierno está a punto de


desatarse entre ellos, uno de los hombres de Jayne ladra una fuerte orden
porque nos vieron, y los Guardianes giran sus armas en nuestra dirección.

Entonces los Unseelie atrapados en las jaulas deben ver a sus príncipes de
pie ahí afuera porque comienzan a rugir y a aullar con toda su fuerza, supongo
que intentando hacer que los liberen.
En ese momento es cuando la primera de las bombas de Dancer estalla.

234
Traducido por Simoriah

Corregido por Majo

ancer puso las bombas en los pisos superiores porque intentamos no 235
D destrozar edificios enteros a menos que sean nidos y necesiten ser
demolidos.

Cuando las cargas comienzan a estallar, los techos vuelan por el aire, uno tras
otro, y los escombros caen como lluvia sobre nosotros.

Vidrio y ladrillos y trozos de yeso rocían la calle. El aire está tan lleno de
polvo que no puedo ver por un par de segundos.

Todos comenzamos a huir y a esquivar, cubriendo nuestras cabezas, incluso


los príncipes Unseelie. Supongo que ser inmortal no hace que te guste ser
golpeado por una plancha de concreto más que a cualquier otra persona. Así
que todos comenzamos a buscar refugio, excepto Jayne y sus hombres, quienes
ya están de pie dentro del almacén y no lo necesitan.

La detonación de las bombas no funciona como yo había planeado. Se


suponía que los Guardianes mirarían hacia afuera cuando estallaran, y no verían
a nadie porque yo estaría escondida. Luego se suponía que fueran a cazar a
quien fuera que estuviera poniendo las bombas en los edificios de los
alrededores, y yo iba a encargarme de Jayne y de quien quedara.

63
“My pretty pretty thing. Do you want to freeze?… The Iceman cometh”: de la canción “Iceman”
de Descenders.
En cambio, ellos miran para afuera y nos ven a todos porque estamos
esquivando escombros que caen y estamos haciéndolo en cámara lenta porque
no puedes hacerlo rápido a través de la impredecible e intrazable metralla de
bombas.

Los Guardianes comienzan a intentar alinearnos en sus miras y ladran


órdenes para que nos quedemos quietos y dejemos caer nuestras armas, lo cual
es ridículo, como si alguien fuera a escuchar, pero supongo que los malos
hábitos no mueren fácilmente. Nadie se queda inmóvil o deja caer nada. Y me
pregunto, ¿Jayne no entiende que los príncipes Unseelie y yo queremos lo que
tiene en la mano y que mataremos por eso? Amigo, si fuera él, la dejaría caer y
huiría.

Una vez que estoy bastante segura de que los trozos más grandes de techo
han caído a tierra, paso junto a Lor congelando el cuadro para recuperar mi
espada de manos de Jayne. Solo que me choco contra Lor porque el maldito es
más rápido que yo.

Luego ambos chocamos con dos príncipes Unseelie que no estaban allí dos
segundos atrás y mi cabeza una vez más comienza a enredarse con
pensamientos sexuales. Lor me agarra y juntos nos alejamos congelando el
cuadro. Los príncipes echan un vistazo a Lor y también desaparecen, dejando a 236
Jayne como un blanco fácil para mí. Intento rodear a Lor congelando el cuadro
una vez más, y de nuevo me choco contra su pecho. Luego estamos buscando
refugio, porque una chimenea acaba de caer al suelo y explotó en un rocío de
ladrillos.

—¿Por qué todos te dejan solo? —digo enojada cuando nos agachamos
detrás del muelle—. ¿Tienes algún tipo de spray que repele Faes? ¿Alguna vez
oíste hablar de compartir?

Él me da una mirada. Su rostro está gris de suciedad. Siento el sabor del


polvo de argamasa en la lengua. Las cosas todavía caen pero la lluvia de
escombros está haciéndose más lenta. ¡Dancer hace unas bombas excelentes!

—¿Por qué simplemente no me dejas recuperar mi maldita espada? —A él le


expongo el argumento que debería haber expuesto con Ryodan—. Si los
príncipes me convierten en Pri-ya pueden usarme contra ustedes.

—Mayor razón por la que él debería haberte matado. Pero no, él te


“contrata”.

—No pedí ser contratada. El hecho es que no lo pedí.

—Luego me hace ser tu puto niñero.


—Tampoco pedí tener un niñero. —Asomo la cabeza sobre el muelle. ¡Los
príncipes están intentando llegar a Jayne! Intento rodear a Lor congelando el
cuadro pero no avanzo cincuenta centímetros. Me choco con él. El tipo es un
muro. No tiene agujeros por ningún lado. La cosa se está poniendo aburrida.

—Sal. De. Mi. Camino.

—La recuperaré por ti.

—¿Por qué harías eso? —digo con sospecha. Lo más probable es que se la
lleve a Ryodan, quien la usará como influencia para mandonearme.

—El Jefe dice que tengo que mantenerte segura. Ha estado haciendo que te
siga constantemente.

—No-o. Lo hubiera notado.

—Nunca lo has visto a él cuando te ha seguido. Y lo ha estado haciendo por


mucho más tiempo del que crees.

—Mentira.

—Nunca podré tener sexo intentando mantenerte a salvo. Eres como un


desastre de trenes con esteroides. 237
—No lo soy. —Usualmente soy más genial que lo genial. Ha sido un par de
días difícil—. Así que, como, si la recuperas, ¿vas a devolvérmela ahora mismo
en este momento?

—¿No acabo de decir eso? Ve a esconderte en alguna parte y cállate, niña.

La Mega no se esconde.

—Y una mierda.

—No es posible que tenga el valor que él cree.

No tengo idea de qué está hablando, pero no tiene nada que ver conmigo
así que lo descarto.

Congelo el cuadro para regresar con Jayne al segundo en que él libera mi


brazo. Esta vez no lo está esperando porque cree que simplemente esperaré
como una cobarde a que alguien más recupere mi espada. No. Río cuando lo
oigo insultar detrás de mí.

Luego me choco contra Christian a medio camino por las escaleras del
almacén, bloqueando mi camino hacia Jayne.
Luego Lor me tiene una vez más y en cierta forma me derrito sobre su
hombro porque el golpe Fae muerte-por-sexo de Christian está haciéndome
cosas divertidas, pero se desvanecen tan pronto nos alejamos de él, así que
muerdo a Lor porque odio ser cargada como un costal de papas. Si lo siente, no
tiene reacción.

—Mantente alejada de los príncipes Unseelie.

—Estoy intentando recuperar mi espada. Él se interpuso en mi camino.

—Dije que la recuperaré por ti.

—¡Quiero recuperarla yo misma! —Quiero mirar a Jayne a los ojos cuando se


la quite. Me dejó en la calle para que muriera como un perro. Sin piedad. Ni una
sola gota.

Lor me deja caer y me empuja contra un muro.

—Fade, Kasteo, vengan aquí y manténganla lejos de mí.

Luego tengo a dos de sus tipos encima, uno en cada brazo, y congelo el
cuadro o intento hacerlo pero pesan tanto que termino haciendo círculos
borrachos como un insecto moribundo sobre su espalda porque no puedo
levantar los pies de ambos a la vez. Uno o el otro siguen clavando los talones. 238
Nos chocamos contra el muro, luego nos tropezamos uno con el otro y todo el
tiempo estoy intentando ver qué sucede con Jayne y la espada.

—¡Déjenme ir!

No lo hacen. De hecho, ni siquiera reconocen que estoy hablando, mucho


menos respirando. Cuelgan de mis brazos como pesos muertos y
eventualmente me tranquilizo lo suficiente para dejar de intentarlo. Los
ejercicios de futilidad no son lo mío. Podrían sostenerme hasta que se me acabe
el tanque de gasolina y luego ahí estaría. Un fideo, y sin duda alguien me
lanzaría sobre su hombro una vez más y me cargaría por ahí en lugar de darme
una barra de chocolate.

Después de unos pocos minutos termino de pie ahí, enojada como nunca
antes, simplemente observando.

Y así es como tengo asiento de primera fila cuando el verdadero circo


comienza.

Los dos príncipes Unseelie originales siguen tamizándose, intentando


acercarse a Jayne. Cada vez que lo hacen, Lor o uno de sus hombres está allí,
bloqueándoles el camino.
Christian también sigue intentando llegar a Jayne, y me doy cuenta de que
aún no puede tamizarse. Se está moviendo en un modo justo por debajo de
tamizarse. Aun así, es más rápido que yo. Maldición. Últimamente parece que
todos lo son.

Jayne está girando en un círculo con mi espada frente a él, intentando evitar
que alguien la tome.

Los Guardianes están girando en círculos, apuntando sus armas, intentando


fijarse en algo. Buena suerte con eso. Ni siquiera pueden ver nada de lo que
está sucediendo, solo sienten el viento de todos los que congelan el cuadro
alrededor de ellos.

Los cientos de Unseelie enjaulados gruñen y aúllan, golpeando los pies y


agitando los barrotes y haciendo un ruido ensordecedor, y hay algún tipo de
Unseelie allí que comienza a hacer un sonido que nunca he oído antes. Es
enorme y discordante y me pone tensa, se arrastra debajo de mi piel y me hace
querer salirme de ella. No soy la única a la que molesta.

—¿Qué demonios está haciendo ese sonido? —gruñe Fade.

—Lo sé, ¿verdad? —Quiero cubrirme los oídos pero me tienen tomada de los
brazos así que aprieto los dientes y en su lugar comienzo a canturrear con 239
fuerza.

Un príncipe Unseelie se materializa en el medio del caos, Lor aparece justo


frente a él, se chocan y se inclinan, luego se chocan contra media docena de
Guardianes que chocan a Jayne, y de repente todos están cayendo por el borde
del muelle.

Cuando Jayne cae, mi espada sale volando por el aire, dando vueltas, una
columna de luz de alabastro. Cierro los ojos como si estuviera atrapándola.

¡Está allí, justo para que la tome! Casi puedo sentir su perfecto peso
golpeando mi palma.

—¡Déjenme ir! —Casi me saco los brazos de sus cuencas pero no me dejan ir.
Estoy obligada a permanecer allí y observar mientras los príncipes, Lor, una
docena de Guardianes y la última víctima Unseelie esperada intentan
posicionarse para atrapar mi espada cuando cae. Uno de los príncipes intenta
abrir sus alas pero los cuartos están demasiado cerca y no puede levantarse. Los
otros se tamizan en el aire, y Lor se lanza en una forma totalmente inhumana y
chocan en el aire con mi espada todavía yendo hacia arriba.

Como dije, un completo circo.


Y ahí es cuando la parte del espectáculo de fenómenos de feria comienza.

Estoy de pie, las muñecas esposadas por Kasteo y Fade, sin poder ir a ningún
lado sin perder un brazo, y como no tengo nada con que cortar los suyos, estoy
atrapada como una mosca en súper pegamento, cuando de repente el aire
frente al muelle comienza a brillar, y tengo esta sensación que nunca he sentido
antes en mi vida. He estado preocupada en ocasiones. Una vez o dos, como
cuando la Mujer Gris me atrapó, de hecho estaba un poquitín asustada. Estaba
succionándome la vida y podía sentirlo. No hay nada malo con admitirlo
cuando estás en un lugar tenebroso, mientras que no dejes que te desordene la
cabeza. Me mantuve calmada, incluso intenté convencer a Mac de que no
hiciera ningún trato con la maldita, porque la mayor parte del tiempo los tratos
hechos bajo presión vuelven y te muerden en el trasero con dientes tigres de
sable.

Pero esto es diferente. Siento pánico con P mayúscula. Pánico loco, tonto y
ciego. De repente, sin razón aparente, estoy ocultándome como un conejo en
medio de un enorme campo abierto sin ninguna cubierta por kilómetros y
como si el cielo acabara de oscurecerse con halcones, volando ala con ala. La
muerte parece segura. Un descenso, una agitación de alas, y desaparezco. Todo
por algún punto raro en el cielo. ¿Qué mierda? ¿Estoy entrando en pánico
debido a un brillo en el cielo? Amigo, ¿qué me está sucediendo? ¿Dame un 240
momento “Crepúsculo”, haz que yo también brille?

¡Estoy dividida entre pelear para huir y quedarme quieta para que pueda ver
qué está sucediendo porque no puedo concebir nada que pudiera hacerme
entrar en tal pánico y necesito verlo! ¡Estoy cansada de que estos ojos se
pierdan todas las cosas excitantes últimamente!

Me doy cuenta de que no soy la única asustada. Todos lo que estaban


intentando conseguir mi espada de repente se alejan del muelle como si
corrieran por sus vidas, lo cual pienso que significa que todos estamos de
acuerdo con que no nos gustan los inexplicables puntos brillantes en el aire.
Veo mi espada todavía volando hacia arriba, pero está moviéndose lentamente
como si estuviera a punto de bajar. Si tan solo pudiera sacar a Fade y a Kasteo
de encima de mis malditos brazos, correría y la atraparía… bueno, quizás lo
haría. No estoy realmente segura de eso porque mis pies no están obedeciendo
nada de lo que les digo sobre moverse hacia adelante. Para mi disgusto, están
yendo hacia atrás.

Los príncipes desaparecen.

Jayne y los Guardianes están corriendo hacia nosotros.


Christian, Lor, y sus hombres se alejan congelando el cuadro, luego Lor ha
reemplazado a los otros dos tipos y tiene mi brazo, y está arrastrándome lejos
del muelle.

Luego todos estamos retrocediendo y sonrío cuando me doy cuenta de que


estamos retrocediendo juntos, hombro con hombro, en apretada formación.
Jayne está junto a Kasteo, quien está junto a Christian, quien está junto a un
Guardián, y al final están los príncipes pura sangre, lo cual me asusta
completamente porque no puede imaginar nada de lo que ellos se alejarían.
Hay más bolas en seis metros de calle que en el resto de Dublín, y estoy
orgullosa de estar colgando del saco de nueces64. Podemos pelear entre
nosotros, pero en momentos de peligro, pelearemos juntos. ¡Amigo!

Una oscura hendidura aparece en el centro del punto brillante. Mi pánico


crece exponencialmente. Me volvería y huiría pero estoy anclada por dos tipos
que podrían sostener al Titanic en un tsunami.

La hendidura se ensancha y expulsa una espesa niebla. Tiemblo. La niebla


congelada se convierte en escarcha dura. Escarcha dura cubrió a cada persona
que fue congelada y murió.

Los Unseelies enjaulados gritan como banshees65, y el que está haciendo ese
horrible ruido del inframundo finalmente llega a un crescendo infernal. Las
241
ventanas que no se rompieron con las bombas de Dancer estallan ahora, no en
astillas y trozos grandes, son literalmente pulverizadas, rociando las calles con
polvo de vidrio.

La hendidura se agranda. Más niebla sale, lechosa y fría. La temperatura baja


estrepitosamente.

—¡Esperen! —grita Jayne, y nos detenemos.

Fade dice:

—¿Qué demonios…?

El sonido cesa.

El mundo se queda en silencio.

Completamente.

Quieto.

64
Nut-sack: sinónimo de escroto.
65
Banshee: hadas que anuncian la muerte.
¿Perdí mi audición? ¿El crescendo del Unseelie me dejó sorda? Ni siquiera
puedo oír mi propia respiración en mis oídos como cuando nado debajo del
agua. Miro a Lor. Él me está mirando y señalando sus orejas. Señalo las mías y
asiento. Todos están haciendo lo mismo. Al menos, si yo perdí la audición, a
todos les sucedió lo mismo.

Vuelvo a mirar a la hendidura que se ensancha y el silencio opresivo crece.

Es peor que un vacío.

Es. Horrible. Está. Jugando con mi. Mente. Está…

Vacío.

Desconectado.

Se siente como estar muerta.

Pero hay algo…

Me deslizo dentro de mi centro sidhe-seer y extiendo tentáculos curiosos…

Recibo un revoltijo de impresiones pero no puedo encontrar palabras para


ellas porque lo que estoy sintiendo está más allá de mi comprensión. Como si
fuera tridimensional y lo que estoy sintiendo fueran seis o siete dimensiones.
242
Es…

Complicado.

Antiguo.

Sensible.

Intento leer su… bueno, mente por falta de una mejor palabra, y todo lo que
recibo es un raro destello de… ¿cálculo?

Algo falta. Algo está siendo buscado.

Miro a Lor y veo una expresión en su rostro que nunca he visto antes y nunca
pensé que vería.

Miedo.

Me preocupa. Mucho.

Él mira a Fade y a Kasteo y ellos asienten. Él aprieta el asidero en mi brazo.

La hendidura se abre y eso sale.

¡Santo Dios, eso sale!


W
No puede haber sonido sin movimiento.

No puede haber movimiento sin sonido.


243
No hay éxtasis en la música, solo cambio.

Fácilmente se podría haber llamado la Canción de la Destrucción.

Parece que alguien se sentía optimista en nombrar los días.

—El libro de la lluvia


Traducido por yanli

Corregido por Nanis

ruce vino esta noche como siempre lo hace, robando mi sueño,


Cseparando mis labios y muslos, dejándome cerca del amanecer en
sábanas enredadas, empapada con el sudor del sexo y la vergüenza.

En los pocos momentos de descanso que arrebato antes de levantarme,


tengo un sueño aterrador.

Camino a la entrada oculta de las catacumbas con el andar sin sentido de 244
una mujer muerta y resucitada de la tumba.

Margery bloquea la puerta de piedras que luce como cualquier otra pared a
menos que estés al tanto de su secreto. Está voluptuosamente desnuda, cabello
y ojos salvajes, oliendo a él… un aroma que conozco demasiado bien. Una
banshee, muestra dientes afilados en una carcajada y me dice que él se ha ido.
He llegado demasiado tarde.

Con una violencia de la que no me creía capaz, la empujo a un lado, y


cuando ella se estrella contra la pared, se desploma al suelo y se queda inmóvil.
Sangre brota detrás de su cabeza, manchando pétalos de margarita rojos en la
pared.

Perpleja ante la hostilidad en mi corazón, paso por la puerta y avanzo


arrastrando los pies.

Los túneles están negros como la noche, obligándome a tantear a ciegas un


pasaje siguiendo los húmedos muros de piedras. Éste no es el Subterráneo que
conozco: seco y bien iluminado, con todo en su lugar. En este laberinto oscuro y
húmedo, el musgo crece densamente en las paredes y los huesos crujen bajo
mis pies. El olor de la descomposición se empareja con algún aroma fecundo en

66
“And The Beat Goes On”: canción de The Whispers.
la brisa. No hay nada aquí que genere viento a menos que una cosa que no
pueda posiblemente estar agitándose lo haga.

Aprieto mi rebozo un poco más y me impulso hacia adelante con pies


cojeantes de pasos mal dados y tambaleantes, ciega al ojo pero no de
propósito. Rezo, y con la fantasía de los sueños, la cruz de oro que llevo en mi
cuello comienza a brillar. ¡No merezco tal consuelo en esta noche oscura de mi
alma!

Arrastro los pies por un tiempo que no calculo a través de la oscuridad, hasta
que finalmente llego a la cámara donde el erótico y mortal príncipe está
congelado.

Allí, no hay oscuridad que aceche, no crece el musgo, no gotea el agua. No


hay huesos en este lugar prohibido. Solo carne. Carne extraordinaria y exquisita.

Las paredes han sido bañadas en oro en mi ausencia. La cámara está radiante
con luz brillante.

¡Cruce todavía está enjaulado!

Desnudo, imponente, con las alas desplegadas, ruge con rabia animal.

En hielo sólido. 245


Lloro de alegría. ¡Mis temores fueron en vano!

Con piernas temblorosas me apresuro hacia su jaula, celebrando que se


mantiene.

Falta una de las barras.

—Para. De. Vibrar. —Ryodan toma un papel del aire y lo pone de nuevo
sobre el escritorio con un golpe.

Me pregunto si lo limpia. ¿Cuántos traseros han estado sobre esa cosa?


Nunca lo voy a volver a tocar.

—No puedo evitarlo —digo con la boca llena de barra de chocolate. Sé


cómo luzco: una mancha de cuero negra y cabello—. Sucede cuando estoy
realmente excitada. Cuanto más excitada estoy, más vibro.

—Ése es un pensamiento interesante —dice Lor.


—Si quieres decir lo que creo que quieres decir, querrás callarte la puta boca
y nunca pensarlo de nuevo —dice Ryodan.

—Solo lo digo, jefe —dice Lor—. No puedes decirme que tampoco lo


pensaste.

Cinco de los tipos de Ryodan están en su oficina y es como estar de pie en


medio de un rayo de calor, encerrada entre ellos. Jayne también está aquí, pero
lo estoy ignorando totalmente porque, como, si no lo hago, tendría que matarlo
con mis propias manos y eso ensuciaría todo, luego Ryodan probablemente me
haría fregar toda su maldita oficina.

Nunca entiendo la mitad de lo que estos tipos están hablando y no me


importa.

—Puedes tocarme si quieres —le digo a Lor magnánimamente. Estoy tan


llena de adrenalina y excitación que me siento francamente sociable. Alzo uno
de mis hombros hacia él—. Prueba. Se siente realmente genial.

Todas las cabezas se giran hacia mí, luego vuelven a mirar a Ryodan.

—Él no es dueño de mi maldito hombro. ¿Por qué lo miran?

Lor estalla en carcajadas pero no se estira para tocar mi hombro. 246


No sé por qué. Me gusta tocarme cuando estoy vibrando así. Me hace vibrar
el doble. Si tuviera mucho frío y comenzara a temblar, ¡estaría vibrando el triple!

—Así que, ¿qué mierda vamos a hacer para detener esta cosa? —Sonrío.
Tenemos planes que hacer y aplicar. ¡Tiempos como estos contribuyen a mi
desarrollo! ¡Sacan lo mejor de mí! Soy una especie de chica que está a la altura
de las circunstancias. Me siento tan emocionada y generosa de tener una
aventura tan genial para vivir que estoy encontrando difícil seguir enojada con
la gente en este momento. Tenemos un enemigo que es más grande y más
malo que cualquier cosa que he visto. Maldición, ¡qué bueno es estar viva!
Porque, como, por un segundo allí junto al muelle, no estaba segura de que
fuera a estarlo. ¡No estaba segura de que alguno de nosotros lo fuera a estar!

Hablando de lo que sucedió en el muelle...

Mi estado de ánimo cambia y frunzo el ceño. Todavía no tengo mi espada. Se


ha congelado. El almacén ahora está lleno de Unseelie congelados, el techo
cubierto de estalactitas, el suelo sumido con estalagmitas. Mi espada se quedó
congelada en una estalactita en lo alto, y el lugar estaba mortalmente frío para
que cualquiera entrara, frío como de te-mueres-congelado-instantáneamente.
Tuvimos que dejarla atascada allí, en un carámbano enorme. Lor ordenó a
Kasteo y a Fade hacer guardia hasta que la escena se descongelara lo suficiente
para recuperarla. Según lo último que vi, los dos príncipes Unseelie todavía
seguían rondando. Si Christian estaba allí, estaba manteniéndose fuera de la
vista. Ninguna señal de Dancer. No quería irme pero Lor amenazó con cargarme
como un costal de papas sobre su hombro, y viendo que puede hacerlo tan
fácilmente como Ryodan, no vi ningún punto en hacerme sentir miserable.

—Es tu culpa —le digo a Ryodan—. Nunca debiste permitir que Jayne se
quedara con mi espada. ¡Ahora quién sabe qué le va a suceder! Si la escena
explota como las demás... —Mi voz se va desvaneciendo porque no soporto la
idea de que mi espada estalle en pedazos de alabastro.

—Ése es el menor de nuestros problemas —dice Ryodan—. Dime


exactamente qué sucedió.

—Lor acaba de decírtelo —digo enojada—. ¿Qué más quieres saber?

—Quiero escucharlo de ti.

Desgarro la envoltura de otra barra de chocolate y entre bocados repito la


mayoría de lo que Lor dijo sobre la niebla y el ensanchamiento de la hendidura.
La sensación de pánico que todos experimentamos. Cómo repentinamente
ninguno de nosotros podía oír nada, como si nos hubiéramos quedado sordos. 247
—Entonces esta... esta... cosa que era dos veces más grande que tu oficina
salió.

—Cosa.

—Amigo, Lor no lo describió mucho mejor. Quiero decir, vamos, ¿“masa


oscura del tamaño de dos semirremolques, uno al lado del otro”?

—Intenta.

Frunzo el ceño, pensando, y luego lo aclaro.

—¿Alguna vez viste la película La Mancha Voraz67? Fue así. Solo que era más
alargado. Y no sé si era viscoso y si levitaba en lugar de rodar. Y no sé si era
denso. Pero no lucía como una Sombra. No se parecía en nada a una Sombra.

—La Mancha Voraz.

—Película vieja, de la época del cine mudo.

—No es tan vieja —dice Jayne—. La vi cuando era niño.

67
The Blob: película estadounidense de 1958.
—Lo que fue como, en la época del cine mudo, ¿verdad? Ni siquiera deberías
estar hablándome. No me hables. Ni siquiera deberías estar aquí. Debería
matarte. Tienes suerte de que no te esté matando en este momento. Me dejaste
para morir. —Miro a Ryodan—. Y tú se lo permites. Malditos. Todos ustedes.

—Vine directo a Chester’s y le dije a Ryodan dónde estabas —dice Jayne—.


No iba a dejarte morir. No me gustó dejarte. Necesitaba la espada. No podía
permitirme el lujo de dejar pasar la oportunidad.

¿Le dijo a Ryodan dónde estaba?

—Dije que no me hables. Y eso funcionó muy bien para ti, ¿verdad? ¿Cuántos
años crees que te tomaría matar unos pocos cientos de Unseelie? —Fulmino a
Ryodan con la mirada—. Y tú no dijiste nada acerca de que te dijo dónde
estaba. Tampoco viniste. —¿No le importaba que yo pudiera haber muerto?

—El jefe me envió por ti al segundo en que Jayne apareció —dijo Lor—. Te
habías ido para cuando llegue ahí. Estaba siguiendo tu rastro de sangre, pero
desapareció.

—Textura —me dice Ryodan.

—¿Quieres decir si tenía alguna? No que yo pudiera ver. 248


—Entonces qué sucedió.

—Entró en el almacén, todo pesado y eructó niebla blanca por todas partes y
no podíamos ver nada. Congeló todo el lugar, peor que cualquier lugar que
hayamos visto hasta ahora. Quiero decir, amigo, ¡estalactitas brotaron del techo
y el piso está cubierto con estalagmitas tan gruesas que ni siquiera puedes
caminar por allí! Nunca vimos nada como eso en las otras escenas.

—Postula por qué resultó más congelado.

Había considerado eso en el camino de regreso. Hubo una sola diferencia


significativa que había sido capaz de aislar.

—Había mucha más gente y Fae en esta escena que en cualquiera que
hemos investigado. Había cientos de Unseelie en jaulas y todos resultaron
congelados. Es posible que fuera necesario más hielo. O quizás la cosa tenía
más potencia hoy por alguna razón. Nosotros también resultamos congelados,
pero fue solo una capa delgada, y una vez que nos movimos, se resquebrajó.
Volvíamos a congelarnos en cuanto dejábamos de movernos así que comencé a
saltar y, como ovejas que no pueden pensar por sí mismas, todos me imitaron,
luego estábamos todos allí en la calle haciendo saltos de mariposa. Me
preocupaba que la conmoción pudiera hacerla girar y venir tras nosotros, pero
la cosa ni siquiera nos notó. Fue como si fuéramos peces y eso quisiera papas
fritas. O quizás ni siquiera éramos perceptibles como alimento. Luego se
desvaneció. Otra de esas hendiduras se abrió dentro del almacén, toda la niebla
blanca fue absorbida por él y la cosa la siguió. Una vez que se cerró, pudimos
volver a oír. Algo así.

—Aclara.

—No había ningún ruido. Nada. Pensarías que el hielo en todos esos
Unseelie podría haber estallado o haberse agrietado un poco como lo hace el
hielo cuando se asienta porque ellos estaban calientes antes de que se
congelaran pero no lo hizo. Cuando caminamos, nuestros zapatos no sonaron
de la forma correcta en el pavimento. Cuando hablamos... era plano. Era peor
que plano. Había una sensación en el silencio. Una sensación realmente mala.

—Elucida —dice Ryodan.

—Acabo de hacerlo. Creo que quieres decir que especule.

Lor resopla. Ryodan me da una mirada. Ni siquiera sé por qué me molesto en


responderle a veces. Quizás me gusta escucharme a mí misma hablar. Tengo un
montón de cosas interesantes que decir.

—¿Sabes cómo el sonido es realmente movimiento, y la vibración es lo que


249
hace ruido? Lo cual es, como, la total contradicción a su efecto sobre las cosas,
porque cuando el mundo se quedó en un silencio mortal, todavía se movía sin
hacer absolutamente ningún ruido. Pero lo que estoy diciendo es que, después
de que se fue, las cosas nunca volvieron a la normalidad. Es como si las cosas
no estuvieran vibrando correctamente. O quizás las ondas sonoras no estaban
rebotando en las cosas en la forma en que deberían. O quizás las cosas en las
que las ondas rebotaban no estaban bien.

—Sé mas precisa.

Me encojo de hombros.

—Tienes datos suficientes para formar deducciones concluyentes.

—Cuánto tiempo desde el momento en que apareció hasta el momento en


que desapareció.

—Eso fue lo raro. Se sentía como si estuviera sucediendo en cámara lenta,


pero me imagino que duró dos segundos de principio a fin. Llegó. Congeló.
Desapareció. —A veces no tengo el más exacto sentido del tiempo porque
estoy en una especie de intermedio entre cámara rápida y cámara lenta y ni
siquiera me doy cuenta, lo que hace que las cosas alrededor parezcan estar
sucediendo más lentamente. Estoy bastante segura de que cuándo vino, porque
estaba tan tensa, que estaba a medio camino de congelar el cuadro. Miro a Lor,
quien asiente.

—Dos o tres segundos como máximo, jefe. La niebla se precipitó, la cosa


llegó, la niebla fue aspirada de regreso y eso se fue.

—Asumo que era Fae —dice Ryodan.

—Inequívocamente —digo.

—Eres una sidhe-seer. Eso significa que deberías ser capaz de obtener una
lectura de eso como Mac lo hizo con el Sinsar Dubh.

—Pude hacerlo hasta cierto punto.

—Inteligencia.

—Enorme consciencia. Pasmoso. —Desearía haber sentido al rey Unseelie.


Hubiera tenido algo con qué compararlo.

—Emoción.

—Ninguna discernible. Sin malevolencia. Tuve la impresión de que la


destrucción era un subproducto, no un fin. —Noto que todos están mirándome
250
raro—. Amigo —añado y esbozo mi mejor sonrisa de pilluela callejera a la
habitación en general—. Maldición, ¡eso fue genial! —Tengo que vigilar mi
tendencia a ponerme toda geek cuando me emociono.

—Piensas que tenía un objetivo.

—Había... no sé... propósito en lo que estaba haciendo. Pude sentirlo.


Algunos Fae se sienten simples cuando me concentro en ellos con mi sentido
sidhe-seer. Son tontos, actúan por instinto, capaces de destrucción al azar.
Luego hay cosas como Papa Roach, el Fae que se descompone en pequeñas
partes. —Se lo recuerdo, en caso de que se haya perdido esa edición
especialmente brillante del Diario de Dani—. Papa se siente... estructurado.
Tiene planes. Lo mismo ocurre con el Monstruo de Hielo. Pero hay una gran
diferencia entre Papa y el Monstruo de Hielo. Papa tiene una mente malvada.
Esta cosa es... vasta en construcción y propósito.

—Motivo.

Suspiro.

—No tengo idea. Solo que tenía uno.

—Alguna idea de por qué eligió ese lugar, o por qué congela las cosas.
—Ninguna —digo—. Ni siquiera tocó nada, por lo que pude ver.
Simplemente flotó sobre todo. A menos que la niebla sea como sus dedos o
algo así y aspire la fuerza vital de la gente con ella e inadvertidamente los
congele en el proceso. No hay más remedio, necesito más tiempo con eso.
Tengo que sentirlo más tiempo.

Jayne comienza a maldecir y dice que nadie va a pasar más tiempo con eso
porque es demasiado peligroso, e incluso Lor luce perturbado por la idea de
otro encuentro con el Hombre de Hielo. Lo cual me recuerda...

—¿Por qué tenías miedo tú? —digo—. No creí que nada los asustara.

Lor me da una mirada fría, como si no hubiera visto lo que vi y dice:

—¿De qué estás hablando, niña? Lo único que me preocupaba era cuán
enojado iba a estar el jefe si esa cosa te mataba.

Mentira. Conozco a estos tipos. No les importa otra cosa que ellos mismos y
él estaba asustado, lo que significa que eso era una amenaza para él de alguna
manera. Quiero saber cómo. Quiero saber cuál es la Kryptonita de Ryodan.
Conozco algunas verdades universales como: aquel que puede destruir una
cosa la controla. No que encuentre placer en destruir cosas, pero cuando estás
contra la pared, saliendo con ambas armas abriendo fuego, ésa es 251
prácticamente tu única opción. Quiero el poder suficiente para anular un
contrato, suficiente para renunciar a mi trabajo, como, permanentemente. Estoy
lista para la jubilación. Quiero suficiente influencia para sacar a Jo del subclub
de niños, suponiendo que alguna vez quiera irse.

Ella lo hará. El día que él elija a alguien más.

En mi estimación no pasará mucho tiempo en absoluto para eso.

Media hora después estoy fuera de Chester’s, deslizándome sobre agujeros


en el pavimento resbaladizo por la lluvia, avanzando en hipervelocidad,
comiendo barras de proteínas para mantenerme con energía. Estoy esperando
que Ryodan termine con cualquier maldito negocio del que dijo que tenía que
encargarse y que no podía esperar, para que podamos continuar con nuestra
investigación. Me dijo que me sentara en el club, pero pasar tiempo en
Chester’s sin mi espada no es realmente probable y él debería saber mejor qué
esperar.

Por otra parte, sin mi espada tampoco me estoy alejando mucho. Odio
esperar por refuerzos pero los quiero. Los príncipes Unseelie me asustaron.
Tengo un enorme pensamiento cociéndose sobre ellos, una idea que desprecio
pero que tengo que tener en cuenta para su resultado final. Ahora mismo lo
mantengo en segundo plano donde no me pueda quemar demasiado.

Tengo tantos otros pensamientos explotando dentro de mi cabeza que


espero que algunos de ellos se asomen por las orejas. ¡En un segundo estoy tan
emocionada por estar viviendo en estos tiempos que casi no puedo soportarlo,
al siguiente soy un manojo de nervios porque mi gente está aquí en estas calles
y no tienen idea de que tenemos un gran Monstruo de Hielo aterrador
convirtiendo partes de nuestro mundo en un profundo congelador! Tengo que
correr la voz rápidamente, pero, ¿qué les digo? ¿Si ven una mancha
resplandeciente en el aire, corran? ¡Eso es asumiendo que siquiera noten el
punto reluciente antes de que sean congelados!

El problema es que conozco a la gente. Puedes decirles que corran todo lo


que quieras pero no hay mucha gente que lo hará, hasta que crean que están
en grave peligro; que usualmente es demasiado tarde. Se quedan boquiabiertos
como las vacas, y por si no lo sabes, las vacas están mucho boquiabiertas. Solía
haber una gran manada fuera de la abadía donde probaba mi velocidad y
habilidades de navegación después de que Ro me acogió y estaba borracha con
mi nueva libertad. La pastura de las vacas era un gran lugar para practicar a
congelar el cuadro, porque (a) las vacas se mueven y son impredecibles, por lo 252
tanto difíciles de mapear como el mundo real, y (b) si golpeo una vaca
usualmente me lastima a mí más que a la vaca. Tenía una audiencia bovina
cautiva todo el tiempo. Masticaban su alimento y giraban sus grandes cabezas
de ida y vuelta, mirándome como si yo fuera televisión vacuna. Si todo lo que
yo tuviera que hacer fuera masticar comida regurgitada y mirar otras vacas todo
el día, también estaría fascinada por mí. Demonios, así de aburrida, estaría
embelesada por una batalla de moscas en un pastel de excremento de vaca.

Pero volviendo a la gente, las manchas resplandecientes no son


suficientemente aterradoras para hacerlos huir. Y hay algunas personas, como
las chicas de “te veo en Faery” que están en Chester’s 24/7, mostrando nuevas
cinturas delgadas de marca Papa Roach, comerciando con sexo, compitiendo
entre ellas para ver quién puede comer suficiente Unseelie para hacerse
inmortal y conseguir estar primero con los Fae, que deliberadamente se
quedarían si vieran una mancha resplandeciente, simplemente porque era,
como, bonita. Grrr, algunas chicas deberían ser fusiladas. Eliminadas de las
opciones de reproducción de todos los demás.

Necesito un par de fotos para poner en mi diario, para mostrarle a la gente la


espantosa finalidad de lo que hace el Monstruo de Hielo. Necesito ir al Castillo
de Dublín, tomar algunas imágenes. ¡Luego tengo que irme al cuartel general
de EDD68 y poner a funcionar las imprentas! Amo imprimir mis diarios. Tengo el
doble de razones para sacar uno rápido ahora. Después de ver los carteles de
BUSCADA de los Príncipes Unseelie, ¡la gente sin duda se preocupará como loca
por mí! Necesito tranquilizarla, hacerle saber que todavía estoy en el trabajo.

—¡Tú debes ser Dani!

Me vuelvo.

Y me apoyo en mis talones y sigo girando. Daría vueltas hasta China si


pudiera. Giro en una rotación completa hasta que ella está a mis espaldas una
vez más y me quedo así, intentando calmarme. No quiero mirarla. No quiero
que vea mi rostro. No esperaba esto. No estaba lista para ello. Mierda, nunca
estaré preparada para esto. Una cosa es saber que ella está ahí afuera en algún
lugar, junto con Mac. Otra cosa es tener que enfrentarla.

Mierda, mierda, mierda.

Pego una máscara en mi rostro, doy la vuelta y comienzo el juego de fingir.

—Y usted es Rainey Lane —digo. El mismo hermoso cabello rubio de sus


hijas, a pesar de que ambas fueron adoptadas. Mismo bonito porte: la elegante
mujer del Sur Profundo. Está caminando en una fría y sombría tarde de Dublín,
vestida como si a alguien fuera a importarle si ella ha combinado los colores y
253
si está usando accesorios. Supongo que a Jack Lane sí le importa. A diferencia
de la mayoría de la gente casada que he visto, no que haya visto a muchos,
parecen estar locos el uno por el otro. Los vi en los álbumes de fotos de Alina.
Los vi en los de Mac. He visto fotos de esta mujer sosteniendo a sus hijas
cuando eran pequeñas. He estudiado minuciosamente las fotos de ella
sonriendo junto a ellas mientras crecían.

De la misma manera que me está sonriendo ahora.

Como si no supiera que maté a su hija. Supongo que no lo sabe. Supongo


que la última vez que Mac habló con ella fue antes de que se enterara de que
fui yo la que llevó a Alina a ese callejón para morir.

Por un segundo tengo esta estúpida visión de cómo ella me estaría mirando
en este momento si supiera, y me quita el aire de los pulmones de una patada y
me deja de pie ahí muda. Tengo que apretar todas mis entrañas para no
vomitar. Me odiaría, me despreciaría, me miraría como si fuera la cosa más
asquerosa y horrible sobre la faz de la tierra. Probablemente intentaría
arrancarme el rostro.

68
EDD: “El Diario de Dani”.
En lugar de esta... esta... mierda de amor maternal que brilla en sus ojos
como si yo fuera la mejor amiga de su hija o algo así, no la asesina de su otra
hija. Pensé que Mac era lo peor que tendría que enfrentar un día en estas calles.

Soy asfixiada en un abrazo antes de poder esquivarlo, lo que demuestra cuán


trastornada estoy. ¡En un buen día puedo esquivar las gotas de lluvia! Me olvido
de mí misma por un segundo, porque ella tiene suaves brazos de mamá y
cabello y un cuello al que quieres aferrarte. Las preocupaciones se derriten en
los pechos de las mamás. Ella huele bien. Estoy envuelta en una nube que es
parte perfume, parte algo que ella horneo que persiste en su ropa y parte de
algo indefinible que creo que son las hormonas maternas a las que la piel de
una mujer no huele hasta que ha criado bebés. Todo se combina para hacer
uno de los mejores perfumes del mundo.

Después de que mi mamá muriera y Ro me llevara a la abadía, solía pasar


zumbando por la casa cada par de días. Iba a la recámara de mamá para oler su
aroma en la almohada. Tenía una funda amarilla bordada con patitos a lo largo
de los bordes como mi pijama favorito. Un día el olor simplemente desapareció.
Cada vestigio de él desapareció sin dejar rastro. Ni un pequeño rastro para mi
súper olfato. Ese fue el día en que supe que ella nunca volvería.

—¡Suélteme! —Me expulso violentamente de su abrazo y retrocedo, 254


frunciéndole el ceño.

Ella sonríe brillando como una de las linternas sobrealimentadas de Ryodan.

—¡Y deje de sonreírme! ¡Ni siquiera me conoce!

—Mac me contó tantas cosas sobre ti que siento que sí.

—Bueno, eso es simplemente estúpido de su parte.

—Leí el último Diario de Dani. Jack y yo no habíamos oído hablar de esos


bichos. Has estado haciendo un trabajo maravilloso manteniendo a todos
informados. Apuesto a que es mucho trabajo para ti.

—¿Y? —digo sospechosamente. Oigo un “pero” viniendo.

—Pero realmente ya no lo necesitas, cariño. Puedes relajarte y dejar que los


adultos tomen el relevo.

—Sí, claro. ¿No estaban los adultos a cargo cuando cayeron los muros? ¿Y no
han estado a cargo desde entonces? Haciendo un verdadero trabajo, ¿no?

Ella ríe, y el sonido es música para mis oídos. Risa de mamá. Me derrite como
nada más puede. Supongo que porque lo oí tan poco de la mía. Creo que hice
reír a mi mamá tres veces. Todo antes de que me "transportara" por primera
vez. Quizás sucedió una o dos veces después de eso. Lo intenté. Memorizaba
cosas graciosas que veía en la TV mientras ella no estaba. Veía musicales,
aprendía canciones alegres. Nada de lo que hacía estaba bien. Rainey Lane me
está mirando con más aprobación de lo que mi mamá hizo alguna vez.

—Váyase. No, espere. No lo haga. No puede estar aquí fuera sola. Encontraré
a alguien que la escolte donde quiera que vaya. ¿Qué hace caminando sola por
Dublín? ¿No sabe nada? ¡Hay todo tipo de monstruos en las calles! ¡Va a
oscurecer pronto! —Alguien tiene que meter algo de sentido en ella.

—¿No eres lo más dulce, preocupándote por mí? Pero no es necesario. Jack
esta justo a la vuelta de la esquina, estacionando, cariño. Hay demasiados
escombros en las calles para estacionar más cerca. Sigo diciéndole al Sr. Ryodan
que necesita limpiar frente a su club pero él no ha logrado hacerlo aún.
Supongo que tal vez tengamos que ayudarlo con eso. Es un hombre ocupado,
ya sabes, con mucho de que encargarse.

—El crimen sí consume mucho tiempo, ¿verdad?

Ella ríe y tengo mi primera sospecha de que podría ser totalmente


despistada.

—¿No eres graciosa? El Sr. Ryodan un criminal. Ése buen hombre. —Sacude 255
la cabeza, sonriendo como si yo fuera de lo más graciosa. Sip, despistada—.
Dani, cariño, he estado esperando encontrarte. También Mac. ¿Por qué no
vienes a cenar con nosotros mañana por la noche?

Sí, claro. Brocheta de Dani en el menú, servida con una guarnición de


verduras. No. ¿Los tres se turnarían para golpearme hasta la muerte una vez que
Mac me delatara?

—Hay algunas personas que me encantaría que conozcas. Hay una


maravillosa nueva organización en la ciudad que ha estado haciendo cosas
fabulosas, provocando algunos cambios reales.

Lanzo una gran mirada melodramática y asediada a los cielos, luego


nuevamente hacia ella.

—No puede estar hablando de WeCare. Por favor dígame que no está
hablando de WeCare.

—Bueno, sí. ¡Has oído hablar de nosotros! —Está radiante una vez más.

—¿Nosotros? ¡Gah! ¡Por favor, dígame que no es parte de ellos! ¡No puede
ser parte de ellos! ¿Sabe que me odian?
—Nosotros no te odiamos. WeCare no odia a nadie. Nos interesa reconstruir
y ayudar. ¿Qué te dio esa idea?

—Nosotros. —Me está matando. ¿Mac también es parte de ellos?—. Amiga,


como, quizás la forma en que copiaron mi diario, se apoderaron de mis puestos
e imprimieron todo tipo de mentiras acerca de mí.

—Casualmente sé que en realidad individuos superiores en WeCare están


ansiosos por conocerte. Piensan tanto de ti como Mac.

Vaya, genial, así que ellos también me quieren muerta. Individuos superiores.
Encantador. Pueden ponerse en la cola detrás de Christian. Quien está detrás de
los príncipes Unseelie.

—Piensan que podrías ser una enorme ventaja. Yo también lo creo.

Le doy un vistazo.

—Quizá desee volver a verificar los hechos. Creo que se está perdiendo
algunos. Las personas a cargo de organizaciones no me consideran un activo.
Nunca lo han hecho, nunca lo harán. —Odio las organizaciones. La gente tiene
que ser libre, capaz de respirar y tomar sus propias decisiones sobre las cosas,
no ser alimento de la política partidaria. La rutina adormece el cerebro. La
repetición es pasto para las ovejas.
256
—Sra. Lane, que bueno verla de nuevo —dice Ryodan, y casi me caigo. No
solo no lo oí acercarse, está siendo educado. Ryodan nunca es educado.

Tuerzo el rostro, estudiándolo.

—Amigo, ¿te sientes bien?

—Nunca mejor.

—¿Por qué estas, como, fingiendo ser amable?

—El Sr. Ryodan siempre es amable. Fue un adorable anfitrión mientras nos
alojamos en Chester’s.

—No se alojaron en Chester’s, fueron rehenes. —¿Qué le sucede a todos que


no pueden ver las cosas por lo que son?

—Él y sus hombres nos estaban manteniendo a salvo, Dani. El Sinsar Dubh
iba contra las personas que Mac amaba.

—¿La puerta de su habitación estaba bloqueada? Amiga, eso la hace un


rehén —digo.
—Nuestra puerta nunca fue bloqueada.

¿Eh?

—Sí, pero, ¿siquiera sabía cómo salir? Él tiene unos paneles complicados.

—El Sr. Ryodan nos mostró a Jack y a mí cómo manejar las puertas.

¿Eh?

—Sí, pero había guardias afuera. Manteniéndolos dentro.

—Para nuestra protección. Éramos libres de ir y venir. Elegimos quedarnos. La


ciudad era peligrosa cuando el libro estaba suelto. Jack y yo estamos muy
agradecidos por la ayuda del Sr. Ryodan durante esos tiempos difíciles.

Frunzo el ceño hacia Ryodan, quien lleva una arrogante sonrisa.


Probablemente les lanzó algún tipo de hechizo, como el que hizo en el Hummer
cuando me obligó a tomar la barra de chocolate murmurando palabras
extrañas. Él hace marionetas de la gente. Esclavos cabezas huecas. Yo no.

—¿Sabe que está obligándome a trabajar para él manteniendo como rehén a


Jo? —le digo a Rainey. Ella necesita despertar y oler el café.

—¿Te refieres a esa hermosa joven mesera? He visto la manera en que lo


257
mira. Está loca por él —dice Rainey.

Y eso me enoja aún más. ¿La mamá de Mac puede decir que Jo está
estúpidamente loca por este psicópata solo con mirarla? ¡Gah! ¡Solo gah!
¡Encima de todo, dicho psicópata tiene a Rainey tan engañada que ya no tiene
sentido siquiera hablar con ella! No es que la falta de sentido me haría callar.

—¿Sabe que tiene clubs privados bajo Chester’s donde…?

—Acabo de hablar con Barrons —me interrumpe Ryodan—. Mac está en


camino para reunirse con usted, Sra. Lane. Debería llegar en cualquier segundo.

Le doy una mirada sospechosa. Probablemente está mintiendo. Y sabe


perfectamente bien que no me arriesgaré a averiguarlo.

Rainey me da una cálida sonrisa.

—¡Dani, ella estará tan contenta de verte! Ha estado buscándote por


semanas.

Seguro que sí.


Fijo mi cuadrícula mental para congelar el cuadro, hago como la gente en La
Ley del Revolver69 y me voy a la mierda.

258

69
La Ley del Revolver: Gunsmoke, serie de TV estadounidense de los años cincuenta.
Traducido por lalaemk

Corregido por Mari NC

—¿Q ué estás haciendo?

—¿Por qué te importa? —Tengo la agresividad atrapada en mi


garganta y ni siquiera sé por qué. A veces tan solo estar de pie junto a Ryodan
me hace sentir de esa manera.
259
—Porque si lo que estás haciendo no tiene sentido, estás desperdiciando mi
tiempo.

—Amigo, ¿tienes ojos? Estoy recolectando evidencia. —¡Finalmente! He


estado intentando dar un segundo vistazo a las escenas que explotaron por una
maldita eternidad pero las cosas siguen surgiendo, como que casi muriera. Oh,
y que casi muriera una vez más. Nunca hay un momento aburrido en el Mega-
verso. El Monstruo de Hielo me asustaría mucho más si mi mundo no estuviera
repleto de monstruos de todo tipo desde más o menos mi nacimiento: grandes,
pequeños, humanos, no.

—En bolsas Ziploc.

—Creo que son Glad71.

—Para mí lucen imparciales.

70
“I don’t know who he is behind that mask”: de la canción Batman de Jan & Dean.
71
N. de T.: juego de palabras entre “Glad”, marca de las bolsas que usa Dani, palabra que en
inglés significa estar alegre o contento con algo. En este caso podría interpretarse como que
Dani dice: “Creo que están encantadas” de ahí el comentario de Ryodan: ”Para mí lucen
imparciales”.
Comienzo a reír disimuladamente y luego me detengo. Este es Ryodan. Odio
a Ryodan. Imbécil mentiroso engañoso. Engañando a la gente para que piense
que es realmente agradable así yo parezca estúpida.

—¿Crees que mi espada ya se descongeló?

—No.

Me inclino y recojo. Sé una cosa o dos sobre mí misma. Veo mucho. Pero en
ocasiones hay pequeñas cosas sucediendo que me pierdo. De ahí mis
imparciales ziplocks. Llenaré una en cada escena. Me adentraré en lo profundo
del centro gélido de los escombros de la explosión, recogeré puñados de
detritos congelados, los empacaré, y lo etiquetaré todo prolija y
ordenadamente. Más tarde, Dancer y yo examinaremos cuidadosamente las
bolsas ziplock y buscaremos pistas. Saco un Sharpie72 de mi bolsillo y escribo en
la franja blanca: “Almacén, Norte de Dublín”. Luego la meto cuidadosamente en
la mochila colgada de mi hombro. Recolectar mis ziplocks tiene perfecto
sentido para mí.

—No tiene sentido. Podrías examinar minuciosamente los restos aquí mismo
en la escena.

—Amigo, ¿te pido que te expliques a ti mismo? 260


—Niña, alguna vez no eres irritable.

Revuelvo entre los escombros, asegurándome de que tenga un poco de


todo, dándole la espalda porque a veces mirarlo es más de lo que puedo
soportar.

—Seguro. Como, cuando no estoy alrededor de un imbécil. ¿Estamos


investigando o teniendo una conversación toda personal? Porque tengo
asuntos de los que encargarme hoy y tú estás desperdiciando mi tiempo.
Pronto va a oscurecer.

—Observaciones.

—Tengo dos. La escena estalló en pedacitos y todo sigue frío.

—Dame algo que pueda usar.

—Ojalá pudiera, jefe, pero esto es… bueno, es un desastre. —Me muevo hacia
adelante y atrás sobre mis talones, saco cabello de mi rostro y lo miro. El sol ya
casi está al nivel del horizonte, justo detrás de su cabeza, haciendo este extraño
efecto de halo alrededor de su rostro, ¡cómo no! Estoy sorprendida de que no

72
Sharpie: rotulador, marcador.
huela a azufre. Probablemente tiene un tridente rojo y oculta cuernos bajo su
cabello. Haciéndolo todo más extraño, el sol tiene un brillante tinte dorado
(gracias fairies por cambiar todo en nuestro mundo), y él luce… oh, ¿a quién le
importa cómo luce? ¿Por qué siquiera estoy notándolo?

Aparto la mirada, concentrándome en mi investigación. Tenemos un Fae que


sale de una hendidura y llega con un montón de niebla. Congela todo a su paso
y luego vuelve a desaparecer por otra hendidura. Un tiempo después, la escena
explota. Pero, ¿por qué? Ésa es la gran pregunta. ¿Por qué congela lo que
congela, y por qué la escena explota después? ¿Y por qué se necesitan
diferentes lapsos de tiempo para que los diferentes lugares exploten?

Siento el suelo con mi palma. Está congelado. Hay un frío que no se ha


disipado. Me pregunto si alguna vez lo hará. Sería en cierta forma genial si no lo
hiciera. Podrías limpiar el terreno, construir una casa y no necesitar aire
acondicionado. Aunque apestaría en invierno.

Contemplo la escena. Donde el almacén solía estar, hay montones de


ladrillos derrumbados, cemento y marcos astillados, con vigas retorcidas,
estanterías de acero por todas partes, algunas dobladas, algunas apuntando
directo hacia el cielo. Trozos de carne Unseelie están pegados a casi todas…

Me golpeo la frente.
261
—Santa colección inestimable de bufandas73 etruscas, ¡no se mueven! —
exclamo.

Hay un sonido ahogado en algún lugar sobre mi cabeza.

—¿Bufandas etruscas?

Brillo quedamente por dentro. Algunos logros significan más que otros. Soy
oficialmente la Mejor. Ahora y para siempre.

—Amigo, vigila tus signos de interrogación. Acabo de sacarte uno.

—No tengo idea de qué estás hablando.

—Admítelo, perdiste tu maldita eterna compostura.

—Tienes una obsesión con una ilusión acerca de cómo termino mis
oraciones. ¿Qué mierda son las bufandas etruscas?

—No sé. Es solo otro de los dichos de Robin. Como: “¡Santas fresas, Batman,
estamos en un atasco!”

73
N. de T.: en el original “snood”, objeto similar a una bufanda de forma circular que se ubica
sobre la cabeza.
—Fresas.

—O: “¡Santos Kleenex, Batman, estaba justo bajo nuestras narices y lo


arruinamos!”

Hay otro sonido ahogado sobre mi cabeza. Podría seguir por horas.

—Mira éste, ¡es uno de mis favoritos! “¡Santo metal oxidado, Batman! El
suelo. Es todo metal. Está lleno de agujeros”. Ya sabes, “holey74”. —Suelto una
risita. Tienes que amar a los tipos que escribieron Batman. Tuvieron que estar
sentados ahí haciéndose reír todo el tiempo—. O: “Santa bola de cristal,
Batman, ¿cómo viste eso venir?” —Lo miro.

Me está mirando como si tuviera tres cabezas.

Me doy cuenta de la verdad.

—Santas alfombras postradas, ¡mentiste! Nunca siquiera has leído a Batman,


¿verdad? Como, ni un solo ejemplar. ¡Ni siquiera viste un episodio en la
televisión! Eso era, como, tu única cualidad redentora y ni siquiera era cierto.
Has estado fingiendo que somos socios superhéroes ¡y no sabes nada acerca de
Robin! —No es de extrañar que no sea divertido pasar el rato con Ryodan.
¡Estoy tan disgustada que no puedo soportarlo! 262
Rodeo mi irritación y vuelvo a las cosas importantes.

—Los trozos de Unseelie están inmóviles. Muertos como los humanos.


Míralos. Los Unseelie no mueren. Nada excepto mi espada y la lanza de Mac
pueden matarlos a tal nivel. Los Unseelie son inmortales. Puedes cortarlos en
rodajas y cubos con armas humanas, y los pedazos se moverán siempre. Éstos
no se mueven. Esta cosa los está matando. Y nunca lo notamos. —Ideas
preconcebidas. Te engañan cada vez. Cuando algo estalla, esperas ver cosas
muertas. Quizás haya algo cierto en que esté detrás de la fuerza de vida de la
gente. En cierta forma como las Sombras, vaciándolos, pero en lugar de dejar
vestigios, deja congelada toda la cáscara de sus cuerpos—. Y nota algo más:
ninguna de las piezas, humanas o Unseelie, se está pudriendo. ¿Por qué es eso?

—Maldición si lo sé.

—Lo sé, ¿cierto?

—Y no lo notaste antes.

Lo fulmino con la mirada.

74
N. de T.: Juego de palabras entre “santo” (“holy”) y “agujeros” (“hole”). Dani utiliza la palabra
“holey”, que suena muy similar a “holy”.
—Tú tampoco. E intenté revisar las escenas dos veces pero me hiciste
sentarme en tu oficina mientras hacías papeleo. La tercera vez que estaba
pensando en volver a comprobar una escena, me topé con una fresca y casi
exploté yo misma. —Me pongo de pie y camino lejos para tener una buena
mirada de pájaro de la destrucción. Saco el nuevo teléfono que tomé para
reemplazar el que se rompió y tomo un par de fotos—. Entonces —digo
enfadada—, ¿ahora adónde?

Mientras nos dirigimos hacia la iglesia en la que casi me muero, me doy


cuenta de que Ryodan ha estado manteniéndome tan ocupada haciendo las
preguntas que quiere que sean respondidas, que nunca logré hacerle ninguna
de las preguntas que yo quiero que sean respondidas.

—Entonces, ¿qué me sucedió cuando me congelé esa noche? Cuando volví


en mí, Dancer estaba allí contigo y Christian. Hablando de inesperado. ¿Cómo
llegó Dancer ahí? ¿Quién me salvó?

—Yo te saqué de la iglesia o hubieras muerto allí mismo en el suelo.

—Para empezar tú eres el que me llevó a la iglesia y no me advirtió lo que


263
sucedería si tocaba algo. Tú eres el por qué de que casi muriera, amigo.
Entonces, ¿quién me salvó?

—Tuve que llevarte despacio o hubieras tenido una recaída en la


temperatura.

—Sí, pero, ¿Dancer te informó de la recaída? Porque eso suena como algo
que él sabría.

—Por qué te reíste justo antes de perder el conocimiento.

—La muerte es una aventura. Viví en grande. La rigidez de la muerte hace


que tu rostro se quede tieso. Así que, ¿quién supo cómo descongelarme?

—La muerte es un insulto.

—Por lo menos una afrenta —acordé—. ¿Crees que mi espada ya se haya


descongelado? Quizás deberíamos ir a ver.

—Eres demasiado joven para reír cuando estás muriendo. Y no. No creo que
tu espada se haya descongelado. Concéntrate.

—No soy demasiado joven para nada.


—En algunas sociedades eso sería verdad. Diferentes lugares. Momentos
diferentes. Serías lo suficientemente mayor para ser esposa y madre.

—Ése es un pensamiento horrible. Así que, Dancer me salvó.

—Yo no dije eso.

—Así es como lo sé. Quizás podríamos usar secadoras de cabello para


derretir el hielo alrededor de mi espada.

—Necesitas deshacerte de él. Es un pasivo. Olvídate de la maldita espada. Me


estoy ocupando de ello.

Me vuelvo rápidamente hacia él, los puños en la cintura.

—¡Es un activo! ¡Es mi mejor amigo! ¡No sabes nada acerca de Dancer!

—“Nada” es la palabra clave aquí. Porque eso es lo que es. Nada. Es solo
humano.

—Mentira, ¡Dancer es el Mejor!

—Usa lentes. Apuesto a que eso le funciona muy bien en batalla. No, espera,
no pelea. Nunca lo hará. Demasiado frágil. Un pinchazo con un palo afilado y
sus entrañas se derramarían por toda la calle. Sayonara, humano.
264
—Sus entrañas no se van a derramar en ningún lugar. Es súper inteligente y…
y… es súper, súper inteligente…

—Qué clase de nombre de mierda es Dancer, de todos modos.

—… y puede construir cualquier cosa. Él hizo mis granadas contra las


Sombras y me hizo esta red de luces que se carga con el movimiento, y
¡totalmente supera al MacHalo! Además, todo lo que Batman tenía era un
grandioso disfraz y los mejores juguetes y las ideas más inteligentes, y ¡todo el
mundo sabe que es el mayor superhéroe de todos los tiempos! Además, yo
también soy solo humana.

De repente Ryodan está de pie a dos centímetros de mí, la mano bajo mi


mentón, sosteniendo mi rostro hacia el suyo.

—Nunca vas a ser solo cualquier cosa. Un tsunami nunca puede ser "solo"
una ola.

—Suelta mi mentón.
—Me gusta eso de ti. Las olas son banales. Los tsunamis remodelan la Tierra.
En las circunstancias adecuadas, incluso civilizaciones enteras. —Parpadeo—.
Vas a ser una tremenda mujer algún día, Dani.

Nunca supe que mi mandíbula era lo suficientemente flexible como para


golpear el pavimento. Mis brazos ni siquiera son lo suficientemente largos para
volver a recogerla. Atrapar moscas en ella, y una mierda, podrías meter un
camión en mi boca en estos momentos. ¿Acaba Ryodan de, como, hacerme un
cumplido? ¿El infierno se ha congelado? ¿Las aves están volando hacia atrás?
Me hace sentir tan incómoda en mi propia piel, que siento deseos de
despellejarme. Una luna creciente está detrás de su cabeza, y su rostro es todo
sombras.

—Maldición, amigo, lo sé. Todo el mundo lo sabe. Soy la Mega. Como la


abreviatura de “Alfa y O”. —Me encojo de hombros, y lo empujo para pasar.

Se ríe.

—Puede que tengas que luchar contra alguien más para obtener ese título.

—Muévete —digo enojada. Estoy tan atrasada con el trabajo que no puedo
soportarlo—. Solo me tienes por tiempo limitado esta noche. Necesito sacar un
Diario. La gente necesita saber del Hombre de Hielo. —Fijo mi cuadrícula y me 265
deslizo en modo congelar el cuadro.

—Vas a hacer que un día maten al muchacho, Dani —dice Ryodan detrás de
mí.

—Púdrete en el purgatorio, amigo. Batman nunca muere. Dancer tampoco lo


hará.

Cuando llegamos a la iglesia, pongo los ojos en blanco.

Cinco Seelie están de pie frente a la catedral demolida, en medio de los


escombros, trozos de libros de himnos destrozados con páginas por todos
lados como si llovieran del cielo, trozos del órgano, y otros desechos diversos.

—¿Crees que mi espada ya se descongeló? —digo, haciendo un puño


alrededor del espacio vacío donde debería estar la empuñadura de mi espada.
Veo a los Fae que pueden tamizarse, y lo único en lo que puedo pensar es en
cómo no tengo mi espada. Por supuesto, tengo ese pensamiento más o menos
cada dos segundos de todas formas.
—Niña, eres un disco rayado.

—Bueno, podría ser.

Los Seelie están hablando, y aunque saben que estamos aquí, nos ignoran
por completo. Yo también los ignoro. A pesar de que sean tan hermosos que
tenga que arrancar mis ojos de sus rostros. No voy a cometer el mismo error
que cometí con V'lane. Ser absorbida por lo hermosos que son. Pensar que son
diferentes a los Unseelie. Solo porque sean dorados y de terciopelo, con ojos
iridiscentes y guapos. Christian también es guapo. Mantiene mujeres muertas
junto a su cama.

Siento un gran poder viniendo de al menos uno de ellos pero están


apagándolo. Eso me preocupa. Los Fae no se silencian a menos que planeen
algo malo, intentando fingir ser algo que no son para hacer que nos
preocupemos menos cuando deberíamos estar muy, muy preocupados.

—Malditos Fae. Me gustaría que todos se fueran.

—Entonces qué haríamos para entusiasmarnos.

Río. Él tiene un punto. Saco mi teléfono y tomo una foto de la escena,


planeando sacar mi ziplock a continuación, rodear a los fairies y ponerme a
trabajar.
266
De repente hay una perturbación en el aire frente a mí. Toma un segundo
para que el polvo se asiente en mi cerebro. Uno de los Fae acaba de intentar
tamizarse hacia mí para hacer quién sabe qué. Ryodan llegó antes y chocaron. El
Fae luce como un gato enojado, ojos entornados, la columna vertebral
temblando, ojos iridiscentes destellando fuego. He visto a éste en Chester’s.
Tiene un gusto por las mujeres humanas y las estúpidas ovejas están locas por
él, con sus apretados pantalones de cuero y camisas abiertas, y liso cabello y
piel dorados.

Ryodan está de pie entre eso y yo, las piernas extendidas, los brazos
cruzados. Es una montaña. Nada pasará por encima de él que no quiera que
pase. Me molesta que lo necesite ahí. Con mi espada, ¡ningún Fae se atrevería a
lanzarse sobre mí! Estoy acostumbrada a más de respeto que esto. Esto
molesta.

El Fae dice todo tieso:

—Su alteza no permite que su forma sea capturada en pequeñas cajas


humanas. La enana me dará la caja.

¿Enana? ¿Moi? ¡Mido al menos un metro sesenta con mis tenis!


—No soy una enana. Soy joven y sigo creciendo. Y las llamamos cámaras,
imbécil.

—Cuál alteza —dice Ryodan.

—El nuestro. El tuyo. Todo lo que él sufre para vivir. Dame la caja o la enana
muere.

—Solo inténtalo —digo—. Mejores fairies que tú lo han hecho. Peores


también. Todas eran deliciosas. Con cátsup. Y mostaza. Y una guarnición de aros
de cebolla.

—Deberías haberlo dejado en cátsup —dice Ryodan—. A veces menos es


más, niña. —Al Fae le dice—: La Reina Aoibheal.

—Nunca fue nuestra verdadera reina. Ella se ha ido. Tenemos un nuevo líder.
Nuestra luz sagrada, el Rey R’jan.

—Los Fae son matriarcales —dice Ryodan.

—Éramos. Hemos decidido que es tiempo de un nuevo reinado. Si no fuera


por los defectos de una mujer, muchos de nuestra raza no habrían muerto, ni
seguirían muriendo. Si no fuera por su idiotez, las abominaciones no habrían
sido liberadas. Ella ni siquiera era Fae —dice con desdén—. ¡Comenzó su vida 267
como uno de ustedes! La indignidad de ello, haber sido gobernados por una
mortal disfrazada…

—Suficiente, Velvet —dice R'jan—. No nos explicamos a los seres humanos.


Mata a la enana y tráeme la caja.

—Yo no soy una enana. —Mi mano se cierra donde solía estar la
empuñadura de mi espada.

—¿Te falta algo, enana? —dice uno de los cortesanos de pie con el nuevo
“rey”, y todos ríen. Supongo que todos han visto los malditos carteles de
Buscada. Tomo una fotografía mental de su rostro y lo marco para morir. Algún
día, en algún lugar, hada.

Velvet acaba de comenzar a ventilar sus quejas.

—Ella nos obligó a conceder derechos a los humanos, a los cuales nunca
tuvieron derecho. No más. Es un nuevo reinado. Una nueva era. Ya no estamos
debilitados por una reina débil.

—Dije “suficiente” —dice R'jan—. Si debo decírtelo una vez más será lo
último que oigas por diez mil años. No disfrutarás donde los pasarás.

Le doy a R’jan un guiño de complicidad.


—¿Vas a darle un “tiempo fuera”, amigo?

Velvet luce horrorizado.

—Si eres lo suficientemente tonta para dirigirte al Rey R’jan, ¡lo harás así y no
de otra manera! “Mi Rey, Señor, Amo y Maestro, tu sierva te suplica le concedas
permiso para hablar”.

—Wow. Totalmente ilusorio ahí.

—Buena suerte con eso —dice Ryodan—. Ella no suplica para hablar, o para
hacer cualquier cosa. Puedes encerrarla como se te ocurra, y nunca va a
suceder.

Le sonrío. No tenía idea de que pensara tan bien de mí.

Luego se ha ido. También Velvet.

Me quedo ahí un poco insegura porque Ryodan no telegrafió una sola


intención antes de que él y el Fae desaparecieran. Ni siquiera estoy segura de
quién se llevó a quién. O si uno escapó y el otro lo persiguió. Todo lo que sé es
que ambos se han ido.

Me muevo de un pie a otro, mirando a R’jan y los tres cohortes restantes, y él 268
me mira y yo trato de pensar en algo que decir. Lo mejor que se me ocurre es:

—Así que, ¿por qué están aquí, de todos modos?

—Maten a la enana —dice R’jan.

Saco dos barras de chocolate y las meto a mi boca, envoltorio y todo, y les
doy una mordida con súper fuerza que hace explotar la envoltura para que
pueda tragar un poco de chocolate y obtener un rápido subidón, porque no
tengo espada y quién demonios sabe dónde fue Ryodan. Mastico, trago, escupo
las envolturas, y fijo mi cuadrícula cuando de repente Ryodan ha regresado.

Está de pie justo frente a R’jan.

—En estas calles —dice tan fríamente que casi expiro por la pura frescura de
ello—. Yo soy el Rey, Señor, Amo y Maestro. Tú eres el “eso”.

Luego deja caer el cuerpo muerto de Velvet a sus pies.


Traducido por hatlish

Corregido por Marina012

—M
importancia.
e hiciste un favor. Velvet era una molestia —dice R'jan—.
Hablaba demasiado y muy a menudo, diciendo pocas cosas de

Ryodan mira a los cortesanos restantes del Rey y dice:

—Te haré tres “favores” más. Solo di una palabra. Correcta o incorrecta. No
me importa. 269
Los cortesanos lo miran con desprecio. Inquietamente. Podríamos haber
fingido durante horas y nunca haber llegado a la posición de fuerza que Ryodan
estableció con una sola acción. Estoy aprendiendo de él. Nunca se lo confesaría,
sin embargo.

R'jan abre la boca y luego la cierra, no del todo seguro de que Ryodan no
acaba de decir que va a matar a los otros tres cortesanos si dice una sola
palabra más. Tipo inteligente. Tampoco estoy segura de que Ryodan no quisiera
decir eso. ¿Cómo mierda mató a Velvet? Estudio el cadáver Fae pero no veo
heridas obvias. No hay cortes o... espera un minuto, ¿son esas unas pocas gotas
de sangre en su camisa? Me deslizo furtivamente hacia la izquierda para ver
mejor, pero Ryodan se mueve como si hubiera una ligadura entre nosotros,
bloqueándolo convenientemente. No tengo dudas de que se fue para que no lo
supiera. ¡Es tan malditamente reservado!

¿Tiene mi espada en alguna parte? ¿Mac le prestó la lanza? ¡Nunca!


Obviamente tiene otra arma que mata a los Fae y la quiero. El imbécil. Me ha
estado ocultando algo por mucho tiempo. Cuando perdí mi espada bien podría
haberme dado lo que fuera que acaba de usar. Estoy tan enojada que podría
escupir. Él sabe cómo matar Fae. No es de extrañar que sea tan intrépido. Es
75
“It’s the hard-knock life”: canción del musical Annie.
más rápido que yo, más fuerte y tiene un arma que mata Fae. ¡Languidezco lejos
de esos días donde yo era la más grande y más mala de los superhéroes de la
ciudad!

¡Abruptamente, siento mi cerebro lleno de imágenes sexuales gráficas! Estoy


caliente e incómoda en mis jeans. ¡Maldición! R'jan es un príncipe, un Fae
muerte-por-sexo. Es a él a quien sentí silenciándose para no atraer la atención
sobre su pequeño séquito, pero ahora que la mierda ha golpeado el ventilador,
va a utilizar cualquier arma a su disposición. Supongo que quiere hacerme esto
para llegar a Ryodan.

Pero R'jan está mirando a Ryodan como si esperara que esto estuviera
actuando sobre él. ¿Eh? Pensaba que ellos eran heterosexuales y que su
erotismo asesino solo funcionaba en el sexo opuesto. Me doy cuenta de que fue
una suposición estúpida. Es solo que nunca vi a los príncipes Unseelie cerca de
hombres y V'lane siempre lo mantenía silenciado alrededor de los seres
humanos. No hay razón, cualquiera sea el mecanismo, para que no funcione en
ambos sexos.

—De rodillas, humano. —R'jan ondea su melena dorada imperiosamente—.


Te arrastrarás ante tu Rey.

Ryodan ríe.
270
—Eso es todo lo que tienes.

Me quedo atrás, escuchando, sin intenciones de acercarme. Es todo lo que


puedo hacer para no comenzar a desnudarme. ¡Oh, maldición, lo estoy
haciendo! ¡Mi abrigo está en el suelo y me estoy sacando la camisa! Hago un
sonido de protesta, pero no suena así en absoluto.

—¡Apágalo! —dice Ryodan sin siquiera mirarme—. Estás angustiando a Dani.


Y nadie angustia a Dani excepto yo.

—Dije “de rodillas” —dice R'jan, como si no pudiera creer que Ryodan sigue
de pie allí.

—Y yo dije “vete a la mierda”. Apágalo o muere.

R'jan lo corta tan de repente que me pongo a temblar, fría y miserable, como
si estuviera tomando sol junto a una piscina y me hubieran soltado un iceberg
encima.

—Por qué estás aquí —dice Ryodan.

R’jan dice apretadamente:


—¿Qué diablos eres tú?

Muy buena pregunta. Eso mismo me pregunto yo.

—Si me das la respuesta equivocada una vez más, tu muerte. —Patea el


cuerpo sin vida de Velvet.

R'jan hace una mueca. Al contrario que los Unseelie, las expresiones de los
Seelie tienen sentido para mí. Son similares a las nuestras, supongo que porque
han pasado tanto tiempo acechándonos.

—Algo está matando a nuestra gente.

—No sabía que contaban a los Unseelie como de los suyos.

—Ha visitado otros lugares... además de Dublín. También ha matado a Seelie.

—Ha estado en Faery.

—Dos veces. ¿Cómo se atreve una abominación a entrar en nuestro reino?


¡Nunca se ha sufrido la presencia de un Unseelie en Faery!

La temperatura cae y me tenso, buscando un brillo en el aire. Ya estaba más


frío cerca de la iglesia que en el resto de Dublín, pero ahora las páginas de los
himnarios dispersos por toda la calle brillan con una fina capa de hielo.
271
También veo a Ryodan mirando alrededor. Nieve comienza a caer. Me doy
cuenta de que lo está produciendo la furia de R'jan al mismo tiempo que la de
Ryodan. Me sacudo la nieve de mis hombros desnudos, luego doy un respingo,
avergonzada. Estaba tan fascinada por las cosas que estaban sucediendo no me
di cuenta de que solo vestía mi sostén. Recojo mi ropa y me pongo la camisa
por sobre la cabeza. Odio a los Fae.

A R’jan le digo:

—Cruce vivió en Faery por cientos de miles de años y ustedes nunca se


dieron cuenta. Había un Unseelie en Faery para ti, sentado justo junto a su
Reina. ¡Espera! —Me río por lo bajo—. Se me olvidó. Ella tampoco era su reina.
Era humana. Amigo, ¿así de estúpidos?

—Hablaré contigo —le dice R'jan a Ryodan—. Cuando hagas que la enana
esté en silencio.

Me pongo erguida, esperando la defensa de Ryodan.

—Estate callada, niña.

Me desinflo.
—Estás seguro de que es Unseelie —le dice Ryodan a R'jan.

—Yo te dije que lo era —digo indignada.

—Inequívocamente.

—¡Yo usé, como, la misma palabra!

—¿Qué es esta "abominación”? —dice Ryodan.

—No lo sé. Nunca hemos necesitado saber acerca de nuestros viles


hermanos.

—Sin embargo, te preocupa lo suficiente para estar aquí. En una oscura calle
de Dublín. El nuevo rey de los Seelie en persona.

Ser llamado el nuevo rey Seelie parece apaciguar a R'jan. Aparta la mirada y
no dice nada durante un segundo. Luego se estremece.

—Eso trae la muerte final a nuestra especie.

—Como la lanza y la espada —digo.

—Te dije que la callaras.

—Respóndele.
272
—Ella no puede entender lo que es ser Fae.

Ryodan no dice una palabra. Da un paso hacia adelante y R'jan


inmediatamente da un elegante paso atrás, como si estuvieran haciendo un
baile coreografiado.

—Un día, humano…

—Puede que quieras reconsiderar la forma en que me llamas.

—… te aplastaré bajo mi talón y…

—Hasta que llegue ese día ficticio, me responderás cuando te hable. —Da un
paso sobre el cuerpo de Velvet, disminuyendo la distancia entre ellos.

R'jan retrocede.

—En qué difiere muerte final de lo que hace la espada —dice Ryodan.
—Sus endebles cerebros no fueron preparados para comprender la grandeza
de ser D'Anu76.

Ryodan se cruza de brazos, esperando. El tipo tiene una presencia


impresionante. Quiero ser como él cuando sea mayor.

—No tendrás cerebro en absoluto en tres segundos. Dos.

R'jan dice apretadamente:

—La lanza y la espada acaban con la vida inmortal. Cortan la conexión que
mantiene unida nuestra materia y la dispersa en el aire.

—Dime algo que no sepa.

—Incluso si morimos, aquello de lo que estamos hechos aún está por ahí,
flotando. Sentimos a todos nuestros semejantes a través de todo el tiempo,
impresiones en el tejido del universo. Somos individuos y aun así una madeja,
vasta y gloriosa. No puedes saber lo que es pertenecer a una entidad tan
enorme y divina. Esta... esta... cosa... sea lo que sea, está podando nuestro árbol.
Hace más que solo separar nuestra materia. No dispersa nada en el viento.
Nada. Es como si aquellos a los que ha tomado nunca hubieran existido. Sus
víctimas son... borradas. No pueden comenzar a percibir lo doloroso que eso es
para nosotros. La muerte, incluso por la espada y la lanza, nos deja conectados.
273
¡Esta abominación está amputando a nuestra raza, miembro por miembro!

El Monstruo de Hielo le está quitando la existencia a los Fae al nivel más


profundo de todos. ¡Tenía algo de razón con mi teoría de la “fuerza vital”!

—Tienes un fuerte incentivo para querer que sea detenido.

Interpreto la expresión de R'jan como un real “duh”.

—Lo que hace que sea muy valioso para ti.

R'jan le lanza una mirada incrédula.

—No podrías eliminarlo, y tampoco negocio con cerdos y tontos.

—Lo eliminaré. Y me pagarás generosamente por los servicios prestados,


cuándo y cómo decida pasarte la factura. Y, un día, te arrodillarás ante mí y me
jurarás lealtad. En Chester’s. Ante una audiencia de Fae.

—Podríamos tener fuegos artificiales —digo con entusiasmo.

76
D'Anu: Danu o Dana es la madre de Dagda, pertenece a los dioses de la vida, la luz y el día.
Sus seguidores eran conocidos como Tuatha Dé Danann (Fae). Se le consideraba diosa de la
literatura; también recibía el nombre de Brigit. Más adelante ya en época cristiana, para acabar
con la tradición celta, los cristianos la convirtieron en Santa Brígida.
—Nunca —dice R'jan.

—Soy un hombre paciente —dice Ryodan.

Pienso en eso después, mientras escarbamos entre los escombros, lleno mi


bolsa ziplock y la meto en mi mochila. Mastico una barra de chocolate para
hacer más espacio en mi mochila.

—Tú no eres paciente. Apuntas a algo y te fijas sobre eso como un misil. Eres
la persona más prepotente y manipuladora que conozco. Y yo conocí a Rowena.

—La paciencia y la perseverancia no son mutuamente excluyentes. No tienes


ni idea de lo paciente que soy. Cuando quiero algo.

—¿Qué quiere alguien como tú? ¿Más poder? ¿Más juguetes? ¿Más sexo?

—Todo lo anterior. Todo el tiempo.

—Maldito codicioso.

—Niña, déjame decirte algo. La mayoría de la gente pasa su tiempo en este 274
mundo solo viviendo a medias. Vagan a través de sus días en una nube de
responsabilidades y resentimiento. Algo les sucede no mucho después de nacer.
Entran en conflicto sobre lo que quieren y comienzan a adorar a los dioses
equivocados. Debería. Piedad. Igualdad. Altruismo. No hay nada que tú deberías
hacer. Haz lo que quieras. La piedad no es la forma de la Naturaleza. Ella es una
asesina en igualdad de oportunidades. No nacemos iguales. Algunos son más
fuertes, más listos, más rápidos. Nunca pidas perdón por ello. El altruismo es un
concepto imposible. No hay acción que puedas hacer que no surja de cómo
quieres sentirte sobre ti misma. No soy codicioso, Dani. Estoy vivo. Y feliz de eso
cada maldito día.

—¿Terminamos aquí? Tengo que sacar un diario. —Pongo los ojos en blanco
cuando lo digo para que no vea cuanto de lo que acaba de decir me afecta.
Creo que podría ser la cosa más inteligente que le he oído decir a alguien—.
Oye, crees que mi espada…

—Por el amor de Dios, no.

—Dios, amigo. Solo preguntaba.


Nos detenemos en dos escenas más de Dublín que fueron congeladas,
primero el gimnasio, luego uno de los pequeños pubs subterráneos. Es un
enorme agujero en el pavimento, con trozos de concreto torcidos en peligrosos
ángulos. No hay nadie para acordonar la zona y asegurarse de que los niños
que vagan por ahí no caigan en él. Afortunadamente, no hay tantos niños
vagando como había justo después de Halloween. Hemos sacado a la mayoría
de las calles. Algunos se negaron a entrar, eligiendo quedarse bajo tierra. Tienes
que respetar eso. Apesta que la familia de otra persona se apiade de ti,
sabiendo que realmente no eres parte de ella. Me pregunto cuán salvajes serán
en unos pocos años. No puedo esperar a ver en qué se convertirán. Creo que en
unos pocos años serán un tremendo ejército. Crecer solo te hace duro.

Hasta que los muros cayeron, no sabía que había tantos lugares debajo de
Dublín. Solía pensar que había solo unos pocos ríos subterráneos, un par de
criptas como las de la Iglesia de Cristo y St. Patrick’s, y quizás la ocasional
bodega. Dublín tiene muchos secretos. Desde que los muros cayeron, he
descubierto todo tipo de lugares subterráneos. Nosotros, los irlandeses, somos
muy astutos, nos gusta tener múltiples formas de salir de una situación difícil.
¿Y por qué no? ¡Mira cuánta gente ha intentado mandarnos, y por cuánto
tiempo!

Espío el agujero lleno de escombros. 275


—Amigo, ¿cómo voy a conseguir una bolsita de restos?

—Jefe, tenemos un problema.

Miro sobre el hombro. Uno de los hombres de Ryodan está allí de pie,
luciendo enojado. Es un tipo que no veo a menudo. Nunca he oído a nadie
decir su nombre. Pienso en él como Sombra porque se desliza dentro de una
habitación sin apenas agitar el aire. Casi lo pasas por alto, lo cual es una hazaña
teniendo en cuenta que es cuarenta y cinco centímetros más alto que yo y debe
pesar unos ciento treinta y ocho kilos. Lo observa todo, como yo. No habla
mucho, no como yo. Alto y musculoso como el resto de ellos, marcado de
cicatrices como el resto de ellos, el cabello como la noche y ojos del color del
whisky en un vaso.

—Te escucho.

—El maldito Highlander mestizo se llevó la espada.

—¿Qué? —exploto—. ¿Christian se llevó mi espada? ¡Te lo dije y te dije que


probablemente estuviera descongelada! ¡Te dije que teníamos que ir a
comprobarlo! ¿Qué demonios les sucede, amigos? ¿No pueden guardar una
miserable espada de un miserable medio-humano?
Sombra me mira.

—Casi se ha convertido completamente en un príncipe Unseelie y tenía un


lanzallamas, niña. —Para Ryodan, añade—: Lor y Kasteo están muy quemados.

¡Un maldito lanzallamas! ¿Por qué no se me ocurrió eso a mí? Lo mejor que
se me ocurrió fue una miserable secadora de cabello. ¡Tengo que comenzar a
pensar a escalas más grandes! Le devuelvo la mirada. Estoy tan furiosa que mi
cabeza está llena de pura molestia.

—No lo entiendes, cuando yo estaba en su cama, ¡encontré una mujer


muerta metida entre la cama y la pared! ¡Ahora quiere verme muerta a mí y le
permiten llevarse mi espada! ¿Qué se supone que haga ahora? ¡Ryodan no
compartirá cualquiera sea la maldita arma que tiene! ¿Cómo se supone que me
proteja a mí misma? ¿No pueden hacer nada bien? ¡Una pequeña espada! ¡Eso
era todo lo que tenían que vigilar! ¿Y por qué no pensamos nosotros en un
lanzallamas? ¿Alguien tiene un cerebro de entre todos ustedes, amigo?
¡Lanzallamas! ¡Brillante! ¿Dañó a mi espada?

—Cuándo estuviste en la cama de Christian —dice Ryodan en voz baja.

Me quedo boquiabierta.

—¡Amigo, tienes un caso grave de audición selectiva, del tipo que ignora
276
todas las cosas importantes! ¿A quién le importa cuándo estuve en su estúpida
cama? ¿Cómo mierda mataste a Velvet? ¡Has estado ocultándome cosas! ¡Tienes
que aprender a compartir tus armas!

—Cuándo.

Hay algo en la forma en que pronuncia esa única palabra que me hace
temblar y yo soy difícil de apabullar.

—¡No me cambié en una tienda! ¡Bien, dispárame! Necesito mi espada. ¿Qué


vas a hacer para recuperarla?

Nunca he visto la cara de Ryodan ponerse tan lisa. Es como si se hubiera


congelado hasta vaciarse de expresión. Tampoco le he oído nunca hablar en un
tono tan suave y sedoso.

—Llévala de vuelta a Chester’s y enciérrala. Yo recuperaré la espada.

Sombra me mira adusto. Como si fuera mi propia Parca. No.

Deslizo una mano en mi bolsillo. Tiro del seguro de una granada. Comienzo a
contar porque tengo que calcular el tiempo perfectamente. No voy a ser
encerrada en ningún lado. No más jaulas para Dani Mega O'Malley. Una fracción
de segundo antes de que estalle, lanzo la bomba a la acera enfrente de ellos.
Detona con el brillante fogonazo Mata-Sombras que Dancer ha fabricado para
mí.

—Y una mierda que lo harás.

Salgo de allí congelando el cuadro con todo lo que tengo.

277
Traducido por Xhessii

Corregido por V!an*

reo que dejé una nueva marca personal. 278


C Tenía muchos incentivos. La expresión en el rostro de Ryodan era
diferente a todo lo que había visto antes. Peor que cuando maté a todos esos
Fae en Chester’s y él me encerró en su calabozo. Mucho peor.

Mientras estoy congelando el cuadro, pienso en cómo él ha estado


arruinando mi vida desde el segundo en que puso un pie en mi torre de agua y
me dijo que tenía un trabajo para mí. Creo que debí habérmelo imaginado.
Creo que la razón por la que está tan molesto con respecto a Christian y Dancer
es porque está preocupado de que tenga un novio superhéroe que le pateará el
trasero de un lado de Dublín al otro, y lo hará romper ese pequeño y asqueroso
contrato que me hizo firmar. No quiere a ningún otro tipo demasiado cerca de
mí porque interferirían con su habilidad de usarme para sus propios propósitos.
Christian es un competidor físico. Y Dancer podría matarlo usando su cerebro.

Él no entiende que no estoy interesada en un novio superhéroe.

Yo voy a ser la superheroína que le patee el trasero de un lado de Dublín al


otro.

77
“ ’Cause I’m one step closer to the edge and I’m about to break”: de la canción “One Step
Closer” de Linkin Park.
—Oh, dulce y maldito día —digo embelesada alrededor de un bocado de
chocolate, anticipándolo. Cacahuates y chocolate se quedan atrapados en mi
garganta y casi no puedo tragar. He estado comiendo muchas barras de
chocolate últimamente porque estoy en mucho movimiento y eso es todo lo
que tengo a mano. Estoy teniendo un gran antojo de sal. Algunas veces cuando
como demasiada azúcar me comienzo a obsesionar con la carne en conserva y
repollo de mi mamá con su pan de romero fresco y papas y cebollines y…
¡Santas Cascadas Ashleagh, la boca se me está haciendo agua!

Entro en una tienda de comestibles. Vacía. Me dirijo tres cuadras al norte a la


tienda de paso Paddy’s. Vacía. Corro diez cuadras al sur para ir a Porter’s.
También completamente vacía. ¡Lo que daría por una bolsa de papas fritas!
¡Inútiles en lo que respecta a un golpe de energía pero un alegre desfile del día
de San Patricio en mi lengua! Prácticamente estoy babeando, tan hambrienta
estoy por algo más que un chocolate. Una lata de frijoles. ¡Dios, incluso el atún
me pondría feliz!

Lo supero. Es energía perdida. No hay otra comida ahora, y lo que aprendí en


una jaula es que o bien pretendes tener lo que quieres o no piensas en ello. Y si
pretendes, hazlo real, exprímelo con cada matiz, cada suculento sabor, aroma,
contacto. No tengo tiempo para ese tipo de indulgencia en este momento.
Tengo a un loco príncipe Unseelie persiguiéndome con mi propia espada. 279
Tengo al loco dueño de un club nocturno ahí afuera que piensa que tiene que
demostrarme algo y quiere encerrarme para hacerlo. Tengo una sanguinaria ex-
mejor amiga que me quiere matar. Tengo un Monstruo de Hielo matando a
todo tipo de inocentes.

Puedo lidiar con los tres primeros. ¡Dublín tiene que saber sobre el último!

Tengo varios lugares en la ciudad donde puedo imprimir un diario. No le


llevará mucho tiempo a Ryodan encontrarlos todos, así que sé que no tengo
mucho tiempo. Si puedo imprimir aunque sea solo mil y repartirlos, la noticia se
esparcirá rápidamente. Luego me dedicaré al asunto de averiguar cómo
recuperar mi espada de Christian.

Me encamino hacia el viejo Edificio Bartlett al sur del río Liffey, zumbando
sobre el puente Ha’Penny, congelando el cuadro paralela al agua. Las estrellas
brillan sobre ella, cristales de hielo en una deslizadera de plata. Todo está
besado con el nuevo matiz lavanda metálico que los Fae trajeron con ellos.

Unos segundos después paso rápidamente por las puertas dobles, tiro mi
mochila en una mesa y enciendo las imprentas, soplando mis manos para
calentarlas. Instalo mi pequeña mini impresora y la conecto a mi teléfono para
imprimir las fotos que he estado tomando todo el día. Mis manos están torpes
por el frío. Creo que el Hombre de Hielo está comenzando a arruinar el clima o
algo. Usualmente en mayo tenemos una mínima de cuatro grados y una
máxima de quince. Y yo tengo más calor porque, bueno, corro a todas partes.
Pero he estado fría todo el día. Se siente como si afuera no hiciera más de tres o
un grado bajo cero. Desearía que este lugar tuviera una chimenea como Mac
tiene en Barrons Libros y Curiosidades. He estado evitando esa parte de la
ciudad por semanas. No puedo soportar el pensamiento de verla ir y venir,
sabiendo que estoy muerta para ella. Sabiendo que nunca volveré a poner un
pie dentro de BL&C y me reiré con ella, sintiendo que encajo en alguna parte.
Desearía tener un lugar como Mac lo tiene en Barrons Libros y Curiosidades.

—Deseos. Caballos. Maldita pérdida de tiempo. —Estaba mucho tiempo sola


de niña, y de noche a veces no había nada en la televisión y el silencio se hacía
diez veces más grande que nuestra casa. Solía hablar conmigo misma para
llenarlo. También era chispeante, siempre al día con las últimas noticias y las
cosas porque estaba atrapada en una jaula mirándola todo el tiempo. Quizás de
ahí salió mi amor por divulgar. Tenía tanto para decir y nadie a quien decírselo.
¡Ahora tengo a toda la ciudad! Mantengo un monólogo mientras trabajo en mi
diario, mayormente ventilando mi irritación con las circunstancias actuales.

No tengo tiempo para escribir algo realmente entretenido, algo que trato de
hacer siempre que saco un Diario de Dani porque cualquier escritor que se 280
precie de serlo sabe que tiene que darle a la gente pan y circo, junto con la
información que necesitan para salvar su propio trasero. De lo contrario, no lo
leerán. Había una serie en la televisión cuando tenía nueve años acerca de
cómo escribir y mantener a la gente leyendo y yo estaba fascinada por ella
porque sabía que algún día escribiría mis memorias.

¡No tenía idea de que comenzaría a tener un periódico cuando tenía solo
trece años y que publicaría un libro cuando tuviera catorce!

El Diario de Dani

¡¡¡¡NUEVO MONSTRUO SUELTO EN DUBLÍN!!!!

¡¡¡El HOMBRE DE HIELO asesina a cientos!!!

¡LEAN TODO SOBRE ELLO!


Y POR CIERTO, NO ESTOY INDEFENSA. AMIGOS, SI USTEDES PIENSAN QUE
ESTOY INDEFENSA, INTÉNTENLO. ¡TRÁIGANLO! ¡TENGO TODA CLASE DE
ARMAS SECRETAS EN LA MANGA!

¡Lo oyeron de mí, antes que de nadie más!

Hay una clase de gran y malvado Unseelie suelto en Dublín, congelando


gente hasta la muerte. Apenas se tiene advertencia de que está por aparecer en
tu espacio. Ha atacado iglesias, pubs, gimnasios, almacenes, patios rurales, y
puntos en medio de la calle. ¡Ningún lugar está fuera de su mira! Tienen que
tener mucho cuidado. Al menos, si estás prestando atención, verás una especie
de punto brillante en el aire, luego se abre una hendidura, se derrama la niebla
y el monstruo sale. En como, solo dos segundos congela todo a su paso,
CAUSANDO MUERTE INSTANTÁNEA y luego desaparece.

¡Mantengan el perfil bajo, manténganse alejados de las calles!

Te mantendré al día, Dublín.

Oh, y si te topas con una de sus escenas congeladas, aléjate… ¡explotan!


281

—No valen la pena.

Casi me salgo de mi piel como pasta dental saliendo de un tubo que ha sido
apretado demasiado fuerte. Esperaba que Ryodan me encontrara primero.

Congelo el cuadro.

Y me choco contra Christian.

—Ahora soy un tamizador completo, muchacha. Nunca más serás más rápida
que yo. Estaba volviéndome loco que pudieras huir de mí. Ya no más. —Sus
manos se cierran en mi cintura e intento retorcerme hasta liberarme pero es
como tener tornos de hierro mordiendo mi cuerpo, cerrándose sobre hueso. Lo
miro. El ligero contorno de un torque es luminoso en su cuello. Sus ojos son
fuego iridiscente. Si la locura tuviera un color, éste estaría dando vueltas ahí.

—Humanos —dice fríamente, y su rostro es como hielo cincelado. Piel pálida


contra cabello como medianoche. Brillantes tatuajes corren por su cuello,
rodean su mandíbula, bajan por su cuerpo, una tormenta caleidoscópica justo
debajo de la piel—. Enclenques. Estúpidos. Temerosos de su sombra. ¿Por qué
te molestas con ellos? ¿Por qué pierdes tu tiempo? Vales mucho más que eso.

—Amigo. Yo soy humana. Dame mi maldita espada. No es tuya.

—No, no lo eres. Estás más allá de lo humano. Tú eres lo que la raza debería
aspirar a ser. —Se inclina, huele mi cabello y suspira—. Mantente alejada de
Ryodan. Odio cuando hueles como él. Revuelve mi estómago.

Busco en mi cerebro una manera de salir de ésta. Con mi espada. ¿La tiene en
alguna parte? Dejo caer los párpados, miro la parte inferior de su cuerpo. No
quiero telegrafiar. No la veo por ninguna parte. Jeans, botas, un suéter de
pescador color crema que se estira sobre hombros mucho más anchos de lo
que solían ser. ¿Para darle apoyo a la estructura de alas que está desarrollando?
¿Extraña ser quien era? ¿Es por eso que se viste así? No hay señal visible de
ningún arma en él, pero está mucho más allá de necesitar un arma. Él es un
arma. Hay sangre en su suéter. No quiero saber por qué.

—Tú también eres humano, ¿recuerdas? —Obviamente lo hace con alguna


parte de su cerebro. Los príncipes Unseelie rara vez usan ropa.

—Ya no, Dani, mi dulce querida. ¿Sabes cómo estoy tan seguro? Soy un
detector de mentiras. Dije: “soy humano” y oí mi propia mentira. —Ríe y hay 282
locura en ella.

—Eres lo que eliges ser —digo. De repente no puedo respirar porque sus
manos se han deslizado sobre mis costillas y está apretando con tanta fuerza
que creo que se van a romper.

—¡NUNCA hubiera elegido esta mierda!

—¡Ow! ¡Control de volumen, Christian! ¡Y me estás lastimando!

Él suelta su asidero instantáneamente.

—¿Estás bien, muchacha? ¿Te sangran los oídos? Hice que los oídos de la
última mujer sangraran. También su nariz. Y su… bueno, eso no está ni aquí ni
allí.

—Déjame ir. Tengo cosas que hacer.

—No.

—Mira, si vas a intentar matarme, termínalo. —Pongo ambos puños frente a


mi rostro—. ¡Levanta los tuyos!

Él me mira.
—¿Por qué haría eso?

—¡Hola, Señor Mantengo Mujeres Muertas Metidas Al Lado De Mi Cama!

—Intenté explicarte eso. No escuchaste. Huiste de mí. ¿Por qué huiste de mí?
¿No sigo diciéndote que nunca te haré daño?

—¿La mataste?

—No.

Le doy una mirada. No necesito ser un detector de mentiras para ver a través
de eso. Estaba allí en el furtivo deslizamiento de sus ojos.

—Inténtalo de nuevo.

—Bien. De acuerdo. La maté. Pero no tuve intención. Y no la maté, maté.

—Oh, ya veo. Mientras no la hayas matado, matado, todo está bien.

—Sabía que entenderías —dice, como si no estuviera siendo completamente


frívola. No estoy segura de que siga entendiendo los matices humanos. Creo
que está demasiado ido.

—Toda oídos. 283


Se encoge de hombros.

—No hay mucho que decir. Estábamos teniendo sexo y de repente estaba
muerta.

—¿Solo así?

—Solo así. Fue la cosa más condenadamente extraña. Ni siquiera sé qué hice.

—¿Tus manos no estaban, como, alrededor de su garganta o sosteniendo un


cuchillo o algo?

—No. Por eso la mantuve. Quería examinarla para averiguar lo que hice para
no volverlo a hacer. No es como si pudiera estar sin sexo por el resto de mi
vida. Apenas puedo sobrevivir sin él unas pocas malditas horas. Un segundo ella
estaba pasándola genial y yo también, y estaba haciendo sonidos realmente
calientes mientras yo estaba… lo siento, probablemente no quieras oír sobre
eso. No estoy tratando de ponerte celosa, muchacha. Luego ella no se estaba
moviendo y no tienes idea de lo inquietante que fue. Bueno, mayormente. Pero
no enteramente. Creo que el Unseelie en el que me estoy convirtiendo estaba
excitado porque una vez que ella dejó de moverse fue como…
—¡Demasiada información! ¡No puedo oírte! —Comienzo a tararear para
cubrir el sonido de su voz. ¿Celosa? ¿De qué está hablando?

—Me distraje y la dejé en la cama para averiguarlo después, y luego te


encontré desangrándote y te traje a mi casa. No quería que la vieras y te
disgustaras. Iba a averiguar qué le había hecho cuando te fueras.

—¿Lo hiciste?

—Todavía no tengo idea. No hay ni una marca en ella en ninguna parte.


Pensé que quizás había sido demasiado rudo y la había lastimado por dentro,
pero si lo hice, pensarías que habría magulladuras externas en alguna parte, y
no hay ninguna. Quizás la puedas ver. He estado considerando una autopsia
pero no conozco a ningún encargado de funeraria. ¿Tú sí?

Lo dice como si fuera una pregunta normal. Como si él fuera la persona


investigando un homicidio, no quien lo cometió.

—No. —Me pregunto qué tan loco está—. ¿Te molesta haberla matado?

Él parece horrorizado.

—¡Por supuesto que sí! No quiero matar nada. Bueno… en realidad eso no es
completamente cierto. Sí quiero matar cosas. Muchas cosas. Principalmente a 284
Ryodan últimamente. Puedo perderme en horas de relajante niebla de
pensamientos asesinos sobre ese idiota.

—No pelearé contigo en eso —digo.

—Pero no lo hago. Al menos no hasta ahora. Y si no puedo averiguar qué


hice esta vez, no puedo detenerme de hacerlo en el futuro.

—Dónde está mi espada —lo digo como Ryodan, sin signos de interrogación
al final. Estoy comenzando a entender por qué lo hace. Es una sutil demanda en
lugar de una pregunta. La gente responde instintivamente, contra su mejor
juicio. Ése es Ryodan, siempre jugando con las posibilidades, usándolas a su
favor.

Christian sonríe y por un segundo veo un atisbo de quien era. Ahora que su
rostro ha completado la mayoría de la transición a príncipe Unseelie, sus
expresiones son más legibles. Supongo que los músculos no siempre están
peleando, tratando de formar una expresión. Tiene una sonrisa deslumbrante,
casi matadora, pero no completamente. Es la sonrisa de un hombre que podría
tener a cualquier mujer que quisiera en la cama, pero que simplemente podría
matarla mientras está allí.
—Tienes que admitirlo, el lanzallamas fue condenadamente brillante,
¿verdad? Derribé la cosa directo de la estalagmita y freí a los hombres de
Ryodan. Ni siquiera se les ocurrió. Malditos idiotas. Si quieres algo, tómalo.

—¿Le hiciste daño a mi espada? ¡Espera un minuto! —Me doy cuenta de algo
que no puedo creer que me haya tomado tanto tiempo notar—. ¡No me estás
haciendo sentir como si me estuviera convirtiendo en Pri-ya!

—Descubrí cómo silenciarlo. Es tan fácil como encenderlo. Todo lo que tengo
que hacer es esto.

La excitación sexual me golpea, y me oigo hacer un sonido tan embarazoso


que podría morir de vergüenza.

Él evita que me hunda en el pavimento, sosteniéndome físicamente, las


manos alrededor de mi cintura.

—Muchacha, no me mires de esa manera. Por otro lado, hazlo. Sí. Sí.
Exactamente así. Princesa, me matas.

—¡Apágalo, Christian! ¡Quiero elegir mi primera vez!

Colapso en el suelo, parpadeando, aturdida.


285
Christian se ha ido.

Sin sus manos sosteniéndome, caí como una caja de cartón mojado. Me
siento allí, mirando alrededor pero sin ver nada, tratando de aclarar mi cabeza.
O bien se ha ido completamente o se está silenciando una vez más. Pero las
secuelas persisten.

Su voz flota hacia abajo desde algún lugar en las vigas del techo sobre mi
cabeza.

—La primera vez, ¿eh? Estaba bastante seguro, muchacha, pero me gusta
oírlo de ti. Esperaré. Yo también quiero que elijas tu primera vez. Será chocolate
y rosas. Música y dulces besos. Todo con lo que una muchacha sueña. Quiero
que sea perfecto para ti.

Me pongo rojo remolacha. ¡Nadie, pero nadie habla de mi virginidad excepto


yo!

—¡Sal de mis planes para perder mi virginidad! No son tu asunto.

—Son mi asunto, y solo mío. Pero no vamos a hablar de ello. Todavía.

Siento como si acabaran de golpearme en la cabeza con una sartén. ¿Está


bromeando? ¿Christian ha decidido en su medio loca mente de príncipe
Unseelie que va a ser como, mi novio y ser, como, el primero? ¡Amigo, tengo
catorce años y él es un príncipe Unseelie! ¡Y es como diez años mayor que yo!
Abro la boca para darle una reprimenda y enderezar las cosas entre nosotros
cuando pienso en cómo tener un príncipe Unseelie enamorado de mí no podría
ser tan mala idea, y cierro la boca una vez más. Él podría ser difícil de manejar
pero todas las armas son buenas, y Christian con una correa sería como, el arma
definitiva. Especialmente contra Ryodan.

La pregunta es: ¿puedo ponerle una correa? Y si lo logro, ¿seré capaz de


sostener su collar cuando realmente importe?

Elijo mis palabras con cuidado. Príncipe y detector de mentiras para


empeorar las cosas. Si puedo ponerle un collar a este tipo, ¡puedo hacer
cualquier cosa! Será como bailar en un campo minado. Estoy fascinada por la
idea. Qué manera de ponerme a prueba.

—Gracias por la comprensión, Christian —digo.

—No hay problema. Bueno, sí lo hay. Pero me encargaré de eso. Por ahora.

—Los otros príncipes Unseelie me asustan.

—Deberían. ¡Son pesadillas andantes! No creerías algunas de las mierdas


enfermas que hacen.
286
No paso la ironía por alto como le sucede a él. Un segundo es consciente de
sí mismo como un príncipe Unseelie, al siguiente actúa como si fuera lo más
alejado de eso. No digo: “Sí, lo creería, amigo, porque tú también haces cosas
enfermas”. Lanzar calumnias no me dará más puntos.

—Me siento tan insegura sin mi espada. —Miro el techo con los ojos
entornados. El Edificio Bartlett solía ser un antiguo almacén antes de ser
convertido. Dejaron las vigas de acero expuestas cuando se mudaron. No lo veo
ahí arriba por ninguna parte.

Luego está frente a mí, inclinándose en una reverencia formal.

—Su espada, mi señora. Hubiera arrasado el cielo y la tierra para recuperarla


para usted. —La sostiene sobre ambas manos, presentándomela. Me mira y le
devuelvo la mirada, midiendo la locura en sus ojos. Siento humedad
presionando en las esquinas de los míos, como si fueran a comenzar a sangrar.
Presiono el puente de mi nariz con fuerza. No puedo dejar de mirarlo. Es como
si sus ojos estuvieran hechos de plata líquida sobre arco iris, como los tatuajes
caleidoscópicos bajo su piel, como un río en el fondo de ellos, como si yo
pudiera tropezarme y sumergirme en lo más profundo. Me siento mareada.
—No me mires directo a los ojos, muchacha. ¡Detente! —Me da un suave
golpe bajo el mentón, sacudiéndome para romper el contacto visual. Arrastra
los dedos sobre mi mejilla y cuando su mano sale ensangrentada, la lame—.
Nunca me mires a los ojos demasiado tiempo. Lastima a la gente. —Luego
sonríe—. Notarás que puedo tocar la reliquia. Me preocupaba no ser capaz.

Bajo la mirada a la reliquia Seelie en sus manos, uno de los cuatro talismanes
Fae que solo los humanos y aquellos de la Corte de la Luz pueden tocar. Podría
tomarla, hundir la hoja a través de su corazón y liberarme de él para siempre.

Me extiendo para tomar mi espada.

Él la aleja.

—Un pequeño gracias sería agradable.

—Christian, eres el Mejor —digo—. Primero me salvaste la vida y ahora me


devuelves mi espada cuando nadie más siquiera me ayudaría.

—El imbécil seguro que no.

—Seguro que no —coincido y una vez más intento tomar mi espada—.


Nadie se preocupa por mí como tu.
287
—Oh, muchacha, no tienes ni una maldita idea —dice casi en un susurro—.
Te veo desde el interior.

—¿Puedo tenerla ahora? —La quiero tanto que mis palmas pican.

Él inclina la cabeza y me mira, luego gira como un príncipe Unseelie, como si


su cabeza y su cuello no estuvieran conectados de la forma correcta. Me da
escalofríos.

—No estarás pensando en matarme con ella, ¿verdad, muchacha?

—Claro que lo haría. Pero no voy a hacerlo. —No ahora mismo, de todos
modos.

Su sonrisa es cegadora.

—Bien, porque tengo otro regalo para ti esta noche. Sé que te gusta salvar
humanos, así que voy a ayudarte. Puedes considerarlo como uno de mis
muchos regalos de boda anticipados.

Parpadeo. ¿Huh? O bien me las arreglo para enmascarar mi sorpresa o él ni


siquiera notó la expresión en mi rostro, porque simplemente sigue hablando.
—Los príncipes Unseelie conocen esa cosa que salió por la hendidura en el
almacén. Lo llaman Gh’luk-ra d’J’hai.

—¿Qué diablos significa eso? —También, ¿regalos de boda? ¿Ha perdido


completamente la chaveta?

—Es difícil de traducir. Los Unseelie tienen cuarenta y nueve palabras para
hielo, y hay un matiz en d’J’hai que no estoy seguro de entender. Vagamente, lo
llamaría el Rey Escarcha.

—El Rey Escarcha —repito—. ¿Qué es? ¿Cómo lo matas? ¿Funcionará la


espada? —Asumiendo que alguien pudiera acercarse sin congelarse hasta la
muerte.

—No lo sé. Pero conozco un lugar donde podríamos averiguarlo. Si hay


respuestas en alguna parte, estarán ahí. Toma la espada, muchacha. No me
gusta que estés desprotegida. Y sé que no me quieres cerca todo el tiempo. No
es que te pueda culpar con el monstruo en el que me estoy convirtiendo.

Extiendo ambas manos para tomarla. Casi no puedo contenerme. Estoy


temblando de emoción.

Él se inclina y pone la espada sobre mis palmas. 288


Cierro los ojos y suspiro con éxtasis. El peso del frío acero en mis manos es…
bueno, ¡mejor de lo que creo que debe ser el sexo! Es como ser amputado de
ambos brazos y creer que tendrás que aprender a vivir sin ellos, luego
recuperarlos de forma perfecta. Amo mi espada. Soy invencible con ella. No
conozco ni una maldita onza de miedo con esta cosa en mis manos. En lo
profundo donde mi sangre corre un poco más extraña que la de la otra gente,
las velocidades cambian y me deslizo de nuevo hasta un alineamiento perfecto.
Soy una con la espada. Estoy completa.

—Oh, y ahí está la mujer que serás algún día —murmura Christian—. La
suficiente pasión para dirigir un ejército. No es que tenga uno. Todavía.

Puede que quiera un príncipe Unseelie con correa, pero necesitamos poner
las cosas en claro.

—Nunca me voy a casar.

—¿Quién dijo algo de casarse?

—Amigo, regalos de boda anticipados.

Me mira como si yo estuviera loca.

—¿Quién dijo algo sobre regalos de boda?


—Y yo no quiero un ejército Unseelie para dirigir.

—¿Ejército? Dani, mi hermoso fuego fatuo78, ¿de qué estás hablando? Estaba
contándote del Rey Escarcha. ¿Vienes o no? Es una noche perfecta para estar
vivos. Tenemos un monstruo que atrapar. —Él me guiña un ojo—. Y esta noche
no soy yo.

Amigo. A veces eso es todo lo que puedes decir.

289

78
Fuego Fatuo: fenómeno consistente aparentemente en la inflamación de ciertas materias
(fósforo, principalmente) que se elevan de las sustancias animales o vegetales en putrefacción, y
forman pequeñas llamas que se ven andar por el aire a poca distancia de la superficie, se
encuentran en los lugares pantanosos y en los cementerios.
Traducido por yanli, Xhessii y hatlish

Corregido por Clau12345

U na buena líder conoce su mundo.

Yo no sé nada de mi mundo.

Bueno, eso no es completamente cierto. 290


Sé que a ciento cincuenta pasos de donde estoy mirando por la ventana del
vestidor de Rowena hay una serena pérgola con árboles con formas y con un
pabellón embaldosado, bancos de piedra y un estanque reflectante que la Gran
Maestra Deborah Siobhan O'Connor, que lleva siglos muerta, construyó para la
meditación en tiempos de crisis. Lo suficientemente lejos de la abadía para
otorgar privacidad, lo suficientemente cerca para ser utilizado con frecuencia, el
estanque plateado hace tiempo fue usurpado por ranas gordas en hojas de
nenúfares y en una noche de verano suave, en mi antigua habitación tres pisos
por encima de la de Rowena y dos al sur, ellas me hechizaron para dormir con
su perezoso barítono ah-uuups durante muchos años.

También sé que hay cuatrocientas treinta y siete habitaciones en la abadía,


en uso de conocimiento común. Sé de veintitrés adicionales solamente en la
planta principal, con más en las otras tres y sin duda innumerables más de las
que no sé nada en absoluto. La fortaleza laberíntica es un hervidero de
pasadizos ocultos y paneles escondidos, piedras y tablones y chimeneas que se
mueven, si conoces el secreto de su funcionamiento. Luego está el Subterráneo.
Así es como siempre he visto la abadía: el piso Superior donde el sol brilla en

79
“I walk up on high and I step to the edge to see my world below”: de la canción “The World I
Know” de Collective Soul.
los paneles de las ventanas y horneamos y limpiamos y somos mujeres
normales, y el Subterráneo donde una ciudad oscura gira y se retuerce, con
pasillos, catacumbas y bóvedas, y solo el dulce Señor sabe qué más. Allí,
aquellas de nosotras en el Haven nos convertimos en algo más a veces, algo
antiguo en nuestra sangre.

Sé que a cuatrocientos metros detrás de la abadía hay un granero con


doscientos ochenta y dos establos donde las vacas, caballos y cerdos alguna vez
estuvieron alojados. Sé que a una enérgica caminata de distancia hay una
lechería que albergaba alrededor de cuarenta vacas lecheras, con una despensa
refrigerada donde hacíamos mantequilla y crema. Sé que hay diecisiete filas de
cinco camas que hacen un jardín de vegetales de ochenta y cinco niveles detrás
de la lechería que una vez crecieron lo suficiente para mantener a los miles de
ocupantes de la abadía además de lo suficiente para vender en el pueblo por
una buena suma.

Todas estas cosas que conozco, pertenecían a un mundo diferente.

El mundo en que vivo ya no es un mundo que conozca.

Son las cuatro y media de la mañana. Me envuelvo más apretadamente con


mi rebozo y miro por la ventana a los nudosos robles que proyectan largas
sombras y los rayos de luna que entrecruzan el césped en ramificaciones
291
enrejadas. Mi vista reconfortante del jardín ornamental está bloqueada por una
de esas peligrosas aberraciones de la física que Mac llama Agujero Fae Inter-
dimensional; AFI para abreviar, una abreviatura conveniente. Éste tiene la forma
de embudo de un tornado cristalino y brilla con un tono lila lechoso, su exterior
opaco y facetado refleja la luz de la luna. A la luz del día esas diáfanas facetas
son difíciles de distinguir desde los alrededores, complicado por sus extremas
variaciones de forma, textura y tamaño. He visto AFIs más grandes que nuestro
campo trasero y más pequeños que mi mano. Éste es más alto que un edificio
de cuatro pisos y más ancho.

La primera vez que ella me dijo su nombre para ellos, me reí. Eso fue cuando
mi familia acababa de morir y yo estaba ebria de libertad. Por primera vez en mi
vida, cuando todos estaban preocupados por los muchos nuevos monstruos
sueltos, yo me sentía gloriosa y delirantemente segura. Mis monstruos habían
desaparecido. Habían estado intentando sacarme una vez más de la abadía, mi
madre con un evidente destello triunfal en los ojos en la última cena de
domingo, y yo estaba segura de que ella y mi padre finalmente habían dado
con algo que Rowena quería lo suficiente para renunciar a mí. Durante años, la
diminutiva Gran Maestra había comandado mi ciega devoción simplemente por
ser un baluarte entre ellos y yo.
Los AFIs ya no son motivo de risa. Nunca lo fueron. Éste fue descubierto hace
una semana, dirigiéndose directamente hacia nuestra abadía. Perdimos días
rastreando su progreso, intentando concebir formas de desviarlo. Nada
funcionó. No es como si un AFI pudiera ser sacado de curso con un ventilador
gigante. ¡Soy la líder de este enclave, y aun así soy incapaz de hacer algo tan
simple como protegerlo de ser tragado por una pieza fracturada de Faery! El AFI
no es ni siquiera un enemigo inteligente. Es simplemente un accidente de las
circunstancias.

Luego están los enemigos inteligentes de los que tengo que preocuparme.
Los pensantes, los codiciosos cuyo piso Superior nunca coincide con su
Subterráneo, quienes sin duda incluso ahora están hablando del depósito de
infinito conocimiento y poder que el mundo ahora sabe que tenemos
encerrado bajo nuestra fortaleza, custodiado por doscientas ochenta y nueve
mujeres increíblemente ineptas con edades comprendidas desde los siete años
hasta Tanty Anna, de ciento dos.

Están a mi cargo. Confiadas a mi cuidado.

¡No veo fin para ellas que no implique el sacrificio desventurado!

Necesito más sidhe-seers. Necesito fortalecer nuestros números.


292
Anoche reuní a mis chicas alrededor del AFI cuando estaba a un mero
kilómetro y medio de la abadía. Habíamos trazado su curso con noventa y
nueve por ciento de certeza: entraría a nuestro hogar. Las únicas preguntas
fueron ¿cuánto de la capilla sur junto a las cámaras de Rowena engulliría en un
instante, y arrasaría cada centímetro cuadrado de nuestra abadía o dejaría la
ocasional pila de escombros, tal vez una brillante pared al rojo vivo de pie aquí
y allí?

Dada su velocidad de movimiento, le tomaría casi una hora completar su


paso de un extremo al otro. Fuimos capaces de trazar el tiempo y la trayectoria
de su destrucción tan exactamente porque ya había dejado cientos de
kilómetros de fina ceniza hollinosa en su estela. Campos de tierra estaban
adornados con profundos surcos de tierra quemada. Grandes edificios fueron
reducidos a pequeñas montañas de brasas post-apocalípticas.

Un crematorio a la deriva, el AFI en curso de colisión con nuestra abadía


contenía un fragmento de mundo de fuego, un infierno rugiente capaz de
reducir al instante concreto a cenizas. Si entrara en nuestras paredes, nos dejaría
sin hogar. Por no decir lo que tal calor podría hacerle a cierto cubo de hielo
bajo nuestra fortaleza.
Tratamos de hechizarlo, desviarlo, destruirlo, atarlo a un lugar. Había pasado
todo el día revisando los antiguos libros que Rowena mantenía en la biblioteca
de su alcoba, aunque estaba bastante segura de que era inútil. Todavía tengo
que encontrar su verdadera "biblioteca". Ésta es otra cosa que sé, porque la vi
cargando libros en momentos de crisis que no están por ninguna parte.
Todavía.

Mis chicas lloraron al final. Estábamos cansadas y acaloradas y pronto


seríamos personas sin hogar. Habíamos intentado todo lo que sabíamos.

Luego un Humvee negro llegó y tres de los hombres de Ryodan salieron.

Con Margery.

Los hombres nos ordenaron retirarnos a un perímetro seguro. Usando magia


oscura que nos desconcertó, anclaron el AFI a la tierra a solo dieciocho metros
de nuestros muros, donde ha permanecido inmóvil desde entonces. Donde, me
aseguraron, permanecerá inmóvil para siempre

—Pero no lo quiero ahí —les dije—. ¿Qué debo hacer con eso? ¿No
podemos moverlo?

Me miraron como si tuviera cinco cabezas. 293


—Mujer, te salvamos de una destrucción segura, ¿y quieres criticar cómo lo
hicimos? Usa la maldita cosa como un compactador de basura. Incinera a tus
muertos y enemigos. Al Jefe le encantaría tener algo así de cerca de Chester’s.
Es un fuego que nunca se apagará.

—¡Llévatelo, entonces!

—La única forma de hacerlo es cortar la soga. Hazlo y pasará directamente a


través de tu abadía. Alégrate de que él no haya decidido que lo quiere o este
lugar estaría perdido. Dublín está al otro lado de tus muros. Mantengan la
puerta abierta. Ryodan estará aquí en unos días para decirte qué le debes.

Después de que se fueron, Margery levantó el puño en el aire y llamó a la


celebración de que el peligro fue evitado y vivimos para luchar otro día. Mis
chicas se congregaron a su alrededor, jubilosas, aplaudiendo. Yo fui empujada y
olvidada en el tumulto.

Ryodan vendrá en pocos días.

Para decirme qué le debo.

Durante años me había escondido detrás de estos muros, tratando de ser lo


más insignificante posible. Sin pretensiones. Pasada por alto. Era feliz con
caminar por los campos, soñar despierta con Sean y el futuro que tendríamos,
estudiar la magia sidhe-seer y con ocasionalmente guiar a las chicas con gentil
sabiduría, alabando a Dios por mis bendiciones.

Amo esta abadía. Amo a estas chicas.

Me vuelvo y camino más allá de la visión transparente de Cruce, que ha


estado sentado en el diván de mi vestidor observándome desde que las
campanas repicaron a la hora de las brujas80, cuatro horas y media atrás, alado y
desnudo como solo él puede estarlo. Me seco la frente con un pañuelo, secando
el brillo de sudor que es constante en los últimos tiempos. Como Sean no pudo
venir anoche, no he dormido en dos días. Sin desanimarse, Cruce encontró una
manera de atormentarme despierta. Afortunadamente, de lo único que es capaz
en este momento es de una débil transmisión de su aspecto. No puede
hablarme o tocarme. O seguramente lo hubiera hecho. Deslizo mi mirada sobre
él con solo la más pequeña agitación en mi respiración.

Empiezo a vestirme.

Anoche mi prima fue una mejor líder que yo.

Porque no conozco mi mundo.

Ha llegado el momento de cambiar eso.


294

El viaje a Dublín es largo y silencioso. Ya no hay estaciones de radio para


escuchar y no llevo un teléfono o un iPod.

El día fue arduo, con Margery presidiendo la abadía como si estuviera a


cargo, montando la ola de adulación por su salvación de último minuto,
condimentando sus comentarios salados sobre mis muchos fallos con frases
incendiarias calculadas para incitar a las chicas y hacerlas sentir como si las
estuviera restringiendo como Rowena lo hacía. La observé y pensé: ¿Puedo
llevar a casi trescientas niñas, jóvenes y mujeres de edad avanzada a la guerra?
Más tarde, se lo dije. Debemos pelear inteligente y duramente, no
intrépidamente.

Inteligente y duramente nos dejaría sin casa, replicó ella. Es por la audacia
que la abadía todavía se mantiene en pie.

80
Hora de las brujas: hora del día donde las criaturas sobrenaturales (brujas, demonios y
espíritus) aparecen y cuando la magia negra es más efectiva.
En ese punto ella tiene razón, pero aquí, entre nosotras y por el destino de
mis chicas, es un problema más profundo. A ella no le importa. Para obtener el
control, Margery llevaría a las sidhe-seers a su muerte, porque para ella, el
liderazgo no es sobre el bienestar de ellas, sino solo el suyo. Irónicamente, su
narcisismo la hace carismática donde yo no lo soy. En mi camino a la ciudad
reflexiono sobre la necesidad de encanto en mi gestión hacia las chicas. Es claro
que una decisión acecha: dedo abdicar el liderazgo o cambiar en más formas de
las que estoy segura de que puedo sobrevivir.

Llego a Chester’s justo después de las diez, sorprendida al encontrar una fila
que abarca tres demolidas cuadras de la ciudad. No tenía idea de que tanta
gente joven estuviera viva en Dublín o de que podría encontrarlos haciendo fila
como si fuera una noche común de martes, como si este fuere el nuevo Temple
Bar. ¿No saben que el mundo está infectado y muriendo? ¿No sienten los
cascos retumbantes de los Jinetes del Apocalipsis? Uno ha estado sin montura
por ahora, aunque me sonrió seductoramente desde mi diván antes de que me
fuera. Otro está siendo reconstruido. Pronto volverán a ser cuatro.

Dejo mi auto en un callejón y camino hacia el final de la fila, resignada a


convertir lo que inevitablemente será una noche entera de espera en una
lección sobre mi nuevo mundo.
295
Apenas he comenzado a decir hola a mis nuevos compañeros cuando una
mano se cierra en mi antebrazo desde atrás.

—Ryodan te verá ahora.

Es uno de sus hombres, alto, musculoso y con cicatrices como el resto. Me


escolta hacia el inicio de la fila, sobre protestas y promesas, desde lo coqueto
hasta lo grotesco. Mientras descendemos hacia el club, alzo las barreras para
escudar mi empático corazón.

La música me golpea, vibrante, visceral. Las emociones muerden con fuerza a


pesar de mis esfuerzos por desviarlas. ¡Tal hambre desnuda, tal atormentado
deseo de conexión y relevancia! Pero están tratándolos en la forma equivocada.
Aquí veo la misma definición de la locura: acudir a Chester’s, buscando amor.
¿Por qué no ir al desierto, esperando encontrar agua?

Les iría mejor saqueando una ferretería y esperando conocer a otro


saqueador en el proceso; al menos sabrían que él era un hombre responsable y
capaz con la intención de reconstruir algo. ¡O robar una biblioteca! Cualquier
hombre que lee es bueno. Buscar un grupo de oración; han aparecido por toda
la ciudad.
En la superficie, cada persona que pasamos parece más feliz que la siguiente,
pero yo lo siento todo: dolor, inseguridad, aislamiento y miedo. La mayoría no
tiene idea de cómo sobrevivirán después de esta noche. Algunos han perdido a
tantos seres queridos que ya no les importa. Viven en aisladas zonas de casas y
edificios abandonados sin televisores y no hay manera de mantenerse al día con
las amenazas en el mundo, las cuales están evolucionando constantemente. Su
directiva primaria es simple: no dormir solo esta noche. Estas son personas que
solo recientemente pudieron descubrir algo que querían saber con el simple
toque de una pantalla. Ahora, desnudos de sus capas externas, sus defensas
atravesadas, están a la deriva y escorándose seriamente.

Y no puedo evitar preguntarme…

¿Podría llegar a ellos? ¿Podría, de alguna manera, reunirlos en un solo lugar y


formarlos para un propósito? Me siento mareada con la idea. No son sidhe-
seers… pero son jóvenes y fuertes, e impresionables.

Una mujer baila, la cabeza hacia atrás en simulado éxtasis, sonriendo,


rodeada de hombres y Unseelie. Tengo un atisbo de su corazón cuando
pasamos y sé que ella cree que un hombre nunca la amará a menos que ella
siempre lo haga sentir bien. Ha renunciado a su derecho a ser una persona con
necesidades y deseos, y se ha convertido en un receptáculo para llenar las 296
necesidades de un amante. Si es tan brillante como una mariposa y tan sexual
como una leona en temporada de celo, será apreciada.

—Eso no es amor —digo mientras pasamos—. Es un negocio. Deberías


cobrar por eso. Deberías obtener algo a cambio.

Cuando era joven, comencé a clasificar a la gente con un sistema numérico:


del uno al diez, ¿qué tan rotos están? Ella es un siete. Su corazón podría ser
curado pero sería necesario un hombre intensamente comprometido y mucho
tiempo. Pocos son tan afortunados. Menos aún son almas gemelas como mi
Sean y yo.

Mientras subimos al segundo piso, miro los subclubs y veo a Jo, vestida como
una niña católica de edad escolar. No me gustan las burlas a mi fe y todavía
estoy inquieta por su decisión de trabajar aquí, pero ella hizo apasionados
argumentos, fuertemente comprometida con su misión de reunir inteligencia en
su fuente más rica. Todavía tiene que contarme algo que me haga sentir que
someterla a este pozo negro vale la pena. Conozco una cosa sobre la gente: de
quién y con qué nos rodeamos es quién y en qué nos convertimos. En medio de
la gente buena, es fácil ser bueno. Pero en medio de gente mala, es fácil ser
malo.
Cuando llegamos a la parte superior de las escaleras, encuentro que mis ojos
son atraídos hacia el subclub donde los meseros visten solo ajustados
pantalones de cuero negro y un moño, revelando vastas extensiones de piel
bronceada y musculosa, y en otros casos generosos pechos desnudos. Solo los
hermosos son contratados aquí. Mi respiración se atasca. Uno de los meseros
tiene una espalda hermosa, una adorable manera de mover sus miembros
largos. Podría verlo caminar por horas. Soy una mujer y aprecio a un hombre
con una buena espalda. Estoy aliviada porque no es Cruce. No me ha pervertido
tan completamente como para que ya no encuentre atractivos a los hombres
humanos.

Mi escolta me guía por un pasillo de paredes de cristal liso a mi derecha e


izquierda, sin interrupciones excepto por junturas casi inexistentes. Las
habitaciones aquí arriba están hechas de cristal de doble sentido. Dependiendo
de cómo esté ajustada la luz en cada habitación, puedes ver hacia dentro desde
afuera pero no al revés, o hacia afuera desde adentro pero no a la inversa.
Había oído de Dani una descripción de los niveles superiores de Chester’s, así
que sabía que debía esperar un piso de cristal transparente, pero esperarlo y
caminar sobre él son dos cosas muy diferentes. A la gente no le gusta ver qué
hay debajo. Sin embargo aquí en Chester’s el dueño te obliga a verlo con cada
paso que das en su heredad. Es un hombre calculador y peligroso. Y he venido
aquí esta noche a determinar mi deuda, pagarla y superarla.
297
Mi escolta se detiene frente a una pared aparentemente sin junturas y apoya
su mano sobre ella. Un panel de cristal se mueve a un lado con un siseo
hidráulico. El peso de su palma en mi cuello me guía dentro de una habitación
oscura.

—El Jefe estará contigo en un minuto.

Puedo ver hacia afuera por todos los lados, arriba y abajo. Desde la atalaya
de cristal de Ryodan, él estudia su mundo con ojo desnudo y cámara. El
perímetro de la habitación, el techo, está alineado con cientos de pequeños
monitores, con tres filas de profundidad. Los miro. Hay cámaras enfocadas en
cada habitación, casi desde todos los ángulos. Hay habitaciones que son
sórdidas más allá de mi conciencia de tales actividades. Éste es el mundo que
debo conocer si voy a dirigir a mis chicas.

La puerta sisea al abrirse detrás de mí y no digo nada, espero a que él hable.


Cuando no lo hace, extiendo mi don empático para percibirlo. No hay nadie
más conmigo en la habitación. Me doy cuenta de que alguien debe haber
abierto la puerta, me vio a mí, no a él y se fue. Continúo con mis observaciones
de los monitores, girando lentamente mientras absorbo los rostros, las acciones,
los ofrecimientos. Debo conocer a la gente como si nunca los hubiera conocido.
La mano en mi hombro me saca un pequeño grito involuntario.

Me vuelvo rápidamente, asustada y estoy contra el pecho de Ryodan, con sus


brazos gentilmente alrededor de mí. Hablaría pero sé que solo tartamudearía.
No había nadie en esta habitación conmigo. No oí la puerta abrirse de nuevo.
¿Cómo, entonces, es que él está en la habitación?

—Tranquila, Katarina. No te salvé del daño de anoche para dañarte esta


noche.

Miro un rostro que es ilegible. De este hombre se dice que tiene tres
expresiones y solo tres: burla divertida, cortés distancia o enojo. Se dice que si
vez enojo, estás muerto.

Abro mi don de la empatía.

Estoy sola en esta habitación.

No puedo encontrar palabras que decir. Decido usar las que tengo.

—Estoy sola en esta habitación.

—No del todo.

—No existes.
298
—Tócame, Katarina. Dime que no existo. —Él roza mi mejilla con un beso y
tiemblo—. Gira tu cabeza hacia mí y te besaré como una mujer debería ser
besada. —Espera, con la boca rozando mi mejilla, a que me vuelva aunque sea
ligeramente, abra los labios y acepte su lengua. Tiemblo de nuevo. Este hombre
no me besaría como me gusta ser besada, sino como él lo hace. Su manera es
demasiado dura, demandante, peligrosa. Su manera no es amor. Es pasión y
quema. Incinera. Solo deja ascuas con tanta seguridad como el AFI que sus
hombres ataron en mi abadía la noche anterior.

Cuando me alejo, él ríe y deja caer su abrazo suelto. Le doy una mirada
penetrante.

—Gracias por enviar a tus hombres a atar el fragmento de Faery. Ellos


hablaron de un pago. No tenemos mucho. ¿Qué puede ofrecer nuestra abadía
en pago por tan generosa ayuda?

Él sonríe débilmente.

—Ah, entonces así es como vamos a estar. Hablas elocuentemente para ser
alguien que no dijo una palabra hasta que tuvo casi cinco años.
No estaré desconcertada. Así que sabe que no tuve voz por años después de
haber nacido. Muchos conocen la historia. El dolor de las emociones del mundo
me abrumó al nacer. Yo fui un bebé terrible, una niña horrible. Lloraba sin cesar.
Nunca hablaba. Me acurrucaba en una bola e intentaba escapar del dolor del
mundo. Me llamaron autista.

—Gracias.

—Hasta que llegó Rowena y le ofreció un trato a tu familia.

—No vine a hablar de mí misma, sino de cómo puedo pagarte.

—Ella te sacaría de tu concha autista, pero a los dieciocho años de edad


serías suya. Irías a vivir a la abadía. Tus padres aprovecharon la oportunidad. Se
desesperaban por siempre acallar tu llanto.

A veces, incluso entonces, Sean había estado allí. A veces, en el delirio de mi


dolor, se había acurrucado junto a mí y había dicho: “Niña, ¿por qué lloras?”.
Recuerdo momentos de silencio entonces. Él ponía sus brazos regordetes
alrededor de mí y, por un corto período de tiempo, el dolor se iba.

—¿Cómo iban a hacer una gran alianza con los criminales más grandes y más
desagradables si su única hija casadera estaba defectuosa? —digo secamente. 299
Él ríe.

—Ahí estás, detrás de esa eterna serenidad. La mujer que siente. Lo curioso
es que yo también pensé que estaba solo en este cuarto. Hasta que dijiste eso.
La carencia de emoción aquí no es solo mía. —Su sonrisa se desvanece y me
mira directamente a los ojos con una mirada tan penetrante, directa e incómoda
que me hace sentir como un insecto clavado en un tablero, preparado para la
disección—. No me debes nada más.

Parpadeo.

—Pero aún no te he pagado.

—Lo has hecho.

—No, no lo he hecho. No te he dado nada.

—El precio no fue requerido de ti.

Me da un escalofrío y casi no puedo respirar. Este hombre es peligroso.


Inteligente. Aterrador para mí.
—¿De quién fue requerido? Yo soy la responsable. Yo soy la que falló. ¡Soy la
que debería haberlas conducido a un lugar seguro, por lo tanto debería ser yo y
solo yo la que pague un precio!

—Lo gracioso respecto al pago es que no es el comprador de los bienes o los


servicios el que pone el precio. Es el vendedor. Ése soy yo. —Ahora su rostro es
duro y frío.

—¿Qué precio estableciste? —Domino mi respiración para que sea lenta y


pareja, esperando su respuesta.

Él se mueve hacia mi costado, me guía hacia el cristal y dirige mi atención


hacia abajo.

—He tenido dificultades encontrando personal últimamente. Mis meseros se


mueren continuamente.

La piel de mi espalda comienza a erizarse.

—Hay un club en particular que es difícil de mantener con personal. El Club


del Esmoquin constantemente requiere reemplazos.

Es el subclub donde los meseros visten ajustados pantalones de cuero negro,


moño y sirven con el torso desnudo. 300
—Tu Sean fue lo suficientemente bueno para cubrir un puesto por un
tiempo.

La bilis se eleva en la parte posterior de mi garganta.

—Mi Sean no pertenece aquí.

—Tal vez. Pero incluso tú tienes que admitir que luce bien con el uniforme.

Miro hacia donde él está señalando. La espalda que admiré al subir ha


conocido mis manos sobre sus hombros mientras él se movía dentro de mí. Le
he hecho cosquillas muchas noches mientras él se quedaba dormido. La he
masajeado cuando él trabajaba demasiado con las redes. He besado cada
músculo y cada curva. Es, de hecho, una espalda hermosa.

—¿Cuánto tiempo?

—No lo he decidido.

—No me hagas esto.

—¿Por qué?
—Él es... —me detengo y suspiro. Este hombre no entendería nada de lo que
diría.

—Adelante.

—Sean es mi alma gemela.

—Alma gemela.

Se burla de mí. Se burla de Dios.

—Tales cosas son sagradas.

—¿Para quién? Tu Dios puede amar a las almas gemelas, pero el hombre no
lo hace. Tal pareja es vulnerable, sobre todo, si son tan tontos para permitir que
el mundo vea lo brillantes y felices que son. Sus riesgos aumentan diez veces
más en tiempos de guerra. Hay dos cursos que puede tomar una pareja en tales
circunstancias: adentrarse en lo profundo del país y esconderse tan lejos de la
humanidad como sea posible, esperando que nadie los encuentre. Porque el
mundo sí los separará.

Se equivoca. No sabe nada de las almas gemelas. Aun así, no puedo dejar de
preguntar.
301
—¿Y la otra?

—Hundirse hasta el cuello en el hedor, la inmundicia y la corrupción de su


existencia devastada por la guerra…

—Quieres decir comportarse como delincuentes comunes. ¿Nos preferirías


como animales despiadados? ¿Por qué haces esto?

—Quiero decir que mires, Katarina. Que veas las cosas como son. Deja caer
tus anteojeras y levanta la alcantarilla a nivel de tus ojos; admite que estás
nadando en la mierda. Si no reconoces la cagada que se dirige a toda velocidad
por el desagüe hacia ti, no puedes esquivarla. Tienen que afrontar cada reto
juntos. Porque el mundo sí los separará.

—Eres manipulador, cínico y vil.

—Culpable de todos los cargos.

—La vida no es como tú la ves. No sabes nada del amor.

—Estoy íntimamente familiarizado con los caprichos del destino en tiempos


de guerra. Han sido mis mejores y peores siglos.

—Eso no es amor.
—No dije que lo fuera. —Él esboza una sonrisa, dientes blancos reluciendo
en las sombras—. Prefiero la guerra. Los colores son más brillantes; la comida y
la bebida son menos usuales, y por ello mucho más dulces. La gente es mucho
más interesante. Está más viva.

—Y más muerta —digo bruscamente—. ¿Perdimos casi la mitad del mundo y


tú lo encuentras interesante? Eres un cerdo. Bárbaro y cruel. —Me aparto. He
tenido suficiente. Si este es su precio, entonces soy libre de irme. No le debo
nada más. Ya lo ha tomado todo.

Me muevo hacia la puerta.

—Debes contárselo, Katarina. Si quieres tener alguna esperanza.

Me detengo. Él no puede saberlo. No hay manera de que pudiera saberlo.

—¿Contarle qué a quién?

—Sean. Acerca de Cruce. Debes contárselo.

Me vuelvo rápidamente, la mano aleteando hacia mi garganta.

—En el nombre de Dios, ¿de qué estás hablando?

Busco en sus ojos y veo que, de alguna manera, él conoce mi más profunda
302
vergüenza. Ellos tienen una risa secreta y una cierta divertida resignación. Como
si hubiera visto las estupideces de la humanidad tener lugar frente a él tantas
veces, que han comenzado a… no dolerle, pero quizá sí a perturbarle. Como si
se cansara de ver a las ratas del laberinto chocarse con las mismas paredes una
y otra vez. Amplío mi don empático, empujo con todo lo que tengo y aun así no
puedo siquiera sentir que él está en la habitación conmigo. No hay nada donde
él está de pie.

—Si no le dices a Sean que Cruce está follándote mientras duermes, eso
destruirá lo que tienes con él con mayor seguridad de lo que lo podría hacer
cualquier trabajo en mi club. Eso, ahí abajo. —Señala a Sean sirviendo un trago
a una bonita y casi desnuda Seelie—. Es un bache en el camino, una prueba de
tentación y fidelidad. Si Sean te ama, la pasará con gran éxito. Cruce es una
prueba para tu maldita alma.

No me molesto en discutir con él. Lo sabe. De alguna manera, lo sabe. Quizás


pueda leer los pensamientos como yo leo las emociones. Es una idea
aterradora.

—¿Por qué no te puedo sentir?

—Quizás la carencia no sea mía. Quizás esté dentro de ti.


—No. —De eso estoy segura—. Hay algo malo en ti.

Otra vez esboza esa sonrisa.

—O algo bueno.

Quizá tomo el camino del cobarde. O, quizás, tomo el camino honorable. No


puedo decidirme. Mi cabeza está hecha un lío. Pero me mantengo alejada del
Club del Esmoquin y subo la capucha de mi capa. No enfrento a mi Sean
mientras me voy. Si él me cuenta, lo discutiremos. Si no lo hace, no lo haremos.
Me digo a mí misma que estoy respetando sus límites, preservando su dignidad.
Aquí es donde él estará en lugar de en mi cama en las noches venideras.

El precio de salvar a mi abadía es una parte de mi corazón y la mayor parte


de mi coraje. Eso es lo que Ryodan pidió.

Mi Sean se enfrentará a la tentación, solo, todas las noches en Chester’s, y yo


la enfrentaré, sola, en la abadía, en mi cama.

Éste no es un mundo que alguna vez haya querido conocer.


303
Traducido por vanehz

Corregido por Clau12345

na noche cuando Mac y yo estábamos matando Unseelie espalda


U contra espalda, ella tuvo una especie de crisis y comenzó a llorar y
gritar mientras rebanaba y cortaba. Dijo que iba a enviarlos a todos
directamente de vuelta al infierno porque le habían robado todo lo que le
importaba. Dijo que solía conocer a su hermana, todo sobre ella, y que allí era
donde estaba el amor, en conocer y compartir, pero resultó que Alina tenía un
novio que nunca había mencionado y toda otra vida de la que ella no sabía 304
nada, y no solo Alina no la amaba, sino que toda su existencia hasta la fecha
había sido una gran, enorme y gorda mentira. Sus padres no eran sus padres, su
hermana probablemente no era su hermana, nadie era lo que parecía, ni
siquiera ella.

En los diarios de Rowena que eran crónica de su repugnante y malvado


reinado, encontré el diario de la hermana de Mac. Tengo cerca de cuatrocientas
diarios escondidos con el emblema de la Gran Maestra como blasón en cuero
de cabritilla verde oscuro. Tenía ochenta y ocho cuando murió, a pesar de que
no lucía un día mayor de sesenta. Tenía un Fae al que había estado
mordisqueando por décadas encerrado en una bóveda bajo la abadía. Lo maté
cuando me enteré.

Cuando descubrí el diario de Alina, arranqué páginas y se las di a Mac a


escondidas, intentando compensarla por silenciar la voz de su hermana y
mostrarle que ella había sido el mundo entero de Alina.

—¿Por qué mierda estamos aquí? —digo enojada. Ni siquiera estaría


pensando en Mac si no estuviéramos aquí. Christian ha estado tamizándome
alrededor de la ciudad, ayudándome a pegar mis Diarios en las farolas. Le he
permitido que toque mi dedo meñique para hacerlo. Él sigue tratando de poner

81
“In the white room”: de la canción “White Room” de Cream.
sus brazos alrededor de mí. Su último tamizado nos depositó en diagonal a
Barrons Libros & Curiosidades, con la calle entre nosotros.

Siento ganas de vomitar.

No he estado aquí desde la noche en que Mac descubrió la verdad sobre mí.
La noche en que me horneó un pastel, pintó mis uñas y me salvó de la Mujer
Gris, solo para terminar lista para matarme con sus propias manos unos
minutos después.

En medio de la ciudad en ruinas, Barrons Libros & Curiosidades se mantiene


intacta. Pienso una bendición silenciosa: que siempre sea así. Este lugar tiene
algo. Como si su mera existencia significara que el mundo siempre tendrá
esperanza. No puedo explicar por qué me siento de esa forma, pero toda la
gente que conozco que alguna vez la visitó, todas las otras sidhe-seers, sienten
lo mismo. Hay algo diferente, algo extraordinario en esta isla, en esta ciudad, en
esta calle, en este preciso punto. Se siente casi como si alguna vez, hace mucho
tiempo, algo terrible casi sucedió en esta longitud y latitud, y alguien puso
BL&C sobre la brecha para evitar la posibilidad de que volviera a ocurrir alguna
vez. Mientras los muros se mantengan y el lugar sea tripulado, estaremos bien.
Me río por lo bajo, imaginándolo así cómo luce aquí y ahora, en tiempos
prehistóricos. No parece tan improbable. 305
A la izquierda y a la derecha, la calle adoquinada está barrida. No hay restos
de disturbios fuera del establecimiento de Barrons. No hay cáscaras dejadas por
las Sombras atiborrándose. No hay basura. Los maceteros se alinean en la calle
adoquinada y hay pequeñas plantas tratando de crecer en ellos, luchando
valientemente contra el frío fuera de lo común. La entrada al edificio alto y de
ladrillo está bañada de oscuro cerezo y bronce, pulida hasta lograr un gran
brillo. El lugar es el Viejo Mundo y lo urbano como el amigo en sí mismo, con
pilares y enrejado de hierro forjado, una gran y pesada puerta con lujosas luces
a los lados y un travesaño por la que solía entrar corriendo y algunas veces
entraba y salía, entraba y salía, solo para oír tintinear la campanilla sobre la
puerta. Sonaba realmente genial en cámara rápida, me hacía reír.

Una tablilla pintada a mano cuelga perpendicular a la acera, suspendida por


una elaborada vara de bronce atornillada al ladrillo sobre el hueco de la puerta,
balanceándose en la ligera brisa.

Luces ámbar brillan detrás de los paneles de vidrio tintado con un indicio de
verde.

Es todo lo que puedo hacer para no ir, golpear la puerta, y decir: “¿Qué tal,
amigo?”
Nunca golpearé esa puerta otra vez.

—Sácanos de aquí —digo enojada.

—No puedo. Es aquí donde necesitamos estar. ¿Y qué demonios es eso?

Lo miro. Está mirando el techo de BL&C, donde docenas de enormes


reflectores brillan hacia la calle. Tengo que retroceder unos pasos para ver más
allá de ellos y ver lo que él está viendo, porque soy mucho más pequeña. Me
quedo boquiabierta.

—¿Qué demonios están haciendo los ZCF aquí? —Todo el techo está
cubierto de Zombis Come Fantasmas. Enormes buitres anoréxicos, con cuerpos
encorvados de forma espeluznante y aspecto sombríamente demacrado que
desafía la descripción, se amontonan en sus voluminosas túnicas negras,
empolvadas de tierra y telarañas, inmóviles. Carroñeros, juntos hombro con
hombro, están tan fijamente quietos como una vigilia por un muerto. No estoy
segura de siquiera haberlos notado si Christian no los hubiera señalado. No
están chillando y de alguna forma es peor que estén en silencio—. ¿Por qué
están en el techo de Mac de esa forma?

—¿Cómo mierda lo sabría? Perdona, muchacha. Quise decir, ¿cómo lo sabría?

—Puedes decir “mierda” cuando estoy aquí. Todos lo hacen. Y deberías


306
saberlo porque eres Unseelie.

—No completamente, no todavía y no originalmente. Ése en un montón de


no. Y solo porque el resto de los hombres en esta ciudad sean cerdos, no
significa que yo lo sea. Ése es otro “no” para ti. Estoy bien hecho de “no” esta
noche. Tampoco soy el monstruo que está siendo cazado.

Le doy una mirada. Sus ojos están salvajes. Éste es un tipo que está
seriamente al borde, balanceándose, dando vueltas.

—Entonces, ¿qué hacemos aquí? —Intento traer algo de enfoque de vuelta a


la conversación.

No me responde. Simplemente se aleja a grandes pasos, directamente hacia


la librería y justo cuando estoy a punto de congelar el cuadro para salir de allí
porque no hay manera de que entre, incluso si no hay nadie en casa, él gira y se
dirige por el callejón entre BL&C y la Zona Oscura vecina.

—Si quieres detener al Rey Escarcha, tendrás que venir conmigo, muchacha.
Te llevaré a la biblioteca del rey Unseelie. Si hay respuestas, se encontrarán allí.

¡La biblioteca del Rey Unseelie!


—Santos bibliófilos que toman prestado, ¡hagámoslo! —Le doy una última
mirada a los ZCF y congelo el cuadro para alcanzarlo. Si Mac está en la librería,
no notará el borrón que acaba de pasar por su puerta. Tiemblo mientras lo sigo.
Es una noche condenadamente fría. Más que nada en el mundo, quiero detener
al Rey Escarcha. Tengo que hacerlo. Dublín se está poniendo decididamente
congelado y tengo la terrible sensación de que se va a poner mucho peor.

Cuando Christian atraviesa la pared de ladrillos del edificio en diagonal a la


parte trasera de BL&C, el primero a la izquierda de la Zona Oscura, y
desaparece, me derrito en el piso en un ataque de risa. Lanzo una piedra hacia
el punto donde desapareció. Rebota en el ladrillo y traquetea en el adoquinado.
Me siento como en la estación de trenes de Harry Potter, especialmente cuando
él asoma la cabeza fuera de la pared y dice impacientemente:

—Vamos, muchacha. Éste difícilmente es mi lugar favorito.

Me acerco a la pared y la estudio, intentando decidir si sería capaz de


encontrar el punto otra vez sin saber exactamente donde estaba. Su cabeza
desaparece. No lo haría. Quiero escribir una gran X con tiza en ella, en caso de 307
que la necesite otra vez, pero también revelaría su ubicación para todos los
demás, por el hecho de que “la X que marca el lugar” y todo eso, así que
retrocedo a la mitad de la calle y fijo la escena en mi cuadrícula mental, de
forma permanente. Tengo ese tipo de memoria. Si archivo algo
deliberadamente, siempre puedo encontrarlo de nuevo. Lo difícil es acordarse
de archivarlo deliberadamente. Normalmente estoy tan excitada por la vida que
vivo que olvido tomar fotos.

Luego lo sigo. ¡Amigo! ¡Entro a una pared de ladrillo! Es la cosa más rara que
he sentido jamás. Como si fuera una esponja y yo fuera una esponja y por un
segundo todas nuestras partes de esponja son una y no solo tengo
pantalones82 cuadrados, todo en mí es cuadrado porque soy parte de la pared,
luego soy yo de nuevo y la pared en cierta forma me expulsa del otro lado en
una habitación completamente blanca.

Piso blanco, techo blanco, paredes blancas. Dentro de la habitación blanca


hay diez espejos. Simplemente así. Parados allí, en el aire. Puedes rodearlos
completamente. Nada que yo pueda ver los sostiene. Son todos de diferentes
tamaños y formas, en diferentes marcos. Algunas de las superficies de vidrio
son oscuras como la brea y no puedes ver nada. Otros se arremolinan con

82
N. de T.: referencia a Bob Esponja, cuyo nombre en inglés es Spongebob Squarepants (Bob
Esponja Pantalones Cuadrados).
niebla plateada, pero las cosas que se mueven en sus nebulosas sombras son
demasiado rápidas y extrañas para definir.

—Bien —dice—. Están donde los dejé.

—¿Dónde más estarían?

—Solían colgar de la pared. Los mezclé para que si alguien más sabía adónde
iban, se perdieran. El que tomamos solía ser el cuarto desde la izquierda. Ahora
es el segundo de la derecha.

Miro alrededor una última vez, no sé, quizás buscando estorninos cansados83,
pero no hay ninguno, y entro al espejo detrás de él. Me pongo toda esponja
una vez más y esta vez es como si atravesará un montón de cosas y justo
cuando estoy comenzando a ponerme un poco tensa al respecto,
preguntándome si todas mis partes van a volver a juntarse, soy expulsada hacia
la espalda de Christian.

—¡Ooof! ¿Qué estás haciendo, parado ahí bloqueando el espejo?

—Calla, creí oír algo.

Pongo mi súper audición en alerta.


308
—No oigo nada y yo puedo oírlo todo.

—Hay cosas aquí —dice—. Nunca sabes lo que puedes encontrar.

—¿Cosas malas?

—Depende de tu definición. Y de quién eres. Ser un príncipe tiene sus


ventajas.

Miro alrededor.

—¿Dónde estamos?

—La Mansión Blanca.

—Duh, como si nunca lo hubiera averiguado —digo, porque estamos en otra


habitación blanca—. ¿Todo el lugar es así de aburrido? ¿Los Fae nunca usan
pintura, quizás un poco de papel tapiz?

Él repica suavemente.

—Amigo, estás tintineando como una campana.

83
N. de T.: referencia a la letra de la canción que da título al capítulo.
Se detiene abruptamente y me doy cuenta de que estaba riendo. Estoy
comenzando a entender cómo interactuar socialmente con un príncipe
Unseelie.

—La Mansión Blanca no es aburrida, muchacha. Nunca es aburrida. Es la gran


heredad que el Rey Unseelie construyó para su concubina. Es una historia de
amor que vive y respira, testamento de la más brillante pasión que alguna vez
ardió entre nuestras razas. Puedes seguir las escenas si tienes el tiempo
suficiente y estás dispuesta a arriesgarte a perderte por unos cuantos siglos.

Oí de la Mansión Blanca por andar escuchando a hurtadillas, pero nunca


presté mucha atención a la conversación. Siempre estuve más interesada en el
Sinsar Dubh.

—¿A qué te refieres con que puedes seguir las escenas?

—Sus residuos aún están aquí. Se amaron tan intensamente que momentos
de sus vidas han sido grabados en la estructura de la mansión. Algunos dicen
que el rey la diseñó así, porque si un día la perdía él podría venir a vivir aquí
con el residuo de ella. Algunos dicen que la mansión fue construida del tejido
de memoria y es una criatura viviente, con un gran cerebro y corazón, ocultos
en algún lugar de la casa. No tengo deseos de creer eso porque significaría que
la Mansión Blanca puede ser asesinada, y ella nunca debería morir. El registro
309
del más grande amor en la historia de la Historia se perdería, con innumerables
artefactos de miríadas de universos que nunca podrían ser juntados otra vez.
Este lugar es un hogar, una historia de amor y un museo, todo en uno.

—Así que, ¿dónde está la biblioteca?

—Verás, muchacha —dice con ternura, como si yo ni siquiera hubiera abierto


la boca, como si estuviera buscando una lección de amor, y no es así—. El Rey
Unseelie se enamoró de una mujer mortal. Ella era su razón de ser. Cada
momento decisivo de él ocurrió por ella, y solo en su presencia él conocía la
paz. Era su más brillante estrella. Ella lo hizo un mejor hombre, y para los
hombres que saben cuán fundamental y profundamente están viciados, esa
clase de mujer es irresistible. La idea de que ella viviría menos de un solo siglo,
era más de lo que él podía soportar, así que resolvió convertirla en Fae como él
para que pudieran vivir juntos para siempre. Mientras él trabajaba en su
laboratorio, intentando perfeccionar la Canción de la Creación, necesitaba
mantenerla segura y viva. Sabía que podría llevarle eones aprender como
esgrimir el poder de la creación.

Si él fuera humano, podría denominar especulativo a ese destello divertido


en los ojos iridiscentes de Christian mientras se asientan en mí. No puedo mirar
demasiado tiempo intentando decidir porque cruzamos nuestras miradas
brevemente y mis ojos ya están chorreando sangre. El amigo se está poniendo
más potente con cada minuto. Y más raro. Como si estuviera pensando que él y
yo somos como el Rey Unseelie y la concubina, una especie de amantes
desventurados.

—¿Y dónde dijiste que estaba la biblioteca?

—Le construyó a su amada un campo de juegos de infinitas proporciones,


escondido en un seguro bolsillo de la realidad donde ella podría estar para
siempre, sin cambiar. Sin envejecer. Estaría segura. Nada ni nadie podría
siquiera lastimarla. Él nunca tendría que preocuparse por perderla. —Su voz
desciende a un susurro, como si hubiera olvidado que siquiera estoy aquí—.
Siempre estarían juntos. Almas gemelas. Nunca estaría solo. Nunca se perdería
en la locura, porque ella nunca fallaría en encontrarlo y traerlo de vuelta.

—Amigo, tu historia es fascinante y todo pero, ¿dónde está la biblioteca? El


tiempo se está perdiendo. Tenemos que detener al Rey Escarcha.

—Si te quedaras aquí, Dani, mi luz de amor, nunca morirías. Nunca tendría
que preocuparme porque alguien te haga daño. Nunca.

—Si, y yo tendría, como, catorce años para siempre. Me gustaría crecer unos
centímetros más —digo irritablemente. En más de unos cuantos lugares. Si 310
intenta mantenerme aquí en alguna clase de creencia lunática de que soy su
reina, teñiremos este lugar con una clase totalmente nueva de residuo: sería
guerra en la Mansión Blanca.

—Había olvidado eso. —Suspira—. Vamos, muchacha. ¿Vamos a buscar la


biblioteca?

—Amigo, pensé que nunca preguntarías.

Salimos de la habitación blanca sobre pisos de mármol blanco y entramos a


un brillante corredor con ventanas de techo a piso que se extienden hacia
techos abovedados, a doce metros de altura. Allí veo mi primer residuo. Más
allá de las altas ventanas hay una hermosa mujer en un jardín nevado, pliegues
de seda de un vestido rojo sangre derramándose sobre un banco de mármol
banco. Con el rostro presionado contra sus manos, llora.

—Es la concubina del rey —dice.

—Pensé que dijiste que estaban locamente enamorados. ¿Por qué está
llorando?
—Se cansó de estar sola mientras el rey trabajaba en sus experimentos. Lo
esperó cientos de miles de años, sola excepto por aquellas pocas criaturas en
las que él confiaba, y sus visitas ocasionales.

Christian me cuenta el resto de la historia mientras giramos por pasillos y


corredores. Estoy fascinada a pesar de mí misma. ¿Quién hubiera pensado
jamás que lugares tan fantásticos existían lado a lado con nuestro mundo,
accesibles a través de portales ocultos y espejos? ¡Mi vida es tan
condenadamente interesante que casi no puedo soportarlo!

Pasamos sobre pisos de mármol color limón en alas soleadas con altas
ventanas que enmarcan brillantes días de verano, por pisos de cuarzo rosa que
reflejan tonos violeta de puestas de sol más allá, a través de azulejos de bronce
que serpentean a través de habitaciones que no tienen ventanas, solo sillas
majestuosas, enormes y dignas de reyes, sofás y camas. Hay chimeneas aquí tan
altas como una pequeña casa, con techos más altos que los capiteles de las
catedrales.

—¿Qué tan grande es este lugar?

—Algunos dicen que continúa eternamente, que el rey creó una casa que
crece constantemente.
311
—¿Cómo encuentras algo?

—Oh, y ahí está el problema, muchacha. Es difícil. Las cosas se mueven. No


ayuda que el rey creara señuelos. Para proteger mejor sus peligrosos diarios,
sembró múltiples bibliotecas dentro de la casa. Barrons cree que encontró el
verdadero repositorio. No lo hizo. Vi los libros que robó. Vinieron del Estudio
Verde del rey.

—¿Cómo sabes tú dónde está la verdadera biblioteca?

Vacila.

—Algo en este lugar me llama —dice finalmente—. Estuve atrapado por un


tiempo en el tocador del rey, y pude sentir la atracción de la casa más allá de
ese lugar. El residuo en sus cámaras era tan fuerte que la realidad y la ilusión se
borronearon por un tiempo. Algunas veces oía susurros mientras me dormía, y
esas veces soñaba que era el rey, caminando por mis pasillos. Sabía dónde
estaba todo, como si fuera yo quien creó esta casa. Incluso entendí cómo las
cosas se movían. Algunos de esos recuerdos se mantienen. Otros no son tan
confiables. Aun así, sé que por un corredor carmesí que siempre será
encontrado al final de un corredor bronce hay una sala de música con miles de
instrumentos que se tocan a sí mismos cuando giras la llave dentro de la puerta,
como una caja de música gigante. Sé que hay una vasta arena en el ala cobalto
donde no hay gravedad, y estrellas pintadas a todo alrededor donde a veces
llevaba a su amada y creó universos en el aire para su diversión. Y sé eso
porque él temía que otros Fae pudieran encontrar los diarios que llevaba, llenos
de notas sobre sus experimentos, los trajo a la Mansión Blanca. Se dice que
encerró la receta para cada Unseelie que creó alguna vez, e incontables más no
nacidos, que cinceló una advertencia sobre la entrada cuando se fue. Es por esa
inscripción que puedes saber que es la verdadera biblioteca.

—¿Qué dice?

Se detiene

—Velo tú misma, muchacha.

Levanto la mirada, y un poco más. Estamos parados afuera de unas puertas


que son casi idénticas a aquellas en nuestra abadía, en la entrada de la cámara
donde Cruce está atrapado. Símbolos extraños brillan con un inquietante fuego
negro azulado, cincelado en la piedra alrededor de las puertas, con símbolos
mucho más grandes tallados sobre el arco.

—No puedo leerlo. No está en español.84

Christian se mueve de un lado al otro del arco, presionando varios símbolos,


y después de un momento, las puertas se deslizan abiertas silenciosamente.
312
—Dice: “Léelos y llora”. Ven, muchacha. Tenemos que encontrar una aguja en
un pajar.

La biblioteca del rey es el lugar más loco que he visto jamás.

Christian desaparece al segundo en que entramos por la puerta. Yo, me


quedo parada en la entrada, atrapando moscas con mi boca abierta. La vista
parece seguir infinitamente, entre irregulares y zigzagueantes estantes de libros,
disminuyendo hasta un diminuto punto negro que parece estar a kilómetros de
distancia. Entro, fascinada.

A pesar de lo descomunales que son las puertas, puedo extender mis brazos
tanto como es posible y las puntas de mis dedos rozan las paredes de libros a
ambos lados. Alineadas con estantes y cubículos y escritorios empotrados que
se abren sobre bisagras invisibles y que están cubiertos por más libros, frascos y
chucherías, cada superficie horizontal está apoyada sobre ángulos desiguales y

84
N. de T.: en el original, “it’s not in English”, “no está en inglés”.
absurdos que desafían la física. Las cosas en estas repisas no deberían quedarse
sobre ellas. Los estantes de libros se inclinan y se ciernen sobre mí en lugares,
lo que significa que los libros deberían estar cayendo sobre mi cabeza. Las
paredes se elevan hacia un techo más allá de mi línea de visión. Es como estar
en el fondo de un irregular abismo de libros y hay millones de ellos en todos
los colores, formas y tamaños.

Aquí, el pasaje entre los estantes se amplía a seis metros, allí se estrecha
hasta apenas lo suficientemente para que pueda girar y forzarme a pasar a
través de ellos. Mastico una barra de chocolate tras otra mientras me adentro
más en el lugar alocado.

Hay repisas de libros que se ramifican, perpendiculares al pasaje principal


con solo dos centímetros de espacio entre ellos.

—¡Nadie podría siquiera sacar un libro de alguno de estos! —digo irritada—.


¿Cómo se supone que busquemos?

—Un Fae podría. —Su voz flota hacia abajo desde algún lugar por encima de
mí. Supongo que está tamizándose de arriba a abajo por los estantes.

Paso por una puerta baja, la parte superior de la cual es una repisa de libros
invertidos. Deberían estar cayéndose sobre mi cabeza cuando paso bajo ellos. 313
Hay una placa de bronce en el techo junto a ellos, supongo que dice qué
sección es, pero no puedo leer el idioma. Me estiro y saco uno del estante.
Tengo que tirar, como si el libro estuviera fijado con pegamento o algo, y sale
con un pop mojado. La cubierta verde pálido es suave y cubierta de musgo, y el
libro huele a madera después de una lluvia de primavera. Lo abro y me doy
cuenta de que no tiene sentido traerme aquí. No puedo leer una palabra. Está
todo en algún otro idioma y no tengo idea de cuál es. Ni siquiera Jo podría
traducir esto.

Estoy a punto de cerrarlo cuando la oración en la parte superior de la página


se levanta y comienza a arrastrarse a través de la página como un ciempiés. Río
por lo bajo hasta que se detiene en el borde de la página como si estuviera
dándose coraje para algo, luego se lanza del libro con un gran salto y comienza
a serpentear hacia arriba por mi brazo. Aparto la mano bruscamente para
sacármela de encima, pero se hunde en él con letras puntiagudas y se agarra.
Pellizco el trasero de la oración con la otra mano y la tiro de mi piel como a una
sanguijuela, la vuelvo a poner sobre la página bruscamente y cierro el libro con
un golpe. Parte de ella cuelga hacia afuera, y ondea nerviosamente hacia mí con
lo que parece ser manifiesta hostilidad. Devuelvo el libro al estante invertido
sobre mi cabeza, con la enojada oración por delante, contando con la base
pegajosa para mantenerlo en su lugar. Todo lo que necesito es una gravemente
destrozada e iracunda oración persiguiéndome.

Abro el siguiente libro que saco con más cautela. Lo mismo sucede, solo que
esta vez un párrafo completo salta de la página en el segundo que lo abro y
aterriza sobre mi estómago. Lo golpeo pero las palabras son pegajosas como
telarañas y solo tengo éxito en desparramarlas sobre mi camisa. Entonces todas
comienzan a separarse y paso los siguientes minutos tratando de atraparlas a
todas y ponerlas de regreso en el libro, pero cada vez que lo abro, algo más
sale.

—No te estás metiendo con los libros Boora-Boora, ¿verdad, Dani? —dice
Christian desde algún lugar muy lejano—. Estás terriblemente silenciosa allí
abajo.

—¿Qué son los libros Boora-Boora?

—Aquellos cuyas palabras se salen de las páginas. Son nombrados por su


mundo de origen. Nada funciona como se supone que tiene que ser allí. —
Emite un sonido que es sospechosamente parecido a una risa ahogada—.
Tienes que tener cuidado, pican como las hormigas rojas si se enojan.

—¡Ay! ¡Podrías habérmelo dicho antes! —Tan pronto como dijo la palabra 314
“picar”, comenzaron a hacerlo. Les pego con el libro en el que se supone que
deben estar. Se escabullen bajo una pila de manuscritos inestables y
desaparecen. Suspiro, esperando que no fueran una parte crítica de algo que
alguien venga a buscar en algunos cientos de años, y devuelvo el tomo a su
estante invertido—. Entonces, ¿no todas las palabras son autopropulsadas de
esa manera?

—Algunos de los libros son solo libros. Malditamente pocos, sin embargo.

—¿Encontraste algo allí arriba?

—Aún no.

—Amigo, no puedo leer nada. Soy inservible aquí.

Espero, pero no hay respuesta. Entrecierro los ojos hacia el techo. Podría
estar en cualquier parte, tamizándose de estante en estante. Cuando dijo que
me iba a llevar a la biblioteca del Rey Unseelie, esperaba algo como la que
tenemos en la abadía. Incluso si pudiera leer cualquiera de los idiomas en que
los libros del Rey Unseelie están escritos, tomaría una eternidad buscar en este
lugar, sin mencionar un par de tropecientas escaleras. Fue estúpido venir aquí.
Sin embargo, no me arrepiento, porque ahora sé cómo entrar en la Mansión
Blanca. ¡Amigo! Qué lugar más perfecto para esconderme por un tiempo si lo
necesito. Y hay tanto que explorar. ¡Quién sabe qué clase de cosas útiles podría
encontrar aquí!

Vago por el pasaje entre los estantes, periódicamente llamando a Christian.


No responde. Los libros están apilados en montones al azar a lo largo de los
lados y tengo que tener cuidado de no chocarme con ellos. Tengo el
presentimiento de que si volteo una pila y media docena se abre de repente, ni
siquiera mi rápido congelamiento de cuadro será capaz de seguirle el paso a
todo lo que salga. Abro algunos libros más en el camino, la curiosidad y yo
siendo las mejores amigas y todo eso. Uno despide un humo acre en el
segundo en que levanto la cubierta, haciéndome estornudar, y lo vuelvo a cerrar
de un golpe. ¡Otro tiene gordas arañas marrones con patas peludas que brotan
de las páginas! Aplasto las que logran salir. Otro tiene videos en lugar de
palabras, pero las imágenes son tan extrañas que no puedo darles sentido.

Encuentro un mini laboratorio en medio de los montones, cubierto con


placas similares a las de Petri y botellas y recipientes tapados.

—¡Christian! —grito otra vez mientras estudio los contenidos visibles a través
del grueso vidrio ondulado.

Obtengo una respuesta esta vez, pero es tan lejana que no puedo entenderla.
315
—Amigo, a menos de que estés buscando algo, ¡esta es una total pérdida de
tiempo! Preferiría estar de regreso en Dublín, investigando.

—Resiste, muchacha. —Viene su respuesta lejana—. Creo que tengo algo.

Una de las botellas tapadas tiene una gota carmesí en el fondo. La tomo y la
giro sobre mi mano, observando el líquido carmesí ondularse. Colores de
arcoíris pasan rozando la superficie en diseños caleidoscópicos. Es tan hermoso
que casi no puedo quitar mis ojos de ella. Doy vuelta la botella y estudio la
etiqueta en la base. Sin idea de lo que los símbolos jeroglíficos significan.
Mientras devuelvo la botella a su posición original, debo haber movido la tapa
un poco porque capto un toque de la esencia de su contenido y es como meter
la nariz directo en el cielo. Son jazmines nocturnos y pan recién horneado,
pescado hecho en casa y patatas y aire salado, es el olor del cuello de mi mamá,
pijamas recién lavados y el sol brillando en la piel de Dancer. Es la esencia de
todas mis cosas favoritas envueltas en una sola. Juro que mi cabello se eleva
con su brisa. Gimo y saco una barra de chocolate, abruptamente hambrienta.

Está la curiosidad y está el gato.

Creerías que aprendería.

Destapo la botella mientras mastico.


Traducido por Ale…

Corregido por Angeles Rangel

—¿Q ué diablos es ese olor? —dice Christian.

—Condenadamente impresionante, ¿cierto? —digo


soñadoramente. Humo carmesí se arremolina en la botella de vidrio, asomando
tentativos tentáculos sobre el borde. El increíble aroma llena la biblioteca,
316
haciéndome sentir mareada. Quiero estirarme, doblar los brazos detrás de mi
cabeza, ser perezosa y disfrutar de la fragancia. Quiero compartirla con Dancer.
Nunca he olido algo tan delicioso.

—Condenadamente nocivo —dice desde mucho más cerca de lo que ha


estado en un tiempo.

—¿Cómo puedes decir eso?

—Porque lo es.

Tentáculos carmesíes salen de la botella y se arremolinan sobre ella. Después


de un momento comienzan a lanzarse el uno contra el otro, giran en círculo y se
echan hacia atrás, delgados hilos rojos entretejiéndose en una forma ahumada.

—¡Amigo, huele como el cielo! Hay algo mal con tu nariz. Quizás ahora solo
te gustan los olores Unseelie. —¡No puedo esperar a ver qué cosa genial sale de
esto!

85
N. de T.: letra alterada del título de la canción “In The Court of the Crimson King”, (“En la Corte
del Rey Carmesí”) de King Crimson.
—Huele —dice él directamente sobre mí—. Como intestinos putrefactos
¿Qué abriste? ¿Un libro? —Se deja caer a mi lado, cargando una pila de libros
bajo su brazo. Estoy agradecida de ver que encontró algo—. ¿Una botella?
¡Cristo, muchacha, no puedes ir abriendo botellas al azar en este lugar! Dame
eso. Vamos a ver qué has hecho.

La insinuación de un rostro se está formando en el humo carmesí; mentón


delicado y puntiagudo, enormes ojos rasgados en las esquinas. Intento volver la
cabeza para mirar a Christian pero mi cabeza no está aceptando órdenes. Está
atascada, todavía mirando el rostro que se materializa. No puedo obligarme a
mirar hacia otro lado sin importar cuánto lo intente. Me tiene hipnotizada.
Nunca he visto un rostro tan hermoso, olido algo tan delicioso. Quiero estar en
medio de ello y respirarlo profundamente.

Cuando él arranca la botella de mi mano, el hechizo se rompe. Cuando le da


vuelta para leer la etiqueta en la base, una nube de humo carmesí sale a
borbotones, oscureciendo el pasillo entre los estantes. Tentáculos me lamen,
ásperos como pequeñas lenguas de gato.

Repentinamente, todo cambia.

Ahora que ya no estoy sosteniendo la botella, puedo oler lo que el olía.


Saliva inunda mi boca, mi estomago se revuelve, y estoy a punto de vomitar las
317
barras de chocolate que acabo de comer. El rostro en el humo ya no es tan
hermoso. Se está transformando en algo monstruoso ante mis ojos. Largos
colmillos salen de sus labios, cabello ensangrentado se retuerce como
serpientes.

—Amigo, ¿qué mierda abrí? —digo horrorizada.

La botella cae al piso con un estruendo.

Mi sangre se congela cuando Christian pronuncia una sola palabra.

—CORRE.

Hay pocas reglas absolutas en mi mundo que no requieran pensamiento.


Muy cercano al primer lugar de la lista está: Si un príncipe Unseelie huye de ello,
yo también voy a ir. Ni siquiera voy a hacer preguntas. Simplemente voy a
largarme con todas mis fuerzas.

Aun así… no puedo evitar intentar echar un vistazo sobre el hombro. Soy la
que lo sacó. Tengo que saber qué es para poder cazarlo y matarlo.
—NO MIRES HACIA ATRÁS —ruge Christian.

Acuno mi cabeza entre los brazos, tratando de sostener mi cráneo en una


pieza hasta que cese el repentino dolor de cabeza.

—¡Deja de gritarme amigo, y tamízanos ya!

Estoy congelando el cuadro, intentando seguirle el paso, pero no conozco


estos pasillos. Son un laberinto que no está en ninguno de mis mapas. Tengo
que desacelerar constantemente, fijar mi cuadrícula en su lugar y volver a
arrancar. El hedor a carne putrefacta detrás de mí se está volviendo más fuerte.
La piel en la parte trasera de mi cuello pica. Sigo esperando que cualquier cosa
que nos esté persiguiendo cierre sus heladas garras en mi nuca, me arranque la
cabeza y me mate. Todas esas películas de terror que vi con Dancer no me
hacen reír ahora. Están llenando mi cabeza con un millón de muertes
espantosas, cada una más horrible que la anterior. Ayudaría si supiera qué es lo
que nos está persiguiendo. Lo desconocido es siempre lo más aterrador. Tengo
una imaginación tamaño Mega y puede hacerme maravillas.

—Tamizarse no funciona dentro de la Mansión Blanca. Toma mi mano.


Conozco estos pasillos.

Tomo su mano ignorando el gemido que emite. Él entrelaza sus dedos con 318
los míos y soy atacada por una ola de excitación.

—Siléncialo, Christian. Éste no es momento para que te pongas todo Fae


muerte-por-sexo conmigo.

—Lo siento, muchacha. Es solo que es tu mano y hay peligro, y el peligro


siempre…

—¡Apágalo, ahora!

Puedo respirar de nuevo. No que quiera hacerlo. El hedor es sofocante y está


acercándose hacia nosotros rápidamente.

—¿Qué nos está persiguiendo?

—Traducido a grandes rasgos, la Bruja Carmesí.

—¿Cómo mata?

—Espero que nunca lo averigües.

—¿Podría matarte incluso a ti, un príncipe Unseelie?

—Nos prefiere vivos. Una vez mantuvo a dos príncipes cautivos durante casi
cien mil años antes que el rey la detuviera. Entre otras cosas asquerosas, trató
de engendrar con nosotros. No tenía idea de que él la había guardado en su
biblioteca. Todo el mundo pensó que había destruido a la perra.

—¿Por qué te tomaría cautivo?

—Porque somos inmortales, y una vez que ella toma lo que quiere de
nosotros, nuestros cuerpos lo vuelven a generar. Luego ella lo toma de nuevo.
Somos un suplemento que nunca termina. Simplemente puede mantenernos
encadenados, sentarse y tejer.

¿Tejer? La idea de un monstruo Unseelie tejiendo es más de lo que puedo


entender.

—¿Qué es lo que quiere de ti? —Una nube de humo rojo se desliza sobre mi
hombro—. ¡Date prisa Christian! ¡Tenemos que ir más rápido! ¡Sácanos de aquí!

Corremos por los pasillos de bronce, giramos por las alas de limón, hasta que
finalmente patinamos hacia el mármol blanco. Juro que puedo sentir a la Bruja
respirando en mi cuello.

Luego estamos en la habitación blanca, corriendo hacia el espejo, y no puedo


evitarlo, me doy la vuelta a la vez que me pongo toda esponjosa.

La Bruja Carmesí es la criatura más repugnante que he visto jamás. Peor que 319
la Mujer Gris, peor que los príncipes Unseelie, incluso peor que Papa Roach, y
tengo un odio especial por las cucarachas. Las cucarachas pasan demasiado
tiempo en el suelo. Mi jaula estaba en el suelo.

Cabello ensangrentado y enredado enmarca un rostro blanco como el hielo


con huecos negros por ojos. Se lame los colmillos carmesí cuando me ve
mirándola. Pero lo verdaderamente perturbador en ella es lo que viste. La parte
superior de su cuerpo es voluptuosa y está encerrada en un corsé de huesos y
tendones. No tiene cuerpo inferior que yo pueda ver. Un rasgado e incompleto
vestido carmesí la sigue.

Y ahora sé por qué huele a carne podrida.

Su vestido sin terminar está hecho de intestinos.

Mi estómago se revuelve de nuevo.

—¿Colecciona intestinos de príncipes Unseelie?

—Entre otros. También tomaría los tuyos. Aunque los tuyos se pudrirían
antes.

—¿Puedes ir más rápido? —Me gustan mis intestinos. Quiero tenerlos por
mucho tiempo.
Salimos del espejo en una explosión hacia el segundo salón blanco y
saltamos de cabeza al espejo siguiente. Pasamos a través de múltiples espejos,
perseguidos por el olor a carne podrida.

—Uh, Christian, va a salir.

—Bien. Más presas en Dublín. Irá tras alguien más.

—¡No podemos dejarla suelta en mi ciudad!

—Tú fuiste la que abrió la botella.

Cometí un error. Muy grande. Pero lo resolveré. La atraparé y la mataré y haré


que mi ciudad vuelva a ser segura. Antes de que le haga daño a alguien. No
puedo soportar la idea de que gente inocente muera por mi estúpida
curiosidad.

—¡Debiste haberme advertido de no abrir cosas!

—Lo hice. Luego estaba todo esa cosa de “léelos y llora” grabada sobre la
puerta. ¿Qué advertencia no entendiste?

—¡Eso era sobre los libros, no las botellas!

—Algunas advertencias son unilaterales.


320
Luego estamos afuera y el frio me golpea como la pared de ladrillos de la
cual acabamos de salir. Me quita el aliento, y cuando lo recupero, sale en
bocanadas heladas en el aire. Me resbalo por el callejón sobre nieve y hielo y
me choco contra el edificio de enfrente. Christian se estrella contra mí. Nos
sostenemos el uno al otro y miro alrededor con incredulidad. ¡El suelo está
cubierto con quince centímetros de nieve!

¿El Rey Escarcha congeló algo en este callejón en las pocas horas en que no
estuvimos? No puede hacer más de doce grados bajo cero y la sensación
térmica es asesina. ¡Nunca hace tanto frio por la noche! Y nunca en el espacio
de unas pocas horas. Miro alrededor buscando una escultura de hielo.

—Oh, mierda —digo, porque ésta está a punto de golpear el ventilador. La


nieve no es lo único en el callejón.

Ryodan y Barrons están detrás de BL&C, saliendo del Bugatti Veyron de


Barrons. Ambos me miran por un segundo, como si no pudieran creer lo que
están viendo, luego la mirada de Ryodan se fija en donde estoy sosteniendo la
mano de Christian. Lo suelto como si fuera una papa caliente, pero la expresión
en su rostro no mejora.

—¡No es lo que piensas! Él no va a ser mi novio superhéroe y patear tu…


—Sí, sí lo soy —dice Christian.

—No, no lo eres —dice Ryodan—. Y dónde mierda has estado. Sabes los
problemas que me has causado.

—Amigo, solo me fui por, como, dos horas. Y tenemos problemas más
grandes en este momento —digo.

—No me digas. Toda la ciudad se está convirtiendo en hielo.

—¿Qué diablos estabas haciendo en la Mansión Blanca? —demanda


Barrons—. ¿Quién te dijo cómo entrar?

—Nunca más irás a ninguna parte sin mí —me dice Ryodan—. Si lo haces, te
encerraré en mi calabozo hasta que te pudras.

—Hablando de pudrirse, pienso que…

—No más. A partir de este momento voy a pensar por ti.

Me enfurezco.

—Y una mierda que lo harás.

—Sella la pared —le dice a Barrons—. Y sácala de aquí. Es hora de que el 321
Highlander muera.

—Simplemente inténtalo —dice Christian.

—No me voy a ningún lado. Bueno —corrijo—. De hecho sí y tú también


necesitas hacerlo. Todos tenemos que salir de aquí. —Comienzo a congelar el
cuadro pero me estrello contra Barrons y reboto. Lo que sucede después pasa
tan rápido que no puedo procesarlo.

El hedor a carne podrida llena el aire, y Christian y yo nos agachamos y


partimos en direcciones opuestas porque sabemos qué es lo que viene, luego la
Bruja Carmesí sale de la pared con una explosión, sosteniendo lo que parecen
agujas de tejer de dos metros de largo hechas de hueso, como lanzas a sus
costados.

Traspasa a Barrons y Ryodan con ellas, luego se eleva en el aire, arrastrando


sus intestinos detrás de ella.
Traducido por magdaa

Corregido por Nanis

M e quedo de pie ahí como una idiota.

Debería huir antes de que ella se vuelva contra mí, también, pero a
mis pies parecen haberles brotado raíces congeladas. 322
Barrons y Ryodan yacen en el callejón sobre sus espaldas, la sangre tiñendo
la nieve en círculos cada vez más amplios alrededor de ellos, y yo me quedo
boquiabierta, pensando: ¡No pueden morir! ¡Los superhéroes no mueren!

Creencias erróneas aparte, seguro lucen como si estuvieran muriendo para


mí. Nada puede estar así de mutilado y sobrevivir.

La Bruja Carmesí no solo los perforó, los despellejó desde la ingle hasta el
cuello, y los dividió a través del hueso. De un rápido tirón arrancó todos sus
intestinos y órganos internos de sus cuerpos. Es un movimiento que ha tenido
cientos de miles de años para perfeccionar. Perforar, despellejar, arrancar. Sus
pechos y cavidades abdominales están abiertos y vacíos. La única forma en que
la perra traicionera podría haberles hecho esto era tomándolos por sorpresa.

¿En qué demonios estaba pensando, parada ahí diciendo otra cosa que no
fuera: "Huyan"? ¡Riñendo como siempre, como si tuviéramos todo el tiempo del
mundo y siempre lo tendríamos!

—Pensé que se iban a agachar en el último minuto —le murmuro a sus


cuerpos. O que se alejarían congelando el cuadro, más rápidos que yo. O que

86
“I’m swimming in the smoke of bridges I have burned”: de la canción “Burning In The Skies”
de Linkin Park.
quizás Ryodan usaría cualquiera que sea el arma secreta que usó contra Velvet
contra ella. ¡Nunca en tropecientos años pensé que algo podría
verdaderamente matarlos!

Pero ella salió de la pared como una explosión y sus lanzas los atravesaron
antes de que cualquiera de nosotros pudiera siquiera reaccionar. Sus cuerpos
todavía se están moviendo pero creo que son solo las últimas contracciones
que un cuerpo hace cuando es traumatizado tan abrupta y completamente.

Oigo un extraño sonido de repiqueteo que me afecta de la misma manera en


que lo hacen los chillidos de ZCF, me aterroriza en un nivel primitivo. ¿Está
viniendo por mí ahora? Tomo mi espada y me giro rápidamente. Me toma un
segundo encontrarla. Sigo el camino de sangre.

Hacía arriba.

La Bruja Carmesí está encaramada en el techo del edificio detrás de BL&C,


con cuerdas de entrañas colgando sobre el costado en largas hebras brillantes,
goteando en la acera. Las agujas de hueso que usó para despellejar a Barrons y
a Ryodan son en realidad sus piernas, que se doblan en forma extraña, en cierta
manera como las piernas delanteras de una mantis religiosa, y tiene ganchos
curvados en las puntas.
323
Con apéndices similares a los de un insecto, está tejiendo sus tripas al
dobladillo de su vestido. Mientras sus piernas de huesos repiquetean, las tripas
se balancean sobre el borde, acortándose, centímetro a centímetro, manchando
con sangre los ladrillos.

Es tan perturbador que mi estómago se rebela y mi cuerpo intenta romper en


llanto y vomitar al mismo tiempo. Lo trago todo y me atraganto.

Oigo un sonido gutural seguido de un débil suspiro y miro los cuerpos.

—Voy a matar a la niña —dice Barrons débilmente.

Ryodan hace un sonido burbujeante como una risa sangrienta. No creo que
ni siquiera le queden las partes para reír.

—Ponte en la fila.

Ambos se desinflan y se quedan quietos.

Los miro estúpidamente.

Mueren como superhéroes: haciendo bromas. Como si fueran a levantarse


mañana y pelear otro día. Sin miedo. Con toda fuerza hasta el maldito final.
Siento como si alguien también me hubiera arrancado las entrañas. Ya no
puedo soportar mirarlos así que dejo caer mi cabeza, y cierro los ojos con
fuerza. Mi cabeza es un lío. ¿Cómo llegue aquí? ¿Cómo fue que decidir ir a la
biblioteca del Rey Unseelie terminó con Ryodan y Barrons muertos? No puedo
entenderlo. Quiero decir, sí puedo, porque duh, puedo seguir la cadena de
eventos pero, ¿quién mierda podría haber previsto tal bizarro y absurdo
desenlace? ¿Cómo se supone que tome pequeñas decisiones cuando pueden
tener tan grandes e imprevisibles resultados?

—Bueno, eso fue fortuito. —Christian rodea sus cuerpos y se mueve hacía mí,
riendo—. Dos muertos, faltan siete. Me pregunto si simplemente podemos
llevar a la perra hacia ellos. Mac, también.

Mi cabeza se levanta rápidamente. Está riendo. Ellos murieron y él está


riendo. Comienzo a temblar.

—Aléjate. De. Mí.

—¿Qué hice, muchacha?

—¡Me llevaste allí, eso es lo que hiciste! No me advertiste lo suficiente. ¡Solo


tengo catorce años! ¡No lo sé todo! ¡No puedo saberlo todo! ¡Eres mayor! ¡Se
supone que debes advertirme sobre las cosas! ¡Y ahora actúas como si fuera 324
bueno que estén muertos!

—Pensé que querías a Ryodan fuera de esto.

—¡Solo quería que me dejara en paz! ¡Y nunca quise que Barrons muriera!
¡Aw, mierda, Mac! —digo en un lamento. Miro la parte trasera de la librería,
ahora incluso más miserable que antes. Mac está ahí adentro. ¿Cuánto tiempo
pasará antes de que salga y encuentre a Barrons en el callejón, desangrado en
la nieve? ¿Cuánto antes de que también descubra mi complicidad en esto?
Puedo verla, encontrándolo, arrojándose sobre su cuerpo, llorando. Otra trágica
pérdida en su vida.

Porque abrí una maldita botella.

Porque fui curiosa.

La noche en que Alina murió, sentí como si no estuviera... realmente ahí.


Nunca fui capaz de quitarme la sensación de que algo malo sucedía conmigo.
Busqué en los diarios de Ro de principio a fin pero nunca escribió una maldita
palabra sobre mí. Nunca. Me hace pensar que quizás tenía otros diarios que
todavía no he encontrado.

Pero hoy estoy aquí.


Sufro el desagradable cambio que sentí una vez antes, la noche en que hice
que Jo se quedara trabajando en el club. El cambio en el que me muevo
lateralmente hacia una diferente forma de ser yo, me veo diferente, y no me
gusta. Es el cambio en el que soy un bote y hay todo tipo de personas volcadas
en mi estela. No, no soy un bote. ¿Qué dijo Ryodan que era? Un tsunami. Eso es.
Golpeando cosas y arrasándolas. Cuando lo dijo, él no tenía idea de que sería
una de las cosas que yo arrasaría. O de que no viviría para ver la tremenda
mujer en que me voy a convertir.

Sobre mi cabeza las agujas de hueso repiquetean. Oigo el húmedo golpe de


los intestinos contra la pared mientras son arrastrados hacia arriba. Debería
estar aterrorizada. Debería estar huyendo por mi vida para que no me haga lo
que les hizo a ellos. ¿Debería esconder los cuerpos para que Mac no los
encuentre y descubra lo que hice?

—Vamos, muchacha. Tenemos que salir de aquí mientras está ocupada. La


Bruja se obsesiona con su tejido, pero terminará pronto —dice Christian.

Mis piernas están hechas de cemento y tengo bloques de concreto en lugar


de pies. Solo sigo mirando de Barrons y Ryodan a la librería y viceversa. Primero
Alina. Ahora Barrons. No va a haber un lugar en la faz de este planeta en el que
Mac no vaya a perseguirme cuando descubra lo que sucedió aquí esta noche. 325
Miro a Ryodan. ¿Cómo puede estar muerto? ¿Quién va a dirigir Chester’s?
¿Quién va a controlar a esos perdedores Fae y humanos? Con tanto Barrons
como él muertos, ¿hay algún lugar seguro en Dublín? ¿BL&C y Chester’s serán
abandonados?

Una mano se cierra sobre mi hombro y estoy a punto de saltar fuera de mi


piel.

—Tenemos que salir de aquí, Dani. Está terminando.

Me lo saco de encima violentamente.

—¡Nunca vuelvas a tocarme, Christian MacKeltar!

Él exhala brusca y repentinamente como si le hubiera dado un puñetazo en el


estómago.

—No quieres decir eso.

—Pruébame. —Cierro mi mano alrededor de la empuñadura de mi espada.

—Yo soy el que te la devolvió, muchacha. Soy el que te cuida.


—Tú eres el que me llevó a un lugar que no sabía que era tan peligroso
como lo era. Gente terminó muerta por eso. ¿Al menos llegaste a sacar los
libros que encontraste?

—Tenía otras cosas en mi mente. Estabas en peligro.

Todo fue por nada. Los libros fueron tirados, olvidados. Miro a la pared.
Seguro, podría volver a entrar, pero no puedo leer nada de las cosas de la
biblioteca, así que, ¿cuál es el punto? ¿Y quién sabe qué otra cosa podría liberar
al abrir algo más ahí?

Levanto la mirada. La sangre gotea por el costado del edificio. Mientras la


espantosa Bruja teje, arranca un pequeño hueso del lío de tripas y órganos y lo
mete en su corsé, tomándose un momento para reacomodar sus pechos de
aspecto obscenamente humano. Luego se detiene abruptamente y me mira
como si de repente se hubiera dado cuenta de que hay más presas en el
callejón y que la están mirando. Luego de un momento me descarta y vuelve a
sus puntadas, pero me siento... marcada de algún modo. Como si me hubiera
archivado en su cerebro de insecto Unseelie.

—¿Cómo la mato? ¿Servirá mi espada?

—Quizás. Pero nunca te acercarías lo suficiente. Sus agujas son más largas 326
que tu espada. Tendría tus tripas en su vestido antes de que siquiera lograras
moverla.

—Dijiste que ella se obsesiona cuando teje.

—No tanto.

El ambiente en el callejón trasero cambia abruptamente y me toma un


minuto darme cuenta por qué. Una luz acaba de encenderse en la parte trasera
de BL&C y está derramándose por las ventanas, sobre la nieve manchada de
sangre.

Sé lo que eso significa. Mac está moviéndose en el interior, buscando a


Barrons. Me imagino que no pasará mucho antes de que mire la parte trasera
para ver si su auto está ahí.

Si Mac saliera por esa puerta e intentara matarme en este momento, no estoy
muy segura de cuán bien pelearía.

Miro a Barrons y Ryodan una última vez. Tengo que corregir esto de alguna
manera. Tengo que equilibrar la balanza y hay mucho en mi contra.

—Acércate a mí otra vez y te mataré —digo, suave como Ryodan solía hablar.
Congelo el cuadro hacia la noche.

327
Traducido por Shadowy y Susanauribe

Corregido por Lizzie

aso los dos días siguientes pegando concisos Diarios de Dani que
Pdescriben a la Bruja Carmesí y su M.O.88, a la caza de Dancer,
recolectando el resto de bolsas ziplocks que necesito de las otras escenas
congeladas (excepto el club debajo de Chester’s, al cual no tengo ninguna prisa 328
por acercarme), y llenando mi mochila de muestras. Son algunos de los días
más miserables de mi vida. Subo y bajo como un maldito elevador psicótico
que está siendo controlado por algún maldito niño psicótico, presionando
botones de pisos al azar. Un segundo estoy pavoneándome, al siguiente estoy
abatida.

Un minuto estoy eufórica porque nunca tengo que volver a trabajar. Mi vida
es mía. Jo puede renunciar al subclub. Dejará de usar cosas brillantes entre sus
tetas y de acostarse con Ryodan. Al siguiente minuto recuerdo que si los
hombres restantes de Ryodan se enteran de que yo siquiera tuve una mínima
parte en la muerte de su jefe, estoy más muerta que todos los muertos de
Dublín. Además, la Bruja Carmesí está suelta, el Rey Escarcha todavía está ahí
afuera, Dublín esta lentamente convirtiéndose en la maldita Antártida, Christian
y yo no estamos en buenos términos, y ahora Mac tiene el doble de razones
para matarme, asumiendo que lo sepa.

No puedo decidir si ella lo sabe. Un minuto creo que sí, al siguiente no.

Los cuerpos desaparecieron. Volví en la mitad de la noche para ocultarlos.


Debería haberlos ocultado de inmediato pero no estaba pensando claramente.
87
“If I stay lucky then my tongue will stay tied”: de la canción “Lucky” de Seven Mary Three.
88
M.O.: Modus Operandi; forma de proceder.
Aparte de la sangre en el callejón y en la pared de ladrillo, no quedaba ningún
rastro de ellos.

Al principio pensé que Mac debía haberlos encontrado y llevado a algún


lugar para un entierro apropiado, pero luego decidí que no era así, porque ayer
la vi corriendo por la calle hacia Chester’s, toda abrigada y temblando en el frío,
y no lucía triste. He visto triste a Mac. Sé cómo se ve. Lucía un poco tensa pero
por lo demás normal. Tenía un rastro de ZCF detrás de ella, chillando. Me
pregunto si, como los cuervos, los ZCF son presagios de la muerte. Me
preocupa que estén siguiendo a Mac. Su tensión se debe probablemente a lo
que le está sucediendo a Dublín. Todos a los que veo están tensos. Y
temblando. Hace doce grados bajo cero en Dublín durante el día, incluso más
frío en la noche. La nieve ha estado cayendo, acumulándose. La ciudad no está
preparada para manejar este tipo de clima. Mucha gente no tiene energía
donde están alojados. No sobrevivirán a estas condiciones mucho tiempo.

Me pregunto si la Bruja Carmesí se comió los cuerpos de Barrons y Ryodan. Si


cosió sus tripas y luego cenó el resto. Creería que habría escupido unos cuantos
huesos, pero quizás los necesitaba todos para acicalar su corsé. Luego me
imaginé que Christian probablemente había vuelto para poner orden y ocultar
la evidencia. Intentando ponerse en buenos términos conmigo una vez más o
algo. 329
¡Me pregunto dónde diablos está Dancer! Necesito su súper cerebro para
que me ayude a triturar los hechos de modo que pueda evitar que mi ciudad se
convierta en un iceberg. Y entonces poder evitar que la gente sea tejida en un
vestido.

Tengo dos lugares más para buscarlo, luego se me acaban los lugares.

Congelo el cuadro por O’Connell, arrancando carteles de WeCare de las


farolas mientras avanzo. Estúpidos malditos idiotas están tratando de
aprovecharse de que la gente no tiene energía, animándoles a unirse a sus
reuniones de oración, a entrar en calor y “tomar el blanco”. No sabía lo que eso
significaba hasta que vi un par de personas saliendo de una de las iglesias que
la gente de WeCare ha designado como propias, usando largas túnicas blancas
sobre su ropa.

Cargaban bolsas de alimentos enlatados y sonreían. En mi experiencia,


cualquier otra persona aparte de tu mamá que te alimente va a querer algo a
cambio de ello.

Zumbo hacia el penthouse de Dancer, donde nos gusta acostarnos bajo el


sol, desarmo sus trampas explosivas y asomo la cabeza por la puerta,
llamándolo. El lugar está silencioso y vacío. Decido ver si tiene algo de comida
en la despensa porque estoy muriendo de hambre. Cuando llego allí, me parto
de risa. Hay una nota pegada a una pila de latas puestas justo en el medio del
piso. Es un criptograma. Es como nos dejamos mensajes el uno al otro.

Abro lata tras lata de salchichas y me atiborro mientras resuelvo el


rompecabezas que me dice dónde está.

Hay muchas cosas escondidas en Dublín, al igual que en la abadía. Cuando


comencé a vagar por la ciudad, conseguí uno de esos libros de turismo y visité
todos los lugares de moda como cualquier turista. Estaba avergonzada de ser
una extraña en mi propia ciudad, nunca habiendo salido mucho de mi jaula.
Quería conocer todo lo que todos los demás conocían, verlo todo con mis
propios ojos en lugar de verlo en la televisión o leer sobre ello en un libro.

Fui a la Trinity College y recorrí todas las cosas geniales allí. Nunca llegué a ir
a la escuela, así que fue agradable ver los salones de clase y laboratorios y
bibliotecas y la gente siendo toda social en lugar de ser reservados todo el
tiempo. No podía entender el crecer de esa forma. Mamá me enseñó a leer. Me
enseñé el resto yo misma. 330
Pasé por los museos, por la fábrica de cerveza, pasé el rato en Temple Bar,
visité las catacumbas debajo de la Catedral de la Iglesia de Cristo y la Iglesia de
St. Michan, y finalmente perseguí los ríos subterráneos. Escuchaba cuando los
universitarios hablaban entusiasmados de sus lugares favoritos y también fui
allí. Presté atención cuando la gente mayor hablaba en las calles acerca de
cosas que solían ser.

Así es cómo encontré el bajo Dublín. Un par de tipos viejos arrugados


jugando a las damas junto al Río Liffey solían trabajar para una familia mafiosa y
sabían algunas cosas interesantes. Debajo de un restaurante dirigido por un
tipo llamado Rocky O’Bannion, este mafioso de gran fama que desapareció el
año pasado en la locura de la caída de los muros, lo encontré. Un panal de
túneles y criptas escondidas más allá de una pila de escombros y una serie de
entradas enrejadas tan complejas que solo alguien tan curioso como yo o un
criminal tratando de esconder cuerpos y un botín alguna vez habrían pasado.
Dancer y yo hicimos mapas de partes, pero aún tenemos mucho que explorar.

Ahí es dónde lo encuentro ahora, en una de las catacumbas subterráneas,


por un túnel colapsado (a menos que supieras cómo encontrar el desvío oculto)
más allá de las puertas de acero cerradas, con bisagras en la piedra, lleno de
trampas explosivas.
La habitación en la que está es larga y estrecha y hecha completamente de
piedra, con esos viejos techos abovedados fórnix89, soportado por enormes
columnas, como solo he visto alguna vez en criptas antiguas y en la biblioteca
de la abadía. Tiene luces instaladas que imagino tienen que ser a pilas porque
no oigo un generador, e instalar uno aquí abajo tomaría mucho trabajo. Está
parado detrás de una losa de piedra que solía mantener un cadáver pero que
ahora está cubierta de cuadernos y sobres, computadoras portátiles, botellas,
vasos, y quemadores. Si, este lugar es Dancer, solo falta un televisor para ver
películas, una nevera y ducha, y conociéndolo, probablemente tiene un
escondite improvisado cerca con todas las comodidades. Otra losa está repleta
de botellas de agua y comida. Su cabeza está baja y está trabajando en algo,
sumido en sus pensamientos.

—¡Amigo, esto es condenadamente increíble! —digo mientras entro.

Dancer levanta la mirada y la sonrisa que me da es cegadora. Todo su cuerpo


cambia, como si estuviera colgado de cables pendiendo del techo y acabaran
de ser cortados. Sus hombros bajan, sus extremidades de deslizan más suaves,
los duros planos de su rostro se relajan hasta formar el Dancer que conozco.

—¡Mega! —dice. Entonces lo dice de nuevo—: ¡Mega!

—Ese es mi nombre, amigo. No lo gastes. —Entro pavoneándome a la


331
cámara y veo que él también ha estado recogiendo cosas de las escenas. Detrás
de él está su pièce de résistance90: ¡un tablero de misterio! Amplió mapas y
reconstruyó un enorme estudio topográfico de Dublín y las zonas periféricas y
tiene pines y notas pegados por todos lados. Sonrío. Yo no podría haberlo
hecho mejor—. Este lugar es lo Mejor —digo.

—Pensé que te gustaría. —Levanta sus lentes de la losa, los empuja hacia
atrás sobre su nariz y me sonríe. Sus ojos están rojos como si hubiera estado
estudiando por demasiado tiempo. Es alto y delgado y casi perfecto. Le
devuelvo la sonrisa y solo nos sonreímos el uno al otro por unos segundos,
porque estamos tan felices de vernos de nuevo. Es una gran ciudad. A veces me
siento sola en ella. Entonces veo a Dancer.

Tiro mi mochila sobre una mesa plegable cercana y saco mis bolsas ziplock y
las fotos para agregar a su tablero. Él se acerca y las clasificamos en un silencio
feliz, rozando los hombros y sonriéndonos. Sigue mirándome como si no
pudiera exactamente creer que esté allí. El tipo está actuando como si

89
Fornix: tipo de arco romano similar al Arco del Triunfo de París.
90
Pièce de résistance: Atracción principal.
realmente me hubiera extrañado. Siempre estamos contentos de vernos, pero
algo es diferente hoy.

Comienza a clavar mis fotos de las escenas en el tablero, y lo miro, porque


algo no tiene sentido para mí, además de cuan extraño está actuando.

—¡No hay tantos lugares congelados en Dublín! —Señalo los pines en el


tablero.

—No hace unas semanas. Han ido en aumento.

—Amigo, solo había diez. ¡Tienes, como, veinticinco pines en este tablero!
¿Estás diciéndome que quince lugares más fueron congelados en los últimos
días?

—Mega, la última vez que te vi fue hace casi un mes. El día que intentamos
recuperar tu espada de Jayne.

Me quedo boquiabierta.

—Eso no fue hace un mes. ¡Eso fue hace un par de días!

—No. No te he visto durante tres semanas, cuatro días, y… —Mira su reloj—…


diecisiete horas. 332
Dejo escapar un silbido bajo. Sabía que el tiempo se movía diferente en Faery
pero no se me ocurrió que la Mansión Blanca fuera parte de Faery. ¡No es de
extrañar que Ryodan estuviera tan enojado conmigo! Falté al trabajo por
semanas. Me río. Debe haber estado volviéndolo loco. Mi risita muere. Por un
segundo olvidé que estaba muerto. Me siento descompuesta de repente así que
abro una barra de chocolate y me la como.

—Estaba preocupado.

Lo miro. Está mirándome directamente a los ojos, más serio de lo que jamás
lo he visto. Me pone incómoda. Como si se supusiera que dijera algo y no
supiera qué.

Le devuelvo la mirada y simplemente nos miramos por unos pocos segundos.


Rebusco en mi repertorio y salgo con:

—Amigo, supéralo. Soy la Mega. Nunca tienes que preocuparte por mí. He
estado sola siempre. Me gusta de esa forma. —Le doy mi sonrisa característica.

Consigo una sonrisa débil a cambio.


—Entendí el mensaje, Mega. Fuerte y claro. —Se vuelve, regresa a la losa. Ya
no está moviéndose suavemente. Algunos de esos cables están de vuelta. No
me gustan esos cables. Lucen… no lo sé, adultos para mí.

—Solo digo, que no te preocupes por mí. Es estúpido preocuparse por mí.
Puedo cuidar de mí misma.

—Ahora soy estúpido.

—No dije que tú fueras estúpido. Dije que era estúpido preocuparse por mí.

—Y eso, el acto de preocuparse, no debe ser confundido con la persona que


lo hace.

—Exactamente. Soy la Mega, ¿recuerdas? ¡Pateo traseros por todo Dublín! —


No sé qué le sucede. ¡No está respondiendo bien a nada de lo que estoy
diciendo!

—La capacidad de defenderse a sí mismo no tiene absolutamente ninguna


relación o relevancia al porte o comportamiento emocional de los demás.

—¿Eh?

—No me digas qué puedo y qué no puedo sentir. Si tengo ganas de 333
preocuparme por ti, lo haré.

—Amigo, no hay necesidad de ser cortante.

—No estoy siendo cortante. Estoy ofendido. Te fuiste casi un mes. Entre
esquivar al imbécil psicótico que te acosa día y noche, analizar la evidencia, y
tratar de salvar a esta ciudad, he estado frecuentando cada escena congelada
que aparece. Visitándolas dos y tres veces al día. ¿Sabes por qué?

—¿Para reunir más evidencia?

—He estado esperando a que se derritieran lo suficiente para poder ver si tú


estabas allí. Muerta. Sin volver a hablarme jamás.

Me quedo mirándolo. Nunca hablamos de cosas así. Esto apesta a jaula para
mí. Como si hubiera otra persona con quien tuviera que reportarme ahora.
Como si mi vida no fuera ya propiedad de demasiadas otras personas.

—Recuperé mi espada ahora —digo rígidamente—. No voy a ser congelada.

—Inválido. Esas dos declaraciones no tienen relevancia entre ellas. Ninguna.


Cero. Nada de nada. Nada. La espada no te protegerá de ser congelada. Dejé
notas para ti en la despensa de cada escondite que tengo y todos los tuyos que
pude encontrar. ¿Sabes qué escuché? Nada. Por casi un mes.
—Amigo, tengo la imagen. No te gustó no poder encontrarme. Lástima que
no puedas ponerme una correa, ¿eh? ¿Quizás meterme en una jaula en alguna
parte? —Está enojándome. Creo que estamos teniendo nuestra primera pelea.
Me hace sentir enferma del estómago.

—Discúlpame por preocuparme por ti.

—Amigo, ¿qué te sucede? Esto no somos nosotros. ¿Por qué estamos


arruinándonos?

—¿Preocuparme por ti es arruinarnos?

—Preocuparse es una cosa. Tratar de encerrarme es otra.

Me da una mirada que simplemente no entiendo. Como si estuviera siendo


obtusa cuando él es el único que está siendo obtuso. Creía que nuestra forma
de pasar el rato era clara y bien definida. Somos superhéroes. Él no está
ateniéndose al guión. Si continúa desviándose, voy a saltar de los libros de
historietas.

—Mi error. No lo haré de nuevo. —Y así, vuelve a ser Dancer, todo


negocios—. Ese día en el castillo fue la primera vez que conseguí echar un
vistazo a lo que ha estado congelando las cosas. Mucho ha sucedido desde
entonces. Congela un nuevo lugar casi todos los días. Ryodan y sus hombres
334
han estado desgarrando esta ciudad buscándote. Él allanó la mitad de mis
lugares. Me mudé aquí abajo para alejarme de él. Va a matarte cuando te
encuentre.

—No si yo lo mato primero —murmuro alrededor de un bocado de barra de


chocolate, fingiendo que no lo hice ya. Cuando tienes un secreto por el que la
gente te mataría, te quedas callada al respecto. Con todos. Por supuesto, si
estoy aprendiendo de mis errores, debería matar a Christian como no maté a
esos estúpidos faeries ceceantes que se comieron a Alina y me delataron con
Mac. Estoy un poco molesta de que Dancer haya vuelto a hablar de las cosas
como si nunca siquiera hubiéramos tenido nuestra primera discusión, porque es
una gran cosa para mí. Va a tomarme horas dejar de sentirme nauseabunda y
confundida por dentro. Como cuando estoy confundida. Meto otra barra de
chocolate en mi boca.

—Incluso Barrons se unió a la caza. También lo hicieron esas chicas de la


abadía con las que a veces te juntas. La ciudad sigue volviéndose más fría con
cada nuevo lugar que es congelado. La gente se está cayendo a pedazos. Nadie
sabe qué hacer, cómo detenerlo, o incluso dónde es más seguro estar. —Da un
paso atrás y mira el mapa—. Hasta ahora no he sido capaz de discernir el
patrón. Tenemos que averiguar qué está buscando.
—¿Qué quieres decir con “buscando?” —Ésa fue exactamente la sensación
que recogí con mis sentidos sidhe-seer, pero Dancer no los tiene. Comienzo a
sentirme un poco menos enferma. No sé si son las barras de chocolate en mi
estómago o pensar en el trabajo.

—A menos que esté comportándose de una manera aleatoria e ilógica


impulsado por absolutamente ningún imperativo biológico, lo cual postulo es
antitético para cualquier forma de vida inteligente, tiene un propósito.

Sonrío brillantemente, nuestra pelea olvidada. ¡Tienes que amar a un tipo


que dice cosas como “postulo” y “antitético”!

—¡Me encanta estar contigo! —le digo.

Me da una mirada que es del antiguo Dancer pero un poco cauteloso, así que
aumento el voltaje en mi sonrisa hasta que él me la devuelve.

—Ese propósito puede ser lo suficientemente extraño —prosigue—. Para


eludir la detección, pero está ahí. Son nuestros métodos los que no son
suficientes. Tenemos que salir de nuestra caja y procesar los hechos sin
prejuicios. Esta cosa no es de nuestro mundo. No sigue nuestras reglas o alguna
ley de la física. Parece ser capaz de abrir un portal donde sea que quiera
hacerlo. Ya lo he visto hacerlo dos veces. 335
—¿Lo viste de nuevo? —Estoy tan condenadamente celosa que podría
escupir.

—He estado vigilando a WeCare, intentando averiguar quién es el


mandamás. Nadie parece saber quién inició la organización. Hace unas noches
fui a ver una de sus reuniones de oración. La iglesia donde estaban
manteniéndola se congeló cuando estaba a media cuadra de distancia. Un
minuto estaban cantando, al siguiente no podía escuchar nada. Parecía que
todo el mundo se había quedado en silencio o yo me había quedado sordo. Me
paré en la calle y observé. Hizo exactamente lo mismo que hizo en el Castillo de
Dublín. Salió de un portal, llenó todo de niebla, lo congeló, abrió otro portal, y
se desvaneció.

Me estremezco. ¡Estaba a media cuadra de distancia! ¿Qué tal si hubiera


llegado, como, un solo minuto más temprano? Entonces tengo un pensamiento
peor. ¿Qué tal si yo no hubiera sido capaz de encontrarlo por un mes? ¿Habría
estado congelando el cuadro de una escultura de hielo a la siguiente,
esperando que se derritieran, preguntándome si había perdido a mi mejor
amigo?

De repente estoy avergonzada.


—Amigo. Lamento haberme ido tanto tiempo.

Su cabeza se dispara hacia arriba y me da una sonrisa que me mata.

—Amiga. Gracias. Me alegra que hayas vuelto.

—Oí que salvaste mi vida en la iglesia esa noche. Eres lo Mejor.

—No, tú lo eres.

Nos sonreímos mutuamente por lo que se siente como una hora de cielo, y
así de fácil, todo está bien entre nosotros una vez más.

Empezamos a cotorrear como locos como si nunca nada hubiera sucedido.


Me cuenta las novedades sobre nuevas pandillas formándose en la ciudad. Le
cuento sobre la biblioteca del Rey Unseelie. No puedo guardarme ese tipo de
cosas fascinantes. Puedo decir por lo brillantes que se ponen sus ojos que se
está muriendo por verla.

¡Me cuenta que un enorme AFI de fuego casi quemó la abadía hasta las
cenizas! Evaporaba hierro y concreto y si hubiera llegado a la abadía, no hubiera
quedado nada. Pero los hombres de Ryodan lo detuvieron atándolo al suelo de
alguna manera. No me gusta que esté allí afuera junto a la abadía, atado o no.
Me pone nerviosa. 336
Le cuento sobre los libros Boora-Boora y él se muere de la risa por mí
persiguiendo las rebeldes oraciones. Me cuenta cómo WeCare comenzó a pintar
edificios de blanco para que las personas supieran que es uno de ellos, y si
entras y te inscribes, y asistes a las reuniones, te dan toda clase de comida y
cosas. Le cuento sobra R’jan tratando de posicionarse como rey de los Fae y que
el monstruo de hielo tiene un nombre: el Rey Escarcha. Creo que es lo más que
nos hemos contado sobre los detalles diarios de nuestras vidas. Me cuenta que
la comida se está volviendo realmente difícil de encontrar. Le cuento sobre los
Fae totalmente inertes en las escenas y sobre como R’jan dijo que mataba a los
Seelie y Unseelie más muertos que la muerte, borrando todo registro de su
existencia.

—Creo que puede estar detrás de la fuerza vital de las personas —le digo.

—Pero, ¿por qué esas escenas? ¿Cómo selecciona las que elige y por qué las
congela? ¿Y si quisiera la fuerza vital de la gente, por qué no va a donde están
reunidas las grandes masas? Y en algunas de estas escenas, solo había pocas
personas.

—Quieres decir, ¿que por qué congelaría el pequeño club debajo de


Chester’s cuando podría haber congelado todo el lugar?
—¿Congeló una parte de Chester’s?

—Ése fue el primer lugar congelado del que supe. Es la razón por la que
Ryodan me arrastró a este desastre.

—Eso no puede estar detrás de la fuerza vital. También tomó una aguja de
iglesia. No había una sola persona o Fae en ese lugar.

—Quizás solo estaba volando sobre esa aguja y la congeló accidentalmente.


O quizás había una pequeña fuerza vital, como un ratón ahí, y se estaba
sintiendo hambriento.

Él sonríe.

—Quizás.

—Sin embargo, medio lo dudo. Creo que deberíamos etiquetarlas por orden
de aparición. Quizás eso nos ayude a ver algo.

—Lo que me preocupa —dice—. Es que ni siquiera podemos decirle a la


gente algo tan simple como: quédense en grupos pequeños y estarán bien. La
gente tiene miedo de su propia sombra, Mega. Toda la ciudad está al borde, los
temperamentos tan subidos y la gente está metiendo en peleas por nada.
Tenemos que descubrir qué está sucediendo porque si no se mueren 337
congelados primero, se matarán entre ellos. Han perdido demasiado y han
estado asustados por mucho tiempo. Mientras no estabas, no hubo Diarios de
Dani y en tiempos como estos, que no haya noticias no son buenas noticias. La
gente necesita creer que alguien está en las calles cuidándolos.

—¿Qué hay de WeCare? ¿No se están tomando su trabajo en serio? Amigo,


cuando no estaba, deberían haber tomado el poder, ¡poniendo más ejemplares!
¡Un periódico tiene una responsabilidad con la gente!

—Lo único que WeCare le está diciendo a la gente que necesitan es “tomar el
blanco” y todo estará bien. La mitad de esta ciudad está apresurándose a ciegas
para tomar la fe; la otra mitad no les cree. Agrega la falta de comida y agua, y el
frío brutal, y vamos a tener una revuelta en nuestras manos uno de estos días.

Alejo mi cabello del rostro y miro el tablero de misterio. Cuento veinticuatro


pines. Mis nueve bolsas ziplock ya no son representativas de las escenas.

—¿Recolectaste restos?

Él me da una mirada que dice qué clase de idiota crees que soy, y una
sonrisa, y recoge una caja del piso que está llena de más sobres amarillos como
los que hay en la losa.
—He estado analizando muestras de las escenas, categorizando y aislando
elementos en común. También tomé fotos.

Le devuelvo la sonrisa porque las grandes mentes piensan igual y es tan


condenadamente genial ser dos guisantes en la Mega vaina.

Mientras abre los sobres, vuelvo a pegar fotos de las escenas donde van en
nuestro tablero de misterio. Pensaba que mi idea de la fuerza vital estaba
correcta hasta que él señaló dos grandes fallas. Mierda. Es bueno que tenga mis
bolsas “imparciales” de evidencia. Comienzo a reír por lo bajo, luego vuelvo a
recordar que Ryodan está muerto. Por alguna razón, es difícil para mí
recordarlo. Como si pensara que él era eterno o algo así. No tengo idea de por
qué se siente como tal patada en los dientes cada vez que pienso en eso. Claro,
yo dejé salir a la Bruja, pero él es el tipo que falló en esquivarla. Yo no me
muevo tan rápido como él, y me las arreglé para irme.

Ocho horas después apenas puedo ver correctamente. Mirar trozos de


escombros y luego estudiar el mapa alternativamente me está poniendo los
ojos cuadrados. 338
He estado despierta por tres días, alimentada por un constante subidón de
azúcar de las barras de chocolate, refrescos y la nube de algo encima de mí me
vuelve loca. Culpa. La culpa es para los perdedores. La culpa es para la gente
que tiene cosas estúpidas como el remordimiento. Contemplo la noción de que
quizás los remordimientos son un proceso de acumulación de tiempo, tan
inevitable como un armario lleno de ropa y más bolsas de ella en el ático. ¿Es el
equipaje acumulado lo que hace que la gente envejezca? Si es así, necesitan
limpiar sus malditos áticos, mandar las cosas a tiendas de segunda y recordar
cómo caminar desnudos como niños, pequeñas barrigas sobresaliendo, siempre
listos para una buena risa. En el segundo en que mate a la Bruja Carmesí, voy a
enviar mi culpa directo al infierno donde puede arder. El problema es que estoy
atascada con ella hasta ese momento y me está poniendo más irritable que las
hormonas. No me gusta sentirme responsable por la mierda. Como pequeñas
anclas reteniéndome en mi feliz mar que tiene una aventura incluso más grande
esperando justo más allá de la siguiente ola.

Hay un poco de todo en las bolsas plásticas. Astillas de madera de los bancos
de iglesia, vidrio tintado, cabello, trozos de hueso y alfombra y cuero, tierra,
plástico, comida, partes humanas, partes de Unseelie. Hay pedazos de cristal
blanco y tiras de tapetes para yoga, partes de teléfonos, dientes, joyas,
fragmentos de varios aparatos electrónicos, pedacitos de barras de hierro, un
trozo de lavadero, estantes de metal. Hay papel y envolturas de plástico, parte
de una uña con un hueso fusionado, un audífono, la mitad de una licencia de
conducir y sigue la lista. Hacemos una lista de los contenidos de cada una de las
escenas, la pegamos al tablero de la muerte y tachamos todo lo que no estaba
en cada bolsa.

Nos quedan los “escombros misteriosos”, que es como decidimos llamar a


las cosas de tierra en el fondo de cada ziplock, metal y plástico.

—¿Estas cosas… no sé, no se sienten extrañas para ti, Mega?

Tomo un trozo de cristal en mi mano y lo sostengo por un segundo.

—Está más frío de lo que debería, como si todavía estuviera parcialmente


congelado. No se calienta sin importar cuánto tiempo lo sostengas.

—No, hay algo más. No puedo descifrarlo.

Espero. No fui a la escuela y estoy un poco asombrada ante cuánto sabe


Dancer. Sí dice que hay algo más, es que es así.

Él medita en voz alta.

—Si no está tras la fuerza vital, ¿cómo está seleccionando sus escenas? 339
Podría ser que la cosa no esté detrás del plástico o el metal, lo cual está en cada
escena en alguna forma, sino un ingrediente en el plástico o el metal. La cosa
puede estar cazando rastros infinitesimales de algo.

Empujo una pila de viejos huesos al borde de la losa de piedra, me estiro


junto a ellos, doblo los brazos detrás de la cabeza y mentalmente comienzo a
reconstruir las escenas que eran antes de estallar, pensando que podría ser más
fácil encontrar algo en común antes de que fueran reducidas a polvo.

—¿Como una especie de vitamina o mineral teórico que necesita para lograr
algo que quiere hacer?

—O un elemento común en las escenas que le hace pensar que lo que quiere
podría estar en esa escena —dice Dancer.

—¿Huh?

—Podría ser como un pescador, yendo a donde sea que haya agua salada,
porque está buscando una ballena. Nunca necesariamente encontraríamos una
ballena. Pero siempre encontraríamos agua salada. Si podemos averiguar qué lo
atrae, estamos a mitad de camino de detenerlo.

—Todavía hay tres escenas de las que no tenemos muestras. Las dos que dijo
R’jan que se congelaron en Faery y la que hay debajo de Chester’s.
—¿Puedes pedirle a Ryodan que nos ayude a conseguir muestras? Por lo que
he oído, casi todos le deben algo a ese tipo.

Todas mis imágenes mentales se rompen cuando Dancer dice su nombre, y


de repente estoy viendo dos imágenes al mismo tiempo: Ryodan en el nivel
cuatro riendo, teniendo sexo, más vivo que cualquier persona que haya
conocido excepto yo, y Ryodan, desangrado en el callejón, tripas colgando de
un lado del edificio, haciendo una broma mientras muere, y estoy teniendo la
idea más extraña, ¡apenas llegué a conocerlo!

—Sí, si lo hice —murmuro, poniéndome de pie porque si voy a vomitar mi


barra de chocolate, no voy a estar acostada mientras lo hago.

—¿Hiciste qué? —dice Dancer.

Siempre peleé con él y le decía que lo odiaba.

—Se lo merecía. ¡Él era el maldito más arrogante e irritante que he conocido!

—¿Merecía qué? ¿Quién lo era?

Parece que también tendré que comenzar a llamar EP a Ryodan. Porque está
haciendo que me duela el estómago. No me gusta que no esté en el mundo.
340
—¿Esto significa que mi contrato expiró, o puede alguno de los tipos hacerlo
cumplir? —Simplemente nunca lo sabes con tipos como ellos. Nunca quiero
volver a Chester’s, y no quiero regresar a BL&C, asumiendo que pudiera, porque
ahora es simplemente L&C y los ingredientes críticos que hacían ambos lugares
tan emocionantes e increíbles no tienen nada que ver con los lugares en sí.

—¿Qué contrato?

Ahora que esos ingredientes críticos se han ido para siempre tengo un mal
presentimiento sobre Dublín, sobre todo el mundo. Como si pudiera haber
inclinado al mundo en su eje y haberlo puesto en una posición extraña, nueva y
no tan segura al eliminarlos.

—Mega. —Dancer está parado frente a mí—. Háblame.

—No le podemos pedir nada a Ryodan —le digo.

—¿Por qué no?

Me froto los ojos y suspiro.

—Lo maté.
Despierto con el cuello completamente adolorido y con una bolsa ziplock
pegada a mi mejilla con baba. Levanto la cabeza unos centímetros y miro por
debajo de mi cabello, esperando que Dancer no me esté mirando, y cuando lo
encuentro mirando el tablero de misterio, suspiro con avergonzado alivio.

Me despego la bolsa del rostro, seco la baba con mi camisa y froto las
marcas en mi mejilla. Puedo sentir la marca de un anillo además de un par de
líneas de esas líneas de cierre. Ni siquiera recuerdo haberme quedado dormida.
Pero en algún momento simplemente dejé caer mi cabeza sobre las cosas que
estaba examinando y me dormí. ¿Unas cuantas horas? ¿Más?

—¿Qué hora es?

—Que día, querrás decir.

—¡Amigo, dime que no dormí tanto!

—Lo necesitabas. Sin embargo, no estoy seguro de que puedas moverte.


Nunca he visto a nadie sentarse en una silla, dejar caer su cabeza sobre una
piedra y no moverse por quince horas. Pensé en acostarte en un lugar más 341
cómodo. Me hiciste cambiar de opinión. —Se voltea y me sonríe. Tiene un labio
partido—. No tenías la intención de ser movida. Me golpeaste en sueños.

—¡Oh, amigo, lo siento! —No tengo recuerdos de eso.

—No te preocupes, Mega.

Mi estómago gruñe lo suficientemente alto para despertar a los muertos y él


dice:

—Tengo algo que he estado guardando para ti. —Hurga en una de las bolsas
en el piso, saca una caja y me la lanza.

Me ilumino como un árbol de navidad.

—¡Maldición! ¡Pop-Tarts! ¿Dónde encontraste Pop-Tarts? ¡No he visto unas


en meses! —Incluso antes de que los muros cayeran, podían ser difíciles de
encontrar—. ¡Y son mis favoritas, chocolate con glaseado!

Abro el paquete y mastico con felicidad. Acabo con las dos primeras en una
rápida inhalación, luego bajo la velocidad para saborear cada una de las seis
deliciosas y llenas de conservantes y azúcar que quedan. Cuando los muros
cayeron, todas las cosas buenas (todas las que son malas para ti), fueron las
primeras que salieron de los estantes. Los refrescos y el licor se fueron
realmente rápido. Dulces, tortas, galletas, tartas, cosas así, fueron las siguientes.
Pop-Tarts, todos los cereales azucarados, también volaron de los estantes. Soy
tan culpable como la siguiente persona. Lo divertido es que ahora casi daría mi
brazo derecho por una comida caliente hecha de carne lentamente cocida,
zanahorias, guisantes, pan y salsa.

Aun así, las Pop-Tarts están cerca del cielo y Dancer las consiguió para mí, lo
cual hace que tengan el doble de sabor. Como, y él me cuenta todo lo que
consideró y descartó mientras yo dormía para que yo pueda hacer agujeros en
su teoría si es que los hay. Cuando termina de hablar, no estamos más cerca de
una conclusión de lo que estábamos antes de que me durmiera.

—Entonces, todo lo que todavía tenemos es que cada escena tiene tierra,
algún tipo de plástico y metal.

—De hecho, es tierra, plástico y hierro. El metal en cada una de las ziplocks
es mayormente hierro.

—Hierro es lo que usamos para aprisionar a los Fae.

—Lo sé. ¿Recuerdas cuántos Unseelie fueron congelados en el Castillo de


Dublín?

Asiento.
342
—Pensé que había sido porque había tantos.

—También resulta ser la ubicación con la mayor cantidad de hierro.


Toneladas de esa cosa fueron usadas para construir esas celdas.

—¿Dónde estaba el hierro en las otras escenas?

—Viejas vías de ferrocarril corren justo al lado de donde estaban lavando la


ropa en el campo. Revisé los mapas y descubrí que vías pasan junto a cuatro de
las otras escenas. Encontré balas de hierro en dos bolsas. La aguja de la iglesia
tenía enormes campanas de hierro. El gimnasio tenía parte de una tetera de
hierro y de campanillas del mismo metal. En otra escena había varios autos
viejos que tenían marcos de hierro. Ya no los hacen así. En el Castillo de Dublín
había todas esas celdas. El techo de uno de los viejos almacenes estaba hecho
de hierro. —Él continúa, detallando cada lugar.

—¿Por qué hierro? ¿Por qué no, digamos… acero. ¿El acero no es hierro?

—El hierro se convierte en acero. Lo que veo es un predominio del hierro sin
procesar, como las vías de tren, campanas y barras. Cosas antiguas. Ya no ves
mucho hierro. Ves compuestos. El acero es más fuerte y el hierro se oxida.
¿Sabes como las viejas vías que casi siempre están rojas por eso?
—¿Crees que necesitamos volver a las escenas y ver si se llevó el hierro?

—No. Me pregunto si el hierro está en el agua salada. Si es lo que lo atrae.

—¿Pero qué es lo que busca?

Se encoge de hombros.

—¿Quién sabe? ¿A quién le importa? Solo quiero saber dos cosas: cómo
atraerlo hacia nosotros y cómo deshacernos de él. Sus metas son irrelevantes.

—Pero los Fae odian el hierro.

—Lo sé. Eso es lo que hace que me pregunte si lo está atrayendo de algún
modo. No estoy diciendo que vaya hacia el hierro porque le gusta. Quizás está
intentando destruir el hierro al congelarlo. Quizás uno de los Fae lo convocó
para destruir los únicos medios que tenemos para aprisionarlos. Quizás tratar
de entender algo que puede abrir un portal multidimensional, navegar por el
cielo, abrir otro portal y desaparecer, es un ejercicio de futilidad tan grande
como tratar de adivinar los motivos de Dios.

—¿Crees en Dios?

—Amigo. Solo Dios podría haber creado la física. 343


Me río por lo bajo.

—O las Pop-Tarts.

Él sonríe.

—Ves. Ahí está. Prueba de lo divino. Toda la mancha de chocolate alrededor


de tu boca.

—¿Tengo chocolate en mi rostro?

—Un poco difícil con todas esas líneas de ziplocks en tu rostro, pero sí.

Suspiro. Algún día voy a estar con Dancer sin intestinos en mi cabello, sin
ropa extraña, sin ojos morados ni sangre y sin comida en mi rostro.
Probablemente no me reconocerá.

—¿Pero qué hay de esos dos lugares en Faery? —digo.

—¿Qué pasa con ellos?

—No hay manera de que haya hierro en Faery.

—Suposiciones. Potencialmente erróneas. Los muros cayeron. Todo se


fracturó y Faery ha estado sangrando hacia nuestro mundo. Tal vez partes del
nuevo mundo están sangrando hacia Faery y hay vías o campanas en esas
partes. Necesitamos muestras de Faery.

—¿Y cómo demonios vamos a conseguirlas? ¿Por qué simplemente no


intentamos atraerlo con hierro y ver qué sucede?

—Ése es el plan B. Intentemos obtener las muestras primero y yo seguiré


analizando estas cosas. Hay algo que se me está escapando. Puedo sentirlo en
mi interior. Necesito más tiempo con la evidencia. Además, incluso si
lográramos que viniera, ¿qué haríamos con él? Necesitamos saber qué lo atrae y
cómo detenerlo. Tú consigue las muestras. Yo descifraré el resto. Si no hay
hierro en Faery, sabemos que regresamos al punto de partida uno sin haber
tenido que recolectar toneladas de hierro y sin tener que encontrar un lugar
para meterlo todo donde nadie resulte herido.

Me pongo de pie y me dirijo hacia la puerta.

Mientras me estoy alejando, él dice:

—No vayas a Faery sola, Mega. Haz que un tamizador lo haga por ti. No
podemos perder otro mes. Tengo un mal presentimiento sobre estos lugares
congelados.

—¿Porque siguen explotando?


344
Él se quita los lentes y se frotas los ojos.

—No. Como si hubiera algo peor. Mucho peor. No puedo explicarlo. Es un


presentimiento.

Conozco a Dancer. Cuando tiene un presentimiento, lo que eso realmente


significa es que su subconsciente está viendo algo que su cerebro consciente
todavía no. Cada vez que me ha dicho que tiene un presentimiento, ha logrado
llegar a una epifanía. Confío en él como no he confiado antes en nadie. Si
quiere muestras y más tiempo, los tendrá.

Me dirijo hacia arriba y hacia afuera, a la noche de Dublín. Una suave nieve
está cayendo. La luna tiene un anillo rojo sangre.

Hay un lugar seguro para encontrar a un Fae tamizador. Convenientemente,


también es el tercer lugar del que necesitamos una muestra. Con suerte,
regresaré en unas pocas horas con las últimas tres ziplocks para completar
nuestra cadena de evidencias.

Mi suerte no ha sido muy buena últimamente.


Traducido por Sheilita Belikov y dark&rose

Corregido por Nanis

hester’s. Maldición, odio este lugar incluso más que antes. Esta noche la
C fila de afuera es una locura. Está a grados bajo cero en Dublín, la nieve
ha empezado a caer con intensidad, hay un viento asesino levantándose y de
todos modos hay cinco cuadras de gente temblando en el exterior, envuelta en
varias capas de ropa, amontonada a la espera de entrar.

Paso junto a ellos en modo rápido, patinando en un punto congelado,


zumbo alrededor de uno de los porteros humanos de Ryodan, que tiene las
345
manos demasiado llenas controlando a la multitud como para detenerme, salto
la escalera de la entrada principal e irrumpo a través de las altas puertas negras
hacia el club.

Esta noche está vibrando igual que siempre: música retumbando, luces
destellando, gente divirtiéndose como loca. Tenemos algo congelando nuestra
ciudad, matando a inocentes en todas partes, convirtiéndola en una zona ártica
en junio, y esto es lo que la gente está haciendo al respecto. Bailar, reír,
emborracharse, echarse un polvo, actuar como si los muros no hubieran caído,
como si el mundo no hubiera perdido a la mitad de la raza humana, y nada
hubiera cambiado.

Me quedo en la plataforma en el interior de la puerta que tiene vista hacia


todo por un segundo, con el ceño fruncido, soplando en mis manos, intentando
calentarlas. Necesito guantes. Y una bufanda y orejeras. El ceño fruncido no
dura mucho porque me distraigo de estar enojada con la canción que está
sonando. Es una de mis canciones favoritas de hace algunas décadas, intensa en
el bajo, y está tan fuerte que hace vibrar las suelas de mis botas de combate,
hasta mis piernas y mi vientre. Mis huesos retumban con resonancia. Me
encanta la música porque es malditamente genial. La música es matemáticas, y

91
“Who’s Your Daddy?”: canción de Toby Keith.
las matemáticas son la estructura de todo y casi perfectas. Antes de que todo se
pusiera tan loco, Dancer me estaba enseñando cosas sobre matemáticas que
me deslumbraron.

Mi ceño fruncido vuelve.

Jo está en el subclub de niños, vestida toda sexy, riéndose de algo que


alguna mesera vulgar dijo, moviéndose elegante y bonita con la música
mientras va de mesa en mesa, charlando con los clientes y de vez en cuando
mirando a su alrededor, como si estuviera manteniendo un ojo sobre las cosas
en general, o buscando a alguien. Todavía tiene esos reflejos y las tetas
brillantes. Estaré realmente feliz cuando eso se haya ido y vuelva a ser la Jo que
conozco.

Voy a hacerla renunciar esta noche. No le debemos nada a un hombre


muerto, y si los otros amigos piensan intentar hacer valer nuestros contratos,
bueno, nos retiraremos de todos modos y ellos solo podrán intentarlo.

Gimo y pongo los ojos en blanco, dándome cuenta de que no puedo hacerla
renunciar esta noche porque no puedo decirle que él está muerto. No puedo
decirle a nadie que está muerto. Solo yo, Christian, y quienquiera que moviera
sus cuerpos, asumiendo que no fue Christian, sabemos que ellos fueron
asesinados. Solo han pasado tres días. Puede que la gente no decida que está
346
muerto por un tiempo todavía. Conociéndola, ¡se quedará durante semanas,
esperando que vuelva!

Me siento un poco perturbada. He estado desaparecida casi un mes y ella no


luce triste en absoluto. ¿No me echó de menos? ¿Se preocupó por mí?

Aparto ese pensamiento y miro hacia el techo, observando las vigas,


preguntándome qué clase de metal fue utilizado en la construcción de
Chester’s. Si este lugar es tan viejo como parece, creería que tendría que ser
hierro porque no creo que el método de fabricación de acero fuera descubierto
hasta tiempos recientes. Bueno, reciente en términos de qué tan viejo es este
lugar. Entonces me pregunto qué tan viejo es el hierro. Luego me pregunto si
Ryodan y sus amigos hechizaron todo el lío hasta que se unió. O tal vez crearon
su propio tipo de metal o lo trajeron consigo de cualquier planeta en el que
nacieron.

Me pregunto quién está al mando ahora que maté a Barrons y a Ryodan.


¿Lor?

Como si mis pensamientos lo hubieran conjurado, le oigo decir detrás de mí,


muy cerca de mi oreja:

—Ay, cariño, tienes atrevimiento al venir aquí.


Me doy la vuelta para decir recelosamente: “¿Qué quieres decir con eso?",
pero él no está ahí para cuando completo mi rotación. Me pregunto si lo
imaginé, un producto de mi conciencia culpable. Entonces decido que si
realmente lo oí decir lo que pensé que dijo, solo se estaba refiriendo a cómo
Ryodan ha estado buscándome desde hace un mes y ahora vengo tan
campante como si nunca hubiera desaparecido, y piensa que Ryodan va a
acabar con mi trasero por faltar al trabajo durante tanto tiempo. Porque, como,
él tampoco sabe que Ryodan está muerto.

Por esto exactamente es que odio las mentiras. En el momento en que dices
una, sabes algo que nadie más sabe y tienes que seguir constantemente
recordándote que debes comportarte como si no lo supieras, para que ellos no
decidan que estás actuando raro y descubran que sabes algo que ellos no. Si lo
hacen, te pondrán contra la pared y exigirán saber por qué estás actuando raro
y tú dirás algo estúpido y lo usarán para hacerte meter la pata. ¡Entonces todo
sale y estás en todo tipo de problemas! Es mucho más fácil no decir ninguna
mentira para empezar.

Ésta vez va a ser difícil fingir. Recordatorios de Ryodan están por todas partes
aquí. ¡Demonios, Ryodan es Chester’s! Es, sin lugar a dudas, el lugar más difícil
en el que podría estar para fingir que no está muerto. Pero necesito esas
muestras. El RE92 está congelando algo prácticamente todos los días, y Dancer 347
piensa que las cosas van a empeorar.

Diviso un tamizador en el Club del Esmoquin y sonrío. La Perra Gris. Ésta es


una contra la que voy a amar poner mi espada y darle órdenes. Mac prometió
no darle caza, pero yo nunca hice tan estúpido juramento, y además, no estoy
cazándola, solo voy a amenazarla para que haga algo por mí. Con la mano
cerniéndose sobre la empuñadura de mi espada, trazo la cuadrícula lo mejor
que puedo, teniendo en cuenta que la mayoría de las cosas en ella se están
moviendo (no es que me importe golpear a todos estos idiotas con los codos),
y bajo las escaleras congelando el cuadro. En el último momento me desvío del
Club del Esmoquin y me dirijo hacia Jo. Quiero ver su rostro cuando me vea. Ver
lo contenta que se pone de saber que estoy viva. Debe haber estado tan
preocupada por mí como Dancer y es correcto tranquilizar su mente.

—¡Dani! ¿Qué estás haciendo aquí? —Jo se pone blanca como una hoja
cuando zumbo hasta detenerme frente a ella—. ¿Estás loca?

92
RE: Rey Escarcha.
No es la reacción que esperaba. ¿Dónde está la expresión de alivio, el gran
abrazo, la emoción de verme con vida y de vuelta aquí?

—¿De qué estás hablando?

—¡Ryodan ha estado buscándote durante un mes! ¡Rompiste tu contrato con


él!

—Y según eso —digo irritada—, tú deberías estar muerta. Pero no lo estás. El


hecho es que luces muy bien para mí. Supongo que acostarte con él te mantuvo
viva, ¿eh? ¿Has estado haciéndolo todo este tiempo? ¿No se cansó de ti?

Se ruboriza.

—Dijo que no era justo descargar su disgusto hacia ti en mí. Ryodan es un


hombre inteligente. Toma buenas decisiones. No es impulsivo como algunas
personas. —Me da una mirada intencionada.

Estoy disgustada.

—Oh, él era un... uh, es un maldito santo ahora, ¿eh?

—Es un buen hombre. Deberías darle una oportunidad.

—¡Es un hombre muerto, eso es lo que es! —digo bruscamente, porque no


348
puedo malditamente soportar oírla defenderlo.

—¿Podrías dejar de hacer amenazas acerca de él cada vez que te das la


vuelta? Se está haciendo viejo. —Baja la voz—. Tienes que salir de aquí antes de
que te atrape. Nunca lo he visto como ha estado desde que no ha sido capaz de
encontrarte.

—No le tengo miedo a Ryodan. —¡Gah, ojalá pudiera decirle!

—Deberías. Lo empujaste demasiado lejos esta vez, Dani. No sé qué va a


hacer cuando te vea, y no estoy segura de que pueda detenerlo. No creo que
me escuche ni siquiera a mí con respecto a ti.

Él nunca va a averiguarlo porque está muerto, pero eso no es con lo que me


obsesiono.

—¿Qué quieres decir con “ni siquiera a mí”, como si fueras de algún modo
especial para él?

Ella se sonroja y pone esta expresión de mirada suave en su cara como una
boba enamorada.
—Somos pareja, Dani. Ha pasado más de un mes y somos exclusivos. Todas
las meseras están hablando de ello. Nunca pensaron que alguien... ya sabes,
lograría que un hombre como él sentara cabeza.

Simplemente la miro, parpadeando. Ryodan no es exclusivo con nadie.


¿Sentar cabeza? Los tornados aterrizan. No se asientan. Dejan destrucción a su
paso. No gente radiante y feliz. Me siento enferma por dentro, ante la idea de él
y Jo formando un hogar juntos, haciendo planes para el futuro. Sí, cómo no.
¿Qué voy a ser yo? ¿Su perrito faldero? Sacudo la cabeza, recordándome una
vez más que Ryodan está muerto. ¿Cómo consigue ella seguir distrayéndome?
Hablar como si él estuviera vivo me está confundiendo.

—Ya no voy a hablar contigo. Tengo cosas que hacer. ¿Quizás notaste que
Dublín se está convirtiendo en el Polo Norte?

—Por supuesto que sí. Tú eres la que se fue por un mes y no le dijiste a nadie
que te ibas a Faery con Christian.

—¿Eh? —La miro boquiabierta—. ¿Cómo lo supiste?

—Christian me dijo.

—¿Christian-el-aterrador-príncipe-Unseelie pasó por aquí y te dijo que yo


estaba bien?
349
—No sé por qué vino, pero me oyó hablando con Cormac ayer en el Club del
Esmoquin sobre cuán preocupada estaba por ti y me dijo que ustedes dos
acababan de regresar y que estabas bien. No voy a decirle ni una palabra a
Ryodan a pesar de que nos contamos todo. Pero no me gusta que me pongas
en una posición en la que tengo que mentirle. ¡Ahora sal de aquí antes de que
él baje! Las cosas están tranquilas esta noche. Me gustaría que sigan así.

¿Contarse todo? Ella está mal en todos los sentidos. Ryodan era el tipo más
reservado que jamás conocí. Las cosas no están tranquilas aquí; como de
costumbre, son una catástrofe inminente. Y él nunca más volverá a bajar.

Así que me estoy alejando de Jo, dirigiéndome hacia el Club del Esmoquin
para reclutar los servicios de la Perra Gris, cuando alguien se estrella contra mí
desde atrás con tanta fuerza que salgo volando hacia una de las columnas
acanaladas en la salida del subclub de niños. Termino abrazándola, para evitar
formar un charco en el suelo. La golpeo con tanta fuerza que voy a tener otro
ojo negro y todo el lado izquierdo de mi rostro ya está convirtiéndose en la
madre de todas las contusiones. Pienso: ¿Quién mierda se atrevería a atacarme
cuando estoy cargando mi espada tan obviamente? ¿Mac? ¿Porque me odia
tanto que eso la hizo estúpida? No oculté mi espada cuando entré. ¡Abrí mi
abrigo de cuero para que todos pudieran ver que es mía otra vez!

Me alejo trastabillando de la columna y estoy a punto de darme la vuelta


cuando soy golpeada contra ella de nuevo. Esta vez, juro que veo estrellas y
escucho pájaros cucú silbando. Mi mano se desprende de la empuñadura de mi
espada, estoy muy aturdida. Oigo a Jo gritando detrás de mí.

—¡Basta ya! ¡No le hagas daño! ¡Basta ya!

Soy golpeada contra ella de nuevo tan pronto como comienzo a moverme.
Esta vez me parto el labio contra la columna. Eso me molesta tanto que cambio
a modo rápido, tomo mi espada y la desenfundo. Si es Mac, no quiero hacerle
daño. Solo quiero huir. Pero realmente tiene que dejar de empujarme en frente
de todo el maldito club. Tengo una reputación que considerar.

Desaparece de mi mano antes de que pueda volverme. Soy golpeada de


nuevo y muerdo la maldita columna por cuarta vez.

—Muévete una vez más y te arrancaré el puto corazón.

Me quedo inmóvil como los trozos de Unseelie asesinado en las escenas


congeladas. No fue Ryodan el que acaba de hablar detrás de mí, porque él,
350
como que, fue destripado y murió. Aparentemente estoy alucinando. Eso, o un
fantasma está persiguiéndome. Es de imaginar que el amigo regresaría de entre
los muertos solo para hacer mi vida miserable. Era todo un profesional en ello
cuando estaba vivo.

Estoy tan aplastada entre la columna y lo que sea que está detrás de mí que
casi no puedo respirar.

—No puedes estar aquí —digo—. Estás muerto.

Él me golpea contra la columna una vez más y hago un chillido involuntario.

—Me enteré de tu existencia cuando tenías nueve años —dice—. Fade me


dijo que había visto a una niña humana en las calles que podía moverse como
nosotros. Él abogó, al igual que el resto de mis hombres, por matarte
inmediatamente. Rara vez he encontrado necesario matar niños humanos. No
viven mucho tiempo de todos modos.

Eso seguro suena como Ryodan. Frío. Desprovisto de inflexión. Quizás


Ryodan tenía un hermano gemelo del que yo no sabía nada. Si no, me he vuelto
completamente loca y estoy siendo atormentada por una conciencia culpable
de un modo extraño e increíblemente real. Él murió. Lo vi pasar. No hubo
equivocación. Intento mover la mano, pensando en limpiar la sangre de mi
rostro. Él la aplasta en su puño con tanta fuerza que mis huesos se oprimen
entre sí.

—Dije que no te muevas. Ni un pelo de tu cabeza. Lo entiendes.

Otra característica de Ryodan. Sin signos de interrogación. Odio ser


provocada así que no digo nada. Un hueso es roto en mi dedo meñique. Con
cuidado. Con precisión. Como si él estuviera mostrándome que podría
romperlos todos, uno a la vez, si le diera la gana. Aprieto los dientes.

—Lo entiendo.

—Cuando tenías diez años, Kasteo me dijo que de alguna manera habías
conseguido la espada. Una vez más mis hombres abogaron para que te la
quitara y te matara. De nuevo, sentí que el cachorro que lloriqueaba iba a morir
muy pronto.

—No soy un cachorro y no lloriqueo. ¡Ay! Dijiste que no me moviera. No lo


hice. ¡Hablé!

—No lo hagas. Y sí lloriquearás antes de que termine la noche. En un


momento voy a retroceder y a dejarte ir. Te volverás y me seguirás, caminando
detrás de mí. No hablarás con nadie. No mirarás a nadie. Si alguien que no sea
351
yo te habla, no responderás. No moverás ninguna parte de tu cuerpo que no
sea absolutamente necesaria para subir las escaleras y entrar a mi oficina. Si te
desvías de mis órdenes en alguna forma, te romperé la pierna izquierda delante
de todo el club. Si me haces enfurecer mientras lo estoy haciendo, te romperé la
pierna derecha. Entonces te cargaré por las escaleras que actualmente te estoy
dando la opción de subir caminando y romperé tus dos brazos. Confío en que
he sido claro. Respóndeme.

—Tan claro como el suelo de tu oficina. —No puede estar vivo. Vi a la Bruja
arrancarle las tripas y coserlas a su vestido. Seguramente él realmente no me
rompería los brazos y las piernas. ¿Verdad?

La presencia detrás de mi espalda desaparece y por un segundo me siento


abatida por lo fría que estoy. No me había dado cuenta de la cantidad de calor
que él estaba desprendiendo hasta que se fue.

No hay manera de que esté vivo. Ryodan no puede estar detrás de mí.
¿Entonces Barrons también está vivo? ¿Cómo podrían estarlo? Sé que son
difíciles de matar y todo eso, ¡pero la gente no sobrevive a ser destripada! ¿De
dónde consiguieron nuevas tripas? ¿Alguien se las sacó a la Bruja y los cosió a
ambos de nuevo? ¿Lucirá como el monstruo de Frankenstein?
No quiero volverme. No me gusta ninguna de las posibilidades a las que me
enfrento. Si no es Ryodan, me he vuelto loca. Si es Ryodan, amigo, estoy
muerta.

—Date la vuelta, niña.

No puedo hacer que mis pies se muevan. No puedo comprender que él esté
de pie detrás de mí. Estoy temblando como una hoja. ¡Yo! ¿Qué mierda me
sucede? ¡Soy más ruda que los rudos! No le tengo miedo a nada.

—Ahora.

Respiro hondo y me vuelvo. Absorbo su rostro, su cuerpo, la forma en que se


para, la mirada en sus ojos, la ligera sonrisa arrogante.

Bien es Ryodan o un clon perfecto.

Hago algo que no puedo creer que haga. Odio las hormonas, odio Chester’s,
y odio a Ryodan con todo mi alma. ¡Nunca voy a ser capaz de superar esto!

Estallo en lágrimas.

Ryodan se da la vuelta y sube las escaleras a grandes pasos.

Me arrastro miserablemente detrás de él. Todo el maldito club está viendo a


352
Dani Mega O'Malley llorar y caminar detrás de Ryodan sin decir una palabra,
como un perro faldero. No puedo creerlo. Odio mi vida. Me odio a mí misma.
Odio mi estúpido rostro. Quiero explotar: “¡me rompió las costillas y estoy
llorando por el dolor que me produjo una de ellas al perforar mi pulmón, pero
soy fuerte y le patearé el trasero y estaré bien y luego les patearé el trasero a
todos ustedes también!” para salvar mi imagen, pero estoy bastante segura de
que si digo una palabra él realmente me romperá la pierna. Me limpio con
enojo los ojos. Mis estúpidos, blandengues y traidores ojos, con sus estúpidos,
blandengues y traidores conductos lagrimales.

Todo el club se ha quedado en silencio. Los habituales y los Fae crean un


amplio camino para que podamos pasar. Nunca he pasado por una larga
caminata de la vergüenza antes y eso me irrita mucho. Jo está de pie allí, pálida,
su mirada yendo desde mí a la espalda de Ryodan, y de vuelta. Ella podrá ser su
sabor del mes, pero puedo decir por la expresión en su rostro que tiene miedo
de presionarlo. Gesticula: ¡Discúlpate! Sométete. ¡O te destrozará!

Sobre mi cadáver. La Mega no se somete. Paso junto a Lor en la parte inferior


de las escaleras para subir a la planta superior. Alejo mi rostro porque no puedo
soportar que él me vea comportándome como un bebé. Se inclina más cerca y
dice en voz baja, casi contra mi oreja:
—Cariño, bien puede que hayas salvado tu vida con esas lágrimas. Pensaba
que tenías demasiado ego y muy poco sentido común para saber cuándo
comenzar a llorar. Él no puede soportar el llanto de una mujer. Le destroza cada
vez.

Lo miro. Él me guiña el ojo.

Con mis ojos le lanzo fuego porque no estoy autorizada para utilizar la
lengua. Ellos dicen: No soy una mujer y no estoy llorando y no le temo a nada.

—Él puede lidiar con el hecho de no ser capaz de controlarte mientras que tú
permitas que el mundo crea que lo hace. Él es rey aquí, cariño. Los reyes no
pueden ser desafiados públicamente.

Nadie me controla. Nunca, gruñen mis ojos. ¡Y desafío a quien mierda se me


dé la gana donde sea que tenga ganas de hacerlo!

Sonríe.

—Te entiendo, niña. Fuerte y claro. Solo recuerda lo que dije.

Hago sobresalir mi mandíbula y sigo a Ryodan por las escaleras.

Se vuelve hacia mí al segundo en que cierro la puerta. 353


—Apágalo. Tú no lloras. Espero que no llores. Detente. En este maldito
instante.

—¡No estoy llorando! Tengo algo en mis ojos de cuando me golpeaste


contra la columna. ¡Y espero que la gente muerta se quede muerta! Así que
supongo que ambos fuimos decepcionados, ¿verdad?

—¿Es así como te sientes? ¿Decepcionada? ¿Me viste ser destripado y morir y
ahora que estoy de pie delante de ti, vivo, te sientes decepcionada?

—¿Acabo de oír, como, tres signos de interrogación?

—¡No me jodas en este momento! —Me empuja contra la pared con tanta
fuerza que siento el panel retumbar contra mi espalda.

—¡A ti no te importa lo que yo sienta! Nunca te ha importado. Solo me das


órdenes y esperas que obedezca y te molestas si no lo hago. ¡No soy nada para
ti, así que no pretendas que te importa en lo más mínimo lo que siento!

—La lealtad surge de lo que sientes. O no. No estás en la cuerda floja niña.
Estás bajo el agua y mi mano está sobre tu cabeza, manteniéndote abajo. Así
que elige bien: 'D' es de decepción al verme. Y de Muerte. 'L' es de lealtad. Y
Vida93. Convénceme de que debería dejarte vivir.

Su rostro está a dos centímetros del mío. Está respirando con dificultad y
siento la violencia en él. Lor dijo que debería usar mis lágrimas para
manipularlo. No hay forma de que me rebaje a esas profundidades de chica
cobarde. Yo soy tan grande y mala como él.

Él está vivo. Está aquí. Intimidándome. Sin duda preparándose para


finalmente, después de que haya terminado de matarme, ordenarme que me
presente a trabajar de nuevo.

Volvemos a ser nosotros. Robin para su Batman.

Está vivo.

Lágrimas se derraman de mis ojos.

—¡Basta! —Me golpea contra la pared otra vez con tanta fuerza que mis
dientes traquetean pero las estúpidas lágrimas siguen viniendo.

Reboto y utilizo el rebote para colisionar con él con tanta fuerza como
puedo. Él agarra mi muñeca cuando lo golpeo y cuando sale volando hacia
atrás, me lleva con él. Chocamos contra su escritorio. Vuelo por encima de él, 354
ruedo y me pongo de pie de un salto, apartando el cabello de mis ojos.

Golpeo mis palmas contra el escritorio y gruño.

—¡No crees que lo haría si pudiera! ¿Crees que me gustó lucir toda
blandengue frente a todo tu maldito club? ¿Frente a ti? ¡Eres un maldito
estúpido! ¿Qué estabas haciendo afuera de esa pared de todas formas? ¿Por
qué tuviste que estar ahí en ese punto exacto cuando salimos? Quiero decir,
¿quién tiene ese tipo de suerte de mierda? ¡Desde que comencé a juntarme
contigo, mi vida ha sido una completa y maldita pesadilla! ¿No podías
simplemente quedarte muerto?

Él golpea el escritorio con sus manos con tanta fuerza que éste se agrieta en
el medio.

—No. Me. Convences.

Lo fulmino con la mirada a través de las lágrimas.

—¡No estoy intentando hacerlo! Yo no convenzo a nadie de nada. ¡Me


aceptas o me dejas tal como soy! Pero no voy a cambiar por ti ni por nadie más

N. de T.: en inglés, “decepción” y “muerte” se escriben con D (“disappointment” y “death”). Lo


93

mismo sucede con “lealtad” y “vida” con la letra L (“loyalty” y “life”).


y tampoco estoy mintiendo, y si piensas que romperme los huesos uno a uno va
a lograr algo, además de, como, romperme los huesos, ¡buena suerte con eso!

Ahora estoy sollozando y no tengo ni idea de por qué. Solo de que se siente
como ese momento en que salí de la pared con la Bruja Carmesí y la vi matar a
Barrons y a Ryodan, he estado atada en un gran nudo doloroso, y al segundo en
que lo miré y me di cuenta de que estaba vivo, real y verdaderamente vivo, y
que no iba a tener que caminar por ahí por el resto de mi vida con su muerte en
mi cabeza, sin volver a ver su sonrisa petulante otra vez, ese nudo se relajó, y
cuando se soltó, todo en mí se deshizo y todo mi ser exhaló un suspiro de alivio
y en algún lugar supongo que tengo un pozo de lágrimas en mi interior, como
si quizás todo el mundo tuviera una cantidad de ellas y si nunca las dejas salir,
al segundo en que una sola sale, abre una compuerta y no puedes volver a
cerrarla. ¿Por qué nunca nadie me dice las reglas de la vida? ¡Si hubiera sabido
que funcionaba de esta manera, me habría ido a un lugar privado y habría
llorado hasta que hubiera agotado mi cuota! Esto es peor que comenzar a
congelar el cuadro con el pie equivocado. Ésta es una caída emocional sin
control.

Lo miro y pienso, demonios, si tan solo Alina hubiera podido levantarse de lo


que le hice. Mac podría haber tenido a su hermana de vuelta. Y yo no tendría
que andar por ahí todo el tiempo, cada minuto de cada día, odiándome a mí 355
misma porque aunque estoy bastante segura de que Ro me hizo algo esa noche
que me convirtió en una especie de autómata sin voluntad propia, yo estaba
allí. ¡Estaba allí! La llevé al lugar donde murió al mentirle y decirle que tenía que
mostrarle algo muy importante, ¡y yo solo soy una niña así que ella confió en
mí! Me quedé parada en ese callejón y observé cómo la hermana de Mac era
asesinada por un Fae que yo podría haber detenido con un simple movimiento
de mi espada y nunca pude deshacerlo y nunca podré arrancarlo de la parte
trasera de mis ojos. Está grabado a fuego en mi alma durante el resto de mi
vida, ¡si es que siquiera tengo una después de toda la mierda que he hecho!

Herí a Mac más de lo que cualquier otra cosa lo hizo en su vida y nunca
podré deshacerlo.

Sin embargo... hay un resquicio de esperanza en esta nube: si Ryodan no está


muerto, Barrons tampoco. Por lo menos Mac todavía tiene a Barrons.

—Mataste a la hermana de Mac —dice Ryodan—. No puedo creerlo.

Yo no dije eso.

—¡Mantente fuera de mi cabeza!


Pasa por encima del escritorio y está prácticamente encima de mí. Me
empuja contra la pared, sujeta mi cabeza entre sus manos y me obliga a
levantar la mirada hacia él.

—Cómo te sentiste cuando pensaste que me habías matado.

Está mirando dentro de mis ojos como si no necesitara que yo respondiera,


solo necesitara que lo pensara. Intento doblarme para que no pueda hurgar en
mis pensamientos pero no me lo permite. Me sostiene con firmeza, pero casi
con gentileza ahora. Odio gentileza de su parte. Prefiero pelear. Entonces sé
exactamente dónde estamos.

—Respóndeme.

No le respondo. Nunca voy a responderle. Lo odio. Porque cuando pensé


que lo había matado, me sentí más sola de lo que me he sentido en mucho
tiempo. Como si no pudiera soportar caminar por esta ciudad sabiendo que él
no estaba en ella. Como si de alguna manera, mientras él estuviera por ahí en
alguna parte, si yo alguna vez estaba en verdaderos problemas, sabía adónde
podría ir y que mientras quizás él no haría exactamente lo que yo quería que
hiciera, me mantendría viva. Me sacaría de lo que fuera para que viviera otro
día. Creo que esa es la clase de sensación que obtienes de los padres cuando
eres niño, si tienes suerte. Yo nunca tuve esa sensación. Yo me acurrucaba en
356
una jaula y cada vez que ella se ponía su perfume y se maquillaba y tarareaba
mientras se vestía, yo estaba preocupada de que ella fuera a matarme esta vez
al olvidarse de mí. Deseaba que su nuevo novio fuera un asco para que volviera
más rápido a casa. Sé que sin importar qué cosas raras haga Ryodan, nunca se
olvidará de mí. Es meticuloso. Hay mucho que decir acerca de ser detallista. Al
menos en mi mundo. Sobre todo cuando yo soy uno de los detalles.

No puedo apartar la mirada. ¿Cómo demonios puede estar vivo? Siento


como si él estuviera revolviendo en mi cerebro. Ver la luz apagarse en sus fríos
y claros ojos en el callejón detrás de BL&C casi me había matado. Lo echaba de
menos. Lo echaba jodidamente de menos.

Ryodan dice con voz realmente suave:

—Decepcionada o leal.

No tengo intención de morir.

—Leal —digo.

Me deja ir y se aleja. Me desplomo hacia abajo apoyada en la pared,


limpiándome las lágrimas de mi rostro. Me duele todo, el rostro, las manos, el
pecho, las costillas.
—Pero vas a tener que…

—No intentes regatear conmigo ahora mismo.

—Pero no es justo que yo…

—La vida no es justa.

—¡Pero no puedo soportar trabajar todas las noches!

—Supéralo.

—¡Me estás volviendo loca! ¡Una persona necesita tiempo libre!

—Niña, nunca te das por vencida.

—Estoy, como, viva. ¿Cómo podría? —Me pongo de pie y me sacudo el polvo
de encima. Mis lágrimas se han ido tan misteriosamente como habían venido.

Él patea una silla hacia mí.

—Siéntate. Hay nuevas reglas en la casa. Toma notas. Viola una y estás
muerta. Acusa de recibido.

Pongo los ojos en blanco y me dejo caer en la silla, pasando una pierna por
el costado. La beligerancia es lo mío.
357
—Estoy escuchando —digo con irritación.

Odio las reglas. Siempre me arruinan.


Traducido por magdaa y vanehz

Corregido por Nanis

358
vanzo por el corredor en cámara lenta insultando a Ryodan pero
A manteniéndolo en voz baja dado que él está caminando a mi lado.

Las nuevas reglas de la casa son la más grande pila de M95 que haya oído
jamás. Seguirlas me va a matar. Va a resultar literalmente en mi muerte porque
no hay manera de que recuerde hacer todo lo que él quiere que haga mientras
hago un seguimiento de todo lo que no tengo permitido hacer. Además del
“Preséntate a trabajar todas las noches a las ocho” está la regla más ofensiva de
todas: “Nunca más dejarás Chester’s sin uno de mis hombres”.

—¿Así que, jamás voy a estar sola, como, nunca? —exploté, anonadada—.
Amigo, necesito mi tiempo personal. —He estado sola la mayor parte de mi
vida. Demasiada gente en mi espacio personal comienza a irritarme después de
un tiempo. Me pongo nerviosa y rara. Y cansada también, como si me
desgastaran con solo estar allí. Tengo que estar sola, o estar con una persona
como Dancer para recargarme.

Él no me respondió.

94
“Where do you think you’re going? Don’t you know it’s dark outside?”: de la canción “Where
Do You Think You’re Going” de Dire Straits.
95
M: mierda.
¡Otra que realmente me molesta es que supuestamente no debo cuestionarlo
o discutir con él en público! Voy a estar muerta para la mañana. De la única
manera en que tenga la oportunidad de una bola de nieve en el infierno de
tener éxito es si empiezo a usar un bozal o si me corto mi propia lengua.

—Puedes decirme lo que quieras en privado —dijo—. Lo cual es


condenadamente mucho más de lo que le permito a nadie más.

—No quiero tiempo en privado contigo.

—Qué mal —dijo—. Planeo tener mucho de eso.

—¿Por qué me molestas? Por qué simplemente no te olvidas de mí y me


dejas vivir mi vida. —Es raro pensar que él ha estado vigilándome desde que
tenía nueve años. Nunca siquiera lo noté. Él probablemente me ha notado más
que cualquier otra persona, incluida mi mamá.

Otra vez, no respondió.

Camino con él hasta el final del pasillo en el tercer piso. Se detiene frente a
un panel de vidrio ahumado y tira de una capucha de tela de su bolsillo.
Cuando extiende su mano hacia mí, retrocedo y digo:

—Estás bromeando, ¿verdad? 359


Él solo me mira hasta que le arrebato la capucha de la mano, me la pongo yo
misma, y le permito guiarme del brazo.

Sufro la humillación de ser cegada en silencio, y me enfoco en absorber cada


detalle que puedo. Cuento los pasos. Olfateo a través de la pesada tela. Escucho
atentamente. Cuando nos subimos a un elevador y bajamos, cuento los
segundos para poder descifrar a qué piso me está llevando cuando finalmente
tenga algo de tiempo sola, y lo tendré. No puede tener a alguien sobre mí cada
segundo de cada día. Se cansará de eso. ¡Necesito volver con Dancer! Necesito
hablar con Ryodan acerca de conseguir muestras pero cuando saqué el tema
del Monstruo de Hielo me dijo que me lo guardara.

Cuando llegamos a nuestro destino y me saca la capucha, estoy anonadada


de ver que Ryodan tiene su propio Cuarto de Guerra, ¡y por supuesto es de lo
mejor, perfección tecnológica, y hace que el nuestro se vea estúpido! Una vez
más estoy celosa. Hay computadoras por todos lados. CPUs y monitores y
teclados y no sé qué son la mitad de las cosas en la habitación, y yo sé un
montón. ¡Dancer se volvería loco aquí!

También tiene un mapa, pero a diferencia del nuestro, que es de papel, el


suyo es electrónico, en un panel de vidrio suspendido desde el techo, de
alrededor de seis metros de ancho y tres de alto. Es algo sacado de una película
futurista. Tiene muchas líneas y puntos y áreas trianguladas marcados en
diferentes colores.

—Siéntate.

Me dejo caer en una silla detrás de una enorme mesa de losa que enfrenta el
mapa. Hay nueve sillas alrededor de la mesa. Me pregunto cuánto tiempo lleva
esta habitación aquí, cuántos siglos estos tipos, que parecen no ser capaces de
morir, se han sentado en esta habitación y han planeado cosas. Me pregunto
qué tipo de cosas les gusta planear. ¿Golpes de estado? ¿Catástrofes
económicas? ¿Guerras mundiales?

—Así que, Barrons también está vivo —pesco.

—Sí.

—Amigo, ¿qué demonios? No sé cuál es su súper poder, pero quiero lo que


sea que ustedes tengan.

—Eso crees.

—Lo sé.
360
—Ni siquiera sabes qué es. Sin embargo, lo tomarías sin haberlo visto.

—¿Como, nunca morir? ¡Por supuesto que lo haría!

—Y si tiene un precio.

—Amigo, estamos hablando de la inmortalidad. ¡No hay un precio


demasiado alto!

Me da una débil sonrisa.

—Pregúntame de nuevo cuando seas mayor.

—¿Huh? —digo—. ¿En serio? ¿Cuando sea mayor puedo tener lo que sea
que ustedes tienen? ¿Como, cuánto mayor? ¿Quince?

—No dije que pudieras tenerlo. Dije que me lo podías preguntar. Y no, no a
los quince.

—Amigo, dame un poco de esperanza aquí.

—Acabo de hacerlo.

Él le da un golpecito a algo en un control remoto y de repente ya no estoy


viendo a Dublín en la cuadrícula. Él ha alejado el zoom y estoy viendo un mapa
de los países de alrededor. Hay puntos clavados en Inglaterra, Escocia, Francia,
Alemania, España, Polonia, Rumania, y Grecia. Lo aleja aún más y veo dos en
Marruecos y uno en Noruega.

Dejo salir un silbido bajo, horrorizada. Dancer y yo solo estábamos viendo la


imagen pequeña.

—Hay más de un Monstruo de Hielo.

—No necesariamente. Creo que si hubiera más de uno, estaríamos


escuchando reportes de todo el mundo y no es así. Hasta ahora, está confinado
en esta región.

—Necesito muestras de Faery y del primer lugar que congeló en Chester’s.

—Explica.

—Dancer y yo revisamos toda la evidencia. Hay hierro en todas las bolsas y…

—No.

—No me dejaste terminar.

—No tengo que hacerlo. El hierro no tiene nada que ver en esto.
361
—¿Cómo puedes saber eso?

—Porque no hay ni una sola gota de hierro en ningún lugar dentro ni cerca
de Chester’s.

—Bueno, ¿de qué demonios está construido este lugar?

—Irrelevante. Además —dice—. Si estuviera tras el hierro, se hubiera llevado


las jaulas del Castillo de Dublín y no lo hizo. Congeló el lugar y desapareció.
Hemos estado estudiando el mapa y las escenas por semanas. No hay un
patrón, nada en común. Puse a mi mejor hombre en eso, un profesional de las
piezas claves. No puede encontrar un punto para comenzar, no ve ningún orden
en este caos.

—¿Quién es tu profesional de los puntos claves? —Quiero hablar con él. Me


fascina la teoría de los puntos claves. Si sabes dónde hacer que las fichas de un
dominó comiencen a caer, ¡eres dueño del dominó! Por supuesto, Ryodan
tampoco responde a esa pregunta así que le cuento la teoría de Dancer acerca
del agua salada y las ballenas y de que quizás está siendo atraído por algo
porque está buscando otra cosa.

—Posible. Pero no el hierro.


—Tus hombres han estado alojando faeries por, como, miles de años,
¿verdad? ¡Ésa es la única razón por la que este lugar no tiene hierro!

—Hay otras cosas a las que no les gusta el hierro. No solo a los Fae. Una
persona inteligente podría encontrar que faltan un montón de cosas en
Chester’s. —Una débil sonrisa aparece en sus labios, y casi tengo la idea de que
está desafiándome a descubrir algo.

—Amigo, si me quedo atascada aquí el tiempo suficiente, lo haré. —Señalo


hacía el mapa—. Muéstrame Dublín otra vez. —Cuando resetea el mapa, digo—:
Necesito el control remoto.

Él presiona números en él, sin duda bloqueándome los sistemas, luego me lo


entrega.

—Déjame mirar el mapa por un tiempo.

Cuando se va, me encierra.

Horas más tarde sigo mirando, no más cercana a una epifanía, cuando
comienzo oler el aroma más malditamente asombroso del mundo. Intento
362
concentrarme en el mapa pero no puedo. Me meto una barra de chocolate en la
boca. Sabe a poliestireno. No he olido carne recién cocinada en más tiempo del
que puedo recordar. ¡Nunca la comí en la abadía! En algún lugar en Chester’s,
alguna persona consentida se está dando un festín. Mi boca se llena de saliva.
Me deslizo por la silla, dejo caer mi cabeza hacia atrás e inhalo realmente
profundo y lento, haciendo ruidos de relamerse los labios, fingiendo que soy la
afortunada destinataria. ¡Huele a todo tipo de especias! Creo que cualquiera
que sea el tipo de carne, está acompañada de puré de papas y algún tipo de
verdura. ¡Huelo ajo, sal y pimienta, manteca! ¡Huelo cebollas y orégano y
romero! Pensar en este tipo de comida es casi suficiente para hacerme llorar.
Estoy más allá de estar harta de las barras de chocolate y las barras de proteínas
y cosas enlatadas. Estoy tan hambrienta de comida casera que ni siquiera mis
Pop-Tarts de chocolate dan en el clavo como solían hacerlo.

Cuando la puerta se abre y Lor entra, empujando un carro como los que ves
en los hoteles para el servicio de habitación, yo solo me siento ahí y miro,
pensando: ¿Es ésta una nueva manera de torturarme? No muevo un músculo.
No voy a actuar como una idiota. Ryodan probablemente esté en camino para
comer frente a mí solo para hacerme sufrir.
Lor detiene el carro a un par de centímetros de las puntas de mis zapatos.
Tengo que aferrar los brazos de mi silla para no salir de un salto y atacar lo que
sea que haya en esos platos cubiertos.

—El jefe dice que comas.

¡Levanta la tapa del plato más grande y con certeza hay carne crepitando
como si acabara de salir de la parrilla con acompañamiento de puré de papas,
más una mezcla de verduras! Hay un cuenco con pan caliente salido del horno.
¡Y manteca! Casi expiro de la pura emoción. Como, ¡lo verdadero y toda una
jarra de leche! Es la vista más hermosa que creo haber visto jamás. Miro,
conteniendo el aliento.

—Estás escuálida —agrega.

—¿Eso es para mí? —digo con asombro. Todavía no me muevo. Tiene que
ser un truco. La carne es bife de costilla, perfectamente veteado con grasa. Es
grueso y tiene marcas de parrilla y luce como si estuviera cocinado a la
perfección. Solo lo he comido dos veces en mi vida. Una vez cuando mamá se
comprometió (no funcionó, el tipo la dejó, todos lo hacían eventualmente), y
otra vez cuando consiguió un nuevo trabajo que pensaba nos sacaría de Irlanda
para siempre si ahorraba todo lo que ganaba por tres años. Fue despedida
después de un mes y lloró hasta dormirse cada noche durante semanas. Creo
363
que pensó que si podía sacarnos de Irlanda, todo sería más fácil. Sé que otras
familias sidhe-seer escaparon. La de Mac lo hizo.

Lor asiente.

Salgo de la silla y me lanzó sobre el carro en cámara rápida.

—Niña, cálmate. Podrías querer saborearlo.

Mis manos tiemblan cuando levanto el tenedor. Voy directo al bife,


rebanando un gran trozo. El primer bocado explota en mi boca, lleno de jugos
de carne y pura y suculenta perfección carnosa. Me dejo caer en la silla y cierro
los ojos, masticando lentamente, delicadamente ordeñándolo por cada sabor.
Tomo un poco del esponjoso puré de papas ¡y es el maldito paraíso! El pan está
tierno y caliente por dentro, crujiente por fuera, y besado por romero justo
como el de mamá. Me pregunto quién cocina por aquí. Me pregunto dónde está
la cocina. Voy a robarles como loca si la encuentro. Unto manteca en el pan,
luego la lamo y unto más. Vierto un largo y frío trago de leche en mi garganta.
Me obligo a contar hasta cinco entre cada trago y bocado. Se me ocurre que
nunca he visto comer a Ryodan. Probablemente coma como cerdo en privado.
¡Probablemente come bifes y leche todos los días!
—La nieve se está acumulando y la temperatura está bajando —dice Lor—.
La gente está haciendo fila por cinco cuadras, intentando entrar. Los
generadores y el combustible se han vuelto escasos. La gente se está
congelando hasta la muerte. Es junio en Dublín. ¿Quién demonios lo creería?

Mastico reverentemente, escuchándolo y mirando hacia la nada.

—Quizás no esté tras un elemento como el hierro o algo. Quizás está tras
una sensación. Quizás alguien estaba teniendo sexo en cada escena, o...
comiendo en cada escena, o luchando o rezando o... algo.

—No tiene sentido. No había vida en el campanario.

Lo sabía. Solo se me olvidó por un segundo.

—Así que volvemos a lo inanimado.

—Así parece.

Demasiado pronto, mi comida se acaba. Tengo el mejor sabor en mi boca


que he tenido jamás. No volveré a comer otra vez hasta que sea absolutamente
necesario, y no voy a cepillarme los dientes por un tiempo. Quiero deleitarme
en el residuo de mis papilas gustativas hasta que no quede nada. Puede que
nunca vuelva a comer este tipo de comida. Después de recoger cada gota de 364
jugo de carne con los últimos restos de pan, Lor toma el carro y se va.

Casi podría desmayarme por la sobrecarga de rica comida. Digerirla me


atonta por un tiempo y me estiro en el suelo, mirando hacia arriba al mapa.

No puedo sacarme de encima la sensación de que aún no estoy viendo el


panorama completo. Estoy tumbada allí, mirando un enorme mapa, y sé que
hay algo en esas escenas que se me está escapando o que estoy interpretando
mal. Puedo sentirlo. Como Dancer, tengo corazonadas y las escucho. Solía
pasar, cuando era pequeña, que no podía concentrarme por todas las cosas que
podía oír alrededor de mí. Cuando Ro me acogió, me enseñó a bloquear mis
oídos, silenciar el ruido y enfocarme. La vieja bruja me pasó unas buenas cosas,
pero nunca compensarán todas las maldades que hizo.

Saco tapones para los oídos de mi mochila. Dancer me los hizo de alguna
clase de material que absorbe el ruido mejor que los tapones estándar. Los
calzo, me desconecto del mundo, y comienzo a clasificar mis hechos.

Uno: no está tras el acero. No hay nada de acero en Chester’s. Necesito


llevarle esa información a Dancer TPCSP96.

96
TPCSP: “tan pronto como sea posible”, en inglés “ASAP”, “as son as posible”.
Dos: no está tras la fuerza vital porque una de las escenas no tenía formas de
vida y dudo seriamente que un ratón fuera suficiente.

Tres: tierra, metal, y plástico son los únicos elementos físicos que todas las
escenas tenían en común.

Comienzo a reconstruir mentalmente cada escena que he visitado,


etiquetándolas y depositándolas en una de las gavetas más accesibles del
fichero de mi cerebro, justo al lado de donde a veces Dancer y yo jugamos
ajedrez sin tablero. Es una parte importante de tu cerebro a ejercitar si quieres
mantenerte ágil. Ser listo es útil, pero si no eres mentalmente ágil, no te llevará
a ninguna parte sino que te dejará atascado en tus propios surcos mentales.

En primer lugar está el subclub. Había más de cien humanos y Fae ocupados
en varias actividades sociales y sexuales. Visualizo la habitación en detalle,
desde los potros de tortura hasta los sofás, desde los acoplamientos sexuales
hasta la banda que estaba tocando en la esquina, la comida que estaba sobre la
mesa, los tapices y los espejos en las paredes. Busco algo en el club que pueda
divisar fácilmente en cada una de las otras escenas. Quizás esté cazando tapices
o un determinado espejo. Suena estúpido, pero, ¿quién puede decir qué puede
atraer a una criatura como ésa? Quizás está maldito y necesita algún objeto Fae
sagrado para liberarse. Nunca sabes con los Fae. 365
Seguidamente está el almacén que fue congelado, poblado solo por Unseelie
y lleno de cajones y cajas con armas. ¿Qué había en ese lugar que también
estuviera en el club? No había tapices o espejos a la vista, pero quizás había
uno en un cajón en alguna parte detrás de todo el equipo de audio y aparatos
electrónicos.

Luego están los dos pubs subterráneos con las cosas usuales: bar de madera,
botellas, tragos, taburetes, un enorme espejo detrás del bar, gente bailando,
unos pocos jugando al pool en la esquina en un lugar, jugando a los dardos en
el otro. La madera podría haber venido de cualquier parte: los taburetes, el bar,
los cuadros enmarcados en las paredes, el piso. El plástico también podría
haber venido de cualquier parte: tapas de botellas, sillas, platos, teléfonos, la
lista sigue y sigue.

El gimnasio tenía tres personas en un edificio lleno de caminadoras y


máquinas elípticas y toda clase de máquinas de pesas y más o menos veinte de
esos cuencos lechosos de cristal para meditación. Supongo que la madera en
esa escena debería haber venido del enmarcado del edificio. Vuelvo y también
comienzo mentalmente a desarmar la estructura de cada escena, para poder
agregar todas esas cosas a la mezcla.
—Esto es imposible —murmuro. Es peor que buscar una aguja en un pajar.
Estoy buscando una docena de agujas en docenas de pajares diferentes que ya
ni siquiera están ahí porque todos explotaron. ¡Por todo lo que sé, podría estar
tras un vaso rojo Solo97! ¿Tienen vasos rojos Solo en Marruecos?

Reviso el resto de las escenas y me doy cuenta de que necesito más


información de las que sucedieron mientras yo no estaba para poder
visualizarlas. Ryodan puede tener un increíble Cuarto de Guerra, pero Dancer ya
tiene listas hechas.

Lástima que estoy encerrada.

Miro la puerta. No recuerdo haber oído a Lor cerrarla con llave. A Lor le gusta
agitar las cosas, mantenerlas activas.

Congelo el cuadro hacia ella, pruebo el pomo y sonrío.

—Dani, no creo que ésta sea una buena idea —dice Jo.

—Dijo que no podía salir sin alguien de los suyos. Escuchándote hablar, él y
tú son, como, dos guisantes en una Jo-vaina. Eso te hace una de los suyos. ¿Lo
366
eres o no? Porque según lo entiendo, si el amigo se está acostando contigo
todos los días y no te considera una de los suyos, no solo estás siendo jodida,
eres una estúpida. —Odio manipular a Jo. Cuando su corazón está involucrado,
es demasiado fácil. Y su corazón está colgando de su manga en lo que a
Ryodan concierne—. Amiga, ¿has estado afuera recientemente? —presiono.
Tenemos que irnos ahora. Me llevó veinte minutos encontrar mi camino de
vuelta a la parte de Chester’s desde el Cuarto de Guerra. Tengo el mal
presentimiento de que Ryodan no planea dejarme allí sola demasiado tiempo,
con todas esas computadoras. Yo no lo haría. Si realmente estuviera atascada
allí, es con eso con lo que me estaría metiendo en este momento, intentando
hackear sus sistemas—. El mundo se está cayendo a pedazos. ¡La gente está
muriendo! Solo quiero hacer un mandado rápido. Eso es todo. Un diminuto y
pequeño mandado. Difícilmente tome mucho tiempo.

—Primero iré a preguntarle si está bien.

—¿Tienes idea de dónde está? Porque no lo he visto en horas. ¿No es de


mañana? ¿Ya fue a la parte alta de las escaleras? ¿Aún te convoca de esa

97
N. de T.: “red Solo cup”, vasos rojos descartables comúnmente utilizados en fiestas. Existe una
canción de Toby Keith del mismo nombre en la cual el vaso es sumamente importante para el
cantante.
manera para un rapidín sobre el escritorio, o te has graduado a, como, hacerlo
en una cama y todo? ¿Qué tiene él, alguna especie de sistema de rangos
progresivo? Si duras una semana completa, lo haces en una silla, y si duras
dos…

—Ahora solo estás siendo cruel —dice—. Detente.

—Solo decía. Me gustaría verte recibir un poco de romance real, Jo. Te lo


mereces. Eres la chica más bonita aquí y todos amarían tener una cita contigo.
¿Sabes que él tiene bifes, leche y pan y esas cosas? Comí la mejor cena hoy. ¿Te
alimenta de esa forma?

Ella intenta enmascarar su sorpresa, pero no tiene éxito.

—¿Ya no está enojado contigo?

—No parece así desde donde estoy yo.

—¿Bife?

Lamo mis labios, aún saboreándolo.

—De costilla.

—¿Leche?
367
—Amiga. —Asiento—. Mira, todo lo que quiero hacer es ir a lo de Dancer y
tomar las listas.

—¿Realmente te dio carne y leche hoy?

Reiría, pero es triste. Todas estamos tan condenadamente hambrientas por


comida casera. Cuando la primavera comenzó a verdear las cosas en la abadía,
las chicas comenzaron a hablar sobre cultivar verduras otra vez. Toda la
producción se acabó en un mes después de la caída de los muros. Si quieres
hornear algo, tienes que activar un generador para encender el horno. Eso, o
tener cualquier tipo de instalación que Ryodan tenga aquí en Chester’s, e
incluso así, solo puedes hornear cosas que no requieran mantequilla, leche o
huevos. Jo está casi tan molesta porque él me diera buena comida como está
porque no le dé romance.

—Llamaría y le pediría a Dancer que las envíe con un mensajero, pero, amiga,
no hay teléfonos ni mensajeros. ¿Podemos simplemente ir? Regresaremos antes
de que alguien sepa que nos fuimos. Y si Ryodan y tú realmente son “algo”, no
te hará pasar un mal rato. ¡Va a apreciar a una mujer con un poco de coraje e
independencia! —Sí, claro. Ryodan desprecia el coraje y la independencia. Le
gustan los buenos y pequeños robots.
—¿Te dio algo más?

Si yo tuviera sexo con alguien y esa persona le diera a alguien aparte de mí


comida increíble, estaría absolutamente furiosa. Según lo veo yo, la intimidad
debería otorgarte privilegios. Si no lo hace, es solo pieltimidad98 como en la
televisión con la gente siempre intercambiando parejas e hiriéndose unos a los
otros.

—Fresas frescas y helado —miento.

—¿Helado? ¿Estás bromeando? ¿De qué tipo?

Está cayendo aguanieve cuando salimos. Los autos abandonados brillan con
una capa de hielo. Árboles esqueléticos relucen como si estuvieran cubiertos de
diamantes. Las ventiscas se están acumulando. Hay un grupo de gente fuera de
Chester’s, pero es un grupo sombrío y callado y me doy cuenta de que no son
fiesteros intentando entrar, ésta es gente buscando sobrevivir a lo que se viene.
Supongo que a todos los fiesteros ya se les ha permitido entrar. Envueltas en
mantas, vistiendo gorros, orejeras y guantes, están personas que no tienen
generadores en casa, y el clima se ha vuelto peligrosamente frío, enviándolos a
368
las calles en busca de una fuente de calor antes que sea demasiado tarde.

Jo y yo miramos a la gente al pasar.

—Déjennos entrar —dicen—. Solo queremos entrar en calor.

Puedes decir que hay calor en el club, y mucho, porque el área sobre
Chester’s está limpia de nieve. El pavimento es un techo insuficientemente
aislado, y el calor que irradia hacia arriba mantiene la nieve derretida. Incluso
ese signo nominal de calor es suficiente para mantener a las personas de pie
por ahí, deseando, esperando.

Hay gente mayor aquí, sin nada que intercambiar por comida o bebida o el
privilegio de pasar el rato en Chester’s. Los grandes y musculosos porteros que
Ryodan usa fuera del club los devuelven en la puerta, y un grupo se ha movido
a las ruinas de piedra y madera libres de nieve que solían ser el club sobre la
superficie. Tienen fuego en latas. Han reunido madera de los edificios aledaños
y la han amontonado. Lucen como si planearan quedarse un buen rato. Como
hasta que consigan entrar. Lucen demasiado derrotados para pelear. Un grupo

98
N. de T.: surge de la mezcla de dos palabras: piel e intimidad. En inglés, sería “skintimacy”.
ha empezado a cantar “Amazing Grace99”. Antes de que pase mucho tiempo,
cincuenta voces se elevan en canto.

—Quizás puedas hacer entrar en razón a tu “novio” y hacer que deje entrar a
esta gente —digo.

—Lo haré —dice ella—. O podríamos llevarlos en autobús a la abadía.

—¿Qué hay de WeCare? ¿Acaso no les importa una mierda? ¿No se supone
que dan generadores a diestra y siniestra?

—Incluso si lo estuvieran haciendo —dice Jo—. Algunas de estas personas


son demasiado mayores para salir y conseguir el suficiente combustible para
mantenerlo en funcionamiento. Has estado lejos por semanas. Mucho ha
cambiado en ese tiempo. El clima es todo de lo que la gente habla. Sobrevivir el
último invierno no fue tan duro porque las tiendas todavía estaban todas llenas
y las noches fueron leves. Pero los suministros fueron barridos. No esperábamos
el invierno en junio. Todos los generadores han desaparecido. La gente está
cambiando. Están peleando los unos con los otros para sobrevivir. Necesitamos
un verano largo y caluroso para darnos tiempo suficiente para crecer y
recolectar comida antes de que el invierno vuelva. Necesitamos salir y conseguir
suministros en otros lugares.
369
—Van a morir, Jo. Si no detenemos al Rey Escarcha, vamos a perder la otra
mitad de nuestro mundo. —Miro hacia atrás a la multitud acurrucada alrededor
de las latas de fuego sobre Chester’s. Una mamá está ayudando a sus niños a
acercarse a uno de los barriles para que puedan frotar sus manos sobre las
llamas. Gente mayor que luce demasiado frágil para estar caminando a través
del hielo y la nieve observan a los niños con ojos cansados que han visto tres
cuartos de siglo de cambios pero nunca nada como lo que ha estado
sucediendo desde el último Halloween. Hombres que lucen como si hubieran
sido oficinistas en trabajos de escritorio antes de que los muros cayeran
mantienen el perímetro, rodeando a las mujeres, los niños y la gente mayor.
Ahora son todos desplazados. Sin trabajos. Sin cheques de pago. Sin ninguna
de las reglas según las cuales solían vivir. Lucen exhaustos. Desesperados. Eso
me mata. Han cambiado a una nueva canción, otro himno. La gente necesita fe
en momentos como este. No puedes darle fe a alguien. La tienen, o no. Pero
seguramente puedes intentar darles esperanza.

Ella me da una mirada desolada.

—Si alguna vez hubo un momento para que nos deslumbraras con tu
genialidad, es ahora.

99
Amazing Grace: himno cristiano del Siglo XVIII.
—Estoy trabajando en ello. Pero necesito material. Vamos. Volveremos antes
de que alguien siquiera note que nos fuimos.

Nos giramos y comenzamos a caminar por la calle. Voy a tener que dejarla en
la superficie. No voy a revelar ninguno de los secretos subterráneos de Dublín.
Pero la llevaré tan cerca como pueda y la dejaré en algún lugar protegido. La
nieve cruje bajo mis botas dos veces, mientras me hundo a través de la nieve,
luego hielo, nieve luego hielo. Oigo a Jo atravesar tres capas porque pesa más
que yo. El cielo está blanco con gruesos copos cayendo arremolinados en un
despliegue vertiginoso si levantas la mirada para seguirlos demasiado tiempo.
Se derriten sobre mi rostro, la única parte de mí que está expuesta. Asaltamos el
guardarropa de Chester’s antes de salir, envolviéndonos en capas,
colocándonos gorros, guantes y botas. Si este clima se mantiene, podríamos
terminar con tres metros de hielo y ventisca en el próximo día o dos y cerrará la
ciudad completamente. La gente que no pensó en salir en busca de calor, se
congelará, atrapada por la nieve en sus escondites. Si el sol no comienza a
brillar pronto, esta cosa nunca se derretirá. Simplemente seguirá apilándose. El
tiempo se está volviendo más crítico con cada día que pasa. ¡No puedo creer
que perdí casi un mes completo en la Mansión Blanca con Christian! Hablando
de ello, miro alrededor con cautela, revisando todos los techos, asegurándome
que la Bruja no esté sentada en uno de ellos, tejiendo, o peor, lista para lanzarse
sobre nosotras. La maldita y loca perra destripadora me pone los pelos de
370
punta. Tiemblo.

—Tenemos que congelar el cuadro, Jo. Toma mi mano.

Me da una mirada como si estuviera desquiciada.

—¡No hay forma de que me hagas eso! Especialmente no sobre hielo. La


mitad de tu rostro es un moretón y la otra mitad se está recobrando de otro.
¿Te has visto en el espejo recientemente?

—Eso no es porque sea descuidada al congelar el cuadro. Es por el estúpido


e imbécil de Ryodan.

—El estúpido e imbécil de Ryodan va a romperte ambas piernas si das un


paso más —dice Ryodan justo detrás de nosotras.

Me vuelvo rápidamente hacia él.

—¿Por qué estás siempre persiguiéndome?

—Siempre me estás obligando.

—¿Cómo sigues encontrándome? —¿Tengo un faro intermitente en mi frente


que envía una señal directo hacia él cada vez que desobedezco una orden? Me
niego a creer que desde que me mordió, pueda rastrearme a donde sea que yo
vaya. Ése es un pensamiento sofocante. Es incorrecto e injusto.

—Regresa adentro. Ahora.

—No me encontraste en la Mansión Blanca. —Una bombilla se enciende en


mi cabeza. He estado ocupada con otras preocupaciones, o lo habría traído a
colación antes—. ¡No puedes rastrarme en Faery! —Es por eso que estaba tan
enojado. Casi golpeo el aire con el puño de tan feliz que estoy. Tengo una zona
segura. Si alguna vez necesito ocultarme de él, Faery es el lugar al que ir—. Y tú
eres el que siempre está haciéndome hacer cosas que hacen que tenga que
hacer otras cosas que no son las que quieres que haga. No es mi culpa. Solo
estoy reaccionando a ti.

—Allí está tu primer error. Aprende a actuar, niña.

—Estoy actuando. Estoy intentando hacer algo sobre nuestros problemas.

—Y tú, Jo —dice suavemente—. Deberías haberlo sabido mejor.

—Déjala fuera de esto —digo.

—Te ayudó a desobedecerme.


371
—No lo hizo. Porque, verás, no te desobedecí. Dijiste que podía salir con uno
de “los tuyos”. Estás acostándote con ella todos los días, y si eso no la hace una
de los tuyos entonces necesitas dejar de acostarte con ella. O bien lo es o no, y
no puedes tener los dos. No tienes la oportunidad de tener sexo con la gente y
luego descartarla. Así que. ¿Es Jo una de los tuyos? ¿O solo otro pedazo de
trasero en tu interminable línea?

—Dani, detente —advierte Jo.

—Mierda, no, no me voy a detener. —Estoy tan enojada que estoy


vibrando—. ¡Él no te merece y tú mereces algo mucho mejor! —No ayuda que
detrás de Ryodan las personas con las latas de fuego hayan cambiado de
canciones una vez más y ahora estén tronando con una conmovedora
interpretación de “Salve Glorioso San Patricio”, aplaudiendo sus manos y
golpeando las latas con trozos de madera, poniéndose todos bulliciosos.
Mientras más fuerte cantan, más se calienta mi temperamento—. Siempre está
presionando a todos los demás a su alrededor pero nunca nadie lo censura. Yo
digo que ya es hora. O bien le importas o no, y necesita decir cuál es. Quiero
saber cuál es.

—Ella importa —dice Ryodan.

Jo luce pasmada.
Eso me enoja aún más. Luce toda soñadora y enamorada otra vez. Cualquiera
podría ver que ella no es su tipo.

—Mentiroso, ¡no importa!

—Dani, guárdatelo —dice Jo.

Lo conozco. Sé cómo me engañó. Está discutiendo sobre cosas sin


importancia. Por supuesto que ella es importante. Pero no dijo “para mí”.
Importa para el club, por razones mercenarias, porque es una mesera.

—¿Te importa, como, emocionalmente? ¿La amas?

—Dani, ¡detente ahora mismo! —dice Jo, horrorizada. A Ryodan le dice—: No


le respondas. Lo siento. Solo ignórala. Esto es tan vergonzoso.

—Respóndeme —le digo a Ryodan. La gente de los himnos realmente lo está


pasando bien ahora, bailando y balanceándose, y casi tengo que gritar para ser
oída. Pero está bien. Tengo ganas de gritar.

—Por la mierda —gime Ryodan sobre el hombro—. ¿No pueden irse a cantar
a algún otro lugar?

—Quieren entrar —digo—. Van a morir en tu puerta porque eres demasiado 372
imbécil para salvarlos.

—El mundo no es mi responsabilidad.

—Obviamente. —Pongo veinte clases de censura verbal en esa única palabra.

—Ella quería ir a encontrar a Dancer —dice Jo—. Creo que es importante.


Algunas veces tienes que confiar en ella.

—¿La amas? —presiono.

Jo gime como si fuera a morir de vergüenza.

—Oh, Dios, Dani, ¡cállate!

Espero que se burle de mí, que diga algo ofensivo, que me lance un insulto
de vuelta en mi rostro, pero solo dice:

—Define amor.

Miro directamente a esos claros y fríos ojos. Hay algún tipo de desafío allí.
No entiendo a este tipo. Pero la definición que quiere es fácil. Tuve un montón
de tiempo en una jaula para pensar en ello. Una vez vi un programa de
televisión que daba la definición perfecta, y se la digo ahora.
—El cuidado activo y la preocupación por la salud y el bienestar del cuerpo y
corazón de otra persona. Activamente. No pasivamente. —En resumidas
cuentas, recuerdas a esa persona todo el tiempo. Nunca la olvidas. Tienes en
cuenta su existencia en la tuya cada hora de cada día. Sin importar lo que estés
haciendo. Y nunca la dejas encerrada en algún lugar para morir.

—Piensa en lo que eso abarca —dice—. Proveer comida. Techo. Protección


de los enemigos. Un lugar para descansar y sanar.

—Te olvidaste de la parte del corazón. Pero no esperaba otra cosa. Porque
no tienes uno. Todo lo que tienes son reglas. Oh, y sí, más reglas.

Jo dice:

—Dani, no podemos solo…

Ryodan la interrumpe.

—Esas reglas mantienen viva a la gente.

Jo intenta otra vez.

—Miren, chicos, creo…

—Esas reglas estrangulan a la gente que necesita respirar —digo, hablando


373
justo por encima de ella. Nadie la está escuchando de todos modos.

Repentinamente, él me tiene del cuello de mi ropa, colgando en el aire, mis


pies colgando sobre el suelo, nuestras narices tocándose.

—Según tu propia definición —dice—. Tú tampoco amas a nadie. Un


argumento podría ser hecho de que solo haces una de esas tres cosas con la
gente más cercana a ti: los conviertes en tus enemigos, matas a la gente que
aman, o haces que los maten. Cuidado. Estás sobre un hielo más delgado de lo
que jamás has estado conmigo.

—¿Por qué estoy preguntándote si amas a Jo? —digo fríamente, como si no


estuviera colgando indefensa de mi camisa. Como si él no acabara de lanzarme
un malvado golpe bajo.

—No es asunto tuyo, Dani —dice Jo—. Puedo cuidar de mí…

—Saca la cabeza de tu trasero y ve el mundo —dice Ryodan.

—Yo sí veo el mundo —digo—. Lo veo mejor que la mayoría de la gente y lo


sabes. Bájame.

—… misma perfectamente. —Ahora Jo también está sonando algo enojada.


—Y por esa misma razón, eres más ciega que la mayoría —dice Ryodan.

—Eso no tiene sentido. Todavía estoy colgando aquí, amigo. —Intento tocar
el suelo con la punta de los pies pero creo que estoy unos cuantos centímetros
por encima.

—No ves el bosque a causa de los árboles.

—No hay bosque. Las Sombras lo devoraron. Déjame ir. No puedes


simplemente tener colgada a la gente en el aire cuando se te ocurra.

Me suelta tan abruptamente que tropiezo sobre el hielo y casi caigo, pero me
atrapa y me pone sobre mis pies otra vez. Sacudo el brazo para sacar su mano.

—No necesita haber amor —dice Jo—. Algunas veces no es sobre eso.

—¡Entonces no deberías estar acostándote con él!

—Con quien me acuesto es mi problema —dice Jo.

—Yo no me “acuesto” con nadie. Yo follo —dice Ryodan.

—Gracias por esa aclaración tan necesaria —digo con enojo empalagoso—.
¿Oyes eso, Jo? Eres follada por él. Ni siquiera tiene la decencia de acostarte.
Jodida. Lisa y llanamente. —Estoy más allá de la ira. Estoy viendo a través de
374
una neblina roja. La maldita gente de las latas de fuego está cantando tan alto
que dificultan mi capacidad de pensar correctamente. Quiero a Dancer. Ryodan
me vuelve loca. Jo es un caso perdido. Dublín está muriendo.

No puedo soportarlo más, así que golpeo a Ryodan en la nariz.

Todos nos congelamos en cierta forma por un segundo y ni siquiera yo


puedo creer que acabo de hacer retroceder y golpear a Ryodan sin advertencia
y sin provocación real. Al menos no más de la que siempre me da.

Entonces Ryodan apresa mi brazo y comienza a arrastrarme de vuelta hacia


Chester’s, luciendo más enojado de lo que alguna vez lo he visto, pero Jo toma
mi otro brazo, tratando de detenerlo, gritándole y gritándome. Me estoy
resbalando y deslizando sobre el hielo, intentando sacármelos de encima.

Avanzamos a tropezones a través de los montones de nieve, peleando uno


con el otro, cuando repentinamente, el día se pone neblinoso y no puedo oír
ningún sonido de los que estamos haciendo. Mi boca se mueve y nada sale.
Tampoco puedo oír a la gente de las latas de fuego. Ni siquiera puedo oír mi
respiración en mis oídos. El pánico aprieta mi pecho.

Ryodan y yo nos miramos el uno al otro y tenemos un momento de perfecta


comunión como Dancer y yo tenemos a veces. Sin necesidad de palabras.
Estamos hechos del mismo material. En la batalla no hay otra persona con
quien quisiera estar. Ni siquiera Christian o Dancer.

Agarro a Ryodan y él me agarra a mí y hacemos un sándwich de Jo entre


nosotros.

Entonces salimos de ahí congelando el cuadro como si el diablo estuviera en


nuestros talones.

O más precisamente, el Rey Escarcha.

375
Traducido por hatlish

Corregido por V!an*

omo si estuviéramos encadenados juntos o algo, Ryodan y yo nos


C detenemos aproximadamente a tres cuartas partes de la cuadra.
Avanzamos lo suficiente para escapar del peligro, pero permaneceremos lo
suficientemente cerca como para poder ver Chester’s.

Para cuando echamos una mirada hacia atrás, es demasiado tarde. La


temperatura donde estamos parados acaba de caer unos treinta grados. El Rey
Escarcha está desapareciendo en una hendidura en el aire justo encima de la
376
calle, a unos noventa metros de distancia. La niebla es aspirada, la mancha
oscura vuelve a un portal, la hendidura se desvanece y el ruido regresa al
mundo.

En cierta forma. Jo está llorando, pero suena como si estuviera haciéndolo


dentro de una bolsa de papel debajo de una pila de mantas.

Un día, en el campo cerca de la abadía, una vaca me dio un cabezazo en el


estómago porque me choqué con ella congelando el cuadro cerca ella y la
desperté, asustándola. Ahora me siento de la misma manera: no puedo hacer
entrar aire en mis pulmones. Sigo tratando de inflarlos pero están tan planos
como panqueques pegados. Cuando por fin me las arreglo para respirar, es con
un gran resuello que suena hueco y equivocado, y está tan frío que quema al
bajar.

Miro la calle con desaliento.

Todos están muertos.

Todos y cada uno de ellos están muertos.

100
“She blinded me with science”: canción de Thomas Dolby.
La parte superior de Chester’s es una escultura de estatuas congeladas
rodeada de hielo y silencio.

—¡Mierda, no! —exploto, gimiendo al mismo tiempo.

Donde, hasta unos momentos atrás, la gente estaba hablando y cantando,


preocupándose y planificando, viviendo, por la mierda, viviendo, no queda una
chispa de vida. Cada hombre, mujer y niño que nos rodeaba está muerto.

La raza humana se ha reducido en otros pocos cientos.

Rey Escarcha: 25. Humanos: 0.

Dublín va a ser un maldito pueblo fantasma si esto sigue así.

Me quedo mirando. Bultos, perillas y pilares blancos, la gente está cubierta


de escarcha y luego glaseada con una gruesa capa de hielo brillante.
Carámbanos cuelgan de sus manos y codos. Sus respiraciones son columnas
heladas de cristales esmerilados en el aire. El frío que irradia la escena es
doloroso, incluso desde aquí, como si parte de Dublín acabara de ser sumergida
en el espacio exterior. Los niños están congelados, acurrucados alrededor de las
latas de fuego, calentándose las manos sobre ellas. Los adultos están
congelados, con los brazos alrededor unos de los otros, algunos
tambaleándose, otros aplaudiendo. Está inquietantemente silencioso,
377
demasiado silencioso. Como si toda la escena estuviera pesadamente
desconcertada y todo el ruido estuviera siendo absorbido.

A mi lado, Jo está llorando de manera suave y bonita. Es el único ruido en la


noche, ¡diablos, suena como si fuera el único ruido en el mundo entero! Es de
imaginar que ella llore como un elegante gato. Yo lloriqueo como un perro
mocoso, con grandes sonidos húmedos y de succión, no con pequeños suspiros
y maullidos. Me quedo ahí en silencio, temblando, apretando los dientes y
formando puños con las manos para evitar lloriquear.

Me retiro como lo hago siempre que las cosas son demasiado para mí. Finjo
que no hay gente bajo toda esa escarcha y hielo. Me niego a permitir que lo
que sucedió me toque porque el dolor no va a salvar a Dublín. Finjo que son
piezas de un rompecabezas. Nada más que evidencias. Son la manera de evitar
que ocurra de nuevo, si puedo interpretar las pistas que dejaron. Más tarde, de
nuevo serán gente para mí y haré una especie de memorial aquí.

Ellos solo querían entrar en calor.

—Deberías haberles permitido entrar —digo.

—Especula por qué vino a este lugar en este momento —dice Ryodan.
—Especular, mi trasero. ¡Amigo, eres más frío de lo que ellos están! ¿Y no es
ésa la pregunta del millón de dólares? —No puedo mirarlo. Si les hubiera
permitido entrar, no estarían muertos. Si yo no hubiera estado allí discutiendo
sobre cosas estúpidas y pasando más tiempo convenciéndolo para que los
dejara entrar, no estarían muertos. Tiemblo y abrocho el botón superior de mi
abrigo, justo debajo de mi cuello y me froto la escarcha de la punta de la
nariz—. ¿Nuestras voces te suenan mal?

—Todo suena mal. Toda la calle se siente mal.

—Eso se debe a que está mal —dice Dancer detrás de mí—. Masivamente
mal.

Me vuelvo.

—¡Dancer!

Él me dirige una ligera sonrisa, pero no ilumina su rostro como de


costumbre. Luce cansado, pálido y tiene círculos oscuros bajo los ojos.

—Mega. Me alegro de verte. Pensé que ibas a volver. —Mira a Ryodan y


luego a mí con una expresión curiosa.

Muevo la cabeza hacia un lado y me encojo de hombros. Lo último que 378


quiero que haga es que saque a colación que le dije que Ryodan había muerto.
Me lee bien, como siempre. Más adelante rumiaremos sobre cómo demonios
Ryodan sobrevivió a una evisceración.

—Estaba volviendo…

—No, no era así —dice Ryodan—. Ahora vives en Chester’s.

—No.

—Tuve que ir a una parte —dice Dancer—. Y pensé que quizás habías venido
por mí pero no habías visto la nota que te dejé.

Trato de darle una sonrisa que diga lo feliz que estoy de verlo, pero sale
titubeante.

—Yo también, Mega.

Sonrío entonces, porque siempre estamos en la misma onda.

—Ella vive conmigo —dice Christian desde algún lugar por encima de
nosotros—. Soy el único que puede cuidarla.

Miro hacia arriba, pero no lo veo.


—Me cuido a mí misma. No vivo con nadie. Tengo mis propias guaridas.
¿Qué estás haciendo ahí arriba?

—Rastreando a la Bruja. Intentando encontrar una manera de atraparla. Es


rápida pero no se tamiza.

Me envaro, y miro alrededor con cautela. Eso es todo lo que necesitamos


ahora mismo.

—¿Está aquí?

—Si trajiste a esa perra loca cerca de mí otra vez. —Ryodan no termina la
frase. No necesita hacerlo.

—La dejé en el sur de la ciudad. Tejiendo. Va a estar ocupada por un rato.

Hay un repentino y plano movimiento en el aire e instintivamente me hace


agachar, como una liebre ante un halcón. Creo que el sonido hecho por los
voladores alados de la Caza Salvaje está marcado en el subconsciente sidhe-
seer. Estoy espolvoreada con nieve negra.

—¡Christian, tienes tus alas! —Son enormes. Son increíbles. Puede volar.
Estoy tan celosa que casi no puedo soportarlo.
379
Él ladea la cabeza y me mira. No veo que quede nada humano en su rostro.

—No lo digas como si fuera una puta vida maravillosa. No oíste ninguna
campana tintineante. Lo que oíste fue el sonido de un demonio, no un ángel,
recién nacido. Y como cualquier otro recién nacido, necesita calostro. —Me da
una mirada que creo que se supone es una sonrisa—. Oh, y tú, dulce muchacha,
eres la leche de la madre101.

De repente luce como el más hermoso y apuesto tipo que he visto en mi


vida, y parpadeo. Él está de pie allí, un metro noventa y cinco de príncipe
Unseelie con cabello negro y piel bronceada, con alas gigantescas, aterradores
ojos iridiscentes y brillantes tatuajes que se mueven como una tormenta debajo
de su piel, pero yo estoy viendo a un guapo Highlander. Más o menos. Esto es
nuevo. No es una explosión de su naturaleza de Fae muerte-por-sexo. Ésta es
una controlada...

—¡Estás proyectando un glamour! —Me golpea con una explosión de


erotismo que casi me dobla las rodillas. Está aprendiendo control, y rápido.
Demasiado rápido para mi comodidad. Tomo mi espada—. ¡Apágalo!

—Por ti. Hoy. No siempre. Y recuerda quién te devolvió eso, muchacha.

101
N. de T.: en inglés, “mother’s milk”, expresión que refiere a algo extremadamente necesario.
—Tócala, y te cortaré las alas y las utilizaré para barrer el piso de Chester’s —
dice Ryodan.

—Oh, la tocaré. Y cuando lo haga, no serás capaz de hacer una maldita cosa
para detenerme —dice Christian.

—Nadie va a tocarme —digo—. A menos que yo lo diga. No soy propiedad


pública.

—¿Qué sucede con todos ustedes? —dice Jo—. La gente acaba de ser
asesinada frente a nosotros y todos están demasiado ocupados discutiendo…

—Humanos —interrumpe Christian—. Una pérdida de espacio, de todos


modos. —Mira a Ryodan—. Estás vivo. Lástima. Tenía la esperanza de que la
Bruja acabara contigo para siempre.

—Ni por casualidad.

—Deberías haberlos dejado entrar —le dice Jo a Ryodan—. Entonces no


estarían todos muertos.

—No me digas qué hacer —dice Ryodan, suave.

—Tiene razón —digo—. Deberías haberlos dejado entrar. —El destello de 380
dolor en los ojos de Jo me vuelve loca—. Y no te ensañes con ella.

—Cierto, idiota —dice Christian—. Deberías haberlos dejado entrar. —


Cuando le doy una mirada, se encoge de hombros—. Estoy siendo solidario,
muchacha. Es parte de una relación sana.

Pongo los ojos en blanco.

—No tenemos una relación y no necesito tu apoyo.

—Si los hubiera dejado entrar, la cosa podría haber entrado siguiendo lo que
fuera que lo atrajo hacia ellos en primer lugar, y haber congelado todo el
maldito club —dice Ryodan.

Tiene razón, pero no voy a admitirlo.

—No te enojes con ella —digo de nuevo—. Sé amable con Jo.

—Puedo cuidar de mí misma, Dani —dice Jo.

—Por difícil que pueda parecerles —dice Dancer—. Tenemos problemas más
grandes que sus egos. Oigan. Tenemos que hablar. Entremos. Está
condenadamente frío aquí afuera.
Ryodan lo mira duramente un segundo y puedo decir por la expresión en su
rostro que no le gusta lo que está viendo con su extraña visión de rayos X.

—Cualquier cosa que tengas puede ser dicha aquí. Ahora.

—Eres tan idiota —dice Dancer—. Periódicamente tengo la breve ilusión de


que podrías ponerte más inteligente. Breve.

Jo y Christian miran a Dancer como si pensaran que tuviera deseo de morir.


Río, pero lo mantengo por lo bajo. Ryodan luce enormemente molesto y yo no
estoy de humor para ser cargada sobre un hombro. Quiero oír lo que Dancer
tiene para decir porque para que él me busque, es importante. Miro hacia atrás
a la escena congelada y pierdo la risa de inmediato. Todas esas personas
muertas hacen que me sienta mal del estómago. Murieron en un segundo, sin
razón. La muerte es lo suficientemente mala. Morir por nada añade sal a la
herida.

Miro la escultura de hielo. Esta evidencia está tan fresca como jamás lo
estará. La mañana en que todos esos Unseelie fueron congelados en el Castillo
de Dublín, no llegué a examinar la escena. Quiero acercarme tanto como pueda
hoy, sin congelar el cuadro porque aquella noche en la iglesia cuando fui
bajada a cámara lenta y casi morí, parecía que podía sentir mejor las cosas.
381
Me muevo por la calle, sabiendo que me seguirán: Dancer porque quiere
decirme cosas, Jo porque es... bueno, Jo; Ryodan y Christian porque tienen
algún tipo de problema de propiedad sobre mí, como si yo fuera un súper auto
del que ambos tienen el título de propiedad. Están tan engañados que es
risible.

Abro mis sentidos sidhe-seer. Casi soy asfixiada por un sentimiento de…
equivocación. Como si a las cosas congeladas les faltara un ingrediente esencial,
como si ya no fueran tridimensionales, solo recortes de cartón parados en la
calle.

—Habla, niño —le dice Ryodan a Dancer.

Sé que Ryodan lo irrita porque está dejando en claro que me habla a mí.

—Después de que te fuiste, Mega, me quedé sentado allí durante horas,


mirando. Sabía que me faltaba algo. No estaba mirando las cosas bien.
Comencé a pensar en cómo llegué a Dublín el pasado otoño para visitar la
Trinity102 y ver qué me parecía su Departamento de Física. Quería saber si me
gustaban sus profesores y laboratorios, si tenían equipo lo suficientemente
bueno para el tipo de investigación en que planeaba especializarme. No que

102
Trinity: Trinity College, una universidad de Dublín.
nada de eso sea relevante ahora. Ahora es solo un hobby. Nunca llegué a
revisar el lugar porque dos días después de que llegué, los muros cayeron e ir a
la universidad se convirtió en un punto bastante discutible.

—Por el amor de Dios, crees que me importa quién eres —dice Ryodan.

—El tipo es tan malo como dices, Mega —dice Dancer.

Me detengo a unos cinco metros de la gente congelada y miro alrededor. Jo


y Dancer se detuvieron unos tres metros más atrás y están temblando
miserablemente. Ryodan y Christian me flanquean. Estoy bastante segura de
que Ryodan podría ir más lejos que cualquiera de nosotros, pero no lo hace.
Cuando exhalo, mi aliento se congela en una columna suspendida. Me duelen
los huesos por el frío y mis pulmones arden. No puedo dar un paso más sin
congelar el cuadro. Me estremezco, asimilando todo. ¿Qué elemento está
presente en esta escena que también estuvo presente en todas las escenas que
fueron congeladas? La respuesta está justo aquí, mirándome a la cara, si puedo
quitarme las anteojeras de mis ideas preconcebidas y verlo.

Hay madera, plástico, metal y tierra por todas partes. Pero yo sé que no es
tan simple.

No hay espejos. No hay tapices. No hay paredes. No hay alfombra. No hay 382
muebles reales de ninguna clase. No hay Unseelie. Una escena bastante simple,
realmente. Gente acurrucada alrededor de latas de fuego para mantenerse
caliente. ¿Había fuego en las otras escenas? Al igual que la fea Mujer Gris es
atraída por la única cosa sin la que fue creada, la belleza, ¿es el Monstruo de
Hielo atraído por el calor que nunca podrá tener?

—¿Así que finalmente fuiste y revisaste la universidad? —le digo.

—Sí. Fui a su laboratorio de análisis óptico. El lugar es un sueño. Quería saber


qué le estaba sucediendo a las cosas que fueron congeladas a nivel molecular.
Por qué todavía estaban frías. Por qué se sentían mal.

Considero y desecho la teoría del fuego rápidamente. Se me ocurren cinco


escenas en las que no había fuego presente. Escarbo en mis recuerdos, busco el
archivo donde puse las imágenes reconstruidas de las escenas y las pego en
una pantalla imaginaria en el interior de mi cabeza. Las recorro mientras
escucho, hacia atrás y adelante, dividiéndolas, analizando.

—¿Qué encontraste?

—La Trinity estaba más o menos intacta. Parece que la gente no roba cosas
que no responden a sus necesidades más inmediatas. Cerré con candado todo
lo que quería guardar para mí antes de irme. ¡Tienen sistemas láser
Femtosecond ultrarrápidos! La configuración es dulce. Casi todo aquello con lo
que siempre quise jugar está allí. ¡Amiga, tienen un FT-IR conectado a un
microscopio infrarrojo Nicolet Continuum!

—Amigo —digo con admiración, aunque no tengo ni idea de qué acaba de


decir. Vuelvo a mirar más allá de mi pantalla mental hacia la escena frente a mí,
preguntándome si esta gente también lo vio venir, como muchos de los otros.
Deben haberlo visto. Debajo del hielo sus bocas están abiertas, los rostros
contraídos. Al final estaban gritando. Silenciosamente, pero gritando igual.

—Con los suficientes generadores funcionando, no hubo ningún tipo de


espectroscopia que yo no pudiera realizar —dice alegremente Dancer.

—¿Qué diablos es la espectroscopia? —dice Christian.

—El estudio de la interacción entre la materia y la energía radiada —dice


Dancer—. Quería excitar las moléculas para poder estudiarlas.

—Qué… excitante —dice Ryodan.

—Prefiero excitar mujeres —dice Christian.

—Eso me excita como la mierda —digo—. No se burlen de Dancer. Él puede


pensar en círculos alrededor de ustedes. Probablemente podría averiguar cómo 383
excitar sus moléculas y sacárselas.

—La excitación —dice Dancer—. Puede ser lograda mediante una serie de
medios. Yo estaba especialmente interesado en la temperatura y la velocidad,
interesado en la energía cinética de nuestros detritos de las bolsas ziplock.
Pensé que el estado base de los átomos podría decirme algo.

Tienes que amar a un chico que dice cosas como "cinética" y "detritos".

—¿Qué es la energía cinética? —dice Jo.

—Todo vibra, todo el tiempo. Nada está inmóvil. Los átomos e iones están
constantemente desviándose de su posición de equilibrio —explica Dancer—.
La energía cinética es la energía que un objeto posee debido a su movimiento.

—El sonido es un tipo de energía cinética —digo. A menudo me he


preguntado acerca de las propiedades de mi capacidad de congelar el cuadro,
por qué puedo utilizar la energía de la manera que lo hago, de dónde la
obtengo, cómo puede mi cuerpo crearla pero no lo hace el de otra persona.
Estoy fascinada por los diferentes tipos de energía, lo que pueden hacer, cómo
todo lo que nos rodea está en constante movimiento, aunque sea a un nivel
minúsculo—. Cuando uno rasguea una guitarra, las moléculas son perturbadas
y vibran en la frecuencia en la que vibren en esas circunstancias. Su energía
cinética crea sonido.

—Exactamente —dice Dancer—. Otro ejemplo de energía cinética es cuando


haces sonar un látigo en una de varias maneras específicas de movimiento, el
sonido que produce se debe a que una parte del látigo se está moviendo más
rápido que la velocidad del sonido, y crea una pequeña explosión sónica.

—No lo sabía. —Ahora estoy celosa de un látigo. ¡La velocidad del sonido es
de más de mil cien kilómetros por hora! Yo no produzco explosiones sónicas.
Quiero ser un látigo. Me gusta la idea de andar por ahí haciendo explosiones
sónicas por todas partes. No puedo creer que nunca me dijera esto antes.

—Será mejor que esto vaya a alguna parte —dice Ryodan.

—Lo hace —digo—. Dancer no pierde el tiempo.

—Está perdiendo el mío.

Algo está mordisqueando el borde de mi cerebro. Me alivia saber que esta


gente murió rápidamente y sin sufrimiento, porque acabo de calcular la
trayectoria más probable del sendero del Rey Escarcha, desde donde lo vi
desaparecer, y estaba equivocada en mi primera suposición. No hay manera de
que esta gente lo viera venir. Ninguno de ellos estaba mirando en la dirección
384
desde la que vino. Murieron instantáneamente, sin conciencia de qué los mató.
Estoy aliviada. A diferencia de mí, la mayoría de la gente no parece querer vivir
su muerte en cámara lenta. Mamá solía decir que esperaba morir mientras
dormía, fácil y sin dolor. No fue así.

—Nunca vas a creer lo que descubrí —dice Dancer—. Estaba mirando


directamente los resultados y aun así me negaba a aceptarlo. Seguí revisando,
ejecutando pruebas diferentes, probando diferentes objetos. Volví y tomé más
ziplocks y también probé esas cosas. Los resultados fueron los mismos una y
otra vez. Sabes lo que es el cero absoluto, ¿verdad, Mega?

—¿Como, este lugar donde estoy parada? —digo, pero no lo digo en serio,
porque si lo hiciera, no estaría parada aquí. Estaría muerta. Frunzo el ceño,
estudiando la escena, tratando de dar sentido a algo. Si no lo vieron venir, ¿por
qué estaban gritando? ¿Sintieron el mismo pánico sofocante que sentí yo en el
Castillo de Dublín antes de que llegara?

—¿No es el cero absoluto solo una teoría? —dice Christian.

—Técnicamente, sí, porque toda la energía nunca puede ser eliminada. La


energía del estado fundamental sigue existiendo, aunque el enfriamiento por
láser ha logrado producir temperaturas de menos de una billonésima parte de
un grado Kelvin.

—Una vez más, ¿cuál demonios es el punto? —dice Ryodan—. ¿Estás


diciendo que estas escenas están siendo enfriadas hasta el cero absoluto?

—No. La única razón por la que lo mencioné fue para ilustrar la conexión
entre el frío extremo y la actividad molecular, y el hecho de que incluso en el
frío más extremo posible, todos los objetos todavía tienen algún tipo de
energía.

—¿Y? —dice Jo.

—A nivel molecular, los escombros dejados por el Rey Escarcha no tienen


absolutamente nada de energía. Nada.

—¡Eso es imposible! —digo.

—Lo sé. Hice las pruebas una y otra vez. Probé varias muestras de cada
escena. Fui al Castillo de Dublín, tomé trozos de Unseelie de la nieve y los puse
a prueba también —dice—. Están inertes, Mega. No hay energía. No hay
vibraciones. Nada. Están inmóviles. Más muertos que muertos. ¡Las cosas que
estuve probando no pueden existir, y, sin embargo, las tenía en mis manos! La
física tal como la conozco está siendo reinventada. Estamos en el umbral de un
385
nuevo mundo.

—¿Así que crees que es atraído por la energía y se la come? ¿Como


combustible, quizás la utiliza para poder moverse a través de las dimensiones?
—dice Jo.

Dancer sacude la cabeza.

—No creo que sea tan simple. La mayoría de las escenas que congeló no
tenían una reserva impresionante de energía. Si buscaba la energía, hay un
número infinito de lugares más ricos en ese combustible. Mi hipótesis es que la
ausencia de energía cuando se desvanece es un efecto secundario y quizás
completamente involuntario de lo que sea que esté haciendo, algo tangencial a
su objetivo primordial.

—Tuve la misma impresión con mis sentidos sidhe-seer en el Castillo de


Dublín, que no era maligno o destructivo intencionadamente. Sentí que era
enormemente inteligente y que estaba a la caza de algo.

—¿Cuál es su objetivo principal? —dice Ryodan.

Dancer se encoge de hombros.


—Ojalá lo supiera. No he sido capaz de averiguarlo. Aún. Estoy trabajando en
ello.

—Bueno, ¿qué se supone que hagamos? —dice Jo, mirando alrededor—.


¡Tiene que haber algo!

—¿Quedarnos parados, esperando que la maldita cosa decida aparecer


mientras estamos buscando, entonces golpearlo con lo que sea que tengamos a
mano en los dos segundos que está aquí en nuestro mundo? —dice Christian
con disgusto—. Por lo menos yo sé qué quiere la Bruja Carmesí. Tripas,
preferiblemente inmortales. —Le lanza una mirada a Ryodan—. Y sé qué utilizar
como carnada.

—Yo también —dice Ryodan.

—¿De qué están hablando? —dice Jo, su mirada yendo de Christian a


Ryodan—. ¿Qué es la Bruja Carmesí?

Me doy cuenta de que no ha visto mi Diario de Dani. Tampoco sabe que


Ryodan alguna vez estuvo muerto. No tiene idea de que su "novio" es inmortal.
Decido guardar esa bomba para el momento perfecto. También decido que voy
a pasar mucho tiempo con Christian y Ryodan, esperando a que la Bruja venga
tras ellos. Yo la dejé suelta. Yo soy quien tiene que enviarla de vuelta al infierno. 386
Ryodan le dice a Dancer:

—Trabaja más rápido. Vuelve a tu laboratorio y encuéntrame una respuesta.


Dublín se está convirtiendo en Siberia y la cosa acaba de depositar un montón
de mierda congelada encima de mi club.

—Al menos no congeló la puerta —digo—. Porque entonces no podríamos


volver a entrar.

Ryodan me lanza una mirada que dice que él sabe que yo conozco la forma
de volver a entrar.

—Prueba con un lanzallamas —dice Christian—. Hace su trabajo. Hasta que


todo explota.

—Hablando de eso, ¿alguna idea sobre lo que hace estallar a las escenas? —
le pregunto a Dancer.

—Creo que crea una especie de vacío energético donde las cosas se vuelven
inestables. Como dije, la física no está funcionando bien. Es posible que los
objetos reducidos a nada de energía sean frágiles, y cuando son alterados por
las vibraciones de los objetos alrededor, explotan. La falta de energía también
puede ser como una falta de "pegamento" necesario para mantener unida a la
materia. Excepto que en estos casos están cubiertos de hielo. Una vez que esa
cáscara está comprometida, todo se deshace. Cuanto mayor sea la perturbación
de las moléculas que rodean la escena, más violenta será la explosión. Tú
entrando congelando el cuadro para estudiar la escena generarías una
perturbación de vibraciones significativa.

A veces se me escapan las cosas más obvias. ¿Cuántas escenas explotaron


cuando Ryodan y yo estábamos moviéndonos en cámara rápida a través de
ellas y yo nunca sumé dos más dos? Reflexiono sobre lo que Dancer acaba de
decirme, lo mastico con otros pocos hechos, lo mezclo todo bien para ver qué
obtengo.

El Rey Escarcha no deja energía tras de sí cuando se desvanece. Es extraída


de todo lo que congela.

R'jan dijo que cuando el RE atacó lugares en Seelie, los Fae no fueron solo
asesinados, sino que fueron borrados como si nunca hubieran existido.

Las dos veces que vi aparecer al RE, todo el sonido desapareció. Ninguno de
nosotros podía oír nada. Dancer confirmó un tercer caso de silencio similar y las
secuelas de sonido hueco en el evento de WeCare del que fue testigo.

¿Por qué debería desaparecer el sonido? ¿Por qué todo dejaba de vibrar en 387
el instante en que aparecía el RE? ¿Por qué las cosas dejarían de vibrar? ¿Por
qué estaba succionando energía? ¿Qué es exactamente lo que está haciendo el
RE? ¿Qué lo atrae hacia donde está siendo atraído? ¿Cuál es el maldito factor
común? Hasta que lo descifremos, no tendremos esperanza de detenerlo.
Somos blancos fáciles.

Examino el cuadro congelado ante mí. Necesito respuestas y las necesito


ahora. Antes de ir a la Mansión Blanca podría haber tenido un poco de tiempo
para jugar con esto, pero desde que he estado fuera, las cosas en mi ciudad se
han vuelto críticas. Hay demasiada nieve y el frío se está haciendo demasiado
extremo, y si el RE no mata a la gente, el frío lo hará.

¿Cuántos cientos, incluso miles de personas más morirán antes de que


descifremos cómo detenerlo? ¿Qué pasa si luego va a la abadía? ¿Y si se lleva a
Jo? ¿Qué pasa si los generadores de todo el mundo se quedan sin combustible
y todos mueren encerrados, solos?

Suspiro y cierro los ojos.

Me estremezco. Lo que necesito ver está justo frente a mí. Puedo sentirlo.
Simplemente no estoy mirándolo con los ojos correctos, con los ojos claros que
no sufren conflictos. Necesito un cerebro como el mío y ojos como los de
Ryodan.
Me concentro en la parte trasera de mis párpados, absorbo lo gris en ellos y
me encierro en un capullo con ello. Construyo un útero blando donde puedo
comenzar el proceso de borrarme a mí misma, de separarme del mundo; aquel
en el que existo y en el que soy parte de la realidad, y todo lo que veo está
coloreado por mis pensamientos y sentimientos.

Alejo todo lo que sé sobre mí misma, todo lo que soy y me hundo en una
caverna tranquila en mi cabeza donde no hay corporeidad, no hay dolor.

En esa sombría cueva, no visto un abrigo largo de cuero negro, o ropa


interior de calaveras y tibias cruzadas, o hago bromas. No amo ser una
superheroína. No creo que Dancer sea apuesto y no soy virgen, porque en
realidad ni siquiera existo.

En esa cueva, nunca nací. No moriré.

Todas las cosas son destiladas hasta su esencia.

Entro en mi cabeza y me convierto en esa otra yo, aquella de la que no le


cuento a nadie.

La observadora.

Ella no puede sentir hambre en su estómago o los músculos acalambrados 388


por estar en una jaula durante días y días. Ella no es Dani. Ella puede sobrevivir
a cualquier cosa. No siente nada. Ve lo que está delante de ella solo y
exactamente por lo que es. Su corazón no se rompe un poco cada vez que su
mamá se va, y ella no pone un precio demasiado alto para su supervivencia.

No me dejo ir y la busco con frecuencia porque una vez me quedé atrapada


allí y ella se hizo cargo y las cosas que hizo…

Vivo en el terror de que un día no volveré a ser Dani.

¡Pero, maldición que es inteligente! Dura, también. Ve todo. Es difícil ver


como lo hace ella. Me hace sentir como un fenómeno. Cree que soy una
cobarde. Pero nunca me rechaza cuando vengo.

Abro los ojos y estudio la escena. Ella es una receptora. Las cosas entran y
salen. Ella las procesa. Sin ego o identidad. Nada excepto un rompecabezas
aquí, y todos los rompecabezas pueden ser resueltos, todos los códigos
decodificados, de todas las cárceles se puede escapar. No hay un precio
demasiado alto para el éxito. Es un fin y hay medios, y todos los medios están
justificados.

Los hechos, vacíos de emoción, toman un aspecto completamente diferente.


Gente golpeando latas. Golpeando el aire con los puños. Algunos aplauden.
Otros se calientan. Recojo y desecho. Desnudo todo hasta su esencia.

Sus cuerpos están doblados y moviéndose en formas que sugieren


movimiento intencionado, incluso relajado, no la tensión muscular e instintiva y
la flexión del esqueleto del pánico. Todos aquellos cuyas bocas están
congeladas abiertas parecen estar formando una alargada E. Sus ojos están casi
cerrados y los tendones están tensos en su cuello.

Yo no podía verlo, pero ella sí.

Está justo ahí, frente a nosotros. Estuvo allí todo el tiempo. Ella piensa que es
obvio y que yo soy estúpida. Yo creo que ella es una loca sociópata.

Tengo mi respuesta pero no puedo regocijarme en ella porque ella no siente.


Cierro los ojos para desprenderme pero ella no me lo permite. Quiere quedarse.
Piensa que está mejor equipada que yo. Intento abandonar la cueva pero ella
esconde todas las puertas. Visualizo luces brillantes allí, como aquellas en la
parte superior de BL&C. Ella las apaga.

Abro los ojos porque no puedo soportar la oscuridad.

Ryodan me está mirando con fuerza. 389


—Dani —dice—. ¿Estás bien?

Él utiliza un signo de interrogación completo, sin adulterar, un interrogatorio


que se eleva como el de una persona normal, y esa simple cosa penetra. Me
sorprenden las cosas que la agitan. Eso afloja su asidero sobre mí y me libero.
Supongo que mi sentido del humor es más de Dani, no de ella, que cualquier
otra cosa en nosotras porque cuando él entra en mi mente, ella se marcha. Por
unos pocos segundos fugaces sé que voy a olvidarla de nuevo. Creo que ella
me hace olvidarla y que no la recordaré hasta que la necesite o sea empujada
demasiado lejos.

Luego ya ni siquiera sé eso.

Reproduzco todas mis escenas archivadas, buscando, y encontrando, esa


única cosa en común que me tomó tanto tiempo ver. Estaba justo frente a mí
todo este tiempo, pero no podía dejar atrás mis prejuicios. Vi lo que esperaba
ver y eso no era lo que era en absoluto.

—¡Santas frecuencias congeladas, Dancer! —digo suavemente—. ¡Está


bebiendo Slurpees103 de sonido!

103
Slurpee: bebida congelada de varios sabores.
—¿Qué? —dice Dancer.

Ninguno de ellos estaba gritando. Toda la gente que creía que estaba
gritando por el miedo y el horror al final estaban cantando.

La música cambia bajo mis pies. Una canción de heavy metal acaba de
comenzar en Chester’s y las vibraciones aumentan tanto en ritmo como en
intensidad. Siento que la sangre abandona mi rostro.

Si tengo razón…

Y tengo razón.

Hay miles de personas debajo de nosotros, en Chester’s, y aunque no estoy


realmente impresionada por su elección de estilo de vida, la carrera en la que
estamos ahora necesita a todos los seres humanos que nos queden.

—¡Tenemos que apagarlo! —digo—. ¡Tenemos que apagar todo ahora


mismo! ¡Amigo, tenemos que cerrar Chester’s!

390
Traducido por Lizzie

Corregido por Mari NC

ás allá de la ventana grabada con hielo de mi habitación, gordos


M copos de nieve flotan perezosamente hacia el suelo. A diferencia de
mí, ellos no conocen urgencia. En la abadía, la nieve obedece a una simple
directiva principal: caer sin cesar. Comenzó dos días después de que Sean se fue 391
a trabajar en Chester’s, y no ha parado en veintitrés.

Mi corazón sufre una acumulación similar, con frío acumulándose en


peligrosos valles y surcos. A pesar de nuestros esfuerzos por hacerlo retroceder,
el invierno cobra más de nuestro mundo con cada día que pasa. El nuestro se
ha reducido a caminos abiertos a pala entre paredes blancas cubiertas de hielo
hasta la cintura. No sé cómo navegar en este nuevo terreno. Temo que los
duendes de la nieve de mi abuela acechen en estos rumbos, a la espera de
llevarse a aquellos que se desvían hacia el cegador blanco invernal.

Sean no ha sido capaz de llegar a la abadía ni yo he podido salir durante


quince días. Nos aventuramos en el campo con hachas y sierras solo para
procurarnos madera de árboles caídos congelados, para que podamos
mantener nuestros fuegos ardiendo. Se nos ha acabado la gasolina, los
generadores callados en un silencioso recordatorio de los tiempos auspiciosos
de los que ya no disfrutamos. Tenemos pocas y preciosas velas y faltan
ingredientes para hacer más. Si no fuera por las baterías que Dani pasó
semanas almacenando obsesivamente como protección contra las Sombras
hace meses, posiblemente todas estaríamos muertas, incapaces de protegernos
a nosotras mismas de las amorfas apariciones que todavía puedan acechar

104
“Oh the weather outside is frightful”: del villancico “Let It Snow”.
dentro de nuestros muros, aunque todavía tenemos que vislumbrar una desde
la noche que Cruce fue enterrado en el sepulcro subterráneo. Algunos dicen
que el Rey Unseelie se las llevó consigo cuando se fue. Uno puede tener
esperanza.

La noche nos ve reunidas en salas comunes para conservar los suministros. Es


imposible decir cuándo se detendrá esta nieve. El cielo está negro noche o
tormenta de plomo excepto por el ocasional rayo de brillante luz solar
atravesando las nubes. Si no removemos pronto el peso acumulado del techo
de la capilla, perderemos tanto el techo como los soportes interiores. El hielo
triturará nuestro altar y la ventisca se apoderará de nuestras bancas. Temprano
esta mañana las vigas crujieron y gimieron un sombrío himno mientras oraba:
Dios, concédeme la serenidad, sabiduría, fuerza, coraje y fortaleza.

Pero no todo es nieve en nuestra abadía. Oh, no.

No todo es frío dentro o fuera de nuestras paredes.

Mi ala de la abadía está a unos templados dieciocho grados, sin un fuego


ardiendo.

Mis aposentos están cercanos a los veintiséis, sofocantes para alguien nacido
y criado en la Isla Esmeralda. Me limpio mi frente y meto húmedos mechones 392
detrás de mis orejas. Desabrocho el primer botón de mi blusa y toco
ligeramente mi piel.

Más allá de la ventana, el mundo de fuego cristalino se eleva sobre la abadía,


reluciendo tan brillante como los diamantes en un caprichoso rayo de sol. Entre
eso y el muro perimetral de mi alcoba, la nieve brilla por su ausencia.

En ese estrecho límite, la hierba crece.

¡Hierba, por los santos, verde como el trébol de San Patricio! Verde Kelly
como el trébol deforme que simboliza la misión y la integridad de nuestra
orden de Ver, Servir y Proteger.

Contra la argamasa que se desmorona contra la pared de mi dormitorio,


sensuales flores en cada tono de mora y orquídea, cereza y Bizancio se inclinan
y se mecen con flores tan pesadas en delicados tallos que se arquean y
asienten, engañosamente dulces en una brisa tan conflictuada como mi alma,
templada un momento, helada al siguiente.

Si yo abriera la ventana y separara el vidrio emplomado, el aroma que flotaría


me intoxicaría. Las flores apestan a especias que me hacen pensar en alfombras
persas y tierras lejanas donde se fuman pipas de agua en el desayuno y los
sultanes mantienen harenes, y la vida es perezosa, licenciosa, y de corta
duración.

Pero bien vivida, diría Cruce.

Seco el sudor de mis manos y aliso un plano sobre el escritorio señorial de


Rowena. Debo saber y no quiero saber si lo que he comenzado a sospechar es
verdad.

Aunque el AFI está atado a un trozo de tierra que ha sido quemada hasta
tomar un brillo negro de porcelana, lisa como un horno, si alguien se acercara,
no sentiría el calor. El mundo de fuego está contenido.

Sin embargo, entre el AFI y nuestra abadía crece esa repugnante hierba a
pesar de la nieve, esa hierba sobre la cual Cruce me tiende suavemente en mis
sueños, en medio de fragantes flores donde me hace sentir cosas por las que
me desprecio cuando llega el amanecer.

No soy sabia en las formas de la geografía. Sé dónde está el este cuando sale
el sol. Sé dónde está el oeste cuando se pone.

Rowena protegía muchos secretos, haciendo sonar las llaves en el brazalete


de poder que mantenía en su muñeca, sostenida sobre nuestras cabezas, hasta
el día en que murió. Descubrí un escondite en su dormitorio cuatro noches
393
atrás cuando, desesperada por resistir otro tortuoso sueño, me ocupé
estudiando cada centímetro del apartamento de la Gran Maestra, en busca de
pistas reveladoras de paneles falsos o tablas de piso retráctiles. En el falso
fondo de un armario de siglos de antigüedad encontré mapas, esbozos y
planos, de muchos de lugares que me desconciertan, en los cuales soy incapaz
de adivinar su interés.

También ahí dentro encontré los planos de la abadía en rollos y


encuadernados en grandes volúmenes planos, tanto del Piso Superior como del
Subterráneo. Es el plano de la cámara subterránea y los pasajes adyacentes en
donde el Sinsar Dubh una vez estuvo enterrado, sobre el cual ahora coloco el
esbozo transparente que he preparado de mi ala.

Los aliso juntos para que se encuentren, esquina con esquina, y presiono la
lengua al paladar en una protesta silenciosa, una técnica que perfeccioné
cuando era más joven para no gritar cuando era arremetida por la intolerable
emoción de otro.

¡La habitación de Cruce está debajo de mi dormitorio!

La pregunta implora: ¿el falso verano que hace crecer la hierba y florecer las
flores viene del adyacente mundo de fuego o del príncipe de hielo debajo?
Decido que quizás pueda soportar a Ryodan, al menos hoy, porque cuando
digo cierra Chester’s, ¡el tipo ni siquiera me hace otra pregunta!

Él rodea el perímetro de la escultura de hielo y se dirige directamente hacia


la puerta de metal en el suelo. El hielo termina a unos cinco metros de ella, de
lo que estoy realmente agradecida porque la entrada que no se supone que
conozca está muy lejos de aquí. Demanda mucha navegación subterránea. Y
conociéndolo, desde que oyó que yo sabía de su existencia, es probable que la
haya cerrado e hizo que sus hombres abrieran otra. Pero también la encontraré.
Es como un juego conmigo. El que él intente ocultar cosas solo me pone más
decidida a encontrarlas.

Lo sigo, feliz de que él tome mi palabra con las cosas. Jo y Christian seguro
no lo hacen. Están detrás de mí, acribillándome con preguntas que Dancer
tampoco está contestando, creo que porque todavía está ocupado organizando
todas las ramificaciones de lo que acabamos de descubrir. Eso, o está tan
obsesionado como yo por conseguir que cada cosa en nuestras inmediaciones
sea apagada lo antes posible.
394
Todavía me faltan algunos datos que no creo que pueda reunir ya que todas
las escenas explotaron. La especulación bien puede ser todo lo que tengamos
para trabajar. Sé que al Rey Escarcha le gusta el helado, pero no sé de qué
sabor. Y estoy bastante segura de que es quisquilloso. O hubiéramos sido
congelados hace meses.

Sigo a Ryodan a su oficina, donde corta la energía de los subclubs. Con cada
golpecito en la pantalla de la computadora, otro subclub muere y es todo lo
que puedo hacer para no soltar una risotada y gritar, especialmente cuando el
subclub de niños queda oscuro y en silencio.

Las luces bajan. La música se detiene.

La gente, las malditas ovejas que deberían haber sacado las cabezas de sus
traseros semanas atrás y haberse unido para salvar nuestra ciudad, protestan
vociferantemente. Algunos solo siguen bailando como si nada hubiera
sucedido, como si estuvieran oyendo música en sus cabezas.

¡Otros se encogen de hombros y vuelven prácticamente a hacerlo en la pista


de baile, la ropa a medio sacar, como si todos quisieran ver sus traseros
adelgazados por los Bebés de Papa Roach!
—¿Puedo hablarle a todos los clubs a la vez? —digo—. ¿Tienes algún tipo de
sistema de megafonía aquí?

Él me da una mirada que dice: buen intento, como si alguna vez fuera a
permitirte que te dirigieras a mis clientes en masa.

Me rio por lo bajo. Tiene razón. Podría despotricarle a esta gente durante
horas.

—Tienes que explicarles —digo—. Tienen que entender a lo que se


enfrentan. Tienes que contarles del Rey Escarcha y que no pueden salir y hacer
ruido o de lo contrario podrían morir. Y tienes que decirles cómo explotan las
escenas, ¡así si alguien sale no hará nada estúpido con la gente congelada allí
arriba y resultar cortados por metralla! Y no olvides decirles que incluso aquí
necesitan mantenerse tan callados como puedan y…

Ryodan presiona un botón en su escritorio.

—No habrá ninguna luz o música hasta nuevo aviso. —Suelta el botón.

—¿Eso es todo? —le digo. ¡Qué bueno que no está escribiendo el Diario de
Ryodan! A través del suelo de cristal observo a la gente susurrar enojada.
Muchos están borrachos y no les gusta este nuevo desarrollo. Quieren su pan y
circo. Es por eso que vienen aquí—. Jefe, ¿qué mierda fue eso? ¿Quizás podrías,
395
como, decirles que no se vayan o morirán?

Él vuelve a presionar el botón.

—No se vayan o morirán.

Hay un embarazoso silencio en ese momento, como si todos pensaran que él


es Dios o algo así, y la gente y los Fae dejan todo lo que están haciendo y se
sientan. Solo después de un largo momento comienzan a hablar de nuevo.

—Creo que deberías cerrar las puertas —dice Jo—. No dejarlos salir por su
propio bien.

—Preferiría que se vayan. Menos para atraerlo aquí.

—Si quieres que te diga qué hacer para mantener este lugar seguro —digo—
. Mejor mantenlos a salvo.

—Pensé que estabas disgustada por la gente que viene a mi club.

—Siguen siendo personas.

Él presiona el botón una vez más.


—Si salen, serán asesinados. Si hacen ruido, serán enviados afuera. No me
hagan enojar.

Así de simple, Chester’s queda completamente en silencio.

396
W
No hay canciones de cuna para acostar a los niños.
No hay himnos para estar de luto por los muertos. 397
No hay blues para aliviar el dolor.
No hay rock and roll por el que vivir.
Sin la música todos seríamos
Sociópatas o muertos.

—El libro de la lluvia


Traducido por Shadowy

Corregido por Marina012

L lamo a mis sidhe-seers a reunirse en la capilla debajo de los aleros que


crujen.

Nuestro santuario pudo escasamente alojar a la mitad de nosotros en una


época. Sentada ahora entre ordenadas filas de majestuosos pilares de marfil,
aquellas que quedan son tragadas en un voluminoso silencio que hace eco
excepto por el gemido de las vigas y la resonancia hueca de mis pisadas
mientras camino por el pasillo central que conduce al santuario en el este
398
litúrgico de la iglesia.

Ojos apagados y desesperados siguen mi progreso. Mis chicas ocupan las


once bancas delanteras de la nave. Los fantasmas de queridas amigas llenan el
resto. Fue un duro invierno seguido por la burla de una primavera fracasada.

¡Ahora esta incesante nieve!

Me siento más fuerte en la capilla.

Aquí, lo divino desafía al diablo en nuestra puerta. La fe es una llama


inextinguible en mi corazón. Aunque Cruce me ha seguido aquí dos veces, estos
pisos sagrados permanecen inviolados. No ha sido capaz de entrar.

Relicarios de marfil pulido y oro, adornados con piedras preciosas, atienden


el altar. Más están refugiados en los sagrarios donde una vez parpadearon las
velas, hasta que nos vimos obligadas a robarlas para otros fines. Estas urnas y
cajas mantienen huesos sacrosantos y trozos de tela de santos canonizados no
por la Santa Sede106, sino por una iglesia más antigua. No sufro ningún conflicto

105
“The sound of silence”: de la canción “Sound of Silence” de Simon And Garfunkel.
106
Santa Sede (o Sede Apostólica): alude a la posición del Papa en tanto Cabeza Suprema de la
Iglesia Católica.
porque residan junto a huesos aceptablemente venerados. Los huesos son
huesos y las buenas personas son buenas personas. Les ruego a todos que
velen por nosotras en nuestro tiempo de necesidad.

Entro al coro elevado en el santuario y me aproximo al facistol107. No


tenemos energía para el micrófono pero ya no es necesario, ya que mi voz
llegará claramente a las pocas filas delanteras ocupadas.

Quedamos doscientas ochenta y nueve.

Lloraría si tuviera lágrimas, pero son drenadas hasta secarse cada amanecer
cuando despierto, exhausta, manchada de semen que no es mío por derecho y
de culpa que sí lo es. ¡Semen de aquel que acaba de meter sus dedos en la pila
de agua bendita y ahora traza una cruz en su frente, sus labios, su corazón!

Él viola mi santuario. Se burla de mis rituales.

Sus dedos no estallan en llamas ni es golpeado por rayos de retribución


celestial y desterrado al infierno como Satanás debería serlo. Creía que no podía
atravesar la puerta. ¿Se divirtió engañándome o ha reunido fuerza para
proyectarse?

Me guiña el ojo mientras camina por el pasillo central. Cerca de la cruz se


detiene y despliega sus alas.
399
Ángel oscuro. De alas oscuras y alma oscura.

En mi iglesia.

¡En mi iglesia!

Las chicas susurran. Me vuelvo consciente de que mi mirada está fija en


Cruce, el exquisito, desnudo Cruce, parado en el centro de mi capilla, las alas
ocupando el pasillo, estirándose a mitad de camino al cielo, y mi primera
emoción es el pánico. ¡No debo dejarles saber que lo veo o Margery me
remplazará!

Paso mi mirada sobre los bancos y bajo mis barreras para poder conocer el
estado de sus corazones. He estado amortiguando sus emociones por meses,
porque han conocido tal ira, pena y temor últimamente que no puedo hacer
más suave la inundación diaria.

La ansiedad me golpea. La vergüenza me roba el aliento. Presiono dedos


temblorosos contra el hueco de mi garganta como para liberar un cierre
escondido allí que controla mis inhalaciones.

107
Facistol: atril grande donde se pone el libro o los libros de canto en las iglesias.
Veo claramente por primera vez en más de un mes.

Si soy la única que ve a Cruce, debería ser destituida.

Si no lo soy, si otras también lo ven, y he mantenido mi silencio todo este


tiempo, debería ser condenada.

¿Por qué es renombrada la guerra?

Él divide. Corta a la mitad y convierte en enemigos incluso a los hermanos y


hermanas, padres e hijos. Guerra ha estado dividiendo a mi familia desde que
nací. Quizás, de hecho, me ha estado prestando una atención poco común.

¿Cuál es la mejor manera de dividir?

Rocky, el primo de Sean, tenía un reloj de oro y diamantes grabado con su


credo. Se prometió, a pesar de la educación, linaje o riqueza, que toda presa
caía indiscriminada en esta simple estrategia: aislar la marca.

El silencio es el mejor aislante.

¿Me he puesto en sus manos?

Él se para arrogantemente seguro de mí, seguro de nuestra complicidad


privada. ¡Cuán complacido debe estar cuando cada mañana permanezco como
400
un aislado témpano en este invierno que ha reclamado nuestro mundo!

Me vuelvo hacia las mujeres a mi cuidado.

—¿Quién entre ustedes ve a Cruce parado en el pasillo?

Ryodan convoca una reunión en una de las salas del segundo piso. Nunca he
visto tal silencio en el club. La gente se sienta sola, sin hablar. Las luces están
bajas y toda la música está apagada. No puedo sentir la más mínima vibración
en mis pies. Un suave resplandor irradia a nivel del techo y el piso. Él tiene
algún tipo de iluminación metida en tubos detrás de las molduras. Siempre he
asumido que tenía generadores gigantes en algún lugar y que simplemente no
podía sentir la vibración sobre la fuerte e incesante música. Si no son
generadores, ¿qué está manteniendo las luces encendidas?

—Amigo, pensé que estabas apagando todo.

—Todo está apagado.

—¿Qué está alimentando las luces que siguen encendidas?


—La mayor parte de Chester’s funciona con energía geotérmica108.

Me golpeo en la frente con el extremo de mi palma. Por supuesto. Él tiene los


mejores juguetes. ¿Por qué no excavaría hasta llegar al centro de la Tierra y
aprovecharía la energía planetaria? ¡El tipo vive, como, por siempre!

Jo, Dancer, Christian y yo nos unimos a seis de los tipos de Ryodan. Cada vez
que Jericho Barrons no entra a la habitación conmigo, exhalo un suspiro de
alivio. Uno de estos días va a suceder. Es inevitable. Y uno de estos días será
probablemente con Mac a su lado. Está bien. He vivido la mayor parte de mi
vida bajo la amenaza de “uno de estos días” por una razón u otra. Los
superhéroes lo hacen.

Ryodan envía a tres de sus hombres abajo al club para mantener el orden, y
envía a los otros tres al día helado para rastrear el ruido que encuentren y lo
apaguen. Jo templa sus órdenes con: “Y traigan a Chester’s a cualquier persona
que descubran para que podamos mantenerla con vida”.

Lo observo muy cuidadosamente cuando ella agrega algo a sus órdenes


como si tuviera el derecho. Como si ella fuera su novia y ellos fueran un equipo,
para salvar el mundo juntos o algo así. Veremos si sus tipos le obedecen. Si
vuelven con un grupo diverso de supervivientes, bien podría estar
impresionada. No puedo leer su rostro. Es como si él lo tuviera totalmente
401
cerrado para mí.

Se niega a permitirme encender una imprenta y sacar un Diario de Dani.


Discuto pero Jo tiene un punto: nadie va a aventurarse afuera a menos que sea
absolutamente necesario de todos modos, así que el tiempo perdido
imprimiendo y posteando sería mejor usado poniendo a todos al tanto para
que podamos hacer un plan. ¿Cuándo se convirtió en la Srta. Voz de la Razón?
¡Oh, y la Chica Glamurosa! ¡Cuando se quita el abrigo y desenvuelve la bufanda,
sus tetas no están brillantes pero seguro que tiene un sujetador de realce!

—¿Slurpees de sonido? Dani, ¿qué está pasando? —dice Jo.

—Está siendo atraído por la música —digo—. Al principio pensé que era
atraído por el canto, pero no. Está tras un componente de la música. Ondas de
sonido. Frecuencias. Quién sabe, quizás una sola nota. Y el sonido no necesita
ser hecho por una persona. Puede venir de un estéreo, un instrumento musical,
las campanas de una iglesia, la radio de un auto, incluso un Unseelie gritando
una nota lo suficientemente alta para hacer añicos el cristal.

108
Energía geotérmica: energía que puede obtenerse mediante el aprovechamiento del calor del
interior de la Tierra.
—Como en el Castillo de Dublín, la noche en que congeló las jaulas —dice
Christian. Ha estado callado pero puedo sentir el mal genio saliendo del amigo.
Apenas está manteniendo la calma.

—Exactamente. O podría ser atraído por el tintineo de cuencos de cristal.

—El gimnasio —dice Ryodan.

—Correcto. O el sonido de alguien tocando un lavadero, golpeando una olla


y cantando.

—La gente lavando ropa —dice Dancer.

—Y el extraño artilugio de alambre alrededor de la cabeza del tipo no era un


dispositivo médico para un cuello lesionado. Era un soporte de armónica —
digo—. Con su banda primitiva, la pequeña familia logró hacer el ruido que
atrae al Rey Escarcha.

—Entonces, ¿por qué no congeló todo el club? —dice Christian.

—Supongo que es atraído por un sonido específico. De la misma manera que


a mí me gusta el cereal Life pero no el Chex. Los dos son pequeños cuadrados
de bondad crujiente pero seguro como la mierda que no son iguales para mis
papilas gustativas. Y todo el equipo de audio de tu almacén debe haber estado 402
conectado y encendido. En la iglesia donde casi morí, estaban cantando y
tocando el órgano. En todos los bares subterráneos había una banda o un
estéreo sonando.

—La gente de WeCare también estaba cantando y tocando el órgano —dice


Dancer.

—Entonces ¿cómo averiguamos qué ruido le gusta? —dice Jo—. Todas las
escenas estallaron, ¿verdad?

—No creo que necesitemos hacerlo —dice Dancer—. Solo tenemos que
establecer algún lugar y hacer una enorme variedad de sonidos. Esperar a que
venga.

—Gran idea, niño —dice Christian—. ¡Entonces nos quedamos todos


condenadamente congelados!

—No necesariamente —dice Ryodan.

—¿Qué quieres decir? ¿Qué estás pensando? —La expresión de cachorrito de


ojos rasgados de Jo dice que piensa que él es la persona más inteligente que
jamás ha conocido. ¡Por favor! Dancer es la persona más inteligente que jamás
ha conocido, y yo soy la segunda.
Cuando él nos dice yo solo sacudo la cabeza.

—No funcionará —digo.

—En realidad, Mega —dice Dancer—. Podría hacerlo.

—Mentira. Él está asumiendo un montón de cosas.

—Creo que vale la pena intentarlo —dice Dancer.

—¿Lo estás defendiendo? —digo.

—Solo la idea, Mega.

—¿Estás seguro de que puedes lograr esto? —le pregunto a Ryodan—.


¿Sabes cuántas cosas podrían salir mal?

Ryodan me da una mirada.

Jo se ha puesto pálida.

—Estás loco. Estás hablando de liberar a un monstruo para destruir otro.

—El mundo está convirtiéndose en hielo —le dice Ryodan a Jo—. Si esto
continúa, el Rey Escarcha terminará lo que Cruce comenzó: la destrucción del
mundo. A veces tapas el agujero de cualquier forma que puedas, y te preocupas
403
por arreglar el barco después. Si las opciones son hundirse hoy o mañana, yo
tomaré mañana.

Él y yo pensamos parecido muchas veces. Nunca le diría eso.

A mí, me dice:

—Tú y el niño consigan lo que necesitamos. Quiero estar listo para el


anochecer.

Soy atacada por la complejidad carmesí de la ira de Margery.

Se pone de pie para exigir mi inmediata renuncia como Gran Maestra, pero
antes de que pueda incitar el escándalo por el que vive, una a una las cabezas
se inclinan y las manos se levantan. Banderas blancas de rendición son izadas
hasta que cada mujer tiene su brazo por encima de la cabeza excepto una. Mi
prima recupera su lugar en el banco, los puños apretados en bolas de nudillos
blancos en su regazo.
Me abro con un enfoque estrecho y angosto. Su furia no tiene fondo, dirigida
en su totalidad hacia mí. Ella creía que era la única. Me castiga a mí por las
maneras lascivas de nuestro enemigo. Es una tonta en demasiadas maneras
como para numerar: en los asuntos de la infidelidad, si un hombre se aleja, no
es culpa de la mujer con la que se acuesta. Un corazón digno evita la tentación,
a pesar de la magnitud. Claramente mi corazón no es digno.

La desestimo a ella y miro a mis chicas con remordimiento y resolución.

En mi silencio, les fallé. No fue solamente a mí a quien aislé. Las corté a las
unas de las otras.

—¿Alguna de ustedes le dijo a alguien más?

No oigo respuestas y no necesito ninguna. Puedo decir por sus rostros que
ninguna de ellas habló de ello. Nos convertimos en un grupo de islas
acurrucadas cerca en nuestra vergüenza, comiendo, trabajando y viviendo lado
a lado, en completa desconexión. Por más de un mes cada una de nosotras libró
la misma batalla infernal, y en lugar de compartir esa carga, la sufrimos solas.

—Le permitimos separarnos —digo—. Era exactamente lo que él quería. Pero


se acabó. Hemos descubierto su engaño y ahora estamos unidas contra él.

Las enormes alas de Cruce se agitan. Es el único sonido que alguna vez le he
404
oído hacer a una imagen proyectada de él. ¡Oh, sí, nuestro enemigo está
cobrando fuerza con cada día que pasa!

Una vez más me pregunto si se trata de Cruce o la presencia del AFI lo que
causa que la hierba crezca. Si se trata del AFI, ¿podría su ubicación sobre la jaula
de Cruce también estar debilitando la integridad de esas barras de hielo? No
me he permitido visitar su cámara desde la última vez que Sean y yo hicimos el
amor. Sin mi amante para anclarme, no arriesgo nada.

¿Este astuto, astuto príncipe ideó una manera de convocar un fragmento de


mundo de fuego para liberarlo? Si yo hiciera el largo descenso a las entrañas de
la abadía hoy, ¿qué encontraría?

¿Oscuridad, musgos, y huesos?

¿Ninguna barra donde una vez existió una?

—¿Debemos dejar la abadía? —exclama Tanty Anna—. ¿Es la única manera


de escapar de él?

—¡Es nuestro hogar! ¡No podemos irnos! —protesta Josie.


—¿Adónde iríamos? ¿Cómo llegaríamos allí? ¿En trineos de perros? —dice
Margery.

—Ya no quedan perros. Las Sombras se los comieron todos —dice Lorena.

—Ésa fue una broma. El punto es que no podemos irnos —dice Margery—.
Bajo ninguna circunstancia. Éste es nuestro hogar. ¡No permitiré que nadie me
aleje de él!

De nuevo vuelvo un enfoque estricto sobre ella. Desearía que nos


desvaneciéramos, no importa el cómo ni el por qué de ello, mientras que ella lo
tuviera a él para sí misma. No ha sido disuadida en forma alguna por la
inconstancia de su afecto.

Toco ligeramente mi cuello, mi frente. La temperatura en la capilla está en


aumento. Huelo a flores, picantes y dulces.

No puedo mover a Cruce. Pero puedo y haré algo sobre el AFI.

Debo encontrar una forma de contactar a Ryodan y sus hombres. Él ya tiene


a mi Sean. ¿Qué más puede robarme?

Moveremos el mundo de fuego, lo enviaremos de vuelta por donde vino, y


tendré mi respuesta, si la hierba muere. Mundo de fuego o príncipe de hielo; 405
¿cuál está sobrecalentando nuestro hogar? ¿Las Parcas se carcajearon cuando
cosieron el tapiz que congeló a nuestro mayor enemigo en nuestro sótano y
luego estacionó un calentador por encima?

No creo que los fragmentos de Faery sean de un solo sentido.

Si puede ser atado, seguramente puede ser remolcado.


Traducido por Kathesweet

Corregido por V!an*

N uestro éxodo desde Dublín es uno sombrío.

No es fácil dejar la ciudad. Requerimos un pequeño ejército de


nosotros para batallar nuestra salida.

Antes de irnos, creamos señuelos de sonidos en los bordes norte, sur y oeste
de la ciudad, en vecindarios abandonados donde ya nadie vive. Dancer los
instala, transmitiendo desde una fuente de radio central. ¡Incluso Ryodan está 406
impresionado, haciéndome sentir súper orgullosa de que Dancer sea mi mejor
amigo! Con suerte será suficiente para evitar que el Rey Escarcha sea atraído
por todo el ruido que tenemos que hacer para escapar de la prisión nevada en
la que se ha convertido Dublín.

Hago una rápida parada en la taberna Cock & Bull y quito algo de la pared
que he estado muriéndome por tener desde que Dancer lo mencionó. Es el
único lugar en el que yo podía recordar haber visto un látigo, montado como
arte junto a un conjunto de gigantes cuernos de toro. No tengo dudas de que
será útil de alguna manera. Y si no, ¿entonces qué? No puedo resistirme a hacer
que algo se mueva más rápido que la velocidad del sonido. ¡Las explosiones
sónicas están tan hechas para mí!

Los motores de las camionetas rugen, raspando un camino para que los
Humvees y los autobuses puedan avanzar entre montones de nieve apilados en
enormes bancos, congelada hasta ser sólida como una roca. Las calles están
intransitables con esa cosa, y aún cae, aterrizando gruesa sobre nuestros
parabrisas. Tenemos tipos adelante conduciendo quitanieves y camiones que
dispersan trozos de sal. No tengo idea de dónde encontraron el equipo. No
tenemos esa clase de nieve. Conociendo a Ryodan, lo tiene todo escondido en

109
“Burning down the house”: canción de Talking Heads.
algún almacén, preparado para toda y cualquier eventualidad, incluso lo
aparentemente imposible.

Tengo que admitirlo, me gusta eso de él. Estoy acostumbrada a sentirme


como la única que ve las cosas difíciles venir, y siempre estoy buscando inclinar
la balanza a mi favor. Es bueno saber que alguien más también se está
preparando.

Él tiene razón. El agujero tiene que ser tapado porque el barco se está
hundiendo. Otros cuantos días y no estoy segura de que nuestro éxodo hubiera
sido posible. Estaríamos congelados en el interior. Odio el plan que estamos a
punto de poner en acción pero tenemos que hacerlo. A veces, cuando todo el
infierno se está desatando lo único que queda por hacer es desatarlo un poco
más.

Antes de que sea demasiado tarde.

Cuando lleguemos a la abadía y le digamos qué vamos a hacer, Kat va a


tener una completa crisis.

407
La noche trae una aurora boreal violeta a nuestra casa. Llamas de color
berenjena y genciano parpadean sobre la brillante capa de nieve cubierta de
hielo como en las olas de un océano de alabastro.

Nos reunimos en las ventanas de nuestra sala común para observar el baile
de los vapores violáceos. Estoy consternada al darme cuenta de cuánto tiempo
he pasado en mi habitación en el mes pasado, para no traicionar las visitas de
Cruce. No vi que todas nos separábamos por razones similares. Nuestra abadía
se había vuelto inquietantemente silenciosa y solitaria conmigo, su líder, sin
darme cuenta. Nunca más me permitiré olvidar que el aislamiento es el primer
paso a la derrota.

Esta noche nuestro visitante indeseado está llamativamente ausente. Es la


primera noche en semanas que no ha seguido mis pasos. Sabe que estamos
enojadas y que su presencia solo nos haría sulfurar más. Margery también está
ausente. Enfrentaré a la avispa en nuestro nido cuando amanezca. Ella y yo
llegaremos a términos o se irá.

Esta noche abrimos nuestro precioso alijo de maíz sellado al vacío en frascos
a finales del verano pasado, abriéndolos con aceite sobre el fuego. Hacemos de
la noche una celebración, entibiadas por lo último de sidra escaldada sobre una
fogata, condimentada con canela y clavo. Comunión, calidez, buenos olores en
el aire, contribuyen a una sensación de gratitud y esperanza, y nos
reconectamos a la familia que una vez fuimos con nueva apreciación. Ahora que
todos saben que Cruce estaba ejerciendo su seducción sobre cada una de
nosotras, ya no estamos divididas por la culpa.

Cuando oigo el rugido de motores acercándose a la abadía, temo por la


seguridad de mis chicas y les pido que se retiren a la cafetería mientras voy a la
puerta. Tres de aquellas que servían en el Haven, el círculo íntimo de Rowena,
se niegan a irse, y otras tres dan un paso adelante para unirse a ellas, Tanty
Nana por delante, sus ojos sabios en nidos gemelos de arrugas. Me infunden
valor. Comienzo a entender el propósito del círculo cercano elegido.

Las siete nos abrigamos con capas, bufandas y guantes, y salimos a la nieve.
Luces lavandas flotan sobre un terreno crepuscular, evocando un ambiente
surrealista y de ensueño. Observamos mientras camionetas con enormes palas
labran su camino sobre nuestro camino cubierto de blanco seguidas por cuatro
Humvees y dos autobuses.

Cuando Ryodan se baja del asiento del conductor de una de las camionetas,
por el más breve de los momentos de sorpresa pienso: ¡pero qué fortuito,
puedo pedirle que remolque el AFI!

El sentido común se impone y mi corazón se enfría.


408
Sí, quería verlo. Pero para que este hombre venga aquí esta noche, para que
use máquinas para remover un camino a través de las montañas de hielo para
alcanzar nuestro hogar, significa que tenemos algo que quiere.

Mucho.

A través de ojos entrecerrados, lo observo. Falta de pezuñas hendidas, cola o


cuernos visibles no disfraza al diablo en mi puerta. Él se desliza, con miembros
largos y paso seguro, a través de la nieve. Es un hombre hermoso pero a
diferencia de mi Sean la impresión es de gracia animal, algo no humano. ¡Junto,
por supuesto, con el hecho de que no está verdaderamente aquí! Ningún
hombre se para donde él camina. No siento nada. Es sorprendente. Es
sensacional ya que es la antítesis de la sensación. Aunque odie admitirlo, ¡es un
alivio tan grande! No obtengo nada de él. Nunca he estado en contacto con
alguien que me ofrezca tan maravilloso silencio emocional.

Él me toma ambas manos en saludo y se inclina para besar mi mejilla. Giro


mi rostro, presiono mis labios sobre su oreja y digo suavemente:

—No puedes tenerlo. Sea lo que sea, no vas a llevártelo. La respuesta es no.

Su aliento es cálido en mi oreja.


—He venido por algo a lo que te gustaría renunciar.

Me pregunto si siempre habla de la manera en que se le habla. El diablo es el


maestro de la asimilación. Es como se gana la entrada: se muestra como un
amigo.

—De nuevo, no. —Creo que quizás tenemos algo que intercambiar. Quizás le
daré lo que sea que quiera por mover el AFI. Pero mejor negarlo desde el
comienzo.

Él desliza sus manos por mis brazos hasta los codos y los acuna ligeramente,
acercándonos más.

—Podríamos hacer un trueque.

¿Lee los pensamientos, o solo las expresiones muy bien?

—Devuélveme a mi Sean —susurró. El rastro de barba en su mejilla raspa mi


piel.

—Tu amado Sean ha estado libre para irse durante semanas —murmura
contra mi oído.

Enmascaro una pequeña sacudida y me trago un grito de protesta. No sé si 409


dice la verdad. Si es una mentira, es una que es amarga e hiriente.

—No es una mentira. —Deja caer sus manos de mis brazos y retrocede. Estoy
más fría donde estaba tocándome.

Veo a Dani salir de uno de los autobuses. Las nubes se abren en mi corazón
agitado y de repente me siento optimista. Su cabello de fuego es un halo de luz
de sol alrededor de su rostro resplandeciente, delicado y eternamente
maltratado. Su sonrisa de saludo es contagiosa. ¡Cuánto la he extrañado!

Abro los brazos, sabiendo que nunca correrá hacia ellos como deseo.
Sabiendo que cualquier abrazo que robe de la niña será solo eso… robado. Bajo
su exterior magullado y duro brilla el oro puro. Está llena de luz como nadie con
quien me haya encontrado antes. Eso me hace más dura y más gentil con ella.
Aunque es rebelde, malhumorada e irritable como cualquier adolescente, no
hay una pizca de mala voluntad en ella y ha tenido razones para sentirla. De
hecho, razones suficientes para llenar un libro, pero irradia solo entusiasmo y
felicidad de estar viva. Me doy cuenta que Ryodan me está observando
observarla, con atención. Una vez más me pregunto si puede leer mis
pensamientos, y si es así, ¿qué tan claramente?

—¿Por qué vinieron? —pregunto.


Dani se desliza hasta detenerse sobre el hielo frente a mí y deja salir en una
ráfaga de aliento:

—Hola, Kat, ¿qué tal? Mucho tiempo sin verte, ¿eh? ¿Todo está bien aquí?
¿Tienen suficiente para comer y esas cosas? Lamento no haber estado por aquí
para revisar las cosas pero terminé atrapada en Faery. ¡Amiga! ¡Nunca vas a
creer todas las cosas que han estado sucediendo! Brrr, ¡hace frío aquí afuera!
¡Oh, y creemos que sabemos cómo detener al Unseelie responsable de convertir
nuestro mundo en una zona ártica! Oye, estoy congelándome, ¿vas a dejarnos
entrar?

Una vez más estamos en la sala común mirando por la ventana mientras la
confederación más peculiar que he visto colaborar en una meta común se
prepara para destruirnos.

No puedo verlo de otra manera. Están equivocados. No funcionará. Es


demasiado peligroso.

Cinco hombres que no existen, un príncipe Unseelie violento, inmensamente


poderoso y obsesionado por el sexo, que se cree enamorado de Dani, una Jo
410
excesivamente radiante y feliz, y un chico guapo y joven con lentes para quien
Dani es el sol, la luna y las estrellas y que me recuerda a mi Sean pero que
alberga secretos tan oscuros y profundos que incluso mis dones no pueden
alcanzar, trabajan juntos para descargar el equipo de los autobuses y cargarlo
sobre montones de nieve y hielo hacia la ubicación escogida.

Mientras Dani me contaba su plan para atrapar al Rey Escarcha con el AFI,
Ryodan permaneció en silencio, y con una buena razón. Él conocía cada una de
mis objeciones y que no había refutación válida para ninguna de ellas. Al final,
cuando el permiso debería haber sido dado o negado por mí, y sin duda habría
sido negado, él me informó que si yo no cooperaba de alguna manera, él
destruiría la abadía y seguiría con su plan.

—Vas a destruirla de cualquier manera —dije.

—No, no lo haremos. ¡Va a funcionar, Kat! —exclamó Dani.

—No sabes eso. Ni siquiera sabes si el Rey Escarcha puede ser asesinado.

La mirada de Ryodan reflejó las mismas posibilidades de éxito que yo


percibo. Simplemente dijo:
—Cuánto tiempo más crees que tú y tu gente sobrevivirá si esta nieve
continúa.

Él tiene la forma más desagradable de nunca enfatizar sus preguntas.

Planean liberar un monstruo.

Dije:

—Asumiendo que esto funcione y el Rey Escarcha sea destruido, ¿cómo


planeas atar el AFI otra vez?

Incluso Dani tuvo la delicadeza de apartar la mirada.

No puedo leer a Ryodan. Nunca seré capaz de hacerlo. Pero puedo leer al
resto de ellos.

En el fondo, no creen que puedan hacerlo.

411
Traducido por Xhessii

Corregido por V!an*

unca he ido a un concierto de heavy metal, aunque he visto algunos en 412


N televisión. Dancer ha ido a toda clase de espectáculos. Crecer en una
jaula tuvo serias desventajas. Para cuando salí, había tantas cosas que quería
hacer que no podía hacerlas todas. Ahora todas las buenas bandas están
muertas, y esta noche es probablemente lo más cerca que alguna vez vaya a
estar de hacerlo. ¡Las luces violetas que parpadean en el cielo son perfectas
para un concierto de rock, es como tener nuestro propio espectáculo láser! He
visto algunos en televisión y son súper geniales.

Es una locura cuantos altoparlantes, cables y cosas recogimos Dancer y yo.


Debemos haber exagerado un poco. Pero la tienda de música que saqueamos
estaba sin tocar y llena de equipos, sin las ventanas rotas y una caja registradora
llena de dinero. Creo que en tiempos de guerra nadie piensa, caray, quiero
robar un estéreo. Al final llenamos ambos autobuses, pensando que cuanto más
alto, mejor.

Armamos el escenario de sonido cerca a la abadía, entre la pared y el AFI.

Trabajar cerca de eso es raro, sabiendo que si alguien te empuja en su


dirección, estás instantáneamente muerto. Me asusta de todas las maneras, pero
tengo un trabajo que hacer conectando parlantes mientras Dancer conecta todo

110
“Crystal world with winter flowers turn my day to frozen hours”: de la canción “Snowblind” de
Black Sabbath.
lo demás. El camino largo, ancho y carbonizado detrás es un recordatorio
constante de que me carbonizaría si lo tocara. Aunque el AFI no emite
verdadero calor, ninguna nieve se acumula en el suelo árido, como si al pasar
hubiera dejado algo antitético al frío.

El embudo facetado es más alto que la abadía, de al menos treinta metros de


ancho en la parte más alta, y se estrecha hasta doce o algo así en la base, más
que lo suficientemente grande para tragarse a un Rey Escarcha. La tierra debajo
está horneada hasta convertirse en un acabado negro, liso y brillante, aunque el
fragmento de mundo de fuego no lanza calor alguno. Una cinta de guardas
brillantes se retuerce alrededor de la base, atada firmemente a un bucle negro
sobre una caja negra tallada con símbolos a cerca de seis metros de distancia.
Rodeo el AFI, mirando sospechosamente la caja negra pensando, ¿cómo
demonios es que esa pequeña cosa de alrededor del tamaño de un cubo de
Rubik está evitando que un AFI flote a la deriva? No puede pesar más de
doscientos gramos. ¡La pateo gentilmente para ver cuán lejos se mueve y casi
me quiebra el dedo! No puedo resistir el intentar levantarla.

¡Ni siquiera puedo moverla en la nieve!

—¿Qué? ¿Tienes alguna clase de metal ultra denso del que nunca he oído?
—digo gruñonamente, pero si me oye no me responde. ¿Cómo es que Ryodan 413
siempre tiene las cosas más geniales? ¿Dónde demonios las consigue?

Miro hacia arriba hacia el embudo. Es inquietantemente hermoso, planos y


ángulos cristalinos reflejando los deslumbrantes violetas de la aurora boreal.
Envío un pensamiento silencioso al universo: Permite que esto funcione. No
dejes que haya bajas esta noche.

Una vez más, Kat está afuera, mirándonos. Ryodan le dijo que tiene que llevar
a las sidhe-seers hacia la nieve una vez que comencemos. ¡Eso casi la volvió
loca! Ella lo tomó como un equivalente a que él dijera que la abadía era una
baja aceptada, pero lo conozco. Él no estaba diciendo eso. Solo considera las
posibilidades y sabe que intentar mover a cerca de trescientas mujeres en
medio de una crisis es una pesadilla. He intentado moverlas durante tiempos de
paz y silencio y tuve la suerte de un espejo roto clavado debajo de una
herradura invertida con una escalera cercana debajo de la cual acaba de pasar
un gato negro. Como ovejas, las sidhe-seers se agrupan por naturaleza, hasta
que tú quieres que vayan a alguna parte. En ese momento son todas traseros
esponjosos y piernas rotas.

Como estamos a punto de comenzar, supongo que están todas dentro


abrigándose. Llevar el equipo a su lugar congelando el cuadro es lo que único
que evita que yo tiemble. Bueno, eso y el nerviosismo por ir más allá de mi
marca y terminar como una criatura crujiente también puede estar
calentándome. Algunos de los hombres de Ryodan están encendiendo fogatas,
y unas pocas sidhe-seers comienzan a salir lentamente y se reúnen.

Miro a Kat caminando hacia mí desde la abadía. Luce tan pequeña con su
cabello volando hacia atrás de su rostro y su cuerpo como un junco que podría
ser quebrado muy fácilmente. Me preocupo por Kat. Sé que no quería dirigir la
abadía pero todos insistieron. Kat exuda algo pacífico y fuerte que te hace sentir
cómodo cuando probablemente no deberías hacerlo. Ella dice que la fe es una
roca y que mientras tengas tus pies firmemente plantados en ella no puedes
fallar.

—Dani.

—Hola, Kat.

—Está demasiado cerca de la abadía. Ponlo más cerca del AFI.

—No puedo. Cuando el Rey Escarcha venga, si el AFI está demasiado cerca
de los parlantes, el embudo podría ser congelado antes de que podamos cortar
la ligadura y usarlo.

—Si no está más cerca, el Rey Escarcha podría aparecer, congelar y


desaparecer antes de que el AFI siquiera llegue a él.
414
No digo nada. Ya había considerado eso cuando Dancer y yo hicimos
nuestros cálculos de tiempo.

—¿Realmente crees que esto tiene alguna oportunidad de funcionar?

Conecto dos parlantes a un generador y comienzo a apilar las conexiones.

—¿Qué parte?

—Todo.

—Bueno, estoy segura que vamos a terminar atrayéndolo aquí. No sé por


qué sonido vendrá exactamente, pero lo lograremos eventualmente. Para
cuando Dancer termine, la música va a competir con el rock de estadios por los
puros decibeles. Apagamos todo dentro y alrededor de la ciudad y Dancer bajó
la señal de nuestros señuelos una vez que llegamos aquí. Si el sonido es el
equivalente a las Scooby-galletas del Rey Escarcha, y no estoy equivocada en
esto, va a estar hambriento y estamos dejándole una sola fuente de comida. Le
doy 99% de las posibilidades a atraerlo.

—¿Y destruirlo?

Reflexiono sobre eso. He estado reflexionando sobre eso todo el tiempo.


—Oí que el AFI incineró a su paso, incluso rocas grandes y edificios de
concreto y cosas, ¿verdad?

Ella asiente.

—El AFI es parte de Faery así que no es como si estuviéramos tratando de


incinerar un monstruo Fae con fuego humano. Estamos intentando quemarlo
con fuego de su propio mundo. Creo que eso aumenta las probabilidades
sustancialmente.

—Pero, ¿quién dice que el fuego triunfará sobre el hielo? Dijiste que ni
siquiera estaba hecho de hielo. ¿Qué tal si está hecho de algo sobre lo que el
fuego no tiene efecto? ¿Qué sucede si convocas al Rey Escarcha aquí y congela
el AFI?

He estado intentando no considerar esa posibilidad.

—Entonces todos estamos en un mundo de mierda y probablemente


muertos, Kat.

Me da una mirada.

Le disparo una sonrisa juguetona.


415
—¡Pero entonces al menos nos habremos deshecho del AFI!

Me da otra mirada.

Abro las manos, con las palmas hacia arriba.

—¿Qué quieres que diga? No voy a mentirte. Eres como Christian. Lo sabes
de todos modos.

—Te das cuenta de que se requerirá una sincronización impecable. Tienes


que atraerlo a una ubicación precisa, cortar la ligadura que sostiene al AFI, y
esperar que el Monstruo de Hielo quede atrapado en los pocos segundos que
pasa en nuestra dimensión. Y quienquiera que corte esa ligadura puede quedar
congelado.

—¡Amiga, lo único que necesitamos son unos pocos segundos! La mayoría


de nosotros puede congelar el cuadro y Christian puede tamizarse. ¡Somos
condenadamente rápidos! Estamos armando todo prácticamente encima del
AFI. En el instante en que el Rey Escarcha aparezca, cortamos la ligadura, y tanto
el escenario de sonido como el Monstruo de Hielo son tragados.

Su mirada abarca los catorce metros entre el escenario de sonido y la pared


perimetral de lo que solían ser las habitaciones de Ro, pero que ahora son
suyas.
—Y también la abadía.

—¡Vamos a tener que volver a amarrarlo antes de que eso suceda!

—Una vez más, eso va a requerir una sincronización impecable.

—Una vez más, amiga, todos congelamos el cuadro. Además, oí que el AFI
no se mueve tan rápido. Ryodan dice que mientras tenga treinta segundos y lo
termine todo antes de que entre a la abadía, no tiene problemas.

—¿Y si alcanza la abadía?

—No lo hará.

—¿Y si lo hace? —presiona.

—Mira, tenemos al menos un minuto antes de que golpee la pared de la


abadía. No vamos a permitirle que tome la abadía. —No voy a decirle que
Ryodan dijo que si entraba a la abadía él sería capaz de pararlo hasta que
saliera por el otro lado. Algo sobre un hechizo de contención que solo funciona
si rodeas completamente por los cuatro lados al objeto que quieres contener.

—Un minuto —dice Kat silenciosamente—. ¿Te das cuenta de que si destruye
este lugar, perderemos todo lo que nuestra orden ha pasado miles de años 416
reuniendo? Nuestros libros y objetos sagrados, nuestra historia, nuestro hogar.
¿Ves el césped y las flores que crecen contra la pared? ¿Te das cuenta de que si
el AFI atraviesa la abadía, bien podría derretir la prisión de Cruce y liberarlo? ¡El
Sinsar Dubh estará suelto en nuestro mundo, caminando por ahí en el cuerpo
de un príncipe Unseelie!

—Mira Kat, no estoy diciendo que sea un plan perfecto. Pero si no tienes
mejores ideas, sal del camino y déjanos hacer nuestro trabajo. —Miro alrededor
a los montones de nieve, los árboles congelados, las pilas de cortezas
amontonadas—. ¿Cuánto tiempo crees que sobreviviremos de ésta manera?

Ella suspira y dice:

—Ésa es la única razón por la que no los he detenido.

—¡No nos has detenido porque no puedes! —digo acaloradamente—. ¡Tú


eres solamente una persona y todos nosotros somos superhéroes!

—No le permitiré que tome mi abadía, Dani. No permitiré que estas mujeres
sean arrancadas del único hogar que han conocido. Como tú, estoy dispuesta a
arriesgar mucho por aquellas cosas en las que creo.

La observo mientras se aleja y creo que ella está comenzando a preocuparme


un poco.
Son casi las ocho cuando nuestro concierto comienza. Ponemos planchas de
madera contrachapada sobre la nieve para sostener el equipo de audio y
armamos una segunda plataforma a poca distancia de los generadores que
usamos para encender todo, luego una tercera plataforma para las fuentes de
música y para que nuestros traseros no se congelen. Pusimos esa lo
suficientemente lejos para no resultar congelados cuando aparezca.
Construimos un par de fogatas y apilamos madera cerca. Mi cabello y mi ropa
huelen a exterior y a humo de madera, y por un segundo me hace sentir como
si estuviera en unas vacaciones familiares o algo así. Toda esta gente,
incluyendo seis que son lo suficientemente rápidos… ¡y todavía no conseguí
tener una pelea de bolas de nieve decente!

Ryodan y yo, Christian y Jo nos reunimos en la plataforma, listos para


precipitarnos y cortar la ligadura cuando venga.

—Jo no debería estar aquí —digo—. No puede congelar el cuadro.

—No me voy a ir —dice ella.

—Haz que se vaya —le digo a Ryodan—. A menos que quieras ser
417
responsable de su muerte.

—Ryodan no permitirá que nada me suceda —dice ella.

Pongo los ojos en blanco.

—Amigo —le digo a Ryodan—. Sácala de aquí.

—Ella es una mujer hecha y derecha —dice—. Puede tomar sus propias
decisiones.

Jo brilla.

Yo casi vomito.

—Bien. Está sobre tu cabeza. —Maldición. Ahora voy a tener que vigilar a Jo y
preocuparme también por todo lo demás.

Kat, las sidhe-seers y un par de los hombres de Ryodan están en el lado


opuesto de la abadía, junto al lago, con fogatas ardiendo, sentados en un
silencio total. La conversación está prohibida. No pueden hacer sonido alguno.

Tengo un mal presentimiento al mirarlos.

—¿Estás seguro de que deberían estar tan lejos? —le pregunto a Ryodan.
—Necesitamos separarnos, para que en el peor de los casos, no seamos
todos congelados.

—¿Estamos listos? —Dancer se acerca y se nos une en la plataforma.

—Sal de aquí, niño. No tienes ni un maldito súper poder —dice Ryodan.

—Claro que sí —dice Dancer fácilmente—. Yo soy el que le salva la vida


cuando ustedes la matarían. ¿Recuerdas?

—Si Jo se queda —digo, tirando piedras contra mi propio tejado—. Dancer


se queda. —Genial. Ahora tengo que cuidar a dos personas que no pueden
congelar el cuadro.

Dancer y yo nos apoyamos contra un par de parlantes extras que apilamos


para tener algo contra que recargarnos.

—Súbele el volumen —digo—. Comencemos con la fiesta. —Le entrego mi


iPod a Dancer, que estaba cargado especialmente para el show de esta noche.
¡Casi tengo diez mil canciones en él! De Motorhead a Mozart, Linkin Park y Liszt,
Velvet Revolver a Wagner, Puscifer y Pavarotti y todo lo que hay en medio.
¡Incluso tengo canciones de programas y caricaturas!

Diez minutos después Lor dice: 418


—¿Qué es esta mierda? ¿Quién le dejó cargar el iPod?

—Nadie más trajo uno —digo—. Elegí música increíble.

—¿Dónde demonios está Hendrix en esta cosa? —Lor lo saca del puerto de
sonido y lo revisa, luciendo enojado—. ¿Según la definición de quién esto es
música?

Jo dice:

—¿Conseguiste algo de Muse? Amo a Muse.

—Si hubiera sabido que todos tenían un gusto tan de mierda en canciones,
hubiera traído más tapones para los oídos —digo—. Faltándole el respeto a mi
gusto. Como si Hendrix fuera siquiera escuchable. Y Muse111 es algo que haces.

—Bueno, Disturbed —dice Jo—. Es algo que eres112.

—Y Godsmacked113 es algo que recibes —dice Dancer—. Pero con suerte no


esta noche.

111
N. de T.: juego de palabras. Muse no es solo el nombre de una banda, sino que también es un
verbo que significa “reflexionar”.
112
N. de T.: mismo caso que el anterior. En este caso, ”disturbed” significa trastornado.
—¿No tienes nada de Mötley Crüe o Van Halen? —dice Lor—. ¿Quizás “Girls,
Girls, Girls”?

—Qué tal algo de Flogging Molly —dice Christian—. Dani, mi cielo, ¿cómo
puede no gustarte “Devil’s Dance Floor”? ¿Y qué hay de Zombie?

—Tengo “Dragula” y “Living Dead Girl” —digo defensivamente.

—¡Maldición, “Living Dead Girl” es una de mis favoritas! —dice Christian, y le


quita el iPod a Lor y comienza a buscar en él.

Se lo quito y lo sostengo detrás de mi espalda.

—No se metan con mi lista de reproducción. Nadie más pensó en traer un


iPod. Eso significa que yo estoy a cargo.

Ryodan me quita el iPod tan rápido que lo tengo un segundo, y al siguiente


no.

—¡Oye, devuélvemelo!

Él busca en la lista de reproducción.

—Cuál es el asunto con Linkin Park, por la mierda.


419
—Amigos, necesitamos ruido. Dejen de sacar el iPod del puerto. —Dancer le
quita el iPod a Ryodan y lo vuelve a poner sobre el puerto—. Y Mega está
enamorada de Chester.

—¡No lo estoy!

—Sí, Mega.

—¡Él es, como, viejo!

—¿Cuán viejo? —dice Christian.

—¡Como al menos treinta o algo así!

Lor ríe.

—Condenadamente viejo, ¿verdad, niña?

—Amigo —coincido. Me gusta Lor.

—¿Tienes algo de Adele? —dice esperanzadoramente Jo.

113
N. de T.: “karma”.
—Ni una sola canción —digo felizmente—. Sin embargo, tengo algunas de
Nicki Minaj.

—Alguien máteme ahora —dice Ryodan y cierra los ojos.

Cuatro horas después estoy comenzando a sentir un dolor de cabeza.

Seis horas después soy un dolor de cabeza, me duele el trasero, y mis barras
de chocolate se están acabando.

Ocho horas después estoy harta de Nicki Minaj.

Nueve horas después daría casi cualquier cosa por cinco malditos minutos de
silencio.

Christian, Dancer y yo nos hemos estado pasando una botella de aspirinas y


ahora está vacía. Tengo tapones para los oídos en mi bolso pero no podemos
utilizarlos porque podría escapársenos algo y equivocarnos.

Al otro lado del camino de entrada, hacia el otro lado de la abadía, las sidhe-
seers están envueltas en mantas. Cabeceando. ¡Porque, como que, la música allá 420
no está sacudiendo las placas de hueso en sus cráneos! Estoy tan celosa que
podría escupir. Desanimada, como otra maldita barra de chocolate. Odio las
barras de chocolate.

—Dijiste que estabas segura de que esto funcionaría —dice Jo


malhumoradamente.

Estoy agotada. No he dormido en días. Me froto los ojos y digo


irritablemente:

—Puede que tengamos que esperar un rato.

—¿Como… cuánto tiempo? —dice Christian, y su voz es extrañamente


gutural. Lo miro. Está mirando más allá de la abadía a las sidhe-seers y la
expresión en su rostro es la de un príncipe Unseelie puro y hambriento de sexo.
Los tatuajes caleidoscópicos corren bajo su piel. Sus jeans están… wow. De
acuerdo. No mires ahí.

Me doy cuenta de que nueve horas es probablemente el tiempo más largo


que ha estado sin sexo en meses.

—No mires así a mis amigas —digo—. ¡Están fuera de los límites de los
príncipes Unseelie, amigo!
Él me mira y tengo que apartar la mirada rápidamente. Está lanzando poder
como un volcán a punto de estallar. Siento la humedad de la sangre en mis
mejillas por una simple mirada a sus ojos.

—¿Cuánto tiempo? —dice ronco.

—Bueno, solo congeló uno de los clubs en Chester’s. Eso significa que la
mayor parte de la música no hace cualquiera que sea el sonido que está
buscando. Si necesitas irte y encontrar alguien para… ya sabes, ve. Pero intenta
no matar a nadie, ¿si?

Me da una mirada. Ni siquiera lo estoy mirando, y puedo sentirla.

—¿Cómo es esto siquiera posible? He estado escuchando alguna de la


mierda más rara que he oído jamás —dice Lor molesto—. ¿Cómo puede esta
cosa no querer matarla? ¡Debería haber estado aquí horas atrás! Me duele la
cabeza. Yo no tengo dolores de cabeza.

—No voy a irme a ninguna parte hasta que estés a salvo —me dice Christian,
realmente tranquilo.

—No es eso pintoresco. El caballeroso príncipe Unseelie con la polla mortal


—se burla Ryodan. 421
—Tomaré eso como un cumplido —dice Christian.

—¡Me estoy hartando de que todos critiquen mi música! —digo.

—Bien, entonces simplemente la cambiaré —dice Lor.

—¡Tocas mi iPod, y te romperé cada uno de tus dedos!

—Inténtalo, cariño. —Pasa a una nueva canción.

Me meto los dedos en los oídos.

—Arghh… ¡Odio a Hendrix!

—Entonces, ¿por qué lo tienes aquí?

—¡No lo sé! Solo pensé que “Purple Haze” era un título genial, luego la
escuché y no tuve tiempo de eliminarla. ¿Quién escribe letras tan estúpidas?
¿”Discúlpame mientras beso a este chico”?

—“Cielo” —corrige Jo.


—¿Uh? Eso tampoco tiene sentido. ¿Qué mierda es la niebla púrpura114, de
todos modos?

—Ella va a eliminar a Jimi —dice Lor con incredulidad—. Sacrilegio.

Dancer sube el volumen. Mucho.

—¡Traidor!

—Lo lamento, Mega, pero tengo que coincidir con él en esta.

Miro a Ryodan como si esperara que me ayudara o algo, pero él simplemente


está sentado ahí y veo que Jo está algo acurrucada contra él bajo uno de sus
grandes hombros y el puño de la manga de él brilla plateado en la garganta de
ella porque su brazo está alrededor de su cuello y casi hace que mi cabeza
explote y ni siquiera sé por qué. Como si él fuera una persona real o algo, con
una novia, en lugar de una bestia salvaje que se limpiaría los dientes con los
huesos de ella si así lo quisiera, y ella se lo está creyendo y… ¡Oh! ¡Ya no puedo
soportar mirarlos!

—¡Ésta no es una maldita fogata de campamento y abrazos! —digo.

Ryodan me da su antigua mirada permanentemente divertida.


422
Estoy tan molesta que me pongo de pie y me alejo.

—No te preocupes, Mega —dice Dancer—. Armamos bien esta trampa. El


monstruo vendrá.

Tiene razón.

Justo en ese momento lo hace.

Lo malo es que no es el que queríamos.

114
Niebla púrpura: traducción del título de la canción.
Traducido por Lizzie

Corregido por Marina012

a Bruja Carmesí aparece en la noche con una explosión, cortando a 423


L través de las luces lavanda en una nube de putrefacción, el borde
andrajoso de su vestido de intestinos serpenteando detrás de ella, con el
bizarro acompañamiento de “Purple Haze”. Se abalanza sobre nosotros, luego
sale disparada hacia arriba, hasta la claraboya más alta del techo de la abadía y
se posa allí.

Todos estamos de pie.

—¿Cómo nos encontró? —digo—. ¿Creen que el ruido también la atrae a


ella?

Se balancea de un lado a otro, moviéndose solo desde la cintura,


espeluznantemente reptil, examinándonos con vacíos agujeros negros donde
deberían estar los ojos.

—Creo que la perra está detrás de mí —dice Christian—. Soy el Príncipe


Unseelie más débil con tripas inmortales. Al menos todavía por un tiempo.

—Es como un murciélago, ¿verdad? No es como si no estuviéramos haciendo


el suficiente ruido. ¡No puede ver así que usa eco-localización! —exclamo.

115
“Is it the end, my friend? Satan’s coming ’round the bend”: de la canción “Black Sabbath” del
grupo del mismo nombre.
—No lo sé, no me importa. Cacemos a la perra —dice Christian.

—Cómo diablos pasamos más allá de sus piernas —dice Ryodan, y lo miro.
Puedo ver que tiene un vehemente deseo personal de matarla.

Miro a Jo cuando digo:

—¿Qué? ¿No sientes deseos de morirte hoy?

Entonces Ryodan ya no está de pie junto a Jo. Me atrapó y me alejó


congelando el cuadro a seis metros de distancia antes de que yo siquiera
pudiera parpadear.

—Si el Highlander le dice algo a Jo sobre eso, pensará que él está mintiendo.
Ella podría creerte aquí. Mis hombres la matarán si lo sabe. Y no seré capaz de
detenerlos.

Lo miro con fuerza y me doy cuenta que quizás por primera vez me está
diciendo una simple verdad.

—¿No le está permitido saber que no puedes ser asesinado?

—Nunca.

—¿Por qué yo?


424
Se ha ido. De regreso con Jo. Tiene su brazo alrededor de ella, protegiéndola.

¡La Bruja se precipita!

Es como una extraña batalla de rock-opera que se pone incluso más extraña
cuando la siguiente canción que Lor puso en la lista comienza y Black Sabbath
comienza a tocar “Black Sabbath” a alrededor de tropecientos decibeles. Como
si la Bruja Carmesí no fuera lo suficientemente perturbadora, necesitamos esa
rara canción de fondo. No me malinterpreten, la puse en mi lista de
reproducción porque a veces me gusta escucharla. Pero tengo que estar de un
verdadero humor, porque, amigo, la canción me hace sentir inquieta y
perturbada, y casi todo el mundo con quien he hablado sobre ello se siente de
la misma manera.

¡Lo primero en mi mente es Dancer! Lo agarro y le grito que se aferre a mí sin


importar lo que pase. Cuando la Bruja se abalanza sobre nosotros, nos
agachamos como si fuéramos una gran ola, luego congelo el cuadro en
diferentes direcciones.
Ella vira en el último segundo hacia Christian y veo que él tenía razón. Es a él
a quien quiere. Pero cuando ella casi alcanza a Lor con una de sus lanzas óseas,
me doy cuenta de que tomará a cualquiera a quien pueda ponerle esas terribles
agujas de tejer encima.

Todos estamos congelando el cuadro o tamizándonos, agachándonos y


esquivando. Estoy intentando sostener a Dancer y vigilar a Ryodan, que tiene a
Jo, y me está volviendo loca que ella siquiera esté aquí, en medio de esta lucha.
No tiene nada especial para protegerse excepto a Ryodan y eso no es suficiente
para mí.

No puedo moverme lo suficientemente rápido, cuidarla y sostener a Dancer,


así que congelo el cuadro al otro lado de la abadía y lo dejo con las sidhe-seers.

—Mega, ¿qué estás haciendo?

—No tienes oportunidad contra ella. Yo difícilmente la tenga. ¡No hagas que
me maten porque me ponga estúpida preocupándome por ti!

Él replica realmente calmado:

—No quise ser una desventaja.

—Bueno lo eres, así que no te preocupes —devuelvo abruptamente. Me 425


moriría si algo le sucediera.

Él sacude la cabeza, disgustado, como si no pudiera creer que soy una


traidora tan grande cuando solo estoy tratando de mantenerlo a salvo.

—Llévame de vuelta. Consígueme tiempo para reconectar las cosas.


¡Podemos electrocutarla con algunas de las cosas que trajimos, enrollar un
cable eléctrico alrededor de ella!

—¡Ni siquiera sabemos si funcionaría la electrocución! ¡Quizás simplemente


la succione y la utilice como combustible!

—¡No sabemos si no funcionará!

Él y yo estamos nariz con nariz, gritándonos.

Jo explota de un borrón y tropieza con nosotros.

—¡Oye! —grita a lo que creo que es la parte posterior de Ryodan


desapareciendo—. ¡No puedes simplemente dejarme aquí!

—¡Ustedes dos no se muevan! —digo.


Luego vuelvo a la torre de equipos de sonido, donde todos estamos
zumbando alrededor, tratando de evadir a la perra, ¡y pensando cómo pasar sus
lanzas óseas!

Ozzy se lamenta116. Nunca he oído esta canción a través de un centenar de


parlantes y Black Sabbath a este volumen hace que se me erice el vello de los
brazos. Me siento como si realmente estuviera en una Misa Negra117 y el
mismísimo Aleister Crowley118 pudiera manifestarse espontáneamente. Es
curioso cómo las canciones pueden hacerte sentir de diferentes maneras. Me
pregunto si cualquiera que sea el sonido que el Rey Escarcha recolecta lo hace
sentir algo y por eso va tras él.

Mientras avanzo haciendo zig zag, pienso en cómo las cosas que creó el Rey
Unseelie resultaron tan feas e incompletas mientras que los Seelie son tan
hermosos y completos.

Y comienzo a pensar en cómo todos los Unseelie están buscando algo, y eso
parece ser lo que sea que no tienen. ¿Por qué el Rey Escarcha buscaría el
sonido? Las cosas se silencian totalmente cuando él aparece. ¿Debido a que él
toma el sonido, o porque su mera existencia erradica los sonidos?

¿O es más complejo que eso? ¿Qué tal si el Rey Escarcha busca aquello de lo
que todos los Unseelie carecen en su nivel más bajo, más profundo? ¿Y si es el
426
único Unseelie lo suficientemente inteligente para ir directamente a la raíz del
problema y, a diferencia de la ingenua Mujer Gris que pasa su vida intentando
recolectar la belleza que nunca puede ser suya, o la Bruja que está tratando de
terminar un vestido que nunca puede ser completado, el Rey Escarcha está
intentando recolectar la canción sin la que fueron creados? ¿Está tras la Canción
de la Creación? ¿Comiendo porciones de la misma, poco a poco?

—¡Agáchate, maldita idiota! —ruge Lor, y yo ruedo y congelo el cuadro.


Luego la gente se estrella contra mí desde lados opuestos y casi me aplasta
completamente. Oigo a un par de mis costillas hacer ruidos de protesta.

—¡Amigos, suéltenme! —Tanto Christian como Ryodan están tratando de


sacarme de allí—. ¡Perdí la concentración por un par de segundos porque
estaba pensando demasiado! ¡No sucederá de nuevo!

—Puedes apostar tu culo a que no será así —dice Ryodan.

Entonces estoy por encima de un hombro y el viento está zumbando a través


de mi cabello, ¡luego estoy siendo arrojada en el corral de las ovejas!

116
Ozzy: Ozzy Osbourne, cantante de Black Sabbath.
117
N. de T.: traducido al español, Black Sabbath significa Misa Negra.
118
Aleister Crowley: (1875-1947), inglés, asociado con el satanismo.
¡Yo! ¡La Mega! ¡Puesta a pastorear!

—¡No puedes ponerme aquí! —digo, indignada. Congelo el cuadro de


regreso hacia la acción en el segundo en que estoy sobre mis pies, pero choco
contra Christian, quien me echa sobre su hombro y me lanza de nuevo a
Ryodan, ¡quién de nuevo me deja caer en medio del corral!

—¡Basta! —Me duelen las costillas. Tienen que dejar de cargarme.

—No seas una debilidad —dice Ryodan, y desaparece.

Parpadeo.

—Se siente realmente bien, ¿verdad, Mega? —Dancer me da una mirada fría.

—¡Yo no soy una debilidad! —Espero hasta que lleguen una vez más al otro
extremo y luego vuelvo a congelar el cuadro hacia la acción. Soy una maldita
superheroína. Los superhéroes no se sientan a un costado.

La Bruja está intentando matar a Christian.

¡Y Lor y Ryodan no están haciendo nada para ayudarle! De hecho, no puedo


entender qué están tratando de hacer. Se están esforzando en mantenerse en
lados opuestos a ella, uno al frente, otro atrás, y se mantienen zumbando, solo 427
para ser bloqueados por una de esas mortales piernas lancetas. Se retiran,
zumban de nuevo, son bloqueados, se retiran, zumban, son bloqueados. Es un
ataque frío y metódico, y si tuvieran todo el tiempo del mundo, eventualmente
podría funcionar.

Podría. Eventualmente.

¿Y qué tal si es así? ¿Cómo planean matarla? No me parece el plan mejor


pensado. No veo que tengan armas.

La Bruja se lanza, derecho hacia arriba y cae en picada sobre Christian. Él


tropieza con el hielo y cae.

Sale tamizándose de ahí, luego de repente está justo donde estaba. Luciendo
sorprendido, como si tamizarse no hubiera funcionado de la manera que se
suponía.

Esa fracción de segundo de error fue todo lo que ella necesitó.

¡La Bruja va a atraparlo esta vez!

Y a nadie siquiera le importa. Nadie está tratando de salvarlo.


“Black Sabbath” suena más malvada con cada segundo, y todo me está
poniendo de los nervios. Saco mi espada y la lanzo directo hacia la cabeza de la
perra. Ella la oye cortando el aire, vira bruscamente hacia un lado y explota
contra Lor, quien sale volando hacia atrás.

¡Luego, de repente ella desaparece!

Mi espada está alojada en un banco de nieve. Mi mano ya duele por su


ausencia.

La mirada de Christian va de ella hacia mí, sus extraños e iridiscentes ojos


brillantes.

—Lanzaste tu espada por mí. —Luce estupefacto.

Me siento estupefacta. Nunca dejo ir mi espada. A diferencia de Mac, no la


comparto en batalla. Nunca.

Ryodan tiene la cabeza baja, mirándome por debajo de las cejas de una
manera que solo lo he visto hacer una vez antes, y Lor luce terriblemente
enojado.

—Amigo —digo, porque no tengo ni idea de qué decir—. ¿Me lanzarías eso,
como, de vuelta ahora? 428
Christian desliza su largo cabello negro por encima del hombro y me lanza
una sonrisa asesina.

—Princesa, te construiría una maldita Mansión Blanca. —Mi espada corta a


través de la noche, acero alabastrino destellando fuego violeta.

—¿Dónde demonios se fue la maldita perra? —gruñe Lor—. Quiero un


pedazo de ella.

—Ni idea —digo, y todos miramos alrededor con cautela.

Es entonces cuando las sidhe-seers comienzan a gritar.


Traducido por Liseth Johanna

Corregido por Marina012

a Bruja no podía llegar a ninguna parte con nosotros, así que fue tras
L una presa más débil.

Todos congelamos el cuadro o tamizamos. Soy la última en llegar ahí. 429


¿Cuándo demonios me convertí yo en la tortuga?

Dos sidhe-seers mueren instantáneamente, las tripas volando hacia el cielo.

Después de un momento sus entrañas caen de vuelta a la nieve en un


húmedo y brillante enredo.

Mi mandíbula se traba y tengo un calambre muscular en ella del tamaño de


una nuez. Mis dientes están tan apretados que duelen.

La Bruja ni siquiera las está usando para tejer. Ni siquiera las quería. ¡Solo las
mató y las lanzó lejos como basura!

Quiere a Christian. Y parece que está lista para matar a cada uno de nosotros
para llegar a él.

—¡Entren! —le grito a las mujeres, intentando llevarlas en manada de vuelta


a la abadía.

Las sidhe-seers se escabullen y se dispersan como una manada de gacelas


huyendo de chitas. Estúpidas ovejas, se supone que sean animales de manada y
eso significa, duh, ¡correr en manada!

119
“You must whip it, whip it good”: de la canción “Whip It” de Devo.
¡La Bruja baja en picada y toma a dos más de mis hermanas! La sangre
salpica por todas partes y la gente está gritando como loca.

Estoy tan enojada que estoy temblando. Es un caos total. Antes, éramos solo
nosotros a quienes teníamos que cuidar. Ahora la Bruja está cayendo en picada
sobre cientos de humanos indefensos y no sé a quién ayudar primero.

Ryodan está cubriendo a Jo, Kat, y a una docena más.

Lor está protegiendo a un grupo de rubias bonitas, ¡imagínense!

Christian tiene alrededor de cincuenta mujeres alrededor. Me doy cuenta de


que ha activado su atractivo de Fae muerte-por-sexo y está funcionando como
imán para imanes. Tiene una segunda piel de bonitas sidhe-seers. Me pregunto
si lo hizo a propósito como un escudo o si solo le está tomando todo lo que
tiene mantenerse lejos de ellas y no puede reprimirlo. Si lo hizo como un
escudo, lo mataré yo misma.

¿Cómo vamos a matar a la Bruja? Ninguno de nosotros puede acercarse lo


suficiente, más allá de sus letales piernas. Ni siquiera mi espada sirve de nada.
¡Puedo lanzarla, pero la perra es más rápida que una bruja en una escoba de
quidditch! La idea de Dancer de intentar enrollar un cable alrededor de ella y
electrocutarla está comenzando a lucir como una buena idea. Lo malo es que 430
no tenemos cables a mano por aquí.

—¡Santos estruendos sónicos! —exclamo. Puede que no tenga un cable, pero


sí tengo algo que es largo y delgado, e Indiana Jones le dio un buen uso en
momentos desesperados.

Saco mi látigo, congelo el cuadro hacia el límite exterior del grupo en busca
en un buen tiro, ¡y lo golpeo directamente contra la Bruja!

El látigo se sacude sin fuerzas, cae de vuelta sobre mi cabeza y me enredo


con él. Ni siquiera puedo quitarme la estúpida cosa de encima. Juro que esos
hoyos negros en su rostro me observan con divertido desdén. Aparentemente,
hay algo de habilidad en golpear con un látigo y no tengo tiempo para
aprenderla. Jamás se vio difícil en la televisión.

—¡Mega! —grita Dancer. Lo veo entre el grupo, saltando, sacudiendo ambas


manos en el aire.

Lo hago una bola, ato la cuerda alrededor del mango para que tenga peso y
se lo lanzo. Él lo atrapa, lo desata y lo golpea contra la Bruja que desciende.

Explota a centímetros de su letal pierna izquierda y deja salir un pequeño


estruendo sónico.
Ella inhala, un sonido horrible, húmedo y chillón, y se lanza directo al cielo.
No sé si es porque no puede creer que algo se acercó tanto a su pierna o si su
oído es tan sensible que la explosión sonora le provocó migraña. Lo que sea, no
le gusta en lo más mínimo.

Cuando desciende de nuevo, Dancer va por su cabeza esta vez y produce un


estruendo sónico justo al lado de su oreja.

Ella se tambalea hacia atrás y desaparece hacia arriba en las luces púrpuras.

Dancer y yo nos sonreímos ampliamente.

Él golpea el látigo triunfantemente.

Pero, esta vez, no hace crack. No hace ningún sonido en absoluto, ni siquiera
un pequeñísimo siseo mientras corta a través del aire.

Porque, como que, todo sonido acaba de desaparecer.

Resulta que cuando la niebla finalmente llega, cada uno de nosotros está en
el lado equivocado del campo de juego.

431
Traducido por hatlish

Corregido por LizC

reo que la razón por la que no sentí pánico previo a la llegada del Rey
CEscarcha esta vez fue porque ya estaba sintiendo demasiado pánico
para que más pánico penetrara. La carnicería de la Bruja Carmesí con las sidhe-
seers me tenía tan frenética, que incluso olvidé por qué estábamos en la nieve
para empezar.

Como, para convocar al Rey Escarcha.


432
Y él está aquí.

Y alguien tiene que cortar esa maldita atadura porque si no soltamos el AFI,
el Rey Escarcha va a congelar los altavoces y se desvanecerá, ¡y todo habrá sido
en vano! Peor aún, si es tan inteligente como creo que es, no caerá en el mismo
truco dos veces. La sensibilidad que siento emanar de él es gigantesca. Éste no
es un Unseelie ingenuo. No lo sé porque no los he visto a todos todavía, pero
podría ser el más complejo de los que el Rey creó jamás. Me pregunto si quizás
aportó un poco de sí mismo en su probeta.

Lo que sucede a continuación se siente como si sucediese en cámara lenta


aunque sé que no lleva tiempo alguno en absoluto.

Ryodan y Lor desaparecen, moviéndose en cámara rápida hacia el otro


extremo del campo. Mi mirada va desde las sidhe-seers hacia le hendidura que
se está abriendo, bloqueada, intentando descifrar cómo proteger a las sidhe-
seers y cortar la ligadura al mismo tiempo. ¿Salvo a las mujeres que me
importan y que están de pie junto a mí o salvo al mundo? Puede que sea una
superheroína, pero tengo los sentimientos de una persona normal.

120
“Try to set the night on fire”: de la canción “Light My Fire” de The Doors.
Veo a Christian y él me está mirando con intensidad. Me dice sin emitir
ningún sonido: no puedes hacer ambas cosas, Dani, mi amor.

Lo sé, articulo enojada.

Es a mí a quien ella busca.

¿Tu punto?

Desaparece.

Durante un segundo, no puedo encontrarlo en ninguna parte.

Lo siguiente que veo es a él de pie, en medio del campo, interponiéndose


entre el otro extremo y yo, con los brazos extendidos, la cabeza echada hacia
atrás, usando una expresión del tipo “ven a atraparme”.

¿Qué estás haciendo? grito, pero nada sale de mi boca.

La Bruja Carmesí desciende en picada.

Me envaro violentamente, como si fuera yo la atravesada cuando ella lo


destripa.

Sin embargo, no lo desolla. Lo atraviesa con una pierna como si fuera un 433
shish kebab121 y lo atrae hacia su falda. Mientras lo dobla en su abrazo
goteante, él me mira. No puedo darle sentido. No lo entiendo. ¿Por qué hizo
eso? ¡No lo entiendo! ¡Por qué alguien haría algo tan estúpido!

A medida que él se desvanece en el cielo, atrapado en sus horribles piernas,


lo bloqueo. Me niego a procesar lo que él hizo. Ahora puedo dejar a las sidhe-
seers atrás con relativa seguridad. Pensaré en lo que él hizo después.

Suponiendo que haya un después.

Congelo el cuadro hacia el Rey Escarcha. Es muy extraño no ser capaz de oír
ni un sonido. Tampoco estoy sintiendo vibraciones. Al menos las personas
sordas pueden sentir vibraciones. Esto es peor que una cámara de privación de
sonido, es un mundo de privación sensorial con el RE dentro.

Mientras me acerco, veo que Lor y Ryodan están impulsándose hacia la caja
negra en lo que luce como cámara lenta. Ambos están cubiertos de espeso

121
Shish Kebab: Consiste en un palo de metal o madera con pequeños bloques de varios tipos
de carne. En España, como un pincho moruno.
hielo blanco que continuamente se agrieta cuando se mueven. Hace tanto frío
como la noche en que morí en la iglesia.

El Rey Escarcha está cernido silenciosamente sobre la montaña de altavoces,


congelándolos uno por uno. Está tomándose más tiempo de lo normal,
supongo que todos esos decibeles hacen que la fuente de alimento sea más
rica, y creo que tal vez, lo está lamiendo como uno haría con el chocolate de sus
dedos.

Cuando congelo el cuadro detrás de Ryodan, éste se vuelve y ruge en


silencio: ¡Vete a la mierda de aquí!

Agujas heladas perforan mis pulmones con cada inhalación, mi corazón se


esfuerza por latir. Mi cabeza se siente pesada y me doy cuenta de que es
porque mi cabello se ha congelado. Lo agito, y la cosa se rompe, una lluvia de
cristales blancos caen desde mi cabeza.

¡No vas a llegar a tiempo! grito en respuesta, mirando la distancia entre el


monstruo de hielo y el AFI. Cuando él abrió la hendidura y se deslizó hacia
nuestra dimensión, apareció en el peor lugar posible: entre el AFI y los
altavoces, no entre los altavoces y la abadía. Aunque no congeló el AFI, hace
demasiado frío en las proximidades de la caja para que lleguemos allí a cortar la
ligadura.
434
Miro a Ryodan. Él puede sobrevivir a este frío como yo no puedo. No sé por
qué. Supongo que tiene algo que ver con el hecho de ser capaz de sobrevivir a
una evisceración también. Siempre ha sido capaz de acercarse más a las escenas
congeladas que yo.

Pero yo puedo congelar el cuadro más rápido por alguna razón. Él se


ralentiza cuando se acerca al centro del frío. Como si estuviera caminando
penosamente a través de concreto.

No me detengo a pensar. Es posible, es el único plan que tengo, y no hay


tiempo para pensarlo dos veces.

Me estrello contra la espalda de Ryodan y lo obligo a avanzar. Mientras nos


movemos en cámara rápida hacia la caja negra, él me entiende completamente:
yo soy su locomotora y él es mi escudo. Yo puedo empujarnos, pero él tiene
que dirigir y cortar.

Le siento sacar la espada de mi abrigo y movernos hacia adelante. Él se


congela y se agrieta media docena de veces, sacudiéndose los cristales como un
perro que se sacude el agua. Muero mil muertes congeladas y vuelvo a la vida
otra vez. Mis pulmones se sienten sangrientos y en carne viva con cada
respiración, así que la contengo. Me duelen los huesos. Juro que mis ojos se han
congelado en mi cabeza. Mi visión se está poniendo fractal.

Aun así nos empujo hacia el dolor porque este es mi mundo y ningún Fae
maldito me lo quitará. Mi boca está abierta en un aullido silencioso. Ryodan se
sacude violentamente mientras nos obligo a ir hacia el epicentro helado.

Él lanza una estocada baja con la espada y corta la ligadura.

Esperamos que el AFI se mueva realmente lento.

Basada en la tasa de movimiento que Kat documentó cuando las sidhe-seers


habían estado siguiendo su avance hacia nuestro hogar, tomará alrededor de
un minuto entre el momento de cortar el amarre y que el fragmento de mundo
de fuego golpee la pared más alejada de la abadía. Dándonos suficiente tiempo
para reamarrarlo, ya que según sus cifras, realmente teníamos por lo menos dos
minutos.

Sus cálculos estaban equivocados. Muy equivocados.

Como un súper auto avanzando a una velocidad mayor a la posible con un


eje de torsión adicional, el AFI se libera con una explosión y choca contra el Rey
Escarcha. 435

Acelero la marcha hasta lo más rápido que puedo de manera que las cosas
sucedan en la cámara más lenta posible.

El fragmento de mundo de fuego se traga al Rey Escarcha.

Lo engulle.

El sonido retorna.

Oigo respiraciones agitadas. Jadeos. En algún lugar, la gente está llorando.

Se ha ido.

El Rey Escarcha se ha ido.

Así como así.

Funcionó tan bien que casi no puedo creerlo. Me quedo allí aturdida,
sintiéndome cautelosa. No soy la única confundida. Ryodan tiene los ojos
entrecerrados con sospecha. Lor está un poco encorvado, como si pensara que
el cielo se va a caer sobre él. Me río por lo bajo, porque, amigo, es bastante
triste cuando no puedes aceptar un final feliz simplemente por lo que es, pero
todavía tenemos grandes problemas. El AFI está devorando la montaña de
altavoces congelados y se dirige directamente hacia la abadía.

Kat, Dancer y las otras sidhe-seers corren hacia nosotros.

—¡Cruce está bajo la abadía! —grita Kat—. ¡Tienes que detenerlo!

Ryodan y Lor comienzan a cantar, pero puedo decir por la expresión en el


rostro de Ryodan que no tiene expectativas de terminar a tiempo. Los diez o
doce segundos que nos quedan antes de que golpee la pared no son los treinta
que él necesita para hacer el trabajo.

Kat comienza a gritarle a Ryodan porque no va lo suficientemente rápido, y


Jo comienza a gritarle a Kat por gritarle a Ryodan porque él está haciendo todo
lo que puede. Luego todas las sidhe-seers se suman, y como Ryodan y Lor están
mirando hacia abajo, hacia el cordón que están intentando conjurar, nadie está
mirando el AFI y soy la primera en ver lo que está sucediendo.

¡Sabía que había muerto demasiado fácilmente!

Se está formando hielo en la base del fragmento de mundo de fuego.

La parte inferior del embudo se está volviendo azul, con una costra de 436
escarcha blanca.

El AFI seguro se tragó al Monstruo de Hielo, ¡pero ahora el Monstruo de


Hielo está congelando al maldito AFI!

Mientras observo, la escarcha se extiende rápidamente hacia arriba.

—Uh, chicos —digo.

—¿Es una maldita broma? —explota Dancer—. ¿Está volviendo a salir?

Lor levanta la mirada.

—Oh, mierda.

—Hijo de puta —concuerda Ryodan.

El RE congela el AFI desde adentro hacia afuera.

No sé si el mundo de fuego es un infierno rugiente que hace el sonido que al


RE le gusta comer o si acaban de tener una gran batalla de fuego y hielo, y el
hielo ganó.

Pero el AFI se agrieta y sisea, emite vapor y explota, mientras el súper fuego
se súper congela.
El hielo pesa y lo hace detenerse. A medida que el embudo gigante gana
sustancia, se hace demasiado pesado para seguir a la deriva y se estrella
estrepitosamente contra el suelo como un carámbano desprendiéndose de un
desagüe, alojándolo en la nieve.

Todos simplemente miramos el embudo gigante de hielo enraizado en el


suelo, intentando procesar la repentina reversión de los acontecimientos.
Primero, el Monstruo de Hielo estaba muerto y la abadía estaba en peligro.
Ahora la abadía está segura, pero el Monstruo de Hielo no está muerto.

No tuvimos éxito en matarlo y, prácticamente todo el mundo que está aquí


que no pueda congelar el cuadro va a morir en el instante mismo en que salga.

Las paredes del AFI comienzan a temblar y sacudirse como si el Rey Escarcha
estuviera tratando de encontrar el punto más débil para salir de su congelado
cascarón.

Entrecierro los ojos.

Las cáscaras son delicadas. Frágiles. Pero esto no es un cascarón. De hecho,


todo el interior del mundo de fuego debe ser hielo sólido en estos momentos.

Lo que significa que, en este momento, el Rey Escarcha está completamente


encapsulado en una de sus propias esculturas de hielo.
437
Atrapado en un momento de perfecta vulnerabilidad.

Quizás el único momento de vulnerabilidad que haya conocido jamás.

Sé lo que sucede cuando se hace vibrar una escena helada.

Explota.

—Dancer —grito—. ¡Utiliza el látigo! ¡Haz explosiones sónicas! —A Ryodan y


Lor les digo—: ¡Congelen el cuadro alrededor de él! —A las sidhe-seers—:
¡Amigas, salgan de aquí ahora mismo!

Luego entro congelando el cuadro por mi cuenta, moviéndome tan rápido


como puedo con un tanque de combustible casi vacío.

Dancer hace resonar su látigo y nosotros congelamos el cuadro como locos.

El AFI congelado tiembla y de repente un millón de pequeñas fisuras florecen


en la superficie.

La tierra tiembla, luego hay un estruendo como un trueno tan grande como
una galaxia dentro del AFI.
De repente, oigo el ruido más horrible que jamás he oído, como si quizás
todos los sonidos que el Rey Escarcha recogió alguna vez salieran en un eructo
disonante, que suena como las uñas en una pizarra y luego… ¡maldición, me
encanta ser una superheroína! Justo como pensé que lo harían, ¡los monstruos
fusionados explotan!

438
Traducido por hatlish

Corregido por Mari NC

stoy radiante. No hay forma de negarlo. Brillo por cada poro. Nunca
E
tuve una aventura tan increíble en toda mi vida, y he tenido algunas
enormes.

Estamos en la gran sala en la abadía, entibiándonos frente a fogatas que


439
arden en tres de los lados. Hay un hervidor con cacao instantáneo (mezclado
con agua, no con leche) siendo calentado en la chimenea principal, haciendo
que la habitación huela como una fábrica de chocolate, y Kat sacó una reserva
oculta de malvaviscos (rancios, pero, ¿a quién le importa?) y una lata de galletas
duras como una roca, que ha estado guardando para una ocasión especial y un
poco de miel riquísima, aunque extrañamente gelatinosa. Todo sabe a gloria.
Cada vez que como, soy muy consciente de que pronto podríamos no tener
más de estas cosas.

¡Ganamos! Nos trenzamos en una batalla contra el mal más grande que haya
visto y ganamos. A diferencia de la última gran batalla llevada a cabo aquí,
estuve aquí para verlo caer con mis propios ojos. No tuve que oír sobre eso al
día siguiente por terceros lo suficientemente afortunados para haber estado allí.
Y tampoco ningún Rey Unseelie todopoderoso se abalanzó y nos rescató en el
último segundo. ¡Lo hicimos nosotros!

Cuando el AFI que contenía al Rey Escarcha explotó, las astillas de hielo
subieron hasta las nubes, se hundieron en el suelo y en cada lugar intermedio.
Todos nos agachamos, esquivamos o agarramos a alguien más lento,
congelando el cuadro hacia el refugio de la abadía. Aún así, somos un montón
122
“Celebrate good times, come on!”: de la canción “Celebration” de Kool & The Gang.
de gentuza, todos golpeados con rasguños, cortes y moretones. No había forma
de evitar las consecuencias.

Esperamos adentro hasta que estuvo tranquilo por unos segundos y pareció
que los escombros se habían asentado, luego volvimos a salir para hurgar en
los trozos y convencernos a nosotros mismos de que las amenazas realmente se
habían ido. Dancer estudió las cosas por unos buenos cinco minutos antes de
darme una sonrisa y declarar que los escombros estaban inertes. Planea llevar
muestras a los laboratorios de la Trinity, pero dijo que estaba un noventa y
ocho por ciento seguro de que nada iba a salir de los restos.

—¿Cómo supiste que iba a funcionar? —me dice Jo.

—No lo sabía —digo alrededor de un bocado de pegajoso bizcocho bañado


en miel. Lamo las migajas de mis dedos—. Pero una vez que vi que el Rey
Escarcha estaba congelando el mundo de fuego desde el interior, me di cuenta
de que estaba atrapado en una de sus propias escenas congeladas, como un
insecto en ámbar. Y cada vez que Ryodan y yo congelábamos el cuadro cerca
de una escena congelada, ésta explotaba en astillas del tamaño de metralla. —
Me encojo de hombros—. ¿Quién sabe? Quizás se hubiera quedado atrapado
allí y hubiera estallado por sí mismo con el tiempo. Pero seguro pensé que lucía
como que iba a volver a salir. 440
—Yo también lo pensé —dice Lor, y todos coinciden con él.

—Malditamente brillante lo del látigo, Mega —dice Dancer.

Me pavoneo.

—Estuvo cerca. Tuvimos suerte —dice Kat.

—¡Suerte, mi trasero! ¡Tenías superhéroes trabajando! —Parte de esa


superheroicidad es cálculo de precisión y delicadas maniobras, y si ella quiere
fingir que fue suerte, no voy a desperdiciar aliento que podría estar utilizando
para comer en discutir.

—Hoy, la Dama Fortuna tuvo un nombre. —Ryodan me mira.

—No jodas —dice Lor—. Buen trabajo, cariño.

Casi pierdo mis galletas en ese momento. Brillo tan fuerte que casi duele.
Creo que de mi piel se está escapando luz.

Me contoneo hacia la chimenea y trago tres malvaviscos en rápida sucesión.

—¿Puedes creer lo que hizo el príncipe Unseelie? —dice la gótica de Josie.


Me ahogo con el último malvavisco que estoy tratando de tragar entero.
Entro en cámara rápida e intento toser rápido para sacarlo, pero no funciona.
Tardíamente se me ocurre que la cámara rápida podría no haber sido el más
brillante de los movimientos. La fricción y el moco amplían el atasco como un
tampón empapado. Se hincha en mi garganta y bloquea mis vías respiratorias.

Yo misma me golpeo en el pecho con el puño. No ayuda. Estoy a punto de


hacer una Heimlich123 contra el respaldo de una silla cuando Lor golpea en el
centro de mi espalda y el malvavisco sale expulsado hacia el escudo de armas
sobre la chimenea.

—Amigo, no hace falta empujar —dice Dancer—. Le hago la Heimlich todo


el tiempo. No mastica cuando come.

Me vuelvo y Dancer se está levantando del suelo, luciendo fastidiado. Y


cansado. Me pregunto cuándo fue la última vez que durmió. Se me olvida que
no tiene superpoderes como el resto de nosotros solo porque tiene un súper
cerebro.

—Límpialo, Dani —dice Kat—. Se va a cocer en el medallón.

Tomo una servilleta de la bandeja de galletas, ya sin sentirme tan engreída.


Hubo bajas. Me había permitido olvidar eso por un segundo. 441
—Christian se sacrificó porque yo no pude decidirme.

—Un príncipe Unseelie se sacrificó —repite Kat, como si no tuviera idea de


qué pensar sobre eso.

Yo tampoco. ¿Por qué se entregó solo para hacer que mi decisión fuera más
fácil? Yo hubiera tomado una decisión en un segundo o dos más. Hubiéramos
perdido muchas más sidhe-seers con la Bruja Carmesí. ¿Ésa fue su forma de
demostrar que todavía no era un Unseelie completo? Quizás estaba intentando
compensar por haber matado a la mujer con la que había tenido sexo, o era su
idea de otro regalo de bodas.

—Está bastante claro que está obsesionado contigo, cariño —dice Lor.

—Estaba obsesionado —dice Ryodan—. La Bruja lo eliminó. Me evitó la


molestia y nos libró del muy hijo de puta.

123
Heimlich: la maniobra de Heimlich es un procedimiento de primeros auxilios para
desobstruir el conducto respiratorio, normalmente bloqueado por un trozo de alimento o
cualquier otro objeto. Es una técnica efectiva para salvar vidas en caso de asfixia por
atragantamiento.
Ahora tengo el doble de razones para localizar a esa perra y matarla. Tengo
que liberar a Christian para que podamos estar parejos y terminar todo entre
nosotros.

—Perdimos sidhe-seers —digo—. Una de ellas fue Tanty Nana. Era


demasiado mayor. Nunca debería haber estado ahí en primer lugar.

Todos permanecemos en silencio por un segundo, pensando en ella y en las


otras que murieron.

Entonces Ryodan se pone de pie y me dice:

—Vamos, niña. Nos vamos.

—¿Eh? ¿Adónde?

—Ahora vives conmigo.

—¡Y una mierda!

—Ella va a volver a la abadía —dice Kat.

—¡Y una mierda!

—La Mega puede cuidarse sola —dice Dancer—. Si ustedes estúpidos idiotas 442
no acaban de verlo, son ciegos. Denle espacio para respirar.

—¡Maldición! —Estoy totalmente de acuerdo. Adoro a Dancer. Le doy una


mirada que no me molesto en tratar de fingir de otra manera.

Ryodan dice:

—Ella necesita reglas.

Lor dice:

—Jefe, todo lo que ella necesita es a alguien con quien entrenar, con quien
gastar algo de esa jodida energía sin límites.

Kat dice:

—Lo que ella necesita es…

Mientras todos están ocupados discutiendo mis necesidades, de las cuales no


saben una mierda, hago como el viento y salgo volando, asegurándome de
golpear la puerta ruidosamente en el camino.

Robo el Humvee de Ryodan y enfilo hacia la ciudad.


Nunca me alcanzará en uno de los autobuses o grandes camionetas que son
los únicos otros vehículos en la abadía.

Desearía poder haber traído a Dancer conmigo, pero nunca habría escapado
si hubiera reducido la velocidad.

Nadie sabe lo que necesito mejor que yo. Probablemente todavía están
todos allí, discutiendo, intentando decidir cómo controlarme y dirigir mi vida.

Me río.

—Amigos. Nunca. Va. A. Suceder.

443
Traducido por hatlish

Corregido por Mari NC

A sí que voy volando por las calles de Dublín después de abandonar el


Humvee en la carretera principal, donde Ryodan o uno de sus hombres
seguro que lo descubrirán en su camino de regreso a Chester’s, porque no
importa lo furiosa que me ponga, no tengo deseos de tomar algo suyo en
forma permanente. Él probablemente me cazaría por toda la maldita eternidad,
444
en lugar de solo tratar de darme órdenes por toda la maldita eternidad. El radar
de ese tipo es algo en lo que no quiero ser más grande.

¡Vivir en Chester’s, mi maldita petunia!

—Trasero —murmuro con el ceño fruncido. Petunia es una de las palabras de


Mac. Ella y Alina crecieron tan estúpidas y dulces que nunca dijeron siquiera
“mierda” hasta que tuvieron poco más de veinte, cuando comenzaron a ver
Faes. Hasta ese momento tenían su propio y bonito vocabulario para las cosas.
Odio lo bonito. Odio pensar en Mac. Recuerdo verla por primera vez, sentada en
un banco en la Trinity luciendo toda suave, bonita e inútil, luego descubrir que
realmente estaba hecha de acero como mi espada y yo. Recuerdo sentir que mi
mundo finalmente iba a cambiar y que el pasado podría milagrosamente
convertirse en nunca-condenadamente-sucedió.

La echo de menos. Odio saber que está en esta ciudad en algún lugar,
caminando por las calles igual que yo, teniendo pensamientos sobre matar
Faes, sobre salvar al mundo y matarme a mí, y ella está en una calle y yo estoy
en otra y esas calles nunca pueden coincidir o una de nosotras morirá.

124
“This is not the end, this is not the beginning”: de la canción “Waiting For The End” de Linkin
Park
Después de lo genial que ha sido mi día no puedo creer que esté teniendo
pensamientos deprimentes. Me apresuro a través de Temple Bar, esquivando
autos y farolas y todo tipo de cosas medio enterradas en montones de nieve
cubierta de hielo. Ahora que el Rey Escarcha se ha ido, la nieve debe de
comenzar a fundirse. ¡No podría estar más preparada para el verano! Yo no me
bronceo. Me salen pecas. A Dancer le gustan las pecas.

—Verano —digo, sonriendo. ¡No puede venir lo suficientemente rápido!


Plantarán jardines en la abadía, sembrarán una mezcla de vegetales como el
que comí en Chester’s. ¡Definitivamente, voy a pasar más a menudo una vez que
las cosas empiecen a crecer! Puedo cargarme con barras de chocolate y hacer
largos viajes congelando el cuadro por Irlanda, buscando vacas, cabras u ovejas.
Tal vez incluso cerdos—. ¡Maldición, tocino! —Mi boca se hace agua de solo
pensarlo.

Ahora mismo tengo un montón de cosas que hacer, y moverme con toda
esta nieve es tedioso. No puedo congelar el cuadro por mucho tiempo porque
tengo que bajar continuamente y volver a armar mi cuadrícula mental. Hay
demasiados montones y pilas de hielo que no estaban allí ayer. Cada vez que
bajo, casi se me congelan los dedos de las manos y de los pies. Es de noche,
una fuerte brisa está soplando desde el océano, y juro que hace seis grados
bajo cero con la sensación térmica. 445
Fijo mi cuadrícula en su lugar, zumbo por un cuarto de cuadra, me detengo,
rearmo. Congelo el cuadro por doce metros, doy vuelta a la esquina en un
resbalón, me choco contra un montículo, ruedo y rearmo mientras me deslizo
un poco más. Me choco contra el costado de un edificio y mi aliento se congela
en el aire en un brusco jadeo blanco. Maldigo y froto mi costado. Mañana voy a
tener un enorme moretón.

Lo primero en mi lista de cosas por hacer es sacar un nuevo Diario de Dani


antes de que los We-jodidos-realmente-no-nos-importa-Care lo hagan y
distorsionen totalmente las noticias. La gente necesita saber todas las noticias:
que el villano que congelaba gente está muerto, que pueden volver a hacer
ruido, que la nieve sí se va a derretir, y que aunque no lo parezca en estos
momentos, el verano sí va a venir. Necesitan saber que recuperé mi espada y
que ya no estoy indefensa. Volví a mi ritmo 24/7, velando por las cosas y a la
caza de la Bruja Carmesí, quien va a morder el polvo tan pronto como se me
ocurra cómo matarla y recuperar a Christian.

Mañana rodearé Dublín en cámara lenta como una persona normal,


buscando supervivientes sobre el crujido de la nieve y llevándolos adonde haya
alimento y refugio, lo que significa que Ryodan está a punto de recibir mucha
más gente en Chester’s. Nuestra ciudad sigue recibiendo golpes con muros que
caen y disturbios, con la comida robada y almacenada, y ahora este inverno
asesino en primavera. Estoy pensando que mejor nos acostumbramos a que las
cosas nunca vuelvan a ser predecibles. Sospecho que perderemos mucha más
gente antes de que la marea comience a cambiar. El cambio es difícil para la
mayoría de la gente. No para mí. Amo recrearme a mí misma. El cambio
significa que puedes elegir de nuevo. Convertirte en algo nuevo. A menos que
estés muerto como Alina. En ese caso nunca puedes volver a elegir. Es por eso
que voy a hacer que Ryodan me entregue cualquiera que sea el secreto que
tiene así podré vivir para siempre.

Bajo a cámara lenta para rodear un montículo de nieve con costra de hielo.
Estoy de pie allí, comenzando a sentirme melancólica una vez más pensando en
todos los fantasmas que veo en estas calles a veces, cuando siento la punta de
algo afilado y puntiagudo en mi espalda.

—Suelta tu espada, Dani —dice Mac, realmente suave detrás de mí.

—Sí, claro. Como si realmente fuera a creerlo. —Me río. Mi imaginación


hiperactiva y yo. Como si Mac realmente fuera capaz de acercarse sigilosamente
a mí por detrás, sin que mi súper oído lo perciba. Como si ella fuera a caminar
por ahí de noche sin un MacHalo encima. Yo tengo el mío puesto y sé
exactamente lo brillante que es. Si ella estuviera de pie detrás de mí, estaríamos 446
haciendo el doble de luz de la que estoy proyectando.

Congelo el cuadro.

O lo intento.

No ocurre nada. Como aquellas dos veces con Ryodan cuando de repente no
tenía nada de combustible. No hay gasolina en el tanque, no hay motor en el
tren.

Cierro los ojos con fuerza y vuelvo a intentarlo.

Aún estoy de pie allí.

Todavía sintiendo la punta de una lanza en mi espalda.

—He dicho “suelta tu jodida espada” —dice Mac.


Karen Marie Moning nació el 1 de Noviembre
de 1964 en Cincinnati, Ohio, y se licenció en
Derecho y Ciencias Sociales en la Universidad de
Purdue. Trabajó como camarera, asesora y
gestora en una compañía de seguros, antes de
intentar cumplir su sueño de llegar a convertirse
en una escritora.

Su primera novela, Beyond the Highland Mist


(Nieblas de las Highlands) fue nominada en dos
categorías de los premios RITA y obtuvo un
Romantic Times. Gracias a ello, Karen fue
nombrada mejor autora novel del año 1999. A
partir de ese momento, sus novelas han estado a 447
la cabeza de las listas de libros más vendidos, han
obtenido los más prestigiosos premios del género romántico y han sido
traducidas a varios idiomas como el alemán, ruso, chino, español, francés,
italiano...

Su página web oficial es: www.karenmoning.com

Saga Fever: Trilogía Dani O’Malley:

1. Darkfever 1. Iced
2. Bloodfever 2. Burned (2013)
3. Faefever
4. Dreamfever
5. Shadowfever
6. Iced
7. Burned (2013)
Moderadora
Sheilita Belikov

Traductoras
Akanet magdaa
Ale.. Niii
dark&rose otravaga
hatlish Shadowy
Kathesweet Sheilita Belikov
LaaLa STark Simoriah
lalaemk Susanauribe
Liseth Johanna vanehz
Little Rose Xhessii 448
Lizzie yanli
Lost Angel

Correctoras
Ángeles Rangel Mari NC
Clau12345 Nanis
LizC Pimienta
Lizzie Simoriah
Majo V!an*
Marina012

Recopilación
Simoriah

Revisión
Sheilita Belikov

Diseño
Sheilita Belikov
449

http://bookzinga.foroactivo.mx/

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