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Cuarto Congreso
Internacional Femenino.
Bogotá, 1930
Habéis convocado el Cuarto Congreso Femenino de
nuestra América. En el tercero de Buenos Aires,
en 1928, ratificamos serena y firmemente nuestras
aspiraciones de emancipación y nuestras pretensiones
de participar en la vida útil y política de nuestros
pueblos, que habíamos proclamado en nuestro primer
congreso de 1910 en Buenos Aires y en el segundiJ
de Chile en 1925.
[...]
El grande y sublime sueño del Libertador, que
conmemora hoy vuestra gran nación y junto con ella
todos los corazones palpitantes de nuestra A mérica, será
una realidad, solamente el día en que los pueblos
incorporen íntegramente a sus actividades, el esfuerzo
y la cooperación femenina

Paulina Luisi 1

·Carta de la doctora Paulina Luisi a las Hermanas de Colombia", El


Tiempo (6.912), 29 de diciembre de 1930, p. 12.
Cuarto Congreso Internacional Femenino. Bogotá, 1930/ 67

Aunque la reunión del Cuarto Congreso Internacional


Femenino había sido programada del 16 al 23 de diciembre,
se prorrogó hasta el 28 de ese mes, con el fin de que hubiera
suficiente tiempo para discutir el material presentado.
Hubo en total quince sesiones, que cubrían las diferentes
categorías propuestas en el programa anunciado por el
Centro Femenil de Acción Social.
Hubo ponencias sobre Bolívar en la historia, sobre la
participación de la mujer en la Independencia y en la inves-
tigación del pasado y sobre la perspectiva de la reforma
educativa en relación con la educación femenina. Además,
el interés tradicional por las obras de caridad en favor de
los niños más desamparados y de otros grupos muy necesi-
tados se extendió a las mujeres trabajadoras. Las delegadas
abogaron por la concesión de beneficios laborales y por un
tratamiento equitativo para las mujeres trabajadoras en to-
dos los sectores de la sociedad. Otras delegadas estaban
convencidas de que el camino del progreso estaba ligado
no sólo a la educación, sino también a la higiene pública,
tema que abarcaba aspectos delicados como la educación
sexual y las medidas de prevención de las enfermedades ve-
néreas. Las delegadas esperaban que el camino hacia la es-
tabilidad de las generaciones presentes y futuras, se podría
lograr por medio de una reforma del Código Civil para ga-
rantizar los derechos de las mujeres.
La Exposición de Cultura Femenina tuvo lugar en el
pabellón central del Parque de la Independencia, en forma
simultánea con el congreso, y fue un homenaje de la mujer
colombiana al Libertador. Como se indicó, fue organizada
por Isabel Vanegas de Álvarez Bonilla y otras mujeres. En
la exposición se presentaron cuadros de artistas femeninas
muy conocidas, así como bordados y obras manuales. Fue
muy admirada la exposición de cuero repujado sobre bron-
ce y cobre, así como los arreglos florales. Georgina Fletcher
presentó, en una sala dedicada a ello, un trabajo de heráldi-
ca, con 48 genealogías y sus correspondientes documentos
explicativos, así como 300 escudos de armas de otras tantas
familias de Bogotá. Las salas de la exhibición también te-
nían retratos de diferentes tipos de mujeres colombianas,
tales como las dedicadas a la vida religiosa, las benefactoras
68 / Colombianas en la vanguardia

de la humanidad, mujeres jóvenes, educadoras, artistas, es-


critoras y heroínas de la república.2

Delegadas al congreso

Las 72 delegadas oficiales de quienes se sabe que asistieron


al congreso femenino, representaban a catorce departa-
mentos colombianos, algunas naciones extra~eras y diver-
sas organizaciones. El Centro Femenil pidió al gobernador
de cada departamento que enviara dos delegadas. Las dele-
gaciones de Boyacá, Norte de Santander y Antioquia te-
nían entre cuatro y cinco miembros cada una, mientras que
otros departamentos estaban representados por una sola
delegada. .
Las delegadas eran personas muy conocidas tanto en el
ámbito de sus respectivas regiones, como en el nacional; al-
gunas de las escritoras y educadoras eran conocidas tam-
bién en círculos internacionales por sus publicaciones, su
correspondencia con colegas de otros países y su asistencia
a conferencias internacionales. Sus edades variaban, y la
mayoría provenía de las clases media y alta. Compartían, en
muchos aspectos, la determinación yla ilusión de reunirse
para proclamar la defensa de los intereses de la mujer.
Muchas habían estudiado en las mejores escuelas nor-
males o en colegios locales privados, y se habían destacado
por su liderazgo en el ámbito educativo. Entre ellas, Ana
Rosa Segura de Fajardo y Evangelina Zambrano Medina,
representantes del departamento de Boyacá, habían traba-
jado en la administración de algunas escuelas normales

2 Isabel Vanegas de Álvarez Bonilla, "Inauguración, Exposición de


Cultura Femenina", El Tiempo (6.902), 18 de diciembre de 1930,
pp. 14-15. Participaron en la organización de la exposición, entre
otras, Cecilia Mallarino de Monsalve y Mercedes Vergara y Balcá-
zar (retratos y obras de las mujeres importantes del país); Rosa
Ponce de Portocarrero y Marieta Botero (artes y antigüedades);
María Pinzón de Madero París y Josefina Pinzón de Magner (plan-
tas y flores naturales). Véase: El Tiempo (6.873), 19 de noviembre
de 1930, p. 5.
Comienza el debate / 69

muy conocidas. Ana Rosa Segura de Fajardo, quien había


sido directora de la Escuela Normal de Institutoras de Bo-
yacá, también era muy respetada por sus investigaciones
históricas.3 Por su parte, Zambrano Medina había sido una
de las cuatro colombianas que habían estudiado en el Wa-
shington State College en 1924, gracias a la influencia de
Paulina Gómez Vega. A su regreso a Colombia, doña Evan-
gelina fue nombrada subdirectora de la Escuela Normal de
Institutoras de Bogotá.4
Ofelia Uribe de Acosta, también delegada por Boyacá,
era conocida por su participación en la lucha por los dere-
chos civiles de la mujer. Era oriunda de Oiba, Santander
del Sur, y se había graduado en la Escuela Normal de Insti-
tutoras de San Gil. Trabajaba activamente a favor de los de-
rechos de la mujer, y con su familia, era militante del
partido Liberal. El traslado de su familia a Miraflores, Bo-
yacá, se debió en parte a motivos políticos.5

3 Ana Rosa Segura de Fajardo fue miembro de la Academia Boya-


cense de Historia y aulora de varios lrabajos de invesligación; en
1926 fue direclora de la Escuela Normal de InstilulOl'as en Tunja.
Hermana Teresa de la Inmaculada, ¿Quién ha educado a la mujerco·
lombiana?, lesis presentada para oblener ellílulo de Doclora en Fi-
losofía y Lelras, Bogolá, Pontificia Universidadjaveriana, Facullad
de Filosofía y Lelras, 1960, pp. 210-211.
4 Evangelina Zambrano Medina fue directora de la Escuela Normal
de Insliluloras, Tunja, de 1927-1930. En 1924 había sido lambién
subdireclora de la Escuela Normal de Insliluloras en Bogolá, des-
pués de su eSladía en el Washinglon Slale College, Pullman, Wa-
shinglon, donde eSludió Ciencias de la Educación de la Mujer.
Véase: Hermana Teresa de la Inmaculada, Op. cit., p. 210; Paulina
Gómez Vega, "From bacleriology lO beauly cullure",journal ofthe
American Association of University Women, XXVIII (1 l, Washinglon
D.C., oClubre de 1934, p. 27.
5 Ofelia Uribe de Acosla, Una voz insurgente, Bogolá, Guadalupe,
1963; Anabel Torres, "Una voz insurgente. Elllrevisla con Ofelia
Uribe de Acosla", en: María Crislina Laverde Toscano y Luz Hele-
na Sánchez Gómez (eds. l, Voces insurgentes, Bogolá, Edilora Guada-
lupe (Fundación Universidad Central y Servicio Colombiano de
70/ Colombianas en la vanguardia

Las delegadas Susana Olózaga de Cabo (Anúoquia) e


UvaCamacho (Norte de Santander), eran mujeres de gran
franqueza, que abogaban por el cambio de las condiciones
de la mujer tanto en el trabajo como en el hogar. Susana
Olózaga, una renombrada diseñadora de moda de Mede·
llín, fue cofundadora de la revista femenina Athenea, publi-
cada por primera vez en Medellín en 1927, que tuvo
exislencia fugaz.6 Uva Camacho, cuyos puntos de vista se
mencionaron anteriormente, era una pionera del periodis-
mo, colaboradora asidua de periódicos como El Espectador
y Mundo al Día.7
Entre las escritoras que asistieron estaban María
Eastman de Antioquia,8 Ana María Vega Rangel (Alma

Comunicación Social), 1986, pp. 23-46; Livia Stella Melo L., "Ofe·
lia Uribe Durán de Acosta", en: Valoresfemeninos de Colombia, Bogo-
tá, Carvajal y Hermano, 1967, pp. 429-431; Lola G. Luna, "Los
movimientos de mujeres: feminismo y feminidad en Colombia
(1930-1943)", Boletín Americanista (35), Barcelona, septiembre de
1986, pp. 169-190.
6 Livia Stella Melo L., "Susana Olózaga vda. de Cabo." en: Valoresfe.
meninos ... , op. cit., pp. 851-853.
7 Uva Camacho nació en Cúcuta, Norte de Santander, donde hizo
sus estudios básicos. En Bogotá estudió la carrera de periodismo
en los cursos por correspondencia de las Intemational Schools de
Estados Unidos. Véase: Joaquín Ospina, Diccionario biográfico y bi·
bliográfico, vol. 1, Bogotá, Águila, 1927-1939, pp. 433-43~.
8 María Eastrnan (1901-1947) nació en Supía (Caldas). Graduada
con diploma superior en la Normal Antioqueña en 1917, ejerció
cargos de responsabilidad en la educación. En 1932 la designaron
encargada de la inspección de las escuelas de niñas de Medellín, y
en 1933 fue nombrada en propiedad como Inspectora General de
Escuelas Públicas, la mayor distinción que podía recibir una mujer
en esa época. Después de su matrimonio con Gerardo Molina se es-
tableció en Bogotá, donde se vinculó a la Normal Superior Nacio-
nal como profesora e investigadora.
De 1920 a 1925,junto con Fita Uribe y María Cano, formó parte de
un núcleo de escritoras antioqueñas reconocido en el país. Sus pro-
sas líricas y cuentos se publicaron en Josperiódicos El Correo Liberal
Comienw el debate / 71

Luz) y Ana María Toscano Canal, ambas de Norte de San-


tander, e Isabel Pardo Torres (Diana Rubens), de Santan-
der del Sur.
Las delegadas que representaban organizaciones y
asociaciones colombianas con finalidades específicas,
conformaban un grupo variado. Estaban comprometi-
das con: higiene y salud pública, sociedades filantrópi-
cas, organizaciones de mujeres, grupos patrióticos, so-
ciedades de agricultura, organizaciones educativas, gru-
pos artísticos y literarios, recreación y deportes. Entre
ellas se destacaba Elvira Lleras Restrepo,9 representante
de la Sociedad Bolivariana, fundada para mantener viva
la memoria del Libertador; Beatriz Restrepo Herrera,

y El Espectador, y en las revistas Cyrano y Sábado. Su colección de


cuentos infantiles El conejo viajero fue publicada por Gerardo Moli-
na por primera vez en 1948. Hay una tercera edición de 1990: Ma-
ría Eastman de Molina, El conejo viajero (prólogo de Gerardo
Molina), Medellín, Dirección de Extensión Cultural (Colección
Breve),1990.
9 Elvira Lleras Restrepo (? - 1975), hija mayor del hogar formado por
el profesor Federico Lleras Acosta y Amalia Restrepo de Lleras, y
hermana del ex presidente Carlos Lleras Restrepo. Reconocida
por sus amplios conocimientos, junto a sus hermanas organizó la
Escuela de Lourdes afiliada a la iglesia de San Ignacio en Bogotá.
En 1945 el Ministerio de Educación la nombró para dirigir e! re-
cién organizado Instituto Politécnico Femenino y pasó luego a la
división de educación del ministerio, sección femenina. Por invita-
ción del Consejo Británico estudió el sistema de escuelas Modern
Schools en Inglaterra, ya su regreso estableció la Escuela Moderna
para niñas en Bogotá. Ocupó después e! cargo de directora de! Mu-
seo Antropológico Jorge Tadeo Lozano del Banco Popular. Gra-
cias a sus esfuerzos funcionó también el preventorio para hijos de
enfermos de lepra. Véase: Lindy Arriaga, "In Memoriam: Elvira
Lleras Restrepo", El Tiempo (22.659), 31 de julio de 1976; "Falleció
ElviraLleras R.",EI Tiempo (22_300); 10. de agosto de 1975; Herma-
na Teresa de la Inmaculada, ¿Quién ha educado ..., Op. cit., pp.
288-289; Carlos Lleras Restrepo, Crónica de mi propia vida, tomo 11,
Bogotá. Stamato, 1983, pp. 86-88.
72 / Colombianas en la vanguardia

pionera de la enfermería, fue la representante de la Cruz


Roja Nacional; 10 Alicia Ruiz Escobar, delegada especial
por Boyacá, representaba el pueblo de Guateque, lugar
de nacimiento del presidente Olaya Herrera; Sofía Qui-
jano de Ayram, directora del Instituto Montessoriano,
un colegio privado de secundaria en Bogotá, fue la fun-
dadora de la Facultad Femenina de Derecho establecida
en 1929, adjunta al Instituto.
Además de las delegadas designadas por los goberna-
dores de cada departamento, el Centro Femenil de Acción
Social envió invitaciones a varias organizaciones colombia-
nas y a los representantes de la liga en América y en Euro-
pa. Por su parte, Elena Arizmendi, en su calidad de
secretaria general de la liga, se había preocupado por pro-
mover la presencia de personalidades conocidas que traba-
.
Jaran por 1a causa di'e a mUJer.11
El grupo que representaba a los países extranjeros y a
las organizaciones internacionales incluía a algunas colom-
bianas, por ejemplo, a Paulina Gómez Vega, delegada al
congreso en representación de Costa Rica, quien actuaba
como tal por invitación del conocido pediatra y científico

10 Beatriz Restrepo Herrera, enfermera visitadora, fue la primera


presidenta de la Asociación de Enfermeras Visitadoras de Colom·
bia. El 13 de diciembre de 1937 el gobierno de Colombia le otorgó
la Cruz de Boyacá en reconocimiento de los importantes servicios
que le prestó al país en su calidad de enfermera. Fue presidenta de
la Cruz Roja Nacional. Inés Durana Samper, "Reflexiones sobre
enfermería", Medicina (32), Academia Nacional de Medicina de
Colombia, diciembre de 1992, pp. 27-34; Héctor Pedraza, La enfer-
mería en Colombia. Reseña histórica sobresu lÚSarrollo, Bogotá, Miner-
va, 1954.
11 Elena AriLmendi invitó a figuras conocidas, como Alfred Adler,
psicólogo de Viena, y Baltasar Brum, ex presidente uruguayo que
defendió los derechos de la mujer. Georgina F1etcher, "Siempre se
reunirá el congreso femenino", El Tiempo (6.848), 25 de octubre de
1930; Marianela, "Un congreso de la Liga Internacional de Mujeres
Ibéricas e Hispanoamericanas", Revista de la Raza, XVII( 173), fe-
brero de 1930.
Comienza el debatf / 73

de Costa Rica Antonio Peña Chavarría. Claudina Múnera,


delegada por el departamento de Caldas, también repre-
sentaba a la panameña Esther Neira de Calvo, presidenta
del Congreso Interamericano de Mujeres.
Otros países extranjeros estaban representados por las
esposas de sus representantes diplomáticos en Colombia;
por ejemplo, Carmen de Arístegui, esposa del ministro es-
pañol en Colombia; Carmen G. de Madero, esposa del mi-
nistro mexicano en Colombia, y la condesa Gertrud von
Podewils-Dürniz, esposa del ministro alemán en Colom-
bia.12 Otras representantes fueron Beatriz Arias de Cajiao
(Panamá), María Arteaga (Bolivia), Ethel Barrington Mac
Donald (Estados Unidos), y Victoria Rojas Antonmarchi
vda. de Barriga (Venezuela).

Homenajes a Bolívar

El 17 de diciembre, luego de asistir a las honras fúnebres


que se oficiaron en la catedral de Bogotá para conmemorar
el centenario de la muerte de Bolívar, las delegadas al con-
greso femenino desfilaron desde el Teatro Colón hasta la
estatua de Bolívar que se encuentra en la Plaza de Bolívar,
para rendir homenaje a su memoria. La delegada María
Pinzón de Madero París, de Bogotá, leyó un discurso que
resaltaba los ideales de unidad iberoamericana a los que as-
piraba Bolívar e hizo notar que este ideal era uno de los
principales objetivos de la Liga Internacional de Mujeres
Ibéricas e Hispanoamericanas: la unión de las naciones de
origen iberoamericano, el intercambio de ideas entre sus

12 Gertrud Grafin von Podewils-Dürniz fue elegida miembro de nú-


mero de la Academia Colombiana de Historia en mayo de 19:10,
con motivo de la publicación de su libro Chigys Mie (Cosas pasadas),
sobre leyendas chibchas inspiradas por crónicas españolas. Conde-
sa Gertrudis von Podewils-Dürniz, Chigys Mie Leyendas chibchas (tra-
ducción del alemán por J. M. Restrepo-Millán), Bogotá, Cromos,
1930; "Lafiesla de ayer en la Legación alemana", El Tiempo (6.69:1),
22 de mayo de 1930, p. 16.
74 / Colombianas en la vanguardia

mujeres y el logro de la paz universal que permitía la liber-


tad y el progreso.13
La noche del 18 de diciembre se inauguró el Cuarto
Congreso Internacional Femenino; cuando se inició la se-
sión con la interpretación del Himno Nacional de Colom-
bia por Sofía Páez González y su orquesta femenina, el
Teatro Colón estaba completamente lleno. Elvira Lleras
Restrepo pronunció el discurso principal, en el cual vincu-
ló el propósito del congreso con la conmemoración históri-
ca de la muerte de Bolívar y su legado a las naciones
americanas. Como representante de la Sociedad Bolivaria-
na, señaló la relación entre algunos momentos culminan-
tes de la trayectoria de Bolívar y las tareas que debían
cumplir las delegadas al congreso. La sociedad estaba com-
prometida con los altos ideales referentes a los derechos de
la mujer en la legislación y la calidad de vida a la que tenía
derecho y que reclamaba.
La delegada Lleras Restrepo instó a los miembros de la
audiencia a unirse a las mujeres de las Américas que cono-
cían el aporte de Bolívar a la libertad. Parecía apropiado
que al conmemorar su muerte, se unieran para estudiar el
estado de su situación moral y económica en diferentes
épocas. Puso énfasis en que en el congreso no se trataba de
la reivindicación tumultuosa de derechos desconocidos o
ultrajados:
Cambian los mundos, se transforman las sociedades, y
cada día se contempla la mujer delante de una nueva si-
tuación qué resolver [...] Confronta hoy la humanidad
una situación muy semejante a la de las primeras edades
[...] Una competencia casi feroz impone a la humanidad
un esfuerzo que el hombre solo no alcanza a soportar. De
nuevo toca a la mujer tomar sobre sus hombros una parte
de la carga. 14

13 María Pinzón de Madero París, "Homenaje al Libertador", El Tiem·


po (6.902),18 de diciembre de 1930, pp. 14-15.
14 Elvira Lleras Restrepo, "Homenaje al Padre y Libertador de la Pa·
tria", El Tiempo (6.903),19 de diciembre de 1930, p. 13.
Comienza el debate / 75

Doña Elvira sostuvo también que la vida se encontraba


en contradicción con las normas consagradas en las cos-
tumbres y en las leyes, y la ese~cia del trabajo feminista era
resolver estas contradicciones y adaptar la legislación y las
costumbres a las duras realidades de la vida. Para ella, el
Congreso Internacional Femenino estaba en el camino co-
rrecto para enfrentar esos desafíos.
Afirmó así mismo que en la etapa actual de la sociedad,
la mujer había descubierto que el duro trabajo que desem-
peñaba y los salarios que ganaba eran injustos; su trabajo
no se adaptaba a sus condiciones fisiológicas, lo que daba
como resultado un conflicto constante. Las familias se sen-
tían agobiadas, yel hogar se estaba desintegrando.
La sociedad había impuesto estas arduas tareas a las
mujeres, pero no las estaba preparando para cumplirlas,
pues no les ofrecía la educación que concedía generosa-
mente a los hombres, y las lanzaba a luchar por la vida sin
darles las herramientas para defenderse. Despojaba a las
mujeres del manejo libre y prudente de su patrimonio, y las
llevaba al camino de la pobreza. Considerando esta difícil
situación, la tarea feminista debería ser preparar a las muje-
res física e intelectualmente para el trabajo y organizar ese
trabajo de tal manera que se adaptara a su fisiología, a las
necesidades de su familia y a la protección de su patrimo-
nio, y se necesitaban normas legales para lograr estos obje-
tivos. En una palabra, había que lograr la igualdad entre
hombres y mujeres. Otra cosa no menos importante, según
doña Elvira, era la necesidad de conservar mediante la edu-
cación las creencias religiosas profundamente arraigadas.
En conclusión, comentó: "¿Qué ofrenda mejor pue-
den llevar a la tumba del Libertador las mujeres de Améri-
ca que su resolución firme de incorporarse a la realidad
por una labor tesonera y constante, contribuyendo por su
esfuerzo a la grandeza de la patria y a la gloria de América?
Es una labor digna de su memoria y digna de su pensamien-
to" .15 Su discurso recibió una ovación entusiasta de las de-
legadas y del público en general.

15 [bid.
76 / Colombianas en la vanguardia

Luego de la presentadón de saludos por parte de las


delegaciones y organizaciones internacionales, la delegada
Alicia Ruiz Escobar, oriunda de Boyacá y representante es-
pecial al congreso por Guateque, patria chica del presiden-
te Olaya Herrera, presentó su charla titulada "Una visita
del Libertador al oriente de Boyacá".16 En sus conclusio-
nes pidió a los asistentes conmemorar el centenario de la
muerte de Bolívar reaccionando contra la indiferencia que
existía por parte de muchos colombianos respecto al
aprendizaje de la historia, y puso énfasis en que los colom-
bianos necesitaban aprender sobre la vida de las mujeres
que en distintos periodos de la historia habían transmitido
un legado de heroísmo ejemplar, digno de imitación. "Co-
nozcamos a Manuela Beltrán, que en tiempos coloniales
dio prueba de su amor a la patria con un gesto altivo y arro-
gante; a doña Mercedes Abrego, Rosa Zárate de la Peña,
Antonia Santos, Policarpa Salavarrieta y mil más que oculta
y heroicamente rindieron sus vidas por salvar la patria". 17

16 Alicia RuizEscobar,El Tiempo(6.915),I"deenerode 1931, p. 14.


17 [bid. Manuela Beltrán, asociada con la Revolución de los Comune·
ros en Socorro, Santander, se unió a la protesta el 16 de marzo de
1781, cuando desgarró el edicto del Visitador que llevaba el sello
real y la tabla en que estaba pegado. Mercedes Abrego de Reyes
participó activamente en la causa republicana durante las guerras
de la independencia. Se cree que nació en la provincia de Pamplo-
na, Norte de Santander, y fue fusilada por orden de un oficial espa·
ñol. Rosa ZáTate de Peña, oriunda de Quito, Ecuador, emigró
junto con su marido a la costa colombiana del Pacífico, donde tan·
to a ella como a su esposo los fusilaron por participar en la causa re·
publicana. Antonia Santos nació en Charalá, en la provincia de El
Socorro, Santander; dedicó su fortuna a la causa republicana y con
sus propios fondos organizó guerrillas hasta que fue aprehendida
en 1819.
Policarpa Salavarrieta Ríos es tal vez la heroína mejor conocida de
las mujeres que murieron mártires por la causa de la independen.
cia de Colombia. Nacida en Guaduas, Cundinamarca, tuvo la res·
ponsabilidad de esconder a los refugiados que habían perseguido
las fuerzas reales. Por su apoyo a la causa republicana perdió la vida
Comienza el debale / 77

Después de su presentaclOn, introdujo una moclOn


para reconocer los aportes de la mujer a la investigación
histórica en Colombia y para promover la incorporación
activa de las mujeres en los centros de investigación históri-
ca del país. La moción fue aprobada por unanimidad, y di-
vidida en tres partes; se resumía en lo siguiente:
l. Solicitar de la Academia de Historia un premio anual
para el mejor trabajo presentado por una mujer, ya sea so-
bre un personaje importante o sobre un estudio de tema
original.
2. Fundar el Centro Femenino de Historia Nacional,
con el objeto de que dicho centro coopere y elabore con la
academia y sirva también de centro consultivo para los
institutores.
3. Insinuar al Ministerio de Educación Nacional, el
nombramiento de una señora o señorita para que sirva en
el Archivo Nacional o en la sección de historia de la Biblio-
teca Nacional. 18

Reformas educativas

Varias delegadas sostuvieron que la reforma de la educa-


ción femenina era un elemento central para lograr el pro-
greso de las mujeres. Este punto de vista estaba en parte
relacionado con el hecho de que muchas de las participan-
tes eran profesoras, directoras o fundadoras de colegios;
además, como se indicó en el capítulo 2, que la misión de
la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoame-
ricanas era la emancipación de la mujer con base en la edu-
cación; por tanto, varios trabajos se centraron en la educa-
ción femenina y la reforma de los programas de enseñanza
en los niveles secundario y universitario. Así mismo se hi-
cieron recomendaciones sobre las políticas nacionales de
educación.

el14 de noviembre de 1817. Livia Slella Melo L., Valoresfemeninos


de Colombia, Bogotá, 1967, pp. 1.121-1.190.
18 Alicia Ruiz Escobar, "El viaje de Bolívar a lravés de Boyacá. conclu-
siones", El Tiempo (6.903),19 de diciembre de 1930, p. 13.
78/ Colombianas en la vanguardia

El 19 de diciembre se discutió ampliamente el tema de


la admisión de las mujeres a la universidad, planteado en-
tre otras por la delegada María Pinzón de Madero París. El
congreso aprobó por unanimidad la resolución propuesta
por ella, de solicitar al gobierno, tanto a la rama ejecutiva
como la legislativa, la aprobación de una legislación que re-
conociera el derecho de la mujer a estudiar en las universi-
dades del país, a recibir títulos y a ejercer una profesión,
dentro de los términos establecidos en la constitución na-
cional.19
Las delegadas Beatriz de Cajiao (Panamá), y Belén Li-
zarralde de Copete (Valle), quienes no objetaron esta reso-
lución, respaldaron las propuestas que urgían al Gobierno
nacional para establecer normas y certificaciones para to-
dos los colegios secundarios femeninos, tanto públicos
como privados, pues sin esto las mujeres no podrían estar
bien preparadas para ingresar a la universidad. 20
El llamado para que se unificaran los estándares en to-
das las escuelas, promovido también por Ana Josefa Gómez
de Isaza (Cundinamarca), fue aprobado por unanimidad y
con gran entusiasmo. Ella argumentó enérgicamente en fa-
vor de esta resolución, alegando que varios colegios priva-
dos no ofrecían las bases necesarias para la admisión a la
universidad.21

19 Mana Pinzón de Madero Pans, El Espectador, (6.750), 20 de diciem-


bre de 1930, p. 5.
20 Beatriz de Cajiao y Belén Lizarralde de Copete, El Espectador,
(6.749),19 de diciembre de 1930, pp. 1,10. Belén Lizarralde de Co-
pete (1895?-1962) de Bogotá, es conocida más que todo por su inte-
rés y dedicación a la educación y al bienestar de los niños. En el
congreso femenino presentó un trabajo sobre la protección infan-
til, que se recibió con gran interés y fue publicado en El Tiempo, 19
de diciembre de 1930. La autora agradece los datos biográficos so-
bre Belén Lizarralde de Copete proporcionados por Fanny Liza-
rralde, su sobrina, Washington D.C., 1993.
21 Ana]osefa Gómez de lsaza, El Tiempo (6.911), 28 de diciembre de
1930, p. 1.
Comienza el debate / 79

Varias delegadas encabezadas por María Eastman e


Uva Camacho dieron su total apoyo a la educación pública
para las mujeres. La primera demandó el apoyo guberna-
mental a la educación para ofrecer oportunidades a las cla-
ses populares,22 mientras que Uva Camacho puso énfasis
en los vacíos educativos de las mujeres de clase media, ra-
zón por la cual eran incapaces de mejorar su situación. Ca-
macho respaldó su argumento en favor de la acción
gubernamental con estadísticas que mostraban una pro-
porción ínfima de mujeres en las escuelas públicas de edu-
cación secundaria. Comentó que en Bogotá, por ejemplo,
el Instituto Pedagógico Femenino Nacional, fundado en
1927 como modelo nacional para el entrenamiento de pro-
fesoras, tenía 108 estudiantes residentes becadas. Además,
por ese entonces' era imposible que las mujeres fueran
aceptadas como estudiantes externas. En el histórico Cole-
gio de la Merced, cada grupo de graduadas también era pe-
queño.23
Durante las discusiones sobre la reforma educativa, las
delegadas propusieron cambios basados en modelos inno-
vadores; por ejemplo, se refirieron a la necesidad de com-
plementar con la ciencia la educación práctica de hombres
y mujeres en todos los campos, incluyendo la educación
agrícola.24 El énfasis en las ciencias se reflejó también en
las reformas propuestas para el entrenamiento de profeso-
res. A este respecto, María Eastman sostuvo que las delega-
das no debían apoyar solicitudes para abrir escuelas
normales que iban a mantener métodos educativos anti-
cuados.25
Georgina Fletcher, como presidenta del Congreso,
nombró una comisión conformada por las delegadas Mú-

22 Maria Eastman, El Espectador (6.749),19de diciembre de 1930.


23 Ilva Camacho, "El problema de la educación de la mujer en Colom-
bia", El Espectador (6.756),29 de diciembre de 1930.
24 Josefina Pinzón de Magner, "Anoche aprobó el congreso femeni-
no por unanimidad proyectos trascendentales", El Tiempo (6.905),
21 de diciembre de 1930,pp. 1,5,9.
25 María Eastman, El Tiempo (6.910).27de diciembre de 1930.
80 / Colombianas en la vanguardia

nera, Arbeláez y Toscano Canal, quienes estarían encarga-


das de hacer llegar estas inquietudes a las autoridades
oficiales y de recomendar que al abrirse nuevamente las
escuelas normales el año siguiente, se tomaran medidas
para organizarlas científicamente, así como para aplicar
otras reformas necesarias.26
Las delegadas adoptaron además la resolución pro-
puesta por Evangelina Zambrano Medina, que pedía al
gobierno el apoyo para enviar estudiantes colombianos a
otros países con el fin de estudiar diferentes modelos pe-
dagógicos. Se suponía que no iban a adoptar los modelos
extranjeros, sino que esta experiencia estimularía su ini-
ciativa, al apropiarse de lo observado en el exterior. La re-
solución también solicitaba el apoyo del Ministerio de
Educación para auspiciar programas educativos que pu-
dieran contribuir a crear una iniciativa nacional en mate-
ria de ciencias, artes e industria.27
Tales fueron algunas de las acciones propuestas por las
delegadas que estaban a favor de la reforma de la educa-
ción de la mujer. María Eastman, Elvira Lleras Restrepo y
Elisa Lleras Camargo propusieron que se nombrara una
comisión para estudiar todos los trabajos relacionados Con
la educación presentados al congreso, y para elaborar si
fuese necesario un informe resumido, con el fin de presen-
tar ese documento al Congreso nacional, junto con suge-
rencias concretas sobre los problemas educativos. La
moción fue aprobada y las autoras de la resolución fueron
designadas para integrar la comisión.28

Las mujeres y el empleo

El empleo fue un tema central de la discusión sobre el pro-


greso de la mujer y su participación activa en la transforma-
ción de la sociedad colombiana. Este tópico incluyó

26 G. Fletcher, lbid.
27 Evangelina Zambrano Medina, "La Escuela Nueva y su orientación
en Colombia", ElJiempo (6.906), 22 de diciembre de 1930. p. 3.
28 El Tiempo (6.904), 20 de diciembre de 1930, p. 8.
Comienza el debate / 81

aspectos relacionados con varias actividades ocupacionales


vistas desde diversas perspectivas; por ejemplo, se conside-
ró el llamado de la delegada Isabel Vanegas de Álvarez Bo-
nilla para que las mujeres se desempeñaran en actividades
útiles y creativas.29 Hubo apoyo activo a una cruzada en fa-
vor de la práctica de la equidad y lajusticia respecto del tra-
bajo de las mujeres. María Eastman se empeñó en hacer
notar que la defensa de la labor de la mujer transcendía las
clases sociales y las regiones.
El 20 de diciembre las delegadas María Eastman,
Pepa Uribe de Lorenzana, Susana Olózaga de Cabo,
Pepa Trujillo Gómez, y Claudina Múnera, presentaron
un plan para iniciar una campaña de apoyo a todas las
mujeres trabajadoras de Colombia. En él se pedía la par-
ticipación activa y la afiliación de la mujer a los sindica-
tos; además, se solicitó al Congreso nacional que aproba-
ra una legislación equitativa con el fin de proteger a las
mujeres trabajadoras contra los abusos morales y finan-
.
Cleros a los que esta b an sometl 'd as. 30
En su discurso para apoyar la campaña propuesta, la
delegada María Eastman llali1ó la atención sobre el contras-
te de valores culturales y de clase en Colombia, que afecta-
ba el concepto de sí mismas que tenían las mujeres y las
actitudes de la sociedad hacia ellas, tópico que había sido
esbozado también por otras delegadas. En la región de
Antioquia, el trabajo de las mujeres se había vuelto algo co-
mún, inclusive las mujeres de clase alta desempeñaban con
éxito y competencia diversos trabajos en oficinas, almace-
nes y otros negocios. Además, las mujeres antioqueñas de
alto rango no perdían su posición social debido a su activi-
dad laboral. En la opinión de Eastman, esta situación con-

29 Isabel Vanegas de Álvarez Bonilla, "Discurso en la apenura de la


Exposición de Cultura Femenina", El Espectador, (6.756), 29 de di-
ciembre de 1930, p. 6.
30 Maria Eastrnan, "Discurso en favor del proyecto para emprender
una cruzada en favor de las empleadas de toda la República procu-
rando la sindicalización de ellas...", El Espectador, (6.750), 20 de di-
ciembre de 1930, pp. 1, 12.
82 / Colombianas en la vanguardia

trastaba con lo que había observado en Bogotá, pues a su


llegada a la capital había notado, con cierta perplejidad y
molestia, las actitudes que prevalecían hacia las mujeres
trabajadoras. En Bogotá, las mujeres jóvenes que se veían
obligadas a trabajar debido a sus necesidades financieras
tenían menor rango social si trabajaban en almacenes de
departamentos o en negocios similares. Eastman criticó es-
tas actitudes "absurdas" y alegó que no era la mujer quien
perdía nivel social, sino que al permitir tales prejuicios, la
sociedad se rebajaba.
En cuanto al tema de la igualdad de remuneración
para hombres y mujeres, dijo: "No creo que un hombre sea
más capaz para trabajar que una mujer, y sin embargo se
observa la injusticia de que el trabajo de las últimas tiene un
...•..,
valor infinitamente menor que el de los hombres, sin moti·
..•. vo alguno, porque las mujeres trabajan las mismas horas,
con mayor eficacia tal vez, porque son más ordenadas yjui-
•.... ciosas que sus compañeros del sexo contrario".31
Éste y otros argumentos similares la llevaron a apoyar
nuevas políticas de protección a la mujer en general y a las
empleadas de clase media en particular, ya que Eastman las
consideraba como de mayores riesgos. Para mostrar los
contrastes de los problemas de las mujeres en las diferentes
clases sociales, indicó que las obreras que trabajaban en las
fábricas eran supervisadas por inspectores especiales. Las
mujeres de clase alta eran respetadas debido a su posición
económica, pero las mujeres de clase media que se habían
visto en la obligación de trabajar, estaban expuestas a falta
de respeto, por lo cual era necesario tomar medidas estric-
tas para educar a los patronos.
En conclusión, al poner de relieve tales problemas,
propuso como curso de acción que todas las mujeres traba-
jadoras del país se afiliaran a los sindicatos, pues creía que
este camino podía ayudar a corregir los abusos de los patro-
nos con respecto a sus empleadas, a quienes pagaban "suel-
dos irrisorios". También tenía la esperanza de que se
consideraran normas legales de protección moral de las

31 ¡bid.
Comienza el debate / 83

mujeres empleadas de clase media, de quienes nadie se


ocupaba: "Ellas son nuestras hermanas, están sufriendo, y
es necesario ayudarlas".32 Tanto las delegadas como el pú-
blico asistente le brindaron una ovación entusiasta.
Después de esta presentación su compañera de delega-
ción por Antioquia, Emilia Lopera Benio, manifestó que
disentía y declaró que los males de una remuneración desi-
gual databan desde el principio de los tiempos y la legisla-
ción no podría resolver ese problema. Sugirió que era
prioritario lograr antes que nada que se elevara el nivel de
los valores morales de las mujeres. 33
Claudina Múnera puso énfasis en que las mujeres ne-
cesitaban leyes que defendieran su condición, y declaró
que las delegadas tenían que trabajar juntas y presionar
para que se estableciera una legislación que protegiera a las
mujeres trabajadoras; la tarea del Congreso Internacional
Femenino era convertir las propuestas en una legislación
efectiva. También estuvo de acuerdo en que las delegadas
deberían trabajar en actividades que contribuyeran a ele-
var los valores en las mujeres, que como seres humanos
aporta b·an acUvamente al progreso d e 1a naClOn.
., 34
Se aprobó la moción que abogaba por legislación para
la protección de la mujer contra los abusos morales y los sa-
larios injustos. La delegada Eastman recibió un voto de
aplauso por su defensa de la cruzada propuesta en busca
del mejoramiento de las condiciones de empleo de las mu-
jeres.3

Derechos civiles de las mujeres: capitulaciones


matrimoniales

Una de las primeras iniciativas legislativas presentadas al


Congreso de Colombia por el recién posesionado presi-

32 lbíd.
33 Emilia Lopera BeITÍo,El Espectador (6.750),20 de diciembre de
1930.
34 Claudina Múnera, Ibíd.
35 lbíd.
84 / Colombianas en la vangunrdia

dente Enrique Olaya Herrera, fue el Proyecto de Ley refor-


matorio del Código Civil, conocido como la Reforma
Olaya-Restrepo, pues fue presentado con el auspicio y revi-
sión de Carlos E. Restrepo, a la sazón Ministro de Gobier-
no. La versión del proyecto fue preparada ¡or Eduardo
Rodríguez Piñeres y Pedro María Carreño.3
Las delegadas al congreso femenino, con Ofelia Uri-
be de Acosta (Boyacá) al frente, esperaban que su exposi-
ción sobre el tema y los comentarios de las delegadas al
congreso al respecto, pudieran tener influencia en el de-
bate sobre el proyecto en el Congreso de la República. Era
el momento oportuno. En septiembre de 1930, después
de presentado el proyecto a la Cámara de Representantes,
donde la mayoría conservadora mantenía el control, algu-
nos de sus miembros demostraron poco entusiasmo por
la aprobación de la propuesta. Como había sucedido en
años anteriores, la oposición seguía empleando tácticas
parlamentarias dilatorias para evitar que se cerrara el de-
bate o se votara el proyecto. De hecho, algunos meses an-
tes del Congreso Internacional Femenino el presidente
de la Cámara prohibió el acceso de mujeres a la tribuna de
los observadores, temiendo que los legisladores pudiesen
ser influidos de manera indebida por la presencia de
miembros del sexo opuesto.37
Poco después de inaugurarse el congreso femenino,
Georgina Fletcher nombró a las delegadas Claudina Múne-
ra, Elvira Ueras Restrepo y Elisa Ueras Camargo para reu-
nirse con el Ministro de Gobierno, Carlos E. Restrepo, y
con algunos parlamentarios a fin de invitarlos a la sesión
nocturna del 19 de diciembre de 1930, en cuya agenda esta-

36 El Tiempo (6.784), 22 de agosto de 1930, p. 1; El Tiempo (6.908), 24


de diciembre de 1930. Véase también: "Proyecto de Ley reforma-
torio del Código Civil", presentado a la Cámara de Representan-
tes, 20 de agosto de 1930, por el Ministro de Gobierno Carlos E.
Restrepo, Anales tU la Cámara tU Representantes, Serie 2, N°. 27, se-
siones ordinarias de 1930, 25 de agosto de 1930, p. 183.
37 "Los derechos de la mujer casada", (editorial) El Tiempo (6.798),5
de septiembre de 1930, p. 5.
Comienw el deba~ / 85

ba el tema de las capitulaciones matrimoniales.38 El presiden-


te de la Cámara comisionó a los representantes José María
Saavedra Galindo, Eleuterio Serna y Pupo Villa, para asis-
tir, y la Cámara a su vez modificó su agenda para permitir
que la discusión del proyecto de ley se reanudara mientras
el congreso femenino estuviera sesionando. El ministro
Carlos E. Restrepo también aceptó la invitación.
El viernes 19 de diciembre, la delegada Vribe de Acos-
ta presentó su ponencia "Aporte al estudio de la Reforma
Olaya-Restrepo referente a la ley sobre capitulaciones ma·
trimoniales", que fue seguida por extensos comentarios de
la delegada Clotilde García de Vcrós (Huila)39. La delega-
da Vribe de Acosta analizó algunas críticas que se habían

38 "La presidencia comisiona delegadas en el debate sobre capitula.


ciones matrimoniales", El Tiempo (6.904), 20 de diciembre de
1930, pp. 1,8; Comunicación de Etelvina López y López, secretaria
IV congreso Internacional Femenino. Invitación a la sesión noctur·
na del 19 del presente para estudiar el problema relativo al régi·
men de las capitulaciones matrimoniales, aprobada por el IV
Congreso Internacional Femenino, al señor presidente de la Cá-
mara de Representantes, presentada por las Señoritas Claudina
Múnera, E1viralleras Restrepo y E1isalleras Camargo. Anale5 de la
Cámara, Serie 6, N°. 133, sesiones extraordinarias de 1930,20 de
diciembre de 1930, p. 1.035.
39 Ofelia Uribe de Acosta, "El proyecto de capitulaciones matrimo-
niales en el congreso femenino: Contribución al estudio de la re-
forma Olaya-Restrepo sobre el régimen de las capitulaciones
matrimoniales", El Tiempo (6.915),1". de enero de 1931, pp. 23-25;
Ofelia Uribe de Acosta, Una voz. insurgente, Bogotá, Editorial Gua-
dalupe, 1963. Los comentarios de la delegada Uribe de Acosta se
refieren, en parte, al contenido del informe de la mayoria de la co-
misión de legislación civil que estudió para segundo debate el pro-
yecto de ley reformatoria del Código Civil. Véase: Alberto Suárez
Murillo, Ramón Becerra Arenas y Fernando Botero A., "Informe
de la Comisión de Legislación Civil que estudió para segundo de-
bate el proyecto de ley reformatoria del Código Civil",en: Anale5 de
la Cámara,Serie 6, N'. 130, sesiones extraordinarias de 1930, 16de
diciembre de 1930, pp. 1.011-1.013.
86 / Colombianas en la vanguardia

hecho a la reforma por no avanzar lo suficiente hacia el reL

conocimiento pl~no de los derechos civilesy políticos de la


mujer, y enfatizó que el feminismo en Colombia se encono
traba apenas en sus etapas iniciales. Uegaría sin duda el
momento en que las mujeres pudieran participar de lleno
en las transformaciones necesarias.
La ponente señaló que algunos miembros del Congre-
so habían protestado porque la reforma legislativa pro-
puesta se basaba en parte en el Código Civil alemán que
también había servido de inspiración para el Código Civil
suizo, modelos que, se decía, no eran aceptables en Colom-
bia, que a diferencia de esos países no admitía el divorcio.
Dijo que bajo la legislación arcaica inspirada en principios
tradicionales rígidos, las relaciones jurídicas referentes al
patrimonio del marido, de la sociedad conyugal y de la es-
posa, se podían acordar una sola vez y sólo antes del ma-
trimonio, conceptos que tenían serias consecuencias para
las mujeres casadas en las sociedades de la época. El matri-
monio se había convertido en un negocio, para algunos
hombres a quienes la naturaleza inalterable de las capitula-
ciones matrimoniales les permitía enriquecerse con el capi-
tal y los bienes aportados al matrimonio por la mujer.
Sugirió que la mayoría de los hombres se oponían a la re-
forma por este motivo: querían defender sus prerrogati-
vas. Pero la mujer se había dado cuenta por fin de esta
desigualdad civil y había creado un movimiento formida-
ble conocido como feminismo. Últimamente la mujer parti-
cipaba más activamente en los asuntos de la comunidad y
su consentimiento se requería cada vez más para tomar de-
cisiones importantes.
Había otros interrogantes en relación con el momento
oportuno de pactar las capitulaciones matrimoniales. La
delegada Uribe de Acosta esperaba que la legislación acla·
rara los temas relacionados con la diferencia entre el patri-
monio compuesto por bienes que formaban parte de la
sociedad conyugal, el del marido y el de la mujer. Todos los
sistemas legales que habían analizado estos temas habían
establecido normas para garantizar una compensación
equilibrada yjusta.
Comienza el debate / 87

U ribe de Acosta pidió a los miembros del Congreso co-


lombiano que dieran a las mujeres la oportunidad de desa-
rrollarse intelectualmente, y no debían preocuparse por la
amenaza de· la disolución del matrimonio'. Había urgente
necesidad de capacitar a las mujeres para pensar y discutir
con seriedad sobre los problemas sociales, económicos o
científicos y así llegar a ser amigas y consejeras capaces de
ayudar a sus maridos en la solución de los problemas que
enfrentasen en su vida cotidiana. En conclusión, Uribe .de
Acosta propuso que la presidenta del Cuarto Congreso
Internacional Femenino nombrara una comisión que asis-
tiera a los debates en la Cámara de Representantes sobre el
proyecto de ley e impulsara la aprobación de la legislación
propuesta.40 .', .'
Su ponencia fue recibida con entusiasmo y después de
su discusión doña Georgina, en su calidad de presidenta,
nombró una delegación encabezada por Uribe de Acosta,
Pepa Uribe de Lorenzana, Clotilde García de Ucrós y Elvira
Ueras Restrepo, para que representaran al Congreso Inter-
nacional Femenino en calidad de observadoras en los de-
bates sobre el proyecto Olaya-Restrepo en la Cámara de
Representantes; además, se instó a otras delegadas para
.. 41
que aslsUeran.
Cabe anotar que en los debates en el Congreso de la
República el23 de diciembre, mientras el congreso femeni-
no aún sesionaba, la comisión que había estudiado el pro-
yecto elevó a la plenaria los informes de la mayoría
conservadora (en oposición a la propuesta), y de la minoría
liberal (apoyándola). El ministro de gobierno Carlos E.
Restrepo, quien asistió a esa sesión, dio pleno respaldo a la
legislación propuesta.42
Los representantes José Héctor Vargas (Tunja) y Gui-
llermo Peñaranda Arenas (Cúcuta), hablando en nombre
de la minoría liberal, presentaron argumentos en favor de
la reforma, basados en el análisis de la legislación existente

40 [bid.
41 [bid.
42 El Tiempo (6.904), 20 de diciembre de 1930, p. 8.
88 / Colombianas en la vanguardia

y de las reformas necesarias del Código Civil. Los oposito-


res reiteraron los argumentos que habían caracterizado la
discusión sobre el proyecto de ley de Fernández de Soto
"Sobre los derechos de las mujeres colombianas" en 1928.
José Héctor Vargas manifestó que quienes se oponían
a la reforma temían que corrompiera las costumbres esta-
blecidas, contribuyendo a la destrucción de la familia y del
hogar, considerados pilares de la sociedad. Argumentó
que la ley propuesta no destruiría los matrimonios bien
avenidos, ni tampoco evitarí~ c<mflictos conyugales, sino
que la intención de la nueva legislación sería la de evitar los
abusos contra la mujer, brindando a ésta los instrumentos
legales necesarios para defenderse de los maridos inescru-
pulosos. Los conservadores mantuvieron su oposición ar-
gumentando que la innovación era demasiado ambiciosa y
podría tener consecuencias negativas para las mujeres. 43
Las delegadas enviadas por el congreso femenino,
quienes llenaban las tribunas y las galerías para el público,
eran ahora testigos de los debates y aplaudían con entusias-
mo a quienes hablaban a favor de la reforma. Sin embargo,
cuando el congreso femenino se clausuró el 28 de diciem-
bre, el proyecto seguía pendiente en la Cámara. EI8 de ene-
ro de 1931 Clotilde García de Vcrós, otras delegadas al
congreso y varias conocidas mujeres bogotanas, dirigieron
un memorial al presidente de la Cámara en el que se queja-
ban por la persistente negativa de ese cuerpo a darle priori-
dad al proyecto. En su documento anotaban que durante
dos semanas el proyecto había languidecido casi siempre
como un tema de cuarto orden en la agenda sin que fuera
posible darle debate por falta de quórum.
García de Vcrós y sus compañeras agregaron: "y como
debiera dársele a este proyecto preferente atención, no so-
lamente por ser originario del ejecutivo nacional, sino por
el interés que por él ha demostrado la mujer colombiana,
nos permitimos solicitar de SS muy respetuosamente se sir-
va hacerlo figurar como primer punto del orden del día
para la sesión de mañana". Con esta medida, decían, "po-

43 El Tiempo (6.908), 24 de diciembre de 19~O,p. 15.


Comienza el debate / 89

drán los enemigos del proyecto hacerle una guerra franca


como es su deber, y no eludir su discusión dejando al tiem-
po el cuidado de anularlo estando como están próximas a
cerrarse las sesiones del congreso .. .',44
EllO de enero de 1931, luego de la entrega del memo-
rial de las mujeres, el representante José María Saavedra
Galindo propuso: "Altérese el orden del día y considérese
lo siguiente: Señálese una sesión matinal [...) para seguir
considerando el proyecto de ley sobre 'capitulaciones ma-
trimoniales '''. La moción de cambiar el orden de la agenda
fue derrotada por diecisiete votos a favor y treinta en con-
tra. 45 Se someUeron
. 'd'tar e vanas enmlen
mas . das al proyec-
to de ley pero ninguna prosperó, porque el ambiente
político entre los conservadores del congreso que confor-
maban la oposición, era negativo. En 1932, una versión re-
visada del proyecto de ley fue de nuevo al Congreso en
donde había en ese entonces una coalición de liberales y
conservadores; además, el presidente y sus ministros adop-
taron nuevas estrategias políticas y legales. Las mujeres de
la capital y de otras regiones también se organizaron y se
movilizaron con un objetivo bien definido. El curso favora-
ble de esta legislación se analiza con detalle en el siguiente
capítulo.

Salud pública, progreso y certificado prenupcial

Quizás los temas más delicados del Cuarto Congreso Inter-


nacional Femenino fueron varias propuestas referentes a
la educación en salud pública, que incluían la educación se-
xual y la adopción de un certificado prenupcial. En los años
veinte se había prestado en Colombia una atención cre-
ciente a las campañas contra la tuberculosis, las enfermeda-
des venéreas y el alcoholismo. La agenda política y social en

44 Memorial al presidente de la Cámara de Representantes, de Clotil-


de García de Ucrós y otras, El Tiempo, (6.922), 9 de enero de 1931.
45 José Maria Saavedra Galindo, "Moción para alterar el orden del
día", en: Anal&s de la Cámara de Representantes, Serie 6, N". 148-149,
sesiones extraordinarias de 1931, 10 de enero de 1931, p. 1.155.
90 / Colombianas en la vanguardia

favor del progreso y del bienestar comprendía propuestas


de programas para reducir la mortalidad infantil y para
controlar las enfermedades contagiosas. Estas iniciativas
también hacían parte de las campañas para el mejoramien-
to y la defensa de la raza, que se estaban considerando en
las Américas. En Colombia los representantes Demetrio
Martínez Porras y José Joaquín Castro Martínez, habían
presentado al Congreso de la República a finales de julio
de 1930 un proyecto de ley, "por la cual Se establece en Co-
lombia la lucha contra las enfermedades venéreas y se exi-
ge un certl'filca do prenupcI 'al" .46
Las delegadas Susana Olózaga de Cabo (Antioquia) y
Virginia Camacho Moya (Boyacá), quienes habían prepara-
do ponencias sobre estos temas, creían que la mujer tenía
la responsabilidad de participar en las campañas en favor
de la higiene social y del progreso nacional. Para Olózaga el
grado de higiene de un país reflejaba su grado de cultura;
así, las naciones con ciudadanos fuertes y saludables son
pueblos inteligentes y vigorosos. Sin embargo en los últi-
mos años las enfermedades venéreas, entre otras, se habían
vuelto el azote del trópico; en consecuencia, Olózaga pro-
puso medidas para incrementar la buena salud de la na-
ción; sin estas medidas legislativas creía que la raza
colombiana estaba llamada a debilitarse.47

46 Demetrio Manínez Porras yJosé Joaquín Castro Manínez (ponen-


tes), "Proyecto de Ley por la cual se establece en Colombia la lucha
contra las enfermedades venéreas y se exige el cerúficado prenup-
cial en: Anaksdela Cámara de Representantes, Serie 1, N°. 11, sesio-
M
,

nes ordinarias de 1930, 1•. de agosto de 1930, pp. 54-55. En mayo y


junio, 1920 la Asamblea de Estudiantes de Bogotá organizó una se-
rie de conferencias para que se estudiara el tema de la degenera-
ción de la raza, en las cuales participaron como conferencistas los
doctores Miguel Jiménez López, Jorge Bejarano, Jorge Martínez
Sanlamaría, Luis López de Mesa y Julio Manrique, entre otros.
47 Susana Olózaga de Cabo, "Exposición El Espectador (6.752), 23 de
M
,

diciembre de 1930, pp. 1-2;•Anoche aprobó el congreso femenino


por unanimidad proyectos trascendentales", El Tiempo (6.905),21
de diciembre de 1930, pp. 1,5,9.
Comienza el debate / 91

El tema de los exámenes prenupciales para detectar la


posible presencia de enfermedades venéreas, así como el de
la educación sexual, fueron en extremo delicados, pues la se-
xualidad y la educación sexual eran cuestiones que algunas
mujeres trataban en privado, pero no en público. Doña Geor-
gina F1etcheryel comité ejecutivotuvieron que hacer frente a
una divisiónentre las delegadas, porque algunas querían que
el tema se tratara abiertamente en las sesiones generales,
mientras otras preferían debatirlo en sesiones privadas.
Como resultado, las delegadas cuyas ponencias se re·
ferían a la higiene y la salud pública encontraron dificulta-
des para que sus trabajos se incluyeran en la agenda del
congreso. La delegada Virginia Camacho Moya, que ha-
bía preparado una ponencia titulada "La lucha contra las
enfermedades específicas" (que aquí significaba enferme-
dades venéreas), retiró su ponencia, manifestando que lo
hacía bajo presión.48 Sin embargo, las maniobras parla-
mentarias de algunas delegadas como Emilia Lopera Be-
Trío,hicieron posible que el tema se debatiera. La delegada
Lopera insistió en que si bien el problema fundamental del
país era proteger la "materia prima humana" mediante di-
versas campañas educativas que contaban con el respaldo
de todas las delegadas, también había que prestar atención
al tema de la raza vista como una herencia social valiosa. En
su opinión, "La raza colombiana decae [...] por la cantidad
de vicios que aquejan a los hombres. Ya es tiempo de que
las mujeres nos presentemos al debate y ayudemos a impe·
dir el rápido desmoronamiento de nuestra patria". Luego
urgió a las delegadas del congreso para que analizaran la re·
comendación de que se exigiera un certificado prenu~cial
a todos los hombres y mujeres que quisieran casarse.9
Algunas delegadas apoyaron con interés la discusión
pública propuesta, mientras otras protestaron. Susana
Olózaga de Cabo pidió la palabra para referirse al tema y

48 Virginia Camacho Moya, "La lucha contra las enfermedades espe-


cíficas", El Tiempo (6.915), 1°. de enero de 1931, pp. 36, 38.
49 Emilia Lopera Berrío, en "Anoche aprobó el congreso femeni-
no ...", El Tiempo, Op. cit.
92 / Colombianas en la vanguardia

habló de tres aspectos principales: primero, la necesidad


de programas de educación sexual tanto para los niños en
los colegios como para quienes se preparaban para e! ma-
gisterio; segundo, la necesidad de nuevas medidas preven-
tivas de salud pública, inclusive, mejorar la nutrición y
educación deportiva en los colegios, implementar pro-
gramas de asistencia para todas las clases sociales, entre
ellas personas de la clase media, que se consideraba care-
cían de recursos para tratar las enfermedades contagio-
sas; por último, adoptar una legislación que exigiera e!
certificado prenupcial obligatorio como medida para de-
tectar enfermedades venéreas; tercero, Olózaga habló de!
tema de los hijos ilegítimos y de la legislación para investi-
gar y reconocer la paternidad. Puso énfasis en la injusticia
que afectaba a las madres de hijos ilegítimos por falta de
normas que obligaran al padre a hacerse responsable de
sus hijos. De acuerdo con las costumbres, las madres de
esos niños eran a menudo aisladas por la sociedad en gene-
ral y por sus propias familias. La delegada hizo notar que
en otros países existían leyes para la investigación y el reco-
nocimiento de la paternidad, y manifestó su deseo de que
con e! tiempo los colombianos prestaran mayor atención a
este problema, como lo exigían los principios de lajusticia.
Para concluir, la delegada Olózaga propuso dos fren-
tes de acción:
1. Que e! Congreso Internacional Femenino pidiera a
la Unión Panamericana que en su próxima conferencia in-
ternacional analizara la posibilidad de fundar una sociedad
de eugenesia hispanoamericana con afiliación activa en
todo el continente americano, cuyo propósito sería aplicar
y difundir el conocimiento de la eugenesia en todas las cla-
ses sociales de los países miembros.
2. Que el Cuarto Congreso Internacional Femenino
solicitara al Congreso nacional aprobar la legislación neceo
saria para implementar las medidas planteadas en un pro-
grama de defensa social,50 que debía incluir: educación

50 Varias personas tuvieron la idea de establecer una oficina nacional


de defensa social, y el tema se había discutido en el Congreso de
Comienza el debate / 93

sexual, campos deportivos y educación nutricional en los


colegios, oficinas dedicadas a programas sociales, certifica-
do prenupcial obligatorio, y la revisión de las normas lega-
les referentes a los hijos ilegítimos y al reconocimiento de
la paternidad.51
Luego de su exposición hubo un debate entre las parti-
cipantes, en especial con su compañera de Antioquia, Pepa
de Lorenzana, quien preguntó si la delegada Olózaga esta-
ba promoviendo el matrimonio civil en vez del matrimonio
dentro de la iglesia católica. ¿O acaso uno de esos tipos de
matrimonio debía suceder al otro? Olózaga afirmó que ella
no estaba en contra del matrimonio católico, sino que creía
que el matrimonio civil le ofrecía a la mujer ciertas garan-
tías, de tal manera que podía exigir alguna compensación
en caso de que el marido la abandonara a ella y a sus hijos.
Los acuerdos prenupciales (tales como las capitulaciones
matrimoniales) y los certificados prenupciales servían de
protección en estos casos. Se presentó una discusión acalo-
rada y aun algunas expresiones fuertes dirigidas a Georgi-
na Fletcher, quien intentó moderar la discusión. Claudina
Múnera actuó como mediadora en el conflicto.
Después de elogiar la excelente calidad de los argu-
mentos de ambas delegadas, Múnera comentó que de
acuerdo con lo que había oído, la delegada Olózaga había
sugerido que el matrimonio civil podía ser un complemen-
to del matrimonio católico, celebrándose la ceremonia ci-

Colombia anteriormente. El fin de este proyecto era obtener que


el Congreso nacional creara una institución para identificar y coor-
dinar las necesidades de bienestar social y proponer un plan de ac-
ción al mismo Congreso nacional. Los problemas incluían la
protección de la mujer trabajadora, prostitución de menores, hijos
naturales y reconocimiento de la paternidad, e higiene social, espe-
cialmente el abuso de alcohol, chicha y drogas heroicas. El Tiempo
(6.862),8 de noviembre de 1930, p. 5; Enrique Peña S., "Carta a la
señora presidente del IV Congreso Internacional Femenino", El
Tiempo (6.903),19 de diciembre de 1930, p. 3.
51 El Espectador (6.752), 23 de diciembre de 1930, pp. 1-2;El Tiempo
(6.905),21 de diciembre de 1930, p. 9.
94 / Colombianas en la vanguardia

vil con anterioridad a la religiosa. "Porque de resto estoy


segura de que ni el congreso ni el público aceptarían el ma-
trimonio civilúnicamente en un país como el nuestro, don-
de la mator parte de sus habitantes profesan la religión
católica". 2 Después de aprobada por unanimidad la reso-
lución que había propuesto, Olózaga recibió una prolonga-
da ovación, y cuando por la noche abandonó el Teatro
Colón fue aclamada por el público. Los periódicos infor-
maron que la reunión del 20 de diciembre había sido una
de las más comentadas del congreso.
Cuando se discutió el tema en una sesión posterior, la
doctora Ethel B. Mac Donald, delegada de Estados Unidos,
propuso que las participantes reservaran tiempo para dis-
cutir en privado el tema del certificado prenupcial, en con-
sulta con autoridades médicas, para luego organizar una
discusión pública general. En la discusión que siguió se
opusieron a su idea; sin embargo su moción fue aprobada
por 25 votos a favor y 22 en contra. 53
Después de aprobada esta moción, Elvira Ueras Res-
trepo reconoció que había sido responsable de promover
sesiones privadas, porque a las mujeres solteras "no les per-
mitía la dignidad tratar determinados asuntos en público".
Emilia Lopera Berrío cuestionó este punto de vista, decla-
rando que "las señoritas de ahora están más ilustradas que
las casadas ...". Agregó que algunas leían literatura popular
o pornográfica y la discutían con sus amigos o novios, pero
no con sus madres y profesoras. 54
Al día siguiente Georgina Fletcher recibió una carta de
la delegada Ueras Restrepo, que fue publicada en la prensa
local, en la que renunciaba en forma irrevocable al congre-
so debido a los puntos de vista que había oído y presencia-
do la noche anterior. No estaba de acuerdo con los
comentarios de la delegada Lopera Berrío y además creía

52 Claudina Múnera, El Tiempo (6.905),21 de diciembre de 1930.


53 "En sesiones secretas se tratan los problemas de higiene y educa·
ción sexual en el congreso femenino", El Tiempo (6.907), 23 de di·
ciembre de 1930, pp. 1-4.
54 Ibúi.
Comienza el debate / 95

que el congreso merecía un "plano de decoro y resEeto" al


que su compañera delegada no se había ajustado. 5
Aunque no se conocen las reacciones hacia la renuncia
de la delegada Lleras Restrepo, el congreso organizó una
sesión privada para la noche del 27 de diciembre, a la cual
fueron invitados los conocidos médicos Julio Manrique y
Jorge Bejarano. El profesor Manrique se centró en el pro-
blema del alcoholismo, que en su opinión era una de las
causas principales de los problemas de salud pública en Co-
lombia. Pensaba que el abuso del alcohol era una costum-
bre establecida entre las masas, y que era necesario educar
para prevenirlo; también les advirtió a las delegadas que los
certificados prenupciales no eran una prueba segura, por-
que el momento en que se podía presentar una enferme-
dad peligrosa no siempre era predecible.
Por su parte el doctor Bejarano indicó que el certifica-
do prenupcial no constituía una garantía absoluta, era ne-
cesario tener en cuenta factores individuales, familiares y
sociales para atacar el problema. Propuso a las delegadas
que presentaran resoluciones claramente enfocadas a apo-
yar programas de salud pública específicos, tales como: 1)
centros de salud públicos con servicios gratuitos para toda
la población; 2) recomendación, en vez de exigencia, de los
certificados prenupciales; 3) enseñanza de la educación se-
xual en los colegios como elemento obligatorio de aprendi-
zaje en el campo de la salud pública. 56

El congreso femenino llega a su fin

El 27 de diciembre, cuando se acercaba la clausura del con·


greso, varias delegadas propusieron una moción para
aplaudir a Georgina Fletcher por su trabajo en favor del
evento, sus iniciativas a través del Centro Femenil de

55 Carta de Elvira Ueras Restrepo a la señora presidenta del IV Con-


greso Internacional Femenino, El Tiempo (6.908), 24 de diciembre
de 1930, p. 4.
56 "Las exposiciones de Manrique y Bejarano", El Tiempo (6.911), 28
de diciembre de 1930, pp. 1-4.
96 / Colombianas en la vanguardia

Acción Social, y sus contribuciones al éxito del congreso,


moción que recibió amplio respaldo. Sin embargo, la dele-
gada Olózaga de Cabo comentó que a algunas de las dele-
gadas no les había gustado la forma en que doña Georgina
había organizado la agenda. El debate se centró en el caso
de la ponencia de Virginia Camacho sobre educación se-
xual. La delegada Olózaga también estuvo en desacuerdo
con las delegadas que preferían la discusión privada de es-
tos tópicos.
Virginia Camacho estaba preocupada por la posibili-
dad de que el tema de su ponencia hubiera dado lugar a ru-
mores que pudieran poner en duda su reputación de mujer
honorable. En medio del debate que siguió, Olózaga hizo
alusión a un problema: "Lo que pasa es que sobre esta cor-
poración se ha cernido un animal misterioso, invisible, que
está dirigiendo las actividades del congreso [...] Es un brujo
[...) nosotras no hemos de dejamos influenciar por ese bru-
jo". Georgina Fletcher la interrumpió diciendo: "Diga us-
ted de una vez que ese brujo es Georgina Fletcher. ..".
Luego de pronunciar esta frase, abandonó la sala, seguida
por algunos mlem . bros dI'" . 57
e comlte eJecuuvo.
Isabel Vanegas de Álvarez Bonilla, quien había organi-
zado la Exposición de Cultura Femenina, asumió la presi-
dencia mientras que Claudina Múnera ocupó el puesto de
secretaria. La delegada Olózaga se disculpó diciendo que
su intención no era la de ofender a doña Georgina, una mu-
jer noble, y quizás el problema era que se había rodeado de
un pequeño grupo que había tratado de ejercer demasiada
influencia. Al principio del congreso, en especial, algunas
delegadas de provincia sintieron que no se les daba la aten-
ción debida. "Afortunadamente [dijo] nosotras nos hemos
impuesto ..." Después de expresar estos sentimientos, las
delegadas aprobaron la moción de aplauso a Georgina
Fletcher. 58
Después de que María Eastman y Belén Lizarralde de
Copete intervinieron con ánimo mediador, Claudina Mú-

57 El Tiempo (6.911 l, 28 de diciembre de 1930.


58 /bid.
Comienza el debate / 97

nera se dirigió a la audiencia diciendo que deploraba los su-


cesos ocurridos:
Yo lamento por el congreso mismo que está obligado a
dar una nota de cordura y de serenidad, ya que tiene so-
bre sus actuaciones el ojo del público que mañana va a de-
cir que en el primer congreso de mujeres que se reunió en
Colombia no se hizo otra cosa que pelear. Está bien que se
discutan los asuntos, que se reclamen los derechos, que se
busque lajusticia, pero dentro de un ambiente de sereni-
dad y de tolerancia, única forma de orientar las delibera-
ciones hacia fines prácticos. Sin armonía no hay acción,
no hay por consiguiente resultados ...

Luego pidió a las delegadas dejar a un lado sus rencillas


por el bien del país:
¿Por qué no cejar un poco, en bien del honor de Colom-
bia que es el que estamos representando en esta corpora-
ción? Debo solicitar a mis compañeras de representación
un poco de la hidalguía de nuestra tierra a fin de que el
congreso femenino no vayaa fallar en sus actividades pre-
cisamente al final de una labor que ha sido yajustiprecia-
da por el público como brillante ...59
La noche del 28 de diciembre el congreso tuvo su se-
sión de clausura presidida por Georgina Fletcher, quien
había regresado luego del incidente del día anterior. Des-
pués del Himno Nacional interpretado por Sofía Páez
González y su orquesta femenina, se hicieron varios anun·
cios: Virginia Carnacho solicitó que se dejara constancia en
el acta de que el padre Félix Restrepo, respetado sacerdote
jesuita a quien le había mostrado su trabaj06 lo había en-
contrado "correcto y digno de publicarse". O Ana Josefa
Gómez de Isaza y varias otras delegadas presentaron una
moción, que fue aprobada, para comunicar las conclusio-
nes del congreso a los gobiernos de los países iberoameri·
canos y a las organizaciones representadas en él. 61

59 /1Jíd.
60 Virginia Carnacho, "Sesión de clausura", El Tiempo (6.912), 29 de
diciembre de 1930, p. 1.
61 /IJíd, p. 12.
98 / Colombianas en la vanguardia

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Comienza el debate / 99

Se leyeron varias cartas de felicitación de personajes in-


ternacionales, como la de Paulina Luisi, la conocida femi-
nista uruguaya vicepresidenta de la Liga Internacional de
Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas. El mensaje de Luisi
a sus "hermanas colombianas" se refirió al significado de la
emancipación política, económica y legal de la mujer lati-
noamericana, dentro del contexto de los anteriores con-
gresos femeninos latinoamericanos realizados en 1910,
1925 Y 1928. Sus palabras elogiaban los esfuerzos para tra-
bajar en favor de la incorporación total de las mujeres en
las Américas, inspirada por Bolívar: "Solamente será ver-
dad el sueño mágico del héroe del Chimborazo, el día en
que el pueblo por entero, el pueblo que son hombres y son
mujeres, confunda en un anhelo y en un esfuerzo común y
solidario, todos sus valores productivos, espirituales y crea-
. su marc ha al' ignoto porvemr. " .62
dores para reg¡.r
En su informe final ante el congreso, Ceorgina Flet-
cher reconoció las contribuciones de las funcionarias de la
liga Carmen de Burgos y Elena Arizmendi, así com~ de los
miembros del Centro Femenil de Acción Social, quienes
mantuvieron su entusiasmo durante las pruebas difíciles;
además manifestó su pesar porque algunas representantes
internacionales que hubieran querido asistir, se habían vis-
to forzadas a cancelar sus viajes, pero destacó, sin embargo,
la presencia de un grupo distinguido de delegadas repre-
sentantes de países extranjeros. Finalmente agradeció a los
caballeros colombianos que habían ofrecido su colabora-
ción, en especial al representante José María Saavedra Ca-
lindo, sin cuya cooperación no se hubieran aprobado la
legislación ni los fondos para el congreso.
Concluyó elogiando a las delegadas colombianas por
los estudios y trabajos que habían presentado. Si el espíritu
de justicia lograba prevalecer, sus propuestas pronto se
convertirían en leyes que mejorarían las condiciones de la
mujer colombiana y de los niños, quienes merecían mayor
reconocimiento que el recibido hasta entonces. Finalmen-

62 "Cana de la doctora Paulina Luisi a las hermanas de Colombia",


lbíd, p. 12.
lOO/Colombianas en la vanguardia

te, doña Georgina propuso, en nombre de las directoras de


la liga, que el Quinto Congreso Internacional Femenino se
realizara en España.63
Después de la aprobación de otras mociones, Claudina
Múnera pronunció el discurso de clausura en donde pre-
sentó una síntesis del congreso y rindió honores a todas las
delegadas. Terminó con un tributo a doña Georgina y a su
trabajo en favor de las aspiraciones de la mujer, e hizo un
recuento del contexto en el que ella había organizado este
encuentro histórico:
Cuando en Buenos Aires se acordó que fuese Colombia el
país elegido para asiento del cuarto congreso, la delega-
ción colombiana de la cual tuve el honor de formar parte
vio en la señorita Georgina Fletcher la mujer capacitada
para llevar a feliz término tan laudable iniciativa, y desde
entonces ella, atenta siempre al desenvolvimiento cultu-
ral de la mujer colombiana, comenzó la labor penosa e in-
grata de cristalizar en una realidad efectiva lo que para
muchos y muchas fue un problema que tocó los lindes de
la utopía. Y he aquí la obra. La señorita Fletcher, con tena-
cidad incomparable, después de una lucha contra tirios y
troyanos, ve satisfechos sus anhelos y los del grupo de mu-
jeres que en este país se han despojado del miedo a la civi-
lización para encontrar de lleno a resolver, por su cuenta
y riesgo, las arduas cuestiones que en materias femeninas
mantuvo inmóviles el criterio errado [...] Bien podéis, se-
ñorita presidenta, estar segura de que vuestro nombre
perdurará en la conciencia de la mujer colombiana, por-
que habéis hCiCho obra buena?4

Los editoriales de los periódicos colombianos a su vez


alabaron a Claudina Múnera por sus aportes a este Cuarto
Congreso Internacional Femenino, que se había ocupado
de los derechos, las necesidades y el futuro de la mujer his-
panoamericana. Su tacto y competencia en los procedi-

63 Georgina F1etcher, "Informe sobre las labores del congreso" (diri-


gido al presidente de Colombia y delegadas), Mundo al Día, VII, 30
de diciembre de 1930, p. 9.
64 "Discurso de la delegada señorita Claudina Múnera al congreso fe-
menino", El Tiempd,6.912), 29 de diciembre de 1930.
Comienza el debate / 10 1

mientos parlamentarios habían contribuido a crear el


ambiente de serenidad necesario para conminar a las dele-
gadas a la acción.
El propósito principal del Cuarto Congreso Interna-
cional Femenino fue promover la emancipación de las mu-
jeres como elemento de solidaridad entre los pueblos del
mundo hispanoamericano. Bajo el patrocinio de la Liga
Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas,
las delegadas participaron en debates públicos de magni-
tud nacional e internacional.
Como el movimiento por la emancipación de la mujer
estaba estrechamente ligado al avance educativo. la pre-
sión en favor de una reforma era apreciable y se hacía im-
perativo actuar. En un artículo que elogiaba el congreso
femenino, el editor del periódico La Nación (Barranquilla)
alabó a las delegadas, y resaltó que era muy probable que
los logros del congreso femenino no tuvieran resultados
prácticos inmed!atos, pero que tarde o temprano su traba-
jo daría frutos.6:)
Después del congreso, las delegadas no permanecieron
inactivas. Exigieron que se actuara con decisión en el Código
Civil contra la subyugación de la mujer, y tomaron la iniciati-
va aún contra una oposición a la que se suponía fuerte. La
aprobación final de la reforma del Código Civil, que se reseña
en el siguiente capítulo, prevaleció gracias al co~je expresa-
do por hombres y mujeres que estuvieron dispuestos a atacar
las bases civiles, políticas y morales que habían mantenido a
las mujeres en estado de subordinación.

65 La Nación, 24 de diciembre de 1930, cita en El Tiempo (6.909), 26


de diciembre de 1930, p. 6.
4
El año nuevo de la mujer
colombiana
La mujer casada, esa eterna menor de edad,
deprimida, de facultades atrofuulas como las del galeote
encadenado a una potestad hipócritamente protedoro y
frecuentemenle explotadura y wufructuaria de sus
bienes y de .su trabajo, es desde ahora persona .suijuro.
Enalúcida pur la cristiana ley que acaba de copedirse,
salmí ocupar dignamente el puato y ejercer
juinosamente ws derecho.sque en .sujusto empeño
reivi1Idicador ha ganado.

Luis Felipe Latorre'

La ley 28 de 1932, "Reformas civilesrégimen patrimonial


en el matrimonio", que extendió los derechos civiles a las
mujeres casadas en Colombia fue, sin lugar a dudas, uno de
los más sobresalientes estatutos legales aprobados durante
la administración del presidente Enrique Olaya Herrera
(1930-1934). A pesar de ello no se ha prestado suficiente
atención a algunos argumentos y estrategias utilizados por
las mujeres y los miembros del Congreso colombiano en
las últimas etapas del debate previas a su aprobación, el 12

Luis Felipe Latorre, -El año nuevo de la mujer colombiana", El


Tiempo (7.634),31 de diciembre de 1932, p. 35.
El año nuevo de la mujer colombiana / 103

de noviembre de 1932. Su examen es importante porque la


ley de "Reformas civiles régimen patrimonial en el matri-
monio", no fue sólo un asunto de mujeres, sino un proble-
ma político y legal de la mayor importancia en el que se
pusieron en juego valores dominantes. Implicó análisis cui·
dadosos del Código Civil colombiano y de su historia, y re-
visión de los cambios legislativos en otras regiones del
mundo, para lo cual se recurrió a los conocimientos y expe-
riencia de algunos de los principales jurisconsultos del
país;2 al mismo tiempo requirió el apoyo del público y de
los políticos comprometidos con la defensa de una iniciati-
va crucial del nuevo gobierno liberal, partido que después
de 45 años había vuelto a asumir el poder. En este capítulo
se tratan aspectos y sentimientos involucrados en la apro-
bación de la ley.
La decisión del presidente Olaya Herrera de apoyar
esa iniciativa legislativa no se basó sólo en su mérito: los de-
rechosciviles de la mujer habían sido parte de su programa
político como candidato a la presidencia. Tanto Olaya He-
rrera como Carlos E. Restrepo, su más cercano colabora-
dor y ex presidente de Colombia (durante el periodo
1910-1914),3 reconocieron las contribuciones de la mujer
al éxito del partido Liberal durante la campaña electoral.

2 Eduardo Rodríguez Piñeres, ·Condición civil de la mujer en Co-


lombia", en: Por el reiniUUJdel derecho. Escritos varios, Bogotá,
Imprenta de la Luz, 1927,pp. 7-17,224-266;Horacio Rodríguez
Plata, ·Semblanza del doctor Eduardo Rodríguez Piñeres", Home·
naje a la memoria del doctor Eduardo Rodríguez. Piñeres, Bogotá, Kelly,
1958,pp. 7-20.
3 Carlos E. Restrepo (1867-1937) nació en Medellín y fue miembro
del Partido Conservador. Sin embargo, fue elegido presidente
(1910-1914)representando la coalición Unión Republicana. Enri-
que OJaya Herrera fue Ministro de Relaciones Exteriores durante
el primer periodo de la administración del doctor Restrepo y éste
fue, a su vez, Ministro de Gobierno durante el primer periodo de la
administración de Olaya Herrera, quien orientó su política liberal
hacia la Concentración Patriótica Nacional que contaba con diver·
sas agrupaciones políticas.
104 / Colombianas en la vanguardia

Ellos tuvieron en cuenta la entusiasta organización y cola-


boración de los grupos femeninos en todo el país en respal-
do del partido y de la candidatura de Olaya Herrera.
En su plataforma política, trazada a grandes rasgos en
Medellín el 24 de enero de 1930, Olaya Herrera se compro-
metió personalmente a tener "Un gobierno que promueva
y sostenga con todo empeño las reformas de legislación
que consagren la igualdad civil de la mujer, poniendo tér-
mino a las iniquidades vigentes con respecto a ella y que
son resto de épocas extrañas al periodo de cultura que hOJ
atravesamos en el desarrollo de la civilización cristiana".
De igual manera, en un discurso que celebraba el éxito
de la campaña presidencial en la nación, Carlos E. Restre-
po expresó así su gratitud a las mujeres colombianas:
La mitad del triunfo se os debe a vosotras, hijas de Colom-
bia. Habéis puesto al servicio de la república vuestra fe,
vuestro entusiasmo [...] En la república nueva a que aspira-
mos [...] las creencias y el decoro no se oponen, sino exigen
que demos a nuestra juventud femenina una educación
útil, superior [...] que dignifique su corazón y su inteligen-
cia y la ponga en capacidad de ocupar los altos puestos a
que tiene derecho [...] Es necesario que cumplamos el pre-
cepto evangélico para con la mujer casada, levantémosla
de la condición de sierva para hacerla nuestra digna como
pañera [...] La mujer casada no sólo tiene obligaciones do-
mésticas qué cumplir, sino derechos civiles sagrados.5

Apoyo a las reformas civiles

Poco después de asumir' el mando en agosto de 1930, Olaya


Herrera envió al Congreso de la República el proyecto de ley
sobre refonnas civiles, en beneficio de las mujeres casadas.
Como se señaló en el capítulo anterior, fracasó en su primer
intento en 1930-1931 debido a la oposición de la mayoría

4 "Discurso del doctor Enrique Olaya Herrera como candidato de la


Concentración Patriótica Nacional, en el Club Unión", El Tiempo
. (6.581),26 de enero de 1930, p. 4.
5 "Rionegro se movilizó hasta Medellín para rendir homenaje a Res·
trepo", El Tiempo (6.610),24 de febrero de 1930, p. 1.
El año nuevo de la mujer colombiana / 105

conservadora en el Congreso. A pesar de la oposición al pro-


yecto de ley al inaugurarse la nueva sesión del Congreso co-
lombiano en julio de 1932, las mujeres de todo el país se
lanzaron a una vigorosa campaña para lograr su aprobación.
Desde Medellín, Manizales y Bogotá se enviaron, por ejem-
plo, memoriales y peticiones que reivindicaban principios de
justicia, igualdad y equidad, y explicaban en detalle el efecto
positivo que la legislación propuesta tendría sobre los con-
ceptos tradicionales de los papeles del hombre y la mujer.
Enjulio de 1931 y de 1932, en nombre del Centro Fe-
menino de Estudios de Medellín, Ángela Villa de Toro,6
Teresa Santamaría de González y otras socias de esa cono-
cida institución femenina enviaron solicitudes al Congreso
para respaldar el proyecto de ley de reformas civiles. En
1931 ya habían acudido a todos los diarios de Medellín en 8
busca de apoyo: "Piden las memorialistas ayuda a los perio-
distas con el fin de que pueda triunfar la causa de la justicia
que ellas dicen ha sido pisoteada por el Código Civil". 7 En
julio de 1932 su petición al Congreso fue preparada con
asesoría legal.8 Las solicitudes de las mujeres de Medellín

6 Ángela Villa de Toro (19 de octubre de 1900-2 de julio de 1972),


hija de Vicente Benedict Villa y Ana Echavarría, se educó en Mede-
lIín y en Nueva York (véase nota 7, Capítulo 1), en marzo de 1929
fundó el Centro Femenino de Estudios y fue una de las fundadoras
y redactoras de la revista Le/ras y Emajes que salió por primera vez
en agosto de 1926.
7 "Una campaña reivindicad ora de los derechos de la mujer se ha ini-
ciado en Medellín·, de Ángela Villa de Toro, Teresa Santamaría de
González, Concha vda. de Álvarez, Ua Restrepo de Vélez, Alicia M.
de Chavarría, Ana de Molina y Mariana Jaramillo Melguizo, El
Tiempo (7.109),18 de julio de 1931, p. 6.
8 "Memorial al Congreso", de Teresa Santarnaría de González y
otras vecinas de Medellín en que solicitan expedición de ley refor-
matoria del Código Civilen relación con la capacidad jurídica de la
mujer", Anales del Senado, Serie 3, N". 127, 20 de diciembre de
1932, en: Inventario, Legajo ñ, p. 720. Anotado en Actas, Centro
Femenino de Estudios, Medellín, Reunión 54, 25 de junio de 19~2.
Rosa Restrepo, Secretaria.
106 / Colombianas en la vanguardia

fueron importantes porque la oposición al proyecto de ley


en el Congreso provenía en buena medida de los miem-
bros conservadores de la delegación de su departamento,
Antioquia.
Claudina Múnera y otras connotadas mujeres de Mani-
zales también reclamaron con energía la equidad para la
mujer en un memorial dirigido el 5 de agosto de 1932 a to-
dos los miembros del Congreso nacional;9 allí recalcaban
las incongruencias de los códigos civil y penal de Colombia
en cuanto a los derechos y obligaciones de la mujer, tal
como se observa en los siguientes apartes:
La institución de las capitulaciones matrimoniales exis-
tente hoy en nuestras leyes no cambia la situación de la
mujer, porque aquella está en abierta pugna con nuestras
costumbres y con nuestro ambiente social [...] Tal institu-
ción no tiene más existencia que la ineficiencia del códi-
go, y no se ha incorporado ni se incorporará jamás en la
.realidad de la vida colombiana.
[ ...]
También se niegan ciertos principios de la vida civil y
para estatuirlos así la ley no alega otro pretexto que el de
nuestra falta de idoneidad para ejercerlos. Pero es singu-
lar, honorables congresistas, que cuando se trata de res-
ponsabilidad civil o penal, no se tenga en cuenta nuestro
sexo y no se atempera por razón de él la rigidez de los
principios en tanto que para los privilegios y ventajas se
nos sitúa en condición de inferioridad; para las cargas y
sanciones, la igualdad jurídica con el hombre; para los de-
rechos y beneficios, la desigualdad con él. La falta de equi-
dad es no sólo manifiesta, sino odiosa. 10

Los memoriales apoyaban la ley propuesta haciendo


notar que los valores tradicionales de la mujer no cambia-
rían. Los lazos sagrados y seculares del matrimonio que ca-
racterizaban las uniones colombianas se verían reforzados,
y madres, hijas y esposas se beneficiarían con la ley. Las mu-
jeres de Manizales escribieron también:

9 Claudina Múnera M., Ángela S. viuda de Upegui y otras, El Tiempo


(7.487), 5 de agosto de 1932, p. 2.
10 ¡bid.
El año nuevo de la mujer colombiana / 107

Tampoco anhelamos que los vínculos y obligaciones con-


yugales y familiares que surgen del matrimonio como sa-
cramento y como contrato solemne, tales como hoy los
definen las legislaciones canónica y civil, sean modifica-
dos [...] Queremos que la norma jurídica que regula las re-
laciones privadas sea una misma para el hombre y para la
mujer, que la ley no merme la capacidad de la mujer por
razón de su estado civil, de la misma manera que no mer-
ma la del hombre por el hecho de casarse. 11

En el mismo sentido, en sepúembre de 1932 Georgina


Fletcher y un grupo de mujeres de Bogotá dirigieron un
memorial al presidente de la Cámara con el fin de agrade-
cer a los miembros del Congreso nacional, cuyo espíritu de
justicia los había llevado a defender la causa femenina que,
a fin de cuentas, era también la causa de los hombres. Seña-
laron que el apoyo al proyecto de ley constituía una defen-
sa de sus madres y del futuro de sus hijas. Las autoras del
memorial felicitaban a los congresistas por su labor en fa-
vor de la familia y el matrimonio, tanto en los aspectos civi-
les como sagrados. 12
De hecho, cuando el Congreso empezó a debatir el
proyecto de ley, las circunstancias parecían favorables para
su aprobación, pues ciertas coaliciones políticas entre libe-
rales y algunos conservadores ayudarían a reunir los votos
necesarios. Por otra parte, a principios de septiembre de
1932, surgió en la escena colombiana un incidente inespe-
rado en la frontera con Perú, que dio a las mujeres la opor-
tunidad de demostrar su capacidad para organizar y
movilizar masas en toda la nación, a favor de una causa di-
ferente: la defensa de la nacionalidad y de la soberanía. A
pesar de que ese tema no se incluyó de manera directa en
los argumentos básicos relacionados con el proyecto de ley
acerca de las reformas civiles en el Congreso, indudable-

11 lbíd.
12 Georgina F1eteher y otras, "Memorial al Señor presidente y demás
miembros de la honorable Cámara de Representantes", en: Anales
de la Cámara de Representantes, Serie 2, N". 79, sesiones ordinarias,
1". de octubre de 1932, pp. 470471.
108 / Colombianas en la vanguardia

mente creó una atmósfera favorable y aun quizás presionó


para su aprobación.

Las mujeres se movilizan ante el problema


de Leticia

El denominado problema de Leticia surgió como consecuen-


cia de un incidente en el que un grupo de aventureros pe-
ruanos ocupó una estrecha franja de territorio colombiano
sobre el río Amazonas, en la ciudad de Leticia. Aunque el
gobierno peruano no la secundó, dicha invasión despertó
entusiasmo entre los peruanos ante la posible adquisición
de ese territorio.13
El gobierno colombiano tuvo que hacer frente al he-
cho de que las fuerzas armadas carecían de equipos apro-
piados para la defensa del país y a la falta de medios de
comunicación con la región amazónica. Fue asombroso
que el número de hombres del ejército nacional, 6.000, cre-
ciera en pocos meses a 30.000 soldados bien armados. Se
reemplazaron siete aeroplanos viejos con otros cien avio-
nes modernos, se abrieron nuevas carreteras y se estable-
cieron puestos de salud pata las tropas.14 El conflicto
terminó después de algunas escaramuzas, cuando en mayo
de 1933 Perú aceptó un acuerdo negociado. Sin embargo,
se produjo al principio una rápida movilización que contó
con apoyo generalizado y despertó sentimientos de unidad
y de nacionalismo poco usuales. Tal movilización fue finan-
ciada por el Congreso y los bancos de empréstitos especia-
les destinados a la defensa nacional, y por la generosidad

13 Véase: Gerardo Molina, Las ideas liberales en Colombia, 1915·1934,


Bogotá, Tercer Mundo, 1974, pp. 238-249. Algunos puntos de vista
sobre este incidente se encuentran en los siguientes artículos: "La
Batalla de Tarapacá la ganó Colombia la víspera del combate", El
Tiempo (7.828), 16 de julio de 1933; Mario Latorre Rueda,
"1930-1934. Olaya Herrera: Un nuevo régimen", en: Nueva historia
1886-1946, tomo 1 Bogotá, Planeta,
de Colombia, historia política
1989, pp. 269-297.
14 /búi.
El año nuevo de la muje1' colombiana / 109

de todos aquellos ciudadanos que contribuyeron con dine-


ro y con objetos de valor, en especial alh~ias.15
La generosidad de las mujeres en este episodio fue
ejemplar. En septiembre de 1932, por ejemplo, muchas de
las que haCÍan campaña por la aprobación del proyecto de
ley de reformas civiles que se debatía en la Cámara, organi-
zaron también en todo el país manifestaciones en defensa
del honor nacional y prometieron su apoyo si el conflicto
creCÍa. En Bogotá, Georgina Fletcher y otras integrantes
del Centro Femenil de Acción Social organizaron a las mu-
jeres descendientes de los padres de la patria para que en-
cabezaran una manifestación en la cual participaron unas
10.000 mujeres, en expresión de apoyo a la nacionalidad y
la soberanía. 16El 19 de septiembre de 1932, desfilaron por
las principales calles de Bogotá, al ritmo del Himno Nacio-
nal, ondeando la bandera colombiana y con representa-
ción de todas las regiones del país. Las mujeres
prometieron movilizar la Cruz Roja Nacional, mejorar su
capacidad para prestar servicios de enfermería y urgencias
y prepararse para desempeñar el trabajo de los hombres,
en caso de que éstos debieran ir al frente de guerra; ade-
más, ofrecieron colaborar en los esfuerzos del gobierno y
unirse al movimiento nacional que solicitaba la donación
de objetos de valor para sufragar los gastos de defensa. La
prensa caracterizaba las contribuciones de las mujeres
como el alma del movimiento de soberanía. 17
Cabe recordar que la esposa del presidente Olaya He-
rrera, Teresa Londoño Sáenz de Olaya y un distinguido
grupo de mujeres bogotanas -a quienes se les unió luego

15 "Gran manifestación están organizando las damas bogotanas", El


Tiempo (7.531),18de septiembre de 1932;"Leticia y la entrega de
lasjoyas", El Tiempo (7.541),28 de septiembre de 1932.
16 "Invitación a la reunión, 19de septiembre de 1932,para acordar la
manifestación patriótica femenina en las oficinas de El Tiempo", El
Tiempo (7.532),19 de septiembre de 1932.
17 El Tiempo (7.533),20 de septiembre de 1932;"Con la manifesta-
ción femenina de ayer terminó el movimiento patriótico de la ciu-
dadanía bogotana -, El Tiempo (7.534),21de septiembre de 1932.
110 / Colombianas en la vanguardia

Ana Sáenz Londoño18 y las enfermeras del Centro de


Acción Social- invitaron al público a asistir al templo del
Voto Nacional para honrar al Sa~do Corazón y orar por
la· JuStiCIay
.. 1a sob erama
/ naCIon
. al.19
En Medellín, Aurora Echeverri dirigió la palabra a los
participantes en una manifestación patriótica diciendo que
había tres elementos indispensables para la guerra con
Perú: "oro, sangre y sacrificio". En nombre de las mujeres
de Colombia prometió "coadyt:!varhasta la muerte en la
obra de la defensa nacional ...,,20
De igual manera, en la ciudad de Barranquilla un ver-
dadero ejército de mujeres movilizadas por la Asocia-
ción de la Mujer Colombiana, que se había organizado
para colaborar en las tareas patrióticas relacionadas con
el problema de Leticia, se unió en una manifestación de
apoyo raras veces vista.21 Igual que en otras ciudades, allí
se rendía tributo a Bolívar como símbolo de unidad y pa-
triotismo.

La defensa de las reformas civiles

A pesar de los retos impuestos por el inesperado incidente


internacional con Perú, durante el periodo de sesiones del
Congreso en 1932, el Partido Liberal siguió apoyándose en
la Unión Nacional Patriótica, fuerza política que Olaya He-
rrera había organizado; además, para procurar la aproba-
ción de la legislación propuesta, el partido se vinculó con

18 El Tiempo, 20 Y21 de sepúembre de 1932. Datos biográficos sobre


Ana Sáenz Londoño y sus aportes al desarrollo de la enfenneria en
Colombia se encuentran en el artículo de Inés Durana Samper, "Re·
flexiones sobre enfenneria", Medicina (31), Academia Nacional de
Medicina de Colombia, diciembre de 1992, pp. 27·34. Ana Sáenz
Londoño era prima de doña Teresa Londoño Sáenz de OJaya.
19 El Tiempo (7.535),22 de sepúembre de 1932.
20 "Una nueva manifestación de patriotas hubo en Medellín", El
Tiempo (7.541), 28 de sepúembre de 1932, p. 6.
21 "Una manifestación femenina se efectuó en Barranquilla" , El Tiem-
po (7.545), 2 de octubre de 1932, p. 15.
El año nuevo de la mujer colombiana / 111

un grupo disidente de conservadores en el Congreso, lide-


rado por el representante Román GÓmez. La coalición tra-
bajó conjuntamente por la aprobación del proyecto de ley.
Además, los argumentos de los principales partidarios del
proyecto de ley contribuyeron también a su defensa y apro-
bación.
El proyecto de ley "Reformas civiles régimen patrimo-
nial en el matrimonio", que el presidente presentó al Con-
greso en julio de 1932 fue revisado por el abogado
consultor de la presidencia Luis Feli~e Latorre, uno de los
juristas más eminentes de Colombia. 2 El presidente some-
tió el proyecto de ley a consideración del Congreso, acom-
pañado de los comentarios de Félix Cortés, un
conservador que era presidente del más alto tribunal admi-
nistrativo, el Consejo de Estado. El presidente Olaya He-
rrera pensaba que la versión del proyecto de ley que
presentaba esta vez, inspirada en parte por la experiencia
legislativa reciente de otras naciones, era la que mejor res-
pondía al caso específico de Colombia, aunque incluía una
disposición muy controvertida sobre creación de una so-
ciedad conyugal que existiría durante el matrimonio y que
tendría efectos sobre la división de bienes en caso de su di-
solución. Esta disposición permitiría, al mismo tiempo,

22 Luis Felipe Latorre Uriza nació en Facatativá, Cundinamarca.


Estudió derecho y ciencias sociales y políticas en la Universidad Re-
publicana de Bogotá, donde se graduó en 1908. Fue diputado a la
Asamblea de Cundinamarca de 1913-1916; de 1917 a 1923 desem-
peñó el cargo de Magistrado del Tribunal Superior del Distrito Ju-
dicial de Bogotá, al cual renunció para ocuparse de otros cargos de
responsabilidad hasta 1930, año en que el presidente Olaya Herre-
ra lo nombró Abogado Consultor de la Presidencia de la Repúbli-
ca. Desde 1928 fue nombrado miembro de número y en 1930 fue
presidente de la Academia Colombiana de Jurisprudencia. Publicó
numerosas monografías. Su labor legislativa resultó en una serie
de estatutos legales, con sus antecedentes. Joaquín Ospina, "Luis
Felipe Latorre", en: Diccionario Biográfico y Bibliográfico. vol. 2, Bo-
gotá, Águila, 1927-1939, pp. 483-484.
112 / Colombianas en la vanguardia

que cada uno de los miembros de la sociedad conyu~ tu-


viera la libre administración de sus propios bienes.
El proyecto de ley se presentó primero ante la Cámara.
A principios de septiembre de 1932, el estudio del proyec-
to por la comisión de derecho civil de la Cámara resultó en
un informe de la mayoría que recomendaba su ?;irobación
y otro de la minoría, preparado por el representante con-
servador por AntioquiaJoaquín Emilio Sierra, que solicita-
ba su desaprobación.
Los argumentos durante el debate en la Cámara fue-
ron la culminación de los análisis pormenorizados a los
que otras versiones del proyecto de ley habían sido someti-
das en años anteriores. En su informe a la Cámara del 2 de
septiembre de 1932, el representante Sierra, vocero de la
oposición, alegó que el proyecto de ley adolecía de dos pro-
blemas: "redacción defectuosa y disposiciones audaces~.
Insistía, en particular, en el hecho de que ese proyecto de
leyera extremadamente peligroso: "lo que sugiere el peli-
gro extremo para la suerte y estabilidad misma del matri-
monio, para el aspecto espiritual del matrimonio, que
resulta de la libertad que tendría la mujer, dentro de esta li-
bre disposición de sus bienes de hacerse representar o apo-
derar por terceros, distintos del marido ...~
Si se concede a la mujer casada la autonomía que le
permita disponer con libertad de su patrimonio, es proba-
ble que busque representación legal por parte de terceras
personas, distintas de su marido. Esto se consideraba peli-
groso "por cuanto la mujer inexperta en esta clase de ma-
nejos sería víctima de los especuladores ~. Sierra, aseguraba

23 ·Proyecto de ley sobre reformas civiles régimen patrimonial en el


matrimonio" y exposición de motivos redactados por el abogado
consultor de la Presidencia, Luis F. Latorre U., 22 dejulio de 1932
y concepto del Dr. Félix Cortés, presidente del Consejo de Estado
(Bogotá, 23 de septiembre de 1931). Anales de la Cámara de Repre·
sentantes, Serie 1, N°. 18, sesiones ordinarias de 1932, 22 de julio de
1932, pp. 86-89.Véase también: ·Completa reforma al régimen pa·
trimonial en el matrimonio, El Tiempo (7452), 30 dejunio de 1932,
pp. 1,3.
El año nuevo de la mujer colombiana / 113

que estaba bien utilizar la ley para prevenir la ignominia de


que el hombre se casara sólo para solucionar sus proble-
mas económicos, pero la forma en que se proponía tratar
tales problemas lograría sólo crear mayores amenazas al sa-
grado vínculo del matrimonio. Sierra, aceptó en parte el
proyecto pero pidió se le modificara en el sentido de que el
marido continuara ejerciendo sus atribuciones de adminis-
trador de los bienes conyugales.24
Los representantes Eduardo Esguerra Serrano (liberal
por Cundinamarca)25 y Eleuterio Serna (conservador por
Caldas) fueron los principales defensores del proyecto. En
respaldo del proyecto, el representante Esguerra Serrano
presentó un comentario punto por punto, con agudas críti-
cas contra la oposición. Un resumen de dicha defensa ilus-
tra su razonamiento:
l. A manera de introducción pidió que se leyeran des-
de la tribuna dos memoriales enviados al Congreso por
mujeres de Neiva y Manizales, cuyo contenido era el mejor
preludio a su testimonio. Las mujeres de Manizales pedían
"una reforma integral y completa", no un cambio parcial;
además esperaban de la nueva ley "que limpie nuestra legis-
lación de todo aquello que menoscabe la dignidad de la
mujer y que lesione sus derechos y sus intereses de solteras,
de casadas y de madres ..."26

24 "El Proyecto sobre derechos civiles de la mujer defendido por


Esguerra Serrano", Mundo al Día (2.578),3de septiembre de 1932,
p. 5. "La Cámara dedicó al régimen patrimonial su sesión ayer", El
Tiempo (7.516),3 de septiembre de 1932,pp. 1,9.
25 Eduardo Esguerra Serrano (1895-1983), hijo de Guillermo Esgue-
rra y Soledad Serrano, y nieto de Nicolás Esguerra Ortiz. Nació en
Bogotá y se graduó de bachiller del Colegio de San Bartolomé. La
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional le otorgó su títu-
lo de abogado. Esguerra Serrano y su señora, Alicia Flórez de
Esguerra, fueron también consejeros del Centro Femenil de
Acción Social.
26 MundoaLDía (2.578),3 de septiembre de 1932;El Tiempo (7.516),3
de septiembre de 1932.
114 / Colombianas en la vanguardia

2. Después de leer esos documentos, Esguerra hizo re-


ferencia a algunas de las preocupaciones del representante
Sierra, contradiciendo la idea de que las mujeres casadas
necesitaran tener protección legal. Para Esguerra Serrano,
"es este criterio de protección el que debemos desterrar de
nuestras deliberaciones, porque ese menguado criterio es
precisamente el que domina nuestra legislación y el que
justifica los horrores, las vergüenzas y los abusos de nues-
tros códigos". Llevaba, por ejemplo, a un criterio de doble
moral, "es ese criterio de las dos morales; la una para el
hombre que es amo, que es señor y que protege y la otra
para la mujer, que es la sierva, que es la esclavay que necesi-
ta ser protegida".
Presentó ejemplos de los códigos legislativos para de-
mostrar a sus colegas congresistas que la mujer colombiana
se hallaba en un "estado de absoluta esclavitud". En el Có-
digo Penal, por ejemplo, "sila mujer mata al marido adúlte-
ro se le sigue responsabilidad; el hombre en cambio puede
matar impunemente a la mujer, no ya en el acto de adulte-
rio, sino en actos que, ajuicio del marido [...] son próximos
o prepara tonos. d e1 adi'u teno ,,27
.
Basándose en análisis del Código Civil, Esguerra Se-
rrano comparó también las circunstancias de la mujer co-
lombiana casada con las de una "verdadera esclava": "la
mujer no puede, sin autorización del marido, celebrar
contrato alguno, ni desistir de un contrato anterior, ni
remitir una deuda al aceptar o repudiar una donación,
herencia y legado [...] ni enajenar, hipotecar o empeñar;
ni puede tampoco comparecer enjuicio; ni es capaz para
ejercer la tutela o la curaduría; ni ser testigo instrumen-
tal [...] En una palabra, que no tiene vida civil propia ..."
Añadió el congresista: "Es pues justo que dentro de este
sistema absurdo, por el mero hecho del matrimonio,
quede contraída la sociedad conyugal y que el marido
tome la administración de los bienes de la mujer [...] Esta
situación no puede continuar así ya crear un nuevo esta-
do de cosas, a corregir tan aberrantes injusticias tiende el

27 El Tiempo, Ibíd.
El año nuevo de la mujer colombiana / 115

proyecto que estamos discutiendo y que tiene que ser


cueste 1o que cueste 1ey d e 1a repu 'bl'"lca. 28 .

Además, Esguerra Serrano sostuvo, refiriéndose a la


oposición de Sierra, al proyecto: "salta de manifiesto que
no son razones de orden jurídico las que motivan su actitud
sino, como dije al principio, es un espíritu reaccionario que
lo impele a oponerse no ya en forma franca, sino solapada-
mente al proyecto". Atacó las ideas que el representante
Sierra tenía con respecto a la amenaza del proyecto de ley a
la estabilidad de la familia colombiana: "En el informe que
lleva su firma [...] se dice que el proyecto si llega a ser ley im-
plica un derrumbamiento tal en la legislación civil que pro-
ducirá el caos; allí se dice que el proyecto no sirve para
Colombia donde las costumbres y la civilización de la mu-
jer no han alcanzado los límites de la cultura y de la civiliza-
ción europeas, como si los hombres sí las hubieran
alcanzado".29
A Esguerra le parecía extraño que Sierra, como repre-
sentante de Antioquia, apoyara ese menguado concepto
de las mujeres colombianas: "Yo que tengo un alto concep-
to de todas las mujeres de Colombia que han alcanzado la
más alta cultura que aquí puede alcanzarse, debo declarar-
le a SS que la mujer antioqueña por sus condiciones singu-
lares de inteligencia y de carácter, por su refinamiento y su
selección espiritual [...] va a la cabeza de todas".30
Señaló que el argumento central de Sierra, contra el
proyecto de ley aparecía en el informe de la minoría, en el
cual sostenía que la legislación propuesta amenazaba la
educación e ideología de los colombianos, esencialmente
cristianas. A este respecto, Esguerra Serrano dijo: "No,
HR, no hable SS de cristianismo para atacar este proyecto
de liberación de la mujer. No olvide SS que fue el cristianis-
mo quien vino a emancipar, ya dignificar a la mujer".31

28 ¡bid.
29 ¡bl:d.
30 ¡bid.
31 ¡bid.
116 / Colombianas en la vanguardia

Sierra, interpeló a Esguerra Serrano sobre el tema del


cristianismo: "dígame si es partidario del divorcio", a lo cual
Esguerra Serrano respondió, aun cuando el punto no era
parte de la materia bajo consideración,32 "...tengo mucho
gusto en declararle a SS que soy partidario del divorcio, que
defiendo el divorcio [...] es una medida moralizadora que
produce menos males para la prole que el espectáculo dolo-
roso y deprimente de las continuas reyertas paternales".
Esguerra comparó el debate en el plenario de la Cámara con
los últimos argumentos utilizados en 1851 en oposición a que
se aboliera la esclavitud en Colombia. Citó aJosé María Quija-
no Wallis, quien en sus Memorias33 había escrito que cuando
ya se habían agotado todos los argumentos para oponerse a la
ley propuesta para liberar a los esclavos, los adinerados due-
ños de esclavos alegaban que los negros no estaban prepara-
dos para valerse por sí mismos, y morirían de hambre, vícti-
mas de su ignorancia de las prácticas comerciales y de las
transacciones económicas.
Esguerra Serrano concluyó su exposición declarando
que no quería ser considerado un feminista bullanguero por
quienes lo escuchaban, ya que no había tal. Sólo pedía que
se hiciera justicia a la mujer y se reconociera que no era in-
ferior al hombre, aun cuando tuviera sus propias activi-
dades, acordes con su morfología y psicología. Por último
invitó a sus colegas a aprobar el proyecto de ley, como
primer paso hacia la liberación de la mujer colombiana.34
El representante Eleuterio Serna, quien hizo también
una defensa global del proyecto, presentó una exposición
para probar que "en el terreno jurídico el proyecto no cau-
sa los trastornos de orden social y de legislación que se han
anunciado". Subrayó así mismo el hecho de que el gobier-

32 El Código Civilde la época no permitía el divorcio para los católicos.


33 Esguerra Serrano se referia aquí a la obra de José Maria Quijano
Wallis, Memorias autobiagráfu:as, histórico.políticas y de carái:ter social
(prólogo de Nicolás Esguerra), Roma, Grottaferrata, Tipografía
ltalo-Orientale, 1919.
34 3 de septiembre de 1932,p. 3; El
El Tiempo (7.516), Tiempo (7.517),
4 de septiembre de 1932,p. 3.
El a1io nuevo de la mujer colombiana / 117

no liberal merecía elogios por la insistencia con que había


sostenido su promesa de apoyar esa legislación específica,
pues "se trata de obtener un mínimo de igualdad de dere-
chos para la mujer". 35
Mientras en la Cámara se debatía el proyecto, el Cole-
gio de Abogados de Medellín decidió enviar al Congreso
nacional una moción según la cual el proyecto de ley, "aun-
que sanamente inspirado, puede agravar notablemente la
situación de la mujer"; además pedía al Congreso que em-
prendiera un "severo y maduro estudio" de los asuntos in-
volucrados en el tema. 36
El diario conservador de Medellín La Defensa criticó
con acritud al presidente Olaya Herrera, al abogado Lato-
rre y al representante Esguerra por la iniciativa legislativa
sobre el patrimonio de la mujer. El periódico se dolía de
que el representante conservador Eleuterio Serna hubiera
defendido el proyecto de ley, ya que el columnista de La De-
fensa creía que el único objetivo del gobierno era "halagar a
las mujeres".37
En vista de tales manifestaciones de oposición, tanto
grupos femeninos como especialistas en leyes que apoya-
ban el proyecto de ley temieron que la oposición pudiera
manipular para detenerlo e impedir su aprobación duran-
te el periodo de sesiones del Congreso en 1932, pues ésta
había sido una estrategia usada en años anteriores para
oponerse al proyecto de l~. En un memorial dirigido a los
miembros del Congreso, 8 Georgina Fletcher y muchas
otras solicitantes insistieron en la urgente necesidad de fi-

35 Eleuterio Serna, El Tiempo (7.520),7 de septiembre de 1932,p, 12.


36 "El Colegio de Abogados", El Tiempo (7.518),5 de septiembre de
1932, p. 6.
37 "Por la esclavitud de la mujer", (editorial), El Tiempo, (7.526), 13 de
septiembre de 1932, p. 5, cita de La Defensa.
38 Georgina Fletcher y más de 50 firmas, "Memorial al presidente ~
demás miembros de la Honorable Cámara de Representantes",
Anales de la Cámara de Representantes, Serie 2, N", 79, Sesiones ordi-
narias, Bogotá, l·, de octubre de 1932, pp. 470471; véase también
El Tiempo (7.528),14 de septiembre de 1932.
118 / Colombianas en la vanguardia

nalizar la consideración del proyecto en la Cámara. En e!


mismo sentido se dirigió al Congreso un grupo de distin-
guidos abogados de Bogotá.39
Para ellO de octubre hubo acuerdo sobre las modifica-
ciones al proyecto de ley y los representantes a la Cámara lo
aprobaron. El proyecto pasó entonces al Senado y se remi-
tió a estudio de la comisión de derecho civil, con un plazo
de seis días. Cuando el proyecto volvió a la plenaria del Se-
nado, Darío Echandía, Gabriel Turbay y otros dos senado-
res presentaron una moción, que fue aprobada, para
dedicar todas las sesiones matutinas al debate exclusivo del
proyecto de ley.40 El senador Darío Echandía pidió que
constara en actas que varios senadores habían sido deslea-
les con el Senado al decidir mantenerse ausentes de las se-
siones matutinas, pues era una estratagema para que no
hubiera quórum. Los senadores que lo apoyaban deseaban
claramente que e! proyecto de ley fuera aprobado antes de
que el Congreso de 1932 entrara en receso.
El senador Jesús Perilla V. se opuso al proyecto, y con
otros senadores diseñó estrategias para posponer una deci-
sión final durante las sesiones del Congreso en 1932. El se·
nador Perilla esgrimió el argumento de "que nuestras
mujeres son muy poco hábiles para el manejo de sus bienes
y que necesitan una gran educación antes de que la refor-
ma pueda llevarse a cabo".41 El senador Isaías Cepeda, de
Santander, insistió continuamente en cambios "ramatica.
les" en e! artículo primero del proyecto de ley,4 mientras
que e! senador Eladio Gómez, de Boyacá, concluyó una lar-
ga disertación en contra de! proyecto con una moción para

39 Alberto Suárez Murillo, Pedro M. Carreüo, Eduardo Rodríguez Pi·


üeres y otros, "Memorial a los Honorables Representantes", El
Tiempo (7.541),28 de septiembre de 1932,p. 12.
40 "Acta de la sesión del 20 de octubre de 1932",A1UlleSdel Senado, Se-
rie 2, N°. 99, 21 de octubre de 1932,p. 562.
41 "Siguió el debate sobre el régimen patrimonial ayer", El Tiempo
(7.577),3 de noviembre de 1932,p. 3.
42 A1UlleS del Senado, Serie 3, N°. lOO, 22 de octubre de 1932,pp.
565·566YSerie 3, N°. 104,27 de octubre de 1932,p. 586.
El año nuevo tú la mujer colombiana / 119

solicitar la opinión de los magistrados de la Corte Supre-


ma, mOClon. - que f ue rec haza da. 43
En la sesión matutina del 10 de noviembre, cuando el
Senado se preparaba a cerrar el debate, fue imposible reali-
zar la reunión por falta de quórum, problema que se repi-
tió a la mañana siguiente, el 11 de noviembre. Entonces,
quienes estaban en favor del proyecto adoptaron un proce-
dimiento para asegurar que el debate llegara a su fin: el se-
nador Absalón Fernández de Soto, del Valle, que durante
mucho tiempo había abogado por la legislación, presentó
la siguiente moción, que fue aprobada: "El segundo debate
de este proyecto se cerrará en la sesión de la tarde, en pri-
-'
mer termlno, antes de 1a seSlOn
. - secreta. " 44
Así pues, esa misma tarde, habiéndose registrado el
quórum, se cerró el debate sobre el proyecto de ley y éste
fue aprobado pa.,raconsideración final por 31 votos a favor
y 10 en contra.4:> Cabe señalar que por iniciativa del sena-
dor Alberto Portocarrero, de Cundinamarca, ocho de los
senadores opuestos al proyecto solicitaron que las razones
de su negativa constaran en actas, como sigue:
l. Porque su artículo 10. es contradictorio, una vez que ad-
mite el régimen patrimonial y la sociedad conyugal.
2. Porque desde el punto de vista de la protección de la
mujer, sus disposiciones son inocuas o perjudiciales alos
intereses de la misma.

43 Anales túl Senado, 27 de octubre de 1932, Op. cit., p. 586.


44 Acta de la sesión matutina del 11 de noviembre de 1932, en: Anales
túl Senado, Serie 3, N°. 116, 12 de noviembre de 1932, p. 645. En la
sesión vespertina del 11 de noviembre con 31 votos afirmativos y
10 negativos, el proyecto de ley sobre reformas civiles pasó a tercer
debate. Votaron en oposición Luis Ignacio Andrade (Huila), Ce-
rardo Arias Mejía, Isaías Cepeda (Santander), Laureano Cómez
(Cundinamarca), Tulio Gómez Estrada (Caldas), Jesús V. Perilla
(Boyad), Alberto Portocarrero (Cundinamarca), Luis Suárez Caso
tillo (Boyad), Roberto Valencia (Norte de Santander) y Aquilino
Villegas (Caldas).
45 Acta de la sesión vespertina del II de noviembre de 1932, Op. cit.,
pp. 645-646.
120 / Colombianas en la vanguardia

3. Porque el nuevo sistema afectará gravemente la esta-


bilidad del hogar colombiano.
4. Porque él va directamente contra la unidad conyu-
gal , b ase y sustentacu
' Io di'e matnmomo. cato'1'leo. 46

Finalmente el 12 de noviembre, tras haber considera-


do un mensaje especial del presidente Olaya Herrera reco-
mendando su aprobación, el Senado concluyó el último
debate del proyecto de ley y éste fue aprobado.47

Ley 28 de 1932

Las características más salientes de la ley fueron subraya-


das por Luis Felipe Latorre:
La mujer tiene la libre administración y disposición tanto
de los bienes que le pertenezcan al momento de contraer
el matrimonio o que hubiere aportado a él como de los
que por cualquier causa hubiera adquirido o adquiera;
puede comparecer con entera libertad enjuicio [...Jno ne-
cesita para ningún acto civil o judicial de la humillante li·
cencia del marido, ni éste es ya el autoritario representan-
te legal, sin perjuicio del mandato que para cualquier
r
electo .
qUiera r . 1e Ia mUJer.
conlenr . 48

Comentó también: "Ala libertad de contratación co-


rresponde [".] la independencia en las obligaciones con
terceros, pero subsistiendo la responsabilidad común y
proporcional por deudas contraídas para satisfacer las ne-
cesidades domésticas y las de crianza, educación y estable-
cimiento de los hijos [...]"

46 Constancia a solicitud del Senador Alberto Portocarrero, /bíd.


47 "Mensaje del presidente de la República a las Honorables Cámaras
Legislativas para recomendar el proyecto de ley referente al régi-
men patrimonial en el matrimonio civily otro proyecto", Anales del
Senado, Serie 3, N°. 117, 14 de noviembre de 1932, pp. 653-654;
"Ley 28 de 1932 sobre reformas civiles", Anales del Senado, Serie 3,
N°. 119, 16 de noviembre de 1932, pp. 667-668.
48 Luis Felipe Latorre, El Tiempo, "El año nuevo ...", Op. cit., p. 35.
El año nuevo de la mujer colombiana / 121

Con respecto a la separación del patrimonio opinó:


para evitar el riesgo de que la separación patrimonial pu-
diera traducirse en petjuicio de la mujer que no se ocupa
de labores remuneradas [ ] pero cumple en el hogar la
más noble y eficaz misión [ ] se conserva en principio [...]
la institución de la sociedad conyugal para repartir al fin
de la vida común, y por mitad, [...] las ganancias que cual-
quiera de los cónyuges hubiera realizado.49

La ley sobre "Reformas civiles régimen patrimonial


en el matrimonio", conocida popularmente como Ley 28
de 1932, entró en vigencia ell o. de enero de 1933, como
se había previsto, por lo cual Luis Felipe Latorre escribió
que 1933 sería en realidad el Año Nuevo de la mujer colom-
biana.50 Georgina Fletcher, como presidenta del Centro
Femenil de Acción Social, los funcionarios del mismo y
más de cien mujeres, inclusive Ofelia Uribe de Acosta,
que había hablado en el congreso femenino acerca del
tema de las reformas civiles, se dirigieron al presidente
Olaya Herrera y a Luis Felipe Latorre. Rendían homena-
je al primero "por el interés [... ] con que han patrocinado
y defendido la causa de la mujer en nuestro país". Ade-
más de sentimientos de aprecio, la carta al presidente
Olaya Herrera incluía un tributo a su madre, doña Empe-
ratriz Herrera, y a su esposa doña María Teresa Londoño
Sáenz, "quienes con sus [... ] virtudes han cultivado en SE
.
e I mteres/ por nuestra causa. " 51
En su carta a Latorre le expresaban su aprecio:
En nombre de la mujer colombiana [...] presentamos al
ilustre y docto abogado de la presidencia de la república
[...] entusiasta tributo de gratitud [...] se comienza a reco-
nocer que [la mujer colombiana] no solamente tiene de-
beres para cumplir, sino también derechos que se deben
respetar [...] Solo bendiciones merecen quienes se preo-
cupan por mejorar la situación presente y futura de la mi-
tad del género hUmano, de la que justamente se ha llama-

49 [bid.
50 [bid.
51 El Tiempo (7.637), 4 de enero de 1933, p. 12.
122 / Colombianas en la vanguardia

do débil, porque así lo han dispuesto las leyes que le


niegan hasta la ciudadanía, no obstante la carga que sobre
su capital pesa con el pago de todas las contribuciones es-
tablecidas [...]
La mujer colombiana sabrá corresponder al beneficio
recibido con la expedición de la ley mencionada [.oo] yab-
solutamente equitativa. [oo.] Los legisladores del presente
se vanaglorien felicitándose por haber cooperado a la
tranquilidad conyugal [oo.] a pesar de la oposición parcial,
injusta y mezquina de algunos congresistas atrasados y ru-
tinarios.52

El presidente Olaya Herrera y Luis Felipe Latorre


acusaron recibo de esas manifestaciones de aprecio. 53
En su artículo "Año Nuevo de la mujer colombiana", La·
torre escribió que la nueva legislación tenía importantes
consecuencias para la jurisprudencia colombiana y seña-
ló que la nueva ley afectaría más de 50 artículos del Códi-
go Civil. Era el inevitable resultado de una importante in-
novación institucional en Colombia, similar a la que
estaba ocurriendo en otras naciones. Observó que la
campaña contra el proyecto de ley la habían emprendi-
do, en parte, quienes habían reaccionado en forma nega-
tiva ante los inconvenientes de amoldarse a los cambios
inminentes que habría que afrontar, y esa actitud bien
podría estar relacionada con la pereza mental que muchos
profesionales sufrían cuando se daban cuenta de que
'
ten d nan que estu d'lar e 1 nuevo co'd' IgO. 54
Durante 1933 la Academia Colombiana de Jurispru-
dencia patrocinó una serie de presentaciones públicas
acerca de las implicaciones de la nueva ley tanto para el Có-

52 Ibíd.
53 Presidencia de la República, "Carta a la señorita doña Georgina
F1etcher,presidenta del Centro FemenilColombiano, de Enrique
ülaya Herrera", El Tiempo (7.649), 16 de enero de 1933, p. 8. Luis
FelipeLatorre U., "Cartaa la señorita doña Georgina F1etcher,Pre·
sidenta del Centro Femenil Colombiano", El Tiempo 16 de enero
de 1933.
54 Luis Felipe Latorre, "El año nuevo de la mujer colombiana", El
Tiempo (7.634),31 de diciembre de 1932.
El año nuevo de la mujer colombiana / 123

digo Civil como para la mujer,55 a las cuales asistieron dis-


tinguidos abogados, entre ellos Luis Felipe Latorre y Juan
Samper Sordo, rector de la Facultad Nacional de Derecho,
quienes comentaron algunos casos relativos a los derechos
de la mujer casada y debatieron la interpretación de la
ley.56 Para ofrecer mayor información sobre los detalles de
la nueva ley a los profesionales yal público en general, José
J. Gómez presidió una serie de conferencias ofrecida ery,la
UniversidadJaveriana de Bogotá en octubre de 1933.51
Así pues, el año nuevo había llegado para las mujeres
de Colombia: la Ley 28 de 1932 fue un evento histórico en-
marcado por las especiales circunstancias que caracteriza-
ron el principio de los años treinta en Colombia y se
convirtió en el origen de luchas políticas entre el antiguo y
el nuevo orden, en tanto estuvo entrelazada con las luchas
por el poder y el nuevo significado de la sociedad colom-
biana, definido por grupos en pugna. Los memoriales en-
viados por las mujeres el año previo a la aprobación de la
ley quisieron responder a los intereses de quienes tenían
poder político, y fueron preparados para demostrar la de-
voción permanente a los valores sagrados. Pero las mujeres
también reclamaron que se hiciera justicia, para lo cual se-
ñalaron las contradicciones entre los conceptos de igual-
dad y de equidad en los códigos vigentes. Ellas apelaron al
espíritu de reforma social que predominaba en el Partido
Liberal que ejercía el gobierno.

55 AcademiaColombianadeJurisprudencia, "Laleysobre el régimen


del matrimonio se ha estudiado largamente" (serie de conferen-
cias), El Tiempo (7.760),9 de mayo de 1933,p. 3.
56 Luis Felipe Latorre, "La nueva ley sobre el régimen patrimonial y
la acciónde alimentos", El Tiempo (7.666),2 de febrero de 1933,p.
4;Juan Samper Sordo, "Lassociedades conyugalesanteriores a la
Ley 28 Yla aplicación de este estatuto", El Tiempo (7.736), 13 de
abril de 1933,p. 5.
57 JoséJ. Gómez, "Sobre el nuevo estado de la mujer casada",(confe-
rencias dictadas en la UniversidadJaveriana),El Tiempo (7.933),30
de octubre de 1933,pp. 4.12.
124 / Colombiana.! en la vanguardia

Quienes insistieron en oponerse a la ley propuesta no


desligaron sus argumentos de las ideas de otros tiempos
con respecto a la tutela de las mujeres y a que ellas estuvie-
ran sometidas a una relación de patria potestad, en la que el
marido asumía el control de los bienes de su esposa. Las
afirmaciones de esos congresistas presentaron como argu-
mento de más peso la continua necesidad que las mujeres
tenían de contar con tutela y protección, pero guardaron
silencio con respecto a las transformaciones que se obser-
vaban en la fuerza de trabajo en Colombia y al impacto que
tales cambios ejercían en el control de los recursos tanto
por los hombres como por las mujeres.
Los debates legislativos sobre las reformas tenían que
tener en cuenta aspectos morales y legales. En tales senti-
dos, la Ley 28 fue un símbolo de los intereses de los grupos
que accedían al poder, y representó un vuelco en la historia
de Colombia.
Por otra parte, las luchas por establecer los derechos
de la mujer durante este periodo implicaron también cam·
bios importantes en las instituciones educativas y apoyo a
ideologías relacionadas con las características morales e in-
telectuales de la personalidad femenina. La aprobación de
decretos que establecían el bachillerato para las mujeres y
su admisión a la universidad, asuntos que se tratan en el si·
guiente capítulo, se convirtieron en parte del movimiento
de reforma de la educación iniciado por miembros de la
administración Olaya Herrera.

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