Está en la página 1de 1

Análisis de fragmento de la segunda parte de La vountad de Azorín

Oscaris Guevara
“El grupo atraviesa el zaguán, donde un perro amarrado á una cadena gruñe
sordamente con la cabeza baja... Y entra en el cementerio, de grandes arcadas,
ruinosas, con anchas hendiduras negras que las rayan de arriba á bajo, repletas de
nichos con lápidas borrosas. La hierba crece rozagante entre las junturas de las
piedras; los pájaros saltan y trinan en los panteones; brilla el sol en los cristales de
los nichos; un dulce sosiego se percibe en el aire. Y de cuando en cuando, á lo
lejos, se oye el silbido de una locomotora, el cacareo persistente de un gallo”.

El párrafo tiene una estructura dividida en tres partes, primero, hasta los tres
puntos suspensivos coloca al lector en un sitio determinado, que es donde se está
desarrollando la acción: el zaguán, después pasa a describir los paisajes a medida
que se mueve el grupo. El zaguán da una sensación sonora por su uso de la
expresión “gruñe sordamente”. A pesar de cómo lo adjetiva–sordamente–, puede
apreciarse el efecto.
Luego, en un segundo momento, la entrada al cementerio está también
dividida entre lo hecho por el hombre y lo natural: muestra un espacio donde el
abandono está a la vista en sus arcadas “ruinosas”, “hendiduras negras” y
“lápidas borrosas”. Luego pasa a describir el elemento natural, que le da mayor
movilidad al colocar a los pájaros saltando y una sensación que contrasta con lo
lúgubre al mencionar el “dulce sosiego” que describe.
Por último, retoma la descripción de lo hecho por el hombre y la contrasta
brevemente con lo natural a través de los sonidos del cacareo y el silbato de la
locomotora, como sintetizando la idea de los párrafos anteriores en dos oraciones.
Bibliografía
Azorín, J. M. R., & Fox, E. I. (1989). La voluntad. Castalia.

También podría gustarte