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Los Recorridos Didácticos en Educación Musical PDF
Los Recorridos Didácticos en Educación Musical PDF
Introducción
A partir de la práctica concreta en el aula es que el currículum se pone en marcha.
En la enseñanza de la música en el contexto escolar esta práctica cobra vida a través de
experiencias tales como cantar, tocar, crear y/o escuchar música. Para ello, las canciones,
las obras instrumentales, las grabaciones, los juegos musicales etc. cumplen un rol
determinante dado que en torno a los mismos es que se define un proyecto de clase. En
líneas generales, toda propuesta curricular pretende acercar vivencialmente la música a los
alumnos a través de experiencias que favorezcan el desarrollo de las capacidades
involucradas en el canto, la ejecución instrumental, la creación y la audición. Para ello será
necesario enfrentar paulatinamente al grupo de alumnos a resolver nuevos desafíos
musicales colocando a su alcance la música más próxima a sus necesidades,
seleccionándola según el grado de dificultad apropiado en términos de favorecer el
desarrollo de los aprendizajes. En esta cadena de decisiones el compromiso de la acción
pedagógica consiste en diseñar un proyecto formativo que a la vez de promover lo
expresivo y el goce por el hacer musical favorezca el desarrollo de las capacidades
musicales.
La música, al igual que otras expresiones artísticas, emociona y conmueve
sensiblemente a quienes la producen o la reciben. La escuela es un ámbito potencialmente
apto para promover experiencias artísticas de calidad. En este sentido, es deseable que las
experiencias escolares atiendan tanto al progreso de los aprendizajes como a promover,
acrecentar y enriquecer, las capacidades expresivas de todos los alumnos para que puedan
hacer un uso cada vez más amplio, rico y diverso de los lenguajes. Uno de los desafíos que
le cabe a la escuela es desmitificar las ideas de “talento” por la que se considera que haya
algunas personas naturalmente dotadas para el arte y la música y otras que no lo estén. El
marco epistemológico en el que se fundamenta esta propuesta concibe al Arte como
conocimiento posible de ser enseñado y aprendido. De allí es que consideramos que las
capacidades expresivas de todos los chicos se desarrollan a través de unas experiencias de
aprendizaje bien planificadas y desarrolladas.
Algunas corrientes pedagógicas enfatizan el juego y el placer como forma
exclusiva de relacionarse con la experiencia artística. Una aplicación errónea de este
enfoque podría eludir el tratamiento del contenido y desdibujar los criterios de evaluación.
Disfrutar de la experiencia con el arte, no significa desconocer que los chicos son capaces
de construir conocimientos en la producción y la audición musical. Desde la escuela
podrán comprender que el arte es una actividad que se puede aprender, y que requiere
trabajo, tiempo, reflexión, actitud crítica, observación y confrontación. La organización de
clases o la “planificación” de actividades relacionadas con el ámbito expresivo, no debiera
ser entendida entonces como una forma de coartar la expresión sino como actividad
imprescindible para llevar a cabo una tarea enriquecedora.
Para otro grupo quizá evaluemos que sea más conveniente iniciar con uno o varios juegos
musicales, continuar con una grabación y recién posteriormente presentar una canción. En
este sentido cada grupo con sus particularidades e intereses irán definiendo su propio
recorrido.
Con la intención de brindar una rica experiencia a cada grupo será necesario
prever la organización de los diferentes trayectos incluyendo materiales musicales diversos.
Es decir canciones, juegos musicales, obras instrumentales en versión grabada, música
ejecutada en vivo, utilización de recursos informáticos etc.
En nuestra cultura existe una idea muy arraigada que concibe el conocimiento
musical como equivalente a saber leer y escribir la música (López, Shifres y Vargas, 2005;
Shifres, 2007; López y Vargas, 2010). Es decir, se cree que saber música implica operar
conscientemente con algunas categorías de la teoría musical, sobre todo aquellas vinculadas
con la escritura musical. La propuesta para el desarrollo de recorridos didácticos se
fundamenta en la idea de que el conocimiento de los aspectos estructurales de la música
tiene lugar de manera espontánea en el seno de la cultura de pertenencia y se centra en el
desarrollo de saberes vinculados con la escucha, la ejecución, la composición y la
improvisación musical. Es decir que, al participar de la cultura a través de la escucha, de la
observación de los gestos de los instrumentistas y cantantes, y de otras prácticas cotidianas
informales, las personas saben música aunque no sepan leerla y escribirla de la forma
tradicional. Por esta razón, esta propuesta se basa en la continuidad de esas experiencias
musicales adquiridas en la vida cotidiana y promueve la formalización de las mismas a
través de la intervención escolar.Los recorridos didácticos se proponen un espacio
destinado a profundizar los conocimientos musicales de los niños a través de experiencias
en las que participen como intérpretes, creadores y oyentes reflexivos. Las propuestas se
centran fundamentalmente en promover la comunicación y participación de todos los
alumnos en el desarrollo de tareas vinculadas con los modos de conocimiento musical tales
como la ejecución, la composición e improvisación y la audición.
Una de las características más salientes es su naturaleza fuertemente
procedimental. El énfasis estará puesto en el saber hacer que en este espacio adopta las
formas de saber tocar, saber cantar, saber improvisar y componer, saber escuchar, etc.
Desde la perspectiva planteada, se propone promover los aprendizajes:
- partiendo de los conocimientos informales adquiridos en la cultura,
- participando de clases en las que el fenómeno musical -ya sea desde el canto,
la ejecución, la improvisación y la escucha- siempre esté presente,
- definiendo conocimientos declarativos o conceptuales siempre como
consecuencia de la reflexión sobre una práctica que los enmarque,
- empleando el cuerpo y la gestualidad en la construcción de los
conocimientos musicales,
- utilizando los recursos tecnológicos disponibles, (entendiendo por
“disponibles” tanto aquellos que se pueden utilizar en la escuela, como aquellos que los
estudiantes manejan).
Se tratará de evitar situaciones tales como:
- la enseñanza centrada en la lectoescritura musical como un fin en sí mismo
dejando afuera a la música como experiencia de participación y comunicación.
- la enseñanza basada en el dominio declarativo de las estructuras musicales
tal como son definidas por la teoría musical.
“Las finalidades, los propósitos, los objetivos generales o las intenciones educativas, (...) constituyen el punto
de partida primordial que determina, justifica y da sentido a la intervención pedagógica” (ZabalaVidiella, 2000)
Clarificar las intenciones que sustentan nuestras prácticas en el aula, nos llevará a
adoptar un plan de trabajo para actuar en una situación y en momentos concretos. Para ello,
es necesario partir de una idea general que organice la tarea, aunque seguramente irá
rehaciéndose a medida que se desarrolla; pero las características globales del plan
concebido al principio se mantendrán en sus líneas generales.
El plan previo es lo que permite, paradójicamente, un marco para la improvisación
y creatividad docente. Así, el diseño ha de ser la reflexión y elaboración de un “curso de
acción” a realizar en un tiempo determinado.
“El diseño para los docentes significa profesionalmente un tiempo para dar oportunidad a pensar la práctica,
representándosela antes de realizarla en un esquema que incluya los elementos más importantes que intervienen en la
misma y que plantea una secuencia de actividades” (Gimeno Sacristán, 1988, citado en Gimeno Sacristán, 1999).
“Un plan es algo que da continuidad a la actividad, enlazando aspectos parciales del curriculum, temas
dispersos, actividades concretas. No sólo se logra de esa forma más coherencia, sino que también proporciona
comodidad y economía profesional” (Gimeno Secristán, 1999).
Cuando nos cuestionamos “para qué sirve lo que se va a hacer”, qué nos
proponemos que los alumnos realicen cuando llevamos determinados materiales musicales
al aula, estamos poniendo de manifiesto nuestra intencionalidad pedagógica. Si dicha
intención no existe, corremos el riesgo de llevar al aula propuestas atractivas, pero que no
favorezcan un proyecto formativo.
Al clarificar qué tipo de conocimiento se pretende que los alumnos alcancen y
cuáles serían, en consecuencia, los conocimientos previos que los chicos necesitan para
encarar la nueva propuesta, estamos llevando a cabo un plan de acción determinado a través
del cual ponemos en marcha el currículo, es decir el proyecto formativo que tiende al
progreso de los aprendizajes de los alumnos en cada una de las diferentes capacidades que
se ponen en juego al producir o escuchar música.
Por ejemplo, cuando llevamos al aula una nueva canción, nuestra elección de la
obra para ese grupo pudo estar motivada por diferentes razones de índole pedagógicas.
Podría ser que la factura de la melodía presente una determinada dificultad que le permitirá
al grupo progresar en términos de habilidades comprometidas en la afinación, la
respiración, la dicción y/o el juego concertante. Podría ser también que aunque se trate de
una canción la intencionalidad pedagógica no sea en relación con el canto, quizá la rítmica
de la melodía presente motivos rítmicos que servirán como base para la realización de un
proyecto instrumental en donde los chicos podrían alcanzar el dominio en la ejecución de
nuevos problemas rítmicos. Tal vez la factura de la obra destaque determinada estructura
que nos interesa que el grupo comprenda a través de la audición musical. Podría ser
también que se trate de otro aspecto no mencionado o más de una de las posibilidades
enunciadas.
Al sintetizar lo expuesto hasta aquí, para que un contenido se defina como tal
entonces es necesario que:
- signifique un nuevo desafío para quien aprende,
- haya una intencionalidad pedagógica que se refleje en la propuesta didáctica
por parte de quien enseña y finalmente que,
- las relaciones musicales que se proponen para el aprendizaje se encuentren
en las obras musicales seleccionadas.
En relación con esta última consideración cabe destacar también que, el hecho de
que determinado componente se encuentre en la obra musical no le da estatus de contenido
si la acción pedagógica no propone determinadas acciones para dirigir la atención del grupo
de los alumnos hacia ese componente. Por ejemplo, el hecho de que una canción este
organizada de acuerdo a una determinada estructura formal, el solo hecho que se encuentre
presente en la canción si desde la intencionalidad pedagógica no existe ninguna actividad
que direccione el pensamiento de los alumnos hacia ese componente, no significa que los
mismos construyan automáticamente el concepto de la organización formal.
El agrupamiento y distribución de los contenidos en los recorridos
didácticos
Las obras musicales, sean estas canciones u obras instrumentales, desde las cuales
se proponen las experiencias de producción y/o audición musical pueden funcionar como
un núcleo que agrupa contenidos dentro de un proyecto de clases y que, sucedido de otros
proyectos, funcionan a la manera de trayectos dentro de un recorrido. En este sentido el
agrupamiento y la distribución de contenidos en los recorridos didácticos refiere a cómo
organizar lo que se pretende enseñar, que cuestiones aparecerán juntas dentro de un
trayecto del recorrido y cuáles aparecerán integrando un trayecto anterior o posterior. Se
trata de presentar los contenidos de la forma más adecuada para propiciar un aprendizaje
significativo, interesante y que muestre la mayor cantidad de relaciones posibles entre
componentes dando lugar a experiencias variadas.
La cantidad de trayectos que integran un recorrido, queda a criterio de los
profesores en función de cómo, a partir de los intereses de un grupo y las características
institucionales, deciden organizar la tarea. La utilización de una sola obra musical por cada
trayecto del recorrido no es excluyente, ya que de acuerdo a la tarea propuesta es
susceptible que sean varias obras musicales la que integren un trayecto.
La tarea consiste en diseñar una secuencia de trayectos que guarden coherencia
entre uno y otro de manera tal de evitar experiencias deshilvanadas o dispersas y los
conocimientos disgregados. En este sentido, sería deseable que las propuestas entre uno y
otro trayecto atiendan a los diversos desempeños musicales cuidando que a lo largo del
recorrido el grupo de alumnos atraviese por experiencias de cantar, tocar, crear y escuchar
equilibradamente. Además la sucesión entre uno y otro proyecto del recorrido presentará al
grupo un nuevo desafío a resolver que posibilite el avance de los aprendizajes de los
alumnos.
El siguiente esquema se propone como organizador para pensar el agrupamiento y
la distribución de contenidos en los diferentes trayectos del recorrido:
-Audición de sonidos y
RECEPCIÓN relaciones sonoras1. Escuchar
-Audición de relaciones
musicales2
- Lo histórico, lo geográfico y
lo social.
CONTEXTUALIZACIÓN - Las manifestaciones
musicales y sus
protagonistas.
- El contexto sonoro.
1
Se refiere a la identificación auditiva de sonidos aislados o relaciones en las que podemos categorizar a un sonido más
grave o agudo, fuerte o débil etc. en relación con otro.
2
Se refiere a la identificación auditiva de componentes estructurales del discurso musical tales como la rítmica y métrica,
forma, textura etc.
Identificación auditiva
¿de qué?
Relaciones musicales
¿cuáles?
Formales
¿de qué tipo?
Introducción, Interludio y
secciones (repeticiones y
cambio)
digitales etc.
Ejecución Cantidad de partes del arreglo y
Concertada vinculación entre las mismas (sucesivas o
simultáneas).
Rasgos relevantes del discurso musical
Creación resultante, tipo de para la tarea (consignas
cerradas o abiertas), etc.
Consideraciones finales
Este trabajo se propuso presentar los recorridos didácticos como otra alternativa para pensar
la organización de la tarea del aula. Con ese propósito se buscó justificar y caracterizar la
propuesta, dejando fuera algunas consideraciones que por los alcances del trabajo no han
sido abordadas. No obstante resulta oportuno mencionar, aunque brevemente, algunos
criterios necesarios a la hora de pensar en la organización de un recorrido.
Las formas de utilizar el espacio y el tiempo son dos variables que influyen en la
determinación de las diferentes formas de intervención pedagógica. Las características del
espacio físico de la escuela, de las aulas, la distribución de los alumnos en la clase, y el uso
flexible o rígido de los horarios, la distribución del tiempo didáctico son factores que
pueden favorecer u obstaculizar la concreción del proyecto pedagógico.
El tiempo tiene un papel decisivo en la configuración de las propuestas de trabajo.
“Muchas de las buenas intenciones pueden desbaratarse si el tiempo no se considera como una auténtica variable en
manos del profesorado para utilizarla según las necesidades educativas que en cada momento se presenten.”
(ZabalaVidiella, 2000)
Referencias Bibliográficas
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Cantón Mayo (coord.) Las organizaciones escolares: hacia nuevos modelos,
Buenos Aires, Fundec.
Gimeno Sacristán, J. (1996). El curriculum: una reflexión sobre la práctica. Madrid,
Morata.
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López, I., Shifres, F. y Vargas, G. (2005): La enseñanza del lenguaje musical y las
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Shifres, F. (2007): La educación auditiva en la encrucijada. Algunas reflexiones sobre la
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Ciencias de la Educación, Uptc.
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Ciencias de la Educación. Universidad de León. Tesis Doctoral (inédita).
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Vargas, G. y López, I. (2010): Ontologías de la música en la enseñanza formal del lenguaje
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Zabala Vidiella, A. (2000). La práctica educativa. Cómo enseñar. Barcelona, Graó.